El argumento para esto es que un prembrión no es un ser con individualidad, si no “una masa
de células indistintas de las cuál un individuo podría llegar a desarrollarse”1 (Utilitarismos)
y que dicha individualidad comienza hasta catorce días después de la fecundación de un
óvulo. Decisión por la que llegaron a un cierto consenso y que muchos guardaron silencio
pero que nadie se atrevió a pesar no sólo es una decisión “científica” sino profundizar en una
perspectiva metafísica. Sin duda alguna se ve aquí ya un barniz de un pensar “principialista”.
A pesar de los avances médicos que pudiera prodigar, la investigación con embriones
preimplatados se topó con la pared de la ética. El valor moral del embrión y la opinión
generalizada del respeto debido a dicha entidad, provocaron que los aparatos legisladores
1
“There was great insistence that the embryo to be used in research was not a human individual but a mass of
undifferentiated cells from which a human individual might subsequently develop, meaning that research
should be permitted during the first fourteen days”. p. 687
(ejemplificadas por el Parlamento británico) de diversos países prohibieran la controvertida
investigación.
Ante tal impedimento, los términos cambiaron. El informe Warnock utilizó el nombre de
preembrión, acuñado anteriormente por Clifford Grobstein, para designar esos primeros
catorce días en el desarrollo de un feto. Como si “el debate sobre la fertilización in-vitro y
otras innovaciones en embriología pudieran desaparecer con solo cambiar la nomenclatura”2.
Se renuncia a la verdad, como muchas veces se ve en una ética de mínimos.
Lo cierto (y triste) es que sí fue posible. “Es ética lo que es útil para el mayor núnero de
personas” Quizás este fue el pensar del Comité que ponía en juego la dignidad humana (como
la defiende la visión personalista: desde su concepción a hasta su muente) a través del
concepto “preembrión”.
Sin embargo, el término tan maquiavélicamente acuñado tuvo una vida corta. Pues su propia
fragilidad hizo que la misma comunidad científica, quien lo uso como bandera para cumplir
su cometido, lo descartara por su imprecisión.
Lo triste es que muchos se quedaron con esa idea, y por eso hoy en día la bioética personalista
insiste mucho en el estatuto ontológico del embrión porque en su interior está la defensa de
la vida y la defensa del principio de totaldad.
2
“For example the following appeared in Nature33 in 1987: ‘this usage is a copout, a way of pretending that
the public conflict about IVF any other innovations in human embryology can be made to go away by means
of an appropriate nomenclature’”. p. 684
3
“While some of us, particularly the ethicists, had become accustomed to use of the term preembryo to
designate the conceptus during the first 14 days, the scientists on our panel who worked with nonhuman
animals stated that the term was never used in cell biology and animal embryology. They regarded it as a
scientifically imprecise term, and recommended that we use scientifically consistent and accurate language”.
p. 689