Desde sus comienzos, los avances en la ecología microbiana han estado muy ligados
al desarrollo metodológico.
La ciencia de la ecología microbiana tiene por objetivos principales, en primer lugar
apreciar la biodiversidad de los microorganismos en la naturaleza y las interacciones de
estos con todo su medio. En segundo lugar, no por ello menos importante, medir la
actividad de los microorganismos en la naturaleza y controlar sus efectos en los
ecosistemas. Y por supuesto descubrir todos los microorganismos que existen en la
tierra, porque aún quedan muchos por conocer.
Desde una perspectiva ecológica los microorganismos forman parte de ecosistemas,
por lo que existen interacciones de forma continua entre el individuo y el ecosistema, los
microorganismos interaccionan con el ecosistema con sus actividades metabólicas
causando cambios significativos en el medio.
En un ecosistema microbiano las células forman poblaciones, estas a su vez se
relacionan metabólicamente agrupándose así en gremios. Estos gremios, cuando se
agrupan, llevan a cabo procesos fisiológicos que los agrupan en comunidades
microbianas, que a su vez interaccionan con macro organismos definiendo el conjunto
del ecosistema.
La forma de energía que existe en un ecosistema define el tipo de microorganismo que
existe en ese ecosistema. La energía entra en forma de luz solar, compuestos orgánicos
o sustancias inorgánicas reducidas. La luz es utilizada por los organismos fotótrofos,
que sintetizan materia orgánica. Esta materia orgánica junto con las sustancias
inorgánicas, determinan las actividades metabólicas de los quimiorganotrofos y
quimiolitótrofos.
RESUMEN