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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
SEMINARIO: WITTGENSTEINSN.
KEVIN JULIAN PEÑA MUÑOZ COD: 432719
PONENCIA

LA CRÍTICA DEL LENGUJE EN EL TRACTATUS


Una restricción, no una equiparación.

Tanto él (Wittgenstein) como ellos (los positivistas lógicos)


trazan límites, que son como líneas costeras, al lenguaje.
Pero, mientras para los segundos lo importante es la
isla de lo que puede decirse, para Wittgenstein lo
más importante es el océano de lo inefable. 1

El Tractatus lógico-philosophicus (TLP) fue considerado –en un principio- un escrito dedicado exclusivamente
al análisis y crítica de los problemas filosóficos sobre lógica y lenguaje por personajes como Bertrand Russell y
los empiristas lógicos; y no es difícil notar las razones que los llevó a tal interpretación, ya que gran parte del
libro se dedica a tales temas y un primer encuentro con sus páginas pueden conducir a aquella suposición. Pero
es bien sabido que Wittgenstein no estuvo de acuerdo con esa manera de interpretar su obra, pues consideraba
que malentendía totalmente su intensión. Es plausible que este descontento llevara a plantear y presentar, tiempo
después, una visión diferente del Tractatus, una visión que se percato de su carácter ético, que parece
desempeñar un papel central, como intentaré mostrar más adelante, en la obra mencionada. Estas dos formas de
ver el Tractatus han sido denominadas como la interpretación lógica, por un lado, y la ética, por el otro2.
Ahora bien, es claro que el artículo de Margutti intenta compenetrar las dos interpretaciones sugeridas
anteriormente, las cuales considera procesos que permiten argüir la hipótesis de que: el Tractatus es una obra de
iniciación (un proceso de muerte y renacimiento), con la cual se podría conducir a una persona a lo que él llama
“la contemplación mística silenciosa”; además supone que a través de cinco fases logrará demostrarlo. Teniendo
esto en cuenta, intentaré analizar si las partes del argumento son suficientes para sostener la suposición
presentada por el autor. Aclarado el propósito de esta ponencia, presentaré la manera como pretendo
desarrollarla. En primer lugar, haré una descripción compendiosa de las cinco fases del texto. En segundo lugar,
presentaré algunas cuestiones que, en mi opinión, son problemáticas o insuficientes para el propósito del texto.
Luego hablaré de un factor que me parece fundamental en el pensamiento de Wittgenstein, y que no fue tenido
en cuenta en el artículo, con lo cual procuraré solucionar algunas cuestiones plateadas en la segunda parte.
Hecho lo anterior, espero tener suficientes razones para dar una respuesta al propósito capital de este trabajo.
Para finalizar dejaré plateadas preguntas que espero sean tratadas en el transcurso de la sesión.
I
El Tractatus, una manual de iniciación.

Al inicio del artículo Margutti nos habla de que la obra de Wittgenstein puede ser considerada como un texto de
iniciación. Este proceso requeriría de dos escaleras, la lógica y la ética, para alcanzar una forma especial de ver
la vida. Además piensa que la mejor manera de explicar y justificar su supuesto es presentando las siguientes
fases.
En el acápite inicial –dejando de lado la introducción- se presentan los diferentes pensadores y doctrinas que
influyeron en la manera como el austriaco veía y problematizaba la vida, en otras palabras, fue el impacto
producido por autores como Russell, Schopenhauer y Mauther, lo que hizo que diversas inquietudes éticas,
estéticas, filosóficas y lógicas encubaran en su mente, y que posteriormente fueron expuestas y solucionadas –a
su manera- en el TLP. Esta fase, según Margutti, no sólo tiene la función de aclararnos el origen de los
fundamentos tractarianos, sino que posibilita ver y entender la obra como un grupo compacto de ideas que
comparten un mismo propósito. En lo que a mí respecta, en esta primera parte, se llega a inferir: a) que la
1
Esta en una metáfora hecha por Engelmann –amigo de Wittgenstein- citada en Meléndez, Pág. 76.
2
Ref. Meléndez, Pág. 67.
filosofía tractariana es una conjunción acomodada de las diferentes doctrinas que lo afectaron; b) que la crítica
del lenguaje y el límite entre lo que se puede decir y lo que no se puede decir propuesto en tal crítica, es la
manera que su autor encontró para encuadrar3 su investigación lógica y su perspectiva ética. Por último,
Margutti deja esbozada la necesaria transición de la escalera lógica a la ética como parte de la iniciación.
En la segunda parte, se expone la crítica y análisis del lenguaje hecho por Wittgenstein en el Tractatus (el
cual trataré más adelante) para demostrar que el lenguaje sólo puede referirse a los hechos del mundo si se quiere
decir algo con sentido.
Después, en la tercera fase, trata la relación que se encuentra en el Tractatus entre el sujeto trascendental y el
mundo, que además de su origen, parece corresponder palmo a palmo con la filosofía de Schopenhauer y el
cristianismo tolstoiano. Esto tiene el propósito, según creo, de revelar que toda acción volitiva, todo lo
concerniente a la ética, a lo místico y lo estético, están más allá de los hechos del mundo; y por lo tanto, no
pueden ser expresados por el lenguaje.
En la cuarta fase se habla de que todo lo afirmado en las fases anteriores, o sea, temas como la ética, la
estética, el sujeto trascendental como limite del mundo, la lógica como esencia del mundo, entre otras, serían
negados por el propio Wittgenstein. Pero ¿por qué? ¿Acaso Margutti se equivoco en la manera de presentar la
teoría tractariana? Pues no es así, según como lo entiendo por medio del ejemplo del solipsismo, las ideas
presentadas en el Tractatus son correctas, pero no se puede decir nada de ellas con sentido porque transgreden el
límite del lenguaje lógico; en otras palabras, como las proposiciones del TLP no describen los hechos del
mundo, se concluye que son contrasentidos. Esto se convierte claramente en un problema, pues, cómo es
correcto algo que no tiene sentido. La aclaración de este punto es presentada con la distinción entre el decir y el
mostrar, pues sólo se puede decir algo con sentido, cuando se utiliza el lenguaje para la descripción del mundo
(o dar ordenes, hacer preguntas, etc., pero con referencia al mundo); pero las cuestiones sobre el sentido de la
vida, las acciones buenas y malas, las creencias religiosas, y todo aquello que vaya más allá del límite del
lenguaje, sólo se puede mostrar.
Por otro lado, y siguiendo la exposición de Margutti, el trabajo del TLP es intentar decir lo que sólo se
puede mostrar para presentar el límite efectivo del lenguaje descriptivo. Sin embargo, tal intento conduce a su
autor a construir una obra llena de contrasentidos, y es precisamente esa la razón por la que debemos abandonar
esta escalera –“lógica”- cuando cumpla su función, o sea, cuando entendamos que, por un lado, el lenguaje no
puede tratar los problemas trascendentales; y por otro, que a través de ella alcanzamos una visión más clara del
mundo. Con esto, según creo, se muestra que el proceso de “muerte” (del decir) y “renacimiento” (por medio del
mostrar), necesarios para una iniciación, se presentan en el Tractatus. Por lo tanto, éste cumpliría con la función
de manual de iniciación propuesta por Margutti, ¿o No? Más adelante daré una respuesta a esto, ya que en el
momento no se han observado con detalle algunas cuestiones que trataré en lo que viene.
No haré mayor puntualización en la fase cinco, pues me parece un resumen de las otras cuatro, lo único que
me parece importante señalar se encuentra en sus últimas líneas, hablo del énfasis que hace Margutti sobre la
puesta en cuestión de la vida para encontrar su verdadero valor –mensaje que parece dejarnos Wittgenstein en su
obra temprana-.
II
Posibles problemas de la iniciación tractariana

Pienso que este y los apartados que vienen de la ponencia, pueden generar más discusión durante la sesión que
las preguntas que plantearé al final, pues es aquí donde presento algunas consideraciones –las más relevantes en
mí opinión- sobre el artículo de Margutti que me parecen poco favorables para la justificación de su propósito, y
es muy posible que hayan –y espero que así sea- defensores de su visión sobre la contemplación silenciosa, que
vean muy dudosa la manera como me enfrento a tales cuestiones. Sin embargo, creo favorable tal situación, pues
algunos de los asistentes darán luz a puntos que no me quedan del todo claros y que intentaré abordar
posteriormente.
La primera parte del artículo en problemática, a mí parecer, por las siguientes dos razones: 1) Aunque el autor
se compromete a presentarnos el ambiente intelectual de la época y sus consecuencias en el pensamiento de
Wittgenstein, deja de lado una característica indispensable de su filosofía, de la cual hablaré en el siguiente
segmento. 2) La forma en que es considerada la función que cumple el límite del lenguaje, no me parece
satisfactoria; porque no creo conveniente decir que Wittgenstein utilizó el límite para “encuadrar el análisis
3
Véase Margut, Pág. 19.
lógico con su proyecto ético” 4, ya que tal término da la impresión de que Wittgenstein quería conferirle igual
importancia a la lógica y a la ética. Mas, como veremos, esto no es así. Siguiendo este orden de ideas, 3) no creo
que sea necesario detenerse tanto en las teorías 5 de los autores que influyeron en el Tractatus para demostrar la
inefabilidad (o insuficiencia) del lenguaje –como lo hace en la tercera parte-, pues pienso que esto conduce a
Margutti a teorizar sobre asuntos, incertidumbres y experiencias, de las que no se puede decir nada; incluso,
considero que las proposiciones del Tractatus son suficientes para llegar a la demostración buscada por el autor
del artículo. Por último, citaré el siguiente enunciado utilizado al final de la cuarta fase: 4) “…lógica y ética se
complementan (...) la primera muestra que es irracional intentar describir lo que sólo puede ser mostrado, y la
segunda muestra que ceder a la tentación de hacerlo es inmoral”. Y la traigo a colación porque me parece
inconsistente, pues no veo en el texto, ni siquiera en la tercera parte donde se trata la ética, algo que nos lleve a
deducir que ceder a la tentación de describir lo que sólo puede ser mostrado se pueda considerar un acto inmoral.

III

La crítica del lenguaje, una oposición a la usurpación científica.

En esta parte presentaré otra manera de observar el límite del lenguaje, que espero, me ayude a proponer
soluciones a los problemas planteados en el anterior parágrafo. Sin embargo, me parece de suma importancia
traer a colación una característica fundamental que atraviesa toda la filosofía de Wittgenstein, la cual fue
anunciada anteriormente en (II-1) me refiero a su actitud anti-cientificista. Para tratar este tema tendré que
volveré a consideraciones que ya fueron tratadas por Margutti pero que abrirán la posibilidad de mostrar el límite
del lenguaje, lo inefable y otras cuestiones de la visión anticientificista del pensador austriaco.
Es muy común que se origine un desconcierto cuando se escucha hablar del Valor ético del Tractatus, pues la
mayor parte de su contenido es oscuro y parece tratar temas muy alejados de la ética. Además, la brevedad con
que es tratada al final del libro, puede producir la engañosa sensación de no ser un tema relevante en su
propósito. No obstante, cuando se llegan a encontrar palabras del mismo Wittgenstein en la que expresa la
importancia del sentido ético del libro (tales como: “el sentido del libro es ético (…) mi obra consta de dos
partes: la que se presenta aquí y todo aquello que no se ha escrito. Y es precisamente esta segunda parte la que
es importante”6), la percepción sobre la obra empieza a cambiar. Pero es, sin duda alguna, la investigación del
tema lo que nos lleva a encontrar cosas que no se encuentran explícitas en el Tractatus, cosas como que un
motivo capital que tenía en realidad Wittgenstein al trazar el limite del lenguaje –del cual hablaré más adelante-
va más allá de mostrar lo que se puede y no se puede decir; me refiero al propósito de “ evitar que la ciencia
usurpara ilegítimamente ámbitos –como lo ético, lo estético, lo místico y lo religioso- que no son
competencia del científico”7, en otras palabras, lo que intentaba Wittgenstein era conservar lo que era
importante para él, lo que tenía valor, ya que era inaceptable que la ciencia del momento, quisiera acapararlo
todo, incluso los problemas humanos. Pero para que este asunto se haga más claro debemos observar cómo fue
que delimito el campo de la investigación científica, para mostrarle que no podía trasgredir tales límites, lo que
aclara por qué la ética es inefable.

Los limites del lenguaje


Como sabemos, el objetivo central de Wittgenstein en el Tractatus era trazar los límites del lenguaje, pues
consideraba que “un mal entendido de la lógica de nuestro lenguaje” 8 era lo que generaba la (no muy acertada)
formulación de problemas filosóficos, a demás, dicho límite eliminaría por completo tales problemas. El límite,
básicamente, es dejar claro “lo que se puede decir y lo que no se puede decir” 9 a través del lenguaje. Lo que se
puede decir, para el Wittgenstein del Tractatus, está expresado en las proposiciones, las cuales figuran un posible
estado de cosas que se puede dar o no efectivamente en la realidad; tales proposiciones tienen valor de verdad
4
Ibíd. Negrita mía.
5
Tales como: el cristianismo tolstoiano, el eterno presente, etc.
6
Cita tomada de: Meléndez, Pág. 70
7
Cit. Meléndez, Pág. 71.
8
Cit. Pears, Pág. 77, Párr. 1.
9
Cit. Barret, Pág. 25, Párr. 1.
(VóF), ya que representan circunstancias contingentes (que pueden, o no, ocurrir), o sea, si la proposición es
verdadera, es porque está figurando un hecho, y falsa en caso contrario. Considero que todo lo anterior se puede
resumir en las palabras del señor Pears: “Cuando se habla de los limites del lenguaje se refiere a los limites del
lenguaje fáctico (o sea que los que se puede decir se refiere a hechos del mundo real)”10 y todo lo que se
encuentre fuera de éste será sin sentido. Por otra parte encontramos lo que no se puede decir (lo inefable), entre
lo cual se encuentran las expresiones éticas, y todas aquellas proposiciones de valor absoluto (como las estéticas,
religiosas y místicas), las cuales pretenden “ir más allá del mundo”11, o sea, que intentan quebrantar los límites
del lenguaje significativo.
Con lo dicho antes, se puede aclarar por qué la ética es inefable. Para dar una respuesta creo que se debe
empezar por analizar el parágrafo 6.4 (TLP), el cual inicia con la frase: Todas las proposiciones valen lo mismo
(…). Teniendo en cuenta esta afirmación, pienso que surgen por lo menos dos problemas si existiesen las
proposiciones éticas, a saber:
 Si existiesen tales proposiciones –éticas o místicas, etc.- con sentido, serían sobre valores; luego, serían
más valiosas que las proposiciones fácticas. Lo cual generaría una contradicción con la frase citada.
 Para que una proposición tenga sentido debe representar hechos o estados de cosas posibles. Pero los
valores no están en el mundo de los hechos, ni en el espacio lógico de los estados de cosas.
 Conclusión: No pueden existir las proposiciones éticas porque no tienen sentido. Entonces, está claro
que la ética no resulta expresable (6.421 TLP). La ética es inefable.

Ahora bien, al revelar lo que se puede, y no decir con el lenguaje, también se llega a entender las razones por las
que se dice que la lógica y ética son trascendentales 12, pues su particularidad es que se encuentran fuera del
límite de lo que se puede decir con sentido en las proposiciones.
Para finalizar esta parte, me parece conveniente mencionar que si bien, para Wittgenstein, sobre la ética no se
podía decir algo con sentido; si pensaba que se podía mostrar en las actitudes del hombre hacia la vida, en sus
acciones, en su manera de vivir –en intentar vivir y actuar de forma correcta-, en el interés que se demuestra por
la búsqueda del sentido de la vida, en el arte, la literatura y la poesía; ya que estas pueden mostrar –a través de
ejemplos- la manera correcta de actuar, sin teorizar sobre tales asuntos morales 13.

Por otro lado, en lo que concierne a las cuestiones expresadas en la segunda parte, pienso que la anterior
exposición admite sugerir una solución tentativa. Será fácil que la mayoría acepte y entienda que el
anticientificismo desempeña un papel crucial en estas disertaciones sobre el pensamiento tractariano (problema
1), por las razones que ya fueron presentadas. Esto a su vez nos aporta razones para afirmar que el autor del TLP
no le daba igual importancia a lo ético y al análisis lógico, y que sin dejar de lado la importancia de este último,
podemos afirmar que el límite no es para encuadrar sus interese lógicos y éticos, sino que se inclinaba por
defender y proteger los temas inefables (problema 2). Además en la breve descripción presentada hace un
momento, se muestra que no es necesario relacionar y profundizar demasiado en las ideas de Schopenhauer o
cualquier otro filósofo –aunque haya tenido mucho que ver en el nacimiento de las teorías del Tractatus- para
intentar tratar el terreno de lo inefable (problema 3). El último problema, en lo que a mí respecta, no tiene
solución, aunque puede discutirse si alguien encuentra alguna.

IV

Para concluir, haré unos comentarios sobre el artículo para concretar la respuesta al propósito de la ponencia y
después, plantearé las preguntas para la discusión de la sesión.
El artículo, en un inicio es prometedor, pero los cinco cimientos sobre los que se apoya la sustentación no son
muy concisos, o por lo menos, son muy oscuros y no parecen presentar una continuidad que conduzcan a la
demostración de la hipótesis; incluso, me deja la impresión de que no llega a utilizar -de manera clara y
diferenciada- las dos escaleras (en especial la ética) para concluir que se logra la tan esperada iniciación. Por otra
10
Cit. Pears, Pág. 77, Párr. 2.
11
Cit. Barret, Pág. 48, Párr. 2.
12
Véase por ejemplo: Cit. Wittgenstein, Pág. 177 – 6.421. TLP.
13
Ref. Meléndez, Pág. 86-9.
parte, no creo que en el artículo se de la relevancia que el autor del Tractatus le da a los asuntos éticos. De igual
manera, pienso que no se le da un desarrollo significativo a la idea de una contemplación mística silenciosa para
entender el resultado del texto, aunque exigir esto puede llevarnos a trasgredir los límites establecidos en la
crítica del lenguaje tractariana.

En lo que atañe al planteamiento de las preguntas, creo que un elemento fundamental que se dio en el desarrollo
de esta ponencia aun no ha sido concluido, por eso cabe preguntar ¿El límite es –en realidad- un método eficaz
para aclarar y disolver los problemas científicos y filosóficos? Si lo fuese ¿Tiene el filosofo (y la filosofía) una
función al establecerse el limite, o simplemente sería su fin? Y si la tiene ¿Cuál sería? Otra pregunta que puede
ser analizada es ¿el establecimiento del límite puede tener una utilidad terapéutica?
¿Puede la visión anticientificista llevarnos a suponer que el tractatus es una obra de iniciación? si aceptamos el
TLP como una obra de iniciación, ¿se puede encontrar persuasión en el Wittgenstein temprano? Pues, a mí modo
de ver, el iniciado primero debe ser convencido de que el método que utilizará tiene un resultado que le trae
algún beneficio.

BIBLIOGRAFÍA

WITTGENSTEIN, Ludwig. Tractatus Logico-philosophiicus. Altaya. 1998.


PEARS, David. Trad. José Planells, Wittgenstein. Grijalvo, Barcelona, 1973
MELÉNDEZ, Raùl. Articulo: Crítica del lenguaje, Lógica y Ética en el Tractatus Logico-philosophiicus, EL
PENSAMIENTO DE L. WITTGENSTEIN. UNIBIBLOS. Bogotá, 2001.
MARGUTTI, Paulo Roberto. Articulo: El Tractatus de Wittgenstein como obra de iniciación al silencio. DEL
ESPEJO A LAS HERRAMIENTAS. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2003
BARRET, Cyril. Trad. Humberto Marraud, Ética y creencia religiosa en Wittgentein. Alianza, Madrid, 1994.

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