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Disclaimer
Esta es una traducción hecha por fans para fans sin fines de lucro ni
interés alguno de incomodar a quienes tradujeron los libros anteriores de
esta saga.

Personalmente creo que los libros pertenecen a sus escritores y a quienes


deseen leerlos.

Favor de no difundir este material fuera del grupo.

Traducción en exclusiva para el Desván Paranormal.

Muchísimas Gracias por respetar esta pequeñísima petición.

Y en caso de que contéis con la aprobación de las admis para publicarlo en


tu web o foro no olvides dar los créditos al equipo de traducción.

Que lo disfrutes.

Staff de esta producción:


 Adriana
 Rosa
 Laura
 BlueMoon

 Diseño:
 DesertWolf

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El Capítulo Uno
Caly Anderson tenía dos opciones. Una ser asesinada por los milicianos...o
dos ser comida por un león; calculó que una no sería menos horrible que
la otra, aunque la primera podría ser un poco menos dolorosa que la
segunda o lo sería si los milicianos no la agreden sexualmente primero. Era
la única occidental en este campamento de refugiados, y sobresalía como
un pulgar hinchado. Rápidamente cerró la puerta de la choza, un lugar que
había sido su hogar durante el último par de semanas y arrastró un
tambor medio lleno de aceite hasta trabar la puerta para bloquearles el
camino.

Los milicianos Janjaweed de Darfur que estaban enfrascados en una


cacería buscándola.

En su corto tiempo aquí, ella aprendió que Ahmad Ibrahim, el jefe del
campamento, donde fue asignada, no tenía otra elección, que hacer un
trato con Omer Abuda cuyos hombres habían llegado en vehículos
abiertos y a caballo para proteger a los refugiados. A cambio de esta
protección, Ibrahim tenía que dar a Abuda, líder de la milicia, la mitad de
la ayuda que recibía.

Como ella no era una refugiada, intuyó que Abuda podría no considerarla
incluida en dicho pacto.

Así, que existía la posibilidad de que cuando Abuda se enterara que una
enfermera Estadounidense fue enviada al campamento, él la buscara y la
tomará como rehén.

Así que, después de sólo dos semanas, sucedía lo que temía. Además sabía
que cualquier Americano perdido en este pedazo de tierra desolada,
significaba un montón de dinero a alguien en la posición de Abuda. Si la
fundación para la que trabajaba, decidiera pagar a los captores como
rescate. Cosa que no sucedería, ya que no negociaban con terroristas.

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Cuando fue contratada para hacer este trabajo humanitario, firmó una
renuncia contemplando tales riesgos. No, si algo le sucediera aquí, estaba
a su propio riesgo.

Caly estaba cuidando a una madre y a su bebé, cuando Ibrahim le advirtió


que Abuda y sus hombres estaban a punto de asaltar el campamento. El
rugido de sus vehículos y estruendosos sonidos de los cascos de sus
caballos al galope se escuchó a kilómetros de distancia. Caly jamás supo
cómo llegó tan rápidamente a la cabaña que ocupaba cerca de un gran
árbol muerto.

Estuvo viviendo en un hueco debajo de ella desde que llegó. Ibrahim le


dijo que era por su propia seguridad, y ahora, si no lo había hecho antes,
le creyó. La choza tenía una trampilla para acceder a su escondite, pero ya
no podía ir allí, porque un gran león macho estaba sentado sobre la
misma. Si se quedaba donde estaba sería llevada como rehén por Abuda si
hacía un movimiento hacia la trampilla, este león podría tenerla como su
merienda. Así que por ahora se quedó tan quieta como le fue
humanamente posible.

Caly no había oído que leones fueran vistos en esta parte de África, pero
ahora ahí estaba, mirándola directamente. La adrenalina la empujó a
tomar la decisión de acercarse a la trampilla, si tenía hambre se la
comería, al menos, sería una muerte digna. A diferencia de la alternativa
ya que Abuda y sus hombres eran tristemente conocidos por su sádico
comportamiento. Ella odiaba pensar acerca de lo que le harían, a una
mujer Estadounidense, en este país devastado por la guerra.

Se agachó junto al tambor tratando de hacerse lo más pequeña que pudo.


El león no hizo nada, pero continuó mirándola, no gruñó ni avanzó, nada
de nada. Él era un enigma, con patas enormes que se veían igual de
mortales. Estaba segura de que podría cortar a su víctima con un solo
zarpazo.

Su cuerpo era muy musculoso y sinuoso, y su cola larga, daba azotes de


ida y vuelta, mientras la observaba.

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Con una melena exuberante y dorada, la bestia era realmente muy
hermosa, una vez, que uno pasaba el shock de enfrentarlo, sus ojos color
ámbar se iluminaron, creyó ver inteligencia en ellos más que en cualquier
otro animal salvaje con que se había topado.

Caly entonces se dio cuenta de algo más. Gotas de sangre. Estaba herido
en su pata delantera derecha, pero parecía estar bien, ya que él no
mostraba estar preocupado por su lesión; pero Caly sabía que no podía ser
bueno. Si su herida no era atendida había probabilidades de contraer una
infección. Además, sabía que perder una gran cantidad de sangre llevaba
escrito desastre para cualquier mamífero de sangre caliente.

Un extraño instinto maternal se apoderó de ella.

Ella quería - no necesitaba - ayudarle. O tal vez se trataba de algo más,


como ella era una enfermera, y no podía soportar ver a cualquier criatura
con dolor, sin tratar de hacer algo para ayudar. Pero no era un veterinario.
Además, no veía cómo acercarse a él, sin que la mutilara en primer lugar.

Una idea surgió en su mente. En los programas de vida silvestre en la


televisión, siempre vio que el veterinario tranquilizaba a los animales
salvajes antes de acercarse.

Demasiado malo para ella, el equipo de emergencia médica estaba


escondido en su agujero exactamente donde ella no podía acceder en este
momento.

Caly fue médico de combate en el Ejército de Estados Unidos durante


cuatro años. Había sido enviada a Irak y después fue dada de baja
honorablemente hace tres meses.

Había tratado una gran cantidad de lesiones en el frente. Solo esperaba


que ayudar a un animal herido, no fuera muy diferente que tratar a los
soldados heridos. A menos que su paciente probablemente le lance
gruñidos, en lugar de gemir y llamarte perra.

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Si podía conseguir de alguna manera llegar a su escondite, ella podría
tomar el kit, y tratar la lesión del león.

Lo cual era bastante improbable ya que el animal no parecía estar


dispuesto a moverse en corto tiempo. Todavía la vigilaba, pareciendo
estudiar la situación, con su luminosa y dorada mirada depredadora.

Mientras, escuchó afuera a Abuda y a sus hombres en su bulliciosa


búsqueda en las chozas y tiendas de campaña, acosando y maltratando a
los refugiados. Mierda tenía que llegar a su agujero escondido. Los
milicianos más que probablemente comprobarían esta choza porque era
la más grande, y era usada para almacenar los combustibles y los
alimentos.

De repente, el león rugió bajo, el vello de su nuca se le erizó y se puso de


pie, la piel de gallina estalló en toda su carne. El león se revolvió y partió
en dirección a la entrada de la choza. Entonces él miró hacia atrás y
adelante entre ella y la puerta, como si supiera lo que estaba sucediendo.

De modo misterioso. El león cojeando fue hacia la puerta, gruñendo más


profundo Shh, – Caly susurró sin pensar, –que van saber de nosotros–. El
león de repente se calló, como si entendiera lo que ella dijo. Esa fue la
cosa más rara que nunca le había pasado, la manera en que él se encorvo,
poniéndose ante la puerta cuando ella se escondió, aparentemente para
protegerla.

El miedo de Caly fue reemplazado por el asombro. Tal vez este león fue
entrenado y no era salvaje, no podía entender cómo llegó aquí en el
primer lugar o cómo había sido herido. Caly dirigió su mirada a la
trampilla. Ahora que el león se había movido podía entrar en su guarida.

Una sensación partió en la base de su columna vertebral, vaciló, ¿el león la


atacaría si se acercaba a él?, lo consideró por un momento.

Y tomó la opción de que no lo haría. Lentamente, se arrastró más allá de la


gran bestia y hacia la pila de cajas. Su corazón latía tan rápido, todo lo que

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escuchó fue el salvaje, estruendoso pulso de su pecho apretado. El león la
dejó pasar sin molestarla.

Caly empujó a una fila de cajas vacías que escudaban su escondite,


encontró el anillo de la manija y la levantó, la pesada puerta de tablones
gimió al abrirla, y la corta y desvencijada escalera dándole la bienvenida a
la oscuridad. Ella estaba a mitad de camino en el agujero cuando un
pensamiento se le ocurrió.

Si los militantes irrumpieran en esta cabaña y encontraban al león, seguro


que lo matarían al verlo, podría ser un gran depredador, pero él no sería
un rival contra rifles, escopetas y armas automáticas. Además, él estaba
herido.

Caly trepó hacia arriba y asomó su cabeza en la abertura.

–Hey, Señor León. – esta es una estupidez se dijo a sí misma, No va a


funcionar. Para su puro asombro, el león se volvió y miró en su dirección.
Que me aspen. –Ocúltate aquí. Si los hombres malos te ven, te van a
disparar–, le advirtió. Pero el león se dio la vuelta de nuevo a la puerta.
Bueno, eso habría sido demasiado bueno para ser verdad.

¿En qué estaba pensando? Hablando con un león salvaje, como si fuera un
golden retriever? Caly iba a cerrar la trampilla cuando el león se movió en
su dirección, lo que le hizo a congelar por un momento. De ninguna
manera. ¿De verdad sabes lo que estoy diciendo? Sus miradas se
encontraron. El león parecía estar buscando las escaleras. Santa Mierda.
Yo creo que él realmente lo hace.

Caly salió para dejarlo pasar, El león le dio un resoplido antes de bajar
como si fuera dueño del lugar. No podía creer lo que estaba sucediendo,
agarró una vieja lona para cubrir la trampilla lo mejor que pudo y la cerró.

Hizo su camino hacia abajo, pisando una escalera a la vez cuando llegó al
fondo, simplemente se sentó al pie de la escalinata. El león debe estar
alrededor en algún sitio. Su escondite era relativamente pequeño, de
aproximadamente veinte pies de largo por quince pies de ancho.

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Había una pequeña mesa, una cama y pilas de cajas de madera que usaba
para sus pertenencias, incluyendo la ropa.

El aire era húmedo y olía a tierra, pero el pequeño espacio estaba


equipado con un tubo que daba fuera para que circule aire fresco.

Se quedó inmóvil y escuchó. Tenía un encendedor en su bolsillo, pero no


se atrevía a usarlo también había velas y una antigua linterna como fuente
de luz, pero no se atrevía a encenderlos prefería esperar hasta Abuda y
sus hombres abandonaran el campo para utilizarlos, a fin de evitar que la
detecten.

Un minuto más tarde, el fuerte e inconfundible ruido de una puerta siendo


abierta de una patada sonó por encima de su escondite. Las pesadas botas
tronaron arriba. Los hombres gritaban entre sí, reconoció la voz de
Ibrahim suplicando a los hombres de Abuda en árabe, argumentando.

Caly oró para que no notaran el rastro de la sangre. La cabaña era


bastante oscura, y el suelo estaba cubierto principalmente de tierra y
aserrín.

Este particular grupo de milicianos no era un grupo entrenado y no se


acercaban ni de lejos a entender o investigar una escena, ella esperó
sinceramente que buscar una pista fuera la última cosa en sus pequeñas y
débiles mentes. Caly se permitió respirar, debido a que los hombres por
encima regateaban sobre algo más. Su conjetura fue acertada escuchó un
par de cajas que fueron sacadas de la choza, parecía que Ibrahim estaba
sobornando a Abuda y a sus hombres con los MREs1—o Comidas Listas
para Comer.

1 MREs: Meals Ready – to- Eat

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Caly maldijo en silencio. Esa comida era para los refugiados. Había
mujeres, niños y ancianos que lo necesitaban más que estos estúpidos–
culos gruñones de la milicia. Ella e Ibrahim habían cuidadosamente
racionado las comidas para que duren hasta la próxima entrega.

Ahora, más de un par tendrían que pasar hambre.

Caly estaba que echaba chispas cuando los hombres salieron de la choza y
la puerta se cerró. Ella quisiera ser un superhéroe, hubiera pateado el culo
de esos hombres a Marte.

O estar de vuelta en el ejército, habría pedido un M–16, pero aquí, ella no


tenía una sola forma de defensa. La fundación era una organización
religiosa, y tener armas de fuego, era mal visto, menos aún usarlas. Los
contratistas independientes, como Caly entregaban su protección contra
los señores de la guerra como Omer Abuda al amor y las oraciones.

El sonido de un felino resoplando la trajo a la realidad. Mierda. Se olvidó


que tenía un invitado. El león.

Desde que habían esquivado una bala, literalmente, Caly se sintió lo


suficientemente segura para utilizar su encendedor, lo sacó de su bolsillo y
lo encendió. El fuego iluminaba su escondite. Oh, qué bonito. El león
estaba acostado en su cama. Por suerte, fue bien construida de lo
contrario, seguro que hubiera colapsado bajo el peso del león.

Caly se arrastró hasta donde había puesto su vela y la encendió. El lugar se


convirtió en un poco más brillante. El león parecía interesado en el origen
de la luz que tenía en su mano. Él la miró con lo que ella pensaba era
curiosidad en sus ojos. Su pata delantera todavía sangraba. –Si me dejas,
te puedo ayudar,– Caly susurró.

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El león ladeó la cabeza. –Tengo mi equipo médico. Puedo detener el
sangrado y hacer que tu boo–boo se sienta mejor.– El león parpadeó. –Di
miau si me entiendes.–

Un fuerte rugido llenó el lugar. –Whoa. Tranquilo. Que los hombres malos
sabrán que estamos aquí abajo–. Caly se rascó la cabeza. –¿Estoy loca o
qué? Pero...parece como que si me entiendes.

El león le disparó lo que supuso era una mirada de reproche. –No me


malinterpretes. Yo pensaba que los delfines eran los más inteligentes de
entre los animales, pero pareces ser muy inteligente. Te voy a tocar. No
me comas, ¿de acuerdo?–

Caly se atrevió a tocarlo. Cuando el león no hizo ningún intento de morder


su cabeza, ella acarició su pata y empujo el borde hacia adelante para
tener una mirada más cercana a su boo–boo. ¿Tranquilizante?, ¿Qué
tranquilizante?, el león debió intuir lo que ella quería hacer, porque le
ofreció su pata herida para que la examinara.

Toda esta situación era surrealista. Caly no sabía si todos los leones eran
tan inteligentes, pero tenía la sensación de que éste era muy especial.
Puso la vela en la caja.

Agarró el kit y buscó los materiales que necesitaba—gasas, vendas y


Betadene₁. Ella tomó el paquete de toallitas esterilizadas y procedió a
desinfectar sus manos, se centró en el lugar del cual salía la sangre. La
reconoció como una herida de bala—ella había visto un montón de ellas
durante sus despliegues con el Ejército.

–Pobrecito–, susurro. – ¿Qué hiciste para merecer esto?– podría jurar que
el león estaba sonriendo a su vez. Nah. Debe ser su imaginación. El león
elevo el hocico pelado hacia arriba. ¿Tal vez le dolia?

Se centró y continuó. Agarró un fajo de gasas y le aplicó Betadene. El león


la miró mientras limpiaba su pata, la zona de la herida. Vio el orificio de
entrada y salida de la herida, parecía que la bala paso a través de su pata.

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A juzgar por su diámetro, el daño había sido causado por un arma de
pequeño calibre.

Sabía que los militantes llevan normalmente armas como Uzis y Soviético
AK–47, aunque a decir verdad, no era como si ella hubiera tenido la
oportunidad de inspeccionar todas las armas que utilizan.

–Tienes suerte, ¿sabes? Quien hizo esto podría haberte matado


fácilmente.– Él respondió con un pequeño gruñido. A Caly le gustó este
león.

Ella notó que la sangre había empezado a coagularse. Trató de determinar


si la bala le había dañado sus huesos o las arterias. Del examen de la
misma, llegó a la conclusión de que había sido una herida limpia la bala
paso a través sin tocar partes vitales.

La entrada de la herida era pequeña, pero la herida de salida era un poco


más grande, y requerirá de una sutura, aplicó una gasa limpia y ejerció
presión para ayudar a detener el sangrado. Trabajar en la herida de salida
iba a ser bastante difícil. Caly preparo la sutura y convenció al león a
torcer su pata hacia arriba.

Ella no estaba segura de cómo iba a hacer esto. Costurar a un humano era
a veces un dolor en el culo, y el más macho de los soldados aún se
estremecía y gritaba de dolor. Ella no tenía idea de lo que un león haría.
Pero hasta ahora, había sido un perfecto paciente. No se quejo, y sobre
todo, no le arrancó la cabeza de un mordisco.

Ella le dio suficientes puntos de sutura para cerrar la herida abierta, de


manera que no se infecte cuando camine en la tierra, pero le dejó un poco
de espacio abierto para el drenaje. De repente, el león gruñó cuando ella
suturó la pata, pero él no se movió, ni se la comió. Él estaba siendo tan
bueno. Super bueno. le habría gustado darle un paleta si tuviera alguna.

₁-Betadine® es un antiséptico cuyo principio activo es el yodo, que unido a la povidona,


forma un compuesto llamado povidona yodada

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Caly acabo aplicando más gasa limpia y vendó firmemente la pata.

No sabía cuánto tiempo le duraría el vendaje ya que los animales tenían la


tendencia a lamer o masticar cualquier objeto que estaba pegado a sus
cuerpos. Cuando Caly había tenido su golden retriever castrado, su perro
tuvo que usar un cono alrededor de su cuello para evitar lamiera los
puntos de sutura. Para su sorpresa, el león ni siquiera trato de tocar el
vendaje. En lugar de eso, él giro su cuello y le lamió la cara.

–Eres bienvenido– Caly se rio en voz baja, ya no tengo miedo. Su lengua se


sentía como papel de lija. Este león era amable y asombrosamente
inteligente. ¿Quizás pertenecía a un circo?

O tal vez la mascota de alguna reserva de caza.

Caly con cautela pasó sus dedos por su melena. Al principio, no estaba
segura de si le permitiría que lo toque. Pero después del transcurso de
unos tensos segundos, parecía que él confiaba en ella lo suficiente como
para dejarse tocar.

Se sintió más audaz, y le acarició, mientras chequeaba su gran cuerpo para


ver si le habían disparado en cualquier otro lugar. Cuando llegó a su
vientre, él le dio un fuerte gruñido. Ella se detuvo. Parecía que el león no
le gusta ser tocado allí. Bien. En lugar de eso, se centró en acariciar su
melena, una vez más, parecía que eso le gustaba.

Tenía uno o dos datos sobre los leones de los programas sobre la
naturaleza salvaje que había visto en televisión. Eran audaces y valientes
animales. Caly recordó a su profesor de la escuela

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diciendo que los Egipcios adoraban a los leones tanto que el Faraón
Ramsés II fue a la batalla, siendo acompañados por uno.

Una emoción surgió a través de ella. Acariciar a un león enorme se sentía


tan diferente a cualquier animal domesticado. Como su perro. Él era
predecible...pero este león seguro que no lo es.

A pesar de que esperaba estar equivocada porque siendo realistas, en


cualquier momento que no le gustara lo que estaba haciendo, el león
podría simplemente arrancarle la cabeza. Y así, el peligro se convirtió en
una emoción. Podría haber sido lo que había llevado a los Egipcios a
adorar esta magnífica y noble bestia en primer lugar. ¡Ja! Ella se sentía
como Ramsés II. Jugando con el peligro. Burlandose del destino.

Lo único que faltaba eran las hojas de la palma y los siervos en topless con
bandejas de fruta madura.

El león dejó escapar un ronroneo de contento y puso su cabeza sobre su


pata buena. Caly lo dejo dormir, recogió su kit médico y lo guardó. De
repente, el agotamiento se tejió en sus músculos. Tal vez por la tensión
sufrida o por el calor.

Su escondite estaba agradablemente fresco y oscuro, aunque el aire


estaba un poco viciado. A ella le pareció que era el lugar perfecto para
descansar en el interior de todo el campamento.

Caly se apoyó contra el tablón que recubría la pared. A su alrededor se


quedaron el silencio. Normalmente, escuchaba a los niños jugando o
charlando. Pero no hoy, no después de la incursión de Abuda.

Cada alma viviente debe estar escondida en sus tiendas de campaña o


chozas. Como ella misma. Y el león.

Ella lo miró fijamente a la luz de las velas, hasta que el sueño finalmente la
reclamó, enviándola a la Tierra de Nunca jamás.

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El Capítulo Dos
Jax Rarh fue catapultado de su sueño y arrojado de vuelta a la realidad
cuando una voz enojada amenazaba con golpear su cabeza si no
despertaba y daba explicaciones, gimió entrecerrando los ojos al dueño de
la voz que le gritaba.

Su cabeza le dolía, cada parte de su cuerpo se sentía dolorida y con


dolores como si hubiera sido atropellado por un camión Mack. Parpadeó y
el rostro de una mujer entró en su foco de visión tenía un tubo y susurró
acerca de cómo ella no dudaría en usarlo si no respondía a sus preguntas.

Pero, ¿cuáles eran? –Lo siento, señorita. – Su garganta estaba reseca. Jax
necesitaba un poco de agua. –¿Qué dices?–

—¿Quién eres tú? ¿Cómo llegaste aquí?– Su mirada iracunda se dirigió a


su mano vendada. –Es imposible. No, no ,no eres el maldito león. –

Cambie a mi cuerpo humano Oh, ¿es esto de lo que se trata el alboroto? –


Soy un wereleón, – Jax dijo débilmente por el dolor de cabeza y el sordo
dolor en su vientre.

–Unwere—qué?–

–León–. –¿Wereleón? Como...un...¿werewolf? –

–Sí, exacto–.

–Pero eso es jodidamente imposible.–

–Luego te explicare cómo llegué aquí.–

Bajo la tubería lentamente y dejo de agitarla en su dirección. Sus mejillas


sonrojadas.

–No lo sé. Tú debes de haberte metido mientras dormía.–

– ¿Y el león que estaba durmiendo aquí?– Sus ojos verdes destellaban.

–Tú lo ahuyentaste.–

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—¿Y el vendaje?– Sus labios se adelgazaron cuando pareció haberse
quedado sin una explicación lógica.

–¿Quién eres tú?–

–Soy Jax. ¿Puedo sentarme?–

Ella bajó un poco la tubería, sus ojos observaban cada uno de sus
movimientos, con desconfianza.

Jax se movió y se sentó. Su cabeza daba vueltas. Había perdido mucha


sangre ayer.

Cuando había sido atacado por los hombres de Omer Abuda , le habían
disparado desde bastante cerca.

Fue un error de su parte por subestimarlos. Las balas habían traspasado a


través de su intestino y su pata. Un cambiaformas, como él tenía la
capacidad de reparar su carne rápido, pero después de que él había
curado la herida en sus entrañas, no le había quedado ninguna fuerza para
regenerar su pata.

Él había sido abrumado por el largo viaje desde Al Fashir a Ibrahim el


campamento de refugiados. Había tomado la rápida decisión de ocultarse
en la cabaña para descansar y recobrar su energía, no había esperado
encontrar esta hermosa enfermera.

Jax inhalo profundo y lo soltó.

La herida del intestino se había curado bien, pero el dolor fantasmal


todavía permanecía.

La mujer estrechó sus ojos. – ¿Estás bien?– Su voz parecía estar llena de
simpatía.

–Estoy bien–

Su mirada patinó a su vientre. El tenía el pecho desnudo. Debido al calor


cuando Jax había cambiado, tenía puesto un par de pantalones vaqueros y
zapatillas de deporte. Era el único de la manada K'stal capaz de retener lo

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que llevaba cuando cambiaba a su forma bestial. Los demás quedaban
desnudos, o destruían sus ropas en el proceso de cambio.

–Tienes una cicatriz en tu abdomen–, dijo. –¿Es nueva o vieja?–

–Se puede decir que es nueva. –

– ¿Reciente?–

–Al mismo tiempo que pusieron un agujero en mi pata. – Ella parecía


interesarse. –Estás bromeando. –

–Señora, ¿por qué iba yo a hacer una broma así? No es gracioso.–

—¿Cómo es posible que una sane más rápido que la otra–

Jax sonrió. –Por mis superpoderes, ¿sabes?– Ella se veía como si quisiera
discutir, pero parecía haber cambiado de opinión a mitad de camino.

–Déjame ver tu mano.–

–Mientras me prometas no golpearme con ese gran palo–.

Ella bufo y bajó la tubería. –Déjame ver–, exigió. Jax, mostrando su mano
vendada, entonces sacó lo que se veía como un kit médico y removió
hasta que encontró un par de tijeras cortó el vendaje y levantó con
cuidado de la gasa. El apósito estaba empapado de sangre ya seca. Sintió
un ligero pinchazo.

Ningún nuevo desgarro. La superficie de su piel se había curado


completamente, dejando una cicatriz del tamaño de una moneda de diez
centavos. Ella silbó, asombrada. Volteó su mano. Le quitó la compresa con
la misma ternura que antes. La salida de la herida en la palma de la mano
ya estaba cerrada, dejando solamente los puntos de sutura que había
puesto la noche de ayer.

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–No hay puta manera,– ella respiró, una expresión de asombro irradiando
de su cara bonita. Jax quería resoplar. Al parecer, la Señorita Enfermera
también tenía una boca muy sucia. ¿Besaba a su madre con esos labios? Él
sabía que lo haría. Besar sus labios, no los de su madre. Jax tenía que
admitir que era una delicia, en este sombrío, deprimente lugar.

Estaba vestida de uniforme verde y un par de botas desgastadas. A juzgar


por sus trajes de Batalla, Jax había pensado que ella era una de la ONU o
de la OTAN, las fuerzas de paz. Sin embargo, siendo la única en este
campo le había dicho lo contrario. Y después de un par de intentos de
espionaje, Jax había descubierto que ella era una enfermera contratada
por el Faro, una organización de caridad similar a la Cruz Roja.

Todo el mundo le llamaba la Enfermera Anderson. Jax hubiera preferido


llamarla su Enfermera Sexy. Ella no tenía la constitución basada en los
estándares de Hollywood de la sensualidad. Una figura de palo con dos
aumentados globos, ella no era así, tenía curvas. La gente celosa podría
llamarla regordeta, pero Jax prefería pensar en ella como
voluptuosamente exuberante. Como una verdadera mujer debe ser.

Su pelo era rubio fresa—y era una verdadera rubia también, porque él no
vio ninguna raíces oscuras, en su cabello recogido en la parte de atrás de
su cabeza en un apretado moño, su piel podría haber sido pálida
originalmente, pero el trabajo durante horas bajo el sol parecía haber
ganado un bronceado saludable, tenía un poco de pecas en su nariz y
mejillas, haciéndola mucho más guapa.

Sus ojos eran increíblemente verdes, brillantes como esmeraldas. Su nariz


era delgada y ligeramente inclinada hacia arriba en el extremo. Sus
pómulos eran altos, y sus labios estaban bien formados y sensuales.

Y su cuerpo...

Jax se complació a sí mismo con un poco de pensamientos sucios. Sus


pechos eran grandes, pero no tan monstruosamente se miraban como

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que encajarían perfectamente en la palma de sus manos. Ni demasiado
grandes ni demasiado pequeños simplemente perfectos.

Y a juzgar por la forma en que se veía, también eran reales... –¡Hey!– Él


levantó sus ojos al rostro de ella y vio el ceño fruncido.

–Mi cara está aquí–.

–Lo siento, yo estaba buscando la etiqueta con tu nombre.

—No tengo una.–

–Es por eso que lo estaba buscando.–

–Sí, sí.–

–¿Cuál es tu nombre?–

–Anderson.–

–Ese es tu apellido. ¿Cuál es tu nombre?–

–¿Cuál es tu nombre?–

–Ya te lo he dicho. Jax.–

–Tu apellido?– –Rarh. Jax Rarh.– Ella parecía temblar.

–¿Qué clase de nombre es ese? Y ¿cómo se escribe?

– R—a—r—h. Es a partir de una antigua lengua Bantú. Así que Enfermera


Anderson, ¿cuál es tu nombre?–

Ella hizo una pausa antes de contestar en una pequeña voz, su mirada fija
en los puntos de sutura en la palma de la mano.

–Caly.–

–Caly Anderson.–

Jax la miro a los ojos –Es un hermoso nombre.–

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Un rubor coloreo sus mejillas. Alzó sus manos en el aire. – No lo creería, si
no hubiera cosido esto yo misma. Ya sea que eres el león que dices ser, o
tuve un infierno de alucinación la noche pasada.–

–Te puedo dar una buena noticia no alucinaste anoche.– Sus ojos verdes
le miraban fija y atentamente, los shifters no son reales.–

–Si eso es lo que piensas, entonces yo soy tan real como lo es Santa
Claus.–

Ella hizo una mueca.

–Jax Rarh, ¿eh?

— Sí, señora.–

–Tienes acento americano.–

–Y tú tienes uno del Sur. ¿Tennessee?– Ella le disparó una mirada


inquisitiva. Jax se encogió de hombros.

–Yo viví en Boston durante diez años antes de que decidiera volver a
casa.–

–A casa, ¿eres realmente un cambiaformas?–

–¿Quieres apostar? Tengo diez dólares en mi bolsillo.–

–Muéstrame.–

–¿Mis diez dólares?–, bromeó.

–¡Jax!–

–¿Me prometes que no vas a enloquecer? Ella asintió con la cabeza.

Jax suspiró. –creo que eres más buena conmigo cuando soy un león–.
Llamó a su poder y cambió.

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Caly se pellizcó el brazo para recordarse que no estaba soñando. Ouch.
No, ella no lo estaba. Para confirmar que no estaba alucinando. Lo que ella
tenía era hambre y sed, no había tenido nada que comer o beber desde
ayer. El hombre ante ella se convirtió en el león herido que había atendido
la última noche. De una manera extraña, tenía sentido. La inteligencia del
león, su falta de agresividad. Los Leones salvajes atacaban o se alejaban si
eran abordados por los seres humanos. Éste no hizo ninguna de las dos
cosas, tenía un nombre. Jax Rarh, era letalmente impresionante. Acarició
su melena brevemente antes de que una mano cogiera la suya y no la
dejara ir. En un abrir y cerrar de ojos, Jax había cambiado de nuevo a su
forma humana. Él sonrió de oreja a oreja.

–Admítelo. Tienes una cosa para los leones.–

Caly retiro de un tirón su mano.

–Me siento como un faraón Egipcio.–

–¿Perdón?–

–Ramsés II. Él solía llevar a su mascota león al campo de batalla.–

–Wow. Él es mucho más agradable que Julio César. No sé si es cierto, pero


he escuchado que el sacrificó cuatrocientos leones cuando llevó a cabo
una santificación de la celebración de su foro.–

–Los Romanos eran un montón de sádicos.– ..

Ellos no tenían TV en aquel entonces, así que supongo que tuvo que ser
creativo en el departamento de entretenimiento.– Jax miro su mano.

–Hay una marca de un anillo en el dedo... ¿te has comprometido?– Ella


rápidamente se la cubrió con su otra mano.

–No es asunto tuyo–.

¿Por qué fue él de repente era tan cotilla? Seguramente, no estaba


interesado en ella, ¿verdad? no pensó que fuera atractiva. Además, Jax
era un chico muy apuesto. Un hermoso león, y más aún como un hombre.

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Él era rubio con el pelo largo hasta los hombros y piel morena, con una
fuerte mandíbula y la nariz con una perfecta curva. Con la barba de un día
que cubría la parte baja de las mejillas y la mandíbula, lo que le hizo aún
más sexy. Nunca había visto a gente con verdaderos ojos de color ámbar,
y Jax tenía el tipo que podría derretir a una mujer con sólo una mirada.

Y su cuerpo.

Perfectamente tonificado y sinuoso como un león en su mejor momento.

–¿Casado?–, preguntó.

–¿Estas coqueteando conmigo?–

–Cariño, si estuviéramos en Boston, me gustaría llevarte a cenar en


Pigalle. Pero ya que estamos en medio de la nada, pensé que podrías estar
interesada en tomarte una cerveza fría en la morada de mi orgullo, una
vez que arregle un par de cosas.–

El calor subió a su rostro. ¿Él le pidió una cita? Caly se sintió halagada,
pero desconfiada al mismo tiempo. Su divorcio era reciente y comenzar un
nuevo interludio romántico era la última cosa que paso por su mente.
Carlton, su ex–marido, la había herido más de lo que jamás podría haber
imaginado. Mientras estaba desplegada en Irak, había tomado
secretamente una amante, la mimo con un viaje a las Vegas con el dinero
producto del trabajo duro de Caly. Había descubierto el asunto cuando
había vuelto a casa de sorpresa encontrando a Carlton y a la vagabunda in
fraganti en su cama, por la que ella había pagado, reventándose el culo
trabajando como médico de combate en el Ejército de los Estados Unidos.
Carlton había perdido su trabajo de dos años antes y no había logrado
encontrar uno nuevo. Por lo que había estado asumiendo sobre sus
hombros la carga financiera. Hasta el día de hoy, su traición caló profundo.

No podía divorciarse mientras estuviera en acción, por lo que no tenía más


remedio que esperar hasta que retornara definitivamente a casa. Fue
durante el proceso de divorcio que decidió no renovar su alistamiento. Y
una vez finalizado, un amigo suyo, el Dr. Cassidy, con quien había hecho

21
amistad mientras servían juntos, le había ofrecido esta humanitaria
posición que ocupó Caly.

Pensaba que el cambio iba a ser bueno para ella. Nuevo lugar, nuevo
trabajo, así podría olvidar los acontecimientos de su antigua vida.

No había esperado estar trabajando bajo el mismo tipo de condiciones


amenazantes que cuando estaba en el ejército. El destino de algunas
personas. Jax estudió su rostro.

–Así? ¿Qué dices?–

Caly trató de distraerse del tema.

–Déjame ver tus puntos. Necesito retirar las suturas.–

Abrió la palma de la mano. La herida se había cerrado, dejando una


pequeña cicatriz. Caly tomó las pinzas del equipo médico y justo estaba a
punto de quitar los puntos de sutura cuando se dio cuenta de algo
“flotando” en la parte externa de su piel. Ella la frotó suavemente.

–Tienes una rápida cicatrización. Quién eres tú, ¿Wolverine?–, preguntó.


Eso sería agradable, con cuchillas de acero para jugar con garras.
Adamantium.–

–¿Eres una fan de X–Men?–, le preguntó.

–Leí los cómics cuando era una adolescente.–

Jax se sacudió las manos.

–Yo no me quiero imponer, pero ¿tienes un poco de agua por aquí? –

Caly se levantó del suelo. Tenía un par de botellas guardadas en una caja.
El agua no estaba desinfectada y tenía que hervirse o usar una tableta de
purificación para que fuera segura para el consumo humano. La fundación
enviaba agua embotellada con cada dotación y Caly, generalmente
guardaba un par para sí misma, podía estar sin el racionamiento del Mre,
pero ella no podía desprenderse del agua potable, limpia y agradable al
paladar. El agua potable era tan preciosa como el oro en este lugar.

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Le entregó una a Jax.

–¿Estás segura que puedo tener esto?–

–Por supuesto. —

—Gracias.– Abrió la tapa y vació la botella en varias largas caladas.

Un poco de agua salpicó en su barbilla y resbalaron por su garganta y


pecho. De repente, Caly tuvo ganas de lamer las gotas de su piel. Se
sacudió.

¿De dónde vienen esas ideas? – fue genial estuve por dos días sin
líquidos.– Jax le saludó con la botella vacía. –Muchas gracias–

–¿Qué estás haciendo aquí?–

–Estoy buscando a un viejo amigo. Él ha estado perdido durante un par de


semanas. Su esposa pidió mi ayuda para buscarlo.–

–¿Quién?–

–Richard Cassidy. ¿Sabes de él?–

–¿El Doctor Cassidy?– Caly frunció el ceño. –Se fue de regreso a Los
Angeles.–

–No. Lo he comprobado. Él nunca salió de Sudán, la inmigración no tiene


ningún registro de él, saliendo del país.–

–Eso es imposible–.

–¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él?–.

–Cuando se fue.

— ¿Cómo haces contacto con su empleador?–

–Oh, la fundación cuenta con una sucursal en Nairobi.–

–¿Cuándo fue la última vez que habló con su supervisor?–

Caly frunció sus cejas.

23
–Hmm, hace unas dos semanas. Nuestro radio de comunicación se
rompió. El Dr. Cassidy prometido despachar una con el siguiente envío.–

–¿Cuando fue eso?–

–Tres días a partir de ahora.–

–¿Estás diciendo que has estado sin ningún tipo de comunicación con el
mundo exterior durante dos semanas? ¿No lo encuentras un poco
peculiar? —

—¿ Peculiar?– Caly resopló.

–Encontrar un león que se convierte en hombre es peculiar. Perder el


contacto con la sede no.–

–Tengo que decirte, que eres realmente algo. Quiero llevarte a una cita,
Lástima que no nos encontramos en Boston.–

–Sí, muy mal,– respondió ella, siguiéndole la corriente.

–Hablo en serio. La morada de mi orgullo tiene generadores y


calentadores de agua. Y tenemos un Jacuzzi y una bañera de
hidromasaje.–

–Ni de coña.–

–¿Cuándo fue la última vez que tomaste un buen baño caliente?–

–¿Estás tratando de tentarme?

Cortejándote. Los leones hacen la corte a sus potenciales parejas.

–¿Y piensas que yo soy elegible?–

–Más que elegible tu olor es increíble.–

24
–¿Estás diciendo que huelo mal?– Caly hizo un puchero y se olfateó a sí
misma. No estaba tan mal. El agua estaba racionada y las duchas eran un
lujo. Ella usaba desodorante religiosamente y No- Rinse Bathing2 y
Toallitas cada día

Jax se rió. –No, no ese tipo de olor. Una especie de feromona . Yo sentiría
tu aroma a una milla de distancia–.

–¿Qué?

–Nada. De todos modos, no es seguro para ti aquí. Tienes que salir de este
campamento.–

–¿Estás loco? Yo no puedo irme y dejar a estas personas. Ellos me


necesitan–.

–Caly.– Jax se levantó de la cama. Él era tan alto, ella se sentía como una
enana frente a él. A pesar de que, con sus cinco pies y seis, ella no era
exactamente un duendecillo.

– No puedes ayudarlos si eres capturada. Todo el mundo sabe que Abuda


y sus hombres te están buscando–.

–Sí, lo sé. –

–Y ¿cómo vas a impedir que te capturen? Tu colega no está, no tienes


manera de ponerte en contacto con la sede. Algo no está bien aquí.

— Voy a pensar en algo. En el Ejército, no las arreglabamos...un montón.–

–¿Estuviste en el Ejército?– Jax la miró curioso.

–Medico de combate. Serví en Irak fui dada de baja honorablemente. –

–Hmm. Más puntos de bonificación como compañera. ¿Divorciada?– Su


mirada fija en mi mano nuevamente.

. 2 No Rinse bathing: un producto de limpieza para la piel cuando no hay agua para bañarse.

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Caly decidió callarse. Ella no tenía ganas de hablar de su vida privada con
un extraño que acababa de conocer y pensar en Carlton solo la cabreaba.
Además, no quería arruinar la buena conversación que estaban teniendo.

Jax sopló con un teatral suspiro. –Debe de ser un idiota si te niegas a


hablar de él, sea quien sea.– Se pasó las manos por su cabello dorado. –
Todo esto ha resultado ser más complicando de lo que había pensado
originalmente. Tengo que averiguar lo que le sucedió a Cassidy en primer
lugar. Entonces tengo que sacarte de aquí. –

–Como así–. La irritación subió a su garganta. ¿Quien se creía que era?


¿Qué le hacía pensar que podía decidir lo que era mejor para ella?

–Tú no eres mi jefe.–

–Bien Voy a esperar hasta que Abuda y sus hombres vuelvan entonces tal
vez, estarás más dispuesta a salir de este deprimente campamento. No
puedes seguir ocultándote aquí para siempre. Hay varios que son
obligados a ser soplones en todas partes. Finalmente, alguien le dirá a
Abuda acerca de tu escondite secreto. Y cuando eso suceda, estás jodida.
Y no en el buen sentido.–

Eww. El había hecho un punto.

— Me tengo que ir. Pero voy a volver por ti.– Jax plantó un beso en su
frente. –Gracias por lo de anoche. – Él subió las escaleras.

–¿Dónde Vas?–

–A buscar a Cassidy.–

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Capítulo Tres
El amanecer apenas había roto en el horizonte cuando Jax miró por la
rendija en la puerta de la choza. Todo estaba tranquilo. Ni rastro de los
hombres de Abuda. Se deslizó por el campamento y cambio a su forma
bestia, saltando en el prado color marrón. Se escabulló pasando las
tiendas de campaña que fueron hechas al azar de lona, esteras de paja y
cualquier material que estuviera fácilmente disponible. Las Cabras balaban
a la distancia. El árido aire se apoderó de sus fosas nasales. Jax saltó
alrededor de las rocas irregulares y depresiones de la tierra, buscando un
lugar perfecto para mezclarse. El sol bañaba la ladera de la montaña con
su resplandor. El calor, y el polvo ya rodando encima, llevando la promesa
de que hoy sería un día abrasador.

Se instaló en un matorral moribundo. La arena recubierta de hojas y


hierba alta ayudaron a camuflar su presencia, mientras observaba el
campo desde una distancia segura. Caly salió de la choza. Ella colgó el kit
médico sobre su espalda y se dirigió a la gran carpa donde asumió que
atendía a los refugiados que necesitaban atención médica.

Le habían informado que había más de un millar de personas en el


campamento de Ibrahim, formado en gran parte por mujeres, niños y
ancianos. Casi todos ellos habían sido desplazados de sus hogares y
familias debido a los constantes disturbios del país.

La milicia siempre está en desacuerdo con el gobierno, o los jefes de


guerrilla están constantemente enemistados entre sí.

Por la esposa de Cassidy, Jax se había enterado que hace un par de meses,
la ONU había asignado tres fuerzas de paz, entre ellos un médico, para
asistir al campamento. Esas mismas fuerzas de paz murieron en una
incursión violenta causada por los Janjaweed . El doctor seguía
desaparecido, presumiblemente muerto. Desde entonces, la fundación se

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había hecho cargo de la mayor parte de las funciones de gestión de
Ibrahim, pero no antes de que él hubiera hecho el trato con Omer Abuda.

El miliciano salvaría a los refugiados siempre y cuando fuera


recompensado.

Richard Cassidy había sido su compañero de habitación en el MIT3, pero


luego se fue y antes que el segundo semestre comenzara, se inscribió en la
Escuela de medicina de Harvard. Jax y Cassidy se mantuvieron en
contacto, y eran los mejores amigos hasta que se graduaron. Fue sólo
después de que Jax había tomado un trabajo en una conocida empresa
financiera, que habían tomado caminos separados. Pero aún así, de vez en
cuando se reunían para cenar y ver un par de juegos de béisbol. Incluso
Jax había sido el padrino de Richard cuando su amigo se casó con Claire.
Pero poco después de que Jax, regresara a su casa en África, hace cinco
años. él había perdido el contacto por completo con su amigo.

3 MIT: Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Había sido tomado por sorpresa, cuando recibió una llamada inesperada,
de Claire, diciendo que su marido había desaparecido. Cargado con la
culpa por no haberse mantenido en contacto con su viejo amigo, Jax le
había prometido a Claire que iba ayudarla en cualquier forma que pudiera.

Cyeon, el primo de Jax, había viajado con él a Al Fashir en un vuelo charter


privado.

Cyeon y él se habían separado para tratar de cubrir más terreno, con la


esperanza de averiguar el paradero de Cassidy lo más rápido posible.
Enterarse de cuando fue la última vez que habían visto al médico, Jax
había decidido que lo mejor era empezar por el campamento.

En aquel momento, Jax no conocía el paradero del campamento de


Ibrahim, por eso fue directamente al interior del territorio de Omer
Abuda. Y ahora que lo hizo, tuvo que considerar la posibilidad, de que su
amigo se había encontrado con un juego sucio. Al igual que el último

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médico lo había hecho. Jax se preguntó si su amigo había hablado en
contra de Abuda , o posiblemente se había metido en una discusión sobre
el robo de la ayuda, a las personas que más lo necesitan.

El primer pensamiento de Jax, había sido que su viejo amigo, Richard


Cassidy, debió haberse vuelto loco.

¿Por qué estaba trabajando como un humanitario en un lugar que Dios


había maldecido en un largo, largo tiempo atrás? No era un secreto que
Cassidy había ido a la escuela de medicina para convertirse en médico
porque le gustaba ayudar a la gente necesitada. Sólo era… que Jax nunca
se había imaginado el grado de dedicación de su amigo. Y ahora, al
parecer era muy probable, que ese compromiso lo había también puesto
justo en el medio de esta terrible situación.

Aunque Cassidy era una buena persona, por lo general, él tendía a


confrontar cuando alguien se metía con lo que él creía. Y ese tipo de
actitud se podría traducir fácilmente en un deseo de muerte, sobre todo
cuando se trata con un impetuoso hijo de puta como Omer Abuda.

Por mucho que Jax odiaba admitirlo, cuanto más pensaba en ello, menos
estaba seguro de si su amigo estaba todavía vivo. Pero no podía renunciar
a la esperanza. No. No hasta que le presentaran con hechos fríos y duros
que contaran lo contrario. En este momento, lo único que sabía, era que
Richard Cassidy había estado ausente por dos semanas, y en cuanto a lo
que Jax sabia, no habían pedido ninguna demanda de rescate. Cassidy
había dejado la fundación en un Rover para ir al aeropuerto Al Fashir y
había desvanecido en el aire. Así que, ¿dónde estaba? Incapaz de detener
su proceso de pensamiento, su mente se desvió por un momento...

¿Qué pasa con esa enfermera?

Ella también tenía que ser algún tipo de chiflada extranjera, dispuesta a
trabajar en el centro de los sangrientos disturbios en este país. Podía
entender la motivación de Cassidy. La suya, no tanto. No podría haber sido
por los salarios, porque sabía que las organizaciones sin fines de lucro no
pagaban como Blackwater4 pagaba a sus contratistas.

29
Él pensó que tenía una idea de por qué ella podía haber aceptado el
trabajo. La hermosa y exuberante enfermera Anderson debía estar
huyendo de algo. Si tuviera que adivinar, era por una mala relación. El
matrimonio, quizás. La marca más clara en su dedo significaba que
recientemente se había quitado su anillo de bodas. Al menos, eso era lo
que le decía sus entrañas.

De lo contrario, ¿por qué un médico calificado toma un trabajo peligroso


con probabilidades de poco dinero? Jax estaba seguro que la fundación no
la había engañado con los lucrativos beneficios, como el Ejército de los
Estados Unidos podría. No, parecía que la enfermera Anderson quería
alejarse de todo, tal vez para empezar de nuevo, sin importar los peligros
a lo que se tenía que enfrentar.

Aunque la situación se presentaba como un gran riesgo para ella, al


menos, para Jax, esta fue una bendición disfrazada. Había estado en la
búsqueda de una compañera desde que sus primos, Cyeon y Keto, había
tomado la suya. Y Caly Anderson era exactamente la mujer que había
estado buscando. Era bonita, divertida y de buen corazón. Por no hablar
que tenía un exuberante cuerpo que hacia agua su boca. La primera vez
que la vio, supo que la quería.

Malo.Ella seria suya. Fue una pena que debieran conocerse en


circunstancias tan mierdas como esta. Sin embargo, a Jax nada le gustaría
más que centrarse en cortejarla, si no fuera por el asunto más urgente que
lo ocupa, encontrar a Richard Cassidy.

El sol estaba arriba ahora, y el campamento bullía de vida. Su brillo se


reflejó en las macetas hechas de barro. Los niños se aferraban a las
piernas de sus madres. A medida que pasaba el tiempo, el campamento
reanudó sus actividades diarias, sin dejar evidencia de la incursión de
Omer Abuda .
4 Blackwater:Es una empresa militar privada estadounidense que ofrece servicios de
seguridad.

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Jax decidió que era hora de irse. Odiaba dejar a Caly aquí, pero él sabía
que no iba a abandonar el campamento y a sus refugiados no importaba a
qué peligros se enfrentara. A pesar de que acababa de conocerla, esto ya
era dolorosamente evidente. Necesitaba volver a Al Fashir y pedirle a
Cyeon respaldo. Por supuesto, la comunicación sería mucho más fácil si
todavía tuviera en posesión su teléfono móvil satelital, pero
lamentablemente no lo tenía, ya que accidentalmente lo aplasto mientras
huía del hijo de puta Janjaweed que le disparó.

Necesitaba que Cyeon cuidara su espalda mientras él se colaba de nuevo


en el recinto de Abuda. Quería saber si Abuda había emboscado a Cassidy
en su camino hacia el aeropuerto. Usando su gran vista, Jax había visto un
Rover en el patio de Abuda. El vehículo había sido incendiado hasta estar
casi irreconocible, pero las marcas que sobrevivían sugerían que el
vehículo pertenecía a la fundación. Cuando Jax entró para darle un vistazo
más de cerca a Jax, algún hijo de puta lanzo una lluvia de balas sobre él, lo
que le obligó a abandonar. Pero, hijo de puta con pistola o no, él estaría
de vuelta. Esta vez, con respaldo.

Ya sea que encontrara a Cassidy en Abuda o no, una vez que terminara, su
siguiente prioridad sería llevar a Caly lejos del campamento, incluso si eso
significaba que tendría que arrastrarla fuera, pataleando y gritando. Esta
zona no era segura para una mujer estadounidense. Si ella estaba tan
empeñada en ser una humanitaria, Jax estaría encantado, en señalarle a
una docena de otros lugares en el Sur de África que podría necesitar una
enfermera con sus habilidades. Pero no aquí.

Tuvo suerte de no haber sido encontrada por la milicia. Los crímenes y la


violencia sexual contra las mujeres en estas partes eran
indescriptiblemente horribles.

Entrecerró los ojos, espiando a Caly de pie cerca de una mujer que
cocinaba algo en una olla grande. Varios niños engatusados parecían estar

31
compitiendo por su atención. Caly rio mientras cogía a la más pequeña del
grupo, y sostenía a la chica con lo que parecía ser genuino afecto.

Ella sería una buena pareja. Una gran madre.

Jax agito su cola y se sacudió lejos del campamento. Los leones no eran
conocidos por su resistencia como los guepardos. Un león común correría
un par de cientos de metros para salvar su vida, y lo más probable es que
no sería capaz de seguir su caza a larga distancia. Pero al ser un Werelion,
su clase tenía algunas ventajas. La curación rápida, agilidad, resistencia y
velocidad. Si Jax corría lo suficientemente rápido, llegaría a su destino
antes de que anocheciera.

Ella no podía dejar de pensar en él. Jax, él hermoso Werelion.

Ese gato grande y arrogante. Dios. No creía que su especie existiera. Pero
obviamente, lo hacía.

Ella pensó que estaría más asustada, pero no lo estaba. Una emoción
inesperada se extendió por ella cuando estaba con él. Tal vez fue por su
buena apariencia. O tal vez su carácter alegre. Era extraño lo cómoda que
se sentía a su alrededor, aunque sinceramente, descubrir acerca de su
parte –león– había sido bastante desconcertante al principio. Una cosa
que ella no podía negar era lo atraída que sentía hacia a él. ¿Qué mujer no
lo estaría?

Esa cara. El cuerpo caliente.

La manera en que sonreía y bromeaba.

Cortejando, ¿eh?

A ella le gustaba su coqueteo, y también su sencillez. No había estado tan


mareada desde que Carlton se le había propuesto en la cena de acción de
gracias, frente a sus amigos.

Habían tenido algunos momentos buenos, pero ahora, todo había


terminado. Tal vez era el momento de un nuevo comienzo.

32
Pensar en Jax hizo que su corazón bailara el cha–cha–cha. Su interés en
ella sólo era una tomadura de pelo, ¿verdad? ¿Estaba simplemente
coqueteando? esperaba sinceramente que no fuera así. Se preguntó si era
el momento adecuado para abrir su corazón. Sólo habían pasado unos
meses desde su divorcio.

Había corrido medio mundo de distancia para no tener que enfrentarse a


Carlton, a sus padres, o el hecho de que ella había sido la esposa de un
tramposo hijo de puta. A sus padres nunca les gustó su elección de
marido. Habían tratado de decirle que Carlton era una mala opción, pero
después de haberse enamorado de él, había seguido adelante y se casó
con él de todos modos. La última cosa que Caly necesitaba ahora, era
oírles decir, –te lo dije.– Ugh.

Y así, que aquí estaba, en Sudán.

Caly miró a su alrededor para ver si alguien se había dado cuenta de que
había estado sonriendo como una idiota. No. Los niños a sus pies
probablemente pensaron que sonreía para ellos. Eran tan cariñosos.
Nunca parecían perder su felicidad y la inocencia, a pesar de todas las
dificultades que debían soportar.

Ahmad Ibrahim, el líder del campamento, se acercó a ella. –Tenemos que


hablar–. Su tono sonaba grave.

Con una mirada preocupada plasmada en su cara profundamente


arrugada. Ibrahim fue una vez jefe de su pueblo, dueño de una gran
parcela de tierra donde él y su familia cultivaban y pastoreaban el ganado.
La lucha lo había desplazado de su aldea y de sus seres queridos.
Lamentablemente, sólo él y su hijo menor, Yosef, habían sobrevivido.

Caly le dijo a los niños que fueran a jugar, luego arrastrando los pies siguió
a Ibrahim a su choza. Entró y se encontró al hijo de Ibrahim tendido en un
colchón de paja con los ojos cerrados, y un trapo con sangre cubriendo su
cabeza.

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–¿Qué pasó?–, le preguntó. Rápidamente comprobó el estado de Yosef.
Una profunda herida de cinco pulgadas malogró la sien izquierda del
muchacho. La hemorragia se había detenido, pero el corte necesitaba
algunos puntos de sutura. Yosef se estremeció cuando ella tocó su cabeza.
Bueno. Estaba consciente. No presentaba ningún signo de conmoción
cerebral. Después de examinarlo, observo que sus signos vitales eran
estables

–Abuda hizo esto, él me estaba enseñando una lección.– Ibrahim bajó la


cabeza. –Yo le dije que no teníamos a ningún Estadounidense aquí, pero él
no me creyó.– Caly rechinó los dientes. ¿El muchacho había sido castigado
por ella? Hijo de puta.

Ibrahim la miro distante y cauteloso, como un hombre que había sido


golpeado por el destino demasiadas veces. –Aunque apreciamos su ayuda,
por su propia seguridad, y la seguridad de mi pueblo, debe regresar a casa.
Es sólo una cuestión de tiempo, antes de que Abuda se dé cuenta que no
le he dicho la verdad. Usted está en peligro, enfermera Anderson. –

–Pero, ¿cómo puedo salir de aquí? El doctor Cassidy tomó el único


vehículo disponible, y nuestra radio está rota–.

–Puedo organizar que Malí la acompañe a un campamento de la ONU en


El Rayeed. Está custodiado por las fuerzas de paz, y lo más importante,
tienen una radio instalada en el lugar. Será capaz de ponerse en contacto
con alguien. –

–Eso está a más de cuarenta kilómetros de aquí. A pie–.

–Si se queda, me temo que... Va a morir. –

Caly se mordió el labio inferior. Le molesto que ya no fuera capaz de


ayudar a las personas que realmente la necesitaban. Pensó en la nueva
madre en tan malas condiciones, que no podía tomar el cuidado de su
recién nacido. La niña con un problema respiratorio que necesitaba
supervisión constante. Un bebé con un caso severo de desnutrición.

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Varios refugiados ancianos con complicaciones. ¿Cómo iba a dejarlos? Por
otra parte, sabía que su prolongada presencia en el campamento, también
podría poner en peligro la seguridad de los refugiados. Especialmente si
Abuda averiguaba que Ibrahim le había mentido. La lesión de Yosef fue
provocada cerca del campamento. Ella sentía que no tenía más remedio
que irse. Se preguntó si Jax había estado en lo cierto todo el tiempo.

–Voy a suturar la herida de Yosef primero. Entonces voy a empacar–, le


dijo a Ibrahim.

–Es una sabia decisión, Enfermera Anderson.–

Caly decidió viajar con poco peso. Sería una larga caminata a El Rayeed, y
no tenía ningún sentido llevar todas sus pertenencias consigo. Pensó que
su muda de ropa y zapatos podrían usarlas aquellos que lo necesitaban
más que ella.

El botiquín médico se quedaría y asi como cualquier tipo de comida que


tuviera de sobra. Tomaría tantas botellas de agua como pudiera llevar. Sin
embargo, lo último que quería era estar varada en medio del desierto, con
una cantidad insuficiente de agua. Y potencialmente podría morir de sed.

La mochila se sentía como si pesara aproximadamente treinta y cinco


libras. Eran aproximadamente veinticinco millas en un camino golpeado
por el sol a El Rayeed con ciento cuatro grados, no sería fácil. Ella se
encogió y trató de aligerar su mochila aún más, sacando otros artículos.

Lástima que no tenía un arma para defenderse. Se sentía desnuda sin ella.
Solo tenía una pequeña navaja Suiza en su bolsillo, y eso era todo. Un
punto discutible en realidad, ya que sabía que no sería capaz de asustar a
un aguerrido jefe militar con eso. ¿Molestarlo? podría ser.

Tal vez debería llevar una roca en el bolsillo. Impulsarla y dirigirla


cuidadosamente antes de lanzarla, pensó, podía ser una excelente arma
para romper la cabeza de un hombre. Pensándolo bien, era una idea
bastante estúpida. Sólo una idiota podría llevar una mochila pesada hasta
el culo y una roca en su bolsillo para auto–defensa. Si alguien la atacaba

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con armamento pesado, la última cosa que querría hacer era cabrear al
tipo.

Caly enderezó la espalda cuando escucho algo sospechoso. A pesar de que


estaba a varios metros bajo tierra, ella todavía oyó el ruido. El sonido de
los caballos al galope. Rugido de motores. La tierra tembló entre las
paredes de madera, provocando nubes de polvo seco llenando el aire.

Ellos estaban aquí de nuevo. Tenían a la mierda de los Janjaweeds. ¿Quién


más podría ser?

Había desperdiciado demasiado tiempo, y no había salido del


campamento lo suficientemente pronto. Ahora, ¿qué iba a hacer? Dos
veces en menos de veinticuatro horas. Esto no podría ser una buena señal,
ya que por lo general, después de tomar unos sobornos de Ibrahim, Abuda
no mostraba su cara por lo menos en una semana. Qué casualidad, era
cuando los suministros de Abuda disminuían.

El miedo brotaba de la boca del estómago. Tenía la firme sensación de que


esta vez, él estaba aquí por ella, y no para otro soborno. Caly cogió el tubo
que siempre mantenía al lado de su cama. Se sentó en su catre inquieta
con el arma en su regazo. El nudo invisible en su garganta era difícil de
tragar. Se sentía sola y vulnerable. Deseaba tener un amigo, un
compañero de batalla, o alguien en quien confiar.

O un león.

Sus pensamientos se desviaron hacia Jax por un momento. Hubiera sido


realmente agradable tenerlo aquí con ella.

Se concentró cuando el alboroto se acercaba. Oyó abrirse la puerta de la


cabaña, crujiendo miserablemente. Estampidas de pesadas botas
retumbaban por encima de ella, mezclado con los furiosos ladridos de los
hombres gritando en árabe. Ahora, ella estaba convencida que Abuda
había hecho este viaje especialmente por ella. A diferencia de cualquier
incursión típica, esta vez, ella temía que habían venido a tomarla como
rehén.

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Alguien movió la jaula y abrió la trampilla.

Su corazón se desplomó en caída libre.

Dos columnas de luz brillaron en la oscuridad de las escaleras. Más


ladridos en árabe. Ella no entendía mucho, solo un par de palabras básicas
que el Ejército le había enseñado, en un curso intensivo antes que la
enviaran a Irak. Aún así, no podía saber exactamente lo que estaban
gritando, porque no dominaba el dialecto regional. Caly se levantó de la
cama, sosteniendo su postura, con las manos apretadas alrededor del
tubo. Estaba hecho de acero pesado con la longitud de un bate de béisbol.
En las manos adecuadas, no tenía ninguna duda de que podría lesionar
gravemente a alguien. Pero incluso entonces, dudaba que el tubo fuera
útil en su situación actual. No en contra de pistolas y rifles automáticos.

A menos que ella fuera Bruce Lee. Y aun así...

De un golpe abrió la trampilla, un hombre irrumpió por las escaleras como


un huracán. El cañón de su rifle apuntando directamente hacia ella. Él
parecía estar en sus treinta y pocos años, fornido, y bastante alto para un
hombre de esta zona. El militante estaba vestido con un uniforme verde,
ella supuso que era un árabe.

Apostaría que no corría sangre africana en sus venas. La mayoría de los


Janjaweed eran principalmente Sudaneses Musulmanes Árabes, que
detestaban a los grupos étnicos indígenas que poblaban África Central. Y
odiaban aun más a los occidentales.

El hombre hablaba inglés con un acento fuerte. –Drop it (Baja eso)–. Caly
instintivamente agarró aún más el tubo. Sus dientes se apretaron.

Sin previo aviso, un vomito de balas salió del rifle del hombre,
destruyendo su cama y las paredes detrás de ella con un sonido
ensordecedor. Caly chilló cuando un disparó pasó tan cerca de ella, que

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podía sentir las balas silbar. Sabía que había sido una advertencia.
Fragmentos de madera, paja y suciedad le apedrearon el cuerpo. Su
actitud desafiante disminuyo en menos de dos segundos.

Había sido médico de combate fuera de los muros de la Base de


operaciones avanzadas en Irak, sin embargo, el ambiente hostil que había
vivido allí, no se parecía en nada a ser baleada a quemarropa,
especialmente si estaba indefensa. La llamada cercana a la muerte
inmediatamente la despojó de cualquier valor que pudiera haber sentido,
se sobresaltó, incluso más, que cuando había encontrado al león en la
trampa.

Dejo caer el tubo. Sus oídos todavía resonaban por los disparos cuando el
hombre gritó a otra orden para subir las escaleras. Aturdida, Caly caminó y
subió. Más hombres con rifles le dieron “la bienvenida” cuando salió de la
trampilla. Conto nueve hombres en uniforme verde y botas de combate
llenos de polvo. Desde el punto de vista de ella, parecía como si no
hubieran visto una ducha en más de un año. Apestaban como
vagabundos. Pesados rifles, QA y G3, colgaban de sus hombros. Los
cartuchos estaban atrapados en forma ordenada en sus cinturones y otros
lugares estratégicos. Sus rostros parecían tener fijo el ceño fruncido, todos
con una pizca de disgusto. Los ojos duros la miraban como halcones
triunfantes.

Caly enderezó su postura, pareciendo que no tenía miedo de ellos,


mientras que en el interior, quería llorar y ocultarse como un ratón.

Los milicianos se abrieron y dieron paso a alguien que se acercaba. Al


juzgar por las expresiones faciales y el lenguaje corporal de todo el
mundo, supuso que la persona debía ser su líder. Caly no había visto a
Omer Abuda en persona, pero tenía la perturbadora sensación de que
estaba a punto de conocer al infame comandante Janjaweed.

Medía casi seis pies de alto, y tenía una sólida y pesada construcción. Su
piel era oscura, como si hubiera sido quemada por el sol. Estaba vestido
con un uniforme del desierto y llevaba un khaki shemagh (tocado), con

38
costuras negras envuelta en la cabeza. Un par de gafas de sol negras
protegían sus ojos, dejando sólo una pequeña parte de su cara visible. No
llevaba un pesado rifle como los demás. Tenía en la funda de pistola, que
parecía ser de SOCOM (comando de operaciones especiales de USA) que
sostenía una Beretta que podía hacer un gran y limpio agujero en la
cabeza.

Probablemente la había obtenido de sus botines de guerra.

La atención de Caly se lanzó a un gran anillo de oro en su dedo. Tan pronto


como Abuda se paró lo suficientemente cerca de ella, un rastro de él brilló
en su visión.

Su cabeza se giró hacia atrás.

Y el dolor explotó en su mejilla.

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Capítulo Cuatro
Jax no pudo encontrar a Cyeon cuando llegó al aeropuerto Al Fashir. Habló
con Alexei Kiev, el piloto del avión alquilado, que descubrió, que Cyeon se
había reunido con alguien de la embajada, y aún no había regresado. Jax
trató de comunicarse con el teléfono satelital de Cyeon, pero fue
directamente al correo de voz. Jax dejó un breve mensaje, poniéndolo al
corriente de la situación. Entonces llamó a Keto en la morada del Orgullo.

Jennifer contestó al tercer timbrazo. –¿Hola?–

–Jen, ¿está Keto allí?–

–Espera un segundo. Él y Sarah estaban a punto de ir a la reserva de caza


para pasar la noche. Todavía podrían estar en el garaje. –Oyó a Jen dejar el
teléfono.

Un minuto más tarde, Keto estaba en la línea. –Bonjour. –Jax gruñó. –Es
de noche aquí.–

–En francés, Bonjour es lo mismo que hola.–

–Hola mi culo. Hablando de culo, necesito tu culo aquí. En realidad,


necesito a todo el orgullo aquí.–

–Define aquí. –

–Al Fashir, Sudán.–

Keto silbó. –¿Qué demonios estás haciendo ahí?–

–En busca de mi amigo, Cassidy. Creo que ha sido secuestrado por los
Janjaweed. –

–¿Janjaweed? Ugh. He escuchado esos chicos son malos.–

–No me digas. Me dispararon mientras estaba husmeando alrededor de su


complejo.–

–Por favor, dime que fue en el culo. Porque eso sería divertido.–

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–Vete a la mierda. ¿Qué tan pronto puede llegar?–

–¿Dónde dijiste que estás otra vez?–

–Al Fashir por ahora. Pero voy de regreso, –Keto lo interrumpió.

–No te preocupes, te voy a encontrar.– A través del altavoz del teléfono,


Jax pensó que oyó a Keto garabatear algo. –Podrías despertar a George y
pedir otro charter.–

–¿Quieres a los gemelos también?–

–Trae a toda la pandilla. Necesito tanto respaldo como pueda conseguir.–

–¿De qué clase de ataque estamos hablando? ¿Un asalto total tipo
Schwarzenegger, o el tipo silencioso del orgullo de cacería?–

–El último. El personal de seguridad en el aeropuerto Al Fashir


probablemente se podrían histéricos si vienes aquí armado.

Demasiadas preguntas... y con eso, muchas personas buscando


sobornos.–

–Recibido. Voy a despertar a los demás. Aguanta, primo.–

–Gracias. Y voy a dejar las instrucciones... por si acaso. –Después de


colgar, Jax decidió que necesitaba dirigirse de vuelta al campamento.
Tenía un mal presentimiento en la boca del estómago, y se maldijo por
haber dejado a Caly sola, sin protección. Él dibujó un mapa del
campamento y del complejo de Abuda y dejó las instrucciones para que
Alexei se las transmitiera a Cyeon cuando regresara. Después de beber
tres botellas de agua mineral y engullir dos barras de energía, no quiso
esperar hasta el próximo vuelo, Jax se sintió obligado a regresar al
Campamento de Ibrahim.

Caly se acurrucó en posición fetal, esperando que el dolor en su vientre se


desvaneciera. Ella completó una evaluación de las heridas, que recibió
antes, y se había sentido aliviada al ver que sólo tenía contusiones en la
mejilla y en el abdomen. Podría haber sido peor. Podría haber sido violada

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y golpeada hasta volverla papilla. No tenía ninguna duda de que los
hombres lo habrían hecho, sino fuera porque Omer Abuda les había dado
instrucciones específicas para que no lo hicieran.

Por suerte para Caly, nadie podía poner una mano sobre ella, excepto el
mismo Abuda. Él ya le había dado un revés y le dio un puñetazo en el
estómago. Le había dolido como el infierno, pero se recompuso y trató
con eso. ¿Qué otra cosa podía hacer? Ella presumió que lo había hecho,
para demostrar su poder sobre ella. Su técnica de intimidación había
funcionado. Por mucho que odiara admitirlo, Omer Abuda asustó la
mierda de ella. El hombre era la personificación de todas las cosas malas.
Había visto sus ojos cuando se quito las gafas de sol.

Era fría y vacía, y verla había causado que Caly se estremeciera Se había
sentido como si estuviera mirando en un oscuro abismo sin fondo, hacía el
mismísimo infierno.

Poco a poco, fue capaz de respirar de nuevo. El dolor disminuyó. Deseó


tener Tylenol, u otra forma de analgésico. O por lo menos un poco de
agua. Su garganta estaba reseca.

El calor aquí, en África Central, era insoportable. Ella lo comparó con ser
cocido a fuego lento en un burbujeante caldero.

Caly se arrastró por sí misma para sentarse. Escaneó los alrededores. La


habitación en la que estaba confinada era bastante pequeña, y ella
comenzó a sentir claustrofobia. La pared estaba hecha de paja y barro
seco. Tenía también un pequeño orificio de ventilación, y estaba
asegurado con barras de metal. Había dos puertas separadas, hechas de
madera gruesa. Una donde la habían metido y la otra era adyacente a otra
habitación. Habitación.

Sí, claro. Celda era más apropiada. El aire olía a rancio olor corporal y a
orina.

Y a muerte. Había una mancha marrón en la pared que mostraba un


patrón de salpicado.

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Un negro charco congelado en la esquina, tenía moscas zumbando a su
alrededor. Ella tenía una buena idea de lo que era, y la sola idea la
aterrorizaba. Respiró poco profundo con los labios apretados y luchó
contra el impulso de vomitar.

Caly estudió la puerta adyacente. ¿Podría haber otro preso detrás de esta?
Ella comenzó a gatear, pero luego se detuvo repentinamente. Una oleada
de hedor nauseabundo rodó sobre ella. Jesucristo. ¿Qué era este lugar?
¿Un matadero? Odiaba pensar que Abuda era algo así como Idi Amín, un
dictador infame que supuestamente le encantaba matar y mutilar a la
gente, y tenía un gusto por la carne humana. Se rumoreaba que incluso se
comió partes de su esposa después de matarla. De repente, otro
escalofrío recorrió todo su cuerpo.

Los instintos le dijeron que se mantuviera alejada de la puerta, que se


acurrucara y escondiera en el rincón más alejado, más seguro. Pero aún
así, la curiosidad insistía en que averiguara lo que había sucedido en la
otra celda. ¿Y si hubiera un prisionero que estuviera herido, o peor aún,
muerto? A pesar de que sólo podía hacer algo hasta cierto límite y
teniendo en cuenta de que estaba hasta el cuello en la mierda ella misma,
lo menos que podía hacer, era echar un vistazo, y tal vez ofrecer un poco
de consuelo.

Pero el olor...

Caly tragó saliva y se obligó a producir algo que se asemejara a un saludo.


–¿Hola?– susurró.

Nadie respondió.

Ella escuchó más cerca. No había gruñidos. Ni cualquier tipo de sonido.

Entonces, oyó a los hombres de Abuda fuera. Ella los imaginó en el patio,
hablando y riendo. Probablemente ocupados comparando el tamaño de
sus pollas y alardeando sobre quien la tenía más grande.

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Caly se levantó e intentó girar el pomo de la puerta. No estaba cerrado. La
abrió.

Inmediatamente, un hedor pútrido, podrido emboscó a sus fosas nasales.


Caly luchó con el olor asqueroso. Tuvo suerte por haber sido bendecida
con un estómago fuerte, ya que odiaba vomitar.

La habitación estaba vacía. No había ningún prisionero aquí. O cadáver. La


celda era idéntica a la de ella, a pesar de que no era tan brillante. Vio que
el orificio de ventilación estaba bloqueado con arbustos, dejando el lugar
oscuro y deprimente. Estaba segura de que alguien había sido asesinado
aquí y dejado un par de días a que se pudriera, antes de que dispusieran
del cuerpo.

Caly regresó sobre sus pasos y cerró la puerta. Se dejó caer en su rincón,
sintiéndose miserable. Estaba caliente, pegajosa, herida y asustada.
Supuso que la idea de no saber qué iba a pasar con ella, era la peor parte
de su situación. Si Abuda la hubiera querido muerta, ¿no la habría matado
ya? Tal vez planeó hacer dinero, pidiendo rescate a la fundación. No
quería pensar en su destino si se negaban. Algo que eran capaces de
hacer, ya que su postura era la de no negociar con terroristas. Es más,
probablemente, nadie fuera a venir en su ayuda. Ella había aceptado los
riesgos del puesto de trabajo por voluntad propia, y no tenía a nadie a
quien culpar sino a sí misma.

La pregunta era, ¿qué demonios estaba pensando? ¿Era este su castigo


por huir de su vida? Una cosa estaba segura... y es que ella se merecía una
fuerte patada en el culo.

Jax había llegado al complejo de Abuda al atardecer, después de saber la


inquietante noticia de que su enfermera había sido tomada cautiva. Lo
que había sentido en sus entrañas, todo el tiempo.

Espero con impaciencia a que la medianoche pasara, hasta que las


primeras horas de la madrugada lo abrazó con una brisa fresca perfecta.
En su experiencia, la gente era más susceptible a la somnolencia entre la
medianoche y el amanecer. Estos guardias no fueron la excepción.

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Después de haber soportado un día caliente, el sol abrasador; un viento
fresco como este, probablemente los adormecerá en una pequeña y
agradable siesta.

Él saltó de la maleza, con cuidado de no hacer ruido. Jax se detuvo y


olfateó el aire. El podía olerla. Caly. Sintió que la habían encerrado en
algún lugar cercano a la parte oeste del recinto.

Pero nada de Cassidy.

Observó a dos, presumiblemente Janjaweeds de bajo rango cuidando la


entrada.

Estaban en el patio, jugando a las cartas y conversando en voz baja. Jax


estudió las defensas del complejo. Sabía que Omer Abuda mandaba a
unas dos docenas de hombres, pero parecía como si menos de una
docena estuvieran presentes actualmente. Debe de haber enviado al
resto, tal vez para explorar otros potenciales campamentos o pueblos para
saquear.

Él estrechó sus ojos en los dos imbéciles que estaban sentados con los
hombros caídos cerca del fuego. Uno de ellos se durmió mientras el otro
estaba apoyado en su rifle, pareciendo mirar fija e inexpresivamente el
cielo. Sería fácil bajarlos. A Jax no le gustaba matar a la gente, aun cuando
unos se merecieran lo que venía a ellos. Pero, no creía que pudiera
neutralizar a las dos guardias silenciosamente, sin lesionarlos gravemente.
A veces, él subestimaba la fuerza de su león. Y en su forma humana, sintió
que tendría un tiempo difícil, si trataba de acercarse sigilosamente a los
guardias. No era como si él fuera un Navy Seal entrenado o un tipo de
alguna Fuerzas Especial.

Cuando Jax dejaba a su bestia asumir el control, cazar y desarmar a su


enemigo se hacía natural para él. Pero antes de esto, tenía que comprobar
una cosa. El paradero de Cassidy.

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Dos pájaros de un tiro. Aunque quería más que nada salvar a Caly,
deseaba revisar un poco más, alrededor del área donde estaba el vehículo
calcinado – para verificar si de verdad era el Rover de la fundación. Tal vez
entonces, conseguiría una pista de donde estaba Cassidy y si todavía
estaba vivo. Pero, tenía que hacerlo rápido.

La luna se ocultó detrás de una franja gruesa y oscura de nubes poniendo


una sombría sombra a través del recinto. La temperatura bajó un poco
más, lo sintió en su piel.

El aire estaba preñado con una niebla fría, el clima perfecto para tomar
una siesta después de un largo y caluroso día. Jax bordeó el extremo más
alejado del patio donde parecía que la milicia quemaba su basura, y al
parecer, había varios vehículos. Vio un autobús, una furgoneta y el
esqueleto de una Rover. También vio que quemaron cajas de madera,
contenedores y cajas de plástico. Jax le dio una mirada más cercana. Los
contenedores y las cajas estaban estampados con el nombre de la
fundación.

Pero no todos ellos. Algunos fueron estampados con el nombre del


predecesor, la anterior Fundación antes de Lighthouse5 se hiciera cargo.
Había paquetes de comida vacías. Botellas de agua. Pañales.

¿Pañales? Jax resopló con diversión. No podía imaginar lo que los


Janjaweed hacían con ellos. Los miró, fueron quemados, no usados. La
milicia debe destruir lo que no pueden utilizar. Apúrate.

Olió y pateó la tierra, en busca de pistas. Rodeó el marco esquelético del


Rover. El vehículo había sido volteado antes de incendiarlo.
5 Lighthouse: es el nombre de la fundación por eso se deja igual.

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Jax no podía entender por qué lo habían quemado.

Este tipo de vehículo podría haberles servido muy bien en este terreno. A
menos que... hubieran querido ocultar pruebas. Jax buscó más señas para
conectar este vehículo a Lighthouse.

Vio una etiqueta medio quemada. Se había derretido parcialmente en el


parabrisas y era difícil de leer. Sólo podía ver la aguja blanca de la insignia
de Lighthouse, pero fue suficiente para convencerlo de que este vehículo
perteneció a ellos y lo más probable es que fuera el SUV que Cassidy había
conducido el día que desapareció.

Algo robo la atención de Jax. Una caja marrón, pequeña, rectangular,


estaba atrapada entre el borde del asiento y la puerta. Jax cambió a su
forma humana y la arrancó del vehículo carbonizado. No era una caja. Era
un libro. Un diario. La mitad superior del mismo estaba ennegrecida, pero
el resto había sobrevivido. Jax hojeo las páginas. Él reconocería la escritura
a mano en cualquier lugar. Pequeña, limpia y maniáticamente ordenada.
Era de Cassidy.

Jax miró alrededor y se deslizó entre el Rover y el autobús, ocultándose.


Confiando en los rayos plateados de la luz de la luna, que lograban
escurrirse entre las nubes, Jax leyó por encima el diario. Era sobre el viaje
de Cassidy a África. Y algo de ello no tenía sentido. Él vio página tras
página de tablas y cálculos. Al cabo de un rato, conjeturó que los números
representaban los montos en dólares que Lighthouse recibía de sus
donantes, y lo que en realidad se distribuyo como ayuda. Jax no era un
contable, pero no fue difícil para él ver, que algo raro estaba pasando con
Lighthouse. Alguien en esa organización estaba malversando el dinero. El
nombre no fue mencionado en el diario de Cassidy, pero quienquiera que
fuera el culpable había robado cerca de dos millón de dólares. Su amigo
obviamente había notado la discrepancia.

Jax frunció el ceño. ¿Qué hiciste Cassidy? Intervenir en algo como esto
podría hacer que te mataran. Cassidy seguramente fisgoneó donde no

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debía. Ahora, él estaba perdido, y el vehículo en que fue visto por última
vez había sido quemado a cenizas, y fue encontrado dentro del complejo
de un señor de la guerra.

No era difícil unir los puntos. ¿Pero quién estaba implicado en todo este
esquema?

Seguramente, no era Caly. Desde luego no. Él empujó la ridícula idea lejos
de su mente.

¿Estaba aquel líder de campamento, Ahmad Ibrahim, también implicado?


Cuando la milicia Janjaweed llevaba a cabo una incursión, los aldeanos
eran quemados, saqueados, violados y asesinaban a los refugiados. Sin
discriminación. El campamento de Ibrahim había sido asaltado en una
base regular, y sin embargo, quedaba prácticamente indemne. Algo raro.
Pero ahora no era el momento para intentar descubrirlo. Él tenía que
salvar a Caly.

Jax deslizó el diario en el bolsillo de sus jeans y se transformó de nuevo en


su forma bestial. Si el vehículo de Cassidy fue quemado en este recinto, no
podía estar muy lejos. Tal vez estaba encarcelado con Caly.

Jax rodeó rápidamente el depósito de chatarra por más pistas. No


encontrando nada que valiera la pena investigar, sentía que había perdido
bastante tiempo, y decidió que era el momento de liberar a Caly, y
mantener la esperanza por su amigo, Cassidy.

Agachándose cerca del suelo, se dirigió al patio. A mitad de camino, se


acercó a un claro que estaba rodeado de arbustos y árboles tupidos. Un
hedor flotó en su camino, capturando su atención. Olor a descomposición.
A carne. A animales muertos. Un montón de ellos.

En su forma de león, el miasma de la muerte no le molestaba tanto como


lo haría en su forma humana. Como un león, una vez al año, cazaba y
comía carne fresca para saciar su bestia interior. Gacelas. Cebras. A veces

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ñus, si se estuviera sintiendo ambicioso. Pero él nunca estuvo interesado
en comer cadáveres podridos. Qué asco.

Y nunca se encontró tan desafortunadamente hambriento como león.


Entre su orgullo, Jax y Cyeon eran los únicos que todavía llevaban a cabo la
tradición de la caza. El resto eran demasiados perezosos, prefiriendo picar
alimentos exclusivamente humanos, en su lugar.

Jax se agachó detrás de un arbusto grande, para mezclarse, en caso de


que un guardia que pasara, mirara en su dirección. Él no podía ver ningún
signo de animales pudriéndose en el suelo.

El olor de la muerte impregnaba las tumbas poco profundas, a pocos pies


de distancia de donde se escondía.

Una astilla de angustia cortó el corazón de Jax. No había animales muertos


en estas tumbas. No, todos eran seres humanos.

Contó siete montículos de tierra. Fue a investigar el que parecía ser el más
fresco. Jax esperaba no encontrar los restos de Cassidy allí, pero el olor
que se levantaba de la tumba aplastó toda la esperanza que tenía, de
encontrar a su amigo con vida. Jax aseguró el aroma de Cassidy de su
diario, el que era todavía distinguible, a pesar de que olía a quemado y a
diesel. El hedor empalagoso era el de Cassidy.

Sólo que más profundo. Enfermamente más pesado. A muerto. Jax echó
un vistazo alrededor, antes de cavar con sus patas. Y no tuvo que ir
profundamente. Aproximadamente un pie más tarde, vio una mano
descompuesta. Se detuvo. Jax se transformó a su forma humana y casi
vomitó. El hedor era insoportable.

Respirando por la boca, buscó en la mano y vio una pulsera médica


alrededor de la muñeca revestida con la carne. Estaba hecha del acero
inoxidable, y tenía grabado el nombre de Cassidy y su condición diabética.

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No debería haber estado sorprendido, pero saber que su viejo amigo
realmente estaba muerto, casi saco el aire de sus pulmones. ¿Cómo se lo
iba a decir a la esposa de Cassidy? Jax se afligió por su amigo durante un
largo minuto antes de sacudirse, y ponerse manos a la obra. Tenía que
enfocarse para llevar a cabo el plan. Salvar a Caly. Él sacó la pulsera para
dársela a Clara, y la metió en su bolsillo. Jax se transformó en su forma de
león y saltó al patio. Con la reciente muerte en su mente, quería sacar a
Caly de este lugar cuanto antes. No había tiempo que perder.

Caly no podía dormir. Caminaba alrededor de la celda cuando oyó unos


ruidos procedentes del patio. Fue una sutil respiración y cuerpos
golpeando contra el suelo. Nada que alarmara a todo el complejo. Giró
sobre sus talones y corrió para averiguar lo que estaba pasando. Ella
escudriñó a través del pequeño ojo de la cerradura que estaba debajo del
pomo de la puerta, por donde echó un vistazo antes.

Entonces, había habido dos guardias sentados junto a un pequeño fuego


en el patio. Ahora, ella los vio tendidos en el suelo. El destello de un león
pasó zumbado en su dirección. Ella abrió la boca y dio un paso atrás.

Algo grande se agachó delante de su puerta. El pomo de la puerta tembló.


Luego otra cosa, como un candado, crujió. Oyó que alguien suspiró.

–¿Caly?,– Una baja voz, aparentemente cautelosa, la llamó.

–¿Jax? – Ella presionó sus manos y la oreja en la puerta. –¿Eres tú?–

–Sip. ¿Estás bien?–

Caly respiró con alivio. ¡Oh Dios! Realmente era él. –Yo, yo estoy bien, –
respondió ella en voz baja.

–¿Estás herida?–

Tres segundos pasaron antes de contestar. –Sí, en mis sentimientos. – A


pesar de que su rostro le dolían como el infierno y un dolor sordo latía
debajo de su pecho, ella no quería admitírselo a Jax. Sería romper su

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imagen de “chica dura” –Ser secuestrada no es tan glamoroso como
parece. –

–Aja.– Jax resopló. –Voy a sacarte de aquí. Lo intentaré. –

–Creo que la puerta está cerrada con candado por fuera. –

–Puedo ver eso. –

–Esos matones podrían tener las llaves. –

–Lo comprobé. Ellos no la tienen. –

–Entonces Abuda podría tenerla. –

–Ese es el problema. No puedo colarme dentro de la habitación de Abuda


y robar las llaves. Me gustaría ser el Hombre Invisible.–

Caly suspiró. –Me gusta más el hombre león. –

–¿En serio?– Jax sonaba contento. –Voy a buscar un poco de alambre o


algo así. Para desbloquearla cerradura. –

–Espera.– Caly pescó en su bolsillo. Tenía un par de horquillas pérdidas


con ella en todo momento. – ¿Las horquillas funcionan? He visto que los
detectives las utilizan en la televisión. –

–Deslízalas hacía mi. –

Había aproximadamente una brecha de una pulgada entre la puerta y el


suelo.

Sus manos rozaron los dedos de Jax cuando agarró las horquillas de su
palma. Escalofríos eléctricos corrieron a través de su brazo. De repente, se
sintió abrumada por la necesidad de tocarlo.

Jax trabajó en la cerradura. Caly se desplomó contra la puerta. El alivio se


deslizó dentro de ella. Había mantenido su promesa. Había vuelto por ella.

–¿Cómo sabías que estaba aquí?–

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–Fui al campamento de Ibrahim. Me colé en su guarida, pero no estabas
allí. Algunos de los refugiados me dijeron lo que había sucedido. Así que,
me dirigí hasta aquí. Una vez que llegué, pude olerte en este lugar. –Él
hizo una pausa por un momento, y luego añadió.–Llegué un poco antes,
pero tuve que comprobar algunas cosas primero. –

–¿Manejaste?–

–Nah. Corrí. –

–¿En tu forma de león?–

–Sí. A veces, es más fácil de esa manera. –

–Guau. Eso debe haber sido una gran distancia. Tener superpotencia de
león debe ser impresionante. –

–Lástima que no puedo volar o ser invisible. Sería muy útil en momentos
como éste. –

–No me digas.– Caly cambió su posición a cuclillas y se asomó por el


agujero.

No podía ver nada, porque Jax bloqueaba la vista. Pasó un minuto antes
de que ella pensara en algo que preguntar. Ella odiaba el silencio, y ahora
mismo, no quería sentir como si estuviera sola. – Y por cierto, ¿comes
gente?–

–He oído que saben a pollo.–

–Quiero decir, en serio, – respondió ella.

–He comido mujeres antes. Y les encantó. –

Maldita sea. Si sólo pudiera llegar a él, nada le gustaría más que darle una
bofetada en la cabeza. ¿Podría tomar algo en serio por un segundo?
Quizás Jax estaba tratando de mantener su ánimo en alto, después de la
terrible experiencia que había pasado.

Caly cambió de tema. –Has dicho que eres de Boston. –

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–Uh–uh. Viví allí durante diez años. Fui a la escuela y trabajé allí. En
realidad soy de Tanz. –

–¿Tanz?–

–Tanzania. Nacido y criado. –

–No te ves exactamente igual que los nativos. –

–Mi madre es de Nueva Zelanda. Y mi padre, bueno, como todos los K'stal,
tenemos el gen rubio. No preguntes cómo y por qué. Ha sido así desde
que el primer K'stal recorrió el Serengueti. –

–Ah, ya veo. ¿Así que sus padres están en Tanzania? –

–No. Auckland. Están retirados. Mi madre quería estar cerca de casa. Ellos
nos visitan cada Navidad. –

–¿Nosotros? ¿Tienes hermanos?–

–Tengo un hermano. Cole. Si estas curiosa, es un león blanco. Las chicas lo


adoran, y mucho. –

–En serio. ¿Porque te fuiste? ¿No es más agradable en Boston?–

–Nos cansamos de la rutina empresarial. Del negocio asesino y todo eso. –

–¿Qué hiciste?–

–¿Qué es esto? ¿Una entrevista? Yo era un friki de la tecnología, trabajaba


en IT6.

6 IT: información Tecnológica.

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Me ocupaba en su mayoría de las redes.–

–Y ¿qué haces aquí?–

–Yo soy un manitas. –

Su ceja se alzó. – ¿Tú cambiaste una vida, estilo yuppie en Boston, para ser
un manitas en un país tercermundista?–

–Oye, tú cambiaste tu posición de médico en el Ejército por un trabajo


humanitario en este agujero de mierda. –

Ella resopló. –Vamos. ¿Cuál es la verdadera razón por la que te fuiste? –


Una pausa. –Había una chica con la que salí. – Su voz estaba llena de
tristeza. –Pensé que ella era, ¿tú sabes? Le propuse... pero todo lo que
quería era usarme para subir la escalera corporativa. –

–Lo siento. – Parecía que ella y Jax tenía algo en común. Ambos habían
sido heridos, y podía relacionarse con su dolor. Los dos eran iguales.

–Asi que. ¿Por qué te divorciaste?–

Caly sobresaltó. – ¿Cómo fue que finalmente lo adivinaste?–

–No lo sabes... tienes la marca de lo que pensé era un anillo de bodas en


el dedo. Vi la pálida raya, y me imaginé que te habías separado
recientemente. –

–Ah. Me fui a casa para una sorpresa R y R, y lo encontré mojando el


salami con una fulana. –

–Ouch. Lo siento. No me extraña que te mostraras reacia a hablar de él. –

–Está bien. Fue lo mejor, supongo. –

–No todos los hombres son unos cretinos como él, ¿lo sabes?–

–¿Estás defendiendo a tu género, Sr. Ra'r'h?–

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–Un poco. Una cosa es segura, si tuviera una esposa como tú, no
encontraría tiempo, ni sería capaz de comerme con los ojos a otra mujer.
Estaría ocupado aprovechándome de ti... en la cama. – ¡Ay! Tan engreído
como era, ella no pudo evitar sentirse halagada. Un silencio se extendió
entre ellos de nuevo. Jax aún estaba ocupado con la cerradura y las
horquillas.

–Esto parece mucho más fácil en la televisión y en las películas, – Jax se


quejó. –MacGyver hubieran tenido esto hecho, en dos segundos.–

–Eres un león. ¿No tienes superpoderes para romper una cerradura?–

–Bebé, soy un shifter. No Wolverine. Además, queremos mantener esto


agradable y tranquilo, para que podamos tener una buena ventaja.
Seguramente yo podría romper la puerta con

mi poder súper impresionante de león, pero entonces, haríamos mucho


ruido.–

–Tomaré mis posibilidades. Simplemente no puedo estar encerrada más


en esta celda. Estoy a punto de volverme loca. – Caly se levantó de un
salto.

Desesperada. Ella tenía que salir y respirar aire fresco. Tenía que verlo.
Tocarlo. Sólo entonces, sabría que todo iba a salir bien.

Después de lo que le pareció una eternidad, ella oyó el murmullo de Jax, –


Jesucristo. A la mierda con esto. –

–Aléjate de la puerta. Y prepárate para correr. –Caly saltó a un lado. Su


corazón martilló rápido dentro de su pecho.

Por un segundo no se oyó nada más que el silencio, y al siguiente, hubo un


boom ensordecedor. La puerta se estrelló contra el suelo, y ahora, había
un león de seiscientos libras en la parte superior de la misma. Jax cambió a
su forma humana la agarró de la mano y la arrastró a una carrera rápida.

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Cuando pateó el polvo detrás de ella, oyó gritos enojados dentro del
complejo.

Sosteniendo su mano apretada, Jax la llevó mientras corrían más y más


rápido a través de los arbustos y deslizándose entre árboles achaparrados.

Entonces oyó el rápido sonido de los disparos. Rifles de asalto. El


encendido de los motores. Ahora los milicianos los perseguían en

vehículos. Caly corrió hasta que los pulmones y sus piernas le quemaban.
Ella desaceleró, sin aliento. Se sentía débil por la falta de agua y alimento.

Jax tiró de su muñeca. –¡Vamos! –

Ella se forzó a correr, pero al cabo de un rato, redujo la velocidad otra vez.
Ella quiso desmayarse. Jax patinó hasta detenerse. Caly casi tropezó y
chocó contra él. –

¿Qué?– le preguntó, entre respiraciones entrecortadas.

Él se transformó en un león. –Móntame. ¿Qué? ¿Cómo puedo oírle en mi


cabeza?

Le hablo a tu mente. No tengo tiempo de explicar. Salta sobre mí.

Por un segundo, Caly no estaba segura de que fuera a funcionar. Nunca


había oído hablar de que alguien montara un león antes. ¿No eran ponis,
correcto? Pero entonces, Jax gruñó, y todos los pelos de la nuca se
erizaron. Ella sintió como si no tuviera más remedio que obedecer. Subió a
su espalda, aplanó su cuerpo contra él, y se aferró a su melena. Ella no era
un duendecillo, pero Jax era un enorme, enorme león.

Esto está mal. Soy demasiado pesada. Voy a hacerle daño.

Jax trotó durante unos metros. –Agárrate fuerte. ¿Listo?–

–Sí,– ella chilló, y Jax repente saltó como si no hubiera mañana.

56
Ella empuñó su melena y oró por no deslizarse hacia abajo y desmayarse.
El complejo de Abuda estaba situado lejos de la población general. Sólo
colinas y praderas con arbustos y escasos árboles se extendían a través del
terreno.

Las balas cantaban a su alrededor. Pero Jax expertamente las esquivó y


corrió como si tuviera al mismísimo diablo en su cola.

Y, en lo que a ella se refería, había realmente demonios en su cola. Abuda


haría estallar un agujero en sus cabezas si alguna vez los capturaba. No
tenía ninguna duda al respecto.

Agregándose a su miedo, oyó caballos galopando desde atrás. La última


vez que había comprobado, eran más rápidos que los leones, ¿o no? Caly
apretó la melena de Jax hasta que arrancó un mechón de su pelo. A él no
parecía importarle. Él sólo siguió corriendo.

Después de unos kilómetros, de alguna manera fueron capaces de librarse


de sus perseguidores. Pero los Janjaweed seguían persiguiéndolos. El
suelo se estremecía con el estruendo de sus vehículos y los cascos de sus
caballos. El aire se llenó con el sonido de los disparos y el olor de las
municiones descargadas.

Caly sintió a Jax tensarse. De repente, se detuvo, poniéndola fuera de


balance y sacándola de su espalda. Aterrizó en la tierra con un jugoso
golpe. Antes de que pudiera dar sentido a todo, Jax la agarró del cuello
con su mandíbula y la arrastró detrás de un gran arbusto tupido. Él puso
su pata sobre su pecho como si quisiera evitar que ella luchara.

Quédate quieta. No hagas ningún ruido si es posible.

Quería preguntarle por qué, pero se abstuvo en el último segundo. La piel


de gallina estalló por toda su piel. Ella oyó otro rugido de un león. No.
Leones. Muchos de ellos.

Jax la miró con luminosos ojos del león, antes de saltar lejos. Quédate
abajo. Estarás a salvo aquí.

57
Vuelvo enseguida.

Asustada a muerte, Caly se encogió en una bola.

Y espero.

58
Capítulo Cinco
El enlace del orgullo se puso en marcha tan pronto como Jax vio al primer
león saltando por la colina. Era el león alpha. Cyeon.

–Jax, dijo Cyeon. –¿Estás bien?–

–Cazar, cazar, cazar, –Keto agregó, siguiendo de cerca la cola del alfa.

–Cazamos algún Janjaweed, –Cole arrastró las palabras, uniéndose al


enlace.

– Lástima que no se puede fumar este tipo de malezas.–

Tío, –uno de los gemelos, Bane, dijo. –El otro, Saber, se rió entre dientes.

–Estoy bien, –Jax suministró. –Tengo a Caly conmigo. Pero Cassidy está
muerto.–

–¿Quién es Caly?– Preguntó Arcan.

–Mi –pronta–a–ser– pareja. Ella está agotada. Y escondida. Te lo explicaré


todo más tarde.–

–Están disparándonos. Esos bastardos, –Bane maldijo. –Vamos a


desgarrarlos un poco.–

–¿Qué opinas, Alpha? –Cole preguntó Cyeon.

–Los quiero muertos, –Jax escupió. –Mataron a mi amigo. Ellos


incendiaron su auto y lo enterraron en una tumba poco profunda.–

Cyeon no respondió.

Jax lo vio romper el trote, la cola moviéndose de manera amenazante.


Sabía que Cyeon nunca quiso matar seres humanos, aun cuando algunos
de ellos se lo merecían. Su primo era una persona quisquillosa con la ley

59
humana, siendo un abogado él mismo. El padre de Cyeon era mucho más
divertido. El tío Mica nunca vaciló en pisar el lado oscuro de la ley, cuando
vio que la justicia tenía que ser mantenida. Demasiado mal que ya estaba
retirado en Florida, con la tía Lindsey. Si el Tío Mica estuviera aquí, ahora,
Jax estaba seguro que el antiguo alpha estaría encantado de cazar a los
Janjaweed, empleando las buenas maneras, pasadas de moda de los
leones del Serengeti.

–Bien, –dijo Jax, –ninguna matanza. ¿Pero podemos golpear el infierno de


ellos? ¿Hasta que estén a una pulgada de perder sus vidas, tal vez?–

Cyeon gruñó. –En eso, puedo estar de acuerdo. ¿Cuántos hay ahí?–

–Alrededor de una docena. Más o menos. – Se preguntó si el propio Omer


Abuda se molestaría en incluirse a sí mismo en la persecución. O existía la
posibilidad de que enviara a sus matones para el trabajo sucio, mientras
esperaba las noticias desde la comodidad de su complejo.

–Señores, se les permite cazar, –dijo Cyeon.– Formación de conmoción y


pavor.–

Los otros soltaron gritos estruendosos a través del enlace del orgullo. Jax
tuvo un dolor de cabeza por ello. Saltó detrás de un arbusto, y esperó a
que el enemigo llegara. No tenía sentido hacer una persecución, ya que
venían derecho a ellos. Era similar a atacar a una horda de ñus. Todo lo
que tenían que hacer era arrearlos hasta que estuvieran confundidos y
cansados. Cuando uno se separaba de la manada, en ese momento, los
leones saltarían para cubrirlo y golpear a su víctima, dándole una
mordedura fatal en la garganta.

El viento favoreció su posición. No es que realmente importaba con estos


seres, pobres tontos humanos. En la naturaleza, las presas animales
podían sentir a los depredadores por su olor. Los shifters de forma igual
que en su orgullo, no conservaba su almizclado aroma a león, como lo
hacían los animales típicos de la naturaleza.

60
Los K'stal olían a loción de afeitar y jabón. Los Janjaweed eran una historia
diferente.

Cuerpos sin lavar. Sudor. Tabaco. Olor a munición. Todas cosas sucias, y
Jax podía olerlos a una milla de distancia.

Los hombres corrían hacia ellos. Dos jinetes a caballos al frente. Un jeep
descapotable, con cuatro hombres totalmente sentados. Un King Cab7 con
tres hombres en el frente y dos atrás. Todos armados hasta los dientes.
Uno de los jinetes abrió fuego al azar con un arma automática. Fue tan
torpe como el tirador con el fusil, Jax estaba sorprendido, que el hijo de
puta no se dispara accidentalmente en su propio pie, o a su caballo.

Cyeon gruñó en el enlace. –Vamos a eliminarlos. Bane y Sable.


Atráiganlos.–

–Sí, alpha, –los gemelos corearon.

Saber echó a correr varios cientos de metros hacia el tupido matorral.


Saber rugió mientras escapaba, y Jax sabía que el gemelo se aseguraba
que los Janjaweed lo vieran. Bane siguió poco después, parándose en
medio camino, sisando al más cercano a él. El jinete disparo a Bane, pero
falló miserablemente. Patético. Otro jinete lo roció con balas, pero Bane
ya había entrado en los arbustos. Cada miembro de orgullo se movió a su
posición, acechando, corriendo y agazapándose detrás de la cubierta.

–¡Jax, Cole y Arcan, –Cyeon mandó, –al ataque!

Jax saltó con la orden. La sangre corrió. La adrenalina bombeo a su punto


más alto. Para él, ese momento, justo antes de la caza, era la parte más
emocionante. Se concentró en sus muertes. Cinco hombres en un camión
camuflado. Los dos acompañantes del conductor, sentados en el lado del
pasajero llevaban lo que parecía ser un rifle de asalto. Los otros dos
sentados en la parte trasera estaban armados también.
7 King Cab: modelo del vehículo

61
Pero no se veían tan seguros de su caza. Jax podía oler su miedo. Ver la
confusión en sus rostros. Su vacilación serviría como una gran ventaja para
Jax y al orgullo. Al igual que la oscuridad.

Todo el mundo parecía estar funcionando en cámara lenta. Jax escuchó a


cada uno de los Janjaweed; el latido de sus corazones. Su respiración.
Cuando el rifle de uno de los hombres se atascó, Jax se enfocó en la
petrificada expresión en el rostro del militante. Su compañero lo miró
como si estuviera listo para cagarse en los pantalones. Parecía que
ninguno de ellos había esperado ser recibidos por una manada de leones
salvajes.

Arcan, ábrete paso en el camión. Mi hermano y yo vamos a arrebatar a los


dos en la parte de atrás, dijo Jax.

El camión se tambaleaba frente a ellos, a causa de la tierra inestable.

–!Ahora! –Jax saltó desde la zarza, y fue tras los dos burros en la parte
trasera del camión.

El hombre del rifle atascado lo vio y gritó en swahili, –¡Simba!

–¡Simba!

Sí, soy un león, idiota. Jax se abalanzó y lo golpeó con su pata. El hombre
cayó al suelo, con el arma fuera de su alcance.

Desde el otro lado, Cole golpeó al otro hombre con una técnica similar.
Prácticamente se llevó al hijo de perra de la camioneta, luego lo golpeó en
el suelo cubierto de hierba.

Un segundo más tarde, Arcan, el mayor león de todos ellos, se estrelló


contra el camión de frente, haciendo que el idiota conductor tirara a la
izquierda. Sobre compensando, el hombre perdió el control y se desvió
hacia un árbol cercano. El vehículo chocó contra el tronco de un gran árbol
de acacia. Arcan de inmediato se puso a cubierto y desapareció cuando los
Janjaweed dispararon contra él.

62
Jax y su hermano, Cole, sujetaron sus mandíbulas sobre los cuellos de sus
víctimas y los arrastraron en la maleza. Los milicianos gritaron de horror y
suplicaron por sus vidas. El tipo con el rifle atascado todavía tenía una
pistola en su funda, pero estaba demasiado aterrorizado para pensar en
utilizarla.

Y el hombre atrapado en la boca de Cole gimió incontrolablemente,


temblando tan fuerte que Jax se preguntaba si el chico se cagó
literalmente en los pantalones. Especialmente cuando Cole lo sacudió un
poco, gruño e hizo ruidos. Jax se preguntaba si el hombre pensaba que
Cole iba a comérselo. En realidad, su hermano era muy quisquilloso.
Siempre exigió que su carne tuviera que ser Filet Mignon cortado
perfectamente, sin la grasa y sólo para ponerlo a asar o a la parrilla
término medio. Y si no estaban perfectamente sazonado y cocinado lo
justo, él no lo tocaba.

Pero la farsa de Cole como un León feroz y hambriento fue bastante


convincente. El hombre rompió a llorar aún más y luego se desmayó.

Cole le escupió. –¡Qué asco!. Necesito enjuagarme la boca. Huele a


mierda. Sabe a aceite rancio, leche en mal estado y huevo podrido, todos
mezclados. –

–Mi hombre sabe a culo. –No es que él supiera a lo que sabía un culo, era
sólo una forma de hablar. Jax tiró de golpe a su cautivo en el suelo y le dio
una feroz sacudida igual que Cole había hecho. El hombre gemía de dolor.
Jax lo golpeó con su pata y lo dejo inconsciente. La sangre corría del
hombre del hombro y la mejilla. Por si acaso, Jax lo golpeó de nuevo.

–¿Por qué hiciste eso? –Preguntó Cole. –Fue excesivo, ¿no crees?–

–Este tío me disparó antes. Las balas entraron en mi abdomen e hicieron


un agujero en mi pata. Dolía como una perra. –

–Ojo por ojo. –

–No continúes, jefe. –

63
Cyeon gruñó a través del enlace. –Jax, Arcan, Cole. Terminen con el
camión. El resto, derriben el jeep. –

Jax se puso en acción. Arcan ya estaba pateando la puerta del lado del
conductor del camión. El conductor apuntó con su arma derecho a Arcan,
pero debió haber estado demasiado nervioso,

porque su mano temblorosa no podía apretar el gatillo. Arcan balanceó su


pata, golpeando el arma de las manos del atacante. El hombre gritó. Jax y
Cole trabajaron en el otro extremo, arrancando la puerta del
acompañante hasta abrirla y extraer a los dos hombres del interior.

Dio un vistazo y vio a Cyeon y a los gemelos emboscar el jeep. Los


hombres no parecían poner gran parte en la lucha. Se encogieron tan
pronto como los leones se acercaron a ellos.

Uno de los jinetes cayó de su caballo cuando Keto estrelló su cabeza en el


cuerpo del animal. Él cayó mal, e inmediatamente comenzó a aullar de
dolor, posiblemente como resultado de fracturas en las extremidades,
mientras que el caballo relinchó, aparentemente ansioso por escapar.

Keto, siendo el corredor más rápido en el orgullo, paso zumbando a coger


el otro jinete, que huyó, cuando la mayoría de sus camaradas fueron
derribados. Unos minutos más tarde, un grito patético hendió el aire. Jax
sabía que Keto había conseguido a su hombre. Jax también estaba
ocupado con un miliciano Janjaweed en su boca, que gimió y rogó por su
vida. Lástima que Jax no hablaba árabe, hubiera sido divertido si hubiera
sido capaz de responderle con algo ingenioso.

Arcan corrió alrededor, golpeando lejos todas las armas al alcance de la


milicia, mientras Cyeon y los gemelos evaluaban los daños. Cole arrastró a
los hombres derrotados e inconscientes en un claro, los puso a todos boca
abajo en una fila ordenada. Jax tiró de su cautivo más reciente junto a
quien le había disparado en el complejo, sólo un par de días atrás. El hijo
de puta estaba empezando a recuperar la conciencia. Jax lanzó su más
feroz gruñido y mostró sus dientes, asustando al hombre tanto, que se
desmayó de nuevo. Sí. Muy varonil.

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Saqueador, violador, asesino. Jax resopló con disgusto. Sin sus grandes
armas, no eran más que un montón de perdedores.

Keto vino de la maleza arrastrando un soldado Janjaweed por el brazo con


la boca. Fuera de combate, Keto arrastró al hombre como si fuera un
muñeco de trapo, y luego lo dejó en un extremo de la fila. –Ya sabes, si
fuéramos leones reales, estaríamos teniendo una fiesta. Lástima que no
comemos personas. –

–Podrías... si quisieras, –Jax sugirìo.

–No gracias. Pero he oído que los humanos saben a pollo.–

–Eso es lo que le dije Caly. –Jax contó a los Janjaweed, pero ninguno de
ellos era Omer Abuda. Tal y como había predicho. Abuda no se molestó a
sí mismo, con la caza. Debe de estar esperando en su complejo.

Cyeon se acercó con paso lento. Se sentó y se limpia su melena con su


pata.

–¿Cuál de ellos es Omer Abuda? –Preguntó Cyeon.

–Él no está aquí. –Jax olfateó el aire. –Apuesto a que todavía está en el
complejo.–

–¿Vamos a darle una visita?–

–Debemos. Tengo un pequeño regalo de despedida para él. –Jax se


levantó. –Pero primero, quiero comprobar a Caly.–

–¿Dónde está ella?– Preguntó Cole.

–No muy lejos. Vuelvo enseguida. Entonces, voy a presentarles a todos a


mi compañera.–

65
Capítulo 6

El largo vuelo desde Nairobi a las Cataratas Victoria, se había sentido


como un sueño.

Cyeon Rarh, el primo de Jax, alpha de la manada K'stal, había alquilado un


avión privado por lo que todos ellos, podrían volar de regreso a casa
juntos. Después de escapar del complejo de Abuda temprano en la
mañana, Cyeon había llevado al grupo a Al Fashir, donde un avión
alquilado esperaba, para llevarlos a Nairobi—para enderezar algunos
asuntos con la sucursal del Lighthouse. “Enderezar” era una palabra
inadecuada. Jax y el alfa irrumpieron en la oficina y exigieron hablar con el
gerente de la sucursal, sus miradas furiosas asustaban a todos los
empleados en el interior

Cyeon, cuando no era un león, ejercía como un abogado de profesión, y al


poco tiempo de leer el contrato de Caly, había descubierto que era nada
menos que una mierda. Él le dijo que ella había sido empleada sin ser
informada adecuadamente de los riesgos. Con toda honestidad, era
equivalente a un suicidio. No había tardado mucho en encontrar varias
cláusulas que le permitían presentar una demanda en nombre de Caly.

A ella no le importa mucho el bendito contrato, o si la fundación era


responsable de su seguridad. Estaba contenta de poder salir de allí en una
pieza. Sólo lamentaba no poder ayudar a la gente en el campamento de
Ibrahim, pero no podía negar el hecho que deseaba mucho mantener su
cabeza perfectamente colocada en la parte superior de su cuello.

Caly se había enterado de la muerte del Doctor Cassidy por Jax mientras
habían estado en Al Fashir. Ella seguía de duelo por la pérdida. Él no solo
había sido un gran hombre, sino también un gran amigo. Admiraba su
dedicación por ayudar a los necesitados. Caly se sorprendió al escuchar

66
que alguien en la fundación había sido responsable de su muerte. Seguía
siendo nueva en Lighthouse, realmente no sabía nada acerca de las
políticas que implicaba la fundación. Era exasperante para ella ver la
codicia de algunos hombres...y lo poco que valoraban la vida de un ser
humano.

Cyeon prometió justicia para el Doctor Cassidy. Los donantes y la junta


directiva habían sido notificados, y supuso que habría muchas acusaciones
alrededor. La persona responsable de la corrupción y en última instancia,
la muerte del médico había sido detenida por la Interpol, en Madrid. Su
nombre era Bob McFarland, y actualmente esperaba la extradición de
regreso a Estados Unidos.

Los tres días en Victoria Falls, Zimbabwe, había incluido una visita a la
embajada, donde se había reunido con un adjunto y varios militares. Una
vez que le emitieron un nuevo pasaporte y visa, y después que todos los
asuntos habían sido concluidos, Jax la había llevado a su casa en Tanzania,
la morada del grupo. Desde las Cataratas Victoria, su siguiente parada
había sido el Parque Nacional del Serengueti. Al parecer, la estancia del
grupo se encontraba en un pueblo cercano.

Finalmente su destino, Cyeon, Keto y Jax tenían negocios que atender,


Caly se dirigió a la morada con el resto de la manada. Dos mujeres la
saludaron en la entrada. Eran las compañeras de Cyeon y Keto. Había
averiguado que Jennifer había sido una maestra de escuela antes de
conocer a Cyeon, y Sarah era una

fotógrafa de la vida silvestre, que actualmente trabaja con Keto para abrir
unas cuantas galerías de arte.

Jennifer fue la primera en darle un abrazo rompe–huesos. A continuación,


Sarah hizo lo mismo.

–Eres muy valiente,– dijo Jennifer. –He oído hablar mucho de ti por Cyeon
y Jax.–

–Espero que cosas buenas.–

67
–Grandes cosas. Vamos dentro, debes estar cansada.–

La morada del grupo no era vista desde el exterior. Había un poco de lodo
y un edificio de ladrillos que albergaba grandes generadores, bombas y
enormes conductos. Pero el área habitable era subterránea. Nadie, y
menos ella, habrían adivinado que había un gran edificio bajo la superficie.
Varios camiones estaban estacionados en el camino de grava. Había un
huerto y un pequeño jardín detrás del edificio.

Nada de especial. No había nada que diera la impresión de que una raza
de antiguos cambia–formas vivían aquí. A medio kilómetro había un
estanque al pie de un montículo, donde Cole dijo que al grupo le
encantaba tomar el sol después de la comida. Temprano, cuando habían
pasado por delante, ella había visto una manada de jirafas. Era estupendo.

Jennifer le dio a Caly un recorrido por el hogar. Caly la hubiera llamado


una mansión subterránea, no sólo una morada. Tenía diecisiete
habitaciones, dieciocho cuartos de baño, una gran

cocina de chef con un igualmente gran salón comedor, sala de estar,


biblioteca, una guardería vacía, lavadero y una sala de juegos donde el
grupo pasaba la mayor parte de su tiempo cuando no eran leones.

Jen le mostró la habitación de Jax, donde ella iba a quedarse. Caly estaba
bastante impresionada. Para ser soltero, Jax era muy limpio. La cama
estaba hecha con sábanas blancas que pedía dormir en ella. La ropa
estaba metida ordenadamente en los cajones y armario.

Su escritorio estaba ausente de desorden, pero había un montón de


equipos y aparatos en la parte superior del mismo. Una pequeña área
rectangular con estanterías de pared–a–pared albergaba una biblioteca
con libros y un sistema de entretenimiento. Unos cojines estaban
esparcidos en el suelo. A ella le gustó—se sentía acogedor y atractivo.
Después de vivir en un nido de suciedad bajo un árbol hueco, le dio la
bienvenida al cambio con deleite.

68
Una cosa espectacular que llamó su atención fue el cuarto de baño.

¡Dios te salve, Jesús, María y José!

Jax no había mentido. Desde el piso hasta el techo, todo estaba envuelto
en mármol pulido. Incluso el tocador estaba hecho de eso.

Después estaba el premio mayor. Un malditamente enorme Jacuzzi que


podría encajar fácilmente a varias personas.

Su corazón cantó con alegría. Era tonto, ella lo sabía. Pero después de vivir
en el campamento de refugiados con el agua racionada y la carencia de
incluso la más básica de las necesidades, una bañera donde podía tomar
un baño largo y caliente era un lujo con el que ella siempre había soñado.

–Yo sé lo que estás pensando.– Sarah se acercó, riendo. –Bonito, ¿no?


Cada habitación tiene uno. Cyeon renovó toda la casa cuando asumió el
cargo de alpha. Cole fue el que diseñó el sistema completo.–

–No me puedo imaginar la factura de luz y agua.– Caly frunció el ceño.


Aunque, no recordaba haber visto ninguna línea eléctrica cerca de la casa.
La morada del grupo estaba en un pedazo de tierra solitaria, cubierta de
arbustos y árboles.

–¿Es una broma?– Jen se unió a las risas. –Somos bastante autosuficiente.
Tenemos bombas y generadores. Y compramos combustible en un camión
cisterna. Espera hasta “el día del combustible”. Juro que arriba huele
como una estación de servicio.–

–Si tienes curiosidad, tenemos internet y TV satelital. También teléfonos,


en caso de que desees llamar a tu familia–, dijo Sarah.

–Si tu...–

–Oh, yo ya les llame desde Nairobi. Están todos bien–. Jennifer parecía
estudiar el rostro de Caly. –¿Les dijiste lo que paso?–

69
–De ninguna manera. Mi mamá y mi papá se asustarían. Deberías haberlos
visto cuando fui enviada a Irak. Si supieran que fui secuestrada por la
milicia, exigirían que regresara a casa en este instante.–

–Entiendo eso.– Sarah abrió mucho los ojos. –Pero deberías decirles que
estas bien, que estás viviendo con nosotros ahora.–

–¿Con nosotros?– Caly hizo eco.

Jen levantó una ceja. –Jax no te ha reclamado, ¿verdad?– Las mejillas de


Caly enrojecieron por la emboscada. –No hemos dormido juntos, si es eso
lo que quieres decir.–

–¿No tuvieron oportunidad? O solo...– Sarah dejó sus palabras colgando,


como si insistiera con su reacción.

Caly rio. –Jax es un gatito. Él me quiere cortejar. Conquistar de la manera


correcta.–

–Solo diré, que Jax es dulce–, respondió Sarah.

–Bueno, probablemente deberíamos irnos. Apuesto que deseas estar


cómodo en este momento–. Jennifer miro la bolsa de papel en la mano de
Caly. –Apuesto que eso viene de la tienda general.–

–Sí,– admitido Caly. La bolsa contenía una camiseta. Pantalones de


chándal. Un sujetador de algodón y ropa interior blanca. Calcetines.
Zapatillas.

Jennifer chasqueó los dedos. –Tengo ropa interior nueva y un sujetador,


sin usar. Siempre compro extra cuando voy de compras. Creo que somos
de la misma talla. Tendrás que usarlo hasta que tengamos la oportunidad
de ir a comprar correctamente. También tengo algunos vestidos aun con
las etiquetas. Puedes usarlos. –

–Jen es la reina de las compras–. Sarah sonrió. –Ella siempre encuentra


atuendos muy lindos.–

70
–Mi herencia Jersey.– Jennifer sonrió. –Nací en el centro comercial. No es
broma, es verdad. Mi mamá estaba embarazada de nueve meses,
muriendo por un traje de baño pequeño. Después de darme a luz, sólo
tres semanas más tarde, ella lo llevaba en una playa en Jersey.–

–Wow. Ella debe haber sido una super–mamá.–

–Nah. A ella sólo le gustaba ir de fiesta.– Un destello de tristeza se podía


ver en los ojos de Jennifer. –De todos modos, Jax quiere salir contigo esta
noche. Ya que estamos lejos de la civilización, sé que quiere tener una
cena romántica—estilo safari. Desea que estés lista a las seis. Eso te da un
montón de tiempo para prepararte.–

–¿Cena romántica?–

–Sí. Como dijiste, Jax es un gatito.– Jennifer despidió a Sarah. –Debemos


dejar a Caly descansar–.

–Voy a poner las cosas en la cama, ¿de acuerdo? Apuesto a que quieres
probar el jacuzzi.– Sarah le guiñó un ojo.

–Haz leído mi mente.–

Después de un par de horas de remojo en la bañera, se secó con la toalla


antes de hurgar en la colección de CD de Jax. Ahora que

Caly se sentía limpia y perfumada, y la música sonaba suavemente a través


de los altavoces, estaba lista para una pequeña siesta.

Esparcida en la cama había un montón de ropa para usar. Todo aun con su
envoltorio, cada prenda era una pieza única de diseño. Supuso que Cyeon
y Keto debían tener dinero si sus mujeres podían permitirse tales marcas,
cosas caras que vio en los catálogos de lujo y babeo encima de ellos.

La cama de Jax era enorme y mullida, se sentía como si estuviera


descansando encima de nubes.

71
Tan diferente a su cama en el campamento o cuando había sido enviada a
Irak. No pasó mucho tiempo antes que el sueño la invadiera, simplemente
estaba agotada.

Ella se despertó sobre las cinco y media y se preparó para su cita. A las
seis, alguien llamó a la puerta. –Caly, cariño, ¿estás lista?– La voz apagada
de Sarah la llamó.

Caly giró el pomo y abrió. Jennifer y Sarah reían y saltaban alrededor e


hicieron un pequeño baile. –Estás hermosa–, Jennifer exclamó. –El vestido
que elegí para ti encaja a la perfección.–

–Y estos también.– Caly levantó la pierna. Un par de zapatillas blancas


Jimmy Choo adornaban sus pies. Se veían auténticas, no como algo de
imitación.

–Usamos la misma talla de zapatos.– Jennifer asintió con aprobación. –


Tenemos que ir de compras este fin de semana. He oído que Cyeon tiene
asuntos que atender en Ciudad del Cabo.

Va a ser un largo vuelo, pero podríamos acompañarlo. Confía en mí, valdrá


la pena.–

–Suena como una buena idea–, agregó Sarah. –Voy a llevar mi cámara.
Ciudad del Cabo es antigua y exótica. Hay un montón de paisajes
fascinantes para fotografiar–.

–Señoritas–, una voz masculina llamó. Cole, el hermano menor de Jax,


asomó la cabeza desde el pasillo. –¿Esta Caly lista? Jax la está esperando.
Bueno, ahí estas–. Cole entro. A diferencia de los otros Rarhs, Cole tenía
los ojos plateados y el cabello blanco platino. Jax tenía razón.

Su hermano era muy atractivo. Pero Caly prefería la belleza varonil de Jax.

72
Cole pasó la mirada apreciando su apariencia. –Una impresionante vista
del sol.–

–Los hombres Rarh saben cómo halagar–, dijo Caly, muy avergonzada con
el cumplido.

–No, señora. Nosotros simplemente adoramos a las mujeres. –Cole ofreció


su brazo.

Caly lo tomó. –¿No crees que esto es un poco excesivo para la cena?
Estaría feliz con macarrones con queso preparado en un microondas–.

–¿Microondas?– Jennifer sonaba herida. –No mientras yo esté a cargo de


la cocina.

Jax quiere hacer que esta noche sea especial. Y he trabajado sobre la
estufa todo el día, cocinando.

–Ahora ve. –

–Diviértete–. Sarah le guiñó un ojo.

Cole la condujo hacia la escalera principal, subieron los escalones. Una


maquinaria tarareaba cuando pasaron caminando. Salieron por la puerta
trasera. El aire fresco pasó tan campante delante de ella. La temperatura
había bajado considerablemente. Una lluvia ligera había limpiado el área
mientras ella había estado en la ducha. La hierba y la grava estaban
mojadas por el rocío. Cole se detuvo para encender una antorcha. Luego
la llevó al patio pasando sobre grandes y sinuosas piedras.

Ella vio que alguien había preparado una cena al aire libre en el jardín
trasero. Varias antorchas iluminaban el entorno, emitiendo un matiz
seductor. La mesa estaba cubierta de manteles blancos. Porcelana y copas
de cristal con bordes de oro que estaban perfectamente arregladas
encima de esta. Un cubo con champán junto a un diván. Una chimenea de
exterior crepitaba alegremente con troncos.

73
Jax había estado ocupado haciendo algo bueno por ella.

El hombre estaba cocinando. El olor de la carne que chisporrotea en el


horno holandés flotaba en el aire. Caly tuvo hambre, de repente.

Jax parecía recién salido de la ducha, estaba vestido con una camisa de
algodón blanca y vaqueros desteñidos. Llevaba un

delantal que decia: –¡Besa al cocinero!–. Cuando él la vio venir, se detuvo.


Sus ojos se iluminaron. –Dios, estas hermosa.– Sostenía una espátula
mientras la besaba en la mejilla. –Te quería ver en un vestido. Aunque
eres caliente, incluso con uniforme de camuflaje–. Cole tenía una gran
sonrisa en su rostro.

Jax se volteó hacia su hermano. –¿Qué haces aquí todavía? Vete–

–Bueno. Disfruten la noche. – Cole se marchó.

Cuando el hermano de Jax se perdió de vista, Caly le pregunto. –¿Tú


cocinas?– Jax levantó una ceja. –¿Por qué? ¿Crees que no puedo? Lo
disfruto... Y soy bastante bueno en esto–.

Un chico caliente que disfruta de la cocina. Wow. Caly notó lo diferente


que era Jax de su ex. Carlton le había dicho que era demasiado macho
para hacer tal cosa.

Pensaba que cocinar era el trabajo de una mujer. Y así fue con la limpieza
de la casa. O cortar el césped o el cuidado del patio. Caly había concluido
que Carlton era un vago, un perezoso, un bueno para nada como marido.
A menudo se preguntaba por qué había ido en contra de su familia y se
había casado con él. Era increíble las cosas que la gente hacia cuando
estaba cegada por el amor.

–Simplemente no me lo esperaba.– Caly se asomó a la parrilla. –¿Qué


estás cocinando?–

74
–Mi lomo de venado especial con salsa de hongos frescos.– Jax parecía tan
orgulloso que era adorable.

–¿Carne de venado?–

–Venado. Pero aquí, nos referimos al antílope. –

–Guau. Nunca lo he probado antes. ¿De dónde sacaste uno?– Jax le dirigió
una mirada desconcertada.

–En serio. ¿Tú lo cazaste? –

–Claro. Elegí el más jugoso de la manada.–

–¿Están buenos?– Ella no era muy quisquillosa. De hecho, era bastante


aventurera.

–Espera hasta que lo pruebes. Esto tomará un par de minutos más.


Siéntate. Voy a servir un poco de vino. –

Caly tomó asiento. La mesa estaba puesta muy bien, con velas
chispeantes, copas de cristal y porcelana cara. Se dio cuenta que Jax había
puesto mucho esfuerzo en esta cena con el fin de impresionarla. Y bien,
ella realmente lo estaba.

Jax descorchó una botella y la vertió en dos copas. Volvió y retiro la carne
del fuego. Agarró un sartén con mantequilla derretida, echo las hierbas y
glaseo eso con el vino que acababa de abrir. Dejó que la salsa hirviera y
puso la carne de nuevo en la sartén. Con una gran sonrisa en su rostro lo
trajo a la mesa. Sirvió algo en sus platos. Un delicioso aroma subió a su
nariz. Jax también había preparado sopa, junto con pan casero, que puso
sobre la mesa.

–Jen hizo el pan, la sopa y el pastel de chocolate. No puedo tomar el


crédito por ellos. Ah, por cierto, el pastel esta para morirse–, le dijo.

–¡Oh hombre!, ¿Dijiste pastel de chocolate? No he probado uno en...


mucho tiempo. –

–Te encantará. Jen es nuestra diosa del hogar. –

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–Ella es muy agradable. –

–Lo es. Cyeon tiene suerte de tenerla. –Jax tomó asiento. –Vamos a
comer.– Brindaron.

Caly probó el vino. Estaba realmente bueno. Afrutado y rico. Ella probó la
carne de venado.

Oh Dios. Estaba delicioso. La carne estaba cocinada a la perfección, y la


salsa estaba riquísima. –Este es el mejor plato que he probado.–

–Gracias. ¿Más vino?–

–¿Estás tratando de emborracharme?–

–Te podrías poner cariñosa, quizás tenga suerte. –

Jax. Caly amaba su sentido del humor.

Probó el pan y la sopa. Ambos estaban increíbles. Ella se abrió paso entre
la comida mientras charlaban sobre su infancia. Jax la felicitó, coqueteó y
la hizo sentir especial. Y para cuando llego al postre, Caly deseaba
manchar su cuerpo con la torta de chocolate y que se la comieran.

Después de la cena, Jax descorchó el champán. Se trasladaron a la parte


delantera del diván. El vino la había animado y el champán la remato...
sólo un poco. Caly rió. No se había sentido tan bien en mucho tiempo. Se
sentía relajada y feliz.

No más preocupaciones. No más dolores de cabeza.

–¿Qué pasa con el diván?– Caly quería saber.

–Te lo dije, estoy tratando de tener suerte. – Jax coloco un brazo


alrededor de su hombro.

–Pero ya me sedujiste, sin tener que hacer todo esto. – Caly se acurrucó
más cerca.

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–Quiero que todo sea perfecto. No deseas rodar sobre la tierra, ¿verdad?
Además, apuesto a que nunca has pasado una noche bajo el cielo del
Serengueti. Es impresionante. –

Caly miró hacia arriba. La luna estaba medio oculta por las nubes. La brisa
de la noche se aceleró más allá de ellos, ofreciendo un alivio del calor del
día. A lo lejos, oyó el ruido de los animales. Jax tenía razón de nuevo. La
noche en esta parte de África era hermosa.

No es de extrañar que algunos de los exploradores hagan una gran


cantidad de safaris.

Jax puso su copa de champán en la mesa redonda donde estaba el cubo


con hielo. Despejó su cara de los mechones rebeldes y tiró de su barbilla,
besándola.

Fue increíble.

La primera vez que la besaba en los labios desde que se conocieron. Se


preguntaba cuando la iba a besar correctamente. Y no con un simple beso
en la frente...o en la mejilla. Su corazón latía muy rápido. El calor corrió
por sus venas.

Comenzó lento, un simple roce. Luego siguió con un poquito de fricción a


través de sus labios.

La exploro. Midió su reacción. Se sentía tan cálido. Tentador. Presionó sus


labios sobre los de ella y se apoderó de su labio superior.
Mordisqueándolo. La punta de su lengua trazó el contorno exterior de sus
labios. Lo que la sacudió con un alto octanaje de lujuria dentro de ella. Su
cuerpo respondió de acuerdo. El fuego agitó su coño. Sus pezones se
endurecieron. La lengua se detuvo en la esquina, luego se sumergió
lentamente en su boca. Caly lo recibió con deleite.

Con un leve gemido, Jax metió su lengua en la boca abierta. Él la besó con
avidez. Caly se aferró a sus hombros. El dolor en la unión de sus muslos se

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intensificó. Su coño goteaba. La sensación era increíble. Él ni siquiera la
había jodido todavía. Sólo la había besado. Y con eso, ya estaba caliente.
¿Qué pasaría cuando él la tomara? Caly espero con anticipación. Su
corazón latía rápido. Jax parecía tomarse un dulce tiempo, y la espera la
estaba matando.

Caly le devolvió el beso con calor y pasión. ¿No sabía que ella lo quería a él
también? Ella lo besó con tanta avidez, tanto como necesitaba respirar.
Suspiraba por él.

Mal. Jax soltó un gruñido que sonaba como el ronroneo de un león


complacido. La seductora, ronca y gutural voz le hizo sentir un hormigueo
en la columna vertebral y la piel de gallina estalló sobre su piel.

Jax se separo de sus labios y susurró, –Eres mía. Toda mía.– Su corazón se
hinchó con su declaración. ¿Realmente significaba mucho para él? Si no lo
fuera, no habría arriesgado su vida por ella, ¿verdad? En comparación con
su ex–marido, Jax era como el paraíso en la Tierra. Él le agradeció, le
gustaba su manera de ser.

Así que, que diferencia de Carlton, con sus mentiras y demandas. Cierto,
ella y Jax se habían conocido hace poco, pero sentía que él realmente era
un buen hombre. De corazón gentil. Agradable personalidad. Le gustaban
las cosas simples de la vida. Aunque, no dañaba que fuera tan guapo.

Caly pego su boca sobre la suya y lo beso con fuerza. Él la atacó de vuelta.
Sus labios. Lamiendo un lado de su mandíbula. Su cuello. Ella se
estremeció de placer con emociones eléctricas a fuego lento por debajo
de su piel. El momento en que su lengua de lija lamio su piel febril,
bocados de placer estallaron en su sexo, poniéndola más húmeda. Todo lo
que le hizo la puso más cachonda.

Jax acarició su cabello cariñosamente cuando se aventuró a su inferior.


Ella jadeo cuando él chupo su carne, marcando su cuello con mordeduras

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cariñosas. Luego se detuvo y lamió el hueco de su garganta. Sentía como si
se fuera a derretir en un instante.

Ella estaba caliente. Y necesitada. Como una perra en celo. ¿Cómo


llamaban a eso? ¿Feromonas?

Él la abrazo cuando sus rodillas temblaron y no podía sostener su propio


peso.

Jax la llevo al diván. Ella se dejó caer. Se sentó junto a ella. La besó de
nuevo. Sus manos estaban por todas partes. Sus pechos. El vientre. Los
muslos. Y necesitaba sus toques. Sentir sus manos ásperas sobre su piel.
Marcándola. Reclamándola. Haciéndola suya.

–Me encanta tu vestido, – susurró Jax.

–Bueno, no puedes pedirlo prestado. Es de Jen.–

Jax se rió. –Voy a tratar de no arruinarlo. – Él deslizó los tirantes


cuidadosamente y desabrochó la cremallera en su espalda. La ayudó a
sacarlo por encima de su cabeza. El vestido de seda crujió en un suave
susurro cuando Caly lo colgó en la cabecera de metal.

Su miraba se focalizo en su sujetador de encaje blanco. –¿Es de Jen


también?–

–Sí.–

–No lo arrancaremos entonces–. Jax lo desabrocho y se lo quito.

Sus latidos se volvieron erráticos cuando él le quitó las zapatillas. Las


bragas siguieron.

Él la toco. La besó con ternura y la pasión de un amante experto. Jax


inhalo su aroma y murmuró lo mucho que le gustaba, y cómo ella lo
estaba volviendo loco. Caly tembló. Jax era un amante totalmente
diferente a su ex. Jax irradiaba calor y protección. Se sentía segura con él.
Apreciada. Adorada.

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Él amaso sus pechos y cogió sus pezones. Caly se inquietó. Jax rodó las
duras protuberancias con los dedos. El impacto la devasto. Puro placer se
disparó a través de su sexo. La ondulación del éxtasis la hizo querer
fundirse como una vela.

–Tus pezones son tan bonitos, solo quiero comerlos. – Jax bajó la cabeza y
tomo uno.

Los ojos de Caly se agrandaron. El placer. Ella instintivamente le agarró el


cabello y araño su cuero cabelludo. Dios. Ella se retorció. Jax atrapo su
pezón entre la lengua y el techo de su boca. Su aliento quemaba su piel.
Luego la torturo lentamente, con el efecto de un sifón succionador, que la
hizo perder su mente. Su deseo ardía como los últimos capítulos de su
cordura lentamente estaban en llamas. Su columna se retorcía cuando ella
arqueó su espalda de placer. Jax dejo su pezón y tomó el otro. Un nuevo
fuego se disparó a través de ella. Se estremeció. Su coño se apretó a la
espera de ser llenado.

Jax le tocó los muslos y los empujó separándolos. Buscó a tientas su


montículo cuando paso sobre su apretado capullo. –Mmm. Dios, nena.
Estas tan mojada.– Cambió su postura y apoyó su espalda contra la
cabecera de la cama. –Ven aquí. A horcajadas sobre mí.–

Caly se sentía mareada cuando paso su pierna por encima de él y se sentó


en su regazo. Su coño desnudo presionado contra la erección bajo los
pantalones vaqueros. Su bulto era impresionante. Su polla se sacudió con
interés cuando ella puso su peso sobre él. Era tan íntimo que le gusta esto.
Se había preguntado acerca de esto durante el último par de días.

Él susurró. –Caly, eres una diosa.– Jax curvo un brazo alrededor de su


cintura, atrayéndola más cerca –Bésame...–

Ella estaba más que feliz de hacerlo. Lo beso con fuerza. Las lenguas se
adentraron. Regresó con adicionales mordiscos codiciosos. Jax deslizó una
mano es su coño, acariciando su pubis recortado. Ella detuvo su

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respiración cuando él separó los labios de su sexo. Un chorro de sus
propios jugos humedeció su unión. Él encontró su clítoris y lo capturo
entre el pulgar y el índice. Lo hizo rodar con la misma delicadeza como lo
había hecho con sus pezones. Ella se removió de nuevo. El placer era
adictivo.

–Jax...–

–¿Demasiado duro?–

Tragó saliva. –No...Yo solo...– Ella necesitaba más que eso. Sólo un poco
más.

Como si hubiera leído su mente, Jax froto su entrada y deslizó un dedo


dentro de ella.

Sí. Caly gimió. El agradable dolor se hizo más intenso. Su coño se apretó
alrededor de su dedo. Los anillos de su músculo se apretaron, asfixiando al
delicioso intruso.

Jax froto lentamente, luego empujó hasta que la palma de la mano


presiono contra su vulva. Ella sintió la aspereza de su dedo calloso
alrededor de las paredes cremosas y deslizantes de su sexo.

Ella encontró su boca y lo besó mientras el dedo la follaba. Dentro y fuera.


Empujando y jalando. La luz e inocencia. El placer en aumento. Jax puso su
pulgar en su clítoris, presionando y empujando. Lo que la hizo licuarse en
una piscina de necesidad.

Él la incitaba continuamente. El placer la arrastró más alto en el cielo.


Luego era algo más.

Jax parecía saber su punto dulce, donde el manojo de nervios era más
sensible. Sólo ella sabía dónde estaba cuando se complacía a sí misma. Su
ex no había conocido su posición. Tampoco había alguna vez explorado el
placer por ella. Su coño se estremeció cuando Jax torció su dedo y frotó
ese lugar del tamaño de una moneda detrás de su hueso púbico. Su punto

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G. Su corazón latía de forma errática. Dios. Era increíble. Jax apenas froto
una docena de golpes cuando una imperiosa necesidad de venirse barrió a
través de ella. Una vez. Dos veces.

Tres veces. Él la golpeó. Un clímax tan feroz que dejo sin aire sus
pulmones. Placer al rojo vivo la consumió entera. Su cuerpo se estremeció
como una hoja arrastrada por el viento en una tormenta.

Jax la observo mientras se corría. Parecía como si hubiera disfrutado con


lo que le hizo a ella. –Eres tan hermosa, ¿lo sabes?–

Ella respondió con un, –Mmm–. Su lengua se sentía como si se hubiera


pegado al techo de su boca. Su cerebro había dejado de funcionar
correctamente después del orgasmo que dejo fritas sus neuronas.

Pero ella sabía lo que quería. Era su turno.

Caly jaló el cuello de su camisa. Su voz era de un tono más profundo que
ronco. –Quítate esto. –

La voluptuosa diosa en su regazo lo quería desnudo. Eso era un infierno


fácil de hacer. Y ¿quién era él para negar su placer? Él estaba preparado
desde que Cole la había traído al jardín. Se había visto tan hermosa en el
vestido. Pero era jodidamente fantástica sin un hilo en su cuerpo. No
podía tener suficiente de sus exuberantes y saludables curvas. Su polla
estaba dura bajo los pantalones, y sus bolas hinchadas contra los dientes
de la cremallera que comenzaba a molestarle.

Jax desabrocho su camisa y se encogió de hombros.

–Bueno– la diosa lo aprobó. –Tu camiseta, por favor. – Él se la quito por la


cabeza.

Caly pasaba las manos por su pecho. Su vientre. Su ingle. Su polla saltó de
emoción en el momento en que la tocó. Jax busco el cierre y la cremallera,
pero ella golpeó sus manos. –Mío–. Jax se sorprendió al escuchar la nitidez
de la reclamación en su suave acento Sureño.

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Él aceptó. –Todo tuyo–.

Caly rio. Su risa de niña anudo una tensión en sus entrañas. Ella bajo la
cremallera de la parte delantera de sus pantalones vaqueros y empujo
hacia abajo sus calzoncillos. Su polla se balanceo libre. Oyó su respiración
detenerse ante la vista de su erección. Ella agarro su miembro y lo
bombeo.

Mierda. Se sentía tan bien. Él sabía que sus gemidos gruñidos lo


delataban.

–¿Demasiado duro?– Ella se veía preocupada.

–No, nena. Es perfecto–.

Ella sonrió maliciosamente y estranguló la base de su polla. –¿Y ahora?–


Jax se estremeció. –Bromista–.

Caly lo soltó y se deslizo por sus rodillas. Ella pacientemente le quitó los
mocasines, los calcetines, los pantalones y los calzoncillos. Empujó sus
rodillas para separarlas y se metió a sí misma entre sus muslos. Su
atención regresó a su polla.

Su corazón saltó a su garganta cuando ella bajó su cabeza y le dio a su eje


un beso de introducción. Se hizo la luz, sin embargo, el impacto lo
devasto. El calor sacudió directamente su columna vertebral hasta la
coronilla de su erección.

Ella le paso su lengua, lamiendo su hendidura. Su gotitas de crema fueron


lamidas limpiándolo. –Mmm,– ella ronroneó. Le pareció que le gustaba su
sabor. La sensación de su suave lengua lo hacía querer temblar. Cada
terminación nerviosa gritaba de placer.

Ella comenzó desde sus bolas y perezosamente arrastro su plana lengua


hacia arriba, a través de sus venas bajo su glande y terminó chupando su
recompensa. Dulce Cristo. ¿Donde había aprendido a hacer eso? No es

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que tuviera de qué quejarse. Pero eso fue...wow. La dulce caricia le hizo
arder desde el interior.

Caly envolvió suavemente su polla hasta que su punta tocó la parte


posterior de su garganta, siguió una lenta y profunda succión, que lo sacó
fuera de su mente. Los nervios cobraron vida con la intensa ferocidad de
su dulce tormento. Jax se quedo asombrado por la forma en que ella le
hacía sentir. Nunca nadie le había prendido fuego de la manera en que
ella lo hizo.

Su espalda se arqueaba. Los dedos de los pies se rizaban.

Si seguía haciendo esto, él no iba a durar. Jax no quería venirse antes de


poder follarla correctamente

Él la detuvo. –¿Estás tratando de hacerme venir?–.

Caly lanzó su polla. –Eso es exactamente lo que voy a hacer.–

–Yo no lo creo. No antes de que te tome. –

–Vente. –

Él rió. –La primera vez es especial, nena.– Agarro sus muñecas y la levanto.
La coloco en la posición que quería, con ambas manos en el suave colchón
del diván. Su culo apuntando hacia arriba, ella estaba lista para tomarlo. –
Quédate quieta–. Caly le obedeció como una niña buena. Ella no se movió.

Jax se deslizó detrás de ella y apretó cada una de sus mejillas.

De repente, tuvo un voraz apetito de devorarla.

Esperó con su corazón retumbando contra su caja torácica. Caly froto su


mejilla en la sabana perfumada con vainilla. Por un momento, se vio
afectada por el embriagador olor. Sintió el caliente aliento de Jax en algún

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lugar cerca de su expuesto sexo. La primera lamida la tiró por encima del
borde.

Dios.

Caly se agarro de la sabana. La boca y lengua de Jax eran incluso peores


que sus malditamente habilidosos dedos. Su lengua acarició los pliegues
antes de presionar en el origen de su dolor. Ella se quedó sin aliento. El
placer se apoderó de ella en un repentino agarre. Su lengua nadó en un
mar de calor. Lamiendo. Girando. Sus rodillas temblaban. Un grito
ahogado escapo de su garganta.

–Dios, nena. Creo que está más que lista–

Malditamente correcto. Ella estaba más que lista.

Jax se colocó detrás de ella. Sintió su corona presionando con fuerza


contra su apertura. Su coño se contrajo al entrar en contacto.

–Nena...– Él la penetro.

Caly gimió sobre la sabana. Se sentía como si estuviera siendo partida. Su


polla se deslizó dentro, pinchándola, obligándola a aceptarlo. Empujó un
par de pulgadas. Hizo una pausa y empujó de nuevo. Ella cerró los ojos. Él
era malditamente grande. Le había hecho daño. Lo haría...

Jax gruño y empujo.

El aire a su alrededor se diluía. Dios. Ella abrió los ojos. Ella no creía que
fuera posible, pero Jax parecía decidido a meter toda su longitud dentro,
en su lamentablemente inadecuado coño. Trabajó pulgada por pulgadas,
rompiendo su rigidez hasta que se fundió profundamente con éxito, hasta
las bolas.

–Mierda.– Ella sintió a Jax estremecerse en el momento en que su carne


se convirtió en uno.

Su polla se sentía tan caliente, como fuego encapsulado en terciopelo,


palpitando en sus profundidades. Él se apoderó de su cintura mientras

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lánguidamente trituraba sus caderas. Él se movió para que su glande casi
saliera de su apertura, y lentamente, empujo hacia atrás hasta sentir que
estaba a punto de estallar.

Su coño cremoso, pulía su eje.

El placer se espeso como la melaza... Ahogándose en un viscoso éxtasis.

Jax aun la cogía con empujes lentos, como si él quisiera que sintiera cada
centímetro de su alarmante longitud y la gordura de su circunferencia. Sus
respiraciones fueron cortadas en rápidos gemidos cuando la cogida se
volvió breve e incesante. Miles de brillantes sensaciones se estrellaron a
través de ella. El placer era tan puro, que era mentalmente–demoledor.

Jax golpeo, tiro con gran salvajismo, maltrato su coño hasta que ella sólo
sentía el fuego. Él asintió con un gruñido y la cogió ferozmente,
clavándose duro, rápido, follándola primitivamente. Su placer subió más
alto. Caly levantó el trasero para cumplir con sus brutales golpes.

Ella explotó. Fuegos artificiales estallaron ante sus ojos. Un violento


orgasmo la reclamo.

Su cuerpo se puso rígido. La oscuridad se tragó su visión en el tope de su


éxtasis.

Cuando flotó de nuevo a la realidad, se dio cuenta que Jax se sacudía


detrás de ella, culminando.

Palabras medio formadas rasparon de su boca mientras su polla se


contrajo en el coño, inundándola con su semilla.

Jax la atrajo a sus brazos a medida que se acurrucaba en el diván, en sus


trajes de nacimiento. Se sentía tan natural. Como Adán y Eva debieron
sentirse, haciendo el amor bajo el cielo estrellado.

–Así que.– Jax se aclaró la garganta. –¿Te ha gustado la cena?–

–La mejor comida que he tenido.–

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–¿Te gusta mi habitación?–

–Tu Jacuzzi es impresionante.–

–¿Te agrado?–

Caly se rió y envolvió sus brazos alrededor de su cuello. –Bastante


maldición–

–¿Suficiente para hacerte desear quedarte a vivir conmigo?–

–Eso creo. Me gusta tu técnica de cortejo–.

Jax ronroneó. –Hmm–.

–¿Y si yo te dijera que no quiero vivir contigo, y que deseo volver a casa?–

–Entonces voy a tener que cortejarte más duro–.

–Ah, ¿sí?–

–Sí. Abre las piernas y te voy a mostrar los trucos que tengo bajo la
manga–.

El fin

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