Son muchas las destrezas que todo supervisor y administrador escolar debe dominar
para hacer de su función una de servicio y ayuda a los demás. Entre este grupo de
destrezas sobresalen las técnicas, humanas y conceptuales (Katz, 1975; Alfonso, Firth
y Neville, 1984). La observación puede considerarse como una destreza técnica
dentro de la supervisión escolar. Esto es así ya que es responsabilidad de todo
supervisor escolar analizar los datos, producto de una observación en la sala de
clases, así como utilizar criterios para observar un maestro en ejecución. La
observación en la sala de clases le servirá al supervisor escolar de base para
documentarse de tal manera que pueda ofrecer una ayuda real al maestro. He ahí la
importancia de tener una habilidad analítica dentro de la función de observador
(Wilson, 1986). Además de la ayuda que se pretende prestar al maestro luego de
haber observado su ejecución, hay que establecer que la observación está dirigida a
mejorar el aprendizaje del alumno (Neagley y Evans, 1980). Actualmente, son
muchos los supervisores que hacen uso de la observación como criterio o propósito
de evaluación (Peterson, 1985-86; Stodolsky, 1984, y Wiersma y Gibney, 1985). Sin
embargo, hay que clarificar que la evaluación no es el único propósito (Cooper, 1984).
La queja que a diario se escucha en el maestro, especialmente aquellos de menos
experiencia, es que se le observa con el único propósito de evaluarlo. Aún así, no es en
Puerto Rico el único lugar donde esta práctica se lleva a cabo. En estudios
desarrollados en los Estados Unidos se percibe la misma situación (Ryan y Hickcox,
1980; Stodolsky, 1894, y Kowalsky, 1978). El maestro requiere que detrás de una
observación haya unas recomendaciones que ayuden a mejorar la calidad de la
enseñanza. En estudios realizados en algunas escuelas de Estados Unidos se
desprende que la observación es una de las actividades de supervisión que más los
maestros deseaban para mejorar la enseñanza (Franseth, 1967). En estudios similares
se enfatizaban los rasgos o características que desagradan a los maestros. Estudios en
Alabama se refieren al disgusto de los maestros con las visitas de observación
efectuadas por el supervisor escolar. Los maestros sostienen que el supervisor les
visitaba, pero no les hacia recomendaciones de clase alguna y no ofrecían alternativas
viables para mejorar el proceso instruccional. Son muchos los investigadores que
sostienen que detrás de cada visita de observación debe haber un propósito y no
llevarse a cabo como mero ritual (Blumberg y Stevan, 1987).
La observación debe girar en torno a aquellas áreas en las cuales el maestro requiere
una verdadera ayuda. El supervisor es responsable de proveer para que el maestro
descubra esas áreas (Wilson, 1986). Por lo tanto, para que el supervisor sea eficiente
en su función de observar debe conocer los elementos de información que a la larga
utilizará para mejorar la calidad de la enseñanza. Nerici (1975) describe la
observación como el recurso fundamental del supervisor ya que la toma de conciencia
de cómo se está desarrollando realmente la enseñanza, sólo puede hacerse mediante
la verificación con relación a lo que ocurre en la sala de clases. Sostiene el mismo
autor, que la visita de observación puede utilizarse como óptimo recurso de la labor
de supervisión. Hay que aclarar que, independientemente de la estrategia de
supervisión que se utilice, la observación es un instrumento de vital importancia. Lo
anterior indica que hay una necesidad por parte del maestro de que se le ayude en los
problemas que confronta para enseñar. Hay innumerables escritos sobre supervisión
en los cuales se recalca la importancia que tiene la observación como medio o
instrumento para mejorar la enseñanza (Wiles, 1967; Loubriel, 1973 y Lemus, 1975).
Siendo la observación una de las técnicas directas con las que cuenta la supervisión
escolar, es de suma importancia resaltar los diferentes propósitos que la acompañan,
así como su utilidad como técnica supervisoria. Son muchos los autores que enfatizan
sus propósitos. Sostiene Nerici (1975), que la observación debe incidir sobre todas las
actividades y todos los sectores de la enseñanza que influyen, directa o
indirectamente, en el proceso educativo. Tiene que ser el recurso fundamental del
supervisor dado que la toma de conciencia de cómo se está desarrollando la
enseñanza, sólo puede hacerse mediante la verificación de lo que ocurre dentro de la
sala de clases. Por otro lado, según Oliva (1976), el último propósito de un sistema de
observación es proveer al maestro de una oportunidad para, en forma sistemática,
analizar su propia enseñanza de manera que la mejore. Enfatiza Loubriel (1973) que
por ser la observación la actividad que sitúa al supervisor dentro de la enseñanza, su
uso puede ser de gran valor para realizar la finalidad básica de la supervisión.
Sostiene el mismo autor que la observación es un medio efectivo para precisar
necesidades y, a la vez, una actividad necesaria y muy importante para apreciar el
progreso y los resultados de la labor escolar. Arnaldi (1978) argumenta también sobre
la importancia de la visita de observación en el mejoramiento del maestro y su
enseñanza como tal. Otros de los que enfatizan la importancia o utilidad de la
observación en el mejoramiento de la enseñanza lo es Cooper (1984). Este describe la
observación como aquella tarea que tiene como propósito recopilar datos descripticos
sobre el comportamiento en la sala de clases de tal forma que se ayude al maestro en
la toma de decisiones en relación con aspectos de la enseñanza que éste quiera
mantener o modificar. Algunos autores aclaran que la visita de observación
constituye una técnica para conseguir una base de análisis de los puntos específicos
en los cuales el maestro necesita ayuda (Wiles, 1967). La observación le sirve val
supervisor para familiarizarse con la situación instruccional, el maestro y el
estudiante (Fleming, 1973).
Todo lo anterior nos indica que la observación es la forma más adecuada de describir
lo que pasa dentro de la sala de clases (Glickman, 1985). Esta descripción ayudará a
eliminar cualquier confusión en relación con lo que verdaderamente pasa dentro de
la sala de clases. De esta forma se tendrá un cuadro más claro y real y se estará en
mejor posición para ofrecer una verdadera ayuda al maestro para que éste mejore su
enseñanza. He ahí la importancia de contar con un propósito definido cuando se
decide visitar a un maestro con el propósito de observarlo en acción.