d) Lóbulo Occipital.-
—Percepción e interpretación de estímulos visuales.
—Reconocimiento espacial.
Las convulsiones del lóbulo temporal pueden provenir de un defecto anatómico o una
cicatriz en el lóbulo temporal, aunque a menudo se desconoce la causa. Las
convulsiones del lóbulo temporal se tratan con medicación. Para algunas personas
que no responden a la medicación, la cirugía puede ser una alternativa.
Síntomas
Una sensación poco común (aura) puede preceder a una convulsión del lóbulo
temporal, lo que actúa como una advertencia. No todas las personas que tienen
convulsiones del lóbulo temporal tienen auras, y no todos los que las tienen las
recuerdan.
El aura es, en realidad, una simple convulsión focal o parcial, una que no afecta la
conciencia. Algunos ejemplos de auras son los siguientes:
Si esto sucede en solo una zona del cerebro, el resultado son convulsiones focales.
Una convulsión del lóbulo temporal es una convulsión parcial que se origina en uno
de los lóbulos temporales.
Fiebre alta.
Nivel bajo de azúcar en la sangre.
Abstinencia de alcohol o drogas.
Accidentes cerebrovasculares.
Tumores cerebrales.
Infestaciones cerebrales, como neurocisticercosis.
Lesiones cerebrales traumáticas u otras lesiones en la cabeza.
Falta de oxígeno en el cerebro (por ejemplo, durante el nacimiento).
Algunos trastornos genéticos (como el síndrome de Down).
Otras enfermedades neurológicas (como la enfermedad de Alzheimer).
Se desconoce la causa de la epilepsia en 2 de cada 3 personas que tienen este
trastorno. Este tipo de epilepsia se conoce como criptogénica o idiopática.
Lea más acerca de las causas de la epilepsia en la Biblioteca Nacional de Medicina de
los EE.UU.: Generalidades sobre la epilepsia.
Epileptólogos y neurólogos.
Personal de enfermería.
Sicólogos.
Técnicos.
Muchos centros de epilepsia trabajan con hospitales universitarios y con científicos
investigadores.
14. ¿Hay preocupaciones especiales para las mujeres que tienen epilepsia?
Las mujeres que tienen epilepsia enfrentan retos especiales. Los cambios hormonales
pueden hacer que algunas mujeres con epilepsia tengan más convulsiones durante la
menstruación.
Para las mujeres con epilepsia, también hay preocupaciones especiales respecto al
embarazo, porque tener una convulsión y tomar ciertos medicamentos durante el
embarazo puede aumentar el riesgo de daños en el bebé.
Si usted tiene epilepsia y planea quedar embarazada, hable con su equipo de salud
sobre la mejor manera de cuidarse y cuidar a su bebé en gestación.
Epilepsias familiares.
Tumores cerebrales.
Todo lo que interrumpa las conexiones normales entre las células nerviosas del cerebro puede provocar una
convulsión; esto incluye fiebre alta, bajo nivel de azúcar en sangre, abstinencia de alcohol o drogas, o una
conmoción cerebral. En estas circunstancias, cualquier persona puede tener una o más convulsiones. Sin
embargo, cuando una persona sufre dos o más convulsiones recurrentes, se considera que tiene epilepsia.
Existen muchas causas posibles de epilepsia, que incluyen un desequilibro de sustancias químicas que envían
señales nerviosas llamadas neurotransmisores, tumores, accidentes cerebrovasculares (ataques cerebrales),
malformaciones en el cerebro, trastornos genéticos, hipertensión, infecciones cerebrales y daños cerebrales
como consecuencia de enfermedades o lesiones, o alguna combinación entre estas. En la mayoría de los
casos, la epilepsia puede tener causas no detectables.
Una convulsión se produce cuando una parte o partes del cerebro reciben un estallido de señales eléctricas
anormales que interrumpe temporalmente la función eléctrica normal del cerebro.
Convulsiones focales. Las convulsiones focales se presentan cuando se produce una función eléctrica
cerebral anormal en una o más zonas de una parte del cerebro. Las convulsiones focales también se pueden
denominar convulsiones parciales. Con las convulsiones focales, en especial las convulsiones focales
complejas, el niño puede experimentar un aura antes de que se produzca la convulsión. El aura más común
implica sentimientos tales como un deja vu, una fatalidad inminente, miedo, o euforia. Un aura también
puede consistir en cambios visuales, anomalías auditivas o cambios en el sentido del olfato. Existen dos tipos
de convulsiones parciales, que son los siguientes:
o Convulsiones focales simples. El niño puede presentar diferentes síntomas según la zona del cerebro
afectada. Si el funcionamiento eléctrico cerebral anormal se produce en el lóbulo occipital (parte posterior
del cerebro, que involucra a la visión) el niño puede sufrir alteraciones en la vista. Sin embargo, es más
común que el trastorno afecte los músculos del niño. La actividad de las convulsiones se limita a un conjunto
muscular aislado, como por ejemplo, los dedos, o a músculos más grandes en los brazos y las piernas. En
este tipo de convulsión localizada en un solo lado del cerebro, el niño no pierde el conocimiento. Es posible
que experimente sudor, náuseas o palidez.
o Convulsiones focales complejas. Este tipo de convulsiones generalmente se produce en el lóbulo temporal
del cerebro, la zona que controla la función de las emociones y la memoria. Las convulsiones suele durar
entre uno y dos minutos. Generalmente, durante estas convulsiones, el niño pierde el conocimiento. Perder
el conocimiento no significa que el niño se desmaya; algunas veces, el niño puede dejar de percibir lo que
sucede a su alrededor. El niño puede aparentar estar despierto, pero al mismo tiempo presentar diversas
conductas. Las conductas pueden ser las siguientes: ahogarse, relamerse los labios, correr, gritar, llorar y/o
reírse. También puede haber alteraciones de la conciencia si la convulsión se extiende desde un lado del
cerebro para comprometer los dos lados. Cuando el niño vuelve en sí después de la convulsión, es posible
que se queje porque se siente cansado o con sueño. Esto se denomina período postictal.
Convulsiones generalizadas. Las convulsiones generalizadas afectan a ambos lados del cerebro
simultáneamente. Después de la convulsión, se produce la pérdida de conocimiento y un estado postictal,
aunque algunas convulsiones generalizadas tienen períodos de estado postictal muy breves. Entre los tipos
de convulsiones generalizadas se incluyen los siguientes:
o Convulsiones de ausencia (también llamadas pequeño mal o petit mal). Estas convulsiones se caracterizan
por un breve estado de consciencia alterada y episodios de mirada fija. Por lo general, el niño mantiene la
postura durante la convulsión. Puede mover la boca o la cara, o pestañar. Las convulsiones no suele durar
más de 30 segundos. Cuando terminan, es posible que el niño no recuerde lo que acaba de ocurrir y continúe
con sus actividades, actuando como si no hubiera sucedido nada. Estas convulsiones pueden producirse de
unas pocas a docenas de veces al día. A veces se las confunde con un problema de aprendizaje o de conducta.
Las convulsiones de ausencia casi siempre comienzan entre los 4 y los 12 años de edad.
o Atónicas (también llamadas ataques de caída). En las convulsiones atónicas, se produce una pérdida
repentina del tono muscular, por lo que el niño puede caerse si está de pie o dejar caer la cabeza de repente.
Durante la convulsión, el niño está sin fuerzas y no responde.
o Convulsiones generalizadas tónico-clónicas (también llamadas gran mal o grand mal). La forma clásica de
este tipo de convulsión, que puede no presentarse en todos los casos, se caracteriza por cinco fases diferentes.
El cuerpo, los brazos y las piernas se flexionan (se contraen), se extienden (se estiran) y tiemblan (se
sacuden), seguidas por un período clónico (contracción y relajación de los músculos) y del período postictal.
No todas estas fases se presentan en cada uno de estos tipos de convulsiones. Durante el período postictal,
el niño puede tener sueño, problemas de la vista o del habla, un fuerte dolor de cabeza, fatiga o dolores en
el cuerpo.
o Convulsiones mioclónicas. Este tipo de convulsiones consiste en movimientos rápidos o una sacudida brusca
de un conjunto de músculos. Estas convulsiones tienden a producirse en agrupaciones, es decir, que pueden
ocurrir varias veces al día o durante varios días seguidos.
o Espasmos del lactante. Es un tipo de trastorno convulsivo poco común que afecta a lactantes generalmente
antes de los 6 meses de vida. Se produce con mayor frecuencia cuando el niño se despierta o cuando intenta
dormirse. Los lactantes suelen experimentar breves períodos de movimientos del cuello, el tronco o las
piernas que duran unos pocos segundos. Es posible que experimenten cientos de estas convulsiones al día.
La mayoría de los espasmos del lactante tienen causas serias. Aunque el niño reciba un tratamiento adecuado,
pueden presentarse complicaciones a largo plazo.
o Convulsiones febriles. Este tipo de convulsiones está asociado con la fiebre. Estas convulsiones son más
frecuentes en los niños de entre 6 meses y 5 años de edad, y es posible que existan antecedentes familiares
de este tipo de convulsiones. Las convulsiones febriles que duran menos de 15 minutos se llaman simples y,
generalmente, no tienen efectos neurológicos a largo plazo. Las convulsiones que duran más de 15 minutos
se llaman complejas y pueden producir alteraciones neurológicas a largo plazo en el niño. Muchos niños que
presentan convulsiones febriles tienen afecciones genéticas.
o Fiebre/Infección
o Factores genéticos
o Alcohol y drogas
o Infecciones
o Trastornos congénitos
o Factores genéticos
o Razones desconocidas
o Tumor cerebral
o Problemas neurológicos
o Abstinencia de drogas
o Medicamentos
Mirada fija
Rigidez corporal
Caídas repentinas sin motivo aparente, especialmente cuando están asociadas con la pérdida del
conocimiento
Confusión o aturdimiento
Movimiento rítmico de la cabeza como asintiendo, cuando está asociado con la pérdida de percepción o del
conocimiento.
Durante la convulsión, el niño puede presentar una coloración azulada en los labios y no respirar
normalmente. Los movimientos suelen ir seguidos de un período de sueño o desorientación.
Los síntomas de una convulsión pueden parecerse a los de otros problemas o trastornos de salud. Consulte
siempre al médico de su hijo para obtener un diagnóstico.
Análisis de sangre.
Electroencefalograma (EEG). Procedimiento que registra la actividad eléctrica continua del cerebro
mediante electrodos conectados al cuero cabelludo.
Resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés). Procedimiento de diagnóstico que utiliza una
combinación de imanes grandes, radiofrecuencias y una computadora para producir imágenes detalladas de
los órganos y las estructuras internas del cuerpo.
Tomografía computarizada (también llamada escáner CT o CAT, por sus siglas en inglés). Procedimiento
de diagnóstico por imágenes que utiliza una combinación de radiografías y tecnología informática para
obtener imágenes horizontales o axiales (a menudo llamadas "cortes") del cuerpo. Una tomografía
computarizada muestra imágenes detalladas de cualquier parte del cuerpo, incluso los huesos, los músculos,
la grasa y los órganos. Las tomografías computarizadas muestran más detalles que las radiografías generales.
Punción lumbar (punción espinal). Se coloca una aguja especial en la parte baja de la espalda, dentro de la
duramadre, por debajo del nivel donde termina la columna vertebral. Se puede medir la presión que existe
en el canal espinal y en el cerebro. Se puede extraer una pequeña cantidad de líquido cefalorraquídeo (LCR)
y enviarla como prueba para determinar la existencia de una infección u otros problemas. El líquido
céfalorraquídeo baña el cerebro y la médula espinal de su hijo.
Tipo de convulsión
Su opinión o preferencia
El objetivo del tratamiento para las convulsiones consiste en controlar, detener o disminuir la frecuencia de
las convulsiones sin interferir en el crecimiento y desarrollo normal del niño. Entre los objetivos principales
del control de las convulsiones se incluyen los siguientes:
Medicamentos. Existen muchos tipos de medicamentos que se utilizan para tratar las convulsiones y la
epilepsia. Los medicamentos se eligen según el tipo de convulsiones, la edad del niño, los efectos
secundarios, el costo del medicamento y la aceptación por parte del niño.
Generalmente, los medicamentos que se utilizan en el hogar se administran por vía oral (por ejemplo,
cápsulas, pastillas, gránulos o jarabes), pero en algunos casos esto se hace por vía rectal (en el recto del niño)
o intranasal (dentro de las fosas nasales). Si el niño se encuentra hospitalizado, el medicamento puede
inyectarse o administrarse por vía intravenosa (IV).
Es importante que su hijo tome los medicamentos respetando los horarios y las indicaciones del médico. El
cuerpo de cada persona asimila un mismo medicamento de forma diferente, por lo que es posible que deban
realizarse ajustes (de dosis y horarios) para lograr un buen control de las convulsiones. Evite interrumpir de
golpe los medicamentos de su hijo para las convulsiones, ya que eso puede causar que aumente la cantidad
o la gravedad de los ataques. Los medicamentos anticonvulsivos se deben reducir siguiendo las indicaciones
del médico de su hijo.
Todos los medicamentos pueden tener efectos secundarios, aunque es probable que algunos niños no los
experimenten. Hable con el médico acerca de los efectos secundarios de los medicamentos que toma su hijo.
Durante el tiempo que su hijo esté tomando los medicamentos, es posible que se realicen diferentes exámenes
para supervisar su eficacia. Por ejemplo, los siguientes:
o Examen de sangre. Generalmente, es necesario extraer sangre con frecuencia para comprobar los niveles de
medicamento en el cuerpo. Basándose en esos niveles, el médico puede aumentar o reducir las dosis para
alcanzar el nivel deseado. Este nivel se denomina nivel terapéutico que se logra cuando el medicamento
alcanza su punto máximo de eficacia. También puede examinarse la sangre para vigilar los efectos de los
medicamentos en los órganos del cuerpo.
o Electroencefalograma (EEG). Procedimiento que registra la actividad eléctrica continua del cerebro
mediante electrodos conectados al cuero cabelludo. Este examen se lleva a cabo para monitorizar la manera
en que el medicamento resuelve los problemas eléctricos del cerebro.
o Dieta cetogénica. Algunos niños que tienen problemas con los medicamentos o cuyas convulsiones no se
están controlando bien, pueden tener que realizar una dieta especial llamada dieta cetogénica. Este tipo de
dieta es baja en carbohidratos y alta grasas.
Mantequilla
Nata
Aceite
Mayonesa
Queso crema
Tocino
Queso
Panes y cereales
Frijoles
Leche
Refrescos
Dulces
El médico determinará si esta dieta es apropiada para su hijo. Cuando se comienza una dieta cetogénica, su
hijo debe ingresar al hospital. Mientras está en el hospital, pueden pasar entre cuatro y cinco días para
iniciar la dieta y para que usted aprenda a planearla.
Durante la estadía en el hospital, su hijo no podrá comer por uno o dos días, hasta que se midan las cetonas
en la orina. Una vez que se detecta la presencia de cetonas en la orina, se puede empezar con batidos
especiales con alto contenido graso y bajo contenido de carbohidratos. A veces se los llama batidos
cetónicos. Después de varios de estos batidos, su hijo comenzará a ingerir alimentos sólidos.
Usted también puede aprender a examinar la orina de su hijo para detectar cetonas. El dietista le ayudará a
determinar cuánta grasa, proteínas y carbohidratos puede consumir su hijo, cantidades que normalmente se
dividen en tres comidas diarias. Preparar una dieta cetogénica puede ser un desafío, ya que además se
necesita pesar todos los alimentos en una balanza. Dado que la dieta cetogénica no es una dieta equilibrada
nutricionalmente, es necesario agregar suplementos vitamínicos y minerales.
Algunos medicamentos y otros productos como las pastas dentales y los enjuagues bucales contienen
carbohidratos. Es importante evitar estos productos cuando su hijo lleva adelante una dieta cetogénica. Es
posible que su hijo no produzca cetonas en la orina si se incluyen demasiados carbohidratos en la dieta. El
médico y el dietista de su hijo pueden darle una lista de medicamentos y productos que no contienen
carbohidratos.
10 g de queso cheddar
10 g de tocino
21 g de mantequilla
Pueden existir ciertos efectos secundarios cuando se utiliza este procedimiento. Entre otros, se incluyen los
siguientes:
o Voz ronca
o Cambio en la voz
Cirugía. Otra opción de tratamiento para las convulsiones es realizar una cirugía de cerebro para quitar o
desconectar la parte afectada del cerebro que genera las convulsiones. Puede considerarse para un niño que:
o Tiene convulsiones que comienzan siempre en una zona determinada del cerebro
o Tiene convulsiones en una parte del cerebro que se puede extraer sin alterar funciones importantes como el
habla, la memoria o la visión
Las cirugías para la epilepsia y las convulsiones son procedimientos muy complicados que los lleva a cabo
un equipo quirúrgico especializado. La operación se realiza para extraer la parte del cerebro donde se
producen las convulsiones o, a veces, para evitar que las corrientes eléctricas inadecuadas se extiendan por
el cerebro.
El niño puede estar despierto durante la cirugía. El cerebro en sí no siente dolor. Si el niño está despierto, es
capaz de cumplir órdenes, y esto resulta fundamental para que los cirujanos se aseguren de no dañar zonas
importantes del cerebro.
La cirugía no es una opción para todos los pacientes con convulsiones. Hable con el médico de su hijo para
obtener más información.
Más información acerca del niño con convulsiones o epilepsia
Asegúrese de que usted y su hijo (si tiene la edad apropiada) comprendan el tipo de convulsiones que padece
y la clase de medicamento o medicamentos que necesita.
Conozca las dosis, los horarios y los efectos secundarios de todos los medicamentos.
Consulte con el médico de su hijo antes de administrarle otros medicamentos. Los medicamentos para
controlar las convulsiones pueden interactuar con otros y eso podría disminuir su eficacia y/o causar efectos
secundarios.
Las mujeres jóvenes en edad fértil que toman medicamentos para las convulsiones deben saber que estos
medicamentos pueden dañar al feto y disminuir la eficacia de los anticonceptivos orales.
Busque información en su estado o localidad acerca de la existencia de leyes que regulen la posibilidad que
tienen las personas con epilepsia o convulsiones de conducir vehículos.
Si su hijo tiene un buen control de las convulsiones, las restricciones a las que deberá someterse serán
mínimas. Siempre debe utilizar un casco al practicar deportes (como el patinaje en línea, el hockey y las
patinetas) o al montar en bicicleta. Además, debe asegurarse de contar con la supervisión de un amigo o un
adulto cuando practique natación.
El seguimiento la evaluación específicos serán determinados por el médico de su hijo. Hable con su
proveedor sobre todos los temas de seguridad.
Es posible que el niño no necesite medicamentos anticonvulsivos en toda su vida. Algunos niños pueden
dejar de tomar sus medicamentos si no tienen convulsiones durante uno o dos años. Esto lo determinará el
médico de su hijo.
1. Jóvenes. La mayoría de estudios señalan que los déjà vu se dan sobre todo entre
los 15-25 años, tendiendo a ser más infrecuentes en personas más mayores.
2. Cansancio. Se ha visto que bajo condiciones de fatiga, es más probable que
experimentemos un déjà vu.
3. Personalidad. Se ha encontrado cierta relación entre tener una inteligencia y una
creatividad altas y experimentar déjà vu.
No obstante, aunque para la mayoría de nosotros es algo que ocurre rara vez, y a lo
que solemos responder más bien con curiosidad y fascinación que con temor, hay
personas que padecen de déja vú crónicos, lo cual les hace sufrir bastante. Estos
casos crónicos se han relacionado en ocasiones con lesiones en una zona del cerebro
llamada lóbulo temporal y, con epilepsias.
Relativismo: es la postura que niega la existencia de una verdad absoluta, es decir, válida en
sí misma en cualquier tiempo y lugar.