Las reacciones químicas no solo tienen que ser posibles termodinámicamente (∆G<0) también
lo tienen que ser cinéticamente. Piensa, por ejemplo, que si abres “el gas” y se mezcla con el
aire (que tiene oxígeno) no hay fuego, aunque termodinámicamente está favorecido (los
átomos tienden a dar los nuevos enlaces que se formarían, rompiéndose los anteriores), hasta
que le acercas una cerilla (se aporta la energía inicial necesaria).
Es obvio que para que se produzca una reacción química (además de ser posible
termodinámicamente) tienen que aproximarse (“chocar”) las especies que van a reaccionar
(reactivos).
Por esa razón, si todos los reactivos están en el estado sólido las reacciones transcurren muy
lentamente (recuerda el tiempo que tardan en “formarse” los fósiles), obviamente la reactividad
es mayor cuando alguno de los reactivos está en estado líquido (o disuelto en un líquido) o en
estado gaseoso.
Pero al igual que ocurre en los choques de nuestro día a día, no todos los choques serán
efectivos. Para que un choque sea efectivo tiene que ocurrir con la orientación adecuada (si no
chocan por donde se producen las roturas y/o formaciones de enlaces la reacción no ocurre) y
con la suficiente energía (tiene que superar una determinada velocidad para que se rompan los
enlaces existentes, es decir, una determinada energía de activación).
Analizando está segunda afirmación vemos lógico que, como la velocidad de los corpúsculos
está definida por la temperatura, a mayor temperatura una reacción ocurrirá a más velocidad
(aunque esta afirmación tiene que hacerse con precaución porque al aumentar la temperatura
podrían aparecer otras reacciones que alteraran esta conclusión; piénsese, por ejemplo, que si
se aumenta la temperatura mucho los reactivos pueden romper sus enlaces entre átomos y
dejar de ser esa sustancia química para convertirse en otra)
La velocidad de una reacción nos indicará la rapidez con que desaparecen o aparecen
sustancias al ocurrir dicha reacción.
La velocidad en un determinado momento (velocidad instantánea) podremos medirla mirando
como varia la concentración (molaridad=moles/litro) de una determinada sustancia, aunque es
lógico que existe una relación matemática entre esa variación y las variaciones de las
molaridades de las otras sustancias químicas. Imagina:
aA+bB→cC+dD
Entonces:
v A v B vC v D − d [ A] − d [B ] d [C ] d [D ]
v= = = = donde v A = , vB = , vC = y vD =
a b c d dt dt dt dt
(los incrementos, cuando son en un determinado instante, se transforman en diferenciales; por
otro lado, a los reactivos se les pone un negativo porque su variación es negativa –
desaparecen- y por lo tanto al ponerles el negativo se transforma en positivo y se puede
comparar con las velocidades de los productos)
Esto, que parece muy raro, es bastante fácil de entender. Pongamos un caso concreto:
Lo anterior nos es útil para calcular experimentalmente la velocidad de una reacción, pero a
nivel de sacar conclusiones de como transcurre una reacción nos será más útil la ley de
velocidades:
(donde α y β no tienen porque coincidir con los factores estequiométricos a y b; solo coincidirán
si es una reacción elemental, es decir, en una sola etapa –esto lo veremos más adelante-)
Se le llama orden total de la reacción a la suma α + β y el orden parcial de cada reactivo será α
para A y β para B. Como veremos más adelante los ordenes PARCIALES más habituales
serán cero (la velocidad no depende de alguno de los reactivos), uno (de primer orden) y dos
(de segundo orden)
Mecanismos de reacción
Una reacción química ocurre por choques, la ecuación química nos describe un balance total
de reactivos y productos, pero es obvio que lo normal no será que choquen simultáneamente
todos los reactivos (eso solo ocurrirá en las que denominamos elementales porque ocurren en
una sola etapa).
Lo normal será que ocurra en varias etapas (cada una de ellas podrá ser considerada
elemental) y que cada una de estas reacciones parciales tenga su propia velocidad de reacción
(en las que los coeficientes estequiométricos coincidirán con los ordenes ya que han sido
consideradas elementales). Bajo estas circunstancias la velocidad de la reacción global será la
velocidad de la etapa lenta, porque es obvio que eso será lo que controlará la velocidad del
conjunto.
Como la velocidad de una reacción no se expresa mediante productos intermedios las
expresiones matemáticas de las velocidades pueden ser complejas.
La molecularidad de cada etapa elemental será el número de “reactivos” implicados. En la
práctica será como máximo tres, porque chocar simultáneamente tres, con las velocidades
mínimas y con la orientación adecuada, ciertamente es muy difícil.
TEORÍAS SOBRE CINÉTICA QUÍMICA
Complejo activado.
6. Presencia de inhibidores. Sustancias que bloquean o hacen más dificultosa alguna etapa de
mecanismo de reacción y por lo tanto disminuyen la velocidad en la que ocurre dicha reacción.
Aunque a veces los definen como catalizadores negativos, en realidad también afectan de
formas más variadas (por ejemplo envenenando un catalizador), luego no se pueden
generalizar muchas de las afirmaciones de los catalizadores a los inhibidores.