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Jornadas, comentarios, reseñas de libros

Saturnino Sánchez Prieto, ¿Y qué es la Historia? Reflexiones


epistemológicas para profesores de Secundaria,
Siglo XXI de España Ed., 1995.

¿Es posible para los profesores de secun- planteadas por los procesos de enseñanza-
daria reflexionar sobre la disciplina que en- aprendizaje de esta asignatura en la escuela
señan? En el contexto de transformación edu- y, de este modo, introducirnos en la proble-
cativa que estamos padeciendo, es impres- mática de las repercusiones didácticas que
cindible aunque, en la actualidad, existen podrían desencadenarse a partir de incorpo-
muy pocas condiciones para poder hacerlo, rar la preocupación por la transformación y
abrumados como están los profesores gra- complejización alcanzadas por la disciplina.
cias a una combinación de desjerarquización Este “librito”, como lo llama el autor,
profesional, exigencias de capacitación y re- pretende incidir en el pensamiento del pro-
novación, bajos salarios y acumulación de fesor desde el punto de vista de las concep-
horas-cátedras para, al menos, tratar de no ciones de la Historia, tanto desde un esbozo
descender en la escala social. En el caso de de historia de la historiografía como desde
los profesores de Historia, esta reflexión se un panorama de conceptos que aluden a su
vuelve tanto más imprescindible hoy al ha- estructura interna, para obtener como resul-
berse incorporado a la escuela disciplinas no tado un profesor reflexivo acerca de la com-
tradicionales como Sociología, Economía, plejidad de la disciplina que enseña. Está
Antropología, Ciencias Políticas a partir de pensado para estimular la formación del pro-
lo cual dichos profesores, al dejar de estar fesor más directamente vinculada a la epis-
solamente acompañados por los de Geogra- temología de la historia, a las bases del cono-
fía en el área de Ciencias Sociales, están vien- cimiento histórico y “a los cambios teóricos
do desdibujada la centralidad de la Historia y metodológicos que ha experimentado la
en la formación escolar como, asimismo, las historia en nuestro siglo (que) no deben que-
características de su perfil profesional. darse en el ámbito reducido de los especia-
En este sentido, la obra de Saturnino listas...” (pág. XII).
Sánchez Prieto se ofrece como un libro de Saturnino Sánchez Prieto distingue, en-
divulgación y síntesis que se propone, justa- tonces, dos campos: uno teórico que es al que
mente, desde la perspectiva de uno de estos plantea consagrar el trabajo; el otro, eminen-
profesores de enseñanza secundaria, vincu- temente práctico, referido al “cómo enseñar
lar la trayectoria epistemológica de la Histo- la historia para posibilitar la construcción de
ria durante el siglo XX con las cuestiones aprendizajes significativos”, que el autor deja

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Clío y Asociados. La Historia Enseñada / Número 4

deliberadamente, y con criterio, afuera del la vida privada y las mujeres. Finalmente, se
objetivo de esta obra, a partir de lo cual no refiere a “la otra nueva historia del mundo
debería confundirse la reflexión anglosajón” centrada sólo en la compilación
metodológica de la Historia con la de su Di- de Peter Burke, Formas de hacer Historia, que,
dáctica. No obstante, a veces, a lo largo de la según el autor, “constituye una excelente
obra y a pesar de esta intención, las perspec- aportación... que a muchos de nosotros nos
tivas de ambos campos se mezclan, tal vez libera del excesivo protagonismo francés de
para seguir manteniendo la atención de los nuestras lecturas” (pág. 67) y, a través de la
profesores de secundaria que en forma des- cual, Sánchez Prieto realiza su balance de la
esperante (¡y no es para menos!) buscan for- situación en la que los historiadores viven
mas novedosas para introducir la historia en inmersos en la actualidad. Dicho balance
el aula y atraer a los alumnos. queda sintetizado también, unas páginas más
Anticipados, de este modo, sus objeti- adelante, en las palabras de Santos Juliá:
vos, el libro tiene tres partes: en la primera,
titulada “Desembalar la Historia”, se presenta la pluralidad de paradigmas, la eclosión de las
rápidamente la problemática del conoci- temáticas, los caminos cruzados, la apertura e
miento histórico en la que se destaca la im- indeterminación del futuro constituyen la
portancia del proceso de elaboración del co- situación normal de la historia, como la de toda
nocimiento, la necesidad de un aparato con- Ciencia Social (pág. 77).
ceptual para comprender el pasado, la pa-
sión por las causas, la pluralidad de objetos La tercera parte, dedicada a los concep-
de estudio y la multiplicación de los sujetos, tos estructurantes de la comprensión en His-
los avatares de la interpretación vinculados a toria, se detiene en la explicación causal (di-
la posibilidad de objetividad y de control de rección de la historia, multicausalidad, rela-
la subjetividad, para terminar en la utilidad ción causa-efecto), la explicación intencio-
y legitimidad del conocimiento histórico. nal y los modelos para comprender las es-
En la segunda parte, se presenta una pa- tructuras sociales; asimismo, pasa revista a
norámica más rápida todavía de las tenden- las vicisitudes del tiempo histórico diferen-
cias historiográficas del siglo XX, desde lo tes de las del tiempo cronológico.
que el autor llama “las grandes interpreta- Después de este recorrido, podría vol-
ciones ahistóricas de Spengler y Toynbee” verse a las intenciones originales de Sánchez
pasando por las variantes más tradicionales Prieto, recordando un imperativo de la In-
de la escuela annalista (historia lenta, serial, troducción:
cuantitativa), los historiadores marxistas y la
nueva historia francesa con las mentalidades,

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nuestras clases están pidiendo también urgentes nocer los problemas planteados.”( 2) Poner en
transformaciones en el tipo de historia que contacto armazón teórico y hechos en un
impartimos (pág. XII). proyecto en que la diacronía no sea el eje
vertebrador y previo a lo cual sería preciso
En este sentido, el autor constata al fi- un estudio de las bases de la disciplina que
nal tres hechos evidentes: 1) el retraso de la sea, a la vez develador de sentidos y signifi-
escuela para incorporar los progresos de la cados, constituye, para el autor (¡por suer-
disciplina,( 1) 2) las reticencias a conocer e in- te!), “tarea ambiciosa y nada sencilla que exi-
corporar los resultados de las innovaciones ge del profesor un amplio conocimiento his-
psicopedagógicas acerca de los procesos de tórico y didáctico” (pág. 131).
aprendizaje y 3) la crisis de sentido en la en- Más allá de las limitaciones que para
señanza de la historia... cualquier obra de estas características sería
Con sólo concentrarse en los puntos 1) y muy difícil de superar (en algo más de 130
3), podemos imaginarnos la tupacamarización páginas ofrecer un panorama sintético de un
a la que están sometidos los profesores de curso completo de Introducción a la Histo-
historia en la escuela. ria) y a la que desde diferentes perspectivas
En primer lugar, están tironeados para, podría, tal vez inevitablemente, reprochársele
lógicamente, superar la historia tradicional, cierto esquematismo, algunos olvidos y par-
concebida especialmente como sucesión li- cialidades, este pequeño libro puede presen-
neal de acontecimientos políticos, diplomá- tar una utilidad significativa en la capacita-
ticos y militares, pero sin barrer los aconte- ción de profesores.
cimientos que siguen siendo una parte im- En primer lugar, está dirigido desde el
portante de los hechos sociales; deberían, título a los profesores de secundaria a quie-
también, introducir la lógica y mecanismos nes propone una reflexión sobre la Historia
propios de la disciplina: el cambio, la que muchos, en el mejor de los casos, aban-
interacción entre los fenómenos económicos, donaron o escasamente tuvieron en su for-
sociales y políticos y su vinculación a coyun- mación original.
turas y estructuras en la diversidad de rit- En relación particular con esta reflexión,
mos temporales (aceleraciones, estancamien- propicia algo significativo: “la lectura de los
tos, desfases), pero seleccionando hechos que grandes maestros”, “considerar sus enseñan-
puedan ilustrar dicha lógica y mecanismos. zas”, “dejar hablar a los historiadores de pres-
“Todo ello sin perder de vista que, en última tigio bien ganado” estimulando, a través de
instancia, la historia es diacronía. Y (además) una buena selección de citas en su trabajo, a
teniendo muy presente el nivel de desarrollo hacer una lectura más completa de los auto-
de los alumnos para que éstos puedan reco- res citados o de los que el autor no mencio-

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Clío y Asociados. La Historia Enseñada / Número 4

na. Por otra parte (y ésta es una orientación la diacronía; intenta ayudar a que el alumno
clara), estos historiadores de prestigio son to- descubra que aprender historia no es sólo
mados como “puntos de referencia para re- tener información necesaria sobre hechos
flexiones didácticas”, para introducir la mo- históricos, sino también comprobar cómo
derna historiografía en el aula en donde pe- ésta se ha conseguido y, sobre todo, cómo se
queña y gran historia puedan estar ha llegado a la interpretación de esos hechos.
imbricadas. Dice el autor: Éste tal vez sea un nuevo punto polémico y
por qué no una nueva tupacamarización:
Si leemos que se apoya en fuentes y lecturas ¿procedimientos y/o contenidos?
ricas y diversificadas, no sólo ampliaremos Finalmente, si bien predomina una lec-
nuestros horizontes sobre las posibilidades de tura francesa de la evolución historiográfica
interpretación del pasado y conocimiento del a pesar de los esfuerzos que el autor mismo
presente, sino que podremos recopilar también señala por liberarse de semejante exclusivi-
materiales de calidad y de gran potencialidad dad, Sánchez Prieto no deja de trasmitirnos
significativa para nuestras clases de historia.( 3) una preocupación y un debate propios de la
historiografía y de los profesores españoles
Nunca pierde de vista el autor que su que, como nosotros, siguen planteándose lo
objetivo es producir una transformación en que considero la cuestión central de la trans-
la rigidez y pobreza de la historia escolar y, formación educativa: la formación de nues-
por tanto, los alumnos están siempre presen- tros profesores. La vía que, a pesar de todo,
tes en sus pensamientos lo que, por otra par- nos propone el autor es la de la historia como
te, contribuye a estimular aún más a los pro- disciplina. En la medida que los profesores
fesores a comprometerse en esta reflexión: analicen y comprendan más profundamen-
te su propia disciplina tal vez puedan descu-
Es importante y saludable que nuestras alumnas brir la necesidad y las razones de cambiar
y alumnos tomen conciencia de que la algunas cosas, puedan tomar decisiones atrac-
comprensión del pasado, como la del presente, tivas sobre los contenidos y, entonces, gozar
es algo que se va construyendo, rectificando y de la libertad y autonomía que propone
ampliando progresivamente y no nos viene dada Umberto Eco para los profesores en la ense-
de una vez por todas (pág. 79). ñanza de la Historia.( 4)

Es así como propone esforzarse por en-


contrar un sentido a los hechos históricos, Notas
algo que no es posible conseguir con progra-
mas recargados y sin más hilo conductor que 1
En un trabajo que tiene ya varios años y que es

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previo a la reforma educativa, habíamos señalado,


justamente, la existencia también en nuestro siste-
ma educativo de un abismo entre Historia univer-
sitaria e Historia escolar, entre una “historia
sofisticada para las elites” y una “historia rudimen-
taria” para la escuela. De Amézola, G. Y Barletta
A.M.: “Esquizohistoria e historiofrenia. Del secun-
dario a la carrera de Historia y vuelta al secunda-
rio” en Entrepasados, año II, nº 2, Buenos Aires,
1992.
2
Sánchez Prieto, S., pp. 126-127, subrayado nues-
tro.
3
Idem, p.75, subrayado nuestro.
4
Luego de mostrar la imposibilidad de abarcar la
totalidad de contenidos de la historia universal en
el reducido tiempo de la escuela, Eco dice: “¿En-
tonces? Me parece que (de cualquier manera que lo
miremos) nos encontramos con una colcha más
chica que la cama y, por más que la estiremos, siem-
pre nos vendrá el frío de alguna parte. Empero,
todos hemos aprendido por experiencia directa que
las cosas no dependen del programa, sino del maes-
tro, y de la medida en que los alumnos puedan
suplir sus defectos... Si lo hiciera bien, suscitará en
los estudiantes el deseo de comprender también las
nociones a las que no ha dedicado bastante tiem-
po. Si lo hace mal, de todas maneras lo habría he-
cho, por muy buenos que fueran los programas;...
Un poco de autonomía también en la enseñanza
media no haría daño a nadie” (La Nación, 14/2/99).

Ana María Barletta


Universidad Nacional de La Plata

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