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NIKOLÁI VASÍLIEVICH GÓGOL

(НИКОЛАЙ ВАСИЛЕВИЧ ГОГОЛЬ- NIKOLAJ VASILEVIČ GÓGOL´)


20.03 (01.04).1809-21.02 (04.03).1852

Por Roberto Monforte Dupret

VIDA Y OBRA

Gógol nació en el pueblo de Velikie Soróchintsy, en la provincia de Poltava, en


el seno de una familia de terratenientes de clase media (1000 ha y 400 almas). Su padre,
V.A. Gógol-Yanovski, trabajador de Correos, se
retiró en 1805con el grado de asesor colegiado y se
casó con M.I. Kosiarovska, que según cuentan era de
una belleza deslumbrante. El padre de Gógol era una
persona bastante culta y tenía inclinación por la
literatura, no en vano escribía pequeñas piezas
dramáticas para el teatro particular de un familiar
lejano suyo. Los Gógol tuvieron 6 hijos: Nikolái,
Iván, María, Anna, Lisa y Olga.
La infancia de Gógol transcurrió en la
hacienda familiar de Vasilievsko (también llamada
Yanovschina). Su madre, mujer de creencias
religiosas ancestrales y profundas, se preocupó
mucho por inculcar unos sólidos valores religiosos
en sus hijos, especialmente desde el punto de vista
escatológico (juicio final, providencia divina, vida
después de la muerte, etc.), lo que en Nikolái
despertó, desde su más tierna infancia, una profunda
espiritualidad y religiosidad que le acompañaron durante toda su vida.
Gógol fue un niño débil y enfermizo, acosado desde su nacimiento por la
escrófula, enfermedad de los ganglios linfáticos. Por ello y por su calidad de
primogénito, fue siempre el favorito de su madre, que lo mimó hasta extremos
extraordinarios.
En 1818-19, Gógol junto con su hermano Iván estudiaron en el colegio de la
comarca, donde reciben una educación principalmente religiosa y muy severa. Por
desgracia en 1819 Nikolái Gogol es testigo de la muerte de un miembro cercano de la
familia, su hermano Iván, un niño que, al igual que él, siempre se mostró endeble y
enfermizo, lo que le creó un enorme vacío y un creciente sentido de orfandad.
Fuertemente impactado por la muerte de su hermano, su padre decide sacar a Nikolai de
la escuela, de la que sólo guardaba malos recuerdos (suciedad, frío, castigos corporales,
etc.) En 1820-1821, recibe formación académica en su propia casa de manos de Gabriil
Sorochiski, un profesor que vivía en su casa y que cobraba sus labores docentes en
especie. Ya en mayo de 1821, los padres decidieron que el niño no podía recibir una
educación adecuada en la hacienda y tomaron la decisión de enviarlo como interno al
liceo de Nezhin. Allí Gógol cultivó la pintura, se apasionó por la poesía de Pushkin,
participó en espectáculos como decorador de escenarios y actor, recibiendo grandes
elogios por las interpretaciones de papeles cómicos. Ya por entonces empieza a
interesarse seriamente por la literatura y a probar sus fuerzas en diferentes géneros
literatos (poemas elegiacos, tragedias, poemas históricos, relatos, etc.). Ya en el instituto
comenzó a escribir su Libro del revoltijo o Enciclopedia manual, todo un compendio de
datos folclóricos, ritos y costumbres ucranianas, recetas de cocina, leyendas, etc. Será
por entonces cuando escriba la sátira Algo sobre Nezhin o para los tontos no hay
normas, que por desgracia no ha llegado hasta nuestros días. A pesar de su talento,
Gógol, un niño enfermizo, feo torpe desaseado, mal vestido, fue blanco de las bromas y
ofensas y burlas de sus compañeros de escuela, lo que unido a su lengua viperina y sus
comentarios hirientes poco le ayudó a granjearse las simpatías de estudiantes y
profesores.
Gógol fue, en general un estudiante mediocre, poco atento y aplicado. Pasó los
exámenes finales con bastantes apuros en todas las asignaturas y salió con el grado
decimocuarto de la tabla de rangos de Pedro I, el más bajo en la escala civil.
Por esta época también empieza a sentir que es un ser excepcional, distinto, al
que le espera un destino único e importante, así como el éxito en alguna actividad
destacada que aún no sabe cuál. Ese sentimiento de excepcionalidad va unido a una
cierta dosis de orgullo y falsa humildad. También por entonces en la correspondencia de
Gógol comienzan a menudear cada vez más la mistificación, la mentira y la invención
más disparatada, todo ello impelido por una fuerza incontrolable de crear fábulas, ornar
de mentiras y detalles exagerados sus relaciones de los hechos, recargar con
incongruentes añadidos los sucesos cotidianos y enmascarar sus verdaderas intenciones
con oropeles y afeites absurdos (como hará en un futuro al describir su ficticio viaje por
España). También está convencido de que su vida la guiaba Dios por sendas
inescrutables y encriptadas.
Apenas seis años después de la muerte de su hermano Iván, en 1825 muere su
padre, lo que supuso otro duro revés para Gógol que a la sazón tan sólo contaba con 16
años. Con el fallecimiento de su padre, nace en Gógol un sentido exacerbado de la
responsabilidad con respecto a su familia, y comienza a darle impositivos consejos a su
madre, a reprocharle su mala administración familiar, a pedirle dinero, a sugerirle o
recriminarle cosas, algo que con el paso de los años se irán haciendo más perentorias,
severas y habituales.
A pesar de que escribía literatura, ésta no era su principal ocupación, pues la
prioridad de sus esfuerzos se concentraba en el Derecho. La decisión de estudiar e
intentar dedicarse al derecho estuvo fuertemente influenciada por el profesor N.G.
Belogov, que impartía derecho natural, y también por el ambiente liberal y progresista
que se respiraba en el instituto. Este ambiente liberal provocó que en 1827 se llevara a
cabo una purga del profesorado librepensador, de aquella institución educativa para
intentar evitar, en la medida de lo posible, que se repitiera los acontecimientos que
tuvieron lugar en diciembre de 1825
Tras terminar el instituto en 1828, Gógol decide trasladarse a Petersburgo junto
con su criado Yakim. Esos meses fueron tristes para Gógol que vio truncado sus
esperanzas de hallar un reconocimiento y éxito en la capital. Consiguió un trabajo como
escribiente en un departamento ministerial con un sueldo miserable que le obligaba a
continúas economías y estrecheces económicas. Sin poder encontrar un hueco en la
capital, realiza las primeras probatinas literarias y en 1829 aparece impresa su primera
obra, bajo el pseudónimo de V. Alov, Hans Küchelgarten, un idilio en verso blanco.
Esta obra, publicada a sus expensas, que sigue el gusto romántico de la época, pasó en
gran medida desapercibido, pero las pocas críticas que se ocuparon de la obras fueron
duras, irónicas y demoledoras (como las de N.A. Polevói o O. M. Sómov) lo que
provocaron en le escritor malestar y depresión.
En 1829, destrozado por las críticas, Gógol decide comprar y quemar todos los
ejemplares del poema en la habitación de un hotel. Después, con una fuerte suma de
dinero que le acababa de enviar su madre, decide inopinadamente irse al extranjero, a
Alemania, donde residió hasta finales de septiembre. Desde Lübeck, escribe a su madre,
inventándose un súbito enamoramiento y confesándole a su madre que su marcha
repentina respondía a la necesidad de olvidar a una mujer.
A su vuelta consigue publicar el poema Italia, una primera versión de la Noche
de San Juan. A finales de 1829, Gógol consigue un puesto de trabajo en el Ministerio
del Interior. De abril de 1830 a marzo de 1831 trabaja en el Departamento de
Patrimonio, primero como escribiente y posteriormente como ayudante del encargado.
Su paso por trabajos oficinescos despertó en Gógol una gran decepción en relación con
el servicio estatal del funcionariado, pero a cambio le proveyó de un valiosísimo
material literario para sus obras.
Por entonces Gogol se dedica cada vez más al trabajo literario y consigue
publicar artículos, relatos y fragmentos narrativos en revistas peterburguesas: Bisavriuk
o la noche de San Juan (1830), Un capítulo de una novela histórica (1833), El profesor,
Un verano terrible (1831), La mujer, primera obra que Gógol publicó con su verdadero
apellido.
A principios de la década de los 30 conoce a Zhukovski y Pushkin y al poco
tiempo se hace un asiduo de los círculos literarios pushkinianos, se traslada a Pávlovsk
y comienza a visitar de forma habitual a su amigo Pushkin que vivía en la localidad
vecina de Tsárskoe Seló y que por entonces se dedicaba a escribir sus relatos de Belkin.
Gracias a la protección y a las gestiones de Pletniov, crítico literario, profesor y
amigo de Pushkin, consigue un puesto de profesor de historia en el Instituto Patriótico,
institución donde se formaban las hijas de la nobleza. La situación económica de Gógol
se hace más llevadera gracias a su trabajo docente, el cual le dejaba, además, bastante
tiempo libre para escribir.
Advirtiendo que en la capital rusa reina un clima de interés crecientes por las
cosas de Ucrania, dotada a los ojos de los rusos de esa aura exótica y misteriosa tan
importante para la literatura romántica, Gógol solicita a su madre más información
sobre cuentos populares, leyendas, brujería, anécdotas fantásticas, detalles de trajes
folclóricos y campesinos, descripciones de costumbre, bailes y comidas, transcripciones
de canciones y giros populares. Uniendo la información recabada a las comedias de su
padre, las situaciones y tipos propios del teatro popular ucraniano y los ambientes y
temas del romanticismo alemán (Tieck, Hoffmann) concibe los dos volúmenes de Las
veladas en el caserío de Dikanka (1831-1832), que causaron la admiración general en
toda la comunidad literaria de Petersburgo, entre ellos Pushkin que resalta su frescura,
su alegría y su lirismo. Aleccionado por Pletniov y escaldado por la triste experiencia de
Hans Küchelgarten, Gógol decide utilizar el pseudónimo del apicultor Rudi Pankó o
Pankó el pelirrojo. El principal móvil de Gógol al escribir Las veladas era,
principalmente, económico, pero también buscaba afianzar su posición en el panorama
literario de Petersburgo. Gógol, hace gala de un magnifico dominio de la estilística la
comicidad y el simbolismo, siendo los personajes principales de su obra arquetipos del
teatro de las marionetas. El elemento unificador de los relatos es el diablo o la fuerza
maligna y todas las historias están ambientadas en un espacio y un tiempo irreales, a
pesar de las precisiones cronológicas y geográficas que da el autor.
En junio de 1832, consagrado ya como un gran escritor, se traslada a Moscú.
Allí conoce a S. Aksákov, Zagoskin y al gran actor Schepkin que le anima a que escriba
teatro. Después de pasar el verano en Vasilevsko, Gógol regresa a San Petersburgo en
compañía de dos de sus hermanas con la intención de que ingresen en el internado de
señoritas en el que trabaja.
1833 se reveló como un año muy difícil para Gógol desde el punto de vista
espiritual, pues comienza un periodo de búsquedas, lleno de dolor y martirio. Gógol
escribe su primera obra de teatro Vladímir de 3º grado, que cuenta las vicisitudes de un
atribulado funcionario tan obsesionado con una condecoración que acaba creyéndose el
mismo una medalla, sin embargo esta obra no la acaba debido a las dificultades
creativas por las que está pasando, así como el temor fundado a que la férrea censura le
impida su publicación.
Entonces Gógol decide hacer las gestiones necesarias para poder ingresar la
recién creada Universidad de Kiev, pero por desgracia sus gestiones no acabaron
coronadas por el éxito. En junio de 1834, gracias a la intervención e influencias de sus
amistades (Pletniov, Zhukovski) consigue ser nombrado profesor adjunto en la Cátedra
de Historia General de la Universidad de San Petersburgo, un puesto para el carecía de
aptitudes y preparación. Simultáneamente a su dedicación docente y su trabajo literario,
escribe relatos que irán conformando sus dos siguientes colecciones de relatos:
Mírgorod y Arabescos. Arabescos, una obra miscelánea que mezcla ensayos sobre
literatura e historia, con algunos de los relatos que después conformarán el ciclo de
novelas de Petersburgo (La avenida Nevski, Diario de un loco, El retrato); Mírgorod es
su último libro de temática ucraniana y en ella incluye obras como: Tarás Bulba,
Terratenientes de antaño o Por qué discutieron Iván Ivánich e Iván Nikifórovich.
La publicación en 1835 de Arabescos y Mírgorod supuso un gran paso de Gógol
hacia el realismo, fijando y profundizando la tendencia que ya había demostrado en Las
veladas…Esto comportaba un cambio en el campo de la representación: en lugar de
fuertes y decididos personajes aparecen vulgares, mediocres e impersonales héroes; en
lugar de profundidad y poeticidad, actitudes triviales, lánguidas y tediosas. En los
relatos de la vida peterburguesa impera la vida corriente y gris. Además aparecen una
interminable sucesión de acciones sin motivos lógicos, internamente desconectados;
comportamientos enajenados de los personajes, personificaciones de detalles del atavío
y ropaje, y también de los órganos y partes de la cara de las personas. El súmmum de la
fantasía de Gógol es el relato La nariz (1835, publicado en 1836) un relato
extraordinariamente grotesco que ya predijo algunas tendencias artísticas propias del
siglo XX.
En el verano de 1835, el escritor lo pasa en Vasilevsko, Crimea y Kíev. En
septiembre regresa a Petersburgo y deja su cargo como profesor del Instituto patriótico
en junio y en diciembre deja la Universidad de S. Petersburgo.
Será precisamente en otoño de ese mismo año cuando Gogol comience a escribir
El inspector, cuya temática se la “regaló” Pushkin durante una de sus conversaciones en
una velada literaria. La redacción de la obra iba tan bien que en el 18 de enero de 1836
lee la obra durante una velada en casa de Zhukovski (en presencia de Pushkin y
Viázemski) y ya para febrero-marzo comienzan los preparativos para su estreno en el
Teatro Alexandriski de la capital rusa. El estreno tuvo lugar el 16 de abril de 1836 en
San Petersburgo, en presencia del zar, y el 25 de mayo en el Teatro Maly de Moscú. Esa
primera representación fue un éxito, pero sumió a Gógol en una honda amargura que
provocaría su marcha de Rusia. Por un lado le había desagradado la interpretación
demasiado exagerada y gesticulante de algunos actores, que habían convertido su
comedia casi en un vodevil; por otra parte, le había parecido que el publico en su
conjunto había interpretado erróneamente la comedia, pues sus intenciones no eran
políticas, sino morales. Gógol no pretendía atacar el sistema política, sino denunciar
alguna de sus desviaciones y lacras. Para desgracia del escritor, cuyas inclinaciones
políticas eran más bien conservadoras y reaccionarias, recibió críticas de los altos
cargos y de la nobleza que se sintieron ultrajados y ofendidos, en cambio muchos
jóvenes de orientación liberal lo tomaron como bandera.
Además de esto, Gógol concedía gran importancia a la capacidad didáctica del
teatro, que podía proporcionar un ejemplo edificante a miles de personas, sin embargo
quedo muy decepcionado al constatar que el poder de la literatura no era tan magnífico
como el había pensado.
También en 1836 se publicó el relato El carrito, la escena dramática La mañana
de un hombre ocupado y algunas recensiones y artículos. Algunas de las opiniones de
los artículos le parecieron a Pushkin arriesgadas e incorrectas.
Así pues, deprimido y destrozado por las críticas y asustado por las posibles
represalias, tomó la decisión de abandonar Rusia.
En junio de 1836, Gógol, acompañado de su amigo Danilevski, se marcha de S.
a Alemania. Gogol vivió en el extranjero un total de 12 años. Sus vagabundeos le
llevaron a París, Ginebra, Venecia, Florencia, Baden-Baden, Ostende, Viena, Niza y
otras ciudades europeas, pero su lugar de residencia habitual fue Roma. A lo largo de
este tiempo, volvió en numerosas ocasiones a Rusia por breves espacios de tiempo.
Unos días antes de partir se vio con Pushkin, que con anterioridad le había
sugerido que desplegara todo su talento en una obra de gran calado, al igual que hizo
Cervantes con su Don Quijote, y para ello le cedió el argumento del libro en la que
trabajaría el resto de sus días y que acabaría convirtiéndose en su obra cumbre: Almas
muertas.
El final del verano y el otoño de 1836 lo pasa en Suiza, donde se dedica a
continuar con Almas muertas, que enseguida comienza a adquirir una gran dimensión.
En S. Petersburgo fueron leídos algunos capítulos que despertaron en Pushkin un
sentimiento tanto de satisfacción como de preocupación y desazón por la imagen que de
Rusia se proyectaba en la obra.
A finales de 1836, Gógol se marcha a París, donde conoce a A. Mickiewicz.
Será precisamente allí, donde, en febrero de 1837, en pleno trabajo de Almas muertas,
reciba la terrible noticia de la muerte de Pushkin.
A inicios de marzo de 1837, Gógol, por primera vez llega a Roma. A finales de
verano comienza un nuevo viaje por Europa, visitando Turín, Baden-Baden, Frankfurt,
Ginebra. En octubre llega por segunda vez a Roma, donde desarrollará las últimas
partes del primer tomo de Almas muertas. El ambiente y la espiritualidad de Roma, la
sensación de tiempo detenido de sus calles y plazas le agradaron desde el primer
momento. En su única obra literaria que no está ambientada en Rusia, la novela
inconclusa Roma, donde Gógol contrapone la sosegada y tranquila sociedad romana a la
inquita y agitadora parisina, mostrando una marcada preferencia por la ciudad italiana.
En Italia trabó amistad con algunos pintores rusos que vivían en Roma como Aleksandr
Ivanov. También trató con la célebre aristócrata Aleksandra Volkónskaia, el conde Iosif
Vielgorski, etc.
En septiembre de 1839, Gogol se marca a Moscú para ocuparse de sus hermanas,
que al finalizar el curso debían abandonar el instituto. El escritor se alojó en casa de los
Pogodin y realizó varias lecturas de Almas muertas, al principio en casa de los Aksákov
y después, tras su traslado en octubre a Petersburgo, en casa de Zhukovski. Leyó un
total de seis capítulos que provocaron la admiración general.
El 9 de mayo, durante la celebración de su santo, Gogol conoce a Lermóntov y
tras pasar unos días en Moscú decide regresar a Italia para rematar Almas muertas, con
ayuda de Ánnenkov, que le pasaba sus manuscritos a limpio.
En octubre de 1841, a través de Petersburgo, regresa a Moscú, donde vuelve a
leer en casa de los Aksákov los siguientes cinco capítulos de su obra y decide
emprender los trámites para la publicación de Almas muertas. Para su sorpresa, tuvo
serios problemas con la censura de Moscú, por lo que decide probar suerte en San
Petersburgo, donde los censores eran más laxos y podía contar con la influencia de sus
amigos. Para ello entregó el manuscrito a Visarión Belinski y le encargó que realizara
las gestiones pertinentes. El 9 de marzo de 1842 pasa la censura, con la obligación de
cambiar el nombre del título y sin incluir el relato del capitán Kopeikin. Gogol retoca un
poco el texto y en mayo, por fin, ve la luz Los viajes de Chíchikov o las almas muertas.
Durante esa estancia en Rusia también dedica mucho tiempo a la preparación de su obra
escogidas Obras de Nikolai Gógol en cuatro tomos que aparecieron a principios de 1843
y en las que se incluía La comedia del matrimonio, El capote y versiones modificadas
del Retrato y Tarás Bulba.
En junio de 1842, Gógol decide marcharse por enésima vez al extranjero. Pasa el
verano en Alemania y posteriormente se traslada a Roma para continuar su trabajo en el
segundo tomo de Almas muertas, que ya había comenzado en 1840.
Los tres años que siguieron a su partida hacia el extranjero es un periodo de
trabajo duro y tenso. La composición se Almas muertas se torna un trabajo muy oneroso
y extenuante que requiere grandes periodos de inactividad. El trabajo vuelve a
reactivarse con su traslado a Noza, donde Gógol pasa el invierno de 1844 a 1845.
Mientras tanto Gogogl, carente de ingresos pecuniarios, vive de la generosidad
de sus amigos (Shéviriov, Pogodin y Aksákov) quienes se hacen cargo de cubrir sus
necesidades materiales y económicas.
Ya en 1845, comienza a aparecer los primeros síntomas de una crisis espiritual
que ya no lo abandonara hasta el final de sus días. Empieza a adoptar una marcada
actitud aleccionadora, un talante claramente moralizante y se convierte en una suerte de
un pastor de almas y exaltado director espiritual. Decide marcharse a Paris para
descansar y reponer fuerzas, pero en marzo decide trasladarse a Frankfurt, donde
comienza todo un peregrinaje de especialista en especialista para curar su decaído
estado de ánimo. Hace una peregrinación por los diferentes balnearios de Europa:
Berlín, Dresden, Karlovy-Bary. De mayo a noviembre de 1846 Gogol de nuevo se
encuentra de viaje por Europa. En noviembre se establece en Nápoles en casa de S.P.
Apraskin. Continua su trabajo en el segundo tomo de Almas muertas, sin embargo
debido a las crecientes dificultades, se dedica a otras cosas: compone el prefacio a la
segunda parte de la obra, y se dedica a la redacción de Pasajes escogidos de la
correspondencia con mis amigos Esta último título es un libro de ensayos y artículos en
forma de misivas que fue un gran escándalo y se convirtió en fuente de amarguras,
enemistades y sinsabores. En los pasajes Gógol se convierte en paladín de la autocracia,
en defensor del régimen de servidumbre, en glorificador de la iglesia ortodoxa. Hay que
señalar que los ataques que le dirigieron desde las filas de los liberales eran
absolutamente injustificados. Tanto Herzen como Belinski, (que le tildó de predicador
del látigo, apóstol de la ignorancia, campeón del oscurantismo, panegirista de las
costumbres tártaras) lo acusan de traicionar una serie de principios y valores que nunca
había abanderado. Las ideas de Gógol que aparecen en Pasajes reflejan con exactitud su
pensamiento de acatamiento del orden establecido, de horror por todo tipo de cambios
sociales y desordenes políticos, temperamento profundamente religioso, confianza en el
papel de la Iglesia como guía de la sociedad, desprecio del pueblo llano, aceptación del
régimen de servidumbre, nacionalismo ciego y exacerbado, rechazo absoluto de la
civilización europea contemporánea, etc. Las diatribas que recibió Gógol de sus
contemporáneos afectaron seriamente al escritor, quebrantaron su confianza, minaron su
autoestima y lo sumieron en un mar de dudas, no obstante, poco después, se arrepintió
de la publicación.
En el invierno de 1847 a 1848, Gogol se imbuye de forma total en la lectura de
la prensa rusa y de las novedades literarias del momento, así como de libros de historia
y de poesía. Al mismo tiempo se prepara para su largamente esperada peregrinación a
Tierra Santa que llevará a cabo en los primeros seis meses del año y con la que pretende
encontrar la inspiración perdida y reposo para su alma.
En Beirut fue recibido por un antiguo compañero del Liceo, Bazili, que había
sido designado cónsul en el lugar. Acompañado por ese viejo conocido emprendió viaje
por Jerusalén. Su estancia en Tierra Santa fue un completo fracaso y dejó a Gógol
definitivamente tocado. El viaje de regreso lo llevó a Constantinopla y desde allí a
Odessa, donde pasó dos semanas en cuarentena antes de poder abandonar la ciudad.
Jamás volvería a salir de Rusia. Su familia, a la que visitó en la hacienda de Valilevsko
en verano de 1848, lo encontró terriblemente cambiado, envejecido, más hosco y
reservado, más inabordable e indiferente que nunca.
El resto de la vida la pasó principalmente en Moscú, aunque nunca abandonó sus
vagabundeos, pues desde su residencia principal en el palacio moscovita del conde
Tolstói, persona muy religiosa y piadosa, visitaba las casas de sus amigos en los
alrededores de Moscú. En esas visitas leía fragmentos de la segunda parte de Almas
muertas que causaron la admiración de sus oyentes, lo cual animó al escritor a seguir
con su trabajo e hizo albergar esperanzas de poder acabar su obra.
En primavera Gógol realiza su primer y ultimo intento de crear una familia,
pidiendo la mano de A. M. Vielgorska, pero por desgracia ésta no acepto su oferta de
matrimonio. Hay que destacar que en toda su vida Gógol no estableció relaciones
íntimas con mujeres ni se sintió carnalmente atraído por ellas. En su obra la mujer suele
ser fuente de peligros y sufrimientos para el hombre, así como sinónimo de destrucción
y de desastre. También es curiosa la aversión que sentía por el matrimonio y el
desagrado con que acogía los enlaces de sus amigos y familiares.
En junio, Gógol vuelve a su lugar natal y después visita el desierto de Óptina. En
verano y el otoño lo pasa en Vasilevsko, donde continúa con su trabajo literario.
El uno de enero de 1852 termina el segundo tomo de su ínclita obra, pero a
finales de mes sufre una grave depresión que le lleva a pensar sobre la idea de la muerte
y la valía de su trabajo literario.
A finales de enero, Gógol a través de la mediación del conde Tolstói conoce al
padre Matvéi Konstantinovski, religioso estricto, retrógrado y con opiniones
contundentes sobre el pecado y la condenación, a quien comienza a visitar a menudo.
Unas semanas antes de su muerte tuvo lugar una entrevista con el padre Matvéi en la
éste le amenazó con los fuegos eternos del infierno y le pidió que renunciara a Pushkin
y al ejercicio de la literatura. También le dijo que en su alma de escritor había cierta
suciedad y que su obra resultaba poco convincente. Gogol trató infructuosamente de
hacerle comprender que su talento literario era divino y que la literatura tenía un gran
poder aleccionador, moralizante y didáctico. Sea como fuere, Gógol decidió seguir las
severas prescripciones del religioso, que le aconsejó conceder el menor espacio posible
al sueño, observar un ayuno estricto y pasar muchas horas rezando.
El conde Tolstoi, preocupado por el estado de salud del escritor decidió recurrir
al consejo de varios médicos y solicitó la ayuda al metropolita Filaret que escribió una
carta personal a Gógol para solicitarle que pusiera fin a su inhumano ayuno.
El siete de febrero de 1852, Gógol, se confiesa y de madrugada despierta a sus
sirvientes delante de los que procede (como hizo 23 años antes con su primera obra
Hans Küchelgarten) a la quema del manuscrito de la segunda parte de Almas muertas.
A partir de ese momento Gógol entró en un estado de apatía absoluta: apenas se
levantaba de la cama, casi no dormía ni comía y apenas tenía fuerzas para contestar a las
preguntas y solicitudes de sus angustiados amigos y de los preocupados médicos.
El 20 de febrero alarmados por el estado de salud de Gógol, los facultativos
(doctores Over, Evenins, Kliméntov, Sokologorski, Tarsénkov, Vorvinski) celebraron
un consejo en el que se planteó la necesidad de prescindir de la voluntad del paciente y
cuidarlo como si tuviera las facultades mentales perturbadas. Se le diagnosticó
gastroenteritis por inanición. Los médicos no acababan de ponerse de acuerdo sobre su
tratamiento y cada uno dispuso su remedio, a cual más estrafalario e inconveniente.
Los últimos días de Gógol están marcados por una serie de torturas inhumanas:
baños de agua caliente con aspersión de agua helada sobre la cabeza, cataplasmas en las
piernas, aplicación de lonchas calientes de pan en el cuerpo desnudo, aplicación de
sanguijuelas en la nariz que acababan deslazándose al interior de su boca, algo que no
podía evitar por tener las manos atadas.
Finalmente, el 14 de abril de 1852, sumido en una profunda e irreversible
depresión, Gogol deja de comer y se deja morir en su residencia de Moscú.
Según cuenta la leyenda, Gógol no murió ese día, sino que cayó en un sueño
letárgico, del que despertó ya dentro de su propio ataúd, del que, obviamente no pudo
salir y donde acabó muriendo. Esta leyenda se apoya en el hecho de que el féretro de
Gógol fue trasladado en 1931del Monasterio Danílov al monasterio Novodiévichi de
Moscú. Al realizar esta reubicación abrieron el ataúd y vieron que los restos de Gógol
estaban boca abajo y la tapa superior del féretro se encontraba totalmente arañada.

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