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Desarrollo de los primeros museos en El Salvador

El Salvador tuvo su primer museo a partir del año de 1883, siendo el Dr. David J.
Guzmán, notable hombre de la ciencia salvadoreña del siglo XIX su fundador y
primer director. Dicha institución comenzó a funcionar en las antiguas instalaciones
de la Universidad de El Salvador y sufrió cierres y cambios de sus sedes durante
gran parte del siglo XX, lo que nos indica la ausencia de un lugar con las condiciones
de infraestructura ideales para que el museo se estableciera definitivamente. Este
primer museo reunió colecciones de tipo botánico, mineralógico, artesanal, histórico
siendo un museo con colecciones aun de carácter general. Aun no existía la
especialización en los museos.

Hubieron de transcurrir 69 años para que en el país hubiera otro museo, el primero
también en su género; el Museo del sitio arqueológico de Tazumal, que se creó en
1952, y que exhibe desde un principio colecciones que son el resultado de las
investigaciones realizadas en la década de los cuarenta por uno de los pioneros en
la investigación arqueológica de el país, Stanley Harding Boggs, arqueólogo
norteamericano responsable de posteriores investigaciones en muchos otros sitios
arqueológicos.

Durante la década de los años sesenta se da un importante avance en el desarrollo


de la museología en el país, pues es construido el nuevo edificio del Museo
Nacional, en el terreno ubicado sobre lo que hoy es la Avenida La Revolución,
terreno concedido en comodato a esta institución por parte del gobierno del General
Julio Rivera en 1966. Este emplazamiento definitivo permitirá un ulterior desarrollo
de esta institución dejando en clara evidencia que un espacio de carácter
permanente constituye una premisa básica para el crecimiento y desarrollo de las
labores de una institución que va adquiriendo relieve en el quehacer cultural y
científico En los nuevos espacios de este edificio se construyen vitrinas con nuevos
materiales constructivos y se organizan las exposiciones permanentes con un orden
cronológico de acuerdo a la nomenclatura interpretativa de la historia en El Salvador
compuesta por tres periodos culturales en la época prehispánica: periodos
preclásico, clásico y posclásico, La colonia, el periodo de independencia y la época
contemporánea, las colecciones están organizadas y expuestas en este nuevo
esquema que se mantendrá hasta el cierre del museo a principios de los noventas
para su rediseño y construcción. El museo se convierte en el depositario del material
arrojado por las sucesivas investigaciones arqueológicas y etnográficas.

Otro museo que surge a principios de los años setentas es el Museo de Historia
Natural ubicado en las instalaciones del Parque Saburo Hirao, este museo esta
constituido por colecciones de carácter zoológico, botánico y desarrolla contenidos
relacionados con el patrimonio natural de El Salvador. La evolución de los museos
en El Salvador se hace patente al subdividirse delimitar y repartirse la naturaleza de
las colecciones de un Museo Nacional de carácter general con un conglomerado de
colecciones arqueológicas, botánicas, mineralógicas y otras. De aquí en adelante
existirán campos de especialización que los museos atenderán por medio de la
formación y naturaleza de sus colecciones que cada vez se vuelven mas
especializadas, lo que dictamina la naturaleza de las exposiciones y sus contenidos,
así como el carácter de su discurso museográfico.

La Sala Nacional de Exposiciones es otro espacio que aparece en el panorama


museístico de los años sesenta y debe su creación principalmente al artista plástico
y escritor Salvador Salazar Arrué, Salarrue, quien se instala con su colección
personal de obras autísticas formando un pequeña colección que irá creciendo
conforme la misma Sala se vuelve sede de importantes certámenes artísticos a nivel
centroamericanos en donde participan artistas de la talla de Efraín Recinos, Rodolfo
Abularach, y otros. El edificio ha pasado por varias modificaciones tanto de tipo
arquitectónico como museográfico, siendo la última intervención la que más se
apega al criterio de conservación de un edificio construido en los años veinte con
una arquitectura de corte neoclasicista y de máximo provecho del espacio con fines
museográficos. Recobro cierto protagonismo a partir de los años noventa gracias a
una política de rescate patrimonial inmueble ejercida por el Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes, CONCULTURA.

Los museos a fines del siglo XX.

Aunque en los años ochenta no llega a existir ningún proyecto museológico de


dimensiones importantes, suceden eventos de carácter histórico que provocaran el
desarrollo posterior de espacios museales, tales son el conflicto armado que afecta
de una manera bastante grande el rostro cultura de la sociedad salvadoreña en la
casi totalidad de sus aspectos, avances en el campo de la arqueología al
desarrollarse investigaciones en el sitio arqueológico de Joya de Ceren dirigidas por
el vulcanólogo Pasión Sheets y auspiciadas por el gobierno salvadoreño y que
tendrán como corolario la nominación de este sitio arqueológico como patrimonio
de la humanidad por parte de la UNESCO en 1991. En el sitio de San Andrés
durante 1986 se abrió un pequeña sala de exhibiciones dedicada al sitio, este
espacio será la génesis del futuro museo que será uno de los primeros edificios con
una arquitectura especialmente diseñada para un eo, que no solo contara con el
edificio que albergara las colecciones, sino también tendrá construcciones anexas
como sala de proyecciones y zonas de recreo y esparcimiento.

Los años noventa verán el nacimiento de nuevos espacios museísticos así como la
renovación de algunos de éstos. En 1991 se declara como Patrimonio Cultural de
la Humanidad al sitio arqueológico de Joya de Cerén, y para tal fin se creará el
museo de sitio con colecciones propias con una museografía más propia de una
exposición temporal que de una con fines más permanentes, que fue inaugurado en
1993.

Los museos regionales abren sus puertas en esta década, el Museo Regional de
Oriente fue el primero, a semejanza del Museo Nacional de Antropología en sus
colecciones y contenidos, con colecciones de tipo arqueológico, etnográfico e
histórico relacionadas con la historia de la zona, sus principales productos culturales
y materiales, así como algo de su historia, el Museo Regional de Occidente persigue
los mismos objetivos que el anterior, y aunque sus condiciones de exhibición y
conservación de la infraestructura superaron al primero, aún no logra tener una
exposición permanente centrada en esta zona tan rica en expresiones culturales
como es la zona occidental de nuestro país, en especial Santa Ana, observamos
que hace falta reforzar el binomio sociedad civil y gobierno para impulsar proyectos
de este tipo, y en algún momento considerar una gestión mas ágil entre el gobierno
y los entes privados que pueden no solamente promocionar sino también financiar
o patrocinar este tipo de proyectos.

Uno de los entes gubernamentales que mantiene en estos años una actividad con
bastante constancia es el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte
(CONCULTURA), institución creada en 1991 con el fin de fomentar, promocionar y
difundir la cultura nacional. Un factor muy importante es que a partir de los años
setenta el estado comienza a especializar técnicos en las diversas áreas necesarias
para el funcionamiento de un museo, así, se contó con un equipo de especialistas
en museografía, conservación, restauración, documentación y guionismo, registro
e inventario, que hicieron posible la ejecución de proyectos museológicos
especializados desde esa década hasta el presente, buena parte de este
experimentado personal técnico aún labora en instituciones como el Museo
Nacional de Antropología y la Coordinación Nacional de Museos.

A partir de los noventa la sociedad civil tras la finalización del conflicto armado de
1980, se dedica a rescatar su pasado inmediato, para constituir una memoria
histórica y colectiva que tendrá importancia en el futuro, este interés espontáneo y
legítimo, es uno de los casos mas interesantes en países latinoamericanos, se crea
el Museo de La Revolución en Perquín, población ubicada en el departamento de
Morazán un museo sostenido por la comunidad misma, cuyo espacio aloja
colecciones de tipo histórico relacionadas con el conflicto armado, el museo de
Cacaopera incluso, rescata la lengua local de la población dando un importante y
único paso en el rescate del patrimonio intangible. El Museo Stephen Hawkings,
dedicado a las ciencias físicas y naturales, abre sus puertas en 1995, y el Tin –
Marín, un museo dirigido a los niños, constituyen intentos museológicos de carácter
único en el país que nos advierten que la existencia de espacios museales no
estatales nos habla de la apropiación de la cultura por parte de la sociedad
salvadoreña, el estado no es el propietario hegemónico, ni el único actor y animador
del panorama cultural nacional, sino un derecho y deber de todos los entes que
componen la sociedad salvadoreña. Es de hacer notar que los museos se van
multiplicando tanto a nivel privado como estatal, y comunitario también, así mismo,
van delimitando su campo específico de acción no solamente en colecciones, sino
en conocimientos sobre el tema y su promoción, y su radio de acción social, se
cuenta en estos espacios a personas que se han vuelto muy experimentados en
determinados campos de acción, atrás quedó el director erudito que lo sabía todo y
que estaba al frente del camino a seguir por el museo.

Las renovaciones en los museos.

Las renovaciones dadas en algunos de los museos del estado responden a un


interés no solamente técnico, sino mas bien a una política de difusión no articulada
del todo aún, de ser así, la Red de Museos tendría un impacto considerable en
promoción de actividades en los museos, sea cual sea el carácter de éstos, pero no
solo es papel de una entidad especializada sino de una institución con métodos lo
suficientemente estructurados y objetivos prácticos como el Ministerio de Educación
que incluya a los museos dentro de los programas educativos, pero no solo como
un mero recurso del que se echa mano al realizar una excursión, una actividad ex
aula para distraer a los alumnos de las monótonas clases del aula, sino mas bien
ese lugar en donde pueden acceder al conocimiento que no alcanzan a desarrollar
por varias limitaciones, como ese lugar en donde se acceda a un conocimiento del
que se obtendrá una conclusión práctica y edificante, conocimiento que no se olvida
después de un examen. Decíamos que las renovaciones de los museos estatales
es uno de los aspectos que evidencian cierto interés del estado sobre la correcta
posición del museo como entidad de conservación y difusión, por lo que deben
cumplir con las premisas básicas de las modernas concepciones museológicas, las
cuales consideran desde el edificio y sus condiciones de exhibición y conservación,
hasta la base, soporte o peana en donde se coloque la pieza. Ciertamente asistimos
a una época en la que la estética es muy importante en la presentación de los
contenidos informativos del museo, aspecto que trata de agregar atracción para
sacar al museo de ese aburrido discurso cronológico que aún persiste en algunos
museos. La museografía se adapta a un guión temático en donde el visitante elige
una temática determinada para informarse. Al respecto los museos de San Andrés,
Tazumal, el Museo Nacional de Antropología "Dr. David J. Guzmán" y el museo de
Joya de Cerén han sido abiertamente renovados con la finalidad de presentar una
mejor imagen del roll del estado en la salvaguarda del patrimonio arqueológico,
renovación que subraya la necesidad de una constante investigación en el campo
de la arqueología en el país.

Paralelamente a las renovaciones de los museos, se continúa con la creación de


nuevos museos, tales son los casos del Museo de Arte, tercer caso de un edificio
concebido para ser museo, con una museografía de carácter temático, quizás
influencia del esquema adoptado por el Museo Nacional de Antropología "Dr. David
J. Guzmán" unos años atrás. Este es el primer museo que exhibe de manera
permanente colecciones artísticas, a diferencia de la Sala Nacional de Exposiciones
que realiza actividades expositivas de carácter más transitorio. Al igual que el Tin
Marín, el MARTE, se ha caracterizado por una audaz gestión a nivel privado y una
publicidad bastante efectiva; un eficaz programa de capacitación para guías del
museo y una serie de talleres de sensibilización artística dirigidos a los públicos mas
jóvenes. Vemos entonces que no solamente es la capacidad de publicitar y exhibir
correctamente una colección lo que hace que un museo logre incidir en la población,
sino también los nexos que el museo crea con la población, es decir el público, para
que se apropie del museo mismo, pues no hay nada peor que un museo que no
tenga vínculos con el público.

El Museo del sitio arqueológico de Casa Blanca, el tercer museo en el departamento


de Santa Ana, abierto desde 2002 exhibe colecciones obtenidas de las
investigaciones realizadas en el sitio por arqueólogos japoneses y salvadoreños
patrocinados por CONCULTURA y la Japanese International Cooperation Agency
(JICA), del gobierno japonés en su interés tanto por investigar y conservar el
patrimonio arqueológico e histórico, ya que este espacio cuenta también con un
taller destinado a la recuperación de técnicas de producción artesanal en añil, en
estos momentos con bastante auge debido al decaimiento de los colorantes
sintéticos y la adopción de productos mas ecológicos con mas rentabilidad
económica en el mercado mundial, siendo este proyecto una interesante mezcla de
conservación de patrimonio e interés comercial.

Los mueso privados continúan surgiendo en estos últimos diez años, así, el Museo
de la Palabra y la Imagen (MUPI) comienza como una exposición itinerante que
recoge una interesante síntesis de la historia salvadoreña con un especial énfasis
en la historia de los últimos cincuenta años, lapso en el cual la efervescencia política
desembocó en el conflicto armado de los años ochenta, de cuyo histórico lapso el
museo conserva una excelente colección objetual, documental, y bibliográfico. Este
proyecto museológico es una clara evidencia de la responsabilidad que la sociedad
civil ha tomado para rescatar y difundir el patrimonio histórico de nuestro país.

Museos, discurso histórico y utilidades de éste.

Otro sector del estado, la Fuerza Armada, abre un importante espacio a principios
de este siglo, el Museo Nacional de Historia Militar, en donde se puede apreciar una
colección documental y objetual, así como material bélico utilizado en las
numerosas intervenciones que tuvo durante el turbulento siglo XX. Es preciso añadir
que cada sector o grupo social obtiene las debidas utilidades ideológicas del
discurso histórico de una nación, estas utilidades justifican su existencia y dan
sentido a su devenir. Podemos apreciar en esta democracia, aún incipiente, que los
museos de muchos de estos grupos, cuentan la versión histórica de un suceso como
el conflicto en El Salvador desde el punto de vista ideológico de cada sector, y es
que el museo como institución especializada de difusión cultural puede llegar a
constituir un poderoso, singular y eficaz lente ideológico por medio del cual se
presenta una determinada realidad histórica conveniente a cada grupo social para
justificar su existencia y posición (entiéndase como adquisición de estatus,
enquistamiento en el poder, lucha y organización social, etc.) dentro del devenir de
la sociedad. Siguiendo con esta idea, los museos han llegado también a constituir
escenarios en donde se teatraliza el poder, ya que posee un estatus intrínseco
debido a que es el depositario del patrimonio cultural o natural de una nación,
compuesto por objetos en los cuales la sociedad misma vierte un valor simbólico e
identitario que le distingue o diferencia a la vez que le cohesiona ante las demás
naciones.

Está claro que este simbolismo está dictado por el proyecto de nación que los
grupos gobernantes idearon desde los tiempos post independetistas. Esta
teatralización conlleva “rituales” en los que se dan transmisiones de poder,
fortalecimiento de vínculos entre los grupos dominantes, otorgamiento de estatus
académicos y científicos, renovación de discursos ideológicos, justificación histórica
y social, perpetuación o continuidad de tradiciones, ascenso o ingreso de individuos
a las élites ilustradas, y hasta discriminación al distinguir lo que es patrimonio
cultural, en su mayoría patrimonio relacionado con las clases dominantes, y al negar
espacios vitales a lo que es patrimonio comunitario. Las colecciones son la materia
prima con la que se va construyendo la visión ideológica de un grupo social
determinado y los investigadores de estas colecciones deben contar con el aval de
las instituciones para “interpretar correctamente” los contenidos o la información de
contexto de dichas colecciones cabrá hacerse la pregunta ¿hasta qué punto las
investigaciones realizadas en los museos poseen una justificación ideológica que
sirva a los intereses de los grupos dominantes mas que las grandes mayorías?,
¿Cómo es que los museos como centros de difusión que en estos tiempos están
dirigidos a las masas aún no forman parte de los esquemas educativos oficiales?
Este artículo no intenta responder a estas preguntas, sino plantearlas para su
posterior discusión. Sobre todo hoy que nacen espacios museales tan diversificados
como las sala de exhibiciones “Dominga Herrera” gestionada por el INAR, cuyas
exhibiciones están caracterizadas por colecciones artesanales en miniatura
provenientes de la zona de Ilobasco, y cuyo objetivo es la de difundir la originalidad
de este tipo de artesanías y una de las iniciadoras en esta tradición, Dominga
Herrera, artesana, aunque en realidad la tradición de miniaturas viene desde
tiempos prehispánicos, parte de esta producción anónima, se encuentra en
exhibición en el Museo Nacional de Antropología "Dr. David J. Guzmán".

El primer museo universitario en el país

El Museo Universitario de Antropología de la Universidad Tecnológica de El


Salvador abrió sus puertas el 23 de junio de 2006, siendo el primer museo de este
tipo en el país, sus colecciones de carácter arqueológico, etnográfico e histórico
muestran un panorama resumido de la cultural salvadoreña, define su radio de
acción principalmente en la comunidad universitaria y docente, teniendo como
objetivos la sensibilización de los futuros profesionales hacia los fenómenos
culturales, históricos y artísticos, así como ofrecer un campo nuevo para los
estudiantes de la casi totalidad de las carreras, de interactuar, y contribuir al
desarrollo de los museos, en la medida en que estos estudiantes se apropien de la
institución, el museo cobrará mayor importancia y podrá extender sus servicios no
solamente a un sector o grupo selecto de docentes y estudiantes, sino que será
capaz de proyectarse al resto de la sociedad.

Falta mucho camino por recorrer en el campo de la museología, pero los museo
salvadoreños tienen ahora, mas que nunca la oportunidad de construir una nueva
visón mas democrática o plural de nuestro país, los museos salvadoreños ya no son
ahora los templos o mausoleos en donde se guardan tesoros culturales, han
cambiado para ser pujantes centros educativos con una dinámica mas acentuada y
cercana al público, es preciso orientar los intereses de éstos hacia la población y
elaborar un plan conjunto de de acciones que puedan contribuir a formar un
concepto de nación, cultura y sociedad mas acorde a la realidad de estos tiempos.

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