Anda di halaman 1dari 10

Luisa o sobre la tecnología y el arte

Una breve conversación sobre la utilidad


y el perjuicio del desarrollo tecnológico en el arte

Participan: Vladimir Emiliano Bello Hernández, estudiante de su décimo


semestre en la licenciatura de Filosofía, muestra principal interés por temas
afines a la estética y filosofía de la religión.
Luisa Alejandra Franco Nájera, estudiante de su octavo semestre en la
licenciatura de Historia, los temas de su especialización son de estudios
mesoamericanos, y de México en el siglo XIX, enfocándose en las
cuestiones de índole musical, de representaciones indígenas y de
movimientos sociales. Dentro de su haber, mantiene un particular gusto por
la teoría de la historia, y por la filosofía en el ámbito de hermenéutica y
estética. Ha
participado en diversos eventos académicos, y actualmente es miembro
del Seminario Permanente Problemas Actuales de la Interpretación
Histórica.
Ambos estudiantes de la FES Acatlán.

Personajes: LUISA, VLADIMIR. Duración aproximada: 20 minutos

1 MÚSICA (Vinil)

Estábamos saliendo de un bar en el centro, cerca del metro Allende, en las


peligrosas horas de la madrugada. Con prisa dirigíamonos a
agüarnecernos en la vivienda, allende el Camino Real a Toluca.
Caminando cuasi trotando en la penumbra citadina de la encandilada
ciudad ¿quién sino el ladrón o el asesino advertiría nuestra presencia? Mas
una vez adquirida la marcha constante y el camino certero, aflojamos los
nervios y con ellos la voz:

L: –Querido dime ¿qué te ha parecido la música en la fiesta?–


V: –Me ha parecido buena como las drogas son buenas–
L: –Palabras desconcertantes dices y me confundes pues, de ellas nace
preguntar si acaso las drogas son buenas o malas o más bien, si los buenos
o malos somos nosotros, además de no saber si términos como bueno y
malo puedan ser apropiados para hablar de música, en todo caso, quizá
tan sólo análogamente, pues como dijese alguna vez el ilustre Kant, en

1
juicios estéticos más vale decir que aquello nos gusta o displace, que es
bello o pretende serlo y así. Por lo que no estoy segura de qué pensar sobre
lo que me dices y dices que piensas–

V: –¡Caray! Hermosa Luisa, mentiría el que no dijera que eres bella como
aguda, y eso, por modesta que seas, no podrá sino quedarte bien claro.
Mas precisas y muy justas me parecen tus preguntas y por ello intentaré dar
respuestas igualmente justas y precisas. En cuanto al asunto de si, la droga
puede ser buena o mala, se me ocurre que pueda serlo respecto de la
salud pues puede serle provechosa como dañina, preservándola o
alterándola según constituciones y medidas de las que yo, al no poseer la
ciencia de la farmacología, me confieso un ignorante. Ahora que si lo
vemos desde la moralidad, es decir, si nosotros al obrar consumiendo
drogas actuamos bien o mal, o si el mismo acto de consumirlas es ya de
por si un bien o un mal obrar, ello redundará de las consecuencias de
cada caso, pues así como es malo y peligroso para la madre y el hijo, con
las de cierto tipo durante el embarazo, seguro que por el contrario, otras
tantas han de ser ventajosas para la enfermedad.

Ahora, después de toda esta explicación, confieso que respondí así para
encubrir el hecho de que, si bien la música de la fiesta no era aborrecible,
ya que poseía un ritmo bastante incitante, tampoco diría que me ha
complacido y extasiado. Soy de tu opinión al decir que bueno y malo se
dice de la música ¡y hasta de cualquier arte! Sólo análogamente, me
parecen términos más apropiados los relativos a los sentimientos, pero si
bien, la música que bailamos fue de mi agrado, no ocasionó en mí
sentimiento de belleza alguno. Pienso que la causa quizá esté en que no
eran músicos los que reproducían esa música, sino alguien que se
ocupaba de cambiar las canciones a su gusto y nada más, evitando el
silencio, como si el silencio fuese algo absolutamente despreciable a la
música, cambiaba pues las canciones, pero sin crear nada original ni
espontáneo. Y si bien, es grato reproducir la música, no lo es tanto como
escucharla en vivo, por decirlo así, en “tiempo real”, quiero decir, escuchar
realmente a personas tocando instrumentos reales, que gesticulan, se
concentran y disfrutan con cada nota que hacen sonar, introduciendo
algunas cosas a su gusto, espontáneamente pero no sin memoria,
moviéndose entre escalas, armonías, progresiones y secuencias que han

2
trabajado por horas, ensayando por semanas y por fin, compartiendo el
fruto de su esfuerzo frente a un público–

L: -¡Oh mi avispado Vladimir! ¿Cómo osas proferir semejantes palabras, tan


limitadas como arrebatadas? Considero muy atinado que expreses tu
inconformidad, tu insatisfacción respecto al evento vivido; siempre será
pertinente expresar con palabras lo que con palabras puede expresarse.
Sin embargo, hallo en tu juicio que éste nace de la bestial renuencia que
sientes por la tecnología. Claro, esto surgido a su vez, de tu recalcitrante
afinidad a los clásicos griegos, a ellos y a su forma de pensamiento, me
atrevería a decir, que hasta a su musicalizada existencia. Lo digo por la
concepción de estos respecto a la música y el esfuerzo1.

Escuchad pues: el que la fiesta no hubiese sido amenizada por una


majestuosa orquesta (de mambo quizá), con todos esos sonidos
reverberantes enardeciendo mi ser, una pena fue, pena en tanto que
nada igualará una polifonía en vivo, con sus equivocaciones genuinas y sus
saltos tan irrepetibles como alebrestados en la melodía y el ritmo. Empero,
no encuentro que por ello no tenga su virtuosidad el acto de pinchar
viniles, porque ese fue el modo por el cual, se animó a la audiencia con
quien compartimos tiempo y espacio la noche de hoy. Aparte de que
antes de proseguir, gustaría yo de que esclarecieras tu concepción sobre
la música como arte, ¿en qué momento lo placiente es sinónimo de arte?
Y ¿porqué el arte es exclusivo de hallarse en la música “en vivo”?.

Abrupto por otro lado será problematizar si ¿ves en la tecnología la


anulación por default de concepciones artísticas? es más ¿ves en ésta, la
anulación de su posibilidad de creación, o de que éstas creaciones sean
arte? de ser así, ¡imagina qué te dirán los aficionados del cinematógrafo! Y
por último, me asalta una gran duda, ¿das por hecho que el acto de
pinchar viniles, es en sí mismo tecnología? Y en caso de ser así ¿ves en ello
razón alguna para que pierda la posibilidad de ser arte?

1 Considérese la monumental tendencia del espíritu heleno al esfuerzo


exacerbado y a la búsqueda de la virtud a través del esfuerzo en toda actividad
humana.
3
V: –Argumentos demoledores, certeros como la flecha de Apolo y
gravitonantes como el crónida trueno, mas acudamos a ellos con cautela,
como hacemos ahora nosotros entre las calles desta perdida ciudad.

Para esto, debemos aquí antes de proceder en lo demás, y por ser


conveniente, distinguir entre técnica y tecnología. De la primera digo que
es un conocimiento y experiencia, respecto de cierto fin en cierta
actividad, como en la visión clásica aristotélica 2 , pero también podría
pensarse en un sentido más moderno, como la capacidad de utilizar
correctamente algún instrumento. Después, de la tecnología, digo que es
todo aquel producto artificial (como los mismos instrumentos, sino es que
solamente lo es lo instrumental) por el cual podemos servirnos en lo que nos
plazca. Por todo lo anterior empezaré propiamente a responderte por lo
principal: Pinchar viniles ni es tecnología, ni es arte. Esta práctica o “rutina”,
es posible gracias al desarrollo de las tecnologías relativas al audio y
reproducción musical.

Desde los años en que Edison hiciera el primer fonógrafo, no hay duda de
que se ha buscado la refinación y sofisticación del almacenamiento,
grabación y reproducción de los sonidos, y antes de esto, las partituras
como medio impreso para conservar la música, fueron también un
importante medio para el resguardo de la memoria musical, aunque no
tan impresionante como en lo que ha redundado actualmente. Sin
embargo antes de que esto fuera así, me imagino que si uno quería
divertirse sanamente en una fiesta y en ella, bailar y cantar al ritmo de
cualquier canción, era imprescindible la figura del músico. Y si bien era
posible contentarse con cantar con los presentes, traer una banda no era
por ello menos placentero. El músico era pues, una persona cuyo trabajo
era reconocido como importante, él toca canciones animadas cuando la
gente quiere bailar y cuando las ve cansadas o tristes, acopla sus acordes
igualmente al estado de esas ánimas. La caja musical, por el contrario es
fría y no sabe de humores. Y si bien, es necesario un mínimo de tecnología
para hacer la música, fuera del ya de por sí hermoso canto humano, no es
lo mismo servirse de ella (la tecnología) para crear, que servirse de ella
para reproducir, y mi molestia se acrecienta cuando, a los aficionados a
combinar y cambiar las canciones, les llaman artistas, pues para mí, en

2 METAFÍSICA, Aristóteles, libro A


4
todo caso, son gente sofisticada que practica una rutina maquinal, mas no
creo poder llamarlos artistas cuando los comparo con un auténtico
músico.

L: - Ay, mi querido, ¿no te han dicho el rey de los poetas? Pertinente es tu


diferenciación entre técnica y tecnología, poco problema podría darte yo
respecto a ello, sólo que vino a mi mente una tierna ocurrencia, ¿cómo es
que no le has brindado al acto de pinchar viniles ni la posibilidad de ser
técnica? Es muy entusiasta el que lo tengas por rutina maquinal, (risa
irónica). Sin embargo, mi estimado neo heleno, nace en mí la idea de que
tan ennegrecido panorama se debe al hecho de que no abres tu mente al
vasto mundo del progreso tecnológico, ¡hay todo un cinturón de
diferencias a sentir y repensar sobre lo que nuestro anclaje histórico y
consciencia moderna tiene y tuvo, respecto a otras consciencias históricas
como la de los antiguos griegos! Debieras pues, tener consideración con
ello, para que así no motives a tu mente al prejuicio tecnológico. ¿Acaso
no valoras el hecho de que, desde que hubo una mejoría en las
innovaciones tecnológicas, el hombre ha alcanzado y pulido en mayor
medida su espíritu? En tanto que éste logra su perfección mediante el
avance de la historia (en lo cual, tanto arte como tecnología al ser
historiables, están insertas, enclavijadas, en el devenir histórico de la
existencia). Todo esto sería lo opuesto de lo que decía tu consentido Platón
en su República3.

Como sea, por otro lado también asumo que el pinchar viniles tiene en sí,
su parte de creación estética, de creación artística, dado que si partimos
del hecho de entender al arte no como en la Edad Media se tuvo a
conveniencia4, sino como se concibió en la antigüedad (sí, ese período
que tanto le place a usted) hasta el Renacimiento, porque para entonces
por arte se tenía a la destreza, la “manera de hacer”, y lejana figuraba la
bifurcación entre “arte” y oficio 5. Todo ello teniendo en cuenta que la

3 Recuérdese la teoría de la historia de Platón expuesta en la República en la que,


en la medida en que los individuos y naciones se alejan del origen arquetípico,
éstos se corrompen según el orden natural.
4 Entiéndase aquí que por arte se tenía a las Ars sólo como artes liberales, es decir,

sólo se consideraban artes la gramática, retórica, aritmética, lógica, geometría,


astronomía y música , las cuales, eran enseñadas en la Universidad.
5 Pertienente es aclarar que poco después, dentro del mismo marco sí se realizó la

diferenciación entre ellas, “se dividieron según su práctica, las que requerían
5
“bella arte” aparecería hasta el s. XVIII. Y en este sentido, brava seré al
vigorizar la propuesta de entender el acto de pinchar viniles como arte,
¡arte en tanto que la música por sí misma es un arte!, uno mayor, e
inefable, ¡cuántas criaturas podrían negar esta proposición! Recordemos,
cuando escuchas a alguien decir nolī vivĕre sine mūsĭcē (no vivas sin
música), no lo dice porque esto sea baladí en sí, sino porque la música
debe ser ubicada a la par del arte de vivir6, sin importar si ésta está siendo
(re)producida en una “caja fría” o fue emitida desde la fría guitarra (al fin
caja musical también) que pudiese intentar tocar un torpe “músico”,
porque repara en esto, hombre, el que el esfuerzo del músico sea
valorado, no supone que por ello sea más o menos arte, simplemente es
una creación artística, diferente es el hecho del placer y del displacer que
ésta (la ejecución) levante en los animosos oyentes. Así pues, en ambas
veo técnicas, asevero yo que tanto el músico como el pinchador, hacen
uso de la técnica para vitalizar el arte de sus expresiones.

Entonces, y saliendo de la partida astutamente, tratemos el hecho de que,


en el acto de la reproductibilidad del arte, esté imposibilitado a contener
en sí, un poco de lo que en una primera instancia lo hizo ser, esto es, la
autenticidad. Como desgracia podría figurar, empero: ¿qué no obsoleto y
hasta arcaico es el hecho de que sólo concibas en tu panorama, lo
clásico como lo artístico, puesto que es más que obviado que te has
anclado a una perspectiva de mundo (helénico), sí trascendental, pero ya
superada?

V: Luisa, no sé si son estas altas horas o mi baja capacidad pero,


combinadas, resultan un brebaje pesaroso. Por ello y para no quedar
como un zorimbo frente a tu insigne sapiencia te pido, es más, te ruego,
que después destos deslumbrantes razonamientos que me dejan como
hechizado, los reduzcas a lo más posible, volviéndose breves tus respuestas
pero exactas y precisas, para así también hacer de la conversación algo
más llevadero. Y por lo anterior, me sorprende que no crees tú, que una
obra de arte se consagra como tal, en parte por el trabajo que le rinde el

esfuerzo mental solamente (liberales) y las que exigían un esfuerzo físico


(vulgares)”, sin embargo nosotros nos ceñimos al período precedente
6 Esclarézcase aquí que, se tiene al desenvolvimiento vivencial como una

“manera de (ha)ser, en la cual, la musicalización intempestiva de la vida corre


por el mismo cauce que la vida misma
6
artista: por todos esos días que dedicó a esculpir su Diosa, a componer su
himno o a colorear su sueño en una inmortal pintura en la que quedó
impregnado lo más preciado de su carne, tiempo y alma ¿no consideras
tú, que la habilidad y el esmero son lo que, dentre otras cosas, encumbran
por sobre el resto, las obras que han de cautivarnos tanto? Por favor, según
lo que te rogué me prometieras, respóndeme tan sólo con un sí o no, y no
dudes ni temas al así precisar tu respuesta pues no hay motivo para que
ello de pie al error, siendo una cosa tan simple como lo es lo que te
pregunto.

L: -Cosa bastante complicada la que exige usted, muchacho de pocas


palabras, mas osaré dar respuesta lacónica a su premisa: Sí, la obra de
arte se consagra a partir de, con y por su autor, así que la respuesta
hallaría aquí una especie de desparrame. Eso por un lado; desde el otro
visor, me tamborilea en la cabeza la cuestión de la habilidad y el esmero,
puesto que no considero que éstas sean motivos para imposibilitar al acto
de que pinchar viniles, de ser un arte en sí mismo, si es que eso es lo que
danza en tu cabeza, latente amigo. Te diré, en primera instancia: la
dedicación y el esfuerzo estuvo presente en todo el acto de pinchar,
mirad.

Esmero imprimió Tommy McCook en su Mr.Solo, obra artística no sólo por la


excelente ejecución (que refleja la demora y el cuidado en el acto de
tocar) de Tommy, sino también por el esfuerzo del ingeniero que la grabó,
que se encargó de pulir por medios análogos las frecuencias de sonido,
mismas que ahora a través del vinilo pone de relieve lo rústico y lo natural
de su transmisión. Con ello notamos que este objeto, a pesar de ser un
medio tecnológico, precisa también de la minuciosidad necesaria para
disfrutar la música, en un formato que guarda en sí, atisbos de lo que fuese
el primer paso análogamente grande en el escenario de la reproducción
musical7. Así pues, concluyo, quizá no con mucha precisión, disintiendo

7 El hecho de que un especifico sector prefiera la música “reproducida” en viniles


responde a que ubican en ella un acercamiento escabroso quizá, con las
primeras formas de tecnología “avanzada”, es decir, se ubica cierta nostalgia y
admiración por ese punto de inflexión tecnológico, a partir del cual la música dio
(y sigue dando) pasos análogamente grandes. Si el conflicto fuese el medio
tecnológico, fijarse bien en el ¿por qué preferir viniles a Cd’s o mp3’, por ejemplo?
Por otro lado, se plantea la posibilidad de sentir placer por poseer o siquiera,
intentar poseer la música, una y mil veces más, y todo esto, al alcance de un
7
contigo, porque yo, en el acto de pinchar ubico un arte tecnologizado, el
cual sólo por acercarnos de manera sensible a la polifonía, es un arte en sí
mismo, en tanto que es música y como tal, jamás dejaría de ser un arte.

Sin embargo, esta idea queda muy lejos si hablo con un fanático de Kant y
de la razón, éste sería propenso a catalogar a la música como la más
inferior de las artes (pues ni el mismo prusiano pudo negar su valor artístico).
Este menosprecio kantiano se debe a la exacerbada capacidad sensitiva
y una acusada “materialidad” en la música, es decir, si para tí también
ésta "habla a través de puras sensaciones sin concepto y, por lo tanto, no
deja algo para meditar”8, y eso a su vez, lo excluye de las artes, voltead a
ver la poesía debes tú, mi amigo .

V:– Oh me confundes tú con otro, pues ni kantiano ni nada más lejano, ya


que pienso que, en tanto la música se enlaza directamente con la
emotividad humana de manera natural, puede despertar en uno, una
reflexión aunada a su pasión correspondiente, aunque no necesariamente
todo lo que padezca conlleve al sentimiento de belleza, si esto no fuera
así, no existirían las recurrentes reflexiones en torno a la música. Por otro
lado, tampoco pienso de manera violenta, que la tecnología sea por sí
corruptora del arte de la música, sino que esto resulta posible al confundir
arte y tecnología. Ahora bien, pongamos de una vez algo de claridad a
esto, dime querida, ¿no crees que la música es algo y no nada?
L:-Sí–
V:-¿y no crees que la técnica es otra cosa distinta a la música?

botón. Pareciera entonces que aquí queda más que subrayado el hecho de que
los receptores no tienen por negativa la reproductibilidad del arte, y por ende, de
la música. La relevancia total recae en la música como tal.
8 Proposición sostenida de la siguiente cita de Kant: “Después de la poesía,

pondría yo, si se trata de encanto y movimiento del espíritu, aquel arte que sigue
de más cerca a las de la palabra y se deja unir con ellas muy naturalmente, a
saber: la música. Pues aunque habla mediante puras sensaciones, sin conceptos,
y, por tanto, no deja, como la poesía, nada a la reflexión, mueve, sin embargo, el
espíritu más variadamente, y, aunque transitoriamente, más interiormente; pero
es, desde luego, más goce que cultura (…) y tiene, juzgado por la razón, menos
valor que cualquier otra de las bellas artes”. La Crítica del Juicio, p.235. Discutible
esto es, ¡ya que aunque Kant diga que la música no hace pensar, ésta a partir de
la sensibilidad rompe esquemas de pensamiento, incluso, los más repensados en
el panorama intelectual del hombre. Con la música se siente al momento de
pensar y se piensa al momento de sentir. Hay una relación dialéctica entre ellos.
8
L:-desde luego–
V:-y a su vez ¿no dirías que ni una ni otra son lo mismo que la tecnología?
L:–No sería Luisa si te respondiera lo contrario–
V:– Ahora, aceptamos que estos tres nombres corresponden a un número
idéntico de cosas distintas, ya que no necesitaríamos tantos nombres si se
tratara de cosas idénticas. También aceptamos que técnica, música y
tecnología mantienen relaciones entre sí pues, se necesita un mínimo de
técnica y tecnología para hacer sonar música, sin embargo, esta relación
no es recíproca pues, no se necesita un mínimo de música para que exista
la tecnología pero sí para que haya técnica (musical), ¿no crees tú esto? –
L:–Te lo concedo–
V:–Pónme aquí mucha atención para no caer en yerro mi sapiente musa.
Si bien, el hombre es el que elabora música y las otras dos cosas que
dijimos ¿al elaborarlas, no se hace, de manera particular la técnica y la
tecnología, siempre en vista de algo? Por eso, al principio te decía que
éstas dos se hacen con relación a lo útil y lo instrumental, siendo ambas
medios para otros fines. Sin embargo, la música no se hace en vista de otra
cosa, ni siquiera para el baile sino al contrario, se busca la música por su
belleza, no solamente por provocarnos deleite, si no que se le admira a sí
misma como objeto de culto y parte de ese culto origina el baile.
L:-esta bien ¿y qué con eso?
V:–nada, pero dime otra cosa ¿dirías tú que los viniles son productos de la
tecnología con el fin de guardar en un objeto, la memoria auditiva,
icluyendo dentre ella la música?
L:–Sí–
V:–¿Y aunque la música se relaciona prácticamente con la técnica, es
más bien un producto del arte y por ello le llamamos obra de arte?
L:–sí–
V:–¿Y pinchar viniles es otra cosa que cambiar los mismos viniles, según
correspondencia en tiempos, unidos a efectos sonoros, buscando la
continuidad rítmica o incluso armónica, de la música contenida en esos
viniles?
L:–por el momento, puedo decirte que sí–
V:–Entonces tú también aceptas que una cosa es producir la música, a
través del arte que corresponde al conocimiento de las divisiones tonales,
escalas, acordes, tiempos, melodías, armonías, composición e
improvisación, y la ejecución de todo ello a través del instrumento musical ,
es decir el arte musical completo, teórico y práctico; y todo esto lo

9
diferencias de otra cosa que es mezclar ésta música, ya producida por el
arte musical, simulando producirla, o sea, reproduciéndola a través de
tecnologías relacionadas con el almacenamiento de audio–
L:–por fuerza es de admitirse, sin embargo ¿acaso no tú mismo gustas de
escuchar música bajo este tipo de tecnologías que almacenan y
reproducen audio, como en tu celular?
V:–mentiría si te dijera que no, mas ciertamente tampoco es lo mejor,
como podría deducirse de lo anterior, pero si bien, como dije al principio
de la conversación, no conozco la ciencia farmacológica, sí conozco el
arte musical, y esto me permite distinguir entre la producción auténtica y la
reproducción simulada y así, poder buscar la primera por sobre la
segunda. Aunque desgraciadamente, no todos corren con la misma suerte
y por ello, se ven seducidos por las innnovaciones de la tecnología y no las
del arte, y como las ratas de Hamelín, buscan encantadas su perdición,
creyendo éstas encaminarse a la dicha–
L:–¿y por eso no te gustó la música de la fiesta, por que la pinchan en lugar
de tocarla?–
V:–Eso, o quizá y al mismo tiempo, tampoco me gustaba la música que
pinchaban–
L:–No hay duda pues, que eres difícil de contentar, pero ahora apretad el
paso, pues he avizorado ya en la lejanía, la avanzada entusiasta de unos
tipos de sospechoso ver.

Justo después destas intranquilas palabras y desprotegidos en la soledad


de la madrugada, fuimos presa de tres buitres brutales, los que en su
arremetida nos sujetaron por las espaldas y arrebataron nuestras
pertenencias. A mí, una guitarra de madera hecha por un célebre laudero
de Uruapan, a ella: unos audífonos nuevos hechos en China, que brillaban
en la oscuridad. Pero a últimas, en medio del instantáneo frenesí de ser
asaltado, cuando comenzaban la huída, sopesaron los dos objetos en su
pragmática balanza del hurto, y sin chistar, arrojaron con desdén la frágil
guitarra, cayendo ésta en un estrepitoso golpe de cuerdas tensas, madera
hueca y duro cemento, llevándose con ellos, tan sólo los audífonos.

10

Anda mungkin juga menyukai