Anda di halaman 1dari 15

TRASTORNOS DE ANSIEDAD

Nerviosismo, miedo y preocupación son respuestas humanas comunes que de


alguna manera casi todos experimentamos. En los trastornos de ansiedad, estas
respuestas normales se tornan anormales por su intensidad y el grado en que
reducen la eficacia personal y la satisfacción con la vida. Los cinco principales tipos
de trastornos de ansiedad: el trastorno de ansiedad generalizada, en el que la
tensión y preocupación casi incapacitan al individuo; el trastorno de angustia,
durante el cual se presentan crisis recurrentes de pánico o ansiedad; las fobias, en
las que existe un miedo excesivo e irracional; el trastorno obsesivo-compulsivo, en
el que existen obsesiones y/o compulsiones recurrentes acompañadas de ansiedad
y depresión; y el trastorno por estrés postraumático, en el que se presentan
continuas reacciones psicológicas, conductuales y físicas a eventos traumáticos
mucho después de que éstos ocurren.

En un trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad es crónica y la siente en


varias situaciones. Un trastorno de angustia, en el cual la ansiedad es repentina y
abrumadora. Las personas que experimentan una o más crisis de pánico se
preocupan mucho sobre si ocurrirá otra crisis y dónde se presentará. Una fobia
específica, en el cual la ansiedad surge ante un tipo específico de situación, animal
u objeto. El trastorno obsesivo-compulsivo, en el cual tener ciertos pensamientos y
no llevar a cabo determinadas actividades, provocan ansiedad y preocupación
intensas. La falta de preocupación, tensión, autopreocupación y pensamientos
catastróficos en un trastorno de ansiedad, éstos no son sólo acontecimientos
ocasionales, sino que forman parte importante de la vida de la persona.

La experiencia de la ansiedad

Freud afirmaba que la ansiedad puede ser adaptativa si la aflicción que la acompaña
motiva a las personas a aprender nuevas formas de enfrentar los retos de la vida.
Pero ya sea adaptativa o desadaptada, la aflicción puede ser intensa. La persona
ansiosa que espera que ocurra lo peor es incapaz de disfrutar de su vida personal.
Por lo tanto, las personas ansiosas se privan de experimentar los resultados
positivos de la vida. El término ansiedad se define como un sentimiento de miedo y
aprensión difuso, vago y muy desagradable. La persona ansiosa se preocupa
mucho, sobre todo por los peligros desconocidos. Muestran siguientes síntomas:
ritmo cardiaco acelerado, respiración entrecortada, diarrea, pérdida del apetito,
desmayos, mareos, sudoración, insomnio, micción frecuente y estremecimientos.
Todos estos síntomas físicos se presentan tanto en el miedo como en la ansiedad.
La diferencia entre miedo y ansiedad es que las personas que tienen miedo pueden
decir fácilmente a qué le temen. Las personas que se sienten ansiosas no están
conscientes de las razones de sus temores, aunque el miedo y la ansiedad tienen
reacciones similares. Las personas que sufren de trastornos de ansiedad, a menudo
los pensamientos intrusivos toman la forma de preocupaciones sobre
acontecimientos y consecuencias futuras probables, o interpretaciones catastróficas
de acontecimientos pasados que destacan lo negativo, especialmente los errores
que el individuo pudo haber cometido. Estas preocupaciones intrusivas e
interpretaciones exageradamente angustiosas son características de la experiencia
de la ansiedad, que con frecuencia parecen tener un carácter automático que
proviene más de los individuos que de lo que realmente está sucediendo en sus
vidas. Las características dela ansiedad incluyen sentimientos de incertidumbre,
impotencia y activación fisiológica.

Síntomas de ansiedad comunes y autodescripciones que indican


altos niveles de ansiedad.

Síntomas:

 Nerviosismo, agitación
 Tensión
 Sensación de cansancio
 Mareos
 Micción frecuente
 Palpitaciones cardiacas
 Sensación de desmayo
 Dificultar para respirar
 Sudoración
 Temblores
 Preocupación y aprensión
 Insomnio
 Dificultad para concentrarse
 Hipervigilancia

Autodescripciones:

 Con frecuencia me molestan los latidos de mi corazón.”


 “Molestias pequeñas me irritan y alteran los nervios.”
 “Muy a menudo me asusto sin ninguna razón.”
 “Me preocupo constantemente y me deprimo.”
 “Con frecuencia tengo periodos de agotamiento y fatiga absolutos.”
 “Es muy difícil para mí tomar decisiones.”
 “Parece que siempre le tengo terror a algo.”
 “Todo el tiempo me siento nervioso.”
 “A menudo pienso que no puedo vencer mis dificultades.”
 “Constantemente me siento tenso”.

La ansiedad se ha debatido en muchas culturas por cientos de años. Los romanos


usaban la palabra anxietas, que indicaba un permanente estado de miedo. Ésta
contrastaba con la palabra angor, la cual significaba un estado momentáneo de
miedo intenso, muy similar a nuestro concepto de pánico. A continuación, se
presenta algunos de los acontecimientos importantes del esfuerzo por esclarecer el
problema de la ansiedad. Donde se muestra la creciente importancia que se le ha
dado en el siglo XX a la investigación científica.

Hitos en la historia del concepto de ansiedad


- William Battie (1703-1776), director del Bethlehem (Bedlam) Hospital, de
Londres, Inglaterra, distingue la “locura” de la “ansiedad”. Sin embargo,
reconoce que ambas se pueden presentar en el mismo individuo.
- James Vere (1700-1779), director del Bethlehem Hospital, describe la ansiedad
como resultado de un conflicto interno.
- Benjamin Rush (1746-1813), un médico de Filadelfia, distingue los miedos
racionales (muerte, operaciones quirúrgicas) de los miedos irracionales
(oscuridad, fantasmas, hablar en público).
- Sigmund Freud (1856-1939), describe la neurosis de angustia, en la cual la
ansiedad y la tensión siempre acechan en el fondo, pero no se especifican
claramente como un miedo (por ejemplo, miedo a las arañas).
- Mediados del siglo XX: muchos investigadores demuestran que la ansiedad
puede ser resultado del condicionamiento y ciertas influencias ambientales.
- Mediados del siglo XX: los investigadores cognitivos demuestran que los
patrones de pensamiento desadaptado sustentan la experiencia de la
ansiedad.Mediados del siglo XX: se desarrollan fármacos contra la ansiedad, lo
cual da como resultado la creciente conciencia de su aspecto biológico.

Los cuatro tipos de trastornos: trastornos de ansiedad generalizada, angustia, fobias


y obsesivo-compulsivo, en los que la ansiedad es crónica y sus causas no son muy
claras, y un tipo (el trastorno por estrés postraumático) en el cual ha habido una
causa importante de estrés pero la reacción de ansiedad hacia ella es prolongada.
Un trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una ansiedad crónica
durante un periodo prolongado (de al menos varios meses). Un trastorno de
angustia consiste en crisis repentinas y recurrentes en las cuales el individuo
experimenta un terror y pavor intensos. En las fobias específicas, la ansiedad tiene
una causa identificable. Cuando el estímulo no está presente, el nivel de tensión de
la persona es relativamente bajo. En el trastorno obsesivo-compulsivo, la ansiedad
es consecuencia de los esfuerzos por evitar resultados indeseables. El individuo es
invadido por una necesidad recurrente de protegerse de los desastres pensando en
ciertas ideas y/o realizando ciertos actos. En el trastorno por estrés postraumático,
los pensamientos intrusivos, el aturdimiento y la ansiedad persisten mucho después
de que ha ocurrido el evento estresante.

Los clínicos describían a las personas que sufrían de trastornos de ansiedad como
neuróticas. En el DSM-II, del sistema de clasificación DSM que fue influida por la
perspectiva psicodinámica, la palabra neurosis fue utilizada para describir los
trastornos caracterizados por ansiedad, insatisfacción personal y conducta
inapropiada.

Breve revisión de los trastornos de ansiedad en el DSM-IV-TR

- Trastorno de ansiedad generalizada Preocupación crónica, excesiva e


incontrolable sobre actividades y eventos presentes y futuros.
- Trastorno de angustia Crisis de pánico recurrentes e inesperadas, que
conducen al miedo de crisis futuras y a la evitación de situaciones ligadas a las
crisis.
- Trastornos fóbicos Temor y evitación notables de situaciones sociales debidos
a vergüenza o humillación (fobias sociales), o temor y evitación notables de
objetos o situaciones específicos (fobias específicas).
- Trastorno obsesivo-compulsivo Pensamientos, imágenes o impulsos
recurrentes intrusivos (por ejemplo, dudas excesivas, pensamientos de
contaminarse con algo) y/o conductas o actos mentales repetitivos diseñados
para reducir la aflicción.
- Trastorno por estrés postraumático Reexperimentación persistente de angustia
(por ejemplo, sueños, flashbacks), y evitación de estímulos asociados con la
exposición previa al estrés extremo (por ejemplo, un combate militar o una
violación).

Estos trastornos se agruparon porque se pensaba que todos surgían de procesos y


motivaciones mentales inconscientes similares.

Una encuesta nacional mostró que 17% de los adultos de Estados Unidos
experimentaron sentimientos de nerviosismo. Grandes proporciones de adultos
hispanos y de blancos no hispanos experimentaron más nerviosismo que los adultos
de color. Los adultos con educación e ingresos menores tenían mayor probabilidad
de experimentar nerviosismo.

Los trastornos de ansiedad incluyen un amplio rango de conductas desadaptadas,


las diferentes condiciones se pueden categorizar en uno de estos dos grupos:

1) La frecuente experimentación de ansiedad, preocupación y aprensión que es


más intensa y prolongada que la ansiedad experimentada por la persona normal en
la vida cotidiana.

2) El desarrollo frecuente de actos rituales, evitación o pensamientos repetitivos


como medio de protección para no experimentar la ansiedad.

Trastorno de ansiedad generalizada

El trastorno de ansiedad generalizada consiste en miedos prolongados, vagos e


inexplicables que no parecen relacionarse con algún objeto en particular. Se
parecen a los miedos normales, pero no existe un peligro real, y en la mayoría de
los casos ni siquiera se imagina que el peligro esté presente. Los individuos que
sufren de un trastorno de ansiedad no sólo se preocupan por cosas sin importancia
que han ocurrido, sino que también se sienten tensos y preocupados cuando ni
siquiera existe una mínima alarma.

Características clínicas del trastorno de ansiedad generalizada

1. Ansiedad y preocupación excesivas que han ocurrido al menos durante seis


meses y que afectan muchas áreas de la vida de la persona.
2. Incapacidad para controlar la preocupación.
3. Presencia de tres o más de los siguientes síntomas: (el DSM-IVTR sólo
requiere de un síntoma para el diagnóstico en niños):
A. Inquietud; nerviosismo
B. Fatigarse con facilidad
C. Dificultad para concentrarse; la mente se pone en blanco
D. Irritabilidad
E. Tensión muscular
F. Alteración del sueño (dificultad para conciliar el sueño o para
mantenerlo; sueño insatisfactorio)
4. Aflicción o deterioro considerable en la vida social, ocupacional u otras áreas
importantes de la vida.

En el trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad persiste por seis meses o


más y no se atribuye a experiencias recientes en la vida del individuo. Sus síntomas
generalmente incluyen preocupación, hipervigilancia, tensión motora y actividad
excesiva del sistema nervioso autónomo. Estos síntomas, que se describen a
continuación, pueden experimentarse en forma individual o combinados:

- Preocupación o sentimientos aprensivos sobre el futuro. Las personas con el


trastorno de ansiedad generalizada se preocupan por lo que les depara el futuro,
por las personas que están cerca de ellas o por sus bienes valiosos.
- Hipervigilancia. Quienes padecen ansiedad generalizada adoptan una actitud
de centinela en su vida diaria. De manera constante buscan peligros en su
entorno (no necesariamente de naturaleza física), aunque muchas veces no
pueden especificar los riesgos que pueden existir. Esta vigilancia excesiva se
relaciona con su estado hiperactivado. Como siempre están alertas a amenazas
potenciales, se distraen fácilmente de las tareas en las que trabajan. Su
hipervigilancia también contribuye a la dificultad para conciliar el sueño.
- Tensión motora. Los individuos con este síntoma son incapaces de relajarse;
están agitados y visiblemente tensos y temblorosos. Las expresiones faciales
de tensión son comunes, como lo son el entrecejo fruncido y los suspiros
profundos. Dichos individuos se sobresaltan con facilidad.
- Reactividad autonómica. En individuos con estos síntomas, los sistemas
nerviosos simpático y parasimpático parecen trabajar tiempo extra. Existen
combinaciones de sudoración, mareos, ritmo cardiaco acelerado, accesos de
calor o frío, manos frías y húmedas, molestias estomacales, aturdimiento,
evacuación o micción frecuentes, sensación de tener un nudo en la garganta y
pulso y respiración acelerados.

Trastorno de angustia
La crisis de pánico puede presentarse sin ninguna advertencia, y es una condición
crónica y debilitante. Los indicadores del trastorno de angustia son similares a los
del trastorno de ansiedad generalizada, excepto que son más intensos y casi
siempre comienzan de manera repentina.

El término crisis de pánico denota el abrupto surgimiento de una intensa ansiedad


que aumenta al máximo, que se desencadena por la presencia de estímulos
particulares o pensamientos acerca de ellos, o que ocurre sin señales claras y es
espontáneo e impredecible. Las personas que experimentan pánico a menudo
padecen de miedos fóbicos que son evocados por los estímulos. Las personas que
sufren crisis de pánico cuando estos estímulos no están presentes generalmente no
sufren de fobias. En el trastorno de angustia, existe un intenso miedo a sufrir otra
crisis. Según el DSM-IV-TR el trastorno de angustia incluye crisis de pánico
recurrentes e inesperadas y al menos un mes de preocupación persistente de
sufrirlas de nuevo. La preocupación por las implicaciones y consecuencias de tener
crisis de pánico es un aspecto clave de este trastorno. Las personas con trastorno
de angustia no necesariamente están ansiosas todo el tiempo.

Las víctimas temen morir, enloquecer o hacer algo fuera de control, y reportan una
variedad de síntomas psicosensoriales inusuales.

Características clínicas de las crisis de pánico

 Falta de aliento o sensación de asfixia


 Mareos, inestabilidad o debilidad
 Temblores o sudoración
 Palpitaciones cardiacas o ritmo cardiaco acelerado
 Náuseas, sofocamiento o dolores estomacales
 Entumecimiento o cosquilleo; bochorno o escalofrío
 Dolor o molestias en el pecho
 Sentimiento de “rareza”, de sentirse distante de uno mismo o de los
alrededores.
 Miedo a enloquecer, perder el control o morir

Además de las crisis de pánico inesperadas y recurrentes, los pacientes que sufren
este trastorno también se preocupan persistentemente por la aparición de crisis
adicionales y por lo que éstas podrían implicar. Las crisis de pánico varían en
duración, de unos cuantos segundos a muchas horas e incluso días. También
difieren en su severidad y en el grado de incapacidad que provocan.

La agorafobia es una complicación frecuente del trastorno de angustia. Las crisis de


pánico, comparadas con otros trastornos de ansiedad, pueden ser experiencias
particularmente angustiantes. Ambos trastornos se producen en las familias,
aunque el índice de incidencia familiar es mucho más alto para el trastorno de
angustia. No existe evidencia de que ningún tipo específico de experiencia en la
niñez predisponga a las personas a experimentar estos padecimientos.

A menudo surgen problemas al clasificar los trastornos de ansiedad porque muchos


casos son complicados. Obsesiones, compulsiones y fobias, pueden ser todas
observadas en un mismo individuo y pueden ocurrir simultáneamente. Una persona
que ha tenido una crisis de pánico desarrolla una ansiedad anticipada: experimenta
tensión y preocupación, y teme que la crisis vuelva a ocurrir. En algunos casos, este
tipo de ansiedad anticipada parece ser un miedo bastante realista.

Ottaviani y Beck (1987) preguntaron a personas que habían tenido crisis de pánico
sobre los tipos de pensamientos que recordaban tener durante ellas. Los sujetos
reportaron pensamientos de humillación, pérdida de control, impotencia y fracaso.
Sin embargo, existen razones para creer que el pánico y la ansiedad anticipada
tienen diferentes orígenes. La imipramina, un fármaco utilizado para tratar la
depresión, ha demostrado que impide la recurrencia de las crisis de pánico, pero no
parece tener efecto sobre la ansiedad anticipada que casi siempre provocan dichas
crisis de pánico. Esto significa que los sujetos tratados con imipramina se pueden
sentir ansiosos por la anticipación a una crisis de pánico pero no experimentan una.

Los sujetos con trastorno de ansiedad generalizada tienen menos síntomas


corporales que los que padecen trastorno de angustia.
Características del trastorno de angustia comparadas con las
características del trastorno de ansiedad generalizada

1. La aparición clínica es más tardía.


2. El papel de la herencia parece acentuarse.
3. Lo padecen aún más las mujeres que los hombres.
4. El alcoholismo es más común.
5. Mientras que la depresión es común en ambas, es sorprendentemente más
común en el trastorno de angustia.

Un trastorno de ansiedad generalizada tiene un curso más crónico y es más


probable que tenga un resultado favorable.

Los trastornos de ansiedad generalizada y los trastornos de angustia difieren más


claramente en el carácter difuso de la ansiedad que se observa en el primero y su
intensidad en el último. Los investigadores han descubierto que el lactato de sodio,
cuando se administra de manera intravenosa a pacientes con trastorno de angustia,
con frecuencia provoca una crisis de pánico, mientras que esto no sucede con la
población en general. La imipramina, originalmente utilizada para el tratamiento de
la depresión, disminuye significativamente la frecuencia de las crisis de pánico
producidas por el lactato de sodio. Esta observación ha conducido a esfuerzos para
corregir esta disfunción utilizando la imipramina y otros medicamentos
antidepresivos. Algunos de estos medicamentos son capaces de reducir la
frecuencia de la crisis de pánico, aunque muchos pacientes han tenido respuestas
desfavorables o incompletas.

Los enfoques psicológicos concentran su atención en el papel de los factores


psicosociales en el trastorno de angustia, especialmente en la tendencia de los
pacientes a realizar interpretaciones catastróficas de sus crisis de pánico.

Fobias

La palabra fobia, derivada de su nombre, significa miedo, pánico, pavor o temor. A


diferencia de las personas que padecen de trastornos de ansiedad generalizada,
las que padecen fobias específicas saben exactamente a qué le temen. Excepto por
sus miedos a objetos específicos, personas o situaciones, los individuos fóbicos
generalmente

no sufren distorsiones graves de la realidad. No parecen tener ningún mal físico.


Sus miedos están fuera de proporción con respecto a la realidad, parecen
inexplicables y van más allá de su control voluntario. El grado de miedo que se
siente sobre un evento potencialmente perjudicial no está ligado primordialmente al
grado de amenaza, ni al daño que se imagina que sucederá si ocurriera lo peor,
sino al inquietante carácter del acontecimiento o situación en sí mismo.

La experiencia del miedo es crucial si la persona siente que será capaz de


responder de manera eficaz a una situación, esto es, si será capaz de afrontarla.
Uno de los aspectos más interesantes de las fobias es que el estímulo que las
provoca no es azaroso. Los estímulos atemorizantes comúnmente son animales,
objetos o eventos que presentaron peligros reales en las etapas tempranas de la
evolución humana. Algunos investigadores creen que los seres humanos están
instintivamente predispuestos (o preparados) para sentir agrado o desagrado, o
temer o no temer, a ciertos estímulos. Los individuos fóbicos no necesitan de la
presencia real del objeto o situación temidos para experimentar una intensa tensión
y molestia.

Las fobias pueden empezar con una crisis de ansiedad generalizada, pero la
ansiedad se cristaliza en un objeto particular o situación. Mientras se pueda evitar
el objeto o situación temidos, la ansiedad no alcanzará proporciones alarmantes. La
mayoría de las personas considera algunos objetos fóbicos o aspectos de la vida
diaria.

Las fobias comprenden niveles de miedo que, además de ser demasiado intensos,
interfieren con los patrones de vida normales y, además, tienden a aumentar de
manera progresiva.

Los individuos fóbicos generalmente desarrollan maneras de reducir sus miedos.


Los procedimientos casi siempre incómodos que desarrollan los fóbicos no eliminan
su miedo; en realidad, éste parece estar siempre un paso adelante de ellos. Las
fobias, como otras formas de conducta desadaptada, no ocurren de manera aislada.
Con frecuencia, las fobias son relativamente comunes, y tienen una frecuencia
mayor que los trastornos de ansiedad generalizada.

Los índices de fobias específicas de las mujeres duplican al delos hombres. Las
fobias no requieren de hospitalización; si en su lugar se proporciona tratamiento
profesional, éste debe ser como paciente externo. Las fobias reciben su nombre por
medio de prefijos griegos que representan el objeto del temor, como se muestra en
los siguientes ejemplos:

- Acrofobia: miedo a las alturas


- Agorafobia: miedo a espacios abiertos y escenarios desconocidos
- Acuafobia: miedo al agua
- Claustrofobia: miedo a espacios cerrados
- Xenofobia: miedo a los extranjeros

Fobias especificas

Las fobias específicas son una categoría muy variada de miedos marcados,
persistentes e irracionales. La fobia específica es el tipo más común de este
padecimiento, ya que alrededor de 11% de la población reúne los criterios de una
fobia específica durante su vida. Aunque los miedos al agua y a las alturas no han
sido relacionados a un condicionamiento basado en experiencias previa, algunas
fobias específicas tienen relación con experiencias traumáticas ocurridas a
temprana edad. Para la persona con una fobia específica, el grado de aflicción varía
según la importancia de la situación que se quiere evitar.

Con el tiempo los niños vencen muchos de sus miedos. Y aunque no es poco común
que los adultos con una fobia específica superen su miedo como resultado de una
experiencia positiva que incluye el contacto con el estímulo atemorizante, las fobias
específicas tienden a ser crónicas. El DSM-IV-TR estipula el diagnóstico de una
fobia específica cuando existe un miedo marcado y persistente que es excesivo;
cuando la persona que sufre de una fobiareconoce que el miedo es irracional pero
continúa evitando la situación alarmante; y cuando la evitación de las situaciones
de fobia, la ansiedad anticipada y la angustia causada por la situación temida crean
problemas en las áreas de las relaciones sociales, el trabajo y los hábitos.

Fobias sociales

Las fobias sociales se caracterizan por el miedo y la vergüenza al tratar con otras
personas. Con frecuencia, el mayor temor del individuo es que las personas con
quienes tiene contacto detecten las señales de ansiedad, como sonrojarse, el
temblor de las manos y la voz entrecortada. El miedo a hablar y comer en público
son características frecuentes en los individuos que padecen fobia social. Estos
problemas muchas veces comienzan en los últimos años de la niñez y los primeros
de la adolescencia y muchos se cristalizan en una fobia al final de la adolescencia.

A menudo, la timidez es confundida con una fobia social. Sinembargo, las personas
tímidas no experimentan el terror que los que padecen una fobia social cuando se
encuentran en situaciones donde pueden ser expuestos a las críticas de otros. Las
vidas personales de los que tienen una fobia social son, típicamente, sombrías. El
hecho de no tener a nadie con quien compartir sus experiencias aumenta el riesgo
de padecer trastornos relacionados con el estrés.

La mayor parte de las fobias involucradas en las relaciones interpersonales


comprenden uno o más de los siguientes miedos: miedo a hacerse notar, a la crítica,
a cometer un error y a hablar en público. Las personas que padecen estas molestias
tienen mucho en común. Pasan la vida sintiéndose inadecuados y tienen muchas
dificultades sociales e interpersonales. Tratan de compensar estas deficiencias
concentrándose por completo en la escuela y después en su trabajo, sin estar nunca
seguros en realidad de sus capacidades y talentos.

Los criterios del DSM-IV-TR para diagnosticar la fobia social incluyen miedo
marcado y persistente a una o más situaciones sociales desconocidas. Estas
situaciones normalmente implican a personas desconocidas, o al escrutinio o
evaluación de otros, y la reacción fóbica incluye la preocupación intensa de ser
humillado o avergonzado. La persona reconoce que su miedo es excesivo e
irracional.

La evitación de la situación temida, la ansiedad anticipada y la aflicción interfieren


significativamente con su vida personal e impiden que el individuo afronte la
situación con eficacia. Una característica destacada de la fobia social es el
sonrojarse. Algunas personas sienten terror de sonrojarse en presencia de otros y
están convencidas de que será profundamente visible y el centro de una dolorosa
atención insiste que su rubor es muy evidente. La fuerza de su miedo, con
frecuencia lleva a estas personas a limitar su vida social de manera severa. Un
estudio descubrió que la característica más destacada de los individuos con fobias
sociales que estaban preocupados por sonrojarse no era tanto el hecho de
sonrojarse, sino su acelerado ritmo cardiaco cuando se sonrojan. La conducta
interpersonal que son útiles para promover la resiliencia en las personas con fobias
sociales. El diagnóstico de fobia social se refiere a la ansiedad que es crónica,
dominante e inhabilita a la persona en diversas situaciones que requieren el
contacto con otros.

Agorafobia

La agorafobia, el miedo de encontrarse en situaciones atemorizantes o


desconocidas, que a menudo acompañan a las crisis de pánico. El individuo que
padece agorafobia tiene miedo a sus propias señales internas. Los agorafóbicos
tienen pavor de la espantosa ansiedad de una crisis de pánico y de perder el control
en medio de gran cantidad de personas.

Las sensaciones físicas sin importancia quizá se interpreten como el preludio de


alguna amenaza catastrófica a su vida. En casos severos, el individuo puede tener
un miedo irracional de dejar el ambiente familiar del hogar; en los casos más
extremos, la víctima es incapaz de siquiera caminar por la calle o ir de compras.
Como la mayoría de los miedos intensos, la agorafobia es más común en mujeres
que en hombres.
La agorafobia es que algunos individuos nacen con una vulnerabilidad biológica a
las crisis de pánico. Los factores psicosociales, como una acumulación de eventos
estresantes y situaciones perturbadores, pueden desencadenar una crisis de pánico
en estos individuos vulnerables. las crisis de pánico se pueden tratar con ciertos
fármacos que son eficaces en el tratamiento de la depresión. En gran medida, la
agorafobia es una complicación de crisis de pánico que no son tratadas, situación
que permite su recurrencia.

Los antidepresivos son eficaces para suprimir el pánico pero no para reducir la
ansiedad anticipatoria ni la agorafobia. Además de la terapia de exposición, es muy
útil para las personas que padecen de agorafobia que su terapeuta les enseñe cómo
identificar y corregir los pensamientos inadaptados sobre la ansiedad y sus
consecuencias. Las técnicas conductuales y cognitivas, incluyendo la exposición
gradual a la situación a la que el individuo teme, son eficaces para tratar la
agorafobia.

Trastorno obsesivo-compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo, muestra las características de las ideas y rituales


que muestran las personas que padecen de esta condición. Las características
específicas de esta condición varían de un caso a otro, tienen en común las
obsesiones o compulsiones recurrentes que son tan severas que consumen
demasiado tiempo o causan una angustia marcada o una discapacidad significativa.
Las personas con conducta obsesiva son incapaces de quitarse la idea de su mente.

Las personas con conducta compulsiva se sienten obligadas a realizar actos


particulares o series de actos una y otra vez. Las obsesiones generalmente incluyen
duda, titubeo, miedo a la contaminación o miedo a la agresión propia. Las formas
más comunes de la conducta compulsiva son contar, ordenar, revisar, tocar y lavar.

Anda mungkin juga menyukai