Causas:
Cuando se tiene un “porqué” claro a la hora de hacer algo son muy pocos los
obstáculos que nos pueden detener. Cuando se tiene un “porqué” poderoso,
tienes una motivación estratosférica. Tener claro por qué se quiere lograr algo es
mucho más importante que el propio objetivo en sí mismo. Antes de emprender tu
camino en pos de cualquier objetivo plantéate la siguiente pregunta: ¿Por qué
quiero alcanzar este objetivo? Solo cuando tengas claro ese porqué estarás
preparado para dar lo mejor que hay en ti.
El refranero español lo dice con mucha claridad: “Quien mucho abarca poco
aprieta”. Cosas increíbles comienzan a suceder cuando somos capaces de
enfocar todos nuestros recursos y habilidades en un mismo proyecto. Si queremos
ser grandes maestros en algo, no debemos dispersar nuestra energía siendo
aprendices de mil cosas diferentes. ¡El enfoque es poder!
Quienes pretenden hacerlo todo ellos solos están abocados a no conseguir ni una
milésima parte de lo que lograrían buscando la colaboración de otros en las tareas
en que sea necesario. Solicita ayuda cuando la necesites. No pretendas tener tu
todas las respuesta. Se humilde para reconocer lo que no sabes y busca apoyo en
los demás.
Y recuerda siempre: “No existen fracasos, solo existen resultados”. Si algo sale
mal, simplemente hay que aprender la lección para ser más efectivo en el
siguiente intento.
El éxito y el fracaso suelen ser una parte palpable a lo largo de la carrera laboral
de un trabajador. Evidentemente, no se trata de elementos que se den por igual en
todos los casos, sino que depende de cada historia. Sin embargo, incluso las
personas de más éxito en su vida han alcanzado en algún momento, el sabor
amargo de la derrota.
El fracaso también puede vivirse de una forma injusta. Así sucede, por ejemplo, en
el caso de un despido laboral. Y es que, al igual que la vida, el trabajo no siempre
se rige por las normas de la justicia o de lo adecuado. Por ello, en la vida laboral,
se viven decepciones, frustraciones y tristezas.