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MIGUEL ÁNGEL GRANADOS ATLACO

CIENCIA

Desde la antigüedad, una de las necesidades evidentes en el pensamiento humano es


la búsqueda de explicaciones y de las razones que circundan a los fenómenos. La
ciencia es la manera en que los hombres sistematizan el conocimiento y encuentran las
respuestas a esas interrogantes, generadas a partir de los hábitos intelectuales intuitivo
y demostrativo.
Al revisar los antecedentes históricos de las diversas culturas, se puede
identificar la existencia de los más variados intentos por explicar las cosas que el
hombre ha hecho a lo largo del devenir histórico, sin importar las latitudes, a lo cual no
escapa la cultura occidental.
Un ejemplo en este contexto, es el de la concepción griega de la ciencia, misma
que encontramos ilustrada en uno de los diálogos de Platón 1, Teetetes o de la ciencia,
texto en el que este filósofo aborda el tema que nos ocupa.
Diversos autores a lo largo de la evolución del conocimiento han pretendido
generar un concepto de lo que es la ciencia, por lo que en este apartado expondremos
algunos de estos intentos significativos.
En primer término recurriremos al filósofo alemán George Wilhelm Friedrich
Hegel (1770-1831), quien en el prólogo de su Fenomenología del Espíritu2 aborda una
serie de temas en los que explica aspectos altamente filosóficos relacionados con el
conocimiento: la esencia del espíritu, la importancia de definir las tareas científicas, el
desarrollo de la conciencia hacia la ciencia, la trascendencia del conocimiento de lo
filosófico y las exigencias para poder llevar a cabo un estudio filosófico. 3
En dicho texto explica que la forma inteligible de la ciencia es el camino hacia
ella asequible a todos e igual para todos, el llegar al saber racional a través del
entendimiento es la justa exigencia de la conciencia que accede a la ciencia, pues el
entendimiento es el pensamiento, el puro yo en general, y lo inteligible es lo ya
conocido y lo común a la ciencia y a la conciencia no científica, por medio de lo cual
puede ésta pasar de un modo inmediato a aquélla.
1
Platón, Diálogos, Colección Sepan cuántos, México, Editorial Porrúa, 2004.
2
México, Fondo de Cultura Económica, 1988, pp. 47-51.
3
Cfr., George Wilhelm Friedrich Hegel, Fenomenología del Espíritu, México, Fondo de Cultura
Económica, 1988, pp. 47-51.

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Por su parte, Karl Popper4, a través de una serie de disertaciones interesantes y


en las que plasma parte de su pensamiento, analiza diversos temas relacionados con
lo que llama algunos problemas fundamentales en el ámbito de la ciencia y de la
investigación.
La primera idea que llama particularmente nuestra atención y que compartimos
plenamente es la de que la tarea primordial de la lógica de la investigación científica (a
la que también denomina lógica del conocimiento) es ofrecer un análisis lógico del
método de las ciencias empíricas. La problematización de este autor se basa en los
siguientes temas: el problema de la inducción, la eliminación del psicologismo, la
contrastación deductiva de teorías, el problema de la demarcación, la experiencia como
método, la falsabilidad como criterio de demarcación, el problema de la “base
empírica”, y por último, la objetividad científica y la convicción subjetiva.
El que Popper llama “el problema de la inducción” es el cuestionamiento acerca
de que si efectivamente se encuentra justificación para las inferencias inductivas, o en
su caso, bajo qué condiciones se puede dar tal justificación, dicho de otra manera, se
trata de cuestionarse sobre cómo establecer la verdad de los enunciados universales
basados en la experiencia. En su apreciación, todo informe en que se da cuenta de una
experiencia no puede ser originariamente un enunciado universal, sino sólo un
enunciado singular. En cuanto al tópico, concluye Popper que las diversas dificultades
de la lógica inductiva son insuperables, ya que el intento de fundamentar el principio de
inducción en la experiencia lleva a una regresión infinita.
Resalta este autor la contrastación como medio para que una idea nueva pueda
ser sostenida, al reconocer que existe en todo descubrimiento un elemento racional; de
tal suerte que se hace menester la comparación de conclusiones entre sí con otros
enunciados pertinentes, a fin de hallar las relaciones lógicas que existan entre ellas,
esta actividad arrojará ciertos enunciados singulares, “predicciones”. Si las
conclusiones singulares resultan ser aceptables o verificadas, la teoría ha pasado con
éxito las contrastaciones.
Previo análisis del problema de la demarcación (consistente en encontrar un
criterio que permita distinguir entre las ciencias empíricas y los sistemas “metafísicos”),

4
Karl Popper, La Lógica de la investigación científica, Madrid, Tecnos, 1980.

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el maestro austriaco afirma que puede describirse la teoría del conocimiento, como una
teoría del método empírico y que la falsabilidad como criterio de demarcación no
presupone la inferencia inductiva, sino únicamente las transformaciones tautológicas de
la lógica deductiva.
Concluye Popper señalando que no es admisible la tesis de que en la ciencia
existan enunciados cuya verdad hayamos de aceptar resignadamente, por la simple
razón de no parecer posible su sometimiento a contrastes.
El tema de la ciencia también es estudiado por Max Weber 5, quien afirma que en
virtud de encontrarse la ciencia en un momento extremo de especialización, la vocación
del científico queda condicionada a ese hecho; considera que con base en la
especialización, el científico puede experimentar la sensación de plenitud, auspiciada
por ese acotamiento cognoscitivo.
Un atributo insoslayable para el que se dedica a la ciencia es el apetito por la
comprobación de hipótesis, ya que en opinión de Weber quien no busca esto carece de
vocación para la ciencia, a la par de considerar que se debe actuar con pasión,
condición preliminar de otra mucho más elevada y necesaria: la inspiración.
La personalidad es otro tema relevante para la vocación científica. Weber afirma
que sólo es posible considerar a alguien poseedor de personalidad cuando se entrega
de manera llana y simple al servicio de una causa.
En otro ejercicio comparativo, nuestro autor destaca que mientras una obra
artística puede considerarse como acabada, no sucede lo mismo con la ciencia, ya que
lo que se produzca hoy, será anacrónico años después; todo alcance científico
representa nuevos planteamientos y se encuentra predestinado a ser superado y a
envejecer.
Para Weber, la ciencia aporta a la vida práctica y personal lo siguiente 6:
 Suministra conocimiento acerca de la técnica previsible que permite
dominar la existencia.
 Suministra normas para razonar, instrumentos y disciplina para efectuar lo
ideado.

5
Max Weber, El político y el científico, México, Colofón, 2001.
6
Cfr. Op. cit., p. 83.

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 Da claridad para discernir respecto de posturas prácticas para afrontar un


problema importante.
Con la finalidad de ofrecer una visión panorámica de cómo se ha intentado
conceptuar a la Ciencia, abordaremos algunos ejemplos aportados por diversos
estudiosos de áreas del conocimiento variadas.
Guillermo Cabanellas afirma que se debe entender por ciencia al “conocimiento
verdadero de las cosas y de sus causas.” 7 En cambio, para Bertrand Russell la ciencia
“es un conjunto de conocimientos ciertos y probables, metódicamente fundados y
sistemáticamente dispuestos, según los grupos naturales u objetos.” 8
González Díaz Lombardo destaca el origen etimológico de la palabra ciencia,
que viene del latín scientia, cuyo significado es “conocimiento”; se trata del
“conocimiento sistematizado elaborado mediante observaciones y razonamientos
metódicamente organizados.”9 Este autor enfatiza en el tema al aseverar que la ciencia
se sirve de diferentes métodos y técnicas para adquirir y organizar los conocimientos a
partir de un conjunto de hechos objetivos y accesibles a varios observadores.
La aplicación de esos métodos y conocimientos conduce a la generación de
más conocimiento objetivo en forma de predicciones concretas, cuantitativas y
comprobables referidas a hechos observables pasados, presentes y futuros.
Con frecuencia esas predicciones pueden formularse mediante razonamientos
y estructurarse como reglas o leyes universales, que dan cuenta del
comportamiento de un sistema y predicen cómo actuará dicho sistema en
determinadas circunstancias.10
Juan Palomar de Miguel señala en su Diccionario para Juristas que la ciencia es
el “conocimiento de las cosas por sus principios y causas” 11, en tanto que Mario
Tamayo y Tamayo sostiene que se trata de un “conjunto de conocimientos racionales,

7
Guillermo Cabanellas, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, tomo II C-D, Buenos Aires,
Argentina, Editorial Heliasta, 1979, p. 140.
8
Bertrand Russell, La perspectiva científica, Barcelona, Ariel-Sex Barral, 1976, p.13.
9
Francisco González Díaz Lombardo, Introducción a los Problemas de la Filosofía del Derecho,
México, Botas, 1956, p. 211.
10
Ibid, p. 211.
11
Juan Palomar de Miguel, Diccionario para Juristas, México, Ediciones Mayo, 1981, p. 250.

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ciertos y probables, obtenidos metódicamente, mediante la sistematización y la


verificación y que hacen referencia a objetos de la misma naturaleza”. 12
José Ferrater Mora genera una equivalencia entre saber y ciencia, aclarando
que no obstante lo anterior existen saberes ajenos a la ciencia. Afirma que la ciencia
“es un cuerpo de doctrina metódicamente formado y ordenado que constituye un ramo
particular del humano saber. Es el conocimiento de las cosas por sus causas y razón.” 13
El filósofo bonaerense Mario Bunge dice respecto de la ciencia que se trata de
un conjunto de conocimientos “obtenidos mediante la observación y el razonamiento, y
de los que se deducen principios y leyes generales.” Explica que dicha expresión se
emplea en su sentido más amplio “para referirse al conocimiento en cualquier campo,
pero que suele aplicarse sobre todo a la organización del proceso experimental
verificable.”14
Kédrov y Spirkin explican de manera preclara el tema que nos ocupa, de la
siguiente manera:
Es un sistema de conocimientos en desarrollo, los cuales se obtienen
mediante los correspondientes métodos cognoscitivos y se reflejan en
conceptos exactos, cuya veracidad se comprueba y demuestra a
través de la práctica social. La ciencia es un sistema de conceptos
acerca de los fenómenos y leyes del mundo externo o de la actividad
espiritual de los individuos, que permite prever y transformar la
realidad en beneficio de la sociedad, una forma de actividad humana
históricamente establecida una producción espiritual cuyo contenido y
resultado es la reunión de hechos orientados en un determinado
sentido, de hipótesis y teorías elaboradas y de las leyes que
constituyen su fundamento, así como de procedimientos y métodos de
investigación.15
Por lo que hace a nuestra posición, nos permitimos concebir a la ciencia como
un sistema cognitivo con pretensiones de validez universal construido a partir de una

12
Mario Tamayo y Tamayo, Diccionario de investigación científica. México, Limusa, 2000, p.65.
13
José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía. Tomo I, España, Editorial Ariel, 1999, pp. 545, 546.
14
Mario Bunge, La Ciencia su Método y su Filosofía, México, Editorial Sudamericana, 2005, p. 9.
15
M.B. Kédrov y A. Spirkin, La ciencia, México, Editorial Nauka, 1968, p. 7.

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precisión de lo que se pretende explicar (objeto formal y material) y de la ruta idónea


para hacerlo (método).
En consecuencia, es ineluctable la revisión de la trascendencia del método en la
ciencia. Al respecto, Garza Toledo16 hace referencia a la diversidad de objetos como
determinante para la existencia de metodologías distintas, considerando que la
totalidad en el proceso del conocimiento científico representa una reconstrucción ante
los diversos objetos.
Por su parte, Bertrand Russell 17 señala al método científico como una negación
de la fantasía y considera que para establecer una ley científica es necesario que se
agoten tres etapas: observación de los hechos significativos, a partir de ello entonces
sentar hipótesis tendientes a explicar aquellos hechos; y una tercera fase consistente
en deducir de tales hipótesis, consecuencias que sean susceptibles de ser puestas a
prueba a través de la observación.
Agnes Heller18 sostiene que la realidad es una totalidad que al ser estudiada
requiere diferencias metodológicas por su diversidad intrínseca; en tanto que Piaget, al
referirse a los métodos, considera que existe una imposibilidad para introducir una
oposición entre las ciencias humanas y las ciencias naturales.
Covarrubias19 considera que existe una constante confusión en lo que son los
métodos y las técnicas y procedimientos, afirmando que son utilizadas por las distintas
disciplinas de manera diversa, en razón de la naturaleza de los aspectos estudiados, ya
que incluso dentro de cada disciplina puede diferir el uso y empleo de técnicas y
procedimientos.
Al estudiar la experimentación, este autor enfatiza en la consideración de que
representa la prueba máxima de distinción metodológica entre las ciencias naturales y
las ciencias sociales; en cuanto al método, lo concibe como la manera en que se
obtiene el conocimiento, cuya revisión se da a partir de los esquemas operativos y de
las fases lógico-racionales.

16
Citado por Francisco Covarrubias Villa, El modo científico de apropiación de lo real, México, CCH-
Sur, 1990, p. 125.
17
Citado por Francisco Covarrubias Villa, op. cit., p. 130.
18
Ibidem, p. 132.
19
Francisco Covarrubias Villa, op. cit., pp. 125-153.

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Gramsci20 al hablar de los sistemas operativos los eleva al nivel de métodos, lo


cual puede ser considerado erróneo, ya que es criticable la utilización de un método
ajeno al que queda determinado a partir de cada investigación, derivado de un método
tipo.
En el caso del marxismo, el método se concibe como una reproducción del
pensamiento que se extiende a la estructura y el desarrollo del objeto, dando
preponderancia a la génesis lógica frente a la génesis histórica; esta escuela considera
al sujeto como parte del todo y como creador de la realidad, hablando también del
método dialéctico, considerándolo como la antítesis directa del método hegeliano, en
función de las concepciones ontológica y epistemológica. Marx dice que la ciencia es
producto y productora de la historia, que la historia crea a las ciencias y las ciencias
participan en la creación de la realidad.
Covarrubias habla de seis cuestiones sobre los alcances del planteamiento
marxista: el conocimiento científico se inicia en el campo de la naturaleza, por tanto, el
conocimiento de la naturaleza es conocimiento del hombre; los objetos que produce el
hombre son transformaciones de la naturaleza, cuyo conocimiento permite imponerse
de las facultades humanas; es una facultad del hombre humanizar la naturaleza; el
proceso histórico de apropiación cognitiva de la naturaleza es un proceso de
apropiación de la misma; la división del trabajo implica la división del conocimiento; por
último, las tendencias del desarrollo del conocimiento se dirigen a la unicidad científica
representativa de un reencuentro del hombre con su pensamiento y su naturaleza.
A manera de colofón, podemos afirmar que toda construcción científica se
compone de dos partes: el método o continente y la doctrina o contenidos, siendo una
parte inseparable de la otra, ya que no existe doctrina alguna que no provenga de un
método, ni método que no engendre doctrina, siendo éste un elemento esencial para la
ciencia.
Como parte de esta afirmación, debe considerarse el método, más que como un
factor adjetivo y transitorio, como un elemento sustantivo y estable, al ser insoslayable
su presencia y los resultados que genera.

20
Citado por Francisco Covarrubias Villa, op. cit., p. 136.

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El método es genético, sin duda, pero como la doctrina no existe objetivamente,


sino sólo en la inteligencia humana, conlleva una especie de génesis permanente, en
inicio y comprobación perpetua.
La metodología, en cuanto disciplina del método a seguir en el operar de una
materia científica, constriñe autoconocimiento de la ciencia de que se trata, puesto que
en la metodología, la ciencia misma se convierte en objeto de nuestra reflexión.
En toda ciencia es indispensable un método, de lo cual no están exentas las
disciplinas que estudian al Estado.
Con base en una distinción pertinente entre las ciencias sociales y las llamadas
ciencias naturales, Sartori21 va generando un marco teórico para explicar la naturaleza
de cada una de estas categorías cognoscitivas.
Un tema imprescindible para entender la separación entre ciencias naturales y
ciencias sociales es la materia prima de sus respectivas construcciones, ya que para
este autor predominan en las ciencias naturales las determinaciones causales,
mientras que en las ciencias sociales mandan las indeterminaciones causales, jugando
un papel preponderante el rol de la causa-efecto, al entender que el conocimiento
científico atiende a la búsqueda de explicaciones causales, sin que le satisfagan
aplicaciones de otro tipo.
Sartori resalta el caso de la Economía entre el universo de las ciencias sociales,
la cual ha logrado la sistematización de su lenguaje, ello gracias a que el economista
observa comportamientos económicos expresables en valores cuantitativos, por ende,
concluye que la Economía está más avanzada porque es más fácil su objetivo.
Los conceptos en la investigación juegan un rol primordial, ya que sin ellos, la
investigación se empantana y no llega a nada. Por esta razón, el autor dedica espacio
a la revisión de cómo se forman los conceptos. El concepto es una unidad del pensar,
si cuenta con referentes, tiene un carácter empírico (es observable), de lo contrario, se
trata de conceptos teóricos.
En cuanto a lo que es una definición, Sartori afirma que la tónica es eliminar los
malentendidos, considerando que cada autor debe declarar con qué significado utiliza
una palabra determinada. Distingue a las definiciones caracterizadoras siendo las que
21
Giovanni Sartori, La política, lógica y método en las ciencias sociales, México, Fondo de Cultura
Económica, 2002, pp. 56-83.

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entrecruzan los problemas de la riqueza connotativa del concepto y de su


especificación en características, por tanto, son definiciones complejas.

Con la importancia de la lógica en la conformación del método como punto de


partida, Sartori alude al tema del tratamiento disyuntivo y continuo, para llegar al tópico
de las clasificaciones, afirmando que una clasificación es un tratamiento lógico basado
en un criterio, que permite la distribución de datos exhaustivos en clases excluyentes,
es decir, el agrupamiento hará asequible una distinción más clara.

En cuanto a qué debe entenderse por datos, este autor señala que son
informaciones colocadas dentro de expresiones y recogidas en función de las palabras
preseleccionadas.

Otro tema de particular interés es el de las escalas de abstracción y las reglas de


transformación, donde se explica que la connotación es el conjunto de las
características o propiedades que constituyen un concepto, en tanto que la denotación
es la clase de objetos a la cual se aplica el concepto.

Un criterio importante para determinar el status científico de una ciencia, lo ubica


Sartori en la teoría que desarrolla cada una de ellas; así, se produce menos por defecto
de instrumentación lingüística o por carencia de método lógico, por negligencia
metodológica, incluso este autor alude a la necesidad del control, enfocado a la
comprobabilidad, no sólo en el contexto de la investigación, sino también, en el
contexto de la aplicación.

Immanuel Wallerstein22 nos ofrece una perspectiva interesante de lo que sucede


en la actualidad con las ciencias sociales, en función del papel protagónico que han ido
adquiriendo en el ámbito metodológico y de la necesidad de recurrir a los denominados
“estudios de la complejidad”.
Fernand Braudel a su vez reconoce en las ciencias del hombre una situación
crítica, externando lo siguiente: “…desearía que las ciencias sociales dejaran
provisionalmente de discutir tanto sobre sus fronteras recíprocas, como sobre lo que es
o no ciencia social, lo que es o no estructura... Más bien que traten de trazar, a través

22
Immanuel Wallerstein, El fin de las certidumbres en ciencias sociales, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, 1999.

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de nuestras investigaciones, las líneas, si es que las hay, que orientarían una
investigación colectiva, también los temas que permitirían alcanzar una primera
convergencia.” 23
Pablo González Casanova24 también encuentra una imperiosa necesidad de
buscar un nuevo paradigma que permita la reestructuración de las ciencias sociales, al
considerar que los paradigmas actuales presentan conceptos desarticulados y difusos,
así como problemas de rigor y congruencia.
Francisco Covarrubias Villa afirma por su parte que una distinción importante
para entender a la ciencia se basa en el objeto de conocimiento, así tenemos dos
grandes grupos en los que se aglutinan las disciplinas científicas: las ciencias naturales
(caracterizadas por una aprehensión de la realidad a partir de procesos de producción
y reproducción físico-biológica de las cosas) y las ciencias sociales (cuya perspectiva
es la de los procesos de generación de las relaciones sociales).
Hegel también ofrece una clasificación de la ciencia cuando distingue el
conocimiento de la naturaleza del conocimiento de la sociedad, considerando que en el
primero de ellos el hombre encuentra en la misma naturaleza su propia esencia, en
tanto que en el conocimiento de la sociedad, el hombre genera fantasías llenas de
subjetividades al considerarse apto para emitir juicios a partir de una posesión
filosófica; este pensador considera que la ciencia se empobrece al elevar el
conocimiento ordinario a un nivel científico, ya que todos los seres humanos creemos
tener la facultad para construir teorías y explicaciones.

23
Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, Madrid, Editorial Alianza, 1989, p. 23.
24
Pablo González Casanova, Reestructuración de las ciencias sociales: hacia un nuevo paradigma.
En Ciencias Sociales: algunos conceptos básicos, México, Siglo XXI- Universidad Nacional Autónoma
de México-Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, 1999, pp. 3-25.

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