El fonema es una unidad abstracta que representa los sonidos que producimos cuando
hablamos. Puesto que un mismo enunciado consta de sonidos distintos en boca de distintas
personas, nos resultaría imposible comunicarnos si tales diferencias tuvieran valor significativo,
ya que una palabra tendría tantos significados como hablantes la pronunciaran. En este sentido,
de los sonidos que percibimos como oyentes en cualquier conversación, solo nos quedamos con
la información sonora que nos resulta relevante desde el punto de visto informativo. Dicha
información está contenida en el fonema, que, según Quilis (1993), es “la unidad lingüística
más pequeña, desprovista de significado, formada por un haz de rasgos distintivos” (p. 27).
Para determinar los fonemas que constituyen una lengua, es necesario recurrir al principio de
conmutación, que consiste en sustituir un fonema por otro en una palabra, de modo que si se
produce un cambio de significado estaremos ante dos fonemas diferentes. Esto ocurre, por
ejemplo, en la palabra elefante: si sustituimos el fonema /f/ por el fonema /g/, obtendremos dos
palabras diferentes, es decir, un par mínimo (dos palabras con distinto significado que se
distinguen solo por un fonema). Por tanto, la cualidad más relevante del fonema como unidad
de la lengua no es su capacidad significativa (ya que carece de significado, como hemos dicho)
pero sí su valor distintivo, ya que nos permite distinguir unos fonemas de otros para constituir
palabras con significados diferentes.
a) El lugar de articulación
El lugar de articulación es la zona de la cavidad supraglótica en la que se aproximan o
unen dos órganos articuladores. En función de ello, se distinguen los siguientes
lugares de articulación1:
b) El modo de articulación
Es la forma en que sale expulsado el aire por la cavidad oral, que está condicionada por los
obstáculos que encuentra a su paso. En el caso de las vocales, se toman en consideración
dos factores relacionados entre sí: la posición de la mandíbula inferior y el grado de
abertura de la boca, que está determinada por la primera. En este sentido, se distinguen los
siguientes modos de articulación:
3 Como la r de caro.
4 Como la r de rápido.
5 Se representa con la letra j y g (+ e, i).
2. Las consonantes líquidas
Los fonemas consonánticos líquidos son el fonema vibrante simple (/ɾ/) y el alveolar lateral
(/l/). Se distinguen del resto de fonemas consonánticos porque presentan tanto
características propias de las consonantes como de las vocales. En este último caso, pueden
combinarse con otras consonantes (lo cual es una propiedad de las vocales) para formar
grupos consonánticos, como se observa en palabras como trabajo o plato, por ejemplo.
3. Los archifonemas
Como ya hemos indicado con anterioridad, los fonemas se diferencian entre sí por sus
rasgos distintivos; sin embargo, las diferencias existentes entre determinados pares de
fonemas tienden a neutralizarse en posición final de sílaba. Esto implica que una palabra se
puede pronunciar con dos fonemas distintos sin que ello modifique el significado de la
palabra; simplemente se percibirá una pronunciación distinta pero no un significado
distinto. Esto ocurre, por ejemplo, con la palabra AMOR, que puede pronunciarse con el
fonema vibrante simple o vibrante múltiple sin que ello origine palabras diferentes con
significados distintos. Cuando se da esta circunstancia, estamos ante un archifonema, que es
la unidad resultante de la neutralización de las diferencias existentes entre dos fonemas en
posición implosiva (final de sílaba). Los archifonemas se representan con letras mayúsculas
en la transcripción fonológica y utilizan los mismos signos en los dos alfabetos (tabla 1).
Es muy importante tener en cuenta que los archifonemas solo pueden aparecer en posición
implosiva, ya que en otro contexto cada fonema conserva su carácter distintivo. Podemos
observar esto en las palabras CARO y CARRO, en cuyo caso no se podrá transcribir
/’kaRo/, ya que estaríamos indicando que se puede pronunciar tanto /’kaɾo/ (caro) como
/’karo/ (carro), lo cual no es cierto. En cambio, en el caso de AMOR, se transcribiría
/a’moR/ porque podemos pronunciar la palabra de dos formas sin modificar su significado.
4. Los alófonos
La mayoría de los fonemas ve modificado alguno de sus rasgos distintivos al entrar en
contacto con otros fonemas. Esto se debe a los procesos de coarticulación, es decir, a los
movimientos que necesitan hacer los órganos articulatorios para pasar de un sonido a otro.
Como consecuencia de esto, los fonemas contiguos se influyen entre sí traspasándose
determinados rasgos para facilitar la pronunciación, lo cual origina los alófonos, que son las
posibles realizaciones de un fonema en función del contexto en el que aparezca. Los
alófonos solo se reflejan en la transcripción fonética. A modo de ejemplo ilustrativo,
presentaremos los alófonos del fonema /b/:
[b] (oclusivo): se pronuncia así cuando el fonema /b/ aparece tras un silencio (ven o
bueno) o tras consonante nasal (un vaso; cambio).
[]: (fricativo): se pronuncia así en el resto de contextos.