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Prólogo

Permítanme que inicie este agradecimiento haciendo referencia a


una especie de autocíta que condensa las preocupaciones político­
espirituales que han sido centrales en mis búsquedas de los últimos
años. Sobre todo a la historia efectual que ha definido la existencia
humana en este inicio de siglo en el sistema histórico mundial. A la
transversalidad del 11 de septiembre de 2001, en tanto aconteci­
miento­verdad. Recordaba ­en este texto elíptico de la autocita­ que
el debate sobre los derechos ­entre un nosotros y los otros­ ocupa
un espacio fundamental del contenido normativo de las democracias
modernas realmente existentes después de los dramáticos atentados
de Nueva York. No es una cuestión meramente baladí. Las estables
categorías de lo social y lo político se repensaban y en algunos casos
implosionaban como consecuencia de las actuaciones globales del
Estado policial estadounidense ante la facticidad histórica del acon­
tecimiento­verdad.
Por el contrario, mis preocupaciones político­espirituales me
precipitaban hacia un lugar borroso, difuso y contingente. Por cierto,
esto no me resultaba desconocido. Los caminos de los últimos años
han sido cada vez menos lineales y cada vez más arriesgados. De
modo tópico, las transversalidades y preocupaciones político­
espirituales se condensaron en la tesis. ¿Estas conjunciones investí­
gativas, sin embargo, podrían someterse a las normas clásicas de la
tesis? ¿Esta tesis, puntillosamente citando a Jacques Derrida, es una
. tesis? Más allá de responder estas interrogantes, lo fundamental
\t':;: ..4J1e se presenta a continuación es el camino recorrido con sus infle­
�r-:;· �bnes y fluencias. El trazado de una huella. Pero, sobre todo, un
., t , • _r.��ordatorio fundamental de los debates que han sido constitutivos
�1�. ¿;¡��:este camino. Debates marcados por la impronta de la emergen­
[ · {�, la �speranza y la destrucción, por tanto transidos de dolor y
:is:,,i:i:��g�stla, aunque no confinados a la desesperanza. 9
�­TJ�)
1
10 PRÓLOGO

Este largo recorrido no está marcado por el tiempo de una tesis.


¿Hay un tiempo de la tesis? En todo caso, no. Lo excede y sobrepasa
porque no depende de un tiempo limitado. De un registro adminis­
trativo, las preocupaciones político­espirituales desbordan los espa­
cios de la Universidad. Aunque la Universidad ­en tanto espacio
consagrado al saber­ tendría que registrar las profundas confronta­
clones polítíco­espírltuales de nuestra época. La tesis en cuanto
dominio de. competencias se convierte en el procedimiento funda­
mental de legitimación del sistema universitario. No necesariamente
en. el espacio del debate. sobre las angustíantes encrucijadas de
nuestro tiempo. Estoy pensando en la necesidad de ampliar el espa­
cio de experienéía del diálogo individual y. colectivo sobre Otro
modo del ser. De modo tópico, formar parte del nano-movimiento
de emancipación humana que reflexiva y prácticamente emerge en
una pluralidad de fuerzas antisistémicas. De gramáticas híbridas y
subalternas que se confrontan contra esos palacios del saber clau­
surado de lo que nos advierte Spívak, De rescatar la conciencia indi­ l
vidual y colectiva anticipante y el evocador principio de esperanza l
l
de Ernst Bloch. j
s
La tesis diferida y cambiante como un deseo desnudo es un
intento de situarnos en este lugar como huella, trazo y otredad, Lo
que aventuro a decir es que en este viaje los caminos· que se bifur­
1
i
can, se cruzan y se distancian no son recorridos individuales" por el
contrario están llenos de. afectos, multitudes e influencias. Comen­
zaré precisando las influencias. Un lugar central de las influencias
lo ocupa la figura de Edgardo Lander, Intelectual incansable en la
búsqueda de otro mundo posible. Pero, sobre todo, una referencia
ético y política fundamental de los movimientos altermundístas en
el continente, La tesis recibió la aprobación de· Edgardo, quien debía
dirigir esta tesis, cosa que hizo sin 'hacerlo, como sabía. hacerlo, con
espíritu libre siempre abierto, dejándome ir adonde me llevaran mis
pasos. En este camino, obsta decirlo, están Silvana Caula, Javier
Biardeau, Juan Antonio Hernández y Enrique Rey, quienes genero­
samente =mediante la participación conjunta en conversaciones,
seminarios y foros­ han contribuido a modelar un debate sobre la
nec:esidad de pensar las cosas de otra manera. De trazar caminos
con propósitos e-

Quisiera agradecer especialmente a Reina David, compañera de


viaje, leal y disciplinada, detallista y amorosa, por su inquebrantable
fe en mi quehacer investigatlvo. Por su obstinado y sofisticado sen­
. Otro modo del ser
o más állá del eurccctdentelísmo 1 11
tido del detalle. Pero, sobre todo, por formar parte de mi esfera
vital En palabras de Peter Sloterdíjk, una esfera compuesta de espa­
cios, afectos y caminos comunes. A su pasión por la vida, con pro�
fundo amor estas pequeñas palabras. A Marlafrancia Nieto por su
lealtad, .apoyo incondicional y afecto en los últimos años. Su actitud
rigurosa y diligente, aunque siempre impaciente, ante una multipli­
cidad de solicitudes me han: permitido consolidar trayectos profe­
sionales. En fin, a trazar caminos pletóricos de experiencias. A
Alejandra, enigmática y soñadora, por los proyectos, encuentros y
horizontes que comenzaron furtivamente y se han consolidado en
los últimos años. A la siempre recordada experiencia de leer y
comentar Informe sobre ciegos como un documento de comunica­
ción críptica. A la complicidad de Santos Lugares.
Indudablemente, un reconocimiento especial a los innumerables
afectos que acompañaron mitravesía de estudios en el CENDES.
Heínz Sonntag, Lourdes Yero, Beate Jungeman, Miguel Lacabana,
Beatriz Fernández, Cecilia Caríola, entre muchos contribuyeron ··
desde diversas perspectivas a consolidar mis intereses cognosci...
tívos. A Claudia Betinazzí y Elena Líendo, a Carlos Mascareño y
Consuelo Iranzo por sus denodados empeños en recordarme sobre
la necesidad de la entrega de la tesis. A Norma Mendoza por su
paciencia, afecto y rigor en la etapa decisiva de la entrega. A todas
y todos .con profundo afecto estas humildes palabras de ­reconoci­
miento. Al CENDES en tanto institución que ha sabido interpretar
el tiempo de una tesis.
Este trabajo fue leído y discutido el 21 de junio ante un jurado
compuesto por los doctores Emeterio Gómez, Ornar Astorga, Fede­
rico Welsch y la doctora María del Pilar García. El doctor Edgardo
Lander actuó como coordinador del jurado. El debate que nos ocupó
desde las 9�30 de la mañana hasta principios de la tarde implicó un
arco de reflexiones que nos llevaron por un conjunto de variadas pro­
blemáticas filosóficas, sociológicas y polítológicas. Las menciones de
mayor relevancia teórica estuvieron transidas por diálogos y discu­
siones con las obras de Emmanuel Lévinas, Arthur Schopenhauer,
Soren Kíerkegaard, Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Ludwig
· Wittgenstein, Toril Negri, Emrnanuel Montaigne y Harma Arendt.
Igualmente, de los autores objetos de la investigación, a saber: John
Rawls, Amartya Sen, Michael Walzer, Charles Taylor, Iürgen Haber­
mas y Richard Rorty. Un debate profundo y respetuoso de las diferen­
. das filosó�cas y políticas. Diferencias que forman parte del espíritu
121 PRÓLOGO .

crítico de nuestra Universidad y de la Universidad como .idea rectora


del conocimiento pensado en plural El jurado estimó lo siguiente:
el trabajo representa un esfuerzo sistemático y exhaustivo de revi­
sión de la literatura sobre el tema de la ciudadanía y los derechos en
la tradición liberal; igualmente muestra los límites de la mirada ilus­
trada de la modernidad desde una perspectiva crítica al euroccidenta­
lismo; demostrando un amplio dominio acerca de los debates de la
ciudadanía en la tradición liberal y un análisis riguroso de los textos
analizados; por último, el jurado consideró que el trabajo es una
contribución a la comprensión del estado actual del debate sobre la
ciudadanía y los derechos. Finalmente, quisiera reconocer al espí­
ritu crítico, respetuoso y afectivo que predominó en la discusión de
este trabajo. Mí sincera gratitud al jurado por contribuir a rescatar
el espíritu transgresivo del debate sobre un nosotros y los otros.
Como lo sugiere Gilles Deleuze un texto siempre nos lleva a otro
texto y ningún libro puede considerarse verdaderamente ­termi­
nado. Aprendemos tanto mientras estamos trabajando en el; que lo
consideramos inmaduro cuando nos separamos del mismo. Una
obra no puede ser cerrada, encerrada, clausurada.
en. 1un corpus
sellado ni en una identidad oracular definitiva de un querer decir,
pues, una investigación tiene un principio, una mitad y un final.
Consta de una exposición, un desarrollo y un resultado. Tras todo
eso la idea queda claramente definida, como una mariposa disecada
· en la caja de un coleccionista. Pero las ideas, al igual que las mari­
posas, no se limitan a existir; se desarrollan, establecen relaciones
con otras ideas y acarrean consecuencias. Él final de un trabajo o
investigación, aunque se formule como si se tratara de un final, no
es pues un final de verdad, sino un punto de transición.
El texto facilita la multiplicidad de interpretaciones y con ello la
apertura de nuevos sentidos que a su vez nos remitirán a otros tan­
tos, es decir, potencia la búsqueda de huellas que conforman lo que
Derrida llama la archíescritura, condición de la posibilidad del len­
guaje como sistema articulado, abierto; vivo. Interpretar es siempre
reinterpretar y la cadena no se agota, pues nadie tiene la última '
palabra; interpretar, además supone que el intérprete forme parte
del objeto de interpretación. Nos obliga a renunciar a lo definido o
codificado y la definición como método. Finalizar un texto significa.
vincularlo a fuerzas históricas, ya que es un estado de discurso: puede­.
ser fácilmente· finalizado aquel que ya ha perdido su oportunidad;
histórica e importancia, aquel que ya ha sido finalizado o rechazado­
Otro modo del ser
o más allá del cu roccídentalísmo 113
por la historia misma. La finalización afecta a la lectura y la escri­
tura como un acto transformacional. Esto indudablemente nos lleva
a cuestionar·el concepto de fin como acabamiento.
La noción de final supone un cierre histórico; el discurso está
cerrado cuando queda vacío· de nuevas preguntas. Lo que queda
contenido dentro del cierre delimitado puede continuar indefinida­
mente; anuncia precisamente que no hay un final del libro ni un
comienzo de la escritura. El inacabamiento se refiere al hecho de
que las categorías del conocimiento no conducen a una verdad
final, sino que se desarrollan inmanentemente de acuerdo con
determinaciones sociales y discursivas. La finalización se vincula a
significados no ambiguos de validez universal, cuyo contenido
queda definido de una vez por todas. Lo textual no es un museo
estático, Imaginario, un palimpsesto o tejido de la textualidad, de
voces disfrazadas o citadas directamente del pasado, sino un motor
de la producción literaria, el estilo y el significado.

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