propoxifeno y 6.000 veces menor que la de la morfina. El metabolito M1 tiene una afinidad
hacia dicho receptor µ 4-200 veces mayor que el tramadol nativo. Los receptores opiáceos se
encuentran acoplados a los receptores para proteínas G funcionando como moduladores
positivos o negativos de la transmisión sináptica a través de las proteínas G que activan
proteínas afectoras. Los agonistas de los receptores opiáceos reducen el AMPc intracelular
inhibiendo la adenilato-ciclasa que, a su vez, modula la liberación de neurotransmisores
nociceptivos como la sustancia P, la dopamina, la acetilcolina y la noradrenalina. El resultado
final es la inhibición del estímulo nociceptivo.
El hígado: Toda droga se descompone y es procesada por el hígado. El hígado está por lo
tanto fuertemente estresado por el abuso de analgésicos y va a almacenar las toxinas del
proceso de descomposición. Pero los resultados más significativos de daño hepático son las
del paracetamol que se incluye en muchas de las fórmulas de estos fármacos. Los
medicamentos comunes como Vicodin, Lortab y Percocet tienen altas dosis de acetaminofén.
Cuando se abusa de estas pastillas, niveles muy altos de acetaminofén pueden causar
insuficiencia hepática.
Los músculos y los riñones: Si una persona abusa de analgésicos hasta el punto de caer en
un estado comatoso, puede sufrir una lesión grave y potencialmente mortal que no tiene nada
que ver directamente con el efecto de la supresión de la respiración por estas drogas. Puede
presentarse una condición llamada “rabdomiolisis”. Este es un rápido desgaste del tejido
muscular que resulta al estar la persona acostada completamente inmovilizada por un número
de horas. La compresión experimentada por los músculos hace que el tejido comience a
desintegrarse. Los productos químicos que son producidos por esta desintegración caen en el
torrente sanguíneo y causan una reacción en cadena de daños en otros órganos. Esta es la
principal causa de insuficiencia renal. Si la diálisis no se ha iniciado a tiempo, la persona
puede morir. También se puede producir daño en el corazón, incluyendo infartos.