Fases del proceso de adquisición de las habilidades de autonomía personal y social (HAPS):
Primera fase: preparación = pretende motivar a la persona a fin de tener una predisposición
positiva para realizar un nuevo aprendizaje; para ello hay que establecer relaciones recíprocas
de comunicación afectiva que generen una disponibilidad en la persona. La comunicación
afectiva es el elemento clave en esta primera fase para garantizar en la persona la aceptación y
vivencia positiva de lo que se pretende. A través de esta comunicación, se espera la
implicación de la persona y su reflexión sobre las necesidades, las ventajas, la valoración y la
participación. Todo ello, para generar una respuesta comprensiva positiva que guíe el proceso
de aprendizaje hasta la consolidación del hábito. Además, se deberán analizar las habilidades
necesarias en los aspectos funcionales (recursos, lugar, organización…) implicados en ese
aprendizaje.
Segunda fase: aprendizaje= la persona que está realizando el proceso pasa de observador a
“actor” aumentando su grado de implicación. La persona podrá constatar las dificultades
reales que supone para ella el aprendizaje del hábito, por lo que hay que realizar una
valoración inicial de la situación de partida. Esta valoración va a permitir prevenir las posibles
dificultades que irán apareciendo y tener un referente para valorar el progreso que se va
adquiriendo.
El profesional deberá dar apoyo efectivo y verbal, facilitar la comprensión, posibilitar la toma
de decisiones pero también aceptar los errores y potenciar la reflexión para analizarlos y
mejorar su propia praxis. Otro factor es la comprensión de la secuencia de las actividades de
realización del hábito que deben hacerse de forma metódica (ej: para lavarse los dientes
primero hay que coger el cepillo, luego abrir el grifo, mojarlo, cerrar el grifo, coger la pasta,
abrirla, poner un poco el cepillo…)
Tercera fase: automatización= su objetivo es que la persona que está aprendiendo consiga la
autonomía real en la realización del hábito. La actitud del profesional debe continuar siendo la
de apoyo y aceptación aunque debe mantener pausas de análisis y referencia, facilitando así la
actuación autónoma de la persona. Es importante dar pautas que ayuden al control personal
para evitar situaciones de fracaso excesivo. También es importante realizar un análisis de la
realidad de la persona, de manera que los que tengan relación con ésta sigan unas pautas
similares, evitando contradicciones y formas de reacción conflictivas.
Refuerzo positivo: consiste en recompensar a la persona cada vez que realice la conducta que
se desea. El estímulo sólo se considerará refuerzo positivo si la respuesta objetivo se
incrementa en la dirección deseada. Los recursos pueden ser naturales, es decir, que se dan
ligados a la conducta en ambiente natural (ejemplo: narrarle un cuento) o artificiales, es decir,
los manipulados por otros individuos (ejemplo: la promesa de un dulce)
Algunos tipos de refuerzo pueden ser: alimentos y otros consumibles, refuerzos sociales, usar
la economía de fichas (técnica deL coste de respuesta) etc.
Guía física: consiste en ayudar físicamente al sujeto a emitir la conducta. Se utiliza para
personas seriamente discapacitadas o para acabar de ajustar la respuesta adecuada.
Modelamiento:
fase de prueba o de sondeo: evalúa el nivel de ejecución actual del sujeto. Se presentan al
sujeto las conductas que se desean enseñarse comprobar su ejecución: se las ejecuta
correctamente después de cada presentación modelada, la conducta será por aprendida; en
caso contrario, se pasa incluir en la sesión de entrenamiento.
Pasos a seguir: definir claramente la conducta final, definir la respuesta que sujeto puede
emitir, establecer la serie de conductas aproximadas, establecer los niveles de éxito que
conllevan refuerzo y el paso a la siguiente conducta seriada, proceder de forma gradual.
Encadenamiento: supone una identificación previa del orden de la cadena conductual y la
detección de las respuestas que se han de dar en cada paso en la secuencia. Aporta una doble
función: como estímulo discriminante para la siguiente conducta y como estímulo reforzador
del anterior.