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LA CULTURA Y EL ESPACIO PÚBLICO COMO PROPICIADORES DE LA

VIOLENCIA DE GÉNERO
Para las mujeres en el imaginario de la ciudad, el espacio público es en mayor parte
una verdadera pesadilla. Desde antes de salir de casa el miedo se hace presente,
se preguntan, por ejemplo ¿Qué tan seguro es el lugar al que voy?, ¿Será apropiado
vestirme de esta forma?, ¿Sera seguro cargar con todas mis pertenencias?,
¿debería pedir a alguien que me acompañe? Entre muchas otras cuestiones. El
miedo es producto del imaginario que se tiene de la movilidad en las calles y de la
posición y rol que juegan en ellas. Sussan Brownmiller, asegura que todas las
mujeres son víctimas de violación, aunque no la hayan sufrido, porque el temor a
que ocurra condiciona su comportamiento cotidiano y propicias actitudes
preventivas sistemáticas. “Las mujeres que nunca han sido violadas muestran una
ansiedad y unos miedos similares a las que sí lo han sido”
La violencia de género en la ciudad no solo demuestra la inequidad social que
existe, sino que también demuestra la inequidad en el espacio. el espacio no este
hecho para la forma en la que una mujer lo vive y lo percibe. La violencia de género
es de carácter sexista y tiene su raíz en los roles de género, ambos se preguntan,
¿qué derechos tengo culturalmente? y ¿cómo debo sentirme frente a mi opuesto?
Es decir que existe un arraigo cultural donde la mujer tiene que vivir un papel de
sumisión mientras que el hombre vive un papel de control y ambos deben respetarlo
y seguirlo. Este tipo de violencia es producto de la dominación masculina aceptada
y naturalizada, basada en una visión patriarcal que aparece como neutra, pero que
divide las cosas y las actividades en un sistema de oposiciones: masculino,
femenino
Una de las razones principales por las cuales las mujeres perciben la ciudad más
peligrosa que lo que en realidad es, es porque no está preparadas para asumir
riesgos, por estigmas como la debilidad y la reputación, por lo que han sido
educadas para evitarlos.
A pesar de la falta de seguridad para las mujeres en los espacios urbanos, es
importante resaltar que ellas siguen habitando el espacio público, aunque lo hagan
con miedo, por lo tanto, crean mecanismos de defensa y de prevención contra las
violencias, en unos casos defensivos (como ignorar al agresor, bajar la mirada,
vestirse con recato) u ofensivos (tomar cursos de defensa personal, tener objetos
para contrarrestar la agresión como gas pimienta, gritar, reaccionar, insultar o
golpear).
Para podes disminuir hasta la erradicación la situación de violencia de género que
se vive en la ciudad es necesario hacernos un cuestionamiento cultura, que
hombres y mujeres reconozcan la atadura cultural y que estén dispuestos a
transformarlas. Actualmente recae sobre la mujer la agresión, la culpabilidad y la
prevención, el identificar como la cultura propicia todas las injusticias hacia ambos
géneros busca que estos mismos se cuestionen, que ellos piensen en las ventajas
de control que tienen y que ellas piensen en que son capaces de dar respuesta y
de defender sus ideales. Numerosos son los casos en los que las victimas sufren
de acoso y se siente culpables y sin valor, cuando los victimarios son los que
deberían tener la responsabilidad de esos actos. Las estructuras culturales actuales
nos impiden crear sociedades justas en términos de género y como toda nuestra
construcción material se basa en ideales culturales estas a su vez las refuerzan, es
por eso por lo que las ciudades se tornan injustas, y remarcan la vulnerabilidad de
las mujeres.

REFERENCIAS
Román, M. (2009). Recuperar la confianza, recuperar la ciudad. En A. Falú (Ed.),
Mujeres en la ciudad. De violencias y derechos (pp. 137-144). Santiago, Chile: LOM
Ediciones
Toro, J. (2016). Violencia de género y ciudad: cartografías feministas del temor y el
miedo. Sociedad y economía.

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