GENEALÒGICOS
Los modos de averiguarlo, también son viejos, en lo que respecta para los
estudios históricos o genealógicos. A nuestros fines, las bibliotecas y los ar
chivos públicos o privados son generalmente donde debemos recurrir para
obtener la información deseada. Todo lo hacemos de forma manual. Lee
mos e interpretamos con nuestros sentidos, difiriendo tal vez los resultados
a veces solo por un cotejo o reflejo de espejo para encontrar coincidencia
de nombres que tenemos en mente con los inscriptos en esos textos, y las
verdades aparecerán según sea la experiencia y el tiempo que dedica el
investigador. Se incrementan estas reservas de consultas, cuando los archi
vos incorporan nuevo material, o existen nuevas traducciones o nuevas lec
turas de viejas escrituras cuyo conocimiento está reservado a pocos exper
tos en paleografìa. Es todo cuanto po demos esperar para tener una nove
dad - lo que si sucede con alguna frecuencia-, y teniendo en cuenta el es
caso número de estudiosos en esta materia.
Correspóndeme primero dar una noción sobre las ciencias exactas, sociales
o humanas, y a e llas diferenciarlas entre si y de sus ramas auxiliares o dis
ciplinas secundarias, hasta descender a lo que es un informal estudio o una
investigación a inquietudes generales, tareas éstas últimas que no requiere
diplomas universitarios o certificados de niveles inferiores, y más aún que
ellas y su enseñanzas no están en planes a cargo del Estado, ni se im
parten en aulas privadas- a excepciòn de algunos de reciente apariciònen
provincias de San Miguel de Tucumàn y San Fernando del Valle de Cata
marca- como es también la indagación genealógica, sobre la que nisiqui e
ra existen estudios validados sobre protocolos a seguir cuando se busca un
remoto antepasado a quien ya no le alcanza la prueba escrita.
Pero sin embargo, compartimos con las ciencias exactas o sociales o huma
nas en que entre ellas y la genealogía, surgimos para atender una necesi
dad material o del espíritu, también en que buscamos la verdad o su aproxi
mación, y principalmente en que una vez llegada a ella, sabemos que el tra
bajo aún no se nos ha terminado. Ante esto, estimo y como una sugerencia,
que debemos limitar u ordenar esa libertad del investigador de que hoy goza
A°- y B°-, son dos sentencias o proposiciones, entre las que existe una rela
ción lógica indefinida, y la ley de la probabilidad las mide y por la probabi
lidad de una de estas proposiciones, con firma la verdad de la otra. El valor
a estos enunciados son de confianza y credibilidad, y la relación recién se
definirá cuando se describan los axiomas o una constante autoevidente, o
principios que atañe al investigador. En este método racionalista, la verdad
se muestra, pero no se prueba.
Esta investigación ha visto su luz guiado por “ la constante autoevidente” (que así las
denomino solo como indicativa de un significado de comprensión inmediata y gene
ralizada de que es algo que goza de cierto consenso al menos por siglos y en una re
gión cualquiera) sufíciente y válida al menos en Indias, y que son pertinentes para es
tos estudios históricos o genealógicos locales y sin proyecciones superiores, -las que go
zan de una misma entidad y valor que los axiomas que son verdades que si tienen pre
tensiones de sentencias o leyes universales-, como son: a) “ lo desplazamientos migra
torios o traslativos de las familias se han realizado de norte a sud”, respondiendo a la
búsqueda de mejores oportunidades hacia lugares menos explorados, que van gene
rando las siguientes generaciones en este orden cronológico y geográfico, - el que, y no
como su derivado, se muestra como un axioma universal, para los movimientos mi
gracionales masivos o de las inversiones económicas del hombre, etc.- y b) “la ve
cindad o familiaridad era un factor agrupante para los nuevos emprendimientos de
viajes de la Península a Indias o dentro de ella”, y que sin ser necesario u obligatorio
de mostrarlos, sabemos que: a) que por experiencia tam bién el orden geográfico y
cronológico de la Conquista Española ha tenido ese mismo trazado de norte a sud,
empezando por Cuba en Centroamérica en 1492, por Yucatán en 1518, Lima 1535, La
Plata en 1538, Santiago del Estero en 1553, y por Córdoba de la Nueva Andalucía en
1574, hasta Buenos Aires en 1580, y esto respecto a la primera constante autoevidente,
y b) en cuanto a la segunda, en solo mi caso, la familiaridad o vecindad ha sido el
factor de terminante a los viajes emprendidos en mis primeros cuatro apellidos y conti
nuaría esta lista si nombramos a los anteriores a ellos.
El genealogista utiliza esta última ley de la proba bilidad y que sin saberlo lo
atribuye a su sentido común, pecando, en algunos casos, de insufi ciente,
por falta de conceptualización y de esque mas formales en estos supuestos
razonamien tos del investigador. Su sentido común o intuitivo si abarca ès
tos conceptos de la lógica, pero requiere más precisión, para evitarle falsas
afirmaciones o impidiéndole formular una falsedad a otra tesis correcta
mente presentada, y él con sus argumentos si falsos, y que esto sucede por
la inexistencia de un tercero arbitrador
Si son siglos los que han pasado entre el estudioso y el sujeto a estudio, ha
de ser una cuestión de esfuerzo del investigador en acumular mayor informa
ción, pero que la regla no se alterará, so pena de que si no se lleva ello a ca
bo, se caerá en la frustración sin los resultados queridos, pero como obra
del desconocimiento ante quien nada se le muestra o aparece por la propia
ceguera.
Los decisorios judiciales no están basados en la libre convicción o sana
crítica del juzgador, lo que es lógica pura, en contraposición a otras pruebas
documentales o testimoniales acerca das al proceso? Aunque las verdad en
estos casos es solo figurada o declarada para ciertas materias jurídicas y en
otras se persiga la verdad real, las connotaciones por falsío que acarreará
serían más de cuidar aquí, que a una falsedad implantada en la interpreta
ción de un suceso histórico. Pero en todos los casos la lógica es una ciencia
que conduce a la verdad, que es su único fin.
Pero qué decir de ciertos intentos fracasados del sistema judicial antiguo en
la apreciación de la prueba, cuando para facilitar el dictado de sen tencias y
estar libre del perjurium por parcialidad que esbozan unidades de medidas
para valorar las pruebas, al estilo de cálculos matemáticos, dándole mayo
res números a lo aceptable -según eran más o menos creíble en su eficacia
probatoria- y o (cero) cuando era ineficaz?
Que se apoyen o necesiten entre ellas, como cuando una ciencia recurre a
otra, solo eso significa en que se han sido útiles para y entre sí, por que to
das son parte del saber humano y vertientes de un solo conocimiento ávido
de todo pasado y futuro, sin que ello la convierta a una en disciplina de la
otra. Quién más que las ciencias saben de esto? En ciertas ocasiones, algu
nas se dicen disciplinas para propio galardón o superior dignidad, cuando es
la evolución de su misma materia bajo estudio, la que ha de darle sus lau
reles deseados.
Segunda Parte
Estos son los casos y actitudes del genealogista, del historiador y del ar
queólogo: a- que ante los vacios de la memoria colectiva: restablecerla. Y b-
ante la invisibilidad de las cosas por ellos ya dejadas: mostrárnolas redes
cubriéndolas.
Así creo que estos previos comentarios “materializan” el trabajo de los inves
tigadores poniendo en su justo lugar a sus labores, para vislumbrar la natura
leza de la metodología a adoptar y que con estos se deben contar para satis
facerlas, porque para nosotros la verdad es solo eso: llegar al fin del descu
brimiento satisfactoriamente
Si no, sería que podríamos argumentar en una misma proposición que noso
tros somos hijos de nuestros padres y también que no lo somos. O que tal
guerra ha existido y que nunca tal guerra haya podido existir, o el ar
queólogo nos podría proponer, que bajo mis pies se ha edificado Roma y
también que no se ha construido la misma Roma en este lugar.
La Lógica
Que alguien no resulte ser hijo de su pretendido padre por una prueba cer
tera científica, o que tal ciudad aparecida no es la que se pensaba o que tal
guerra creída nunca ha existido, no desvirtúa estas explicaciones, sino que
los nuevos análisis habrían echado luz a creencias equivocadas, pero indu
dable de que los hechos si existían de antes, con etiquetas erróneas.
Pero que significan los axiomas para los investigadores o para qué las nece
sitan si no van tras una verdad que es el resultado de una teoría abstracta?
A la primera, porque sobre ella se edifica hasta su fin y nada puede levantar
se fuera de ella. Y a la segunda, porque los axiomas nos marcan las sendas
para andar estrictamente dentro de nuestra direcciòn con seguridad,
impidiéndonos salirnos de ellas y no incurrir en incoherencias y principal
mente para llegar a nuestro destino en forma ponderable, que son los propó
sitos que perseguimos
Consideremos:
Esto es un ensayo experimental. Los años dirán sobre este método deducti
vo lógico, donde los axiomas son su piedra angular para deducir y predecir,
sacar hipótesis, teorías y su verdad científica
El nacimiento activa una red compleja dispuesta para el nacido para garanti
zar el orden social, y en lo particular individual-familiar, para la preservación
ordenada de su linaje.
Así visto, que es real y no una opinión, es claro que al momento de nacer
una persona, existen comportamientos sociales que lo gobiernan y se cons
tituyen en la base de las deducciones y en punto de arranque de una inves
tigación
Las Indias han sido colonia de la Corona Españo la desde 1492 hasta co
mienzos del s. XIX.
4. AXIOMA DE LA SEGURIDAD
6. AXIOMA DE LA HOMOGENEIDAD
7. AXIOMA DE PONDERACIÓN
Los nombres de pila y alias gozan del mismo valor de inferencia para la in
vestigación y el hallazgo de la verdad, que los múltiples apellidos
Todos son idénticos signos representativos idealizados del linaje que da cer
teza del individuo portante y que le pertenece, lo que se incrementa en tiem
pos actuales con los números de documentos personales, que cumplen e
llos la función de algoritmos aritméticos verificadores de los nombres e pila y
apellidos que les preceden
Las propiedades concedidas por el Rey por tiempo limitado o sus rentas, se
concedía no siempre por méritos y servicios del beneficiado, y continuaban
en cabeza de los hijos varones, en principio, y su orden se regía por el dere
cho sucesorio