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La Propuesta de desescolarización y el fin de la escuela.

Una función incuestionable de la educación es aquella orientada a permitir que las


personas operen al máximo de sus capacidades, equiparlos con las herramientas y el
sentido de la oportunidad para usar sus pasiones y capacidades al máximo. La
contraparte antinómica de esto es que la función de la educación es reproducir la
cultura que la apoya; no sólo reproducirla a ella, sino además sus fines económicos,
políticos y culturales. Por tanto, ¿se puede entender la escolarización como el
instrumento para la realización individual y a la vez como una técnica de
reproducción para mantener y desarrollar una cultura?, y según estos fines de la
educación ¿cuáles serán las diferencias entre una sociedad educada y una sociedad
escolarizada?.

En el presente artículo abordaremos estos cuestionamientos a través de la revisión


crítica de los alcances y las nociones del proceso educativo que postulan los
principales autores referentes de la propuesta de Desescolarización, quienes nos
ofrecen enfoques y metodologías de enseñanza diferentes a las tradicionales,
argumentando que los aprendizajes son más útiles prescindiendo de la
institucionalidad escolar, y en donde el desarrollo humano es percibido como una
meta que se puede alcanzar a través del fomento de la autonomía, la reflexión, la
crítica, y la creatividad a través de los principios de educación anti institucional y de
auto aprendizaje, fuera de las aulas y sin aulas. Al hablar de la desescolarización, los
interrogantes más frecuentes ponen en duda su capacidad para plasmarse en la
práctica. Sin embargo, lo primero que uno/a debiera preguntarse es si la escuela, ya
sea en sus vertientes capitalistas o libertarias, puede cumplir su pretendida función
emancipadora. La desescolarización es, ante todo, una tentativa de respuesta a esta
problemática: no sólo evidencia el fracaso de toda escuela a la hora de garantizar la
liberación del ser humano, sino que cuenta con un rico abanico de propuestas para
superar esta concepción tan limitada de la enseñanza. En contrapartida a esta visión,
necesariamente surgirán nuevas interrogantes que asumiremos : ¿es necesario
extinguir la escuela para garantizar la formación de un sujeto crítico y creativo? ¿Es
posible la socialización sin la escuela? o acaso ¿es la institución meramente la que
debe cambiar?.

EDUCACIÓN Y ESCOLARIZACIÓN: Tránsito histórico y primeras críticas

El concepto de educación, entendido como transmisión de valores y saberes


acumulados, ha existido desde tiempos remotos.En un principio, en las culturas
primitivas tomó la forma de enculturización, es decir transmisión cultural basada en
las prácticas. El propósito era, por cierto, adquirir competencias sociales para ser
parte de la tribu o grupo y así asegurar su supervivencia. En este tipo de sociedades
existió muy poca educación formal, más bien el entorno fue visto como una sala de
clases y todas las actividades a desarrollar fueron consideradas tareas. El rol de
profesor era desempeñado por adultos.En la medida que las sociedades se hicieron
más complejas, la cantidad de conocimiento aumentó e hizo necesario una forma
más especializada de transmisión cultural. El resultado fue la educación formal, esto
es la escuela y el especialista llamado profesor.De este modo, la experiencia
educacional estuvo cada vez menos relacionada con la vida cotidiana, con el
aprendizaje situado y más con la conceptualización de ideas cuyos referentes eran
abstractos.

A medida que la sociedad otorgó más importancia a la educación, también intentó


estandarizar objetivos, contenidos y estrategias de educación que aseguraran a todos
las mismas oportunidades de aprendizaje.Una de las consecuencias más importantes
de esta visión fue la aceptación gradual de que la educación debía ser
responsabilidad del Estado. Este anhelo se irá estructurando institucionalmente en el
tiempo y traerá como resultado, hacia fines del siglo XIX, la consolidación la
educación pública en países como Francia y Alemania, y vivirá durante largos años
una cómoda situación de estabilidad y aceptación absoluta. Sin embargo, a mediados
del siglo XX, y a consecuencia del desenlace de la segunda guerra mundial, el
mundo comienza a vivir una vertiginosa época de grandes transformaciones
culturales. El acelerado avance en el campo de las ciencias, van condicionando un
ambiente de optimismo generalizado y una cierta euforia, que se concretan en los
éxitos de la carrera espacial y en el bienestar económico que disfruta el primer
mundo y que,paralelamente, va dejando al descubierto las limitaciones de reparto
equitativo y justicia social de los sistemas capitalistas. La misión educativa del
sistema escolar tradicional empieza a ser objeto de fuertes cuestionamientos,
concibiéndose como una institución que demanda grandes inversiones, y que
además se había quedado desfasada en sus contenidos y en sus métodos. Este
ambiente lleva a pensar en la necesidad de una reestructuración global de la
educación, situación que fue el caldo de cultivo para el planteamiento de nuevas
teorías en éste ámbito que si ,en un primer momento, fueron específicamente
educativas, pronto algunas de ellas van a ir más lejos , aspirando a la consolidación
de transformaciones sociales más generales (Trilla, 2002).

Las fuertes críticas de los años setenta a la institución escolar, como un órgano
obsoleto, ineficaz, mal organizado y excesivamente gravoso para la sociedad, son
maximizadas con la crisis económica del 73, que puso en duda las instituciones
capitalistas y el bienestar burgués occidental, otorgando espacio para la
incertidumbre en lo futuro. La educación fue tachada como responsable de este
declive económico.

Otro elemento que incentivó la proliferación de ideas de desescolarización fue el


desarrollo tecnológico de los medios audiovisuales, de las tecnologías de la
información y comunicación, los cuales auguraban un cambio del sistema escolar
convencional, ofreciendo alternativas de educación fuera de las escuelas(Negrin
Fajardo,2005) .Dos expresiones del movimiento reformista de esta época fueron la
edición de “La crisis de la educación”, de 1968 por P.H. Coombs y “Aprender a ser”,
un informe de la Comisión Internacional de la UNESCO, coordinado por E. Fauré.
Sus diagnósticos apuntaban a que habían grandes expectativas sociales de la
educación y que la institución escolar no era capaz de satisfacer, de ahí nacía la
necesidad de crear alternativas fuera de la escuela, que complementaran su labor.
Ejemplo de ello es la propuesta de “Aprender a ser” de la extensión en tiempo y
espacio de la educación, en una “ciudad educativa”.Luego vendrían propuestas más
radicales, como la Marshall McLuhan, quien propone que la primacía del libro como
método de enseñanza debe ser cedida a los medios audiovisuales y las nuevas
tecnologías, cuyo alcance sería mayor que la propia escuela para reforzar la
educación, vaticinando la extinción de esta institución. Ivan Illich hará una crítica
global a “las instituciones del bienestar social”: la medicina, el transporte y la
educación.

Durante el siglo XX podemos identificar la “sociedad programada” que cataloga


Touraine (1987), la cual introduce aparatos centralizados de gestión en diversos
dominios de la vida social: industrialización, información, consumo, salud,
investigación científica y enseñanza. Esta sociedad tiene una peligrosa
ambivalencia: por un lado ofrece muchas oportunidades a los individuos, pero
también el riesgo de la manipulación de un poder absoluto (a través de órdenes,
publicidad o propaganda).La teoría de desecolarización se desarrolla en este
turbulento contexto, mediado por las consecuencias económicas y sociales de la
posguerra, de un mundo dividido en dos donde la idea de una tercera guerra estaba
latente, y hechos como la Revolución Cubana o la Guerra de Vietnam, generaban
debates en todo el mundo. Podríamos hablar de un cambio de mentalidad donde se
intenta superar barreras tradicionales: por ejemplo, la llegada del hombre a la Luna
fue tomada como una conquista espacial, donde se pudo tomar control de algo que
antes era una utopía, pero se persiguió desafiar las capacidades humanas, valiéndose
de la innovación tecnológica. La lucha contra la segregación racial de Luther King o
la revolución de mayo del 68 en Francia, intentarían romper el hielo de la posguerra
con discursos que llamaban a remecer los comportamientos anómicos de una
sociedad industrial, abogando por la democratización, la reinvindicación de
derechos civiles.

Bajo este contexto, en 1970 Bourdie y Passeron (2001) publican una ácida crítica la
sistema escolar y la labor docente. Lo que denominan como “acción pedagógica”, es
un medio para ejercer violencia simbólica que impone una cultura de clases
dominantes o dominadas, por tanto reproduce la segregación, ya sea que la
enseñanza sea ejercida por un docente o un miembro del grupo familiar, porque la
relación de comunicación pedagógica en sí es impositiva y arbitraria, seleccionando
significados según la clase o grupo y la arbitrariedad cultural de quien enseña, y
generando prácticas determinadas en el educando (habitus). Para estos autores la
escolaridad obligatoria generaba en las clases dominadas que éstas reconozcan un
saber y un saber hacer legítimos y exclusivos (por ejemplo, derecho, medicina, arte),
desvalorizando su propio saber y prácticas, participando así de un mercado de
productos materiales y simbólicos que son producidos casi monopólicamente por las
clases dominantes. Enlazan de este modo, el sistema de enseñanza como reproductor
de necesidades de la sociedad de consumo. En el pensamiento de Illich la
institucionalización en general, impidió la satisfacción de las necesidades simples
(como el querer saber, el transportarse o el ser curado), generando segregación y
nuevas definiciones de pobreza. La industrialización y la tecnologización han traído
beneficios pero también han generado nuevos problemas sociales, como la
contaminación, la excesiva programación que anula la autonomía y potencia la
anomia y la frustración.

LAS PROPUESTAS DE DESESCOLARIZACIÓN: Principales corrientes y


referentes teóricos.

La característica fundamental de esta corriente radical, que surge a partir de la crítica


reformista a principios de los años 70', va a estar en su postulado de suprimir la
institución de la escuela, como estrategia para encontrar alternativas más viables que
permitan solucionar los problemas que plantean las sociedades industriales
avanzadas. La misión de la educación en la desescolarización es la de transformar la
sociedad a través de la educación del ser humano y pretender una sociedad más justa
y humanizada. Dentro de esta propuesta, surgen distintas visiones y autores, cuyos
discursos darán origen a lo que hoy conocemos como Teorías Desescolarizadoras,
las cuales podemos dividir en tres grupos: Teorías desescolarizantes tecnológicas, el
Modelo historicista y las Alternativas globales. A continuación presentaremos a los
principales autores de estas teorías.

Las TEORÍAS DESESCOLARIZANTES TECNOLÓGICAS son las perspectivas


más radicales de la desescolarización, con un fuerte componente antinstitucional
pero también tecnológico; el movimiento desescolarizador inicial se plantea
encontrar alternativas formativas en el ámbito de los medios audiovisuales y las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación. La esperanza en la
tecnología acentuaba la crítica a la escuela y se planteaba como la alternativa
necesaria. Los defensores más destacados de esta visión son Marshall MacLuhan,
Iván Illich y Everett Reimer.

Marshall McLuhan (1911-1980) fue un educador, filósofo y estudioso canadiense.


En su cargo como profesor de la Universidad de Toronto, en 1964, fue una de las
primeras voces en realizar una crítica directa a la escuela y, a la vez, en promulgar la
alternativa tecnológica como sustitutiva de ella. Propone que la culturización se
realice fuera de la escuela, en la estructura social donde se encuentra el educando.
La posibilidad de esta postura, se basa en la utilización y difusión de los medios
tecnológicos y audiovisuales.

La prensa, la revista, la televisión, la radio, superan la cantidad de información que


puede generar los profesores y las instituciones escolares, por lo que se trata de
generalizar estos medios y ponerlos al servicio de la formación cultural. Este autor
afirma que dichos recursos, al ser atractivos y al estar permanentemente en contacto
con el niño, cumplen un proceso de enseñanza de un modo más efectivo. De este
modo afirma “hoy en nuestras ciudades, la mayor parte de la enseñanza tiene lugar
fuera de la escuela. La cantidad de información comunicada por la prensa, las
revistas, las películas, la televisión, y la radio exceden en gran medida a la cantidad
de información comunicada por la instrucción y los textos en la escuela. Este desafío
ha destruido el monopolio del libro como ayuda a la enseñanza y ha derribado los
propios muros de las aulas de modo tan repentino que estamos confundidos,
desconcertados”.(Trilla, 2002:292)

Everett Reimer (¿?-1998) causó gran impacto social en 1974 con su obra La escuela
ha muerto, que radicaliza no tan sólo las críticas a la institución escolar; que en los
años sesenta y setenta se posicionaban como la vanguardia del progreso y desarrollo
del planeta, sino también un conjunto de argumentos cargados de sentido común que
debían conducir a la desaparición de los recintos escolares. Según este autor, la
escuela sólo custodia a los alumnos al tiempo que suprime su creatividad y reprime
la espontaneidad intelectual de los niños y jóvenes. La alternativa que propone
Reimer coincide en buena parte con la expuesto por Illich, ya que también se apoya
en la tecnología educativa al ser ésta capaz de acumular información sobre los
objetivos y contenidos educativos y ponerlos a disposición de los ciudadanos.
Reimer insiste en la reconversión del profesor, hacia su pleno desarrollo funcional
en lo educativo y formativo, el que deberá transformarse en un consultor dispuesto a
asesorar a los alumnos para cubrir sus necesidades e intereses educativos.

Ivan Illich (1926-2002) es una especie de autor “maldito” en el mundo de la


pedagogía, ya que elabora una crítica tan radical de la denominada “educación
formal” que pone en cuestión a la propia filosofía del educador profesional y el
ámbito principal en el que ejerce su profesión: la escuela, por su centralización, su
burocracia interna, su rigidez y, sobre todo, por las desigualdades que encubre.

Illich es el autor emblemático de la desescolarización, y por ello presentaremos sus


ideas con mayor extensión, ya que su crítica va más allá de la escuela, hacia el
desarrollo de la “sociedad de consumo”. En su obra más importante La sociedad
desescolarizada, publicada originalmente en inglés (1970) y más tarde en
español(1973), aborda cuatro ideas centrales que son las que impregnan su discurso
educativo en general:
1)La educación universal por medio de la escolarización no es viable y no lo sería
tampoco si se intentara mediante instituciones alternativas construidas según el
modelo de las escuelas actuales.

2)Ni unas nuevas actitudes de los maestros hacia sus alumnos, ni el desarrollo de
nuevas herramientas y métodos, ni el intento por ampliar la responsabilidad de los
maestros hasta que englobe las vidas completas de sus alumnos dará por resultado la
educación universal.

3)La búsqueda actual de nuevos embudos educacionales debe revertirse hacia la


búsqueda de su antítesis institucional: tramas educacionales que aumenten las
oportunidades de aprender, compartir, interesarse.

4)No sólo hay que desescolarizar las instituciones del saber, sino también el ethos de
la sociedad. Ahora bien, el interés de Illich por la escuela y los procesos de
escolarización surge a raíz de su trabajo educativo en Puerto Rico y, más
específicamente, con educadores americanos preocupados por el rumbo que ven
tomar a las escuelas públicas en su país. El propio Illich consigna esto cuando
señala, en la introducción de La educación desescolarizada, que debe a Everett
Reimer el interés que tiene por la educación pública agregando que, “hasta el día de
1958 en que nos conocimos en Puerto Rico, jamás había puesto en duda el valor de
hacer obligatoria la escuela para todos Conjuntamente hemos llegado a percatarnos
que, para la mayoría de los seres humanos, el derecho a aprender se ve restringido
por la obligación de asistir a la escuela”(Illich,1985:3).

Escolarización y educación se vuelven, desde entonces, conceptos antinómicos para


el filósofo. Pasa así a denunciar la educación institucionalizada y la institución
escolar como productoras de mercancías con un determinado valor de cambio en la
sociedad, donde se benefician más quienes ya disponen de un capital cultural inicial.
Con base en esta premisa general, Illich sostiene que el prestigio de la escuela como
proveedora de servicios educativos de calidad para la población en su conjunto
descansa en una serie de mitos: los valores institucionalizados, la medición de los
valores, los valores envasados y el progreso eterno.

EL MITO DE LOS VALORES INSTITUCIONALIZADOS


Este mito, según Illich (1985), se funda en la creencia de que el proceso de
escolarización produce algo de valor y, por consiguiente, genera una demanda. La
escuela es productora de aprendizajes y la existencia de éstas produce una demanda
de escolaridad. Illich sostiene que la escuela enseña que el resultado de la asistencia
es un aprendizaje valioso, el valor del aprendizaje aumenta con la cantidad de
información de entrada y que este valor puede medirse y documentarse mediante
grados y diplomas. Postula, en contraposición, que el aprendizaje es la actividad
humana que menos manipulación de terceros necesita. La mayor parte del
aprendizaje no es consecuencia de la instrucción, sino el resultado de una
participación de los educandos en el contexto de un entorno significativo y, sin
embargo, la escuela les hace identificar su desarrollo cognitivo personal con una
programación y manipulación complicadas.

EL MITO DE LA MEDICIÓN DE LOS VALORES


Según Illich (1985), los valores institucionalizados que infunde la escuela son
valores cuantificables. Pero el desarrollo personal no es mensurable con base en los
patrones de la escolaridad y, una vez que las personas aceptan la idea de que los
valores pueden producirse y medirse, tiende a aceptar toda clase de clasificaciones
jerárquicas. “Las personas que se someten a la norma de otros para la medida de su
propio desarrollo personal, escribe Illich, pronto se aplican el mismo patrón a sí
mismos. Ya no es necesario ponerlos en su lugar, pues se colocan solos en sus
casilleros correspondientes, se comprimen en el nicho que se les ha obligado a
buscar y, en el curso de este mismo proceso, colocan asimismo a sus prójimos en sus
lugares, hasta que todo y todos encajan”.

LOS MITOS DE LOS VALORES ENVASADOS


La escuela vende un currículum, dice Illich, y el resultado del proceso de producción
de currículum se asemeja a cualquier otro artículo moderno de primera necesidad. El
distribuidor-profesor entrega el producto terminado al alumno-consumidor, cuyas
reacciones son cuidadosamente estudiadas y tabuladas a fin de proporcionar datos
para las investigaciones que servirán al modelo siguiente que podrá ser
“desgraduado”, “concebido para el alumnado”, “con ayudas visuales” o “centrado en
temas”.

EL MITO DEL PROGRESO ETERNO


Al hablar de consumo, Illich (1985), habla también de producción y crecimiento. Y
relaciona estos factores con la carrera por las calificaciones, los diplomas y los
certificados, ya que cuanto mayor es la proporción de calificaciones educativas,
mayores son las posibilidades de acceder a mejores ocupaciones en el mercado
laboral. Este es, para Illich, un mito sobre el cual se basa en gran parte el
funcionamiento de las sociedades de consumo, siendo su mantención parte
importante del juego de la regulación permanente. Su ruptura, según Illich, “pondría
en juego la supervivencia no sólo del orden económico construido sobre la
coproducción de bienes y demandas, sino también del orden político construido
sobre la nación-Estado”. Se enseña a los estudiantes-alumnos a ajustar sus deseos a
los valores comercializables sin que, en este circuito de progreso eterno, pueda
conducir jamás a la madurez. Illich concluye señalando que la escuela no es la única
institución moderna cuya finalidad primaria es moldear la visión de la realidad en el
hombre. En ello inciden otros factores que guardan relación con el origen social y el
entorno familiar de las personas, los medios de comunicación y las redes informales
de socialización. Ellos son, entre otros, elementos clave en la conformación de
pautas de conducta y de valores. Pero, para Illich, la escuela es la que esclaviza más
profunda y sistemáticamente, puesto que sólo a ella se le acredita la función de
formar el juicio crítico, función que, paradójicamente, trata de cumplir haciendo que
el aprender, ya sea sobre sí mismo, sobre los demás o sobre la naturaleza dependa de
un proceso prefabricado.

El propio Illich una vez que denuncia estos grandes mitos de nuestra sociedad,
propugna en su obra La convivencialidad lo que podríamos denominar una
revitalización de la propia vida. Esta revitalización de la existencia pasa por
aligerarla de las distintas cataduras institucionales que, según él, la violentan. La
ciencia, la escuela o la medicina, en cuanto saberes institucionalizados, imponen
limitaciones al entendimiento que anula la interacción humana espontánea y
original. En definitiva, las instituciones no sólo no nos ayudan a vivir una vida
mejor, sino que, enfatiza Illich, nos sustraen por completo la posibilidad de ella. Así
lo expresa con toda claridad: "No somos capaces de concebir más que sistemas de
hiper-instrumentalización para los hábitos sociales, adaptados a la lógica de la
producción en masa. Casi hemos perdido la capacidad de soñar un mundo en donde
la palabra se tome y se comparta, en donde nadie pueda limitar la creatividad del
prójimo,en donde cada uno pueda cambiar la vida" (Illich,1978).

La existencia de una sociedad convivencial no implica la total ausencia de las


instituciones —a las que Illich caracteriza como manipuladoras— ni que se pueda
disfrutar de determinados bienes y servicios. Actualmente las manipulativas han
crecido desmesuradamente, arrastrando a su vez a las coniviales, que mutan
transformándose en “falsos servicios de utilidad pública”, así la escuela deseduca.
(contraproductividad específica). Por ello la escuela tiene un rol claro frente a este
sistema: habilitar a los hombres para garantizar su participación institucional, este
principio es válido para todas las escuelas del mundo, dado que son absolutamente
semejantes, dado el “programa oculto” que todas profesan : custodia, selección de
papel social, adoctrinamiento y educación, siendo este un subproducto o accidente,
ya que esta aparece sólo cuando los otros tres roles han ejercido su influencia.Lo que
Illich propone es la existencia de un equilibrio entre aquellas instituciones que
generan demandas que pueden ser satisfechas por ellas mismas y las instituciones
que apuntan a satisfacer el desarrollo y la realización de las personas (Illich,1978).

Dentro de su propuesta, este autor plantea las siguientes alternativas para garantizar
el derecho a la educación : una de cariz tecnológico, ya que la escuela se sustituiría
por un banco de conocimientos donde todo el mundo podría aprender. Esto se puede
conseguir gracias a los medios tecnológicos y audiovisuales. Junto con estas
instituciones Illich propone dotar a las familias de una renta educativa inversamente
proporcional a su nivel de riqueza y que esta podría ser consumida por el sujeto a
través de toda su vida y en función de sus necesidades de aprendizaje. En definitiva
Illich pretende suprimir la presión y coacción y estimular las opciones voluntarias,
que garanticen la formación permanente de los ciudadanos.

El MODELO HISTORICISTA fue planteado por Paul Goodman (1911-1972), un


escritor y activista anarquista estadounidense, quien rescataba la idea de la filosofía
tradicional socrática para desarrollar la escuela del siglo XX. Sócrates privilegiaba el
diálogo como forma de llegar a la verdad; el rol del maestro consistía en presentar la
información para que el alumno hiciera un uso creativo de ésta. Basándose en estos
preceptos, los alumnos deberían tener la libertad para criticar y cambiar el
curriculum, y podrían decidir si estudiar o no.
Bajo estos principios, Paul Goodman plantea su modelo historicista basado en el
“retorno a las Polis” tomando como referente los antiguos modelos educativos de
Grecia o de las escuelas conventuales de la Edad Media. Pretende lograr que
cualquier estudio o aprendizaje pueda conseguirse mediante el estudiante que pueda
avanzar por sí mismo, en libertad, transformándose de esta manera en el verdadero
protagonista de su aprendizaje. Para ello, el estudiante debe contar con el apoyo de
otros compañeros o maestros orientadores, y en un estrecho contacto con los adultos
como nexo vital entre su propia realidad y el mundo que lo rodea. Por tanto este
autor no plantea una total desinstitucionalización de la enseñanza, sino más bien una
apertura de ésta a la realidad social.

En su visión crítica acerca de la escuela, postula el alejamiento sostenido que esta


institución ha tomado con las estructuras comunitarias, lo que ha limitado la
experiencia del verdadero aprendizaje: la práctica. Para este autor, la escuela se
encarga de ejercer una presión permanente e ilusoria, que tensiona al estudiante, y
cuyo efecto es la generación de necesidades académicas ficticias, muy alejadas de
aquellas propias que el educando requiere conforme a sus intereses. En su obra La
Deseducación Obligatoria (1964), Goodman califica el rol de la escuela, en su
primer grado, como guarderías infantiles, en respuesta al vertiginoso crecimiento
urbano. En los grados medios y superior actúa como “auxiliar de policía”
,controlando a los individuos gracias a agentes y campos de concentración
subvencionados en el presupuesto, a título de “Departamentos de Educación”
(Trilla,2002).

Para revertir esta situación, Goodman señala que es necesaria de algún modo la
comunidad educativa vivencial (la convivencia tradicional entre discípulos y
maestros). Por ello propone una solución mixta, así desaparecería al menos en parte,
el peligro de institucionalización estatal de la educación y la asunción de la misma
por una sociedad civil que no estaría atomizada, sino que, organizándose, cambiaría
al mismo tiempo escuela y sociedad. Goodman era más partidario que Iván Illich de
las escuelas alternativas o paralelas. Para los más pequeños,la escuela se concibe
como un edificio no obligatorio, descentralizado, y subdividido en pequeñas
unidades o casas Club, con el fin de personalizar la educación y aumentar su
eficacia, sin exámenes ni calificaciones. La enseñanza técnica sería asumida por las
empresas, para que mediante una formación directa los futuros trabajadores fuesen
aprendiendo la autogestión. Finalmente, la universidad también tendería a
descentralizarse en una red de grupos autónomos de estudios. De este modo, la
auténtica educación, es decir, el autodidactismo o aprendizaje autónomo, podría
darse en una nueva sociedad, que él la situaba en el plano de la utopía como la
ciudad educativa, un proyecto comunitario donde todos los sectores y adultos de la
ciudad cumplirían una función educativa: se trata de que sea la ciudad la que
eduque, y no la escuela.

Las ALTERNATIVAS GLOBALES no plantean la supresión de las instituciones


escolares sino la creación de una sociedad educativa, de la ciudad educativa y de la
sociedad del aprendizaje con todos los medios posibles y no sólo con los
tecnológicos. La propuesta considera la construcción de La ciudad educativa inserta
en la ciudad mundial, es decir pretende que toda la sociedad se convierta en una
macro institución educativa. Este fundamento se sustenta, como punto de partida, en
que toda persona debe tener la posibilidad de aprender durante toda su vida. La
educación para ello debe salir de la escuela y convertirse en un proceso permanente
en la vida del hombre. Phillip Coombs, Edgar Faure, Torsten Husen, John Holt son
autores que proponen este tipo de ideas.

Phillip Coombs (1915-2006) fue Ministro de Educación en Francia, y en un informe


crítico editado el 1968 indicó que la educación se encontraba en una crisis mundial.
Analiza el estado de la educación y explica que hay una crisis por disparidad ya que
ha habido cambios sociales, revoluciones científicas y tecnológicas, pero la
educación no se ha adaptado a las nuevas necesidades sociales. Proponía hacer
frente a esta crisis modernizando la estructura educativa, desde el personal hasta el
proceso educativo, utilizando las innovaciones tecnológicas, y fomentando la
educación informal. (Negrin Fajardo,2005).

Edgar Faure (1908-1988) fue un destacado abogado y político francés quien tuvo la
convicción de que la computadora podría desarrollar un aprendizaje eficaz, y que
crearía un diálogo con el alumno, estimulando el desarrollo autodidacta y además
facilitando la educación permanente, necesaria para los adultos al tener que
enfrentarse a una sociedad que se desarrolla e innova rápidamente. Los recursos
tecnológicos deben servir a la educación para “desarrollar en el individuo una toma
de conciencia científica de los métodos de adquisición y utilización de los
conocimientos” (Faure,1973:205). Este autor da cuenta de la formación de escuelas
alternativas a la tradicional, durante la década del sesenta: escuelas polivalentes (y
con espacios polivalentes, cuya arquitectura puede ser cambiada según la necesidad
del momento), universidad libre a distancia, universidades sin muros. Aboga por la
apertura de la escuela a la comunidad, concebida como un centro cultural abierto y
donde los padres puede participar el la elaboración de la educación (como pasa en
las escuelas comunitarias). Reafirma la idea de que la educación debe ser un
elemento de liberación., y que se debe construir en forma individual y colectiva.

Torsten Husen (1916) en su libro La sociedad educativa (1978), plantea la necesaria


transformación de la comunidad en una compleja institución educativa,
desinstitucionalizada en la que el centro escolar tendrá que jugar nuevos papeles:
estar abierto a la realidad y al mundo del trabajo, integrar a las aulas las tecnologías
que ya son de uso social, una escuela adaptada al niño y a la realidad circundante al
mismo tiempo. Según Husen, la explosión del conocimiento obliga al logro de una
sociedad educativa, en la que el aprender y el innovarse deberá formar parte de la
realidad vital de todos los hombres y mujeres del Planeta. La sociedad del
aprendizaje es una incipiente realidad, que ya se vislumbra en múltiples proyectos
formativos que confluyen al mismo tiempo sobre las personas.

John Holt (1923-1985) fue un profesor estadounidense, quien criticó a la escuela


convencional por las consecuencias negativas para el estudiante respecto del tipo de
relación que allí se establece, que anula las capacidades educativas del educando y le
integra en una sociedad acrítica y conformista, que no aspira a mejorar al hombre o a
reformar la sociedad. Al igual que Goodman señala la fuerte presión y ansiedad que
el sistema escolar ejerce sobre los estudiantes, al desentenderse de sus necesidades
de conocimiento e intereses (Trilla,2002:277). Por este motivo, en un principio, y
bajo la influencia de las teorías libertarias y antiautoritarias, planteó la instauración
de escuelas libres, como alternativa a las escuelas públicas y privadas de carácter
obligatorio; en esta época, sus esfuerzos se dirigían a tratar de transformar
radicalmente la concepción de la educación que caracterizaba a las instituciones
escolares existentes en aquel momento, pero no buscaba su completa desaparición,
sólo convertirlos en espacios más interesantes, agradables, respetuosos de la
individualidad infantil y más libres. Holt acuñó el término unschooling que se
diferencia de deschooling ((Illich) porque el primero significa sacar a los niños del
colegio mientras que el segundo persigue cambiar las leyes para no hacer la escuela
obligatoria.

Unos años más tarde, en vista de que sus intentos no fructificaban, y al observar que
las diversas reformas educativas que se elaboraban desde la administración
educativa no se orientaban hacia su modelo educativo, Holt adopto una postura más
radical apoyando el movimiento de la “Escuela en Casa”. Creó su propia revista
( Crecer sin escuela, en 1977 se ha seguido publicando hasta el 2001), primera
revista en Estados Unidos que trataba el fenómeno Homeschooling. Este particular
planteamiento de desescolarización, resulta de una manera eficaz en la práctica y
deja de concebirse sólo como una alternativa teórica o como una crítica más a la
institución escolar .Al formular ésta alternativa de educación, Holt sostiene suprimir
la escuela convirtiendo a la familia en centro educativo, en un sentido amplio,
unschooling describe un enfoque donde los métodos de educación no están basados
en la escuela, si no que los hijos se formarán en el propio hogar con la tutoría y
supervisión de sus padres y familiares y la asesoría externa de especialistas a través
de revistas y bibliografía elaborada. Para los defensores de esta práctica educativa, la
familia está en mejores condiciones de formar el sentimiento, la voluntad y la
sensibilidad, así como facilitar la educación moral y social. En el ambiente familiar
los niños se autogobiernan y desarrollan sus actividades educativa ,previamente
consensuadas con sus padres, y los quehaceres que le corresponden dentro de la
unidad familiar.

EL DIÁLOGO ENTRE LOS AUTORES


Ahora que hemos presentado las posturas sobre esta teoría, podemos observar que es
común en los autores que atienden el tema de la desescolarización la idea de que el
desarrollo del aprendizaje no puede restringirse a la formación escolar. Ha
coincidencia en la utilización de distintos medios de información para enriquecer el
proceso de aprendizaje, abriendo la posibilidad de utilizar las nuevas tecnologías
positivamente en la educación.

Holt, Mac Luhan e Illich son radicales al proponer que solamente fuera de la
institución escolar puede producirse un aprendizaje significativo, abogando por el
libre acceso de recursos para obtener información (ya sean libros, computadoras,
búsqueda de especialistas, etc) y rompiendo con la brecha que crea la escuela para
acceder al conocimiento, al legitimar sólo lo que es enseñado dentro del aula por un
profesional, sin validar ni promover al autodidacta. La profesión docente es
innecesaria, pues debe existir el espacio para aquel adulto quien quiera compartir sus
conocimientos pueda enseñar, sin la obligatoriedad de tener un título, independiente
si es familiar o no del educando.

Creemos que en este sentido resultaría útil hacer un cruce entre las ideas de Illich y
las de Paulo Freire, ya que éste último fundamenta su proyecto educativo basado en
la praxis, con el propósito de crear humanización, de liberar al hombre de todo
aquello que le impide ser persona mediante la transformación del ser humano en
base a su sentido crítico. Freire en este sentido es consciente de que la sociedad
actual posee una dinámica estructural que conduce a la dominación de las
conciencias, lo que se traduce en una pedagogía que responde a los intereses de las
clases dominantes. Los métodos que esta pedagogía utiliza no pueden servir a la
liberación de los oprimidos señala Freire, sino más bien pretende impartir entre
éstos, la ley del temor o el castrante paternalismo.

Este autor va ir aun mas lejos al señalar que al educar a los individuos como entes
críticos del mundo y del sistema social que les rodea no sólo lograrán “liberarse”
sino que además serán capaces de proponer nuevas, mejores y más justas formas de
plantearse la vida social. En definitiva si aceptamos que la escuela nos condiciona
para “obedecer “ en la vida, estaríamos también aceptando que es muy posible que
se nos condicione para definir nuestros gustos, intereses y necesidades, aceptando de
buena gana lo que se nos “vende” a través de los medios de comunicación, como
hijos “obedientes” de un sistema impuesto. Por lo mismo , y tomando los
argumentos de Illich, es también claro que al individuo formado y condicionado a
“pasar de curso”, o si lo leemos de otra manera a “subir de nivel” se le hará mucho
más fácil aspirar a obtener los mismos beneficios que tienen los del “nivel superior”,
por tanto como en la etapa escolar se aspira a “pasar de curso”, en la etapa laboral
también se aspirará a tener los mismos estándares de vida de los sujetos de “nivel
más alto”, o simplemente el estándar de vida de algún cercano que tiene otra
posición social, y que en definitiva gana más dinero y puede comprar “más y
mejores cosas”. La educación en consecuencia es ponderada y validada respecto a la
consecución de bienes y servicios, y no a su finalidad esencial correspondiente al
desarrollo humano.

Tanto para Illich como para Freire el sistema educativo es anti-educacional,


represivo y diseñado para domesticar más que para liberar. Para ambos la educación
está interrelacionada con las sociedades industrializadas avanzadas. De esto surgen 2
consecuencias:

•La escuela no se puede reformar, se debe abolir. Illich está en contra de todo tipo de
escolarización y de educación progresiva: escuelas libres, escuelas en comunidades
etc. En este sentido, Freire no hizo un análisis de la escuela misma -de hecho su
trabajo se baso precisamente en aquellos que no asistían al colegio- sino en contra
del tipo de educación que tomaba parte en ella

• Al atacar a la escuela, se está atacando los valores centrales de la sociedad actual.


Illich propuso un tipo de sociedad a escala pequeña, convivencial donde las
necesidades reales fueran satisfechas. Sin embargo, Freire no esbozó un tipo de
sociedad. Basado en la ideología marxista, solo estableció el tipo de sociedad en el
que no quería vivir y con el cual se debía terminar.En Holt, la enseñanza debe
generarse por completo dentro de la familia, aunque puede apoyarse en distintos
medios o especialistas, pero es fundamental que sea un familiar quien eduque al
niño. La escuela existente anulaba la libertad y el espíritu independiente del niño.
Cada alumno debiese ser planificador, director y asesor de su propia educación. El
adulto le ayudaría guiándolo y estimulándolo, basado en su experiencia y pericia.

En Reimer no es tan clara la desaparición de las instituciones educativas, plantea una


escuela alternativa, que sea una institución democrática e incorporacionista que se
conforme por redes de personas, de oportunidades, y de modelos de habilidades pero
atendiendo a una educación individualizada. También apunta a la transformación del
papel del profesor, sin la supremacía del profesional que crea una relación vertical
con el alumno, sino que más orientado al rol de consejero en el proceso individual
de aprendizaje del joven.

Goodman es crítico con la educación en la escuela existente, ya que coarta la


libertad y la curiosidad investigadora con su disciplina y obligatoriedad. Por ello
propone crear una escuela alternativa, con un carácter mas flexible, apuntando a la
formación de comunidades escolares, que sean acordes a las necesidades de los
educandos. Para lograr ello no se puede realizar una educación masiva sino que por
medio de grupos pequeños. El aprendizaje individual es enriquecido con la relación
horizontal entre discípulo y maestro. Para este autor finalidad de la educación en el
niño es que pueda desarrollar sus capacidades al máximo, y así pueda ser útil a la
sociedad, pero a través de la escuela tradicional el niño se desmotiva , no es
incentivado a relacionar los conocimientos que le obligan a memorizar con la
realidad de la sociedad donde vivir, y finalmente su aprendizaje escolar no es
satisfactorio.

Por otra parte pese a que Illich, el autor emblemático de la desescolarización, no


tiene publicaciones específicas de economía, su crítica al discurso económico
dominante recorre, a nuestro parecer, implícitamente toda su obra. Ello es así porque
la amplitud de sus enfoques socava muchas veces, sin decirlo, las bases de la
economía capitalista y el fenómeno del consumismo. Esto ocurre, por ejemplo,
cuando señala la ineficiencia del automóvil como medio de transporte, al advertir
que si se divide el tiempo que el americano medio le dedicaba, como conductor o
trabajando para poder pagarlo y utilizarlo, no conseguía ir a más velocidad que la de
una persona andando, desinflando así la funcionalidad como medio de transporte
generalizado de este artefacto tan emblemático del progreso4. Observaciones de este
tipo desarticulan la presunta racionalidad del consumo y la consiguiente mejora de la
calidad de vida sobre la que reposa la idea usual de sistema económico, con su
mencionado espiral de la producción y del consumo. La crítica a la escuela como
institución y su función en la sociedad aun está vigente, no pasa por ser un
fenómeno de la efervescencia de los años setenta. Noam Chomsky (2001) es uno de
los intelectuales actuales que sigue reafirmando una críti a hacia la escuela, pero
como una estructura que debe ser cambiada desde sus bases. No la anula como
espacio para potenciar la educación pero fundamenta su transformación, ya que la
escuela históricamente tiene un papel institucional como medio para el control y la
coerción. El espacio debiese trasformarse en un foco de desarrollo democrático, y no
en un reproductor de la estructura de clases, potenciando la libertad de opinión en
busca de verdades y soluciones a los problemas que son realmente importantes. La
escuela no es un espacio democrático, y por esto en ella se habla tanto de la
democracia. Mientras mas antidemocrática sea, mayor es su necesidad de enseñar
sobre la democracia, impide la difusión de las verdades esenciales. Para Chomsky, el
deber intelectual del docente debiera ser intentar decir la verdad, o desenmascararla.
Para ello es esencial que los alumnos no sean mirados como auditorio sino como
integrantes de la comunidad, con potencial de participación constructiva. Su idea de
aprendizaje verdadero, es aquel que ayuda a descrubrir la verdad, y no es la
imposición de una verdad oficial. Además, sólo se produce cuando los estudiantes
pueden descubrir por sí mismos la naturaleza de la democracia y su funcionamiento
Para este autor la estructura de clases es transversal a la escolarización. Retomando
los conceptos de Walter Lippman, habla de una sociedad actual conformada por dos
tipos de clases: los "especialitas", encargados de a alizar, ejecutar y tomar las
decisiones, estableciendo cual debe ser el interés común; el resto de la sociedad pe
tenece al "rebaño desconcertado", quienes cumplen el papel de espectadores, y
cuando intenta participar en la acción democrática, los espacializados llaman al
momento "crisis de la democracia". La educación debiese proporcionar herramientas
críticas a sus estudiantes, y tener como objetivo forma una sociedad más
democrática, en lugar de adoctrinar a los jóvenes con mitos sobre la democracia. La
escuela debería ser el lugar para comprometerlos en la práctica de la democracia.
(Chomsky,2001:41)

En la línea de Illich, y contemporáneo a él, nos encontramos con la postura de un


argentino: Gustavo Cirigliano, quien señala , que no debemos pensar en cómo
mejorar la escuela, cómo sanearla, sino que tal vez deba desaparecer como
institución que es. Sueña con un futuro donde “no habrá institución ninguna
dedicada específicamente a enseñar. No habrá educadores profesionales. La
educación será una función de la vida diaria, de todos los individuos. Vivir y
convivir será educar, el único educar. Los valores se adquieren en los
comportamientos diarios y se confrontan ahí mismo –lo que por otra parte siempre
ha sido así. Todo se aprenderá al igual como el alumno aprende a hablar” .
Asimismo,establece una diferencia muy importante entre educación y escuela: “La
educación puede originar la escuela. La escuela no origina educación sino sólo
escolaridad, es decir, un modo, un ritual de conductas en base a horarios, métodos,
fórmulas, exámenes, etc. Y esto es lo que hoy se cuestiona a fondo; la escuela como
ritual, la ´escolaridad`” . Al igual que Illich, critica a la escuela como la dueña de
decidir quién sabe y quién no, quién está formado y quién no lo está; y todo esto con
la simple presentación de un certificado. “La escuela se ha convertido en la
exclusiva reconocedora del saber y eso lo garantiza con títulos, diplomas y
certificados, cuya distribución y control monopoliza. Pero en realidad no certifica o
garantiza saber sino que sólo certifica escolaridad”(Cirigliano,1974).

TENDENCIAS ACTUALES: Hacia una educación obligatoria y escolarización


voluntaria.

Educación y escolarización, como objetos de derechos y deberes

Considerada desde la perspectiva de la sociedad, la educación básica es, ante todo,


un deber de cada ciudadano para con ella, y el cumplimiento de este deber puede
legítimamente imponerse a todos y cada uno, en condiciones normales, como
obligación jurídica positiva. Desde la perspectiva de cada persona, en cambio, la
educación básica es, ante todo, objeto de un derecho que cada una tiene y que ha de
alcanzar asimismo pleno reconocimiento en el plano jurídico o positivo. Por su
parte, la escuela, la escolarización, no es sino un medio para la educación, un medio
para cumplir el deber y ejercer el derecho a adquirir la educación básica. La
educación es objeto de un derecho, digamos, sustantivo, originario, y de una
obligación indiscutible. La escolarización, en cambio, es objeto de un derecho
derivado, medial o instrumental, pero no necesariamente de una obligación. La
escolarización nunca será un derecho o un deber -autónomo-, originario,
fundamental. Ciertamente, en la medida en que para una persona el único modo de
ejercer su derecho y cumplir su deber de alcanzar la educación básica fuera acudir a
la escuela, la escolarización sería para ella también, circunstancial,
contingentemente, objeto tanto de una obligación como de un derecho. Pero – en
esto queremos insistir – educación y escolarización son no sólo dos conceptos y dos
realidades distintas, sino, además, dos realidades fáctica y legítimamente
separables.

Sin embargo, la legislación se encarga en legitimar la escolarización como garante


único e inherente a la educación. Prueba de lo anterior es la distinción existente en
nuestra propia constitución y en la ley 18962 que hace la clara distinción entre
educación reconocida y no reconocida por el Estado. La primera es la que está
internamente vinculada a la adquisición de habilidades relevantes en el mercado ( y
por eso “habilita al alumno para continuar su proceso educativo formal a través de la
educación superior o para incorporarse a la vida del trabajo), mientras que la
segunda es “todo proceso vinculado con el desarrollo del hombre y la sociedad,
facilitado por la interacción de unos con otros (art. 4 L. 18962). El argumento
anterior da cuenta de la diferencia en el régimen legal de ambas: la educación que
aspira al reconocimiento estatal está sujeta a estándares de legitimación pública que
no son aplicables a la que no aspira a ese reconocimiento. Por eso una es obligatoria,
mientras la otra no lo es (art.19 N° 10 inc. 3°); una está sujeta a requisitos legales
determinados (art. 19 N°II inc. Final) y la otra está libre de toda exigencia salvo las
genéricas del inciso 2° del art. 19 N° II. En efecto, “sin perjuicio de estas exigencias,
se podrá en virtud de la libertad de enseñanza, impartir cualquier otra clase de
enseñanza que no aspire al reconocimiento oficial”(art. 10 L. 18962).

Este alcance de la libertad de enseñanza y, en concreto, del derecho que los padres
tienen a determinar el tipo de educación que han de recibir sus hijos y el ejercicio
mismo de ese derecho puede traducirse en diversas legítimas opciones. Y, a la luz de
lo aquí expuesto, una de esas opciones es justo la de no llevar a sus hijos a centro
escolar alguno, la de educarles al margen de la institución escolar tradicional, o,
dicho en términos positivos, la de proporcionarles una educación doméstica.
La escuela en casa (homeschooling)

Heredada a partir de los principios menos radicales de Holt, es una opción educativa
fuera de las escuelas, que se ha ido abriendo paso sostenidamente en los últimos
años . Puede definirse como una educación a tiempo completo de los niños en y
alredededor de la casa, por parte de sus padres o custodios, o por tutores elegidos
por los padres o custodios. Los motivos por esta opción educativa son diversos:
pedagógicos, ideológicos, morales, religiosos y corresponden a las necesidades
educativas específicas de los niños ya que en la mayoría de los casos las familias se
han dado cuenta de que el Estado no ha logrado a través de las escuelas
convencionales, tanto públicas como privadas, ofrecerles soluciones concretas a las
necesidades de sus respectivos hijos.

“No pretendemos eludir la obligación de educar a nuestros hijos, si no, que


objetamos a la escuela como único y excluyente medio para conseguir este objetivo.
Se trata de una educación alternativa cuya responsabilidad es asumida por los padres
de forma plena y conciente y que persigue y logra los mismos objetivos que la
convencional".(Sesión ALE, Parlamento Vasco,2008)

El homeschooling está legalmente reconocido en casi todos los países europeos. En


Francia es legal pero está fuertemente regulado y controlado; deben seguir el
currículum oficial y examinarse periódicamente. Además, existe la opción de la
educación a distancia. En Holanda sólo se permite, previa concesión de un permiso
especial, por razones religiosas o morales. Sin embargo, la interpretación de la ley se
hace de un modo restrictivo y el permiso se deniega en la mayoría de los casos. Si el
niño ha estado escolarizado, se prohíbe incluso la solicitud del permiso. En el Reino
Unido es legal y no se exigen requisitos a menos que haya existido escolarización
previa. En este caso, los padres tienen obligación de poner en conocimiento de la
autoridad educativa su intención de desescolarizar.

En Rumania está prohibida, pero existe la opción de darse de alta ante la autoridad
educativa como escuela privada. Portugal por ley permite la educación en casa, en el
curso 2006/2007, tan sólo cuatro niños de tres familias diferentes estaban siendo
educados en casa. Los requisitos son: realizar exámenes de equivalencia con una
frecuencia bianual y, a partir del 9º curso, realizar los exámenes nacionales de
lengua portuguesa y de matemáticas. En el caso italiano existe un decreto legislativo
de abril de 1994, que establece que "Los padres pueden asumir la enseñanza
(obligatoria) de sus hijos. Los padres que eligen esta opción han de demostrar
capacidad económica y técnica para asumir la enseñanza de sus hijos y comunicarlo
anualmente a la autoridad educativa competente.”

ANÁLISIS CRÍTICO - REFLEXIVO : Posturas grupales


Escolaridad heredada y perspectiva de la desescolarización en Chile

El modelo de escuela que se instauró en nuestro país,no fue concebido como el


templo del conocimiento, sino que muy por el contrario, se inspiró en el modelo
prusiano, importado por Estados Unidos; cuya estructura, tiene sus raíces en la
Alemania Prusiana del 1819, cuando, producto de la derrota frente al ejercito
napoleónico, se estableció un sistema escolar para los soldados cuyo objetivo
principal era desarrollar la obediencia a la autoridad, basada en la convicción que
ésta los llevaría a alcanzar el bien. Las escuelas debían crear un consenso nacional,
artificial, por cierto, en materias previamente decididas por las familias alemanas
más influyentes, en conjunto con las autoridades del establecimiento. Este modelo
de escuelas fue altamente exitoso, motivo por el cual fue exportado a Estados
Unidos. De este modo, es fácil entender que el propósito de la escuela no tuvo como
prioridad el desarrollo intelectual y crítico, sino la socialización en un marco de
obediencia y subordinación. Para la gran masa, el uso del intelecto era considerado
el motivo por el cual los ejércitos perdían batallas. Las técnicas de enseñanza se
construían alrededor de la premisa que la información debía ser fragmentada y
presentada de forma separada de modo que nadie se atreviera a cuestionarla. Así se
perseguía que los alumnos fueran incapaces de desarrollar un pensamiento
comprehensivo y crítico. Este sistema enseñaba a los alumnos a esperar las órdenes
y la aprobación del profesor. Le enseñanza prusiana paralizaba la moral y el
intelecto: los alumnos eran capaces de memorizar, y aprender fórmulas, pero su
habilidad de pensamiento era rudimentario y subdesarrollado.
Este modelo es aun imperante en las escuelas de nuestro país y por medio de las
políticas estatales se ha proyectado la imagen de una institución como ente formador
de caracteres obedientes hacia una autoridad única y absoluta,lo cual ha tensionado a
los estudiantes y más aun a los profesores en el contexto actual de las
comunicaciones globalizadas ya que el modelo prusiano de la cultura escolar
hegemónica, tiende a guiar los conocimientos hacia una verdad única y
academicista, en la cual no hay cabida para incluir estudios de nuevas tendencias,
por ejemplo, de tribus urbanas, o música. es decir, temas que sean interesantes para
los estudiantes y que pueden ser utilizados como "puentes cognitivos" para llegar a
los conocimientos que exige el currículo. Podemos percibir que actualmente
nuestros estudiantes cada día están más desencantados del sistema escolar, que no
los representa y no les asegura una mejor calidad de vida, ya que gracias a la idea
moderna de la profesionalización que criticaba Illich, la continuidad de estudios es
la forma socialmente aceptada para una mejora socioeconómica, y el no
cumplimiento de las expectativas genera en los jovenes deserción y apatía al
aprendizaje.

En Chile no existe reconocimiento legal para el Homeshooling, la cual sería una


opción plausible para los padres ante el actual panorama educativo, pero por el
momento no es una práctica muy conocida. En Concepción vive la fundadora de la
única organización en el país que incentiva la educación en casa. Es una
norteamericana llamada Katheleen McCurdy, quien fundó en su pais natal la Family
Learning Association (1983). En diciembre de 2002, McCurdy creó en Chile la
Organización Familia Escolar (OFE), que hoy agrupa alrededor de 60 familiar que
educan a sus hijos con el apoyo de una biblioteca e internet, siendo la rendición de
exámenes libres la forma de certificar sus estudios ante el Ministerio de Educacion
(Diario La Nación, 27-10-2006). Desde su página
webhttp://www.familiaescolar.com/ asesora a los padres interesados en esta
propuesta, padres que estén disconformes con el sistema educacional por coartar la
libertad de sus hijos, e impedir que sigan su propio ritmo de aprendizaje, e incluso
pueden elegir que materia revisar en profundidar según los intereses del educando,
pueden ver en esta alternativa una solución.

Como ya indicabamos, nuestro sistema educativo sería el blanco perfecto en donde


apuntan las teorías desescolarizantes, sin embargo, a nuestro entender, la idea de
desescolarizar nuestra sociedad podría acarrear mas perjuicios que beneficios,
especialmente a los sectores más pobres. Por una parte perpetuaría la desigualdad en
la calidad de la educación ya que las características de una sociedad que promueva
el aprendizaje estaría basada, de acuerdo a Ilich en la pregunta “¿con qué tipo de
cosas y gente podrían querer los aprendices estar en contacto para aprender?” y su
respuesta supondría acceso a objetos y procesos necesarios para el aprendizaje
formal (sitios industriales, objetos, máquinas, materiales utilizados para enseñar en
casa etc.) y también la selección de los educadores de acuerdo a su área de expertise.
Nos preguntamos ¿Podría el Estado asegurar el acceso a una multiplicidad de
objetos y procesos variados? ¿Permitiría el capital cultural de los más pobres decidir
con justicia (al decir de Atria) qué es lo que quieren aprender y como hacerlo?
¿quién velaría por una oferta suficiente de educadores en las áreas más demandadas?
(educación física y arte, por cierto) ¿A dónde nos llevaría este tipo de educación?.
Tal como señala Atria, y en el escenario de una desescolarización al modo Illichiano,
la transmisión del privilegio se perpetuaría garantemente considerando el "capital
cultural" que el hijo del rico posee en desmedro del "hijo del pobre". En esta
sociedad por tanto , el argumento de Illich se vuelve contra él y su utopía de la
"sociedad desescolarizada", terminaría en una sociedad aún más injusta, segregada y
menos ciudadana que la que vivimos actualmente.

Desescolarización, libertad y sociedad tecnologizada

En un mundo globalizado y posmoderno como el que actualmente vivimos no sólo


las instituciones educativas (escuelas, universidades), sino el propio proceso
educativo está en peligro de sustitución. Al parecer lo que en un principio se podía
considerar sólo como una inofensiva “utopía illichiana”(desescolarizadora
tecnológica), actualmente se hace cada vez más factible dado que los avances
tecnológicos propios de nuestros tiempos,amenazan con desplazar la institución
escolar y el propio sentido del educar.

"El lugar del docente como el lugar exclusivo del que sabe está puesto en cuestión
por la explosión de los medios electrónicos de comunicación y el acceso al saber a
través de mecanismos no escolares. Lo rígido y lo permanente ya no son cualidades
funcionales sino, al contrario dificultades que se encuentran en la práctica
escolar "(Novak,1972)

No cabe duda que el cuestionamiento que actualmente se realiza a la educación es


compartido casi universalmente, sin embargo lo que hay que debatir es lo que se
propone: sustituir un modelo paradigmático por otro, o simplemente acabar con la
educación.Ante esta posibilidad, y como futuros docentes, nos corresponde hacernos
cargo críticamente del discurso que se pregona ¿Que el docente y la escuela pueden
ser sustituido por la computadora y las redes informáticas, que esto haría más
cómodo (en el hogar), libre ( sin la autoridad del “dictador docente”) y rico el acceso
al conocimiento por parte del alumno (mucha información de todo) y que
adicionalmente esto ahorrará dinero al Estado en : docentes, administradores,
bibliotecas, infraestructuras (con lo cual se le podría otorgar una computadora a
todos los hogares)y en donde la tecnología de la información permitirá la
masificación de la educación.?.

Cuando revisamos las propuestas de desescolarización la libertad es una idea


relevante que se intenta desarrollar en el proceso de aprendizaje, siendo la
tecnología una herramienta libertaria. Creemos que la desescolarización mal
entiende el concepto de libertad en relación a los niños; básicamente porque ellos no
tienen la experiencia necesaria para valorarla, para tomar decisiones, especialmente
en cuanto a desarrollo de habilidades (sociales, cognitivas, lingüísticas etc.)
necesarias para su constitución como seres humanos, De aquí que el curriculum
escolar sea un esfuerzo intencionado y supervisado para dotar a los niños de
herramientas intelectuales y patrones de pensamiento que, de otra manera, tomarían
mucho tiempo, o simplemente no desarrollarían.

En este sentido, existen habilidades consideradas críticas para el desarrollo y el


empoderamiento de la sociedad las cuales no pueden ser aprendidas de manera
espontánea . Estas incluyen pensamiento lógico y sistemático, matemáticas,
medicina, lenguaje y leyes. De acuerdo a Pearl(1973), es probable, que al dejar a los
niños estudiar sólo lo que quieran, desarrollarán prejuicios, mal gastarán su tiempo o
simplemente no harán nada. En este mismo punto, Kozol (1972) habla del “culto a
lo Incompleto” referido a que la falta de dirección y guía llevaría a los aprendices a
desistir de las tareas emprendidas tan pronto apareciera la primera dificultad.
Es así como ponemos en duda el desarrollo del aprendizaje en "libertad" y creemos
en la importancia de un guía que oriente al educando en contenidos o en cómo
buscar información. Podemos estar de acuerdo en algunas de las aseveraciones antes
presentadas sobre la institución escolar pero evidentemente la escuela, desde hace
tiempo perdió su encanto incumplió con lo prometido, y por ello también
observamos críticamente la escolarizacón actual.. La escuela, por su exacerbado
formalismo ha sido acusada de acabar con la creatividad del niño. Frente a este
formalismo escolar hoy se nos promete la libertad del ciberespacio. La escolaridad a
nuestro juicio no debiera ser sólo un “trasvasije” de información, sino muy por el
contrario la escuela debe discriminar saberes, jerarquizar prioridades y adecuarse a
las diversas edades. La supuesta libertad informática al carecer de este contexto
orientativo y formativo puede convertirse tangiblemente en “libertad de la
ignorancia”. Frente a este discurso antiescolar estamos obligados a exigir la
contextualización del debate; ¿Es América Latina el campo propicio para sustituir la
escolaridad por las redes informáticas?, no sólo ubiquemos en los grados de
dificultad para acceder a dichos medios, hoy la población afortunada no representa
ni el 8% del total. Pero lo que es peor, frente al drama de la familia que ya estaba
agónica antes que la posmodernidad decretara su muerte, con todos lo males que
podemos otorgarle al sistema educativo latinoamericano su inexistencia traería
consecuencias peores que todas las generadas por sus defectos. Una de estas
consecuencias, es sin duda la pérdida del sentido colectivo, concretamente del
sentido de lo nacional y regional (latinoamericano), las redes no generan voluntades
colectivas, por el contrario nos involucran en una perspectiva universalista de la
información pero desde una plataforma individualista: la computadora y yo.

Educación no es sólo capacitación para cumplir una función, esta parte del proceso
educativo posiblemente sea fácil de sustituir, con una desescolarización tecnológica,
pero la educación como formadora de ciudadanos pensantes, formadora de valores
que dan sentido a la vida digna, formadora de un hombre crítico comprometido con
su realidad, un ser social que como tal debe su existencia no sólo a su
individualismo a su ego, sino al hecho de vivir con otros (en sociedad) sin los cuales
no podría existir, es decir, la solidaridad humana, el respeto, no puede ser
transmitido por los revolucionarios medios informáticos. Esto sólo puede ser trabajo
de la institución educativa sustentada por cada nación. Pero no por las escuelas y
universidades tal y como se conciben hoy en día, sino por otras nuevas sustentadas
en nuestra activa participación y rol como docentes críticos y creativos.

El discurso del “Fin de las Escuelas” (instituciones educativas) es el mismo que los
defensores de la Globalización utilizan para clamar por la desaparición de los
estados o de quienes queriéndolo o no legitiman con su discurso del surgimiento de
“un mundo nuevo” (posmoderno o virtual) que en muchos de los casos tratan
realidades que sólo pertenecen a los países desarrollados, mientras tanto el resto de
los países transcurren por su injusta y desigual realidad. Mientras que se discursea
por el poscapitalismo, la postpolítica, el postpoder, lo cierto es que, de acuerdo con
el modelo económico gatillador y mano invisible de la educación, la información es
en su mayoría, generada por otros, los mismos que siempre han dominado el
conocimiento y la ciencia hoy por igual dominan y comercializan capitalistamente
redes informáticas y computadoras. "La falsa democracia consistente con romper
las jerarquías sociales (maestros, estudiantes) para diluir de esta manera la
legitimidad frente a los dominios del saber" (Muñoz,1992).
Pero lo más importante es la falta de comprensión, simplicidad y el peligro de la
banalización del proceso educativo; quienes sin ninguna consideración piden el “fin
de la escuela” y su sustitución por las redes informáticas, no sólo pretenden
enmascarar que la libertad ciberespecial, no es tan libre, se compra y se vende, se
producen y se transmiten en el mundo poscapitalista a igual como se hacía en el
capitalismo, sino que se iguala información (datos) con conocimiento, peor aún con
la inteligencia y más aun con saberes.

Frente a este escenario, la educación no puede ser pasiva, no se trata de negar los
aportes de estos avances tecnológicos, pero tampoco asimilarlos sin ninguna
consideración. Quienes seremos actores directos del proceso educativo no podemos
ser cómplices de las nuevas y complejas redes de la dependencia. Al respecto
Tourine (1995) señala “Mientras tanto, me parece que ese mundo que gira
vertiginoso, sordo a las pocas voces que piden un respiro para averiguar hacia
donde nos dirigimos (...) desconocemos en buena medida las características reales
de la tecnología moderna y esa ignorancia envenena nuestras relaciones con ella” .

Escolarización y Socialización

Si, como esta planteado en la introducción, pensamos que el objetivo de la


socialización es decir, el contacto con el otro, se basa en la posibilidad de
autorrealización, entonces la escolarización se convierte en una de las formas, quizá
la más importante en nuestros tiempos de tanta soledad, en que ésta se realiza.

Escolarizar es dotar o reforzar a un individuo de marcos conceptuales éticos,


culturales y académicos para moverse dentro de una determinada narrativa (para
utilizar un término de Navarro), todo lo cual debe tender a favorecer su progreso
como ser humano y como actor social.

Sin embargo en nuestra sociedad occidental y postmoderna, la escolarización ha


tendido a generar un discurso de tendencia central, estandarizante y normalizado y
ha favorecido un pensamiento único dentro de una visión positivista.

Es en este contexto donde los procesos educativos y la escuela en particular han


otorgado un segundo lugar al ser humano, enfatizando mayoritariamente el
aprendizaje e interacción de normas contraídas desde el establishment, excluyendo a
toda la disidencia. Esto explicaría la incapacidad de la escuela a adaptarse a los
cambios sociales mencionados por Paula: en la escuela el paradigma dominante es el
orden y la jerarquía (al estilo Prusiano), paradigma que la ha convertido en un
instrumento de los poderes establecidos.

Foucault grafica esta relación, situando al discurso como elemento central. El


discurso muestra relaciones de poder, pudiendo ser parte del sistema establecido o
de su disidencia. De aquí que concluyamos que todo sistema que educa conlleva una
carga política importante en la medida en que ese discurso sea en pro o en contra del
poder establecido. Por lo tanto poder y saber son aspectos de un mismo proceso ya
que los saberes que se construyen en el aula son parte intrínseca de las relaciones de
poder.

La actual socialización escolar se mueve dentro de una narrativa con un marcado


tono utilitarista del saber ya que releva destrezas y competencias individuales,
competitividad y eficacia, todo esto marcado por ideales de libertad, progreso y la
confianza en la capacidad de cada individuo por construir su destino. Como señala
Kenway “el consenso final que aglutina todos estos valores es el mercado”

La escuela como lugar de cambio

Junto al modelo neoliberal de escuela, también existen otros enfoques que en sus
discursos y estrategias resisten la dominación e invitan a cambiar la actual situación
del mundo re orientándolo a formas más humanas.

Estos discursos comparten una narrativa dende se ve el mundo desde las orillas, no
desde el centro, legitimando la diversidad, no excluyéndola, comprendiendo al
mundo desde una perspectiva intelectual, pero también valórica.

Cuando se adopta esta perspectiva, la escuela no sólo busca el desarrollo del


individuo sino también cultiva las relaciones que éste establece con su entorno
(natural o social), favoreciendo el aprendizaje colaborativo, basado en la
negociación de las diferencias, y el respeto a lo diferente. Este es el tipo de escuela
que Illich no imaginó posible y que se podría convertir en el instrumento de
empoderamiento social de los más débiles y, en definitiva, de cambio social. De aquí
que bajo este paradigma el concepto de calidad de vida sea fundamental.

Este “descentramiento de la mirada” de Elizalde es un pre- requisito básico para


avanzar hacia una escuela transformadora, capaz de educar habitando el
pensamiento que se construye permanentemente y de vivir en lo realmente humano.

En esta narrativa y, en lo concreto, la escuela debe proveer un curriculum abierto, en


donde las inquietudes ecológicas y sociales estén presentes, bajo un paradigma
constructivista que permita la construcción colectiva y resolución de problemas
reales del entorno. Este tipo de escuela terminaría con lo que Freire denominó
“educación bancaria” en la que el sujeto recibe algo que fue construido sin
considerar intereses, valores, necesidades y por sobre todo el contexto de quien se
educa.

Una escuela liberadora y transformadora, que cumpla realmente con su rol, deberá
prepararse para que cada acto educativo considere a la sociedad desde la realidad
local a la global, responsabilidad colectiva y respeto por todo lo que nos rodea.

¿Quién debe educar?

Al proponer el fin de la escuela, la desescolarización también alude al fin del rol


tradicional del profesor tradicional, adscrito a una institución. Bajo su postura
crítica, el docente que debe generar el aprendizaje en el educando no es una elección
para éste ultimo sino más bien una imposición . Así como se impone una cultura, se
impone la escuela como necesidad social, también es impuesto el agente que
transmite conocimientos. No hay en este pensamiento contra la escuela y sus
proyecciones, una anulación de los especialistas, hay una crítica hacia los
especialistas-profesionales (médicos, profesores, abogados, etc), ya que adquieren
una exclusiva legitimación con respecto al resto de la sociedad y ello da chance para
que puedan controlar verticalmente el proceso educativo. La desescolarización
rompe con el paradigma moderno del especialista en educación, legitimado para
transmitir conocimientos, y abre la puerta para que esta responsabilidad pueda ser
tomada por cualquier ciudadano.

Los especialistas pueden colaborar como mediadores en el proceso de aprendinzaje,


pero el cambio significativo es que el educando eliga con quien aprender, y tener la
opción de cambiar de "guía" si lo desea, hecho que dentro del esquema escolarizado
es casi imposible cambiar de profesor, ya que eso significa cambiar de institución y
asistir al régimen anual de otro profesor.

Hoy internet, por medio de distintos sitios, revistas, foros, etc., está entregando esta
posibilidad de crear un aula virtual, donde puede disponer de información y
contactar a "especialistas" o "guías" en la materia interesada, y no necesariamente
signifique que deba mantenerlo por un tiempo determinado. Esta nueva forma de
educación está basada en la libertad de elección de cada elemento del proceso
educativo: no hay contratos, lo que significa la desaparición de ataduras de tiempo o
dinero, se tiene la posibilidad de crear una relación de mayor horizontal de
enseñanza-aprendizaje, que no esté intervenida por la normalización y la autoridad
que proyecta una institución. Pareciera ser que nuestro rol docente va en retirada ya
que con el advenimiento de la educación online, nuestra tarea pasará a ser
exclusividad de redes virtuales de aprendizaje (como el propio Illich quería). Así, las
Tics entregarán paquetes de capacitación y evaluación,con el objetivo de apoyar el
proceso de aprendizaje, rompiendo así el nexo entre alumnos y profesores.

Pero la desventaja que percibimos al considerar la creación de salas virtuales como


sustitutos de la escuela, es que se está trasladando el espacio educativo desde uno
que es relativamente democrático (existen escuelas practicamente en todo el mundo)
a uno total y completamente excluyente, ya que el mundo virtual no es de acceso
libre y gratuito. Además, aunque las computadoras han bajado sus costos de
adquisición en los ultimos años, su no posesión es una limitante para adquirir esta
alternativa de educación, por tanto promoveria la inequidad educativa también, ya
que no todos los niños del mundo pueden acceder a un computador.

Pero también nos hemos cuestionado de la desescolarización su principal objetivo,


¿es necesario extinguir la escuela para formar a un sujeto crítico y creativo? Si
aplicaramos la desescolarización hoy mismo, la mayoria de los "guias" disponibles
para educar estan formados en una educación escolarizada y desde ese marco de
acción trabajarían, reproduciendo el modelo de enseñanza escolar y retroalimentado
las necesidades de la actual sociedad (capitalista, de consumo, mercantilizada,
anómica, posindustrial o como quieran llamarla). ¿es la institución la que debe
cambiar? Quizas lo que debe cambiar es el rol pedagógico para lograr una educación
que entregue mayor libertad, espacios de reflexión y de construcción de una nueva
cultura o una nueva sociedad.

Si la relación pedagógica es lo que debiese ser modificado para lograr los fines de la
educación, ¿cómo lo logramos en un proceso de desescolarización que destruye la
escuela y la figura del docente profesional? Cada sujeto debiese tener la oportunidad
de enseñar, pero ¿cómo logramos reeducar a los adultos -ya escolarizados- para que
tengan como fin una educación no orientada a la sociedad de consumo? Creemos
que el trabajo es arduo y para ello que la presencia del mediador es siempre
indispensable, aunque no con la directividad que propone Skinner, quien pensaba en
una pedagogía estandarizada, con clases estructuradas previamente (y reacio a la
adaptación de las necesidades de los educandos) para generar un proceso de
aprendizaje mecanicista. Rescatamos como ventaja inherente del mediador la
pertinencia de su colaboración con el niño, joven o adulto que desee aprender (la
formación de la Zona de desarrollo próximo que establece Vigotsky). Además, como
incentivador de este deseo o interés por aprender era lo básico para Rousseau, para
lograr un desarrollo cognitivo significativo. A partir de ello puede ser motivado a
reflexionar y poder mirar en forma crítica la sociedad actual, para la cual no sería
necesario destruir la escuela o los profesores sino flexibilizar sus funciones, y
promover la adaptación de las necesidades y intereses de las nuevas generaciones
para desarrollar temas educativos. De la esta nueva forma de educación encontramos
positivo que se promueva un aprendizaje colaborativo, estrechamente relacionado
con los procesos y experiencias que el educando encontrará en su futuro trabajo/ o
su lugar de aprendizaje.

CONCLUSIONES

Luego de conocer, revisar y analizar grupalmente las teorías desescolarizadoras,


creemos importante incluír una tabla resumen que dé cuenta de nuestras impresiones
puntuales respecto a las ventajas y desventajas de esta propuesta.

TABLA 1. Ventajas y desventajas de la desescolarización según discusión


grupal
VENTAJAS DESVENTAJAS
Ganancia en tiempo disponible
para el aprendizaje (reducción de
planificación y otras instancias de
Educación poco estructurada.
educación de orden más bien
burocrático, propia de su carácter
institucional).
Puede obviar no tan solo aprendizajes
Captura los “momentos
sino también una mirada educativa de
enseñables” bajo situaciones
integración entre los distintos ámbitos
concretas de desempeño.
del saber.
Ausencia de sentido de seguridad en la
Acceso al mundo real, rompre el proyección académica en casos de
micromundo arquitectónico de la estudiantes con mérito educativo y
escuela. familias y/o ambiente socialmente
vulnerable.
Centrado exclusivamente en el
Menos probabilidad de desgaste
desarrollo cognitivo del estudiante, se
académico entre profesor y
desperfila y descuida el desarrollo
estudiante
socioafectivo hacia sus semejantes.
El niño puede indagar tanto como Aprendizaje más bien individualista y
desee y según su propio interés. poco cooperativo.
Aumentaría la inequidad y
desigualdad social, cada uno
Provee un modelo de aprendizaje aprendería desde la realidad que le
de discípulo-maestro. toco vivir con accesos educativos
restringidos en algunos casos e
ilimitados para otros.
El trasfondo del proceso educativo La tarea de control de calidad de los
se centraría más bién en el procesos de formación emergentes de
desarrollo humano y no se ve
influenciado predeterminadamente
por los intereses propios y “la las Redes del Saber sería compleja
mano invisible del mercado
capitalista”.
Cuando los hijos son infantes o Mucha gente necesita seguir caminos
adolescentes, implicaría un rol más armados, recibir órdenes y este
activo de los padres en la dirección sistema privilegia la autorganización,
a dar a la educación de sus hijos quizás muchos no se adaptarían
Desaparecería la burocracia de
profesores que describe Illich, Hay muchos intereses creados en la
cada profesor, maestro, educador industria de la educación, implica una
tendría trabajo dentro de las Redes dificultad política para aplicar
del Saber pero distinto a la actual semejante cambio estructural
forma
Aumentaría la motivación para
Su factibilidad depende en gran
estudiar con respecto a los actuales
medida del poder adquisitivo y del
alumnos, en especial a nivel
capital cultural familiar.
secundario de hoy
Internet facilitaría el Internet, al menos en los países
funcionamiento de las Redes del subdesarrollados, no está al alcance de
Saber todos
Se basa en las necesidades de cada Podría traer como consecuencia la
individuo y que respeta los ritmos sustitición parcial o finalmente total
de aprendizaje. del docente por la tecnología.

A través de las proposiciones de los autores que hemos revisado en nuestro artículo,
compartimos con ellos las críticas hacia las escuelas que existen actualmente, y
sobre fines de la educación en una sociedad que cambia incesantemente, donde las
clases dominantes prefieren mantener una sociedad acrítica que se adapte con
facilidad a las nuevas ofertas de consumo. Asimismo, creemos que algunas
funciones que la escuela desempeña podrían eliminarse, pero con otras no puede
hacerse lo mismo y no se ve cómo ni donde podrían realizarse. Por esta razón, a
nuestro parecer, la posición de los desescolarizadores ha sido útil en su crítica pero
no nos han ofrecido las soluciones concretas y tangibles que se necesitan, por lo que
sus análisis más bién desembocan siempre en posiciones irrealizables, siendo por
tanto sus aspectos principales más positivos aquellos que se refieren meramente a la
denuncia de la situación existente.
Sin embargo, parece que la escuela va a continuar existiendo, al menos en un futuro
previsible, pero no debemos cerrarnos a ciertas posibilidades de modificación de la
situación social mediante el trabajo en ella, básicamente a lo concerniente a equidad
en educación. Aunque es claro que existe una dependencia clara, una interrelación
entre escuela y la sociedad, no se trata de una dependencia total, absoluta y
mecánica. Olvidan los que sostienen lo contrario que la conciencia es un elemento
de cambio social, aunque esté determinada socialmente a su vez, pero ello es lo que
nos permite esperar que una modificación en la escuela tenga su correlativo en la
sociedad.

Como parte de un desarrollo educativo integral, creemos que las relaciones


socioafectivas son relevantes dentro del aprendizajes (los mediadores y los pares
significativos son elementos importantes del sujeto para su interacción con el mundo
y la elaboración de abstracciones), y consideramos que esta capacidad no la podrían
desarrollar los niños desescolarizados en otro ambiente tan heterogéneo como el que
se da en las escuelas, ya que estos niños si bien tienen la posbilidad de reunirse con
otros que se encuentren dentro de su misma red de contactos desescolarizados, no
tienen la posibilidad de vivir día a día dentro de un curso donde necesariamente
tienen que desarrollar su sentido de adaptación social poniendo en juego para ello su
tolerancia, agresividad, sumisión, simpatía, empatía etc, siendo éatas características
o defectos que muchas veces nosotros los padres no captamos del todo erróneas en
nuestros hijos; o al contrarío, ¿qué sucedería si no nos damos cuenta de las virtudes
de nuestros hijos? Muchas veces nos encontramos con el caso de que los niños son
muy distintos en la casa y en la escuela, y aquí es donde cabe la importancia que
tiene la escuela en cuanto al reforzamiento de la inteligencia social y emocional
gracias al contacto con agentes externos al ambiente hogareño.

Concordamos en que el objetivo de la educación debe ser la capacidad para generar


aprendizajes profundos, lograr la interorización y la pertenecia de lo aprendido, que
los conocimientos, los datos duros, sean vistos siempre como herramientas para
proyectar nuevas formas e ideas, y no sean un fin en sí mismos.
No compartimos la idea de que la escuela como estructura sea eliminada, pero si que
debe ser mas flexible el uso del espacio, adaptándose a las necesidades e intereses
creativos de los educandos, eliminando la verticalidad de las decisiones de gestión
escolar, y haciéndo partícipe en todas las decisiones a apoderados y estudiantes,
actores fundamentales que muchas veces son dejados en segundo plano en el
sistema escolar actual, con un rol pasivo, sobre todo en nuestra propia realidad
educacional.

Pensamos que una propuesta posible es reestructurar el actual sistema escolar a


partir de la escuela misma, de modo que todos podamos participar de forma más
democrática y por tanto podamos, junto a otros generar cambios. Además,
consideramos relevante la adopcion de un “curriculum abierto” donde la experiencia
y los saberes que relevan el arte (creatividad) y el contacto con la naturaleza tengan
tanto valor como el conocimiento teórico formal. Hablamos de desarrollar una
educación que logre potenciar todas las capacidades del niño, aunque estamos
conscientes que lograr la intregalidad es un gran desafío, lo vemos como el camino
posible para generar cambios significativos en lo social, motivando la experiencia
del aprender y del contruir como una práctica cotidiana y no una obligación.

Para finalizar quisimos rescatar un viejo proverbio, el cual afirma que existen tres
tipos de personas:las que dejan pasar las cosas; aquellas a quienes les pasan cosas;
y las que hacen que pasen cosas. Aqui esta nuestra tarea: educar para fomentar una
actitud de compromiso y de cambio social, que permita crear las condiciones para
que las cosas sucedan, ser agentes activos de cambio dentro de un marco de respeto
a la diversidad. Este será entonces nuestro desafío como docentes, contribuir hacia
ese ideal de escuela y de educación en general.

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http://psicologiaporlavida.blogspot.com.ar/2013/06/la-propuesta-de-
desescolarizacion-y-el.html

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