Las fuertes críticas de los años setenta a la institución escolar, como un órgano
obsoleto, ineficaz, mal organizado y excesivamente gravoso para la sociedad, son
maximizadas con la crisis económica del 73, que puso en duda las instituciones
capitalistas y el bienestar burgués occidental, otorgando espacio para la
incertidumbre en lo futuro. La educación fue tachada como responsable de este
declive económico.
Bajo este contexto, en 1970 Bourdie y Passeron (2001) publican una ácida crítica la
sistema escolar y la labor docente. Lo que denominan como “acción pedagógica”, es
un medio para ejercer violencia simbólica que impone una cultura de clases
dominantes o dominadas, por tanto reproduce la segregación, ya sea que la
enseñanza sea ejercida por un docente o un miembro del grupo familiar, porque la
relación de comunicación pedagógica en sí es impositiva y arbitraria, seleccionando
significados según la clase o grupo y la arbitrariedad cultural de quien enseña, y
generando prácticas determinadas en el educando (habitus). Para estos autores la
escolaridad obligatoria generaba en las clases dominadas que éstas reconozcan un
saber y un saber hacer legítimos y exclusivos (por ejemplo, derecho, medicina, arte),
desvalorizando su propio saber y prácticas, participando así de un mercado de
productos materiales y simbólicos que son producidos casi monopólicamente por las
clases dominantes. Enlazan de este modo, el sistema de enseñanza como reproductor
de necesidades de la sociedad de consumo. En el pensamiento de Illich la
institucionalización en general, impidió la satisfacción de las necesidades simples
(como el querer saber, el transportarse o el ser curado), generando segregación y
nuevas definiciones de pobreza. La industrialización y la tecnologización han traído
beneficios pero también han generado nuevos problemas sociales, como la
contaminación, la excesiva programación que anula la autonomía y potencia la
anomia y la frustración.
Everett Reimer (¿?-1998) causó gran impacto social en 1974 con su obra La escuela
ha muerto, que radicaliza no tan sólo las críticas a la institución escolar; que en los
años sesenta y setenta se posicionaban como la vanguardia del progreso y desarrollo
del planeta, sino también un conjunto de argumentos cargados de sentido común que
debían conducir a la desaparición de los recintos escolares. Según este autor, la
escuela sólo custodia a los alumnos al tiempo que suprime su creatividad y reprime
la espontaneidad intelectual de los niños y jóvenes. La alternativa que propone
Reimer coincide en buena parte con la expuesto por Illich, ya que también se apoya
en la tecnología educativa al ser ésta capaz de acumular información sobre los
objetivos y contenidos educativos y ponerlos a disposición de los ciudadanos.
Reimer insiste en la reconversión del profesor, hacia su pleno desarrollo funcional
en lo educativo y formativo, el que deberá transformarse en un consultor dispuesto a
asesorar a los alumnos para cubrir sus necesidades e intereses educativos.
2)Ni unas nuevas actitudes de los maestros hacia sus alumnos, ni el desarrollo de
nuevas herramientas y métodos, ni el intento por ampliar la responsabilidad de los
maestros hasta que englobe las vidas completas de sus alumnos dará por resultado la
educación universal.
4)No sólo hay que desescolarizar las instituciones del saber, sino también el ethos de
la sociedad. Ahora bien, el interés de Illich por la escuela y los procesos de
escolarización surge a raíz de su trabajo educativo en Puerto Rico y, más
específicamente, con educadores americanos preocupados por el rumbo que ven
tomar a las escuelas públicas en su país. El propio Illich consigna esto cuando
señala, en la introducción de La educación desescolarizada, que debe a Everett
Reimer el interés que tiene por la educación pública agregando que, “hasta el día de
1958 en que nos conocimos en Puerto Rico, jamás había puesto en duda el valor de
hacer obligatoria la escuela para todos Conjuntamente hemos llegado a percatarnos
que, para la mayoría de los seres humanos, el derecho a aprender se ve restringido
por la obligación de asistir a la escuela”(Illich,1985:3).
El propio Illich una vez que denuncia estos grandes mitos de nuestra sociedad,
propugna en su obra La convivencialidad lo que podríamos denominar una
revitalización de la propia vida. Esta revitalización de la existencia pasa por
aligerarla de las distintas cataduras institucionales que, según él, la violentan. La
ciencia, la escuela o la medicina, en cuanto saberes institucionalizados, imponen
limitaciones al entendimiento que anula la interacción humana espontánea y
original. En definitiva, las instituciones no sólo no nos ayudan a vivir una vida
mejor, sino que, enfatiza Illich, nos sustraen por completo la posibilidad de ella. Así
lo expresa con toda claridad: "No somos capaces de concebir más que sistemas de
hiper-instrumentalización para los hábitos sociales, adaptados a la lógica de la
producción en masa. Casi hemos perdido la capacidad de soñar un mundo en donde
la palabra se tome y se comparta, en donde nadie pueda limitar la creatividad del
prójimo,en donde cada uno pueda cambiar la vida" (Illich,1978).
Dentro de su propuesta, este autor plantea las siguientes alternativas para garantizar
el derecho a la educación : una de cariz tecnológico, ya que la escuela se sustituiría
por un banco de conocimientos donde todo el mundo podría aprender. Esto se puede
conseguir gracias a los medios tecnológicos y audiovisuales. Junto con estas
instituciones Illich propone dotar a las familias de una renta educativa inversamente
proporcional a su nivel de riqueza y que esta podría ser consumida por el sujeto a
través de toda su vida y en función de sus necesidades de aprendizaje. En definitiva
Illich pretende suprimir la presión y coacción y estimular las opciones voluntarias,
que garanticen la formación permanente de los ciudadanos.
Para revertir esta situación, Goodman señala que es necesaria de algún modo la
comunidad educativa vivencial (la convivencia tradicional entre discípulos y
maestros). Por ello propone una solución mixta, así desaparecería al menos en parte,
el peligro de institucionalización estatal de la educación y la asunción de la misma
por una sociedad civil que no estaría atomizada, sino que, organizándose, cambiaría
al mismo tiempo escuela y sociedad. Goodman era más partidario que Iván Illich de
las escuelas alternativas o paralelas. Para los más pequeños,la escuela se concibe
como un edificio no obligatorio, descentralizado, y subdividido en pequeñas
unidades o casas Club, con el fin de personalizar la educación y aumentar su
eficacia, sin exámenes ni calificaciones. La enseñanza técnica sería asumida por las
empresas, para que mediante una formación directa los futuros trabajadores fuesen
aprendiendo la autogestión. Finalmente, la universidad también tendería a
descentralizarse en una red de grupos autónomos de estudios. De este modo, la
auténtica educación, es decir, el autodidactismo o aprendizaje autónomo, podría
darse en una nueva sociedad, que él la situaba en el plano de la utopía como la
ciudad educativa, un proyecto comunitario donde todos los sectores y adultos de la
ciudad cumplirían una función educativa: se trata de que sea la ciudad la que
eduque, y no la escuela.
Edgar Faure (1908-1988) fue un destacado abogado y político francés quien tuvo la
convicción de que la computadora podría desarrollar un aprendizaje eficaz, y que
crearía un diálogo con el alumno, estimulando el desarrollo autodidacta y además
facilitando la educación permanente, necesaria para los adultos al tener que
enfrentarse a una sociedad que se desarrolla e innova rápidamente. Los recursos
tecnológicos deben servir a la educación para “desarrollar en el individuo una toma
de conciencia científica de los métodos de adquisición y utilización de los
conocimientos” (Faure,1973:205). Este autor da cuenta de la formación de escuelas
alternativas a la tradicional, durante la década del sesenta: escuelas polivalentes (y
con espacios polivalentes, cuya arquitectura puede ser cambiada según la necesidad
del momento), universidad libre a distancia, universidades sin muros. Aboga por la
apertura de la escuela a la comunidad, concebida como un centro cultural abierto y
donde los padres puede participar el la elaboración de la educación (como pasa en
las escuelas comunitarias). Reafirma la idea de que la educación debe ser un
elemento de liberación., y que se debe construir en forma individual y colectiva.
Unos años más tarde, en vista de que sus intentos no fructificaban, y al observar que
las diversas reformas educativas que se elaboraban desde la administración
educativa no se orientaban hacia su modelo educativo, Holt adopto una postura más
radical apoyando el movimiento de la “Escuela en Casa”. Creó su propia revista
( Crecer sin escuela, en 1977 se ha seguido publicando hasta el 2001), primera
revista en Estados Unidos que trataba el fenómeno Homeschooling. Este particular
planteamiento de desescolarización, resulta de una manera eficaz en la práctica y
deja de concebirse sólo como una alternativa teórica o como una crítica más a la
institución escolar .Al formular ésta alternativa de educación, Holt sostiene suprimir
la escuela convirtiendo a la familia en centro educativo, en un sentido amplio,
unschooling describe un enfoque donde los métodos de educación no están basados
en la escuela, si no que los hijos se formarán en el propio hogar con la tutoría y
supervisión de sus padres y familiares y la asesoría externa de especialistas a través
de revistas y bibliografía elaborada. Para los defensores de esta práctica educativa, la
familia está en mejores condiciones de formar el sentimiento, la voluntad y la
sensibilidad, así como facilitar la educación moral y social. En el ambiente familiar
los niños se autogobiernan y desarrollan sus actividades educativa ,previamente
consensuadas con sus padres, y los quehaceres que le corresponden dentro de la
unidad familiar.
Holt, Mac Luhan e Illich son radicales al proponer que solamente fuera de la
institución escolar puede producirse un aprendizaje significativo, abogando por el
libre acceso de recursos para obtener información (ya sean libros, computadoras,
búsqueda de especialistas, etc) y rompiendo con la brecha que crea la escuela para
acceder al conocimiento, al legitimar sólo lo que es enseñado dentro del aula por un
profesional, sin validar ni promover al autodidacta. La profesión docente es
innecesaria, pues debe existir el espacio para aquel adulto quien quiera compartir sus
conocimientos pueda enseñar, sin la obligatoriedad de tener un título, independiente
si es familiar o no del educando.
Creemos que en este sentido resultaría útil hacer un cruce entre las ideas de Illich y
las de Paulo Freire, ya que éste último fundamenta su proyecto educativo basado en
la praxis, con el propósito de crear humanización, de liberar al hombre de todo
aquello que le impide ser persona mediante la transformación del ser humano en
base a su sentido crítico. Freire en este sentido es consciente de que la sociedad
actual posee una dinámica estructural que conduce a la dominación de las
conciencias, lo que se traduce en una pedagogía que responde a los intereses de las
clases dominantes. Los métodos que esta pedagogía utiliza no pueden servir a la
liberación de los oprimidos señala Freire, sino más bien pretende impartir entre
éstos, la ley del temor o el castrante paternalismo.
Este autor va ir aun mas lejos al señalar que al educar a los individuos como entes
críticos del mundo y del sistema social que les rodea no sólo lograrán “liberarse”
sino que además serán capaces de proponer nuevas, mejores y más justas formas de
plantearse la vida social. En definitiva si aceptamos que la escuela nos condiciona
para “obedecer “ en la vida, estaríamos también aceptando que es muy posible que
se nos condicione para definir nuestros gustos, intereses y necesidades, aceptando de
buena gana lo que se nos “vende” a través de los medios de comunicación, como
hijos “obedientes” de un sistema impuesto. Por lo mismo , y tomando los
argumentos de Illich, es también claro que al individuo formado y condicionado a
“pasar de curso”, o si lo leemos de otra manera a “subir de nivel” se le hará mucho
más fácil aspirar a obtener los mismos beneficios que tienen los del “nivel superior”,
por tanto como en la etapa escolar se aspira a “pasar de curso”, en la etapa laboral
también se aspirará a tener los mismos estándares de vida de los sujetos de “nivel
más alto”, o simplemente el estándar de vida de algún cercano que tiene otra
posición social, y que en definitiva gana más dinero y puede comprar “más y
mejores cosas”. La educación en consecuencia es ponderada y validada respecto a la
consecución de bienes y servicios, y no a su finalidad esencial correspondiente al
desarrollo humano.
•La escuela no se puede reformar, se debe abolir. Illich está en contra de todo tipo de
escolarización y de educación progresiva: escuelas libres, escuelas en comunidades
etc. En este sentido, Freire no hizo un análisis de la escuela misma -de hecho su
trabajo se baso precisamente en aquellos que no asistían al colegio- sino en contra
del tipo de educación que tomaba parte en ella
Este alcance de la libertad de enseñanza y, en concreto, del derecho que los padres
tienen a determinar el tipo de educación que han de recibir sus hijos y el ejercicio
mismo de ese derecho puede traducirse en diversas legítimas opciones. Y, a la luz de
lo aquí expuesto, una de esas opciones es justo la de no llevar a sus hijos a centro
escolar alguno, la de educarles al margen de la institución escolar tradicional, o,
dicho en términos positivos, la de proporcionarles una educación doméstica.
La escuela en casa (homeschooling)
Heredada a partir de los principios menos radicales de Holt, es una opción educativa
fuera de las escuelas, que se ha ido abriendo paso sostenidamente en los últimos
años . Puede definirse como una educación a tiempo completo de los niños en y
alredededor de la casa, por parte de sus padres o custodios, o por tutores elegidos
por los padres o custodios. Los motivos por esta opción educativa son diversos:
pedagógicos, ideológicos, morales, religiosos y corresponden a las necesidades
educativas específicas de los niños ya que en la mayoría de los casos las familias se
han dado cuenta de que el Estado no ha logrado a través de las escuelas
convencionales, tanto públicas como privadas, ofrecerles soluciones concretas a las
necesidades de sus respectivos hijos.
En Rumania está prohibida, pero existe la opción de darse de alta ante la autoridad
educativa como escuela privada. Portugal por ley permite la educación en casa, en el
curso 2006/2007, tan sólo cuatro niños de tres familias diferentes estaban siendo
educados en casa. Los requisitos son: realizar exámenes de equivalencia con una
frecuencia bianual y, a partir del 9º curso, realizar los exámenes nacionales de
lengua portuguesa y de matemáticas. En el caso italiano existe un decreto legislativo
de abril de 1994, que establece que "Los padres pueden asumir la enseñanza
(obligatoria) de sus hijos. Los padres que eligen esta opción han de demostrar
capacidad económica y técnica para asumir la enseñanza de sus hijos y comunicarlo
anualmente a la autoridad educativa competente.”
"El lugar del docente como el lugar exclusivo del que sabe está puesto en cuestión
por la explosión de los medios electrónicos de comunicación y el acceso al saber a
través de mecanismos no escolares. Lo rígido y lo permanente ya no son cualidades
funcionales sino, al contrario dificultades que se encuentran en la práctica
escolar "(Novak,1972)
Educación no es sólo capacitación para cumplir una función, esta parte del proceso
educativo posiblemente sea fácil de sustituir, con una desescolarización tecnológica,
pero la educación como formadora de ciudadanos pensantes, formadora de valores
que dan sentido a la vida digna, formadora de un hombre crítico comprometido con
su realidad, un ser social que como tal debe su existencia no sólo a su
individualismo a su ego, sino al hecho de vivir con otros (en sociedad) sin los cuales
no podría existir, es decir, la solidaridad humana, el respeto, no puede ser
transmitido por los revolucionarios medios informáticos. Esto sólo puede ser trabajo
de la institución educativa sustentada por cada nación. Pero no por las escuelas y
universidades tal y como se conciben hoy en día, sino por otras nuevas sustentadas
en nuestra activa participación y rol como docentes críticos y creativos.
El discurso del “Fin de las Escuelas” (instituciones educativas) es el mismo que los
defensores de la Globalización utilizan para clamar por la desaparición de los
estados o de quienes queriéndolo o no legitiman con su discurso del surgimiento de
“un mundo nuevo” (posmoderno o virtual) que en muchos de los casos tratan
realidades que sólo pertenecen a los países desarrollados, mientras tanto el resto de
los países transcurren por su injusta y desigual realidad. Mientras que se discursea
por el poscapitalismo, la postpolítica, el postpoder, lo cierto es que, de acuerdo con
el modelo económico gatillador y mano invisible de la educación, la información es
en su mayoría, generada por otros, los mismos que siempre han dominado el
conocimiento y la ciencia hoy por igual dominan y comercializan capitalistamente
redes informáticas y computadoras. "La falsa democracia consistente con romper
las jerarquías sociales (maestros, estudiantes) para diluir de esta manera la
legitimidad frente a los dominios del saber" (Muñoz,1992).
Pero lo más importante es la falta de comprensión, simplicidad y el peligro de la
banalización del proceso educativo; quienes sin ninguna consideración piden el “fin
de la escuela” y su sustitución por las redes informáticas, no sólo pretenden
enmascarar que la libertad ciberespecial, no es tan libre, se compra y se vende, se
producen y se transmiten en el mundo poscapitalista a igual como se hacía en el
capitalismo, sino que se iguala información (datos) con conocimiento, peor aún con
la inteligencia y más aun con saberes.
Frente a este escenario, la educación no puede ser pasiva, no se trata de negar los
aportes de estos avances tecnológicos, pero tampoco asimilarlos sin ninguna
consideración. Quienes seremos actores directos del proceso educativo no podemos
ser cómplices de las nuevas y complejas redes de la dependencia. Al respecto
Tourine (1995) señala “Mientras tanto, me parece que ese mundo que gira
vertiginoso, sordo a las pocas voces que piden un respiro para averiguar hacia
donde nos dirigimos (...) desconocemos en buena medida las características reales
de la tecnología moderna y esa ignorancia envenena nuestras relaciones con ella” .
Escolarización y Socialización
Junto al modelo neoliberal de escuela, también existen otros enfoques que en sus
discursos y estrategias resisten la dominación e invitan a cambiar la actual situación
del mundo re orientándolo a formas más humanas.
Estos discursos comparten una narrativa dende se ve el mundo desde las orillas, no
desde el centro, legitimando la diversidad, no excluyéndola, comprendiendo al
mundo desde una perspectiva intelectual, pero también valórica.
Una escuela liberadora y transformadora, que cumpla realmente con su rol, deberá
prepararse para que cada acto educativo considere a la sociedad desde la realidad
local a la global, responsabilidad colectiva y respeto por todo lo que nos rodea.
Hoy internet, por medio de distintos sitios, revistas, foros, etc., está entregando esta
posibilidad de crear un aula virtual, donde puede disponer de información y
contactar a "especialistas" o "guías" en la materia interesada, y no necesariamente
signifique que deba mantenerlo por un tiempo determinado. Esta nueva forma de
educación está basada en la libertad de elección de cada elemento del proceso
educativo: no hay contratos, lo que significa la desaparición de ataduras de tiempo o
dinero, se tiene la posibilidad de crear una relación de mayor horizontal de
enseñanza-aprendizaje, que no esté intervenida por la normalización y la autoridad
que proyecta una institución. Pareciera ser que nuestro rol docente va en retirada ya
que con el advenimiento de la educación online, nuestra tarea pasará a ser
exclusividad de redes virtuales de aprendizaje (como el propio Illich quería). Así, las
Tics entregarán paquetes de capacitación y evaluación,con el objetivo de apoyar el
proceso de aprendizaje, rompiendo así el nexo entre alumnos y profesores.
Si la relación pedagógica es lo que debiese ser modificado para lograr los fines de la
educación, ¿cómo lo logramos en un proceso de desescolarización que destruye la
escuela y la figura del docente profesional? Cada sujeto debiese tener la oportunidad
de enseñar, pero ¿cómo logramos reeducar a los adultos -ya escolarizados- para que
tengan como fin una educación no orientada a la sociedad de consumo? Creemos
que el trabajo es arduo y para ello que la presencia del mediador es siempre
indispensable, aunque no con la directividad que propone Skinner, quien pensaba en
una pedagogía estandarizada, con clases estructuradas previamente (y reacio a la
adaptación de las necesidades de los educandos) para generar un proceso de
aprendizaje mecanicista. Rescatamos como ventaja inherente del mediador la
pertinencia de su colaboración con el niño, joven o adulto que desee aprender (la
formación de la Zona de desarrollo próximo que establece Vigotsky). Además, como
incentivador de este deseo o interés por aprender era lo básico para Rousseau, para
lograr un desarrollo cognitivo significativo. A partir de ello puede ser motivado a
reflexionar y poder mirar en forma crítica la sociedad actual, para la cual no sería
necesario destruir la escuela o los profesores sino flexibilizar sus funciones, y
promover la adaptación de las necesidades y intereses de las nuevas generaciones
para desarrollar temas educativos. De la esta nueva forma de educación encontramos
positivo que se promueva un aprendizaje colaborativo, estrechamente relacionado
con los procesos y experiencias que el educando encontrará en su futuro trabajo/ o
su lugar de aprendizaje.
CONCLUSIONES
A través de las proposiciones de los autores que hemos revisado en nuestro artículo,
compartimos con ellos las críticas hacia las escuelas que existen actualmente, y
sobre fines de la educación en una sociedad que cambia incesantemente, donde las
clases dominantes prefieren mantener una sociedad acrítica que se adapte con
facilidad a las nuevas ofertas de consumo. Asimismo, creemos que algunas
funciones que la escuela desempeña podrían eliminarse, pero con otras no puede
hacerse lo mismo y no se ve cómo ni donde podrían realizarse. Por esta razón, a
nuestro parecer, la posición de los desescolarizadores ha sido útil en su crítica pero
no nos han ofrecido las soluciones concretas y tangibles que se necesitan, por lo que
sus análisis más bién desembocan siempre en posiciones irrealizables, siendo por
tanto sus aspectos principales más positivos aquellos que se refieren meramente a la
denuncia de la situación existente.
Sin embargo, parece que la escuela va a continuar existiendo, al menos en un futuro
previsible, pero no debemos cerrarnos a ciertas posibilidades de modificación de la
situación social mediante el trabajo en ella, básicamente a lo concerniente a equidad
en educación. Aunque es claro que existe una dependencia clara, una interrelación
entre escuela y la sociedad, no se trata de una dependencia total, absoluta y
mecánica. Olvidan los que sostienen lo contrario que la conciencia es un elemento
de cambio social, aunque esté determinada socialmente a su vez, pero ello es lo que
nos permite esperar que una modificación en la escuela tenga su correlativo en la
sociedad.
Para finalizar quisimos rescatar un viejo proverbio, el cual afirma que existen tres
tipos de personas:las que dejan pasar las cosas; aquellas a quienes les pasan cosas;
y las que hacen que pasen cosas. Aqui esta nuestra tarea: educar para fomentar una
actitud de compromiso y de cambio social, que permita crear las condiciones para
que las cosas sucedan, ser agentes activos de cambio dentro de un marco de respeto
a la diversidad. Este será entonces nuestro desafío como docentes, contribuir hacia
ese ideal de escuela y de educación en general.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
http://psicologiaporlavida.blogspot.com.ar/2013/06/la-propuesta-de-
desescolarizacion-y-el.html