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Desde que se iniciara la gestión del gobierno bolivariano el sector educativo ha sido de
modo explícito central al proyecto político que se busca desarrollar, cumpliendo con las
funciones de capacitaci ón y formación del ciudadano participativo y responsable. primer
paso se plasmó en la Constitución misma, que ratificó la universalidad del derecho a la
educación y la gratuidad de la educación pública en todas sus etapas.
También en 2003 el gobierno impulsó la misión Ribas y la misión Sucre. Con la misión
Ribas, se busca que los venezolanos que no pudieron terminar su bachillerato pueden
ahora hacerlo. Según las cifras gubernamentales, de los alrededor de 5 millones que
abandonaron sus estudios secundarios, más de 1,350.000, en su inmensa mayoría
jóvenes, acudieron al llamado a censarse en noviembre de ese año (CIED, 2003)7. De
éstos comenzaron a recibir clases unas 273.000 personas a mediados de ese mes, y el
gobierno otorgó unas 75.141 becas hasta el 17-12-03 a “los más necesitados,
desempleados, madres solteras quienes tendrán prioridad para que mejoren sus
condiciones de vida" (Chávez en CIED, 2003).
La misión Sucre, por su parte, busca subsanar el problema de los bachilleres pobres y de
clases medias que no encuentran cupo en las universidades del país. Forma parte de un
plan más general, coordinado por el Ministerio de Educaci ón Superior -ente creado por el
gobierno de Chávez dentro de su enfoque de relevar la Educación en sus distintos nivelespara
remediar el problema de la falta de acceso de los pobres a este nivel. Desde 1999 el
gobierno nacional ha creado 5 universidades y 4 institutos universitarios tecnológicos, la
mayoría de ellos en el interior del país. También implementó el proyecto Alma Mater que
incluye un plan de becas para estudiantes muy pobres que aprueban la Prueba de Aptitud
Académica (Fuenmayor, 2003). En el último cuatrimestre de 2003 se inauguró la
Universidad Bolivariana de Venezuela con una matrícula de 2.000 estudiantes (Fuenmayor
tomado de Radio Nacional en internet, 2004). Se hizo entonces un primer censo de
estudiantes que se encuentran excluidos del sistema superior. La misión Sucre comenzó
poco después, en noviembre de 2003, según cifras del gobierno, con 60.000
seleccionados, algunos de los cuales esperaban cupo desde antes de 1990. Al igual que
con la misión Ribas, se otorgaron becas a los más necesitados (v. www.embavenezparis.
com, 2004). Para julio de 2004 la Universidad Bolivariana contaba con una matrícula
de 9.400 estudiantes distribuidos en tres sedes: Caracas, Maracaibo (estado Zulia) y
Ciudad Bolívar (estado Bolívar) y esperaba llevar a 27.000 estudiantes la matrícula del
período académico 2004-2005, incorporando a estudiantes de la misión Sucre (Castellanos
en Radio Nacional en internet, 2004).
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Una vez presentados algunos elementos esenciales para el análisis sobre la noción
teórica de las políticas públicas, se debe examinar su vinculación con el desarrollo de la
educación como proceso social. Esta vinculación se evidencia en la mediación con la cual
el Estado pretende promover en el individuo y la sociedad en su conjunto la motivación
necesaria, así como el interés, la cultura, la identidad, la participación; y la consecución de
las competencias requeridas por los ciudadanos, aspectos orientados a la promoción del
ser humano en una dinámica social que busca el desarrollo integral como proyecto
nacional.
Desde esta perspectiva, el desarrollo de políticas públicas, con especial énfasis en el área
de la educación, que contribuyan a la superación de los problemas sociales del país,
exige el logro del consenso de los diferentes actores sociales (Estado, sociedad civil y los
sectores académicos y estudiantiles universitarios) en la formulación de un proyecto
político que busque generar el desarrollo integral de la sociedad venezolana en su
conjunto, y que guíe a la planificación educativa en el diseño y puesta en ejecución de
planes, programas y proyectos mediante los cuales la Educación Universitaria podría
contribuir a consolidar el modelo de desarrollo planteado (Pichardo,1997; Graffe, 2005).
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en 1999. Se
pueden mencionar algunos indicadores en educación como la tasa neta
de escolaridad en preescolar que llegaba a 44,1%, la de escolaridad
básica a 84,7% y la de escolaridad media y diversificada a 22,5%. Por
último la tasa de mortalidad infantil que alcanzaba un 19,1%.
Pag. 282
Fases o etapas:
Educación Bolivariana
Pag. 42
A seis años del anuncio e implementación de las misiones educativas, sus usuarios
cuentan con una capacitación que duró aproximadamente cuatro años y el reconocimiento
académico de un certificado; pero desde la perspectiva laboral, este esfuerzo se quedó
en el sendero de un «plan extraordinario» de naturaleza experimental que los hace más
vulnerables para ingresar al mercado de trabajo, pues se les asocia con una categoría de
ciudadanos cuya formación académicamente está muy cuestionada, e incluso en ocasiones
es objeto de burla.
Pag. 102
Pag. 2016
En este
sentido, las misiones constituyeron una estrategia con una triple función: conformaron un
paraguas
para condensar los objetivos estratégicos y los esfuerzos de la política en una agenda
única de acción;
se convirtieron en un mecanismo extra-institucional y expedito para poner a operar la
política social
conforme se moviera el escenario político, y resultaron una herramienta para tener control
sobre la
dirección de la política, desde varios ángulos a la vez.
CARPETA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
Pag. 2
… América Latina es reconocida como la región más desigual del planeta, por lo que
parece conveniente utilizar las potencialidades de la educación superior como
herramienta para favorecer una cierta movilidad social y avanzar además en procesos de
integración en la diversidad, solidaridad y cohesión social.
Pag. 3
Por su parte, el concepto de democratización puede abordarse desde la perspectiva
social, en sentido amplio y en sentido restringido. La primera acepción da cuenta de la
extensión de “algo” (algún derecho, acceso a bienes, etc.) a un gran número de personas,
por ejemplo la educación en general o en nuestro caso, la educación superior en
particular. Esto implica que la expansión -a secas- de este bien para que alcance a más
sectores de la sociedad podría considerarse una forma de democratización. Merle (2004),
sin embargo, advierte que esto debe relacionarse con la definición de educación que se
tenga. Si por ésta se entiende un bien del que se extrae un beneficio (cualquiera que éste
sea), acceder a un nivel de estudios del que se estaba excluido, supone democratización.
Por sí mismo sin embargo, este acceso no anula exclusiones anteriores ni supone que los
diferentes grupos sociales tengan oportunidades equivalentes de obtener resultados
similares en el tránsito educativo.
Pag. 4
Esto nos lleva a una definición más restringida de democratización que pone el acento en
la reducción de las desigualdades sociales. Aplicando el mismo razonamiento anterior, si
los diplomas que se obtienen en las diversas instituciones habilitan oportunidades
sociales y laborales diferentes, entonces aunque supongan una ampliación de los
horizontes y las posibilidades de sus detentadores, no operarán sobre la desigualdad
social. Se trataría entonces de un proceso de democratización parcial, incompleto o
trunco.
En lo que respecta a la noción de inclusión, su introducción cambia el eje de discusión al
tomar como punto de partida el reconocimiento de que la sociedad no es homogénea y la
diversidad constituye un componente fundamental que merece ser revalorizado. Esto
supone un cambio sustancial del foco de análisis en la medida en que, tradicionalmente,
se consideró a la diversidad una desventaja y un obstáculo a remover para construir
sociedades homogéneas, requisito indispensable de un estado-nación en sentido clásico.
En el ámbito educativo, supone el derecho al aprendizaje por parte de todos,
independientemente de sus características individuales, con el fin de proporcionar
atención al conjunto de demandantes según sus propias necesidades, lo que implica velar
y generar condiciones adecuadas para la obtención de resultados favorables.
De la articulación de los conceptos de democratización e inclusión con las nociones de
mérito y excelencia surgen algunos matices esclarecedores. En este sentido, Renaut
(2008) hace referencia al dilema que se plantea en las instituciones: si se elimina el
elitismo, se corre el riesgo de perder el ideal de excelencia, pero si se prescinde del
componente democrático, la excelencia queda reservada a unos pocos. De esta manera,
resulta fundamental que la universidad busque alternativas que permitan superar esta
tensión.
Para Bourdieu y Passeron (2006) la afinidad entre los hábitos culturales de una
clase y las exigencias del sistema de enseñanza es la que determina las
posibilidades de éxito. Incluso la igualación de los medios económicos (a través de
becas y/o créditos) para desarrollar los estudios superiores –aunque promueve una
igualación formal- no suprime las ventajas / desventajas de origen que quedan
veladas por un sistema universitario que premia de manera “neutral” el mérito
individual. De esta manera, la generación de una igualdad formal de posibilidades
conduciría a una legitimación de los privilegios por parte de la educación.
Pag. 5
Resulta además prioritario para Renaut (2008), reconocer que aunque la igualdad de
resultados constituya un planteamiento utópico e irrealizable, generar condiciones
académicas y organizativas para que cada estudiante tenga posibilidades razonables de
éxito, constituye sin duda, un avance significativo3.
Por otra parte, una ampliación de las oportunidades de acceso sin tener en cuenta las
diferentes necesidades de los grupos excluidos y sus niveles de rezago en capacidad
cognitiva y de conocimiento, constituyen para ellos oportunidades desiguales que tienden
a elevar las tasas de deserción y repitencia, limitando las posibilidades de empleo, los
niveles de remuneración y la productividad en el mercado ocupacional (Aponte-
Hernández, 2008, p. 120).
Como regla general, Rawls (1997) sostiene que al formular la política pública, se debe
aspirar a mejorar el bienestar de aquel que se encuentre en peores condiciones sociales.
Se efectiviza entonces por una parte, una ampliación de las oportunidades en el ámbito
universitario que supone el acceso de nuevos grupos pero ésta no siempre tiene efectos
plenamente democratizadores (en sentido restringido) en la medida en que no generan de
manera simultánea condiciones para que los diversos grupos sociales obtengan
resultados similares.
Pag. 9
Venezuela por su parte, es un país de modernización reciente y acelerada que entre 1950
y 1970 conforma una sociedad en la que los sectores medios, de la mano de la renta
petrolera, adquieren una importante dimensión. La caída de los precios internacionales en
la segunda mitad de la década del 80 marcó el inicio de un período de crisis económica y
política y un retroceso en la mayor parte de los indicadores sociales y económicos. El
presidente Hugo Chávez accede al poder en 1998, pero sólo a partir de 2003 consigue
superar esta situación crítica, y gracias a los enormes recursos fiscales que genera la
exportación de petróleo en un contexto internacional favorable para este tipo de
commodities, desarrolla una serie de programas sociales (las denominadas Misiones) que
focalizan principalmente en la población económicamente más necesitada7. De esta
manera se ha reducido significativamente el desempleo, la pobreza y la indigencia.
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selectiva. En la primera década del
siglo la matrícula creció aceleradamente alcanzando una
TBES del orden del 83% (ocupando así el segundo lugar
en América Latina luego de Cuba) y dándose asimismo
una fuerte expansión institucional que generó un circuito
paralelo al tradicional. La oferta pública cubre el 70% de
la matrícula total.
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En lo que respecta
a la “democratización”, ésta puede abordarse desde
una acepción amplia que la asimila a la extensión de
la educación superior a un número mayor de personas
desentendiéndose de los resultados efectivos que ésta
suponga. Desde una acepción más restringida en cambio,
se pone el acento en la “reducción de las desigualdades
sociales” focalizando en la secuencia completa de acceso,
tránsito, egreso y formas de inserción de los graduados
en el mercado ocupacional. Desde esta perspectiva, expandir
las posibilidades de acceder a este nivel educativo
sin operar de manera simultánea para que los logros que
obtienen los diversos grupos sociales sean similares, aunque
amplíe sus horizontes de vida, difícilmente reduzca
la desigualdad social.
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Pag. 71
1999 - 2001
En el campo de la educación superior, las primeras propuestas hechas llamaban a
“…organizar de forma definitiva el sistema de educación superior y a impulsarlo hacia
las transformaciones necesarias que la sociedad y el sector reclaman, desde hace
mucho tiempo, para mejorar su calidad y equidad.” (Navarro Díaz, 2001).
En conexión con ello, una de las primeras medidas adoptadas fue la creación en 2000
del Vice-Ministerio de Educación Superior, como dependencia del Ministerio de
Educación, Cultura y Deportes; desde el nuevo organismo se formularon las políticas
y estrategias para el desarrollo de la educación superior, a ser llevadas a cabo en el
lapso 2000-2006. Esta medida reconocía la importancia vital de este nivel educativo
para la prosecución del proyecto de país que la Constitución encarna, al elevar de
categoría el tratamiento del tema de la educación superior; en este sentido, puede
advertirse que hubo un desarrollo del órgano de gobierno encargado de regular lo
relacionado con el sector, cierta diferenciación de los organismos gubernamentales
facultados para diseñar e implementar las políticas, así como la especialización de
agentes y de saberes específicos (Cox, 1993).
Pag. 72
Los hilos conductores de las políticas diseñadas durante esta etapa, por una parte,
expresan la concepción de la educación superior como servicio público y bien social
común, subyacente en la Constitución Nacional. Por otra parte, se concentran en el
reconocimiento de la necesidad de incrementar la presencia del Estado, como forma
de garantizar el acceso de todos al conocimiento, construir la democracia participativa
y hacer que la educación sea de mayor calidad y pertinencia social; así mismo, los
criterios orientadores de las políticas de educación superior de esta etapa remiten a la
necesidad de garantizar el ejercicio del pensamiento crítico, la igualdad de
condiciones y oportunidades educativas, la pertinencia social, la formación integral, el
fortalecimiento de lo académico, en un clima de autonomía, articulación vertical y
horizontal de las instituciones y de cooperación internacional (Castellano, 2001).
OJO PAG. 72 Y 73
2003 – 2006
Pag. 75
Ese año en el campo de la educación universitaria es importante destacar la creación
del Ministerio de Educación Superior, al cual se atribuye la formulación, regulación y
seguimiento de políticas, la orientación, programación, desarrollo, promoción,
coordinación, supervisión y el control y evaluación del nivel de educación superior
(República Bolivariana de Venezuela. Presidencia de la República, 2002). La creación
de este Ministerio, prueba de la jerarquía más alta que se le estaba dando a la
educación superior en la administración pública, es el preámbulo de las políticas que,
a partir de 2003, comienzan a diseñarse, teniendo como objetivo, declarado como
prioritario, garantizar la universalización de la educación superior. No obstante, a
diferencia de la etapa anterior, los funcionarios encargados de la conducción de estas
políticas en el periodo 2003-2006.
2007 – 2011
2009 Misión Alma Mater. La Misión Alma Mater se propuso como metas la
transformación de 29 Institutos y Colegios Universitarios Oficiales para dar origen a
nuevas Universidades Nacionales Experimentales, la creación de 17 Universidades
Territoriales, 10 Universidades Especializadas, 2 Institutos Especializados, la
Universidad Bolivariana de Trabajadores “Jesús Rivero”, la Universidad Nacional
Experimental de los Pueblos del Sur y el fortalecimiento de la cobertura territorial de la
educación universitaria a través de los Complejos Universitarios Socialistas Alma
Mater
Pag. 84
Una de las estrategias implementadas, en términos del cumplimiento de esta política, fue la
creación en 2008, de la Dirección General de Supervisión y Seguimiento de las Instituciones de
Educación Superior (República Bolivariana de Venezuela. Presidencia de la República, 2008),
la cual contempla entre sus funciones la aplicación de mecanismos de evaluación y seguimiento
de la rendición de cuentas de las instituciones de educación superior; al mismo tiempo se creó
el Comité de Evaluación y Acreditación de Programas e Instituciones de Educación Superior
(CEAPIES), con la finalidad de coordinar los procesos de evaluación y acreditación
institucional, para garantizar, reconocer y promover la calidad. De manera particular este
Comité lleva adelante el proceso de acreditación de los programas seleccionados para participar
en el marco del Sistema de Acreditación de Carreras Universitarias para el Reconocimiento
Regional de la Calidad Académica de las Respectivas Titulaciones (ARCU-SUR).
Por otra parte, en 2011 se crea el Programa de Estímulo a la Investigación (PEI) cuyo objetivo
es estimular y fomentar el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación, en las áreas
prioritarias establecidas por el Estado (Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación, 2011), lo cual se espera que redunde en la calidad de las instituciones
universitarias. Este nuevo Programa pone el énfasis en la investigación colectiva y no en la
producción individual del investigador, el cual debe enmarcar su trabajo en unas áreas definidas
por el gobierno de acuerdo con el Primer Plan Socialista del Desarrollo Económico y Social
para el periodo 2007-2013. Su evaluación se hará bajo criterios de equidad de género y de
diversidad cultural, contribución a la soberanía nacional y al bienestar social, conceptos
ambiguos que dependerán de la discrecionalidad del evaluador.
Pag. 7
En cuanto a la educación, en el artículo 102 se le reconoce como un derecho
humano un deber social fundamental, democrática, gratuita y obligatoria.
El mismo artículo expresa la responsabilidad indeclinable del Estado de asumirla
como de su interés esencial en todos sus niveles y modalidades, y como
instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio
de la sociedad. En su artículo 103, señala que la educación debe ser integral,
de calidad, pertinente y permanente, accesible a todos y todas sin discriminación
alguna. Por primera vez, en la historia de la educación superior venezolana,
se confiere rango constitucional a la autonomía universitaria (República
Bolivariana de Venezuela, 1999: 114).
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Sin duda que el logro más notorio de estos diez años, en educación superior,
ahora universitaria7 ha sido el crecimiento matricular. Según declaración
de la UNESCO, Venezuela se ubica en el segundo lugar de América Latina y el
quinto en el mundo (UNESCO, 2009). Las cifras que disponemos proporcionadas
por la Oficina de Estadísticas del Ministerio de Educación Universitaria y por
la OPSU (2008) indican que: en el año 1990 la matrícula ascendía a 513.458, y
Pag. 15
Tomando en cuenta los distintos aportes mencionados hasta el momento, definimos a las políticas
compensatorias como aquellas que promueven el principio de equidad y el principio de oportunidades
educativas, a partir de la atención de las necesidades concretas de los grupos en desventaja social, como
una alternativa para aminorar las adversidades para alcanzar la equidad educativa ante la diversidad
cultural.
Pag. 38
Las políticas compensatorias tienen como fin reducir la desigualdad educativa, asegurar la calidad de la
educación y obtener aprendizajes significativos que contribuyan al beneficio de la integración social de
los egresados. Las políticas compensatorias tienen la función de contribuir a superar las desigualdades
económicas, sociales y culturales asociadas con la educación. Sin embargo, por si solas no resuelven el
problema de la inequidad educativa, necesitan apoyarse en otras políticas de otros sectores que tengan
objetivos comunes o similares.
Pag. 2
Pag. 6
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sector (Parra Sandoval, 2012).
No obstante, la respuesta de las universidades oficiales y autónomas -las más antiguas del paísno
fue favorable a estas políticas, para cuya implementación era indispensable contar con su
apoyo y compromiso. Ello originó un clima de confrontación y cuestionamiento mutuo. Para
el gobierno “las universidades fueron muy lentas y muy resistentes al cambio. Lo aceptaban
teóricamente
pero a la hora de actuar no actuaban con la rapidez que exige el proceso revolucionario”3
(Consejo de Redacción, 2004: 52). Para las universidades, muchas de esas políticas fueron
consideradas
como afrenta para su autonomía (Belmonte, 2005).
En consecuencia, en esta etapa solo se logró un ligero incremento (4.5%) en la matrícula de las
instituciones oficiales, con lo cual uno de los objetivos prioritarios de la política no se alcanzó
de manera significativa, así como tampoco se materializó el sistema de evaluación de las instituciones,
mientras que la lógica que subyacía en la creación de las Aldeas Universitarias fue sustancialmente
modificada y la asignación presupuestaria para las instituciones continuó respondiendo
al modelo de asignaciones incrementales sin asidero técnico. Sí se logró el comienzo de
un proceso de diferenciación institucional, basado no en condiciones o requisitos académicos,
sino en relaciones clientelares y partidistas (Parra Sandoval, 2012).
En este sentido, según el gobierno, en 2012 se logró una matrícula de 2.503.296 estudiantes
(Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, 2012), lo cual representó un incremento
del 25% con relación a la matrícula de 20088. En 2013, la matrícula fue de 2.629.312
(Gobierno Bolivariano de Venezuela, 2015).
Sin embargo, llama la atención que en la Memoria y Cuenta del MPPEU 2014 (2015), se señala
como un logro de las políticas que la matrícula fue de 2.620.013 en 2014, (82.2% de acceso), que
en números absolutos oficiales es menor a la matricula, señalada antes, para el 2013. A ello se
añade que, de acuerdo con la información oficial, tal porcentaje es menor al comunicado como
tasa bruta de matrícula en educación superior para 2011, según la cual se había alcanzado a
cubrir el 83%. Podría argumentarse que la diferencia no es significativa, sin embargo, si no ha
sido una disminución notable en términos relativos, por lo menos éstas cifras indican que, o no
ha habido un crecimiento efectivo de la matrícula y, por lo tanto, esta permanece constante, o
se reafirma que las estadísticas oficiales carecen de consistencia y, en consecuencia, de credibilidad.
OJO
Pag. 16 - 17 acciones en educación a partir de 1998
Simoncitos
Escuelas bolivarianas
Proyecto Canaima
Art. 14
Plan de la Patria
10 AÑOS DE LOGROS
EDUCACIÓN Y DESIGUALDAD EN AL
Pag. 10
FINANCIAMIENTO Y GASTO EDUCATIVO.
Pag. 20
Pag. 14
68. En Venezuela, el 82% de las escuelas son públicas, gratuitas y de calidad, con participación
del gobierno central, estatal y municipal. Para el año escolar 2014–2015, Venezuela tuvo una
cobertura de estudiantes de 3 a 16 años en todos sus niveles y
Pag. 15.
modalidades del 89,3%; y en la enseñanza primaria del 93%; con índices de paridad de género en todos los
niveles educativos.
69. Desde 2013 se destina al Sub-sistema de Educación Básica más del 4% del Producto Interno Bruto (PIB),
(2013: 4,14%; 2014: 4,39%; y 2015: 4,03%). Dicho porcentaje sumado a lo destinado en Educación
Universitaria, supera el 6% del PIB que recomienda la UNESCO en educación.
70. Hasta el año 2015, los programas educativos Robinson I y II han alfabetizado a 2.838.079 personas, que
en promedio tienen 55 años de edad, en su mayoría mujeres (58%); la Misión Ribas 10 ha formado 1.000.766
personas; y la Misión Sucre11 ha graduado 417.796 estudiantes.
71. Se han entregado de manera gratuita, 100.000 libros escolares a estudiantes de educación básica 12. Estos
libros son adaptados a la lengua y cultura de las comunidades indígenas. Hasta el primer trimestre de 2016, se
han distribuido más de 4.500.000 computadoras portátiles “Canaimitas” 13 con una inversión de
aproximadamente 1.500.000,00 USD.
72. La disminución de la brecha digital ha tenido un impacto social significativo. Se han instalado 2.704
CBIT destinados a la reparación de computadoras y actualización de software, llegando a las parroquias
menos favorecidas. Al cierre de 2014 se han formado tecnológicamente a más de 1.800.000 personas y se ha
garantizado el acceso a las TIC’s a 1.000 estudiantes con necesidades educativas especiales. También se
garantiza conectividad Wi-Fi gratuita en la mayoría de plazas centrales del país.
73. Durante el período escolar 2014–2015, la población en educación inicial alcanzó un total de 1.597.521
niños; representando una tasa de escolaridad del 79%; en educación primaria, la matrícula fue de 3.449.592
estudiantes; representando una tasa de escolaridad de 93%; y en educación media (general y técnica), tasa
neta de escolaridad se ubicó 73%, con una la matricula de 2.301.822 adolescentes y jóvenes para ese período
educativo.
74. Se han desplegado estrategias para la educación no-convencional en primera infancia (Simoncitos
Comunitarios y Simoncitos Familiares) para la atención a 100.353 niños de 0 a 6 años anualmente (según año
escolar), con la participación de 23.224 madres integrales que colaboran en la educación y a la vez se
incorporan al mercado laboral. Igualmente, se brindó apoyo a 7.947 miembros de las familias en actividades
de formación en salud sexual y reproductiva, educación familiar y crecimiento personal.
76. En cuanto a la educación universitaria, se creó un nuevo Sistema Nacional de Ingreso que garantiza el
acceso con criterios de justicia y equidad, donde el 1% de los cupos son para personas con discapacidad. La
matrícula en educación universitaria para el año 2015 fue de 2.622.013 estudiantes, lo cual representó el
83,25% de acceso en edades comprendidas entre 17 y 22 años.
77. En cuanto a los beneficios estudiantiles, hasta el año 2014 se otorgaron un total de 252.178 becas a
estudiantes de pregrado y postgrado para fortalecer la formación en áreas de desarrollo estratégico nacional.
Éstos también cuentan con atención de salud totalmente gratuita y se han construido y habilitado residencias
estudiantiles.
Pag. 13: Objetivos estratégicos del plan sectorial de educación universitaria 2008 – 2013
Pag. 17: matrícula pública y priovada 2000 – 2008/
Pag. 30: cupos ofrecidos y asignados por instituciones oficiales universitarias 2007 – 2009
PERFIL VENEZUELA
Tablas de tasa de escolarización desde los 6 años hasta los 32. Años 2000 y 2011
Pag. 3
Pag. 4
Venezuela en cifras
Pag. 49:
Pag. 72
Pag. 94
LAS MISIONES SOCIALES
Pag. 101
Sobre misión Ribas
Uno de los principales problemas encontrados en el funcionamiento de esta mision tiene
que
ver con la necesidad de flexibilizar el uso del video pues en materias como matemáticas,
inglés e informática,
los participantes han debido recurrir a profesores externos pues la dinámica de las
videoclases
no garantiza el afianzamiento de los conocimientos.
En torno a los facilitadores se han evidenciado algunos problemas como: alta rotación,
falta de
orientación e inducción antes de incorporarse a sus funciones y, en algunos casos,
escaso dominio de
las asignaturas impartidas, lo que les impide asumir una de sus principales funciones
como es la de
aclarar a los participantes cualquier duda que surja sobre los contenidos de las
videoclases. Así mismo,
la evaluación resulta insuficiente. En la práctica no existe otra evaluación más que la
autoevaluación
y la evaluación colectiva, lo cual se presta para la introducción de elementos de
subjetividad que podrían
poner en riesgo el éxito de este modelo de formación.
Para finalizar esta sección se destaca que, pese a que la propuesta de las misiones
educativas se orientaba a brindar una segunda oportunidad en educación, no hubo reflexión
sobre uno de los temas más polémicos y actuales del análisis de las políticas públicas de
educación para todos, como es el analfabetismo funcional; es decir, la situación que enfrentan
aquellas personas que aun teniendo la escolaridad básica no cuentan con los conocimientos
mínimos exigidos para desenvolverse en la sociedad en donde les toca vivir, ni las habilidades
cognitivas necesarias para aplicar lo aprendido en su ámbito laboral sea cual sea.
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La otra percepción que dominó con gran fuerza la arena social y política fue la de ver en
las misiones educativas una estrategia de organización y adoctrinamiento político de los
seguidores del presidente Chávez. La lectura e interpretación de las actividades de identificación
y reclutamiento de usuarios de los programas estuvo asociada a la inexistencia de
una militancia y disciplina política de partido entre los afectos al presidente Chávez;
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A seis años del anuncio e implementación de las misiones educativas, sus usuarios
cuentan con una capacitación que duró aproximadamente cuatro años y el reconocimiento
académico de un certificado; pero desde la perspectiva laboral, este esfuerzo se quedó
en el sendero de un «plan extraordinario» de naturaleza experimental que los hace más
vulnerables para ingresar al mercado de trabajo, pues se les asocia con una categoría de
ciudadanos cuya formación académicamente está muy cuestionada, e incluso en ocasiones
es objeto de burla.
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Una de las debilidades del diseño de las misiones educativas, como política pública
para sistemas democráticos es que propician la formación de un circuito cerrado en la educación
de adultos: el usuario de la Misión Robinson I, pasaba a la II, luego a la Ribas y por
último a la Misión Sucre o directamente a la Universidad Bolivariana de Venezuela, donde
culminaría sus estudios y estaría listo para formar parte de la fuerza humana que exigen las
otras misiones sociales o los gobiernos centrales, regionales y locales (Mundó, 2004a).
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Desde el punto de vista cuantitativo, las misiones educativas constituyen una opción
de inclusión, pero la debilidad en la calidad de los contenidos programáticos hace que no
garanticen para nada la inserción activa en la sociedad; por el contrario pueden convertirse
en un factor para la formación y el fortalecimiento de un segmento social separado por la
brecha social de egresados de programas educativos de baja calidad.
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Las promesas de inclusión y de una educación de calidad para todos, muy tempranamente
cayeron en el olvido. Si bien es cierto que la matrícula escolar aumento a cifras importantes, no fue
acompañada por políticas que garantizaran que en las escuelas públicas donde asisten los más
pobres, se impartiera una educación de igual o superior calidad a la impartida en los más
emblemáticos colegios privados de Venezuela.
Vale la pena anotar que el gobierno nacional eliminó desde el año 2002 los mecanismos de
evaluación de los aprendizajes que se diseñaron desde una de las oficinas ministeriales, además
se ha negado rotundamente a participar en las pruebas PISA, lo que impide saber el rendimiento
de nuestros estudiantes en comparación con el de sus pares en la región y el mundo.
la mayoría de los bachilleres de los liceos públicos no tienen la más mínima posibilidad de
enfrentar exitosamente ningún mecanismo de evaluación para ingresar a las universidades de
mayor prestigio en el país; un circuito escolar (las Misiones) que se constituyeron en una pobre
educación para los pobres; rezago en el uso educativo de las nuevas tecnologías; poco o ningún
estímulo para el estudio y ejercicio de la carrera docente por los precarios salarios y peores
beneficios socioeconómicos, amén de las preocupantes cifras de deserción escolar que está
revirtiendo la política de inclusión que impulsó el gobierno a sus inicios. A todo esto, se le suma la
poca inversión en construcción de escuelas y en el mantenimiento de las existentes. Para el día de
hoy hacen falta por lo menos 4000 escuelas en todo el país y todo apunta a que esta deuda social
no será saldada en los próximos años por las graves condiciones económicas en las que se
encuentra el país gracias a la pésima administración de sus recursos.