Disclaimer
Esta es una traducción hecha por fans para fans sin fines de lucro ni
interés alguno de incomodar a quienes tradujeron los libros anteriores de
esta saga.
Que lo disfrutes.
Diseño:
DesertWolf
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El Capítulo Uno
Caly Anderson tenía dos opciones. Una ser asesinada por los milicianos...o
dos ser comida por un león; calculó que una no sería menos horrible que
la otra, aunque la primera podría ser un poco menos dolorosa que la
segunda o lo sería si los milicianos no la agreden sexualmente primero. Era
la única occidental en este campamento de refugiados, y sobresalía como
un pulgar hinchado. Rápidamente cerró la puerta de la choza, un lugar que
había sido su hogar durante el último par de semanas y arrastró un
tambor medio lleno de aceite hasta trabar la puerta para bloquearles el
camino.
En su corto tiempo aquí, ella aprendió que Ahmad Ibrahim, el jefe del
campamento, donde fue asignada, no tenía otra elección, que hacer un
trato con Omer Abuda cuyos hombres habían llegado en vehículos
abiertos y a caballo para proteger a los refugiados. A cambio de esta
protección, Ibrahim tenía que dar a Abuda, líder de la milicia, la mitad de
la ayuda que recibía.
Como ella no era una refugiada, intuyó que Abuda podría no considerarla
incluida en dicho pacto.
Así, que existía la posibilidad de que cuando Abuda se enterara que una
enfermera Estadounidense fue enviada al campamento, él la buscara y la
tomará como rehén.
Así que, después de sólo dos semanas, sucedía lo que temía. Además sabía
que cualquier Americano perdido en este pedazo de tierra desolada,
significaba un montón de dinero a alguien en la posición de Abuda. Si la
fundación para la que trabajaba, decidiera pagar a los captores como
rescate. Cosa que no sucedería, ya que no negociaban con terroristas.
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Cuando fue contratada para hacer este trabajo humanitario, firmó una
renuncia contemplando tales riesgos. No, si algo le sucediera aquí, estaba
a su propio riesgo.
Caly no había oído que leones fueran vistos en esta parte de África, pero
ahora ahí estaba, mirándola directamente. La adrenalina la empujó a
tomar la decisión de acercarse a la trampilla, si tenía hambre se la
comería, al menos, sería una muerte digna. A diferencia de la alternativa
ya que Abuda y sus hombres eran tristemente conocidos por su sádico
comportamiento. Ella odiaba pensar acerca de lo que le harían, a una
mujer Estadounidense, en este país devastado por la guerra.
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Con una melena exuberante y dorada, la bestia era realmente muy
hermosa, una vez, que uno pasaba el shock de enfrentarlo, sus ojos color
ámbar se iluminaron, creyó ver inteligencia en ellos más que en cualquier
otro animal salvaje con que se había topado.
Caly entonces se dio cuenta de algo más. Gotas de sangre. Estaba herido
en su pata delantera derecha, pero parecía estar bien, ya que él no
mostraba estar preocupado por su lesión; pero Caly sabía que no podía ser
bueno. Si su herida no era atendida había probabilidades de contraer una
infección. Además, sabía que perder una gran cantidad de sangre llevaba
escrito desastre para cualquier mamífero de sangre caliente.
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Si podía conseguir de alguna manera llegar a su escondite, ella podría
tomar el kit, y tratar la lesión del león.
El miedo de Caly fue reemplazado por el asombro. Tal vez este león fue
entrenado y no era salvaje, no podía entender cómo llegó aquí en el
primer lugar o cómo había sido herido. Caly dirigió su mirada a la
trampilla. Ahora que el león se había movido podía entrar en su guarida.
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escuchó fue el salvaje, estruendoso pulso de su pecho apretado. El león la
dejó pasar sin molestarla.
¿En qué estaba pensando? Hablando con un león salvaje, como si fuera un
golden retriever? Caly iba a cerrar la trampilla cuando el león se movió en
su dirección, lo que le hizo a congelar por un momento. De ninguna
manera. ¿De verdad sabes lo que estoy diciendo? Sus miradas se
encontraron. El león parecía estar buscando las escaleras. Santa Mierda.
Yo creo que él realmente lo hace.
Caly salió para dejarlo pasar, El león le dio un resoplido antes de bajar
como si fuera dueño del lugar. No podía creer lo que estaba sucediendo,
agarró una vieja lona para cubrir la trampilla lo mejor que pudo y la cerró.
Hizo su camino hacia abajo, pisando una escalera a la vez cuando llegó al
fondo, simplemente se sentó al pie de la escalinata. El león debe estar
alrededor en algún sitio. Su escondite era relativamente pequeño, de
aproximadamente veinte pies de largo por quince pies de ancho.
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Había una pequeña mesa, una cama y pilas de cajas de madera que usaba
para sus pertenencias, incluyendo la ropa.
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Caly maldijo en silencio. Esa comida era para los refugiados. Había
mujeres, niños y ancianos que lo necesitaban más que estos estúpidos–
culos gruñones de la milicia. Ella e Ibrahim habían cuidadosamente
racionado las comidas para que duren hasta la próxima entrega.
Caly estaba que echaba chispas cuando los hombres salieron de la choza y
la puerta se cerró. Ella quisiera ser un superhéroe, hubiera pateado el culo
de esos hombres a Marte.
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El león ladeó la cabeza. –Tengo mi equipo médico. Puedo detener el
sangrado y hacer que tu boo–boo se sienta mejor.– El león parpadeó. –Di
miau si me entiendes.–
Un fuerte rugido llenó el lugar. –Whoa. Tranquilo. Que los hombres malos
sabrán que estamos aquí abajo–. Caly se rascó la cabeza. –¿Estoy loca o
qué? Pero...parece como que si me entiendes.
Toda esta situación era surrealista. Caly no sabía si todos los leones eran
tan inteligentes, pero tenía la sensación de que éste era muy especial.
Puso la vela en la caja.
–Pobrecito–, susurro. – ¿Qué hiciste para merecer esto?– podría jurar que
el león estaba sonriendo a su vez. Nah. Debe ser su imaginación. El león
elevo el hocico pelado hacia arriba. ¿Tal vez le dolia?
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A juzgar por su diámetro, el daño había sido causado por un arma de
pequeño calibre.
Sabía que los militantes llevan normalmente armas como Uzis y Soviético
AK–47, aunque a decir verdad, no era como si ella hubiera tenido la
oportunidad de inspeccionar todas las armas que utilizan.
Ella no estaba segura de cómo iba a hacer esto. Costurar a un humano era
a veces un dolor en el culo, y el más macho de los soldados aún se
estremecía y gritaba de dolor. Ella no tenía idea de lo que un león haría.
Pero hasta ahora, había sido un perfecto paciente. No se quejo, y sobre
todo, no le arrancó la cabeza de un mordisco.
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Caly acabo aplicando más gasa limpia y vendó firmemente la pata.
Caly con cautela pasó sus dedos por su melena. Al principio, no estaba
segura de si le permitiría que lo toque. Pero después del transcurso de
unos tensos segundos, parecía que él confiaba en ella lo suficiente como
para dejarse tocar.
Tenía uno o dos datos sobre los leones de los programas sobre la
naturaleza salvaje que había visto en televisión. Eran audaces y valientes
animales. Caly recordó a su profesor de la escuela
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diciendo que los Egipcios adoraban a los leones tanto que el Faraón
Ramsés II fue a la batalla, siendo acompañados por uno.
Lo único que faltaba eran las hojas de la palma y los siervos en topless con
bandejas de fruta madura.
Ella lo miró fijamente a la luz de las velas, hasta que el sueño finalmente la
reclamó, enviándola a la Tierra de Nunca jamás.
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El Capítulo Dos
Jax Rarh fue catapultado de su sueño y arrojado de vuelta a la realidad
cuando una voz enojada amenazaba con golpear su cabeza si no
despertaba y daba explicaciones, gimió entrecerrando los ojos al dueño de
la voz que le gritaba.
Pero, ¿cuáles eran? –Lo siento, señorita. – Su garganta estaba reseca. Jax
necesitaba un poco de agua. –¿Qué dices?–
–Unwere—qué?–
–Sí, exacto–.
–Tú lo ahuyentaste.–
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—¿Y el vendaje?– Sus labios se adelgazaron cuando pareció haberse
quedado sin una explicación lógica.
Ella bajó un poco la tubería, sus ojos observaban cada uno de sus
movimientos, con desconfianza.
Cuando había sido atacado por los hombres de Omer Abuda , le habían
disparado desde bastante cerca.
La mujer estrechó sus ojos. – ¿Estás bien?– Su voz parecía estar llena de
simpatía.
–Estoy bien–
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que llevaba cuando cambiaba a su forma bestial. Los demás quedaban
desnudos, o destruían sus ropas en el proceso de cambio.
– ¿Reciente?–
Jax sonrió. –Por mis superpoderes, ¿sabes?– Ella se veía como si quisiera
discutir, pero parecía haber cambiado de opinión a mitad de camino.
Ella bufo y bajó la tubería. –Déjame ver–, exigió. Jax, mostrando su mano
vendada, entonces sacó lo que se veía como un kit médico y removió
hasta que encontró un par de tijeras cortó el vendaje y levantó con
cuidado de la gasa. El apósito estaba empapado de sangre ya seca. Sintió
un ligero pinchazo.
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–No hay puta manera,– ella respiró, una expresión de asombro irradiando
de su cara bonita. Jax quería resoplar. Al parecer, la Señorita Enfermera
también tenía una boca muy sucia. ¿Besaba a su madre con esos labios? Él
sabía que lo haría. Besar sus labios, no los de su madre. Jax tenía que
admitir que era una delicia, en este sombrío, deprimente lugar.
Su pelo era rubio fresa—y era una verdadera rubia también, porque él no
vio ninguna raíces oscuras, en su cabello recogido en la parte de atrás de
su cabeza en un apretado moño, su piel podría haber sido pálida
originalmente, pero el trabajo durante horas bajo el sol parecía haber
ganado un bronceado saludable, tenía un poco de pecas en su nariz y
mejillas, haciéndola mucho más guapa.
Y su cuerpo...
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que encajarían perfectamente en la palma de sus manos. Ni demasiado
grandes ni demasiado pequeños simplemente perfectos.
–Sí, sí.–
–¿Cuál es tu nombre?–
–Anderson.–
–¿Cuál es tu nombre?–
Ella hizo una pausa antes de contestar en una pequeña voz, su mirada fija
en los puntos de sutura en la palma de la mano.
–Caly.–
–Caly Anderson.–
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Un rubor coloreo sus mejillas. Alzó sus manos en el aire. – No lo creería, si
no hubiera cosido esto yo misma. Ya sea que eres el león que dices ser, o
tuve un infierno de alucinación la noche pasada.–
–Te puedo dar una buena noticia no alucinaste anoche.– Sus ojos verdes
le miraban fija y atentamente, los shifters no son reales.–
–Si eso es lo que piensas, entonces yo soy tan real como lo es Santa
Claus.–
— Sí, señora.–
–Yo viví en Boston durante diez años antes de que decidiera volver a
casa.–
–Muéstrame.–
–¡Jax!–
Jax suspiró. –creo que eres más buena conmigo cuando soy un león–.
Llamó a su poder y cambió.
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Caly se pellizcó el brazo para recordarse que no estaba soñando. Ouch.
No, ella no lo estaba. Para confirmar que no estaba alucinando. Lo que ella
tenía era hambre y sed, no había tenido nada que comer o beber desde
ayer. El hombre ante ella se convirtió en el león herido que había atendido
la última noche. De una manera extraña, tenía sentido. La inteligencia del
león, su falta de agresividad. Los Leones salvajes atacaban o se alejaban si
eran abordados por los seres humanos. Éste no hizo ninguna de las dos
cosas, tenía un nombre. Jax Rarh, era letalmente impresionante. Acarició
su melena brevemente antes de que una mano cogiera la suya y no la
dejara ir. En un abrir y cerrar de ojos, Jax había cambiado de nuevo a su
forma humana. Él sonrió de oreja a oreja.
–¿Perdón?–
Ellos no tenían TV en aquel entonces, así que supongo que tuvo que ser
creativo en el departamento de entretenimiento.– Jax miro su mano.
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Él era rubio con el pelo largo hasta los hombros y piel morena, con una
fuerte mandíbula y la nariz con una perfecta curva. Con la barba de un día
que cubría la parte baja de las mejillas y la mandíbula, lo que le hizo aún
más sexy. Nunca había visto a gente con verdaderos ojos de color ámbar,
y Jax tenía el tipo que podría derretir a una mujer con sólo una mirada.
Y su cuerpo.
–¿Casado?–, preguntó.
El calor subió a su rostro. ¿Él le pidió una cita? Caly se sintió halagada,
pero desconfiada al mismo tiempo. Su divorcio era reciente y comenzar un
nuevo interludio romántico era la última cosa que paso por su mente.
Carlton, su ex–marido, la había herido más de lo que jamás podría haber
imaginado. Mientras estaba desplegada en Irak, había tomado
secretamente una amante, la mimo con un viaje a las Vegas con el dinero
producto del trabajo duro de Caly. Había descubierto el asunto cuando
había vuelto a casa de sorpresa encontrando a Carlton y a la vagabunda in
fraganti en su cama, por la que ella había pagado, reventándose el culo
trabajando como médico de combate en el Ejército de los Estados Unidos.
Carlton había perdido su trabajo de dos años antes y no había logrado
encontrar uno nuevo. Por lo que había estado asumiendo sobre sus
hombros la carga financiera. Hasta el día de hoy, su traición caló profundo.
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amistad mientras servían juntos, le había ofrecido esta humanitaria
posición que ocupó Caly.
Pensaba que el cambio iba a ser bueno para ella. Nuevo lugar, nuevo
trabajo, así podría olvidar los acontecimientos de su antigua vida.
Caly se levantó del suelo. Tenía un par de botellas guardadas en una caja.
El agua no estaba desinfectada y tenía que hervirse o usar una tableta de
purificación para que fuera segura para el consumo humano. La fundación
enviaba agua embotellada con cada dotación y Caly, generalmente
guardaba un par para sí misma, podía estar sin el racionamiento del Mre,
pero ella no podía desprenderse del agua potable, limpia y agradable al
paladar. El agua potable era tan preciosa como el oro en este lugar.
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Le entregó una a Jax.
–Por supuesto. —
¿De dónde vienen esas ideas? – fue genial estuve por dos días sin
líquidos.– Jax le saludó con la botella vacía. –Muchas gracias–
–¿Quién?–
–¿El Doctor Cassidy?– Caly frunció el ceño. –Se fue de regreso a Los
Angeles.–
–Eso es imposible–.
–Cuando se fue.
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–Hmm, hace unas dos semanas. Nuestro radio de comunicación se
rompió. El Dr. Cassidy prometido despachar una con el siguiente envío.–
–¿Estás diciendo que has estado sin ningún tipo de comunicación con el
mundo exterior durante dos semanas? ¿No lo encuentras un poco
peculiar? —
–Tengo que decirte, que eres realmente algo. Quiero llevarte a una cita,
Lástima que no nos encontramos en Boston.–
–Ni de coña.–
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–¿Estás diciendo que huelo mal?– Caly hizo un puchero y se olfateó a sí
misma. No estaba tan mal. El agua estaba racionada y las duchas eran un
lujo. Ella usaba desodorante religiosamente y No- Rinse Bathing2 y
Toallitas cada día
Jax se rió. –No, no ese tipo de olor. Una especie de feromona . Yo sentiría
tu aroma a una milla de distancia–.
–¿Qué?
–Nada. De todos modos, no es seguro para ti aquí. Tienes que salir de este
campamento.–
–Caly.– Jax se levantó de la cama. Él era tan alto, ella se sentía como una
enana frente a él. A pesar de que, con sus cinco pies y seis, ella no era
exactamente un duendecillo.
–Sí, lo sé. –
. 2 No Rinse bathing: un producto de limpieza para la piel cuando no hay agua para bañarse.
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Caly decidió callarse. Ella no tenía ganas de hablar de su vida privada con
un extraño que acababa de conocer y pensar en Carlton solo la cabreaba.
Además, no quería arruinar la buena conversación que estaban teniendo.
–Bien Voy a esperar hasta que Abuda y sus hombres vuelvan entonces tal
vez, estarás más dispuesta a salir de este deprimente campamento. No
puedes seguir ocultándote aquí para siempre. Hay varios que son
obligados a ser soplones en todas partes. Finalmente, alguien le dirá a
Abuda acerca de tu escondite secreto. Y cuando eso suceda, estás jodida.
Y no en el buen sentido.–
— Me tengo que ir. Pero voy a volver por ti.– Jax plantó un beso en su
frente. –Gracias por lo de anoche. – Él subió las escaleras.
–¿Dónde Vas?–
–A buscar a Cassidy.–
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Capítulo Tres
El amanecer apenas había roto en el horizonte cuando Jax miró por la
rendija en la puerta de la choza. Todo estaba tranquilo. Ni rastro de los
hombres de Abuda. Se deslizó por el campamento y cambio a su forma
bestia, saltando en el prado color marrón. Se escabulló pasando las
tiendas de campaña que fueron hechas al azar de lona, esteras de paja y
cualquier material que estuviera fácilmente disponible. Las Cabras balaban
a la distancia. El árido aire se apoderó de sus fosas nasales. Jax saltó
alrededor de las rocas irregulares y depresiones de la tierra, buscando un
lugar perfecto para mezclarse. El sol bañaba la ladera de la montaña con
su resplandor. El calor, y el polvo ya rodando encima, llevando la promesa
de que hoy sería un día abrasador.
Por la esposa de Cassidy, Jax se había enterado que hace un par de meses,
la ONU había asignado tres fuerzas de paz, entre ellos un médico, para
asistir al campamento. Esas mismas fuerzas de paz murieron en una
incursión violenta causada por los Janjaweed . El doctor seguía
desaparecido, presumiblemente muerto. Desde entonces, la fundación se
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había hecho cargo de la mayor parte de las funciones de gestión de
Ibrahim, pero no antes de que él hubiera hecho el trato con Omer Abuda.
Había sido tomado por sorpresa, cuando recibió una llamada inesperada,
de Claire, diciendo que su marido había desaparecido. Cargado con la
culpa por no haberse mantenido en contacto con su viejo amigo, Jax le
había prometido a Claire que iba ayudarla en cualquier forma que pudiera.
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médico lo había hecho. Jax se preguntó si su amigo había hablado en
contra de Abuda , o posiblemente se había metido en una discusión sobre
el robo de la ayuda, a las personas que más lo necesitan.
Por mucho que Jax odiaba admitirlo, cuanto más pensaba en ello, menos
estaba seguro de si su amigo estaba todavía vivo. Pero no podía renunciar
a la esperanza. No. No hasta que le presentaran con hechos fríos y duros
que contaran lo contrario. En este momento, lo único que sabía, era que
Richard Cassidy había estado ausente por dos semanas, y en cuanto a lo
que Jax sabia, no habían pedido ninguna demanda de rescate. Cassidy
había dejado la fundación en un Rover para ir al aeropuerto Al Fashir y
había desvanecido en el aire. Así que, ¿dónde estaba? Incapaz de detener
su proceso de pensamiento, su mente se desvió por un momento...
Ella también tenía que ser algún tipo de chiflada extranjera, dispuesta a
trabajar en el centro de los sangrientos disturbios en este país. Podía
entender la motivación de Cassidy. La suya, no tanto. No podría haber sido
por los salarios, porque sabía que las organizaciones sin fines de lucro no
pagaban como Blackwater4 pagaba a sus contratistas.
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Él pensó que tenía una idea de por qué ella podía haber aceptado el
trabajo. La hermosa y exuberante enfermera Anderson debía estar
huyendo de algo. Si tuviera que adivinar, era por una mala relación. El
matrimonio, quizás. La marca más clara en su dedo significaba que
recientemente se había quitado su anillo de bodas. Al menos, eso era lo
que le decía sus entrañas.
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Jax decidió que era hora de irse. Odiaba dejar a Caly aquí, pero él sabía
que no iba a abandonar el campamento y a sus refugiados no importaba a
qué peligros se enfrentara. A pesar de que acababa de conocerla, esto ya
era dolorosamente evidente. Necesitaba volver a Al Fashir y pedirle a
Cyeon respaldo. Por supuesto, la comunicación sería mucho más fácil si
todavía tuviera en posesión su teléfono móvil satelital, pero
lamentablemente no lo tenía, ya que accidentalmente lo aplasto mientras
huía del hijo de puta Janjaweed que le disparó.
Ya sea que encontrara a Cassidy en Abuda o no, una vez que terminara, su
siguiente prioridad sería llevar a Caly lejos del campamento, incluso si eso
significaba que tendría que arrastrarla fuera, pataleando y gritando. Esta
zona no era segura para una mujer estadounidense. Si ella estaba tan
empeñada en ser una humanitaria, Jax estaría encantado, en señalarle a
una docena de otros lugares en el Sur de África que podría necesitar una
enfermera con sus habilidades. Pero no aquí.
Entrecerró los ojos, espiando a Caly de pie cerca de una mujer que
cocinaba algo en una olla grande. Varios niños engatusados parecían estar
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compitiendo por su atención. Caly rio mientras cogía a la más pequeña del
grupo, y sostenía a la chica con lo que parecía ser genuino afecto.
Jax agito su cola y se sacudió lejos del campamento. Los leones no eran
conocidos por su resistencia como los guepardos. Un león común correría
un par de cientos de metros para salvar su vida, y lo más probable es que
no sería capaz de seguir su caza a larga distancia. Pero al ser un Werelion,
su clase tenía algunas ventajas. La curación rápida, agilidad, resistencia y
velocidad. Si Jax corría lo suficientemente rápido, llegaría a su destino
antes de que anocheciera.
Ese gato grande y arrogante. Dios. No creía que su especie existiera. Pero
obviamente, lo hacía.
Ella pensó que estaría más asustada, pero no lo estaba. Una emoción
inesperada se extendió por ella cuando estaba con él. Tal vez fue por su
buena apariencia. O tal vez su carácter alegre. Era extraño lo cómoda que
se sentía a su alrededor, aunque sinceramente, descubrir acerca de su
parte –león– había sido bastante desconcertante al principio. Una cosa
que ella no podía negar era lo atraída que sentía hacia a él. ¿Qué mujer no
lo estaría?
Cortejando, ¿eh?
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Pensar en Jax hizo que su corazón bailara el cha–cha–cha. Su interés en
ella sólo era una tomadura de pelo, ¿verdad? ¿Estaba simplemente
coqueteando? esperaba sinceramente que no fuera así. Se preguntó si era
el momento adecuado para abrir su corazón. Sólo habían pasado unos
meses desde su divorcio.
Caly miró a su alrededor para ver si alguien se había dado cuenta de que
había estado sonriendo como una idiota. No. Los niños a sus pies
probablemente pensaron que sonreía para ellos. Eran tan cariñosos.
Nunca parecían perder su felicidad y la inocencia, a pesar de todas las
dificultades que debían soportar.
Caly le dijo a los niños que fueran a jugar, luego arrastrando los pies siguió
a Ibrahim a su choza. Entró y se encontró al hijo de Ibrahim tendido en un
colchón de paja con los ojos cerrados, y un trapo con sangre cubriendo su
cabeza.
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–¿Qué pasó?–, le preguntó. Rápidamente comprobó el estado de Yosef.
Una profunda herida de cinco pulgadas malogró la sien izquierda del
muchacho. La hemorragia se había detenido, pero el corte necesitaba
algunos puntos de sutura. Yosef se estremeció cuando ella tocó su cabeza.
Bueno. Estaba consciente. No presentaba ningún signo de conmoción
cerebral. Después de examinarlo, observo que sus signos vitales eran
estables
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Varios refugiados ancianos con complicaciones. ¿Cómo iba a dejarlos? Por
otra parte, sabía que su prolongada presencia en el campamento, también
podría poner en peligro la seguridad de los refugiados. Especialmente si
Abuda averiguaba que Ibrahim le había mentido. La lesión de Yosef fue
provocada cerca del campamento. Ella sentía que no tenía más remedio
que irse. Se preguntó si Jax había estado en lo cierto todo el tiempo.
Caly decidió viajar con poco peso. Sería una larga caminata a El Rayeed, y
no tenía ningún sentido llevar todas sus pertenencias consigo. Pensó que
su muda de ropa y zapatos podrían usarlas aquellos que lo necesitaban
más que ella.
Lástima que no tenía un arma para defenderse. Se sentía desnuda sin ella.
Solo tenía una pequeña navaja Suiza en su bolsillo, y eso era todo. Un
punto discutible en realidad, ya que sabía que no sería capaz de asustar a
un aguerrido jefe militar con eso. ¿Molestarlo? podría ser.
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con armamento pesado, la última cosa que querría hacer era cabrear al
tipo.
O un león.
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Alguien movió la jaula y abrió la trampilla.
El hombre hablaba inglés con un acento fuerte. –Drop it (Baja eso)–. Caly
instintivamente agarró aún más el tubo. Sus dientes se apretaron.
Sin previo aviso, un vomito de balas salió del rifle del hombre,
destruyendo su cama y las paredes detrás de ella con un sonido
ensordecedor. Caly chilló cuando un disparó pasó tan cerca de ella, que
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podía sentir las balas silbar. Sabía que había sido una advertencia.
Fragmentos de madera, paja y suciedad le apedrearon el cuerpo. Su
actitud desafiante disminuyo en menos de dos segundos.
Dejo caer el tubo. Sus oídos todavía resonaban por los disparos cuando el
hombre gritó a otra orden para subir las escaleras. Aturdida, Caly caminó y
subió. Más hombres con rifles le dieron “la bienvenida” cuando salió de la
trampilla. Conto nueve hombres en uniforme verde y botas de combate
llenos de polvo. Desde el punto de vista de ella, parecía como si no
hubieran visto una ducha en más de un año. Apestaban como
vagabundos. Pesados rifles, QA y G3, colgaban de sus hombros. Los
cartuchos estaban atrapados en forma ordenada en sus cinturones y otros
lugares estratégicos. Sus rostros parecían tener fijo el ceño fruncido, todos
con una pizca de disgusto. Los ojos duros la miraban como halcones
triunfantes.
Medía casi seis pies de alto, y tenía una sólida y pesada construcción. Su
piel era oscura, como si hubiera sido quemada por el sol. Estaba vestido
con un uniforme del desierto y llevaba un khaki shemagh (tocado), con
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costuras negras envuelta en la cabeza. Un par de gafas de sol negras
protegían sus ojos, dejando sólo una pequeña parte de su cara visible. No
llevaba un pesado rifle como los demás. Tenía en la funda de pistola, que
parecía ser de SOCOM (comando de operaciones especiales de USA) que
sostenía una Beretta que podía hacer un gran y limpio agujero en la
cabeza.
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Capítulo Cuatro
Jax no pudo encontrar a Cyeon cuando llegó al aeropuerto Al Fashir. Habló
con Alexei Kiev, el piloto del avión alquilado, que descubrió, que Cyeon se
había reunido con alguien de la embajada, y aún no había regresado. Jax
trató de comunicarse con el teléfono satelital de Cyeon, pero fue
directamente al correo de voz. Jax dejó un breve mensaje, poniéndolo al
corriente de la situación. Entonces llamó a Keto en la morada del Orgullo.
Un minuto más tarde, Keto estaba en la línea. –Bonjour. –Jax gruñó. –Es
de noche aquí.–
–Define aquí. –
–En busca de mi amigo, Cassidy. Creo que ha sido secuestrado por los
Janjaweed. –
–Por favor, dime que fue en el culo. Porque eso sería divertido.–
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–Vete a la mierda. ¿Qué tan pronto puede llegar?–
–¿De qué clase de ataque estamos hablando? ¿Un asalto total tipo
Schwarzenegger, o el tipo silencioso del orgullo de cacería?–
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y golpeada hasta volverla papilla. No tenía ninguna duda de que los
hombres lo habrían hecho, sino fuera porque Omer Abuda les había dado
instrucciones específicas para que no lo hicieran.
Por suerte para Caly, nadie podía poner una mano sobre ella, excepto el
mismo Abuda. Él ya le había dado un revés y le dio un puñetazo en el
estómago. Le había dolido como el infierno, pero se recompuso y trató
con eso. ¿Qué otra cosa podía hacer? Ella presumió que lo había hecho,
para demostrar su poder sobre ella. Su técnica de intimidación había
funcionado. Por mucho que odiara admitirlo, Omer Abuda asustó la
mierda de ella. El hombre era la personificación de todas las cosas malas.
Había visto sus ojos cuando se quito las gafas de sol.
Era fría y vacía, y verla había causado que Caly se estremeciera Se había
sentido como si estuviera mirando en un oscuro abismo sin fondo, hacía el
mismísimo infierno.
El calor aquí, en África Central, era insoportable. Ella lo comparó con ser
cocido a fuego lento en un burbujeante caldero.
Sí, claro. Celda era más apropiada. El aire olía a rancio olor corporal y a
orina.
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Un negro charco congelado en la esquina, tenía moscas zumbando a su
alrededor. Ella tenía una buena idea de lo que era, y la sola idea la
aterrorizaba. Respiró poco profundo con los labios apretados y luchó
contra el impulso de vomitar.
Caly estudió la puerta adyacente. ¿Podría haber otro preso detrás de esta?
Ella comenzó a gatear, pero luego se detuvo repentinamente. Una oleada
de hedor nauseabundo rodó sobre ella. Jesucristo. ¿Qué era este lugar?
¿Un matadero? Odiaba pensar que Abuda era algo así como Idi Amín, un
dictador infame que supuestamente le encantaba matar y mutilar a la
gente, y tenía un gusto por la carne humana. Se rumoreaba que incluso se
comió partes de su esposa después de matarla. De repente, otro
escalofrío recorrió todo su cuerpo.
Pero el olor...
Nadie respondió.
Entonces, oyó a los hombres de Abuda fuera. Ella los imaginó en el patio,
hablando y riendo. Probablemente ocupados comparando el tamaño de
sus pollas y alardeando sobre quien la tenía más grande.
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Caly se levantó e intentó girar el pomo de la puerta. No estaba cerrado. La
abrió.
Caly regresó sobre sus pasos y cerró la puerta. Se dejó caer en su rincón,
sintiéndose miserable. Estaba caliente, pegajosa, herida y asustada.
Supuso que la idea de no saber qué iba a pasar con ella, era la peor parte
de su situación. Si Abuda la hubiera querido muerta, ¿no la habría matado
ya? Tal vez planeó hacer dinero, pidiendo rescate a la fundación. No
quería pensar en su destino si se negaban. Algo que eran capaces de
hacer, ya que su postura era la de no negociar con terroristas. Es más,
probablemente, nadie fuera a venir en su ayuda. Ella había aceptado los
riesgos del puesto de trabajo por voluntad propia, y no tenía a nadie a
quien culpar sino a sí misma.
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Después de haber soportado un día caliente, el sol abrasador; un viento
fresco como este, probablemente los adormecerá en una pequeña y
agradable siesta.
Él estrechó sus ojos en los dos imbéciles que estaban sentados con los
hombros caídos cerca del fuego. Uno de ellos se durmió mientras el otro
estaba apoyado en su rifle, pareciendo mirar fija e inexpresivamente el
cielo. Sería fácil bajarlos. A Jax no le gustaba matar a la gente, aun cuando
unos se merecieran lo que venía a ellos. Pero, no creía que pudiera
neutralizar a las dos guardias silenciosamente, sin lesionarlos gravemente.
A veces, él subestimaba la fuerza de su león. Y en su forma humana, sintió
que tendría un tiempo difícil, si trataba de acercarse sigilosamente a los
guardias. No era como si él fuera un Navy Seal entrenado o un tipo de
alguna Fuerzas Especial.
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Dos pájaros de un tiro. Aunque quería más que nada salvar a Caly,
deseaba revisar un poco más, alrededor del área donde estaba el vehículo
calcinado – para verificar si de verdad era el Rover de la fundación. Tal vez
entonces, conseguiría una pista de donde estaba Cassidy y si todavía
estaba vivo. Pero, tenía que hacerlo rápido.
El aire estaba preñado con una niebla fría, el clima perfecto para tomar
una siesta después de un largo y caluroso día. Jax bordeó el extremo más
alejado del patio donde parecía que la milicia quemaba su basura, y al
parecer, había varios vehículos. Vio un autobús, una furgoneta y el
esqueleto de una Rover. También vio que quemaron cajas de madera,
contenedores y cajas de plástico. Jax le dio una mirada más cercana. Los
contenedores y las cajas estaban estampados con el nombre de la
fundación.
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Jax no podía entender por qué lo habían quemado.
Este tipo de vehículo podría haberles servido muy bien en este terreno. A
menos que... hubieran querido ocultar pruebas. Jax buscó más señas para
conectar este vehículo a Lighthouse.
Jax frunció el ceño. ¿Qué hiciste Cassidy? Intervenir en algo como esto
podría hacer que te mataran. Cassidy seguramente fisgoneó donde no
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debía. Ahora, él estaba perdido, y el vehículo en que fue visto por última
vez había sido quemado a cenizas, y fue encontrado dentro del complejo
de un señor de la guerra.
No era difícil unir los puntos. ¿Pero quién estaba implicado en todo este
esquema?
Seguramente, no era Caly. Desde luego no. Él empujó la ridícula idea lejos
de su mente.
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ñus, si se estuviera sintiendo ambicioso. Pero él nunca estuvo interesado
en comer cadáveres podridos. Qué asco.
Contó siete montículos de tierra. Fue a investigar el que parecía ser el más
fresco. Jax esperaba no encontrar los restos de Cassidy allí, pero el olor
que se levantaba de la tumba aplastó toda la esperanza que tenía, de
encontrar a su amigo con vida. Jax aseguró el aroma de Cassidy de su
diario, el que era todavía distinguible, a pesar de que olía a quemado y a
diesel. El hedor empalagoso era el de Cassidy.
Sólo que más profundo. Enfermamente más pesado. A muerto. Jax echó
un vistazo alrededor, antes de cavar con sus patas. Y no tuvo que ir
profundamente. Aproximadamente un pie más tarde, vio una mano
descompuesta. Se detuvo. Jax se transformó a su forma humana y casi
vomitó. El hedor era insoportable.
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No debería haber estado sorprendido, pero saber que su viejo amigo
realmente estaba muerto, casi saco el aire de sus pulmones. ¿Cómo se lo
iba a decir a la esposa de Cassidy? Jax se afligió por su amigo durante un
largo minuto antes de sacudirse, y ponerse manos a la obra. Tenía que
enfocarse para llevar a cabo el plan. Salvar a Caly. Él sacó la pulsera para
dársela a Clara, y la metió en su bolsillo. Jax se transformó en su forma de
león y saltó al patio. Con la reciente muerte en su mente, quería sacar a
Caly de este lugar cuanto antes. No había tiempo que perder.
Caly respiró con alivio. ¡Oh Dios! Realmente era él. –Yo, yo estoy bien, –
respondió ella en voz baja.
–¿Estás herida?–
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imagen de “chica dura” –Ser secuestrada no es tan glamoroso como
parece. –
Sus manos rozaron los dedos de Jax cuando agarró las horquillas de su
palma. Escalofríos eléctricos corrieron a través de su brazo. De repente, se
sintió abrumada por la necesidad de tocarlo.
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–Fui al campamento de Ibrahim. Me colé en su guarida, pero no estabas
allí. Algunos de los refugiados me dijeron lo que había sucedido. Así que,
me dirigí hasta aquí. Una vez que llegué, pude olerte en este lugar. –Él
hizo una pausa por un momento, y luego añadió.–Llegué un poco antes,
pero tuve que comprobar algunas cosas primero. –
–¿Manejaste?–
–Nah. Corrí. –
–Guau. Eso debe haber sido una gran distancia. Tener superpotencia de
león debe ser impresionante. –
–Lástima que no puedo volar o ser invisible. Sería muy útil en momentos
como éste. –
No podía ver nada, porque Jax bloqueaba la vista. Pasó un minuto antes
de que ella pensara en algo que preguntar. Ella odiaba el silencio, y ahora
mismo, no quería sentir como si estuviera sola. – Y por cierto, ¿comes
gente?–
Maldita sea. Si sólo pudiera llegar a él, nada le gustaría más que darle una
bofetada en la cabeza. ¿Podría tomar algo en serio por un segundo?
Quizás Jax estaba tratando de mantener su ánimo en alto, después de la
terrible experiencia que había pasado.
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–Uh–uh. Viví allí durante diez años. Fui a la escuela y trabajé allí. En
realidad soy de Tanz. –
–¿Tanz?–
–Mi madre es de Nueva Zelanda. Y mi padre, bueno, como todos los K'stal,
tenemos el gen rubio. No preguntes cómo y por qué. Ha sido así desde
que el primer K'stal recorrió el Serengueti. –
–No. Auckland. Están retirados. Mi madre quería estar cerca de casa. Ellos
nos visitan cada Navidad. –
–¿Qué hiciste?–
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Me ocupaba en su mayoría de las redes.–
Su ceja se alzó. – ¿Tú cambiaste una vida, estilo yuppie en Boston, para ser
un manitas en un país tercermundista?–
–Lo siento. – Parecía que ella y Jax tenía algo en común. Ambos habían
sido heridos, y podía relacionarse con su dolor. Los dos eran iguales.
–No todos los hombres son unos cretinos como él, ¿lo sabes?–
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–Un poco. Una cosa es segura, si tuviera una esposa como tú, no
encontraría tiempo, ni sería capaz de comerme con los ojos a otra mujer.
Estaría ocupado aprovechándome de ti... en la cama. – ¡Ay! Tan engreído
como era, ella no pudo evitar sentirse halagada. Un silencio se extendió
entre ellos de nuevo. Jax aún estaba ocupado con la cerradura y las
horquillas.
Desesperada. Ella tenía que salir y respirar aire fresco. Tenía que verlo.
Tocarlo. Sólo entonces, sabría que todo iba a salir bien.
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Cuando pateó el polvo detrás de ella, oyó gritos enojados dentro del
complejo.
vehículos. Caly corrió hasta que los pulmones y sus piernas le quemaban.
Ella desaceleró, sin aliento. Se sentía débil por la falta de agua y alimento.
Ella se forzó a correr, pero al cabo de un rato, redujo la velocidad otra vez.
Ella quiso desmayarse. Jax patinó hasta detenerse. Caly casi tropezó y
chocó contra él. –
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Ella empuñó su melena y oró por no deslizarse hacia abajo y desmayarse.
El complejo de Abuda estaba situado lejos de la población general. Sólo
colinas y praderas con arbustos y escasos árboles se extendían a través del
terreno.
Jax la miró con luminosos ojos del león, antes de saltar lejos. Quédate
abajo. Estarás a salvo aquí.
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Vuelvo enseguida.
Y espero.
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Capítulo Cinco
El enlace del orgullo se puso en marcha tan pronto como Jax vio al primer
león saltando por la colina. Era el león alpha. Cyeon.
–Cazar, cazar, cazar, –Keto agregó, siguiendo de cerca la cola del alfa.
Tío, –uno de los gemelos, Bane, dijo. –El otro, Saber, se rió entre dientes.
–Estoy bien, –Jax suministró. –Tengo a Caly conmigo. Pero Cassidy está
muerto.–
Cyeon no respondió.
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humana, siendo un abogado él mismo. El padre de Cyeon era mucho más
divertido. El tío Mica nunca vaciló en pisar el lado oscuro de la ley, cuando
vio que la justicia tenía que ser mantenida. Demasiado mal que ya estaba
retirado en Florida, con la tía Lindsey. Si el Tío Mica estuviera aquí, ahora,
Jax estaba seguro que el antiguo alpha estaría encantado de cazar a los
Janjaweed, empleando las buenas maneras, pasadas de moda de los
leones del Serengeti.
Cyeon gruñó. –En eso, puedo estar de acuerdo. ¿Cuántos hay ahí?–
Los otros soltaron gritos estruendosos a través del enlace del orgullo. Jax
tuvo un dolor de cabeza por ello. Saltó detrás de un arbusto, y esperó a
que el enemigo llegara. No tenía sentido hacer una persecución, ya que
venían derecho a ellos. Era similar a atacar a una horda de ñus. Todo lo
que tenían que hacer era arrearlos hasta que estuvieran confundidos y
cansados. Cuando uno se separaba de la manada, en ese momento, los
leones saltarían para cubrirlo y golpear a su víctima, dándole una
mordedura fatal en la garganta.
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Los K'stal olían a loción de afeitar y jabón. Los Janjaweed eran una historia
diferente.
Cuerpos sin lavar. Sudor. Tabaco. Olor a munición. Todas cosas sucias, y
Jax podía olerlos a una milla de distancia.
Los hombres corrían hacia ellos. Dos jinetes a caballos al frente. Un jeep
descapotable, con cuatro hombres totalmente sentados. Un King Cab7 con
tres hombres en el frente y dos atrás. Todos armados hasta los dientes.
Uno de los jinetes abrió fuego al azar con un arma automática. Fue tan
torpe como el tirador con el fusil, Jax estaba sorprendido, que el hijo de
puta no se dispara accidentalmente en su propio pie, o a su caballo.
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Pero no se veían tan seguros de su caza. Jax podía oler su miedo. Ver la
confusión en sus rostros. Su vacilación serviría como una gran ventaja para
Jax y al orgullo. Al igual que la oscuridad.
–!Ahora! –Jax saltó desde la zarza, y fue tras los dos burros en la parte
trasera del camión.
–¡Simba!
Sí, soy un león, idiota. Jax se abalanzó y lo golpeó con su pata. El hombre
cayó al suelo, con el arma fuera de su alcance.
Desde el otro lado, Cole golpeó al otro hombre con una técnica similar.
Prácticamente se llevó al hijo de perra de la camioneta, luego lo golpeó en
el suelo cubierto de hierba.
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Jax y su hermano, Cole, sujetaron sus mandíbulas sobre los cuellos de sus
víctimas y los arrastraron en la maleza. Los milicianos gritaron de horror y
suplicaron por sus vidas. El tipo con el rifle atascado todavía tenía una
pistola en su funda, pero estaba demasiado aterrorizado para pensar en
utilizarla.
–Mi hombre sabe a culo. –No es que él supiera a lo que sabía un culo, era
sólo una forma de hablar. Jax tiró de golpe a su cautivo en el suelo y le dio
una feroz sacudida igual que Cole había hecho. El hombre gemía de dolor.
Jax lo golpeó con su pata y lo dejo inconsciente. La sangre corría del
hombre del hombro y la mejilla. Por si acaso, Jax lo golpeó de nuevo.
–¿Por qué hiciste eso? –Preguntó Cole. –Fue excesivo, ¿no crees?–
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Cyeon gruñó a través del enlace. –Jax, Arcan, Cole. Terminen con el
camión. El resto, derriben el jeep. –
Jax se puso en acción. Arcan ya estaba pateando la puerta del lado del
conductor del camión. El conductor apuntó con su arma derecho a Arcan,
pero debió haber estado demasiado nervioso,
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Saqueador, violador, asesino. Jax resopló con disgusto. Sin sus grandes
armas, no eran más que un montón de perdedores.
–Eso es lo que le dije Caly. –Jax contó a los Janjaweed, pero ninguno de
ellos era Omer Abuda. Tal y como había predicho. Abuda no se molestó a
sí mismo, con la caza. Debe de estar esperando en su complejo.
–Él no está aquí. –Jax olfateó el aire. –Apuesto a que todavía está en el
complejo.–
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Capítulo 6
Caly se había enterado de la muerte del Doctor Cassidy por Jax mientras
habían estado en Al Fashir. Ella seguía de duelo por la pérdida. Él no solo
había sido un gran hombre, sino también un gran amigo. Admiraba su
dedicación por ayudar a los necesitados. Caly se sorprendió al escuchar
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que alguien en la fundación había sido responsable de su muerte. Seguía
siendo nueva en Lighthouse, realmente no sabía nada acerca de las
políticas que implicaba la fundación. Era exasperante para ella ver la
codicia de algunos hombres...y lo poco que valoraban la vida de un ser
humano.
Los tres días en Victoria Falls, Zimbabwe, había incluido una visita a la
embajada, donde se había reunido con un adjunto y varios militares. Una
vez que le emitieron un nuevo pasaporte y visa, y después que todos los
asuntos habían sido concluidos, Jax la había llevado a su casa en Tanzania,
la morada del grupo. Desde las Cataratas Victoria, su siguiente parada
había sido el Parque Nacional del Serengueti. Al parecer, la estancia del
grupo se encontraba en un pueblo cercano.
fotógrafa de la vida silvestre, que actualmente trabaja con Keto para abrir
unas cuantas galerías de arte.
–Eres muy valiente,– dijo Jennifer. –He oído hablar mucho de ti por Cyeon
y Jax.–
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–Grandes cosas. Vamos dentro, debes estar cansada.–
La morada del grupo no era vista desde el exterior. Había un poco de lodo
y un edificio de ladrillos que albergaba grandes generadores, bombas y
enormes conductos. Pero el área habitable era subterránea. Nadie, y
menos ella, habrían adivinado que había un gran edificio bajo la superficie.
Varios camiones estaban estacionados en el camino de grava. Había un
huerto y un pequeño jardín detrás del edificio.
Nada de especial. No había nada que diera la impresión de que una raza
de antiguos cambia–formas vivían aquí. A medio kilómetro había un
estanque al pie de un montículo, donde Cole dijo que al grupo le
encantaba tomar el sol después de la comida. Temprano, cuando habían
pasado por delante, ella había visto una manada de jirafas. Era estupendo.
Jen le mostró la habitación de Jax, donde ella iba a quedarse. Caly estaba
bastante impresionada. Para ser soltero, Jax era muy limpio. La cama
estaba hecha con sábanas blancas que pedía dormir en ella. La ropa
estaba metida ordenadamente en los cajones y armario.
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Una cosa espectacular que llamó su atención fue el cuarto de baño.
Jax no había mentido. Desde el piso hasta el techo, todo estaba envuelto
en mármol pulido. Incluso el tocador estaba hecho de eso.
Su corazón cantó con alegría. Era tonto, ella lo sabía. Pero después de vivir
en el campamento de refugiados con el agua racionada y la carencia de
incluso la más básica de las necesidades, una bañera donde podía tomar
un baño largo y caliente era un lujo con el que ella siempre había soñado.
–¿Es una broma?– Jen se unió a las risas. –Somos bastante autosuficiente.
Tenemos bombas y generadores. Y compramos combustible en un camión
cisterna. Espera hasta “el día del combustible”. Juro que arriba huele
como una estación de servicio.–
–Si tu...–
–Oh, yo ya les llame desde Nairobi. Están todos bien–. Jennifer parecía
estudiar el rostro de Caly. –¿Les dijiste lo que paso?–
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–De ninguna manera. Mi mamá y mi papá se asustarían. Deberías haberlos
visto cuando fui enviada a Irak. Si supieran que fui secuestrada por la
milicia, exigirían que regresara a casa en este instante.–
–Entiendo eso.– Sarah abrió mucho los ojos. –Pero deberías decirles que
estas bien, que estás viviendo con nosotros ahora.–
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–Mi herencia Jersey.– Jennifer sonrió. –Nací en el centro comercial. No es
broma, es verdad. Mi mamá estaba embarazada de nueve meses,
muriendo por un traje de baño pequeño. Después de darme a luz, sólo
tres semanas más tarde, ella lo llevaba en una playa en Jersey.–
–¿Cena romántica?–
–Voy a poner las cosas en la cama, ¿de acuerdo? Apuesto a que quieres
probar el jacuzzi.– Sarah le guiñó un ojo.
Esparcida en la cama había un montón de ropa para usar. Todo aun con su
envoltorio, cada prenda era una pieza única de diseño. Supuso que Cyeon
y Keto debían tener dinero si sus mujeres podían permitirse tales marcas,
cosas caras que vio en los catálogos de lujo y babeo encima de ellos.
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Tan diferente a su cama en el campamento o cuando había sido enviada a
Irak. No pasó mucho tiempo antes que el sueño la invadiera, simplemente
estaba agotada.
Ella se despertó sobre las cinco y media y se preparó para su cita. A las
seis, alguien llamó a la puerta. –Caly, cariño, ¿estás lista?– La voz apagada
de Sarah la llamó.
–Suena como una buena idea–, agregó Sarah. –Voy a llevar mi cámara.
Ciudad del Cabo es antigua y exótica. Hay un montón de paisajes
fascinantes para fotografiar–.
Su hermano era muy atractivo. Pero Caly prefería la belleza varonil de Jax.
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Cole pasó la mirada apreciando su apariencia. –Una impresionante vista
del sol.–
–Los hombres Rarh saben cómo halagar–, dijo Caly, muy avergonzada con
el cumplido.
Caly lo tomó. –¿No crees que esto es un poco excesivo para la cena?
Estaría feliz con macarrones con queso preparado en un microondas–.
Jax quiere hacer que esta noche sea especial. Y he trabajado sobre la
estufa todo el día, cocinando.
–Ahora ve. –
Ella vio que alguien había preparado una cena al aire libre en el jardín
trasero. Varias antorchas iluminaban el entorno, emitiendo un matiz
seductor. La mesa estaba cubierta de manteles blancos. Porcelana y copas
de cristal con bordes de oro que estaban perfectamente arregladas
encima de esta. Un cubo con champán junto a un diván. Una chimenea de
exterior crepitaba alegremente con troncos.
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Jax había estado ocupado haciendo algo bueno por ella.
Jax parecía recién salido de la ducha, estaba vestido con una camisa de
algodón blanca y vaqueros desteñidos. Llevaba un
Pensaba que cocinar era el trabajo de una mujer. Y así fue con la limpieza
de la casa. O cortar el césped o el cuidado del patio. Caly había concluido
que Carlton era un vago, un perezoso, un bueno para nada como marido.
A menudo se preguntaba por qué había ido en contra de su familia y se
había casado con él. Era increíble las cosas que la gente hacia cuando
estaba cegada por el amor.
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–Mi lomo de venado especial con salsa de hongos frescos.– Jax parecía tan
orgulloso que era adorable.
–¿Carne de venado?–
–Guau. Nunca lo he probado antes. ¿De dónde sacaste uno?– Jax le dirigió
una mirada desconcertada.
Caly tomó asiento. La mesa estaba puesta muy bien, con velas
chispeantes, copas de cristal y porcelana cara. Se dio cuenta que Jax había
puesto mucho esfuerzo en esta cena con el fin de impresionarla. Y bien,
ella realmente lo estaba.
Jax descorchó una botella y la vertió en dos copas. Volvió y retiro la carne
del fuego. Agarró un sartén con mantequilla derretida, echo las hierbas y
glaseo eso con el vino que acababa de abrir. Dejó que la salsa hirviera y
puso la carne de nuevo en la sartén. Con una gran sonrisa en su rostro lo
trajo a la mesa. Sirvió algo en sus platos. Un delicioso aroma subió a su
nariz. Jax también había preparado sopa, junto con pan casero, que puso
sobre la mesa.
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–Ella es muy agradable. –
–Lo es. Cyeon tiene suerte de tenerla. –Jax tomó asiento. –Vamos a
comer.– Brindaron.
Caly probó el vino. Estaba realmente bueno. Afrutado y rico. Ella probó la
carne de venado.
Probó el pan y la sopa. Ambos estaban increíbles. Ella se abrió paso entre
la comida mientras charlaban sobre su infancia. Jax la felicitó, coqueteó y
la hizo sentir especial. Y para cuando llego al postre, Caly deseaba
manchar su cuerpo con la torta de chocolate y que se la comieran.
–Pero ya me sedujiste, sin tener que hacer todo esto. – Caly se acurrucó
más cerca.
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–Quiero que todo sea perfecto. No deseas rodar sobre la tierra, ¿verdad?
Además, apuesto a que nunca has pasado una noche bajo el cielo del
Serengueti. Es impresionante. –
Caly miró hacia arriba. La luna estaba medio oculta por las nubes. La brisa
de la noche se aceleró más allá de ellos, ofreciendo un alivio del calor del
día. A lo lejos, oyó el ruido de los animales. Jax tenía razón de nuevo. La
noche en esta parte de África era hermosa.
Fue increíble.
Con un leve gemido, Jax metió su lengua en la boca abierta. Él la besó con
avidez. Caly se aferró a sus hombros. El dolor en la unión de sus muslos se
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intensificó. Su coño goteaba. La sensación era increíble. Él ni siquiera la
había jodido todavía. Sólo la había besado. Y con eso, ya estaba caliente.
¿Qué pasaría cuando él la tomara? Caly espero con anticipación. Su
corazón latía rápido. Jax parecía tomarse un dulce tiempo, y la espera la
estaba matando.
Caly le devolvió el beso con calor y pasión. ¿No sabía que ella lo quería a él
también? Ella lo besó con tanta avidez, tanto como necesitaba respirar.
Suspiraba por él.
Jax se separo de sus labios y susurró, –Eres mía. Toda mía.– Su corazón se
hinchó con su declaración. ¿Realmente significaba mucho para él? Si no lo
fuera, no habría arriesgado su vida por ella, ¿verdad? En comparación con
su ex–marido, Jax era como el paraíso en la Tierra. Él le agradeció, le
gustaba su manera de ser.
Así que, que diferencia de Carlton, con sus mentiras y demandas. Cierto,
ella y Jax se habían conocido hace poco, pero sentía que él realmente era
un buen hombre. De corazón gentil. Agradable personalidad. Le gustaban
las cosas simples de la vida. Aunque, no dañaba que fuera tan guapo.
Caly pego su boca sobre la suya y lo beso con fuerza. Él la atacó de vuelta.
Sus labios. Lamiendo un lado de su mandíbula. Su cuello. Ella se
estremeció de placer con emociones eléctricas a fuego lento por debajo
de su piel. El momento en que su lengua de lija lamio su piel febril,
bocados de placer estallaron en su sexo, poniéndola más húmeda. Todo lo
que le hizo la puso más cachonda.
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cariñosas. Luego se detuvo y lamió el hueco de su garganta. Sentía como si
se fuera a derretir en un instante.
Jax la llevo al diván. Ella se dejó caer. Se sentó junto a ella. La besó de
nuevo. Sus manos estaban por todas partes. Sus pechos. El vientre. Los
muslos. Y necesitaba sus toques. Sentir sus manos ásperas sobre su piel.
Marcándola. Reclamándola. Haciéndola suya.
–Sí.–
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Él amaso sus pechos y cogió sus pezones. Caly se inquietó. Jax rodó las
duras protuberancias con los dedos. El impacto la devasto. Puro placer se
disparó a través de su sexo. La ondulación del éxtasis la hizo querer
fundirse como una vela.
–Tus pezones son tan bonitos, solo quiero comerlos. – Jax bajó la cabeza y
tomo uno.
Ella estaba más que feliz de hacerlo. Lo beso con fuerza. Las lenguas se
adentraron. Regresó con adicionales mordiscos codiciosos. Jax deslizó una
mano es su coño, acariciando su pubis recortado. Ella detuvo su
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respiración cuando él separó los labios de su sexo. Un chorro de sus
propios jugos humedeció su unión. Él encontró su clítoris y lo capturo
entre el pulgar y el índice. Lo hizo rodar con la misma delicadeza como lo
había hecho con sus pezones. Ella se removió de nuevo. El placer era
adictivo.
–Jax...–
–¿Demasiado duro?–
Tragó saliva. –No...Yo solo...– Ella necesitaba más que eso. Sólo un poco
más.
Sí. Caly gimió. El agradable dolor se hizo más intenso. Su coño se apretó
alrededor de su dedo. Los anillos de su músculo se apretaron, asfixiando al
delicioso intruso.
Jax parecía saber su punto dulce, donde el manojo de nervios era más
sensible. Sólo ella sabía dónde estaba cuando se complacía a sí misma. Su
ex no había conocido su posición. Tampoco había alguna vez explorado el
placer por ella. Su coño se estremeció cuando Jax torció su dedo y frotó
ese lugar del tamaño de una moneda detrás de su hueso púbico. Su punto
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G. Su corazón latía de forma errática. Dios. Era increíble. Jax apenas froto
una docena de golpes cuando una imperiosa necesidad de venirse barrió a
través de ella. Una vez. Dos veces.
Tres veces. Él la golpeó. Un clímax tan feroz que dejo sin aire sus
pulmones. Placer al rojo vivo la consumió entera. Su cuerpo se estremeció
como una hoja arrastrada por el viento en una tormenta.
Caly jaló el cuello de su camisa. Su voz era de un tono más profundo que
ronco. –Quítate esto. –
Caly pasaba las manos por su pecho. Su vientre. Su ingle. Su polla saltó de
emoción en el momento en que la tocó. Jax busco el cierre y la cremallera,
pero ella golpeó sus manos. –Mío–. Jax se sorprendió al escuchar la nitidez
de la reclamación en su suave acento Sureño.
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Él aceptó. –Todo tuyo–.
Caly rio. Su risa de niña anudo una tensión en sus entrañas. Ella bajo la
cremallera de la parte delantera de sus pantalones vaqueros y empujo
hacia abajo sus calzoncillos. Su polla se balanceo libre. Oyó su respiración
detenerse ante la vista de su erección. Ella agarro su miembro y lo
bombeo.
Caly lo soltó y se deslizo por sus rodillas. Ella pacientemente le quitó los
mocasines, los calcetines, los pantalones y los calzoncillos. Empujó sus
rodillas para separarlas y se metió a sí misma entre sus muslos. Su
atención regresó a su polla.
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que tuviera de qué quejarse. Pero eso fue...wow. La dulce caricia le hizo
arder desde el interior.
–Vente. –
Él rió. –La primera vez es especial, nena.– Agarro sus muñecas y la levanto.
La coloco en la posición que quería, con ambas manos en el suave colchón
del diván. Su culo apuntando hacia arriba, ella estaba lista para tomarlo. –
Quédate quieta–. Caly le obedeció como una niña buena. Ella no se movió.
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lugar cerca de su expuesto sexo. La primera lamida la tiró por encima del
borde.
Dios.
–Nena...– Él la penetro.
El aire a su alrededor se diluía. Dios. Ella abrió los ojos. Ella no creía que
fuera posible, pero Jax parecía decidido a meter toda su longitud dentro,
en su lamentablemente inadecuado coño. Trabajó pulgada por pulgadas,
rompiendo su rigidez hasta que se fundió profundamente con éxito, hasta
las bolas.
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lánguidamente trituraba sus caderas. Él se movió para que su glande casi
saliera de su apertura, y lentamente, empujo hacia atrás hasta sentir que
estaba a punto de estallar.
Jax aun la cogía con empujes lentos, como si él quisiera que sintiera cada
centímetro de su alarmante longitud y la gordura de su circunferencia. Sus
respiraciones fueron cortadas en rápidos gemidos cuando la cogida se
volvió breve e incesante. Miles de brillantes sensaciones se estrellaron a
través de ella. El placer era tan puro, que era mentalmente–demoledor.
Jax golpeo, tiro con gran salvajismo, maltrato su coño hasta que ella sólo
sentía el fuego. Él asintió con un gruñido y la cogió ferozmente,
clavándose duro, rápido, follándola primitivamente. Su placer subió más
alto. Caly levantó el trasero para cumplir con sus brutales golpes.
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–¿Te gusta mi habitación?–
–¿Te agrado?–
–¿Y si yo te dijera que no quiero vivir contigo, y que deseo volver a casa?–
–Ah, ¿sí?–
–Sí. Abre las piernas y te voy a mostrar los trucos que tengo bajo la
manga–.
El fin
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