Él sabía que era diferente: el espejo le reflejaba una imagen de color negro
mientras que sus padres eran blancos como la nieve. Por sus diferencias físicas
podía darse cuenta que ellos no eran sus padres biológicos. En la escuela recibía
todo tipo de sobrenombre e insultos por su color de piel. Un día después de un
recreo, apareció en el aula con su cara, brazos y piernas llenas de talco. Las
maestras le preguntaron el por qué había hecho eso y simplemente contestó que
no quería ser negro. Nadie supo qué hacer. Meses después, él no regresó a la
escuela…
Estas personas sin hogar, sin trabajo, con problemas de desempleo, adicciones,
violencia doméstica, lo que supone un gran reto para la maestra Bess quien se
integra al trabajo con entusiasmo y grandes expectativas. No obstante, el lugar no
cuenta con los recursos ni implementos necesarios para llevar a cabo a labor de
educar. Ella pone todo su empeño y recursos propios en hacer del lugar un
espacio confortable para los niños.
Además del aporte material, la maestra se concentra en educar desde los valores
y principios morales, haciéndolos entender que pueden modificar el esquema de
valores que han aprendido y que han asumido como los únicos que existen, con el
objetivo de suministrarles nuevas herramientas psicológicas de afrontamiento.