Génesis 3.6–10 (RVR60) — 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol
codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.7
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se
hicieron delantales. 8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se
escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde
estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
¿QUÉ ES LA CULPA?
Manser, M. H. (2012). Diccionario de temas bíblicos. (G. Powell, Ed.). Bellingham, WA: Software Bíblico Logos.
Principalmente un estado de estar en falta, a menudo acompañado de una sensación de estar mal. Las Escrituras afirman que
la culpa humana surge del pecado ante Dios, y sólo puede ser purgada a través de aceptar el perdón ofrecido por la muerte de
Jesucristo.
Deiros, P. A. (2006). Prefacio a la Edición Electrónica. En Diccionario Hispano-Americano de la misión (Nueva edicion
revisada). Bellingham, WA: Logos Research Systems.
CULPA. Ansiedad que resulta del sentimiento de haberse alejado de los valores y normas que son aceptados, al menos en
cierta medida, como válidos.
Al considerar la culpa o la ausencia de ella, tendríamos que mencionar factores relacionados como:
SER IRREPRENSIBLES
Salmo 32.1–11 (RVR60) — 1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. 2
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. 3 Mientras callé, se
envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. 4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor
en sequedades de verano. Selah 5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah 6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. 7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con
cánticos de liberación me rodearás. Selah 8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis
ojos. 9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque
si no, no se acercan a ti. 10 Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia. 11
Alegraos en Jehová y gozaos, justos; Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
Filipenses 1.9–11 (RVR60) — 9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo
conocimiento,10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,11 llenos de frutos
de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Filipenses 2.14–15 (RVR60) — 14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas, 15 para que seáis irreprensibles y sencillos,
hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en
el mundo;
Colosenses 1.21–23 (RVR60) — 21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente,
para
haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte,
TRATAMIENTO DE LA CULPA
Levítico 5.1–13 (NTV) — 1 »Si te llaman a testificar sobre algo que hayas visto o que sepas, es pecado negarse a testificar, y
serás castigado por tu pecado. 2 »O supongamos que, sin saberlo, tocas algo que queda ceremonialmente impuro, como el
cadáver de un animal impuro. Cuando te des cuenta de lo que has hecho, debes admitir tu contaminación y tu culpabilidad. Esto
rige por igual, ya sea un animal salvaje, un animal doméstico o un animal que corre por el suelo. 3 »O supongamos que, sin
saberlo, tocas algo que te hace impuro. Cuando te des cuenta de lo que has hecho, debes admitir tu culpabilidad. 4 »O
supongamos que haces un voto imprudente de cualquier clase, ya sea su propósito bueno o malo. Cuando te des cuenta de la
necedad del voto, debes admitir tu culpabilidad. 5 »Cuando te des cuenta de tu culpabilidad en cualquiera de estos casos,
deberás confesar tu pecado. 6 Entonces deberás llevarle al SEÑOR como castigo por tu pecado una hembra del rebaño, ya sea
una oveja o una cabra. Esta es una ofrenda por el pecado, con la cual el sacerdote te purificará de tu pecado y te hará justo ante
el SEÑOR. 7 »Sin embargo, si no te alcanza para comprar una oveja, puedes llevarle al SEÑOR dos tórtolas o dos pichones de
paloma como castigo por tu pecado. Una de las aves será la ofrenda por el pecado, y la otra será la ofrenda quemada. 8 Las
llevarás al sacerdote, quien presentará la primera ave como ofrenda por el pecado. Le arrancará el pescuezo, pero sin separar la
cabeza del cuerpo. 9 Después rociará un poco de la sangre de la ofrenda por el pecado en cada lado del altar, y escurrirá el resto
de la sangre al pie del altar. Es una ofrenda por el pecado. 10 Luego el sacerdote preparará la segunda ave como ofrenda
quemada, siguiendo los procedimientos establecidos. Mediante este proceso, el sacerdote te purificará de tu pecado, te hará
justo ante el SEÑOR y serás perdonado. 11 »Si no te alcanza para comprar las dos tórtolas o los dos pichones, podrás llevar dos
kilos de harina selecta como ofrenda por tu pecado. Puesto que es una ofrenda por el pecado, no la humedecerás con aceite de
oliva ni le pondrás incienso. 12 Lleva la harina al sacerdote, quien tomará un puñado como porción representativa. Él la
quemará sobre el altar, encima de las ofrendas especiales presentadas al SEÑOR. Es una ofrenda por el pecado. 13 Mediante este
proceso, el sacerdote purificará a los que sean culpables de cualquiera de estos pecados, los hará justos ante el SEÑOR, y serán
perdonados. El resto de la harina selecta le pertenecerá al sacerdote, tal como la ofrenda de grano».
Isaías 6.1–7 (RVR60) — 1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y
sublime, y sus faldas llenaban el templo.2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos
cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo,
santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.4 Y los quiciales de las puertas se
estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy
muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos,
han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano
un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que
esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
ORACIÓN FINAL
1 Tesalonicenses 5.23–24 (RVR60) — 23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo;
y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.