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Revista Espírita

Periódico de Estudios Psicológicos


1858-1861
Colección de Textos de

Allan Kardec

Prefacio de José María Fernández Colavida


psicografiado por Divaldo Pereira Franco

Organización y traducción:
Simoni Privato Goidanich
Copyright by
Simoni Privato Goidanich

ISBN 978-9942-02-275-2
Quito, Ecuador.

Portada basada en el cuadro La liseuse (1872), de Claude Monet.


Revisión del idioma español: Fabricio Vásquez (Quito, Ecuador).
Proyecto gráfico: Simoni Privato Goidanich.

Todos los derechos de reproducción, copia, comunicación al público y explotación económica de


esta obra están reservados única y exclusivamente para la autora. Prohibida la reproducción total o
parcial de esta obra, por cualquier forma, medio o proceso electrónico, digital, fotocopia, microfilme,
Internet, CD-Rom, sin la previa y expresa autorización de la autora y mención de la fuente (título,
autora, lugar y año de publicación), en los términos de la legislación sobre los derechos de autor.

La autora costeó todos los gastos de elaboración, diagramación e impresión de este libro, tal
como lo hizo con sus obras anteriores. La autora no recibe ninguna retribución financiera
por los libros que publica, ni siquiera para la restitución de los gastos realizados por las
publicaciones. Todo el trabajo que la autora realiza en la Doctrina Espírita es ad honorem.
Los ejemplares de esta edición han sido donados a instituciones espíritas de varios países.
Se autoriza a las instituciones espíritas beneficiarias a vender los ejemplares recibidos en
donación, con la condición de que los recursos financieros obtenidos por la venta sean
utilizados totalmente para tareas de estudio de las obras de Allan Kardec y de aquellas que
les son fieles.
Estudios Espíritas: www.estudiosespiritas.blogspot.com
libroespirita@yahoo.com
Sumario
Biografía resumida de José María Fernández Colavida, p. 7

Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos: Colección de Textos de Allan


Kardec, p. 11
Mensaje de José María Fernández Colavida psicografiado por el médium Divaldo
Pereira Franco en la reunión mediúmnica del Centro Espírita Camino de Redención,
en la noche del 20 de enero de 2010, en Salvador, Bahia

Introducción, p. 15

1 – La Revista Espírita, p. 19
Obras Póstumas, segunda parte

2 – Propagación del Espiritismo, p. 21


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 1.o año, n.o 9, septiembre de 1858

3 – Polémica Espírita, p. 33
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 1.o año, n.o 11, noviembre de 1858

4 – Escollos de los médiums, p. 37


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 2, febrero de 1859

5 – Médiums interesados, p. 49
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 3, marzo de 1859

6 – Fraudes Espíritas, p. 53
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 4, abril de 1859
7 – Intervención de la Ciencia en el Espiritismo, p. 59
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 6, junio de 1859

8 – Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas: Discurso de clausura del año social


1858-1859, p. 67
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 7, julio de 1859

9 – ¿Se debe publicar todo lo que dicen los Espíritus?, p. 89


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 11, noviembre de 1859

10 – Boletín de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas – Consideraciones sobre


el objetivo y el carácter de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, p. 95
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 3.o año, n.o 4, abril de 1860

11 – Los aparecidos, p. 103


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 3.o año, n.o 7, julio de 1860

12 – Banquete ofrecido por los Espíritas lioneses al señor Allan Kardec – el 19 de


septiembre de 1860: Respuesta del señor Allan Kardec, p. 107
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 3.o año, n.o 10, octubre de 1860

13 – Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas – Discurso del señor Allan Kardec


con ocasión de la renovación del año social, pronunciado en la sesión del 5 de abril
de 1861, p. 119
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 4.o año, n.o 5, mayo de 1861
14 – Banquete ofrecido al señor Allan Kardec por los diferentes grupos de Espíritas
lioneses, el 19 de septiembre de 1861 – Discurso del señor Allan Kardec, p. 131
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 4.o año, n.o 10, octubre de 1861

15 – La prolongación de la Edad Media – Auto de Fe de las obras Espíritas en


Barcelona, p. 143
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 4.o año, n.o 11, noviembre de
1861

16 – Reunión general de los Espíritas bordeleses, el 14 de octubre de 1861: Discurso


del señor Allan Kardec, p. 149
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 4.o año, n.o 11, noviembre de
1861

17 – Banquete ofrecido por los Espíritas bordeleses al señor Allan Kardec: Discurso
y brindis del señor Allan Kardec, p. 163
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 4.o año, n.o 11, noviembre de 1861

18 – Organización del Espiritismo, p. 167


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 4.o año, n.o 12, diciembre de 1861
Biografía resumida de José María Fernández Colavida
(Tortosa, 1819 – Barcelona, 1888)

S i deseáramos describir, en pocas palabras, quién es José María Fernández


Colavida, deberíamos afirmar, ante todo, que se trata del ejemplo real y
concreto del hombre de bien y del verdadero espírita enseñado en El Evangelio
según el Espiritismo.
Conocido, con toda justicia, como el Kardec español, trabajó y sigue trabajando
permanentemente por el progreso de la humanidad, divulgando la Doctrina Espírita
no solamente por medio de su perfecto conocimiento doctrinario, sino también por
el fiel ejemplo que siempre ha dado de la práctica de las enseñanzas espíritas, sobre
todo de la ley de amor, de justicia y de caridad.
Primer traductor y editor de los libros de Allan Kardec al idioma español, ja-
más buscó ventajas materiales en las obras que publicaba, donando muchas de
ellas en beneficio de la divulgación doctrinaria o vendiéndolas a precios simbóli-
cos, que ni siquiera cubrían los costos generados por la impresión. Fue gracias a
su abnegado trabajo de divulgación doctrinaria que Amalia Domingo Soler, entre
otros innumerables beneficiarios, pudo tener las obras de Allan Kardec, como ella
misma cuenta en Memorias: «[…] Fernández Colavida me mandó la colección com-
pleta de su Revista, las obras de Allan Kardec y una carta cariñosísima. Cuando yo
me vi dueña de los libros de Kardec por los que tanto había suspirado, mi alegría
fue inmensa».
Fundador, director y redactor, en Barcelona, de la Revista Espiritista –Periódico
de Estudios Psicológicos, posteriormente denominada Revista de Estudios Psicológicos,
fue el mayor divulgador espírita a los países de lengua española. Realizó un trabajo

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Revista Espírita 1858-1861

admirable de orientación doctrinaria a espíritas de varios lugares del mundo, tales


como Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador, Filipinas, México, Perú, Uruguay,
además de España.
Fundador de la primera librería espírita en la capital de Cataluña, era el
destinatario de los trescientos volúmenes y folletos sobre el Espiritismo quemados
el 9 de octubre de 1861 en el Auto de Fe de Barcelona.
También fue el fundador de la Asociación de los Amigos de los Pobres, de la
Sociedad Barcelonesa Propagadora del Espiritismo y el director del Grupo Espírita La
Paz, instituciones en las que trabajó con ahínco por el bien del prójimo.
Presidente de honor del Primer Congreso Internacional Espírita, realizado
en Barcelona en septiembre de 1888, pocos meses antes de su desencarnación,
recibió el homenaje con la más grande humildad, pues jamás buscó ningún
reconocimiento, excepto el de su propia conciencia.
Gran soldado de la paz del Cristo, ha trabajado de manera incesante por
la unión de los espíritas alrededor del estudio y de la práctica de la moral de
Jesús y de las enseñanzas codificadas por Allan Kardec. Sus manos laboriosas,
herramientas luminosas en servicio constante a la causa espírita, escribían, en su
más reciente encarnación, textos doctrinarios, cartas de orientaciones a espíritas
de todas las condiciones sociales y de varias nacionalidades, así como llevaban
auxilio a necesitados de toda especie, sea la ayuda material a las personas pobres
económicamente, sea los fluidos saludables a los enfermos de cuerpo o de alma.
En la vida espiritual, esas mismas manos, además de permanecer fielmente en
el trabajo de las letras y del auxilio, nos son extendidas amorosamente para
sostenernos en el recto cumplimiento de nuestros deberes como espíritas.
En su tumba, donde yace el cuerpo mortal, los espíritas de España y América,

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Colección de Textos de Allan Kardec

como una muestra de gratitud, deseaban construir un monumento. Con todo el


respeto que esa iniciativa merece, no dejemos de prestar también otro homenaje
al ejemplo inmortal de ese noble Espíritu bienhechor, edificando, en nosotros
mismos, el monumento de la práctica de las dos enseñanzas fundamentales para
todo espírita, es decir: «Hermanos, amémonos e instruyámonos».

Simoni Privato Goidanich

Principales fuentes consultadas:


- Amalia Domingo Soler. Memorias. 4.a ed. Araras-São Paulo: Mensaje Fraternal-IDE,
2000.
- Amalia Domingo Soler. La luz que nos guía. 3.a ed. Orihuela-Alicante: Centro Espírita La
Luz del Camino, 2004.
- Divaldo Pereira Franco. Hacia las estrellas. Dictado por diversos Espíritus. 2.a ed. Araras-
São Paulo: Mensaje Fraternal-IDE, 1994.

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José María Fernández Colavida
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos
Colección de Textos de Allan Kardec

D espués de la publicación de El Libro de los Espíritus, el día 18 de abril de 1857,


el egregio codificador, inspirado por los Guías de la humanidad, concluyó
que era necesario crear un periódico para mantener la correspondencia con los
simpatizantes de la nueva doctrina, defenderla de las acusaciones de los enemigos
gratuitos, presentar nuevas enseñanzas, divulgar mensajes nuevos y consoladores,
culminando en la publicación de la Revista Espírita el 1.o de enero de 1858.
La Revista Espírita fue denominada como un Periódico de Estudios Psicológicos, en
razón del alcance temático presentado, iniciándose la propuesta de una psicología
espiritista.
En aquel momento, en que predominaban los conceptos de la filosofía
positivista, de Augusto Comte, una audaz psicología del alma se presentaba como
un desafío cultural y científico, en condiciones de enfrentar y vencer el materialismo
dominante en las Academias y Universidades.
El coraje moral de Allan Kardec, consciente de la grandeza del Espiritismo y
de su contenido científico, que demuestra, por intermedio de sus propios métodos
experimentales, la legitimidad de sus conceptos, se trasformaba en un desafío
cultural, portador de los paradigmas filosóficos para la nueva era.
Fundamentándose siempre en la lógica y en la razón, como efecto de la
investigación cuidadosa de los hechos, la Revista Espírita, se transformó en eficiente
órgano de fecunda divulgación, de debates y de esclarecimientos de los nobles
postulados espiritistas.
Se iniciaba, entonces, la lucha desigual entre las religiones dominantes, ciegas

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Revista Espírita 1858-1861

en sus ortodoxias, haciendo coro con el materialismo dialéctico, histórico y


mecanicista, en contra del Espiritismo, esa ciencia nueva, cuyos fenómenos se
encontraban presentes en todas las épocas de la humanidad.
Acusaciones injustificables eran lanzadas de los púlpitos y de las cátedras
científicas en contra de los médiums y de los espiritistas en general, intentándose
macularles la conducta moral y el comportamiento psíquico, por falta de
argumentación propia para superar sus paradigmas profundos.
Muchos periódicos se complacían en ironizar y ridiculizar el Espiritismo y sus
adeptos, intentando impedir el desarrollo de sus enseñanzas iluminativas.
El Espiritismo había llegado a la Tierra para quedarse, para producir la
revolución científico-filosófico-moral de la sociedad, y no para complacer a los
dominadores temporales y equivocados de un momento, luego substituídos por
otros más arbitrarios y perversos.
Había sido propuesto por Jesucristo para que fueran recordadas sus lecciones de
amor y justicia que serían, como fueron, adulteradas, confundidas y transformadas
en instrumentos de poder y de ilusión de los engañados teólogos de todos los
tiempos.
Desvestido de cualquier forma dogmática, de supercherías, de ceremoniales,
de fórmulas sacramentales, siendo una doctrina de pensamiento y de conducta
ética, no tenía que temer a los arbitrarios dominadores de las mentes humanas,
manteniendo su firmeza en todos los puntos fundamentales y laborando por la
felicidad de los Espíritus encarnados o desencarnados.
A lo largo de los años, el maestro de Lyon se utilizó de la Revista para mantener ese
combate entre las tinieblas de la ignorancia y la luz del conocimiento, entresacando
posteriormente artículos, mensajes y estudios que constituirían las demás obras de
la Codificación.

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Colección de Textos de Allan Kardec

Poco conocida, y menos estudiada, incluso por muchos espiritistas, su


divulgación, con el respeto que nos merece, es altamente oportuna, especialmente
ahora, en estos días de sufrimiento y de incertidumbres para la sociedad, cuando
se opera en el planeta terrestre el cambio de mundo de pruebas y de expiación a mundo
de regeneración, el surgimiento de un compendio más de extractos de los diversos
años de su publicación, traducidos al español, facilitando el entendimiento de las
enseñanzas espiritistas.
Hacemos votos de éxito en la divulgación de ese volumen, de forma que sus
estudios psicológicos puedan encontrar guarida en las mentes y en los corazones
que se inquietan por la búsqueda de la verdad.

José María Colavida

(Página psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco en la reunión


mediúmnica del Centro Espírita Camino de Redención, en la noche del 20 de enero
de 2010, en Salvador, Bahia, Brasil)

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Portada del primer número de la Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos
Colección de Textos de Allan Kardec

Introducción

E ste primer volumen de la trilogía Revista Espírita –Periódico de Estudios


Psicológicos: Colección de Textos de Allan Kardec está compuesto de diecisiete
textos del Codificador del Espiritismo publicados entre 1858 y 1861. El segundo
volumen y el tercero contienen textos que Allan Kardec publicó en la Revue
Spirite –Journal d´Études Psychologiques en los períodos 1862-1865 y 1866-1869,
respectivamente.
Toda la traducción al idioma español de esta trilogía fue hecha de los
textos originales, escritos en francés por Allan Kardec en la Revue Spirite –
Journal d´Études Psychologiques. Los originales de Allan Kardec pueden ser
consultados en la Biblioteca Espírita Virtual de Obras Raras de la Federación
Espírita de Paraná, Brasil, que se encuentra en la siguiente dirección electrónica:
<http://www.bibliotecaespirita.com>.
No ahorramos esfuerzos para cumplir de la mejor manera posible nuestro
deber de traducir con fidelidad y respeto el original de Allan Kardec. Un cuidado
especial que pusimos, durante todo el trabajo, fue el de siempre traducir y jamás
interpretar, es decir, buscamos transmitir con precisión la idea original del autor,
sin ninguna opinión de la traductora. Además, dedicamos particular atención a
la traducción de las expresiones idiomáticas francesas. Las obras de referencia
utilizadas para la traducción del idioma francés fueron, sobre todo, diccionarios
monolingües, como el Littré del siglo XIX y el Petit Robert. La principal gramática
del idioma francés consultada fue Le bon usage, de Maurice Grevisse.
Además de guardar fidelidad con el contenido original, mantuvimos el estilo
empleado por el Codificador en sus textos. Únicamente, para facilitar la lectura,
nos tomamos la libertad de separar algunas frases más largas, sin cambiar su

15
Revista Espírita 1858-1861

significado, así como de resaltar frases de los textos poniéndolas en las partes
inferiores y superiores de las páginas. También añadimos algunas notas para una
mejor comprensión de la traducción.
La revisión del idioma español contó con la asesoría de un especialista, con
quien trabajamos personalmente. Utilizamos, como referencia para la revisión,
varios textos de la Real Academia Española, tales como la Gramática de la lengua
española de la Colección Nebrija y Bello, el Diccionario panhispánico de dudas y el
Diccionario de la lengua española, además de la Gramática de la lengua castellana, de
Andrés Bello. Tomamos en consideración usos reconocidos por la nueva gramática
del idioma español.
Sin la autorización y la ayuda espiritual, este trabajo no habría sido posible. Por
lo tanto, agradecemos inmensamente al Maestro Jesús la valiosa oportunidad que
nos ha sido concedida de realizar este trabajo. Los buenos Espíritus con quienes
hemos trabajado en esta trilogía resaltan siempre que los agradecimientos deben
ser dirigidos al Maestro Jesús, pero no podemos dejar de agradecerles también.
Registramos, además, nuestra especial gratitud a los nobles Espíritus José María
Fernández Colavida y Joanna de Ángelis, así como al médium espírita Divaldo
Pereira Franco.
Esperamos que esta colección, que ofrecemos con nuestros mejores sentimientos
fraternales, contribuya para el estudio, la divulgación y la vivencia de las enseñanzas
publicadas por Allan Kardec en la Revue Spirite.

Quito, marzo de 2009.


Simoni Privato Goidanich

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Allan Kardec
Colección de Textos de Allan Kardec

1 – La Revista Espírita
Obras póstumas, segunda parte1

P regunta – Tengo la intención de


publicar un periódico espírita;
¿pensáis que lo lograré y me aconse-
R. – Por el momento, no debes aban-
donar cosa alguna; se encuentra siem-
pre tiempo para todo; muévete y lo
jáis hacerlo? La persona a quien me lograrás.
he dirigido, el señor Tiedeman, no P. – ¿Debo actuar sin la ayuda del
parece estar decidida a prestarme su señor Tiedeman?
ayuda pecuniaria.
R. – Actúa con o sin su ayuda; no te
R. – Sí, lo lograrás, con perseveran- inquietes por su causa. Puedes pres-
cia. La idea es buena; es necesario, sin cindir de él.
embargo, dejarla madurar más.
P. – Yo tenía la intención de hacer un
P. – Temo que otros me tomen la primer número como ensayo, a fin de
delantera. fundar el periódico y fijar la fecha, re-
R. – Es importante apresurarse. servándome la posibilidad de seguir,
P. – No quiero otra cosa, pero me falta más adelante, si hay motivo para eso.
tiempo. Tengo dos empleos, que me ¿Qué os parece?
son necesarios, como lo sabéis. De- R. – La idea es buena, pero el primer
searía poder renunciar a ellos, a fin de número no bastará; sin embargo, es
consagrarme por entero a eso, sin otra útil e incluso necesario para abrir
preocupación. camino al resto. Será preciso que le
1
N. de la T.: diálogo de Allan Kardec con un Espíritu sobre la Revista Espírita el 15 de noviembre
de 1857, en la casa del señor Dufaux. La médium fue la señora E. Dufaux.

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Revista Espírita 1858-1861

dediques mucho cuidado, a fin de nada a nadie. No tenía ni siquiera a


asentar las bases de un éxito duradero. un suscriptor ni a un socio capitalis-
Si es defectuoso, será mejor no hacer ta. Lo hice totalmente por mi cuenta
nada, pues la primera impresión y riesgo, y no tuve de qué arrepentir-
puede decidir su porvenir. Sobre todo me, pues el resultado sobrepasó mi
al empezar, hay que concentrarse en expectativa. A partir del 1.o de enero,
satisfacer la curiosidad; contener, los números se han sucedido sin in-
a la vez, lo serio y lo agradable: lo terrupción y, como lo había previsto
serio, que atraerá a los sabios; lo el Espíritu, ese periódico se ha vuel-
agradable, que entretendrá al vulgo. to un poderoso auxiliar mío. Recono-
Esta parte es esencial, pero la otra es cí, más tarde, que había sido para mí
más importante, ya que, sin ella, el una dicha no haber tenido a un socio
periódico carecería de fundamento capitalista, pues así estaba más libre,
sólido. En suma, es necesario mientras que un extraño hubiera po-
evitar, por medio de la variedad, dido querer imponerme sus ideas
la monotonía; es necesario unir la y su voluntad, y trabar mi marcha.
instrucción sólida y el interés, y eso Solo, yo no tenía que rendir cuentas a
será un poderoso auxiliar para tus nadie, aunque, en lo que concernía al
trabajos posteriores. trabajo, me era pesada la tarea.

NOTA – Me apresuré a redactar el


primer número y lo hice aparecer el
1.o de enero de 1858, sin haber dicho

20
Colección de Textos de Allan Kardec

2 - Propagación del Espiritismo


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
1.o año, n.o 9, septiembre de 1858

S ucede un fenómeno digno de


ser resaltado en la propaga-
ción del Espiritismo. Hace apenas
hicieron encontrar gracia ante Sus
jueces? ¿No fue Él tratado como bri-
bón e impostor? Y si no se Le aplicó
algunos años que, resucitado de las el epíteto de charlatán, es porque no
creencias antiguas, el Espiritismo ha se conocía entonces este término de
reaparecido entre nosotros, ya no nuestra civilización moderna.
como antiguamente, a la sombra de Sin embargo, personas serias
los misterios, sino a la luz del día y a han visto en los fenómenos que
la vista de todo el mundo. Para algu- acontecen en la actualidad algo
nos, ha sido objeto de una curiosidad diferente a un objeto de frivolidad.
pasajera, una diversión que se deja Esas personas han estudiado y
como un juguete para pasar a otro. profundizado con la mirada del
En muchos, ha encontrado solamen- observador concienzudo, y han
te la indiferencia. En la mayoría, la encontrado, en tales fenómenos, la
incredulidad, a pesar de la opinión clave de una multitud de misterios
de los filósofos cuyos nombres son hasta entonces incomprendidos. Esto
evocados a cada instante en su cali- ha sido, para esas personas, un rayo
dad de autoridad. Esto nada tiene de luz. Y he aquí que, de esos hechos,
de sorprendente: ¿el propio Jesús ha salido toda una Doctrina, toda
convenció a todo el pueblo judío por una Filosofía, podemos decir toda
medio de Sus milagros? ¿Su bondad una Ciencia, inicialmente divergente
y la sublimidad de Su doctrina Le según el punto de vista o la opinión

21
Revista Espírita 1858-1861

personal del observador, pero poco a la esperanza, depende de nuestra


a poco tendiente a la unidad de voluntad y de los esfuerzos que ha-
principio. cemos por el bien.
A pesar de la oposición intere- Mientras se han visto en el
sada de algunos, sistemática entre Espiritismo solamente los fenóme-
aquellos que creen que la luz sola- nos materiales, las personas se han
mente puede salir de sus cerebros, interesado por él como se interesan
esa Doctrina encuentra a numerosos por un espectáculo, porque se dirigía
partidarios, porque esclarece a las a los ojos. Pero, a partir del momento
personas sobre sus verdaderos in- en el que el Espiritismo se ha eleva-
tereses presentes y futuros, porque do a la categoría de Ciencia Moral,
responde a la aspiración sobre el por- ha sido tomado en serio, porque ha
venir, que queda, de alguna manera, hablado al corazón y a la inteligen-
palpable; porque satisface a la vez, cia, y cada uno ha encontrado en él
en fin, la razón y la esperanza, y di- la solución de lo que buscaba vaga-
sipa las dudas que degenerarían en mente en sí mismo. Una confianza
incredulidad absoluta. Ahora bien, basada en la evidencia ha reempla-
con el Espiritismo, todas las filoso- zado la incertidumbre punzante.
fías materialistas o panteístas caen Desde el punto de vista elevado don-
por sí solas. La duda ya no es posi- de el Espiritismo nos coloca, las co-
ble con relación a la Divinidad, a la sas terrenales parecen tan pequeñas
existencia del alma, a su individua- y tan mezquinas que las vicisitudes
lidad, a su inmortalidad. El porvenir de este mundo no son más que inci-
del alma se nos aparece como la luz dentes pasajeros que se soportan con
del día, y sabemos que ese porvenir, paciencia y resignación. La vida cor-
que siempre deja una puerta abierta poral es solamente una corta parada

22
Colección de Textos de Allan Kardec

en la vida del alma. Para servirnos de provincias, los tenemos en Inglaterra,


la expresión de nuestro sabio e in- Escocia, Holanda, Bélgica, Prusia,
genioso cofrade señor Jobard, no es San Petersburgo, Moscú, Nápoles,
más que un mal albergue donde no Florencia, Milán, Génova, Turín,
se necesita siquiera deshacer el equi- Ginebra, Madrid, Shangai en China,
paje. Batavia, Cayena, México, Canadá,
Con la Doctrina Espírita, todo Estados Unidos, etc. No lo decimos
está definido, todo está claro, todo por fanfarronear, sino como un hecho
habla a la razón. En suma, todo se ex- característico. Para que un periódico
plica, y aquellos que se han profun- recién nacido, tan especializado, sea
dizado en su esencia extraen de ello desde hoy solicitado en esas regiones
una satisfacción interior a la que no tan diversas y distantes, es necesario
desean renunciar. Es por eso que la que la temática que trata encuentre
Doctrina Espírita ha encontrado, en a partidarios en esas regiones. De
tan poco tiempo, numerosas simpa- otro modo no se lo haría ir, sólo por
tías, y a esas simpatías las recluta, no simple curiosidad, a varios millares
en un círculo limitado de una locali- de leguas, aunque ese periódico
dad, sino en el mundo entero. fuera hecho por el mejor escritor. Es,
pues, por su temática que despierta
Si los hechos no existieran para interés y no por su poco conocido
demostrarlo, lo juzgaríamos por
nuestra Revista, que tiene solamente «[La Doctrina Espírita]
algunos meses de existencia y cuyos esclarece a las personas
suscriptores, aunque no llegan toda-
sobre sus verdaderos
vía a millares, están diseminados
por todos los puntos del globo. intereses presentes y
Además de aquéllos de París y de las futuros [...].»

23
Revista Espírita 1858-1861

redactor. A los ojos de sus lectores, voluntariamente ningún apoyo; más


la temática que trata es, por lo tanto, bien ha desdeñado el Espiritismo, o
seria. Queda así en evidencia que si, en pocos intervalos, ha hablado de
el Espiritismo tiene raíces en todas él, ha sido para ponerlo en ridículo
las partes del mundo. Desde ese y enviar a los adeptos a las Petites-
punto de vista, veinte suscriptores Maisons1, cosa poco estimulante para
repartidos en veinte países diferentes aquellos que habrían tenido la velei-
lo demostrarían más que cien con- dad de iniciarse en el Espiritismo. El
centrados en una sola localidad, propio señor Home2 apenas ha teni-
porque no se podría suponer que do el honor de recibir algunas men-
se trata de una obra de un grupo ciones relativamente serias, mientras
cualquiera. que los acontecimientos más vulga-
La manera en la que el Espiritis- res encuentran un gran espacio en la
mo se ha propagado hasta hoy mere- prensa.
ce una seria atención. Si la prensa hu- Es fácil ver, en el lenguaje de los
biera hecho repercutir su voz a favor adversarios, que éstos hablan del Es-
del Espiritismo, si lo hubiera enalte- piritismo como los ciegos hablarían
cido; en suma, si lo hubiera difundi- de los colores, sin conocimiento de
do hasta la saciedad en el mundo, se causa, sin examen serio y profundo,
podría decir que el Espiritismo se ha y tan sólo basados en una primera
propagado como todas las cosas que impresión. Por eso, sus argumentos
se venden gracias a una reputación se limitan a una negación pura y sim-
artificial y que se desean experimen- ple, ya que no les daremos a las pu-
tar, aunque sólo sea por curiosidad. llas chistosas la honra de denominar-
Pero nada de eso ha sucedido: en las argumentos. Por más ingeniosas
general, la prensa no le ha prestado que sean, las bromas no son razones.

24
Colección de Textos de Allan Kardec

Sin embargo, no se debe acusar y justa que sea, se implanta instan-


de indiferencia o de mala voluntad táneamente en la mentalidad de las
a todo el personal de la prensa. El masas, y aquella que no encontrara
Espiritismo cuenta con individuos oposición sería un fenómeno total-
en la prensa que son partidarios sin- mente insólito. ¿Por qué el Espiri-
ceros, y conocemos a varios de ellos tismo sería una excepción a la regla
entre los escritores más distinguidos. común? Es necesario para las ideas,
¿Por qué, pues, ellos se quedan en si- así como para los frutos, el tiempo
lencio? Es que, al lado de la cuestión de madurar. Pero la ligereza huma-
de la creencia, hay la de la persona- na hace que se las juzgue antes de su
lidad, todopoderosa en este siglo. madurez, o sin siquiera darse el tra-
Entre ellos, del mismo modo que bajo de sondear sus cualidades ínti-
entre muchos otros, la creencia está mas. Esto nos hace recordar la fábula
concentrada, no expansiva. Además, ingeniosa de la Joven Mona, el Mono
están obligados a seguir los procedi- y la Nuez. Como se sabe, esta joven
mientos de su periódico y temen per- mona cosecha una nuez que tiene su
der a sus suscriptores si ostentan, de cáscara todavía verde. Ella la muer-
forma decidida, una bandera cuyo de, hace un mohín y la rechaza sor-
color podría desagradar a algunos prendiéndose de que se considere
entre ellos. como buena a una cosa tan amarga.
¿Esta situación durará? No; en Pero un viejo mono, menos superfi-
poco tiempo, sucederá con el Espiri- cial, y sin duda profundo pensador
tismo lo que ha sucedido con el Mag- de su especie, recoge la nuez, la rom-
netismo, del que antiguamente se pe, la pela, la come, y la considera
hablaba solamente en voz baja y que deliciosa, lo que propicia una her-
ya no se teme reconocer hoy en día. mosa moraleja a la capacidad de to-
Ninguna idea nueva, por más bella das las personas que juzgan las cosas

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Revista Espírita 1858-1861

nuevas por su apariencia. tan grandes, que todo pensamiento


El Espiritismo ha tenido, pues, contrario me dejaría muy desdicha-
que marchar sin el apoyo de nin- do, y siento que mi mejor amigo se
gún auxilio extraño, y he aquí que, me volvería insoportable si intentara
en cinco o seis años, se ha difundi- arrancarme de esa creencia». Cuan-
do con una rapidez prodigiosa. ¿De do una idea no tiene raíces, puede
dónde ha sacado esa fuerza, sino de causar un brillo pasajero, como esas
sí mismo? Es necesario, pues, que él flores que se hacen crecer a la fuer-
tenga en su esencia alguna cosa muy za; pero, en poco tiempo, por falta de
poderosa para ser así propagado sin sustento, esa idea muere y ya no se
los medios estimulantes de la publi- habla más de ella. Al contrario, aque-
cidad. Es que, como lo habíamos di- llas ideas que tienen una base seria
cho anteriormente, quienquiera que crecen y persisten: acaban por identi-
se dé el trabajo de profundizar en él, ficarse tanto con las costumbres que,
encuentra lo que buscaba, lo que su más tarde, uno se sorprende de que
razón le hacía entrever, una verdad alguna vez se haya podido pasar sin
consoladora; en resumidas cuentas, ellas.
extrae de él la esperanza y una ver- Si el Espiritismo no ha sido
dadera satisfacción. Por eso, las con- ayudado por la prensa de Europa,
vicciones adquiridas son serias y du- no pasa lo mismo, se dirá, con la de
raderas: no son opiniones ligeras que América. Eso es verdad hasta cier-
un soplo hace nacer y que otro soplo to punto. Hay en América, como en
hace desaparecer. Alguien nos decía todos los demás lugares, la prensa
últimamente: «Encuentro en el Es- general y la prensa especializada. La
piritismo una esperanza tan suave, primera, sin duda, trata mucho más
extraigo de él consuelos tan dulces y de Espiritismo que entre nosotros,

26
Colección de Textos de Allan Kardec

aunque menos de lo que se piensa; Al decir que el Espiritismo se


tiene también sus órganos hostiles. ha propagado sin el apoyo de la
La prensa especializada cuenta, en prensa, nos referimos a la prensa
Estados Unidos solamente, con die- en general; a aquella que se dirige
ciocho periódicos espíritas, de los a todo el mundo, a aquella cuya
cuales diez son semanales y varios voz alcanza cada día a millones de
son de gran formato. Se ve que esta- oídos, a aquella que penetra en los
mos todavía muy atrás bajo ese as- retiros más oscuros, a aquella con la
pecto. Pero tanto allá como acá, los que el anacoreta, en el fondo de su
periódicos especializados se dirigen desierto, puede estar al corriente de
a las personas especializadas. Es evi- lo que sucede del mismo modo que
dente que una gaceta médica, por el habitante de la ciudad, a aquella,
ejemplo, no será investigada de pre- en fin, que siembra las ideas a manos
ferencia ni por arquitectos, ni por ju- llenas. ¿Cuál es el periódico espírita
ristas; del mismo modo, un periódi- que se puede ufanar de hacer resonar,
co espírita es leído, con pocas excep- de esta manera, los ecos del mundo?
ciones, solamente por los partidarios Habla a las personas convencidas; no
del Espiritismo. El gran número de atrae la atención de los indiferentes.
periódicos americanos que tratan Decimos, pues, la verdad al afirmar
esa materia demuestra una cosa: es que el Espiritismo ha sido dejado a
que tienen suficientes lectores para sus propias fuerzas; si por sí mismo
mantenerlos. Han hecho mucho, sin él ha dado pasos tan grandes, ¡qué
duda, pero su influencia es, en gene- ocurrirá cuando él pueda disponer
ral, puramente local; la mayoría de de la poderosa palanca de la gran
ellos son desconocidos para el públi- publicidad! Mientras tanto, prepara
co europeo, y nuestros periódicos los el terreno; por todos los lugares,
han mencionado muy rara vez. sus ramas encontrarán puntos de

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Revista Espírita 1858-1861

apoyo; por todos los lugares, en fin, mayoría de personas superiores en


encontrará voces cuya autoridad todos los aspectos, a notables cientí-
impondrá silencio a sus detractores. ficos y literatos, a altos dignatarios,
La calidad de los adeptos del a funcionarios públicos, a oficiales
Espiritismo merece una atención generales, a negociantes, a eclesiásti-
particular. ¿Son reclutados en los ni- cos, a magistrados, etc., personas, to-
veles inferiores de la sociedad, entre das éstas, demasiado serias para to-
las personas iletradas? No; éstas se mar como pasatiempo un periódico
ocupan poco o nada del Espiritis- que, como el nuestro, no se considera
mo; apenas han oído hablar de él. divertido, y mucho menos serían sus
Las propias mesas giratorias han en- suscriptores si creyeran encontrar en
contrado en ellos a pocos practican- él solamente ensueños.
tes. Hasta el presente, los prosélitos La Sociedad Parisiense de Estudios
del Espiritismo están en los prime- Espíritas es una prueba evidente de
ros niveles de la sociedad, entre las esa verdad, por la selección de las
personas esclarecidas, los hombres personas que reúne. Sus sesiones son
de saber y de razonamiento. Y, cosa seguidas con un interés constante,
notable, los médicos, que han hecho, una atención religiosa, podemos in-
durante tanto tiempo, una guerra en- cluso decir con avidez, y, sin embar-
carnizada en contra del Magnetismo, go, en ella, sus miembros solamente
se unen, sin dificultad, alrededor de se ocupan de estudios graves, serios,
la Doctrina Espírita; contamos con un frecuentemente muy abstractos, y no
gran número de ellos, entre nuestros de experimentos propios a estimular
suscriptores, tanto en Francia como la curiosidad. Hablamos de lo que
en el extranjero. También se encuen- sucede bajo nuestros ojos, pero po-
tra, entre los suscriptores, a una gran demos decir lo mismo de todos los

28
Colección de Textos de Allan Kardec

centros que se ocupan del Espiritis- sempeñado el papel principal para


mo desde el mismo punto de vista, llamar la atención y preparar los ca-
pues, casi en todos los lugares (como minos.
los Espíritus lo habían anunciado), 2.o El de la observación, en el cual
el período de la curiosidad está llegando entramos y que también se puede
a su decadencia. Esos fenómenos nos llamar el período filosófico. El Espi-
han hecho penetrar en un orden de ritismo se profundiza y se depura;
cosas tan grande, tan sublime, que, tiende a la unidad de la Doctrina y se
comparado con esas cuestiones se- constituye como Ciencia.
rias, un mueble que gira o que da
golpes es un juguete de niño: es el abc Vendrán a continuación:
de la Ciencia. 3.o El período de la admisión, en
Se sabe, además, a qué atenerse el que el Espiritismo tendrá un rango
ahora en lo que concierne a la cali- oficial entre las creencias universal-
dad de los Espíritus golpeadores y, mente reconocidas.
en general, de aquellos que producen 4.o El período de la influencia so-
efectos materiales. Han sido justa- bre el orden social. Es entonces que la
mente nombrados los saltimbanquis humanidad, bajo la influencia de esas
del mundo espírita; es por eso que se ideas, entrará en un nuevo camino
pone menos atención en ellos que en moral. Esa influencia, desde hoy, es
aquellos que nos pueden esclarecer. individual; más tarde, actuará sobre
Se pueden señalar cuatro etapas las masas para el bien general.
o períodos distintos en la propaga- Así, por un lado, he aquí una
ción del Espiritismo: creencia que se esparce en el mundo
1.o El de la curiosidad, en el cual entero por sí misma, de a poco, sin
los Espíritus golpeadores han de- ninguno de los medios usuales de

29
Revista Espírita 1858-1861

propaganda forzada; por otro lado, se puede solicitar a ciertas personas


esa misma creencia gana raíces, no lo que la naturaleza no les ha dado:
en los niveles bajos de la sociedad, el valor de desafiar el «qué dirán».
sino en su parte más esclarecida. ¿No Pero cuando el Espiritismo esté en
hay, en ese doble hecho, algo muy todas las bocas, y ese tiempo no
característico y que debe llevar a re- está lejos, ese valor vendrá a los
flexionar a todos aquellos que tra- más tímidos. Un cambio notable
tan todavía al Espiritismo como un ya se ha operado, bajo ese aspecto,
sueño vacío? A diferencia de muchas desde hace algún tiempo. Se habla
otras ideas que parten de lo bajo, in- del Espiritismo más abiertamente;
formes o desnaturalizadas, y que, las personas se arriesgan, y eso
después de mucho tiempo, penetran les hace abrir los ojos a los propios
los niveles superiores, donde se de- antagonistas, que se preguntan si es
puran, el Espiritismo parte de lo alto, prudente, en el interés de su propia
y solamente llegará a las masas des- reputación, atacar una creencia que
provisto de las ideas falsas insepara- se infiltra, a pesar de ellos, por todos
bles de las cosas nuevas. los lugares y encuentra sus apoyos
Sin embargo, se debe reconocer en el ápice de la sociedad. Por eso,
que hay todavía, en muchos adeptos, el epíteto de locos, tan ampliamente
solamente una creencia latente. El prodigado a los adeptos, empieza a
miedo al ridículo en algunos, en volverse ridículo; es tan comúnmente
otros el temor de perjudicarse al usado que se vuelve trivial, pues
herir ciertas susceptibilidades, les muy pronto los locos serán más
impiden anunciar abiertamente sus numerosos que las personas
opiniones. Ello es pueril, sin duda, y, sensatas, y ya más de un crítico se
sin embargo, lo comprendemos. No ha puesto de parte de ellos. Esto es,

30
Colección de Textos de Allan Kardec

además, el cumplimiento de lo que del Espiritismo se volverán sus


han anunciado los Espíritus al decir más calurosos partidarios y más
que: los más grandes adversarios ardientes propagadores.

1
N. de la T.: «Petites-Maisons» - hospital de París donde se encerraban a los enfermos mentales.
2
N. de la T.: Daniel Dunglas Home (1833 – 1886), médium no espírita de notables efectos físicos.

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Colección de Textos de Allan Kardec

3 – Polêmica espírita

Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,


1.o año, n.o 11, noviembre de 1858

V arias veces se nos ha preguntado


por qué no respondíamos, en nues-
tro periódico, a los ataques de ciertas
Es por eso que preferimos no entrar, y
pensamos que el Espiritismo sólo puede
ganar en dignidad con eso. Hasta el mo-
publicaciones que iban dirigidos con- mento, únicamente tenemos que felici-
tra el Espiritismo en general, contra sus tarnos por nuestra moderación. No nos
partidarios y, algunas veces, contra no- desviaremos, y jamás les daremos gusto
sotros mismos. Pensamos que, en ciertos a los cultivadores del escándalo.
casos, el silencio es la mejor respuesta. Pero hay polémicas y polémicas.
Además, hay un género de polémica Existe una ante la que jamás retrocede-
sobre la que hemos hecho una ley abs- remos: es la discusión seria de los prin-
tenernos: es aquella que puede dege- cipios que profesamos. Sin embargo, in-
nerar en personalismo. No solamente cluso acá hay una distinción que hacer.
nos repugna, sino también nos tomaría Si se trata solamente de ataques genera-
un tiempo que podemos emplear más les dirigidos contra la Doctrina, sin otro
útilmente, y sería muy poco interesan- propósito determinado sino el de criti-
te para nuestros lectores, que se suscri- car y que, además, vengan de parte de
ben a la Revista para instruirse y no para personas que rechazan por anticipado
oír diatribas más o menos ingeniosas. todo lo que no comprenden, no mere-
Ahora bien, una vez comprometidos cen que se les haga caso. El terreno que
con ese camino, sería difícil salir de él. el Espiritismo gana cada día es una res-

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Revista Espírita 1858-1861

hemos escrito –lo que pensamos que es


«[...] hay un género de inútil. No sucede lo mismo con aquellos
polémica sobre la que que han estudiado y que no han com-
hemos hecho una ley prendido todo, con aquellos que desean
abstenernos: es aquella seriamente esclarecerse, que suscitan
que puede degenerar en objeciones con conocimiento de causa
y buena fe. En ese terreno, aceptamos
personalismo.»
la controversia, sin que estemos per-
puesta suficientemente perentoria y que suadidos de que vamos a resolver todas
debe demostrarles que sus sarcasmos las dificultades, lo que sería demasiado
no han producido gran efecto. Por eso, pretensioso. La Ciencia Espírita está en
observamos que el disparo continuo de su comienzo, y no nos ha dicho todavía
las bromas de las que recientemente los todos sus secretos, por más maravillas
partidarios de la Doctrina eran objeto se que nos haya revelado. ¿Cuál es la cien-
extingue poco a poco. Uno se pregunta cia que no tiene hechos aún misteriosos
si hay de qué reírse cuando se ve a tantas e inexplicados? Confesaremos, pues, sin
personas eminentes que adoptan esas pudor nuestro desconocimiento sobre
ideas nuevas; algunos se ríen sin tener todos los puntos que no nos sea posible
deseos y por costumbre, muchos otros contestar. Así, lejos de rechazar las obje-
ya no se ríen y esperan. ciones y las preguntas, las solicitamos, a
Notemos, además, que, entre los condición de que no sean inútiles y de
críticos, hay muchas personas que ha- que no nos hagan perder nuestro tiem-
blan sin conocer el tema, sin haberse po en futilidades, porque se trata de un
dado el trabajo de profundizar en él. medio de esclarecimiento.
Para contestarles sería necesario reco- Es a ello a lo que llamamos una po-
menzar incesantemente las explicacio- lémica útil, y lo será siempre y cuando
nes más elementales y repetir lo que ya ocurra entre personas serias que se res-

34
Colección de Textos de Allan Kardec

peten lo suficiente como para no apartar- aquellos que nos hacen el honor de es-
se de las reglas de urbanidad. Podemos cribirnos siempre encontrarán allí la res-
pensar de diferente manera sin que, por puesta a lo que nos preguntan, cuando
eso, nos estimemos menos. ¿Qué busca- no nos es posible darla individualmente
mos todos nosotros, en definitiva, en ese por escrito, ya que el tiempo material no
tema tan palpitante y tan fecundo del nos lo permite siempre. Sus preguntas
Espiritismo? Esclarecernos; buscaremos y objeciones son objetos de estudio de
ante todo la luz, no importa de dónde las que sacamos provecho para nosotros
venga, y, si expresamos nuestra manera mismos y de las que estamos felices de
de ver, es solamente una opinión indivi- sacar provecho para nuestros lectores, al
dual, que no pretendemos imponer a na- tratarlas a medida que las circunstancias
die; la dejamos en discusión y estaremos conduzcan los hechos que puedan tener
totalmente prestos a renunciar a ella si relación con ellas. Tenemos igualmente
se nos demuestra que estamos equivo- la satisfacción de dar verbalmente las
cados. Esa polémica la hacemos todos explicaciones que puedan sernos solici-
los días en nuestra Revista por medio de tadas por las personas que nos honran
las respuestas o de las refutaciones co- con sus visitas y, en esas conferencias
lectivas que ofrecemos aprovechando marcadas por una benevolencia recípro-
la ocasión de este o de aquel artículo, y ca, nos esclarecemos mutuamente.

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Colección de Textos de Allan Kardec

4 – Escollos de los médiums

Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,


2.o año, n.o 2, febrero de 1859

L a mediumnidad es una facul-


tad múltiple, que presenta una
variedad infinita de matices en sus
Espíritus por medio de la escritura
o del habla.
Aunque esa facultad no es un
medios y en sus efectos. Quien- privilegio exclusivo, es cierto que en-
quiera que sea apto para recibir o cuentra a refractarios, por lo menos
para transmitir las comunicaciones en el sentido que se le da. También
de los Espíritus es, por eso mis- es cierto que presenta escollos para
mo, médium, cualquiera que sea aquellos que la poseen; que puede al-
el modo empleado o el grado de terarse, incluso perderse, y frecuen-
desarrollo de la facultad, desde la temente ser una fuente de graves
simple influencia oculta hasta la desengaños. Es sobre este punto que
producción de los fenómenos más pensamos que es útil llamar la aten-
insólitos. Sin embargo, en el uso ción de todos aquellos que se ocupan
corriente, esta palabra tiene una de las comunicaciones espíritas, sea
acepción más limitada y se refiere directamente, sea por intermediario.
generalmente a las personas do- Decimos por intermediario porque
tadas de una potencia mediadora también es importante, para aquellos
suficientemente grande, sea para que se sirven de médiums, el poder
producir efectos físicos, sea para apreciar la valía de ellos y la confian-
transmitir el pensamiento de los za que merecen sus comunicaciones.

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Revista Espírita 1858-1861

El don de la mediumnidad está personal. El mérito no está, pues, en


relacionado con causas que todavía la posesión de la facultad mediúmni-
no son perfectamente conocidas y ca, que puede ser concedida a todo el
en las que lo físico parece tener una mundo, sino en el uso que se puede
gran participación. A primera vista, hacer de ella. Esta es una distinción
parecería que un don tan precioso capital que jamás se debe perder de
solamente debe estar repartido entre vista: el buen médium no es aquel
almas de élite. Ahora bien, la expe- que recibe comunicaciones fácilmen-
riencia demuestra lo contrario, pues te, sino únicamente el que tiene la
se encuentra a médiums poderosos aptitud de recibir solamente buenas
entre personas cuya moral deja mu- comunicaciones. Ahora bien, aquí es
cho que desear, mientras que otras, donde las condiciones morales del
estimables bajo todos los aspectos, médium son todopoderosas y don-
están privadas de la mediumnidad. de también están los más grandes
Aquel que fracasa, a pesar de su de- escollos para él.
seo, de sus esfuerzos y de su perse- Para darse cuenta de esta si-
verancia, no debe sacar conclusiones tuación y comprender lo que vamos
desfavorables sobre sí mismo, tam- a decir, es necesario referirse a este
poco creerse indigno de la benevo- principio fundamental: entre los Es-
lencia de los buenos Espíritus. Si esa píritus, hay todos los grados de bien
gracia no le ha sido concedida, hay y de mal, de ciencia y de ignorancia;
otras que, sin duda, le pueden ofre- los Espíritus pululan alrededor de
cer una amplia compensación. Por la nosotros y, cuando pensamos que es-
misma razón, aquel que se beneficia tamos solos, estamos incesantemen-
de ese don no podría enorgullecer- te rodeados de seres que nos codean,
se de eso, pues la mediumnidad no algunos con indiferencia, como ex-
es, para él, la señal de ningún mérito traños, otros que nos observan con

38
Colección de Textos de Allan Kardec

intenciones benévolas, en mayor o samiento es el vínculo que nos une


en menor grado, según su naturale- a los Espíritus, y por el pensamiento
za. atraemos a aquellos que tienen afi-
El proverbio «Quien se asemeja se nidad con nuestras ideas y nuestras
reúne»1 tiene su aplicación tanto en- inclinaciones. Imaginemos, pues, la
tre los Espíritus como entre nosotros, masa de los Espíritus que nos rodean
y más aún entre ellos, si eso es posi- como la multitud que encontramos
ble, porque no están como nosotros en el mundo; en todos los lugares
bajo la influencia de las considera- adonde preferimos ir, encontramos
ciones sociales. Sin embargo, si entre a personas atraídas por los mismos
nosotros, algunas veces, esas consi- gustos y los mismos deseos; a las reu-
deraciones mezclan a personas con niones que tienen un objetivo serio,
maneras y gustos muy diferentes, van las personas serias; a aquellas
esa mezcla es solamente, en cierto que tienen un objetivo frívolo, van
modo, material y transitoria; la simi- las personas frívolas; por eso, por
litud o la divergencia de los pensa- todos los lugares, se encuentra a Es-
mientos será siempre la causa de las píritus atraídos por el pensamiento
atracciones y de las repulsiones. dominante. Si lanzamos un vistazo
Nuestra alma, que, en definiti- sobre el estado moral de la humani-
va, es sólo un Espíritu encarnado, no dad en general, concebiremos sin di-
deja de ser Espíritu. Si el Espíritu está ficultad que, en esa multitud oculta,
momentáneamente revestido de un los Espíritus elevados no deben estar
envoltorio material, sus relaciones en mayoría; esta es una de las con-
con el mundo incorpóreo, aunque secuencias del estado de inferioridad
son menos fáciles que en el estado de de nuestro globo.
libertad, no están interrumpidas, por Los Espíritus que nos rodean no
eso, de una manera absoluta. El pen- son pasivos. Es un pueblo esencial-

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Revista Espírita 1858-1861

mente dinámico, que piensa y actúa malos se aprovechan de toda imper-


incesantemente, que nos influencia fección como un punto vulnerable
sin que lo sepamos, que nos estimu- para introducirse e inmiscuirse, sin
la o nos disuade, que nos impulsa al que los médiums lo sepan, en todos
bien o al mal, lo que no nos quita más los actos de la vida privada. Además,
nuestro libre albedrío que los conse- al encontrar en el médium un medio
jos buenos o malos que recibimos de de expresar su pensamiento de una
nuestros semejantes. Pero cuando manera inteligible y de demostrar su
los Espíritus imperfectos incitan a al- presencia, esos Espíritus se mezclan
guien a hacer una cosa mala, saben en las comunicaciones, las provocan,
muy bien a quién se dirigen y no van porque esperan tener más influencia
a perder su tiempo donde ven que por ese medio, y acaban por dominar
serán mal recibidos. Ellos nos esti- con autoridad. Se sienten a gusto, al
mulan según nuestras inclinaciones apartar a los Espíritus que podrían
o los gérmenes que ven en nosotros y oponerse a ellos. Si es necesario, to-
nuestra disposición a escucharlos: he man el nombre de esos Espíritus y
aquí el motivo por el cual el hombre hasta el lenguaje de ellos para en-
firme en los principios del bien no les gañar. Pero no pueden sostener ese
da cabida. papel por mucho tiempo, y por poco
Esas consideraciones nos con- que sea el contacto que tengan con
ducen naturalmente a la cuestión de un observador experimentado e im-
los médiums. Estos últimos están, parcial, son desenmascarados muy
como todo el mundo, sometidos a la rápidamente. Si el médium se deja
influencia oculta de los Espíritus bue- llevar por esa influencia, los buenos
nos o malos. Los médiums los atraen Espíritus se alejan de él, o no vienen,
o los repelen según las afinidades de en absoluto, cuando se los llama, o
su carácter personal. Los Espíritus solamente vienen con repugnan-

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Colección de Textos de Allan Kardec

cia, porque ven que el Espíritu que él las mantiene. El médium perfecto
se ha identificado con el médium, sería, pues, aquel que no diera nin-
que en cierto modo se ha fijado en gún acceso a los malos Espíritus por
él, puede alterar sus instrucciones. una imperfección cualquiera. Esta
Si tenemos que elegir a un intérpre- condición es muy difícil de llenar;
te, a un secretario, a un mandatario pero si la perfección absoluta no les
cualquiera, es evidente que elegire- ha sido concedida as las personas, les
mos no solamente a una persona ca- es siempre dado aproximarse a ella
paz, sino también digna de nuestra por medio de sus esfuerzos, y los Es-
estima, y que no confiaremos una píritus toman en cuenta sobre todo
misión delicada ni nuestros intere- los esfuerzos, la voluntad y la perse-
ses a una persona corrupta o que verancia.
frecuenta una sociedad sospechosa. Así, el médium perfecto tendría
Sucede lo mismo con los Espíritus. solamente comunicaciones perfectas
Los Espíritus superiores no elegirán en verdad y en moralidad. Al no ser
para transmitir instrucciones serias a posible la perfección, el mejor mé-
un médium que tenga vínculos con dium será aquel que tenga las mejores
Espíritus frívolos, A MENOS QUE comunicaciones: es por la obra que
HAYA NECESIDAD Y QUE NO se lo puede juzgar. Comunicaciones
TENGAN A OTROS A SU DISPOSI- constantemente buenas y elevadas, y
CIÓN POR EL MOMENTO, o a me- en las que no haya penetrado ningún
nos que deseen dar una lección al propio indicio de inferioridad, serían, indu-
médium, lo que sucede algunas veces; dablemente, una prueba de la supe-
pero entonces se sirven del médium rioridad moral del médium, porque
sólo accidentalmente y lo abandonan testificarían buenas afinidades. De-
tan pronto encuentran a otros mejo- bido al hecho de que el médium no
res, dejándole con sus afinidades si puede ser perfecto, Espíritus frívolos,

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Revista Espírita 1858-1861

bribones y mentirosos pueden mez- criterio infalible: el buen sentido y la


clarse en sus comunicaciones, alterar razón. Conocemos las cualidades del
la pureza de ellas e inducirlo al error, lenguaje que caracterizan, entre noso-
a él y a aquellos que se dirigen a él. tros, a las personas verdaderamente
Ahí está el escollo más grande del buenas y superiores; esas cualidades
Espiritismo, y no disimularemos su son las mismas para los Espíritus; de-
gravedad. ¿Se lo puede evitar? Deci- bemos juzgarlos por su lenguaje. No
mos claramente: sí, se puede; el me- está demás repetir lo que caracteriza
dio no es difícil, solamente demanda el lenguaje de los Espíritus elevados:
buen juicio. es constantemente digno, noble, sin
Las buenas intenciones, inclu- fanfarronada ni contradicción, puro
so la moral del médium, no siem- de toda trivialidad, marcado por una
pre bastan para preservarlo, en sus inalterable benevolencia. Los buenos
comunicaciones, de la injerencia de Espíritus aconsejan; no ordenan; no
los Espíritus frívolos, mentirosos o se imponen; sobre lo que ignoran, se
pseudosabios. Además de los defec- callan. Los Espíritus frívolos hablan
tos de su propio Espíritu, el médium con la misma seguridad de lo que sa-
les puede dar cabida por otras cau- ben y de lo que no saben, contestan a
sas; la principal es la debilidad de su todo sin preocuparse por la verdad.
carácter y una desmedida confianza Hemos visto, en una comunicación
en la invariable superioridad de los supuestamente seria, a Espíritus frí-
Espíritus que se comunican por él. volos que colocan, con un impertur-
Esa confianza ciega está relaciona- bable aplomo, a César en el tiempo
da con una causa que explicaremos de Alejandro; a otros que afirman
pronto. Si no se quiere ser engañado que no es la Tierra la que gira alre-
por esos Espíritus frívolos, es necesa- dedor del Sol. En suma, toda expre-
rio juzgarlos y, para eso, tenemos un sión grosera o simplemente inconve-

42
Colección de Textos de Allan Kardec

niente, toda marca de orgullo y de ellos poco se preocupan), aleja for-


pretensión, toda máxima contraria a zosamente a los Espíritus mal inten-
la sana moral, toda herejía científica cionados, que no vienen, entonces, a
notoria es, entre los Espíritus, como perder inútilmente su tiempo, ya que
entre las personas, una señal irrefu- se rechaza todo lo que es malo o de
table de mala naturaleza, de igno- origen sospechoso. Pero cuando se
rancia o, por lo menos, de ligereza. acepta ciegamente todo lo que dicen,
De donde se deduce que se debe pe- cuando uno se pone, por así decirlo,
sar todo lo que dicen los Espíritus y de rodillas ante su pretensiosa sabi-
hacerlo pasar por la criba de la lógica duría, ellos hacen lo que las personas
y del buen sentido; es una recomen- harían: engañan.
dación que nos hacen incesantemen- Si el médium es señor de sí mis-
te los buenos Espíritus. «Dios –nos mo, si no se deja dominar por un
dicen ellos– no os ha dado el juicio entusiasmo irreflexivo, puede hacer
para nada; servíos, pues, de él para lo que aconsejamos. Pero frecuente-
saber con quién tenéis contacto». Los mente sucede que el Espíritu lo sub-
malos Espíritus temen el examen y yuga al punto de fascinarlo y hacerlo
dicen: «Aceptad nuestras palabras y considerar admirables las cosas más
no las juzguéis». Si estuvieran con- ridículas, y él tanto se deja llevar por
cientes de estar en lo verdadero, no esa perniciosa confianza que, confia-
temerían la luz. do en sus buenas intenciones y en
La costumbre de escrutar las sus buenos sentimientos, cree que
mínimas palabras de los Espíritus, eso basta para apartar a los malos Es-
de pesar el valor de ellas (desde el píritus. No, eso no basta, pues a esos
punto de vista del pensamiento, no Espíritus les encanta hacerle caer en
de la forma gramatical, por la que la trampa aprovechando su debili-

43
Revista Espírita 1858-1861

«De todas las suficientemente esclarecido y con-


vertido en maestro después de algu-
disposiciones morales,
nos intentos. Tal pretensión no sería
aquella que da más de una persona seria; pues quien-
cabida a los Espíritus quiera que lanza una mirada escru-
imperfectos es el tadora sobre esos misterios extraños,
orgullo.» ve desarrollarse, ante sí, un horizon-
te tan vasto que apenas los años son
dad y su credulidad. ¿Qué hacer en- suficientes para alcanzarlo; ¡y hay
tonces? Buscar a un tercero desinte- aquellos que pretenden hacerlo en
resado que, al juzgar con sangre fría algunos días!
e imparcialidad, podrá ver una paja De todas las disposiciones mo-
donde no se veía una viga. rales, aquella que da más cabida a los
La Ciencia Espírita exige una Espíritus imperfectos es el orgullo. El
gran experiencia, que sólo se adquie- orgullo es para los médiums un esco-
re, como en todas las ciencias filosó- llo tanto más peligroso porque ellos
ficas y otras, por medio de un estu- no lo admiten. Es el orgullo lo que les
dio largo, constante y perseverante, da esa creencia ciega en la superio-
y por numerosas observaciones. No ridad de los Espíritus que se unen a
comprende solamente el estudio de ellos, porque se sienten lisonjeados
los fenómenos propiamente dichos, por ciertos nombres que les imponen.
sino también, y sobre todo, de las Tan pronto un Espíritu les dice: «Soy
costumbres, si podemos decirlo así, tal persona», se inclinan y se abstie-
del mundo oculto, desde el más bajo nen de dudar de eso, pues su amor
hasta el más alto grado de la escala. propio sufriría al encontrar, bajo esa
Sería demasiado pretensioso creerse máscara, a un Espíritu de bajo nivel

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Colección de Textos de Allan Kardec

o de mala naturaleza. El Espíritu que sonas que pueden desenmascarar a


ve el lado débil se aprovecha de eso. estos Espíritus y darle buenos conse-
Adula a su supuesto protegido, le jos. Jamás semejante cosa sucede de
habla de orígenes ilustres, que lo in- parte de los buenos Espíritus. Todo
flan de orgullo aún más, le promete Espíritu que sopla la discordia, que
un porvenir brillante, los honores, la incita la animosidad, que alimenta
fortuna, de la que él parece ser el dis- disentimientos, revela, por eso mis-
tribuidor; si es necesario, le dedica mo, su mala naturaleza. Sería necesa-
una ternura hipócrita. ¿Cómo resistir rio estar ciego para no comprenderlo
a tanta generosidad? En suma, el Es- y para creer que un buen Espíritu
píritu lo engaña y lo conduce, como pueda impulsar al desacuerdo.
se dice vulgarmente, a su antojo; su El orgullo se desarrolla frecuen-
felicidad está en tener a un ser bajo temente en el médium a medida que
su dependencia. Hemos interrogado su facultad se agranda; ésta le da im-
a más de un Espíritu sobre los moti- portancia; las personas lo buscan, y
vos de su obsesión; uno de ellos nos él acaba por creerse indispensable.
contestó esto: «Quiero tener a un hom- Por eso, hay en el médium, algu-
bre que haga mi voluntad; es mi placer». nas veces, un tono de arrogancia y
Cuando le dijimos que haríamos de de pretensión, o aires de vanidad y
todo para desbaratar sus artificios y de desdén, incompatibles con la in-
para abrirle los ojos de su oprimido, fluencia de un buen Espíritu. Aquel
él dijo: «Lucharé contra vosotros, y no que cae en esa imperfección está per-
tendréis éxito, pues haré tanto que él no dido, pues Dios le ha concedido su
os creerá». De hecho, esa es una de facultad para el bien y no para satis-
las tácticas de esos Espíritus malhe- facer su vanidad o hacer de ella un
chores; le inspiran al médium la des- escabel para su ambición. El médium
confianza y el alejamiento de las per- se olvida de que ese poder del que

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Revista Espírita 1858-1861

está orgulloso le puede ser retirado y que no veis claro. Podéis decirle a un
que, frecuentemente, sólo le ha sido hombre que es ebrio, libertino, pere-
concedido como prueba, del mismo zoso, torpe e imbécil, él se reirá de eso
modo que la fortuna a ciertas perso- o lo reconocerá. Decidle que es orgu-
nas. Si abusa de ese poder, los buenos lloso, él se enfadará; prueba evidente
Espíritus lo abandonan poco a poco, de que habréis dicho la verdad. Los
y él se vuelve el juguete de los Espí- consejos, en ese caso, son tanto más
ritus frívolos, que lo ilusionan, satis- difíciles mientras el médium evite a
fechos por haber vencido a aquel que las personas que se los podrían dar,
se creía fuerte. Es así que hemos visto huye de una intimidad que él teme.
aniquilarse y perderse las facultades Los Espíritus imperfectos, al sentir
más preciosas que, sin eso, hubieran que los consejos son golpes dados a
podido volverse las más poderosas y su poder, impulsan al médium ha-
los más útiles auxiliares. Eso se apli- cia las personas que lo alimentan en
ca a todos los géneros de médiums, sus ilusiones. Así el médium se esta-
sean para las manifestaciones físicas, rá provocando decepciones, con las
sean para las comunicaciones inteli- que su amor propio tendrá más de
gentes. una vez que sufrir; él deberá darse
Desafortunadamente, el orgu- por feliz si no resulta de eso algo más
llo es uno de los defectos que se está grave para sí.
menos dispuesto a reconocer en uno Si hemos insistido largamen-
mismo y que se puede menos hacer te sobre este punto, es que la expe-
reconocer en los otros, porque ellos riencia nos ha demostrado, en mu-
no lo creen. Id, pues, a decir a uno de chas ocasiones, que esto es uno de
esos médiums que se deja conducir los grandes escollos para la pureza
como a un niño, él os dará la espal- y la sinceridad de las comunicacio-
da diciendo que sabe comportarse y nes de los médiums. Es casi inútil,

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Colección de Textos de Allan Kardec

después de eso, hablar de las otras acabamos de hablar. Son lógicas, se


imperfecciones morales, tales como lo reconocerá, pero los médiums no
el egoísmo, la envidia, los celos, la tienen razón para desanimarse. Las
ambición, la codicia, la dureza de co- malas comunicaciones que se pue-
razón, la ingratitud, la sensualidad, den tener son el indicio de alguna
etc. Se comprende que ellas tam- debilidad, es verdad, pero no siem-
bién son puertas abiertas a los Es- pre son una señal de indignidad; se
píritus imperfectos o, por lo menos, puede ser débil y bueno. Es, en todo
causas de debilidad. Para repeler a caso, un medio de reconocer sus pro-
esos últimos, no basta decirles que pias imperfecciones. Ya lo hemos di-
se vayan; tampoco basta quererlo y, cho en otro artículo que no hay nece-
mucho menos, conjurarlos: es nece- sidad de ser médium para estar bajo
sario cerrarles la puerta y los oídos, la influencia de Espíritus malos, que
probarles que se es más fuerte que actúan a la sombra. Con la facultad
ellos, que se está firmemente por el mediúmnica, el enemigo se mues-
amor al bien, la caridad, la dulzura, tra y se traiciona; se sabe con quién
la simplicidad, la modestia y el desin- se mantiene contacto y se lo puede
terés, cualidades que nos granjean la combatir; es así que una mala comu-
benevolencia de los buenos Espíri- nicación puede volverse una lección
tus; es el apoyo de ellos lo que nos útil si se la sabe aprovechar.
da fortaleza y si, algunas veces, dejan Sería injusto, además, atribuir
que nos enfrentemos con los malos, todas las malas comunicaciones a
eso es una prueba para nuestra fe y la responsabilidad del médium.
nuestro carácter. Hemos hablado de aquellas que él
Que los médiums no se asusten obtiene por sí mismo aparte de toda
demasiado, sin embargo, por la seve- otra influencia, y no de aquellas que
ridad de las condiciones de las que se producen en un medio cualquie-

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Revista Espírita 1858-1861

ra. Ahora bien, todos saben que los minante. Hemos visto excelentes co-
Espíritus atraídos a ese medio pue- municaciones obtenidas en grupos y
den perjudicar las manifestaciones, por médiums que no reunían todas
sea por la diversidad de los caracte- las condiciones deseables. En ese
res, sea por la falta de recogimien- caso, los buenos Espíritus venían por
to. Es una regla general que las me- una persona en particular, porque
jores comunicaciones ocurren en la eso era útil. Hemos visto malas co-
intimidad y en un grupo recogido y municaciones obtenidas por buenos
homogéneo. En toda comunicación, médiums, únicamente porque el in-
varias influencias están en juego: la terrogador no tenía intenciones se-
del médium, la del medio y la de rias y atraía a Espíritus frívolos que
la persona que interroga. Esas in- se burlaban de él. Todo eso demanda
fluencias pueden reaccionar sobre tacto y observación, y se concibe fá-
las otras, neutralizarse o corrobo- cilmente la preponderancia que de-
rarse: eso depende del objetivo que ben tener todas las condiciones reu-
se proponga y del pensamiento do- nidas.

1
N. de la T.: en el original, en francés «Qui se ressemble s´assemble».

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Colección de Textos de Allan Kardec

5 – Médiums interesados

Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,


2.o año, n.o 3, marzo de 1859

E n nuestro artículo sobre los esco-


llos de los médiums, hemos pues-
to la codicia entre los defectos que
iniciado en el Espiritismo, se compren-
de lo que esa especulación tendría de
envilecedora. Pero quienquiera que
pueden dar cabida a los Espíritus im- conozca, aunque sea un poco, las con-
perfectos. Algunos desarrollos sobre diciones difíciles en las que los buenos
este tema serán útiles. Espíritus se comunican con nosotros,
Se debe colocar, en el primer nivel cuán poca cosa basta para alejarlos y
de los médiums interesados, a aque- la repulsión de ellos por todo lo que es
llos que podrían hacer de su facultad de interés egoísta, jamás podrá admi-
una profesión, al realizar lo que se tir que los Espíritus superiores estén al
llama consultas o sesiones remunera- capricho del primero que llegara y que
das. No los conocemos, por lo menos les hiciera venir a cierto monto por
en Francia, pero, como todo puede hora; el simple buen sentido rechaza
volverse un objeto de explotación, no semejante suposición. ¿No sería tam-
habría nada de sorprendente en que bién una profanación evocar a su pa-
se quisiera, un día, explotar a los Espí- dre, a su madre, a su hijo o a su amigo
ritus. Resta saber cómo ellos tomarían por un medio semejante? Sin duda, se
la cosa, si alguna vez tal especulación pueden tener comunicaciones de ese
intentara introducirse. modo, ¡pero Dios sabe de qué fuen-
Aunque no se sea completamente te! Los Espíritus frívolos, mentirosos,

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Revista Espírita 1858-1861

traviesos, burlones y todo el tropel de de ellos. En suma, la mediumnidad es


Espíritus inferiores vienen constante- una facultad concedida para el bien, y
mente; están siempre listos a contestar los buenos Espíritus se alejan de quien-
a todo. San Luis nos decía otro día en quiera que pretenda hacer de ella un
la Sociedad: «Evocad una roca y ella os escabel para lograr cualquier cosa que
contestará». Aquel que desea comuni- no corresponda a los designios de la
caciones serias debe instruirse, ante Providencia. El egoísmo es la llaga de
todo, sobre la naturaleza de las afi- la sociedad; los buenos Espíritus lo
nidades del médium con los seres de combaten, no se puede suponer que
ultratumba. Ahora bien, aquellas que vengan a servirle. Eso es tan racional
pueden tener el afán de lucro sólo pue- que sería inútil insistir más sobre este
den inspirar una confianza muy me- punto.
diocre. Los médiums de efectos físicos
Los médiums interesados no son no están en la misma categoría. Como
únicamente aquellos que podrían exi- esos efectos son producidos por Espí-
gir una remuneración fija. El interés no ritus inferiores poco escrupulosos en
se traduce siempre por la esperanza de cuanto a los sentimientos morales, un
una ganancia material, sino también médium de esa categoría que deseara
por las intenciones ambiciosas de toda explotar su facultad podría, pues, con-
naturaleza, en las que se pueden fun- tar con que lo asistirían sin demasiada
dar expectativas personales. Está tam- repugnancia; pero eso presenta otro
bién allí una imperfección que los Es- inconveniente. El médium de efectos
píritus burlones saben muy bien apro- físicos, no más que aquel de comuni-
vechar y lo hacen con una habilidad, caciones inteligentes, no ha recibido
una astucia verdaderamente notable, su facultad para su placer. Ésta le ha
ilusionando y engañando a aquellos sido concedida a condición de hacer
que se ponen, así, bajo la dependencia un buen uso de ella y, si él abusa, su fa-

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Colección de Textos de Allan Kardec

cultad le puede ser retirada, o incluso ceder no solamente con aquellos que
volverse en detrimento de él, porque, hagan de eso una profesión declarada,
en definitiva, los Espíritus inferiores sino incluso con las personas simples
están subordinados a los Espíritus su- en apariencia y que se limiten a recibir
periores. A los Espíritus inferiores les una remuneración cualquiera de los
gusta mucho mistificar, pero no les visitantes. Si el Espíritu no produce el
gusta ser mistificados. Si se prestan, de fenómeno, se lo suple: la imaginación
buen grado, a las bromas, a las cosas es tan fecunda cuando se trata de ga-
de curiosidad, no les gusta más que nar dinero; es una tesis que desarrolla-
a los otros ser explotados, y demues- remos en un artículo específico a fin de
tran, a cada instante, que tienen su alertar contra el fraude.
voluntad, que actúan cuándo y cómo De todo lo que precede, conclui-
les parece bien, lo que hace que el mé- mos que el desinterés más absoluto es
dium de efectos físicos esté aún menos la mejor garantía contra la charlatane-
seguro de la regularidad de las mani- ría, pues no hay charlatanes desintere-
festaciones que el médium escribiente. sados. Aunque el desinterés absoluto
Pretender producirlas en días y horas no garantiza siempre el carácter bue-
fijos sería dar demostración de la más no de las comunicaciones inteligentes,
profunda ignorancia. ¿Qué hacer, en- quita a los malos Espíritus un podero-
tonces, para ganar su dinero? Simular so medio de acción y cierra la boca de
los fenómenos; es eso lo que puede su- ciertos detractores.

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Colección de Textos de Allan Kardec

6 – Fraudes espíritas

Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,


2.o año, n.o 4, abril de 1859

A quellos que no admiten la rea-


lidad de las manifestaciones fí-
sicas le atribuyen generalmente al
a la plaza pública, engañan la con-
fianza, ¿se concluye que todos los
médicos son charlatanes y el cuerpo
fraude los efectos producidos. Esas médico es perjudicado en su reputa-
personas se basan en el hecho de que ción? Del hecho de que hay personas
los prestidigitadores hábiles hacen que venden tinte en lugar de vino,
cosas que parecen prodigios cuando ¿se deduce que todos los vendedo-
no se conocen sus secretos; de donde res de vino son falsificadores y que
concluyen que los médiums no son no hay vino puro? Hay personas que
más que escamoteadores. Ya hemos engañan en todo, incluso en las co-
refutado ese argumento, más bien sas más respetables, y se puede de-
esa opinión, especialmente en nues- cir que el fraude tiene también su
tros artículos sobre el señor Home y ingenio. Pero el fraude siempre tiene
en los números de la Revista de ene- un objetivo, un interés material cual-
ro y febrero de 1858. Solamente di- quiera; donde no hay nada que ga-
remos, pues, algunas palabras sobre nar, no hay ningún interés en enga-
eso antes de hablar de algo más serio. ñar. Por eso, hemos dicho, en nues-
Del hecho de que hay charlata- tro número anterior, en relación a los
nes que venden drogas en las plazas médiums mercenarios, que la mejor
públicas y hasta médicos que, sin ir de todas las garantías es el desinterés

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Revista Espírita 1858-1861

absoluto. incrédulos; si ellos no son convenci-


Esa garantía, se dirá, no es la dos por los hechos, tampoco lo serán
única, pues, en materia de prestidigi- por los razonamientos: sería, pues,
tación, hay aficionados muy hábiles perder nuestro tiempo. Nos dirigi-
que sólo tienen como objetivo diver- mos, al contrario, a los adeptos para
tir a una sociedad y no hacen de eso prevenirlos contra los subterfugios
una profesión; ¿no puede suceder lo por medio de los cuales podrían ser
mismo con los médiums? Sin duda, engañados por parte de personas in-
alguien se puede divertir un instan- teresadas, por un motivo cualquiera,
te al divertir a los otros, pero para en simular ciertos fenómenos. Deci-
pasar horas enteras en eso, durante mos ciertos fenómenos porque hay
semanas, meses y años, sería nece- aquellos que desafían evidentemen-
sario verdaderamente estar poseído te toda habilidad de la prestidigita-
por el demonio de la mistificación, y ción, tales como, especialmente, el
el primer mistificado sería el mistifi- movimiento de objetos sin contacto,
cador. No repetiremos aquí todo lo la suspensión de cuerpos pesados en
que ha sido dicho sobre la buena fe el espacio, los golpes dados en di-
posible de los médiums y de los asis- ferentes lados, las apariciones, etc.,
tentes que pueden ser el juguete de e incluso algunos de esos fenóme-
una ilusión o de una fascinación. He- nos se podrían simular, hasta cierto
mos respondido a eso veinte veces, punto, tanto el arte de la imitación
así como a todas las otras objeciones, ha progresado. Lo que se debe hacer
lo que se puede leer, sobre todo, en en semejante caso es observar aten-
nuestra Instrucción práctica sobre las tamente las circunstancias y, sobre
manifestaciones y en nuestros artícu- todo, tener en cuenta el carácter y la
los anteriores de la Revista. Nuestro posición de las personas, el objetivo
objetivo aquí no es convencer a los y el interés que podrían tener en en-

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Colección de Textos de Allan Kardec

gañar: está allí el mejor de todos los cuentemente, pensamos que es útil
controles, pues son tales circunstan- revelar la pequeña estratagema por
cias las que quitan todo motivo de medio de la cual se puede engañar.
sospecha. Establecemos, pues, como Basta, para eso, poner las dos ma-
principio que se debe desconfiar de nos horizontalmente sobre la mesa
quienquiera que hiciera de esos fenó- y suficientemente cercanas para que
menos un espectáculo o un objeto de las uñas de los pulgares se apoyen
curiosidad y de diversión, que saca- fuertemente la una contra la otra; en-
ra de ellos un beneficio, por mínimo tonces, por un movimiento muscular
que fuera, y que se vanagloriara de completamente imperceptible, se les
producirlos a voluntad y en el mo- hace experimentar un frotamiento
mento oportuno. No sería demasia- que produce un pequeño ruido seco
do repetir: las inteligencias ocultas y que tiene una gran analogía con
que se nos manifiestan tienen sus aquellos de la tiptología1 interior.
susceptibilidades y quieren demos- Ese ruido repercute en la madera y
trarnos que tienen también su libre genera una ilusión completa. Nada
albedrío y no se someten a nuestros es más fácil que hacer oír tantos gol-
caprichos. pes como cuantos se solicitan, una
De todos los fenómenos físicos, batería de tambor, etc.; así como con-
uno de los más comunes es aquél de testar a ciertas preguntas por medio
los golpes interiores dados en la pro- del sí o del no, de nombres, o incluso
pia sustancia de la madera, con o sin señalar las letras del alfabeto.
movimiento de la mesa u otro obje-
to del que uno se sirve. Ahora bien, «[...] la mejor de todas
ese efecto es uno de los más fáciles las garantías es el
de imitar y, como es también uno de desinterés absoluto.»
aquellos que se producen más fre-

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Revista Espírita 1858-1861

Una vez que se está prevenido, hemos visto a supuestos sonámbu-


el medio de reconocer el fraude es los que simulan el sonambulismo
muy simple. No es posible hacerlo si con mucha habilidad, lo que no le
las manos están alejadas la una de la impide al sonambulismo ser un he-
otra, y si se está seguro de que nin- cho; todo el mundo ha visto a comer-
gún otro contacto puede producir ciantes que venden algodón en lugar
el ruido. Los golpes reales ofrecen, de seda, lo que no impide que haya
además, esto de característico: cam- verdaderas telas de seda. Es necesa-
bian de lugar y de timbre a voluntad, rio examinar todas las circunstancias
lo que no puede suceder cuando el y ver si la duda tiene fundamento;
ruido se debe a la causa que señala- pero, en eso, como en todas las cosas,
mos o a toda otra análoga; salen de es necesario ser experto; ahora bien,
la mesa para surgir sobre un mueble no podríamos reconocer como juez
cualquiera que nadie toca, contestan, de una cuestión cualquiera a aquel
en fin, a preguntas no previstas. que no conoce nada de ella.
Llamamos, pues, la atención de Diremos eso también con rela-
las personas de buena fe sobre esa ción a los médiums escribientes. Se
pequeña estratagema y sobre todas piensa generalmente que aquellos
las que podrían reconocer, con el fin que son mecánicos ofrecen más ga-
de señalarlas sin miramientos. La po- rantía, no solamente para la inde-
sibilidad del fraude y de la imitación pendencia de las ideas, sino también
no impide la realidad de los hechos, contra la superchería. ¡Pues bien! Es
y el Espiritismo sólo puede ganar al un error. El fraude se insinúa en to-
desenmascarar a los impostores. Si dos los lugares, y sabemos con qué
alguien nos dice: «Vi tal fenómeno, habilidad se puede dirigir, a volun-
pero había superchería», contestare- tad, incluso una cesta o una tablilla
mos que es posible; nosotros mismos que escribe y darles toda la aparien-

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Colección de Textos de Allan Kardec

cia de movimientos espontáneos. Lo sario engañarse extremadamente


que hace cesar todas las dudas son para darle la honra de la autoría
los pensamientos expresados, ven- de esas comunicaciones. Recono-
gan de un médium mecánico, intui- cemos en la charlatanería una gran
tivo, auditivo, parlante o vidente. habilidad y fecundos recursos,
Hay comunicaciones que están tan pero no le conocemos todavía el
alejadas de las ideas, de los conoci- don de conceder el saber a un ig-
mientos e incluso del alcance inte- norante o el ingenio a aquel que no
lectual del médium que sería nece- lo tiene.

1
N. de la T.: para más informaciones sobre la tiptología, ver El libro de los Médiums, de Allan Kardec,
Segunda Parte, Capítulo 11.

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Colección de Textos de Allan Kardec

7 – Intervención de la Ciencia en el Espiritismo


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
2.o año, n.o 6, junio de 1859

L a oposición de las asociaciones de


sabios es uno de los argumentos
que evocan incesantemente los adver-
ritismo se propaga precisamente en
la clase esclarecida. No hay sabios so-
lamente en la ciencia oficial ni en las
sarios del Espiritismo. ¿Por qué los asociaciones constituidas. ¿El hecho
sabios no se han apropiado del fenó- de que el Espiritismo todavía no haya
meno de las mesas giratorias? Se dice: sido aceptado por la ciencia oficial juz-
«si los sabios hubieran visto algo serio ga, de antemano, la cuestión? Se cono-
en ese fenómeno, estarían muy lejos ce la circunspección de ésta respecto a
de ignorar hechos tan extraordinarios, las ideas nuevas. Si la ciencia jamás se
mucho menos de tratarlos con desdén, hubiera engañado, su opinión podría
y no estarían todos contra vosotros. pesar aquí en la balanza; desafortuna-
¿Los sabios no son la antorcha de las damente, la experiencia demuestra lo
naciones, y el deber de ellos no es di- contrario. ¿La ciencia no ha rechazado
fundir la luz? ¿Cómo podríais pensar como si fueran quimeras una multitud
que la hubieran apagado cuando una de descubrimientos que, más tarde,
ocasión tan hermosa se les presentaba han hecho ilustre la memoria de sus
para revelar al mundo una fuerza nue- autores? ¿Eso quiere decir que los sa-
va?» bios son ignorantes? ¿Se justifican los
En primer lugar, es un error gra- epítetos groseros que, a fuerza de mal
ve el decir que todos los sabios están gusto, ciertas personas se complacen
en contra de nosotros, ya que el Espi- en prodigarles? Seguramente, no; no

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Revista Espírita 1858-1861

hay persona sensata que no le haga cias que poseen su independencia, su


justicia al conocimiento de los sabios, libre albedrío, y no están sometidas
pero, al mismo tiempo, se reconoce a nuestros caprichos; escapan, así, a
que ellos no son infalibles y que, por nuestros procedimientos anatómicos
lo tanto, su juicio no es la última ins- o de laboratorio y a nuestros cálculos
tancia. La culpa de los sabios está en y, por eso, no son más de competen-
decidir ciertas cuestiones un poco a la cia de la ciencia propiamente dicha.
ligera, confiando demasiado en sus lu- Por lo tanto, la ciencia se ha equivoca-
ces, antes de que el tiempo haya dado do cuando ha deseado experimentar
su palabra, exponiéndose, así, a recibir con los Espíritus como si fueran una
los desmentidos de la experiencia. batería. Ha partido de una idea fija,
Cada uno es buen juez sólo en lo preconcebida, a la que se engancha, y
que es de su competencia. ¿Si deseáis quiere forzosamente relacionarla con
construir una casa, tomaréis a un mú- la idea nueva. Ha fracasado y eso de-
sico? ¿Si tenéis una enfermedad, os bía ocurrir, porque ha operado en base
haréis cuidar por un arquitecto? ¿Si a una analogía que no existe. Además,
tenéis un juicio, pediréis el parecer de sin ir más lejos, ha concluido negando
un danzarín? ¿En fin, si se trata de una los fenómenos del Espiritismo: juicio
cuestión de teología, la haréis resol- temerario, que el tiempo se encarga,
ver por un químico o un astrónomo? todos los días, de reformar, como ha
No, a cada uno su oficio. Las ciencias reformado muchos otros, y aquellos
comunes se basan en las propiedades que lo han pronunciado fracasarán en
de la materia, que se puede manipu- su esfuerzo de negar, tan ligeramente,
lar a voluntad. Los fenómenos que la el poder infinito del Creador. Las aso-
materia produce tienen como agentes ciaciones de sabios no tienen y jamás
las fuerzas materiales. Los del Espiri- tendrán motivo para pronunciarse so-
tismo tienen, como agentes, inteligen- bre la cuestión. Ésta no es más de la

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Colección de Textos de Allan Kardec

competencia de los sabios que aquélla gado de igual modo; hay quién ha he-
de decretar si Dios existe; es, pues, cho el razonamiento siguiente:
un error hacer, de las asociaciones de No hay efecto sin causa, y los
sabios, jueces. ¿Pero quién, entonces, efectos más comunes pueden ayudar a
será el juez? ¿Los Espíritas se creen en encontrar los problemas más grandes.
el derecho de imponer sus ideas? No, Si Newton hubiera menospreciado la
el gran juez, el juez soberano es la opi- caída de una manzana, si Galvani hu-
nión pública. Cuando esa opinión esté biera repelido a su empleada tratándo-
formada del consentimiento de las la como loca y visionaria, cuando ella
masas y de las personas esclarecidas, le habló de las ranas que danzaban en
los sabios oficiales la aceptarán en la el plato, tal vez estaríamos todavía por
condición de individuos y experimen- encontrar la admirable ley de la gra-
tarán la necesidad de ella. Dejad pasar vitación y las fecundas propiedades
una generación y, con ésta, los prejui- de la pila. El fenómeno que se designa
cios del amor propio que se obstina, y con el nombre burlesco de danza de
veréis que será del Espiritismo lo mis- las mesas no es más ridículo que aquél
mo de otras tantas verdades que se han de la danza de las ranas, y tal vez con-
combatido y que ahora sería ridículo tenga también algunos de esos secre-
poner en duda. Hoy, son los creyentes tos de la naturaleza que revolucionan
los que son tratados como locos; ma- la humanidad, cuando se tiene la clave
ñana, será el turno de aquellos que no de ellos. Se ha dicho además: «Ya que
crean, del mismo modo que se trataba, tantas personas se ocupan de eso, ya
antiguamente, como locos a aquellos que personas serias lo estudian, debe
que creían que la Tierra giraba, lo que haber algo; una manía, un capricho si
no le ha impedido girar. se quiere, no puede tener esa caracte-
Pero no todos los sabios han juz- rística de generalidad; puede seducir a

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Revista Espírita 1858-1861

un círculo, a un grupo específico, pero al pensamiento! ¡Qué vasto campo de


no da la vuelta al mundo». observación! El descubrimiento del
Aquí está, principalmente, lo que mundo de los invisibles sería muy di-
nos decía un sabio doctor en Medici- ferente de aquél de los infinitamente
na, hasta hace poco incrédulo y, hoy pequeños; sería más que un descu-
en día, adepto fervoroso: brimiento: toda una revolución en las
«Se dice que seres invisibles se ideas. ¡Qué luz puede surgir de eso!
comunican, ¿y por qué no? ¿Antes de ¡Cuántas cosas misteriosas explicadas!
la invención del microscopio, se sospe- Aquellos que creen son puestos en ri-
chaba de la existencia de esos millones dículo; ¿pero qué prueba eso? ¿No ha
de animálculos que causan tantos es- pasado lo mismo con todos los grandes
tragos en el organismo? ¿Dónde está descubrimientos? ¿Cristóbal Colón no
la imposibilidad material de que haya, fue rechazado, colmado de disgustos,
en el espacio, seres que escapan a nues- tratado como insensato? Esas ideas, se
tros sentidos? ¿Tendríamos, por casua- dice, son tan extrañas que la razón las
lidad, la ridícula pretensión de saber niega; pero las personas se habrían reí-
todo y de decirLe a Dios que Él no nos do en la cara de aquel que hubiera di-
puede enseñar nada más? Si esos se- cho, apenas medio siglo atrás, que, en
res invisibles que nos rodean son inte- algunos minutos, se podría mantener
ligentes, ¿por qué no se comunicarían correspondencia de un extremo a otro
con nosotros? Si se relacionan con las del mundo; que, en algunas horas, se
personas, deben desempeñar un papel atravesaría toda Francia; que, con el
en el destino, en los acontecimientos; humo de un poco de agua hirviente,
¿quién lo sabe? Es, tal vez, una de las un navío avanzaría con el viento en la
potencias de la naturaleza, una de esas vertical; que se sacarían del agua los
fuerzas ocultas de las que no sospecha- medios para la iluminación y la cale-
mos. ¡Qué nuevo horizonte eso abriría facción. Si un hombre hubiera venido

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Colección de Textos de Allan Kardec

a proponer un medio para iluminar te sin prejuicio. Han tenido la modes-


toda París en un minuto, con un solo tia de no decir: «No comprendo; por lo
reservorio de una sustancia invisible, tanto, eso no existe». Su convicción ha
se lo habría enviado a Charenton1. ¿Es, sido formada por medio de la observa-
por lo tanto, una cosa más prodigiosa ción y del recogimiento. Si esas ideas
que el espacio esté poblado de seres hubieran sido quimeras, ¿cómo se ex-
pensantes que, después de haber vi- plica, entonces, que tantas personas de
vido en la Tierra, dejaron su envolto- élite las hayan adoptado? ¿Se puede
rio material? ¿No se encuentra, en ese creer, acaso, que hayan podido ser víc-
hecho, la explicación de una multitud timas, por mucho tiempo, de una ilu-
de creencias que se remontan a la más sión? No hay, pues, imposibilidad ma-
alta Antigüedad? ¿No es la confirma- terial de que existan seres invisibles a
ción de la existencia del alma, de su nosotros que pueblan el espacio, y tan
individualidad después de la muerte? sólo esa consideración debería llevar
¿No es la prueba de la propia base de a más circunspección. Recientemente
la religión? Únicamente, la religión se ¿quién alguna vez hubiera pensado
limita a hablar vagamente de lo que que una gota de agua límpida pudie-
sucede con las almas; el Espiritismo lo ra contener millares de seres vivos, de
define. ¿Qué pueden decir sobre eso una pequeñez que confunde nuestra
los materialistas y los ateos? Vale mu- imaginación? Ahora bien, le era más
cho la pena profundizar en semejantes difícil a la razón concebir seres de una
cosas.»
Aquí están las reflexiones de un «[...] la religión se limita
sabio; pero de un sabio sin pretensio- a hablar vagamente de lo
nes. Son también las reflexiones de una que sucede con las almas;
multitud de personas esclarecidas, que el Espiritismo lo define.»
han reflexionado, estudiado seriamen-

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Revista Espírita 1858-1861

tal tenuidad, provistos de todos nues- se les ha podido hacer ver.


tros órganos y funcionando como no- Al lado de esos escépticos endu-
sotros, que admitir a aquellos que de- recidos, hay aquellos que desean ver
nominamos Espíritus. a su manera; que, al haberse formado
Los adversarios preguntan por una opinión, desean asociar todo con
qué los Espíritus, que deben empeñar- ella, no comprenden que los fenóme-
se en hacer prosélitos, no se avienen, nos no pueden obedecer a su voluntad;
mejor de lo que lo hacen, a los medios no pueden o no quieren ponerse en las
para convencer a ciertas personas cuya condiciones necesarias. Si los Espíritus
opinión tendría gran influencia. Aña- ya no se apresuran a convencerlos por
den que se les objeta su falta de fe; en prodigios, es porque aparentemente
relación a eso, contestan, con razón, poco se interesan, por el momento, en
que ellos no pueden tener una fe an- convencer a ciertas personas a quienes
ticipada. no les miden la importancia como ellas
Es un error creer que la fe es nece- mismas lo hacen. Es poco lisonjero, se
saria, pero la buena fe es otra cosa. Hay debe reconocer, pero no mandamos en
escépticos que niegan hasta la eviden- la opinión de los Espíritus. Ellos tienen
cia y que ni los milagros los podrían una manera de juzgar las cosas que no
convencer. Hay incluso aquellos que es siempre la nuestra; ven, piensan y
se enfadarían mucho al ser forzados a actúan según otros elementos. Mien-
creer, porque su amor propio sufriría tras nuestra visión está circunscrita
al admitir que se han engañado. ¿Qué por la materia, limitada por el círculo
contestar a las personas que sólo ven, estrecho en medio del cual nos encon-
por todo lado, ilusión y charlatanería? tramos, ellos abarcan el conjunto. El
Nada; se las debe dejar tranquilas y tiempo que nos parece tan largo es,
dejar que digan, tanto como deseen, para ellos, un instante; la distancia es
que nada han visto e incluso que nada sólo un paso. Ciertos detalles que nos

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Colección de Textos de Allan Kardec

parecen de una importancia extrema testas que hacen en contra. Para esos
son, a sus ojos, infantilidades y, al con- presuntos observadores, los Espíritus
trario, juzgan como importantes cosas nada hacen y se inquietan muy poco
cuyo alcance no aprehendemos. Para de lo que puedan decir o pensar, por-
comprenderlos, es necesario elevarse, que su turno vendrá. Es por eso que
por medio del pensamiento, por en- hemos dicho que no es la fe la que es
cima de nuestro horizonte material y necesaria, sino la buena fe. Ahora bien,
moral, y ponerse desde su punto de preguntamos si nuestros adversarios
vista. No les corresponde a ellos des- sabios están siempre en esas condicio-
cender hacia nosotros, nos correspon- nes. Desean que los fenómenos estén
de a nosotros subir hacia ellos, y es a bajo su comando, pero los Espíritus no
eso a lo que nos conducen el estudio y obedecen al comando: se debe esperar
la observación. la buena voluntad de ellos. No basta
A los Espíritus les gustan los ob- decir: «Mostradme tal hecho y yo cree-
servadores constantes y concienzu- ré». Es necesario tener la voluntad de
dos. Para ellos, multiplican las fuen- la perseverancia, dejar que los hechos
tes de luz. Lo que los aleja no es la se produzcan espontáneamente sin
duda de la ignorancia: es la fatuidad pretender forzarlos o dirigirlos. Aquel
de esos presuntos observadores que fenómeno que deseáis será precisa-
nada observan, que desean poner- mente aquel que no obtendréis, pero
los en el banquillo de los acusados y se presentarán otros, y aquel fenóme-
manejarlos como marionetas. Es, so- no que deseáis vendrá, tal vez, en el
bre todo, el sentimiento de hostilidad momento en que menos lo esperéis. A
y de denigración que esos presuntos los ojos del observador atento y cons-
observadores traen, sentimiento que tante, surgen masas de fenómenos
está en el pensamiento de ellos, si no que se corroboran los unos a los otros.
está en las palabras, a pesar de las pro- Pero aquel que cree que basta girar

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Revista Espírita 1858-1861

una manivela para hacer funcionar la cerá. Observa las manifestaciones es-
máquina se engaña en extremo. ¿Qué pontáneas de su instinto; las espera y
hace el naturalista que desea estudiar las capta en el momento que pasan.
los hábitos de un animal? ¿Le ordena El simple buen sentido nos muestra
hacer esta o aquella cosa para tener que, con mucha más razón, debe ser lo
toda la libertad de observarlo según mismo con los Espíritus, que son inte-
su voluntad y conveniencia? No; pues ligencias mucho más independientes
sabe bien que el animal no le obede- que las de los animales.

1
N. de la T.: hospital para enfermos mentales en Charenton-Saint-Maurice, Francia.

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Colección de Textos de Allan Kardec

8 – Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas:


Discurso de clausura del año social 1858-1859
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
2.o año, n.o 7, julio de 1859

S eñores,
En el momento en el que expira
vuestro año social, permitidme presen-
hecho y que me daban una cierta ex-
periencia en la materia.
El interés que se tenía en esas reu-
taros un corto resumen del desarrollo y niones fue creciendo, aunque sólo se
de los trabajos de la Sociedad. ocupaban de cosas muy serias; poco
Sabéis el origen de la Sociedad: se a poco, de uno en uno, el número de
ha formado sin propósito premedita- asistentes creció, y mi modesto salón,
do, sin proyecto preconcebido. Algu- muy poco adecuado para una asam-
nos amigos se reunían en mi casa en blea, se volvió insuficiente. Fue, enton-
un pequeño grupo; poco a poco, esos ces, que algunos entre vosotros pro-
amigos me pidieron el permiso para pusieron buscar un lugar más cómodo
presentarme a sus amigos. No había, y compartir los gastos, no creyendo
entonces, presidente: eran reuniones justo que yo los sufragara solo, como
nocturnas íntimas de ocho a diez per- lo había hecho hasta aquel momento.
sonas, como las hay centenares en Pa- Pero, para reunirse regularmente, más
rís y en otros lugares; pero era natural allá de un cierto número y en un lo-
que, en mi casa, yo tuviera la direc- cal externo, era necesario ajustarse a
ción de lo que se hacía allí, sea como las prescripciones legales, era necesa-
anfitrión, sea también debido a los rio un reglamento y, en consecuencia,
estudios especializados que yo había un presidente titular; era necesario,

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Revista Espírita 1858-1861

en fin, constituirse en una sociedad; El motivo de mi determinación está en


lo que ocurrió con el consentimiento la multiplicidad de mis trabajos, que
de la autoridad, cuya benevolencia no aumentan todos los días debido a la
nos faltó. Era necesario también impri- extensión de mis relaciones, pues, ade-
mir a los trabajos una dirección metó- más de aquellos que conocéis, preparo
dica y uniforme, y tuvisteis a bien en- otros más considerables, que exigen
cargarme la continuación de lo que yo largos y laboriosos estudios y que no
hacía en mi casa en nuestras reuniones absorberán menos de diez años. Ahora
privadas. bien, los trabajos de la Sociedad no de-
He aportado a mis funciones, que jan de tomar mucho tiempo, sea para
puedo decir laboriosas, toda la exac- prepararlos, sea para coordinarlos y
titud y toda la dedicación de las que pasarlos a limpio. Necesitan, además,
he sido capaz. Desde el punto de vista una constancia frecuentemente perju-
administrativo, me he esforzado para dicial a mis ocupaciones personales y
mantener, en las sesiones, un orden que vuelve indispensable la iniciativa
riguroso y para darles un carácter de casi exclusiva que me habéis dejado.
gravedad, sin el cual el prestigio de Es por esa causa, señores, que he te-
una asamblea seria hubiera desapa- nido que tomar frecuentemente la pa-
recido en poco tiempo. Ahora que mi labra, lamentando muy a menudo que
tarea está terminada y que el impulso los miembros eminentemente esclare-
está dado, debo participaros de la deci- cidos que poseemos nos privaran de
sión que he tomado de renunciar, en el sus luces. Ya desde hace mucho tiem-
futuro, a toda especie de función en la po, yo tenía el deseo de renunciar a
Sociedad, incluso a aquella de director mis funciones; lo he expresado de una
de los estudios. Sólo ambiciono un tí- manera muy explícita en diversas cir-
tulo: aquél de simple miembro titular, cunstancias; sea aquí, sea en privado a
del que estaré siempre feliz y honrado. varios de mis colegas, y especialmen-

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Colección de Textos de Allan Kardec

te al señor Ledoyen. Lo hubiera hecho testimonia el interés que se tiene en


antes sin el temor de traerle perturba- ellas, a pesar de la ausencia de toda
ción a la Sociedad retirándome en la experimentación destinada a satisfa-
mitad del año, pero se habría podido cer la curiosidad y, tal vez, incluso por
pensar en una deserción; y no era ne- razón de su simplicidad. Si todos no
cesario dar esa satisfacción a nuestros salen de las sesiones convencidos, lo
adversarios. Tuve, pues, que cum- que sería pedir lo imposible, las perso-
plir mi tarea hasta el final: pero hoy, nas serias, aquellas que no vienen con
cuando esos motivos ya no existen, ideas preconcebidas de denigración,
me apresuro a participaros de mi deci- llevan de la seriedad de vuestros traba-
sión, a fin de no trabar la elección que jos una impresión que les predispone
haréis. Es justo que cada uno tenga su a profundizar esas cuestiones. Por lo
parte en los cargos y en los honores. demás, sólo tenemos que felicitarnos
Después de un año, la Sociedad por las restricciones que hemos apor-
ha visto crecer rápidamente su im- tado a las admisiones de los asistentes
portancia; el número de miembros extraños: evitamos, así, la multitud de
titulares se ha triplicado en algunos curiosos inoportunos. La medida por
meses; tenéis a numerosos miembros la que habéis limitado esa admisión a
por correspondencia en los dos con- ciertas sesiones, reservando las otras
tinentes, y los asistentes superarían el para solamente los miembros de la So-
límite de lo posible si no se les pusiera ciedad, ha tenido como resultado da-
un freno por medio de la estricta eje- ros más libertad en los estudios, que,
cución del reglamento. Habéis conta- de otro modo, podrían haber sido tra-
do, entre esos últimos, a las más altas bados por la presencia de personas to-
notabilidades sociales y a más de una davía no iniciadas y cuyas afinidades
persona ilustre. La presteza en solici- no están garantizadas.
tarse la admisión en vuestras sesiones Esas restricciones parecerán com-

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Revista Espírita 1858-1861

pletamente naturales para aquellos más extraordinario sea, más objeciones


que conocen el objetivo de nuestra ins- suscita; es por eso que se lo cuestiona;
titución y que saben que somos, ante aquel que sondea sus causas, que se da
todo, una Sociedad de estudios y de cuenta de éstas, encuentra una base,
investigaciones, antes que una arena una razón de ser; comprende la posi-
de propaganda; es por esa razón que bilidad de tal hecho y, desde entonces,
no admitimos en nuestras filas a aque- ya no lo rechaza. Frecuentemente, un
llos que, al no poseer las primeras no- hecho sólo es inteligible por su rela-
ciones de la Ciencia, nos harían perder ción con otros hechos; tomado aisla-
nuestro tiempo en demostraciones ele- damente, puede parecer extraño, in-
mentales reiteradas incesantemente. creíble, hasta absurdo; pero, al ser uno
Sin duda, todos deseamos la propaga- de los eslabones de la cadena, al tener
ción de las ideas que profesamos, por- una base racional, al podérselo expli-
que las creemos útiles y cada uno de car, toda anomalía desaparece. Ahora
nosotros contribuye por su parte; pero bien, para concebir ese encadenamien-
sabemos que la convicción sólo se ad- to, para comprender ese conjunto al
quiere por observaciones seguidas y que se es conducido de consecuencia
no por algunos hechos aislados, sin se- en consecuencia, es necesaria, en todas
guimiento y sin razonamiento, contra las cosas, y tal vez más aún en el Es-
los que la incredulidad puede siempre piritismo, una serie de observaciones
suscitar objeciones. Un hecho, se dirá, razonadas. El razonamiento es, pues,
es siempre un hecho; es un argumento un poderoso elemento de convicción,
sin réplica. Sin duda, cuando no es ni hoy más que nunca, cuando las ideas
cuestionado ni cuestionable. Cuando positivas nos llevan a saber el porqué
un hecho sale del círculo de nuestras y el cómo de cada cosa.
ideas y de nuestros conocimientos, pa- Asombra la persistente incredu-
rece imposible a primera vista; cuanto lidad, en materia de Espiritismo, por

70
Colección de Textos de Allan Kardec

parte de personas que han visto, mien- busca un nuevo tema de distracción;
tras que otras que nada han visto son aquel que no se detiene en la superfi-
creyentes seguros; ¿es decir que estos cie, que ve más allá del efecto material,
últimos son personas superficiales, encuentra siempre algo que aprender;
que aceptan sin examen todo lo que el razonamiento es, para él, una mina
se les dice? No; es todo lo contrario: inagotable: no tiene límite. Nuestra lí-
los primeros han visto, pero no com- nea de conducta no podía ser, además,
prenden; los segundos no han visto, mejor trazada que por las admirables
pero comprenden y sólo comprenden palabras que el Espíritu de San Luis
porque razonan. El conjunto de razo- nos ha dirigido y que jamás debería-
namientos sobre los que se apoyan los mos perder de vista: «Las personas se
hechos constituye la Ciencia, Ciencia han burlado de las mesas giratorias,
todavía muy imperfecta, es verdad, y no se burlarán jamás de la filosofía, de
cuyo apogeo ninguno de nosotros pre- la sabiduría y de la caridad que brillan
tende haber alcanzado, pero, en fin, en las comunicaciones serias. Que en
es una Ciencia en su inicio, y es hacia otros lugares se vea, que en otros luga-
la investigación de todo lo que puede res se oiga, que entre vosotros se com-
ampliarla y constituirla que están di- prenda y se ame».
rigidos vuestros estudios. He aquí lo Estas palabras: «Que entre vosotros
que importa que se sepa bien, fuera se comprenda» son toda una enseñan-
de este recinto, para que no haya con- za. Debemos comprender y buscamos
fusión sobre el objetivo que nos pro- comprender, porque no queremos
ponemos; para que no se crea, sobre creer como ciegos: el razonamiento
todo, al venir aquí, que se va a encon-
trar una exhibición de Espíritus pre- «[...] que entre vosotros
sentándose en espectáculo. La curiosi- se comprenda y se ame.»
dad se termina; cuando está satisfecha,

71
Revista Espírita 1858-1861

es la antorcha que nos guía. Pero el ellos, que lo juzgarían sin profundi-
razonamiento de uno solo puede des- zarlo, serían, más bien, un obstáculo
viarse; es por eso que hemos deseado a nuestros trabajos; es porque, no de-
reunirnos en sociedad a fin de escla- seando desviarnos de nuestro carácter
recernos mutuamente por la colabora- científico, apartamos a quienquiera
ción recíproca de nuestras ideas y de que no esté atraído hacia nosotros por
nuestras observaciones. Al ponernos un objetivo serio. El Espiritismo tiene
en ese terreno, nos asemejamos a to- consecuencias tan serias, toca cuestio-
das las otras instituciones científicas y nes de un alcance tan elevado, da la
nuestros trabajos harán más prosélitos clave de tantos problemas, sacamos
serios que si pasáramos nuestro tiem- de él, en fin, una enseñanza filosófica
po haciendo girar y golpear las mesas. tan profunda que, al lado de eso, una
Estaríamos, muy pronto, hartos de eso; mesa giratoria es una verdadera infan-
deseamos, para nuestro pensamiento, tilidad.
un alimento más sólido; por eso, bus- La observación de los hechos sin
camos penetrar en los misterios del el razonamiento es insuficiente, deci-
mundo invisible, del que esos fenóme- mos, para conducir a una convicción
nos elementales sólo son los primeros completa, y es, más bien, aquel que
indicios. ¿Aquel que sabe leer se di- se declarara convencido por un he-
vierte al repetir incesantemente el alfa- cho que no comprendiera a quien se
beto? Tendríamos, tal vez, a una gran podría acusar de ligereza; pero esa
concurrencia de curiosos, que se suce- manera de proceder tiene otro incon-
derían, en nuestras sesiones, como los veniente, que es bueno señalar, y del
personajes de un panorama movible1, cual cada uno de nosotros ha podido
pero esos curiosos, que podrían llevar ser testigo: es la manía de la experi-
una convicción improvisada por la vi- mentación, que es la consecuencia na-
sión de un fenómeno inexplicado para tural de eso. Aquel que ve un hecho

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Colección de Textos de Allan Kardec

espírita sin haber estudiado todas sus do, se pone desde el punto de vista de
circunstancias sólo ve generalmente el los Espíritus y, para él, los fenómenos
hecho material y, en consecuencia, lo cambian de aspecto. Para eso, son ne-
juzga desde el punto de vista de sus cesarias paciencia, perseverancia, una
propias ideas sin pensar que, aparte firme voluntad, sin la cual no se llega a
de las leyes conocidas, puede y debe nada. Quienquiera que desea realmen-
haber leyes desconocidas. Cree poder te saber debe someterse a las condicio-
manejarlo según su voluntad; impone nes del objeto y no querer someter el
condiciones y sólo estará convencido, objeto a sus propias condiciones. He
dice, si se lleva a cabo de tal manera y aquí el motivo por el cual la Sociedad
no de otra; se imagina que se experi- no se presta a experimentaciones que
menta con los Espíritus como con una no tendrían resultado, pues sabe, por
pila eléctrica; al no conocer ni la natu- experiencia, que el Espiritismo, como
raleza de los Espíritus, ni la manera de cualquier otra ciencia, no se aprende
ser de ellos, lo que él no ha estudiado, en algunas horas y al vuelo. Como la
cree poder imponerles su voluntad y Sociedad es seria, sólo desea mantener
se imagina que deben actuar a la señal relación con personas serias, que com-
dada sólo por el placer de convencer- prenden las obligaciones que impone
lo; porque está dispuesto, por un cuar- semejante estudio cuando se quiere
to de hora, a oírlos, se imagina que de- hacerlo de manera concienzuda. No
ben estar a sus órdenes. Son los errores reconoce como serios a aquellos que
en los que no cae aquel que se ha dado dicen: «Hacedme ver un hecho y esta-
el trabajo de profundizar; sabe darse ré convencido». ¿Eso quiere decir que
cuenta de los obstáculos y no solicita ignoramos los hechos? Muy al contra-
lo imposible; en lugar de querer llevar rio, ya que toda nuestra Ciencia está
a los Espíritus a su punto de vista, a lo basada en los hechos; investigamos,
que ellos no se prestan de buen gra- pues, con solicitud todos aquellos que

73
Revista Espírita 1858-1861

nos ofrecen un tema de estudio o que nos expuesto a ser inducido a error,
confirman los principios admitidos; puesto que aquel que habla es porque
quiero decir solamente que no perde- está allí y quiere hablar, mientras que
mos nuestro tiempo reproduciendo no es cierto que aquel que es llamado
aquellos que conocemos, así como el fí- pueda venir o contestar. Se les objeta
sico no se divierte en repetir incesante- que dejar hablar al primero que lle-
mente los experimentos que no le ense- gue es abrir la puerta tanto a los malos
ñan nada nuevo. Apoyamos nuestras como a los buenos. La incertidumbre
investigaciones en todo lo que puede de la identidad no es una objeción se-
esclarecer nuestra marcha, fijándonos ria, ya que se tienen frecuentemen-
de preferencia en las comunicaciones te los medios para constatarla y que,
inteligentes, fuentes de la Filosofía Es- además, esa constatación es objeto de
pírita, y cuyo campo no tiene límites, un estudio que está relacionado con
mucho más que en las manifestaciones los propios principios de la Ciencia. El
puramente materiales, que sólo tienen Espíritu que habla espontáneamente
un interés momentáneo. se limita más comúnmente a genera-
Dos sistemas igualmente preco- lidades, mientras que las preguntas le
nizados y practicados se presentan trazan un marco más positivo y más
según la manera de recibir las comu- instructivo. En cuanto a nosotros, sólo
nicaciones de ultratumba. Unos pre- condenamos los sistemas exclusivos;
fieren esperar las comunicaciones es- sabemos que se obtienen cosas muy
pontáneas, otros las provocan por un buenas de uno y de otro modo y, si
llamado directo hecho a este o a aquel damos preferencia al segundo, es que
Espíritu. Los primeros presumen que, la experiencia nos enseña que, en las
en la ausencia de control para consta- comunicaciones espontáneas, los Espí-
tar la identidad de los Espíritus, al es- ritus engañadores no se abstienen más
perar su buena voluntad, se está me- de adornarse con nombres respetables

74
Colección de Textos de Allan Kardec

que en las evocaciones; tienen incluso nosotros. El orden y el método que


el campo más libre, mientras que, por habéis aportado en vuestras investiga-
las preguntas, se los domina y controla ciones eran elementos indispensables
mucho más fácilmente, sin contar que para el éxito. Sabéis, de hecho, por ex-
las preguntas tienen una indudable periencia, que no basta llamar, al azar,
utilidad en los estudios. Es a ese modo al Espíritu de esta o de aquella perso-
de investigaciones al que debemos la na; los Espíritus no vienen así, según
multitud de observaciones que recoge- la voluntad de nuestro capricho, y no
mos cada día y que nos hacen penetrar contestan a todo lo que la fantasía nos
más profundamente en esos extraños hace preguntarles. Son necesarios, con
misterios. Cuanto más avanzamos, los seres de ultratumba, miramientos,
más el horizonte se agranda ante no- saber tener un lenguaje apropiado a su
sotros y nos muestra cuán vasto es el naturaleza, a sus cualidades morales,
campo que tenemos para segar. al nivel de su inteligencia, al rango que
Las numerosas evocaciones que ocupan; ser, con ellos, dominador o
hemos hecho han permitido fijar una sumiso, según las circunstancias, tener
mirada investigadora sobre el mundo compasión por aquellos que sufren, ser
invisible desde la base hasta la cumbre, humilde y respetar a los superiores, ser
es decir, tanto en lo que tiene de más firme con los malos y los obstinados,
ínfimo como en lo que tiene de más que sólo subyugan a aquellos que los
sublime. Las innumerables variedades escuchan con complacencia; es necesa-
de hechos y de características que han rio, en fin, saber formular y encadenar
salido de esos estudios realizados con metódicamente las preguntas para ob-
calma profunda, atención constante y tener respuestas más explícitas, captar,
la prudente circunspección de los ob- en las respuestas, los matices que son
servadores serios nos han abierto los frecuentemente rasgos característicos,
arcanos de ese mundo tan nuevo para revelaciones importantes, que escapan

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Revista Espírita 1858-1861

al observador superficial, inexperto o consejos de los Espíritus, limitaros al


de paso. La manera de conversar con estudio de los principios y de las cues-
los Espíritus es, pues, un verdadero tiones morales, sin descuidar, debido
arte, que exige tacto, el conocimiento a eso, el examen de los fenómenos que
del terreno sobre el cual se camina, y pueden ayudar en la investigación de
constituye propiamente hablando el la verdad.
Espiritismo práctico. Sensatamente di- La crítica reprobadora nos ha re-
rigidas, las evocaciones pueden ense- prochado el aceptar demasiado fácil-
ñar grandes cosas; ofrecen un podero- mente las doctrinas de ciertos Espíri-
so elemento de interés, de moralidad y tus, sobre todo en lo que concierne a
de convicción: de interés, porque nos las cuestiones científicas. Esas perso-
hacen conocer el estado del mundo nas demuestran, por eso mismo, que
que nos espera a todos y del cual se no conocen ni el verdadero objetivo de
hace algunas veces una idea muy ex- la Ciencia Espírita, ni aquél que nos
traña; de moralidad, porque podemos proponemos; y se puede, con razón,
ver, por analogía, nuestro destino; de retornarles el reproche de ligereza en
convicción, porque se encuentra en su juicio. Sin duda alguna, no sois vo-
esas conversaciones íntimas la prueba sotros quienes debéis aprender la re-
manifiesta de la existencia y de la in- serva con la que se debe acoger lo que
dividualidad de los Espíritus, que son viene de los Espíritus; estamos lejos de
nuestras almas liberadas de la materia tomar todas las palabras de ellos como
terrestre. Estando formada, en gene- artículos de fe. Sabemos que, entre
ral, vuestra opinión sobre el Espiri- ellos, hay todos los niveles de saber y
tismo, no tenéis necesidad de asentar de moralidad; para nosotros, es todo
vuestras convicciones sobre la prueba un pueblo que presenta variedades
material de las manifestaciones físi- cien veces más numerosas que aque-
cas; por eso, habéis deseado, según los llas que vemos entre los hombres; lo

76
Colección de Textos de Allan Kardec

que deseamos es estudiar ese pueblo; que concierne al mundo espírita que
es llegar a conocerlo y a comprender- un campesino podría hacer sobre el
lo; para eso, estudiamos las individua- estado de la alta sociedad parisiense o
lidades, observamos los matices, trata- del mundo sabio. Sería, pues, tener de
mos de captar los rasgos distintivos de nuestro juicio una opinión muy pobre,
sus maneras, de sus costumbres, de su si se pensara que escuchamos a todos
carácter; deseamos, en fin, identificar- los Espíritus como si fueran oráculos.
nos tanto como sea posible con el esta- Los Espíritus son lo que son, y no po-
do de ese mundo. Antes de ocupar una demos cambiar el orden de las cosas; al
vivienda, nos gusta saber cómo es ella, no ser todos perfectos, sólo aceptamos
si estaremos cómodos, conocer las cos- sus palabras a beneficio de inventario y
tumbres de los vecinos que tendremos, no con la credulidad de los niños; juz-
el tipo de sociedad que podremos fre- gamos, comparamos, extraemos conse-
cuentar allí. ¡Pues bien! Es nuestra vi- cuencias de nuestras observaciones, y
vienda futura, son las costumbres del hasta sus errores son enseñanzas para
pueblo en medio del que viviremos, lo nosotros, porque no renunciamos a
que los Espíritus nos hacen conocer. nuestro discernimiento.
Pero del mismo modo que, entre noso- Esas observaciones se aplican
tros, las personas ignorantes y de vista igualmente a todas las teorías científi-
estrecha se hacen una idea incompleta cas que pueden dar los Espíritus. Sería
de nuestro mundo material y del me- demasiado cómodo sólo interrogarlos
dio que no es el de ellas, los Espíritus para encontrar la ciencia completamen-
cuyo horizonte moral es limitado no te hecha y para poseer todos los secre-
pueden comprender el conjunto y es- tos de la inteligencia: sólo adquirimos
tán todavía bajo el imperio de los pre- la ciencia al precio de trabajo y de in-
juicios y de los sistemas; no pueden, vestigaciones; la misión de los Espíri-
pues, informarnos más sobre todo lo tus no es liberarnos de esa obligación.

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Revista Espírita 1858-1861

Sabemos, además, que, no solamente tenido que seguiros en esta vía seria,
todos los Espíritus no saben todo, sino que eleva al Espiritismo al nivel de las
también que hay, entre ellos, pseudosa- ciencias filosóficas. Vuestros trabajos
bios como entre nosotros, que creen sa- ya han producido frutos, pero aquellos
ber lo que no saben y hablan de lo que que producirán, más tarde, son incalcu-
ignoran con el aplomo más imperturba- lables si, como no dudo, os quedáis en
ble. Un Espíritu podría decir, pues, que las condiciones propicias para atraer a
es el Sol el que gira y no la Tierra, y su los buenos Espíritus entre vosotros.
teoría no sería más verdadera porque La ayuda de los buenos Espíritus
viniera de un Espíritu. Que aquellos es, de hecho, la condición sin la cual
que nos suponen de una credulidad nadie puede esperar la verdad; ahora
tan pueril sepan, pues, que tomamos bien, esa ayuda depende de nosotros
toda opinión expresada por un Espíri- obtenerla. La primera de todas las con-
tu como una opinión individual; que diciones para ganarse la simpatía de
sólo la aceptamos después de haberla ellos es el recogimiento y la pureza de
sometido al control de la lógica y de los las intenciones. Los Espíritus serios van
medios de investigación que nos ofrece adonde se los llama seriamente, con fe,
la propia Ciencia Espírita, medios que fervor y confianza; a ellos no les gus-
vosotros conocéis todos. ta ni servir de experimento, ni presen-
Tal es, señores, el objetivo que se tarse en espectáculo; se complacen, al
propone la Sociedad; no soy yo, sin contrario, en instruir a aquellos que los
ninguna duda, quién os lo enseñaré, interrogan sin segunda intención; los
pero me complazco en recordarlo acá, Espíritus frívolos, que se divierten con
a fin de que, si mis palabras resuenan todo, van a todos los lugares y, de pre-
afuera, no haya confusión sobre el ferencia, adonde encuentran una oca-
verdadero carácter de ellas. Estoy fe- sión de mistificar; los malos son atraí-
liz, por mi parte, de solamente haber dos por los malos pensamientos, y por

78
Colección de Textos de Allan Kardec

malos pensamientos se deben entender llos en quienes esos Espíritus encontra-


todos aquellos que no están conforme a ran un eco, puesto que sólo van adonde
los preceptos de la caridad evangélica. saben que serán escuchados. Se conoce
Por lo tanto, en toda reunión, quien- el proverbio: «Dime con quién andas y te
quiera que tenga sentimientos con- diré quién eres»2; se lo puede aplicar así
trarios a esos preceptos trae consigo a con relación a nuestros Espíritus afines:
Espíritus ansiosos de sembrar la confu- «Dime lo que piensas y te diré con quién
sión, la discordia y la malquerencia. andas». Ahora bien, los pensamientos
La comunión de pensamientos y se traducen por los actos; por lo tanto,
de sentimientos para el bien es, por lo si se admite que la discordia, el orgullo,
tanto, algo de primera necesidad, y esa la envidia y los celos sólo pueden ser
comunión no puede encontrarse en un sugeridos por malos Espíritus, quien-
medio heterogéneo, donde tendrían ac- quiera que trajera aquí elementos de
ceso las bajas pasiones del orgullo, de la desunión suscitaría obstáculos, revela-
envidia y de los celos, pasiones que se ría, por eso mismo, la naturaleza de sus
revelan siempre por la malevolencia y satélites ocultos; entonces, sólo podría-
la acrimonia del lenguaje, por más espe- mos lamentar su presencia en el seno de
so que sea el velo con el que se las busca la Sociedad. Dios no quiera, jamás será
cubrir; es el abc de la Ciencia Espírita. Si así, lo espero, y, con la asistencia de los
deseamos cerrar a los malos Espíritus buenos Espíritus, si sabemos volvernos
la puerta de este recinto, cerrémosles, favorables a ellos, la Sociedad se con-
ante todo, la puerta de nuestros corazo- solidará tanto por la consideración que
nes y evitemos todo lo que puede dar- sabrá merecer como por la utilidad de
les cabida en nosotros. Si por acaso la sus trabajos. Si solamente tuviéramos
Sociedad se volviera el juguete de Espí- en perspectiva los experimentos que
ritus engañadores, es que ellos estarían incitan a la curiosidad, la naturaleza de
siendo atraídos; ¿por quién? Por aque- las comunicaciones sería casi indiferen-

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Revista Espírita 1858-1861

te, porque siempre tan sólo las toma- Nuestros estudios nos enseñan
ríamos por lo que serían; pero como, que el mundo invisible, que nos ro-
en nuestros estudios, no buscamos ni dea, reacciona constantemente sobre el
nuestra diversión, ni la del público, lo mundo visible; nos lo muestran como
que deseamos son las comunicaciones una de las potencias de la naturaleza;
verdaderas; para eso, es necesaria la ¿conocer los efectos de ese poder ocul-
simpatía de los buenos Espíritus, y esa to que nos domina y nos subyuga a
simpatía sólo es adquirida por aquellos nuestras espaldas no es tener la clave
que apartan a los malos con la sinceri- de más de un problema, la explicación
dad de su alma. Decir que los Espíritus de una multitud de hechos que pasan
frívolos jamás han podido insinuarse desapercibidos? ¿Si esos efectos pue-
entre nosotros gracias a algunos puntos den ser funestos, conocer la causa del
vulnerables sería demasiado pretensio- mal no es tener el medio de preservarse
so y presumir la perfección; los propios de ellos, como el conocimiento de las
Espíritus superiores han podido permi- propiedades de la electricidad nos ha
tirlo para experimentar nuestra perspi- dado el medio de atenuar los efectos
cacia y nuestro celo en investigar la ver- desastrosos del rayo? Si sucumbimos,
dad; pero nuestro juicio nos debe man- entonces, sólo podremos responsabili-
tener en guardia contra las trampas que zarnos a nosotros mismos, pues no ten-
nos pueden ser tendidas y nos da, en dremos la ignorancia como excusa. El
todos los casos, los medios de evitarlas. peligro está en el imperio que los malos
El objetivo de la Sociedad no con- Espíritus toman sobre los individuos,
siste solamente en la investigación de y ese imperio no es solamente funesto
los principios de la Ciencia Espírita; desde el punto de vista de los errores
ella va más lejos: estudia también las de principios que pueden propagar,
consecuencias morales, pues allí, sobre sino también desde el punto de vista de
todo, está su verdadera utilidad. los intereses de la vida material. La ex-

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Colección de Textos de Allan Kardec

periencia nos enseña que jamás nadie en el mundo de los Espíritus como en el
impunemente se abandona a la domi- mundo corpóreo, de los que podemos
nación de los malos Espíritus; pues sus sacar provecho para nosotros mismos,
intenciones jamás pueden ser buenas. al mismo tiempo en que buscamos sa-
Una de sus tácticas para conseguir sus car provecho para los demás. Pero, se
fines es la desunión, porque saben muy dirá, ¿no atraéis a los malos Espíritus al
bien que tendrán ventaja sobre aquel evocar a las personas que han sido la
que está privado de apoyo; por eso, su zupia de la sociedad? No, porque jamás
primer cuidado, cuando desean adue- sufrimos la influencia de ellos. Sólo hay
ñarse de alguien, es siempre el de ins- peligro cuando es el Espíritu el que se
pirarle desconfianza y el alejamiento IMPONE, jamás lo hay cuando alguien
de quienquiera que pueda desenmas- se IMPONE al Espíritu. Sabéis que esos
cararlos al esclarecerlo con consejos sa- Espíritus solamente vienen a vuestro
ludables; una vez dueños del terreno, llamado obligados y forzados y que,
pueden, a voluntad, fascinarlo con se- en general, se sienten tan poco a gusto
ductoras promesas, subyugarlo al adu- entre vosotros que siempre tienen prisa
lar sus inclinaciones, aprovechándose, por irse. La presencia de ellos es, para
para eso, de todos los puntos débiles nosotros, un estudio, porque, para co-
que encuentran, para después hacerle nocer, es necesario ver todo; el médico
sentir mejor la amargura de las decep- sólo llega al apogeo del saber sondan-
ciones, golpearle en sus afectos, humi- do las llagas más repugnantes. Ahora
llarlo en su orgullo y, frecuentemente, bien, esa comparación del médico es
elevarlo un instante, solamente para tanto más justa cuanto sabéis cuántas
precipitarlo desde lo más alto. llagas hemos cicatrizado, cuántos sufri-
He aquí, señores, lo que nos mues- mientos hemos aliviado. Nuestro deber
tran los ejemplos que se desarrollan, a es mostrarnos caritativos y benevolen-
cada instante, ante nuestros ojos, tanto tes tanto con los seres de ultratumba

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Revista Espírita 1858-1861

como con nuestros semejantes. píritus, pregunto si, en mi nombre, ¿no


Personalmente, yo disfrutaría, se- tengo el derecho, como tantos otros, a
ñores, de un privilegio inaudito si hu- elucubrar un sistema de filosofía? ¿El
biera estado a cubierto de la crítica. Uno campo de las opiniones no está abierto
no se pone en evidencia sin exponerse a todo el mundo? ¿Por qué, pues, yo no
a las saetas de aquellos que no piensan haría conocer la mía? Le corresponderá
como nosotros. Sin embargo, hay dos al público juzgar si mi opinión tiene o
especies de críticas: una que es malé- no el sentido común. Pero esa teoría, en
vola, acerba, venenosa, en la que los lugar de darme un mérito, si hay méri-
celos se revelan a cada palabra; aquella to, declaro que ella emana enteramente
que tiene por objetivo la investigación de los Espíritus. –Que sea así, se dice,
sincera de la verdad presenta aspectos pero vais demasiado lejos.– Aquellos
muy diferentes. La primera sólo mere- que pretenden dar la clave de los mis-
ce desdén: jamás he sido atormentado terios de la creación, revelar el princi-
por ella. Solamente la segunda es dis- pio de las cosas y la naturaleza infinita
cutible. de Dios, ¿no van más lejos que yo, que
Algunas personas han dicho que declaro, según los Espíritus, que no le
he sido demasiado rápido en las teorías está dado al hombre profundizar esas
espíritas; que no había llegado el tiem- cosas, sobre las que sólo se pueden es-
po para establecerlas, que las observa- tablecer conjeturas más o menos pro-
ciones no eran suficientemente comple- bables? –Vais demasiado rápido.– ¿Se-
tas. Permitidme algunas palabras sobre ría un equívoco haberse anticipado a
este asunto. ciertas personas? ¿Además, quién les
Hay dos cosas que considerar en el impide avanzar? –Los hechos todavía
Espiritismo: la parte experimental y la no están suficientemente observados.–
parte filosófica o teórica. Si no se toma Pero si yo, con o sin razón, creo haber-
en cuenta la enseñanza dada por los Es- los observado lo suficiente, ¿debo espe-

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Colección de Textos de Allan Kardec

rar el capricho de aquellos que quedan palabras, una sola de esas señales por
atrás? Mis publicaciones no obstruyen las que se revelan siempre los Espíritus
el camino a nadie. –Ya que los Espíri- inferiores, incluso los más astutos; ja-
tus están sujetos al error, ¿quién os dice más la dominación; jamás los consejos
que aquellos que os han informado no equívocos o contrarios a la caridad y a
están engañados?– En eso, de hecho, la benevolencia, jamás las prescripcio-
está toda la cuestión, pues la objeción nes ridículas. Lejos de eso, solamente
de precipitación es demasiado pueril. he encontrado, en esas comunicacio-
¡Pues bien! Debo decir sobre qué está nes, pensamientos grandiosos, nobles,
fundada mi confianza en la veracidad y sublimes, desprovistos de pequeñez y
en la superioridad de los Espíritus que de mezquindad. En suma, los contactos
me han instruido. Ante todo, diría que, de los Espíritus conmigo, tanto en las
según el consejo de ellos, nada acepto más pequeñas como en las más gran-
sin examen y sin control; sólo adopto des cosas, siempre han sido tales que si
una idea si me parece racional, lógica, hubiera sido un hombre quien me hu-
si está de acuerdo con los hechos y las biera hablado, yo lo habría considerado
observaciones, si nada serio viene a el mejor, el más sensato, el más pruden-
contradecirla. Pero mi juicio no podría te, el más moralizado y el más esclare-
ser un criterio infalible; la aceptación cido. He aquí, señores, los motivos de
que he encontrado entre una multitud mi confianza, corroborada por el ca-
de personas más esclarecidas que yo rácter idéntico de la enseñanza dada a
es una primera garantía para mí. En- una multitud de otras personas antes y
cuentro otra no menos preponderante después de la publicación de mis obras.
en la característica de las comunicacio- El porvenir dirá si estoy o no con la ver-
nes que han sido hechas desde que me dad. Mientras tanto, creo haber ayuda-
ocupo del Espiritismo. Jamás, lo puedo do al progreso del Espiritismo al traer
decir, se ha insinuado una sola de esas algunas piedras al edificio. Al mostrar

83
Revista Espírita 1858-1861

que los hechos pueden asentarse sobre ción general.


el razonamiento, habré contribuido a Hay en París y en otros lugares una
hacer al Espiritismo salir de la vía frí- multitud de reuniones íntimas, como
vola de la curiosidad, para hacerlo en- era la nuestra antiguamente, donde los
trar en la vía seria de la demostración, participantes se ocupan seriamente, en
la única que puede satisfacer a las per- mayor o en menor grado, de las mani-
sonas que piensan y no se detienen en festaciones espíritas, sin hablar de los
la superficie. Estados Unidos, donde esas reuniones
Termino, señores, con el corto exa- se cuentan a millares. Conozco reunio-
men de una cuestión de actualidad. Se nes donde las evocaciones se hacen en
habla de otras sociedades que desean las mejores condiciones y donde se ob-
erigirse en rivalidad en contra de la tienen cosas muy notables. Es la conse-
nuestra. Una, se dice, ya cuenta con 300 cuencia natural del número creciente
miembros y posee recursos financieros de médiums que se desarrollan en to-
importantes. Quiero creer que no es dos los lados, a pesar de los burlones, y
una fanfarronada, que sería poco lison- cuanto más avancemos, más esos cen-
jera tanto para los Espíritus que la ha- tros se multiplicarán. Esos centros, for-
brían suscitado como para aquellos que mados espontáneamente de elementos
dan ecos de eso. Si es una realidad, la muy poco numerosos y variables, nada
felicitaremos sinceramente si obtiene la tienen de fijo ni de regular y no consti-
unidad de sentimientos necesaria para tuyen sociedades propiamente dichas.
desbaratar la influencia de los malos A una sociedad regularmente organi-
Espíritus y consolidar su existencia. zada, le son necesarias condiciones de
Ignoro completamente cuáles son vitalidad completamente diferentes,
los elementos de la sociedad, o de las incluso debido al número de miembros
sociedades, que, se dice, desean for- que la componen, a la estabilidad y a la
marse; sólo haría, pues, una observa- permanencia. La primera de todas es la

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Colección de Textos de Allan Kardec

homogeneidad en los principios y en la cuencia, domina incesantemente el áni-


manera de ver. Toda sociedad formada mo de oposición y de controversia? Los
de elementos heterogéneos carga, en buenos Espíritus sólo asisten a aquellos
sí misma, el germen de su disolución: que desean ardientemente esclarecerse
se la puede considerar nacida muerta, con miras al bien, sin segunda inten-
cualquiera que sea su objeto: político, ción, y no para satisfacer una vana cu-
religioso, científico o económico. Una riosidad. Desear formar una sociedad
sociedad espírita requiere de otra con- espírita fuera de esas condiciones sería
dición: es la asistencia de los buenos dar prueba de la ignorancia más abso-
Espíritus si se quieren obtener comu- luta de los principios más elementales
nicaciones serias, pues, de los malos, del Espiritismo.
si se les da cabida, sólo se pueden es- ¿Somos, pues, los únicos capaces
perar mentiras, decepciones y mistifi- de reunir esas condiciones? Sería muy
caciones. Ese es el precio que la propia fastidioso y, además, muy ridículo,
existencia de tal sociedad paga, ya que para nosotros, creerlo. Lo que hemos
los malos serán los primeros agentes de hecho otros seguramente también lo
la destrucción de ella. Ellos la minarán, pueden hacer. Que otras Sociedades
poco a poco, si no la hacen venir abajo se ocupen, pues, de los mismos traba-
desde el principio. Sin homogeneidad, jos que nosotros, que prosperen, que
nada de comunión de pensamientos y, se multipliquen, tanto mejor, mil veces
por consiguiente, nada de calma ni de tanto mejor, pues será una señal de pro-
recogimiento posibles. Ahora bien, los greso en las ideas morales. Tanto mejor,
buenos Espíritus sólo vienen adonde sobre todo, si ellas están bien asistidas
encuentran esas condiciones; ¿y cómo y tienen buenas comunicaciones, pues
encontrarlas en una reunión cuyas no poseemos la pretensión de tener
creencias son divergentes, donde inclu- un privilegio bajo ese aspecto. Como
so unos nada creen y donde, en conse- sólo tenemos como objetivo nuestra

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Revista Espírita 1858-1861

instrucción personal y el interés de la Que el amor al prójimo esté inscrito en


Ciencia, que nuestra Sociedad no es- nuestra bandera y sea nuestro lema.
conda ningún pensamiento de espe- Con eso, afrontaremos la burla y la in-
culación, ni directo ni indirecto, ninguna fluencia de los malos Espíritus. Sobre
intención ambiciosa, que su existencia ese terreno, se nos puede igualar, y tan-
no se base en una cuestión de dinero. to mejor, pues serán más hermanos que
Las otras Sociedades serán, para noso- se nos sumarán, pero depende de noso-
tros, hermanas, pero no pueden ser ri- tros no ser jamás superados.
vales. Si estuviéramos celosos de ellas, Pero, se dirá, tenéis una manera de
demostraríamos que estamos asistidos ver que no es la nuestra; no podemos
por malos Espíritus. Si una de ellas se simpatizar con principios que no ad-
formara para crearnos una rivalidad, mitimos, pues nada prueba que estáis
con la segunda intención de suplantar- en lo verdadero. A eso contesto: nada
nos, revelaría, por su propio objetivo, prueba que estéis más en lo verdadero
la naturaleza de los Espíritus que pre- que nosotros, pues dudáis todavía, y la
sidirían su formación, pues ese pensa- duda no es una doctrina. Podemos te-
miento no sería ni bueno ni caritativo, y ner diferencias de opinión sobre pun-
los buenos Espíritus no simpatizan con tos de la Ciencia sin que nos hagamos
los sentimientos de odio, de celos ni de mal y nos arrojemos piedras. Es, inclu-
ambición. so, muy poco digno y muy poco cien-
Tenemos, además, un medio infa- tífico hacerlo. Buscad, pues, en vuestro
lible para no temer ninguna rivalidad. lado, como buscamos en el nuestro. El
Es San Luis quien nos lo da: «Que en- futuro dará razón a quién corresponda.
tre vosotros se comprenda y se ame», nos Si nos engañamos, no tendremos el ne-
ha dicho. Trabajemos, pues, para com- cio amor propio de obstinarnos en las
prender; luchemos con los otros, pero ideas falsas. Pero hay principios de los
luchemos en caridad y en abnegación. que uno está seguro de no engañarse:

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Colección de Textos de Allan Kardec

son el amor al bien, la abnegación, la lo que suceda, mi vida está consagra-


abjuración de todo sentimiento de en- da a la obra que hemos emprendido,
vidia y de celos. Esos principios son los y estaré feliz si mis esfuerzos pueden
nuestros, y con esos principios siempre ayudar a hacerla entrar en la vía seria,
se puede simpatizar sin comprometer- que es su esencia, la única que puede
se. Es el vínculo que debe unir a todas garantizar su porvenir. El objetivo del
las personas de bien, cualquiera que Espiritismo es volver mejores a aque-
sea la divergencia de sus opiniones: el llos que lo comprenden. Tratemos de
egoísmo sólo pone entre ellas una ba- dar el ejemplo y de mostrar que, para
rrera infranqueable. nosotros, la Doctrina no es una letra
Tales son, señores, las observacio- muerta. En suma, seamos dignos de
nes que creí deber presentaros al dejar los buenos Espíritus, si queremos que
las funciones que me habéis confiado. los buenos Espíritus nos asistan. El
Agradezco, desde el fondo del cora- bien es una coraza contra la que siem-
zón, a todos aquellos que han deseado pre vendrán a romperse las armas de
darme testimonios de simpatía. Suceda la malevolencia.

1
N. de la T.: en el original, en francés, «panorama mouvant» – vista pintada en un gran cilindro hueco,
en cuyo centro hay una plataforma circular, aislada, para los espectadores.
2
N. de la T.: en el original, en francés, «Dis-moi qui tu hantes, je te dirai qui tu es».

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Colección de Textos de Allan Kardec

9 – ¿Se debe publicar todo lo que dicen los Espíritus?

Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,


2.o año, n.o 11, noviembre de 1859

E sta pregunta nos es dirigida por


una de las personas con quie-
nes mantenemos correspondencia.
píritus, hay, como en la Tierra, seres
frívolos, aturdidos y burlones; pseu-
dosabios, vanidosos y orgullosos de
La contestaremos por medio de la un saber incompleto; hipócritas, ma-
siguiente pregunta: ¿sería bueno pu- los y, lo que nos parecería inexpli-
blicar todo lo que dicen y piensan las cable si no conociéramos, de alguna
personas? manera, la fisiología de ese mundo,
Quienquiera que posea una no- hay seres sensuales, viles, indecen-
ción del Espiritismo, por poco pro- tes, que se arrastran en el fango. Al
funda que sea, sabe que el mundo lado de eso, tenéis, siempre como en
invisible está compuesto de todos la Tierra, a seres buenos, humanos,
aquellos que dejaron, en la Tierra, su benevolentes, esclarecidos, subli-
envoltorio visible. Pero, al despojar- mes de virtudes. Sin embargo, como
se del hombre carnal, no todos, por nuestro mundo no está ni en el pri-
eso, se han revestido de la túnica de mer rango ni en el último, aunque
los ángeles. Hay, pues, todos los gra- está más próximo al último que al
dos de saber y de ignorancia, de mo- primero, resulta que el mundo de los
ralidad y de inmoralidad; he aquí lo Espíritus encierra a seres más avan-
que no se debe perder de vista. No zados intelectual y moralmente que
nos olvidemos de que, entre los Es- nuestras personas más esclarecidas

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Revista Espírita 1858-1861

y otros que todavía están por debajo recomendaría a su hija; es por eso
de las personas más inferiores. que no la recomendamos a nuestros
Al tener esos seres un medio lectores. Hay personas que piensan
patente de comunicarse con las per- que eso es gracioso, divertido; que se
sonas, de expresar sus pensamientos deleiten en la intimidad, que sea así,
por señales inteligibles, sus comuni- pero que guarden eso para sí mis-
caciones deben ser el reflejo de sus mas. Lo que concebimos aún menos
sentimientos, de sus cualidades o es que alguien se vanaglorie de ob-
de sus vicios. Esas comunicaciones tener él mismo comunicaciones in-
serán frívolas, vulgares, groseras, convenientes; es siempre un indicio
obscenas incluso, o sabias, sensatas, de afinidades de las que no hay mo-
sublimes, según el carácter y la ele- tivo para sentir vanidad, sobre todo
vación de los Espíritus que se comu- cuando esas comunicaciones son es-
nican. pontáneas y persistentes, como sucede
Esos seres se revelan por su len- con ciertas personas. Sin duda, eso
guaje; de donde se deduce la necesi- nada prejuzga sobre la moralidad
dad de no aceptar ciegamente todo actual de esas personas, pues cono-
lo que viene del mundo oculto y de cemos a algunas que son afligidas
someterlo a un control severo. Con por ese tipo de obsesión, al que su
las comunicaciones de ciertos Espíri- carácter no puede prestarse de nin-
tus, se podría, como con los discur- guna manera. Sin embargo, ese efec-
sos de ciertas personas, realizar una to debe tener una causa, como todos
selección muy poco edificante. Tene- los efectos. Si no se la encuentra en la
mos, ante nuestra vista, una pequeña existencia presente, se la debe buscar
obra inglesa, publicada en América, en una situación anterior; si no está
que es la prueba de eso, y cuya lec- en nosotros, está fuera de nosotros,
tura, se puede decir, una madre no pero estamos con esa causa siempre

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Colección de Textos de Allan Kardec

por algo, aunque sea por debilidad verdadero de lo falso, sobre todo en
de carácter. Una vez conocida la cau- una cuestión tan nueva como el Es-
sa, depende de nosotros hacerla ce- piritismo. En segundo lugar, son ar-
sar. mas ofrecidas a los adversarios, que
Al lado de esas comunicaciones no dejan de sacar, de eso, argumen-
indiscutiblemente malas y que cho- tos contrarios a la alta moralidad de
can todo oído un poco delicado, hay la enseñanza Espírita, pues, una vez
aquellas que son simplemente trivia- más, lo malo está en ofrecer, como
les o ridículas. ¿Hay inconveniente serias, cosas notoriamente absurdas.
en publicarlas? Si son ofrecidas por Algunos pueden incluso ver una pro-
lo que valen, hay un mal relativo. Si fanación en el papel ridículo que se
son ofrecidas como estudio del géne- presta a ciertos personajes justamen-
ro, con las advertencias, los comenta- te venerados y a los que se hace sos-
rios y las atenuantes necesarias, pue- tener un lenguaje indigno de ellos.
den ser incluso instructivas, porque Aquellos que han estudiado a fondo
hacen conocer el mundo espírita bajo la Ciencia Espírita saben a qué ate-
todos sus aspectos. Con prudencia y nerse bajo ese aspecto. Saben que los
miramientos, se puede decir todo; Espíritus burlones no se abstienen de
pero lo malo está en ofrecer, como adornarse de nombres respetables.
serias, cosas que chocan al buen sen- Pero saben también que esos Espí-
tido, a la razón o a las reglas de urba- ritus sólo engañan a aquellos que se
nidad; el peligro, en ese caso, es más dejan engañar y que no saben, o no
grande de lo que se piensa. En pri- desean, desbaratar sus estratagemas
mer lugar, esas publicaciones tienen por los medios de control que cono-
como inconveniente inducir a error a cemos. El público, que no sabe eso,
las personas que no tienen condicio- sólo ve una cosa: un absurdo ofreci-
nes de profundizar y de discernir lo do gravemente a la admiración, y se

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Revista Espírita 1858-1861

cia de la que tendría, hoy en día, un


libro que contiene herejías científicas.
«[...] hay publicaciones
Hasta allá, se debería tener demasia-
que pueden perjudicar da circunspección, pues hay publica-
esencialmente la causa ciones que pueden perjudicar esen-
que desean defender [...].» cialmente la causa que desean defen-
der, mucho más incluso que los ata-
dice: «Si todos los espíritas son así, ques groseros y las injurias de ciertos
no han robado el epíteto con el que adversarios: algunas de esas publica-
se los gratifica». Ese juicio es precipi- ciones no habrían tenido más éxito
tado, sin ninguna duda; los acusáis en perjudicar el Espiritismo si hubie-
con razón de ligereza y les decís: «Es- ran sido hechas con ese objetivo. El
tudiad la cosa, sólo veis un lado de error de ciertos autores es el de escri-
la moneda»; pero hay tantas perso- bir sobre un asunto antes de haberlo
nas que juzgan a priori, y sin darse el profundizado suficientemente y, con
trabajo de virar la página, sobre todo esto, dar lugar a una crítica fundada.
cuando no hay buena voluntad, que Se quejan del juicio temerario de sus
se debe evitar lo que les puede dar antagonistas; no tienen cuidado y
demasiada cabida; porque si se junta muestran frecuentemente, ellos mis-
la mala voluntad con la malevolen- mos, el punto débil. Además, a pesar
cia, lo que es muy común, a esas per- de todas las precauciones, sería pre-
sonas les encantará encontrar algo tensioso creerse a cubierto de toda
que atacar. crítica: en primer lugar, porque es
Más tarde, cuando el Espiritis- imposible contentar a todo el mun-
mo sea difundido, más conocido y do; en segundo lugar, porque hay
comprendido por las masas, esas pu- personas que se ríen de todo, incluso
blicaciones no tendrán más influen- de las cosas más serias, algunas por

92
Colección de Textos de Allan Kardec

su situación, otras por su carácter. Se cen las personas que se ven escucha-
ríen mucho de la religión; no es sor- das con complacencia: se apegan a
prendente que se rían de los Espíri- aquellos que admiran sus tonterías y
tus, que no conocen. Si, por lo menos, frecuentemente se adueñan de ellos
sus bromas fueran ingeniosas, habría y los dominan al punto de fascinar-
compensación; desafortunadamente, los y subyugarlos. La importancia
ellas no brillan, en general, ni por la que se concede a sus comunicacio-
fineza, ni por el buen gusto, ni por la nes, por la publicidad, los atrae, los
urbanidad y mucho menos por la ló- estimula y los incentiva. El único, el
gica. Hagamos, pues, mejor; al poner verdadero medio de alejarlos es de-
de nuestro lado la razón y las reglas mostrarles que no se será engañado,
de urbanidad, pondremos también a al rechazar de manera severa, como
los burlones. apócrifo y sospechoso, todo lo que
Esas consideraciones serán fá- no es racional, todo lo que desmien-
cilmente comprendidas por todo te la superioridad que se atribuye al
el mundo; pero hay una no menos Espíritu que se manifiesta y el nom-
esencial que está relacionada con la bre con el que se disfraza: entonces,
propia naturaleza de las comunica- cuando él ve que pierde su tiempo,
ciones Espíritas y que no debemos se retira.
omitir: los Espíritus van adonde en- Creemos haber contestado sufi-
cuentran afinidad y adonde saben que cientemente a la pregunta de la per-
serán escuchados. Las comunicaciones sona con quien mantenemos corres-
groseras e inconvenientes, o simple- pondencia sobre la conveniencia y la
mente falsas, absurdas y ridículas, oportunidad de ciertas publicaciones
sólo pueden emanar de Espíritus in- Espíritas. Publicar sin examen, o sin
feriores: el simple buen sentido lo in- atenuante, todo lo que viene de esa
dica. Esos Espíritus hacen lo que ha- fuente sería dar prueba, según noso-

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Revista Espírita 1858-1861

tros, de poco discernimiento. Tal es, sobre la Ciencia que es el objeto de


por lo menos, nuestra opinión per- nuestros estudios y de tratarla a nues-
sonal, que dejamos a la apreciación tra manera, sin pretender imponer
de aquellos que, al estar desinteresa- nuestras ideas a quien sea, ni darlas
dos en la cuestión, pueden juzgar con como leyes. Aquellos que compar-
imparcialidad, dejando de lado toda ten nuestra manera de ver es porque
consideración individual. Como creen, como nosotros, estar en lo ver-
todo el mundo, tenemos el derecho dadero; el porvenir mostrará quién
de decir nuestra manera de pensar está equivocado y quién tiene razón.

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Colección de Textos de Allan Kardec

10 – Boletín de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas


Consideraciones sobre el objetivo y el carácter de la
Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
3.o año, n.o 4, abril de 1860

S eñores,
Algunas personas parecen estar
confundidas sobre el verdadero obje-
que sería motivo de confusión. Tal es
la consideración que debe prevalecer
en la apreciación de las medidas que
tivo y sobre el carácter de la Sociedad. adoptaremos.
Permitidme recordarlos en pocas pala- Partiendo de ese principio, la So-
bras. ciedad no se considera, de ninguna
El objetivo de la Sociedad está manera, una Sociedad de propaganda.
claramente definido en su título y en el Sin duda, cada uno de nosotros desea
preámbulo del reglamento actual. Ese la difusión de las ideas que creemos
objetivo es esencialmente y, se puede justas y útiles, y contribuimos en el
decir, exclusivamente, el estudio de círculo de nuestras relaciones y en la
la Ciencia Espírita. Lo que deseamos, medida de nuestras fuerzas, pero sería
ante todo, no es convencernos, pues- falso pensar que fuera necesario, para
to que ya estamos convencidos, sino eso, estar reunidos en sociedad, y más
instruirnos y aprender lo que no sabe- falso aún pensar que la Sociedad fuera
mos. Para el efecto, queremos colocar- la columna sin la cual el Espiritismo es-
nos en las condiciones más favorables. taría en peligro. Al estar regularmente
Como esos estudios exigen calma y constituida, nuestra Sociedad procede,
recogimiento, queremos evitar todo lo por eso mismo, con más orden y mé-

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Revista Espírita 1858-1861

todo que si funcionara al azar; pero, y solamente aquellos que no la cono-


aparte de eso, no es más preponderan- cen pueden suponerle la ridícula pre-
te que las millares de sociedades libres tensión de absorber a todos los partida-
o reuniones particulares que existen rios del Espiritismo o de considerarse
en Francia y en el extranjero. como reguladora universal. Si nuestra
Lo que nuestra Sociedad quiere, Sociedad no existiera, cada uno de no-
una vez más, es instruirse. He aquí el sotros se instruiría por cuenta propia
motivo por el cual sólo admite, en su y, en lugar de una sola reunión, forma-
seno, a personas serias y animadas del ríamos, tal vez, diez o veinte; he aquí
mismo deseo, pues el antagonismo de toda la diferencia.
principios es una causa de perturba- No imponemos nuestras ideas
ción. Hablo de un antagonismo siste- a nadie. Aquellos que las adoptan es
mático sobre las bases fundamentales, que las consideran justas. Aquellos
pues nuestra Sociedad no podría, sin que vienen a nosotros es que piensan
contradecirse, alejar la discusión sobre encontrar acá la ocasión de aprender.
los hechos de detalle. Si ha adoptado Pero no es como afiliación, pues no for-
ciertos principios generales, no es por mamos ni una secta, ni un partido. Esta-
un estrecho espíritu de exclusivismo. mos reunidos para el estudio del Espi-
Ha visto todo, estudiado todo, com- ritismo como otros se reúnen para el
parado todo, y es de acuerdo a eso estudio de la Frenología, de la Historia
como nuestra Sociedad se ha formado o de otras ciencias.
una opinión basada en la experiencia Como nuestras reuniones no
y en el razonamiento. Sólo el porvenir se basan en ningún interés material,
puede encargarse de darle razón o de poco nos importa que se formen otras
mostrar su equivocación. a nuestro lado. Creer que las veríamos
Pero, mientras tanto, nuestra So- con ojos celosos sería, realmente, su-
ciedad no busca ninguna supremacía, poner que tenemos ideas muy mez-

96
Colección de Textos de Allan Kardec

quinas, muy limitadas, muy pueriles. todo mejor que él. Está allí una lucha
Aquellos que pensaran crearnos rivali- noble y digna, si no es empañada por
dades mostrarían, por eso mismo, cuán la envidia y los celos.
poco comprenden el verdadero espíri- He aquí, pues, señores, un pun-
tu de la Doctrina. Sólo lamentaríamos to que es esencial no perder de vista.
una cosa: es que ellos nos conocerían Es que no formamos ni una secta, ni
suficientemente mal para creernos ac- una sociedad de propaganda, ni una
cesibles al innoble sentimiento de los corporación que tiene un interés co-
celos. Se concibe que haya empresas mún; si dejáramos de existir, el Espi-
mercenarias rivales, que pueden per- ritismo no sufriría ningún perjuicio y,
judicarse por la competencia y que se de nuestros restos, se formarían otras
miran con mal ojo. Pero si esas reunio- veinte sociedades. Por lo tanto, aque-
nes, como debe ser, sólo tienen en vis- llos que buscaran destruirnos con el
ta un interés puramente moral, si no objetivo de trabar el progreso de las
se mezcla, en ellas, ninguna considera- ideas espíritas no ganarían nada con
ción mercantil, pregunto ¿en qué esas eso, pues es necesario que sepan que
reuniones pueden perjudicarse por la las raíces del Espiritismo no están en
multiplicidad? Sin duda, se dirá que, nuestra sociedad, sino en el mundo
si no hay interés material, existe el del entero. Hay alguna cosa más poderosa
amor propio, el deseo de destruir el que ellos, más influyente que todas las
crédito moral de su vecino. Pero ese sociedades: es la Doctrina, que va al
móvil sería, tal vez, más innoble aún. corazón y a la razón de aquellos que la
Si así lo fuera, Dios no quiera, sola- comprenden y, sobre todo, de aquellos
mente habría que compadecerse de que la practican.
aquellos que estuvieran movidos por Esos principios, señores, nos in-
pensamientos semejantes. ¿Uno quie- dican el verdadero carácter de nuestro
re superar a su vecino? Trate de hacer reglamento, que nada tiene en común

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Revista Espírita 1858-1861

con los estatutos de una corporación. mente con las personas, sino también
Ningún contrato nos vincula los unos con los Espíritus, que, como lo sa-
a los otros; fuera de nuestras sesiones, béis, no son todos buenos, y hay que
sólo tenemos la obligación, de unos ponerse en guardia en contra de sus
con relación a los otros, de compor- engaños. Hay aquellos muy astutos,
tarnos como personas bien educadas. que pueden incluso, por odio al bien,
Aquellos que no encontraran, en esas empujarnos a una vía peligrosa. Nos
reuniones, lo que esperaban encontrar corresponde a nosotros tener suficien-
tienen toda la libertad de retirarse, y yo te prudencia y perspicacia para desba-
no concebiría incluso que ellos se que- ratarlos, y es eso lo que nos obliga a
daran a partir del momento en el que tomar precauciones particulares.
lo que se hiciera, en esas reuniones, no Recordad, señores, la manera en
les conviniera. No sería racional que la que la Sociedad se ha formado. Yo
vinieran a perder su tiempo acá. recibía en mi casa a algunas personas
En toda reunión, es necesaria en un pequeño grupo. Al crecer el nú-
una regla para el mantenimiento del mero de ellas, se dijo: es necesario un
buen orden. Nuestro reglamento sólo local más grande; para tener ese local,
es, pues, propiamente hablando, una es necesario pagarlo; por lo tanto, es
consigna destinada a establecer la dis- necesario pagar entre todos. Se dijo
ciplina de nuestras sesiones, a man- además: es necesario orden en las se-
tener, entre las personas que asisten, siones; no se puede admitir, en ellas,
las relaciones de urbanidad y de con- al primero que llega; por lo tanto, es
veniencia, que deben presidir todas necesario un reglamento. He aquí toda
las asambleas de personas que tienen la historia de la Sociedad. Es bien sim-
educación, además de las condiciones ple, como veis. No ha pasado por el
inherentes a la especialidad de nues- pensamiento de nadie fundar una ins-
tros trabajos; pues tratamos no sola- titución, ni ocuparse de cualquier cosa

98
Colección de Textos de Allan Kardec

que estuviera fuera de los estudios, y inevitable y debido a las circunstan-


declaro incluso, de una manera muy cias, multiplicar las reuniones particu-
formal, que si alguna vez la Sociedad lares.
quisiera ir más allá de ese objetivo, yo Sin embargo, se debe admitir, hay,
no la seguiría en eso. entre ciertos grupos, una especie de ri-
Lo que hago, otros son maestros validad o, más bien, de antagonismo.
en hacerlo por su parte, ocupándose se- ¿Cuál es la causa? ¡Dios mío! Esa causa
gún su voluntad, sus gustos, sus ideas, está en la debilidad humana, en el es-
sus puntos de vista particulares. Y píritu de orgullo que quiere imponer-
esos diferentes grupos pueden perfec- se, está, sobre todo, en el conocimiento
tamente entenderse y vivir como bue- todavía incompleto de los verdaderos
nos vecinos. Como es materialmente principios del Espiritismo. Cada uno
imposible reunir, en un mismo local, a defiende a sus Espíritus, como anti-
todos los partidarios del Espiritismo, a guamente las ciudades de Grecia de-
no ser que se tomara una plaza pública fendían a sus dioses, que, dicho sea de
como lugar de asamblea, esos diferen- paso, no eran otros sino los Espíritus
tes grupos deben ser fracciones de un buenos, en mayor o menor grado. Esas
gran todo, pero no sectas rivales. Y el disidencias sólo existen porque hay
mismo grupo, vuelto demasiado nu- personas que desean juzgar antes de
meroso, puede subdividirse como los haber visto todo, o que juzgan desde
enjambres de las abejas. Esos grupos el punto de vista de su personalidad.
ya existen en gran número y se mul- Esas disidencias se borrarán, como
tiplican todos los días. Ahora bien, es ya muchas se han borrado, a medida
precisamente contra esa multiplicidad que la Ciencia se formule; pues, en
que la mala voluntad de los enemigos definitiva, la verdad es única y saldrá
del Espiritismo vendrá a romperse, del examen imparcial de las diferen-
pues las trabas tendrán, como efecto tes opiniones. Mientras se espera que

99
Revista Espírita 1858-1861

la luz se haga sobre todos los puntos, vida estas palabras del Cristo: «Seréis
¿quién será el juez? La razón, se dirá, perdonados como vosotros mismos
pero cuando dos personas se contradi- habéis perdonado». Por lo tanto, si
cen, cada una invoca su razón. ¿Cuál hubiera rivalidad entre dos grupos Es-
razón superior decidirá entre esas dos píritas, los Espíritus verdaderamente
razones? buenos no podrían estar del lado de
Sin detenernos en la forma más o aquel que lanzara el anatema al otro;
menos imponente del lenguaje, forma pues jamás una persona sensata podrá
que saben muy bien tomar los Espíri- creer que los celos, el rencor, la male-
tus impostores y pseudosabios para volencia, en suma, todo sentimiento
seducir, por las apariencias, partimos contrario a la caridad pueda emanar
de este principio: los buenos Espíritus de una fuente pura. Buscad, pues, de
solamente pueden aconsejar el bien, qué lado hay más caridad práctica y no
la unión, la concordia; su lenguaje es sólo en palabras, y reconoceréis, sin
siempre simple, modesto, marcado por esfuerzo, de qué lado están los mejores
benevolencia, exento de acrimonia, de Espíritus y, por consecuencia, aquellos
arrogancia y de fatuidad; en suma, de quienes hay más razón de esperar
todo en ellos exhala la caridad más la verdad.
pura. La caridad: he aquí el verdade- Esas consideraciones, señores, le-
ro criterio para juzgar a los Espíritus y jos de apartarnos de nuestro asunto,
para juzgarse a sí mismo. Quienquiera nos colocan sobre nuestro verdadero
que, al sondear el fuero interno de su terreno. El reglamento, considerado
conciencia, encuentre un germen de desde ese punto de vista, pierde com-
rencor en contra de su prójimo, inclu- pletamente su carácter de contrato,
so un simple deseo de maldad, puede para revestir el carácter, mucho más
decirse seguramente que está siendo modesto, de una simple regla discipli-
incitado por un mal Espíritu, pues ol- naria.

100
Colección de Textos de Allan Kardec

Todas las reuniones, cualquie- entre nosotros, las buenas relaciones,


ra que sea su objeto, tienen que pre- de las que los Espíritas sinceros deben,
venirse contra un escollo: es el de los más que otros, dar ejemplo; es oponer-
caracteres desordenados, que parecen nos, por todos los medios posibles, a lo
nacidos para sembrar la confusión y la que hace que la Sociedad se aparte de
cizaña por todos los lugares donde se su objetivo, trate cuestiones que no son
encuentren; el desorden y la contradic- de su competencia y degenere en are-
ción son sus elementos. Las reuniones na de controversia y de personalismo.
Espíritas, más que otras, tienen que te- Lo que debemos buscar también es la
merlos, porque las mejores comunica- posibilidad de ejecución al simplifi-
ciones sólo se obtienen en una calma car al máximo posible los engranajes.
y un recogimiento incompatibles con Cuanto más complicados son esos en-
su presencia y con la presencia de los granajes, más causas de perturbación
Espíritus afines que ellos traen. habrá. El relajamiento de la disciplina
En resumen, lo que debemos bus- acabaría por introducirse inevitable-
car es evitar todas las causas de con- mente, y del relajamiento a la anarquía
fusión y de interrupción; es mantener, sólo hay un paso.

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Colección de Textos de Allan Kardec

11 – Los aparecidos
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
3.o año, n.o 7, julio de 1860

L a Academia define así esta pala-


bra: «Se dice de los Espíritus que
supuestamente vuelven del otro mun-
dramáticas.
¿Son cuentos de la abuela? El he-
cho, en sí mismo, no; los accesorios, sí.
do». No asevera «que vuelven»; sola- Se sabe que los Espíritus pueden ma-
mente hay Espíritas que puedan estar nifestarse a la vista, incluso bajo una
suficientemente locos para osar afir- forma tangible; he aquí lo que es real.
mar cosas semejantes. Pero lo que es fantástico son los acceso-
Sea como sea, se puede decir que rios, y el miedo a éstos, que todo exa-
la creencia en los aparecidos es uni- gera, acompaña comúnmente ese fe-
versal. Está evidentemente fundada nómeno, muy simple en sí mismo, que
sobre la intuición de la existencia de se explica por una ley completamente
los Espíritus y la posibilidad de comu- natural y que no tiene, en consecuen-
nicarse con ellos. Desde ese punto de cia, nada de maravilloso ni de diabó-
vista, todo Espíritu que manifiesta su lico. ¿Por qué, pues, se tiene miedo a
presencia, sea por medio de la escritu- los aparecidos? Precisamente debido a
ra de un médium, sea simplemente al esos propios accesorios que la imagi-
golpear una mesa, sería un aparecido. nación se complace en volver espanto-
Sin embargo, se reserva, en general, sos porque se ha asustado y, tal vez,
ese nombre casi sepulcral a aquellos haya creído ver lo que no ha visto.
que se vuelven visibles y que, supues- En general, se los representa bajo
tamente, como dice, con razón, la Aca- un aspecto lúgubre, viniendo de prefe-
demia, vienen en circunstancias más rencia por la noche, y sobre todo en las

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Revista Espírita 1858-1861

tus que lo hacen no deben ser temi-


dos, pues son, por lo común, parientes
«El Espiritismo nos
o amigos que vienen a nosotros por
enseña, al contrario, que afecto, o Espíritus infelices, a los que
los Espíritus pueden se les puede ayudar; o son, algunas ve-
mostrarse en todos los ces, bufones del mundo Espírita, que
lugares, a cualquier hora, se divierten a nuestra costa y se ríen
tanto durante el día del miedo que causan. Se concibe que,
con éstos, el mejor medio es reírse uno
como por la noche; que
mismo y demostrarles que no se tiene
lo hacen, en general, con miedo; por lo demás, se limitan, casi
la apariencia que tenían siempre, a hacer un alboroto y, rara
en vida, y que tan sólo la vez, se vuelven visibles. La maldición
imaginación ha creado a está en tomar la cosa en serio, pues
los aparecidos [...]» entonces ellos redoblan sus travesu-
ras; más valdría exorcizar a un crío de
noches más sombrías, a horas fatales, París. Pero incluso suponiéndose que
en lugares siniestros, disfrazados con sea un Espíritu malo, ¿qué mal podría
mortajas o vestidos de manera extraña hacer, y no se tendría cien veces más
y ridícula. El Espiritismo nos enseña, que temer a un bandolero vivo que a
al contrario, que los Espíritus pueden ese bandolero muerto y transforma-
mostrarse en todos los lugares, a cual- do en Espíritu? Además, sabemos que
quier hora, tanto durante el día como estamos constantemente rodeados de
por la noche; que lo hacen, en general, Espíritus, que sólo difieren de aquellos
con la apariencia que tenían en vida, y que se denominan aparecidos porque
que tan sólo la imaginación ha creado no se los ve.
a los aparecidos; que aquellos Espíri- Los adversarios del Espiritismo

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Colección de Textos de Allan Kardec

no dejarán de acusarlo de dar crédito que nos precavemos contra un temor


a una creencia supersticiosa: pero al pueril. Conocemos a un buen número
ser el hecho de las manifestaciones de personas que tenían un gran miedo
visibles comprobado, explicado por a los aparecidos. Hoy en día, cuando,
la teoría y confirmado por muchos gracias al Espiritismo, saben lo que es
testimonios, no se puede hacer que eso, su más fuerte deseo es ver a los
ese hecho no exista, y todas las nega- aparecidos. Conocemos a otras que
ciones no impedirán que se produz- han tenido visiones, de las que ha-
ca, pues hay pocas personas que, al bían estado muy asustadas. Ahora que
consultar sus memorias, no recuer- comprenden, no quedan afectadas en
dan algún hecho de esa naturaleza absoluto. Se conocen los peligros del
que no pueden poner en duda. Vale mal del miedo para los cerebros dé-
mucho más, pues, que uno sea escla- biles. Ahora bien, uno de los resulta-
recido sobre lo que hay de verdadero dos del conocimiento del Espiritismo
o de falso, de posible o de imposible esclarecido es precisamente curar ese
en los relatos de ese género. Es expli- mal, y no está allí uno de sus menores
cando una cosa, razonando sobre ella, beneficios.

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Colección de Textos de Allan Kardec

12 – Banquete ofrecido por los Espíritas lioneses


al señor Allan Kardec – el 19 de septiembre de 1860:
Respuesta del señor Allan Kardec
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
3.o año, n.o 10, octubre de 1860

S eñoras, señores y todos vosotros,


mis caros y buenos hermanos en
el Espiritismo:
verdaderos Espíritas, a aquellos que
ven, en el Espiritismo, algo diferente
de experimentos curiosos, en mayor
La acogida tan amistosa y bené- o en menor grado, hacer que sea com-
vola que recibo entre vosotros, desde prendido y difundido, al predicar con
mi llegada, sería motivo para llenarme el ejemplo tanto como con las palabras.
de orgullo si yo no comprendiera que El libro de los Espíritus ha tenido
esos testimonios se dirigen menos a la como resultado hacer ver el alcance
persona que a la Doctrina, de la que filosófico del Espiritismo. Si ese libro
soy uno de los más humildes obreros. tiene algún mérito, sería pretensioso
Es la consagración de un principio, y de mi parte glorificarme de eso, pues
estoy doblemente feliz por eso, pues la Doctrina que contiene no es mi crea-
ese principio debe garantizar, un día, ción. Todo el honor por el bien que ese
la felicidad de las personas y la paz de libro ha hecho les corresponde a los
la sociedad, cuando sea bien compren- Espíritus sensatos que lo han dictado
dido y, mucho más, cuando sea practi- y que han tenido a bien servirse de
cado. Sus adversarios sólo lo combaten mí. Puedo, pues, oír el elogio sin que
porque no lo comprenden. Nos corres- mi modestia sea herida, y sin que mi
ponde a nosotros, les corresponde a los amor propio sea exaltado. Si yo hu-

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Revista Espírita 1858-1861

biera deseado aprovecharme de ello, fondo de mi corazón, en nombre del


habría seguramente reivindicado su Espiritismo, en nombre, sobre todo, de
concepción, en lugar de atribuirla a los la Sociedad Parisiense de Estudios Espíri-
Espíritus. Si se pudiera dudar de la su- tas, que quedará feliz por las señales
perioridad de aquellos que han coope- de simpatía que tenéis a bien darle, y
rado en el libro, bastaría considerar la orgullosa de contar, también en Lyon,
influencia que esa obra ha ejercido en con un gran número de buenos y leales
tan poco tiempo, por el solo poder de cofrades. Permitidme volver a trazar,
la lógica, y sin ninguno de los medios en algunas palabras, las impresiones
materiales propicios para estimular la que llevo de mi permanencia demasia-
curiosidad. do corta entre vosotros.
Sea como sea, señores, la cor- La primera cosa que me ha im-
dialidad de vuestra acogida será, para presionado es el número de adeptos.
mí, un poderoso incentivo a la tarea Yo sabía bien que Lyon contaba con
laboriosa que he emprendido y de la muchos, pero estaba lejos de suponer
que hago la obra de mi vida, pues ese que el número fuera tan considerable,
incentivo me da la seguridad conso- pues se los cuenta por centenares y,
ladora de que las personas de cora- en un futuro próximo, lo espero, ya
zón no son tan escasas en este siglo no se los podrá contar. Pero si Lyon
material, como algunos se complacen se distingue por el número, no lo hace
en decir. Los sentimientos que hacen menos por la calidad, lo que vale aún
nacer en mí esos testimonios benévo- más. Por todos los lugares, sólo he
los se comprenden mejor de lo que encontrado a Espíritas sinceros, que
pueden expresarse, y lo que les da un comprenden la Doctrina desde el ver-
valor inestimable, para mí, es que no dadero punto de vista.
tienen como móvil ninguna considera- Hay, señores, tres categorías de
ción personal. Os agradezco, desde el adeptos: unos que se limitan a creer

108
Colección de Textos de Allan Kardec

en la realidad de las manifestaciones y Pues bien, señores, os digo, con


que buscan, ante todo, los fenómenos; felicidad, todavía no he encontrado
el Espiritismo es simplemente, para acá a ningún adepto de la primera ca-
ellos, una serie de hechos más o menos tegoría; en ningún lugar, he visto que
interesantes. se ocuparan del Espiritismo por pura
Los segundos ven más allá de curiosidad; en ningún lugar, he visto
los hechos. Comprenden su alcance fi- que se sirvieran de las comunicaciones
losófico. Admiran la moral que deriva para asuntos fútiles. Por todas partes,
de eso, pero no la practican: para ellos, el objetivo es grave, las intenciones
la caridad cristiana es una hermosa son serias, y si creo en lo que veo y en
máxima, pero nada más. lo que me es dicho, hay muchos de la
Los terceros, en fin, no se con- tercera categoría. ¡Honor, pues, a los
tentan en admirar la moral: la practi- Espíritas lioneses por haber entrado,
can y aceptan todas sus consecuencias. tan ampliamente, en esta vía progresi-
Bien convencidos de que la existencia va, sin la que el Espiritismo no tendría
terrestre es una prueba pasajera, tratan finalidad! Ese ejemplo no se perderá;
de aprovechar esos cortos instantes tendrá sus consecuencias, y no es sin
para caminar en la vía del progreso, razón, lo veo, que los Espíritus me han
que les trazan los Espíritus, esforzán- contestado otro día, por uno de vues-
dose en hacer el bien y reprimir sus tros médiums más abnegados, aunque
malas inclinaciones. Sus relaciones son es uno de los más desconocidos, cuan-
siempre confiables, pues sus convic- do yo les expresaba mi sorpresa: «¿Por
ciones los alejan de todo pensamiento qué sorprenderte de eso? Lyon ha sido la
de maldad; la caridad es la regla de su ciudad de los mártires; la fe está viva allí;
conducta en todas las cosas. Son los ella ofrecerá apóstoles al Espiritismo. Si
verdaderos espíritas, mejor dicho, los París es la cabeza, Lyon será el corazón.»
espíritas cristianos. La coincidencia de esa respuesta con

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Revista Espírita 1858-1861

la que os ha sido dada anteriormente, sopesar con vuestra sabiduría, y de la


y que el señor Guillermo acaba de re- que haréis el uso que juzguéis conve-
cordar en su alocución, tiene algo muy niente. No tengo la pretensión de con-
significativo. siderarme como árbitro absoluto.
La rapidez con la que la Doctri- Tenéis la intención de formar
na se ha propagado en estos últimos una gran sociedad. Ya os he dicho so-
tiempos, a pesar de la oposición que bre este asunto mi manera de pensar,
todavía encuentra, o tal vez por cau- y me limito a resumirla acá.
sa de esa oposición, nos puede hacer Está reconocido que las mejo-
presagiar su porvenir. Evitemos, pues, res comunicaciones se obtienen en
con nuestra prudencia, todo lo que po- las reuniones poco numerosas, en las
dría producir una impresión enojosa que, sobre todo, reinan la armonía y
y, no digo perder una causa asegurada la comunión de sentimientos; ahora
adelante, sino retardar su desarrollo. bien, mientras más grande sea el nú-
Sigamos los consejos de los Espíritus mero de participantes, más difícil será
sensatos y no olvidemos que, en este obtener esa homogeneidad. Como es
mundo, muchos éxitos han sido com- imposible que, al inicio de una ciencia,
prometidos por demasiada precipita- tan nueva todavía, no surjan algunas
ción. Tampoco olvidemos que nuestros divergencias en la manera de apreciar
enemigos del otro mundo, así como de ciertas cosas, de esa divergencia nace-
éste, pueden buscar arrastrarnos a una rá inevitablemente un malestar, que
vía peligrosa. podría traer la desunión. Los grupos
Habéis tenido a bien solicitarme pequeños, al contrario, serán siempre
algunas opiniones. Me daré el placer más homogéneos. En ellos, todos se co-
de ofreceros aquellas que la experien- nocen mejor entre sí, uno se siente más
cia podrá sugerirme. Será siempre sólo en familia y se admite mejor la parti-
una opinión personal, que os invito a cipación de quién se desea. Y, como

110
Colección de Textos de Allan Kardec

en definitiva, todos tienden al mismo zado a hacer más tarde.


objetivo, pueden entenderse perfec- Desde el punto de vista de la
tamente, y se entenderán tanto mejor propaganda, es también un hecho cier-
mientras no haya esa desavenencia to el de que no son en las grandes reu-
incesante de caracteres, incompatible niones donde los novatos pueden ex-
con el recogimiento y la concentración. traer los elementos de convicción, sino
Los malos Espíritus, que buscan sem- más bien en la intimidad. Hay, pues,
brar, sin cesar, la discordia, al irritar la doble motivo para preferir los grupos
susceptibilidad, siempre tendrán me- pequeños, que pueden multiplicarse
nos cabida que en un medio numeroso al infinito. Ahora bien, veinte grupos
y mezclado. En suma, la unidad de vi- de diez personas, por ejemplo, indis-
sión y de sentimiento será más fácil de cutiblemente obtendrán más y harán
establecer allí. más prosélitos que una sola asamblea
La multiplicidad de los grupos de doscientos miembros.
tiene otra ventaja: la de obtener una Hace poco, he hablado de las di-
variedad mucho más grande en las vergencias que pueden surgir y he di-
comunicaciones, por la diversidad de cho que no deberían traer obstáculo al
aptitud de los médiums. Que esas reu- perfecto entendimiento de los diferen-
niones parciales compartan recíproca- tes centros. De hecho, esas divergen-
mente lo que obtienen cada una de su cias sólo pueden basarse en detalles y
lado, y todas sacarán provecho, así, de no en el fondo. El objetivo es el mismo:
sus trabajos mutuos. Llegará un tiem- el mejoramiento moral. El medio es el
po, además, en el que el número de los mismo: la enseñanza dada por los Es-
partidarios ya no permitirá una sola píritus. Si esa enseñanza fuera contra-
reunión, que deberá fraccionarse ine- dictoria, si evidentemente uno debiera
vitablemente. Por eso, vale más hacer estar en lo falso y otro en lo verdade-
inmediatamente lo que se estaría for- ro, observad bien que eso no podría

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Revista Espírita 1858-1861

alterar el objetivo, que es conducir duce más bien, que ejerce la influencia
a las personas al bien para su mayor más saludable, que hace a más perso-
felicidad presente y futura. El bien no nas buenas y virtuosas, que estimula el
podría tener dos pesos y dos medidas. bien por los motivos más puros y más
Desde el punto de vista científico o racionales. El objetivo constante al que
dogmático, es útil, sin embargo, o por aspiran las personas es la felicidad. La
lo menos interesante, saber quién está verdad estará del lado del sistema que
equivocado y quién tiene razón. ¡Pues proporcione la mayor suma de satis-
bien! Tenéis un criterio infalible para facción moral; en pocas palabras, que
apreciarlo, sean simples detalles o sis- vuelva más felices a las personas.
temas más radicalmente divergentes. Como la enseñanza viene de los
Y eso se aplica no solamente a los sis- Espíritus, los diferentes grupos, así
temas espíritas, sino a todos los siste- como los individuos, se encuentran
mas filosóficos. bajo la influencia de ciertos Espíritus,
Examinad, ante todo, el sistema que presiden sus trabajos o los diri-
que es más lógico, aquel que respon- gen moralmente. Si esos Espíritus no
de mejor a vuestras aspiraciones, que concuerdan, la cuestión es saber cuál
puede alcanzar mejor el objetivo. El es aquel que merece más confianza.
mayormente verdadero será, evidente- Será, evidentemente, aquel cuya teo-
mente, aquel que explique mejor, que ría no puede provocar ninguna obje-
dé mejor la razón de todo. Si se puede ción seria; en suma, aquel que, sobre
oponer a un sistema un único hecho todos los puntos, da más pruebas de
en contradicción con su teoría, es que su superioridad. Si todo es bueno, ra-
su teoría es falsa o incompleta. Exa- cional en esa enseñanza, poco importa
minad, a continuación, los resultados el nombre que toma el Espíritu, y bajo
prácticos de cada sistema. La verdad ese aspecto, la cuestión de la identidad
debe estar del lado de aquel que pro- es completamente secundaria. Si, bajo

112
Colección de Textos de Allan Kardec

un nombre respetable, la enseñanza apariencias de la virtud. Con la ayuda


falla en las cualidades esenciales, po- de las grandes palabras de caridad, de
déis concluir, decididamente, que es fraternidad, de humildad, esperan ha-
un nombre apócrifo y que es un Espí- cer pasar los más groseros absurdos, y
ritu impostor o que se divierte. Regla es lo que sucede muy frecuentemente
general: jamás el nombre es una ga- cuando no se está en guardia. Por lo
rantía. La única, la verdadera garantía tanto, uno debe evitar dejarse llevar
de superioridad es el pensamiento y por las apariencias, tanto de parte de
la manera con la que el pensamiento los Espíritus como de las personas.
se expresa. Los Espíritus engañadores Ahora bien, lo reconozco, he aquí una
pueden imitar todo, todo, excepto el de las dificultades más grandes. Pero
verdadero saber y el verdadero senti- jamás se ha dicho que el Espiritismo
miento. es una ciencia fácil. Tiene sus escollos,
No tengo la intención, señores, que sólo se pueden eludir por medio
de haceros acá un curso de Espiritismo de la experiencia. Para evitar caer en la
y, tal vez, abuso de vuestra paciencia trampa de esos Espíritus, es necesario,
por todos esos detalles. Sin embargo, ante todo, tener cuidado con el entu-
no puedo dejar de agregar aún algu- siasmo que ciega, con el orgullo que
nas palabras sobre ese asunto. tienen ciertos médiums que se creen
Frecuentemente, sucede que, los únicos intérpretes de la verdad.
para hacer adoptar algunas utopías, Es necesario examinar todo con frial-
los Espíritus ostentan un falso saber, dad, pesar todo con mucha reflexión,
y piensan imponerlo extrayendo, del controlar todo, y si alguien desconfía
arsenal de las palabras técnicas, todo de su propio juicio, lo que es frecuen-
lo que puede fascinar a aquel que cree temente lo más sensato, es necesario
demasiado fácilmente. Tienen incluso remitirse a otros, según el proverbio
un medio más seguro: el de fingir las de que cuatro ojos ven mejor que dos.

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Revista Espírita 1858-1861

Sólo un falso amor propio, o una ob- medio de conocer a su enemigo, que
sesión, pueden hacer persistir en una siempre se revela; siempre, oíd bien, y
idea notoriamente falsa, y que el buen que sólo engaña a aquellos que se de-
sentido de cada uno repele. jan engañar.
No ignoro, señores, que tengo Eso, señores, me conduce a
a muchos enemigos aquí. Eso os sor- completar mi pensamiento sobre lo
prende y, sin embargo, nada es más que os había dicho, hace poco, acerca
verdadero. Sí, hay aquí quiénes me del tema de las disidencias que po-
escuchan con rabia. No digo entre vo- drían surgir entre los diferentes gru-
sotros, ¡gracias a Dios!, donde espero pos, como consecuencia de la diversi-
siempre tener solamente a amigos. dad de enseñanzas. Os he dicho que,
Me refiero a los Espíritus engañado- a pesar de algunas divergencias, los
res, que están resentidos conmigo por grupos podían entenderse, y deben
daros los medios de desenmascarar- entenderse si son verdaderos Espíri-
los, porque revelo sus estratagemas; tas. Os he dado el medio de controlar
porque, al poneros en guardia con el valor de las comunicaciones: he aquí
relación a ellos, les quito el imperio el medio de apreciar la naturaleza de
que podrían tomar sobre vosotros. En las influencias ejercidas sobre cada
cuanto a ese asunto, señores, os diré uno. Puesto que toda buena influencia
que sería un error creer que esos Es- emana de un buen Espíritu, que todo
píritus sólo ejercen ese imperio sobre lo que es malo viene de una mala fuen-
los médiums. Estén muy seguros de te, que los malos Espíritus son los ene-
que los Espíritus, al estar por todos los migos de la unión y de la concordia, el
lugares, actúan incesantemente sobre grupo que esté asistido por el Espíritu
nosotros, sin que lo sepamos, seamos del mal será aquel que le arrojará pie-
o no Espíritas o médiums. La medium- dras al otro y no le extenderá la mano.
nidad no los atrae. Al contrario, da el En cuanto a mí, señores, os considero a

114
Colección de Textos de Allan Kardec

todos como hermanos, estéis vosotros dero el Espiritismo debe ejercer una
en la verdad o en el error. Pero os de- inmensa influencia sobre la situación
claro abiertamente: estaré de corazón social. Pero el día en el que esa influen-
y de alma con aquellos que demues- cia sea generalizada está todavía lejos,
tren más caridad, más abnegación. Si sin duda. Serán necesarias genera-
hubiera, Dios no quiera, quiénes man- ciones para que el hombre se despoje
tuvieran sentimientos de odio, de en- del hombre viejo. Sin embargo, desde
vidia, de celos, me compadecería de hoy, si el bien no puede ser general, ya
esas personas, pues estarían bajo una es individual, y es porque ese bien es
mala influencia, y preferiría pensar efectivo que la doctrina que lo propor-
que esos malos pensamientos les hu- ciona es aceptada con tanta facilidad,
bieran llegado de un Espíritu extraño puedo incluso decir con tanto apresu-
y no vinieran de su propio corazón. ramiento por muchos. De hecho, ade-
Pero bastaría eso para volver sospe- más de su racionalidad, ¿qué filosofía
chosa, para mí, la veracidad de las co- es más capaz de desatar el pensamien-
municaciones que podrían recibir, en to del hombre de los lazos terrestres,
virtud del principio de que un Espíritu de elevar su alma hacia lo infinito?
verdaderamente bueno sólo puede su- ¿Cuál es la filosofía que le da al hom-
gerir buenos sentimientos. bre una idea más justa, más lógica, y
Terminaré, señores, esta alocu- apoyada en pruebas más patentes, de
ción, ya demasiado larga sin duda, con su naturaleza y de su destino? Que sus
algunas consideraciones sobre las cau- adversarios la sustituyan, pues, por
sas que deben garantizar el porvenir algo mejor, una doctrina más consola-
del Espiritismo. dora, que esté más conforme a la ra-
Comprendéis todos, porque te- zón, que sustituya la alegría inefable
néis bajo vuestros ojos y porque sentís de saber que los seres que nos fueran
en vosotros mismos, que un día veni- queridos en la Tierra están cerca de

115
Revista Espírita 1858-1861

nosotros, que nos ven, nos escuchan, mo. ¿Se lo quiere aniquilar? Que se dé
nos hablan y nos aconsejan; que dé a las personas una fuente más grande
un motivo más legítimo a la resigna- de felicidad y de esperanza. He aquí lo
ción; que haga temer menos a la muer- que concierne a los individuos.
te; que proporcione más calma en las Otros dos poderes parecen haber
pruebas de la vida; que sustituya, en temido la aparición del Espiritismo:
fin, esa dulce quietud que se experi- la autoridad civil y la autoridad reli-
menta cuando se puede decir: «Me giosa. ¿Y por qué eso? Porque no se lo
siento mejor». Ante una doctrina que conocía. Hoy en día, la Iglesia empie-
lo haga mejor en todo eso, el Espiritis- za a ver que encontrará, en el Espiritis-
mo bajará sus armas. mo, una arma poderosa para combatir
El Espiritismo vuelve, pues, per- la incredulidad; la solución lógica de
fectamente felices a las personas; con más de un dogma embarazoso, y fi-
él, ya no hay aislamiento, ya no hay nalmente que el Espiritismo vuelve a
desesperación. Ya ha evitado muchas traer a sus deberes de cristianos a un
faltas, impedido más de un crimen, buen número de ovejas extraviadas.
devuelto la paz a más de una familia, El poder civil, por su lado, empieza
corregido muchas imperfecciones. a tener pruebas de la beneficiosa in-
¡Qué será, pues, cuando las personas fluencia del Espiritismo sobre la mora-
estén nutridas de esas ideas! Pues lidad de las clases laborales, a las que
cuando venga la razón, se fortificarán esa doctrina inculca, por la convicción,
y no renegarán más de su alma. Sí, el ideas de orden, de respeto a la propie-
Espiritismo vuelve feliz, y es lo que le dad, y hace comprender la nulidad de
da un poder irresistible y garantiza su las utopías. Testigo de transformacio-
triunfo venidero. Las personas desean nes morales casi milagrosas, el poder
la felicidad, el Espiritismo se la da, ellas civil entreverá muy pronto, en la di-
se lanzarán a los brazos del Espiritis- fusión de esas ideas, un alimento más

116
Colección de Textos de Allan Kardec

útil al pensamiento que las alegrías del dido constatar, por mis propios ojos,
cabaré o el tumulto de la plaza pública el inmenso desarrollo de esas ideas y
y, por consecuencia, una salvaguardia cuán fácilmente echan raíces. Por todo
para la sociedad. Así, al ver, un día, lado, he encontrado a personas felices,
un dique contra la brutalidad de las a afligidos consolados, penas calma-
pasiones, una garantía de orden y de das, odios apaciguados. Por todos los
tranquilidad, un regreso a las ideas re- lugares, la confianza y la esperanza
ligiosas que se apagan, pueblo, Iglesia suceden a las angustias de la duda y
y poder, nadie tendrá interés en trabar de la incertidumbre. Una vez más, el
al Espiritismo. Al contrario, cada uno Espiritismo es la clave de la verdadera
buscará un apoyo en él. ¿Quién po- felicidad, y está allí el secreto de su po-
dría, además, detener el curso de ese der irresistible. ¿Es, pues, una utopía
río de ideas que ya fluye con sus aguas una doctrina que hace tales prodigios?
bienhechoras sobre las cinco partes del ¡Que Dios, en Su bondad, mis caros
mundo? amigos, se digne enviaros a buenos
Tales son, mis caros cofrades, Espíritus para asistiros en vuestras
las consideraciones que desearía so- comunicaciones, a fin de que esos Es-
meter a vuestra apreciación. Termino píritus os esclarezcan sobre las verda-
agradeciéndoos de nuevo por vuestra des que estáis encargados de difundir!
acogida benévola, cuyo recuerdo esta-
rá siempre presente en mi memoria. «[...] el Espiritismo es
Agradezco igualmente a los buenos la clave de la verdadera
Espíritus por toda la satisfacción que
felicidad, y está allí
me han proporcionado durante mi
viaje, pues, por todos los lugares don-
el secreto de su poder
de he pasado, también he encontrado irresistible.»
a buenos y sinceros Espíritas, y he po-

117
Revista Espírita 1858-1861

Cosecharéis un día, por el céntuplo, los verdaderos Espíritas!


los frutos del buen grano que habréis Brindo por los Espíritas lione-
sembrado. ses, tanto en mi nombre como en el
¡Que esta comida de amigos, de la Sociedad Parisiense de Estu-
mis bien amados cofrades, del mis- dios Espíritas.
mo modo que los antiguos ágapes,
sea la prueba de la unión entre todos ALLAN KARDEC.

118
Colección de Textos de Allan Kardec

13 – Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas


Discurso del señor Allan Kardec
con ocasión de la renovación del año social,
pronunciado en la sesión del 5 de abril de 1861
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
4.o año, n.o 5, mayo de 1861

S eñores y caros colegas,


En este momento, en el que nues-
tra Sociedad empieza su cuarto año,
observaciones retrospectivas sobre
este tema.
La experiencia nos había demos-
pienso que debemos un agradecimien- trado lagunas lamentables en la cons-
to especial a los buenos Espíritus que titución de la Sociedad, lagunas que
han tenido a bien asistirnos y, en par- abrían la puerta a ciertos abusos. La
ticular, a nuestro Presidente espiritual, Sociedad las ha subsanado y, desde
cuyos consejos sensatos han podido entonces, sólo ha tenido que felicitarse
preservarnos de más de un escollo, y por eso. ¿La Sociedad realiza el ideal
cuya protección nos ha hecho superar de la perfección? No seríamos Espíri-
las dificultades que han sido sembra- tas si tuviéramos el orgullo de creerlo.
das sobre nuestra ruta, sin duda para Pero cuando la base es buena y el resto
poner a prueba nuestra abnegación y solamente depende de la voluntad, se
nuestra perspicacia. Debemos recono- debe esperar que, con los buenos Es-
cerlo: su benevolencia jamás nos ha píritus ayudando, no nos detengamos
faltado y, gracias al buen ánimo del en el camino.
que la Sociedad está ahora imbuida, Entre las reformas más útiles, se
ha triunfado sobre la mala voluntad debe poner, en primera línea, la ins-
de sus enemigos. Permitidme algunas titución de los Asociados libres, que da

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Revista Espírita 1858-1861

un acceso más fácil a los candidatos, menos grande y cuyos buenos resulta-
mientras permite que se hagan cono- dos estamos incluso apreciando, cada
cer y apreciar antes de su admisión día. Pero si esa situación está com-
definitiva como miembros titulares. Al prendida en el seno de la Sociedad,
participar en los trabajos y en los estu- no es lo mismo afuera, donde, no se
dios de la Sociedad, sacan provecho de debe disimular, no tenemos solamente
todo lo que se hace allí. Pero como no a amigos. Somos criticados por varios
tienen voz en la parte administrativa, puntos, y aunque no tenemos motivo
no pueden, en ningún caso, compro- para preocuparnos, ya que el orden de
meter la responsabilidad de la Socie- la Sociedad sólo interesa a nosotros,
dad. Viene, a continuación, la medida no es, tal vez, inútil lanzar un vistazo
que ha tenido como objetivo restringir sobre lo que se nos reprocha, porque,
el número de asistentes y rodear de en definitiva, si esos reproches tuvie-
más dificultades, por medio de una ran fundamento, deberíamos sacar
selección más severa, su admisión a provecho de ellos.
las sesiones. Además, hay aquella que Ciertas personas censuran la se-
prohíbe la lectura de toda comunica- vera restricción traída para la admi-
ción obtenida fuera de la Sociedad sin sión de los asistentes. Dicen que, si
que se haya tenido previo conocimien- queremos hacer prosélitos, se debe es-
to de la comunicación y sin que esa clarecer al público y, para eso, abrirle
lectura haya sido autorizada. En fin, las puertas de nuestras sesiones, auto-
existen aquellas medidas que arman rizar todas las preguntas y todas las
a la Sociedad contra quienquiera que interpelaciones; que si sólo admitimos
pudiera traerle perturbación, o inten- a personas que creen, no tenemos gran
tara imponer su voluntad. mérito en convencerlas. Ese razona-
Hay también otras que sería su- miento es engañoso. Si, al abrir nues-
perfluo recordar, cuya utilidad no es tras puertas al primero que llegue, el

120
Colección de Textos de Allan Kardec

supuesto resultado fuera alcanzado, mejor».


seguramente estaríamos equivocados Si los incrédulos reflexionaran so-
en no hacerlo. Pero como sucedería lo bre esta condición, verían en ella, ante
contrario, no lo hacemos. todo, la mejor garantía de nuestra bue-
Además, sería muy importuno na fe, y luego del poder de la Doctrina.
si la propagación de la Doctrina estu- Lo que la charlatanería más teme es ser
viera subordinada a la publicidad de comprendida. La charlatanería fascina
nuestras sesiones. Por más numeroso los ojos y no es suficientemente necia
que pudiera ser el auditorio, siempre para dirigirse a la inteligencia, que
sería muy limitado, imperceptible, descubriría fácilmente lo que oculta.
comparado con la masa de la pobla- El Espiritismo, al contrario, no admite
ción. Por otro lado, sabemos, por ex- la confianza ciega. Quiere ser claro en
periencia, que la verdadera convicción todo. Desea que se comprenda todo,
sólo se adquiere por medio del estu- que se rinda cuentas de todo. Por lo
dio, de la reflexión y de una observa- tanto, cuando recomendamos estudiar
ción constante, y no al asistir a una o a y meditar, es pedir el concurso de la
dos sesiones, por más interesantes que razón y demostrar que la Ciencia Es-
sean. Eso es tan verdadero que el nú- pírita no teme el examen, ya que, an-
mero de aquellos que creen sin haber tes de creer, tenemos la obligación de
visto nada, pero que han estudiado y comprender.
comprendido, es inmenso. Sin duda, La publicidad de nuestras sesio-
el deseo de ver es muy natural y es- nes, que no son de demostración, no
tamos lejos de censurarlo, pero que- alcanzaría, pues, su objetivo y tendría
remos que se vea en las condiciones graves inconvenientes. Con un público
provechosas. He aquí el motivo por sin selección, que trae consigo más cu-
el cual decimos: «Estudiad primero y riosidad que verdadero deseo de ins-
veréis después, porque comprenderéis truirse y, aun, más voluntad de criti-

121
Revista Espírita 1858-1861

car y de burlarse, sería imposible tener He dicho que nuestras sesio-


el recogimiento indispensable a toda nes no son sesiones de demostración,
manifestación seria. Una controversia pero si, alguna vez, las hiciéramos de
más o menos malintencionada y basa- ese tipo, para uso de los novatos que
da, la mayoría de las veces, en la igno- se tratara de instruir y de convencer,
rancia de los principios más elementa- todo pasaría con la misma seriedad y
les de la Ciencia acarrearía perpetuos recogimiento de nuestras sesiones or-
conflictos, en los que la dignidad po- dinarias. La controversia se establece-
dría ser comprometida. Ahora bien, ría con orden, a fin de ser instructiva
lo que queremos es que si, al salir de y no tumultuosa, y quienquiera que
entre nosotros, los asistentes no llevan se permitiera una palabra inoportuna
la convicción, lleven, al menos, de la sería excluido. Entonces, la atención
Sociedad la idea de una asamblea gra- sería constante, y la propia discusión
ve, seria, que se respeta y sabe hacerse sería provechosa para todo el mundo.
respetar, que discute con calma y mo- Es lo que probablemente haremos un
deración, examina con cuidado, pro- día. Se nos preguntará, sin duda, por
fundiza todo con el ojo del observador qué no lo hemos hecho antes en inte-
concienzudo que busca esclarecerse, rés de la divulgación de la Ciencia. La
y no con la ligereza del simple curio- razón es simple: es que hemos querido
so. Y creed bien, señores, esa opinión proceder con prudencia, y no como los
hace más por la propaganda que si los desorientados, más impacientes que
asistentes salieran con el único pensa- reflexivos. Antes de instruir a los otros,
miento de haber satisfecho su curio- hemos querido instruirnos a nosotros
sidad, pues la impresión que resulta mismos. Deseamos apoyar nuestra en-
de las sesiones los lleva a reflexionar, señanza sobre una cantidad considera-
mientras que, en el otro caso, estarían ble de hechos y de observaciones, y no
más dispuestos a reír que a creer. sobre algunos experimentos deshilva-

122
Colección de Textos de Allan Kardec

nados, observados a la ligera y super- nos. Como no buscamos divertirnos,


ficialmente. Toda ciencia, en su prin- no deseamos divertir a los otros. He
cipio, encuentra forzosamente hechos aquí el motivo por el cual insistimos
que, a primera vista, parecen contra- en tener solamente a asistentes serios,
dictorios, y que sólo un estudio com- y no a curiosos que creerían encontrar
pleto, minucioso, puede demostrar la aquí un espectáculo. El Espiritismo es
conexión entre ellos. Es la ley común una ciencia y, como toda otra ciencia,
de esos hechos que hemos deseado no se la puede aprender jugando. Mu-
investigar, a fin de presentar un con- cho más que eso, tomar a las almas de
junto lo más completo y satisfactorio aquellos que ya no están, como tema
posible; y dar, en lo mínimo, motivo a de distracción, sería faltarles al respeto
la contradicción. Con ese objetivo, re- que se les debe. Especular con la pre-
cogemos los hechos, los examinamos, sencia y la intervención de las almas
los escrutamos al mínimo detalle, los sería una impiedad y una profanación.
comentamos, los discutimos fríamen- Esas reflexiones contestan al re-
te, sin entusiasmo, y es así que hemos proche que algunos individuos nos
logrado descubrir el admirable enca- han dirigido, que es el de volver a he-
denamiento que existe entre todas las chos conocidos y no buscar constan-
partes de esta vasta Ciencia, que toca temente lo nuevo. En el punto donde
a los más importantes intereses de la estamos, es difícil que, a medida que
humanidad. Tal ha sido hasta el pre- avancemos, los hechos que se produz-
sente, señores, el objetivo de nuestros can no giren aproximadamente alre-
trabajos, objetivo perfectamente ca- dedor del mismo círculo. Pero esos
racterizado por el simple título de So- individuos se olvidan de que puntos
ciedad de Estudios Espíritas, que hemos tan importantes como aquellos que
adoptado. Nos reunimos con el obje- tocan el porvenir de las personas sólo
tivo de esclarecernos y no de distraer- pueden llegar al estado de verdad ab-

123
Revista Espírita 1858-1861

soluta después de un gran número de la organización de la Sociedad sea la


observaciones. Habría ligereza al for- de los verdaderos amigos del Espiri-
mular una ley en base a algunos ejem- tismo. No, es la de sus enemigos, que
plos. La persona seria y prudente es se sienten heridos en su amor propio
más circunspecta; no solamente quie- al ver que la Sociedad prosigue su ruta
re ver todo, sino también ver mucho con calma y dignidad a través de las
y frecuentemente. Es por eso que no trampas que le han sido tendidas y le
retrocedemos ante la monotonía de las son todavía. Lamentan que el acceso a
repeticiones, porque de ellas resultan la Sociedad sea difícil, porque les en-
las confirmaciones y, frecuentemente, cantaría venir a sembrar la confusión.
matices instructivos, y si descubriéra- Es con ese objetivo que la censuran
mos hechos contradictorios, investiga- todavía por limitar el círculo de sus
ríamos la causa. No tenemos prisa en trabajos, y presumen que la Sociedad
pronunciarnos sobre los primeros da- sólo se ocupa de cosas insignifican-
tos, necesariamente incompletos; antes tes y sin alcance, porque se abstiene
de cosechar, esperamos la madurez. Si de tratar las cuestiones políticas y re-
hemos estado menos avanzados de lo ligiosas. Desearían verla entrar en la
que algunas personas hubieran desea- controversia dogmática. Ahora bien,
do por su impaciencia, hemos camina- es allí precisamente que se revelan. La
do con más seguridad, sin desviarnos Sociedad se ha encerrado sensatamen-
en el laberinto de los sistemas. Tal vez te en un círculo inatacable a la male-
sepamos menos cosas, pero sabemos volencia. Se desearía, al picar su amor
mejor, lo que es preferible, y podemos propio, arrastrarla a una vía peligrosa,
afirmar lo que sabemos en base a la fe pero la Sociedad no se dejará llevar.
de la experiencia. Al ocuparse exclusivamente de las
No creáis, por lo demás, señores, cuestiones que interesan a la Ciencia,
que la opinión de aquellos que critican y que no pueden causar desconfian-

124
Colección de Textos de Allan Kardec

za a nadie, se ha puesto a cubierto de pués ha sido anunciado, y todo se ha


los ataques, e insiste en quedarse así. cumplido del modo que había sido
Por su prudencia, su moderación, su previsto. Sus enemigos deseaban la
sensatez, se ha granjeado la estima de ruina de la Sociedad. Los Espíritus,
los verdaderos Espíritas, y su influen- que sabían que ésta era útil, deseaban
cia se extiende hasta en los países le- su conservación, y la Sociedad se ha
janos, donde se aspira al honor de ha- mantenido, y se mantendrá mientras
cer parte de la Sociedad. Ahora bien, sea necesaria, según el punto de vista
este homenaje que le es prestado por de ellos. Si habéis estado observando,
personas que sólo la conocen por su como he podido hacerlo, las cosas en
nombre, por sus trabajos y por la con- los mínimos detalles, no podéis ig-
sideración que ha adquirido, le es cien norar la intervención de una poten-
veces más precioso que la aprobación cia superior, ya que, para mí, ésta es
de los imprudentes demasiado apre- manifiesta, y comprenderéis que todo
surados, o de los malintencionados ha sido para mejor y en el interés de
que desearían arrastrarla a su ruina, y la propia conservación de la Sociedad.
a quienes les encantaría verla compro- Pero vendrá un tiempo en el que, igual
meterse. Mientras yo tenga el honor de que pasa actualmente, la Sociedad no
dirigirla, todos mis esfuerzos tenderán será indispensable. Veremos, enton-
a mantenerla en esta vía. Si alguna vez ces, lo que tendremos que hacer, pues
la Sociedad debiera salir de esta vía, la marcha está trazada tomando en
yo la abandonaría en el mismo instan- cuenta todas las eventualidades.
te, porque, a ningún precio, desearía Los enemigos más peligrosos de
asumir la responsabilidad de eso. la Sociedad no son aquellos de afuera.
Por lo demás, señores, sabéis por Podemos cerrarles nuestras puertas y
qué vicisitudes la Sociedad ha pasado; nuestros oídos. A los que más se les
todo lo que ha sucedido antes y des- debe temer es a los enemigos invisi-

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Revista Espírita 1858-1861

bles, que podrían introducirse acá a ficiente para no perder nuestro tiempo
pesar de nosotros. Nos corresponde corriendo hacia aquellos que nos dan
demostrarles, como ya lo hemos hecho, la espalda por motivos fútiles de amor
que perderían su tiempo si intentaran propio o de celos. Estos no pueden ser
imponerse a nosotros. La táctica de considerados como verdaderos Espíri-
ellos, lo sabemos, es la de buscar sem- tas, a pesar de las apariencias. Tal vez
brar la desunión, de provocar la dis- sean Espíritas que creen en los hechos,
cordia, de inspirar los celos, la descon- pero seguramente no son Espíritas que
fianza y las pueriles susceptibilidades creen en las consecuencias morales de
que engendran el desafecto. Opongá- los hechos, de lo contrario demostra-
mosles la muralla de la caridad, de la rían más abnegación, indulgencia, mo-
benevolencia mutua, y seremos invul- deración, y menos presunción en su
nerables, tanto a sus malignas influen- infalibilidad. Buscarlos sería incluso
cias ocultas como a las diatribas de hacerles un mal favor, pues sería ha-
nuestros adversarios encarnados, que cerles creer en su importancia y en que
se ocupan más de nosotros que noso- no se puede pasar sin ellos. Tampoco
tros de ellos; pues podemos, sin amor debemos preocuparnos por aquellos
propio, hacernos esta justicia: jamás que nos denigran. Hombres que valían
acá siquiera el nombre de ellos ha sido cien veces más que nosotros han sido
pronunciado, sea por un sentimien- denigrados y ridiculizados: no podría-
to de urbanidad, sea porque tenemos mos tener privilegio bajo ese aspecto.
que ocuparnos de cosas más útiles. No Nos corresponde a nosotros demos-
forzamos a nadie a venir a nosotros. trar, por nuestros actos, que sus dia-
Acogemos con satisfacción y diligen- tribas se hacen en vano, y las armas de
cia a las personas sinceras y de buena las que se sirven se volverán en contra
voluntad, seriamente deseosas de es- de ellos.
clarecerse. Y pensamos que eso es su- Después de haber agradecido,

126
Colección de Textos de Allan Kardec

al empezar, a los Espíritus que nos una irrefutable superioridad han sido
asisten, no debemos olvidar a sus in- obtenidas por varios médiums. Des-
térpretes, algunos de los cuales nos de fuera de la capital y del país, nos
dan su colaboración con un celo y una han dirigido comunicaciones muy no-
complacencia que jamás son desmen- tables, lo que demuestra no solamen-
tidos. En cambio, solamente les pode- te cuánto el Espiritismo se difunde,
mos ofrecer un testimonio estéril de sino también el punto de vista grave
nuestra satisfacción. Pero el mundo de y serio desde el cual es considerado
los Espíritus los espera, y allá toda la ahora en todos los lugares. Sin duda,
dedicación es contabilizada según el éste es un resultado del que debemos
peso del desinterés, de la humildad y estar felices, pero hay uno no menos
de la abnegación. satisfactorio y que, por lo demás, es
En resumen, señores, nuestros una consecuencia de lo que había sido
trabajos se han desarrollado, duran- predicho desde el origen: es la unidad
te el año que acaba de pasar, con una que se establece en la teoría de la Doc-
perfecta regularidad, y nada los ha in- trina a medida que se la estudia y se la
terrumpido. Una multitud de hechos comprende mejor. En todas las comu-
del más alto interés ha sido relatada, nicaciones que nos vienen desde afue-
explicada y comentada. Cuestiones ra, encontramos la confirmación de
muy importantes han sido soluciona- los principios que nos son enseñados
das. Todos los ejemplos que han pa- por los Espíritus, y como las personas
sado bajo nuestros ojos por las evoca- que las obtienen son, en su mayoría,
ciones, todas las investigaciones a las desconocidas para nosotros, se puede
que nos hemos entregado han venido decir que no sufren nuestra influencia.
a confirmar los principios de la Cien- El propio principio de la reencar-
cia y fortalecernos en nuestras creen- nación que había, a primera vista, en-
cias. Numerosas comunicaciones de contrado a más contradictores, porque

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Revista Espírita 1858-1861

no se lo comprendía, está aceptado, las cuestiones y de juzgar fríamente,


hoy en día, por la fuerza de la eviden- sin prejuicio, sin hostilidad sistemática
cia, y porque toda persona que piensa sobre todo, es invenciblemente arras-
reconoce, en él, la única solución po- trado, tanto por el razonamiento como
sible de los problemas más grandes por los hechos, a la teoría fundamental
de la filosofía moral y religiosa. Sin que prevalece hoy en día, se puede de-
la reencarnación, uno está detenido a cir que en todos los países del mundo.
cada paso, todo es caos y confusión. En verdad, señores, la Sociedad
Con la reencarnación, todo se esclare- no lo ha hecho todo para ese resulta-
ce, todo se explica de la manera más do. Pero creo que, sin vanidad, puede
racional. Si la reencarnación encuen- reivindicar una pequeña parte de él.
tra todavía a algunos adversarios, más Su influencia moral es más grande de
sistemáticos que lógicos, el número lo que se cree, y eso precisamente por-
de ellos es muy limitado. Ahora bien, que jamás se ha desviado de la línea
¿quién la inventó? Seguramente, no de moderación que se ha trazado. Se
fuimos ni vosotros ni yo. Ella nos ha sabe que la Sociedad se ocupa exclu-
sido enseñada, la hemos aceptado, he sivamente de sus estudios, sin dejarse
aquí todo lo que hemos hecho. De to- desviar por las pasiones mezquinas
dos los sistemas que han surgido en el que se agitan a su alrededor; que lo
principio, muy pocos sobreviven hoy hace seriamente, como debe hacerlo
en día, y se puede decir que sus esca- toda asamblea científica; que persigue
sos partidarios están, sobre todo, entre su objetivo sin inmiscuirse en ninguna
las personas que juzgan por la prime- intriga, sin arrojar piedras a nadie, sin
ra impresión y frecuentemente según incluso recoger aquellas que se le lan-
ideas preconcebidas o prejuicios. Pero za. He aquí, sin ninguna duda, la prin-
es evidente ahora que quienquiera que cipal causa del crédito y de la conside-
se dé el trabajo de profundizar todas ración de los que la Sociedad disfruta

128
Colección de Textos de Allan Kardec

y de los que puede justamente estar todas las aspiraciones y, se pude decir,
orgullosa, y que da un cierto peso a su la razón más exigente de quienquiera
opinión. Sigamos, señores, por nues- que se dé el trabajo de estudiarla y no
tros esfuerzos, por nuestra prudencia esté dominado por los prejuicios. No
y por el ejemplo de unión, que debe tiene las restricciones mezquinas de
existir entre los verdaderos Espíri- ciertas filosofías. Amplía, hasta el infi-
tas, demostrando que los principios nito, el círculo de las ideas, y ninguna
que profesamos no son letra muerta es capaz de elevar más alto el pensa-
para nosotros, y que predicamos por miento y de hacer salir al hombre de
el ejemplo tanto como por la teoría. Si la esfera estrecha del egoísmo, en la
nuestras doctrinas encuentran ecos tan que se lo ha buscado confinar. Se apo-
numerosos, es que aparentemente se
las considera más racionales que otras. «Sigamos, señores, por
Dudo que habría sucedido lo mismo nuestros esfuerzos, por
si hubiéramos profesado la doctrina nuestra prudencia y por
de la intervención exclusiva del diablo
el ejemplo de unión,
y de los demonios en las manifesta-
ciones espíritas, doctrina, hoy en día,
que debe existir entre
completamente ridícula, que estimula los verdaderos Espíritas,
más la curiosidad que el pavor; si cau- demostrando que los
sa pavor, es sobre algunas personas principios que profesamos
timoratas, que pronto reconocerán la no son letra muerta
futilidad de tal doctrina.
para nosotros, y que
La Doctrina Espírita, tal como es
hoy en día profesada, tiene una am-
predicamos por el ejemplo
plitud que le permite abarcar todas las tanto como por la teoría.»
cuestiones de orden moral. Satisface

129
Revista Espírita 1858-1861

ya, en fin, sobre los inmutables prin- fica seria, nos es una garantía segura
cipios fundamentales de la religión, del porvenir que le está reservado y
de la que es la demostración patente. que, como lo sabéis, está anunciado
He aquí, sin ninguna duda, lo que le en todas partes. Dejemos, pues, que
hace conquistar a tan numerosos par- sus enemigos digan y hagan; ellos
tidarios entre las personas esclareci- no pueden nada en contra de la vo-
das de todas las regiones, y lo que la luntad de Dios, pues nada sucede sin
hará prevalecer en un tiempo más o su permiso, y como lo decía recien-
menos cercano, y esto a pesar de sus temente un eclesiástico esclarecido:
adversarios, en su mayoría opuestos «Si esas cosas suceden, es que Dios
más por interés que por convicción. lo permite para reavivar la fe, que se
Su marcha progresiva tan rápida, apaga en las tinieblas del materialis-
desde que ha entrado en la vía filosó- mo».

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Colección de Textos de Allan Kardec

14 – Banquete ofrecido al señor Allan Kardec


por los diferentes grupos de Espíritas lioneses,
el 19 de septiembre de 1861

Discurso del señor Allan Kardec


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
4.o año, n.o 10, octubre de 1861

S eñoras y señores, vosotros todos,


mis caros y buenos hermanos en
el Espiritismo:
tensibles o escondidos, y deduzco de
eso el porvenir que lo aguarda. Es una
felicidad inexpresable la de encontrar-
Si hay circunstancias en las que me en medio de esta familia, que se ha
se pueda lamentar la insuficiencia vuelto tan numerosa en tan poco tiem-
de nuestra pobre lengua humana, es po, y que crece día con día. Es, en fin,
cuando se trata de expresar ciertos y por encima de todo, una profunda y
sentimientos, y tal es, en este momen- sincera gratitud por los conmovedores
to, mi posición. Lo que experimento testimonios de simpatía que recibo de
es, a la vez, una sorpresa muy agra- vosotros.
dable cuando veo el terreno inmenso Esta reunión tiene un carácter
que la Doctrina Espírita ha ganado particular. ¡Gracias a Dios! Somos to-
entre vosotros desde hace un año, y dos acá suficientemente buenos Espí-
admiro a la Providencia; una alegría ritas, pienso yo, para sólo ver, en esta
indecible al ver el bien que el Espiri- reunión, la satisfacción de encontrar-
tismo produce acá, las consolaciones nos juntos, y no la de encontrarnos a
que prodiga sobre tantos dolores os- la mesa, y dicho sea de paso, creo in-

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Revista Espírita 1858-1861

cluso que un festín de Espíritas sería béis deseado recibir algunas instruc-
una contradicción. Presumo también ciones de mi parte, no consideraréis
que, al invitarme tan amablemente y malo, sin duda, que a fin de utilizar
con tanta solicitud para que yo estu- todos los instantes, yo salga un poco
viera en medio de vosotros, no habéis de las banalidades bastante comunes
creído que la cuestión de un banque- en semejantes circunstancias y que mi
te fuera un motivo de atracción para alocución tome prestada alguna gra-
mí. Es lo que me he apresurado a es- vedad de la propia gravedad del asun-
cribir a mis buenos amigos Rey y Di- to que nos reúne. Sin ninguna duda,
joud, cuando ellos se excusaron por si estuviéramos en un banquete de bo-
la simplicidad de la recepción, pues das o de bautismo, sería intempestivo
estad bien convencidos de que lo que hablar de almas, de la muerte y de la
me honra más, en esta circunstancia, vida futura. Pero, lo repito, estamos
es aquello de lo que puedo tener razón acá para instruirnos, mucho más que
en estar orgulloso: la cordialidad y la para comer, y, en todo caso, no es para
sinceridad de la acogida, lo que, muy divertirnos.
rara vez, se encuentra en las recepcio- No penséis, señores, que esta
nes de gala, pues acá no hay máscaras espontaneidad que os ha llevado a
en los rostros. reuniros acá sea un hecho puramente
Si hay algo que atenúa la feli- personal. Esta reunión, no lo dudéis,
cidad que siento al encontrarme en tiene un carácter especial y providen-
medio de vosotros es el no poder que- cial; una voluntad superior la ha pro-
darme acá por más tiempo. Me hu- vocado; manos invisibles os han im-
biera sido muy agradable prolongar pulsado, sin que lo sepáis, y tal vez, un
mi permanencia en uno de los centros día, esta reunión estará señalada en los
más numerosos y más diligentes del fastos del Espiritismo. Que nuestros
Espiritismo. Pero ya que vosotros ha- hermanos futuros puedan acordarse

132
Colección de Textos de Allan Kardec

de este día memorable, en el que los tomará como base las leyes inmutables
Espíritas lioneses, dando el ejemplo de amor y de caridad. Entonces, se ve-
de la unión y de la concordia, han pre- rán desaparecer esas anomalías que
parado el primer terreno, en esos nue- conmocionan a las personas de buen
vos ágapes, para la alianza que debe sentido, como las leyes de la Edad Me-
existir entre los Espíritas de todos los dia chocan a las personas de hoy en día.
países del mundo; pues el Espiritis- Pero eso es obra del tiempo. Dejemos
mo, al restituir al Espíritu su verdade- a Dios el cuidado de hacer venir cada
ro papel en la creación, al constatar la cosa a su hora. Esperemos todo de Su
superioridad de la inteligencia sobre sabiduría y solamente agradezcámos-
la materia, borra naturalmente todas Le por habernos permitido asistir a la
las distinciones establecidas entre las aurora que se eleva sobre la humani-
personas según las ventajas corpóreas dad, y por habernos elegido como los
y mundanas, sobre las que tan sólo el primeros pioneros de la gran obra que
orgullo ha establecido las castas y los se prepara. Que Él se digne prodigar
necios prejuicios del color. El Espiritis- Su bendición sobre esta asamblea, la
mo, al ampliar el círculo de la familia primera en la que los adeptos al Espi-
por la pluralidad de las existencias, es- ritismo están reunidos en tan gran nú-
tablece entre las personas una fraterni- mero con un sentimiento de verdadera
dad más racional que aquella que sólo confraternidad.
tiene como base los lazos frágiles de la Digo verdadera confraternidad
materia, pues esos lazos son perecede- porque tengo la íntima convicción
ros, mientras que aquellos del Espíritu de que todos, acá presentes, no traen
son eternos. Esos lazos, una vez bien ninguna otra. Pero no dudéis de que
comprendidos, influirán, inevitable- numerosas cohortes de Espíritus están
mente, en las relaciones sociales y, acá entre nosotros, nos oyen en este
más tarde, en la legislación social, que momento, observan todas nuestras

133
Revista Espírita 1858-1861

píritu, y un pensamiento es necesaria-


mente malo cuando es contrario a la
«Amor y caridad
ley de amor y de caridad; cuando tie-
hacia todos, dice el ne como móvil la envidia o los celos,
Espiritismo.» el orgullo herido, o incluso una pueril
susceptibilidad de amor propio con-
acciones y sondean los pensamientos trariado, hermano gemelo del orgullo,
de cada uno, escrutando su fuerza o que llevaría a uno a mirar a sus herma-
su debilidad moral. Los sentimientos nos con desdén. Amor y caridad hacia
que los animan son muy diferentes. Si todos, dice el Espiritismo; amarás a tú
algunos están felices por esta unión, prójimo como a ti mismo, dice el Cristo:
otros, creed bien, están horriblemente ¿eso no es sinónimo?
celosos. Al salir de acá, van a intentar Os he felicitado, mis amigos,
sembrar la discordia y la desunión. Os por el progreso que el Espiritismo ha
corresponde a vosotros todos, buenos hecho entre vosotros, y estoy más fe-
y sinceros Espíritas, demostrarles que liz, si se puede, al constatarlo. Felici-
pierden su tiempo, y que se engañan taos, por vuestro lado, por el hecho de
al creer encontrar acá corazones acce- que ese progreso es el mismo en todos
sibles a sus pérfidas sugerencias. Evo- los lugares. Sí, este último año ha vis-
cad, pues, con fervor, la asistencia de to, en todos los países, que el Espiritis-
vuestros ángeles guardianes a fin de mo se amplía en una proporción que
que aparten de vosotros todo pensa- ha sobrepasado todas las expectativas.
miento que no sea para el bien. Ahora Él está en el aire, en las aspiraciones de
bien, como el mal no puede tener su todos, y en todos los lugares encuen-
fuente en el bien, el simple buen sen- tra ecos, bocas que repiten: «He aquí
tido nos dice que todo pensamiento lo que esperaba, lo que una voz secreta
malo no puede venir de un buen Es- me hacía presentir». Pero el progreso

134
Colección de Textos de Allan Kardec

se manifiesta todavía bajo una nueva que el Espiritismo proporciona, las


fase: es el valor de declarar su creen- consolaciones que da, incluso los crí-
cia, que no existía hace poco tiempo. menes que ya ha impedido, uno se
Era solamente en secreto y a hurtadi- pregunta quién puede tener interés en
llas que se hablaba del Espiritismo. combatirlo. Tiene en su contra, prime-
Hoy en día, las personas se declaran ramente, a los incrédulos que lo escar-
Espíritas tan abiertamente como se necen: éstos no son de temer, ya que se
declaran católicas, judías o protestan- han visto sus saetas aceradas romper-
tes. Desafían la burla, y esa audacia se se contra la coraza del Espiritismo; a
impone a los burlones, que son como los ignorantes que lo combaten sin co-
esos perros gozques que corren ante nocerlo: son los más numerosos. Pero
aquellos que los ahuyentan, y escapan la verdad combatida por la ignorancia
si se los persigue. Esa audacia da va- jamás ha tenido nada que temer, pues
lor a los tímidos, y revela en muchas los ignorantes se refutan a sí mismos
localidades a numerosos Espíritas que sin quererlo, como demuestra el señor
se desconocían entre sí. ¿Ese movi- Louis Figuier en su Historia de lo mara-
miento puede detenerse? ¿Se lo puede villoso. La tercera categoría de adver-
detener? Lo digo francamente: no. Se sarios es la más peligrosa, pues es te-
han empleado todos los medios para naz y pérfida; está compuesta de todos
lograrlo: sarcasmos, burlas, ciencia, aquellos cuyos intereses materiales el
anatema; ese movimiento ha superado Espiritismo puede herir. Combaten en
todo sin reducir su marcha; es ciego, la sombra, y las saetas envenenadas
por lo tanto, quién no vea, en eso, el de la calumnia no les faltan. He aquí
dedo de Dios. Se lo puede trabar; dete- los verdaderos enemigos del Espiritis-
nerlo, jamás; ya que si no corre por la mo, como, en todos los tiempos, lo han
derecha, correrá por la izquierda. sido de todas las ideas de progreso; los
Al ver los beneficios morales encontraréis en todos los rangos, en

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Revista Espírita 1858-1861

todas las clases de la sociedad. ¿Ellos en ella. ¡Ah! Es que allí hay tanto con-
prevalecerán? No, pues no está dado suelo que dar, tanto valor moral que
al hombre oponerse a la marcha de la levantar, tantas lágrimas que secar,
naturaleza, y el Espiritismo está en el tanta resignación que inspirar, que el
orden de las cosas naturales. Será ne- Espiritismo es acogido allí como un
cesario, pues, que, tarde o temprano, áncora de salvación, como una égida
esos adversarios tomen partido por contra las terribles tentaciones de la
el Espiritismo y acepten lo que será necesidad. En todos los lugares donde
aceptado por todo el mundo. No, ellos lo he visto penetrar en la morada del
no prevalecerán; se prevalecerá sobre trabajo, en todos los lugares lo he visto
ellos. producir allí sus bienhechores efectos
Un nuevo elemento acaba de moralizadores. Regocijaos, pues, obre-
sumarse a la Legión de los Espíritas: ros lioneses que me escuchan, pues
es aquel de las clases laborales, y ob- tenéis en otras ciudades, tales como
servad, en eso, la sabiduría de la Pro- Sens, Lille, Burdeos, a hermanos Es-
videncia. El Espiritismo se ha propa- píritas que, como vosotros, han abju-
gado, en primer lugar, en las clases es- rado de las culpables expectativas del
clarecidas, en las eminencias sociales. desorden y los deseos criminales de la
Eso era necesario, primero para darle venganza. Seguid demostrando, por
más crédito, segundo para que fuera medio de vuestro ejemplo, los bienhe-
elaborado y purgado de las ideas su- chores resultados de esta Doctrina. A
persticiosas que la falta de instrucción aquellos que preguntan para qué ella
podría haber introducido, y con las puede servir, respondedles: «En mi
que se lo habría confundido. Apenas desesperación, deseaba matarme; el
está constituido, si se puede hablar Espiritismo me detuvo, porque sé lo
así de una ciencia tan nueva, llega a la que cuesta abreviar voluntariamente
clase obrera y se propaga con rapidez las pruebas que Dios ha querido en-

136
Colección de Textos de Allan Kardec

viar a las personas; para aturdirme, como lo llamáis». Sí, mis amigos, se-
me embriagaba; he comprendido que guid predicando por el ejemplo; ha-
yo era despreciable por quitarme vo- ced comprender el Espiritismo con sus
luntariamente la razón y me privaba, consecuencias saludables, y cuando se
así, de ganar mi pan y el de mis hijos; lo comprenda, ya no se tendrá temor
me había divorciado de todos los sen- de él; más bien, será acogido como una
timientos religiosos, hoy en día oro a garantía del orden social, y los propios
Dios y coloco mi esperanza en Su mi- incrédulos serán forzados a hablar del
sericordia; sólo creía en la nada como Espiritismo con respeto.
supremo remedio a mis miserias; mi He hablado del progreso del
padre se comunicó conmigo y me dijo: Espiritismo. Es que, en efecto, es sin
“¡Hijo mío, coraje! ¡Dios te ve; un es- precedente que una doctrina, sea cual
fuerzo más y estarás salvado!” Y me sea, haya avanzado con tanta rapidez,
puse de rodillas ante Dios y Le pedí sin exceptuar al propio Cristianismo.
perdón; al ver a ricos y a pobres, a per- ¿Eso quiere decir que el Espiritismo le
sonas que tienen todo y a otras que sea superior, que le deba suplantar?
nada tienen, yo acusaba a la Providen- No, pero es acá el lugar para fijar su
cia; hoy en día, sé que Dios pesa todo verdadero carácter, a fin de destruir
en la balanza de Su justicia y aguardo un prejuicio difundido de manera bas-
Su juzgamiento; si está en Sus decre- tante general entre aquellos que no lo
tos que yo deba sucumbir a la pena, conocen.
¡pues bien! sucumbiré, pero con la El Cristianismo, en su nacimien-
conciencia pura, y sin llevar el remor- to, tenía que luchar contra una poten-
dimiento de haber hurtado un óbolo cia temible: el Paganismo, entonces
de aquel que podía salvarme la vida». universalmente difundido. No había,
Decidle: «He aquí para lo que sirve el entre ellos, ninguna alianza posible,
Espiritismo, esta locura, esta quimera, no más que entre la luz y las tinieblas.

137
Revista Espírita 1858-1861

En suma, el Cristianismo sólo podía los musulmanes tienen almas como


propagarse destruyendo lo que exis- nosotros, resulta que las almas pueden
tía; por eso, la lucha fue larga y terri- comunicarse con ellos tanto como con
ble; las persecuciones lo prueban. El nosotros y que, por consiguiente, ellos
Espiritismo, al contrario, nada tiene pueden ser Espíritas al igual que noso-
que destruir, pues se asienta sobre las tros.
mismas bases del Cristianismo; sobre Así como no es una secta religio-
el Evangelio, del cual sólo es la apli- sa, tampoco es una secta política. Es la
cación. Concebís esa ventaja, no de constatación de un hecho que no per-
su superioridad, sino de su posición. tenece más a un partido político que
No es, pues, como algunos lo preten- la electricidad y los ferrocarriles. Es, lo
den, siempre porque no lo conocen, digo, una doctrina moral, y la moral es
una religión nueva, una secta que se de todas las religiones y de todos los
forma a las expensas de sus hermanas partidos.
mayores. Es una doctrina puramente ¿La moral que el Espiritismo en-
moral que no se ocupa, en absoluto, seña es buena o mala? ¿Es subversiva?
de los dogmas y deja a cada uno la en- Allí está toda la cuestión. Que se estu-
tera libertad de sus creencias, ya que die, y se sabrá a qué atenerse. Ahora
no impone ninguna; y la prueba está bien, ya que es la moral del Evangelio
allí, en que tiene partidarios en todas desarrollada y aplicada, condenarla
las creencias, tanto entre los más fer- sería condenar el Evangelio.
vorosos católicos como entre los pro- ¿Ha hecho bien o mal? Estudiad
testantes, los judíos y los musulmanes. más y veréis. ¿Qué ha hecho? Ha im-
El Espiritismo reposa sobre la posibili- pedido innumerables suicidios; ha
dad de comunicarse con el mundo in- restablecido la paz y la concordia en
visible, es decir, con las almas. Ahora un gran número de familias; ha vuelto
bien, como los judíos, los protestantes, dulces y pacientes a personas violen-

138
Colección de Textos de Allan Kardec

tas y coléricas; ha dado la resignación sas a aquellos que las habían rechaza-
a aquellos que no la tenían, consuelo a do. En resumen, el Espiritismo jamás
los afligidos; ha reconducido a Dios a ha aconsejado cambiar de religión, ni
aquellos que lo despreciaban, al des- sacrificar las creencias personales; no
truir las ideas materialistas, verdadera pertenece propiamente a ninguna re-
llaga social que aniquila la responsabi- ligión, o mejor dicho, es de todas las
lidad moral del hombre; he aquí lo que religiones.
ha hecho, lo que hace todos los días, lo Algunas palabras más, señores,
que hará cada vez más a medida que os ruego, sobre una cuestión comple-
sea más difundido. ¿Está allí el resul- tamente práctica. El número creciente
tado de una mala doctrina? Pero que de Espíritas, en Lyon, muestra la uti-
yo sepa nadie jamás ha atacado la mo- lidad del consejo que os dí el último
ral del Espiritismo; solamente se dice año, relativo a la formación de los
que la religión puede producir todo grupos. Reunir a todos los adeptos
eso. Estoy perfectamente de acuerdo; en una sola sociedad ya sería, hoy en
pero, entonces, ¿por qué la religión
no lo produce siempre? Es porque no
todo el mundo la comprende. Ahora
«[...] el Espiritismo jamás
bien, el Espiritismo, al volver claro e ha aconsejado cambiar de
inteligible para todos lo que no lo está; religión, ni sacrificar las
al volver evidente lo que está dudoso, creencias personales;
conduce a la aplicación; mientras que no pertenece propiamente
uno no siente jamás la necesidad de lo a ninguna religión, o
que no comprende. Por lo tanto, el Es-
piritismo, lejos de ser el antagonista de
mejor dicho, es de todas
la religión, es su auxiliar; y la prueba las religiones.»
es que reconduce a las ideas religio-

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Revista Espírita 1858-1861

día, algo materialmente imposible, y a la que me he dejado llevar por la


lo será mucho más aún en algún tiem- propia escasez de las ocasiones que
po. Además del número, las distancias a tengo de sentir la felicidad de estar en
recorrer debido a la extensión de la ciu- medio de vosotros. Llevaré de vuestra
dad, las diferencias de costumbres se- acogida benévola un recuerdo que no
gún las posiciones sociales, se suman se borrará jamás, estad bien persuadi-
a esa imposibilidad. Por esos motivos, dos de eso.
y por muchos otros que sería dema- Una vez más, mis amigos, gra-
siado largo desarrollar acá, una sola cias, desde el fondo del corazón, por
sociedad es una quimera impractica- las señales de simpatía que habéis
ble. Multiplicad los grupos al máximo tenido a bien darme; gracias por las
posible; que haya diez, que haya cien, buenas palabras que me habéis dirigi-
si es necesario, y estad convencidos de do por medio de vuestros intérpretes,
que llegaréis más rápido y con más se- y de las que sólo acepto el deber que
guridad. me imponen para lo que me queda
Habría acá cosas muy impor- por hacer, y no los elogios. ¡Que esta
tantes que decir sobre la cuestión de la solemnidad pueda ser la prueba de la
unidad de principios; sobre la diver- unión que debe existir entre todos los
gencia que podría existir entre ellos en verdaderos Espíritas!
algunos puntos; pero me detengo para Brindo por los Espíritas lioneses
no abusar de vuestra paciencia al es- y por todos los que, entre ellos, se dis-
cucharme, paciencia que ya he puesto tinguen por su celo, su dedicación, su
bajo una prueba demasiado larga. Si abnegación, y que nombráis vosotros
lo deseáis, haré de estas cosas el objeto mismos sin que yo tenga necesidad de
de una instrucción especial que os di- hacerlo.
rigiré próximamente. ¡A los Espíritas lioneses, sin dis-
Cierro, señores, esta alocución, tinción de opinión, que estén o no pre-

140
Colección de Textos de Allan Kardec

sentes! plo ese deber. Tendréis, así, la prueba


Señores, los Espíritus quieren de que los Espíritus que se comunican
también tener su parte en esta fiesta con vosotros no son los únicos que
de familia y decir su palabra. El de se ocupan de vosotros y de lo que os
Erasto, que conocéis por las notables concierne. Esta seguridad sólo puede
disertaciones que han sido publica- consolidar vuestra fe y vuestra con-
das en la Revista, ha dictado espontá- fianza, al ver que el ojo vigilante de
neamente, antes de mi partida, y en los Espíritus superiores se extiende
vuestro honor, la epístola siguiente, sobre todos, y que, sin que dudéis de
de la que me ha encargado leeros en eso, sois también el objeto de la aten-
su nombre. Es con felicidad que cum- ción de ellos.

141
Colección de Textos de Allan Kardec

15 – La prolongación de la Edad Media


Auto de Fe de las obras Espíritas en Barcelona

Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,


4.o año, n.o 11, noviembre de 1861

N o informaremos nada a nues-


tros lectores sobre este hecho
que ya no sepan por medio de la pren-
más asombro es que un periódico se-
rio, que golpea cada día, con gran vio-
lencia, los abusos y las usurpaciones
sa. Lo que da motivo para asombro es del poder sacerdotal, sólo haya encon-
que periódicos que pasan generalmen- trado, para denunciar ese hecho, algu-
te por bien informados hayan podido nas palabras burlonas, al añadir: «En
ponerlo en duda. Esa duda no nos sor- todo caso, no seremos nosotros los que
prende. El hecho, en sí mismo, parece nos divertiríamos en este momento
tan extraño en el tiempo en el que vivi- haciendo girar las mesas en España»
mos, está tan lejos de nuestras costum- (Siècle del 14 de octubre de 1861). ¿El
bres que, por mucha obcecación que Siècle todavía está viendo, pues, el Es-
se le reconozca al fanatismo, uno cree piritismo en las mesas giratorias? ¿El
estar soñando al oír decir que las ho- Siècle también está suficientemente ce-
gueras de la inquisición se encienden gado por el escepticismo para ignorar
todavía en 1861, a las puertas de Fran- que toda una doctrina filosófica, emi-
cia. La duda, en esta circunstancia, es nentemente progresista, ha salido de
un homenaje prestado a la civilización esas mesas, de las que se ha burlado
europea, al propio clero católico. tanto? ¿No sabe aún, por lo tanto, que
En presencia de una realidad irre- esta idea fermenta en todos los luga-
futable hoy en día, lo que debe causar res; que, en todos los lugares, tanto en

143
Revista Espírita 1858-1861

las grandes ciudades como en las pe- otros países». ¡Así, he aquí un obispo
queñas localidades, desde lo alto hasta extranjero que se instituye como juez
lo bajo de la escala social, en Francia y de lo que le conviene o no le conviene
en el extranjero, esta idea se difunde a Francia! La sentencia ha sido, pues,
con una rapidez inaudita? ¿Que, en to- mantenida y ejecutada, sin siquiera
dos los lugares, agita a las masas, que exonerar al destinatario de los gastos
la proclaman la aurora de una reno- de aduana, que se ha tenido el cuidado
vación social? ¿El golpe con el que se de habérselos hecho pagar.
ha creído herirla no es un indicio de He aquí el relato que nos ha sido
su importancia? Pues uno no se aba- dirigido personalmente:
lanza así, con fuerza, en contra de una «Este día, el nueve de octubre de
infantilidad sin consecuencia, y Don mil ochocientos sesenta y uno, a las
Quijote no ha regresado a España para diez y media de la mañana, sobre la
luchar contra molinos de viento. explanada de la ciudad de Barcelona,
Lo que no es menos exorbitante, en el lugar donde son ejecutados los
y causa asombro que no se haya vis- criminales condenados al último su-
to una protesta enérgica en contra de plicio, y por orden del obispo de esta
esto, es la extraña pretensión de la ciudad, fueron quemados trescientos
que se arroga el obispo de Barcelona volúmenes y folletos sobre el Espiritis-
de ejercer el poder de policía1 en Fran- mo, a saber:
cia. A la petición que ha sido hecha de »La Revista Espírita, director Allan
reexportar las obras, él ha contestado Kardec;
con una negativa así fundamentada: »La Revista Espiritualista, director
«La Iglesia católica es universal, y al ser Piérard;
esos libros contrarios a la fe católica, el »El Libro de los Espíritus, por Allan
gobierno no puede consentir que vayan Kardec;
a pervertir la moral y la religión de los »El Libro de los Médiums, por el

144
Colección de Textos de Allan Kardec

mismo; condenadas por el obispo.


»Qué es el Espiritismo, por el mis- »Una multitud innumerable obs-
mo; truía los paseos y cubría la inmensa
»Fragmento de sonata dictado por el explanada, donde se alzaba la hogue-
Espíritu de Mozart; ra.
»Carta de un católico sobre el Espiri- »Cuando el fuego había consumi-
tismo, por el doctor Grand; do los trescientos volúmenes o folletos
»La Historia de Juana de Arco dicta- Espíritas, el sacerdote y sus auxiliares
da por ella misma a la señorita Erman- se retiraron cubiertos por el abucheo y
ce Dufaux; las maldiciones de los numerosos asis-
»La realidad de los Espíritus demos- tentes, que gritaban: “¡Abajo la inqui-
trada por la escritura directa, por el ba- sición!”
rón de Guldenstubbé. »Varias personas se acercaron a la
»Asistieron al auto de fe: hoguera, a continuación, y recogieron
»Un sacerdote vestido con los há- las cenizas.»
bitos sacerdotales, sosteniendo la cruz Una parte de esas cenizas nos fue
en una mano y una antorcha en la otra enviada. Allí está un fragmento de El
mano; Libro de los Espíritus consumido a la
»Un notario encargado de redac- mitad. Las conservamos preciosamen-
tar el acta del auto de fe; te como un testimonio auténtico de
»El pasante del notario; este acto insensato.
»Un funcionario superior de la Dejando de lado toda opinión,
administración de la aduana; este caso suscita una grave cuestión de
»Tres mozos de la aduana, encar- Derecho Internacional. Le reconoce-
gados de mantener el fuego; mos al gobierno español el derecho de
»Un agente de la aduana repre- prohibir la entrada en su territorio de
sentando al propietario de las obras las obras que no le convienen, como la

145
Revista Espírita 1858-1861

de todas las mercancías prohibidas. Si idea, se despierta la atención, y se la da


esas obras hubieran sido introducidas a conocer a aquellos que la ignoraban.
clandestinamente y mediante el frau- Gracias a ese celo imprudente, todo el
de, nada habría que decir, pero fueron mundo, en España, va a oír hablar del
expedidas ostensiblemente y presenta- Espiritismo y deseará saber lo que es;
das a la aduana. Era, pues, un permiso es todo lo que deseamos. Se pueden
lealmente solicitado. La aduana cree quemar los libros, pero no se queman
deber informar a la autoridad episco- las ideas. Las llamas de las hogueras
pal, que, sin otra forma de proceso, las sobreexcitan en lugar de sofocarlas.
condena las obras a ser quemadas por Las ideas, además, están en el aire, y
la mano del verdugo. El destinatario no hay Pirineos suficientemente altos
solicita, entonces, reexportarlas a su para detenerlas. Y cuando una idea
lugar de procedencia, y se le responde es grande y generosa, encuentra a
con la resolución de no conocimiento2 millares de pechos completamente
relatada anteriormente. Preguntamos listos para aspirarla. No importa lo
si la destrucción de esta propiedad, en que se haya hecho, el Espiritismo ya
tales circunstancias, no es un acto arbi- tiene numerosas y profundas raíces
trario y fuera del derecho común. en España. Las cenizas de esa hoguera
Si se examina este caso desde el van a hacerlas frutificar. Pero no será
punto de vista de sus consecuencias, solamente en España que ese resulta-
diremos, en primer lugar, que se ha do se producirá; el mundo entero sen-
dicho al unísono que nada puede ser tirá su repercusión. Varios periódicos
más dichoso para el Espiritismo. La de España han condenado ese acto re-
persecución siempre ha sido prove- trógrado como lo merece. Las Noveda-
chosa para la idea que se ha deseado des de Madrid, del 19 de octubre, entre
proscribir. Por medio de la persecu- otros, contiene, sobre ese asunto, un
ción, se exalta la importancia de la notable artículo. Lo reproduciremos

146
Colección de Textos de Allan Kardec

en nuestro próximo número. los enemigos del Cristo y del progre-


¡Espíritas de todos los países! No so, actúan de manera que nadie ignore
olvidéis esta fecha del 9 de octubre de que Dios permite a aquellos que deja-
1861. ¡Ella estará marcada en los fastos ron esa tierra de exilio regresar hacia
del Espiritismo; que sea para vosotros aquellos que han amado.
un día de fiesta y no de luto, pues es Tranquilizaos; las hogueras se
la garantía de vuestro triunfo cercano! apagarán por sí mismas, y si los libros
Entre las numerosas comunica- son arrojados al fuego, el pensamiento
ciones que los Espíritus han dictado inmortal les sobrevive.»
sobre este acontecimiento, citaremos DOLLET
solamente las dos siguientes, que fue- Nota: este Espíritu, que se manifestó
ron dadas espontáneamente a la So- espontáneamente, dijo ser el de un an-
ciedad de París. Las comunicaciones tiguo librero del siglo dieciséis.
siguientes resumen las causas y todas Otra
las consecuencias de este aconteci-
«Era necesaria alguna cosa que
miento.
impresionara con un golpe violento
Sobre el Auto de Fe de Barcelona a ciertos Espíritus encarnados para
«El amor a la verdad siempre que se decidieran a ocuparse de esta
debe hacerse oír. La verdad atraviesa gran Doctrina, que debe regenerar el
la nube y, a la vez, resplandece por to- mundo. Nada es hecho inútilmente
das partes. El Espiritismo ha llegado en vuestra Tierra para eso, y nosotros,
a ser conocido por todos. Pronto será que inspiramos el Auto de Fe de Bar-
juzgado y puesto en práctica. Cuan- celona, sabíamos bien que, al actuar
tas más persecuciones haya, más rá- así, habríamos dado un inmenso paso
pido esta sublime Doctrina llegará a adelante. Ese hecho brutal, inaudito en
su apogeo. Sus más crueles enemigos, los tiempos actuales, fue consumado

147
Revista Espírita 1858-1861

para atraer la atención de los periodis- constatando lo histórico del hecho de


tas que se quedaban indiferentes ante Barcelona, otros desmintiéndolo, han
la agitación profunda que removía las dado lugar a una polémica que dará
ciudades y los centros Espíritas. Deja- la vuelta al mundo, y de la que el Es-
ban decir y dejaban hacer, pero se obs- piritismo solamente sacará provecho.
tinaban en hacerse los sordos, y con- He aquí el motivo por el cual hoy la
testaban por medio del mutismo al de- retaguardia de la inquisición ha hecho
seo de propaganda de los adeptos del su último auto de fe, porque lo hemos
Espiritismo. Es necesario que, a pesar querido así».
suyo, hablen del Espiritismo hoy; unos SANTO DOMINGO

1
N. de la T. – el poder de policía puede ser definido como la soberanía de cada Estado para regular,
dentro de su territorio, los asuntos de salud, seguridad y moral pública.

2
N. de la T.: en el original, en francés, «fin de non-recevoir», es decir, procedimiento por el cual se
neutraliza o se rechaza la demanda, sin contradecir el fondo, sin atacar su contenido.

148
Colección de Textos de Allan Kardec

16 – Reunión general de los Espíritas bordeleses,


el 14 de octubre de 1861: Discurso del señor Allan Kardec
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
4.o año, n.o 11, noviembre de 1861

S eñoras y señores,
Es con felicidad que me he some-
tido al llamamiento que habéis tenido
de. Por eso, jamás me he presentado
como el creador de esa Doctrina: todo
el honor es para los Espíritus. Es, pues,
a bien hacerme, y la acogida simpática solamente a ellos a quienes se deben
que recibo de vosotros es una de esas reportar los testimonios de vuestra
satisfacciones morales que dejan, en gratitud, y acepto los elogios que que-
el corazón, una impresión profunda e réis darme únicamente como un estí-
imborrable. Si estoy feliz por esta aco- mulo para proseguir en mi tarea con
gida cordial, es porque veo en ella un perseverancia.
homenaje prestado a la Doctrina que En los trabajos que he hecho para
profesamos y a los buenos Espíritus alcanzar el objetivo que me he pro-
que nos la enseñan, mucho más que puesto, he sido ayudado, sin duda,
a mí personalmente, que sólo soy un por los Espíritus –eso me ha sido di-
instrumento en las manos de la Provi- cho por ellos varias veces– pero sin
dencia. ninguna señal exterior de mediumni-
Convencido de la verdad de esta dad. No soy, pues, médium en el sen-
Doctrina y del bien que está llamada a tido común de la palabra y, hoy en día,
producir, he tratado de coordinar sus comprendo que es bueno para mí que
elementos. Me he esforzado con el fin así lo sea. Con una mediumnidad efec-
de volverla clara e inteligible para todos. tiva, yo sólo habría escrito bajo una
Es ésta toda la parte que me correspon- misma influencia. Habría sido llevado

149
Revista Espírita 1858-1861

a aceptar como verdadero sólo lo que que se dispone a marchar al frente de


me hubiera sido dado, y eso tal vez sin él por el número y la calidad de los
razón; mientras que, en mi posición, adeptos. Si se considera que el Espiri-
ha sido conveniente que yo haya teni- tismo debe su propagación a sus pro-
do una libertad absoluta de tomar lo pias fuerzas, sin el apoyo de ninguno
bueno en todos los lugares donde se de los auxiliares que hacen, de ordina-
encuentra y de cualquier lado de don- rio, el éxito, y a pesar de los esfuerzos
de haya venido. Por lo tanto, he podi- de una oposición sistemática o, más
do hacer una selección de las diversas bien, por causa de esos esfuerzos, no
enseñanzas, sin prejuicio, y con una se puede dejar de ver, en eso, el dedo
entera imparcialidad. He visto mucho, de Dios. Si sus enemigos son podero-
estudiado mucho, observado mucho, sos, y puesto que no han podido pa-
pero siempre con un ojo impasible, y ralizar el desarrollo del Espiritismo, se
nada más ambiciono sino ver la expe- debe admitir, pues, que la Doctrina es
riencia que he adquirido puesta a be- más poderosa que ellos, y que, como la
neficio de otros, a los que estoy feliz serpiente de la fábula, esos enemigos
de poder evitarles los escollos insepa- utilizan, en vano, sus dientes en contra
rables de todo noviciado. de una lima de acero.
Si he trabajado mucho, y si tra- Si decimos que el secreto del po-
bajo todos los días, soy muy genero- der del Espiritismo está en la voluntad
samente recompensado por la marcha de Dios, aquellos que no creen en Dios
tan rápida de la Doctrina, cuyo pro- se burlarán de eso. Hay también mu-
greso sobrepasa todo lo que era posi- chas personas que no niegan a Dios,
ble esperar, por los resultados morales sino que piensan que son más fuertes
que produce, y estoy feliz de ver que la que Él; éstos no se ríen: oponen barreras
ciudad de Burdeos no solamente no se que creen infranqueables y, sin embar-
queda atrás de ese movimiento, sino go, el Espiritismo las franquea todos

150
Colección de Textos de Allan Kardec

los días ante sus ojos. Es que, de hecho, vuelva a las personas tan felices moral
el Espiritismo extrae de su naturaleza, y materialmente que no tengan nada
de su propia esencia, una fuerza irre- más que desear, ni en este ni en el otro
sistible. ¿Cuál es, pues, el secreto de mundo. No solicitamos nada más, ya
esta fuerza? ¿Insistimos en esconderlo que el objetivo será alcanzado. La se-
por miedo a que, una vez conocido, a gunda causa es que no depende de
ejemplo de Sansón, sus enemigos sa- ningún hombre, que se puede abatir;
quen provecho de eso para vencer al no tiene un foco único, que se puede
Espiritismo? En absoluto. En el Espi- apagar; su foco está por todo lado,
ritismo, no hay misterios, todo se hace porque, en todas partes, hay médiums
a la luz del día, y podemos, sin temor, que pueden comunicarse con los Es-
revelarlo abiertamente. A pesar de que píritus; no hay familia que no pueda
ya lo he dicho, tal vez no esté fuera de encontrar a médiums en su seno; y
lugar repetirlo acá, a fin de que se sepa estas palabras del Cristo se cumplen:
bien que si entregamos a nuestros ad- «Vuestros hijos y vuestras hijas profetiza-
versarios el secreto de nuestras fuer- rán, y tendrán visiones». El Espiritismo
zas, es que conocemos también el lado es una idea, y no hay barreras impe-
débil de ellos. netrables a la idea, ni suficientemente
La fuerza del Espiritismo tiene altas para que no las pueda franquear.
dos causas preponderantes: la prime- Se mató al Cristo, se mató a Sus após-
ra es que él vuelve felices a aquellos toles y a Sus discípulos; pero el Cris-
que lo conocen, lo comprenden y lo to ya había lanzado, en el mundo, la
practican. Ahora bien, como hay mu- idea cristiana, y esta idea triunfó sobre
chas personas infelices, recluta a un la persecución de los Césares omnipo-
innumerable ejército entre aquellos tentes. ¿Por qué, pues, el Espiritismo,
que sufren. ¿Alguien quiere quitar- que no es otra cosa que el desarrollo
le ese elemento de propagación? Que y la aplicación de la idea cristiana, no

151
Revista Espírita 1858-1861

triunfaría sobre algunos burlones o ditivos? ¿Se impedirá al padre recibir


sobre antagonistas que, hasta el pre- los consuelos del hijo que ha perdido?
sente, a pesar de sus esfuerzos, sólo Veis, pues, que eso es imposible, y que
han podido oponerle una negación yo tenía razón al decir que el Espiritis-
estéril? ¿Está allí una pretensión qui- mo puede, sin temor, entregar el secre-
mérica? ¿Un sueño de reformador? to de su fuerza a sus enemigos.
Los hechos están allí para responder a Bien, se dirá; cuando algo es ine-
estas preguntas: el Espiritismo, a pesar vitable, se lo debe aceptar; pero si es
de todo, penetra en todos los lugares. una idea falsa o mala, ¿no hay razón
Como el polen fecundo de las flores, en querer trabarla? Sería necesario, en
es traído por los vientos, y echa raíces primer lugar, probar que es falsa. Aho-
en los cuatros rincones del mundo, ra bien, ¿hasta el presente, qué oponen
porque, en todos los lugares, encuen- sus adversarios? Burlas y negaciones
tra una tierra fecunda en sufrimien- que, para una buena lógica, jamás han
tos, sobre la que derrama un bálsamo pasado como argumentos. Pero una
consolador. Suponed, pues, el estado refutación seria, sólida; una demos-
más absoluto que la imaginación pue- tración categórica, evidente, ¿dónde la
da soñar, el reclutamiento de todos los encontráis? En ningún lugar, no más
esbirros para detener la idea de turno; en las críticas de la ciencia que en otra
¿eso impedirá que los Espíritus entren parte. Por otro lado, cuando una idea
y se manifiesten espontáneamente? se propaga con la rapidez del relám-
¿Impedirá que los médiums se formen pago, cuando encuentra innumerables
en la intimidad de las familias? Supon- ecos en los rangos más esclarecidos de
gamos que se fuera lo suficientemente la sociedad, cuando tiene raíces en-
fuerte para impedir escribir, para pro- tre todos los pueblos, desde que hay
hibir la lectura de los libros; ¿se puede hombres en la Tierra; cuando los más
impedir oír, ya que hay médiums au- grandes filósofos sacros y profanos la

152
Colección de Textos de Allan Kardec

han proclamado, es ilógico suponer olvido de las ofensas, la sumisión a la


que sólo reposa sobre la mentira y la voluntad de Dios, sería contraria a la
ilusión. Toda persona sensata, o que religión? Sería un contrasentido. Afir-
no está cegada por la pasión o el in- mar una cosa semejante sería criticar
terés personal, se dirá que debe haber sistemáticamente la propia religión; es
algo de verdadero en esa idea y, por lo por eso que digo que aquellos que ha-
menos, la persona prudente, antes de blan así no conocen la Doctrina Espí-
negar, aplazará su juicio. rita. Si ese fuera el resultado, ¿por qué
¿La idea es mala? Si es verdadera, la Doctrina Espírita reencaminaría ha-
si es sólo una aplicación de las leyes de cia las ideas religiosas a aquellos que
la naturaleza, parece difícil que pueda no creen en nada? ¿Por qué haría orar
ser mala, a menos que se admita que a aquellos que se habían olvidado de
Dios ha hecho mal lo que ha hecho. hacerlo desde su infancia?
¿Cómo una doctrina puede ser mala Hay, además, otra respuesta
cuando vuelve mejores a aquellos que igualmente perentoria: el Espiritismo
la profesan, cuando consuela a los afli- es extraño a toda cuestión dogmáti-
gidos, da resignación en la infelicidad, ca. A los materialistas, les prueba la
restablece la paz en las familias, calma existencia del alma; a aquellos que
la efervescencia de las pasiones, impi- sólo creen en la nada, les prueba la
de el suicidio? Dicen algunos que la existencia de la vida eterna; a aque-
Doctrina Espírita es contraria a la re- llos que creen que Dios no se ocupa de
ligión. He aquí la gran palabra con la las acciones de las personas, les prue-
que se intenta asustar a los tímidos y ba la existencia de las penas y de las
a aquellos que no conocen la Doctrina recompensas futuras. Al destruir el
Espírita. ¿Cómo una doctrina que vuel- materialismo, destruye la más grande
ve mejor, que enseña la moral evan- llaga social: he aquí su objetivo. No
gélica, que sólo predica la caridad, el se ocupa de las creencias específicas,

153
Revista Espírita 1858-1861

y deja a cada uno toda la libertad. El dad», y ante esa protección1, más po-
materialista es el más grande enemigo derosa que la de Minerva, pues viene
de la religión. Al conducirlo al Espiri- del Cristo, la propia incredulidad se
tualismo, el Espiritismo le hacer andar inclina. ¿Qué se puede oponer a una
los tres cuartos del camino para volver doctrina que conduce a las personas a
al regazo de la Iglesia. Le corresponde amarse como hermanas? Si no se ad-
a la Iglesia hacer el resto. Pero si la co- mite la causa, por lo menos se respe-
munión hacia la que él tendería a unir- tará el efecto. Ahora bien, el mejor me-
se lo rechaza, sería de temerse que él dio de demostrar la realidad del efecto
se volviera hacia otra. es hacer su aplicación en uno mismo;
Deciros eso, señores, es como es mostrar a los enemigos de la Doc-
intentar convencer a las personas ya trina Espírita, con el propio ejemplo,
convencidas; lo sabéis todos tan bien que ella le vuelve a uno realmente
como yo. Pero hay otro punto sobre el mejor. ¿Pero cómo hacer creer que un
que es útil decir algunas palabras. instrumento puede producir la armo-
Si los enemigos de afuera nada nía si emite sonidos discordantes? Del
pueden en contra del Espiritismo, no mismo modo, ¿cómo persuadir que el
es lo mismo con aquellos de adentro; Espiritismo debe conducir a la concor-
quiero decir con aquellos que son Es- dia si aquellos que lo profesan, o que
píritas más de nombre que de hecho, supuestamente lo profesan, lo que es
sin hablar de aquellos que sólo tienen visto como un todo por los adversa-
la máscara del Espiritismo. El lado rios, se arrojan piedras? ¿Si una sim-
más bello del Espiritismo es el moral. ple susceptibilidad de amor propio, de
Es por sus consecuencias morales que prelación basta para dividirlos? ¿No
triunfará, pues allí está toda su forta- es este el medio de hacerse refutar su
leza, allí está su invulnerabilidad. Está propio argumento? Los enemigos más
inscrito en su bandera: «Amor y cari- peligrosos del Espiritismo son, pues,

154
Colección de Textos de Allan Kardec

aquellos que se desmienten a sí mis- que el Espiritismo es perjudicial para


mos al no practicar la ley que ellos sus intereses materiales. Si estuvieran
mismos vienen a proclamar. Habría persuadidos de que es una quimera,
puerilidad en hacer disidencia por los dejarían al Espiritismo perfectamente
matices de opinión; habría malevolen- tranquilo. Por eso, el encarnizamiento
cia evidente, olvido del primer deber crece a la misma medida del progreso
del verdadero Espírita, apartarse por de la Doctrina Espírita, de tal manera
una cuestión personal, pues el senti- que se puede medir la importancia de
miento de personalismo es fruto del ese progreso por la violencia de sus
orgullo y del egoísmo. ataques. Mientras sólo habían visto,
No se debe olvidar, señores, que en el Espiritismo, un juego de mesas
los enemigos del Espiritismo son de giratorias, nada han dicho, y lo tenían
dos clases: de un lado, tenéis a los bur- en cuenta como el capricho de moda.
lones y a los incrédulos, que reciben, Pero hoy en día, cuando, a pesar de su
todos los días, desmentidos por los mala voluntad, ven la insuficiencia de
hechos; no los teméis y tenéis razón. la burla, emplearán otros medios. Esos
Sirven a nuestra causa sin desearlo, y medios, sean cuales sean, nos demos-
debemos agradecerles. De otro lado, trarán su impotencia. Sin embargo, si
están las personas interesadas en com- no pueden acallar esta voz que se le-
batir la Doctrina Espírita; a éstos no es- vanta por todos los rincones del mun-
peréis traerlos por la persuasión, pues do, y si no pueden detener ese torrente
no buscan la luz. En vano, les desple- que los invade de todos lados, harán
garéis a sus ojos la evidencia del Sol; de todo para ponerle trabas y, si pue-
son ciegos porque no quieren ver. No den hacer retroceder el progreso en un
os atacan porque estéis equivocados, único día, dirán que es un día de ga-
sino porque estáis en lo verdadero y, nancia.
además, porque, con o sin razón, creen Esperad, pues, a aquellos que

155
Revista Espírita 1858-1861

disputarán el terreno palmo a pal- aquel que sacrifica, con valor, su vida.
mo, pues el interés material es, entre Considerad, pues, como que están ha-
todos, el más tenaz. Para él, los dere- ciendo causa común con vuestros ene-
chos más sagrados de la humanidad migos, a todos aquellos que tiendan a
nada son. Tenéis la prueba de eso en arrojar entre vosotros el fermento de
la lucha norteamericana. «¡Perezca la la discordia, ya que, voluntaria o invo-
unión que hacía nuestra gloria, antes luntariamente, proveen de armas en
que nuestros intereses!» dicen los es- contra de vosotros. En todos los casos,
clavistas. De la misma manera, hablan no contéis más con ellos que con los
los adversarios del Espiritismo, pues malos soldados que retroceden al pri-
la cuestión humanitaria es la menor mer disparo de fusil.
de sus preocupaciones. ¿Qué oponer- Sin embargo, diréis, si las opinio-
les? Una bandera que les hace pali- nes son compartidas sobre algunos
decer, pues saben bien que trae estas puntos de la Doctrina, ¿cómo recono-
palabras salidas de la boca del Cristo: cer de qué lado está la verdad? Es la
«Amor y caridad», y que estas palabras cosa más fácil. Tenéis, en primer lugar,
son la sentencia de ellos. Alrededor de como peso, vuestro juicio; como medi-
esa bandera, que todos los verdaderos da, la sana e inflexible lógica. Tenéis,
Espíritas se reúnan, y serán fuertes, en segundo lugar, el consentimiento
pues la unión hace la fuerza. Recono- de la mayoría; pues estad seguros de
céis, pues, a los verdaderos defenso- que el número creciente o decreciente
res de vuestra causa, no por palabras de los partidarios de una idea os da la
vanas, las palabras nada cuestan, sino medida de su valor. Si es falsa, no po-
por la práctica de la ley de amor y de dría alcanzar más voz que la verdad:
caridad, por la renuncia al personalis- Dios no lo permitiría; puede dejar que el
mo. El mejor soldado no es aquel que error se muestre por esto o por aquello,
blande por lo más alto su sable, sino para hacernos ver sus apariencias y en-

156
Colección de Textos de Allan Kardec

señarnos a reconocerlo; sin eso, ¿dónde nocer a aquellos con quienes se puede
estaría nuestro mérito si no tuviéramos realmente contar en caso de necesi-
elección que hacer? ¿Queréis otro cri- dad, y a quienes uno evita, así, poner
terio de la verdad? He aquí uno que a la cabeza. Son las pequeñas piedras
es infalible. Puesto que el lema del Es- sembradas sobre vuestra ruta, a fin de
piritismo es «Amor y caridad», recono- acostumbraros a ver sobre qué os apo-
ceréis la verdad por la práctica de esta yáis.
máxima, y tenéis por seguro que aquel Me resta, señores, hablaros de la
que arroja piedras a otro no puede es- organización de la Sociedad. Ya que
tar en la verdad absoluta. En cuanto a tenéis a bien solicitar mi opinión, os
mí, señores, habéis oído mi profesión diré lo que dije el año pasado en Lyon.
de fe. Si, Dios no quiera, se levantaran Los mismos motivos me llevan a di-
disidencias entre vosotros, lo digo con suadiros, con todas mis fuerzas, del
pesar, me apartaría abiertamente de proyecto de formar una Sociedad úni-
aquellos que traicionaran la bandera ca abarcando a todos los Espíritas de
de la fraternidad, pues, a mis ojos, no la ciudad, lo que sería simplemente
podrían ser considerados como verda- impracticable por el número crecien-
deros Espíritas. te de los adeptos. No tardaríais en ser
En todo caso, no os inquietéis, en detenidos por obstáculos materiales y
absoluto, por algunas disidencias pa- por dificultades morales más grandes
sajeras. Tendréis pronto la prueba de aún, que os mostrarían su imposibi-
que no traen consecuencias graves; lidad. Vale más, pues, no emprender
son pruebas para vuestra fe y vuestro una cosa a la que seríais obligados a
juicio; frecuentemente son también renunciar. Todas las consideraciones
medios permitidos por Dios y los bue- que apoyan esta opinión están com-
nos Espíritus para dar la medida de pletamente desarrolladas en la nueva
la sinceridad de cada uno, y hacer co- edición de El Libro de los Médiums, del

157
Revista Espírita 1858-1861

que os invito a informaros. Sólo añadi- cualidades conciliadoras, del celo y de


ré pocas palabras. la abnegación de los que habrá dado
Lo que es difícil de obtener, en prueba, de los servicios reales que ha-
una reunión numerosa, lo es mucho brá prestado a la causa. Él adquirirá
menos en los grupos particulares. És- así, sin buscarla, una fuerza moral que
tos se forman por una afinidad de gus- nadie pensará discutir, porque todo el
tos, de sentimientos y de costumbres. mundo la reconocerá en él; mientras
Dos grupos separados pueden tener que aquel que, por su propia cuenta,
una manera de ver diferente sobre al- buscara imponerse, o que fuera traído
gunos detalles y no dejar de avanzar por un grupo cualquiera, encontraría
muy bien en acuerdo, mientras que, si la oposición de parte de todos aquellos
estuvieran reunidos, la divergencia de que no le reconocerían las cualidades
opiniones traería inevitablemente la morales necesarias, y eso sería una
confusión. causa inevitable de divisiones.
El sistema de la multiplicación de Conferir a alguien la dirección su-
los grupos tiene también como resul- prema de la Doctrina Espírita es algo
tado arrancar de raíz las rivalidades importante. Antes de hacerlo, es nece-
de supremacía y de presidencia. Cada sario estar muy seguro del candidato,
grupo es naturalmente presidido por bajo todos los aspectos, pues, si tiene
el dueño de la casa o por aquel que es ideas equivocadas, esa persona podría
designado, y todo pasa en familia. Si la arrastrar a la Sociedad a una pendien-
alta dirección del Espiritismo, en una te nefasta y, tal vez, a su ruina. En los
ciudad, incumbe a alguien, éste será grupos particulares, cada uno puede
llamado debido a las circunstancias, y dar sus pruebas de habilidad y nomi-
un consentimiento tácito lo designará narse, para más tarde, al sufragio de
de manera completamente natural, en sus colegas si hubiera lugar; pero na-
razón de su mérito personal, de sus die puede pretender ser general an-

158
Colección de Textos de Allan Kardec

tes de haber sido soldado. Del mismo tán trazadas en El Libro de los Médiums
modo que al buen general se lo reco- (número 341).
noce por su valor y sus talentos, al ver- Un defecto bastante frecuente en-
dadero Espírita se lo reconoce por sus tre algunos nuevos adeptos es el de
cualidades. Ahora bien, la primera de creerse convertidos en maestros des-
la que se debe dar prueba es la renun- pués de algunos meses de estudio. El
cia al personalismo. Es, pues, por sus Espiritismo es una ciencia inmensa,
actos que se lo reconoce, más que por como sabéis, y cuya experiencia sólo
sus palabras. Lo que es necesario para puede adquirirse con el tiempo, en
dirigir la Doctrina Espírita es un ver- eso como en todas las cosas. Hay en
dadero Espírita, y el verdadero Espí- esa pretensión de no tener más nece-
rita no es movido ni por la ambición, sidad de consejos ajenos y de creerse
ni por el amor propio. Llamo vuestra por encima de todos, una prueba de
atención sobre este asunto, señores, ignorancia, ya que se falta a uno de los
hacia las diversas categorías de Espí- primeros preceptos de la Doctrina: la
ritas, cuyas características distintivas modestia y la humildad. Cuando los
están claramente definidas en El Libro Espíritus malos encuentran semejan-
de los Médiums (número 28).
Además, sea cual sea la naturale- «Lo que es necesario para
za de la reunión, sea numerosa o no, dirigir la Doctrina Espírita
las condiciones que debe llenar para es un verdadero Espírita,
alcanzar el objetivo son las mismas. Es
a eso a lo que deben orientarse todos
y el verdadero Espírita
sus cuidados, y aquellos que llenen las no es movido ni por la
condiciones serán fuertes, porque ten- ambición, ni por el
drán necesariamente el apoyo de los amor propio.»
buenos Espíritus. Esas condiciones es-

159
Revista Espírita 1858-1861

tes disposiciones en un individuo, no este asunto vuestra atención hacia el


dejan de estimularlas y de cultivarlas, número 348 de El Libro de los Médiums.
persuadiéndole de que sólo él posee Además, nada impide que un grupo
la verdad. Es uno de los escollos que central esté formado de delegados de
se puede encontrar, y contra el que he los diversos grupos particulares, que
creído tener que preveniros, al añadir tendrían, así, un punto de unión que
que no basta decirse Espírita o decirse mantendría una correspondencia di-
cristiano: es necesario demostrarlo en recta con la Sociedad de París. Tam-
la práctica. bién, todos los años, una asamblea ge-
Si, por la formación de grupos, neral podría reunir a todos los adeptos
se evita la rivalidad de los individuos, y volverse, así, una verdadera fiesta
¿esa rivalidad no puede existir entre los del Espiritismo. Por lo demás, sobre
propios grupos que, al avanzar en vías esos diversos puntos, prepararé una
un poco divergentes, podrían produ- instrucción detallada que tendré el
cir cismas, mientras que una Sociedad honor de transmitiros posteriormente,
única mantendría la unidad de prin- sea sobre la organización, sea sobre el
cipios? A eso contesto que el inconve- orden de los trabajos. Aquellos que la
niente que se señala no sería evitado, sigan se mantendrán naturalmente en
ya que aquellos que no adoptaran los la unidad de principios.
principios de la Sociedad se apartarían Tales son, señores, los consejos
de ésta, y nada les impediría hacer un que creo tener que daros, ya que ha-
grupo aparte. Los grupos son como béis tenido a bien informaros sobre
pequeñas Sociedades que avanzarán mis opiniones. Estoy feliz de añadir
necesariamente en la misma vía si que he encontrado, en Burdeos, a ex-
adoptan todos la misma bandera y las celentes elementos, y un progreso mu-
bases de la Ciencia consagradas por la cho más grande de lo que esperaba. He
experiencia. Llamo, igualmente, sobre encontrado a un gran número de ver-

160
Colección de Textos de Allan Kardec

daderos y sinceros Espíritas, y llevo esta noble causa, que es la de la hu-


de mi visita la esperanza fundada de manidad.
que nuestra Doctrina se desarrollará El Espíritu de Erasto, que ya co-
acá sobre las bases más amplias y en nocéis, señores, por las notables diser-
excelentes condiciones. Estad segu- taciones que habéis leído de él, quiere
ros de que mi colaboración jamás fal- también traeros el tributo de sus con-
tará en todo lo que esté en mi poder sejos. Antes de mi partida de París, él
hacer para secundar los esfuerzos de dictó, por su médium habitual, la co-
aquellos que están sincera y concien- municación siguiente, de la que voy a
zudamente dedicados, de corazón, a tener el honor de daros lectura.

1
N. de la T.: en el original en francés, «palladium», es decir, la estatua de Pallas (Minerva, para los
romanos), considerada por los troyanos como la garantía de la seguridad de su ciudad.

161
Colección de Textos de Allan Kardec

17 – Banquete ofrecido por los Espíritas bordeleses


al señor Allan Kardec: Discurso y brindis
del señor Allan Kardec
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
4.o año, n.o 11, noviembre de 1861

M is caros hermanos en el Espiri-


tismo,
Las expresiones me faltan para
de los que sois los representantes como
miembros de la gran familia; hacia el
Espiritismo en general, que acabáis de
traducir la impresión que siento por aclamar en estas dos reuniones solem-
vuestra acogida tan simpática y bené- nes y que, no lo dudéis, extraerá del
vola. Permitidme, pues, deciros con impulso de vuestra importante ciudad
algunas palabras, en lugar de largas una fuerza nueva para luchar contra
frases que no dirían más, que coloca- los obstáculos que se deseen tirar so-
ré mi primera estada en Burdeos entre bre su ruta.
los momentos más felices de mi vida, En mi alocución de ayer, hablé del
y que guardaré de ella un eterno re- irresistible poder del Espiritismo. ¿No
cuerdo. Pero tampoco me olvidaré, se- sois vosotros la prueba evidente, y no
ñores, de que esta acogida me impone es un hecho característico la inaugura-
una gran tarea, la de justificarla, lo que ción de una Sociedad Espírita que de-
espero hacer con la ayuda de Dios y buta, como la vuestra, por la reunión
de los buenos Espíritus. Además, me espontánea de aproximadamente 300
impone grandes obligaciones, no so- personas, atraídas, no por una vana
lamente hacia vosotros, sino también curiosidad, sino por la convicción, y
hacia los Espíritas de todos los países, por el único deseo de agruparse en un

163
Revista Espírita 1858-1861

solo haz? Sí, señores, ese hecho no es rápidamente que los Espíritus bende-
solamente característico, sino también cirán al Señor el haberte inspirado el
viene de la Providencia. He aquí lo que deseo de venir a ayudarlos a entrar en
me decía aún ayer, sobre este asunto, esta vía sagrada».
antes de la sesión, mi guía espiritual: Veis, por lo tanto, señores: el im-
el Espíritu de Verdad. pulso que os anima viene de lo alto, y
«Dios ha marcado, con el sello de bien temerario sería aquel que deseara
Su voluntad inmutable, la hora de la detenerlo, pues sería vencido como los
regeneración de los hijos de esta gran ángeles rebeldes que quisieron luchar
ciudad. A la obra, pues, con confianza contra el poder de Dios. No temáis,
y valor. Esta noche los destinos de sus pues, la oposición de algunos adversa-
habitantes van a empezar a salir del rios interesados, o que se pavonean en
atolladero de las pasiones que su ri- su incredulidad materialista. El mate-
queza y su lujo hacían germinar como rialismo linda con su última hora, y es
la cizaña cerca del buen grano, para el Espiritismo el que viene a sonarla,
alcanzar, por el progreso moral que el pues él es la aurora que disipa las ti-
Espiritismo va a imprimirle, la gran- nieblas de la noche; y, cosa de la Provi-
deza de los destinos eternos. Burdeos, dencia, es el propio materialismo que,
ves tú, es una ciudad amada por los sin quererlo, ayuda a la propagación
Espíritus, pues ve multiplicarse, den- del Espiritismo. Por sus ataques, lla-
tro de sus muros, la más sublime ab- ma sobre el Espiritismo la atención de
negación de la caridad bajo todas sus los indiferentes. Se quiere ver lo que
formas. Por eso, los Espíritus estaban es, y como se lo considera bueno, se
afligidos al ver a Burdeos rezagada en lo adopta. Tenéis la prueba ante vues-
el movimiento progresista que el Espi- tros ojos. Sin los artículos de uno de
ritismo viene a imponer a la humani- los periódicos de vuestra ciudad, los
dad. Pero el progreso va a hacerse tan Espíritas bordeleses serían, tal vez, la

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Colección de Textos de Allan Kardec

mitad de numerosos de lo que son. Ese todos los Espíritas son locos! ¡Honor
artículo ha despertado naturalmente a los locos de esta especie! No nos ol-
la curiosidad, pues se ha dicho: «Se videmos de Metz, que también acaba
ataca; por lo tanto, hay algo»; y se ha de fundar su sociedad, en la que figu-
medido la importancia de ese algo por ran, en gran número, oficiales de todos
la extensión del artículo. Las personas los grados, y que solicita su admisión
se han preguntado: «¿El Espiritismo en la gran familia. Pronto, lo espero,
es bueno, es malo? ¿Es verdadero, es Toulouse, Marsella y otras ciudades
falso? Veamos». Se ha visto, y sabéis donde ya fermenta la nueva semilla
el resultado. Lejos, pues, de tener re- se sumarán a sus hermanas mayores,
sentimiento en contra del autor del ar- y darán la señal de la regeneración en
tículo; se le debe agradecer por haber sus regiones respectivas.
hecho propaganda gratuita; y si hay Señores, en nombre de la Socie-
acá alguno de sus amigos, le rogamos dad Parisiense de Estudios Espíritas,
tener a bien aconsejarle recomenzar, a brindo por los Espíritas de Burdeos;
fin de que, si éramos 300 ayer, seamos por su unión fraterna, para resistir al
600 el próximo año. Podría, sobre este enemigo que deseara dividirlos, a fin
asunto, citaros hechos curiosos de pro- de estar más fácilmente en lo cierto.
paganda semejante realizada en cier- Incluyo, en este brindis, desde lo
tas ciudades por sermones furibundos más profundo de mi corazón, y con la
en contra del Espiritismo. más viva simpatía, al grupo Espírita
Burdeos, como Lyon, acaba de al- de los obreros de Burdeos que, como
zar dignamente la bandera del Espiri- aquellos de Lyon, dan un admirable
tismo, y lo que veo me asegura que no ejemplo de celo, de dedicación, de ab-
dejará que la retiren. ¡Burdeos y Lyon! negación y de reforma moral. Estoy fe-
¡Dos de las ciudades más grandes de liz, muy feliz, os aseguro, de ver a sus
Francia; focos de luz! ¡Y se dice que delegados reunidos fraternalmente al-

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Revista Espírita 1858-1861

rededor de esta mesa con la élite de los abarcado en la expresión de vues-


la sociedad, lo que prueba, por esta tros sentimientos fraternales.
reunión, la buena influencia del Es- ¡A los Espíritas bordeleses!
piritismo sobre los prejuicios socia- Señores, los Espíritas no deben ser
les. No podría ser diferente, ya que el ingratos. Creo que hay el deber del re-
Espiritismo nos enseña que el mejor conocimiento de no olvidar a aquellos
ubicado en el mundo fue, tal vez, un que sirven a nuestra causa, aun sin que-
humilde proletario y que, al apretar rerlo. Propongo, pues, un brindis por el
la mano del último de los obreros, autor del artículo del Courrier de la Gi-
aprieta, tal vez, la de un hermano, de ronde, por el favor que nos ha hecho,
un padre o de un amigo. haciendo votos para que renueve, de
En nombre de los Espíritas de tiempo en tiempo, sus artículos inge-
Metz y de Lyon, de los que me hago niosos. Y si agrada a Dios, él será pron-
intérprete, os agradezco por haber- to el único hombre sensato de Burdeos.

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Colección de Textos de Allan Kardec

18 – Organización del Espiritismo


Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
4.o año, n.o 12, diciembre de 1861

H asta el presente, los Espíritas,


aunque son muy numerosos,
han estado diseminados por todos los
tanto, ha llegado el momento de ocu-
parse de lo que se puede llamar la or-
ganización del Espiritismo. El Libro de los
países. No está ahí una de las caracte- Médiums (segunda edición) contiene,
rísticas menos notables de la Doctrina sobre la formación de las Sociedades
Espírita. Como una semilla llevada espíritas, observaciones importantes, a
por los vientos, la Doctrina Espírita ha las que nos remitimos y sobre las que
echado raíces en todos los puntos del rogamos meditar con cuidado. La ex-
globo, prueba evidente de que su pro- periencia viene a confirmar, cada día,
pagación no es el efecto ni de un gru- la exactitud de esas observaciones. Las
po específico ni de una influencia local recordaremos sucintamente, añadien-
y personal. Inicialmente aislados, hoy do instrucciones más detalladas.
en día los adeptos están completamen- 2. Hablemos, inicialmente, de los
te sorprendidos de encontrarse en can- adeptos que todavía se encuentran ais-
tidad; y como la semejanza de ideas lados en medio de una población hos-
inspira el deseo de acercamiento, bus- til o ignorante con relación a las ideas
can reunirse y fundar Sociedades. Por nuevas. Diariamente, recibimos cartas
eso, de todas partes, las personas nos de personas que están en esa situación
solicitan instrucciones bajo ese aspec- y que nos preguntan qué pueden ha-
to, manifestándonos el deseo de unir- cer ante la ausencia de médiums y de
se a la Sociedad central de París. Por lo partidarios del Espiritismo. Están en la

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Revista Espírita 1858-1861

misma situación en la que se encontra- ten esta misión sin ser detenidos por
ban, hace apenas un año, los primeros las dificultades serán grandemente re-
Espíritas de los centros más numerosos compensados por el éxito y por la sa-
hoy en día. Poco a poco, los adeptos tisfacción de haber hecho algo útil. Sin
se han multiplicado; hay determinada duda, encontrarán oposición. Estarán
ciudad donde se contaban reciente- expuestos a las burlas y a los sarcas-
mente por unidades escasas, y ahora mos de los incrédulos, a la propia ma-
son centenares y millares. Pronto suce- levolencia de las personas interesadas
derá lo mismo en todos los lugares: es en combatir la Doctrina: ¿pero dónde
cuestión de paciencia. En cuanto a lo estaría el mérito si no hubiera ningún
que tienen que hacer, es muy simple. obstáculo que vencer? Ahora bien,
En primer lugar, pueden trabajar por para aquellos que son detenidos por el
su propia cuenta, profundizarse en la temor pueril del «qué dirán», no tene-
Doctrina por la lectura y la meditación mos nada que decirles, ningún consejo
de las obras especializadas. Cuanto que darles. Pero a aquellos que tienen
más la profundicen, más descubrirán, el valor de su opinión, que están por
en la Doctrina, las verdades consola- encima de las mezquinas consideracio-
doras confirmadas por la razón. En nes mundanas, les diremos que lo que
ese aislamiento, deben considerarse tienen que hacer es limitarse a hablar
felices por haber sido los primeros fa- abiertamente del Espiritismo, sin afec-
vorecidos. Sin embargo, si se limitaran tación, como algo completamente sim-
a extraer de la Doctrina una satisfac- ple y natural, sin predicarlo y, sobre
ción personal, sería una especie de todo, sin buscar ni forzar las convic-
egoísmo. Debido a su propia posición, ciones ni hacer prosélitos. El Espiritis-
tienen una hermosa e importante mi- mo no debe imponerse; se viene a él porque
sión que cumplir: la de difundir la luz se lo necesita, y porque él da lo que las
alrededor de ellos. Aquellos que acep- otras filosofías no dan. Es conveniente,

168
Colección de Textos de Allan Kardec

incluso, no dar ninguna explicación a cian como semillas lanzadas en el aire:


los incrédulos obstinados: sería dar- entre las semillas, muchas caen sobre
les demasiada importancia y hacerles las piedras y nada producen; pero si
creer que se depende de ellos. Los es- solamente hubiere una única que ca-
fuerzos que se hacen para atraerlos los yera sobre la tierra fértil, consideraos
alejan y, por amor propio, se endure- felices; cultivadla, y estad seguros de
cen en su oposición. Es por eso que es que esa planta, al fructificar, tendrá re-
inútil perder tiempo con ellos. Cuando toños. Para algunos adeptos, la dificul-
la necesidad se haga sentir, vendrán tad está en contestar a ciertas objecio-
por sí mismos. Mientras tanto, se debe nes. La lectura atenta de las obras les
dejar que se complazcan tranquilos en ofrecerá los medios para eso; sin em-
su escepticismo, que, creed bien, les bargo, podrán valerse, para ese efec-
abruma más frecuentemente de lo que to, sobre todo, de la publicación que
desean hacer notar; pues, por más que haremos con el título de: Refutación de
los incrédulos digan lo contrario, la las críticas en contra del Espiritismo desde
idea de la nada después de la muerte el punto de vista materialista, científico y
tiene algo más espantoso, más descon- religioso.
solador que la propia muerte. 3. Hablemos ahora de la organización
Sin embargo, al lado de los burlo- del Espiritismo en los centros ya nu-
nes, se encontrarán personas que pre- merosos. El incremento incesante de
guntarán: «¿Qué es eso?» Apresuraos, los adeptos demuestra la imposibili-
entonces, a satisfacerlas, al proporcio-
nar vuestras explicaciones según la «El Espiritismo no debe
naturaleza de las disposiciones que imponerse; se viene a él
encontraréis en ellas. Cuando se habla
del Espiritismo en general, se deben
porque se lo necesita [...].»
considerar las palabras que se pronun-

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Revista Espírita 1858-1861

dad material de constituir, en una ciu- ocasiones, impedir los conflictos y las
dad, y sobre todo en una ciudad po- rivalidades de supremacía y de presi-
pulosa, una Sociedad única. Además dencia. Cada grupo es naturalmente
del número, hay la dificultad de las dirigido por el dueño de la casa, o por
distancias, que es un obstáculo para aquel que es designado para ese efec-
muchos. Por otro lado, está reconoci- to. No hay presidente oficial, propia-
do que las grandes reuniones son me- mente hablando, pues todo pasa en
nos favorables a las comunicaciones familia. El dueño de la casa, al ser el
elevadas, y que las mejores se obtienen anfitrión, tiene toda la autoridad para
en los grupos pequeños. Por lo tanto, el mantenimiento del buen orden. Con
debemos concentrarnos en multiplicar una Sociedad propiamente dicha, son
los grupos particulares. Ahora bien, necesarios un local especial, un perso-
como lo hemos dicho, veinte grupos nal administrativo, un presupuesto,
de quince a veinte personas obtendrán en suma, una complejidad de engra-
más y harán más por la propaganda najes que la mala voluntad de algunos
que una Sociedad única de cuatrocien- disidentes malintencionados podría
tos miembros. Los grupos se forman comprometer.
naturalmente por la afinidad de gus- 5. A esas consideraciones, largamen-
tos, de sentimientos, de costumbres y te desarrolladas en el Libro de los Mé-
de posición social. Todas las personas diums, añadiremos una que es pre-
se conocen allí y, como son reuniones ponderante. El Espiritismo todavía no
privadas, uno tiene libertad en cuanto es visto con buenos ojos por todo el
al número y a la selección de aquellos mundo. Dentro de poco, se compren-
que se admiten en el grupo. derá que sólo tiene que haber interés
4. El sistema de la multiplicación de en favorecer una creencia que vuelve
los grupos también tiene como resul- mejores a las personas y que es una
tado, como lo hemos dicho en varias garantía de orden social, pero, has-

170
Colección de Textos de Allan Kardec

ta que se esté bien convencido de su que niegan la existencia del diablo y


buena influencia sobre la mentalidad reconocen sólo a Dios como el único
de las masas y de sus efectos morali- maestro todopoderoso, soberanamen-
zadores, los adeptos deben esperar te justo y bueno; ¡singulares hechice-
que se les susciten trabas, sea por la ig- ros, que renegarían de su maestro y
norancia del verdadero objetivo de la actuarían en nombre de su antagonis-
Doctrina, sea por interés personal. No ta! En realidad, el diablo no debería
solamente se burlarán de los adeptos, estar muy contento con sus adeptos.
sino también, cuando se vea desafilar Pero las buenas razones son la menor
el arma del ridículo, se los calumniará. de las preocupaciones de aquellos que
Se los acusará de locura, de charlata- quieren buscar pelea. Cuando quieren
nería, de irreligión, de hechicería, a fin matar a su perro, dicen que está rabio-
de amotinar el fanatismo en contra de so. Afortunadamente, la Edad Media
ellos. ¡De locura! Sublime locura que lanza sus últimas y pálidas luces so-
hace creer en Dios y en el porvenir del bre nuestro siglo. Como el Espiritismo
alma. Para aquellos que no creen en viene a darle el golpe de gracia, no es
nada, es, en efecto, una locura creer sorprendente verla intentar un supre-
en la comunicación entre los muer- mo esfuerzo; pero estemos tranquilos:
tos y los vivos; locura que da la vuel- la lucha no será larga. No obstante,
ta al mundo y alcanza a las personas que la certidumbre de la victoria no
más eminentes. ¡De charlatanería! Los se vuelva imprudencia, pues una im-
adeptos tienen una respuesta perento- prudencia podría, si no comprometer,
ria: el desinterés, pues la charlatanería por lo menos retardar el éxito. Por esos
jamás es desinteresada. ¡De irreligión! motivos, la constitución de Sociedades
Aquellos que, desde que son Espíritas, numerosas encontraría, tal vez, obstá-
son más religiosos que antes. ¡De hechi- culos en ciertas localidades, mientras
cería y de trato con el diablo! Aquellos que no podría suceder lo mismo con

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Revista Espírita 1858-1861

las reuniones familiares. que haga como las abejas: que los en-
6. Añadamos una consideración más. jambres salidos de la colmena madre
Las Sociedades propiamente dichas vayan a fundar nuevas colmenas que,
están sujetas a numerosas vicisitudes. a su vez, formarán otras. Habrá mu-
Mil causas que dependen o no de la chos centros de acción irradiando en
voluntad de las Sociedades pueden sus círculos respectivos y serán más
llevarlas a la disolución. Suponga- poderosos para la propaganda que
mos, pues, que una Sociedad espírita una Sociedad única.
haya reunido a todos los adeptos de 7. Siendo admitida, en principio, la
una misma ciudad y que, por una cir- formación de los grupos, resta exami-
cunstancia cualquiera, cese de existir; nar varias cuestiones importantes. La
he aquí los miembros dispersados y primera de todas es la uniformidad
desorientados. Ahora, supongamos en la Doctrina. Esta uniformidad no
que, en lugar de eso, haya cincuenta estaría mejor garantizada por una So-
grupos, si desaparecen algunos, siem- ciedad compacta, ya que los disidentes
pre quedará algo y se formarán otros. tendrían siempre la facilidad de reti-
Son como plantas vivaces que, a pesar rarse y de hacer un grupo aparte. Sea
de todo, renacen. No tengáis, en un la Sociedad una o esté fraccionada, la
campo, solamente un gran árbol; el uniformidad será la consecuencia na-
rayo puede destruirlo. Tened cien; el tural de la unidad de la base que los
mismo golpe no podría alcanzarlos a grupos adopten. Será completa entre
todos, y cuantos más pequeños sean, todos aquellos que sigan la línea tra-
menos estarán expuestos. zada por el Libro de los Espíritus y el Li-
Por lo tanto, todo milita en favor bro de los Médiums: el uno contiene los
del sistema que proponemos. Cuando principios de la filosofía de la Ciencia;
un primer grupo fundado en algún el otro, las reglas de la parte experi-
lugar se vuelve demasiado numeroso, mental y práctica. Esas obras están es-

172
Colección de Textos de Allan Kardec

critas con suficiente claridad para no obras a las varias reuniones espíritas,
dar lugar a interpretaciones divergen- y eso con tanta más razón porque son
tes, condición esencial a toda nueva las únicas, hasta el presente, en las que
doctrina. la Ciencia es tratada de una manera
Hasta el presente, esas obras han completa. Todas aquellas que han sido
servido como reguladores para la in- publicadas sobre la materia sólo han
mensa mayoría de los Espíritas y, en tocado, en algunos puntos aislados, la
todos los lugares, son acogidas con una cuestión. Por lo demás, no tenemos,
simpatía inequívoca. Aquellos que han en absoluto, la pretensión de imponer
deseado apartarse de ellas han podido nuestras ideas. Las emitimos, como es
reconocer, por su aislamiento y por el nuestro derecho; aquellos a quienes
número decreciente de sus partidarios, ellas convienen las adoptan; los otros
que no tenían a su favor la opinión ge- las rechazan, como también es su dere-
neral. Ese consentimiento dado por el cho. Las instrucciones que damos son,
mayor número tiene un gran peso. Es pues, naturalmente, para aquellos que
un juicio del que no se podría sospe- caminan con nosotros, que nos honran
char de influencia personal, ya que es con el título de su líder espírita. No pre-
espontáneo y es pronunciado por mi- tendemos, de ninguna manera, regla-
llares de personas que nos son com- mentar a aquellos que quieren seguir
pletamente desconocidas. Una prueba otra vía. Ofrecemos la Doctrina que
de ese consentimiento es que se nos profesamos a la apreciación general.
ha solicitado traducir esas obras a di- Ahora bien, hemos encontrado a su-
versas lenguas: al español, al inglés, al ficientes partidarios para darnos con-
portugués, al alemán, al italiano, al po- fianza y consolarnos de algunas disi-
laco, al ruso y hasta a la lengua tártara. dencias aisladas. El porvenir, además,
Podemos, pues, sin pretensión, reco- será el juez en última instancia. Con
mendar el estudio y la práctica de esas los hombres actuales, desaparecerán,

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Revista Espírita 1858-1861

inevitablemente, las susceptibilidades el examen escrupuloso de todas las


de amor propio herido, las causas de comunicaciones y de todos los fenó-
celos, de ambición, de expectativas menos. Está, pues, bien entendido que
materiales decepcionadas. Al ya no ver cada uno puede y debe emitir su opi-
a las personas, sólo se verá la Doctrina, nión, pero hay personas que discuten
y el juicio será más imparcial. ¿Cuáles para imponer su opinión y no para es-
son las ideas nuevas que, en su apari- clarecerse. Es contra el espíritu de opo-
ción, no han tenido sus contradictores sición sistemática que nos levantamos;
más o menos interesados? ¿Cuáles son contra las ideas preconcebidas que no
los propagadores de esas ideas que no ceden incluso ante la evidencia. Tales
han sido expuestos a las saetas de la personas son, indudablemente, una
envidia, sobre todo si el éxito corona causa de confusión que se debe evitar.
sus esfuerzos? Pero volvamos a nues- Las reuniones espíritas están, bajo ese
tro tema. aspecto, en condiciones excepcionales:
8. El segundo punto es la constitución lo que requieren, por encima de todo,
de los grupos. Una de las primeras es el recogimiento. Ahora bien, ¿cómo
condiciones es la homogeneidad, sin estar recogido si se está, a cada instan-
la cual no podría haber comunión de te, distraído por una polémica acrimo-
pensamientos. Una reunión no puede niosa; si reina, entre los asistentes, un
ser ni estable ni seria si no hay afini- sentimiento de aspereza, y cuando se
dad entre aquellos que la componen, y siente, alrededor de sí, a seres que se
no puede haber afinidad entre perso- saben hostiles, en el rostro de quienes
nas que tienen ideas divergentes y que se leen el sarcasmo y el desdén por
se hacen una oposición sorda, si no es todo lo que no está completamente
abierta. Lejos de nosotros decir, con conforme a su opinión?
eso, que se deba sofocar la discusión, 9. Hemos trazado, en el Libro de los Mé-
ya que, al contrario, recomendamos diums (número 28), la característica de

174
Colección de Textos de Allan Kardec

las principales variedades de Espíri- siempre lleno de sí mismo; el envidio-


tas. Como es importante esa distinción so y el celoso, siempre hostiles. Para
para el tema que nos ocupa, pensamos ellos, la caridad cristiana sólo es una
que debemos recordarla. bella máxima y, en su estima, los bie-
Se puede poner, en primer lugar, nes de este mundo predominan sobre
a aquellos que creen, pura y simple- los del porvenir. Son los espíritas imper-
mente, en las manifestaciones. Para fectos.
ellos, el Espiritismo es solamente una Al lado de éstos, hay otros, más
ciencia de observación, una serie de numerosos de lo que se cree, que no
hechos más o menos curiosos; la filo- se limitan a admirar la moral espírita,
sofía y la moral son accesorios, por las sino también la practican y aceptan,
que se preocupan poco, o de las que para sí mismos, todas sus consecuen-
no sospechan el alcance. Los llamamos cias. Convencidos de que la existen-
Espíritas experimentadores. cia terrestre es una prueba pasajera,
Vienen, después, aquellos que tratan de aprovechar esos cortos ins-
ven, en el Espiritismo, algo más allá de tantes para avanzar en la vía del pro-
los hechos. Comprenden su alcance fi- greso, esforzándose en hacer el bien y
losófico, admiran la moral que deriva reprimir sus malas inclinaciones. Las
del Espiritismo, pero no la practican. relaciones con esas personas son siem-
Se extasían ante las bellas comunica- pre confiables, pues su convicción las
ciones, como ante un elocuente ser- aleja de todo pensamiento del mal. La
món que se escucha sin sacar prove- caridad es, en todas las cosas, la regla
cho. La influencia sobre el carácter de de su conducta. Son los verdaderos Es-
esas personas es insignificante o nula. píritas, o mejor, los Espíritas cristianos.
Nada cambian en sus costumbres y no 10. Si se ha comprendido bien lo que
se privarían de un solo disfrute: el ava- precede, se comprenderá también que
ro es siempre mezquino; el orgulloso, un grupo exclusivamente formado de

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Revista Espírita 1858-1861

elementos de esta última categoría es- imposible y, en este caso, nadie podría
taría en las mejores condiciones, pues pretender hacer parte de los grupos.
es solamente entre personas que prac- El Espiritismo, al tener como objetivo
tican la ley de amor y de caridad que el mejoramiento de las personas, no
un vínculo fraternal serio puede esta- viene a buscar a aquellas que son per-
blecerse. Entre personas para quienes fectas, sino a aquellas que se esfuer-
la moral es sólo una teoría, la unión zan en volverse perfectas, al poner en
no podría ser duradera. Como no im- práctica la enseñanza de los Espíritus.
ponen ningún freno a su orgullo, a su El verdadero Espírita no es aquel que
ambición, a su vanidad, a su egoísmo, llegó al objetivo, sino aquel que desea
tampoco lo impondrán a sus palabras. seriamente alcanzarlo. Cualesquiera
Desearán primar cuando deberían re- que sean, pues, sus antecedentes, es
bajarse. Se irritarán con las contradic- buen Espírita desde el momento en el
ciones y no tendrán ningún escrúpulo cual reconoce sus imperfecciones y es
en sembrar la confusión y la discordia. sincero y perseverante en su deseo de
Entre verdaderos Espíritas, al contra- enmendarse. El Espiritismo es, para
rio, reina un sentimiento de confian- él, una verdadera regeneración, pues
za y de benevolencia recíproca. Uno rompe con su pasado. Indulgente ha-
se siente a gusto en este medio afín, cia los otros, como desearía que se fue-
mientras que hay opresión y ansiedad ra hacia él, no saldrá de su boca ningu-
en un medio mezclado. na palabra malévola ni hiriente contra
11. Eso está en la naturaleza de las nadie. Aquel que, en una reunión, se
cosas, y no inventamos nada en rela- apartara de las reglas de convivencia
ción a ese tema. ¿Resulta de eso que, social demostraría no solamente una
en la formación de los grupos, se debe falta de educación y de urbanidad,
exigir la perfección? Sería completa- sino también una ausencia de caridad.
mente absurdo, porque sería querer lo Aquel que se hiriera con la contradic-

176
Colección de Textos de Allan Kardec

ción y pretendiera imponer su perso- tratar un tema serio con ligereza? Él


na o sus ideas daría prueba de orgullo. sale un poco más incrédulo de lo que
Ahora bien, ni uno ni otro estarían en era cuando había entrado.
la vía del verdadero Espiritismo, es 13. Acabamos de indicar la mejor com-
decir, del Espiritismo cristiano. Aquel posición de los grupos; pero la perfec-
que cree tener una opinión más justa ción no es más posible en los conjuntos
que los otros la hará aceptar mucho que en los individuos. Indicamos el
mejor por la dulzura y la persuasión. objetivo, y decimos que cuanto más se
La acrimonia sería, de su parte, un pé- aproxima a él, más satisfactorios son
simo cálculo. los resultados. Algunas veces, uno está
12. La simple lógica demuestra, pues, dominado por las circunstancias, pero
a quienquiera que conozca las leyes se debe tener todo el cuidado para
del Espiritismo cuáles son los mejores eludir los obstáculos. Desafortunada-
elementos para la composición de los mente, cuando uno crea un grupo, es
grupos verdaderamente serios, y no poco riguroso con la selección de las
vacilamos en decir que son aquellos personas, porque quiere, ante todo,
que tienen la influencia más grande formar un núcleo. En la mayoría de las
sobre la propagación de la Doctrina. veces, para ser admitido, basta un sim-
Por la consideración que imponen, por ple deseo, o una adhesión cualquiera
el ejemplo que dan de sus consecuen- a las ideas más generales del Espiritis-
cias morales, demuestran la seriedad mo. Más tarde, uno percibe que se han
de la Doctrina e imponen silencio a dado demasiadas facilidades.
la burla, que, cuando ataca al bien, es 14. En un grupo, hay siempre un ele-
más que ridícula: es odiosa. ¿Pero qué mento estable y un elemento fluctuan-
queréis que piense un crítico incrédu- te. El primero se compone de las per-
lo cuando asiste a experimentos en los sonas constantes que forman la base; el
que los asistentes son los primeros en segundo, de aquellas que sólo son ad-

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Revista Espírita 1858-1861

mitidas temporaria y accidentalmente. jos, reglas a las que los nuevos miem-
Es a la composición del elemento esta- bros estarán obligados a ajustarse.
ble que es esencial fijar una atención Esas reglas pueden sufrir modificacio-
escrupulosa y, en ese caso, no se debe nes según las circunstancias, pero hay
vacilar en sacrificar la cantidad por la algunas de ellas que son esenciales.
calidad, pues es ese elemento el que 15. Al ser la unidad de principio uno
da el impulso y sirve de regulador. El de los puntos importantes, esa unidad
elemento fluctuante es menos impor- no puede existir entre aquellos que,
tante, porque uno está siempre libre al no haber estudiado, no pueden for-
para cambiarlo según su voluntad. No marse una opinión. La primera condi-
se debe perder de vista que las reunio- ción a imponer, si uno no quiere estar a
nes espíritas, así como todas las demás cada instante distraído por objeciones
reuniones en general, extraen las fuen- o por cuestiones inútiles, es el estudio
tes de su vitalidad de la base sobre la previo. La segunda es una profesión
que están asentadas. Todo depende, de fe categórica y una adhesión formal
bajo ese aspecto, del punto de partida. a la Doctrina de El Libro de los Espíritus,
Aquel que tiene la intención de orga- y otras condiciones especiales que se
nizar un grupo en buenas condiciones juzguen convenientes. Eso es para los
debe, ante todo, asegurarse de la cola- miembros titulares y dirigentes. Para
boración de algunos adeptos sinceros, los asistentes, que vienen generalmen-
que toman en serio la Doctrina y cuyo te para adquirir un incremento de co-
carácter conciliador y benevolente sea nocimientos y de convicción, se pue-
conocido. Al estar formado ese núcleo, de ser menos riguroso. Sin embargo,
aunque sea de tres o cuatro personas, como hay entre ellos quienes podrían
se establecerán reglas precisas, ya para causar perturbación por medio de ob-
las admisiones, ya para la conducción servaciones inoportunas, es impor-
de las sesiones y el orden de los traba- tante asegurarse de sus intenciones.

178
Colección de Textos de Allan Kardec

Se debe, sobre todo, y sin excepción, facultad de cada uno. Pero sucede fre-
apartar a los curiosos y a quienquiera cuentemente que se pierden de vista
que sólo esté atraído por un motivo esas comunicaciones, que se vuelven,
frívolo. así, letras muertas. Eso desanima a los
16. El orden y la regularidad de los Espíritus que las habían dado para la
trabajos son cosas igualmente esen- instrucción de los asistentes. Es, pues,
ciales. Consideramos eminentemente esencial hacer una selección especial
útil abrir cada sesión con la lectura de de las más instructivas y realizar, de
algunos tramos de El Libro de los Mé- tiempo en tiempo, una nueva lectura
diums y de El Libro de los Espíritus. Por de ellas. Esas comunicaciones son, fre-
ese medio, se tendrán siempre pre- cuentemente, de interés general, y no
sentes, en la memoria, los principios son dadas por los Espíritus para la ins-
de la Ciencia y los medios para evitar trucción de solamente algunos ni para
los escollos que se encuentran, a cada ser ocultadas en los archivos. Por lo
paso, en la práctica. La atención se fi- tanto, es útil que sean llevadas al co-
jará, así, sobre una multitud de pun- nocimiento de todos por medio de la
tos que escapan frecuentemente a una publicidad. Examinaremos esta cues-
lectura particular, y podrán dar lugar tión en un artículo de nuestro próxi-
a comentarios y a discusiones instruc- mo número, indicando el modo más
tivas, de las que los propios Espíritus simple, más económico y, al mismo
podrán tomar parte. tiempo, más apropiado para alcanzar
No es menos necesario reunir y el objetivo.
pasar a limpio, por orden de fecha, to- 17. Como se ve, nuestras instrucciones
das las comunicaciones obtenidas, con se dirigen exclusivamente a los grupos
la indicación del médium que ha servi- formados de elementos serios y homo-
do de intermediario. Esa última men- géneos; a aquellos que quieren seguir
ción es útil para el estudio del tipo de la ruta del Espiritismo moral para el

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Revista Espírita 1858-1861

progreso de cada uno, objetivo esen- tión personal, podrían designar para
cial y único de la Doctrina; a aquellos, el efecto a aquella persona que, por su
en fin, que desean aceptarnos como posición y su importancia relativa, se-
guía y tener en cuenta los consejos de ría la más apta para darle al Espiritis-
nuestra experiencia. Es indudable que mo un impulso saludable. Ahora bien,
un grupo formado en base a las con- en caso de necesidad y si es menester
diciones que hemos indicado funcio- manejar susceptibilidades, un grupo
nará con regularidad, sin trabas, y de central, formado de delegados de to-
una manera fructífera. Lo que un gru- dos los grupos, tomaría el nombre de
po puede hacer, otros pueden hacer- grupo director. En la imposibilidad que
lo igualmente. Supongamos, pues, en tenemos de mantener corresponden-
una ciudad, un número determinado cia con todos, es con este grupo con
de grupos constituidos sobre las mis- el que tendríamos las relaciones más
mas bases, habrá entre ellos necesaria- directas. En ciertos casos, podremos,
mente unidad de principios, ya que si- igualmente, designar a una persona
guen la misma bandera; unión afín, ya encargada específicamente de repre-
que tienen, como máxima, amor y ca- sentarnos.
ridad; en suma, son miembros de una Sin perjuicio de las relaciones que
misma familia, entre los que no podría se establecerán inevitablemente entre
haber ni competencia, ni rivalidad de los grupos de una misma ciudad cami-
amor propio, si están todos animados nando en una vía idéntica, una asam-
de idénticos sentimientos para el bien. blea general anual podría reunir a los
18. Sería útil, sin embargo, que hubiera Espíritas de los diversos grupos en
entre ellos un punto de concentración, una fiesta de familia, que sería, al mis-
un centro de acción. Según las circuns- mo tiempo, la fiesta del Espiritismo.
tancias y las localidades, los diversos Algunos discursos serían proferidos y
grupos, al poner de lado toda cues- serían leídas las comunicaciones más

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Colección de Textos de Allan Kardec

notables o apropiadas a la circunstan- de susceptibilidades y, en consecuen-


cia. cia, conflictos precursores de la desor-
Lo que es posible entre los gru- ganización. Entre verdaderos Espíri-
pos de una misma ciudad lo es, igual- tas, como los hemos definido, que ven
mente, entre los grupos directores de el objetivo esencial del Espiritismo en
diferentes ciudades, siempre y cuando la moral, que es la misma para todos,
haya entre ellos comunión de visiones habrá siempre renuncia al personalis-
y de sentimientos; es decir, siempre y mo, condescendencia y benevolencia
cuando puedan establecer relaciones y, en consecuencia, confiabilidad y
recíprocas. Indicaremos los medios estabilidad en las relaciones. He aquí
para eso al hablar del modo de publi- el motivo por el cual hemos insistido
cidad. tanto en las cualidades fundamentales.
19. Todo eso, como se ve, es de una eje- 20. Se dirá, tal vez, que esas restriccio-
cución muy simple, y sin engranajes nes severas son un obstáculo a la pro-
complicados. Pero todo depende del pagación. Es un error. No creáis que,
punto de partida, es decir, de la com- al abrir vuestras puertas al primero
posición de los grupos primigenios. Si que llegue, tendréis a más prosélitos.
están formados de buenos elementos, La experiencia está allí para demos-
serán como buenas raíces que darán trar lo contrario. Seríais acosados por
buenos retoños. Al contrario, si están la multitud de curiosos e indiferentes,
formados de elementos heterogéneos que vendrían como a un espectáculo.
y sin afinidad, de Espíritas dudosos, Ahora bien, los curiosos y los indife-
que se ocupan más de la forma que del rentes son obstáculos y no auxiliares.
fondo y consideran la moral como la En cuanto a los incrédulos por sistema
parte accesoria y secundaria, se deben o por orgullo, no importa lo que les
esperar polémicas irritantes y sin solu- mostréis, no lo tacharán menos que
ción, pretensiones personales, choque de juglaría, porque no lo comprenden,

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Revista Espírita 1858-1861

dores, porque hablan con convicción


«Sed, pues, serios en toda y predican tanto por el ejemplo como
la acepción de la palabra, por la palabra.
y las personas serias 21. De la característica esencialmente
vendrán a vosotros: son seria de las reuniones, no se debe in-
los mejores propagadores, ferir que se deban proscribir sistemá-
ticamente las manifestaciones físicas.
porque hablan con
Del mismo modo que lo hemos dicho
convicción y predican en El Libro de los Médiums (número
tanto por el ejemplo como 326), esas manifestaciones son de una
por la palabra.» utilidad indudable desde el punto de
vista del estudio de los fenómenos y
y no quieren darse el trabajo de com- para la convicción de ciertas personas.
prender. Lo hemos dicho, y no sería Pero, para sacar provecho de las ma-
demasiado repetirlo: la verdadera pro- nifestaciones físicas desde ese doble
pagación, aquella que es útil y fructí- punto de vista, se debe excluir todo
fera, se logra por el ascendiente moral pensamiento frívolo. Una reunión que
de las reuniones serias. Si sólo hubiera poseyera a un buen médium de efec-
reuniones semejantes, los Espíritas se- tos físicos y que se ocupara de ese tipo
rían mucho más numerosos de lo que de manifestaciones con orden, método
son, ya que, se lo debe decir, muchos y seriedad, cuya condición moral ofrecie-
han sido desviados de la Doctrina ra toda garantía contra la charlatanería y
porque sólo han asistido a reuniones la superchería, no solamente podría ob-
fútiles, sin orden y sin seriedad. Sed, tener cosas notables desde el punto de
pues, serios en toda la acepción de la vista fenoménico, sino también produ-
palabra, y las personas serias vendrán ciría mucho bien. Aconsejamos, pues,
a vosotros: son los mejores propaga- fuertemente, no descuidar ese tipo de

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Colección de Textos de Allan Kardec

experimentación, si se tiene a disposi- Se ha pensado, equivocadamente,


ción a médiums apropiados para eso, que éramos sistemáticamente contra-
así como organizar, para ese efecto, se- rios a las manifestaciones físicas. Pre-
siones específicas, independientes de conizamos y preconizaremos siempre
aquellas que se ocupan de las comuni- las comunicaciones inteligentes, aque-
caciones morales y filosóficas. Los mé- llas, sobre todo, que tienen un alcance
diums potentes de esa categoría son moral y filosófico; porque solamente
escasos. Pero hay fenómenos que, aun- éstas tienden al objetivo esencial y de-
que son más comunes, no dejan de ser finitivo del Espiritismo. En cuanto a las
interesantes ni muy concluyentes, por- otras, jamás hemos discutido su utili-
que demuestran, de una manera evi- dad, pero nos hemos levantado contra
dente, la independencia del médium. el abuso deplorable que se ha hecho
Entre esos fenómenos, están las comu- y que se puede hacer de ellas, contra
nicaciones por la tiptología alfabética, la explotación que hace la charlatane-
que frecuentemente dan los resultados ría, contra las malas condiciones en las
más inesperados. La teoría de esos fe- que las manifestaciones físicas se dan,
nómenos es necesaria para poder dar- algo frecuente, y que se prestan al ri-
se cuenta de la manera con la que se dículo. Hemos dicho y repetimos que
llevan a cabo, pues rara vez traen una las manifestaciones físicas son el inicio
convicción profunda entre aquellos de la Ciencia, y que uno no avanza al
que no los comprenden. La teoría tie- quedarse en el abc; que, si el Espiritis-
ne, además, la ventaja de hacer cono- mo no hubiera sobrepasado las mesas
cer las condiciones normales en las que giratorias, no habría crecido como lo
pueden producirse y, en consecuencia, ha hecho y, tal vez, hoy en día, ya no se
evitar tentativas inútiles, así como de hablaría de él. He aquí el motivo por el
hacer descubrir el fraude si éste se in- cual nos hemos esforzado en hacer que
sinúa por alguna parte. el Espiritismo entrara en la vía filosó-

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Revista Espírita 1858-1861

fica, seguros de que, al dirigirse más a profesión de fe categórica.


la inteligencia que a los ojos, tocaría el 22. Hemos dicho, al empezar, que va-
corazón, y no sería un asunto de moda. rias reuniones espíritas han solicitado
Es con esa única condición que el Espi- unirse a la Sociedad de París; se han
ritismo podía dar la vuelta al mundo e servido incluso de la palabra afiliar.
implantarse como una doctrina. Ahora Una explicación sobre este tema es ne-
bien, el resultado ha superado, en mu- cesaria.
cho, nuestra expectativa. Atribuimos a La Sociedad de París es la prime-
las manifestaciones físicas solamente ra que fue constituida regular y legal-
una importancia relativa, y no abso- mente. Por su posición y la naturale-
luta; está allí nuestro error a los ojos za de sus trabajos, ha tenido una gran
de ciertas personas que hacen de las parte en el desarrollo del Espiritismo y
manifestaciones físicas su ocupación justifica, según nuestra opinión, el títu-
exclusiva y nada ven más allá. Si no lo de Sociedad iniciadora, que ciertos Es-
nos ocupamos personalmente de ese píritus le han dado. Su influencia mo-
tipo de manifestaciones, es que no nos ral se hace sentir de lejos y, aunque la
enseñarían nada nuevo y tenemos co- Sociedad es limitada, numéricamente
sas más esenciales que hacer. Lejos de hablando, tiene la conciencia de haber
censurar a aquellos que se ocupan de hecho más por la propaganda que si
eso, más bien, al contrario, los incenti- hubiera abierto sus puertas al público.
vamos, si lo hacen en las condiciones Se formó con el único objetivo de estu-
realmente provechosas. Cada vez, por diar y de profundizar la Ciencia Espí-
lo tanto, que sepamos de reuniones de rita. No necesita, para eso, ni un audi-
ese tipo que merezcan toda confianza, torio numeroso, ni muchos miembros,
seremos los primeros en recomendar- pues sabe muy bien que la verdadera
las a la atención de los nuevos adep- propaganda se hace por la influencia
tos. Tal es, sobre esta cuestión, nuestra de los principios. Como no está mo-

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Colección de Textos de Allan Kardec

vida por ninguna intención de interés laciones puramente científicas, pero a


material, un excedente numérico le eso se limita su papel. No ejerce nin-
sería más perjudicial que útil. Por eso, gún control sobre esas Sociedades,
verá, con satisfacción, multiplicarse, que no dependen de ella de ninguna
alrededor de sí, las reuniones particu- manera, y quedan enteramente libres
lares formadas en buenas condiciones, para constituirse como juzguen con-
y con las que podría establecer relacio- veniente, sin tener que rendirle cuen-
nes de confraternidad. La Sociedad de tas a nadie, y sin que la Sociedad de
París no sería ni consecuente con sus París se inmiscuya, de ningún modo,
principios, ni con su elevada misión si en sus asuntos. Las Sociedades extran-
pudiera concebir la sombra de los ce- jeras pueden, pues, formarse sobre las
los. Aquellos que la creyeran capaz de mismas bases, declarar que adoptan
eso no la conocen. los mismos principios, sin depender
Esas observaciones bastan para de otras cosas que no sean la concen-
mostrar que la Sociedad de París no tración de estudios y los consejos que
podría tener la pretensión de absor- puedan solicitar, los cuales la Sociedad
ber a las otras Sociedades que podrían de París tendrá siempre satisfacción en
formarse en París o en otros lugares darles.
en base a los mismos procedimientos. La Sociedad de París, además,
Por lo tanto, la palabra afiliación sería no se vanagloria de estar más que las
inadecuada, pues supondría de su otras a cubierto de las vicisitudes. Si
parte una especie de supremacía ma- tuviera a las otras Sociedades, por así
terial, a la que la Sociedad de París no decirlo, en sus manos, y por una causa
aspira, en absoluto, y que tendría, in- cualquiera dejara de existir, al faltar el
cluso, inconvenientes. Como Sociedad punto de apoyo, habría una perturba-
iniciadora y central, puede establecer ción. Los grupos o Sociedades deben
con los otros grupos o Sociedades re- buscar un punto de apoyo más sólido

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Revista Espírita 1858-1861

«El mejor criterio de la transmitirán recíprocamente el resulta-


do de sus observaciones, sea por la vía
verdad está, naturalmente,
de las publicaciones, sea por corres-
en la concordancia de pondencia. Para que la Sociedad de
los principios enseñados París pueda establecer esas relaciones,
en diversos puntos por es necesario que esté informada sobre
Espíritus diferentes y a las Sociedades extranjeras que desean
través de médiums que no caminar en la misma vía y adoptar la
misma bandera. La Sociedad de París
se conocen entre sí.»
las inscribirá en la lista de las Socieda-
que en una institución humana nece- des y personas con las que mantiene
sariamente frágil. Deben extraer su vi- correspondencia. Si hay varios grupos
talidad de los principios de la Doctri- en una ciudad, estarán representados
na, que son los mismos para todas las por el grupo central, del que hemos
Sociedades y que sobreviven a todas hablado en el párrafo 18.
ellas, estén o no esos principios repre- 24. Indicaremos, desde ahora, algunos
sentados por una Sociedad constitui- trabajos en los que las varias Socieda-
da. des podrán colaborar de una manera
23. Al estar claramente definido el pa- fructífera. Más adelante, indicaremos
pel de la Sociedad de París para evitar otros.
todo equívoco y toda falsa interpre- Se sabe que los Espíritus, al no te-
tación, las relaciones que establecerá ner todos la soberana ciencia, pueden
con las Sociedades extranjeras son ex- considerar ciertos principios desde su
tremadamente simplificadas. Se limi- punto de vista personal y, en conse-
tan a las relaciones de carácter moral, cuencia, no estar siempre de acuerdo
científico y de mutua benevolencia, entre sí. El mejor criterio de la verdad
sin ninguna sujeción. Las Sociedades se está, naturalmente, en la concordancia

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Colección de Textos de Allan Kardec

de los principios enseñados en diver- elementos en sus lecturas o en sus es-


sos puntos por Espíritus diferentes y a tudios y transmitirlos a la Sociedad de
través de médiums que no se conocen París, que los coordinará.
entre sí. Es así como fue elaborado El 25. Tal es, en la situación actual, la
Libro de los Espíritus. Pero quedan aún única organización posible del Espi-
muchas cuestiones importantes que ritismo. Más tarde, las circunstancias
se pueden resolver de esta manera, y podrán cambiarla, pero no se debe
cuya solución tendrá tanta más autori- hacer nada inoportuno. Ya es mucho
dad cuanto haya obtenido una mayo- que, en tan poco tiempo, los adep-
ría más grande. La Sociedad de París tos estén suficientemente multiplica-
podrá, pues, si llega el caso, presentar dos para llegar a ese resultado. Hay,
cuestiones de esa naturaleza a todos los en esta simple disposición, un marco
grupos con los que mantenga corres- que puede extenderse al infinito, por
pondencia, que solicitarán la solución la propia simplicidad de los engrana-
de ellas, a través de sus médiums, a jes. No busquemos, pues, complicar-
sus guías espirituales. los, por miedo a encontrar obstáculos.
Otro trabajo consiste en las in- Aquellos que aceptan otorgarnos al-
vestigaciones bibliográficas. Existe guna confianza pueden estar seguros
un gran número de obras antiguas y de que no los dejaremos atrás, y que
modernas donde se encuentran testi- cada cosa vendrá a su tiempo. Es so-
monios directos, en mayor o menor lamente a ésos, como lo hemos dicho,
grado, a favor de las ideas espíritas. a quienes dirigimos estas instruccio-
Una colección de esos testimonios se- nes, sin la pretensión de imponernos a
ría muy valiosa, pero es casi imposible aquellos que no caminan con nosotros.
que sea hecha por una sola persona. Se Se dice, para denigrar, que desea-
vuelve fácil, al contrario, si cada uno ríamos hacer escuela en el Espiritismo.
acepta extraer de esas obras algunos ¿Y por qué no tendríamos ese dere-

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Revista Espírita 1858-1861

cho? ¿El señor de Mirvil no ha intenta- ber sido más rápidos que ellas y, sobre
do formar la escuela demoníaca? ¿Por todo, el haber tenido éxito. Que sea,
qué estaríamos obligados a seguir a pues, una escuela, ya que lo quieren
esta o a aquella persona? ¿No posee- así; nos daremos el honor de inscri-
mos el derecho a tener una opinión, a bir sobre el frontispicio: «Escuela del
formularla, a publicarla, a proclamar- Espiritismo moral, filosófico y cristiano»;
la? Si nuestra opinión encuentra a tan e invitaremos a todos aquellos que
numerosos partidarios, es que, apa- adoptan como suyo el lema: «amor y
rentemente, no se la considera despro- caridad». Aquellos que se reúnen al-
vista de todo sentido común. Pero está rededor de esa bandera ganan toda
allí nuestro error a los ojos de ciertas nuestra simpatía, y nuestra ayuda ja-
personas que no nos perdonan el ha- más les faltará.

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Otros libros de la autora
Pases a la Luz del Espiritismo
Escrito con Carlos Roberto Campetti, este libro fue elaborado en
base a las obras de Allan Kardec, de los Espíritus Emmanuel, André
Luiz, Manoel Philomeno de Miranda, Áureo y Hermano Jacobo, así
como a las enseñanzas del Magnetismo presentadas por Michaelus.
Analiza el concepto de pases; el papel del pasista y del paciente; los
mecanismos de los pases; las técnicas; la aplicación de pases para la
interrupción de procesos obsesivos y en las reuniones mediúmnicas;
el servicio de pases en el Centro Espírita. Cuenta con un capítulo
dedicado a reflexiones sobre preguntas y comentarios frecuentes de
pasistas y de pacientes.
Disponible para descarga gratuita en la página web de la Federación
Espírita Española: www.espiritismo.cc

Oratoria a la Luz del Espiritismo


Se basa en las obras de Allan Kardec, Emmanuel, André Luiz, Joanna
de Ángelis, Manoel Philomeno de Miranda y Marco Prisco. Se destina
a candidatos a la tarea, a dirigentes responsables del ofrecimiento de
la tribuna espírita a oradores y al público que asiste a las conferencias
espíritas. Entre otros temas, el libro analiza el concepto y la finalidad
de la oratoria espírita; la elocuencia a la luz del Espiritismo; los
mecanismos de la oratoria; los requisitos para la preparación del
orador espírita; el miedo de hablar en público; la acción de los
obsesores sobre los oradores y la oratoria espírita en la práctica.

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