Allan Kardec
Organización y traducción:
Simoni Privato Goidanich
Copyright by
Simoni Privato Goidanich
ISBN 978-9942-02-275-2
Quito, Ecuador.
La autora costeó todos los gastos de elaboración, diagramación e impresión de este libro, tal
como lo hizo con sus obras anteriores. La autora no recibe ninguna retribución financiera
por los libros que publica, ni siquiera para la restitución de los gastos realizados por las
publicaciones. Todo el trabajo que la autora realiza en la Doctrina Espírita es ad honorem.
Los ejemplares de esta edición han sido donados a instituciones espíritas de varios países.
Se autoriza a las instituciones espíritas beneficiarias a vender los ejemplares recibidos en
donación, con la condición de que los recursos financieros obtenidos por la venta sean
utilizados totalmente para tareas de estudio de las obras de Allan Kardec y de aquellas que
les son fieles.
Estudios Espíritas: www.estudiosespiritas.blogspot.com
libroespirita@yahoo.com
Sumario
Biografía resumida de José María Fernández Colavida, p. 7
Introducción, p. 15
1 – La Revista Espírita, p. 19
Obras Póstumas, segunda parte
3 – Polémica Espírita, p. 33
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 1.o año, n.o 11, noviembre de 1858
5 – Médiums interesados, p. 49
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 3, marzo de 1859
6 – Fraudes Espíritas, p. 53
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 4, abril de 1859
7 – Intervención de la Ciencia en el Espiritismo, p. 59
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 2.o año, n.o 6, junio de 1859
17 – Banquete ofrecido por los Espíritas bordeleses al señor Allan Kardec: Discurso
y brindis del señor Allan Kardec, p. 163
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 4.o año, n.o 11, noviembre de 1861
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Revista Espírita 1858-1861
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Colección de Textos de Allan Kardec
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José María Fernández Colavida
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos
Colección de Textos de Allan Kardec
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Portada del primer número de la Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos
Colección de Textos de Allan Kardec
Introducción
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significado, así como de resaltar frases de los textos poniéndolas en las partes
inferiores y superiores de las páginas. También añadimos algunas notas para una
mejor comprensión de la traducción.
La revisión del idioma español contó con la asesoría de un especialista, con
quien trabajamos personalmente. Utilizamos, como referencia para la revisión,
varios textos de la Real Academia Española, tales como la Gramática de la lengua
española de la Colección Nebrija y Bello, el Diccionario panhispánico de dudas y el
Diccionario de la lengua española, además de la Gramática de la lengua castellana, de
Andrés Bello. Tomamos en consideración usos reconocidos por la nueva gramática
del idioma español.
Sin la autorización y la ayuda espiritual, este trabajo no habría sido posible. Por
lo tanto, agradecemos inmensamente al Maestro Jesús la valiosa oportunidad que
nos ha sido concedida de realizar este trabajo. Los buenos Espíritus con quienes
hemos trabajado en esta trilogía resaltan siempre que los agradecimientos deben
ser dirigidos al Maestro Jesús, pero no podemos dejar de agradecerles también.
Registramos, además, nuestra especial gratitud a los nobles Espíritus José María
Fernández Colavida y Joanna de Ángelis, así como al médium espírita Divaldo
Pereira Franco.
Esperamos que esta colección, que ofrecemos con nuestros mejores sentimientos
fraternales, contribuya para el estudio, la divulgación y la vivencia de las enseñanzas
publicadas por Allan Kardec en la Revue Spirite.
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1 – La Revista Espírita
Obras póstumas, segunda parte1
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1
N. de la T.: «Petites-Maisons» - hospital de París donde se encerraban a los enfermos mentales.
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N. de la T.: Daniel Dunglas Home (1833 – 1886), médium no espírita de notables efectos físicos.
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3 – Polêmica espírita
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peten lo suficiente como para no apartar- aquellos que nos hacen el honor de es-
se de las reglas de urbanidad. Podemos cribirnos siempre encontrarán allí la res-
pensar de diferente manera sin que, por puesta a lo que nos preguntan, cuando
eso, nos estimemos menos. ¿Qué busca- no nos es posible darla individualmente
mos todos nosotros, en definitiva, en ese por escrito, ya que el tiempo material no
tema tan palpitante y tan fecundo del nos lo permite siempre. Sus preguntas
Espiritismo? Esclarecernos; buscaremos y objeciones son objetos de estudio de
ante todo la luz, no importa de dónde las que sacamos provecho para nosotros
venga, y, si expresamos nuestra manera mismos y de las que estamos felices de
de ver, es solamente una opinión indivi- sacar provecho para nuestros lectores, al
dual, que no pretendemos imponer a na- tratarlas a medida que las circunstancias
die; la dejamos en discusión y estaremos conduzcan los hechos que puedan tener
totalmente prestos a renunciar a ella si relación con ellas. Tenemos igualmente
se nos demuestra que estamos equivo- la satisfacción de dar verbalmente las
cados. Esa polémica la hacemos todos explicaciones que puedan sernos solici-
los días en nuestra Revista por medio de tadas por las personas que nos honran
las respuestas o de las refutaciones co- con sus visitas y, en esas conferencias
lectivas que ofrecemos aprovechando marcadas por una benevolencia recípro-
la ocasión de este o de aquel artículo, y ca, nos esclarecemos mutuamente.
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cia, porque ven que el Espíritu que él las mantiene. El médium perfecto
se ha identificado con el médium, sería, pues, aquel que no diera nin-
que en cierto modo se ha fijado en gún acceso a los malos Espíritus por
él, puede alterar sus instrucciones. una imperfección cualquiera. Esta
Si tenemos que elegir a un intérpre- condición es muy difícil de llenar;
te, a un secretario, a un mandatario pero si la perfección absoluta no les
cualquiera, es evidente que elegire- ha sido concedida as las personas, les
mos no solamente a una persona ca- es siempre dado aproximarse a ella
paz, sino también digna de nuestra por medio de sus esfuerzos, y los Es-
estima, y que no confiaremos una píritus toman en cuenta sobre todo
misión delicada ni nuestros intere- los esfuerzos, la voluntad y la perse-
ses a una persona corrupta o que verancia.
frecuenta una sociedad sospechosa. Así, el médium perfecto tendría
Sucede lo mismo con los Espíritus. solamente comunicaciones perfectas
Los Espíritus superiores no elegirán en verdad y en moralidad. Al no ser
para transmitir instrucciones serias a posible la perfección, el mejor mé-
un médium que tenga vínculos con dium será aquel que tenga las mejores
Espíritus frívolos, A MENOS QUE comunicaciones: es por la obra que
HAYA NECESIDAD Y QUE NO se lo puede juzgar. Comunicaciones
TENGAN A OTROS A SU DISPOSI- constantemente buenas y elevadas, y
CIÓN POR EL MOMENTO, o a me- en las que no haya penetrado ningún
nos que deseen dar una lección al propio indicio de inferioridad, serían, indu-
médium, lo que sucede algunas veces; dablemente, una prueba de la supe-
pero entonces se sirven del médium rioridad moral del médium, porque
sólo accidentalmente y lo abandonan testificarían buenas afinidades. De-
tan pronto encuentran a otros mejo- bido al hecho de que el médium no
res, dejándole con sus afinidades si puede ser perfecto, Espíritus frívolos,
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está orgulloso le puede ser retirado y que no veis claro. Podéis decirle a un
que, frecuentemente, sólo le ha sido hombre que es ebrio, libertino, pere-
concedido como prueba, del mismo zoso, torpe e imbécil, él se reirá de eso
modo que la fortuna a ciertas perso- o lo reconocerá. Decidle que es orgu-
nas. Si abusa de ese poder, los buenos lloso, él se enfadará; prueba evidente
Espíritus lo abandonan poco a poco, de que habréis dicho la verdad. Los
y él se vuelve el juguete de los Espí- consejos, en ese caso, son tanto más
ritus frívolos, que lo ilusionan, satis- difíciles mientras el médium evite a
fechos por haber vencido a aquel que las personas que se los podrían dar,
se creía fuerte. Es así que hemos visto huye de una intimidad que él teme.
aniquilarse y perderse las facultades Los Espíritus imperfectos, al sentir
más preciosas que, sin eso, hubieran que los consejos son golpes dados a
podido volverse las más poderosas y su poder, impulsan al médium ha-
los más útiles auxiliares. Eso se apli- cia las personas que lo alimentan en
ca a todos los géneros de médiums, sus ilusiones. Así el médium se esta-
sean para las manifestaciones físicas, rá provocando decepciones, con las
sean para las comunicaciones inteli- que su amor propio tendrá más de
gentes. una vez que sufrir; él deberá darse
Desafortunadamente, el orgu- por feliz si no resulta de eso algo más
llo es uno de los defectos que se está grave para sí.
menos dispuesto a reconocer en uno Si hemos insistido largamen-
mismo y que se puede menos hacer te sobre este punto, es que la expe-
reconocer en los otros, porque ellos riencia nos ha demostrado, en mu-
no lo creen. Id, pues, a decir a uno de chas ocasiones, que esto es uno de
esos médiums que se deja conducir los grandes escollos para la pureza
como a un niño, él os dará la espal- y la sinceridad de las comunicacio-
da diciendo que sabe comportarse y nes de los médiums. Es casi inútil,
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ra. Ahora bien, todos saben que los minante. Hemos visto excelentes co-
Espíritus atraídos a ese medio pue- municaciones obtenidas en grupos y
den perjudicar las manifestaciones, por médiums que no reunían todas
sea por la diversidad de los caracte- las condiciones deseables. En ese
res, sea por la falta de recogimien- caso, los buenos Espíritus venían por
to. Es una regla general que las me- una persona en particular, porque
jores comunicaciones ocurren en la eso era útil. Hemos visto malas co-
intimidad y en un grupo recogido y municaciones obtenidas por buenos
homogéneo. En toda comunicación, médiums, únicamente porque el in-
varias influencias están en juego: la terrogador no tenía intenciones se-
del médium, la del medio y la de rias y atraía a Espíritus frívolos que
la persona que interroga. Esas in- se burlaban de él. Todo eso demanda
fluencias pueden reaccionar sobre tacto y observación, y se concibe fá-
las otras, neutralizarse o corrobo- cilmente la preponderancia que de-
rarse: eso depende del objetivo que ben tener todas las condiciones reu-
se proponga y del pensamiento do- nidas.
1
N. de la T.: en el original, en francés «Qui se ressemble s´assemble».
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5 – Médiums interesados
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cultad le puede ser retirada, o incluso ceder no solamente con aquellos que
volverse en detrimento de él, porque, hagan de eso una profesión declarada,
en definitiva, los Espíritus inferiores sino incluso con las personas simples
están subordinados a los Espíritus su- en apariencia y que se limiten a recibir
periores. A los Espíritus inferiores les una remuneración cualquiera de los
gusta mucho mistificar, pero no les visitantes. Si el Espíritu no produce el
gusta ser mistificados. Si se prestan, de fenómeno, se lo suple: la imaginación
buen grado, a las bromas, a las cosas es tan fecunda cuando se trata de ga-
de curiosidad, no les gusta más que nar dinero; es una tesis que desarrolla-
a los otros ser explotados, y demues- remos en un artículo específico a fin de
tran, a cada instante, que tienen su alertar contra el fraude.
voluntad, que actúan cuándo y cómo De todo lo que precede, conclui-
les parece bien, lo que hace que el mé- mos que el desinterés más absoluto es
dium de efectos físicos esté aún menos la mejor garantía contra la charlatane-
seguro de la regularidad de las mani- ría, pues no hay charlatanes desintere-
festaciones que el médium escribiente. sados. Aunque el desinterés absoluto
Pretender producirlas en días y horas no garantiza siempre el carácter bue-
fijos sería dar demostración de la más no de las comunicaciones inteligentes,
profunda ignorancia. ¿Qué hacer, en- quita a los malos Espíritus un podero-
tonces, para ganar su dinero? Simular so medio de acción y cierra la boca de
los fenómenos; es eso lo que puede su- ciertos detractores.
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6 – Fraudes espíritas
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gañar: está allí el mejor de todos los cuentemente, pensamos que es útil
controles, pues son tales circunstan- revelar la pequeña estratagema por
cias las que quitan todo motivo de medio de la cual se puede engañar.
sospecha. Establecemos, pues, como Basta, para eso, poner las dos ma-
principio que se debe desconfiar de nos horizontalmente sobre la mesa
quienquiera que hiciera de esos fenó- y suficientemente cercanas para que
menos un espectáculo o un objeto de las uñas de los pulgares se apoyen
curiosidad y de diversión, que saca- fuertemente la una contra la otra; en-
ra de ellos un beneficio, por mínimo tonces, por un movimiento muscular
que fuera, y que se vanagloriara de completamente imperceptible, se les
producirlos a voluntad y en el mo- hace experimentar un frotamiento
mento oportuno. No sería demasia- que produce un pequeño ruido seco
do repetir: las inteligencias ocultas y que tiene una gran analogía con
que se nos manifiestan tienen sus aquellos de la tiptología1 interior.
susceptibilidades y quieren demos- Ese ruido repercute en la madera y
trarnos que tienen también su libre genera una ilusión completa. Nada
albedrío y no se someten a nuestros es más fácil que hacer oír tantos gol-
caprichos. pes como cuantos se solicitan, una
De todos los fenómenos físicos, batería de tambor, etc.; así como con-
uno de los más comunes es aquél de testar a ciertas preguntas por medio
los golpes interiores dados en la pro- del sí o del no, de nombres, o incluso
pia sustancia de la madera, con o sin señalar las letras del alfabeto.
movimiento de la mesa u otro obje-
to del que uno se sirve. Ahora bien, «[...] la mejor de todas
ese efecto es uno de los más fáciles las garantías es el
de imitar y, como es también uno de desinterés absoluto.»
aquellos que se producen más fre-
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1
N. de la T.: para más informaciones sobre la tiptología, ver El libro de los Médiums, de Allan Kardec,
Segunda Parte, Capítulo 11.
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competencia de los sabios que aquélla gado de igual modo; hay quién ha he-
de decretar si Dios existe; es, pues, cho el razonamiento siguiente:
un error hacer, de las asociaciones de No hay efecto sin causa, y los
sabios, jueces. ¿Pero quién, entonces, efectos más comunes pueden ayudar a
será el juez? ¿Los Espíritas se creen en encontrar los problemas más grandes.
el derecho de imponer sus ideas? No, Si Newton hubiera menospreciado la
el gran juez, el juez soberano es la opi- caída de una manzana, si Galvani hu-
nión pública. Cuando esa opinión esté biera repelido a su empleada tratándo-
formada del consentimiento de las la como loca y visionaria, cuando ella
masas y de las personas esclarecidas, le habló de las ranas que danzaban en
los sabios oficiales la aceptarán en la el plato, tal vez estaríamos todavía por
condición de individuos y experimen- encontrar la admirable ley de la gra-
tarán la necesidad de ella. Dejad pasar vitación y las fecundas propiedades
una generación y, con ésta, los prejui- de la pila. El fenómeno que se designa
cios del amor propio que se obstina, y con el nombre burlesco de danza de
veréis que será del Espiritismo lo mis- las mesas no es más ridículo que aquél
mo de otras tantas verdades que se han de la danza de las ranas, y tal vez con-
combatido y que ahora sería ridículo tenga también algunos de esos secre-
poner en duda. Hoy, son los creyentes tos de la naturaleza que revolucionan
los que son tratados como locos; ma- la humanidad, cuando se tiene la clave
ñana, será el turno de aquellos que no de ellos. Se ha dicho además: «Ya que
crean, del mismo modo que se trataba, tantas personas se ocupan de eso, ya
antiguamente, como locos a aquellos que personas serias lo estudian, debe
que creían que la Tierra giraba, lo que haber algo; una manía, un capricho si
no le ha impedido girar. se quiere, no puede tener esa caracte-
Pero no todos los sabios han juz- rística de generalidad; puede seducir a
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parecen de una importancia extrema testas que hacen en contra. Para esos
son, a sus ojos, infantilidades y, al con- presuntos observadores, los Espíritus
trario, juzgan como importantes cosas nada hacen y se inquietan muy poco
cuyo alcance no aprehendemos. Para de lo que puedan decir o pensar, por-
comprenderlos, es necesario elevarse, que su turno vendrá. Es por eso que
por medio del pensamiento, por en- hemos dicho que no es la fe la que es
cima de nuestro horizonte material y necesaria, sino la buena fe. Ahora bien,
moral, y ponerse desde su punto de preguntamos si nuestros adversarios
vista. No les corresponde a ellos des- sabios están siempre en esas condicio-
cender hacia nosotros, nos correspon- nes. Desean que los fenómenos estén
de a nosotros subir hacia ellos, y es a bajo su comando, pero los Espíritus no
eso a lo que nos conducen el estudio y obedecen al comando: se debe esperar
la observación. la buena voluntad de ellos. No basta
A los Espíritus les gustan los ob- decir: «Mostradme tal hecho y yo cree-
servadores constantes y concienzu- ré». Es necesario tener la voluntad de
dos. Para ellos, multiplican las fuen- la perseverancia, dejar que los hechos
tes de luz. Lo que los aleja no es la se produzcan espontáneamente sin
duda de la ignorancia: es la fatuidad pretender forzarlos o dirigirlos. Aquel
de esos presuntos observadores que fenómeno que deseáis será precisa-
nada observan, que desean poner- mente aquel que no obtendréis, pero
los en el banquillo de los acusados y se presentarán otros, y aquel fenóme-
manejarlos como marionetas. Es, so- no que deseáis vendrá, tal vez, en el
bre todo, el sentimiento de hostilidad momento en que menos lo esperéis. A
y de denigración que esos presuntos los ojos del observador atento y cons-
observadores traen, sentimiento que tante, surgen masas de fenómenos
está en el pensamiento de ellos, si no que se corroboran los unos a los otros.
está en las palabras, a pesar de las pro- Pero aquel que cree que basta girar
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una manivela para hacer funcionar la cerá. Observa las manifestaciones es-
máquina se engaña en extremo. ¿Qué pontáneas de su instinto; las espera y
hace el naturalista que desea estudiar las capta en el momento que pasan.
los hábitos de un animal? ¿Le ordena El simple buen sentido nos muestra
hacer esta o aquella cosa para tener que, con mucha más razón, debe ser lo
toda la libertad de observarlo según mismo con los Espíritus, que son inte-
su voluntad y conveniencia? No; pues ligencias mucho más independientes
sabe bien que el animal no le obede- que las de los animales.
1
N. de la T.: hospital para enfermos mentales en Charenton-Saint-Maurice, Francia.
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S eñores,
En el momento en el que expira
vuestro año social, permitidme presen-
hecho y que me daban una cierta ex-
periencia en la materia.
El interés que se tenía en esas reu-
taros un corto resumen del desarrollo y niones fue creciendo, aunque sólo se
de los trabajos de la Sociedad. ocupaban de cosas muy serias; poco
Sabéis el origen de la Sociedad: se a poco, de uno en uno, el número de
ha formado sin propósito premedita- asistentes creció, y mi modesto salón,
do, sin proyecto preconcebido. Algu- muy poco adecuado para una asam-
nos amigos se reunían en mi casa en blea, se volvió insuficiente. Fue, enton-
un pequeño grupo; poco a poco, esos ces, que algunos entre vosotros pro-
amigos me pidieron el permiso para pusieron buscar un lugar más cómodo
presentarme a sus amigos. No había, y compartir los gastos, no creyendo
entonces, presidente: eran reuniones justo que yo los sufragara solo, como
nocturnas íntimas de ocho a diez per- lo había hecho hasta aquel momento.
sonas, como las hay centenares en Pa- Pero, para reunirse regularmente, más
rís y en otros lugares; pero era natural allá de un cierto número y en un lo-
que, en mi casa, yo tuviera la direc- cal externo, era necesario ajustarse a
ción de lo que se hacía allí, sea como las prescripciones legales, era necesa-
anfitrión, sea también debido a los rio un reglamento y, en consecuencia,
estudios especializados que yo había un presidente titular; era necesario,
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parte de personas que han visto, mien- busca un nuevo tema de distracción;
tras que otras que nada han visto son aquel que no se detiene en la superfi-
creyentes seguros; ¿es decir que estos cie, que ve más allá del efecto material,
últimos son personas superficiales, encuentra siempre algo que aprender;
que aceptan sin examen todo lo que el razonamiento es, para él, una mina
se les dice? No; es todo lo contrario: inagotable: no tiene límite. Nuestra lí-
los primeros han visto, pero no com- nea de conducta no podía ser, además,
prenden; los segundos no han visto, mejor trazada que por las admirables
pero comprenden y sólo comprenden palabras que el Espíritu de San Luis
porque razonan. El conjunto de razo- nos ha dirigido y que jamás debería-
namientos sobre los que se apoyan los mos perder de vista: «Las personas se
hechos constituye la Ciencia, Ciencia han burlado de las mesas giratorias,
todavía muy imperfecta, es verdad, y no se burlarán jamás de la filosofía, de
cuyo apogeo ninguno de nosotros pre- la sabiduría y de la caridad que brillan
tende haber alcanzado, pero, en fin, en las comunicaciones serias. Que en
es una Ciencia en su inicio, y es hacia otros lugares se vea, que en otros luga-
la investigación de todo lo que puede res se oiga, que entre vosotros se com-
ampliarla y constituirla que están di- prenda y se ame».
rigidos vuestros estudios. He aquí lo Estas palabras: «Que entre vosotros
que importa que se sepa bien, fuera se comprenda» son toda una enseñan-
de este recinto, para que no haya con- za. Debemos comprender y buscamos
fusión sobre el objetivo que nos pro- comprender, porque no queremos
ponemos; para que no se crea, sobre creer como ciegos: el razonamiento
todo, al venir aquí, que se va a encon-
trar una exhibición de Espíritus pre- «[...] que entre vosotros
sentándose en espectáculo. La curiosi- se comprenda y se ame.»
dad se termina; cuando está satisfecha,
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es la antorcha que nos guía. Pero el ellos, que lo juzgarían sin profundi-
razonamiento de uno solo puede des- zarlo, serían, más bien, un obstáculo
viarse; es por eso que hemos deseado a nuestros trabajos; es porque, no de-
reunirnos en sociedad a fin de escla- seando desviarnos de nuestro carácter
recernos mutuamente por la colabora- científico, apartamos a quienquiera
ción recíproca de nuestras ideas y de que no esté atraído hacia nosotros por
nuestras observaciones. Al ponernos un objetivo serio. El Espiritismo tiene
en ese terreno, nos asemejamos a to- consecuencias tan serias, toca cuestio-
das las otras instituciones científicas y nes de un alcance tan elevado, da la
nuestros trabajos harán más prosélitos clave de tantos problemas, sacamos
serios que si pasáramos nuestro tiem- de él, en fin, una enseñanza filosófica
po haciendo girar y golpear las mesas. tan profunda que, al lado de eso, una
Estaríamos, muy pronto, hartos de eso; mesa giratoria es una verdadera infan-
deseamos, para nuestro pensamiento, tilidad.
un alimento más sólido; por eso, bus- La observación de los hechos sin
camos penetrar en los misterios del el razonamiento es insuficiente, deci-
mundo invisible, del que esos fenóme- mos, para conducir a una convicción
nos elementales sólo son los primeros completa, y es, más bien, aquel que
indicios. ¿Aquel que sabe leer se di- se declarara convencido por un he-
vierte al repetir incesantemente el alfa- cho que no comprendiera a quien se
beto? Tendríamos, tal vez, a una gran podría acusar de ligereza; pero esa
concurrencia de curiosos, que se suce- manera de proceder tiene otro incon-
derían, en nuestras sesiones, como los veniente, que es bueno señalar, y del
personajes de un panorama movible1, cual cada uno de nosotros ha podido
pero esos curiosos, que podrían llevar ser testigo: es la manía de la experi-
una convicción improvisada por la vi- mentación, que es la consecuencia na-
sión de un fenómeno inexplicado para tural de eso. Aquel que ve un hecho
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espírita sin haber estudiado todas sus do, se pone desde el punto de vista de
circunstancias sólo ve generalmente el los Espíritus y, para él, los fenómenos
hecho material y, en consecuencia, lo cambian de aspecto. Para eso, son ne-
juzga desde el punto de vista de sus cesarias paciencia, perseverancia, una
propias ideas sin pensar que, aparte firme voluntad, sin la cual no se llega a
de las leyes conocidas, puede y debe nada. Quienquiera que desea realmen-
haber leyes desconocidas. Cree poder te saber debe someterse a las condicio-
manejarlo según su voluntad; impone nes del objeto y no querer someter el
condiciones y sólo estará convencido, objeto a sus propias condiciones. He
dice, si se lleva a cabo de tal manera y aquí el motivo por el cual la Sociedad
no de otra; se imagina que se experi- no se presta a experimentaciones que
menta con los Espíritus como con una no tendrían resultado, pues sabe, por
pila eléctrica; al no conocer ni la natu- experiencia, que el Espiritismo, como
raleza de los Espíritus, ni la manera de cualquier otra ciencia, no se aprende
ser de ellos, lo que él no ha estudiado, en algunas horas y al vuelo. Como la
cree poder imponerles su voluntad y Sociedad es seria, sólo desea mantener
se imagina que deben actuar a la señal relación con personas serias, que com-
dada sólo por el placer de convencer- prenden las obligaciones que impone
lo; porque está dispuesto, por un cuar- semejante estudio cuando se quiere
to de hora, a oírlos, se imagina que de- hacerlo de manera concienzuda. No
ben estar a sus órdenes. Son los errores reconoce como serios a aquellos que
en los que no cae aquel que se ha dado dicen: «Hacedme ver un hecho y esta-
el trabajo de profundizar; sabe darse ré convencido». ¿Eso quiere decir que
cuenta de los obstáculos y no solicita ignoramos los hechos? Muy al contra-
lo imposible; en lugar de querer llevar rio, ya que toda nuestra Ciencia está
a los Espíritus a su punto de vista, a lo basada en los hechos; investigamos,
que ellos no se prestan de buen gra- pues, con solicitud todos aquellos que
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nos ofrecen un tema de estudio o que nos expuesto a ser inducido a error,
confirman los principios admitidos; puesto que aquel que habla es porque
quiero decir solamente que no perde- está allí y quiere hablar, mientras que
mos nuestro tiempo reproduciendo no es cierto que aquel que es llamado
aquellos que conocemos, así como el fí- pueda venir o contestar. Se les objeta
sico no se divierte en repetir incesante- que dejar hablar al primero que lle-
mente los experimentos que no le ense- gue es abrir la puerta tanto a los malos
ñan nada nuevo. Apoyamos nuestras como a los buenos. La incertidumbre
investigaciones en todo lo que puede de la identidad no es una objeción se-
esclarecer nuestra marcha, fijándonos ria, ya que se tienen frecuentemen-
de preferencia en las comunicaciones te los medios para constatarla y que,
inteligentes, fuentes de la Filosofía Es- además, esa constatación es objeto de
pírita, y cuyo campo no tiene límites, un estudio que está relacionado con
mucho más que en las manifestaciones los propios principios de la Ciencia. El
puramente materiales, que sólo tienen Espíritu que habla espontáneamente
un interés momentáneo. se limita más comúnmente a genera-
Dos sistemas igualmente preco- lidades, mientras que las preguntas le
nizados y practicados se presentan trazan un marco más positivo y más
según la manera de recibir las comu- instructivo. En cuanto a nosotros, sólo
nicaciones de ultratumba. Unos pre- condenamos los sistemas exclusivos;
fieren esperar las comunicaciones es- sabemos que se obtienen cosas muy
pontáneas, otros las provocan por un buenas de uno y de otro modo y, si
llamado directo hecho a este o a aquel damos preferencia al segundo, es que
Espíritu. Los primeros presumen que, la experiencia nos enseña que, en las
en la ausencia de control para consta- comunicaciones espontáneas, los Espí-
tar la identidad de los Espíritus, al es- ritus engañadores no se abstienen más
perar su buena voluntad, se está me- de adornarse con nombres respetables
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que deseamos es estudiar ese pueblo; que concierne al mundo espírita que
es llegar a conocerlo y a comprender- un campesino podría hacer sobre el
lo; para eso, estudiamos las individua- estado de la alta sociedad parisiense o
lidades, observamos los matices, trata- del mundo sabio. Sería, pues, tener de
mos de captar los rasgos distintivos de nuestro juicio una opinión muy pobre,
sus maneras, de sus costumbres, de su si se pensara que escuchamos a todos
carácter; deseamos, en fin, identificar- los Espíritus como si fueran oráculos.
nos tanto como sea posible con el esta- Los Espíritus son lo que son, y no po-
do de ese mundo. Antes de ocupar una demos cambiar el orden de las cosas; al
vivienda, nos gusta saber cómo es ella, no ser todos perfectos, sólo aceptamos
si estaremos cómodos, conocer las cos- sus palabras a beneficio de inventario y
tumbres de los vecinos que tendremos, no con la credulidad de los niños; juz-
el tipo de sociedad que podremos fre- gamos, comparamos, extraemos conse-
cuentar allí. ¡Pues bien! Es nuestra vi- cuencias de nuestras observaciones, y
vienda futura, son las costumbres del hasta sus errores son enseñanzas para
pueblo en medio del que viviremos, lo nosotros, porque no renunciamos a
que los Espíritus nos hacen conocer. nuestro discernimiento.
Pero del mismo modo que, entre noso- Esas observaciones se aplican
tros, las personas ignorantes y de vista igualmente a todas las teorías científi-
estrecha se hacen una idea incompleta cas que pueden dar los Espíritus. Sería
de nuestro mundo material y del me- demasiado cómodo sólo interrogarlos
dio que no es el de ellas, los Espíritus para encontrar la ciencia completamen-
cuyo horizonte moral es limitado no te hecha y para poseer todos los secre-
pueden comprender el conjunto y es- tos de la inteligencia: sólo adquirimos
tán todavía bajo el imperio de los pre- la ciencia al precio de trabajo y de in-
juicios y de los sistemas; no pueden, vestigaciones; la misión de los Espíri-
pues, informarnos más sobre todo lo tus no es liberarnos de esa obligación.
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Sabemos, además, que, no solamente tenido que seguiros en esta vía seria,
todos los Espíritus no saben todo, sino que eleva al Espiritismo al nivel de las
también que hay, entre ellos, pseudosa- ciencias filosóficas. Vuestros trabajos
bios como entre nosotros, que creen sa- ya han producido frutos, pero aquellos
ber lo que no saben y hablan de lo que que producirán, más tarde, son incalcu-
ignoran con el aplomo más imperturba- lables si, como no dudo, os quedáis en
ble. Un Espíritu podría decir, pues, que las condiciones propicias para atraer a
es el Sol el que gira y no la Tierra, y su los buenos Espíritus entre vosotros.
teoría no sería más verdadera porque La ayuda de los buenos Espíritus
viniera de un Espíritu. Que aquellos es, de hecho, la condición sin la cual
que nos suponen de una credulidad nadie puede esperar la verdad; ahora
tan pueril sepan, pues, que tomamos bien, esa ayuda depende de nosotros
toda opinión expresada por un Espíri- obtenerla. La primera de todas las con-
tu como una opinión individual; que diciones para ganarse la simpatía de
sólo la aceptamos después de haberla ellos es el recogimiento y la pureza de
sometido al control de la lógica y de los las intenciones. Los Espíritus serios van
medios de investigación que nos ofrece adonde se los llama seriamente, con fe,
la propia Ciencia Espírita, medios que fervor y confianza; a ellos no les gus-
vosotros conocéis todos. ta ni servir de experimento, ni presen-
Tal es, señores, el objetivo que se tarse en espectáculo; se complacen, al
propone la Sociedad; no soy yo, sin contrario, en instruir a aquellos que los
ninguna duda, quién os lo enseñaré, interrogan sin segunda intención; los
pero me complazco en recordarlo acá, Espíritus frívolos, que se divierten con
a fin de que, si mis palabras resuenan todo, van a todos los lugares y, de pre-
afuera, no haya confusión sobre el ferencia, adonde encuentran una oca-
verdadero carácter de ellas. Estoy fe- sión de mistificar; los malos son atraí-
liz, por mi parte, de solamente haber dos por los malos pensamientos, y por
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te, porque siempre tan sólo las toma- Nuestros estudios nos enseñan
ríamos por lo que serían; pero como, que el mundo invisible, que nos ro-
en nuestros estudios, no buscamos ni dea, reacciona constantemente sobre el
nuestra diversión, ni la del público, lo mundo visible; nos lo muestran como
que deseamos son las comunicaciones una de las potencias de la naturaleza;
verdaderas; para eso, es necesaria la ¿conocer los efectos de ese poder ocul-
simpatía de los buenos Espíritus, y esa to que nos domina y nos subyuga a
simpatía sólo es adquirida por aquellos nuestras espaldas no es tener la clave
que apartan a los malos con la sinceri- de más de un problema, la explicación
dad de su alma. Decir que los Espíritus de una multitud de hechos que pasan
frívolos jamás han podido insinuarse desapercibidos? ¿Si esos efectos pue-
entre nosotros gracias a algunos puntos den ser funestos, conocer la causa del
vulnerables sería demasiado pretensio- mal no es tener el medio de preservarse
so y presumir la perfección; los propios de ellos, como el conocimiento de las
Espíritus superiores han podido permi- propiedades de la electricidad nos ha
tirlo para experimentar nuestra perspi- dado el medio de atenuar los efectos
cacia y nuestro celo en investigar la ver- desastrosos del rayo? Si sucumbimos,
dad; pero nuestro juicio nos debe man- entonces, sólo podremos responsabili-
tener en guardia contra las trampas que zarnos a nosotros mismos, pues no ten-
nos pueden ser tendidas y nos da, en dremos la ignorancia como excusa. El
todos los casos, los medios de evitarlas. peligro está en el imperio que los malos
El objetivo de la Sociedad no con- Espíritus toman sobre los individuos,
siste solamente en la investigación de y ese imperio no es solamente funesto
los principios de la Ciencia Espírita; desde el punto de vista de los errores
ella va más lejos: estudia también las de principios que pueden propagar,
consecuencias morales, pues allí, sobre sino también desde el punto de vista de
todo, está su verdadera utilidad. los intereses de la vida material. La ex-
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periencia nos enseña que jamás nadie en el mundo de los Espíritus como en el
impunemente se abandona a la domi- mundo corpóreo, de los que podemos
nación de los malos Espíritus; pues sus sacar provecho para nosotros mismos,
intenciones jamás pueden ser buenas. al mismo tiempo en que buscamos sa-
Una de sus tácticas para conseguir sus car provecho para los demás. Pero, se
fines es la desunión, porque saben muy dirá, ¿no atraéis a los malos Espíritus al
bien que tendrán ventaja sobre aquel evocar a las personas que han sido la
que está privado de apoyo; por eso, su zupia de la sociedad? No, porque jamás
primer cuidado, cuando desean adue- sufrimos la influencia de ellos. Sólo hay
ñarse de alguien, es siempre el de ins- peligro cuando es el Espíritu el que se
pirarle desconfianza y el alejamiento IMPONE, jamás lo hay cuando alguien
de quienquiera que pueda desenmas- se IMPONE al Espíritu. Sabéis que esos
cararlos al esclarecerlo con consejos sa- Espíritus solamente vienen a vuestro
ludables; una vez dueños del terreno, llamado obligados y forzados y que,
pueden, a voluntad, fascinarlo con se- en general, se sienten tan poco a gusto
ductoras promesas, subyugarlo al adu- entre vosotros que siempre tienen prisa
lar sus inclinaciones, aprovechándose, por irse. La presencia de ellos es, para
para eso, de todos los puntos débiles nosotros, un estudio, porque, para co-
que encuentran, para después hacerle nocer, es necesario ver todo; el médico
sentir mejor la amargura de las decep- sólo llega al apogeo del saber sondan-
ciones, golpearle en sus afectos, humi- do las llagas más repugnantes. Ahora
llarlo en su orgullo y, frecuentemente, bien, esa comparación del médico es
elevarlo un instante, solamente para tanto más justa cuanto sabéis cuántas
precipitarlo desde lo más alto. llagas hemos cicatrizado, cuántos sufri-
He aquí, señores, lo que nos mues- mientos hemos aliviado. Nuestro deber
tran los ejemplos que se desarrollan, a es mostrarnos caritativos y benevolen-
cada instante, ante nuestros ojos, tanto tes tanto con los seres de ultratumba
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rar el capricho de aquellos que quedan palabras, una sola de esas señales por
atrás? Mis publicaciones no obstruyen las que se revelan siempre los Espíritus
el camino a nadie. –Ya que los Espíri- inferiores, incluso los más astutos; ja-
tus están sujetos al error, ¿quién os dice más la dominación; jamás los consejos
que aquellos que os han informado no equívocos o contrarios a la caridad y a
están engañados?– En eso, de hecho, la benevolencia, jamás las prescripcio-
está toda la cuestión, pues la objeción nes ridículas. Lejos de eso, solamente
de precipitación es demasiado pueril. he encontrado, en esas comunicacio-
¡Pues bien! Debo decir sobre qué está nes, pensamientos grandiosos, nobles,
fundada mi confianza en la veracidad y sublimes, desprovistos de pequeñez y
en la superioridad de los Espíritus que de mezquindad. En suma, los contactos
me han instruido. Ante todo, diría que, de los Espíritus conmigo, tanto en las
según el consejo de ellos, nada acepto más pequeñas como en las más gran-
sin examen y sin control; sólo adopto des cosas, siempre han sido tales que si
una idea si me parece racional, lógica, hubiera sido un hombre quien me hu-
si está de acuerdo con los hechos y las biera hablado, yo lo habría considerado
observaciones, si nada serio viene a el mejor, el más sensato, el más pruden-
contradecirla. Pero mi juicio no podría te, el más moralizado y el más esclare-
ser un criterio infalible; la aceptación cido. He aquí, señores, los motivos de
que he encontrado entre una multitud mi confianza, corroborada por el ca-
de personas más esclarecidas que yo rácter idéntico de la enseñanza dada a
es una primera garantía para mí. En- una multitud de otras personas antes y
cuentro otra no menos preponderante después de la publicación de mis obras.
en la característica de las comunicacio- El porvenir dirá si estoy o no con la ver-
nes que han sido hechas desde que me dad. Mientras tanto, creo haber ayuda-
ocupo del Espiritismo. Jamás, lo puedo do al progreso del Espiritismo al traer
decir, se ha insinuado una sola de esas algunas piedras al edificio. Al mostrar
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1
N. de la T.: en el original, en francés, «panorama mouvant» – vista pintada en un gran cilindro hueco,
en cuyo centro hay una plataforma circular, aislada, para los espectadores.
2
N. de la T.: en el original, en francés, «Dis-moi qui tu hantes, je te dirai qui tu es».
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y otros que todavía están por debajo recomendaría a su hija; es por eso
de las personas más inferiores. que no la recomendamos a nuestros
Al tener esos seres un medio lectores. Hay personas que piensan
patente de comunicarse con las per- que eso es gracioso, divertido; que se
sonas, de expresar sus pensamientos deleiten en la intimidad, que sea así,
por señales inteligibles, sus comuni- pero que guarden eso para sí mis-
caciones deben ser el reflejo de sus mas. Lo que concebimos aún menos
sentimientos, de sus cualidades o es que alguien se vanaglorie de ob-
de sus vicios. Esas comunicaciones tener él mismo comunicaciones in-
serán frívolas, vulgares, groseras, convenientes; es siempre un indicio
obscenas incluso, o sabias, sensatas, de afinidades de las que no hay mo-
sublimes, según el carácter y la ele- tivo para sentir vanidad, sobre todo
vación de los Espíritus que se comu- cuando esas comunicaciones son es-
nican. pontáneas y persistentes, como sucede
Esos seres se revelan por su len- con ciertas personas. Sin duda, eso
guaje; de donde se deduce la necesi- nada prejuzga sobre la moralidad
dad de no aceptar ciegamente todo actual de esas personas, pues cono-
lo que viene del mundo oculto y de cemos a algunas que son afligidas
someterlo a un control severo. Con por ese tipo de obsesión, al que su
las comunicaciones de ciertos Espíri- carácter no puede prestarse de nin-
tus, se podría, como con los discur- guna manera. Sin embargo, ese efec-
sos de ciertas personas, realizar una to debe tener una causa, como todos
selección muy poco edificante. Tene- los efectos. Si no se la encuentra en la
mos, ante nuestra vista, una pequeña existencia presente, se la debe buscar
obra inglesa, publicada en América, en una situación anterior; si no está
que es la prueba de eso, y cuya lec- en nosotros, está fuera de nosotros,
tura, se puede decir, una madre no pero estamos con esa causa siempre
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por algo, aunque sea por debilidad verdadero de lo falso, sobre todo en
de carácter. Una vez conocida la cau- una cuestión tan nueva como el Es-
sa, depende de nosotros hacerla ce- piritismo. En segundo lugar, son ar-
sar. mas ofrecidas a los adversarios, que
Al lado de esas comunicaciones no dejan de sacar, de eso, argumen-
indiscutiblemente malas y que cho- tos contrarios a la alta moralidad de
can todo oído un poco delicado, hay la enseñanza Espírita, pues, una vez
aquellas que son simplemente trivia- más, lo malo está en ofrecer, como
les o ridículas. ¿Hay inconveniente serias, cosas notoriamente absurdas.
en publicarlas? Si son ofrecidas por Algunos pueden incluso ver una pro-
lo que valen, hay un mal relativo. Si fanación en el papel ridículo que se
son ofrecidas como estudio del géne- presta a ciertos personajes justamen-
ro, con las advertencias, los comenta- te venerados y a los que se hace sos-
rios y las atenuantes necesarias, pue- tener un lenguaje indigno de ellos.
den ser incluso instructivas, porque Aquellos que han estudiado a fondo
hacen conocer el mundo espírita bajo la Ciencia Espírita saben a qué ate-
todos sus aspectos. Con prudencia y nerse bajo ese aspecto. Saben que los
miramientos, se puede decir todo; Espíritus burlones no se abstienen de
pero lo malo está en ofrecer, como adornarse de nombres respetables.
serias, cosas que chocan al buen sen- Pero saben también que esos Espí-
tido, a la razón o a las reglas de urba- ritus sólo engañan a aquellos que se
nidad; el peligro, en ese caso, es más dejan engañar y que no saben, o no
grande de lo que se piensa. En pri- desean, desbaratar sus estratagemas
mer lugar, esas publicaciones tienen por los medios de control que cono-
como inconveniente inducir a error a cemos. El público, que no sabe eso,
las personas que no tienen condicio- sólo ve una cosa: un absurdo ofreci-
nes de profundizar y de discernir lo do gravemente a la admiración, y se
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su situación, otras por su carácter. Se cen las personas que se ven escucha-
ríen mucho de la religión; no es sor- das con complacencia: se apegan a
prendente que se rían de los Espíri- aquellos que admiran sus tonterías y
tus, que no conocen. Si, por lo menos, frecuentemente se adueñan de ellos
sus bromas fueran ingeniosas, habría y los dominan al punto de fascinar-
compensación; desafortunadamente, los y subyugarlos. La importancia
ellas no brillan, en general, ni por la que se concede a sus comunicacio-
fineza, ni por el buen gusto, ni por la nes, por la publicidad, los atrae, los
urbanidad y mucho menos por la ló- estimula y los incentiva. El único, el
gica. Hagamos, pues, mejor; al poner verdadero medio de alejarlos es de-
de nuestro lado la razón y las reglas mostrarles que no se será engañado,
de urbanidad, pondremos también a al rechazar de manera severa, como
los burlones. apócrifo y sospechoso, todo lo que
Esas consideraciones serán fá- no es racional, todo lo que desmien-
cilmente comprendidas por todo te la superioridad que se atribuye al
el mundo; pero hay una no menos Espíritu que se manifiesta y el nom-
esencial que está relacionada con la bre con el que se disfraza: entonces,
propia naturaleza de las comunica- cuando él ve que pierde su tiempo,
ciones Espíritas y que no debemos se retira.
omitir: los Espíritus van adonde en- Creemos haber contestado sufi-
cuentran afinidad y adonde saben que cientemente a la pregunta de la per-
serán escuchados. Las comunicaciones sona con quien mantenemos corres-
groseras e inconvenientes, o simple- pondencia sobre la conveniencia y la
mente falsas, absurdas y ridículas, oportunidad de ciertas publicaciones
sólo pueden emanar de Espíritus in- Espíritas. Publicar sin examen, o sin
feriores: el simple buen sentido lo in- atenuante, todo lo que viene de esa
dica. Esos Espíritus hacen lo que ha- fuente sería dar prueba, según noso-
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S eñores,
Algunas personas parecen estar
confundidas sobre el verdadero obje-
que sería motivo de confusión. Tal es
la consideración que debe prevalecer
en la apreciación de las medidas que
tivo y sobre el carácter de la Sociedad. adoptaremos.
Permitidme recordarlos en pocas pala- Partiendo de ese principio, la So-
bras. ciedad no se considera, de ninguna
El objetivo de la Sociedad está manera, una Sociedad de propaganda.
claramente definido en su título y en el Sin duda, cada uno de nosotros desea
preámbulo del reglamento actual. Ese la difusión de las ideas que creemos
objetivo es esencialmente y, se puede justas y útiles, y contribuimos en el
decir, exclusivamente, el estudio de círculo de nuestras relaciones y en la
la Ciencia Espírita. Lo que deseamos, medida de nuestras fuerzas, pero sería
ante todo, no es convencernos, pues- falso pensar que fuera necesario, para
to que ya estamos convencidos, sino eso, estar reunidos en sociedad, y más
instruirnos y aprender lo que no sabe- falso aún pensar que la Sociedad fuera
mos. Para el efecto, queremos colocar- la columna sin la cual el Espiritismo es-
nos en las condiciones más favorables. taría en peligro. Al estar regularmente
Como esos estudios exigen calma y constituida, nuestra Sociedad procede,
recogimiento, queremos evitar todo lo por eso mismo, con más orden y mé-
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quinas, muy limitadas, muy pueriles. todo mejor que él. Está allí una lucha
Aquellos que pensaran crearnos rivali- noble y digna, si no es empañada por
dades mostrarían, por eso mismo, cuán la envidia y los celos.
poco comprenden el verdadero espíri- He aquí, pues, señores, un pun-
tu de la Doctrina. Sólo lamentaríamos to que es esencial no perder de vista.
una cosa: es que ellos nos conocerían Es que no formamos ni una secta, ni
suficientemente mal para creernos ac- una sociedad de propaganda, ni una
cesibles al innoble sentimiento de los corporación que tiene un interés co-
celos. Se concibe que haya empresas mún; si dejáramos de existir, el Espi-
mercenarias rivales, que pueden per- ritismo no sufriría ningún perjuicio y,
judicarse por la competencia y que se de nuestros restos, se formarían otras
miran con mal ojo. Pero si esas reunio- veinte sociedades. Por lo tanto, aque-
nes, como debe ser, sólo tienen en vis- llos que buscaran destruirnos con el
ta un interés puramente moral, si no objetivo de trabar el progreso de las
se mezcla, en ellas, ninguna considera- ideas espíritas no ganarían nada con
ción mercantil, pregunto ¿en qué esas eso, pues es necesario que sepan que
reuniones pueden perjudicarse por la las raíces del Espiritismo no están en
multiplicidad? Sin duda, se dirá que, nuestra sociedad, sino en el mundo
si no hay interés material, existe el del entero. Hay alguna cosa más poderosa
amor propio, el deseo de destruir el que ellos, más influyente que todas las
crédito moral de su vecino. Pero ese sociedades: es la Doctrina, que va al
móvil sería, tal vez, más innoble aún. corazón y a la razón de aquellos que la
Si así lo fuera, Dios no quiera, sola- comprenden y, sobre todo, de aquellos
mente habría que compadecerse de que la practican.
aquellos que estuvieran movidos por Esos principios, señores, nos in-
pensamientos semejantes. ¿Uno quie- dican el verdadero carácter de nuestro
re superar a su vecino? Trate de hacer reglamento, que nada tiene en común
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con los estatutos de una corporación. mente con las personas, sino también
Ningún contrato nos vincula los unos con los Espíritus, que, como lo sa-
a los otros; fuera de nuestras sesiones, béis, no son todos buenos, y hay que
sólo tenemos la obligación, de unos ponerse en guardia en contra de sus
con relación a los otros, de compor- engaños. Hay aquellos muy astutos,
tarnos como personas bien educadas. que pueden incluso, por odio al bien,
Aquellos que no encontraran, en esas empujarnos a una vía peligrosa. Nos
reuniones, lo que esperaban encontrar corresponde a nosotros tener suficien-
tienen toda la libertad de retirarse, y yo te prudencia y perspicacia para desba-
no concebiría incluso que ellos se que- ratarlos, y es eso lo que nos obliga a
daran a partir del momento en el que tomar precauciones particulares.
lo que se hiciera, en esas reuniones, no Recordad, señores, la manera en
les conviniera. No sería racional que la que la Sociedad se ha formado. Yo
vinieran a perder su tiempo acá. recibía en mi casa a algunas personas
En toda reunión, es necesaria en un pequeño grupo. Al crecer el nú-
una regla para el mantenimiento del mero de ellas, se dijo: es necesario un
buen orden. Nuestro reglamento sólo local más grande; para tener ese local,
es, pues, propiamente hablando, una es necesario pagarlo; por lo tanto, es
consigna destinada a establecer la dis- necesario pagar entre todos. Se dijo
ciplina de nuestras sesiones, a man- además: es necesario orden en las se-
tener, entre las personas que asisten, siones; no se puede admitir, en ellas,
las relaciones de urbanidad y de con- al primero que llega; por lo tanto, es
veniencia, que deben presidir todas necesario un reglamento. He aquí toda
las asambleas de personas que tienen la historia de la Sociedad. Es bien sim-
educación, además de las condiciones ple, como veis. No ha pasado por el
inherentes a la especialidad de nues- pensamiento de nadie fundar una ins-
tros trabajos; pues tratamos no sola- titución, ni ocuparse de cualquier cosa
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la luz se haga sobre todos los puntos, vida estas palabras del Cristo: «Seréis
¿quién será el juez? La razón, se dirá, perdonados como vosotros mismos
pero cuando dos personas se contradi- habéis perdonado». Por lo tanto, si
cen, cada una invoca su razón. ¿Cuál hubiera rivalidad entre dos grupos Es-
razón superior decidirá entre esas dos píritas, los Espíritus verdaderamente
razones? buenos no podrían estar del lado de
Sin detenernos en la forma más o aquel que lanzara el anatema al otro;
menos imponente del lenguaje, forma pues jamás una persona sensata podrá
que saben muy bien tomar los Espíri- creer que los celos, el rencor, la male-
tus impostores y pseudosabios para volencia, en suma, todo sentimiento
seducir, por las apariencias, partimos contrario a la caridad pueda emanar
de este principio: los buenos Espíritus de una fuente pura. Buscad, pues, de
solamente pueden aconsejar el bien, qué lado hay más caridad práctica y no
la unión, la concordia; su lenguaje es sólo en palabras, y reconoceréis, sin
siempre simple, modesto, marcado por esfuerzo, de qué lado están los mejores
benevolencia, exento de acrimonia, de Espíritus y, por consecuencia, aquellos
arrogancia y de fatuidad; en suma, de quienes hay más razón de esperar
todo en ellos exhala la caridad más la verdad.
pura. La caridad: he aquí el verdade- Esas consideraciones, señores, le-
ro criterio para juzgar a los Espíritus y jos de apartarnos de nuestro asunto,
para juzgarse a sí mismo. Quienquiera nos colocan sobre nuestro verdadero
que, al sondear el fuero interno de su terreno. El reglamento, considerado
conciencia, encuentre un germen de desde ese punto de vista, pierde com-
rencor en contra de su prójimo, inclu- pletamente su carácter de contrato,
so un simple deseo de maldad, puede para revestir el carácter, mucho más
decirse seguramente que está siendo modesto, de una simple regla discipli-
incitado por un mal Espíritu, pues ol- naria.
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11 – Los aparecidos
Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos,
3.o año, n.o 7, julio de 1860
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alterar el objetivo, que es conducir duce más bien, que ejerce la influencia
a las personas al bien para su mayor más saludable, que hace a más perso-
felicidad presente y futura. El bien no nas buenas y virtuosas, que estimula el
podría tener dos pesos y dos medidas. bien por los motivos más puros y más
Desde el punto de vista científico o racionales. El objetivo constante al que
dogmático, es útil, sin embargo, o por aspiran las personas es la felicidad. La
lo menos interesante, saber quién está verdad estará del lado del sistema que
equivocado y quién tiene razón. ¡Pues proporcione la mayor suma de satis-
bien! Tenéis un criterio infalible para facción moral; en pocas palabras, que
apreciarlo, sean simples detalles o sis- vuelva más felices a las personas.
temas más radicalmente divergentes. Como la enseñanza viene de los
Y eso se aplica no solamente a los sis- Espíritus, los diferentes grupos, así
temas espíritas, sino a todos los siste- como los individuos, se encuentran
mas filosóficos. bajo la influencia de ciertos Espíritus,
Examinad, ante todo, el sistema que presiden sus trabajos o los diri-
que es más lógico, aquel que respon- gen moralmente. Si esos Espíritus no
de mejor a vuestras aspiraciones, que concuerdan, la cuestión es saber cuál
puede alcanzar mejor el objetivo. El es aquel que merece más confianza.
mayormente verdadero será, evidente- Será, evidentemente, aquel cuya teo-
mente, aquel que explique mejor, que ría no puede provocar ninguna obje-
dé mejor la razón de todo. Si se puede ción seria; en suma, aquel que, sobre
oponer a un sistema un único hecho todos los puntos, da más pruebas de
en contradicción con su teoría, es que su superioridad. Si todo es bueno, ra-
su teoría es falsa o incompleta. Exa- cional en esa enseñanza, poco importa
minad, a continuación, los resultados el nombre que toma el Espíritu, y bajo
prácticos de cada sistema. La verdad ese aspecto, la cuestión de la identidad
debe estar del lado de aquel que pro- es completamente secundaria. Si, bajo
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Sólo un falso amor propio, o una ob- medio de conocer a su enemigo, que
sesión, pueden hacer persistir en una siempre se revela; siempre, oíd bien, y
idea notoriamente falsa, y que el buen que sólo engaña a aquellos que se de-
sentido de cada uno repele. jan engañar.
No ignoro, señores, que tengo Eso, señores, me conduce a
a muchos enemigos aquí. Eso os sor- completar mi pensamiento sobre lo
prende y, sin embargo, nada es más que os había dicho, hace poco, acerca
verdadero. Sí, hay aquí quiénes me del tema de las disidencias que po-
escuchan con rabia. No digo entre vo- drían surgir entre los diferentes gru-
sotros, ¡gracias a Dios!, donde espero pos, como consecuencia de la diversi-
siempre tener solamente a amigos. dad de enseñanzas. Os he dicho que,
Me refiero a los Espíritus engañado- a pesar de algunas divergencias, los
res, que están resentidos conmigo por grupos podían entenderse, y deben
daros los medios de desenmascarar- entenderse si son verdaderos Espíri-
los, porque revelo sus estratagemas; tas. Os he dado el medio de controlar
porque, al poneros en guardia con el valor de las comunicaciones: he aquí
relación a ellos, les quito el imperio el medio de apreciar la naturaleza de
que podrían tomar sobre vosotros. En las influencias ejercidas sobre cada
cuanto a ese asunto, señores, os diré uno. Puesto que toda buena influencia
que sería un error creer que esos Es- emana de un buen Espíritu, que todo
píritus sólo ejercen ese imperio sobre lo que es malo viene de una mala fuen-
los médiums. Estén muy seguros de te, que los malos Espíritus son los ene-
que los Espíritus, al estar por todos los migos de la unión y de la concordia, el
lugares, actúan incesantemente sobre grupo que esté asistido por el Espíritu
nosotros, sin que lo sepamos, seamos del mal será aquel que le arrojará pie-
o no Espíritas o médiums. La medium- dras al otro y no le extenderá la mano.
nidad no los atrae. Al contrario, da el En cuanto a mí, señores, os considero a
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Colección de Textos de Allan Kardec
todos como hermanos, estéis vosotros dero el Espiritismo debe ejercer una
en la verdad o en el error. Pero os de- inmensa influencia sobre la situación
claro abiertamente: estaré de corazón social. Pero el día en el que esa influen-
y de alma con aquellos que demues- cia sea generalizada está todavía lejos,
tren más caridad, más abnegación. Si sin duda. Serán necesarias genera-
hubiera, Dios no quiera, quiénes man- ciones para que el hombre se despoje
tuvieran sentimientos de odio, de en- del hombre viejo. Sin embargo, desde
vidia, de celos, me compadecería de hoy, si el bien no puede ser general, ya
esas personas, pues estarían bajo una es individual, y es porque ese bien es
mala influencia, y preferiría pensar efectivo que la doctrina que lo propor-
que esos malos pensamientos les hu- ciona es aceptada con tanta facilidad,
bieran llegado de un Espíritu extraño puedo incluso decir con tanto apresu-
y no vinieran de su propio corazón. ramiento por muchos. De hecho, ade-
Pero bastaría eso para volver sospe- más de su racionalidad, ¿qué filosofía
chosa, para mí, la veracidad de las co- es más capaz de desatar el pensamien-
municaciones que podrían recibir, en to del hombre de los lazos terrestres,
virtud del principio de que un Espíritu de elevar su alma hacia lo infinito?
verdaderamente bueno sólo puede su- ¿Cuál es la filosofía que le da al hom-
gerir buenos sentimientos. bre una idea más justa, más lógica, y
Terminaré, señores, esta alocu- apoyada en pruebas más patentes, de
ción, ya demasiado larga sin duda, con su naturaleza y de su destino? Que sus
algunas consideraciones sobre las cau- adversarios la sustituyan, pues, por
sas que deben garantizar el porvenir algo mejor, una doctrina más consola-
del Espiritismo. dora, que esté más conforme a la ra-
Comprendéis todos, porque te- zón, que sustituya la alegría inefable
néis bajo vuestros ojos y porque sentís de saber que los seres que nos fueran
en vosotros mismos, que un día veni- queridos en la Tierra están cerca de
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nosotros, que nos ven, nos escuchan, mo. ¿Se lo quiere aniquilar? Que se dé
nos hablan y nos aconsejan; que dé a las personas una fuente más grande
un motivo más legítimo a la resigna- de felicidad y de esperanza. He aquí lo
ción; que haga temer menos a la muer- que concierne a los individuos.
te; que proporcione más calma en las Otros dos poderes parecen haber
pruebas de la vida; que sustituya, en temido la aparición del Espiritismo:
fin, esa dulce quietud que se experi- la autoridad civil y la autoridad reli-
menta cuando se puede decir: «Me giosa. ¿Y por qué eso? Porque no se lo
siento mejor». Ante una doctrina que conocía. Hoy en día, la Iglesia empie-
lo haga mejor en todo eso, el Espiritis- za a ver que encontrará, en el Espiritis-
mo bajará sus armas. mo, una arma poderosa para combatir
El Espiritismo vuelve, pues, per- la incredulidad; la solución lógica de
fectamente felices a las personas; con más de un dogma embarazoso, y fi-
él, ya no hay aislamiento, ya no hay nalmente que el Espiritismo vuelve a
desesperación. Ya ha evitado muchas traer a sus deberes de cristianos a un
faltas, impedido más de un crimen, buen número de ovejas extraviadas.
devuelto la paz a más de una familia, El poder civil, por su lado, empieza
corregido muchas imperfecciones. a tener pruebas de la beneficiosa in-
¡Qué será, pues, cuando las personas fluencia del Espiritismo sobre la mora-
estén nutridas de esas ideas! Pues lidad de las clases laborales, a las que
cuando venga la razón, se fortificarán esa doctrina inculca, por la convicción,
y no renegarán más de su alma. Sí, el ideas de orden, de respeto a la propie-
Espiritismo vuelve feliz, y es lo que le dad, y hace comprender la nulidad de
da un poder irresistible y garantiza su las utopías. Testigo de transformacio-
triunfo venidero. Las personas desean nes morales casi milagrosas, el poder
la felicidad, el Espiritismo se la da, ellas civil entreverá muy pronto, en la di-
se lanzarán a los brazos del Espiritis- fusión de esas ideas, un alimento más
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útil al pensamiento que las alegrías del dido constatar, por mis propios ojos,
cabaré o el tumulto de la plaza pública el inmenso desarrollo de esas ideas y
y, por consecuencia, una salvaguardia cuán fácilmente echan raíces. Por todo
para la sociedad. Así, al ver, un día, lado, he encontrado a personas felices,
un dique contra la brutalidad de las a afligidos consolados, penas calma-
pasiones, una garantía de orden y de das, odios apaciguados. Por todos los
tranquilidad, un regreso a las ideas re- lugares, la confianza y la esperanza
ligiosas que se apagan, pueblo, Iglesia suceden a las angustias de la duda y
y poder, nadie tendrá interés en trabar de la incertidumbre. Una vez más, el
al Espiritismo. Al contrario, cada uno Espiritismo es la clave de la verdadera
buscará un apoyo en él. ¿Quién po- felicidad, y está allí el secreto de su po-
dría, además, detener el curso de ese der irresistible. ¿Es, pues, una utopía
río de ideas que ya fluye con sus aguas una doctrina que hace tales prodigios?
bienhechoras sobre las cinco partes del ¡Que Dios, en Su bondad, mis caros
mundo? amigos, se digne enviaros a buenos
Tales son, mis caros cofrades, Espíritus para asistiros en vuestras
las consideraciones que desearía so- comunicaciones, a fin de que esos Es-
meter a vuestra apreciación. Termino píritus os esclarezcan sobre las verda-
agradeciéndoos de nuevo por vuestra des que estáis encargados de difundir!
acogida benévola, cuyo recuerdo esta-
rá siempre presente en mi memoria. «[...] el Espiritismo es
Agradezco igualmente a los buenos la clave de la verdadera
Espíritus por toda la satisfacción que
felicidad, y está allí
me han proporcionado durante mi
viaje, pues, por todos los lugares don-
el secreto de su poder
de he pasado, también he encontrado irresistible.»
a buenos y sinceros Espíritas, y he po-
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un acceso más fácil a los candidatos, menos grande y cuyos buenos resulta-
mientras permite que se hagan cono- dos estamos incluso apreciando, cada
cer y apreciar antes de su admisión día. Pero si esa situación está com-
definitiva como miembros titulares. Al prendida en el seno de la Sociedad,
participar en los trabajos y en los estu- no es lo mismo afuera, donde, no se
dios de la Sociedad, sacan provecho de debe disimular, no tenemos solamente
todo lo que se hace allí. Pero como no a amigos. Somos criticados por varios
tienen voz en la parte administrativa, puntos, y aunque no tenemos motivo
no pueden, en ningún caso, compro- para preocuparnos, ya que el orden de
meter la responsabilidad de la Socie- la Sociedad sólo interesa a nosotros,
dad. Viene, a continuación, la medida no es, tal vez, inútil lanzar un vistazo
que ha tenido como objetivo restringir sobre lo que se nos reprocha, porque,
el número de asistentes y rodear de en definitiva, si esos reproches tuvie-
más dificultades, por medio de una ran fundamento, deberíamos sacar
selección más severa, su admisión a provecho de ellos.
las sesiones. Además, hay aquella que Ciertas personas censuran la se-
prohíbe la lectura de toda comunica- vera restricción traída para la admi-
ción obtenida fuera de la Sociedad sin sión de los asistentes. Dicen que, si
que se haya tenido previo conocimien- queremos hacer prosélitos, se debe es-
to de la comunicación y sin que esa clarecer al público y, para eso, abrirle
lectura haya sido autorizada. En fin, las puertas de nuestras sesiones, auto-
existen aquellas medidas que arman rizar todas las preguntas y todas las
a la Sociedad contra quienquiera que interpelaciones; que si sólo admitimos
pudiera traerle perturbación, o inten- a personas que creen, no tenemos gran
tara imponer su voluntad. mérito en convencerlas. Ese razona-
Hay también otras que sería su- miento es engañoso. Si, al abrir nues-
perfluo recordar, cuya utilidad no es tras puertas al primero que llegue, el
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bles, que podrían introducirse acá a ficiente para no perder nuestro tiempo
pesar de nosotros. Nos corresponde corriendo hacia aquellos que nos dan
demostrarles, como ya lo hemos hecho, la espalda por motivos fútiles de amor
que perderían su tiempo si intentaran propio o de celos. Estos no pueden ser
imponerse a nosotros. La táctica de considerados como verdaderos Espíri-
ellos, lo sabemos, es la de buscar sem- tas, a pesar de las apariencias. Tal vez
brar la desunión, de provocar la dis- sean Espíritas que creen en los hechos,
cordia, de inspirar los celos, la descon- pero seguramente no son Espíritas que
fianza y las pueriles susceptibilidades creen en las consecuencias morales de
que engendran el desafecto. Opongá- los hechos, de lo contrario demostra-
mosles la muralla de la caridad, de la rían más abnegación, indulgencia, mo-
benevolencia mutua, y seremos invul- deración, y menos presunción en su
nerables, tanto a sus malignas influen- infalibilidad. Buscarlos sería incluso
cias ocultas como a las diatribas de hacerles un mal favor, pues sería ha-
nuestros adversarios encarnados, que cerles creer en su importancia y en que
se ocupan más de nosotros que noso- no se puede pasar sin ellos. Tampoco
tros de ellos; pues podemos, sin amor debemos preocuparnos por aquellos
propio, hacernos esta justicia: jamás que nos denigran. Hombres que valían
acá siquiera el nombre de ellos ha sido cien veces más que nosotros han sido
pronunciado, sea por un sentimien- denigrados y ridiculizados: no podría-
to de urbanidad, sea porque tenemos mos tener privilegio bajo ese aspecto.
que ocuparnos de cosas más útiles. No Nos corresponde a nosotros demos-
forzamos a nadie a venir a nosotros. trar, por nuestros actos, que sus dia-
Acogemos con satisfacción y diligen- tribas se hacen en vano, y las armas de
cia a las personas sinceras y de buena las que se sirven se volverán en contra
voluntad, seriamente deseosas de es- de ellos.
clarecerse. Y pensamos que eso es su- Después de haber agradecido,
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al empezar, a los Espíritus que nos una irrefutable superioridad han sido
asisten, no debemos olvidar a sus in- obtenidas por varios médiums. Des-
térpretes, algunos de los cuales nos de fuera de la capital y del país, nos
dan su colaboración con un celo y una han dirigido comunicaciones muy no-
complacencia que jamás son desmen- tables, lo que demuestra no solamen-
tidos. En cambio, solamente les pode- te cuánto el Espiritismo se difunde,
mos ofrecer un testimonio estéril de sino también el punto de vista grave
nuestra satisfacción. Pero el mundo de y serio desde el cual es considerado
los Espíritus los espera, y allá toda la ahora en todos los lugares. Sin duda,
dedicación es contabilizada según el éste es un resultado del que debemos
peso del desinterés, de la humildad y estar felices, pero hay uno no menos
de la abnegación. satisfactorio y que, por lo demás, es
En resumen, señores, nuestros una consecuencia de lo que había sido
trabajos se han desarrollado, duran- predicho desde el origen: es la unidad
te el año que acaba de pasar, con una que se establece en la teoría de la Doc-
perfecta regularidad, y nada los ha in- trina a medida que se la estudia y se la
terrumpido. Una multitud de hechos comprende mejor. En todas las comu-
del más alto interés ha sido relatada, nicaciones que nos vienen desde afue-
explicada y comentada. Cuestiones ra, encontramos la confirmación de
muy importantes han sido soluciona- los principios que nos son enseñados
das. Todos los ejemplos que han pa- por los Espíritus, y como las personas
sado bajo nuestros ojos por las evoca- que las obtienen son, en su mayoría,
ciones, todas las investigaciones a las desconocidas para nosotros, se puede
que nos hemos entregado han venido decir que no sufren nuestra influencia.
a confirmar los principios de la Cien- El propio principio de la reencar-
cia y fortalecernos en nuestras creen- nación que había, a primera vista, en-
cias. Numerosas comunicaciones de contrado a más contradictores, porque
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y de los que puede justamente estar todas las aspiraciones y, se pude decir,
orgullosa, y que da un cierto peso a su la razón más exigente de quienquiera
opinión. Sigamos, señores, por nues- que se dé el trabajo de estudiarla y no
tros esfuerzos, por nuestra prudencia esté dominado por los prejuicios. No
y por el ejemplo de unión, que debe tiene las restricciones mezquinas de
existir entre los verdaderos Espíri- ciertas filosofías. Amplía, hasta el infi-
tas, demostrando que los principios nito, el círculo de las ideas, y ninguna
que profesamos no son letra muerta es capaz de elevar más alto el pensa-
para nosotros, y que predicamos por miento y de hacer salir al hombre de
el ejemplo tanto como por la teoría. Si la esfera estrecha del egoísmo, en la
nuestras doctrinas encuentran ecos tan que se lo ha buscado confinar. Se apo-
numerosos, es que aparentemente se
las considera más racionales que otras. «Sigamos, señores, por
Dudo que habría sucedido lo mismo nuestros esfuerzos, por
si hubiéramos profesado la doctrina nuestra prudencia y por
de la intervención exclusiva del diablo
el ejemplo de unión,
y de los demonios en las manifesta-
ciones espíritas, doctrina, hoy en día,
que debe existir entre
completamente ridícula, que estimula los verdaderos Espíritas,
más la curiosidad que el pavor; si cau- demostrando que los
sa pavor, es sobre algunas personas principios que profesamos
timoratas, que pronto reconocerán la no son letra muerta
futilidad de tal doctrina.
para nosotros, y que
La Doctrina Espírita, tal como es
hoy en día profesada, tiene una am-
predicamos por el ejemplo
plitud que le permite abarcar todas las tanto como por la teoría.»
cuestiones de orden moral. Satisface
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ya, en fin, sobre los inmutables prin- fica seria, nos es una garantía segura
cipios fundamentales de la religión, del porvenir que le está reservado y
de la que es la demostración patente. que, como lo sabéis, está anunciado
He aquí, sin ninguna duda, lo que le en todas partes. Dejemos, pues, que
hace conquistar a tan numerosos par- sus enemigos digan y hagan; ellos
tidarios entre las personas esclareci- no pueden nada en contra de la vo-
das de todas las regiones, y lo que la luntad de Dios, pues nada sucede sin
hará prevalecer en un tiempo más o su permiso, y como lo decía recien-
menos cercano, y esto a pesar de sus temente un eclesiástico esclarecido:
adversarios, en su mayoría opuestos «Si esas cosas suceden, es que Dios
más por interés que por convicción. lo permite para reavivar la fe, que se
Su marcha progresiva tan rápida, apaga en las tinieblas del materialis-
desde que ha entrado en la vía filosó- mo».
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cluso que un festín de Espíritas sería béis deseado recibir algunas instruc-
una contradicción. Presumo también ciones de mi parte, no consideraréis
que, al invitarme tan amablemente y malo, sin duda, que a fin de utilizar
con tanta solicitud para que yo estu- todos los instantes, yo salga un poco
viera en medio de vosotros, no habéis de las banalidades bastante comunes
creído que la cuestión de un banque- en semejantes circunstancias y que mi
te fuera un motivo de atracción para alocución tome prestada alguna gra-
mí. Es lo que me he apresurado a es- vedad de la propia gravedad del asun-
cribir a mis buenos amigos Rey y Di- to que nos reúne. Sin ninguna duda,
joud, cuando ellos se excusaron por si estuviéramos en un banquete de bo-
la simplicidad de la recepción, pues das o de bautismo, sería intempestivo
estad bien convencidos de que lo que hablar de almas, de la muerte y de la
me honra más, en esta circunstancia, vida futura. Pero, lo repito, estamos
es aquello de lo que puedo tener razón acá para instruirnos, mucho más que
en estar orgulloso: la cordialidad y la para comer, y, en todo caso, no es para
sinceridad de la acogida, lo que, muy divertirnos.
rara vez, se encuentra en las recepcio- No penséis, señores, que esta
nes de gala, pues acá no hay máscaras espontaneidad que os ha llevado a
en los rostros. reuniros acá sea un hecho puramente
Si hay algo que atenúa la feli- personal. Esta reunión, no lo dudéis,
cidad que siento al encontrarme en tiene un carácter especial y providen-
medio de vosotros es el no poder que- cial; una voluntad superior la ha pro-
darme acá por más tiempo. Me hu- vocado; manos invisibles os han im-
biera sido muy agradable prolongar pulsado, sin que lo sepáis, y tal vez, un
mi permanencia en uno de los centros día, esta reunión estará señalada en los
más numerosos y más diligentes del fastos del Espiritismo. Que nuestros
Espiritismo. Pero ya que vosotros ha- hermanos futuros puedan acordarse
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de este día memorable, en el que los tomará como base las leyes inmutables
Espíritas lioneses, dando el ejemplo de amor y de caridad. Entonces, se ve-
de la unión y de la concordia, han pre- rán desaparecer esas anomalías que
parado el primer terreno, en esos nue- conmocionan a las personas de buen
vos ágapes, para la alianza que debe sentido, como las leyes de la Edad Me-
existir entre los Espíritas de todos los dia chocan a las personas de hoy en día.
países del mundo; pues el Espiritis- Pero eso es obra del tiempo. Dejemos
mo, al restituir al Espíritu su verdade- a Dios el cuidado de hacer venir cada
ro papel en la creación, al constatar la cosa a su hora. Esperemos todo de Su
superioridad de la inteligencia sobre sabiduría y solamente agradezcámos-
la materia, borra naturalmente todas Le por habernos permitido asistir a la
las distinciones establecidas entre las aurora que se eleva sobre la humani-
personas según las ventajas corpóreas dad, y por habernos elegido como los
y mundanas, sobre las que tan sólo el primeros pioneros de la gran obra que
orgullo ha establecido las castas y los se prepara. Que Él se digne prodigar
necios prejuicios del color. El Espiritis- Su bendición sobre esta asamblea, la
mo, al ampliar el círculo de la familia primera en la que los adeptos al Espi-
por la pluralidad de las existencias, es- ritismo están reunidos en tan gran nú-
tablece entre las personas una fraterni- mero con un sentimiento de verdadera
dad más racional que aquella que sólo confraternidad.
tiene como base los lazos frágiles de la Digo verdadera confraternidad
materia, pues esos lazos son perecede- porque tengo la íntima convicción
ros, mientras que aquellos del Espíritu de que todos, acá presentes, no traen
son eternos. Esos lazos, una vez bien ninguna otra. Pero no dudéis de que
comprendidos, influirán, inevitable- numerosas cohortes de Espíritus están
mente, en las relaciones sociales y, acá entre nosotros, nos oyen en este
más tarde, en la legislación social, que momento, observan todas nuestras
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todas las clases de la sociedad. ¿Ellos en ella. ¡Ah! Es que allí hay tanto con-
prevalecerán? No, pues no está dado suelo que dar, tanto valor moral que
al hombre oponerse a la marcha de la levantar, tantas lágrimas que secar,
naturaleza, y el Espiritismo está en el tanta resignación que inspirar, que el
orden de las cosas naturales. Será ne- Espiritismo es acogido allí como un
cesario, pues, que, tarde o temprano, áncora de salvación, como una égida
esos adversarios tomen partido por contra las terribles tentaciones de la
el Espiritismo y acepten lo que será necesidad. En todos los lugares donde
aceptado por todo el mundo. No, ellos lo he visto penetrar en la morada del
no prevalecerán; se prevalecerá sobre trabajo, en todos los lugares lo he visto
ellos. producir allí sus bienhechores efectos
Un nuevo elemento acaba de moralizadores. Regocijaos, pues, obre-
sumarse a la Legión de los Espíritas: ros lioneses que me escuchan, pues
es aquel de las clases laborales, y ob- tenéis en otras ciudades, tales como
servad, en eso, la sabiduría de la Pro- Sens, Lille, Burdeos, a hermanos Es-
videncia. El Espiritismo se ha propa- píritas que, como vosotros, han abju-
gado, en primer lugar, en las clases es- rado de las culpables expectativas del
clarecidas, en las eminencias sociales. desorden y los deseos criminales de la
Eso era necesario, primero para darle venganza. Seguid demostrando, por
más crédito, segundo para que fuera medio de vuestro ejemplo, los bienhe-
elaborado y purgado de las ideas su- chores resultados de esta Doctrina. A
persticiosas que la falta de instrucción aquellos que preguntan para qué ella
podría haber introducido, y con las puede servir, respondedles: «En mi
que se lo habría confundido. Apenas desesperación, deseaba matarme; el
está constituido, si se puede hablar Espiritismo me detuvo, porque sé lo
así de una ciencia tan nueva, llega a la que cuesta abreviar voluntariamente
clase obrera y se propaga con rapidez las pruebas que Dios ha querido en-
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viar a las personas; para aturdirme, como lo llamáis». Sí, mis amigos, se-
me embriagaba; he comprendido que guid predicando por el ejemplo; ha-
yo era despreciable por quitarme vo- ced comprender el Espiritismo con sus
luntariamente la razón y me privaba, consecuencias saludables, y cuando se
así, de ganar mi pan y el de mis hijos; lo comprenda, ya no se tendrá temor
me había divorciado de todos los sen- de él; más bien, será acogido como una
timientos religiosos, hoy en día oro a garantía del orden social, y los propios
Dios y coloco mi esperanza en Su mi- incrédulos serán forzados a hablar del
sericordia; sólo creía en la nada como Espiritismo con respeto.
supremo remedio a mis miserias; mi He hablado del progreso del
padre se comunicó conmigo y me dijo: Espiritismo. Es que, en efecto, es sin
“¡Hijo mío, coraje! ¡Dios te ve; un es- precedente que una doctrina, sea cual
fuerzo más y estarás salvado!” Y me sea, haya avanzado con tanta rapidez,
puse de rodillas ante Dios y Le pedí sin exceptuar al propio Cristianismo.
perdón; al ver a ricos y a pobres, a per- ¿Eso quiere decir que el Espiritismo le
sonas que tienen todo y a otras que sea superior, que le deba suplantar?
nada tienen, yo acusaba a la Providen- No, pero es acá el lugar para fijar su
cia; hoy en día, sé que Dios pesa todo verdadero carácter, a fin de destruir
en la balanza de Su justicia y aguardo un prejuicio difundido de manera bas-
Su juzgamiento; si está en Sus decre- tante general entre aquellos que no lo
tos que yo deba sucumbir a la pena, conocen.
¡pues bien! sucumbiré, pero con la El Cristianismo, en su nacimien-
conciencia pura, y sin llevar el remor- to, tenía que luchar contra una poten-
dimiento de haber hurtado un óbolo cia temible: el Paganismo, entonces
de aquel que podía salvarme la vida». universalmente difundido. No había,
Decidle: «He aquí para lo que sirve el entre ellos, ninguna alianza posible,
Espiritismo, esta locura, esta quimera, no más que entre la luz y las tinieblas.
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tas y coléricas; ha dado la resignación sas a aquellos que las habían rechaza-
a aquellos que no la tenían, consuelo a do. En resumen, el Espiritismo jamás
los afligidos; ha reconducido a Dios a ha aconsejado cambiar de religión, ni
aquellos que lo despreciaban, al des- sacrificar las creencias personales; no
truir las ideas materialistas, verdadera pertenece propiamente a ninguna re-
llaga social que aniquila la responsabi- ligión, o mejor dicho, es de todas las
lidad moral del hombre; he aquí lo que religiones.
ha hecho, lo que hace todos los días, lo Algunas palabras más, señores,
que hará cada vez más a medida que os ruego, sobre una cuestión comple-
sea más difundido. ¿Está allí el resul- tamente práctica. El número creciente
tado de una mala doctrina? Pero que de Espíritas, en Lyon, muestra la uti-
yo sepa nadie jamás ha atacado la mo- lidad del consejo que os dí el último
ral del Espiritismo; solamente se dice año, relativo a la formación de los
que la religión puede producir todo grupos. Reunir a todos los adeptos
eso. Estoy perfectamente de acuerdo; en una sola sociedad ya sería, hoy en
pero, entonces, ¿por qué la religión
no lo produce siempre? Es porque no
todo el mundo la comprende. Ahora
«[...] el Espiritismo jamás
bien, el Espiritismo, al volver claro e ha aconsejado cambiar de
inteligible para todos lo que no lo está; religión, ni sacrificar las
al volver evidente lo que está dudoso, creencias personales;
conduce a la aplicación; mientras que no pertenece propiamente
uno no siente jamás la necesidad de lo a ninguna religión, o
que no comprende. Por lo tanto, el Es-
piritismo, lejos de ser el antagonista de
mejor dicho, es de todas
la religión, es su auxiliar; y la prueba las religiones.»
es que reconduce a las ideas religio-
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las grandes ciudades como en las pe- otros países». ¡Así, he aquí un obispo
queñas localidades, desde lo alto hasta extranjero que se instituye como juez
lo bajo de la escala social, en Francia y de lo que le conviene o no le conviene
en el extranjero, esta idea se difunde a Francia! La sentencia ha sido, pues,
con una rapidez inaudita? ¿Que, en to- mantenida y ejecutada, sin siquiera
dos los lugares, agita a las masas, que exonerar al destinatario de los gastos
la proclaman la aurora de una reno- de aduana, que se ha tenido el cuidado
vación social? ¿El golpe con el que se de habérselos hecho pagar.
ha creído herirla no es un indicio de He aquí el relato que nos ha sido
su importancia? Pues uno no se aba- dirigido personalmente:
lanza así, con fuerza, en contra de una «Este día, el nueve de octubre de
infantilidad sin consecuencia, y Don mil ochocientos sesenta y uno, a las
Quijote no ha regresado a España para diez y media de la mañana, sobre la
luchar contra molinos de viento. explanada de la ciudad de Barcelona,
Lo que no es menos exorbitante, en el lugar donde son ejecutados los
y causa asombro que no se haya vis- criminales condenados al último su-
to una protesta enérgica en contra de plicio, y por orden del obispo de esta
esto, es la extraña pretensión de la ciudad, fueron quemados trescientos
que se arroga el obispo de Barcelona volúmenes y folletos sobre el Espiritis-
de ejercer el poder de policía1 en Fran- mo, a saber:
cia. A la petición que ha sido hecha de »La Revista Espírita, director Allan
reexportar las obras, él ha contestado Kardec;
con una negativa así fundamentada: »La Revista Espiritualista, director
«La Iglesia católica es universal, y al ser Piérard;
esos libros contrarios a la fe católica, el »El Libro de los Espíritus, por Allan
gobierno no puede consentir que vayan Kardec;
a pervertir la moral y la religión de los »El Libro de los Médiums, por el
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1
N. de la T. – el poder de policía puede ser definido como la soberanía de cada Estado para regular,
dentro de su territorio, los asuntos de salud, seguridad y moral pública.
2
N. de la T.: en el original, en francés, «fin de non-recevoir», es decir, procedimiento por el cual se
neutraliza o se rechaza la demanda, sin contradecir el fondo, sin atacar su contenido.
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S eñoras y señores,
Es con felicidad que me he some-
tido al llamamiento que habéis tenido
de. Por eso, jamás me he presentado
como el creador de esa Doctrina: todo
el honor es para los Espíritus. Es, pues,
a bien hacerme, y la acogida simpática solamente a ellos a quienes se deben
que recibo de vosotros es una de esas reportar los testimonios de vuestra
satisfacciones morales que dejan, en gratitud, y acepto los elogios que que-
el corazón, una impresión profunda e réis darme únicamente como un estí-
imborrable. Si estoy feliz por esta aco- mulo para proseguir en mi tarea con
gida cordial, es porque veo en ella un perseverancia.
homenaje prestado a la Doctrina que En los trabajos que he hecho para
profesamos y a los buenos Espíritus alcanzar el objetivo que me he pro-
que nos la enseñan, mucho más que puesto, he sido ayudado, sin duda,
a mí personalmente, que sólo soy un por los Espíritus –eso me ha sido di-
instrumento en las manos de la Provi- cho por ellos varias veces– pero sin
dencia. ninguna señal exterior de mediumni-
Convencido de la verdad de esta dad. No soy, pues, médium en el sen-
Doctrina y del bien que está llamada a tido común de la palabra y, hoy en día,
producir, he tratado de coordinar sus comprendo que es bueno para mí que
elementos. Me he esforzado con el fin así lo sea. Con una mediumnidad efec-
de volverla clara e inteligible para todos. tiva, yo sólo habría escrito bajo una
Es ésta toda la parte que me correspon- misma influencia. Habría sido llevado
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los días ante sus ojos. Es que, de hecho, vuelva a las personas tan felices moral
el Espiritismo extrae de su naturaleza, y materialmente que no tengan nada
de su propia esencia, una fuerza irre- más que desear, ni en este ni en el otro
sistible. ¿Cuál es, pues, el secreto de mundo. No solicitamos nada más, ya
esta fuerza? ¿Insistimos en esconderlo que el objetivo será alcanzado. La se-
por miedo a que, una vez conocido, a gunda causa es que no depende de
ejemplo de Sansón, sus enemigos sa- ningún hombre, que se puede abatir;
quen provecho de eso para vencer al no tiene un foco único, que se puede
Espiritismo? En absoluto. En el Espi- apagar; su foco está por todo lado,
ritismo, no hay misterios, todo se hace porque, en todas partes, hay médiums
a la luz del día, y podemos, sin temor, que pueden comunicarse con los Es-
revelarlo abiertamente. A pesar de que píritus; no hay familia que no pueda
ya lo he dicho, tal vez no esté fuera de encontrar a médiums en su seno; y
lugar repetirlo acá, a fin de que se sepa estas palabras del Cristo se cumplen:
bien que si entregamos a nuestros ad- «Vuestros hijos y vuestras hijas profetiza-
versarios el secreto de nuestras fuer- rán, y tendrán visiones». El Espiritismo
zas, es que conocemos también el lado es una idea, y no hay barreras impe-
débil de ellos. netrables a la idea, ni suficientemente
La fuerza del Espiritismo tiene altas para que no las pueda franquear.
dos causas preponderantes: la prime- Se mató al Cristo, se mató a Sus após-
ra es que él vuelve felices a aquellos toles y a Sus discípulos; pero el Cris-
que lo conocen, lo comprenden y lo to ya había lanzado, en el mundo, la
practican. Ahora bien, como hay mu- idea cristiana, y esta idea triunfó sobre
chas personas infelices, recluta a un la persecución de los Césares omnipo-
innumerable ejército entre aquellos tentes. ¿Por qué, pues, el Espiritismo,
que sufren. ¿Alguien quiere quitar- que no es otra cosa que el desarrollo
le ese elemento de propagación? Que y la aplicación de la idea cristiana, no
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y deja a cada uno toda la libertad. El dad», y ante esa protección1, más po-
materialista es el más grande enemigo derosa que la de Minerva, pues viene
de la religión. Al conducirlo al Espiri- del Cristo, la propia incredulidad se
tualismo, el Espiritismo le hacer andar inclina. ¿Qué se puede oponer a una
los tres cuartos del camino para volver doctrina que conduce a las personas a
al regazo de la Iglesia. Le corresponde amarse como hermanas? Si no se ad-
a la Iglesia hacer el resto. Pero si la co- mite la causa, por lo menos se respe-
munión hacia la que él tendería a unir- tará el efecto. Ahora bien, el mejor me-
se lo rechaza, sería de temerse que él dio de demostrar la realidad del efecto
se volviera hacia otra. es hacer su aplicación en uno mismo;
Deciros eso, señores, es como es mostrar a los enemigos de la Doc-
intentar convencer a las personas ya trina Espírita, con el propio ejemplo,
convencidas; lo sabéis todos tan bien que ella le vuelve a uno realmente
como yo. Pero hay otro punto sobre el mejor. ¿Pero cómo hacer creer que un
que es útil decir algunas palabras. instrumento puede producir la armo-
Si los enemigos de afuera nada nía si emite sonidos discordantes? Del
pueden en contra del Espiritismo, no mismo modo, ¿cómo persuadir que el
es lo mismo con aquellos de adentro; Espiritismo debe conducir a la concor-
quiero decir con aquellos que son Es- dia si aquellos que lo profesan, o que
píritas más de nombre que de hecho, supuestamente lo profesan, lo que es
sin hablar de aquellos que sólo tienen visto como un todo por los adversa-
la máscara del Espiritismo. El lado rios, se arrojan piedras? ¿Si una sim-
más bello del Espiritismo es el moral. ple susceptibilidad de amor propio, de
Es por sus consecuencias morales que prelación basta para dividirlos? ¿No
triunfará, pues allí está toda su forta- es este el medio de hacerse refutar su
leza, allí está su invulnerabilidad. Está propio argumento? Los enemigos más
inscrito en su bandera: «Amor y cari- peligrosos del Espiritismo son, pues,
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disputarán el terreno palmo a pal- aquel que sacrifica, con valor, su vida.
mo, pues el interés material es, entre Considerad, pues, como que están ha-
todos, el más tenaz. Para él, los dere- ciendo causa común con vuestros ene-
chos más sagrados de la humanidad migos, a todos aquellos que tiendan a
nada son. Tenéis la prueba de eso en arrojar entre vosotros el fermento de
la lucha norteamericana. «¡Perezca la la discordia, ya que, voluntaria o invo-
unión que hacía nuestra gloria, antes luntariamente, proveen de armas en
que nuestros intereses!» dicen los es- contra de vosotros. En todos los casos,
clavistas. De la misma manera, hablan no contéis más con ellos que con los
los adversarios del Espiritismo, pues malos soldados que retroceden al pri-
la cuestión humanitaria es la menor mer disparo de fusil.
de sus preocupaciones. ¿Qué oponer- Sin embargo, diréis, si las opinio-
les? Una bandera que les hace pali- nes son compartidas sobre algunos
decer, pues saben bien que trae estas puntos de la Doctrina, ¿cómo recono-
palabras salidas de la boca del Cristo: cer de qué lado está la verdad? Es la
«Amor y caridad», y que estas palabras cosa más fácil. Tenéis, en primer lugar,
son la sentencia de ellos. Alrededor de como peso, vuestro juicio; como medi-
esa bandera, que todos los verdaderos da, la sana e inflexible lógica. Tenéis,
Espíritas se reúnan, y serán fuertes, en segundo lugar, el consentimiento
pues la unión hace la fuerza. Recono- de la mayoría; pues estad seguros de
céis, pues, a los verdaderos defenso- que el número creciente o decreciente
res de vuestra causa, no por palabras de los partidarios de una idea os da la
vanas, las palabras nada cuestan, sino medida de su valor. Si es falsa, no po-
por la práctica de la ley de amor y de dría alcanzar más voz que la verdad:
caridad, por la renuncia al personalis- Dios no lo permitiría; puede dejar que el
mo. El mejor soldado no es aquel que error se muestre por esto o por aquello,
blande por lo más alto su sable, sino para hacernos ver sus apariencias y en-
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señarnos a reconocerlo; sin eso, ¿dónde nocer a aquellos con quienes se puede
estaría nuestro mérito si no tuviéramos realmente contar en caso de necesi-
elección que hacer? ¿Queréis otro cri- dad, y a quienes uno evita, así, poner
terio de la verdad? He aquí uno que a la cabeza. Son las pequeñas piedras
es infalible. Puesto que el lema del Es- sembradas sobre vuestra ruta, a fin de
piritismo es «Amor y caridad», recono- acostumbraros a ver sobre qué os apo-
ceréis la verdad por la práctica de esta yáis.
máxima, y tenéis por seguro que aquel Me resta, señores, hablaros de la
que arroja piedras a otro no puede es- organización de la Sociedad. Ya que
tar en la verdad absoluta. En cuanto a tenéis a bien solicitar mi opinión, os
mí, señores, habéis oído mi profesión diré lo que dije el año pasado en Lyon.
de fe. Si, Dios no quiera, se levantaran Los mismos motivos me llevan a di-
disidencias entre vosotros, lo digo con suadiros, con todas mis fuerzas, del
pesar, me apartaría abiertamente de proyecto de formar una Sociedad úni-
aquellos que traicionaran la bandera ca abarcando a todos los Espíritas de
de la fraternidad, pues, a mis ojos, no la ciudad, lo que sería simplemente
podrían ser considerados como verda- impracticable por el número crecien-
deros Espíritas. te de los adeptos. No tardaríais en ser
En todo caso, no os inquietéis, en detenidos por obstáculos materiales y
absoluto, por algunas disidencias pa- por dificultades morales más grandes
sajeras. Tendréis pronto la prueba de aún, que os mostrarían su imposibi-
que no traen consecuencias graves; lidad. Vale más, pues, no emprender
son pruebas para vuestra fe y vuestro una cosa a la que seríais obligados a
juicio; frecuentemente son también renunciar. Todas las consideraciones
medios permitidos por Dios y los bue- que apoyan esta opinión están com-
nos Espíritus para dar la medida de pletamente desarrolladas en la nueva
la sinceridad de cada uno, y hacer co- edición de El Libro de los Médiums, del
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tes de haber sido soldado. Del mismo tán trazadas en El Libro de los Médiums
modo que al buen general se lo reco- (número 341).
noce por su valor y sus talentos, al ver- Un defecto bastante frecuente en-
dadero Espírita se lo reconoce por sus tre algunos nuevos adeptos es el de
cualidades. Ahora bien, la primera de creerse convertidos en maestros des-
la que se debe dar prueba es la renun- pués de algunos meses de estudio. El
cia al personalismo. Es, pues, por sus Espiritismo es una ciencia inmensa,
actos que se lo reconoce, más que por como sabéis, y cuya experiencia sólo
sus palabras. Lo que es necesario para puede adquirirse con el tiempo, en
dirigir la Doctrina Espírita es un ver- eso como en todas las cosas. Hay en
dadero Espírita, y el verdadero Espí- esa pretensión de no tener más nece-
rita no es movido ni por la ambición, sidad de consejos ajenos y de creerse
ni por el amor propio. Llamo vuestra por encima de todos, una prueba de
atención sobre este asunto, señores, ignorancia, ya que se falta a uno de los
hacia las diversas categorías de Espí- primeros preceptos de la Doctrina: la
ritas, cuyas características distintivas modestia y la humildad. Cuando los
están claramente definidas en El Libro Espíritus malos encuentran semejan-
de los Médiums (número 28).
Además, sea cual sea la naturale- «Lo que es necesario para
za de la reunión, sea numerosa o no, dirigir la Doctrina Espírita
las condiciones que debe llenar para es un verdadero Espírita,
alcanzar el objetivo son las mismas. Es
a eso a lo que deben orientarse todos
y el verdadero Espírita
sus cuidados, y aquellos que llenen las no es movido ni por la
condiciones serán fuertes, porque ten- ambición, ni por el
drán necesariamente el apoyo de los amor propio.»
buenos Espíritus. Esas condiciones es-
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N. de la T.: en el original en francés, «palladium», es decir, la estatua de Pallas (Minerva, para los
romanos), considerada por los troyanos como la garantía de la seguridad de su ciudad.
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solo haz? Sí, señores, ese hecho no es rápidamente que los Espíritus bende-
solamente característico, sino también cirán al Señor el haberte inspirado el
viene de la Providencia. He aquí lo que deseo de venir a ayudarlos a entrar en
me decía aún ayer, sobre este asunto, esta vía sagrada».
antes de la sesión, mi guía espiritual: Veis, por lo tanto, señores: el im-
el Espíritu de Verdad. pulso que os anima viene de lo alto, y
«Dios ha marcado, con el sello de bien temerario sería aquel que deseara
Su voluntad inmutable, la hora de la detenerlo, pues sería vencido como los
regeneración de los hijos de esta gran ángeles rebeldes que quisieron luchar
ciudad. A la obra, pues, con confianza contra el poder de Dios. No temáis,
y valor. Esta noche los destinos de sus pues, la oposición de algunos adversa-
habitantes van a empezar a salir del rios interesados, o que se pavonean en
atolladero de las pasiones que su ri- su incredulidad materialista. El mate-
queza y su lujo hacían germinar como rialismo linda con su última hora, y es
la cizaña cerca del buen grano, para el Espiritismo el que viene a sonarla,
alcanzar, por el progreso moral que el pues él es la aurora que disipa las ti-
Espiritismo va a imprimirle, la gran- nieblas de la noche; y, cosa de la Provi-
deza de los destinos eternos. Burdeos, dencia, es el propio materialismo que,
ves tú, es una ciudad amada por los sin quererlo, ayuda a la propagación
Espíritus, pues ve multiplicarse, den- del Espiritismo. Por sus ataques, lla-
tro de sus muros, la más sublime ab- ma sobre el Espiritismo la atención de
negación de la caridad bajo todas sus los indiferentes. Se quiere ver lo que
formas. Por eso, los Espíritus estaban es, y como se lo considera bueno, se
afligidos al ver a Burdeos rezagada en lo adopta. Tenéis la prueba ante vues-
el movimiento progresista que el Espi- tros ojos. Sin los artículos de uno de
ritismo viene a imponer a la humani- los periódicos de vuestra ciudad, los
dad. Pero el progreso va a hacerse tan Espíritas bordeleses serían, tal vez, la
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mitad de numerosos de lo que son. Ese todos los Espíritas son locos! ¡Honor
artículo ha despertado naturalmente a los locos de esta especie! No nos ol-
la curiosidad, pues se ha dicho: «Se videmos de Metz, que también acaba
ataca; por lo tanto, hay algo»; y se ha de fundar su sociedad, en la que figu-
medido la importancia de ese algo por ran, en gran número, oficiales de todos
la extensión del artículo. Las personas los grados, y que solicita su admisión
se han preguntado: «¿El Espiritismo en la gran familia. Pronto, lo espero,
es bueno, es malo? ¿Es verdadero, es Toulouse, Marsella y otras ciudades
falso? Veamos». Se ha visto, y sabéis donde ya fermenta la nueva semilla
el resultado. Lejos, pues, de tener re- se sumarán a sus hermanas mayores,
sentimiento en contra del autor del ar- y darán la señal de la regeneración en
tículo; se le debe agradecer por haber sus regiones respectivas.
hecho propaganda gratuita; y si hay Señores, en nombre de la Socie-
acá alguno de sus amigos, le rogamos dad Parisiense de Estudios Espíritas,
tener a bien aconsejarle recomenzar, a brindo por los Espíritas de Burdeos;
fin de que, si éramos 300 ayer, seamos por su unión fraterna, para resistir al
600 el próximo año. Podría, sobre este enemigo que deseara dividirlos, a fin
asunto, citaros hechos curiosos de pro- de estar más fácilmente en lo cierto.
paganda semejante realizada en cier- Incluyo, en este brindis, desde lo
tas ciudades por sermones furibundos más profundo de mi corazón, y con la
en contra del Espiritismo. más viva simpatía, al grupo Espírita
Burdeos, como Lyon, acaba de al- de los obreros de Burdeos que, como
zar dignamente la bandera del Espiri- aquellos de Lyon, dan un admirable
tismo, y lo que veo me asegura que no ejemplo de celo, de dedicación, de ab-
dejará que la retiren. ¡Burdeos y Lyon! negación y de reforma moral. Estoy fe-
¡Dos de las ciudades más grandes de liz, muy feliz, os aseguro, de ver a sus
Francia; focos de luz! ¡Y se dice que delegados reunidos fraternalmente al-
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misma situación en la que se encontra- ten esta misión sin ser detenidos por
ban, hace apenas un año, los primeros las dificultades serán grandemente re-
Espíritas de los centros más numerosos compensados por el éxito y por la sa-
hoy en día. Poco a poco, los adeptos tisfacción de haber hecho algo útil. Sin
se han multiplicado; hay determinada duda, encontrarán oposición. Estarán
ciudad donde se contaban reciente- expuestos a las burlas y a los sarcas-
mente por unidades escasas, y ahora mos de los incrédulos, a la propia ma-
son centenares y millares. Pronto suce- levolencia de las personas interesadas
derá lo mismo en todos los lugares: es en combatir la Doctrina: ¿pero dónde
cuestión de paciencia. En cuanto a lo estaría el mérito si no hubiera ningún
que tienen que hacer, es muy simple. obstáculo que vencer? Ahora bien,
En primer lugar, pueden trabajar por para aquellos que son detenidos por el
su propia cuenta, profundizarse en la temor pueril del «qué dirán», no tene-
Doctrina por la lectura y la meditación mos nada que decirles, ningún consejo
de las obras especializadas. Cuanto que darles. Pero a aquellos que tienen
más la profundicen, más descubrirán, el valor de su opinión, que están por
en la Doctrina, las verdades consola- encima de las mezquinas consideracio-
doras confirmadas por la razón. En nes mundanas, les diremos que lo que
ese aislamiento, deben considerarse tienen que hacer es limitarse a hablar
felices por haber sido los primeros fa- abiertamente del Espiritismo, sin afec-
vorecidos. Sin embargo, si se limitaran tación, como algo completamente sim-
a extraer de la Doctrina una satisfac- ple y natural, sin predicarlo y, sobre
ción personal, sería una especie de todo, sin buscar ni forzar las convic-
egoísmo. Debido a su propia posición, ciones ni hacer prosélitos. El Espiritis-
tienen una hermosa e importante mi- mo no debe imponerse; se viene a él porque
sión que cumplir: la de difundir la luz se lo necesita, y porque él da lo que las
alrededor de ellos. Aquellos que acep- otras filosofías no dan. Es conveniente,
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dad material de constituir, en una ciu- ocasiones, impedir los conflictos y las
dad, y sobre todo en una ciudad po- rivalidades de supremacía y de presi-
pulosa, una Sociedad única. Además dencia. Cada grupo es naturalmente
del número, hay la dificultad de las dirigido por el dueño de la casa, o por
distancias, que es un obstáculo para aquel que es designado para ese efec-
muchos. Por otro lado, está reconoci- to. No hay presidente oficial, propia-
do que las grandes reuniones son me- mente hablando, pues todo pasa en
nos favorables a las comunicaciones familia. El dueño de la casa, al ser el
elevadas, y que las mejores se obtienen anfitrión, tiene toda la autoridad para
en los grupos pequeños. Por lo tanto, el mantenimiento del buen orden. Con
debemos concentrarnos en multiplicar una Sociedad propiamente dicha, son
los grupos particulares. Ahora bien, necesarios un local especial, un perso-
como lo hemos dicho, veinte grupos nal administrativo, un presupuesto,
de quince a veinte personas obtendrán en suma, una complejidad de engra-
más y harán más por la propaganda najes que la mala voluntad de algunos
que una Sociedad única de cuatrocien- disidentes malintencionados podría
tos miembros. Los grupos se forman comprometer.
naturalmente por la afinidad de gus- 5. A esas consideraciones, largamen-
tos, de sentimientos, de costumbres y te desarrolladas en el Libro de los Mé-
de posición social. Todas las personas diums, añadiremos una que es pre-
se conocen allí y, como son reuniones ponderante. El Espiritismo todavía no
privadas, uno tiene libertad en cuanto es visto con buenos ojos por todo el
al número y a la selección de aquellos mundo. Dentro de poco, se compren-
que se admiten en el grupo. derá que sólo tiene que haber interés
4. El sistema de la multiplicación de en favorecer una creencia que vuelve
los grupos también tiene como resul- mejores a las personas y que es una
tado, como lo hemos dicho en varias garantía de orden social, pero, has-
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las reuniones familiares. que haga como las abejas: que los en-
6. Añadamos una consideración más. jambres salidos de la colmena madre
Las Sociedades propiamente dichas vayan a fundar nuevas colmenas que,
están sujetas a numerosas vicisitudes. a su vez, formarán otras. Habrá mu-
Mil causas que dependen o no de la chos centros de acción irradiando en
voluntad de las Sociedades pueden sus círculos respectivos y serán más
llevarlas a la disolución. Suponga- poderosos para la propaganda que
mos, pues, que una Sociedad espírita una Sociedad única.
haya reunido a todos los adeptos de 7. Siendo admitida, en principio, la
una misma ciudad y que, por una cir- formación de los grupos, resta exami-
cunstancia cualquiera, cese de existir; nar varias cuestiones importantes. La
he aquí los miembros dispersados y primera de todas es la uniformidad
desorientados. Ahora, supongamos en la Doctrina. Esta uniformidad no
que, en lugar de eso, haya cincuenta estaría mejor garantizada por una So-
grupos, si desaparecen algunos, siem- ciedad compacta, ya que los disidentes
pre quedará algo y se formarán otros. tendrían siempre la facilidad de reti-
Son como plantas vivaces que, a pesar rarse y de hacer un grupo aparte. Sea
de todo, renacen. No tengáis, en un la Sociedad una o esté fraccionada, la
campo, solamente un gran árbol; el uniformidad será la consecuencia na-
rayo puede destruirlo. Tened cien; el tural de la unidad de la base que los
mismo golpe no podría alcanzarlos a grupos adopten. Será completa entre
todos, y cuantos más pequeños sean, todos aquellos que sigan la línea tra-
menos estarán expuestos. zada por el Libro de los Espíritus y el Li-
Por lo tanto, todo milita en favor bro de los Médiums: el uno contiene los
del sistema que proponemos. Cuando principios de la filosofía de la Ciencia;
un primer grupo fundado en algún el otro, las reglas de la parte experi-
lugar se vuelve demasiado numeroso, mental y práctica. Esas obras están es-
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critas con suficiente claridad para no obras a las varias reuniones espíritas,
dar lugar a interpretaciones divergen- y eso con tanta más razón porque son
tes, condición esencial a toda nueva las únicas, hasta el presente, en las que
doctrina. la Ciencia es tratada de una manera
Hasta el presente, esas obras han completa. Todas aquellas que han sido
servido como reguladores para la in- publicadas sobre la materia sólo han
mensa mayoría de los Espíritas y, en tocado, en algunos puntos aislados, la
todos los lugares, son acogidas con una cuestión. Por lo demás, no tenemos,
simpatía inequívoca. Aquellos que han en absoluto, la pretensión de imponer
deseado apartarse de ellas han podido nuestras ideas. Las emitimos, como es
reconocer, por su aislamiento y por el nuestro derecho; aquellos a quienes
número decreciente de sus partidarios, ellas convienen las adoptan; los otros
que no tenían a su favor la opinión ge- las rechazan, como también es su dere-
neral. Ese consentimiento dado por el cho. Las instrucciones que damos son,
mayor número tiene un gran peso. Es pues, naturalmente, para aquellos que
un juicio del que no se podría sospe- caminan con nosotros, que nos honran
char de influencia personal, ya que es con el título de su líder espírita. No pre-
espontáneo y es pronunciado por mi- tendemos, de ninguna manera, regla-
llares de personas que nos son com- mentar a aquellos que quieren seguir
pletamente desconocidas. Una prueba otra vía. Ofrecemos la Doctrina que
de ese consentimiento es que se nos profesamos a la apreciación general.
ha solicitado traducir esas obras a di- Ahora bien, hemos encontrado a su-
versas lenguas: al español, al inglés, al ficientes partidarios para darnos con-
portugués, al alemán, al italiano, al po- fianza y consolarnos de algunas disi-
laco, al ruso y hasta a la lengua tártara. dencias aisladas. El porvenir, además,
Podemos, pues, sin pretensión, reco- será el juez en última instancia. Con
mendar el estudio y la práctica de esas los hombres actuales, desaparecerán,
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elementos de esta última categoría es- imposible y, en este caso, nadie podría
taría en las mejores condiciones, pues pretender hacer parte de los grupos.
es solamente entre personas que prac- El Espiritismo, al tener como objetivo
tican la ley de amor y de caridad que el mejoramiento de las personas, no
un vínculo fraternal serio puede esta- viene a buscar a aquellas que son per-
blecerse. Entre personas para quienes fectas, sino a aquellas que se esfuer-
la moral es sólo una teoría, la unión zan en volverse perfectas, al poner en
no podría ser duradera. Como no im- práctica la enseñanza de los Espíritus.
ponen ningún freno a su orgullo, a su El verdadero Espírita no es aquel que
ambición, a su vanidad, a su egoísmo, llegó al objetivo, sino aquel que desea
tampoco lo impondrán a sus palabras. seriamente alcanzarlo. Cualesquiera
Desearán primar cuando deberían re- que sean, pues, sus antecedentes, es
bajarse. Se irritarán con las contradic- buen Espírita desde el momento en el
ciones y no tendrán ningún escrúpulo cual reconoce sus imperfecciones y es
en sembrar la confusión y la discordia. sincero y perseverante en su deseo de
Entre verdaderos Espíritas, al contra- enmendarse. El Espiritismo es, para
rio, reina un sentimiento de confian- él, una verdadera regeneración, pues
za y de benevolencia recíproca. Uno rompe con su pasado. Indulgente ha-
se siente a gusto en este medio afín, cia los otros, como desearía que se fue-
mientras que hay opresión y ansiedad ra hacia él, no saldrá de su boca ningu-
en un medio mezclado. na palabra malévola ni hiriente contra
11. Eso está en la naturaleza de las nadie. Aquel que, en una reunión, se
cosas, y no inventamos nada en rela- apartara de las reglas de convivencia
ción a ese tema. ¿Resulta de eso que, social demostraría no solamente una
en la formación de los grupos, se debe falta de educación y de urbanidad,
exigir la perfección? Sería completa- sino también una ausencia de caridad.
mente absurdo, porque sería querer lo Aquel que se hiriera con la contradic-
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mitidas temporaria y accidentalmente. jos, reglas a las que los nuevos miem-
Es a la composición del elemento esta- bros estarán obligados a ajustarse.
ble que es esencial fijar una atención Esas reglas pueden sufrir modificacio-
escrupulosa y, en ese caso, no se debe nes según las circunstancias, pero hay
vacilar en sacrificar la cantidad por la algunas de ellas que son esenciales.
calidad, pues es ese elemento el que 15. Al ser la unidad de principio uno
da el impulso y sirve de regulador. El de los puntos importantes, esa unidad
elemento fluctuante es menos impor- no puede existir entre aquellos que,
tante, porque uno está siempre libre al no haber estudiado, no pueden for-
para cambiarlo según su voluntad. No marse una opinión. La primera condi-
se debe perder de vista que las reunio- ción a imponer, si uno no quiere estar a
nes espíritas, así como todas las demás cada instante distraído por objeciones
reuniones en general, extraen las fuen- o por cuestiones inútiles, es el estudio
tes de su vitalidad de la base sobre la previo. La segunda es una profesión
que están asentadas. Todo depende, de fe categórica y una adhesión formal
bajo ese aspecto, del punto de partida. a la Doctrina de El Libro de los Espíritus,
Aquel que tiene la intención de orga- y otras condiciones especiales que se
nizar un grupo en buenas condiciones juzguen convenientes. Eso es para los
debe, ante todo, asegurarse de la cola- miembros titulares y dirigentes. Para
boración de algunos adeptos sinceros, los asistentes, que vienen generalmen-
que toman en serio la Doctrina y cuyo te para adquirir un incremento de co-
carácter conciliador y benevolente sea nocimientos y de convicción, se pue-
conocido. Al estar formado ese núcleo, de ser menos riguroso. Sin embargo,
aunque sea de tres o cuatro personas, como hay entre ellos quienes podrían
se establecerán reglas precisas, ya para causar perturbación por medio de ob-
las admisiones, ya para la conducción servaciones inoportunas, es impor-
de las sesiones y el orden de los traba- tante asegurarse de sus intenciones.
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Se debe, sobre todo, y sin excepción, facultad de cada uno. Pero sucede fre-
apartar a los curiosos y a quienquiera cuentemente que se pierden de vista
que sólo esté atraído por un motivo esas comunicaciones, que se vuelven,
frívolo. así, letras muertas. Eso desanima a los
16. El orden y la regularidad de los Espíritus que las habían dado para la
trabajos son cosas igualmente esen- instrucción de los asistentes. Es, pues,
ciales. Consideramos eminentemente esencial hacer una selección especial
útil abrir cada sesión con la lectura de de las más instructivas y realizar, de
algunos tramos de El Libro de los Mé- tiempo en tiempo, una nueva lectura
diums y de El Libro de los Espíritus. Por de ellas. Esas comunicaciones son, fre-
ese medio, se tendrán siempre pre- cuentemente, de interés general, y no
sentes, en la memoria, los principios son dadas por los Espíritus para la ins-
de la Ciencia y los medios para evitar trucción de solamente algunos ni para
los escollos que se encuentran, a cada ser ocultadas en los archivos. Por lo
paso, en la práctica. La atención se fi- tanto, es útil que sean llevadas al co-
jará, así, sobre una multitud de pun- nocimiento de todos por medio de la
tos que escapan frecuentemente a una publicidad. Examinaremos esta cues-
lectura particular, y podrán dar lugar tión en un artículo de nuestro próxi-
a comentarios y a discusiones instruc- mo número, indicando el modo más
tivas, de las que los propios Espíritus simple, más económico y, al mismo
podrán tomar parte. tiempo, más apropiado para alcanzar
No es menos necesario reunir y el objetivo.
pasar a limpio, por orden de fecha, to- 17. Como se ve, nuestras instrucciones
das las comunicaciones obtenidas, con se dirigen exclusivamente a los grupos
la indicación del médium que ha servi- formados de elementos serios y homo-
do de intermediario. Esa última men- géneos; a aquellos que quieren seguir
ción es útil para el estudio del tipo de la ruta del Espiritismo moral para el
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progreso de cada uno, objetivo esen- tión personal, podrían designar para
cial y único de la Doctrina; a aquellos, el efecto a aquella persona que, por su
en fin, que desean aceptarnos como posición y su importancia relativa, se-
guía y tener en cuenta los consejos de ría la más apta para darle al Espiritis-
nuestra experiencia. Es indudable que mo un impulso saludable. Ahora bien,
un grupo formado en base a las con- en caso de necesidad y si es menester
diciones que hemos indicado funcio- manejar susceptibilidades, un grupo
nará con regularidad, sin trabas, y de central, formado de delegados de to-
una manera fructífera. Lo que un gru- dos los grupos, tomaría el nombre de
po puede hacer, otros pueden hacer- grupo director. En la imposibilidad que
lo igualmente. Supongamos, pues, en tenemos de mantener corresponden-
una ciudad, un número determinado cia con todos, es con este grupo con
de grupos constituidos sobre las mis- el que tendríamos las relaciones más
mas bases, habrá entre ellos necesaria- directas. En ciertos casos, podremos,
mente unidad de principios, ya que si- igualmente, designar a una persona
guen la misma bandera; unión afín, ya encargada específicamente de repre-
que tienen, como máxima, amor y ca- sentarnos.
ridad; en suma, son miembros de una Sin perjuicio de las relaciones que
misma familia, entre los que no podría se establecerán inevitablemente entre
haber ni competencia, ni rivalidad de los grupos de una misma ciudad cami-
amor propio, si están todos animados nando en una vía idéntica, una asam-
de idénticos sentimientos para el bien. blea general anual podría reunir a los
18. Sería útil, sin embargo, que hubiera Espíritas de los diversos grupos en
entre ellos un punto de concentración, una fiesta de familia, que sería, al mis-
un centro de acción. Según las circuns- mo tiempo, la fiesta del Espiritismo.
tancias y las localidades, los diversos Algunos discursos serían proferidos y
grupos, al poner de lado toda cues- serían leídas las comunicaciones más
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cho? ¿El señor de Mirvil no ha intenta- ber sido más rápidos que ellas y, sobre
do formar la escuela demoníaca? ¿Por todo, el haber tenido éxito. Que sea,
qué estaríamos obligados a seguir a pues, una escuela, ya que lo quieren
esta o a aquella persona? ¿No posee- así; nos daremos el honor de inscri-
mos el derecho a tener una opinión, a bir sobre el frontispicio: «Escuela del
formularla, a publicarla, a proclamar- Espiritismo moral, filosófico y cristiano»;
la? Si nuestra opinión encuentra a tan e invitaremos a todos aquellos que
numerosos partidarios, es que, apa- adoptan como suyo el lema: «amor y
rentemente, no se la considera despro- caridad». Aquellos que se reúnen al-
vista de todo sentido común. Pero está rededor de esa bandera ganan toda
allí nuestro error a los ojos de ciertas nuestra simpatía, y nuestra ayuda ja-
personas que no nos perdonan el ha- más les faltará.
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Otros libros de la autora
Pases a la Luz del Espiritismo
Escrito con Carlos Roberto Campetti, este libro fue elaborado en
base a las obras de Allan Kardec, de los Espíritus Emmanuel, André
Luiz, Manoel Philomeno de Miranda, Áureo y Hermano Jacobo, así
como a las enseñanzas del Magnetismo presentadas por Michaelus.
Analiza el concepto de pases; el papel del pasista y del paciente; los
mecanismos de los pases; las técnicas; la aplicación de pases para la
interrupción de procesos obsesivos y en las reuniones mediúmnicas;
el servicio de pases en el Centro Espírita. Cuenta con un capítulo
dedicado a reflexiones sobre preguntas y comentarios frecuentes de
pasistas y de pacientes.
Disponible para descarga gratuita en la página web de la Federación
Espírita Española: www.espiritismo.cc