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Política Económica

Nuestra Gran Depresión (1998-2002):

La caída del ingreso en argentina entre el 1998 y el 2002 puede estimarse en un 20%.
La tasa de desempleo en las ciudades más importantes del país llegó a un 21,5%. Se
trataba de la retracción productiva más profunda y prolongada de la Argentina.
Crisis algo más suave que la de EEUU desde el crack del 1929 hasta el 1933.

¿Cómo ocurrió la crisis en la Argentina? Sobrevolemos los hechos que llevaron al


abandono de la convertibilidad a principios del año 2002 antes de entrar en la
discusión sobre las causas que condujeron a ese final. Los años 1999, 2000, 2001 y
2002 tiene cada uno sus características.

El año 1999 se destacó por las malas noticias del exterior y por el debate a cómo
reaccionar frente a ellas. La devaluación de la moneda brasileña, la apreciación del
dólar frente el resto de las monedas del mundo, la consecuente caída de precios
externos de la argentina, la fuga a la calidad de los capitales, venia insinuándose
desde el 1998 que se terminó manifestando en el 1999. En ese contexto surgió la idea
de la dolarización como última ratio en el caso de que la crisis se profundizara.

En el año 2000 coincidió con la presidencia de Fernando de la Rúa. Este gobierno


busco generar confianza suficiente como para revertir o moderar la salida de
capitales que se manifestaba en un aumento prima de riesgo país y dificultaba la
recuperación económica. José Luis Machinea se basó en la austeridad fiscal. El
gobierno de ese entones supuso que la prudencia presupuestaria, en las cuentas
públicas, conduciría a una reducción riesgo país y que los efectos expansivos de la
caída en la tasa de interés excederían cualquier influencia contractiva que pudiera
tener el ajuste fiscal. Se concebía que una fuerte señal de austeridad podía ser
suficiente para convencer a los mercados de la vocación por la responsabilidad fiscal
que se diferenciaría de la mala administración de los radicales y de la laxitud
presupuestaria de Menem.

El gobierno de la Alianza comenzó con aumentos impositivos, y luego se procedió a


recortar gastos y a establecer topes en las transferencias que la nación hacia a los
tesoros de las provincias. Esto no ayudo a atraer los capitales ni despertar la
actividad económica. De a poco la economía argentina paso a estar en foco de los
inversores internacionales como candidato a incumplir sus compromisos financieros.
A fin de año, se negoció un préstamo de los organismos internacionales destinado a
cubrir el capital en los vencimientos de deuda que la ausencia de financiamiento
privado dejaría abiertos.

El año más crítico de las crisis fue el 2001, precisamente en el mes de marzo. Fue el
mes de mayor salida de depósitos del sistema financiero a lo largo de toda la década
de convertibilidad. La crisis económica barrió el escenario político, Machinea fue
remplazado por López Murphy en ese mes (marzo), un economista netamente
ortodoxo. Esto genero un rechazo de gran magnitud en el partido de gobierno, que
se terminó optando por Cavallo, quien puso en segundo plano la cuestión fiscal y se
inclinaba por resolver el problema incrementando la tasa de crecimiento económico.
Para Cavallo, el problema central de la convertibilidad, era una escasa competividad,
como consecuencia de la devaluación de prácticamente todas las monedas frente al
dólar y al peso, de un par de años de retroceso de la productividad y de una política
tributaria gravosa para que la producción argentina compitiera con la extranjera,
dentro y fuera del país. Cavallo utilizó los aranceles a los bienes de consumo, que
aumentaron hasta los topes permitidos por la Organización Mundial de Comercio, y
se redujeron impuestos para diversos sectores de bienes. Luego se anunció, para
evitar el perjuicio de las devaluaciones extranjeras, que el valor del peso no sería el
mismo al de un dólar. El efecto de esta medida sobre la competividad era nulo,
porque entraría en vigencia cuando la moneda europea y la norteamericana se
equipararán, por ende, no implicaría una devaluación. El costo del anuncio fue
inmediato, ya que se percibió como un debilitamiento del compromiso de la
Argentina con la convertibilidad.

El sector real de la economía no reacciono de buena forma a las medidas de Cavallo,


los mercados financieros respondieron, pero para mal. El deterioro de la situación
fiscal necesitó la urgente atención del gobierno, que paso a ocupar la escena
principal del segundo semestre del 2001. Los 3 hitos en “la lucha por evitar la
cesación de pagos y la devaluación” fueron un canje de deuda de corto plazo por
otra de vencimientos más largos, pero con intereses más gravosos; el anuncio de una
política de “déficit cero” según la cual los gastos se ajustarían mes a mes a los
ingresos públicos; y, por último, otro canje de deuda, que prolongaban aún más los
vencimientos, esta vez con intereses reducidos. Para ese entonces era inevitable el
abandono a la convertibilidad.

La caída de los depósitos fue de tal magnitud que el gobierno decidió restringir los
retiros de efectivo para evitar la caída de los bancos: los pesos en las cuentas
bancarias seguían siendo convertibles en dólares, y los pesos en efectivo con dólares
en efectivo, pero no existía la convertibilidad entre el dinero en efectivo con el
sistema bancario.

Todo exploto en diciembre de ese año en medio de manifestaciones callejeras


violentamente reprimidas y saqueos a comercios. Así, renuncio Cavallo y de la Rúa. El
partido Justicialista se hizo cargo del poder inmediatamente. En la última semana del
2001, Rodríguez Saá, presidente por una semana, anuncio que Argentina no pagaría
en tiempo y forma la deuda pública. En la primera semana del 2002, el gobierno de
Duhalde decretó el final de la convertibilidad.

¿Por qué cayo la Argentina en la mayor crisis económica de su historia? ¿Por qué
pasó la Argentina de ser una de las economías de más alto crecimiento a principios
de los ’90 a experimentar la recesión más aguda que una economía capitalista haya
sufrido en tiempos de paz en el periodo posterior a la segunda guerra Mundial?
Existen diversas explicaciones. Algunas ponen énfasis en situaciones no
estrictamente económicas: el deterioro institucional durante el periodo de Menem, la
escasa capacidad de los políticos para lograr acuerdos, o para administrar el estado o
hasta una resistencia de los Argentinos para aceptar los comportamientos favorables
al crecimiento económico, como el ahorro o el respeto a las leyes.

En cuanto a las explicaciones propiamente económicas, vamos a dividir la discusión


en 2 problemas distintos pero relacionados. Primero, qué fue lo que inicio la crisis.
Segundo, cuáles fueron las causas que la hicieron tan prolongada y profunda.

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