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SALA DE CASACIÓN CIVIL


Exp. 2013-000398

Magistrado Ponente: Luis Antonio Ortiz Hernández

En el juicio por nulidad parcial de documento de condominio, incoado


ante el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Zulia, por la JUNTA DE
CONDOMINIO DEL EDIFICIO NUCLEAR , representada por su presidente,

tesorera y secretaria, ciudadanas Candelaria de León Ramírez, Ana Rincón


Prieto y Aura Fermín de Palmer, respectivamente, y patrocinada judicialmente
por los ciudadanos abogados en libre ejercicio de su profesión Alicia

Villalobos Fuenmayor y Mario Jolley Urbaneja, contra la sociedad mercantil


distinguida con la denominación INVERSIONES FOSUR COMPAÑÍA
ANÓNIMA, representada por su administrador principal ciudadano Mariano
Osorio Cardona, y patrocinada judicialmente por las ciudadanas abogadas en
libre ejercicio de su profesión Carmen Moreno de Casas y Gelen Ocanto

Lezama; el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de


la Circunscripción Judicial del estado Zulia, en fecha 17 de abril de 2013,
dictó sentencia definitiva declarando lo siguiente:

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“PRIMERO: SE ANULA la sentencia definitiva de fecha 4 de


marzo de 2011, dictada por el JUZGADO TERCERO DE PRIMERA
INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA , en virtud del
vicio de incongruencia negativa detectado, al infringir el artículo
243, ordinal 5° del Código de Procedimiento Civil.

SEGUNDO: CON LUGAR el recurso de apelación interpuesto por


la abogada ALICIA VILLALOBOS, actuando en su carácter de
apoderada judicial del CONDOMINIO DEL EDIFICIO NUCLEAR ,
parte actora en el presente juicio, contra sentencia definitiva de
fecha 4 de marzo de 2011, proferida por el JUZGADO TERCERO
DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL
TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO
ZULIA, y en ese sentido;

TERCERO: CON LUGAR la demanda por NULIDAD PARCIAL DE


DOCUMENTO DE CONDOMINIO, incoada por el CONDOMINIO
DEL EDIFICIO NUCLEAR en contra de la sociedad mercantil
INVERSIONES FOSUR COMPAÑÍA ANÓNIMA , en consecuencia;

CUARTO: Se declara la NULIDAD PARCIAL de la cláusula quinta


del documento de condominio, entendiéndose como inexistente la
siguiente expresión “Se quiere dejar sentado en esta Cláusula
que si bien el Local Comercial que ocupa la Planta Baja del
Edificio y la Planta Mezzanina, forman parte integrante del
Edificio, no se les adjudica porcentaje en los que respecta a
los gastos comunes, ya que es completamente separado de
las áreas que requieren instalaciones comunes como son el
ascensor, limpieza e iluminación de las escaleras y pasillos de
entrada, limpieza de las áreas de estacionamiento comunes a
los propietarios, etc. Es decir que el Local o el propietario del
Local Comercial y la Mezzanina, no está obligado a contribuir
en los gastos que se ocasione con respecto al mantenimiento
de las áreas comunes del Edificio por que no son compartidos
por él, pero si está obligado a la limpieza y aseo de las áreas
de estacionamiento que le corresponde, o sea los ubicados al
frente de la ubicación y al costado Este del Edificio, ya que
por ese lado tiene una puerta de carga y descarga que será
utilizada para ese fin.”; ello en virtud, de encontrarse en
contravención con lo dispuesto en el parágrafo único del artículo
26 de la Ley de Propiedad Horizontal. Por lo tanto, la redacción
de la referida cláusula quedará establecida de la siguiente
manera:

“Quinta: A los efectos de determinar el porcentaje de


condominio que le corresponde a cada dependencia,

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integrante del Edificio Nuclear, se han establecido los


siguientes valores y precio: Al Local Comercial que ocupa
toda la planta baja y la Mezzanina, se le asigna un valor de
Quinientos noventa y cinco mil bolívares (Bs.595.000) y
cada uno de los diez Apartamentos ya descritos, se les
asigna un valor de Ciento ochenta mil bolívares
(Bs.180.000), a los mismos efectos, y tomando en
consideración, el valor que se ha dejado establecido a cada
uno de los Apartamentos, se le asigna a cada uno de ellos,
un diez por ciento de porcentaje sobre los gastos comunes
del Edificio. Con respecto a los porcentajes de Condominio
que le corresponden en propiedad a los diversos
propietarios sobre las cosas comunes, se establecen los
siguientes porcentajes sobre el área vendible del Edificio:
Al Local Comercial y la Mezzanina, veinticuatro unidades
con ochocientos cuarenta y tres milésimas por ciento
(24,842%) y a cada uno de los Apartamentos numerados
del 1-A al 5-B, siete unidades con quinientos quince
milésimas (7,515%).”

Se condena en costas a la parte demandada por resultar


totalmente vencida en la presente causa, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 274 del Código de Procedimiento Civil.”
(Destacados de lo transcrito).-

Contra la citada sentencia, la demandada anunció recurso


extraordinario de casación, el cual fue admitido y oportunamente formalizado.
Hubo impugnación oportuna.

En cuanto a la réplica y contrarréplica estas fueron presentadas de


forma extemporánea por tardía, por lo cual no tienen validez alguna y no

serán tomadas en cuenta para decidir, al ser el último día del lapso para
anunciar el recurso extraordinario de casación, el día 3 de junio de 2013, y

en conformidad con lo estatuido en el artículo 317 del Código de

Procedimiento Civil, el lapso de formalización de 40 días continuos, empezó


en fecha 4 de junio de 2013, más el término de la distancia de 8 días
continuos, y se venció en fecha 21 de julio de 2013, día domingo no hábil,

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por lo cual, se corrió para el día siguiente hábil, lunes 22 de julio de 2013,
por aplicación de lo preceptuado en el artículo 200 del Código de
Procedimiento Civil.

Ahora bien, el lapso de impugnación de 20 días continuos, comenzó en


fecha 23 de julio de 2013, y venció en fecha 11 de agosto de 2013, día
domingo no hábil, y se corrió para el día siguiente hábil, 12 de agosto de

2013, en conformidad con lo dispuesto en el artículo 200 eiusdem.

El lapso de réplica de 10 días continuos, -con exclusión del periodo de


vacaciones judiciales, que va, desde el 15 de agosto al 15 de septiembre de
2013-, comenzó en fecha 13 de agosto de 2013, y venció en fecha 23 de
septiembre de 2013, y esta fue presentada en fecha 26 de septiembre de
2013; así como que el lapso de contrarréplica de 10 días continuos, comenzó

en fecha 24 de septiembre de 2013, y venció en fecha 3 de octubre de 2013,


y esta fue presentada en fecha 4 de octubre de 2013. Así se establece.

Concluida la sustanciación del recurso extraordinario de casación y


cumplidas las demás formalidades de ley, pasa la Sala a dictar sentencia,
bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la suscribe , en los
términos siguientes:

RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD


-I-
Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código d e

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos


12 y 243 ordinal 5° del Código de Procedimiento Civil, por incongruencia
negativa.

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Expresa la formalizante:
“...CAPITULO III
INFRACCIONES DE FORMA
PRIMERA DENUNCIA DEL VICIO DE INCONGRUENCIA OMISIVA

Al amparo de lo normado en el ordinal 1° del artículo 313 del


Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción del
artículo 12 y del ordinal 5° del artículo 243 del mismo texto
adjetivo civil, por adolecer el fallo recurrido del vicio de
incongruencia omisiva, también denominado incongruencia
negativa.

Con relación a ello, el ordinal 5° del artículo 243 del Código de


Procedimiento Civil, establece los presupuestos para que la
sentencia llene el requisito de la congruencia, entre ellos, que la
decisión debe ser con arreglo a la pretensión deducida , y el
artículo 12 ejusdem, (sic) consagra que el juez debe atenerse a
lo alegado y probado.

Respetables Magistrados, la demandante en el petitum de su


libelo señaló que demanda a mi poderdante 1) (omissis) “…a los
fines de obtener la unanimidad que establece la Ley para
reformar parcialmente el citado Documento de Condominio…”
(omissis) y 2) (omissis) “…para que convenga en la Nulidad
parcial de la cláusula Quinta del referido Documento de
Condominio, quedando redactada dicha cláusula…” (omissis)

El fallo recurrido obvia pronunciamiento alguno respecto a la


acción mero declarativa de (omissis) “…obtener la unanimidad
que establece la Ley para reformar parcialmente el citado
Documento de Condominio…” (omissis), al extremo que en el
dispositivo de ese fallo, nada señala respecto a esa acción.

En efecto, al juzgado A quo en el fallo recurrido, omite


pronunciamiento respecto a la acción mero declarativa de obtener
la citada unanimidad, al extremo que señala reiteradamente en el
cuerpo de dicho fallo que el juicio de actas es por NULIDAD
PARCIAL DE DOCUMENTO DE CONDOMINIO y fue precisamente
esa omisión de pronunciamiento respecto a la citada acción mero
declarativa la causa determinante para que la demanda fuese
declarada con lugar, porque de haberla analizado habría concluido
ex oficio sobre la inadmisibilidad de la demanda propuesta por
inepta acumulación de pretensiones, ex artículos 78 y 341 del
Código de Procedimiento Civil, en orden a que fueron acumuladas

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ineptamente dos pretensiones principales así: la mero declarativa


in comento, y la de nulidad también citada, sin señalarse una
como subsidiaria de la otra, con el agravante que en el mismo
libelo se pretendió la redacción de la reforma del documento de
condominio, como suerte de otra acción mero declarativa de
certeza.

Por lo expresado, la omisión de pronunciamiento o ausencia de


decisión conforme a todas las pretensiones acumuladas en el
libelo, y que en el caso en concreto, es sobre la pretensión
relativa a obtener la unanimidad que establece la ley para
reformar parcialmente el citado Documento de Condominio, da
lugar a una incongruencia entre lo peticionado al órgano
jurisdiccional y la producida por éste, ya que estaba obligado el
sentenciador a decidir de acuerdo con lo solicitado por la actora
(artículo 243, ordinal 5° del Código de Procedimiento Civil),
declarando así, algo distinto a lo reglado en la ley, ya que fue
proferidas la sentencia de marras con prescindencia total de
pronunciamiento respecto a esa acción mero declarativa de
certeza, y esa omisión configura el vicio de incongruencia
omisiva, conocido también como vicio de incongruencia negativa y
así solicito se aprecie y declare.” (Destacados de lo transcrito).-

La Sala para decidir, observa:

De la denuncia antes transcrita, se desprende que el formalizante le

imputa a la recurrida la infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5° del


Código de Procedimiento Civil, por una supuesta incongruencia negativa

relativa a lo expuesto en el libelo de la demanda, referente a una acción


mero declarativa que fue acumulada supuestamente a la acción de nulidad
parcial de un documento de condominio, que de ser advertida por el juez de
alzada, acarrearía la inadmisibilidad de la demanda por inepta acumulación

de pretensiones, de conformidad con lo estatuido en los artículos 78 y 341

del Código de Procedimiento Civil.

En tal sentido esta Sala observa, que en su fallo N° RC-89, de fecha 12


de abril de 2005, Exp. N° 2003-671, dejó establecido lo siguiente:

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“...el constituyente de 1999 acorde con las tendencias de otros países


consagró el derecho a una justicia, accesible, imparcial, oportuna,
autónoma e independiente, y estos aspectos integran la definición de la
tutela judicial efectiva por parte de la Convención Americana Sobre
Derechos Humanos (Pacto de San José), cuyo artículo 8 dispone que el
derecho de acceso a los órganos de justicia consiste en “...la
determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter...”. Es decir, la tutela judicial efectiva
comprende, no sólo el acceso a una vía judicial idónea para la
resolución de los conflictos surgidos entre los ciudadanos a través
de la aplicación objetiva del derecho mediante una sentencia justa,
sino también la garantía de que gozan las partes para ejercer
oportunamente los medios recursivos contra las providencias
jurisdiccionales, a fin de que puedan ser revisadas en un segundo grado
de la jurisdicción...”. (Negrillas y subrayado de la Sala).

De igual forma, es doctrina de esta Sala que:

“…La jurisprudencia de la Sala de Casación Civil ha ido


delimitando esas áreas que en el campo del proceso civil
interesan al orden público, y en tal sentido ha considerado que
encuadran dentro de esta categoría, entre otras:

1.- Las materias relativas a los requisitos intrínsecos de la


sentencia,

2.- Las materias relativas a la competencia en razón de la


cuantía o la materia,

3.- Las materias relativas a la falta absoluta de citación del


demandado, y

4.- Las materias relativas a los trámites esenciales del


procedimiento…” (Fallo N° RC-640 del 9-10-2012, Exp. N°
2011-31). (Destacados del fallo citado).-

La doctrina de esta Sala tiene establecido, que los requisitos


intrínsecos de la sentencia contemplados en el artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, son de estricto orden público . En este sentido, se

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ha señalado que los errores in procedendo de que adolezca una sentencia


de última instancia, constituyen un síntoma de injusticia que debe reprimirse
por medio de la nulidad de la sentencia, pues los errores de tal naturaleza
se traducen en violación del orden público , por lo cual esta Sala de

Casación Civil, en sentencia Nº 830 del 11 de agosto de 2004, caso Pedro


Alejandro Nieves Siso y otros, contra Carmen Díaz de Falcón y otro s,
expediente Nº 2003-1166, señaló lo siguiente:

“...Esta Sala de Casación Civil, en sentencia Nº 435 de fecha 15 de


noviembre de 2002, caso José Rodrígues Da Silva contra Manuel
Rodrígues Da Silva, expediente Nº 99-062, señaló lo siguiente:

La Sala ha indicado de forma reiterada el carácter de orden público


de los requisitos formales de la sentencia, por lo que, al detectarse
una infracción en este sentido, le es dable ejercer la facultad
consagrada en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil,
para casar de oficio el fallo recurrido.

En tal sentido, la Sala en sentencia Nº 72, de fecha 5 de abril de 2001,


Exp. 00-437, en el caso de Banco Hipotecario Venezolano, C.A., contra
Inversiones I.L.L.C.C., C.A., ratificó el siguiente criterio, que hoy
nuevamente se reitera:

‘...Los requisitos intrínsecos de la sentencia contemplados en el artículo


243 del Código de Procedimiento Civil, como se ha establecido en
numerosos fallos de esta Sala, son de estricto orden público. En este
sentido, se ha señalado ‘que los errores in procedendo' de que adolezca
una sentencia de última instancia, constituyen -como atinadamente
expresa Carnelutti- ‘un síntoma de injusticia que debe reprimirse por
medio de la rescisión de la sentencia’, en cuanto que los errores de tal
naturaleza se traducen en violación del orden público, por en fin de
cuentas reconducirse en la vulneración de alguna ‘de las garantías no
expresadas en la Constitución’. (Sentencia de fecha 13 de agosto de
1992, caso Ernesto Pardo Morales contra Carlos Lanz Fernández,
expediente Nº 91-169, Sentencia Nº 334)...’.

En el mismo sentido, que los requisitos formales de la sentencia


constituyen materia de orden público, se observa la decisión Nº 889 de fecha

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11 de mayo de 2007, expediente Nº 2007-285, de la Sala Constitucional de


este Tribunal Supremo de Justicia, en el recurso de revisión constitucional
incoada por la ciudadana Carola Yolanda Meléndez Belisario, que dispuso lo
siguiente:

“...En relación con la primera denuncia de la solicitante, cabe señalar que es


jurisprudencia reiterada de esta Sala Constitucional (Vid. entre otras,
sentencias núms. 1222/06.07.01, caso: Distribuciones Importaciones Cosbell
C.A.; 324/09.03.04, caso: Inversiones La Suprema C.A.; 891/13.05.04, caso:
Inmobiliaria Diamante S.A, 2629/18.11.04, caso: Luis Enrique Herrera
Gamboa y 409/13.03.07, caso: Mercantil Servicios Financieros, C.A.), que los
requisitos intrínsecos de la sentencia, que indica el artículo 243 del
Código de Procedimiento Civil, tales como la motivación, la
congruencia, o la determinación objetiva del fallo son de estricto orden
público, lo cual es aplicable a cualquier área del derecho y para todos los
Tribunales de la República, salvo el caso de las sentencias que declaran
inadmisible el control de legalidad y las de revisión constitucional dictadas por
la Sala de Casación Social y por esta Sala, respectivamente, en las que, por
su particular naturaleza de ser una potestad y no un recurso, tales requisitos
no se exigen de manera irrestricta u obligatoria. (Destacados de esta Sala).

Por lo cual los vicios de indeterminación orgánica, objetiva y subjetiva,

indeterminación de la controversia, incongruencia, inmotivación, absolución


de la instancia, sentencia condicionada o contradictoria y ultr apetita,
constituyen materia de orden público, al violar principios y garantías

constitucionales referentes al derecho a la defensa y una tutela judicial


efectiva.

A su vez cabe señalar en relación con que la función jurisdiccional es


una actividad reglada, la sentencia Nº 1068 de fecha 19 de mayo de 2006,

expediente Nº 2006-447, de la Sala Constitucional de este Tribunal Supremo

de Justicia, en el recurso de revisión constitucional incoada por el ciudadano


José Gregorio Tineo Nottaro, que dispuso lo siguiente:

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“...Asimismo sostuvo en sentencia del 19 de agosto de 2002 (Caso: Plaza


Suite I C.A.), que:

“...la función jurisdiccional es una actividad reglada, que debe adecuarse


a ciertos parámetros interpretativos establecidos de manera previa y
formal por el Legislador, donde la aplicación indefectible por el juzgador de
ciertas consecuencias jurídicas se impone, ante determinados presupuestos
de hecho.

Esta actividad reglada previene fórmulas de actuación para la


magistratura en virtud de la cual si bien el juez dispone de la posibilidad de
emitir juicios de opinión que obedezcan a su particular manera de
comprender las situaciones sometidas a su conocimiento y posee un amplio
margen interpretativo, debe, sin embargo, ceñirse en su actividad
decisoria a los postulados legales que regulan tal actividad. En este
sentido, se advierte como el ordenamiento jurídico introduce
disposiciones normativas dirigidas especialmente a la actividad de
juzgamiento”.

Las anteriores consideraciones se fundamentan en los artículos 15, 243,


ordinal 5º y 244 del Código de Procedimiento Civil...” (Destacados de esta
Sala).

Por su parte el artículo 244 del Código de Procedimiento Civil, estatuye


expresamente lo siguiente:

“Será nula la sentencia: por faltar las determinaciones indicadas en el artículo


anterior; por haber absuelto de la instancia; por resultar la sentencia de tal
modo contradictoria, que no pueda ejecutarse o no aparezca qué sea lo
decidido; y cuando sea condicional, o contenga ultrapetita.”

El artículo 243 eiusdem, dispone:

“Toda sentencia debe contener:


1° La indicación del Tribunal que la pronuncia.
2° La indicación de las partes y de sus apoderados.
3° Una síntesis clara, precisa y lacónica de los términos en que ha quedado
planteada la controversia, sin transcribir en ella los actos del proceso que
constan de autos.
4° Los motivos de hecho y de derecho de la decisión.
5° Decisión expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión

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deducida y a las excepciones o defensas opuestas, sin que en ningún


caso pueda absolverse de la instancia.
6° La determinación de la cosa u objeto sobre que recaiga la decisión.”

El artículo 12 ibídem preceptúa:

“Los Jueces tendrán por norte de sus actos la verdad, que procurarán
conocer en los límites de su oficio. En sus decisiones el Juez debe atenerse a
las normas del derecho, a menos que la Ley lo faculte para decidir con
arreglo a la equidad. Debe atenerse a lo alegado y probado en autos, sin
poder sacar elementos de convicción fuera de éstos, ni suplir excepciones o
argumentos de hecho no alegados ni probados. El Juez puede fundar su
decisión en los conocimientos de hecho que se encuentren comprendidos en
la experiencia común o máximas de experiencia. En la interpretación de
contratos o actos que presenten oscuridad, ambigüedad o deficiencia, los
Jueces se atendrán al propósito y a la intención de las partes o de los
otorgantes, teniendo en mira las exigencias de la ley, de la verdad y de la
buena fe.”

Y el artículo 15 del Código de Procedimiento Civil, señala:

“Los Jueces garantizarán el derecho de defensa, y mantendrán a las partes


en los derechos y facultades comunes a ellas, sin preferencia ni
desigualdades y en los privativos de cada una, las mantendrán
respectivamente, según lo acuerde la ley a la diversa condición que tengan
en el juicio, sin que puedan permitir ni permitirse ellos extralimitaciones de
ningún género.”

De donde se desprende, en un análisis concatenado de las normas


antes transcritas, que el incumplimiento de los requisitos intrínsecos de la
sentencia, es sancionado por la ley con la nulidad la decisión de que se trate,
y que igual consecuencia acarrea, el que el juez haya absuelto la instancia,

por resultar la sentencia de tal modo contradictoria, que no pueda ejecutarse


o no aparezca qué sea lo decidido; y cuando sea condicional, o contenga
ultrapetita, porque otorgue más o cosa distinta a lo pretendido.

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Ha sentado esta Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de


Justicia en múltiples fallos, que cuando los jueces no se pronuncian sobre
los múltiples puntos objeto de la litis, su conducta acarreará la nulidad del
fallo dictado, al producirse el vicio de incongruencia negativa, el cual se

traduce en una omisión o falta de pronunciamiento sobre un alegato


oportunamente formulado, en citrapetita o incongruencia omisiva.
La expresión de esta Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de

Justicia, de falta de pronunciamiento, enmarca, los casos de


incongruencia negativa consistentes en la falta de solución de aquellos
puntos controvertidos, que si bien fueron mencionados o citados por el
sentenciador, sin embargo sobre ellos, guarda silencio, al no analizarlos,
establecerlos, correlacionarlos, calificarlos, apreciarlos o desecharlos; o el
caso de silencio total, en el cual, el sentenciador no sólo no se pronuncia

sobre el extremo de hecho controvertido, sino que ni siquiera lo menciona en


el texto material de la sentencia.

El jurista español Jaime Guasp, en su libro titulado Derecho Procesal


Civil, Tercera Edición, Tomo Primero, Págs. 516 a 518, determina la

congruencia como la conformidad que debe existir entre la sentencia y la


pretensión o pretensiones que constituyen el objeto del proceso, más la

oposición u oposiciones en cuanto delimitan este objeto.


De lo que se colige, que el fallo no debe contener más de lo pedido por

las partes oportunamente; en -eat iudex ultrapetita partium-, pues, si así lo


hiciera incurriría en incongruencia positiva.

Igualmente se entiende, que el fallo no debe contener menos de lo

pedido por las partes en -eat iudex citrapetita partium-, pues si así lo
hiciera incurría en incongruencia negativa, la que se da cuando la
sentencia omite decidir sobre alguna de las pretensiones procesales.

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Es importante el señalar, que la incongruencia negativa se verifica


fundamentalmente por la falta de decisión o solución de un punto
controvertido, con lo cual se viola el principio procesal de autosuficiencia
del fallo, que informa que debe bastarse por sí sólo, como título ejecutivo y

máxima representación de la función jurisdiccional, sin que se haga


necesario el recurrir a las actas del expediente para saber a qué se refiere la
sentencia.

Se entiende así, pues, que el sentenciador debe cumplir con el deber


que le impone el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, el cual lo
obliga expresamente a decidir sobre TODO lo que ha sido alegado y probado
en autos; esto significa, que el sentenciador está en la obligación de revisar
todos los elementos de hecho que han sido traídos por las partes al proceso,
como constitutivos de pretensión o como constitutivos de su contradicción,

los cuales a su vez, deben ser confrontados y relacionados con los medios
de prueba a los efectos de poder establecerlos como ciertos o desecharlos

como falsos.
Igualmente, en el artículo 243 en su ordinal quinto (5º) del Código de

Procedimiento Civil, el legislador obliga al sentenciador a dictar una decisión


jurídica expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión deducida y a

las excepciones o defensas opuestas, de modo, pues, que el sentenciador


está en el deber de pronunciarse expresamente sobre TODO lo alegado por

las partes en el proceso, sobre todos los elementos de hecho que


conformaron la demanda y la contestación, términos estos que circunscriben

el problema judicial debatido o thema decidendum.

Al respecto, esta Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de


Justicia, en su fallo de fecha 19 de mayo de 1.993, sentó lo siguiente:

“...Se entiende así, que el fallo debe ser expreso en el sentido que no puede

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tener tácitos ni sobre entendidos, de manera, que no se puede inferir o


suponer que el sentenciador de la recurrida, en su conocimiento interior
analizó y apreció tal alegato de hecho formulado por nuestra representada,
sino que, conforme a este principio procesal, se ha de entender que no fue ni
analizado, ni establecido, ni apreciado por el sentenciador, ya que ello no
consta materialmente del texto de la recurrida.

El fallo debe ser positivo, esto es, que el sentenciador resuelva sobre la
totalidad de todo lo controvertido, que no quede nada sin resolver, lo cual no
se verifica en este proceso, ya que, nada más y nada menos que un alegato
tan fundamental, fue silenciado por el sentenciador, y finalmente, el fallo debe
ser preciso, en el sentido de que su dispositivo no presente dudas, sea claro
qué fue lo dispuesto sobre lo controvertido, lo cual no se verifica en el caso de
autos cuando el sentenciador deja insoluto uno de los extremos de hecho que
conforman la contención...”.

Asimismo, en decisión de fecha 20 de Noviembre de 1.996, expediente


N° 1996-508, sentencia N° 398, estableció:

“Alega la formalización, la infracción por la recurrida del ordinal 5º del artículo


243 y de los artículos 12 y 244 todos del Código de Procedimiento Civil, al
haber omitido pronunciamiento sobre los alegatos esgrimidos en la
contestación de la demanda.

Para verificar la certeza de lo aseverado por el formalizante, la Sala de la


lectura de la decisión recurrida constata que en la misma, efectivamente, si se
omitió pronunciamiento sobre las defensas esgrimidas en el escrito de
contestación, ya que una vez expuestos los alegatos del libelo y contestación,
se analizaran las pruebas por las partes concluyéndose en lo siguiente...”.

“...por lo que la recurrida se limitó a exponer las conclusiones que derivó de


los medios probatorios aportados, sin pronunciarse sobre los alegatos y
defensas que hiciera la empresa demandada en el escrito de contestación.

En consecuencia, incurre la decisión recurrida en el vicio de incongruencia


negativa al contravenir el principio de exhaustividad de la sentencia, que
obliga a los jueces a examinar y resolver todos y cada uno de los alegatos que
las partes hayan sometido a su consideración.

De acuerdo con la doctrina de esta Sala, existe omisión de pronunciamiento


no solo cuando el juez deja de atenerse a la acción deducida y a las
excepciones o defensas opuestas, sino también cuando silencia alegatos de
las partes que se vinculan con la regularidad del procedimiento. (Sentencia de
fecha 15 de diciembre de 1966).”

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En relación con la incongruencia negativa, esta Sala en sentencia N°


103 del 27 de abril de 2001, caso Hyundai de Venezuela, C.A. contr a
Hyundai Motors Company, expediente N° 2000-405, reiterada mediante fallo

N° RC-197 del 14 de octubre de 2004, caso Maura Del Carmen Jiménez


Barrios, contra Seguros La Seguridad, C.A., señaló lo siguiente:

“...Tiene establecido la jurisprudencia de este Máximo Tribunal, que el vicio de


incongruencia del fallo se produce cuando el juez extiende su decisión más
allá de los límites del problema judicial que le fue sometido a su consideración
(incongruencia positiva), o bien cuando omite el debido pronunciamiento sobre
alguno de los términos del problema judicial (incongruencia negativa).

Esta última hipótesis conduce a establecer que el Juez tiene la obligación de


considerar y decidir sobre todos y cada uno de los alegatos formulados por
sus partes, es decir, sobre todo aquello que constituye un alegato o una
defensa, regla ésta llamada principio de exhaustividad.

En este sentido, la Ley adjetiva impone al Juez la determinación y posterior


análisis de todos los alegatos y defensas esgrimidas en el proceso, los cuales
deben necesariamente ser tomados en cuenta para la sentencia que se
emita...”.

Por su parte la Sala Constitucional de este Tribunal Supremo de


Justicia, en su decisión N° 1021 del 29 de julio de 2013, expediente N°

2011-747, dispuso lo siguiente:

“…Como puede evidenciarse, la representación judicial de la Alcaldía del


Distrito Metropolitano de Caracas, ejerció sus defensas, alegando entre
diversos aspectos la imposibilidad de cancelar lo adeudado por presuntas
faltas acometidas por la actora para la determinación del quantum a pagar por
los servicios prestados, el incumplimiento de ésta del procedimiento previo
para el cobro de acreencias no prescritas, o la excepción de contrato no
cumplido; pero sin dejar de reconocer la existencia del contrato en cuestión y
la adjudicación a la empresa de marras de dichos trabajos en virtud de la
emergencia derivada de los sucesos del mes de diciembre del año 1999.

En tal sentido, es innegable que al haber el tribunal de marras apartado su

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decisión de lo expuesto por la actora y lo esgrimido en la contestación de la


demanda, declarando la inexistencia del contrato de autos, se sustituyó en las
partes, modificando el tema decidendum, y ocasionando una violación al
derecho a la tutela judicial efectiva y al debido proceso de la parte solicitante.

En este sentido, es importante señalar, que el derecho a la tutela judicial


efectiva previsto en el artículo 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, lleva consigo, entre otras, la exigencia de que toda
decisión judicial deba ser motivada, en el sentido de que toda sentencia debe
contener una motivación que no tiene por qué ser exhaustiva, pero si
razonable, en el sentido de “(…) que deben considerarse motivadas aquellas
resoluciones judiciales que vengan apoyadas en razones que permitan
conocer cuáles han sido los criterios jurídicos esenciales que fundamentaron
la decisión”. (Vid. Sentencia Nº 4594 del 13 de diciembre de 2005, caso: “José
Gregorio Díaz Valera”).

Asimismo, además de la exigencia de motivación, la tutela judicial efectiva


impone que las sentencias sean congruentes. La cual puede ser vulnerada
tanto por el fallo en sí mismo, como por la fundamentación. De allí, que dicha
exigencia se vulnera cuando se produce una desconexión entre la decisión y
los términos en que las partes formulan sus pretensiones, al conceder más,
menos o cosa distinta de lo requerido; así como cuando la motivación es
incongruente por acción o por omisión.

Es así como podemos encontrarnos con que un fallo puede ser incongruente
tanto por acción como por omisión, y al respecto ha señalado esta Sala que “la
incongruencia activa se presenta, ante la resolución de la pretensión por parte
del juez, incumpliendo la obligación de actuar de manera coherente en
relación con los términos en que fue planteada dicha pretensión, generando
con su pronunciamiento desviaciones que suponen modificación o alteración
en el debate; en cambio, la inmotivación deviene por incongruencia omisiva,
por el incumplimiento total de la obligación de motivar, y dejar por ende, con su
pronunciamiento, incontestada dicha pretensión, lo que constituye una
vulneración del derecho a la tutela judicial, siempre que el silencio judicial no
pueda razonablemente interpretarse como desestimación tácita”. (Vid.
Sentencia Nº 4594 del 13 de diciembre de 2005, caso: “José Gregorio Díaz
Valera”).

Asimismo, la decisión de esta Sala N° 168/2008, caso: “Preveca”, arguyó al


respecto lo siguiente:

“(…) es importante señalar, que el derecho a la tutela judicial efectiva previsto


en el artículo 26 de la Constitución lleva consigo, entre otras, la exigencia de
que toda decisión judicial deba ser motivada, en el sentido de que toda
sentencia debe contener una motivación que no tiene por qué ser exhaustiva,
pero si razonable, en el sentido de ´(…) que deben considerarse motivadas
aquellas resoluciones judiciales que vengan apoyadas en razones que

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159508-RC.000764-101213-2013-13-398.html http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scc/diciembre/159508-RC...

permitan conocer cuáles han sido los criterios jurídicos esenciales que
fundamentaron la decisión (…)’.

Además de la exigencia de motivación, la tutela judicial efectiva impone que


las sentencias sean congruentes. La congruencia, que puede ser vulnerada
tanto por el fallo en sí mismo, como por la fundamentación. De allí, que dicha
exigencia se vulnera cuando se produce ‘(…) un desajuste entre el fallo
judicial y los términos en que las partes formulan sus pretensiones, al
conceder más, menos o cosa distinta de lo pedido (…)’.
… omissis….
La Sala reiteradamente ha señalado que así como podemos encontrarnos con
que un fallo puede ser incongruente tanto por acción como por omisión, por
cuanto ‘(…) la incongruencia activa se presenta, ante la resolución de la
pretensión por parte del juez, incumpliendo la obligación de actuar de manera
coherente en relación con los términos en que fue planteada dicha pretensión,
generando con su pronunciamiento desviaciones que suponen modificación o
alteración en el debate; en cambio, la inmotivación deviene por incongruencia
omisiva, por el incumplimiento total de la obligación de motivar, y dejar por
ende, con su pronunciamiento, incontestada dicha pretensión, lo que
constituye una vulneración del derecho a la tutela judicial, siempre que el
silencio judicial no pueda razonablemente interpretarse como desestimación
tácita (…)’.

Asimismo, en relación a la incongruencia como lesión al derecho a la defensa


y la garantía del debido proceso, esta Sala Constitucional en sentencia Nº
1.340 del 25 de junio de 2002 señaló ‘(...) el agravio o lesión al derecho a la
defensa y a la garantía del debido proceso lo causa la evasión en cuanto al
pronunciamiento correcto u omisión de pronunciamiento o ausencia de
decisión conforme al recurso ejercido por la parte, lo que da lugar a una
incongruencia entre -lo peticionado- la actuación requerida del órgano
jurisdiccional y la producida por éste, que originó una conducta lesiva en el
sentenciador, quien estando obligado a decidir de acuerdo con lo solicitado,
sin que en ningún caso pueda absolverse de la instancia (artículo 243,
numeral 5, del Código de Procedimiento Civil), procedió a declarar algo
distinto a lo reglado en la ley (…)’.

Igualmente, la Sala sostuvo en sentencia Nº 1.068/2006, que ‘(...) ‘la función


jurisdiccional es una actividad reglada, que debe adecuarse a ciertos
parámetros interpretativos establecidos de manera previa y formal por el
Legislador, donde la aplicación indefectible por el juzgador de ciertas
consecuencias jurídicas se impone, ante determinados presupuestos de hecho
(…). Esta actividad reglada previene fórmulas de actuación para la
magistratura en virtud de la cual si bien el juez dispone de la posibilidad de
emitir juicios de opinión que obedezcan a su particular manera de comprender
las situaciones sometidas a su conocimiento y posee un amplio margen
interpretativo, debe, sin embargo, ceñirse en su actividad decisoria a los
postulados legales que regulan tal actividad. En este sentido, se advierte como

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el ordenamiento jurídico introduce disposiciones normativas dirigidas


especialmente a la actividad de juzgamiento’ (…)”.

Asimismo, en relación a la incongruencia como lesión al derecho a la defensa


y la garantía del debido proceso, esta Sala Constitucional, en sentencia Nº
1.340 del 25 de junio de 2002 señaló:

“...el agravio o lesión al derecho a la defensa y a la garantía del debido


proceso lo causa la evasión en cuanto al pronunciamiento correcto u omisión
de pronunciamiento o ausencia de decisión conforme al recurso ejercido por la
parte, lo que da lugar a una incongruencia entre –lo peticionado- la actuación
requerida del órgano jurisdiccional y la producida por éste, que originó una
conducta lesiva en el sentenciador, quien estando obligado a decidir de
acuerdo con lo solicitado, sin que en ningún caso pueda absolverse de la
instancia (artículo 243, numeral 5, del Código de Procedimiento Civil),
procedió a declarar algo distinto a lo reglado en la ley”.

Asimismo sostuvo en sentencia N° 2.036 del 19 de agosto de 2002, caso:


“Plaza Suite I C.A.”), que:

“...la función jurisdiccional es una actividad reglada, que debe adecuarse a


ciertos parámetros interpretativos establecidos de manera previa y formal por
el Legislador, donde la aplicación indefectible por el juzgador de ciertas
consecuencias jurídicas se impone, ante determinados presupuestos de
hecho.

Esta actividad reglada previene fórmulas de actuación para la magistratura en


virtud de la cual si bien el juez dispone de la posibilidad de emitir juicios de
opinión que obedezcan a su particular manera de comprender las situaciones
sometidas a su conocimiento y posee un amplio margen interpretativo, debe,
sin embargo, ceñirse en su actividad decisoria a los postulados legales que
regulan tal actividad. En este sentido, se advierte como el ordenamiento
jurídico introduce disposiciones normativas dirigidas especialmente a la
actividad de juzgamiento”.

Las anteriores consideraciones se fundamentan en los artículos 15, 243,


ordinal 5º y 244 del Código de Procedimiento Civil:

“Artículo 15
Los Jueces garantizarán el derecho de defensa, y mantendrán a las partes en
los derechos y facultades comunes a ellas, sin preferencia ni desigualdades y
en los privativos de cada una, las mantendrán respectivamente, según lo
acuerde la ley a la diversa condición que tengan en el juicio, sin que puedan
permitir ni permitirse ellos extralimitaciones de ningún género.

Artículo 243
Toda sentencia debe contener:

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...omissis...
5° Decisión expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión deducida y
a las excepciones o defensas opuestas, sin que en ningún caso pueda
absolverse de la instancia.

Artículo 244
Será nula la sentencia: por faltar las determinaciones indicadas en el artículo
anterior; por haber absuelto de la instancia; por resultar la sentencia de tal
modo contradictoria, que no pueda ejecutarse o no aparezca qué sea lo
decidido; y cuando sea condicional, o contenga ultrapetita”.

Conforme a la doctrina de esta Sala, es deber del sentenciador, revisar

todos los extremos de hecho que han conformado el problema judicial


debatido, iniciando esa revisión mediante su correlación con los medios de
prueba producidos en autos, para así establecerlos como probados o

desecharlos como no probados. Asimismo, posteriormente a su


establecimiento como hechos ciertos y probados, debe proceder a su

apreciación y valoración, para poder establecerlos como premisas fácticas


(de hecho) que concurrirían a la conjugación final del silogismo jurisdiccional
que se desarrolla al momento de tomar una decisión judicial.

Esto obliga, a que el sentenciador cumpla con el principio procesal de


la exhaustividad, según el cual, el sentenciador se pronuncia sobre todo lo
alegado por las partes y sólo sobre lo alegado por ellas ; sobre todos los

elementos de hecho que conformaron los términos de la demanda y de la


contestación, y excepcionalmente sobre aquellos alegatos de hecho

formulados en el escrito de informes, cuando por su gravedad obliguen al


sentenciador a solucionarlos.

Ahora bien, en el presente caso se alega la incongruencia negativa

de un alegato esgrimido en la demanda, pero este alegato supuestamente


omitido es denunciado por la parte demandada formalizante.

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En tal sentido cabe señalar, que la legitimidad de la recurrente no sólo


se verifica por haberse hecho parte en el proceso, sino que es indispensable
que el fallo recurrido le haya producido un agravio.

Así las cosas, constituye criterio pacífico y reiterado de esta Sala que
el recurrente carece de legitimación para denunciar la omisión de
pronunciamiento sobre alegatos de la parte contraria.

En este sentido, cabe citar la sentencia N° 167, de fecha 11 de marzo

de 2004, caso: Inversiones Kurosy C.A., contra Tienda Disueño C.A., y otro,
expediente 02-871, en la que se dejó sentado lo siguiente:

“...La Sala ha indicado de forma reiterada que el recurrente sólo tiene interés y
legitimación para formular el vicio de incongruencia negativa respecto de los
alegatos formulados por él y no por su contraparte.

En efecto, en decisión de fecha 5 de febrero de 2002, (caso: 23-21 Oficina


Técnica de Construcciones C.A., c/ ‘Banco Unión S.A.C.A. y otro), la Sala dejó
sentado que en caso de que el recurrente fundamente ‘...la denuncia de
incongruencia negativa en la omisión de pronunciamiento respecto de
alegatos formulados en el libelo por su contraparte, los cuales contradijo
en la contestación...carece de interés procesal en efectuar tal
planteamiento, pues de ser cierto lo aseverado por el formalizante, la
única agraviada sería la demandante y sólo ella tendría interés procesal
en denunciarlo ante la Sala...’.

La Sala reitera este precedente jurisprudencial y establece que el recurrente


no tiene interés ni legitimación para denunciar el vicio de incongruencia
negativa respecto de alegatos formulados por su contraparte, que de ser
decididos sólo podrían desfavorecerle…”.

De igual forma, mediante decisión N° 155, de fecha 10 de marzo de

2004, caso: Antonio Farrauto Puma contra Chaleb Sujaa, expediente N°


04-089, ratificada entre otras, en sentencia N° 266, de fecha 21 de mayo de
2009, caso: María Carolina Canestri Campagna y otros contra Antonia María

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Barrios y otros, expediente N° 08-656, esta Sala señaló:

“...Expresa Carnelutti, al definir la legitimación para interponer el recurso de


casación, que el interés de la parte en la impugnación lo determina su
vencimiento en el procedimiento impugnado; criterio que comparte la Sala,
pues no basta ser parte en la instancia, sino que es indispensable que el
fallo recurrido le haya producido un agravio, que es lo que precisamente
delimita el interés para recurrir en casación….” (Negrillas de la
transcripción)

En tal sentido, debemos señalar lo que han expresado, los tratadistas

en la materia:

“….Legitimación para recurrir.- Que las partes en el proceso deben ser


legítimas, es precepto tradicional en la teoría de la legitimidad, pero en
casación se requieren otras condiciones formales que, si bien implícitas en el
proceso de instancia, se hacen más evidentes en el juicio de casación: a) Es
necesario haber sido parte en la instancia, o sea, haber actuado en primero o
segundo grado; b) Es indispensable tener interés, y esta condición parece
esencialmente adherida a la legitimación para obrar, aun cuando sea posible
advertir algunas diferencias entre ambos conceptos; c) Es necesario que haya
un perjuicio, es decir, una parte vencida, total o parcialmente, y una parte
triunfadora total o parcialmente. En síntesis, para ser recurrente se requiere
legitimación activa en el perdidoso y, para ser recurrido, legitimación pasiva en
el triunfador…” (Cuenca, Humberto; Curso de Casación Civil, Ediciones de la
Biblioteca, Caracas, 1980, pp. 433 y 434).

“…No cabe acceder a la casación si se agrava la situación jurídica del


recurrente; y que nadie puede erigirse en defensor de un interés que, por no
ser propio, sólo puede ser defendido por la parte que en el pleito lo
ventilaba…” (vide: De la Plaza, Manuel; Derecho Procesal Civil Español,
Volúmen 2, Madrid, 1955, p. 809). (Subrayado de la Sala).

“…A un litigante no le incumbe la defensa de su adversario ni la de otro


litigante…” (Taboada Roca, Manuel; Los requisitos de Procedibilidad en la
Casación Española, Editorial Montecorro S.A., Madrid, 1980, p. 26)…”.
(Subrayado de la Sala).

Tomando en consideración los criterios antes expuestos, esta Sala

concluye que la demandada recurrente en casación no tiene legitimación

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procesal para plantear la denuncia por incongruencia negativa, respecto del


alegato planteado por la demandante en el libelo de la demanda, pues se
evidencia que la infracción denunciada en nada le afecta.

Lo que determina, que en cuanto a este aspecto, es improcedente la


denuncia por infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5° del Código de
Procedimiento Civil, por incongruencia negativa. Así se decide.

Ahora bien, de igual forma se observa, que la formalizante con su

denuncia lo que pretende es incorporar al thema decidendum, un alegato


nuevo hecho por primera vez ante esta Sala, dado que revisada la
contestación de la demanda, en ésta no se alegó la inepta acumulación
de pretensiones, que pretende hacer ver la formalizante.

En tal sentido cabe señalar, que existe una evidente falta de técnica
por parte de la formalizante, pues esta dirigió su delación a una supuesta
incongruencia negativa, cuando debió dirigir su denuncia a señalar un
quebrantamiento de formas sustanciales del proceso, que degeneró en

indefensión de la parte que representa, explicando los motivos por los

cuales, a su manera de entender, la demanda era inadmisible por inepta


acumulación de pretensiones. Cuestión que no hizo.

Como ya se afirmó, la demandada pretende con esta de nuncia


incorporar un hecho nuevo al juicio, mediante un alegato formulado por

primera vez ante esta Sala, lo que modificaría sustancialmente los extremos
en que quedó fijada la litis (demanda y contestación), creando una clara

desventaja a la parte demandante, de acogerse dicho criterio, al modificarse

sustancialmente el thema decidendum, cuestión que no es permitida en el


proceso civil ordinario, al ser violatorio de las garantías constitucionales del
derecho a la defensa y del debido proceso, que generaría una clara

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desigualdad de las partes en el proceso, infringiendo lo previsto en el artículo


49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Al respecto, esta Sala en su fallo N° RC-271 del 2-5-2007, Exp. N°


2006-741, dispuso lo siguiente:

“Ahora bien, la Sala observa que el alegato de la interrupción de la


prescripción es un hecho nuevo que los recurrentes han formulado
por primera vez en el escrito de formalización del recurso de
casación, lo que le impide a esta Sala su conocimiento.
En efecto, de conformidad con las normas que regulan las funciones de
esta Sala en el conocimiento del recurso de casación, resulta evidente la
naturaleza de tribunal de derecho que le es atribuida, sin que pueda
constituirse en una tercera instancia, lo cual impide cualquier posibilidad
de que ante ella se aleguen por primera vez hechos, que han debido ser
objeto de debate y prueba en las instancias del proceso.
Un ejemplo de ello está contenido en el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, de conformidad con el cual “En su sentencia del
recurso de casación la Corte Suprema de Justicia, se pronunciará sobre
las infracciones denunciadas, sin extenderse al fondo de la controversia,
ni al establecimiento ni apreciación de los hechos que hubiesen efectuado
los jueces de instancia…”, lo cual constituye la norma rectora y el principio
general de que la Sala debe velar por la correcta interpretación y
aplicación de la ley.
Aunado a ello es oportuno indicar que si bien el artículo 320 del Código de
Procedimiento, establece algunas excepciones que permiten a la Sala
controlar el error en el juzgamiento de los hechos, sea de derecho o de
hecho, ello sólo es posible si el juez de instancia se ha equivocado al
juzgar las pruebas y fijar los hechos que hubiesen sido oportunamente
alegados y demostrados en el proceso, bien porque cometió un error en el
establecimiento o valoración de los hechos y de las pruebas, o incurrió en
algunos de los casos de suposición falsa. No obstante, se repite, en esos
casos existe un pronunciamiento del juez sobre los hechos, por haber sido
alegados oportunamente en el proceso y, por ende, sometido a su
consideración, y la parte considera que dichos hechos fueron
erróneamente juzgados, esto es: los hechos fueron alegados
oportunamente en las instancias procesales, en las cuales la otra parte
tiene oportunidad de ejercer su derecho de defensa y contradicción y, por
ende, fueron incorporados oportunamente para la consideración y decisión
del juez.

Por el contrario, no es posible permitir la alegación de hechos


nuevos en casación, por cuanto ello implica la negación del derecho
de defensa de la otra parte, y es opuesto a la naturaleza propia de
esta Sala, la cual no podría entrar a considerar hechos nuevos que no
fueron juzgados por los jueces de instancia, por no haber sido

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presentados con anterioridad en el proceso y, por ende, no formar


parte del tema que fue sometido a consideración del juez que dictó la
sentencia recurrida.”

En el mismo sentido en sentencia de esta Sala N° RC- 109 del


25-2-2004 Exp. N° 2002-600, se señaló lo siguiente:

“Visto y constatado lo anterior, mediante reiterada doctrina ésta Sala ha


mantenido el criterio según el cual es deber de los jueces realizar el análisis
de las alegaciones que los litigantes esgriman en la oportunidad de presentar
informes, siempre que estas sean peticiones relacionadas con la confesión
ficta, reposición de la causa u otra petición similar, sin pretenderse con ello
descalificar tal acto procesal -los informes-, sino simplemente dejar sentado
que cuando en tales escritos sólo se sinteticen los hechos acaecidos en el
proceso o dirigidos a reafirmar los derechos que le asisten de las actas que
rielan al expediente conforme a la pretensión o defensas esgrimidos en el
libelo o en su contestación y se apoye la posición de la parte informante en
doctrina y jurisprudencia que, a su juicio, sea aplicable al caso
controvertido, tales dichos no son vinculantes para el juez. Tampoco lo
serán aquellos alegatos o defensas que constituyan hechos nuevos no
debatidos, diferentes a los que conforman la litis, ya que ellos
deben ser formulados sólo en la demanda o su contestación.

Por tanto, cuando en los informes se formulen peticiones, alegatos o defensas


que, aunque no aparezcan contenidas en la demanda o en su contestación,
que no constituyan hechos nuevos, pudieran tener influencia determinante en
la suerte del proceso, como serían los relacionados con la confesión ficta,
reposición de la causa u otras similares, en estos casos excepcionales si debe
el sentenciador pronunciarse expresamente sobre los mismos, so pena de
incurrir en la violación de los artículos 12 del Código de Procedimiento Civil,
por no atenerse a lo alegado y probado en autos; y de los artículos 243 y 244
eiusdem, contentivos del principio de la exhaustividad de la sentencia que
obliga a los jueces a examinar y resolver todos y cada uno de los alegatos que
se hayan sometido a su consideración.

Lo que determina, que en cuanto a este aspecto, es improcedente la


denuncia por infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5° del Código de

Procedimiento Civil, por incongruencia negativa. Así se decide.

Por último, y visto que en la denuncia se señala la existencia de


una supuesta inepta acumulación de pretensiones, en violación de los
artículos 78 y 341 del Código de Procedimiento Civil, cuestión que

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comporta evidentemente materia de orden público, conforme a la


doctrina de esta Sala. (Vid. Sentencia N° 99, del 27 de abril de 2001,
expediente N° 2000-178, reiterada en fallo N° RC-259, del 20 de junio de
2011, expediente N° 2010-644), esta Sala, en resguardo al orden público,

observa lo siguiente:

En el libelo se señala, que se demanda a la sociedad merc antil

distinguida con la denominación INVERSIONES FOSUR COMPAÑ ÍA


ANÓNIMA, representada por su administrador principal, a los fines de

obtener la unanimidad que establece la ley para reformar parcialmente el


citado documento de condominio, y para que convenga en la nulidad parcial
de la cláusula quinta del documento de condominio del edificio Nuclear, a los

fines de determinar el porcentaje de condominio que le corresponde a cada


dependencia integrante del edificio.

De lo antes expuesto, se desprende palmariamente y sin lugar a dudas,


que la demandante señaló en su libelo que demanda a la sociedad mercantil

distinguida con la denominación INVERSIONES FOSUR COMPAÑ ÍA


ANÓNIMA, a los fines de obtener la unanimidad que establece la ley para
reformar parcialmente el documento de condominio.

Esto no puede ser entendido como una demanda mero declarativa, sino
que se corresponde con la alegación de incorporar al demandado en conjunto
con la junta de condominio y demás co-propietarios del inmueble, como
condómino y que este asuma las obligaciones que tiene ante la ley, como
co-propietario de un inmueble en el cual, se alegó no paga condominio, lo

que generó la demanda judicial de nulidad y reforma parcial del documento


de condominio.

Por lo cual, no evidencia esta Sala la supuesta inepta acumulación de

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pretensiones que señala la demandada formalizante en este caso, dado que


la demanda es clara al pretender la nulidad parcial de la cláusula quinta del
documento de condominio del edificio Nuclear, a los fines de determinar el
porcentaje de condominio que le corresponde a cada dependencia integrante

del edificio, como acertadamente fue decidido por el juez de alzada,


conforme a lo alegado y probado en autos.

En consecuencia, en cuanto al alegato de infracción de los artículos 78


y 341 del Código de procedimiento Civil, se hace evidente su improcedencia,

así como improcedente esta primera denuncia por vicio de actividad. Así se
decide.

-II-
Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código d e
Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos
12 y 243 ordinal 4° del Código de Procedimiento Civil, por inmotivación.

Señala la formalizante:

“…SEGUNDA DENUNCIA, VICIO DE INMOTIVACIÓN

Con sujeción a lo dispuesto en el ordinal 1° del artículo 313 del


Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción del
artículo 12 y del ordinal 4° del artículo 243 del mismo texto
adjetivo civil, por adolecer el fallo recurrido del vicio de
inmotivación.

El vicio de inmotivación se configuró en la sentencia recurrida,


porque las razones expresadas por el juzgado a quo no guardan
relación con la pretensión deducida, ni las defensas aducidas, en
cuyo supuesto fáctico, los motivos aducidos en dicho fallo, a
causa de su manifiesta incongruencia con los términos en que
quedó circunscrita la litis, deben tenerse jurídicamente como
inexistentes, tal y como de seguidas detallo.

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La demandante en el petitum del mismo señaló que demanda a mi


poderdante 1) (omissis) “…a los fines de obtener la unanimidad
que establece la Ley para reformar parcialmente el citado
Documento de Condominio…” (omissis) y 2) (omissis) “…para
que convenga en la Nulidad parcial de la cláusula Quinta del
referido Documento de Condominio, quedando redactada
dicha cláusula…” (omissis)

Mi representada adujo en su descargo en el escrito de litis


contestación, que el documento de condominio sólo puede ser
modificado a través del procedimiento establecido en la Ley de
Propiedad Horizontal, requiriendo la unanimidad de los
condóminos y siguiendo con los mismos trámites y requerimientos
para el registro del documento de condominio modificado.

El juzgador de la recurrida – como si se tratase de un recurso de


amparo constitucional y no una acción de nulidad- consideró que
era cierta esta defensa, pero que por la naturaleza y fundamentos
de la pretensión, en virtud de denunciarse la violación de un
derecho constitucional, ese tribunal debía analizar la cláusula del
documento de condominio que se pretendía anular, para
determinar la procedencia o no de la demanda incoada,
concluyendo que la cláusula quinta del documento de condominio
se encontraba afectada de nulidad parcial, sin señalar
argumento alguno que permitiese modificar el documento de
condominio con prescindencia del procedimiento establecido
en la Ley de Propiedad Horizontal, y sin la unanimidad de los
condóminos, limitando su pronunciamiento al respecto en que
esa cláusula quinta se encontraba afectada de nulidad parcial, por
contener infracciones de orden constitucional y que por ello,
forzosamente debía declarar con lugar la demanda de nulidad.

Resulta incongruente esta motivación de la recurrida, porque la


misma no guarda relación con la pretensión de obtener la
unanimidad que establece la Ley para reformar parcialmente el
documento de condominio, ni con la defensa relativa a que la
reforma de ese documento solo se puede hacer a través del
procedimiento establecido en la Ley de Propiedad Horizontal,
requiriendo la unanimidad de los condóminos y siguiendo con los
mismos trámites y requerimientos para el registro del documento
de condominio modificado, y ello se corrobora aún más en el texto
del fallo recurrido, porque declaró la nulidad parcial del
documento de condominio, con base en presuntas infracciones de
orden legal y constitucional, reformándolo y redactando el nuevo
contenido de la cláusula quinta del documento (sic) condominio
sin el procedimiento a ese fin dispuesto en la Ley de Propiedad

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Horizontal, cuyo trámite requiere, entre otros requisitos, la


decisión unánime de la asamblea de los condóminos.

En derivación configurada en la recurrida el vicio de inmotivación,


solicito a este máximo tribunal, que así lo aprecie y lo declare.”
(Destacados de la denuncia).

Para decidir, la Sala observa:

De la denuncia antes transcrita se desprende, que el formalizante le

imputa a la recurrida la infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 4° del


Código de Procedimiento Civil, por inmotivación, al considerar que las
razones expresadas por el juez de alzada no guardan relación con la
pretensión deducida, ni las defensas aducidas, y en consecuencia deben
tenerse como inexistentes.

Al respecto de la inmotivación del fallo, la Sala Constitucional de este


Tribunal Supremo de Justicia, en su sentencia N° 1619, del 24 de octubre de

2008, expediente N° 2008-774, caso: Agencia de Festejos San Antonio C.A.,


en revisión constitucional, estableció lo siguiente:

“...El requisito de la motivación del fallo se fundamenta en el principio de


legalidad de los actos jurisdiccionales. La tutela judicial eficaz requiere
respuestas de los órganos de administración de justicia, que estén afincadas
en motivos razonables, por lo que es necesario que toda sentencia contenga
los motivos de hecho y de derecho en que apoye su dispositivo para el
conocimiento y la comprensión de los litigantes, como condición y
presupuesto para el control de la legalidad del pronunciamiento, mediante la
proposición de los recursos ordinarios y extraordinarios que la ley otorgue a
las partes que tengan legitimación para oponerlos. Si no consta en el acto
jurisdiccional la motivación sobre los supuestos de hecho o la cuestión de
derecho, se configura el vicio de inmotivación o falta de fundamentos, cuya
consecuencia es, se insiste, la obstaculización para la verificación del control
de la legalidad del dispositivo de la sentencia.
El procesalista Leopoldo Márquez Añez explicó que el requisito de la
motivación se incorporó en nuestra legislación desde la promulgación del
Código de Procedimiento Judicial de 12 de mayo de 1836 (Código de
Aranda). Asimismo, aludió al hecho de que en nuestras primeras
constituciones existió una norma de carácter procesal. Sobre el particular

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comentó que:
El requisito de la motivación se consagró por primera vez en la Constitución
de 15 de agosto de 1819, cuyo artículo 12, Sección Tercera, exigía que “Todo
tribunal debe fundar sus sentencias con expresión de la ley aplicable al caso”.
Esta consagración constitucional de la motivación representó un hito en la
historia de las instituciones procesales en Venezuela, tanto más destacado y
relevante, cuanto que ello significó la ruptura radical con el derecho español,
que había eliminado el requisito de motivación de las sentencias desde 1778.
En efecto, por Real Cédula de 23 de junio de 1778, Carlos III mandó derogar
la práctica de motivar las sentencias, con la siguiente justificación: "Para
evitar los perjuicios que resultan con la práctica… de motivar sus sentencias,
dando lugar a cavilaciones de los litigantes, consumiendo mucho tiempo en la
extensión de las sentencias, que vienen a ser un resumen del proceso, y las
costas que las partes se siguen; mando, cese en dicha práctica de motivar las
sentencias, ateniéndose a las palabras decisorias...”. (Motivos y Efectos del
Recurso de Forma en la Casación Civil Venezolana, Colección de Estudios
Jurídicos n.° 25, págs., 31-33)
Igualmente, esta Sala Constitucional en reciente decisión n.° 889/2008 del 30
de mayo, y que hoy se reitera, señaló respecto a la necesidad de motivación
de la sentencia lo siguiente:

...la motivación del fallo debe estar constituida por las razones de hecho y de
derecho que expresan los jueces como fundamento de su dispositivo; las
primeras están formadas por el establecimiento de los hechos con
ajustamiento a las pruebas que los demuestran y, las segundas, por la
aplicación a éstos de los preceptos y los principios doctrinarios atinentes; por
tanto, el vicio de inmotivación en el acto jurisdiccional consiste en la falta
absoluta de afincamientos, que es distinto de que los mismos sean escasos o
exiguos, lo cual no debe confundirse con la falta absoluta de motivación, que
puede asumir varias modalidades: a) que la sentencia no presente
materialmente ningún razonamiento; b) que las razones que haya dado el
sentenciador no guarden relación alguna con la pretensión o la excepción, de
modo que deben tenerse por inexistentes jurídicamente; c) que los motivos se
destruyan los unos a los otros por contradicciones graves e irreconciliables y;
d) que todos los motivos sean falsos.

También ha sostenido esta Sala, atenida a los diuturnos, pacíficos y


consolidados criterios doctrinales y jurisprudenciales reiterados que, ad
exemplum, se vierte a continuación, que la falta absoluta de motivos puede
asumir varias modalidades, a saber:

a) Que la sentencia no contenga materialmente ningún


razonamiento que la apoye. Vale decir, no contenga materialmente ningún
razonamiento, de hecho o de derecho que pueda sustentar el dispositivo.

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b) Que las razones expresadas por el sentenciador no guardan


relación alguna con la pretensión deducida o las excepciones o defensas
opuestas. Caso en el cual los motivos aducidos, a causa de su manifiesta
incongruencia con los términos en que quedó circunscrita la litis, deben

tenerse jurídicamente como inexistentes.

c) Que los motivos se destruyen los unos a los otro s por

contradicciones graves e inconciliables. Generando una situación


equiparable a la falta de fundamentación; y

d) Que todos los motivos son falsos. Caso en que los motivos sean
tan vagos, generales, inocuos, ilógicos o absurdos que impiden a la alzada o
a la casación conocer el criterio jurídico que siguió el juez para dictar su
decisión, caso éste también que se equipara a la falta de motivación. (Véase

sentencia Nº 83 del 23/3/92, caso: Juan Nazario Perozo, contra Freddy


Victorio Escalona Cortez y otros, reiterada mediante fallo Nº RC-182 del
9/4/08, Exp. 2007-876, entre otras, caso: Marlene Evarista Revete Abreu y

otros, contra la Asociación Civil Unión de Conductores del Oeste).

La motivación debe estar constituida por las razones de hecho y de


derecho que dan los jueces como fundamento del dispositivo. Las primeras

están formadas por el establecimiento de los hechos con ajustamiento a las


pruebas que las demuestran; y las segundas, la aplicación a éstos de los
preceptos y los principios doctrinarios atinentes.

Ahora bien, en este caso, como ya se expresó en la denuncia anterior,

en el libelo de la demanda se indica, que se acciona contra la sociedad

mercantil distinguida con la denominación INVERSIONES FOSUR COMPAÑÍA


ANÓNIMA, representada por su administrador principal, a los fines de

obtener la unanimidad que establece la ley para reformar parcialmente el

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citado documento de condominio, y para que convenga en la nulidad parcial


de la cláusula quinta del documento de condominio del edificio Nuclear, a los
fines de determinar el porcentaje de condominio que le corresponde a cada
dependencia integrante del edificio.

De lo antes expuesto, se desprende palmariamente y sin lugar a dudas,


que la demandante señaló en su libelo que demanda a la sociedad mercantil

distinguida con la denominación INVERSIONES FOSUR COMPAÑ ÍA

ANÓNIMA, a los fines de obtener la unanimidad que establece la ley para


reformar parcialmente el documento de condominio.

Esto no puede ser entendido como una demanda mero declarativa, sino
que se corresponde con la alegación de incorporar al demandado en conjunto
con la junta de condominio y demás co-propietarios del inmueble, como
condómino y que este asuma las obligaciones que tiene ante la ley, como
co-propietario de un inmueble en el cual, se alegó no paga condominio, lo
que generó la demanda judicial de nulidad y reforma parcial del documento

de condominio.

En estas circunstancias entiende esta Sala, que se hace imposible


mediante una asamblea de co-propietarios la unanimidad necesaria para la

reforma del documento constitutivo del condominio, dado que lo que se


pretende, es precisamente incorporar a un co-propietario que no paga

condominio a la integración de responsabilidad como co-propietario en los


gastos comunes de un inmueble, del cual tiene una obligación como

condómino, y que conforme a la clausula quinta del documento de

condominio del edificio Nuclear, estaba exonerado, en una clara desigualdad


ante la ley con los demás co-propietarios que sí tienen la obligación de pago
de gastos comunes, y que sólo puede ser ventilado mediante un

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procedimiento judicial –como fue en el presente caso- en el cual sea


compelido para que exponga y pruebe los motivos por los cuales considera
que su situación como condómino es conforme a derecho, y que el órgano
jurisdiccional tome decisión al respecto, de si debía o no ser incorporado al

pago de los gastos comunes de la comunidad, como fue decidido,


modificándose el documento constitutivo del condominio del edifico nuclear.

Por lo cual, no encuentra esta Sala la inmotivación que entiende ver la


formalizante en el fallo recurrido, dado que el juez decidió conforme a lo

alegado y probado en autos, sin separarse del thema decidendum, guardando


perfecta relación con la pretensión deducida y las excepciones o defensas
opuestas, por lo cual, esta denuncia es improcedente. Así se decide.

-III-

Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código d e


Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida del ordinal 3°

del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, por indeterminación de la


controversia.

Por vía de argumentación, la formalizante expresa:

“…TERCERA DENUNCIA VICIO DE INDETERMINACIÓN DE LA


CONTROVERSIA.

Al amparo de lo normado en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de


Procedimiento Civil, se denuncia la infracción del artículo 12 y ordinal 3° del
artículo 243 del mismo texto adjetivo civil, por adolecer el fallo recurrido del
vicio de indeterminación de la controversia.

Este vicio se configura cuando el juez incumple con su deber de señalar en el


cuerpo de la decisión, la forma en que quedó planteada la controversia,
mediante el establecimiento de los hechos y la fundamentación del derecho,
exponiendo con sus palabras en que sentido y como quedó trabada (sic) el

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asunto sometido a su consideración.

Consta en el libelo de la demanda, que la demandante en el


petitum del mismo señaló que demanda a mi poderdante 1)
(omissis) “…a los fines de obtener la unanimidad que establece
la Ley para reformar parcialmente el citado Documento de
Condominio…” (omissis) y 2) (omissis) “…para que convenga en
la Nulidad parcial de la cláusula Quinta del referido
Documento de Condominio, quedando redactada dicha
cláusula…” (omissis)

El fallo recurrido incumplió con el deber de realizar una síntesis, clara, precisa
y lacónica de los términos en que quedó planteado el asunto a resolver, por
no incluir dentro del thema decidendum, análisis sobre la acción mero
declarativa de (omissis) “…obtener la unanimidad que establece la Ley
para reformar parcialmente el citado Documento de Condominio…”
(omissis), ya que tal y como consta en el punto “QUINTO” del fallo recurrido,
intitulado “DE LAS CONSIDERACIONES PARA DECIDIR”, el juez estableció
los límites de la controversia a la defensa de fondo, relativa a la falta de
interés jurídico de la parte actora, para que pueda ser considerada y
analizada la procedencia de su pretensión de nulidad, con base en existir una
vía idónea establecida en la Ley de Propiedad Horizontal para efectuar la
modificación del documento de condominio, y que la parte actora alegó que
era falso que no tuviese interés jurídico y actual, puesto que de actas se
desprendía de la cláusula quinta del documento de condominio que dicha
cláusula lesionaba intereses patrimoniales y jurídicos de los condóminos.

De ello emerge afirmar que no formó parte del thema decidendum la acción
mero declarativa de obtener la unanimidad que establece la Ley para
reformar parcialmente el citado Documento de Condominio, configurándose
así el vicio de indeterminación de la controversia, infracción esa que fue
determinante en el dispositivo del fallo, ya que de haber sido analizada, se
habría concluido sobre la inadmisibilidad de la demandada, por haber sido
ineptamente acumulada a la pretensión de nulidad parcial del documento de
condominio, así como acumulada a la acción mero declarativa de “redacción”
de esa reforma parcial del documento de condominio.

Tal y como se explicitó ut supra, se configuró en la recurrida el vicio de


indeterminación de la controversia, por no incluirse dentro del thema
decidendum, el análisis y decisión sobre la procedencia de la acción mero
declarativa relativa a la obtención de la unanimidad para reformar
parcialmente el documento de condominio y así solicito a este máximo
tribunal se aprecie y declare.” (Destacados de lo transcrito).-

La Sala para decidir, observa:

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De la denuncia antes transcrita se desprende, que el formalizante le


imputa a la recurrida la infracción del ordinal 3° del artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, por indeterminación de la controversia, al considerar
que el juez de la recurrida no realizó una síntesis clara, precisa y lacónica de

los términos en que fue planteada la controversia, al no pronunciarse sobre


la acción mero declarativa de obtener la unanimidad que establece la ley
para reformar parcialmente el documento de condominio, y por no advertir la

existencia de una inepta acumulación de pretensiones.

Ahora bien, respecto del requisito de orden público establecido en el


ordinal 3° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, esta Sala de
Casación Civil en sentencia N° 108 del 9 de marzo de 2009, expediente N°
2008-539, caso: caso: Banco Caroní, C.A., Banco Universal contra

Mohammad Reza Bagherzadeh Khorsandi y otros, estableció que “…no puede


concebirse la declaratoria de nulidad de un fallo, por haberse infringido el
citado ordinal 3° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, si la

motivación del fallo permite a las partes conocer las razones que ha tenido el
juez para adjudicar los intereses comprometidos”.

De modo que la verdadera finalidad del requisito de la determinación

de la controversia, debe estar dirigida fundamentalmente, a privilegiar y


fortalecer el desarrollo de la motivación del fallo. (Vid. sentencia N° 184 del

18 de abril de 2013, expediente N° 12-699, caso: Granja Alconca C.A. contra


Corp Banca C.A., Banco Universal).

En el presente caso, el juez de alzada señaló lo siguiente:

“…Determinados los aspectos anteriores, se procede a descender


al conocimiento de fondo del asunto debatido, y en ese sentido,
observa este Tribunal Superior que la representación judicial del

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Condominio del Edificio Nuclear, en su carácter de accionante en


la presente causa, expuso en su escrito libelar que el documento
de condominio del mencionado edificio fue redactado de forma tal
que atenta contra el principio de igualdad establecido
constitucionalmente, puesto que los condóminos están obligados a
cancelar sus cuotas ordinarias y extraordinarias por los gastos
comunes del edificio, en condición de desigualdad y
discriminación con respecto al propietario del local comercial
ubicado en la planta baja del mencionado inmueble, quien se
encuentra exonerado de cancelar las respectivas cuotas de
conformidad con el documento de condominio, imponiéndole con
ello una carga u obligación económica a los demás propietarios,
en razón de que los gastos comunes no son cancelados
proporcionalmente de acuerdo a la cuota de participación
establecida en el referido documento y con fundamento en dichos
aspectos solicitan la nulidad de la cláusula quinta (5°) del
documento de condominio.
En contraposición con los argumentos planteados por la parte
accionante, la sociedad mercantil demandada a través de sus
apoderados judiciales alegó que no era posible obligar a su
representada a convenir en la nulidad de la referida cláusula,
puesto que se trata de un documento de condominio que cumplió
con las formalidades de ley y que fue debidamente protocolizado,
adicionando, que lo que pretende el accionante es una
modificación del documento, cuya vía idónea es a través del
procedimiento establecido en la Ley de Propiedad Horizontal, y no
mediante la presente acción de nulidad.
Es preciso destacar que la propiedad horizontal se trata de una
institución jurídica que hace referencia, al conjunto de normas que
regulan la división y organización de diversos inmuebles, como
resultado de la segregación de un edificio o de un terreno común,
dividiéndose en un condominio que atribuye al titular de las
unidades otorgadas por el proceso de fraccionamiento un derecho
de propiedad absoluto y exclusivo sobre las mismas, y un derecho
de copropiedad forzada respecto a los bienes de dominio común.
Así pues, el derecho de propiedad horizontal incluye un
porcentaje de propiedad sobre los elementos comunes de todos
los propietarios de pisos en el edificio en cuestión, elementos
estos que se consideran necesarios para el adecuado uso y
disfrute del piso, y la cuota que exista sobre ellos es
completamente inherente a la propiedad del piso, siendo
inseparable de ésta.
Ahora bien, dado que el thema decidendum sometido a
consideración de este Jurisdicente Superior está determinado por
la procedencia o no de la pretensión de nulidad parcial del
documento de condominio del Edificio Nuclear, específicamente
de la cláusula quinta (5°) del mencionado documento, ya que
según lo dicho por la parte actora, atenta contra el derecho
constitucional de igualdad de los condóminos, resulta preciso para
este sentenciador transcribir el contenido de la mencionada
cláusula quinta del documento de condominio del Edificio Nuclear,
registrado ante el Registro Público Segundo Circuito del Municipio

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Maracaibo del Estado Zulia, en fecha 1 de junio de 1976, bajo el


N°. 47, protocolo 1°, tomo 10°, que establece lo siguiente:
“Quinta: A los efectos de determinar el porcentaje de condominio,
que le corresponde a cada dependencia, integrante del Edificio
Nuclear, se han establecido los siguientes valores y precios: Al
Local Comercial que ocupa toda la planta baja y la Mezanina (sic),
se le asigna un valor de Quinientos noventa y cinco mil bolívares
(Bs.595.000) y cada uno de los diez apartamentos ya descritos, se
le asigna un valor de Ciento ochenta mil bolívares (Bs.180.000), a
los mismos efectos y tomando en consideración el valor que se ha
dejado establecido a cada uno de los Apartamentos, se le asigna
a cada uno de ellos, un diez por ciento de porcentaje sobre los
gastos comunes del Edificio. Se quiere dejar sentado en esta
Cláusula que si bien el Local Comercial que ocupa la Planta Baja
del Edificio y la Planta Mezanina (sic) forman parte integrante del
Edificio, no se les adjudica porcentaje en lo que respecta a los
gastos comunes, ya que es completamente separado de las áreas
que requieren instalaciones comunes como son el ascensor,
limpieza e iluminación de las escaleras y pasillos de entrada,
limpieza de las áreas del estacionamiento comunes a los
propietarios, etc. Es decir que el Local o el propietario del Local
Comercial y la Mezanine (sic), no está obligado a contribuir con
los gastos que se ocasione con respecto al mantenimiento de las
áreas comunes del Edificio porque no son compartidos por él,
pero si está obligado a la limpieza y aseo de las áreas de
estacionamiento que le corresponde o sea, los ubicados al frente
de la ubicación (sic) y al costado Este del Edificio, ya que por un
lado tiene una puerta de carga y descarga que será utilizada para
ese fin. Con respecto a los porcentajes de Condominio que le
corresponden en propiedad a los diversos propietarios sobre las
cosas comunes, se establecen los siguientes porcentajes sobre el
área vendible del Edificio: Al Local Comercial y la Mezanine (sic),
veinticuatro unidades con ochocientos cuarenta y tres milésimas
por ciento (24,843%) y a cada uno de los Apartamentos
numerados del 1-A al 5-B, siete unidades con quinientos quince
milésimas por ciento (7,515%).”

De la lectura de la referida cláusula observa esta Superioridad


que efectivamente fue excluido del pago de los gastos comunes al
propietario del local comercial y la mezzanina, expresándose en
ese misma cláusula que se encontraba separado de las áreas
comunes del Edificio y de aquellas que requieren reparación y
mantenimiento, tales como el estacionamiento, ascensor,
escaleras y pasillos internos. De igual forma, se desprende de
dicha cláusula que fue establecido un valor conforme al cual se
determinó el porcentaje de condominio que le corresponden en
propiedad a los diversos propietarios, acordándose un monto
mayor para el local comercial sobre cada uno de los
apartamentos.
En efecto, resulta importante destacar que el documento de
condominio al encontrarse protocolizado ante el funcionario
público competente, cumpliendo con las formalidades
correspondientes, representa así como lo señala la apoderada

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judicial de la demandada, un instrumento público cuyos efectos


son de carácter erga omnes. Es igualmente cierto, tal como lo
indica la misma parte, que el documento de condominio sólo
puede ser modificado a través del procedimiento establecido en la
Ley de Propiedad Horizontal, requiriendo la unanimidad de los
condóminos y siguiendo con los mismos trámites y requerimientos
para el registro del documento de condominio modificado. No
obstante ello, dada la naturaleza y fundamentos de la pretensión
incoada por la parte actora, en virtud de denunciar la violación de
un derecho constitucional, este Tribunal debe analizar con
especial atención el contenido de la mencionada cláusula para así
poder determinar la procedencia o no de la demanda incoada.

No cabe duda, que el derecho a la igualdad está contenido como


uno de los principios fundamentales de la Constitución,
estableciendo en su artículo 21 que “todas las personas son
iguales ante la ley” y bajo esta premisa se encuentra dirigida la
totalidad del conjunto de derechos humanos, así como también
deben estar impregnadas las actuaciones judiciales, los actos
administrativos e incluso las actuaciones contractuales, todo ello
dentro del límite de la legalidad, como principio garante
contemplado en la Constitución.

Dentro de este orden de ideas, en la esfera de los particulares


dentro del ámbito contractual, es preciso que sus actos, negocios,
pactos y acuerdos si bien están delimitados por el principio de la
autonomía de la voluntad de las partes, en ningún caso pueden
efectuarse al margen del orden legal y constitucional,
respetándose por tanto el orden público, entendido este como una
noción que cristaliza todas aquellas normas de interés público que
exigen observancia incondicional, y que no son derogables por
disposición privada. En ese sentido, nada que pueda hacer o dejar
de hacer un particular y aun una autoridad, puede tener la virtud
de subsanar o de convalidar la contravención que menoscabe
aquel interés, lo que equivaldría a dejar en manos de los
particulares o autoridades, la ejecución de voluntades de Ley que
demandan perentorio acatamiento.

Así pues, tomando base en los argumentos antes expuestos, y de


una revisión de la normativa especial en la materia de propiedad
horizontal, se destaca en su artículo 26, las formalidades que
deben cumplirse antes de enajenar los apartamentos o locales de
un inmueble, para lo cual, se establece que el propietario del
inmueble debe declarar mediante documento protocolizado su
voluntad de destinarlo para ser enajenado por apartamentos o
locales, y además se determina el contenido del referido
documento de condominio, y los trámites que se deben llevar a
cabo para su protocolización. De igual forma, se encuentra
establecido en el Parágrafo Primero de la mencionada disposición
lo siguiente;
“PARÁGRAFO ÚNICO: Al destinarse un inmueble para ser
enajenado por apartamento, no podrá excluirse del mismo ninguna
porción del terreno que sirvió de base para la obtención del
permiso de construcción ni ninguna de las anexidades o

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pertenencias del inmueble. Cualquier exclusión expresa o tácita


que se hiciera en el Documento de Condominio, no se considerará
válida.”
Con ello, resulta evidente que el legislador en la Ley de Propiedad
Horizontal estableció como prohibición la exclusión de alguna
porción del terreno, anexidades o pertenencia del inmueble que
sirvieron de base para la obtención de los permisos de
construcción, y a su vez, fijó como consecuencia de dicho
incumplimiento, que en caso de algún tipo exclusión expresa o
tácita que se efectuara en el documento de condominio la misma
no se consideraría válida.

Ahora bien, de la lectura y análisis de la cláusula quinta del


documento de condominio se aprecia con claridad, que
expresamente se excluye al local comercial que ocupa la planta
baja del edificio y a la mezzanina, de la aplicación del porcentaje
para los gastos comunes, fundamentado en que estas localidades
se encuentran completamente separadas de las áreas que
requieren obligaciones comunes. Lo que a su vez, constituye una
contradicción respecto a lo manifestado en la misma cláusula, que
menciona que dichas dependencias forman parte del inmueble,
fijándole un porcentaje de condominio que le corresponden a los
propietarios sobre las cosas comunes, estableciendo que para el
local comercial y la mezzanina es de veinticuatro unidades con
ochocientos cuarenta y tres milésimas por ciento (24,843%),
mientras que para los apartamentos es de siete unidades con
quinientos quince milésimas por ciento (7,515%), lo cual
demuestra que las mencionadas dependencias son parte del
Edificio Nuclear.

Adicionado a ello, el hecho que se trate de la planta baja de dicha


edificación y la planta mezzanina, aunado a que de la inspección
judicial efectuada en la litis se observó que efectivamente sus
paredes, techos y puertas de acceso, esto último en el caso de la
mezzanina, coincidan con áreas comunes del edificio, crea la
convicción en este Juzgador que no existe razón alguna para
excluirlo de los gastos comunes, más aún porque los derechos de
los propietarios sobre las cosas comunes, son inherentes a la
titularidad que ostentan sobre el respectivo local o apartamento,
mensurado conforme a la cuota de participación (porcentaje) que
determine el documento de condominio. Correlativamente, nacen
deberes en los mismos propietarios en razón de las cosas
comunes, como lo es el deber de aportar las contribuciones
relativas a los gastos comunes, cuantificables conforme al
porcentaje o cuota de participación asignado a cada apartamento
o local.

Como resultado de estas apreciaciones, concluye el suscriptor de


este fallo, que la cláusula quinta del documento de condominio del
edificio Nuclear se encuentra en flagrante contravención con lo
dispuesto en el parágrafo primero del artículo 26 de la Ley de
Propiedad Horizontal, al establecer una exclusión del pago de los
gastos comunes a dos dependencias que forman parte integrante
del inmueble, ya que contrariamente a lo expresado en dicha

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cláusula, no se encuentran separados de las áreas que requieren


mantenimiento común, y en ese sentido, dado que lesiona una
norma prohibitiva de la ley destinada a proteger los intereses del
orden público y de las buenas costumbres, se encuentra afectada
de NULIDAD parcial, considerándose por tanto inexistente o no
válida la siguiente expresión:

“Se quiere dejar sentado en esta Cláusula que si bien el Local


Comercial que ocupa la Planta Baja del Edificio y la Planta
Mezanina, forman parte integrante del Edificio, no se les adjudica
porcentaje en los que respecta a los gastos comunes, ya que es
completamente separado de las áreas que requieren instalaciones
comunes como son el ascensor, limpieza e iluminación de las
escaleras y pasillos de entrada, limpieza de las áreas de
estacionamiento comunes a los propietarios, etc. Es decir que el
Local o el propietario del Local Comercial y la Mezanina, no está
obligado a contribuir en los gastos que se ocasione con respecto
al mantenimiento de las áreas comunes del Edificio por que no
son compartidos por él, pero si está obligado a la limpieza y aseo
de las áreas de estacionamiento que le corresponde, o sea los
ubicados al frente de la ubicación y al costado Este del Edificio,
ya que por ese lado tiene una puerta de carga y descarga que
será utilizada para ese fin.”
De este modo, luego del análisis efectuado por esta Superioridad,
y de la nulidad parcial de la cláusula quinta del documento de
condominio del Edificio Nuclear, declarada previamente, este
Juzgador debe forzosamente declarar CON LUGAR la demanda de
Nulidad interpuesta, tomando base en los fundamentos expuestos
en este fallo, en apego al principio iura novit curia y a la
protección de la tutela judicial efectiva que reviste la actuación de
este órgano jurisdiccional, en garantía del resguardo del orden
público y de las normas legales establecidas en la materia
especial. Y ASÍ SE DETERMINA.

En consecuencia, dada que la nulidad declarada fue parcial, debe


este Jurisdicente Superior establecer que la cláusula quinta del
documento de condominio del Edificio Nuclear, rezará de la
siguiente manera:
“Quinta: A los efectos de determinar el porcentaje de condominio
que le corresponde a cada dependencia, integrante del Edificio
Nuclear, se han establecido los siguientes valores y precio: Al
Local Comercial que ocupa toda la planta baja y la Mezanina, se
le asigna un valor de Quinientos noventa y cinco mil bolívares
(Bs.595.000) y cada uno de los diez Apartamentos ya descritos,
se les asigna un valor de Ciento ochenta mil bolívares
(Bs.180.000), a los mismos efectos, y tomando en consideración,
el valor que se ha dejado establecido a cada uno de los
Apartamentos, se le asigna a cada uno de ellos, un diez por ciento
de porcentaje sobre los gastos comunes del Edificio. Con respecto
a los porcentajes de Condominio que le corresponden en
propiedad a los diversos propietarios sobre las cosas comunes, se
establecen los siguientes porcentajes sobre el área vendible del
Edificio: Al Local Comercial y la Mezanina, veinticuatro unidades

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con ochocientos cuarenta y tres milésimas por ciento (24,842%) y


a cada uno de los Apartamentos numerados del 1-A al 5-B, siete
unidades con quinientos quince milésimas (7,515%).”

De la transcripción parcial de la decisión recurrida, esta Sala observa

que el sentenciador de alzada, contrario a lo señalado por la formalizante, sí


realizó su labor intelectual de determinar en su sentencia los límites en que
quedó planteada la controversia, no cometiendo el vicio conocido como

indeterminación de la controversia, dado que con sus propias palabras hizo


un resumen de lo alegado por ambas partes y delimitó el thema decidendum
que le fue sometido a su conocimiento, lo que evidencia su cabal
comprensión, por lo tanto, a juicio de esta Sala, al estar evidenciado el
cumplimiento de la finalidad de la norma denunciada, resulta improcedente la
presente delación por la supuesta infracción del ordinal 3° del artículo 243

del Código de Procedimiento Civil. Así se decide.- (Cfr. Fallo N° RC-319, del
12 de junio de 2013, expediente N° 2012-778).

De igual forma cabe señalar, con respecto al alegato de la existencia


de una inepta acumulación de pretensiones en el libelo de la demanda, que
dicho aspecto ya fue resuelto en este fallo, en la dos primeras denuncias por
vicio de actividad, señalándose que no existe tal inepta acumulación de

pretensiones y que el juez motivó su decisión conforme a lo alegado y


probado en autos.

QUAESTIO IURIS

-I-

Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código d e


Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos

78 y 341 del Código de Procedimiento Civil, y artículos 49 y 26 d e la

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Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, todos por falta de


aplicación.

Expresa la formalizante:

“...CAPITULO III (sic)


INFRACCIÓN DE LEY
PRIMERA DENUNCIA ERROR DE JUZGAMIENTO POR FALTA DE
APLICACIÓN DE NORMA

Al amparo de lo normado en el ordinal 2° del artículo 313 del


Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción de los
artículos 78 y 341 del mismo texto adjetivo civil, y los artículos 49
y 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
por su falta de aplicación.

Tal y como in extenso se ha referido en este recurso, la parte


actora en su libelo acumuló ineptamente dos pretensiones
principales, sin que una sea subsidiaria de la otra, lo cual se
evidencia de su dicho vertido en el petitorio al demandar 1) “… a
los fines de obtener la unanimidad que establece la Ley para
reformar parcialmente el citado Documento de Condominio…”
(omissis) y 2) (omissis) “…para que convenga en la Nulidad
parcial de la cláusula Quinta del referido Documento de
Condominio, quedando redactada dicha cláusula…”

Esta inepta acumulación de pretensiones no fue advertida ni por


el juez de la recurrida, ni por la juzgadora de la primera instancia,
al momento de la admisión de la demanda (…) lo cual se
corrobora aún más, por el hecho relativo a que ambos operadores
de justicia consideraron a los fines de sus decisiones, que la
acción incoada lo era solo por nulidad parcial de documento de
condominio, quedando en un limbo jurídico el pronunciamiento
atinente a la acción mero declarativa de demandar para obtener
la unanimidad que establece la ley para reformar parcialmente
el citado documento de condominio, en contravención a la
garantía al debido proceso y la seguridad jurídica.

En efecto, tal y como está dispuesto en el artículo 78 del Código


de Procedimiento Civil, solo es posible acumular en un libelo dos
o más pretensiones principales, cuando su acumulación es para
que sean resueltas una como subsidiaria de la otra. Por ello, el
artículo 341 ejusdem, (sic) ordena inadmitir una demanda cuando

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sea contraria al orden público, a las buenas costumbres o a


alguna disposición expresa de la ley.
(…omissis…)
Una cosa es decretar la nulidad parcial del documento de
condominio y otra es reformar ese documento a través de una
sentencia sin previa asamblea de condóminos en la cual
unánimemente se acuerde esa reforma.” (Destacados de lo
transcrito).-

Para decidir, la Sala observa:

La formalizante le imputa a la recurrida, la infracción de los artículos


78 y 341 del Código de Procedimiento Civil, y artículos 49 y 26 d e la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, todos por falta de
aplicación, al considerar que existe una inepta acumulación de pretensiones
en este caso, ya que en el libelo de la demanda se acumuló una acción mero
declarativa con una acción de nulidad parcial de documento de condominio.

Al respecto cabe señalar, que dicho aspecto ya fue resuelto en este


fallo, en la primera y segunda denuncia por vicio de actividad formulada, al

constituir materia de orden público la inepta acumulación de pretensiones, y


se declaró la inexistencia de tal vicio, lo que determina la improcedencia de
esta delación por supuesta falta de aplicación.

Ahora bien, en otro sentido y no menos importante, esta Sala observa,


que la formalizante pretende mediante una denuncia por infracción de ley,
delatar la infracción de normas procesales, lo cual es evidentemente
improcedente conforme a la doctrina de esta Sala, por lo que, como ya se ha

señalado en este fallo, el denunciante debió dirigir su delación al

quebrantamiento de formas sustanciales del proceso, que degeneró en


indefensión de la parte que representa, explicando los motivos por los

cuales, a su manera de entender, la demanda era inadmisible por inepta

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acumulación de pretensiones. Cuestión que no hizo, encuadrándola


erróneamente en un recurso por infracción de ley, lo que evidencia una clara
omisión a las reglas que caracterizan una correcta formalización, carga esta
que por corresponderle exclusivamente al formalizante en este tipo de

denuncias, no puede ser asumida por la Sala.

Lo antes expuesto se deriva del hecho, de que en las denuncias por

infracción de ley, sustentadas en el ordinal segundo (2°) del artículo 313 del
Código de Procedimiento Civil, como la falta de aplicación de normas, la Sala

se encuentra imposibilitada de descender al estudio de las actas del


expediente, y sólo de forma excepcional, puede hacerlo en aplicación del
artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, cuando se alegue infracción

de norma jurídica expresa que regule el establecimiento o apreciación de los


hechos o de las pruebas, o cuando la parte dispositiva del fallo sea
consecuencia de una suposición falsa, o por la violación de una máxima de
experiencia, o la aplicación de una norma legal no vigente, al ser un Tribunal

de Derecho, pues esta Suprema Jurisdicción Civil tiene el encargo por ley de
vigilar y corregir la recta aplicación del derecho y mantener la uniformidad de

la jurisprudencia, dado que la Sala, en el examen que haga de la sentencia,


en aplicación del artículo 320 ya señalado, no se extenderá al fondo de la

controversia, ni al establecimiento ni apreciación de los hechos que hayan


efectuado los tribunales de instancia, y en tal virtud, determinar si los jueces
de instancia cumplieron en el desarrollo de su función sentenciadora con
todos los preceptos legales al efecto; lo cual no ocurre en las denuncias por

vicios de actividad, en las cuales, la Sala por la infracción de las garantías

constitucionales del debido proceso y derecho a la defensa previstas en los


artículos 12 y 15 del Código de Procedimiento Civil, sí se encuentra

habilitada para descender al estudio de las actas del expediente y así poder

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revisar el iter procesal. Así se declara.

Por todo lo antes expuesto, esta denuncia por infracción de ley es


improcedente, dado que la infracción de la norma procesal podría configurar

un supuesto del recurso de casación por quebrantamiento de formas, si se


refiere al iter procedimental o un aspecto del mismo, o bien a la estructura
formal de la sentencia, y sólo podría constituir el fundamento propio de una

denuncia por infracción de ley, si la norma procesal fue infringida por el


juez al resolver la controversia, lo cual es de imposible ocurrencia en

este caso, al haberse delatado la falta de aplicación de la norma, lo que


determina obviamente que no fue utilizada por el juez de alzada para
resolver sobre el fondo de la controversia. (Cfr. Fallos N°. RC-28, de fecha

15 de febrero de 2012, expediente N° 2012-390, caso: El Mesón de la Carne


en Vara, contra Inversiones Santomera C.A. y N° RC-589, del 8 de octubre de
2013, expediente N° 2013-224, caso: Antonio Nagen Abraham contra Ibelice
Garcia Piñero y otro, ambos con ponencia del mismo Magistrado que con

tal carácter suscribe la presente sentencia). Así se decide.-

En cuanto a la infracción de normas constitucionales alegada, esta


Sala observa, que se fundamenta en una supuesta violación de los artículos

49 y 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, “por


falta de aplicación”, fundamentada en que existe una inepta acumulación de
pretensiones, la cual, como ya fue analizado en este fallo, no se verifica en
este caso, por lo cual, no se observa la infracción de las garantías
constitucionales referentes al debido proceso y tutela judicial efectiva. Así se

declara.

En consideración a todo lo antes expuesta, esta denuncia es

improcedente. Así se decide.-

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-II-
Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código d e
Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos
1346 y 1351 del Código Civil, por falta de aplicación.

Señala la formalizante:

“...SEGUNDA DENUNCIA. ERROR


DE JUZGAMIENTO
POR FALTA DE APLICACIÓN DE NORMA

Al amparo de lo normado en el ordinal 2° del artículo 313 del


Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción de los
artículos 1346 y 1351 del Código Civil por su falta de aplicación.

El documento de condominio objeto de la acción de nulidad, fue


protocolizado (…) en fecha primero de junio de mil novecientos
setenta y seis (01.06.1976) (sic) (…). La demanda fue admitida
en fecha 15 de diciembre de 2009.

Al realizar un simple cálculo relativo al tiempo discurrido desde la


protocolización del documento de condominio, hasta la fecha en
que fue admitida esta demanda, se evidencia que transcurrieron
entre ambas fechas más de veintitrés (23) años. Y ello aunado a
que los condóminos al momento en que adquirieron sus
respectivas propiedades en ese condominio, declararan
expresamente conocer el documento de condominio, lleva a la
convicción sin lugar a equívocos, que su inacción en el tiempo a
los fines de la pretendida nulidad caducó por efecto del transcurso
del tiempo.

Por otra parte, y a los mismos fines de esta denuncia, resulta


pertinente destacar que, tratándose que el documento de
condominio y su normativa solo atañe a los condóminos, sus
regulaciones no son materia de orden público, sino de derecho
privado, y por ello, si alguna de sus normativas internas
contravienen la ley especial que lo regula, la acción de nulidad ha
debido ser ejercida in tempore para su procedencia, esto es,
dentro del lapso fatal de cinco (5) años, tal y como está reglado
en el artículo 1346 del Código Civil, so pena de considerarse la
caducidad para el ejercicio de la acción, la cual si es atinente al
orden público y por ello, declarable incluso de oficio por el

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operador de justicia.

Del mismo modo, dado que las disposiciones del documento de


condominio objeto de la acción de nulidad, s ejecutaron
voluntariamente en los términos allí fijados por los condóminos,
durante todo el tiempo de su vigencia, ello implicó renuncia a los
medios y a las excepciones que podían oponerse a ese
documento de condominio, porque conociendo el documento de
condominio, de antigua data, cada uno de los condóminos ejecutó
voluntariamente su obligación en el transcurso del tiempo, tal y
como está dispuesto en el artículo 1351 del Código Civil.

En derivación, erró el juez de la recurrida por inaplicación de las


normas contenidas en los artículos 1346 y 1351 del Código Civil,
en orden a que el ejercicio de la acción de nulidad había
caducado por el transcurso de más de 23 años desde la
protocolización del documento de condominio y los condóminos
convalidaron la cláusula que hoy pretenden anular, por virtud de
haber ejecutado voluntariamente las obligaciones allí contenidas
en la forma y modo allí también establecida, lo cual implicó
renuncia a los medios y excepciones que pudieron haber opuesto,
y así solicito se aprecie y declare.” (Destacado de lo transcrito).-

La Sala para decidir, observa:

De la denuncia antes transcrita se desprende, la imputación de


infracción de los artículos 1346 y 1351 del Código Civil, por falta de
aplicación, al considerar la formalizante demandada que se verificó l a

caducidad de la acción de 5 años, para intentar la nulidad del documento de


condominio y en consecuencia no puede ser modificado.

Al respecto, esta Sala observa que la caducidad de la acción


constituye materia de orden público, y el juez está facultado para declararla

de oficio en cualquier estado y grado de la causa cuando verifique su

existencia, al estar indefectiblemente ligada a la acción y no a la cuestión de


fondo que se debate, dado que extingue la acción, y si ésta se ha perdido no

podrá sentenciarse el fondo, sin importar en qué estado procesal, o en cual

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momento del juicio se extinguió la acción. Por consiguiente cada vez que el
juez constata que la acción se extinguió, de oficio debe declarar tal situación,
ya que el derecho a movilizar a la administración de justicia, en una causa
particular, se ha perdido, al no poder existir fallo de fondo, y la extinción de

la acción es independiente de los alegatos que se susciten con motivo de la


contestación de la demanda, o de los informes.

Todo lo antes señalado encuentra soporte constitucional, en lo s


artículos 2°, 26, 49 y 257 de nuestra carta magna, al establecer un Estado

Democrático y Social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores


superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad,
la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad

social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el


pluralismo político; el derecho de igualdad para acceder a la justicia, a la
tutela de los derechos, a la justicia imparcial, equitativa, sin formalismos o
reposiciones inútiles; así como el debido proceso y el derecho a la defensa; y

un proceso como el instrumento fundamental para la realización de l a


justicia.

Así mismo, la caducidad de la acción puede ser declarada, inclusive


por primera vez en casación, bajo el principio Iura Novit Curia, que la

doctrina y jurisprudencia de esta Sala ha establecido de la siguiente forma:

“...Considera la Sala que está en presencia del principio IURA NOVIT CURIA,
del cual esta Corte ha dicho:
“...Conforme al principio admitido IURA NOVIT CURIA, los jueces pueden, si
no suplir hechos no alegados por éstos, si elaborar argumentos de derecho
para fundamentar su decisión, pues a ello se contrae su deber jurisdiccional.
Aplicar el derecho alegado o no por las partes, a los hechos que sí lo deben
ser siempre por éstas”.
“...Ahora bien, según la enseñanza derivada del magisterio del insigne Piero
Calamandrei, “el principio ‘IURA NOVIT CURIA’, en virtud del cual el Juez, en
la aplicación del derecho al hecho, está desvinculado de la iniciativa de las

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partes, desaparece en este juicio de casación, en el cual la Corte no es libre


para plantearse de oficio todas las cuestiones de derecho que pudiera
plantearse en relación con la parte dispositiva de la sentencia denunciada,
sino que tiene que mantenerse rígidamente (sin la libertad de indagaciones
que tiene el reichsgerischdt alemán con su revisionspraxis) dentro de los
limites de aquella única cuestión en la cual el recurrente ha indicado la sede
específica del denunciado error iuris”. (Casación Civil; Ejea, Buenos Aires,
1959, pp. 56 y 57).
(Sentencia del 30 de abril de 1969, G.F. Nº 64, Pág. 470, reiterada en decisión
de fecha 9 de octubre de 1996, en el juicio de Maritza Denis Lugo contra el
Banco de Venezuela C.A., expediente Nº 94-795, sentencia Nº 331, ratificada
en fallo de fecha 12 de agosto de 1998, en el juicio de José Daniel Mijoba en
contra de Hatel Jesús Mijoba Juárez., expediente Nº 97-338, sentencia Nº
686, y reiterada en fallo N° RC-307 del 3 de junio de 2009, expediente N°
2008-487, este último con ponencia del mismo Magistrado que con tal
carácter suscribe el presente fallo).

De igual forma, esta Sala en su decisión N° RC-471 del 18 de octubre


de 2011, expediente N° 2011-259, caso: Julio Germán Betancourt, contra
Virginia Portilla y otras, haciendo referencia a la doctrina de esta Sala fijada
en decisión N°138, del 11 de mayo de 2000, estableció en torno a la
caducidad de la acción lo siguiente:

A mayor abundamiento, estima la Sala oportuno dejar consignado


en la presente decisión que, la Sala Constitucional de este
Tribunal Supremo de Justicia, ha establecido entre otras, en
sentencia Nº. 208 de fecha 28/2/08, expediente Nº 07-1649 en el
amparo ejercido por la sociedad mercantil Alpha Master Exterior
C.A., que:

“…La doctrina define la caducidad como “la cesación del derecho


a entablar una acción en virtud de no haberlos ejercitado dentro
de los lapsos que la Ley prevé para ello”.
En opinión del autor Humberto Cuenca, ‘...Caducidad en el
derecho sustancial, es la pérdida irreparable de un derecho por el
solo transcurso del plazo otorgado por la ley para hacerlo valer.
La caducidad sustancial funciona en nuestro derecho como una
presunción legal iuris et de iure…”. (“Derecho Procesal Civil”,
tomo I, UCV, Ediciones de la Biblioteca, Caracas, 2000) .

Sobre este particular, la Sala en sentencia núm. 364 dictada el 31


de marzo de 2005, (caso: Hotel, Bar, Restaurant, La Toja, C.A. ),
enseña: “(…) Este lapso de caducidad creado por el legislador
tiene como función primordial el mantenimiento de la paz social, y
resulta ser un presupuesto de validez para el ejercicio de la
acción. En este sentido, señala el procesalista Enrique Véscovi:

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‘(…) si se ha producido la caducidad de la acción, no podrá


constituirse la relación válida. Luego, si estamos ante un
plazo de caducidad y éste ha vencido, irremisiblemente faltará
el presupuesto procesal y el juez podrá decidirlo, aunque la
otra parte no lo oponga’. (Ver. Enrique Véscovi: Teoría General
del Proceso. Editorial Temis Librería. Bogotá-Colombia 1984, Pág.
95).(…)….” (Destacado de la Sala).
Igualmente en decisión Nº 366, del 7/3/08, en el expediente Nº
07-1689, en la revisión de la sentencia dictada, el 23 de mayo de
2007, por el Juzgado Superior Civil, Mercantil, Bancario, del
Tránsito y con Competencia Transitoria en Protección del Niño y
del Adolescente del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial
del Estado Portuguesa solicitada por Carlos Alfonso Aguiar Tello,
la Sala Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia, se
estableció:
“…En efecto, el abogado solicitante señala que el mencionado
Tribunal Superior estimó que existía caducidad de la acción
derivada de un cobro del cheque, sin que se constatara, a su
juicio, que en la legislación correspondiente a la materia mercantil
existiese alguna norma jurídica que permitiera esa declaratoria.
Además, adujo que el Tribunal el Juzgado Superior Civil,
Mercantil, Bancario, del Tránsito y con Competencia Transitoria en
Protección del Niño y del Adolescente del Primer Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa declaró la
caducidad de la acción mercantil y, en consecuencia, la
inadmisibilidad de la demanda que propuso, invocando un orden
público que, doctrinalmente, no se ajustaba a derecho, toda vez
que la caducidad de la acción sólo perseguía un interés particular.

Ahora bien, del estudio pormenorizado de los autos que


conforman el expediente, se observa que el solicitante de este
medio judicial extraordinario pretende que esta Sala revise
nuevamente el fondo del asunto debatido como si se tratara de
una tercera instancia, en razón de que el solicitante a pesar de
haber agotado la doble instancia a que tenía derecho
constitucionalmente, pretende utilizar esta vía judicial como un
mecanismo para obtener una decisión favorable a su pretensión.
Así pues, reitera esta Sala su criterio en cuanto a que “la revisión
no constituye una tercera instancia, ni un recurso ordinario que
opere como un medio de defensa ante la configuración de
pretendidas violaciones por supuestos errores de juzgamiento del
juez de mérito, sino una potestad extraordinaria y excepcional de
esta Sala Constitucional, cuya finalidad es el mantenimiento de la
homogeneidad de los criterios constitucionales, en resguardo de
la garantía de la supremacía y efectividad de las normas y
principios constitucionales, lo cual reafirma la seguridad jurídica”.
(Vid. sentencia N° 430 del 1 de marzo de 2006, caso: Fiscal
Quincuagésimo del Ministerio Público).

Además, es de destacar que la doctrina de la Sala de Casación


Civil establece que la figura de la caducidad en los

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procedimientos contemplados en el Código de Procedimiento Civil


es de orden público. En efecto, en sentencia N° 138/2000, de la
Sala de Casación Civil de este alto Tribunal se asentó la siguiente
jurisprudencia, que esta Sala comparte:
“A este respecto, la Sala observa que el artículo 341 del Código
de Procedimiento Civil dispone tres supuestos genéricos de
inadmisibilidad, aplicables a todo tipo de demanda pero que,
además de ellos y, según sea el proceso incoado, existen otros de
tipo específico que también deben ser verificados por el juez, por
ejemplo, en el caso de vía ejecutiva que también se ventila por los
trámites del proceso ordinario, la existencia del documento que
pruebe clara y ciertamente la obligación del demandado de pagar
alguna cantidad líquida con plazo vencido.
Esta circunstancia cobra particular interés en los casos de
invalidación, toda vez que, por cuanto las pretensiones de la
actora son las de enervar la autoridad de la cosa juzgada, la ley
persigue limitar al máximo las posibilidades de que ello suceda.
Por otra parte, sostener que la caducidad es solamente un
supuesto de improcedencia, en caso de ser alegada y probada,
significa desconocer su naturaleza de orden público que no puede
ser ignorada ni evitada por las partes después de consumada, y
conduce, además, a admitir la posibilidad de un juicio inútil, toda
vez que si el juez observa prima facie que se ha producido una
caducidad y, sin embargo, ello no lo autoriza para negar la
admisibilidad de la demanda sino que debe esperar el decurso del
juicio para declarar sin lugar la demanda, es tanto como admitir la
posibilidad de la existencia de un juicio estéril, totalmente
contrario a las buenas costumbres e incluso a la ley, desde luego
que la caducidad es una cuestión previa que impide dar entrada al
juicio a tenor de lo dispuesto en los artículos 346, ordinal 10° y
356 del Código de Procedimiento Civil” (Subrayado de esta Sala).

Así pues, al ser de orden público la caducidad según la doctrina


asentada por la Sala de Casación Civil de este Alto Tribunal, el
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y
con Competencia Transitoria en Protección del Niño y del
Adolescente del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del
Estado Portuguesa debía declarar inadmisible la demanda por
cobro de bolívares que incoó el solicitante contra el ciudadano
Darío Rodríguez Mapo, al constatar la caducidad para su
interposición, pues tenía la obligación de evitar que transcurriera
un proceso en el cual el resultado era, irremediablemente, la
declaratoria sin lugar de la demanda.

Con base a la jurisprudencia invocada y a las consideraciones


expuestas, resulta palmario establecer que en el sub judice el juez
de alzada, al declarar de oficio la caducidad legal de la acción, no
incurrió en ultrapetita, pues, bien estaba facultado para resolverlo
de oficio por cuanto se trata de un asunto que interesa al orden
público, lo que conlleva a declarar improcedente la denuncia. Así
se decide.”

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Ahora bien, alega la formalizante demandada, que el lapso establecido


en el artículo 1346 del Código Civil, es de caducidad de la acción, pero la

doctrina de esta Sala ha señalado, que se corresponde con un lapso de


prescripción y no de caducidad. Así se ve reflejado, entre otras, en su
decisión N° 232, de fecha 30 de abril de 2002, expediente N° 2000-961, caso:

Melvis Marlene Baptista Acosta y Mileyda Violeta Baptista Acosta, contra

Mirtha Josefina Olivares Lugo, al señalar que el artículo 1346 del Código
Civil, contiene una prescripción quinquenal para las acciones de nulidad
y no una caducidad, haciendo referencia a sentencias de esta Sala de
fechas 16 de julio de 1965, 7 de diciembre de 1967, 14 de agosto de 1975 y
23 de julio de 1987, cuando expresamente declaró lo siguiente:

“...Ahora bien, ciertamente como lo señala el Juzgador, tanto la prescripción


como la caducidad implican la consolidación o extinción de una posibilidad
jurídica debida al transcurso del tiempo; y concretamente en el caso de la
prescripción extintiva, no se hace siempre sencillo distinguir, en los supuestos
en que la ley establece un plazo para determinada actuación, si dicho término
ha de ser reputado de prescripción extintiva o de caducidad. El interés de la
distinción, es con todo, real, por cuanto en el supuesto de la prescripción
extintiva, fenece la acción para reclamar un derecho aunque no el derecho
mismo –ya que la obligación correlativa, antes de extinguirse, pasa a adquirir
los caracteres de la obligación natural- en tanto que la caducidad, establecida
siempre ésta, cuando es legal, por razones de orden público, ninguna
posibilidad queda ya a las partes de obtener un cumplimiento. En materia de
caducidad, cesan tanto la acción como el eventual derecho a cuya protección
se refiere la misma.

Existen varios criterios para determinar, ante un plazo extintivo fijado por la ley,
si el mismo puede reputarse de prescripción o de caducidad. En primer lugar,
evidentemente, habrá que aceptar la propia calificación que le dé el legislador
en la manera de expresar la norma, y así, son indiscutiblemente
prescripciones los lapsos que están calificados como tales en el propio texto
legal, o incluidos dentro de los capítulos de una ley que se refiere
específicamente a la prescripción de las acciones correspondientes. Cuando
falta dicha calificación expresa, de todos modos es preciso indagar si el
legislador no expresó su voluntad de algún otro modo, por ejemplo, señalando

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la posibilidad de que la actuación del interesado interrumpiera el plazo –lo cual


sucede sólo en materia de prescripción- o supeditado el inicio del lapso al
momento en el cual se tuviera la capacidad de ejercicio necesaria para
accionar, como ocurre en el presente caso. El interés protegido también ha de
tomarse en cuenta para la determinación del lapso, por cuanto
indiscutiblemente el mismo sería de caducidad, cuando estuvieran
involucradas situaciones de orden público.

En el caso de autos, el propio artículo 1.346, al establecer la duración para


pedir la acción de nulidad de una convención, se refiere, en primer lugar, al
ejercicio de la acción y no al derecho correspondiente; luego, prevé la
suspensión del lapso cuando el titular es un entredicho o inhabilitado y
supedita el inicio del cómputo, en caso de menores, al momento en que
alcance la mayoridad; de otra parte, no hay en la protección a un interés
colectivo o general sino sólo la atribución de una facultad a cada una de las
partes de una convención frente a la otra parte,; por todo esto la Corte ya en
oportunidades anteriores ha calificado el lapso prescriptivo...”.

Lo antes expuesto determina claramente el error en que incurrió la

demandada formalizante en el establecimiento de su denuncia, al señalar que


se trata de un lapso de caducidad de la acción, cuando es un lapso de
prescripción de la acción, y a este respecto cabe señalar que la prescripción

de la acción debe ser expresamente alegada como defensa de fondo, y que


por mandato legal se impide su declaratoria de oficio por parte del juez,
conforme a lo estatuido en el artículo 1956 del Código Civil, que expresa lo
siguiente:

“...El Juez no puede suplir de oficio la prescripción no


opuesta...”.

Esta norma deja claramente establecido, que se prohíbe al ju ez

declarar la prescripción de la acción que no ha sido alegada por una de las

partes en el proceso.

La prescripción extintiva, es un medio de extinción de las obligaciones


tanto personales como reales, y tal extinción atañe al poder de exigencia y

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coercibilidad que tiene el acreedor respecto a la misma, es decir, la


posibilidad jurídica de reclamar el cumplimiento de la obligación la cual se ve
afectada por el transcurso del tiempo sin que se ejercite su reclamo.

Por lo tanto, en la prescripción lo que se analiza es la procedencia del


interés sustancial, razón por la que no podría declararse in limine litis, ya que
la misma implica un juicio a realizar en el mérito de la pretensión y t al

situación sólo puede verificarse en la sentencia definitiva. (Cfr. Fallo N° 342,

del 31 de octubre de 2000, expediente N° 2000-274 y N° RC-453, del 6 de


agosto de 2009, expediente N° 2009-166).

En consecuencia, la prescripción de la acción no comporta materia de


orden público, como si lo comporta la caducidad de la acción, y por ende, si
la prescripción extintiva de la acción no fue opuesta en la contestación a

fondo de la demanda, dicho derecho es tácitamente renunciado por el


demandado, en conformidad con lo estatuido en los artículos 1954 y 1956 del

Código Civil, y éste al renunciar a la prescripción de la acción no opuesta,


habilitó al demandante y convalidó su derecho al ejercicio de la acción

propuesta, como se produjo en este caso. Así se declara.-

Por lo cual, y con base en todo lo antes expuesto, dado que el

supuesto fáctico de hecho invocado por la formalizante se refiere a la


supuesta existencia de una caducidad de la acción, cuando la norma
invocada como infringida se refiere a un lapso de prescripción de la acción,
se hace palmariamente evidente la improcedencia de la presente delación.
Así se decide.

-III-

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Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código d e


Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos
509 y 38 eiusdem, por errónea interpretación.

Expresa la formalizante:

“...TERCERA DENUNCIA. ERROR DE DERECHO


AL JUZGAR LOS HECHOS

Al amparo de lo normado en el ordinal 2° del artículo 313 del


Código de Procedimiento Civil, se denuncia la infracción de los
artículos 509 y 38 ejusdem (sic) por su errónea interpretación.

Este vicio delatado se configuró en la sentencia recurrida, como


de seguidas sustento. La recurrente en su escrito de litis-
contestación, impugnó la estimación de la cuantía por exagerada,
señalizando a ese fin que la acción incoada pretendía la nulidad
de un documento de condominio, es decir, una sentencia mero
declarativa de certeza y no de condena, y que la demandante
estimó la misma en atención –según su dicho- al valor actual total
del edificio Nuclear, es decir, como si se tratase de una sentencia
de condena, y que por ese motivo la actora estimó dicha cuantía a
tenor de lo normado en el artículo 31 del Código de Procedimiento
Civil, no aplicable al caso de marras.

El juzgado a quo en la sentencia recurrida consideró que el


argumento expuesto por la demandada para esa impugnación era
insuficiente, porque si bien se manifestó que la cuantía era
exagerada, no era menos cierto que no se aportó ningún hecho
nuevo o algún elemento probatorio, y que tampoco se indicó una
nueva cuantía que le permitiera determinar que la estimación
hecha por la accionante era exagerada y por ese motivo desechó
ese alegato y considero improcedente el rechazo efectuado por la
parte accionada.

Erró el juez de la recurrida en la interpretación de este dispositivo


adjetivo, porque impone esa interpretación del a quo la carga a mi
mandante –no exigida por la ley- de indicar una nueva cuantía
para determinar si la estimación era exagerada o no, además que
obvió que a los fines de la impugnación de esa cuantía, mi
mandante alegó que la actora la efectuó erráticamente con arreglo
a lo dispuesto en el artículo 31 del Código de Procedimiento Civil,
como si fuese una sentencia de condena.

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Respetables Magistrados, el artículo 38 in comento, tal y como ha


sido interpretado por la doctrina jurisprudencial de este máximo
tribunal, solo exige al demandado alegar y demostrar si la
estimación es insuficiente o exagerada, y efectivamente mi
mandante cumplió con esa carga, ya que señaló en su
impugnación que esa estimación de la cuantía era exagerada, y
ello quedó acreditado con el propio documento de condominio (…)

En consecuencia, al interpretar el a quo este dispositivo adjetivo


civil, en los términos citados, impuso una carga procesal a mi
mandante no dispuesta en la ley, esto es, indicar una nueva
cuantía a los fines de la procedencia de la impugnación,
configurándose así el vicio de error de derecho al juzgar los
hechos y así piso se aprecie y declare.” (Destacado de la
formalización).-

Para decidir, la Sala observa:

De la delación antes transcrita, se desprende que la demandada imputa


a la recurrida la infracción de los artículos 509 y 38 del Código de
Procedimiento Civil por errónea interpretación, al señalar que el juez de
alzada le impuso una carga procesal a su representada no dispuesta en la

ley, al entender que si ésta impugnaba la estimación de la cuantía por

considerarla exagerada, debía indicar una cuantía a los fines de la


procedencia de la impugnación.

Ahora bien, el criterio en cuanto a la estimación e impugnación de la


cuantía y la carga procesal que esto genera, se encuentra plasmado en

decisión N° RC-474 del 2 de julio de 2012, expediente N° 2011-640, caso:


Claudio Lacanale Cerasi contra la Asociación Civil Club Bahía de los Piratas

A.C., con ponencia del mismo Magistrado que con tal carácter suscribe

el presente fallo, que ratifica el criterio contenido en sentencias de esta


Sala de fechas 5 de agosto de 1997, 17 de febrero de 2000, 3 de febrero de
2009 y 14 de agosto de 2009, entre muchas otras, y que señala lo siguiente:

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“…Al respecto de la estimación de la cuantía y su impugnación,


esta Sala en su fallo de fecha 5 de agosto de 1997, reiterado en
decisión N° RC-22 de fecha 3 de febrero de 2009, expediente N°
2008-377, caso: Helgo Revith Latuff Díaz y otra, contra Wagib
Coromoto Latuff Vargas, con ponencia del mismo Magistrado que
con tal carácter suscribe el presente fallo, estableció lo siguiente:
“…Ahora bien, el artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, le
otorga al demandado la facultad para que al momento de
contestar al fondo la demanda, éste pueda rechazar la estimación
de la cuantía cuando la considere exagerada o insuficiente.

Sin embargo, ha sido criterio reiterado de esta Sala que en los


casos de impugnación de la cuantía por insuficiente o exagerada,
debe el demandado alegar necesariamente un hecho nuevo, el
cual debe probar en juicio, so pena de quedar firme la
estimación hecha por el actor.
En este sentido se pronunció esta Sala de Casación civil, en
sentencia N° 12 del 17 de febrero de 2000, caso: Claudia Beatriz
Ramírez c/ María de los Ángeles Hernández de Wohler y otro,
expediente: 99-417, que señaló:

“…Se acusa la infracción en que incurre el fallo recurrido en la aplicación de


los artículos 38 y 506 del Código de Procedimiento Civil, en vista de que exige
una carga probatoria no requerida por las normas cuya falsa aplicación se
denuncia.

Esta Sala en fallo de fecha 5 de agosto de 1997 (Caso Zadur Elías Bali
Azapchi contra Italo González Russo), procedió a revisar su doctrina sobre
el particular, dejando sentado que en los casos en que el demandado
impugnase la cuantía, éste sólo podía proceder a hacerlo alegando al efecto lo
exagerado o insuficiente de la estimación, por expresarlo así el propio texto
del artículo 38 del Código de Procedimiento Civil. En función de ello, se dejo
sentado que en los casos de impugnación de cuantía el demandado tenía
la carga alegatoria de sostener lo exagerado o insuficiente de la
estimación de la demanda, y por consiguiente la subsecuente carga de
demostrar tal afirmación. Así, en el referido fallo se indicó:
“Aclarado lo anterior conviene revisar si efectivamente la doctrina anotada
supra es aplicable bajo la vigencia del actual Código de Procedimiento Civil, y
para ello procederá la Sala a efectuar un análisis de cada uno de los
supuestos de la doctrina en comento; así:

c) Si el actor estima la demanda y el demandado contradice pura y


simplemente.

En este supuesto la Sala se rigió por el principio general que establece que la
carga de la prueba incumbe a quien alega un hecho , y no al que lo niega, el
actor debe probar su afirmación.
En consecuencia, si el actor no prueba debe declararse que no existe ninguna

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estimación.
Con respecto a esta afirmación la Sala revisa la veracidad de lo expuesto
y observa que el artículo 38 es categórico al indicar que el demandado
puede rechazar la estimación cuando la considere insuficiente o
exagerada.

Es decir, se limita la facultad del demandado a alegar un nuevo hecho,


que la cuantía es reducida o exagerada y los motivos que lo inducen a tal
afirmación; pudiendo, si lo considera necesario, sostener una nueva
cuantía.
No pareciera posible, en interpretación del artículo 38 del Código de
Procedimiento Civil, que el demandado pueda contradecir la estimación
pura y simplemente, por fuerza debe agregar el elemento exigido como
es lo reducido o exagerado de la estimación, en aplicación a lo dispuesto
textualmente que ‘el demandado podrá rechazar la estimación cuando la
considere insuficiente o exagerada.’
Por tanto, el demandado al contradecir la estimación debe
necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debe probar
en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no estar
contemplado en el supuesto de hecho de la misma.
Así, si nada prueba el demandado, en este único supuesto, queda firme
la estimación hecha por el actor”. (Negrillas y subrayado de este fallo)
De lo anterior se colige que ciertamente el juez superior incurrió
en un error de interpretación respecto al contenido y alcance de
los artículos 38 y 506 del Código de Procedimiento Civil, al
dictaminar que correspondía a los demandantes probar en juicio la
cuantía señalada, en razón de la impugnación hecha por el
demandado.

Lo conducente es, analizar las pruebas aportadas por el


impugnante que demuestren por qué es exagerada la cuantía,
pues es éste quien tiene la carga de la prueba, y en caso de no
haber aportado ninguna prueba que justifique su alegato, el juez
deberá dejar sin efecto la impugnación efectuada y decretar la
firmeza de la estimación hecha por la parte demandante.
En razón de los anteriores señalamientos, esta Sala declara
procedente la denuncia formulada, por errónea interpretación de
los artículos 38 y 506 del Código de Procedimiento Civil. Así se
decide.” (Destacados de la sentencia transcrita).
De igual forma en sentencia N° RH-496 de fecha 14 de agosto de
2009, expediente N° 2009-399, caso: Emilda Rosa Cortez De
Gómez y otros, contra Rosa Margarita Pérez Nacar, con ponencia
del mismo Magistrado que con tal carácter suscribe el presente
fallo, estableció lo siguiente:
“De modo que, esta Sala en atención al criterio jurisprudencial supra
parcialmente transcrito, señala que el momento que debe ser tomado en
cuenta para verificar el cumplimiento del requisito de la cuantía necesaria para

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acceder en casación, será aquel en que fue presentada la demanda; por ello,
sí la cuantía exigida es la establecida en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia, deberá calcularse el valor de la unidad tributaria para el momento
en el cual fue interpuesta la misma.
En tal sentido, esta Sala, constata de la revisión de las actas que conforman el
expediente, que para el 18 de enero de 2007, fecha en que fue interpuesta la
presente demanda tal y como, se desprende de los folios 1 al 10, ambos
inclusive, de la única pieza que conforma el expediente, se evidencia que en
dicha oportunidad, la pretensión fue estimada en la cantidad de treinta y nueve
millones cuatrocientos cincuenta mil bolívares (Bs.39.450.00,00), hoy treinta y
nueve mil cuatrocientos cincuenta bolívares fuertes (Bs.F.39.450,00),
conforme se establece en el Decreto Nº 5.229 con Rango, Valor y Fuerza de la
Ley de Reconversión Monetaria, publicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela Nº 38.638 del 6 de marzo de 2007. Dicha
cantidad fue impugnada por exagerada de manera pura y simple.

Sobre este asunto, cuando el demandado impugna la cuantía estimada en la


demanda en forma pura y simple, por considerarla exigua o exagerada, esta
Sala, en sentencia Nº RH.01353, de fecha 15 de noviembre de 2004,
expediente Nº AA20-C-2004-870, caso: Jesús Manuel Ruiz Estrada y otros,
contra Pablo Segundo Bencomo y otros, estableció lo que a continuación se
transcribe:
“…De la revisión de las actas que conforman el expediente se evidencia que la
demanda intentada en el presente juicio fue estimada por los demandantes en
la cantidad de setenta millones de bolívares (Bs.70.000.000,00), la cual fue
impugnada por los demandados por excesiva, en la oportunidad de la
contestación de la demanda.
Sobre este asunto, cuando el demandado impugna la cuantía estimada en la
demanda, por considerarla exigüa o exagerada, esta Sala, en decisión de
fecha 24 de septiembre de 1998, (María Pernía Rondón y otras contra
Inversiones Fecosa, C.A. y otras), estableció:

‘...se limita la facultad del demandado a alegar un nuevo hecho, que la cuantía
es reducida o exagerada y los motivos que lo inducen a tal afirmación;
pudiendo, si lo considera necesario, sostener una nueva cuantía. No pareciera
posible, en interpretación del artículo 38 del Código de Procedimiento Civil,
que el demandado pueda contradecir la estimación pura y simplemente por
fuerza debe agregar el elemento exigido como es lo reducido o exagerado de
la estimación, en aplicación a lo dispuesto textualmente que ‘el demandado
podrá rechazar la estimación cuando la considere insuficiente o exagerada’.
Por lo tanto, el demandado al contradecir la estimación debe
necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debe probar
en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no estar
contemplado en el supuesto de hecho de la misma’…”. (Negrillas y
subrayado del texto).
Del criterio jurisprudencial precedentemente transcrito, se desprende que
cuando el demandado rechace la estimación de la demanda, por considerarla
insuficiente o exagerada, deberá aportar un hecho nuevo y elementos de
prueba que fundamenten dicha impugnación, pues en caso contrario, quedará
firme la estimación realizada por la parte demandante en su escrito libelar, ya

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que el rechazo puro y simple no está contemplado en la norma del artículo 38


del Código de Procedimiento Civil.
Aplicando el referido criterio jurisprudencial al caso bajo análisis, —hoy
reiterado por la Sala—, se evidencia que el demandado impugnó la cuantía del
juicio por considerarla exagerada, de manera pura y simple, no aportando un
hecho nuevo capaz de probar en juicio. En consecuencia, el interés principal
del presente proceso quedó establecido en la cantidad de (Bs.39.450.000,00),
hoy equivalentes a treinta y nueve mil cuatrocientos cincuenta bolívares sin
céntimos (Bs.F.39.450,00).
En virtud de lo antes expresado, esta Sala constata que para el día 18 de
enero de 2007, ya se encontraba en vigencia la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, en cuyo aparte segundo del artículo 18, se establece que
para acceder a la sede casacional se exige una cuantía que exceda de las tres
mil unidades Tributarias (3.000 U.T.), la cual, para la precitada fecha ya había
sido reajustada por el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera
y Tributaria (SENIAT), a razón de treinta y siete mil seiscientos treinta y dos
por unidad tributaria (Bs.37.632 x U.T.), conforme se evidencia de la
Providencia Administrativa N° 0012, de fecha 12 de enero de 2007, publicada
en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 38.603 de la
misma fecha, cuya sumatoria alcanza la cantidad de ciento doce mil
ochocientos noventa y seis bolívares fuertes (Bs F.112.896,00), lo cual
conlleva a establecer, que en el sub iudice, la Sala constata de la revisión de
las actas, que no se cumple con el precitado requisito de la cuantía, de
impretermitible cumplimiento para acceder a sede casacional y
consecuencialmente, la declaratoria de inadmisibilidad del recurso de casación
anunciado y formalizado, tal como se declarará de manera expresa, positiva y
precisa en el dispositivo de este fallo. Así se decide.

Ahora bien, como lo alega la formalizante, en el presente caso hubo un


rechazo puro y simple del monto en que se estimó la cuantía en el libelo de
la demanda, por considerarla exagerada, sin adicionar ésta, un nuevo monto
de la cuantía, lo que determina la aplicación de la doctrina antes transcrita

que señala en específico lo siguiente:

“Por tanto, el demandado al contradecir la estimación debe


necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente
debe probar en juicio, no siendo posible el rechazo puro y
simple por no estar contemplado en el supuesto de hecho de
la misma.

Así, si nada prueba el demandado, en este único supuesto,


queda firme la estimación hecha por el actor”.

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Por lo cual, y atención a la doctrina de esta Sala, no encuentra esta


Suprema Jurisdicción que exista la imposición de una carga procesal no

prevista en la ley a la demandada, dado que al contradecir la estimación,


debió necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debía
probar en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no estar

contemplado en el supuesto de hecho previsto en el artículo 38 del Código de

Procedimiento Civil, y en consecuencia, si nada prueba el demandado, en


este único supuesto, queda firme la estimación hecha por el demandante,
como ocurrió en este caso.

En consideración a todos los fundamentos de hecho y d erecho


precedentemente expuestos, esta última denuncia es improcedente, así como

improcedente resulta el presente recurso extraordinario de casación. Así se


decide.

D E C I S I Ó N

Por las precedentes consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia

de la República Bolivariana de Venezuela, en Sala de Casación Civi l,


administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la ley,
declara SIN LUGAR el recurso extraordinario de casación, anunciado y
formalizado por la parte demandada, contra la sentencia dictada por el
Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito d e la

Circunscripción Judicial del estado Zulia, en fecha 17 de abril de 2013.

Se CONDENA EN COSTAS del recurso extraordinario de casación a la

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parte demandada recurrente, de conformidad con lo dispuesto en los


artículos 274 y 320 del Código de Procedimiento Civil.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente al tribunal de la causa,

Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de


la Circunscripción Judicial del estado Zulia.

Particípese esta remisión al juzgado superior de origen, de conformidad

con lo establecido en el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación


Civil, del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los diez (10) días del
mes de diciembre de dos mil trece Años: 203º de la Independencia y 154º de
la Federación.

Presidenta de la Sala,

__________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA

Vicepresidenta,

_______________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado-Ponente,

____________________________
LUIS ANTONIO ORTIZ HERNÁNDEZ

Magistrada,

______________________

61 of 62 21/05/16 03:42
159508-RC.000764-101213-2013-13-398.html http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scc/diciembre/159508-RC...

AURIDES MERCEDES MORA

Magistrada,

__________________
YRAIMA ZAPATA LARA

Secretario,

________________________
CARLOS WILFREDO FUENTES

Exp. AA20-C-2013-000398.-

Nota: Publicada en su fecha a las ( )

Secretario,

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