La experiencia de la ansiedad
Freud afirmaba que la ansiedad puede ser adaptativa si la aflicción que la acompaña
motiva a las personas a aprender nuevas formas de enfrentar los retos de la vida.
Pero ya sea adaptativa o desadaptada, la aflicción puede ser intensa. La persona
ansiosa que espera que ocurra lo peor es incapaz de disfrutar de su vida personal.
Por lo tanto, las personas ansiosas se privan de experimentar los resultados
positivos de la vida. El término ansiedad se define como un sentimiento de miedo y
aprensión difuso, vago y muy desagradable. La persona ansiosa se preocupa
mucho, sobre todo por los peligros desconocidos. Muestran siguientes síntomas:
ritmo cardiaco acelerado, respiración entrecortada, diarrea, pérdida del apetito,
desmayos, mareos, sudoración, insomnio, micción frecuente y estremecimientos.
Todos estos síntomas físicos se presentan tanto en el miedo como en la ansiedad.
La diferencia entre miedo y ansiedad es que las personas que tienen miedo pueden
decir fácilmente a qué le temen. Las personas que se sienten ansiosas no están
conscientes de las razones de sus temores, aunque el miedo y la ansiedad tienen
reacciones similares. Las personas que sufren de trastornos de ansiedad, a menudo
los pensamientos intrusivos toman la forma de preocupaciones sobre
acontecimientos y consecuencias futuras probables, o interpretaciones catastróficas
de acontecimientos pasados que destacan lo negativo, especialmente los errores
que el individuo pudo haber cometido. Estas preocupaciones intrusivas e
interpretaciones exageradamente angustiosas son características de la experiencia
de la ansiedad, que con frecuencia parecen tener un carácter automático que
proviene más de los individuos que de lo que realmente está sucediendo en sus
vidas. Las características dela ansiedad incluyen sentimientos de incertidumbre,
impotencia y activación fisiológica.
Síntomas:
Nerviosismo, agitación
Tensión
Sensación de cansancio
Mareos
Micción frecuente
Palpitaciones cardiacas
Sensación de desmayo
Dificultar para respirar
Sudoración
Temblores
Preocupación y aprensión
Insomnio
Dificultad para concentrarse
Hipervigilancia
Autodescripciones:
Los clínicos describían a las personas que sufrían de trastornos de ansiedad como
neuróticas. En el DSM-II, del sistema de clasificación DSM que fue influida por la
perspectiva psicodinámica, la palabra neurosis fue utilizada para describir los
trastornos caracterizados por ansiedad, insatisfacción personal y conducta
inapropiada.
Una encuesta nacional mostró que 17% de los adultos de Estados Unidos
experimentaron sentimientos de nerviosismo. Grandes proporciones de adultos
hispanos y de blancos no hispanos experimentaron más nerviosismo que los adultos
de color. Los adultos con educación e ingresos menores tenían mayor probabilidad
de experimentar nerviosismo.
Trastorno de angustia
La crisis de pánico puede presentarse sin ninguna advertencia, y es una condición
crónica y debilitante. Los indicadores del trastorno de angustia son similares a los
del trastorno de ansiedad generalizada, excepto que son más intensos y casi
siempre comienzan de manera repentina.
Las víctimas temen morir, enloquecer o hacer algo fuera de control, y reportan una
variedad de síntomas psicosensoriales inusuales.
Además de las crisis de pánico inesperadas y recurrentes, los pacientes que sufren
este trastorno también se preocupan persistentemente por la aparición de crisis
adicionales y por lo que éstas podrían implicar. Las crisis de pánico varían en
duración, de unos cuantos segundos a muchas horas e incluso días. También
difieren en su severidad y en el grado de incapacidad que provocan.
Ottaviani y Beck (1987) preguntaron a personas que habían tenido crisis de pánico
sobre los tipos de pensamientos que recordaban tener durante ellas. Los sujetos
reportaron pensamientos de humillación, pérdida de control, impotencia y fracaso.
Sin embargo, existen razones para creer que el pánico y la ansiedad anticipada
tienen diferentes orígenes. La imipramina, un fármaco utilizado para tratar la
depresión, ha demostrado que impide la recurrencia de las crisis de pánico, pero no
parece tener efecto sobre la ansiedad anticipada que casi siempre provocan dichas
crisis de pánico. Esto significa que los sujetos tratados con imipramina se pueden
sentir ansiosos por la anticipación a una crisis de pánico pero no experimentan una.
Fobias
Las fobias pueden empezar con una crisis de ansiedad generalizada, pero la
ansiedad se cristaliza en un objeto particular o situación. Mientras se pueda evitar
el objeto o situación temidos, la ansiedad no alcanzará proporciones alarmantes. La
mayoría de las personas considera algunos objetos fóbicos o aspectos de la vida
diaria.
Las fobias comprenden niveles de miedo que, además de ser demasiado intensos,
interfieren con los patrones de vida normales y, además, tienden a aumentar de
manera progresiva.
Los índices de fobias específicas de las mujeres duplican al delos hombres. Las
fobias no requieren de hospitalización; si en su lugar se proporciona tratamiento
profesional, éste debe ser como paciente externo. Las fobias reciben su nombre por
medio de prefijos griegos que representan el objeto del temor, como se muestra en
los siguientes ejemplos:
Fobias especificas
Las fobias específicas son una categoría muy variada de miedos marcados,
persistentes e irracionales. La fobia específica es el tipo más común de este
padecimiento, ya que alrededor de 11% de la población reúne los criterios de una
fobia específica durante su vida. Aunque los miedos al agua y a las alturas no han
sido relacionados a un condicionamiento basado en experiencias previa, algunas
fobias específicas tienen relación con experiencias traumáticas ocurridas a
temprana edad. Para la persona con una fobia específica, el grado de aflicción varía
según la importancia de la situación que se quiere evitar.
Con el tiempo los niños vencen muchos de sus miedos. Y aunque no es poco común
que los adultos con una fobia específica superen su miedo como resultado de una
experiencia positiva que incluye el contacto con el estímulo atemorizante, las fobias
específicas tienden a ser crónicas. El DSM-IV-TR estipula el diagnóstico de una
fobia específica cuando existe un miedo marcado y persistente que es excesivo;
cuando la persona que sufre de una fobiareconoce que el miedo es irracional pero
continúa evitando la situación alarmante; y cuando la evitación de las situaciones
de fobia, la ansiedad anticipada y la angustia causada por la situación temida crean
problemas en las áreas de las relaciones sociales, el trabajo y los hábitos.
Fobias sociales
Las fobias sociales se caracterizan por el miedo y la vergüenza al tratar con otras
personas. Con frecuencia, el mayor temor del individuo es que las personas con
quienes tiene contacto detecten las señales de ansiedad, como sonrojarse, el
temblor de las manos y la voz entrecortada. El miedo a hablar y comer en público
son características frecuentes en los individuos que padecen fobia social. Estos
problemas muchas veces comienzan en los últimos años de la niñez y los primeros
de la adolescencia y muchos se cristalizan en una fobia al final de la adolescencia.
A menudo, la timidez es confundida con una fobia social. Sinembargo, las personas
tímidas no experimentan el terror que los que padecen una fobia social cuando se
encuentran en situaciones donde pueden ser expuestos a las críticas de otros. Las
vidas personales de los que tienen una fobia social son, típicamente, sombrías. El
hecho de no tener a nadie con quien compartir sus experiencias aumenta el riesgo
de padecer trastornos relacionados con el estrés.
Los criterios del DSM-IV-TR para diagnosticar la fobia social incluyen miedo
marcado y persistente a una o más situaciones sociales desconocidas. Estas
situaciones normalmente implican a personas desconocidas, o al escrutinio o
evaluación de otros, y la reacción fóbica incluye la preocupación intensa de ser
humillado o avergonzado. La persona reconoce que su miedo es excesivo e
irracional.
Agorafobia
Los antidepresivos son eficaces para suprimir el pánico pero no para reducir la
ansiedad anticipatoria ni la agorafobia. Además de la terapia de exposición, es muy
útil para las personas que padecen de agorafobia que su terapeuta les enseñe cómo
identificar y corregir los pensamientos inadaptados sobre la ansiedad y sus
consecuencias. Las técnicas conductuales y cognitivas, incluyendo la exposición
gradual a la situación a la que el individuo teme, son eficaces para tratar la
agorafobia.
Trastorno obsesivo-compulsivo