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Línea temática: Enseñanza de las Ciencias Sociales en el marco del pos-conflicto.

Título: La pedagogía de la Paz como un mecanismo de transformación social.


Por: Euclides Sánchez Rojas.
Número de celular: 3023613703.
Correo: kile01@hotmail.com
Estudiante de Licenciatura en Ciencias Sociales – Universidad del Atlántico

Nos encontramos en un momento histórico de suma trascendencia para las futuras


generaciones, ya que a partir de este momento es que empiezan a plantear los
lineamientos que han de emplearse en la sociedad para pasar la transición de un
país en conflicto a un país que busca la reconciliación. Por tanto, se hace necesario
analizar nuestra situación actual y ver en conjunto los impedimentos y posibles
propuestas de solución. Cabe agregar, como diría el gran Nelson Mandela “Los
pueblos alzados en armas jamás alcanzarán la prosperidad”, esta frase dicha por el
político sudafricano fue pronunciada en un momento histórico donde el conflicto en
su país estaba encrudecido y es por esto que tenemos que añadirle ideas
relacionadas con nuestra realidad, es entonces cuando nos percatamos en la
actualidad que el silenciar los rifle no es suficiente para alcanzar la prosperidad,
llegar a una “paz positiva” (Muñoz, 2001), hace falta cambiar las estructuras
mentales que han reinado en nuestro país por más de 100 años y que sólo nos ha
causado más dolor. Teniendo en cuenta lo anteriormente planteado, la educación o
pedagogía de la paz se vuelve la propuesta más significativa para llegar a una
reconciliación verdadera y duradera, es aquí que tomando la idea del pedagogo
brasilero paulo Freire “el hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida
en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando
al mundo sufre los efectos de su propia transformación”, debido a esto, es que no
puede dejar de enseñarse en las aulas sobre pedagogía de la paz ya que es desde
las aulas que se alcanzará una repercusión en la sociedad en la medida en que se
interactúe, así mismo se generará un efecto dominó donde los estudiantes a los que
formemos se encarguen de propagar las ideas de reconciliación, tolerancia y
respeto por el otro.
Los medios de comunicación como reproductores de la violencia simbólica

Los medios de comunicación tienen la capacidad de transmitir de manera casi


instantánea y masificada la información. En la actualidad incluso es atribuible una
función de carácter pedagógico ya que más es el tiempo que se pasa expuesto a
los medios de comunicación que el tiempo en un centro de formación. Según Ramos
(1995) “los medios de comunicación pretenden incidir en las estructuras básicas de
relevancia y lo hacen porque no sólo aportan información sino también proporcionan
una construcción selectiva del conocimiento de la sociedad, señalando lo que es
importante y trivial mediante lo que dice o muestra, o lo que omite, silencian o
ignoran.” Citado por (cristian & rosalba, 2008). Los medios de comunicación
construyen la realidad, y forman parte fundamental del conocimiento de la sociedad
ya que genera las estructuras y condiciones mediante las cuales las personas
obtienen la información, y cómo esta cobra importancia teniendo en cuenta qué tan
veraz parece y cómo se identifican con la misma (por esto es que las noticias
sensacionalistas tienen tanto poder y cobran tanta importancia para las masas),
también cabe hacer la aclaración, que en el proceso de formación de los infantes
juegan un papel especifico y que si esta se encuentra direccionada a domesticar
mentes y mantener el orden establecido de la sociedad, tiene una repercusión de
carácter negativa ya que sustituye la autonomía del infante y lo hace más propenso
a ser manipulable en su etapa adulta, Para Martínez (1996), “cuando nuestro
imaginario colectivo proviene de la televisión son otros los que deciden qué
debemos saber y qué debemos ignorar. El lenguaje audiovisual de la televisión es
parte integrante de los procesos de desarrollo cognoscitivo del niño y lo acompaña
en su crecimiento; expuestos al medio desde edades muy tempranas sus colores,
luces, formas, palabras, sonidos y movimientos percibidos, contribuyen a su
estimulación y son parte de la educación cultural del niño.” (cristian & rosalba, 2008),
es aquí que como docentes y desde la mirada pedagógica se debe generar por
medio de la enseñanza los cimientos para que el niño tenga una mirada crítica del
contenido que le brinda los medios de comunicación.
Los medios de comunicación son también un mecanismo de opresión, ya que
buscan conducir a las masas a un mundo donde sean ignorantes de este y de sus
dinámicas, con el propósito de hacerlos más dóciles y manejables para los que
ostentan el poder, como ejemplo de esto tenemos lo ocurrido el 02 de octubre de
2015 en el polémico plebiscito para los acuerdos de La Habana, pudimos evidenciar
como se manifiesta en la realidad las tres técnicas para domesticar mentes
propuestas por Chomsky, las cuales son: la publicidad, los sondeos o estadísticas
y el marketing (Chomsky & Ramonet, 2002). Durante esta campaña de información
y desinformación que se vio en estas fechas, podemos destacar cómo los medios
construyeron una realidad, bombardeando a la sociedad con miles de imágenes,
videos, encuestas, esto genera en la mente una ilusión de que entre más imágenes
o información exista sobre un tema más veraz parece ante los ojos de las personas
y en contraposición, entre menos información se tenga de una noticia o hecho
menos relevante se hace para la sociedad, es aquí donde vemos cómo mediante el
uso del bombardeo sistemático de información y la omisión de la misma condiciona
la aceptación de la información y por tanto, la ciudadanía sufre un adoctrinamiento
constante, invisible y clandestino.
Teniendo en cuenta el control que ejercen los medios de comunicación en el
imaginario social hay que destacar también su culpabilidad respecto a la
reproducción de sentimientos de odio, venganza e intolerancia causando estigmas
y miedos que en última medida representan la utilización de violencia simbólica de
manera sistemática sobre el pueblo a manos de un culpable llamado «Medios de
comunicación». La violencia simbólica tal cual como la propone Bourdieu es aquella:

“coerción que se instituye por mediación de una adhesión que el dominado no


puede evitar otorgar al dominante (y, por lo tanto, a la dominación) cuándo sólo
dispone para pensarlo y pensarse o, mejor aún, para pensar su relación con él, de
instrumentos de conocimiento que comparte con él y que, al no ser más que la forma
incorporada de la estructura de la relación de dominación, hacen que ésta se
presente como natural...”
La violencia simbólica es una realidad la cual vivimos y padecemos de manera
extendida e intensificada desde que surgió la «Sociedad de la información», llamada
así por Castells, en la cual aquel quien posea el control de la información, tendrá la
ventaja sobre el otro.

“Si se tiene el control absoluto de los medios de comunicación y el sistema


educativo y la intelectualidad son conformistas, puede surtir efecto cualquier
política”
Chomsky

Este tipo de violencia es sin duda alguna la que más resultados le demuestra a la
elite poderosa, ya que manifiesta su poder sobre el otro y este no es consciente de
que está siendo oprimido. “La violencia simbólica es, para expresarme de la manera
más sencilla posible, aquella forma de violencia que se ejerce sobre un agente
social con la anuencia de éste. (...) En términos más estrictos, los agentes sociales
son agentes conscientes que, aunque estén sometidos a determinismos,
contribuyen a producir la eficacia de aquello que los determina, en la medida en que
ellos estructuran lo que los determina”. Es entonces que la ideología dominante
termina por volverse imperceptibles para los oprimidos y es aquí que debe existir
una mediación para desentrañar verdades escondidas y entender los trasfondos
para así acabar con ideologías de dominación y mitigar el impacto de los medios en
la reproducción de la violencia simbólica.

“Cómo desentrañar verdades escondidas, cómo desmitificar la farsa


ideológica, esa especie de trampa atrayente en la que caímos sin darnos
cuenta. Cómo enfrentar el extraordinario poder de los medios, del lenguaje
de la televisión, de su “sintaxis” que reduce el pasado y el presente a un
mismo plano y sugiere que lo que aún no existe ya está hecho. Más aun, que
diversifica temáticas en el noticiero sin dar tiempo a la reflexión sobre los
diversos asuntos.”
(Freire, 2002)

La autonomía de la persona se ve afectada directamente debido al bombardeo


sistemático de información que se encuentra en función de la domesticación del
individuo. Los medios de comunicación y de manera más concreta la televisión en
Colombia presenta una serie de programas que no son aptos para niños y se
escudan en el mensaje previo al programa donde se recomienda que los menores
de edad no pueden ver ese tipo de contenido; Sin embargo en los hogares el control
de estos contenidos para prohibirles o para dedicar el tiempo suficiente en que el
niño pueda asimilar la información que se encuentra frente a él sirviéndole de guía;
la exposición temprana a este tipo de contenidos, sin duda alguna causa
repercusiones sicológicas en el menor que conllevará a desarrollar un imaginario de
masa, esto tendrá como consecuencia en el tiempo una baja capacidad de
razonamiento crítico frente a lo que ve y sólo será un reproductor de todas las
dimensiones de violencia. Esto no quiere decir que el ver un programa violento te
condicione a serlo, la idea principal es destacar qué tanta exposición spameada de
este tipo de contenido normaliza frente al joven la situación y la vuelve parte de sus
imaginarios; por esto las personas pierden el factor sorpresa ante hechos de
carácter criminal, sistemáticos y terminamos violentando al otro, considerando estos
actos normales y por tanto, invisibilizando la realidad del otro, ya que se termina
victimizando a la víctima y no al agresor; esto se evidencia haciendo alusión al
Leviatán de Hobbes, en un aparente estado natural de guerra a nivel de imaginario.
En consecuencia Alonso y otros (1981):

“Este modelo de televisión es el principal agente formador de la cultura del niño. El


niño que nunca veía el televisor gozaba de una autonomía que el aparato arrebata
hoy a sus descendientes. Esta pérdida de autonomía del niño adquiere su máximo
exponente en la continua recepción de mensajes estéticos-culturales, de los cuales
no sólo es receptor pasivo, sino a menudo también inconsciente y, desde luego,
involuntario. La televisión destruye radicalmente toda posibilidad de reproducción de
la vieja cultura infantil, a la vez que destruye la capacidad misma de mantener un
espacio infantil autónomo, desde el cual los niños puedan construir creadoramente
cualquier otra cultura al margen de la cultura del consumo que el televisor les ha
instalado” citado por; (cristian & rosalba, 2008).

Concluyendo, se hace imperioso frente al papel de los medios de comunicación en


la actualidad tener en mente la conciencia crítica, ya que esta se encargara de
generar las herramientas de evaluación de la información que recibe, y permite
alejarse de la dominación. Asimismo, teniendo en cuenta que la comunicación no
es neutral ya que esta posee una intencionalidad previa de quien nos muestra la
información, y está direccionada siempre bajo los intereses de quien posee el poder
de la información.

“debemos desarrollar nuevas formas de combate para contrarrestar


adecuadamente la violencia de la opresión simbólica que poco a poco se ha
ido instalando en las democracias occidentales”
(Bourdieu, 2009)

Es en este momento que aparece la educación como estrategia para la


transformación de la sociedad y se debe empezar a dejar un lado la información
masificada y más bien darle las suficientes herramientas teóricas a las personas
para gestionar una pedagogía de paz que busque la transformación de la sociedad
colombiana.

Reconciliación y pedagogía de la paz


La historia colombiana es un vivo ejemplo de que nada se logra por medios violentos
y de que nos encontramos en un momento histórico, en el cual se hace necesario
un cambio; buscamos que se realice la transición de la sesilidad en la que se ha
encontrado el pueblo colombiano a un movimiento en aras del progreso y la
prosperidad, partiendo de modelos pedagógicos críticos: orientadas a la búsqueda
de la construcción de paz y reconciliación desde las aulas, con proyección social.
Jean Paul Lederach dice que la “reconciliación tiene muchas facetas y representa
un reto complejo, pero es de suma importancia en contextos de conflictos armados
y prolongados” (Lederach, 2015) esto se aplica en nuestro conflicto de medio siglo,
y en este proceso de transición se hace necesario asumir la reconciliación como
pilar de cambio. La reconciliación no debe asumirse en el simple y resumido acto
simbólico de un abrazo entre los representantes de ambos bandos. La reconciliación
debe arraigarse en la mentalidad del pueblo colombiano para poder superar está
etapa de conflicto que ha padecido por muchos años y de la que aparentemente se
encuentra a punto de salir; el conflicto vio un avance con el cese del combate
armado por parte de las FARC, encontrándose esta con la intención de ejercer
confrontación pero desde la política y con ideas en lugar de balas; así mismo, se
hace necesario agregar que, el ELN (la otra guerrilla más fuerte de ultra-izquierda
en el país) también adelanta negociaciones con el gobierno colombiano. La
reconciliación es perdón, pero también es verdad y memoria, por lo que se hace
necesario mirar constantemente al pasado para velar por un futuro mejor donde no
exista repetición de los actos que vulneren al resto de la sociedad. No puede surgir
de manera vertical, solo por cumplir “la reconciliación no funciona ni por obligación
ni por ley”, si el proceso de paz se fundamenta en la disposición de los altos mandos
del gobierno, en lugar de la iniciativa del pueblo; este se encontraría condenado a
convertirse en un "acuerdo de papel" sin lograr generar en la realidad social un
impacto positivo. Esto debido obviamente a que este proceso no parte de su propio
contexto y se mira desde la verticalidad. Aunque exista una normativa por parte del
estado, si esta no nace de la costumbre, las heridas y estigmas del conflicto
generarán una resistencia por parte de la población civil que nos llevaría a un estado
de “paz imperfecta”. Es por tanto necesario afirmar, que la reconciliación nace por
parte de la comunidad de manera inductiva, partiendo de lo particular hasta llegar
al marco general de la nación.
Aunque en el conflicto armado colombiano los mayores afectados han sido los
habitantes de las zonas rurales, lugares donde se dieron los enfrentamientos
armados y donde más muertes de los dos bandos y de la población civil ocurrieron,
en las urbes los efectos se asentaron directamente en las mentalidades, aunque no
se escuchasen disparos, los “estigmas sociales” que existían repercutían
directamente en la población civil, que aún hoy se encuentra renuente ante el tema
relacionado con el acuerdo y el pos-acuerdo (esto se pudo evidenciar en los
resultados de la acción democrática del plebiscito del sí y el no, donde el no ganó
de manera rotunda en las ciudades). Mientras en el campo existió una violencia
material, en la ciudad imperó la violencia simbólica alimentada por los medios de
comunicación que de una forma u otra reproducen la violencia simbólica de la que
habla Bourdieu.
Las iniciativas de paz en las últimas dos décadas han surgido de las mismas
comunidades tales como: la Asociación de Trabajadores Campesinos de Carare, la
Neutralidad Activa de la Organización Indígena de Antioquia (OIA), en 1994; la
Comunidad de Paz de San José de Apartadó, en 1997; la Comunidad de Paz de
San Francisco de Asís, en 1997; y la Asamblea Municipal Constituyente de Mogotes,
de Santander, en 1998 y la misma iglesia católica que ha trabajado en proyectos
sociales de reconciliación y dialogo. Han sido sin duda algunos grandes avances de
parte del sector civil, que refuerza y apoya el proceso de reconciliación; no obstante,
no existe realmente una política pública de estado enfocado en los colegios como
impulsadores de la transformación social y la reconciliación de la nación, sólo
existen los llamados «Proyectos transversales» que no llenan el vacío de una
política verdaderamente encaminada al pos-conflicto dentro del sistema educativo;
las llamadas «Cátedras de paz» que son una manifestación de lo anterior, tiene
falencias en la medida en que realmente no se trabaja, sino de manera leve y
parcializada sin abordar las vivencias ni las realidades propias de los sujetos,
simplemente conceptualizando el conflicto. El Centro Nacional de Memoria Histórica
busca de manera vehemente generar lineamientos que posibiliten a todos los
actores adquirir capacidades enfocadas en la solución y prevención de los conflictos
y busca desarrollar una “pedagogía de la paz”, efectiva que se encuentre dirigida a
toda la población sin discriminar si es una zona rural o urbana.

Con este propósito El Centro Nacional de Memoria Histórica propone la llamada


«caja de herramientas», esta es una herramienta metodológica que conjuga todo
tipo de materiales que permiten debatir la memoria histórica del conflicto, dándole
gran significancia al micro relato como mecanismo de construcción histórico.
También pretende que los y las estudiantes desde sus construcciones individuales
reconozcan las dinámicas del conflicto, las consecuencias y desarrollen la
capacidad para fomentar desde sus casas a la no repetición de los actos violentos;
esto por medio del desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y una empatía
hacia el otro.
Teniendo en cuenta lo anteriormente planteado, los instrumentos de los que son
dueños los y las estudiantes “las memorias de la vida” que nos permiten, desde el
reconocimiento, propender a generar un «desaprendizaje de la guerra». La violencia
y los actos negativos se aprenden en la medida en las que estemos expuestos a
estos, es así como también este tipo de imaginarios se puede desaprender al
retomar el valor por la vida y la empatía hacia los otros, partiendo desde principios
como los democráticos, el respeto y la inclusión de los que ya nos hemos apropiado.
La pedagogía de la paz engloba todo lo anterior con el propósito de reparar el tejido
social vulnerado por tantos años de conflicto en nuestra sociedad. No debemos ver
la enseñanza sobre el conflicto de manera simplista, sino partir desde los conflictos
y actos violentos en las aulas de clase, que solucionen los problemas desde su
propio contexto, con el propósito de repercutir en la sociedad al cambiar su
imaginario social sobre violencia y conflicto. “abonar el terreno para el pos-conflicto”

En conclusión, es la educación quien en este momento histórico debe tomar las


riendas del proceso del pos-conflicto con la labor de subsanar esas heridas y
estigmas que ocasionó en la sociedad esas 5 décadas de conflicto; desde la
educación se pueden generar las más significativas transformaciones en la
sociedad. Un importante teórico del aprendizaje (Larreamendy-Joerns, 2011)
sostenía que aprender es “convertirse en otro”. Es decir, aprender no es
simplemente sumar contenidos sobre una base de sujeto ya constituida: aprender
consiste en transformar dicha base no por adición, sino por reorganización. Cuando
la enseñanza conecta con la identidad, el sujeto que sale del aula es diferente del
sujeto que entra en ella, toma la batuta y lidera las transformaciones” (CNMH, 2015).
La pedagogía de la paz tiene como gran ventaja la posibilidad de nutrirse de
diversas teorías pedagógicas en su aplicación y también puede desarrollar todo tipo
de estrategias didácticas, ya que es un eje transversal de la sociedad y por lo tanto
de la escuela. Consecuentemente es la única que puede acabar con las dinámicas
relacionadas a la violencia simbólica y como afecta a la sociedad, al generar los
espacios de reflexión crítica sobre los contenidos epistemológicos del tema.

Es mediante el desarrollo de una pedagogía de la paz efectiva donde realmente


podemos hablas de formación para el posconflicto. Esta pedagogía no debe verse
desde la órbita del conflicto armado a nivel histórico sino que debe enfocarse en la
capacidad de dialogo con el fin de desarrollar habilidades empáticas en el estudiante
que ayuden a reconstruir el tejido social dañado. No puede sectorizarse la
pedagogía de la paz ya que esta es única y universal, las zonas rurales si bien han
sufrido más flagelos directamente relacionados con la violencia, es desde todos los
ámbitos, tanto rural como urbano donde se necesita el desarrollo de este
mecanismo de transformación social que viene siendo la pedagogía de la paz.

Asimismo el papel del docente y más aún del licenciado en ciencias sociales es
generar espacios de participación activa donde los estudiantes asimismo generen
espacios de ciudadanía mediante el dialogo, formar a nuestros estudiantes como
sujetos éticos y políticos, ya que sólo un pueblo maduro y educado en la diferencia
puede conseguir la tan anhelada paz, formar sujetos de derecho que sean
conscientes de su papel en la sociedad.

No desconocer a los medios de comunicación sino utilizar su potencial buscando


generar pensamiento crítico a través del estudio de este. Generar estrategias en las
aulas, mediante el uso de los medios de comunicación el estudiante pueda
desarrollar pensamiento crítico y así lograr una emancipación mediática: que los
estudiantes tengan la capacidad de identificar las intencionalidades detrás de la
información expuesta por los medios de comunicación.

No obstante, la actual postura del gobierno colombiano desvalora el potencial del


estudiantado, empleando por un lado la reducción de la inversión a la educación y
al desarrollo científico y por el otro lado hace caso omiso a un problema de
desfinanciamiento que sufren las universidades públicas, debido al mal
direccionamiento del dinero en programas como ser pilo paga, que termina por
poner en manos privadas el erario público. Y se privilegia el proyecto que beneficia
a una pequeña minoría por un plan de acción efímero llevando las posibilidades de
entrar en la educación superior a menos beneficiarios.
(falta cerrar la conclusión)

Bibliografía
Bourdieu. (2009). la violencia como reproducción bipolítica del poder-pensamiento y acción.
Buenos aires: Zorzal-Bogotá.

Chomsky, N., & Ramonet, I. (2002). Cómo nos venden la moto. Barcelona: Icaria editorial s.a.

CNMH, C. N. (2015). Un viaje por la memoria histórica: Aprender la paz y. Bogotá: CNMH.

cristian, j., & rosalba, m. (2008). Influencia de la televisión en los niños. analisis a través del dibujo
infantil. Revista Comunicación. universidad autónoma de baja california, 22.

Freire, P. (2002). Pedagogía de la indignación: Saberes necesarios para la práctica educativa.


Buenos Aires : Siglo XXI.
Lederach, J. (2015). Reconciliación, el gran desafío de Colombia. Bogotá: semana libros.

Muñoz, F. (2001). La paz imperfecta. granada: universidad de granada.

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