Agradecimientos
Al Staff Excomulgado: Dg
Kaleigh, Ly_Ayla, MCGtz y Nelly Vanessa
por la Traducción, , de nuevo, MCGtz y Nelly
Vanessa por la Corrección de la Traducción, Laavic y
Leluli por la Corrección, de nuevo, Laavic por la
Diagramación, Bibliotecaria70 por la Lectura Final y
Kiti08 por la Segunda Lectura de este Libro para El
Club De Las Excomulgadas…
¡¡¡Gracias!!!
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El Club de las Excomulgadas
Argumento
La guerra ha llegado a la guarida fronteriza, pero mientras los enemigos se
convierten en aliados -y amantes- la esperanza llega para los dragones y para sus
caballeros.
Una joven viuda, Adora, quien crió a su hija sola, pero su hija está casada ahora.
¿Podrá Adora encontrar el amor en su propia guarida de la frontera llena de gente?
¿Se atreverá a intentarlo?
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El Club de las Excomulgadas
Prólogo
El femenino gemido de placer fue música para los oídos de Lord Darian, al
provocarle a Varla otro orgasmo más, con su lengua. Era muy sexy, pero ser la
actual favorita del rey de Skithdron debía dejarla fría. El libidinoso bastardo se
había convertido en rey después de matar a su propio padre... o eso sospechaba
Lord Darian y le importaba una mierda el placer de nadie, excepto el suyo propio.
—¿Estás lista para mí, Varla? —Darian bajó la mirada hacia la poco sensible mujer
mientras empujaba el pene en su interior.
La perra estaba jadeando y prácticamente le arrancaba la piel con sus largas uñas
Bueno, tal vez por dos razones, admitió encogiéndose de hombros mentalmente.
Salvar sus pelotas era parte del trato y una buena razón para llevar a la cama a una
doncella dispuesta, pero la razón más importante era que esta doncella en particular
podría darle acceso a los lugares del palacio a los que de otro modo no entraría. Si
fuera visto saliendo de sus aposentos, tan cerca de los apartamentos del propio rey,
sería más simple si él era su amante nocturno de turno. Si no fuera por ella, los
guardias cuestionarían su presencia en el palacio y Lord Venerai lo habría echado
del palacio, negándole por completo su derecho como noble de Skithdron de servir
en la corte.
Venerai era una víbora. Encumbrado a la cima de la pila de los Psicópatas que
seguían a Lucan, por cualquier medio necesario, Venerai deseaba toda posible
competencia por el favor del Rey fuera de su camino. Eso incluía a Darian, aunque
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él estuviera en mejores términos con el padre de Lucan, el Rey Goran, que con el
actual Rey.
Pero Darian era de sangre real, el quinto en la línea de sucesión al trono, y Venerai
lo veía como una amenaza. Fue tan lejos como para ponerle a Darian uno o dos
espías para que lo siguieran, y con lo que se divertía enviándolos a perseguir
fantasmas, para disgusto de Venerai.
Realmente no sabía lo que estaba buscando, pero definitivamente no eran todas las
mujeres que han pasado por su vida hasta este momento. No había ninguna que
lamentara dejar atrás si fuera necesario dejar su tierra natal. Ni una sola a la que
hubiera considerado pedirle huir con él. Ninguna que pudiera amar.
Era una pena. ¿Cómo podía un hombre pasar treinta y siete inviernos sin encontrar
una sola mujer que pudiera interesarle por lo menos lo suficiente como para
comprometerlo un poco? Ni siquiera tenía una amante estable.
¿Habría algo mal en él? Estaba más allá de la edad en que la mayoría de los
hombres se establecían con una mujer y comenzaban a reproducirse, pero nunca
había encontrado a la mujer con la que deseara tener a sus herederos. Nunca había
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El Club de las Excomulgadas
encontrado a una mujer que quisiera lo suficiente como para rogarles a los dioses
que su semilla se arraigara en su vientre. No podía imaginar encontrar jamás tal
mujer entre las muchas que había probado la talla, pero ¡oh, cómo había disfrutado
la búsqueda!
Varla era una ardiente follada y se retorcía sobre su pene de una manera que lo
tenía luchando para controlar su liberación, pero era sólo el medio para un fin. Ya
había sido reclamada por el cabrón despiadado que ahora estaba sentado en el
trono robado de Skithdron. Darian podía disfrutar del placer de su cuerpo, pero no
sentía nada por la fría mujer en su interior.
Y sabía que ella no sentía nada por él. A pesar de que se había corrido por séptima
vez esa noche bajo sus embistes, sabía que se preocupaba más por su desahogo
sexual que por el hombre que se lo proveía. Después de todo, ya había vendido su
alma al diablo.
Pero el rey Lucan estaba tan absorto en su locura que su plan quizá funcionara.
Alguien tenía que advertir a Draconia. La pacífica tierra había sido un buen vecino
de Skithdron por muchas generaciones, pero ahora todo se arruinaría por un loco
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tirano. Darian ahora sabía, más allá de toda duda, que Lucan buscaba el poder a
través de la magia demencial, lo que lo acercaría cada vez más al borde.
Lucan tenía que ser detenido y Darian era el único que podía hacerlo. Por una
razón, Darian no tenía familia inmediata contra la que Lucan pudiera tomar
represalias. Por otra parte, como ex embajador de Draconia, tenía contactos en los
puestos importantes. Si solo pudiera cruzar la frontera y después atravesar las líneas
hacia el lado draconiano, podría tener una oportunidad de entregar su mensaje a la
gente, y dragones, que más necesitaban saberlo.
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Uno
Adora abrió los ojos lentamente, con la cabeza inclinada hacia un lado mientras
descansaba sobre su estómago. Sólo podía distinguir la enorme forma de Sir Jared,
alzándose sobre ella, igual que durante los últimos días. Su rudo y bello rostro
llevaba una severa y amplia cicatriz cruzando por su mejilla y el cuello. La marca
irregular de su profesión de guerrero desaparecía bajo la línea del cuello en su
camisa, haciendo que tuviese curiosidad por ver qué tan bajo llegaba en su amplio y
musculoso pecho.
—¿Cómo te sientes? —Su voz era ronca por falta de uso y ella adivinó que era tarde
en la noche.
—Jared, realmente deberías buscar tu propia cama. Sentarte conmigo no nos hace
El caballero le dedicó una pequeña sonrisa mientras servía una taza de agua de la
jarra sobre la mesita de noche. El sonido del agua de repente le dio sed y cuando su
lengua recorrió el interior de su boca parecía estar rellena de algodón.
Jared se sentó al lado de la cama con una gentileza que ella encontró sorprendente
en un guerrero tan poderoso. Era tan grande y musculoso, tan capaz de combatir y
destruir, pero se había dado cuenta en los últimos días que su magnífico cuerpo de
guerrero albergaba un alma gentil.
Debido a las profundas heridas que iban desde su espalda hasta un costado, tenía
que acostarse sobre su estómago o sobre el lado sano, y le resultaba difícil utilizar
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El Club de las Excomulgadas
uno de sus brazos. Incluso le era casi imposible enderezarse de la cama por sí sola
para beber un vaso de agua. Jared la apoyaba con su gran fuerza cuando tenía que
levantarse para usar el baño, o como ahora, para tomar un vaso de agua.
Le pasó una mano bajo su torso por el lado sano, situando el antebrazo
íntimamente entre sus pechos mientras extendía la mano contra el hombro opuesto.
Esta extraña posición le permitía usar su brazo bueno para erguirse, mientras él la
sostenía, por si su fuerza menguaba. Aún así, su brazo temblaba cuando acercó la
taza de agua a sus resecos labios. No estaba del todo segura de si su debilidad fuera
por la lesión o por la mera proximidad del atractivo caballero.
Hacía años que un hombre no la tocaba tan íntimamente, y menos uno como éste.
Jared le quitaba el aliento. Una ráfaga de aire caliente pasó sobre ella procedente de
la puerta donde estaba el dragón. Adora se giró para ver a Kelzy, pero el
movimiento hizo que sus heridas en curación se estiraran y jadeó. Jared reaccionó
—Con cuidado. —La voz de Jared era tan cálida y suave. Hacía que Adora se
sintiera segura y protegida. Trató de no pensar en la mano yaciendo entre sus
pechos cuando la recostó despacio en la cama, ni en la forma en que al sacar la
áspera mano de entre las sabanas y su cuerpo, los fuertes dedos rozaron el
redondeado contorno de sus pechos.
—¿Así que admites que me necesitas aquí, después de todo? —Él se rió
calentándole el corazón.
Jared era siempre tan serio que era bueno oírlo reír mientras situaba sus grandes
manos en ella una vez más. La manejaba como si fuera un tesoro invaluable, pero
con una fuerza innegable. Su cuerpo nunca había estado en contacto tan íntimo con
un hombre tan magnífico. El toque de su difunto marido había sido muy diferente.
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El Club de las Excomulgadas
Jared era valiente y seguro, sin embargo, mostraba evidente cuidado en la forma en
que utilizaba su fuerza.
A Adora le gustaba la forma en que la tocaba. Le gustaba él, para ser honesta
consigo misma. Jared era un hombre entre los hombres, de lo contrario el dragón
que había sido como su madre sustituta nunca lo habría elegido como su
compañero. Y además de la dragona, Kelzy, el Rey Roland también tenía gran
confianza en este hombre. Por lo que Adora sabía Jared era un general de las
fuerzas defensivas del rey. Jared y Kelzy eran los líderes de esta nueva guarida llena
de docenas de caballeros y dragones guerreros.
—No admito nada. —Le gustaba desafiarle y sonrió cuando Jared hizo una pausa,
con sus manos a su alrededor, y su cara muy cerca.
—Adora...
En el momento en que sus labios tocaron los suyos supo por qué. Su beso era todo.
Suave y gentil al principio, firme, duro, exigente y varonil, después. Oh, tan
masculino, y tan añorado. Había extrañado esto en sus muchos años de viudez.
Había echado de menos las fuertes manos de un hombre moldeando su cuerpo
mientras sus labios y lengua saqueaban su boca.
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—Jared, —susurró ella. Los dientes de él clavándose tan fuerte como para marcarle
la piel. La idea le excitaba. Nunca un hombre había estado tan caliente por ella, o
ella por él.
Es interesante como se desarrollan las cosas, la brusca y divertida voz de Kelzy resonó
en sus mentes, trayéndolos de vuelta a la tierra de golpe, Adora todavía está lastimada,
Jared. Detente antes de que una de sus heridas se vuelva a abrir.
—Dulce Madre de Todos. —Jared la soltó lentamente. Sus ojos azules ardían con
algo parecido al impacto y una mezcla de un poco de rabia y frustración al
mirarla—. ¿Te lastimé, Adora?
Lo sé, mi querida niña. Jared es un hombre duro. Sus emociones se encuentran muy
recluidas. De hecho, me sorprende que incluso se atreviera a besarte. No es un caballero que
acostumbre cortejar a las damas. Dale tiempo. Tiene muchas cosas en su pasado con las que
necesita reconciliarse, antes de recuperar esa parte de su vida.
Después de un largo rato cavilando las palabras del dragón, y en ese sorprendente
beso, Adora finalmente se durmió.
*********
Al día siguiente, Adora despertó en una habitación vacía por primera vez desde que
resultó herida. Su espalda le escocía del dolor, mientras lentamente recordaba los
eventos que la habían mantenido en cama los últimos días. Había sido atacada por
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enormes skiths-escupe-veneno mientras volvía a su casa del bosque. Su casita quedó
destruida, infestada y desgarrada por las gigantes criaturas parecidas a serpientes
que sus enemigos Skithdronian soltaron por la frontera.
Adora sólo pudo escapar de ellos y de sus mandíbulas subiéndose al árbol más alto
que había podido encontrar. Supo que moriría, trepando a la cima de un árbol, con
su traje de cuero especialmente tratado humeando al contacto con el veneno de los
Skith que la había alcanzado de la cintura para abajo.
Los Skiths le tenían miedo al fuego de dragón, pero tenían sus propias armas, y
podían hacer caer a un dragón con alarmante facilidad. De hecho Lady Rohtina, la
joven dragón dorada, había sido herida de muerte, mientras cubría a Kelzy en su
audaz maniobra. Gracias a la Madre, Rohtina había sido curada de sus graves
heridas. Había logrado regresar tambaleándose a la guarida, y la hija de Adora,
Belora, fue capaz de curarla. Sin embargo, había estado muy cerca. Lo que inducía
a pensar que la guerra con Skithdron llegaría pronto, y que esta repentina invasión
con skiths venenosos era solo la primera ola.
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retahíla de disculpa y arrepentimiento de Kelzy casi la lastimaba más. Adora le
había dicho al dragón una y otra vez que no tenía la culpa, pero Kelzy no oía nada.
Estaba atormentada por la culpa por lastimar a su bebé, incluso si había sido la
única manera de salvar su vida.
También era más resistente que cualquier otro hombre apuesto que Adora hubiese
visto nunca. Parecía sólo ligeramente mayor que ella, tenía el pelo castaño oscuro
Adora sabía que el vínculo con Kelzy mantenía a Jared sin envejecer como un
hombre normal. Cuando los dragones se unían a su caballero y a la compañera
escogida por éste, la magia del dragón frenaba el proceso de envejecimiento
humano considerablemente. Jared había estado asociado con Kelzy desde hacía
más de una década y probablemente no había envejecido mucho desde entonces, a
pesar de que su penetrante mirada reflejaba la sabiduría de sus años.
Adora dormitó la mayor parte del día, despertando sólo cuando Jared trajo sus
comidas. Estaba distante hoy después de su apasionado encuentro y no hizo
ninguna referencia al respecto, sólo miró largo y tendido el chupetón púrpura en su
cuello, la primera vez que lo vio. A parte del fuego en sus ojos al ver su marca en su
piel, no mostró ninguna otra emoción. Adora rápidamente abandonó la idea de
tratar de explicarle sus precipitadas palabras de la noche anterior. Estaba muy
cansada de todos modos y muy adolorida para ordenar sus ideas. Cayó en un sueño
profundo esa noche, sin más complicaciones respecto a Jared.
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Capítulo Dos
Los dragones negros volaban al amparo de la oscuridad. Nadie los vio aterrizar
excepto los pocos centinelas destinados a hacer guardia y a prestar asistencia a
aquél que lo necesitase. Los dragones negros eran raros. De hecho, sólo la línea real
podía presumir descarnadamente de las escamas brillantes de color alquitrán que
caracterizaban a este dragón, así que era comprensible que la noticia su presencia
en la Guarida se extendiera rápidamente.
Un hombre alto que emergió de las sombras pocos momentos después, vestido todo
de negro con la misma brillante luz oscura en sus ojos castaños, como los del
dragón, entró dando zancadas con confianza a pesar de que nunca había visitado la
Guardia antes. Los centinelas se inclinaron ante él, como era su deber, y recibieron
un majestuoso saludo con su cabeza a cambio.
Saludos, Lady Kelz. ¿Qué noticias tiene para mí? Nico envió el mensaje a la mente del
dragón azul-verdoso cuyo resplandeciente cuerpo se desplegaba en el foso delante
de él. Había sabido la distribución de la nueva Guarida incluso antes de partir de
palacio y se había preocupado de saber dónde vivía el líder de esa Guarida en
particular. La cabeza de Kelzy se levantó sorprendida, girando su largo y sinuoso
cuello para mirarle. Sus ojos aguamarina brillaron con felicidad.
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¡Nico! ¡Ya estás aquí! Debería haber sabido que oirías sobre los acontecimientos de los últimos
días antes de que pudiera enviarte un comunicado oficial.
El príncipe Nico adoraba las agradables maneras de este singular dragón. Ella le
había enseñado muchísimo cuando fue joven y protegido cuando fue todavía
demasiado joven para cuidar de sí mismo. De algún modo, había sido como una
segunda madre para él y sus hermanos, aunque sólo fuera uno de los muchos
dragones que servían directamente a la familia real.
El caballero que era su compañero, con todo, era una de sus personas favoritas en
el mundo. Sir Jared le había enseñado a luchar y cómo protegerse. También había
introducido al joven príncipe en las artes que le permitían no sólo convertirse en un
espía sino también en un reacio político, aunque era un verdadero diplomático
cuando era necesario.
¿Es cierto entonces, lo que escuché? ¿Has encontrado a una madre e hija que muestran sus
dones reales?
La gran cabeza de Kelzy se movió con impaciencia. Tanto Adora como su hija
Belora, eran verdaderas sanadoras. Belora había sanado una herida mortal de
Rohtina, el dragón compañero de Lars, una de las parejas de Belora.
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¿Cómo se hizo esas heridas Rohtina? ¿Quieres decir que realmente no lo sabes? Los ojos de
Kelzy le siguieron la corriente al Príncipe de los Espías.
La única cosa a la que le tenían un remoto temor era al fuego y, por suerte, los
dragones lo tenían en grandes cantidades.
¿Dónde está la mujer ahora? La gran cabeza de Kelzy se giró hacia la puerta donde
había estado descansando desde que llegó. La habitación estaba dispuesta, como la
mayoría de los conjuntos de cualquier Guarida, alrededor de una fosa central de
arena caliente que era donde los dragones descansaban. Todas las habitaciones
desembocaban alrededor de la zona de descanso con arcos lo suficientemente largos
como para que los dragones pudieran apoyar la cabeza si lo deseaban. De esa
forma, los dragones y sus familias humanas podían estar juntos en todo momento.
¿Vive contigo?
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Pero ¿ella pudo? Kelzy asintió lentamente. Ambos sabían que la habilidad para oír a
los dragones era transmitida de generación en generación. Si las personas que
decían ser los padres de Adora no podían oír al dragón cuando la niña podía, ellos
no eran sus padres biológicos.
Ella pasó la mayor parte su tiempo conmigo hasta que cumplió diez años. Eso fue cuando tus
padres fueron asesinados y tu hermano Roland, accedió al trono. Me mudé a palacio entonces
para ayudar a Roland en sus nuevas funciones, pero me quedó claro con el tiempo, que
necesitaba un sabio consejo. Cuando las cosas se resolvieron y Roland estaba asentado en su
papel de rey, me puse en marcha en mi búsqueda, en la búsqueda de Jared, lo recordaba de
cuando había servido a tu padre. Siempre me impresiono como un fuerte guerrero y nunca
equivocaba en darle buenos consejos a tu padre. Esperaba poder convencerlo para hacer lo
mismo con tu hermano. Me llevó algo de tiempo encontrarle, pero cuando lo hice...
Lo escogiste como tu nuevo caballero. Nico terminó la frase con un respetuoso gesto.
¿Dijiste que trepó a un árbol para escapar de ellos? Parece una mujer valiente.
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¡Valiente e ingeniosa! Jared le dio cuero curtido antes de dejarla en el bosque y ella lo convirtió
en extraordinarias prendas. Le pedí a Jared que le diera algunas de las escamas que mudé y
ella las cosió entre las capas de cuero de sus botas y en zonas estratégicas de sus ropas. La
rociaron bastante con el veneno Skith, pero no le hicieron ni un rasguño.
Fue por mi culpa. Tuve que arrancarla del árbol y la corté con mis garras. Kelzy pareció
muy triste por el incidente. ¡Lastimé a mi propia hija! ¿Cómo pude ser tan patosa?
Le ocurre a los mejores, Lady Kelz. Es difícil ser perfectamente certero todo el tiempo, y mucho
menos en condiciones de combate, con semejantes afiladas y perversas garras. No seas tan
dura contigo.
En ese momento, Jared apareció por la puerta que Kelzy había indicado era la
habitación de Adora, lo que sorprendió a Nico. El viejo caballero parecía agotado y
cansado, pero había una luz en sus ojos que había estado perdida durante muchos,
muchos años.
Una sonrisa se extendió por el rostro del anciano mientras se acercaba a enganchar
a Nico en un intenso abrazo. Jared era una de las pocas personas en el mundo que
se atreverían a acercarse a Nico y a sus parientes con semejante familiaridad, pero
también era una de las pocas personas en el mundo que, realmente, Nico amaba
como si fuera parte de su propia familia. Jared había estado allí para él después de
la muerte de sus padres, y por ello, amaría de por vida al ligeramente viejo y sabio
hombre.
—Acabo de llegar hace unos pocos minutos. Kelzy estaba poniéndome al día sobre
la historia de tu invitada.
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—Adora. —La forma en la que Jared pronunció el nombre de la mujer envió
señales de aviso a la mente de Nico. Había algo entre ellos, se dio cuenta
sobresaltado, porque nunca pensó que Jared sanaría lo suficiente como para dejar
que otra mujer entrara en su vida, aunque fuera sólo un poco.
Jared asintió. —No puedo ver otra explicación sobre lo que ha ocurrido.
Definitivamente, su hija tiene el don de la magia. Sanó a un dragón de una herida
mortal frente a mitad de la Guarida. Aquí todos van de puntillas a su alrededor por
lo que he oído. —Jared se rió entre dientes, ofreciéndole a Nico un trago de vino
caliente de la pequeña cocina—. Te quedarás con nosotros, ¿verdad?
Nico no realizaba una oferta a la ligera. Se decía que la línea real era una de las
últimas sangres mágicas en el reino, y cada uno de ellos tenía algo del don de la
curación. Nico no lo usaba frecuentemente, pero ahí estaba. Podía hacer pequeñas
curaciones, pero su verdadera magia era algo muy diferente. Sin embargo, si podía
ayudar a esta mujer que claramente significaba tanto para dos seres que tenía en
gran estima, haría lo que pudiera. Los brillantes ojos de Kelzy lo miraron.
¿Lo harías? ¡Oh, Nico, te estaría eternamente agradecida! No tenemos otro curandero de
verdad en esta Guarida. El don de su hija sólo funciona sobre los dragones, no sobre los
humanos.
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Nico sabía que el dragón no se molestaba en decir lo obvio... que la mágica
habilidad sanadora de la propia Kelzy, conocida como el Aliento de Dragón, no
podía curar heridas realizadas por dragones o que la propia habilidad de sanación
de Adora era inútil en sus propias heridas. Era un capricho de la magia que los
sanadores no pudieran curarse a sí mismos.
Nico pudo ver a la mujer más claramente ahora y, definitivamente, era una belleza.
Sólo un poco mayor que él, parecía estar rondando los treinta o algo así. Aunque si
tenía una hija adulta, debía ser un poco mayor que eso. Aun así, era una belleza. Su
largo cabello era color caoba a la poca luz de la habitación y sus facciones podían
casi describirse como frágiles aunque por lo que pudo ver de sus desnudos brazos
eran parcialmente musculosos y firmes. A juzgar por sus músculos, no había tenido
una vida de placer, pero parecía una hermosa damisela. Y estaba definitivamente
en apuros.
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Nico vio sus ojos abrirse y se sorprendió por el verde oscuro reflejado allí. La
mayoría de los descendientes reales tenían los ojos verdes. Su propio color avellana
era la excepción a la regla.
Nico sintió la resignación en la mujer conforme giraba sus cansados ojos verdes
hacia la puerta.
Nico estaba sorprendido por la comunicación mental que los tres oían en sus
La mujer se recostó con un suspiro, sus magníficos ojos verdes se cerraron mientras
confiaba en que los hombres harían lo que debían. Estaba claro que no tenía dudas
de que Kelzy y Jared la protegerían. Confiaba en ellos, que era indudablemente el
porqué no cuestionó su presencia. Eso, su propio sufrimiento y fatiga conspiraban
para hacer su trabajo más fácil. Los pacientes que cooperaban eran siempre
preferibles a aquellos que tenían demasiado dolor como para yacer tranquilamente.
El talento de curación de Nico era pequeño cuando se lo comparaba con alguno de
sus parientes, así que era importante ser capaz de centrarse sin distraerse
demasiado.
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Jared retiró los vendajes con una suave mano, y Nico se sorprendió de lo
seriamente herida que estaba esa pequeña mujer. Había aguantado las heridas sin
quejarse mucho por lo que había visto y eso era extraordinario en su experiencia.
Había visto ese tipo de heridas antes y no eran agradables. Los surcos eran
profundos. Limpios y definidos, pero muy profundos. Sin ayuda, tardarían semanas
en sanar y cicatrizarían malamente, pero pensó que podía al menos acelerar el
proceso, evitar las cicatrices y eliminar lo peor del dolor.
Concentrando sus energías, Nico extendió las manos y tocó a la mujer sólo con la
punta de sus dedos. Luego la cosa más extraña ocurrió. Una llamarada de luz llenó
la pequeña habitación como si sus energías se encontraran y reaccionaran con las
de ella. Hubo un momento de resistencia, después uno de puro éxtasis mientras la
magia de la mujer le daba la bienvenida, sumándose a él en la curación y dirigiendo
sus precarias habilidades con el conocimiento y el poder de un sanador con grandes
destrezas.
—Madre misericordiosa. —Nico miró su espalda con asombro—. Eso nunca había
pasado antes.
Vuestras energías se reconocieron unas a otras. Se entrelazaron para poder trabajar juntas.
Kelzy les habló suavemente a todos. Eso lo consolidó después. Adora tenía sangre
real. Esto acababa de probarlo.
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El Príncipe de los Espías Kelzy añadió con una tos dragonil de risa. Tendremos que
rastrear de dónde provienes exactamente, Adora, porque este chico es probablemente un primo
lejano tuyo. No permitas que el hecho de que sea príncipe te detenga de gritarle al oído si se
vuelve demasiado fresco.
—La dejo vestirse, milady. Tenemos mucho de qué hablar una vez esté lista.
El príncipe le guiñó el ojo otra vez y caminó hacia la puerta, pasando por la
voluminosa cabeza de Kelzy, dejando a Adora sola una vez más con Jared. Ella lo
miró, buscando respuestas.
—Nico es un viejo amigo, Adora. Lo conozco desde que sólo era un niño. Todavía
es un granuja, pero es un buen muchacho. Ha venido a ver si eres lo que dices ser.
Jared movió la cabeza. —Fue una mala elección de palabras de mi parte. Debía
haber dicho lo que parecías ser.
—¿Por qué? —Un nudo de miedo se le colocó en el estómago y una ira irracional
luchó con pánico por salir a la superficie—. ¿Qué es lo que parezco ser?
Jared miró sus hombros desnudos, haciéndola muy consciente de que estaba
desnuda bajo la manta. Dio un paso atrás y pareció que se obligaba a mirarla.
—Realeza, milady.
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—Me temo que no. Tu hija curó la herida mortal de Rohtina casi con un
pensamiento. Sanar dragones ahora es un don reservado solo a aquellos que tienen
sangre real, Adora, y tú hablas con los dragones tan fácilmente como lo hace un
caballero. Kelzy te oyó llamarla cuando estabas escondida en ese árbol. Ni yo
puedo alcanzarla a semejante distancia y estamos protegidos.
—Era una emergencia. Algunas veces la gente puede hacer cosas extraordinarias
cuando se enfrenta a situaciones de vida o muerte.
—Eso puede ocurrirle a los demás, Adora, pero creo que no encontrarás una
explicación sencilla para la forma en que la magia se desató hacia el príncipe justo
ahora. Creo que las magias se reconocieron unas a otras y le permitieron usar tu
conocimiento y su don para hacer una sanación más profunda de lo que ese
muchacho ha sido nunca capaz de hacer. No es un gran sanador. Lo más que
esperé fue que pudiera acelerar tu curación un poco y tal vez eliminar algo del
Adora lanzó una mirada al dragón cuya cabeza todavía llenaba su puerta. Lo que
Jared dice es verdad. Nico nunca ha sido un sanador tan poderoso. Su talento yace en otro
lugar.
Ella los miró a ambos, sin palabras por el momento. Bajando sus manos sobre la
manta, sacudió la cabeza.
—No puedo lidiar con esto ahora. Tengo que vestirme. Hay un príncipe
esperándome para hacer mi apariencia real, ¡por el amor de Dios! Vete, Jared, y
déjame vestir. Lidiaré con todo esto de una vez cuando me haya puesto algo de
ropa.
Jared se dirigió hacia el arco. —Tus mallas fueron destrozadas pero encontré unas
pocas cosas que podrían valerte y las coloqué en el armario por ti.
—Gracias, Jared. —Su voz era suave porque los sentimientos amenazaban con
desbordarla—. Una vez más tu consideración me asombra.
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El Club de las Excomulgadas
Él se encogió de hombros y se fue, pero Kelzy permaneció en la puerta mientras
Adora se ponía en pie. Examino su espalda lo mejor que pudo en el pulido espejo
de metal a lo largo de la pared del armario. Su piel parecía sana y rosada, sin
cicatrices a la vista. Increíble.
Adora cogió su propia camiseta de suave cuero, necesitando algo familiar que la
ayudara a lidiar con la agitación en su vida. Tuvo que buscar en el armario por
unas mallas que le sirvieran. Había una selección tanto de faldas como de
pantalones en el armario. Jared debía haberle gorroneado ropa a algún jovencito
que vivía en la Guarida para encontrar los que le cupieran bien a su pequeño
cuerpo, y fueron esos los que tomó del armario. Adora estaba acostumbrada a
sentir la suave piel contra su cuerpo después de haber usado el poco convencional
traje que se había hecho en pocas semanas.
¿Se impactaría por su apariencia? ¿Pensaría que era hermosa? Había pasado tanto
tiempo desde que Adora se había preocupado por lo que un hombre pensara de su
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apariencia. La simple idea hacía que su corazón latiera deprisa y sus palmas
sudaran como una joven mujer virgen.
Eres hermosa, Adora. Siempre fuiste una muchacha guapa, pero te has convertido en una
guapísima mujer, sin importar lo que lleves.
—¿Así que ahora lees la mente? —Adora levantó una ceja, girándose hacia el
dragón que se cernía en la puerta.
Las mujeres siempre tendemos a preocuparnos sobre cómo nos vemos ante un hombre
atractivo.
No lo es. Además, ¿quién dijo que estaba hablando del príncipe? Es Jared a quien tengo en
mente. Igual que tú.
Por su parte, Adora pensaba que Jared era un hombre increíble, pero no estaba
muy segura de si podría manejar a algún hombre en su vida. Aunque si tenía que
escoger a uno, probablemente sería Jared. Sin embargo, sabía que había sido herido
gravemente por la muerte de su esposa e hijo. Era Jared quien siempre retrocedía
cuando parecía que se acercaban y ella respetaba su derecho de hacerlo. Nunca se
forzaría a sí misma a tener a un hombre, incluso si vivían juntos en ese momento
cercanos, pero separados, amarrados a Kelzy. Kelzy quería que ambos vivieran con
ella y era poco sensato no darle a un dragón hembra lo que quería. Adora enderezó
los hombros y salió con una confianza que no sentía hacia donde estaban sentados
los hombres. Ambos tenían un cáliz de vino caliente en sus manos y estaban
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hablando tranquilamente. Sus suaves pasos fueron silenciosos hasta que Kelzy
movió su gran cuerpo en la arena, por lo que ambos hombres se levantaron cuando
ella apreció antes de ellos. Con una pequeña flexión, ella hizo una profunda
referencia hacia el príncipe de manera formal.
Ella respiró con dificultad. —No puedes saber eso con seguridad.
—Oh, creo que es seguro decir que llevas la sangre de Draneth el Sabio en tus
venas. Nuestra magia no se habría enlazado de tan agradable forma si no la
tuvieras.
Adora se balanceó sobre sus pies y el fuerte brazo de Nico la tranquilizó, guiándole
para que se sentara en un cojín. Colocándola allí, le acercó una copa llena a su
temblorosa mano.
—Es imposible.
—No, me temo que no. Hice algunas investigaciones antes de abandonar el castillo,
y parece que hay unos pocos miembros de los diferentes linajes reales dados por
desaparecidos a través de los años. El escenario más probable es que seas la
Princesa Amelia Jane, quien fue secuestrada de su casa la misma noche que el resto
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de su familia fue asesinada. El bebé nunca fue encontrado, aunque el resto de su
familia fue abandonada tras ser asesinada.
—Se habló sobre una sirvienta que también había desparecido, y muchos de los
cronistas creían que la criada cogió al bebé para salvarla, pero nunca fue vista de
nuevo. —Nico se sentó cerca de ellos en el gran cojín, cogiendo su otra mano entre
las suyas—. Tendrías la misma edad que la pequeña Amelia Jane, creo, aunque
pareces mucho más joven de tus treinta y ocho primaveras.
Adora jadeó. —¿Cómo sabes mi edad? —sus ojos buscaron los suyos, su confusión
era evidente, después cayó en la cuenta—. ¡Oh, dulce Madre! La princesa que
mencionaste. ¿Tendría treinta y ocho?
Adora sintió una lágrima deslizarse por su mejilla, seguida de otra y luego otra.
Kelzy gruñó, cantando con voz suave en dragonish como lo hacía cuando Adora
había sido sólo una niña, pero fue Jared quien tiró de ella contra su ancho pecho,
reconfortándola con su cálida fortaleza.
—¿Tienes algo de tu juventud, Adora? ¿Algo que pueda relacionarse con tu pasado?
—Ella lloriqueó, abrazándose contra Jared como si perteneciera a ese lugar.
Girándose ligeramente, miró al guapo príncipe.
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Los brazos de Jared se apretaron a su alrededor. La respiración de Adora se quedó
atrapada en su garganta mientras el príncipe ladeaba la brillante escama negra entre
sus manos, estudiándola con una rara clase de conocimiento. La cabeza de Kelzy
se alzó por encima de su hombro, luego, de repente, Nico la giró para alzar la
oscura escama negra hacia el dragón.
—¿De alguien que conozcas? —Nico levantó la escama como una ofrenda mientras
Kelzy la alcanzaba con su larga lengua, lamiendo la negra escama delicadamente
sólo con la punta.
No es de tu linaje directo. Kelzy estaba más seria de lo que Adora la había visto. Pienso
que proviene del linaje de los Kent, pero necesitamos un dragón que conozca a uno de ellos
personalmente. Creo que Sandor sirvió al Príncipe Fileas cuando era sólo un dragonet. Llegó
hace poco a esta Guarida. Lo llamaré.
Mientras esperaban a que uno de los dragones machos más viejos llegara hasta
—Nunca habría adivinado que tenías más de treinta, Adora. —Ella sintió la mano
de Jared retirando suavemente su cabello y se giró para mirar a sus increíbles y
dulces ojos.
—Debiste ser una niña cuando te casaste. —Las burlas de Jared iluminaron su
corazón.
—No lo sé. Las secuestraron cuando eran sólo unas niñas. —Después de las
revelaciones de los últimos minutos, era devastador pensar sobre las pequeñas que
había perdido tan cruelmente. Adora aferró los cojines del sofá hasta que sus
nudillos se pusieron blancos. Jared debió ver su angustia. Él cogió una de sus
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manos de su mortal agarre del sofá y la sujetó firmemente entre sus ásperos dedos.
Su silencioso estímulo significaba un mundo para ella en ese momento.
—¿Chicas? —el príncipe pasó una áspera mano sobre su cabello—. Madre
misericordiosa.
—¿Qué? —La mirada de Adora fue del príncipe a Jared a Kelzy. Fue Jared quien
respondió finalmente.
—La realeza, probablemente por la sangre del mago, tiene más gemelos de lo
normal. Pero los gemelos hembras son raros. Pocas niñas nacen dentro de los
linajes reales, y sólo en muy raras excepciones, en parejas.
Sandor se acercó. Un gran dragón con cicatrices de batalla de color marrón cobrizo
entró por el arco acercándose a la habitación de Kelzy. Se sorprendió cuando vio al
príncipe e inclinó su gran cabeza en señal de respeto.
—¿La reconoces? ¿Puedes decirnos a quién perteneció? —El nuevo dragón repitió
el extraño gesto de lamerla de Kelzy y luego sus ojos se volvieron granates. ¡A
Fileas! Esta escama perteneció al príncipe Fileas
Nico se giró hacia ella, con sus ojos avellana brillando. —Sí, lo era. Como lo soy
yo.
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alcanzar velocidad. También tenía brillantes ojos color turmalina... inquietantes
como la mirada color avellana del príncipe Nico.
Los únicos dragones negros son los de linaje real. Sólo nosotros tenemos la habilidad de
cambiar de nuestra forma humana a dragón, y es esa naturaleza dual la que solidificó los
lazos entre dragones y humanos por igual.
—Es él, Adora, —Jared le aseguró. Ella caminó hacia el príncipe y se acercó de
forma vacilante, pero el dragón negro se movió hacia ella tocándola con sus
elegante cabeza de escamas negras.
—Increíble. —Su voz fue un susurro—. ¿Eres medio dragón y medio humano?
¿Mitad y mitad?
Es una forma de verlo. Pero Adora, si eres la hija de Fileas como creemos, entonces una parte
de ti es dragón también.
Kelzy llamó su atención. Piensa en ello, pequeña. ¿Por qué me buscaste cuando eras sólo
un bebé? ¿Cómo supiste siquiera dónde encontrarme? Mi guarida estaba bien escondida.
Ningún humano en el área sabía siquiera que estaba allí hasta que gateaste a encontrarme.
—No puedo cambiar de forma y volar lejos contigo, Mamá Kelzy—. Su tono
sarcástico estaba lleno de impacto y de un poco de miedo.
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trabajo de prueba y error, no por la magia de un dragón. U otro tipo de magia en
absoluto, si vamos al caso.
El dragón negro se acercó. Generalmente, las mujeres reales no podían cambiar, pero
normalmente eran curanderas con grandes destrezas y habilidades. Su magia de dragón se
manifestaba en sí misma en el arte de curar... el Aliento del Dragón hecho humano, si quieres
decirlo. Entiendo que tu hija es una dragón sanadora.
El príncipe se apartó de ella y una negra niebla viró, volviéndole humano otra vez,
vestido por completo con cuero negro, delante de ella. De hecho, eso era algo de
poderosa magia.
Eres la hija de Fileas. Eres la pequeña Amelia Jane. Gracias a la Madre que al final hayas
encontrado tu camino a casa con nosotros. Las lágrimas cayeron de su ojo y cayeron
sobre su mano, una centelleante gema mágica demostró la gran emoción que estaba
sintiendo. Serví a tu padre cuando no era más que un chiquillo. Estuvo fuera cuando el
ataque sobrevino, en una búsqueda solicitada por tu padre, pero si hubiera estado allí, hubiera
dado mi vida por la de él. Era un gran hombre. Tienes sus ojos, aunque tienes la sonrisa de tu
madre y su hermoso cabello. Mantendré mi promesa a tu padre y te serviré y a tu linaje por
todos mis días, si me lo permites.
Adora lloró de emoción por la solemne promesa del dragón. Se acercó y acarició su
gran hocico, frotándolo suavemente y sintiendo la magia dentro de ella
hormigueando de una forma que nunca antes lo había hecho.
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Una vieja herida, mi princesa. Nada de qué preocuparse.
Él lo ocultaba bien, pero Sandor sufría muchísimo dolor que le fue comunicado
cuando ella lo tocó. A veces, era lo mismo co los pacientes humanos, pero Adora
nunca había sentido semejante respuesta de un dragón. Por otra parte, el único
dragón al que había conocido hasta ahora era a Kelzy y ella siempre estaba bastante
sana.
—¿Realmente tienes alguna duda de quién eres, Adora? Eres mi prima, —dijo el
príncipe, arrodillándose a su lado—. Eres la Princesa Amelia Jane de la Casa de los
Kent.
—Ese no es mi nombre.
—Lo fue. —Nico asintió—. Pero nunca lo supiste, ¿verdad? Serás la Princesa
Adora de ahora en adelante, de la Casa de los Kent. Bienvenida de vuelta a la
familia, prima.
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pena saber que estaba entero otra vez y no volvería a sufrir. Sólo necesitaba un
poco de sueño para recuperarse.
Gracias, mi princesa, dijo Sandor desde lo más profundo de su mente. Sólo siento que
te hayas agotado por mi culpa.
Jared la cogió entre sus brazos mientras ella se recostaba contra él, abrazándola
cerca de su calidez. Se sentía tan bien. Era el paraíso confiar en su fortaleza por un
breve momento.
Se percató, pese a sus buenas intenciones, de que había pasado muchísimo tiempo
en la habitación de Adora en los últimos días, arropando con las mantas a esa
pequeña y misteriosa mujer.
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Apenas podía creer que Adora fuera un miembro perdido de la realeza. Cierto que
no estaba en línea directa de sucesión al trono. De hecho, su linaje familiar era
bastante lejano de la línea sucesoria... una prima muy lejana como mucho, pero el
hecho de que se hubiera criado bien y que los varones de la Casa de Kent pudieran
convertirse en dragones los convertía a todos en príncipes y princesas del reino. Era
un secreto bien guardado, y algo de leyenda de la gente de estas tierras, que sus
reyes eran descendientes de los dragones.
Muy pocos sabían cuán cierta era realmente la leyenda. No sólo eran descendientes
de los dragones, sino que los varones, en realidad, podían convertirse en dragones
cuando quisieran. Era una habilidad muy útil y una que les permitía gobernar con
sabiduría tanto sobre el reino humano como en el de los dragones, dándoles su
visión personal sobre ambas razas.
Jared había sido caballero durante bastantes años, pero antes de haber servido a la
De los hermanos, Nico era el favorito de Jared, aunque estaría condenado si alguna
vez dejaba que ese diablillo lo supiera. Nico había sido el chico rebelde, el que
necesitaba supervisión constante... muchas más veces de las que no, había recaído
en Jared hacer que el joven príncipe evitara meterse en líos durante un tiempo. Con
el paso de los años, Nico había comenzado a respetar los consejos de Jared casi
como lo haría un hijo, o al menos con un hermano más joven. Jared miró a Nico
ahora y pensó con tristeza en lo que debería haber sido si su familia no hubiera sido
destrozada por una tragedia.
Durante años había sido duro estar ante la presencia de Nico, pero ahora con el
tiempo y la distancia de las horribles muertes de su familia, Jared se dio cuenta de
que echaba de menos la marca personal de las diabluras de Nico. Pensaba en el
príncipe como si hubiera pensado en su hijo, casi con estima parental y un cariño
mucho más profundo.
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—Es toda una mujer. —La voz de Nico se escuchó desde el arco mientras Jared se
levantaba y salía de la pequeña habitación.
—No has conocido a su hija todavía. Es como su madre, sólo que más joven.
—Lástima que esté emparejada. —Los ojos de Nico brillaron con humor.
—Tienes que estar bromeando, Nico. Tú, ¿interesado en una mujer decente? ¿Qué?
¿Ya has pasado por todas las putas del reino?
Nico se rió, pero Jared notó un ligero eco de dolor en sus ojos con algo de asombro.
¿Podría estar el granuja realmente comenzando a pensar en sentar cabeza?
Regresaron a la sala de estar y vieron que Sandor no se había ido. El gran dragón
cobrizo estaba sentado tranquilamente con Kelzy, aparentemente enfrascados en
una profunda conversación, ignorando a los humanos. A Jared le sorprendió lo
Era importante para él dar lo mismo que tomaba de esa relación y, de repente se
percató de que Kelzy había estado dando y dando durante años. Por lo que a él
concernía, ella era la única razón por la que no estaba aún muerto. Desde que había
entrado en su vida, uniéndose a él a un nivel profundo en su alma, había tenido
razones para vivir. Antes de eso, en los momentos oscuros cuando su familia había
sido alejada de él, no había querido nada más que unirse a ellos en la muerte. Había
sido Kelzy quien le había dado una razón para seguir adelante. Kelzy le había dado
esperanzas, compañerismo y un tipo de amor que nunca había esperado.
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—No dignificaré esa pequeña pulla con una respuesta, —se rió Nico, trayéndolo de
vuelta a la conversación con una sacudida de mano.
El príncipe estaba sirviendo más vino. Bebe demasiado, pensó Jared, pero sabía que
era sólo un síntoma de infelicidad. Nico necesitaba una esposa.
Su risita ahogada fue ocultada por las toses dragoniles de las risas ahumadas de los
ocupantes del foso.
Les avisaré para que tengan, al menos, la oportunidad de vestirse. Kelzy dijo al príncipe
quien ya se había marchado.
—Tranquila, Adora. Toda va bien. Estás caliente y a salvo, como lo está tu hija. No
dejaré que nada os pase. Estás en paz.
Kelzy insufló aire caliente sobre ellos desde la puerta, ofreciéndole su propia clase
de comodidad a la chica que prácticamente había criado. Sonrió hacia el dragón.
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Su cabeza yacía en el arco, su cuello se extendió fuera de la caliente arena de la fosa
que era su lugar favorito de descanso. Desde ese foso central, podía estirar el cuello
para alcanzar prácticamente cualquier habitación de la suite más o menos circular,
asegurándose de que era parte de cada faceta de la vida de los humanos escogidos.
Más que intrusivo, Jared siempre había encontrado el interés de Kelzy por él como
algo reconfortante. Era una amiga, una compañera, y una persona que vivía,
respiraba y se preocupaba por él. No cuestionaba la unión entre ellos. Era profunda
y era real. Se había forjado el fatídico día en que Kelzy lo había encontrado.
Fue Kelzy quien le dio la horrible noticia de la muerte del rey y de la reina. Fue
Kelzy quién le hablo a Jared de regresar a palacio, asegurándole que el joven
Roland necesitaría su ayuda, que su país le necesitaba, que ella lo necesitaba.
No había mayor culpabilidad para un hombre que sentir que había fracasado en la
protección de su familia, fracasar por no estar cuando le habían necesitado.
Fracasar en ayudar al joven rey... un joven hombre que había conocido toda su
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vida, era algo que Jared no podía permitir que ocurriera a pesar de otras tragedias
en su vida.
Kelzy le había dado a Jared una razón para vivir entonces y nunca se arrepintió de
su interferencia. La amaba. Pero era el último ser al que amaría, se prometió. Amar
llevaba un alto coste y se negaba a sufrir ese camino otra vez.
Así que no podía amar a Adora, sin importar cuánto pudiera ansiarla. Era la luz en
la oscuridad, un suave bálsamo para su alma herida. Sólo teniéndola en su casa era
feliz, pero se negaba a permitir que entrara en su corazón. Se negó a permitir que
los sentimientos que brotaban en él se exteriorizaran. No podía darle la falsa
esperanza que de alguna manera podían estar juntos. No sería justo para ella, y no
quería dejarla expuesta a ese tipo de dolor para siempre. Por si ella se iba con el
tiempo. Ya dolía lo suficiente tal como era, sin permitir que la unión entre ellos se
hiciera más profunda. Aun así, no podía evitar disfrutar de esos pocos momentos
—¿Jared? —Su voz lo alcanzó mientras ella parpadeaba con sus somnolientos
grandes ojos verdes. Dejó a un lado sus pensamientos para prestar atención a la
mujer cuyas manos tenía todavía sujetas ligeramente entre las suyas.
—Estaba soñando. Fue una pesadilla. —Sus somnolientos ojos verdes se asustaron
y se agrandaron mientras recordaba la visión que había trastornado sus sueños—.
Estabas cayendo. Jared, estabas cayendo de la espalda de Kelzy y tenías una flecha
atravesando tu pecho. Había un montón de sangre y estabas muy alto. —Su voz se
quebró mientras un miedo real estremecía su pequeño cuerpo.
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Él no tuvo otra opción que atraerla a sus brazos y consolar a la temblorosa mujer.
Era tan hermosa y tan vulnerable en ese momento. No podía soportar ver a esa
fuerte mujer tan asustada. Especialmente por su culpa. Especialmente cuando no
era incluso real.
—Ssh, Adora. Fue sólo un sueño. Estoy aquí y estoy bien. Kelzy nunca me dejaría
caer. Lo sabes. —La sacudió mientras ella se aferraba a él, su voz la acunaba como
si fuera un bebé.
Le frotó la espalda con una mano, con su helado corazón agrietado por su angustia.
Sin pensarlo, bajó la cabeza para descansarla sobre la de ella, acariciando su cálido
cuello, inhalando su deliciosa esencia. La besó, dándole pequeños y suaves
mordiscos en su cuello, justo bajo su mandíbula y cerca del delicado glóbulo de su
—No tengas miedo, Adora. —Su susurro envió un cálido y húmedo aire dentro de
su oreja y ella jadeó—. Es sólo un sueño.
—Jared.
Alineando sus cuerpos, depositó su espalda sobre la cama, apartando las mantas
que intentaban interponerse entre ellos. Aligeró su peso cuidadosamente, su boca
siguió la de ella, sorprendida un poco por su pasión, pero acogiéndola con igual
fervor. Ella estuvo con él a cada paso del camino, sus pequeñas manos clavándose
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en su camiseta con una fuerza y entusiasmo que él no había esperado. Era
devastador. Impacientemente, él rasgó las ataduras de su camisa, rompiendo el
beso sólo para sacar la prenda por su cabeza y arrojarla por la habitación. Aterrizó
en algún lugar cerca de la cabeza de Kelzy. Jared miró lo suficiente como para ver
los enjoyados ojos del dragón parpadear con sorpresa, luego los cerró en aparente
satisfacción cuando se dio cuenta de lo que los humanos hacían. Jared había ido
demasiado lejos como para que le importara las conclusiones a las que su
compañera dragón había llegado, girándose para quitar rápidamente el delgado
camisón de Adora.
—Eres tan hermosa. —Él colocó la mano de ella sobre su espalda, luego tiró de su
suave cuerpo contra él, encontrándolo a mitad del camino hacia el colchón. Ella
estaba maravillosamente cálida bajo él, tan encantadora. No era tímida, ni
vacilante, pero podía decir que no había hecho esto en mucho tiempo. Esa idea era
fascinante.
Lentamente, él restregó su pecho contra sus senos, disfrutando del modo en que sus
ojos se iluminaron y su cuerpo se encendía por la pasión. Lo hizo de nuevo,
gustándole la resistencia de sus pezones contra los suyos. Ligeramente, ella siguió
los músculos de sus brazos y él sintió su propia debilidad. Podía fácilmente
convertirlo en su esclavo sólo con un toque.
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Plantó sus manos sobre sus senos, tirando sólo ligeramente para acariciar y frotar
sus excitadas puntas. Sus pequeños jadeos encendieron su sangre y cuando los
tomó con su boca y los chupó, ella se arqueó y gimió. Los chupó con fuerza,
evaluando su reacción por el modo en el que se movía en sus brazos. Hacía tanto
tiempo desde que una suave mujer se retorcía de placer bajo sus brazos. Tanto
tiempo desde que le había importado quién era la mujer a la que daba placer.
Suavemente, Jared la empujó contra la cama, bajando entre sus suaves muslos. No
iría más lejos que eso, pero le debía algo. No la dejaría frustrada y necesitada. Le
daría placer y la arrullaría para que se volviera a dormir. Luego buscaría su solitaria
habitación. Aunque lo matara.
Y probablemente lo haría.
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Demasiado especial para que le gustara.
Jared abrió sus labios inferiores, soplando aire sobre su pequeño e hinchado clítoris.
Ella suspiró mientras su cuerpo temblaba, sus caderas se movían a un ritmo
incontrolable. Cubriendo su clítoris con sus labios, Jared lo lamió ligeramente al
principio, luego con más constancia mientras su temperatura se elevaba.
Ella gimió, su cuerpo se restregaba contra sus labios mientras la excitaba cada vez
más. Sabía a miel caliente y dulce, moviéndose repetidas veces sobre él.
Adentrándose en su interior con sus dedos, Jared introdujo sólo las puntas,
buscando ese mágico punto que la llevaría al borde del orgasmo.
Adora merecía a un hombre entero... uno que pudiera amarla con un corazón
completo y sin cicatrices. No se merecía a un caballero roto y de segunda mano con
hielo en las venas en lugar de sangre. No le dejaba mucho más que sacrificarse,
aunque había disfrutado de los pocos momentos robados que le había dado esta
noche. Jared la lamió ampliamente con su lengua, tomando hasta la última gota de
su excitación y reteniéndola dentro de sí.
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Y nunca lo haría. Él mantuvo ese pensamiento en su mente. Adora se merecía algo
mejor que su gusto por él. La besó larga y dulcemente, Jared la abrazó mientras sus
somnolientos ojos se cerraban y su respiración volvía a la normalidad.
—Duerme, Adora.
—¿Pero qué hay...? —Su voz ya estaba adormilada con satisfacción y su sonido
envió escalofríos por su espina, directos a su erecto pene. Pero no la penetraría. Ella
era demasiado buena para él.
Mientras acariciaba con las manos su suave cuerpo y su brillante cabello cobrizo,
pudo sentir cómo se acercaba al borde de un sueño pacífico. Se sentía bien haber
podido calmarla, pero sabía que estaría lastimada cuando él se volviera frío con la
Levantándose con pesar, Jared la observó dormir durante un momento antes de que
finalmente se armara de suficiente valor como para irse de su lado.
No estoy de acuerdo, pero debes ser el juez de tu disposición a comprometerte con una mujer,
no yo.
Tienes toda la razón, Kelz. El dragón sonó como si estuviera bromeando con él, pero
no podía estar seguro. Estaba frustrado y enfadado de que las cosas no pudieran ser
diferentes. Pero simplemente no podían.
Jared pasó al lado del dragón y se dirigió al baño de su habitación. Kelzy le siguió,
observando cómo se arrancaba los pantalones, liberando su erección.
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Adora le hubiera dado la bienvenida a eso, dijo ella, moviendo su larga y delgada lengua
hacia su pene, pero no tocándolo. No había tenido a un hombre entre sus piernas desde
que su marido había muerto. Creo que está sola.
La soledad no es una razón para meterse en la cama conmigo. Ella merece algo mejor.
Kelzy lanzó una llama hacia el cuenco de piedra que estaba lleno de agua para
calentarla.
Otra vez, no estoy de acuerdo. Eres justo lo que ella necesita, Jared. Un hombre que pondrá
sus necesidades por encima de las suyas, pero no te presionaré.
Podrías haberme engañado. Él se rió sin humor. Ahora, ¿puedo tener un poco de
privacidad para bañarme?
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Capítulo Tres
La joven Belora se estiró, regocijándose con la sensación de dos fuertes cuerpos
masculinos, uno a cada lado de la tibia cama. Nunca daría por sentado el amor que
había encontrado con sus dos compañeros, Lars y Gareth. Tampoco daría por
hecho el lazo de placer que cada uno de sus caballeros compartía con ella cuando
sus homólogos dragones se lanzaban a las estrellas en un vuelo de apareamiento.
Cuando los dragones se apareaban, la energía residual descendía sobre su
contraparte humana en una ola de placer distinta a nada que conociera.
Gareth era el caballero de Kelvan y la pareja dragón de Lars era Rohtina. Ella era
esposa de ambos hombres en la tradición de la Guarida, ya que había pocas
mujeres capaces de vivir y comunicarse con los dragones. Que Belora pudiera
además sanarlos, era un hallazgo casi nuevo que aún la tenía perpleja.
Pero sus compañeros le habían salvado rescatando a su madre de los skiths. Por lo
que les estaría eternamente agradecida. Cuando el dragón, Rohtina, fue
mortalmente herida, la capacidad curativa latente en Belora pareció cobrar vida.
Nunca antes había intentado curar a un dragón y de pronto todo el poder que había
deseado fue suyo a voluntad. Había utilizado la magia para sanar a la hermosa y
dorada Rohtina descubriendo que estaba embarazada con un dragoncito. Un
milagro doble en lo que a Belora concernía. Era tan feliz. La vida era inmejorable.
Uh, perdón por despertaros. La voz de Kelvan sonó a través de las tres mentes
humanas con cierto grado de urgencia. Pero muy pronto tendréis un visitante.
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—Dile que se vaya. —Gareth lanzó una almohada fuera de la alcoba en dirección
al agobiado dragón.
No puedo. Kelvan sonó más que dolido esta vez. Tenéis que levantaros y vestiros.
Ella se subió sobre Lars, deteniéndose para darle un beso de buenos días antes de ir
al vestidor y luego al pequeño baño junto a su alcoba. Estaba demasiado feliz para
gruñir por la mañana. Sus compañeros le habían hecho la mujer más feliz del
mundo, repetidas veces, anoche. Silbando una suave melodía, se vistió yendo a la
cocina para calentar agua para el té que le gustaba beber por la mañana.
Lars era un poco más conservador. Entró tropezándose, con los ojos entrecerrados,
pero con su habitual personalidad calmada y tranquila. Ella sabía bien que las
aguas peligrosas corrían muy profundo en Lars. Su firmeza la entibió cuando puso
las tazas del té cargado que les preparó especialmente frente a ellos.
Belora notó algo de actividad afuera, cerca de la entrada de su suite y vio a los
dragones inclinando sus cabezas a un recién llegado vestido en cuero negro. Era un
hombre notable y un poco intimidante. Se movía con seguridad, con la que todos
los caballeros lo hacian, pero había algo más. Parecía tener una bestia enjaulada
dentro, a punto de ser liberada. Ella negó, sonriendo de su fantasiosa imaginación
asintió hacia Lars y Gareth.
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—Parece que nuestro invitado está aquí. ¿Lo conocéis?
—¿Quién lo diría? Gareth y Lars juntos de nuevo, según veo. La madre debió estar
dormida para permitir esta clase de relación. —Los ojos avellana del hombre
brillaron, obviamente estaba bromeando y ellos se relajaron en su presencia.
—Felicidades por su boda. —El hombre vestido de negro dio un paso a delante,
ofreciéndole su mano al estilo caballeresco, demostrando que veía a sus hombres
Sus dos caballeros estrecharon la mano del hombre con una amplia sonrisa,
agradeciéndole sus buenos deseos. Voltearon hacia ella. Y su boca se secó sin razón
aparente. Una vez más, Gareth habló por todos.
Muy tarde, ella recordó inclinarse, pero lo que dijo el Príncipe en seguida casi la
desequilibra.
—¿Prima? —Lars se quedó sin habla, sus ojos turquesas estaban abiertos con el
impacto que todos sentían.
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Nico asintió. —¿Nos sentamos? Tengo mucho que decirte y también quiero una
oportunidad para conocer un poco más a tu compañera.
—Cielos —Gareth le dio al Príncipe su propia silla, acercando otra para él y una
más para Belora. Ella trajo la tetera y otra taza, poniéndola frente al Príncipe,
maravillada de que un príncipe estuviera sentado tomando el té de la mañana con
ella, de entre todas las cosas.
Nunca se había sentido tan mal en su vida, agarrándose del sanitario mientras
volvía el estómago una y otra vez. Vagamente, se dio cuenta de que sus
compañeros y, horror, el Príncipe estaban allí. Gareth limpió su frente con un paño
húmedo y frío, que se sentía genial, mientras Lars la sostenía sujetándole el pelo
con un trozo de cuero. Luego frotó su espalda suavemente. El Príncipe observaba
luciendo apenado, pero con una chispa en sus ojos avellana más que calculadora.
Le hizo sentir un poco intranquila al acercársele.
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—¿Puedo? —les preguntó a ella y a sus compañeros extendiendo su mano cerca de
su frente. Ella asintió tímidamente, insegura de lo que pretendía, pero uno no le
decía no a un príncipe, después de todo.
—Felicidades, prima. —Sus palabras eran bajas, llenas de emoción—. Llevas a dos
niños gemelos y ambos serán dragones negros.
El Príncipe rió gentilmente. —Lo sé. Perdóname, prima. Esto es algo trascendental.
Quedamos tan pocos de nosotros. Cada nacimiento es un milagro para nuestra
familia. Aún más para los Dragones Negros.
—Todavía no entiendo. ¿Por qué los llaman dragones negros? Sé que es el símbolo
del rey, pero que tiene que ver con mi… oh, dulce Madre, ¿dijiste embarazada? —
Nico asintió y las lágrimas se agolparon en sus ojos—. ¿Los sentiste? ¿Gemelos?
—Sí, prima. Dos muchachos fuertes y sanos. Uno de cada uno de tus compañeros.
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—¡Dulce Madre de la Creación! —Ella se giró en brazos de Lars y lo abrazó fuerte,
luego atrajo a Gareth que aún parecía aturdido por la noticia. Los abrazó a ambos
sonriendo de oreja a oreja.
—Creo que la noticia es feliz e inesperada. —El Príncipe habló toda vez que su
regocijo se calmaba un poco.
—Rohtina está embarazada también, —dijo Belora, con las lágrimas de alegría casi
superándola.
—Entonces necesito felicitarlos doblemente. —El príncipe fue con los dragones y
colocó una mano sobre la cabeza de la joven hembra dragón como bendiciéndola.
—¡Gracias por decírmelo! Y por hacerme sentir mucho mejor. Mi pequeño don de
sanación no funciona en mí.
—Sí. —Ella salió de los brazos de sus compañeros para encarar al desconocido
Príncipe—. Lo descubrimos hace sólo unos días.
—Todos los dragones de esta guarida, sin duda, estarán felices de oír la noticia de
que sus hijos pronto se les unirán.
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—¿Cómo? —Ella temía respirar.
El Príncipe dio un paso atrás de ella hacia los dragones. Kelvan y Rohtina lo
acogieron con respeto y una especie de deferencia que nunca los había visto mostrar
antes.
—Somos dragones.
Diciendo eso, el Príncipe se desvaneció por un momento, con una espesa niebla
negra arremolinándose en torno a su cuerpo. Belora reconoció el poderoso tirón de
magia en sus sentidos. Un momento después, un compacto aunque enorme dragón
negro se encontraba fuera del arco entre los otros dos dragones. El Príncipe
desapareció. O mejor dicho estaba allí... increíblemente, pero en forma de dragón.
Belora jadeó al sentir la presencia del Príncipe en el llamativo dragón negro con los
ojos de turmalina. No, no era cierto. El Príncipe no estaba dentro del dragón, el
Príncipe era el dragón y el dragón era el Príncipe. Era simplemente increíble.
—¿Mis bebés...?
Tus hijos van a ser como yo, capaces de pasar de humanos a dragones a voluntad. Te muestro
esto para que estés preparada cuando estén listos. Quizá empiecen a cambiar poco después de
que aprendan a caminar. Empezarán a volar casi al mismo tiempo que el dragoncito de
Rohtina, creo que todos pueden aprender juntos. La Madre sabe lo que hace, ¿No es así?
Créelo. Tus hijos traerán esperanza a los dragones de esta guarida, lo que pronto será clave en
nuestra batalla con Skithdron si no me equivoco. Su sola presencia traerá esperanza renovada
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a nuestra tierra, a la población de dragones y de caballeros por igual. Te lo digo por
experiencia propia. He sentido el poder y la responsabilidad que conlleva pertenecer a dos
mundos.
Entonces podrás comprender lo que es vivir en dos mundos, porque eres princesa y al parecer,
campesina también. Y para responder a tu pregunta, no, no es difícil en absoluto. Es la
bendición más increíble de mi vida y agradezco a la Madre cada día por permitirme tales
dones. Fue prudente al permitir al último de los Hechiceros hacer el Pacto entre los dragones
de nuestra tierra y nuestro antepasado, Draneth el sabio. Quien fue el primer dragón negro,
forjado por la magia y su propia sangre de hechicero pero cada uno de nosotros
verdaderamente pertenece a ambas razas. Es así cómo podemos entender las necesidades de los
Sus palabras le tocaron tan hondo que sintió bajar una lágrima por su mejilla. El
Príncipe regresó y la bruma negra se arremolinó una vez más, dejándolo vestido de
cuero negro, humano nuevamente.
Esta vez, si lloró... sus emociones estaban desbordadas con las impactantes noticias
de sus lazos familiares y su embarazo. Gareth y Lars estaban allí para ella. Y
vinieron a apoyarla tomándola entre sus brazos.
—Hay algo más que tengo que discutir contigo, Belora, si crees poder soportarlo.
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El Club de las Excomulgadas
—Lo que sea, Príncipe Nico. Me has dado tan buenas noticias.
Él caminó hacia la cocina y se sentó una vez más. Nico extendió un dedo a cada
taza de té frío y las calentó con su fuego interno. Al parecer no tenía que estar en
forma de dragón para usar su fuego. Tendría que recordarlo cuando sus muchachos
comenzaran a experimentar con sus propias habilidades.
—No pretendo traer malos recuerdos, pero necesito saber todo lo que puedas
recordar acerca de tus hermanas.
Belora frunció el ceño ante el súbito cambio de tema. No lo esperaba pero se dio
cuenta de que tenía sentido que el Príncipe quisiera saber de todos los miembros de
su familia. El secuestro de sus hermanas se tornó más siniestro en su mente. ¿Los
secuestradores sabrían sus verdaderas identidades? ¿Había sido la razón por la que
habían sido su blanco? Ella tembló y Lars y Gareth estuvieron ahí, poniendo cada
uno un brazo alrededor de sus hombros y cintura, apoyándola calladamente.
—Como les dije a mis compañeros, sólo recuerdo que estábamos en una ciudad
grande, en un mercado. Mi madre podría indicarte dónde. Una pandilla nos
persiguió. Eran hombres grandes. Uno tenía una cicatriz irregular en su rostro y le
faltaban dos dedos en su mano izquierda. Él golpeó a mi madre, los otros tomaron
a mis hermanas. Eran muy fuertes y estábamos indefensas. El de la cicatriz intentó
agarrarme pero mi madre me sujetó fuertemente y empezó a correr. Corrió y corrió.
Nos persiguieron pero no la atraparon. —Gareth y Lars acercaron sus sillas—. Mi
madre y yo regresamos después y tratamos de encontrar a mis hermanas, pero ya se
habían ido. Nos fuimos ese día y no volvimos. Caminamos y caminamos,
solamente por entre los bosques, y cuando llegamos a la cabaña, la vimos por unos
cuantos días antes de que mi madre intentara aproximarse.
—Me parece que tu madre estuvo tomando sabias precauciones. —La voz del
Príncipe estaba cargada de respeto y admiración, lo cual llego al corazón de Belora.
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El Club de las Excomulgadas
—No teníamos dinero o algo que comerciar excepto las habilidades de sanación de
mi madre. Nadie reclamó la propiedad de la casa cuando mi madre preguntó en la
aldea y ellos acogieron con beneplácito la idea de tener una curandera cerca.
Algunos ayudaron a mamá los primeros días, trayéndole alimentos y artículos
domésticos para intercambiar por sus remedios herbales. Así es como vivimos
durante más de una década.
—Yo tenía como cinco, así que supongo que unos siete u ocho.
—Eso creo.
El Príncipe se levantó. —Gracias, prima. Quiero que sepas que haré todo lo que
Nico volvió para hablar largo y tendido con Adora mientras Belora y su nueva
familia celebraban los dos embarazos... ambos humanos y dragones. Después de
despertar, Adora, pudo llenar los espacios en blanco en lo que Belora le había dicho
el día que sus hermanas fueron arrebatadas.
Era una pista vaga, de más de diez años, pero Nico era un hombre que se jactaba de
su capacidad para aprender lo que otros no podían discernir. Al menos tenía un
inicio, al saber en qué ciudad habían sido raptadas las niñas. Empezaría desde allí.
*********
No todo era lo parecía en el Palacio Real de Skithdron. Mientras que por fuera las
cosas parecían iguales que en tiempos del antiguo rey Gorin, en el interior, una
peste malévola corría libremente por entre las cámaras del nuevo rey. Lord Venerai
sabía que su amigo y amante ocasional, el rey Lucan, practicaba magia no de esta
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El Club de las Excomulgadas
tierra, tal vez no de este mundo, y pagaba un precio muy alto por ese poder, pero
Venerai lo entendía. También él haría lo que fuera por el poder.
Cuando Venerai recibió una convocatoria real para presentarse en los aposentos
privados del rey, se preparó para una noche satisfaciendo los deseos más voraces
del joven rey. Pero encontró una noche muy distinta al entrar en las cámaras del
rey. Por una cosa, Lucan no era como lo había visto la última vez. Éste saludó a
Venerai con ojos inhumanos y rasgados, que le recordaron la mirada casi reptil de
un skith. Luego al quitarse su túnica, Venerai vio los cambios sobrevenidos en su
piel una vez suave y cuidada. Atrás había quedado su redondez casi infantil,
reemplazada por una elegante musculatura ligera y escamosa que era sorprendente
por decir lo menos.
La piel de Lucan tenía una forma terrenal y ondulada con escamas a la luz de las
velas. Venerai no supo qué hacer de ella y por primera vez en su vida de intrigas
Venerai también notó la gran trampilla que había sido instalada cerca de la dorada
fuente ornamental en un extremo de la gran sala. Esta se abrió y Venerai intentó
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El Club de las Excomulgadas
contener su reacción cuando tres skiths gigantescos se deslizaron en la habitación,
encaminándose al lado de Lucan como si buscaran a su maestro.
Los Skiths eran nativos de Skithdron y la tierra debía a ellos su nombre. Vivían en
las formaciones rocosas que cubrían la tierra, amenazando a todos los seres vivos.
Más activos durante la noche, los skiths comían todo lo que se movía y parecían
regocijarse decapitando personas. Eran criaturas malvadas en verdad, con veneno
ácido que podía quemar a través de casi cualquier cosa. Sólo las paredes de piedra
que rodeaban cada aldea mantenían al pueblo de Skithdron a salvo de las
depredadoras criaturas.
Se deslizaban como serpientes y tenían los ojos rasgados, pero eran tan grandes
como dragones, aunque por supuesto no podían volar o trepar muy bien. Criaturas
solitarias, Venerai supo que Lucan había encontrado la manera de llevarlos q sus
ejércitos. Cómo había aprendido a controlar a las criaturas era objeto de muchas
Lucan acogió a los mortales skiths con los brazos abiertos cuando se enroscaron
alrededor de él como crías de perro. Venerai nunca había visto algo así. Un
momento antes de que Lucan se volviera hacia él, sus mascotas skiths se pararon en
alto, extendiéndose hacia arriba desde el suelo sobre sus sinuosos cuerpos,
respaldando a Lucan con su inmenso tamaño y su temible presencia.
—Nos has complacido enormemente, Lord Venerai. Siempre has sido un fiel
sirviente.
Venerai hizo una profunda reverencia, casi tocando el suelo y bajó la mirada como
el rey exigía de sus súbditos.
—Gracias, su Alteza.
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El Club de las Excomulgadas
—En reconocimiento de tu servicio a nosotros, hemos decidido elevarte aún más
alto.
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Cuatro
La guerra llegó un tranquilo día. Las redadas skiths salvajes sobre las villas
fronterizas habían disminuido en los días antes de que Skithdron lanzara su primera
oleada completa. Skiths mortíferos fueron guiados frente al ejército, llevando la
total destrucción a todo lo que estuviera en su camino. De alguna manera los
generales pudieron dirigir a las criaturas, llevando al ejército a la retaguardia.
Destruyendo completamente tres villas antes de que suficientes dragones corrieran
hasta la incursión armando una defensa decente contra el enjambre sin precedentes
de skiths.
Las llamas volaban por doquier al tiempo que Jared llegó a la escena de los hechos,
cabalgando sobre el lomo de Kelzy para liderar a los dragones y caballeros en sus
asaltos contra las letales criaturas. Pero los skiths no eran la única cosa por la cual
Volaban más alto para evadir las flechas tanto como podían, pero para poder pelear
efectivamente, tenían que sobrevolar bajo para flamearlos. Aunque odiaba dar la
orden, Jared sabía que la llama de los dragones sería efectiva también contra los
arqueros. Jared observaba sombríamente mientras un nuevo asalto comenzaba a
tener efecto.
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El Club de las Excomulgadas
—Kelsy, ¿ves eso?, ¿es ese…? ¡Santa Madre! ¿Es ese Lord Darian?
La veo, Jared. Kelzy voló en picado hacia el hombre a caballo, que estaba casi
rodeado de skiths venenosos, pero otro dragón llegó ahí antes que ella. Ese dragón
cobrizo no tenía jinete y fue lo suficientemente acrobático para agarrar al hombre
del caballo antes de que los skiths lo alcanzaran. Los skiths se dieron un festín con
la pobre bestia, deshaciéndose del caballo miembro por miembro con sus colmillos
afilados como navajas.
¡Buen vuelo, Sandor! Jared oyó a su compañera dragona llamar a su amigo. ¿Podrías
llevarlo a la guarida mientras terminamos aquí? No lo pierdas de vista.
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El Club de las Excomulgadas
—¿Qué diablos creéis que estáis haciendo? ¡Actuáis como niños en el patio del
colegio! —Jared amonestó a los caballeros, la mayoría de los cuales eran de los más
jóvenes, se dio cuenta al mirarles. Pocos habían estado en una verdadera lucha
anteriormente.
—Este hombre vino a nosotros bajo una bandera de rendición. Vosotros jóvenes de
cabeza caliente, deberían al menos esperar oír que fue lo que hizo arriesgar su vida
y dar la espalda a su país para decírnoslo. —Notó que algunos ojos se nublaban con
culpa, pero algunos aún estaban desafiantemente enojados.
Un silencio mortal cayó entonces al tiempo que los jóvenes caballeros hervían a
fuego lento. No les tenían que gustar sus órdenes. Solo tenían que seguirlas. Aquí él
era el líder y el trabajo de ellos era obedecerlo. Tan simple como eso.
Hubo unos poco de murmullos y arrastro de pies pero los caballeros se dispersaron,
dejando unos pocos dragones curiosos que estaban siendo atendidos por sus
caballeros debido a heridas menores obtenidas en lucha contra los skiths. Varios
eran rociados con agua para remover de sus duras pieles los pequeños puntos del
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El Club de las Excomulgadas
espray venenoso de los skiths. Era mejor hacerlo aquí en la plataforma donde se
habían hecho prevenciones para desaguar el agua contaminada con seguridad,
antes de que los dragones se movieran por otros lugares de la Guarida y regaran
demasiado la sustancia nociva.
Jared gruñó.
—No hay problema. No esperaba ser bienvenido con los brazos abiertos, pero tenía
que venir. Agradezco a los dioses haber podido pasar y que de todos, fuera a ti a los
que hubiera encontrado, para oír lo que tengo que decir.
Las expresiones de ambos hombres se volvieron sombrías. Jared se dio cuenta que
muchos oídos estaban atentos a lo que hablaban.
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El Club de las Excomulgadas
contar con el hecho de que era una sanadora realmente dedicada por vadear el
gélido espacio que había crecido entre ellos desde la noche en que él había perdido
el control sobre su sensatez.
Jared se estremeció al ver a su viejo amigo cojear al caminar por corredor con él.
Kelzy venía a la sala junto Sandor. El rompimiento con su gente, el ataque de los
skiths, ser cogido por Sandor y volar hasta aquí en el puño del dragón, y la paliza
por parte de los caballeros jóvenes habían dejado a Darian con una pronunciada
cojera y ciertos cortes y moretones. Pero íntegro de carácter, no se quejó. Jared
respetaba al hombre. Siempre lo había hecho. De todos los skithdronianos que
había conocido como consejero del viejo rey, este era el hombre con el que más
había tratado y con mayor éxito.
Darian se estremecía con cada paso pero no podía quejarse. Estaba vivo y con más
suerte de la que tenía derecho a tener. Había esperado llegar a alguien con poder
Darian sabía que el nuevo rey Skithdroniano había estado detrás del ataque contra
la familia de Jared, pero no tenía idea de cómo se lo iba a decir a su viejo amigo.
Además, eso estaba en el pasado y Lucan había logrado su deseo; Lord Jared, el
más agudo de los consejeros del viejo rey había sido un hombre quebrado después
de la muerte de su joven esposa e hijo. Había dejado de servir al viejo rey y se había
retirado a la oscuridad por un largo tiempo. De hecho, Darian apostaría que nadie
en Skithdron se había dado cuenta aún de quien comandaba a los dragones de ese
lado de la frontera.
Jared lo llevó a una gran cámara que tenía en su centro una enorme fosa oval llena
de arena. Los dragones que los seguían de cerca llegaron a la fosa de arena y se
hundieron con lo que Darian juraría eran suspiros dragonianos. Rodaron
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El Club de las Excomulgadas
ligeramente en la abrasiva arena, la cual parecía abrillantar sus escamas iridiscentes
a un brilloso resplandor al tiempo que observaba.
—Sé bienvenido a nuestro hogar, Lord Darian. Como puedes ver, aquí todo está
diseñado teniendo en mente el confort de Lady Kelzy. —El otro hombre señalo
hacia la hermosa dragona verde-azul en la que había cabalgado.
Darian sabía lo suficiente acerca de dragones para hacer una reverencia tan
profunda como pudo hacia la gran cabeza que los estaba observando
cuidadosamente.
—Gracias por su hospitalidad, Lady Kelzy. —Se giró hacia el cobrizo dragón—. Y
gracias señor, por su oportuno rescate.
De nada. Aunque aún queda por decidir si es digno de que haya arriesgado mi cuello por ti.
Solo puedo esperar para que después de que oiga lo que tengo que decir, se convenza.
—Sir Sandor, —Jared habló otra vez, al tiempo que llevaba a Darian hacia el largo
sillón—. Es un viejo amigo de Kelzy. Es un recién llegado a nuestra Guarida y por
lo pronto sin caballero. —Darian se sentó dando solo un pequeño quejido de dolor
pero Jared frunció el ceño al verlo—. Nuestra más dotada sanadora verá tus heridas
tan pronto como sea posible.
—No te preocupes por mí, Lord Jared. Hay cosas que tengo que decirte. Cosas que
necesitas oír…
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El Club de las Excomulgadas
En ese momento, dejó de hablar al tiempo que la mujer más hermosa que haya
visto atravesaba el arco de entrada. Ella le dio una sonrisa a los dragones que
iluminó todo su rostro. Incluso desde la distancia él pudo ver el brillo verde
profundo en sus grandes ojos y lo atrajo. Era una diosa llegada a la tierra y con
alegría la adoraría a sus pies, si se lo permitiera.
La mera idea hizo a Darian sorprenderse hasta los dedos de los pies. Hacía mucho
que había renunciado a encontrar una mujer con quien compartir su vida. Ninguna
mujer había evocado tan violenta o inmediata respuesta en él. Darian muy en el
fondo sabía, tan solo al verla, que esa era la mujer con la que podía pasar el resto de
su vida.
Tan simple y sorprendente como eso, Darian sabía que estaba viendo su destino. Ni
por una vez le había dado pensamientos románticos, Darian era atraído por el
seductivo menear de las caderas de la mujer, por el gentil deslizar de sus delicados
La mujer giró su cabeza, los vio y fue como si sus oraciones hubieran sido
contestadas cuando fue directamente al sillón donde estaba sentado. Al acercarse,
pudo ver que no era una joven damisela, aunque había una frescura en ella que la
hacía ver mucho más inocente y joven que la sabiduría que traicionaban sus
impactantes hermosos ojos.
Jared estaba rígido y Darian se dio cuenta de la añoranza que cubría los ojos del
otro hombre al contemplar la belleza que se aproximaba. Darian comprendió que
Jared no era inmune a la gracia de la mujer. El caballero la deseaba, estaba a plena
vista, pero Darian se preguntaba si Jared, después de las devastadoras pérdidas en
su vida, alguna vez actuaría en concordancia. Los ojos de Darian fueron fascinados
a la impactante mujer y notó más de un pequeño interés al verlo. Pero la húmeda
admiración en sus ojos fue por Jared y solo para él al pasar junto a él. Había algo
ahí, de ambas partes, pero sabía que Jared estaba emocionalmente muy herido para
ser una buena pareja para esa delicada flor.
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El Club de las Excomulgadas
Si Darian pudiera, la tendría; la tomaría y la atesoraría de la manera en que
merecía serlo. Sabía en su corazón que él sería mejor para ella que andar tras Jared
añorándolo, un hombre cuyo corazón tal vez nunca estuviera completo otra vez.
Darian la haría olvidar la imposible nostalgia por Jared que mostraba en cada
movimiento. Darian le enseñaría las delicias que encontraría en sus brazos y el
amor que le daría libremente, si lo aceptara.
—La Princesa Adora de la Casa de Kent. —Jared hizo las presentaciones formales,
pero Darian pudo ver por el sorpresivo impacto que ella no estaba a gusto con algo.
—Permíteme presentarle a Lord Darian Vordekrais de Skithdron, antiguo
embajador en nuestra tierra durante el reinado el viejo Rey Jon.
—No soy muy adepta a la formalidad, milord. Soy una sanadora y le ayudaré si me
—Princesa Adora, puede hacer lo que desee conmigo. Soy suyo para mandar.
La mujer se sonrojó tan hermosamente ante sus osadas palabras que casi deseó
pasar el resto de su vida haciéndole sonreír, pero había venido por una razón. Tenía
que pasar ese mensaje y Jared era el hombre apropiado para pasarle la información.
Había renunciado a su hogar y país para dar sus advertencias y tenían que ser oídas
lo más pronto posible.
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El Club de las Excomulgadas
—Jared, tienes que mandar un mensaje a tu rey. Lucan se ha vuelto completamente
loco.
El caballero arrastró la silla más cerca y se sentó, inclinándose para escuchar cada
palabra. Darian también notó que los dragones habían vuelto sus cuellos hacia ellos
y escuchaban intensamente.
La mujer jadeó, atrayendo sus ojos. Estaba blanca de miedo y a Darian le remordió
inmediatamente haber puesto semejante expresión en su adorable rostro. Él soltó la
muñeca de Jared y, casi sin darse cuenta de lo que hacía, se movió para acariciar su
mejilla, ofreciéndole el consuelo que pudiera por tan funestas noticias.
—Lo siento, Princesa, por haberle afligido. Debí haber esperado para hablar.
—Jared necesita oír lo que tiene que decir. Le agradezco su acto desinteresado al
venir aquí, rompiendo con su gente y sometiéndose a la cuestionable hospitalidad
de la Guarida. —Ella hizo una mueca a su hinchada y moreteada pierna—. Es solo
que fui perseguida por skiths no hace mucho y por poco no lo cuento.
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El Club de las Excomulgadas
Su mano se apretó en la de ella.
—Gracias a los dioses que pudo huir. Odiaría pensar en lo que pudo haber pasado.
—Darian luchó para contener la sorprendente atracción que fluyó ente él y esta
mujer. Tenía una misión que terminar. Tenía que compartir su información. Solo
entonces podría concentrarse en la hermosa mujer que curaba tan cariñosamente
sus heridas.
—Jared, Lucan ha encontrado una manera de comunicarse con los skiths y creo
que ha hecho algún tipo de trato con ellos.
—Como probablemente sabes, los skiths salvajes son criaturas solitarias. Cazan y
viven solos, usualmente en aéreas despobladas. No dan muchos problemas a menos
que andes por su territorio o traten de residir cerca de una villa o algo. Pero Lucan,
—Es una locura. —El murmullo sorprendido de Adora llevó nuevamente sus ojos
hacia ella.
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El Club de las Excomulgadas
—No puedo agradecerte lo suficiente por arriesgar tu vida al venir aquí y decirme
esto. Tienes mi garantía de santuario y un lugar en mi Casa por tanto tiempo como
lo necesites.
Darian se dio cuenta que era una oferta generosa y más de lo que había esperado
cuando se había puesto en movimiento en esa peligrosa empresa. Tener la
protección de la antigua y distinguida Casa de Lord Jared significaba mucho en
esta tierra o en cualquiera para el caso.
—No andarás corriendo por ahí pronto, pero caminar despacio con la ayuda de un
Él estuvo sorprendido.
—¿Sana dragones?
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El Club de las Excomulgadas
decirle lo peor de sus noticias ante la tierna criatura que había hecho lo mejor que
había podido para sanarlo.
—Dime el resto.
—Me conoces bien, viejo amigo. —Se acomodó en el brazo del sillón—. Lucan ha
estado mandando emisarios a ese pagano de Salomar en el norte. Están trabajando
juntos para desarrollar armas que puedan derribar a los dragones. Vi dibujos
brevemente de una de ellas pero no tuve mucho tiempo para poder captar detalles.
Aunque, lo que vi, hizo que me dieran pesadillas.
Ambos hombres sabían que una hoja de diamante era casi la única cosa que podía
penetrar las escamas de dragón como si fueran mantequilla. Jared se dejó caer
pesadamente sobre la silla al lado de su amigo.
—Lo sé. Por eso es que vine. Tienes que advertirle a tus dragones, Jared. Creo que
el ejército de humanos tratará de usar sus nuevas armas para precipitar a los
dragones a tierra y dejar que los skiths hagan el resto. No le desearía esa clase de
muerte ni a mi peor enemigo, y nunca consideré a los dragones de tu tierra o a
nadie de tu gente como mis enemigos o enemigos de Skithdron. Lucan es el que
empezó esta guerra y en lo que a mí respecta es el verdadero enemigo aquí.
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El Club de las Excomulgadas
estado más desgastada de lo que le gustaría, sanando dragones que habían sufrido
ataques ese día. Ella se había deslizado en un sueño exhausto unos momentos
después de que la pusiera en la cama y dormiría aun por varias horas.
Cubrió a Darian con una manta donde se quedó acostado en el sillón. No tenía
corazón para despertar al hombre mal herido solo para trasladarlo a un dormitorio.
Jared quería ir en busca de su propia cama, pero temía que el sueño no le llegara
con facilidad. No después de lo que acababa de saber. Se paró, se estiró y caminó
por la orilla del revolcadero del dragón. Kelzy y Sandor yacían lado a lado en la
gran tina de arena caliente, cada uno mirándolo con sus ojos como joyas llenos de
preocupación.
¿Escuchasteis?
Sandor elevó su cabeza para que estuviera al nivel de los ojos de Jared.
Eres más que bienvenido a quedarte, Sir Sandor. En este momento, creo que necesitamos toda
la ayuda que podamos obtener. Gracias por ofrecerte.
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El Club de las Excomulgadas
De camino a su propia cámara, se paró para mirar a Adora. Casi deseó poder
conversar con ella acerca de esos preocupantes acontecimientos, compartir su carga
con ella de una pequeña manera. Tales pensamientos eran peligrosos y rayaban
muy cerca lo íntimo para su alivio, pero no le serían denegados. Adora era una
mujer brillante, inteligente y él valoraba su perspectiva.
*********
—Por favor, llámame Adora. No crecí siendo una princesa y no creo que llegue a
acostumbrarme a la idea.
—Lejos estaría yo de discutir con la nobleza. Con mucho gusto te llamaré Adora si
tú me llamas Darian o Dar si lo prefieres.
Ella no pudo evitar sonreír. Este hombre era encantador, eso era un hecho, y tan
guapo que era casi difícil no quedársele mirando. Dientes parejos y blancos
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El Club de las Excomulgadas
brillaban en contraste con su piel bronceada. Tenía el pelo negro como el ala de un
cuervo y deslumbrantes ojos azules casi fantasmales que sonreían fácilmente y con
sinceridad, aunque aún estuviera un poco dolorido, ella lo sabía bien.
Ella rió.
—Mucho más juguetón también, veo. ¿Naciste coqueto o perfeccionaste ese arte
con el tiempo?
—¿Qué te hace decir eso? —Ella no se atrevió a levantar su vista para encontrar la
suya cuando cambiaba los vendajes de su pierna herida.
Había pasado mucho tiempo desde que un hombre guapo coqueteara con ella,
Adora no estaba segura si estaba captando algo en las palabras de Darian que
realmente no era verdad. Ciertamente Jared le había dispensado bastante atención;
y le recordó cómo se sentía el verdadero placer. Pero se sintió casi como si fuera en
contra de su voluntad o su mejor juicio al menos. En contraste, Darian era muy
honesto acerca de sus deseos de hacerle sonreír. Abreviando, era un coqueto y ella
casi ni se acordaba de cómo tratar a un hombre a ese nivel. Aunque era
emocionante tratar de hacerlo.
—Tú, Adora. Tú eres la razón. —No hubo ninguna sonrisa fácil ahora, ningún
signo de humor. No, este era un hombre confundido por sus propias reacciones
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El Club de las Excomulgadas
pero deseoso de arriesgarse… de confiar. Lo que vio en su serio rostro casi le para
el corazón por un momento.
—No lo entiendo, pero creo que me estoy enamorando de ti, Adora. Es como si mi
corazón hubiera estado esperándote todo este tiempo, y ahora ve lo que siempre
quiso. —Ella no tenía palabras pero él no soltaba sus manos. Sus ojos le
imploraban—Di algo, dulzura. Déjame saber si tengo una oportunidad por lo
menos.
Ella se dio cuenta en ese momento, de que a pesar de sus crecientes sentimientos
por Jared, este hombre estaba abriéndose de una forma en la que Jared nunca
volvería a hacerlo. Este hombre, tan valiente como para haber dejado su vida atrás
por el bien de su gente, le estaba ofreciendo su corazón en bandeja de plata; y la
conmovía de tal manera que no lograba comprenderlo totalmente.
¿Podría ella conocer su amor también? No estaba segura, pero una parte realmente
quería la oportunidad de probar. Otra parte añoraba este tipo de oferta por parte de
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El Club de las Excomulgadas
Jared, pero tristemente sabía que quizá nunca llegaría. ¿Debería dejar pasar su
oportunidad con Darian solo porque sentía una atracción por Jared que tal vez
nunca llegaría a realizarse? ¿O debería tomar la oportunidad de llegar a conocer a
este dulce, noble y guapo hombre quien parecía estar tan preparado para abrirle?
Algo acerca de él la había fascinado desde el principio. Era de buen ver, sí, pero
había también algo en su hechura que le hablaba de un nivel mucho más profundo.
Tenía una energía a su alrededor que la atraía y no tenía el poder para alejarse.
—No estoy diciendo que no, Darian. Estoy diciendo… que tal vez, creo. —Le dio
una sonrisa torcida—. Me casé joven y joven perdí a mi esposo también. Crié sola a
una hija, huyendo. No he tenido a un hombre en mi vida, o en mi cama por mucho
tiempo. —Se sonrojó un poco por su propio atrevimiento pero quería ser franca con
el hombre. Le debía su honestidad al menos, ya que él tomaba directamente el
riesgo de que lo rechazara—. Honestamente no sé si esté lista otra vez. Mis hijas
Él sonrió brillantemente al tiempo que llevaba sus manos a sus labios, besándolas
sonoramente.
Ella sintió sus mejillas calentarse con un sonrojo ante sus apasionadas palabras
mientras su gentil sonrisa le calentaba el corazón.
*********
Esa noche, cuando todos estaban ya en cama, Adora fue a revisar a su nuevo
paciente.
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El Club de las Excomulgadas
Darian estaba incómodo, su pierna hinchada estaba sanando bien, pero aun así era
poco confortable en cualquier ángulo. Ella lo atrapó tratando de acomodarla sobre
una pila de almohadas con una expresión de frustración en la cara.
Ella avanzó, su voz era tranquila al tiempo que movía su pierna y le daba solo un
toque de su poder sanador para suavizar el dolor.
Darian se recostó, observando cada uno de sus movimientos mientras ella ponía las
manos en su pierna. La calidez de su poder surgió por sus dedos a su herida,
curando sus músculos estresados y tendones, convenciendo al hinchando fluido del
área a retirarse. Llevaría un tiempo, pero ella sabía que no tendría dolor ahora, y
estaría probablemente también como nuevo por la mañana.
Sonrió cuando alejaba sus manos. No había tomado mucha energía después de
todo y él estaría bien ahora. Estaba contenta por eso.
—Eres una mujer compasiva, Adora y un alma hermosa. —Su mirada busco la de
ella—. ¿Por qué viniste aquí, a mí? ¿Tampoco podías dormir?
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El Club de las Excomulgadas
—No, no podía dormir. Seguía pensando acerca de lo que dijiste de… nosotros. —
Ella buscó consuelo en su casi etérea mirada azul cielo—. Me hiciste pensar,
Darian, queriendo cosas que no he querido en mucho tiempo.
Su mano se giró para sostener su mejilla, luego se movió por su cuello hasta su
hombro. Él pedía permiso antes de moverla más allá.
—Deseo… —Ella suspiró al tiempo que su mano se movía más abajo, abriendo su
bata. Estaba desnuda debajo. Su voz tembló al forzar las palabras—. Te deseo,
Darian. Quiero ser una mujer otra vez.
—Siempre lo has sido, Adora. Eres deseable, hermosa y una valiente mujer.
Él se sentó para encontrarse con ella que estaba sentada a un lado en su gran cama.
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El Club de las Excomulgadas
—Di que me deseas, mi amor, mi hermosa Adora.
—Yo… —Su voz sin aliento disminuyó al tiempo que sus luminosos ojos
encontraban los suyos. Él cuidadosamente atenuó cualquier signo de miedo, pero
solo encontró un titubeo casi virginal que pronto desapareció al tiempo que tomaba
una decisión—. Te deseo, Darian. Hazme el amor.
Le sonrío a la suave mirada en sus ojos. Ella era tal milagro para él, extendiéndose
para tomar lo que ella quería, lo que deseaba.
—Te necesito tanto. —La voz de Darian susurró en la poco iluminada cámara.
Mordisqueó su cuello, besando un camino por su cuerpo, hasta el dulce valle de sus
muslos. Se asentó allí, abriendo sus piernas, lamiendo sus tiernos labios, notando
cada reacción y catalogando cada temblor de deleite que le daba. Lo hacía sentir
tan bien verla retorciéndose con pasión bajo sus manos y boca. Paro sólo para
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El Club de las Excomulgadas
Darian nunca antes se había enamorado; nunca había sentido tal inmediato y
conmovedor deseo por una mujer en su vida antes. Pero sabía que esto era de
verdad.
Con convicción en su corazón, hizo planes para hacerla suya. Sabía que ya no
podría estar completo sin Adora y sólo Adora. Ninguna más serviría otra vez.
Él tiró la satinada bata por su espalda, lanzándola por la cámara para unirse con su
camisa de dormir. Ella era hermosa a la poca luz de la cámara, despampanante
—Tómame esta primera vez, mi dulce Adora. —Arrulló con su cabeza en sus
manos, acariciando su cabello mientras observaba profundamente sus cautivadores
ojos verdes—. Sé que ha pasado algo de tiempo para ti. Tómame a tu propio ritmo.
Ella se movió sobre su polla tan tentativamente que lo estaba matando, pero esta
vez fue por ella. Estaría apretada y sensible por tantos años de abstención. Era
como tomar su virginidad, de alguna forma, y él se sentía como un rey al darle tal
regalo.
Adora se elevó y lo situó con manos temblorosas, casi haciendo que se viniera ahí
mismo, pero Darian aguantó, apretando los dientes viendo cómo se unían por
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El Club de las Excomulgadas
primera vez. Adora se hundió en él con lentos movimientos, tomándolo poco a
poco y rebotando hacia arriba, solo para bajar un poco la siguiente vez. Con
algunos agonizantes golpes, estuvo estacada completamente sobre él y Darian
estaba bien encaminado hacia el cielo.
Él apostó sus manos en sus caderas, acariciándole arriba para tirar de sus pequeños
pezones. Ella se estremeció en respuesta, su húmedo coño se apretó alrededor de su
polla llevándolo más arriba. Él pellizcó sus pezones más fuertemente y fue
recompensado con otro pequeño espasmo de sus músculos interiores alrededor de
él.
—¿Te gusta un poco rudo, Adora? —sus ojos le retaban a que le dijera la verdad
que leía en sus respuestas.
—No lo sé. —Sus ojos estaban muy abiertos con sorpresa y él volvió a jalar sólo un
poco más fuerte sus pezones esta vez, probándola.
Ella brincó, dando un gritito sin aliento, al tiempo que su coño tenía un espasmo y
lo llenaba con su crema.
Ella suspiró y se estremeció al tiempo que empezaba a moverse sobre su dura polla.
—Nunca antes la había tenido. —Jadeó cuando él usó sus manos para pellizcar su
trasero—. Debe ser la compañía.
—¿Estás tratando de decir que soy una mala influencia para ti? —sus manos le
incitaron a acelerar su ritmo con suaves palmadas a la parte más carnosa de su
trasero. Sabía que le gustaba por la forma en que sonreía y se torcía con deleite
sobre su pene, mandándolo más alto—. Si es así, tendré que recordarlo para
influenciarte más seguido.
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El Club de las Excomulgadas
Darian enfatizó su declaración con una suave pero firme cachetada sobres su tenso
clítoris y ella despegó rumbo a las estrellas, corriéndose sobre él y agarrando su
pene tan fuerte con sus músculos interiores que pensó que se los iba a arrancar.
Pero él tenía grandes planes para su pequeño y aventurero amor. Al tiempo que
bajaba de su pico, la giró bajo él otra vez, sin nunca dejar su cuerpo ni por un
momento. No podía soportar separarse de ella ni por un segundo.
—Estoy contigo, Dar. —Su voz estaba sin aliento y divina. Encendía sus sentidos.
Él se agacho para capturar sus sonrientes labios con los suyos. Tenía planes para
cansarla y montarla hasta que no pudiera caminar derecho mañana, pero no la
llevaría más allá de donde la había llevado a menos que ella pudiera ir. Midió su
respuesta a su beso, con el apretón alrededor de su todavía duro pene y por la
—Agárrate, —le advirtió, bajando sus caderas con fuerza en la cuna cálida de sus
muslos. Los ojos de ella se abrieron de golpe, pero sus sexys labios se curvaron con
deleite, asegurándole que no era tan brusco. Prefería morir que lastimarla.
Darian se puso rígido sobre ella, tensando cada músculo al tiempo que su semen se
disparó profundamente dentro de la única mujer que jamás amaría. La idea era
impactante, pero raramente reconfortante. Ella se sentía tan bien en sus brazos, en
su corazón. La amaba de verdad y profundamente, lo supo en ese momento. Y
nunca amaría a ninguna otra.
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El Club de las Excomulgadas
Cuando se acabó y él se pudo mover de nuevo, Darian la besó con gratitud al
momento que ella comenzaba a relajarse en un sueño confiado, exhausto, con el
cuerpo disentido bajo él. Él la rodó y la acercó a su lado amorosamente arreglando
las mantas sobre su hermoso, desnudo cuerpo.
Darian volvió a mirar a la cama y se dio cuenta que Adora estaba ya dormida. No
sabía que Jared les había visto juntos. No sabía cómo de profundo lo habían herido.
Tal vez era lo mejor. Darian encontraría las palabras correctas que decirle a Jared
mañana. Eso esperaba.
Capítulo Cinco
La siguiente mañana Adora estaba levantada y fuera de la cama antes de que
Darian despertara. Él se vistió y salió de la pequeña cámara, solo apoyándose un
poco sobre el bastón que Adora le había dejado, en busca del desayuno. Encontró a
Jared bebiendo un té fuerte y oscuro, parado cerca del fuego en la cocina en la
pequeña área. Jared lo miro con hostilidad, pero no dijo nada. Aun así, la tensión
entre los hombres era grande mientras Darian vertía té en una taza para él mismo y
encontraba una manzana que comer.
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El Club de las Excomulgadas
—Jared. —Darian trató de encontrar las palabras para abordar el tema que
claramente estaba entre ellos—. Siento si herí tus sentimientos, pero no pude
contenerme. Cuando vi por primera vez a Adora me di cuenta rápidamente que era
diferente a cualquiera mujer que hubiera conocido antes.
—Estás malditamente en lo cierto al decir que ella es diferente. —Jared iba a estar
beligerante sobre eso, se dio cuenta—. Es de la realeza, Dar.
—También es una cálida y madura mujer con necesidades. Ella necesita amor,
Jared. —Darian trató de hablar suavemente, sin querer irritar a su viejo amigo.
—¿Amor? ¿Así es como lo llamas? Porque lo que yo vi anoche fue que te tiraste a
una moza dispuesta. —Le dio una mirada de disgusto a Darian—. ¿Cómo pudiste?
La profunda voz de Jared estaba ronca con emoción, acusadora y áspera mientras
miraba fijamente a Darian. Si las miradas pudieran matar, seguramente estaría
—Mira Jared, no me eches toda la culpa por esto. Si querías a la mujer, tuviste más
que oportunidades suficientes. A ella le importas. ¿Crees que no vi eso de
inmediato? Pero también te vi a ti negándolo, ignorándola. La estabas lastimando
con tu indiferencia, hombre. No me culpes por meterme y hacerla feliz donde tú
solo la hiciste miserable, añorando cosas que no le ibas a dar. Ella necesita a
alguien que la cuide y le haga sentir querida, apreciada y amada. Perdió su hogar,
Jared. —Él sacudió su cabeza—. Es algo en lo que tengo un poco de experiencia,
parece. Necesita alguien que la abrace y le haga sentir segura y necesitada.
—Al infierno con todo y de regreso. —Pasó una mano frustrada por su cabello y se
sentó fuertemente sobre el sofá—. Tienes razón, Darian. Soy un idiota.
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El Club de las Excomulgadas
Jared suspiró enérgicamente y cerró los ojos duramente por un rápido instante, con
el dolor de las pasadas horas claramente en su cara. Darian sintió una ruptura en el
muro que rodeaba a su viejo amigo y tomó la oportunidad para sacar todo a la luz.
Jared cogió un brusco aliento al tiempo que cada músculo de su cuerpo se tensaba.
El corazón de Darian se había ido con el hombre, pero necesitaba decir esto. Jared
estaba viviendo en un mundo de dolor, muy diferente del desenfadado y jovial
hombre que una vez Darian conoció. Le debía a Jared su apoyo y ayuda para ser
ese hombre otra vez. Nadie debería vivir con la clase de carga que Jared mantenía
firmemente plantada en sus hombros.
—¿Culpa? —Darian estaba realmente confundido. Jared abrió los ojos y pasó una
mano por su áspera cara.
—Debí haber estado con ellos, Dar. Debí haberles protegido. En lugar de eso estaba
fuera, sirviendo a mi rey mientras ellos fueran asesinados en sus camas una noche
por la codicia de unos ladrones.
Darian estuvo callado por un largo momento. ¿Podría ser eso lo que realmente
sabía Jared acerca del ataque a su familia? ¿Cómo fue que el hombre no sabía la
verdad de esos terribles días? Con razón estaba tan cambiado. Jared se culpaba a sí
mismo por algo sobre lo que no había tenido control o responsabilidad. Darian
sabía cómo podía aliviar algo de esa culpa y quizá enfocar el enojo de este valiente
hombre en algo más productivo que revolcarse en los imaginarios pecados del
pasado. Darian sopesó sus palabras cuidadosamente, entonces finalmente habló,
aunque un poco titubeante.
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El Club de las Excomulgadas
—Esos no fueron simples ladrones, Jared. —Él se inclinó al tiempo que Jared
escuchaba intensamente—. Averigüé no hace mucho que tu familia fue marcada
por Lucan. Incluso en aquel entonces, él tenía planes sobre el trono de Skithdron y
se esforzó por lanzar a tu país al caos. Eras muy cercano al Rey Jon y a sus hijos.
Eras muy protector. Eras muy inteligente. Lucan te necesitaba lejos. Tuvo éxito
cuando les ordenó a sus asesinos matar a tu familia. Dejaste tu servicio al rey y su
camino estuvo libre.
Jared estaba tan cerca de las lágrimas como ese día en que había sabido que su
esposa y su pequeño hijo estaban muertos. Saber finalmente quien era el
responsable era al mismo tiempo un impacto terrible y extrañamente, un alivio.
Jared sintió como si el peso del mundo se hubiera levantado de sus hombros.
Aclarándole la mente. Así como también enojo.
La ira de Jared era lenta en alzarse, lenta en prenderse, pero una vez que empezaba,
—¿Estás seguro? El Lucan que conocí hace años era un dulce niño.
Darian resopló
—Es un maniático, Jared. Creo que mató a su propio padre. ¿Crees que ordenar las
muertes de una mujer y de un niño inocente le molestaría a tal demonio?
Jared se tambaleó sobre sus pies, con la emoción abrumándolo. Luchó por contener
su crepitante enojo, pero se expandió dentro de él, amenazando con romperle en
millones de partes, para nunca ser reconstruido de nuevo. Todos los años que
perdió, culpándose por algo perpetrado por un enemigo.
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El Club de las Excomulgadas
Ciertamente aun sentía remordimiento por no haber estado ahí para defender a su
familia cuando los asesinos de Lucan habían llegado de visita, pero saber que sus
muertes no habían sido violentadas al azar, de alguna manera hacía más llevadera
su propia culpa. Los asesinos habrían esperado hasta que se hubiera ido de su hogar
para acertar sus objetivos, sin importar si él estaba viajando o en otro país. Cuando
los asesinos Skithdronianos marcaban a una persona, no fallaban.
Ahora Jared sabía dónde plantar la culpa por la partida de su familia, el enojo y el
impacto bullían por sus venas como ácido. Lucan había ganado. Había tenido éxito
en alejar a Jared del trabajo que amaba y que hacía para su rey y su tierra y casi
tuvo éxito en tomar la vida de Jared también. Si no hubiera sido por Kelzy, se
hubiera suicidado por su pena hacía mucho tiempo. Solamente el dragón le había
salvado, trayéndole un nuevo propósito.
Pero la familia de Jared no había sido la única en pagar el precio por los planes
Como diseños en la arena, las líneas del engaño se estaban volviendo más claras.
La mente de Jared giró al considerar la profundidad de la traición de Lucan. La
destrucción de su familia solo había sido el comienzo de la devastación que Lucan
había puesto sobre la gente de Draconia. Jared había sentido una culpa terrible por
las muertes del rey y su reina, pensando que si solo se hubiera quedado en la corte,
podría de alguna manera haber prevenido sus muertes.
Pero Jared había estado sumido en tanto dolor en ese entonces. Cargaba su pena
con el todos los días, por su esposa y su hijo, pero también por el rey al que había
servido y amado como un hermano. Tanta muerte. ¡Tanta perfidia!
Las manos de Jared se contrajeron en puños, sus pensamientos bulleron hasta que
pensó que explotaría. Ciegamente, se movió hacia la puerta. No sabía a dónde iba,
pero tenía que hacer algo. Tenía que liberar el enojo, esa pena, ese pesar y el
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El Club de las Excomulgadas
abrumador dolor en su alma por todo lo que había perdido. Tanta maldita
destrucción. Tanto dolor. Tanto desperdicio.
De repente, Kelzy estuvo allí, con su cálido aliento bañándole con consuelo
mientras los años de pena se lo tragaban. Él se extendió hacia el único ser viviente
al que le permitía preocuparse y envolvió sus brazos alrededor de su cuello. Jared
enterró su cara contra la reluciente piel mientras los sentimientos lo llenaban y
desbordaban, vaciándose con lágrimas que nunca se había dejado derramar antes.
Él lloró por la familia que había perdido. Por el rey. Por los años de desolación y
dolor.
Darian se puso tras él y puso un fuerte brazo alrededor de sus hombros mientras
Jared lloraba por primera vez en muchos, muchos años. Jared apenas si se dio
cuenta de la presencia de su viejo amigo, pero sintió el cálido apoyo de Kelzy y
Darian, necesitándolo como nunca antes.
Ella levantó la vista a los ojos como aguamarinas de Kelzy y el dragón le explicó lo
que había pasado en su forma silenciosa.
Adora sintió las lágrimas llenar sus propios ojos al pensar en la forma en que había
sido afectado el fuerte hombre que sostenía una parte de su corazón. Ella se estiró
hacia él llegando desde su otro lado para ofrecerle todo el consuelo que podía. Su
don sanador se extendió hacia su dolor mientras ella situaba el brazo alrededor de
su cintura y se acurrucaba a su lado.
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El Club de las Excomulgadas
mientras Jared se ahogaba con rotos y casi silenciosos lamentos, su cara estaba
oculta en el cuello de ella mientras sus fuertes brazos se la tragaban. Vio pena, amor
y aprobación en los ojos de su nuevo amante mientras sostenía al otro hombre. Era
confuso, pero se sentía bien.
Como debe ser, hija. La voz de Kelzy era suave en su mente mientras su aliento
caía sobre ellos con un calor consolador. No tengas miedo de tus sentimientos por
cualquiera de estos hombres. Ellos son tu destino.
La idea de que su hija tuviera a dos caballeros como esposos aún era incómoda,
pero más o menos entendía la necesidad en la forma en que los hombres estaban
ligados a los dragones que estaban apareados. Esto, sin embargo, era otra cosa
totalmente distinta.
No preguntes como, niña, le aconsejó Kelzy, aun enviando alientos de olor a canela
sobre ellos, para darle tanto consuelo como podía al corazón roto de su caballero.
Sólo acepta que será así. La Madre y nosotros lo hicimos así. Percibimos lo que ambos
hombres sienten por ti y lo que sientes por ellos. Este es el momento decisivo, creo.
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El Club de las Excomulgadas
¿Quién es nosotros? Una sospecha se coló a hurtadillas en su mente, pero era una idea
muy salvaje como para contemplarla.
Déjanoslo a nosotros, niña. Cuida a Jared ahora. Esta tormenta se preveía desde hace mucho
tiempo y sentirá vergüenza por sus acciones si le das media oportunidad. Mejor llévatelo a tu
cama ahora y lleva su mente más allá de la pena del momento. Dale algo más placentero en
que poner su atención.
¿No es lo que has querido por semanas? La voz de Kelzy era ladina con el conocimiento
que solo otra hembra podía entender.
Niña, la Madre de Todos sabe lo que hace. Observa a Darian. Creo que lo entiende. Él sabe
cuánto te ama Jared y cuanto te necesita. Él ama a Jared como a un hermano y odia verle
herido de esta manera. Creo que lo entenderá. Creo que será de ayuda. Llévalo contigo y ve a
donde te lleva todo esto.
Pero no es un caballero. No espera tener que compartir a una mujer con otro caballero.
Es un hombre, niña. No conozco a muchos machos humanos que dejarían pasar un trío
cuando la oportunidad se les ofrece.
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El Club de las Excomulgadas
Adora sólo sonrió ligera, tímidamente al encontrarse con los ojos de Darian sobre
el amplio hombro de Jared.
Ella vio calidez allí, la calidez del cuidado y del amor, pero también la calidez del
deseo. Darian le había enseñado justamente anoche que no estaba muerta sexual o
emocionalmente como pensaba. Él le había dado un empujón de confianza junto
con su tierno y demandante amor. Sabía que él cuidaba de ella y se estaba
rápidamente enamorando de él también, pero su corazón también quería a Jared.
Adora lo había querido desde casi el momento en que lo había visto por primera
vez.
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El Club de las Excomulgadas
Sonriendo para sí misma, Adora sacó la camisa de piel de Jared, tirando de las
correas al tiempo que él trabajaba en las suyas. Darian ya le estaba quitando sus
calzas y desnudando sus piernas. Kelzy observaba todo con aparente aprobación,
formando nubes con su dulce aliento sobre ellos para mantenerlos calientes al
desnudarse unos a otros.
Adora no podía creer que fuera tan lasciva. Su único amante antes de anoche había
sido su marido. Se habían casado jóvenes, solo adolescentes buscando a tientas en
la oscuridad hasta que agarraron el tranquillo de cómo unir sus cuerpos, pero esto
era otra cosa. Darian le había mostrado cosas anoche que nunca se había
imaginado y sentía que estaba lista para otra lección que le quitara el aliento.
Jared atrapó su boca con la suya, con sus labios demandantes como nunca antes.
Darian también estaba ocupado, sacándose su ropa y dejándola caer hasta sus
rodillas tras ella. Sus labios dejaron un rastro de besos todo el camino hacia abajo
por su espada y en lo alto de sus muslos hasta que alcanzó su meta, entre las suaves
nalgas, en su trasero. Agarró sus nalgas y las estrujó, aparentemente disfrutando de
la suave carne, inclinándose para mordisquearla y succionarla, dejando su marca en
ella y lamiendo el temporal y excitante dolor, alejándolo con su astuta lengua.
Fue Darian quien la llevó al suelo, tomando su peso con sus fuertes brazos mientras
Jared se rehusaba a dejarla ir. Tener dos pares de manos masculinas acariciando su
cuerpo era una tentadora, excitante y maravillosa experiencia. La aprobación que
leyó en los rostros de ambos cuando Jared le dejó tomar aire, le dio la confianza de
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El Club de las Excomulgadas
levantar sus manos y recorrer el pecho de Jared de arriba abajo hasta su tensa polla.
Estaba tan duro, tan preparado y ella supo que esta primera vez seria rápida.
Estaba bien para ella. Haría cualquier cosa por él. Se dio cuenta en ese momento de
que lo amaba, verdadera, profundamente y sin reservas.
El gruñó al sostenerse sobre ella. Por suerte Darian había hecho una especie de
cama con las ropas descartadas. Kelzy había ayudado recogiendo un montón de
arena caliente de su revolcadero. Darian había cubierto la arena con la ropa para
que Adora yaciera en una clase de cama apretujada y más cómoda de lo que
hubiera esperado.
Jared miró hacia a la mujer esperando por él, a sus suaves muslos separados, a sus
amplios hermosos ojos verdes con aceptación a lo que él quisiera hacerle… y a su
—Te amo, Adora. —Él contuvo su aliento. Dejar su corazón al descubierto de esta
manera era un riesgo.
Sus palabras tocaron un lugar profundo en su corazón que pensó que se había ido
para siempre. Pero de repente ella estaba allí, en su corazón y él supo que nunca
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El Club de las Excomulgadas
sería removida de ese lugar. Besando sus dulces labios reverentemente, el calor
entre ellos se alzó una vez más a punto de ebullición.
—No quiero que seas suave. Te deseo, Jared. —Ella enfatizó su demanda con un
erótico pulsar de sus caderas que llevó su dura polla dentro de la calidez de su
expectante vaina. Y él no podía esperar más.
Jared se colapsó sobre ella, abriendo los ojos lentamente para mirar fijamente los
suyos. Entonces la besó con una suavidad que habría sido casi imposible hace unos
momentos. Adora suspiró en su boca, con sus labios temblando por las últimas olas
de su orgasmo. Jared sintió la sensación de alivio porque de alguna manera logró
darle placer, incluso en su ciego deseo.
Él besó su cuello, sus hombros, haciéndose camino hasta las puntas de sus senos y
ella suspiró. Hubo un sonido de piel a su lado que apenas oyó en su ocupada mente
y Jared levantó la mirada.
Ahí estaba Darian, tratando de apretujar una dolorosa dura erección dentro de sus
calzas.
—¿A dónde crees que vas así? —Jared estaba lo suficientemente satisfecho para
retomar un poco de su usual buen humor.
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El Club de las Excomulgadas
Darian se le quedó mirando, sus ojos encontraron los de Jared con arrepentimiento.
¡Solos no! Kelzy insistió. Él es parte de esto, Jared. Haz que lo vea.
Jared obeservó al dragón que había presenciado todo con una renuente sonrisa
torcida en los labios.
Él le guiñó un ojo.
—Sí, vi todo. No dormí en absoluto por estar pensando en cómo se debía de sentir
el estar atrapado profundamente dentro de tu hermoso cuerpo. —Jared le besó
suavemente.—Ahora lo sé. —Sus miradas se sostuvieron por un momento, su
sonrojo desapareció al momento que su respiración se aceleró de nuevo—. Y
también sé que él es parte de esto en tu corazón, Adora. —Su mirada cambió hacia
Darian, aun parado con indecisión, con sus ropas apretadas en sus manos.
Vio como Darian observaba a Adora y como ella regresaba su amorosa mirada.
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El Club de las Excomulgadas
Darian sacudió la cabeza y regresó a vestirse cuando Adora se sentó en su cama
improvisada.
—Debería irme.
—No. No deberías. —La voz de Jared era firme pero contenía más que una pista de
frustración. ¿Cómo poder explicarle algo que ni siquiera él comprendía?
—Mira, Dar. Es algo de caballeros eso de compartir. Si hay amor, entonces no hay
nada malo con nosotros estando juntos con Adora, tanto como ella lo quiera.
Adora estaba confundida, pero su corazón sabía lo que quería. Su corazón quería a
ambos con ella, para siempre. Su coño los quería a ambos también. Era un
escandaloso y excitante pensamiento.
Cuando la soltó, había una tentativa sonrisa en los chispeantes ojos azul claro de
Darian.
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El Club de las Excomulgadas
Ella rió.
—Nunca esperé tener a una mujer para amar otra vez en mi vida. Eres un milagro
para mí y como líder de los caballeros, estoy acostumbrado a las relaciones de tres.
Veo todos los días lo bien que funcionan. Darian y yo nos hemos conocido por
mucho tiempo. Nos respetamos mutuamente como guerreros y hombres de estado,
pero más como amigos. No tendrás ni una queja de mí.
—No entiendo esto para nada, pero necesito estar contigo, Adora. Más de lo que
necesito respirar. —Darian se movió un paso más cerca y acarició su mejilla con el
reverso de su gran mano—. Jared y yo hemos sido buenos amigos por un largo
tiempo. Él es como un hermano para mí y si tengo que compartirte con alguien,
sería con él. No pretendo comprender como esta relación de tres partes funcionará,
pero estoy deseoso de hacer la prueba, si de verdad quieres esto.
Ella tomó su mano y le dio la vuelta para darle un tierno beso en la palma. Sus ojos
se encontraron y le sostuvieron la mirada al sonreírle.
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El Club de las Excomulgadas
—De verdad lo quiero. Quiero tratar. —Lágrimas de júbilo resbalaron por su rostro
al mirarlo a los ojos—. Darian, te amo.
—Y yo te amo, Adora. —Un beso selló sus palabras cuando tiró de su cuerpo para
abrazarla. Adora empujó las calzas que se había puesto con premura hasta que
estuvo desnuda una vez más.
Cogiendo la mano de Darian y atrapando con la otra mano la de Jared, ella los
guió a ambos hacia la cama grande en la suite de Jared. Jared le guiñó un ojo al
levantarla en sus brazos, caminando tranquilamente por la arcada de entrada y
depositándola en su ancha cama.
Mirar a Adora hacer el amor con Jared, en lugar de disminuir su deseo, hacía
solamente que aumentara más. Una mirada de entendimiento pasó entre los
hombres cuando Jared se hizo para atrás, haciéndole señas a Darian para que
tomara la delantera esta vez. Con un asentimiento de gracias, Darian se hincó en la
cama junto a Adora. Ella estaba deseosa por ambos y su pequeño cuerpo sensible
sólo hacía que su pasión escalara más alto de lo que nunca había estado.
Él amaba eso de ella. Era toda una mujer, pero tan inocente. Apostaría que su
esposo, que los dioses tuvieran en su gloria, no la había llevado más allá que
hacerle el amor de manera básica. Darian se apoyaba en el pensamiento de que él le
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El Club de las Excomulgadas
podía enseñar una cosita o dos acerca de cómo dar y recibir placer. Había tanto que
quería experimentar con ella, tanto que quería que experimentara.
—¿Qué tal si todos hacemos esto juntos? —Darian se aseguró de que su voz se
elevara lo suficiente para que Jared pudiera oír preguntar a la mujer de ambos.
—¿Es posible? —Adora se sentó hacia atrás, mirando hacia abajo, hacia él con
interrogantes en sus adorables ojos verdes.
Él se rió.
—Eres una sanadora, mujer. Deberías saber que hay más de un lugar en donde un
hombre puede darse placer y a su mujer.
Ella se sonrojó tan linda que él se elevó y la besó, con los músculos en su abdomen
contrayéndose y moviéndose al sentarse bajo su ligero peso.
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El Club de las Excomulgadas
Haciéndose hacia atrás, Darian observó cuidadosamente sus ojos por alguna señal
de miedo, pero no había ninguna. No, su pequeña aventurera era curiosa y estaba
más que un poco excitada si es que la estaba leyendo correctamente.
Él miro hacia Jared y atrapó la mirada del otro hombre una vez más.
La polla de Jared estaba dura como una piedra viendo a Adora trepando por todo
el firme cuerpo de Darian. El otro hombre era casi malditamente perfecto. Ninguna
enorme y fea cicatriz marcaba su piel y Jared recordaba cómo las damas de la corte
habían suspirado por su atractivo rostro y perfectos dientes. Podía entender porqué
a Adora le gustaba Darian, pero no podía imaginarse porqué en todo el mundo esta
mujer lo quería a él también.
Él estaba muy desfigurado por las cicatrices, su cara no era nada por lo cual
Cuando la ceja arqueada de Darian lo retó, Jared estaba más que dispuesto. Buscó
alrededor del espartano cuarto, sabiendo que necesitaba algo con que facilitarle su
entrada dentro del canal que nunca había sido usado de Adora. La curiosidad en
sus ojos le dijo que nunca había hecho esto antes, nunca había tomado la polla de
un hombre por su lindo trasero, pero sabía que ella estaba dispuesta a tratar. No
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El Club de las Excomulgadas
quería lastimarla, así que se aseguraría que estuviera bien preparada. El único
problema era que Jared no estaba listo en su totalidad. No tenía nada que usar
como un lubricante para ayudarle a facilitar su paso a través de sus apretados
músculos.
Jared fue a la mesa de noche y abrió el cajón. Dentro había un gran tubo de una
loción de olor plácidamente herbal guardado prístinamente en la superficie que
nunca había visto con anterioridad.
Tenía la esperanza, clarificó Kelzy. Le recé a la Madre para que vosotros tres se dieran
cuenta y vieran lo que ha estado enfrente vuestro todo el tiempo.
Sin ningún comentario, Jared agarró el cuenco con un poco de salvia y regresó
junto a los enredados amantes en su cama. Adora estaba empalada en la polla de
Darian, cabalgando sinuosamente mientras Darian la mantenía a paso lento. El
otro hombre sabía lo que venía y la estaba guiado a través de la experiencia,
comprensivo y tierno, así como Jared lo veía con aprobación.
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El Club de las Excomulgadas
Él untó su pequeño orificio con la mezcla herbal, sondeándola suavemente al
principio, después más insistentemente al tiempo que ella respondía con suaves
suspiros y gemidos hambrientos a sus movimientos. Él hundió dos dedos en ella,
ampliándola suavemente, urgiéndola a relajarse mientras él se hacía camino dentro
de ella. Un tercer dedo se resbaló íntimamente y después de acariciarla un poco
sacándolo y metiéndolo, él se dio cuenta que ella estaba tan lista como podía estar.
Adora gimió.
Sonrió y se hundió completamente dentro de ella. Una vez allí, sólo espero un
momento, tanto como para dejar que ella se ajustara y disfrutara del sentimiento.
Jared podía sentir la cordillera de la polla de Darian a través de los tejidos que los
separaban. Jared sabía que el otro hombre sentía su vagina imposiblemente
apretada alrededor de su tenso miembro, tal como él la sentía doblándose dentro de
su trasero. Atrapó la mirada de Darian y comenzó a moverse en ella. Esta era una
verdadera sociedad, la meta era hacer que la mujer entre ellos experimentara el más
extremo placer.
Mientras Adora sollozaba con su creciente placer, cada uno sacaba y metía su polla
con ritmo. Ella se tensó entre ellos, yendo de pico en pico al montarla a través del
placer hasta otra ola de éxtasis.
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El Club de las Excomulgadas
—¿Estas con nosotros, amor? —oyó a Darian preguntarle. Ella gimió en respuesta
al tiempo que ambos hombres se reían, pero el tiempo se estaba acercando.
—Ahora, Adora, ahora —Jared gritó al sacudirse dentro de ella, golpeándola alto y
duro. Él sintió a Darian hacer lo mismo cuando el cuerpo de ella se convulsionó
alrededor de ellos en una explosión aún mayor. Adora gritó al correrse, una y otra
vez, fuerte y rápido, y Jared se dio finalmente permiso de dejarse llevar.
Pulsó dentro de su trasero, llenándola con su semen, sabiendo que al mismo tiempo
Darian estaba llenando su matriz con su propio tributo. Era un sentimiento
Saliendo de ella tan suave como pudo, Jared se tomó solo un momento para
asearse antes de regresar a la enorme cama, reclamando un costado del exuberante
y satisfecho cuerpo de ella para él y cayendo en un descanso profundo y sin sueños.
La crisis había pasado. Sólo había un futuro el cual esperar ahora y se veía
realmente brillante.
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Seis
Antes de que los demás se levantaran la siguiente mañana, Darian caminó por los
Darian siguió a la mayoría de los madrugadores con rumbo al gran salón. Ahí,
encontró a un nutrido grupo de gente reunida, desayunando. Algunos caballeros
claramente llegaban de su turno, aún vestidos con sus pieles y algunos estaban
acabados de rasurar, con prisa por llegar a sus propias patrullas. Todos lo miraron
con sospecha, aunque ninguno le molestó mientras comía avena de un pequeño
cuenco que una de las sonrientes mujeres le había llevado.
Había algunos que no lo veían como a un enemigo, pero eran pocos y esparcidos.
Las miradas desdeñosas que le enviaban de los alrededores del salón hicieron a
Darian sentirse expuesto. En lugar de tentar al destino, y a los molestos caballeros
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El Club de las Excomulgadas
mirándole hostilmente, terminó su alimento, después dejó su cuenco usado y su
cuchara en el área aparte y salió silenciosamente del salón.
Esa debió ser la extensión de sus aventuras, pero Darian no contaba con la
estupidez de la juventud. Algunos de los caballeros jóvenes lo siguieron, caminando
junto y detrás de él en el amplio corredor cuando se dirigía hacia la plataforma de
lanzamiento. Estaba de camino de regreso a la suite de Jared y Darian, había
querido un poco de aire fresco antes de regresar, pero los jóvenes caballeros
cambiaron sus planes.
Normalmente Darian era ligero de pies y bueno con sus puños, pero su herida
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El Club de las Excomulgadas
llegado de su patrulla y se habían unido con sus compañeros en contra del enemigo.
Darian contuvo un suspiro con fuerza.
—No tengo ninguna querella con usted, sir caballero. —Darian hizo lo que pudo
para mantener su tono civilizado pero firme.
—¿Y que si nosotros tenemos una contigo? Bastardo Skith. —Otro de los tontos
jóvenes encontró la valentía para hablar, alentado por sus compatriotas.
Darian no quería que esto se convirtiera en una pelea. Todos esos hombres eran
más jóvenes y grandes, con entrenamiento en batalla. Pero Darian tenía
habilidades, incluso con su pierna ligeramente hinchada, que le aseguraban poder al
menos mantener su lugar. Aun así, no quería lastimar a ninguno de esos
jovenzuelos. Pensó que no sería buena idea pagar la hospitalidad de Jared
—Mira, —Darian levantó las manos, con las palmas hacia afuera en un gesto de
calma—, no quiero ningún problema.
Darian no tenía ninguna pista de cómo aligerar la situación. Los jóvenes caballeros
estaban atrayendo la atención y otros se acercaron, algunos para unírseles, otros
simplemente para observar. Fue consciente de los dragones también, se habían
detenido para ver lo que sus compañeros humanos estaban haciendo y un dragón
en particular se puso detrás de él, acomodándose a su espalda.
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El Club de las Excomulgadas
No se atrevería a esperar ninguna asistencia del gran dragón, aunque pensaba que
le empezaba a caer bien al irle conociendo. Aun así, esa demostración de apoyo era
completamente inesperada y extrañamente le hacía sentir humilde.
Darian no conocía bien a Kelzy, pero sabía en su corazón que tenía que ser un
dragón especial por haberse ganado la confianza de Jared, un hombre conocido por
su interior sabio y puro.
—¿Qué está pasando aquí? —Jared demandó a sus caballeros mientras Adora se
quedaba atrás, observando con enormes y nerviosos ojos.
Uno de los contendientes dio un paso adelante desde la gran muchedumbre que lo
enfrentaba ahora.
106
El Club de las Excomulgadas
Jared miró fijamente a sus caballeros con una profunda decepción. Creía que
conocía a estos hombres. Pensaba que conocía sus corazones, pero aparentemente
había estado equivocado.
Tristemente, sacudió la cabeza. No había nada que pudiera decir. Los líderes
dirigían con el ejemplo, no haciendo discursos. Jared se tomó su tiempo para mirar
a cada uno de sus caballeros a los ojos. Tomó nota de quienes se mantenían en
contra de él directamente con desafío a su liderazgo y de aquellos que apenas
observaban desde los costados. Gareth y Lars no se veían por ningún lugar, aunque
hubiera esperado que esos dos, al menos, estuvieran junto a él y confiaran en su
juicio.
Sin decir una palabra, Jared le dio la espalda a los que dudaban y se paseó con
Un momento después, otro dragón se cernió detrás de ellos. No era Kelzy y por
sólo un segundo Jared temió un nuevo tipo de ataque, pero cuando miró, su mente
dio vueltas acelerándose con los giros que sus pensamientos daban. La presencia
que se cernía sólo podía significar una cosa. Sólo esperaba que su amigo estuviera
preparado para lo que le aguardaba.
Oh, la Madre se estaba riendo a lo grande de todos hoy. Su influencia estaba clara
con ese nuevo desarrollo de la situación. Jared sólo esperaba que Darian entendiera
lo que el Destino le tenía preparado.
107
El Club de las Excomulgadas
Un enorme dragón cobrizo se cernió sobre el hombro de Darian, una solida
presencia, de alguna manera más reconfortante de lo que Kelzy había sido. La voz
de Sandor resonó en la cabeza de Darian como sólo lo había hecho una vez con
anterioridad. Pero esta vez, él sintió un refuerzo en la conexión, una apertura del
sendero que iba de la mente del dragón hasta la suya.
Te reclamo como mi caballero, Sir Darian, antes Lord de Skithdron. Te has probado a ti
mismo merecedor y si me aceptas, seré tu compañero y socio por el resto de tus días.
—¿Lo oíste? —Jared preguntó audiblemente. Darian estaba confundido. ¿Por qué
Jared haría tal pregunta? Era más que seguro que todos pudieran oír hablar al
dragón.
—¿Es verdad eso? —Jared quería una confirmación pública por alguna razón.
Darian asintió.
—¿De qué estás hablando? —Darian miró de los pasmados caballeros, al enorme
dragón cobrizo, a Jared y de regreso otra vez. Algo frío y nervioso se asentó en la
boca de su estómago, mientras al mismo tiempo algo con entusiasmo y júbilo
quería gritar desde su corazón. ¿Podría este enorme dragón de verdad quererlo a él?
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El Club de las Excomulgadas
¿Podría esta antigua y sabia criatura realmente ver algún valor dentro de un hombre
que se había convertido en un traidor para su propio país?
Yo te reclamo, Darian. Si me aceptas, seré tu compañero dragón por el resto de tus días y tú
serás mi caballero.
—¿Yo? ¿Un caballero de Draconia? —Darian apenas si podía creerlo, aunque algo
en lo profundo de su alma quería desesperadamente que fuera verdad.
Ya has probado estar deseoso de poner tu vida en la línea de peligro para advertir a los
humanos y dragones de esta tierra de un grave y serio peligro. Eres un hombre valiente y
honorable. Hay pocos caballeros aquí que sean tus iguales, Lord Darian. Acéptame como tu
compañero y continuaremos haciendo un buen trabajo para los humanos y los dragones de
esta tierra.
Darian consideró las palabras del dragón cobrizo por un largo y silencioso
Darian sabía que sería un tonto por dejar pasar esa mágica oportunidad. Si no
aceptaba al dragón ahora, viviría para arrepentirse por el resto de su vida.
Aun así, el estar de acuerdo en ser el caballero de un dragón no era algo para
tomarse a la ligera. Darian recorrió las distintas posibilidades en su mente pero
realmente solo había una única respuesta para la petición del dragón.
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El Club de las Excomulgadas
El dragón se rio con una humareda. Confía en mí, mi amigo. Que sea tu primer acto de fe
en nuestra nueva sociedad. Para hacer esto oficial, tienes que aceptarme de esta manera,
Darian, de mente a mente. Sigue el sendero que he forjado entre nuestras mentes.
Adora lloró abiertamente mientras lo observaba todo. Primero Jared le había hecho
sentir orgullosa, con su noble corazón latiendo con sinceridad mientras apoyaba a
su amigo en contra de los jóvenes caballeros. Ella sabía que el honor de Jared
demandaba que él se erigiera por lo que era correcto hacer en lugar de doblarse por
la presión y lo amo profundamente por su nobleza y su honor.
Después Sandor llegó, haciendo tal despliegue público, reclamando a Darian como
su caballero quitándole el aliento. Adora de repente se dio cuenta de quien
exactamente había sido el conspirador de Kelzy desde siempre. Todo lo que
necesitaban ahora era que Kelzy y Sandor se declararan apareados y el asunto
estaría envuelto con un lindo lazo de regalo.
Adora estaba a punto de confrontar a Kelzy con sus conclusiones cuando Gareth y
Lars llegaron caminando tranquilamente, habiendo oído por sus dragones lo que
había sucedido.
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El Club de las Excomulgadas
Sin ninguna palabra, se fueron a parar firmemente a los costados de Darian y Jared.
Incluso sus socios dragones, Kelvan y Rohtina, deambularon para pararse con
Sandor. Kelzy se movió para pararse junto a su hijo, Kelvan y Adora finalmente
vió la semejanza que se le había escapado antes.
Kelzy, ¿es Sandor el padre de Kelvan? Ella envió la pregunta en privado, tiñendo su
tono con diversión.
Te tomó mucho tiempo darte cuenta. Y yo aquí que pensaba que eras una niña tan lista.
Entonces, ¿Sandor es tu compañero? De eso estabas hablando cuando dijiste que la Madre de
Todos sabía lo que estaba haciendo, ¿no es así?
Sandor vino a la Guarida para conocer a la nueva familia de Kelvan, pero cuando vio por
primera vez a Darian, supo que había encontrado a su siguiente caballero. Kelzy inclinó su
gran cabeza en reconocimiento y Adora supo abruptamente lo que tenía que hacer.
—¿Me aman?
De nuevo, ellos asintieron y sus ojos estuvieron llenos con las llamas de su amor
cuando la miraron. Adora ofreció una silenciosa plegaria a la Madre de Todos,
después se dio la vuelta para encarar a los que dudaban y que aún seguían parados
confrontándolos.
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El Club de las Excomulgadas
Habiendo dicho eso, Adora enlazó sus brazos con los de los de sus hombres y
caminó regiamente por entre la muchedumbre, que se abrió como por arte de magia
frente a ellos. Los dragones los siguieron al salir del área del malecón, dejando un
silencio estupefacto detrás.
—¿Qué acabas de hacer, Adora? —Darian la giró mirándola con sospecha, después
giró su mirada hacia el dragón cobrizo que estaba parado junto a Kelzy tratando de
verse inocente—. ¿Y tú? ¿Qué fue todo eso, Sandor? No soy un caballero. Ni
siquiera soy Draconiano.
Difiero. Cada acción que has tomado desde que te he conocido ha sido más que merecedora de
un caballero. Eres un hombre honorable y uno que pone el bien de los otros por encima del
suyo. Esos jovenzuelos podrían aprender algunas cosas de ti, Sir Darian.
—Lo de anoche y ahora el que Sandor te reclamara como su caballero… todo fue
para que pudieran estar juntos.
Después de oír eso los dragones parecieron ofenderse, echando hacia atrás sus
grandes cabezas.
Para que vosotros tres podáis estar juntos, cochino desagradecido, Kelzy regañó a su
caballero. Al momento vimos que los tres deberíais estar juntos. Se necesitaban los unos a los
otros. Sandor y yo hemos sido compañeros por muchos años, es verdad, pero les
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El Club de las Excomulgadas
sobreviviremos por muchos años. Cómo podríamos quedarnos sentados y observaros
desperdiciar incluso uno más de sus preciosos años cuando el amor se os veía en la cara y
vosotros estabais dando la vuelta. Desagradec…
Vamos, Kelzy, sólo es joven. Ya aprenderá. La profunda voz de Sandor sonó divertida
para los tres humanos.
No, nunca podremos olvidarlos. Tú tampoco podrás. Kelzy había calmado la pena en la
cara de Jared.
Bueno esa es la cosa más sensible que has dicho desde que llegamos aquí. El sonido de la
voz de Kelzy fue bromista en sus mentes.
Darian le dio a Adora y a Jared una sonrisa ladeada, sus ojos de alguna manera
estaban incómodos.
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El Club de las Excomulgadas
Adora se rio y se extendió, jalando a Darian a un abrazo mientras Jared la
acomodaba en sus brazos.
Todo lo que necesitas saber de aquí en adelante, Darian, es que al haberte escogido, he
cumplido los deseos de la Madre de Todos nosotros. Estaba destinado que los tres se unirían y
al hacerlo, nos reunirían a mí y a mi compañera. La profunda voz de Sandor era sabia y
suave. El resto vendrá a ti con el tiempo, mi amigo. Creo que aún tienes un papel que
desempeñar protegiendo nuestro mundo del Rey Lucan. Él amenaza con molestar el balance
Natural con sus malvados planes y la Madre de Todos tiene un propósito que aún tienes que
*********
La alegría era ligera, pero las felicitaciones dadas por la mayoría de los rebeldes
eran desde el corazón. Algunos todavía miraban a Darian con sospecha, pero la
mayor parte de los dragones jóvenes habían sido entrenados por Sandor o Kelzy, o
por ambos, y confiaban en su juicio. Alentados por los dragones, la mayoría de los
caballeros más jóvenes estaban deseosos de darle a Darian el beneficio de la duda.
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El Club de las Excomulgadas
tríos apareados de caballeros y damas, pero nunca había bailado los pasos por sí
misma.
Al principio del baile, cuando los danzantes le llamaban para ser reconocidos y
aceptados, ella se tropezó, pero ya sea Jared o Darian siempre estuvieron ahí para
atraparla. Aunque al tiempo que la noche avanzaba, el baile se volvió más caliente
y los hombres hicieron la mayoría del trabajo. Para el momento que llegaron al
baile tradicional de apareamiento, ella tenía muy poco por hacer, y vestir, mientras
la lanzaban entre ellos, sosteniéndola cerca, besándola profundamente, y doblando
su casi desnudo cuerpo.
Ella estaba más que preparada para irse a su suite cuando los dragones
retomaron el cielo en su primer vuelo de apareamiento en años. Sabía que Kelzy y
Sandor estaban deseosos de renovar su relación y sus hombres estaban incluso más
calientes que la primera vez que los tres se habían unido con pasión. La primera vez
Esta vez la unión sería jubilosa. Este sería un apareamiento, un reclamo, una unión
puramente de corazones y almas. También sería el frenesí de los dragones,
influenciando a los hombres y probablemente a Adora también, tan cercanamente
unida como estaba con Kelzy, sin mencionar la impredecible influencia de su
sangre real.
Entre más cerca bailaban, mas alto se elevaba la pasión, y cuando Kelzy y Sandor
rugieron cuando se hicieron al vuelo, Jared cogió a Adora con atrevimiento e hizo
su camino directo a su dormitorio, con Darian siguiéndolos de cerca. Las parejas y
tríos apareados se dirigieron fuera del área principal también y Adora solo tuvo un
vistazo de su hija con sus dos compañeros yéndose antes de que ella saliera del gran
salón.
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El Club de las Excomulgadas
Jared le estaba besando incluso antes de acomodarla en el centro de la gran cama
en su suite. Darian le desvistió y también a si mismo entre besos que mordían su
espalda y sus caderas. Por su parte, Adora tiró lo que quedaba de las ropas de
Jared, removiendo el taparrabos con manos deseosas mientras comenzaba a sentir
los ecos de la pasión de los dragones a través del vínculo que había formado en la
juventud con Kelzy y los vínculos que ahora se estaban fortaleciendo entre ella y
sus compañeros elegidos.
Darian estaba casi descontrolado y ella sabía que él encontraría esta noche más
difícil de sobrellevar que el resto de ellos. Apenas se había vinculado a Sandor
algunas horas antes y no había tenido tiempo para acostumbrarse al dragón que
ahora compartía una conexión con su alma. Jared había estado asociado con Kelzy
por años, pero nunca había sentido el intenso calor del apareamiento que dos
dragones adultos podían crear. Tenía la oportunidad de suavizar la situación, pero
Adora sabía que esa noche le esperaba una salvaje cabalgata.
Darian miró a su nueva amante y se dio cuenta de que ella era su hogar. Adora era
reconfortante de una forma en que nunca había experimentado antes. En el
momento que ella le tocó, había sabido que sería la última mujer que desearía y la
única mujer que jamás amaría. Era así de repentino, así de crudo y así de
verdadero.
Así es para los caballeros, Sandor le había dicho más temprano ese día cuando sus
pensamientos se habían vuelto hacia Adora una vez más. A menos que dudes que eres
un verdadero caballero, deberías saber que la mayoría reconocen a sus compañeras en el
momento que ponen sus ojos en ellas. Es parte de ser un caballero y de vincularse con mi raza.
Sabemos quién es nuestra compañera en el momento que la vemos y para nosotros, hay
usualmente solo una para todos nuestros muchos años.
Las palabras de Sandor regresaron a Darian mientras miraba ahora a Adora. Ella
era así para él. Estaba seguro de ello y nunca había estado más seguro en su vida
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El Club de las Excomulgadas
antes. Esto era amor, tan simple como eso. No habría nunca otra mujer para él.
Sólo Adora.
Estaba vinculado con los enfebrecidos dragones mientras daban círculos y caían en
picada, yendo más arriba en su gozo antes de unirse y tomar ese peligroso clavado
hacia tierra mientras se daban placer el uno al otro, solamente para separarse en el
último momento posible en su caída libre. Y haciéndolo otra vez desde el principio.
Adora se lanzó hacia arriba, agarrándolo de las orejas para que no tuviera
oportunidad más que de seguir su ejemplo.
—No necesito tu control esta noche, Darian. Te necesito a ti. Necesito tu pasión, tu
lujuria, tu polla. Y tu amor.
Liberado por su crudo jadeo de excitación, Darian observó cómo Jared la jalaba de
nuevo contra la cama, montándola con celeridad. Se movía al mismo tiempo que
los dragones que Darian podía sentir en la parte de atrás de su mente.
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El Club de las Excomulgadas
La dura polla de Jared se deslizó en casa mientras la giraba quedándose bajo ella,
haciendo espacio para su compañero en este extraño matrimonio. Darian le
preparó, entrando despacio pero constantemente, usando el ungüento especial que
Adora había colocado en la mesa de noche antes incluso de irse al festín.
Aparentemente sabía qué esperar de esa noche y se estaba metiendo con todo, se
dio cuenta mientras que se deslizaba dentro.
Contra más alto volaban los dragones, más estaban los humanos encerrados en una
gloria coital. Cuando los dragones comenzaron su caída libre, así como también lo
hicieron sus contrapartes humanas, ambos hombres regaron su semen
profundamente dentro de la mujer que ambos amaban, adoraban y apreciaban con
todo su corazón. Ella había sido reclamada, llenada y marcada para siempre por
una sesión de duro amor implacable. Mientras ella descansaba contra ellos, Darian
amó cada minuto.
Los dragones se elevaron otra vez, solamente una hora después, buscando las
estrellas mientras sus cuerpos se unían, batiendo sus alas en la noche. Aunque
primero, los hombres le dieron a Adora un larga sumergida en la tina caliente
donde la tentaron sin misericordia. La recogieron de ahí, dejando atrás la enorme
tina y secando cada preciosa, tentadora pulgada, lamiéndola, haciendo su fuego
más grande.
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El Club de las Excomulgadas
Darian atrapó la mirada de Jared mientras llevaba de regreso a Adora a la cama.
Ambos podían sentir a los dragones retomando el vuelo hacia las estrellas y sabían
que su tiempo para descansar estaba casi por terminar.
—¿Estas lista para algo un poquito diferente, mi amor? —Darian le susurró al oído
mientras la guiaba hacia la cama, con sus piernas detrás de las de ella. Él restregó
su pecho contra la espalda de ella, con sus brazos enjaulando sus senos mientras
ella reía como una jovencita.
Ella se dio la vuelta en sus brazos para poner un beso tentador en sus labios.
Darian gruñó.
Ella se vio un poco insegura al principio mientras su mirada se movía entre sus
hombres, pero entonces sonrió y el destello en sus ojos iluminó sus almas.
—Confió en vosotros.
Darian levantó la cabeza para supervisar el trabajo y asintió con una gran sonrisa.
Jared ya había hecho eso, podía notarlo. Le sorprendía que fueran tan parecidos,
pero no cuestionaba su buena fortuna. Tenía trabajo que hacer antes que los
dragones lo llevaran más allá de la razón y dentro de su propia lujuria salvaje.
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El Club de las Excomulgadas
Adora yacía diagonalmente a través de la amplia cama, con las manos atadas, y
asegurada a una de las esquinas. Podían manejarla fácilmente en cualquier posición
con la que pudieran soñar.
Darian la giró sobre sus rodillas y codos, acomodándola de tal manera que podía
supervisar la apetecible vista que su extendido, húmedo coño hacía contra la ropa
de cama. Jared se deslizó debajo de la parte superior de su cuerpo, haciéndose
espacio, sentándose a un alcance fácil de su boca. Darian se dio cuenta de que
Jared le estaba dejando tener su coño por esa ronda y se lo agradeció al hombre con
una traviesa sonrisa mientras deslizaba su dedo dentro de su resbaladizo pozo.
Los dragones ahora se habían alzado, con sus pasiones haciéndose eco a través de
los caballeros al tiempo que ambas varas, tanto la de Jared como la suya, se
endurecían mas allá de lo soportable. El nivel de excitación que sentían era
inhumano. Pero era sólo un eco del inmenso deseo que llenaba a los dragones e
Que ella estuviera de acuerdo con tanto entusiasmo lo complacía. Le gustaba dirigir
sus acciones de esa manera y sabía que disfrutaría de corazón cuando Jared y él
cambiaran los roles.
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El Club de las Excomulgadas
Para el caso, también él lo estaba. Los dragones se acercaban a su cima y tenía que
estar justo dentro de su compañera antes de que la pasión lo superara
completamente y lo volviera loco. Con un gruñido, movió sus caderas, se levantó,
se dio vuelta y se hundió en su hogar, en su interior con un suave pero feroz
movimiento. Si ella hubiera podido gritar supo que lo habría hecho en ese
momento pero tenía la boca llena con la polla de Jared. Tal como estaba, ella
emitió un profundo sonido con su garganta que ambos caballeros disfrutaron.
Darian supo por el jadeo de Jared y la forma en la que apretó sus puños en los
castaños mechones de Adora que su vocalización había reverberado por su polla.
Por su parte, Darian sólo disfrutaba del sonido de la prueba de su disfrute mientras
los dos la poseían.
Él empezó a sacar y meter su polla, más dura y rígida de lo que nunca había estado.
Comenzó a darse cuenta cuan profundamente les afectaban los dragones a ambos,
Pero esta no era una de esas veces. Esta vez fue fuerte y rápido, duro y terrenal.
Darian golpeó contra ella, nalgueando su trasero mientras se apretaba en él,
corriéndose de una manera tan linda que hizo que perdiera totalmente el control
mientras los dragones lo hacían. Después de eso, él perdió todo pensamiento
racional, dirigiéndose a casa dentro de su nueva compañera, que era su único
objetivo.
—¡Adora! —gritó mientras todos se acercaban a las estrellas junto con los dragones.
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El Club de las Excomulgadas
Darian se dio cuenta cuando todo acabó que estaba ligado con Jared por los
dragones, pero Adora tenía un vínculo directo con él también, de alguna manera.
Era un fenómeno que se prometió explorar con más detenimiento ahora que había
decidido hacer de este lugar su hogar, entre esta gente.
Este era su nuevo hogar ahora. Dondequiera que Adora, Jared, Kelzy y Sandor
estuvieran.
Sin ninguno de ellos cuatro, nunca estaría contento o completo de nuevo. Ellos
eran su familia.
Mientras regresaban de las rápidas y duras alturas, se dio cuenta que los dragones
estaban cayendo a tierra en la caída libre de sus pasiones ya menguadas, con sus
alas estirándose en el último momento posible para prolongar el placer y permitirles
planear en las alas del amor por un largo y satisfecho momento. Se estaban
regodeando, como lo hacia él, en la gloria de su compañera y de su nueva familia.
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Siete
Como líderes de la Guarida durante la época de Guerra, no hubo una larga luna de
miel para Darian, Jared y Adora, o para los dragones. Estuvieron de regreso al
siguiente día, bostezando un poco, pero con anchas y satisfechas sonrisas mientras
se ocupaban de sus asuntos.
Como una pareja previamente apareada, Kelzy y Sandor manejaban mejor sus
frecuentes urgencias por copular, aunque en los siguientes días agarraron
desprevenidos a sus compañeros en una o dos ocasiones. Aunque cada vez que los
Darian fue un novicio al momento de pelear desde un dragón pero se probó como
un estudiante capaz y un estratega innovador mientras entrenaba con Sandor cada
día. Añadió puntos de vista internos a las maquinaciones del ejército Skithdroniano
que eran invaluables cuando preparaban sus defensas. Darian había pasado la
totalidad de sus días de juventud como guerrero antes de llegar a ser embajador, así
que pelear y entrenar no era nada nuevo para él. Nada lo era, a excepción de volar
sobre la espalda de un enorme dragón. Ahora eso sí era algo nuevo y absolutamente
emocionante.
Sandor era un gran maestro y Darian aprendía tanto y más por sólo observar la
forma en que Jared y Kelzy trabajaban juntos. Los cuatro eran un equipo de pelea
ahora, ya que los dragones eran compañeros y peleaban lado a lado. Entrenaban
juntos, vivían en la misma suite y compartían a la misma esposa.
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El Club de las Excomulgadas
No era la forma en la que Darian había esperado que fuera su vida. Era mucho
mejor, de hecho. Aunque aun creía en los dioses de su cultura, tenía que admitir
que, la Madre de Todo, en la que su nueva familia creía ciertamente sabía lo que
estaba haciendo cuando los había reunido.
Aun así, Darian resentía su edad cuando regresaba a la suite tarde en la noche
después de un día entero de patrullaje o ejercitando con Sandor, Kelzy y Jared.
Jared sólo se reía de él y sacudía su cabeza pero Adora era más comprensiva. Iba a
él mientras se remojaba en la bañera caliente de la cámara de baños. Tenía una
mezcla herbal para su baño y después le daba un masaje con un cálido y fragante
aceite para masajes que había preparado para relajar sus tensionados músculos.
Después de tan delicioso tratamiento, él estaba listo para que los dragones
despegaran hacia la luna y los llevaran a él y a su compañera a un frenesí de placer.
Darian se situó debajo de Adora esta vez, donde no tenía que forzar su ya de por sí
*********
Las escaramuzas continuaron en los pocos días siguientes pero los reportes de
reconocimiento indicaban que el ejército Skithdroniano se estaba congregando
justo en la frontera.
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El Club de las Excomulgadas
caballeros y dragones para montar una defensa efectiva contra los renovados
ataques.
Cuando el primer dragón cayó, todos retumbaron con horror y tristeza. Era un
jovenzuelo llamado Jizra con un igualmente joven caballero llamado Bennu y
fueron los primeros en caer por las nuevas y mortales armas que Skithdron había
liberado. Saetas de punta de diamante lo derribaron y los mortales y
horripilantemente organizados skiths hicieron el resto. Ambos, caballero y drogón
fueron dados por perdidos en cuestión de momentos.
Jared llamó a una retirada para reorganizarse y Kelzy envió el mensaje a los
dragones. Se retiraron hacia la rocosa saliente; Darian estaba silencioso mientras
pensaba detenidamente lo que había visto en las líneas Skithdronianas antes de
darle voz a sus observaciones.
—Creo que están esperando a que lleguen las armas antes de lanzar la segunda ola.
—¿Quién? —la voz de Jared era lúgubre mientras le miraba sobre los atónitos
caballeros quienes estaban buscando un lugar donde descansar un momento hasta
que la orden de reagruparse llegara.
—Me imagino, que también tenemos que esperar un cierto tipo de ataque
coordinado por parte de ellos.
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El Club de las Excomulgadas
—Quiero a Venarai. Si lo despachamos, hay una gran posibilidad de que los skiths
pierdan su cohesión. Por lo que pude saber antes de dejar el palacio, las criaturas
entrenadas sólo responden a ciertos favoritos de Lucan. —Darian sintió la ira arder
por él por la maldad que Lucan había liberado—. Quiero hacer un intento sobre
Venerai.
Jared asintió.
Kelzy, dile a Kelvan y a Rohtina que se pongan en posición con la mayoría de nuestras
fuerzas, ordenó Jared.
Darian sabía que eso significaba que Gareth y Lars dirigirían el ataque con sus
compañeros dragones. Eran excelentes guerreros que trabajaban bien como equipo,
tanto que eran imparables.
Darian no sabía que había estado conteniendo el aliento hasta ese momento.
Estaba conmovido y agradecido por haber conocido a ese hombre, a ese amigo, a
ese nuevo hermano que confiaba en él lo suficiente como para poner su vida, y la
de su gente, en peligro.
—Gracias, Jared. —Darian asintió con un nudo en la garganta que amenazaba con
ahogarle.
Con una señal silenciosa, Sandor y Kelzy llevaron a Darian y a Jared al cielo.
Usando a los otros dragones como cubierta, se hicieron camino más alto hasta que
muy pocos en tierra pudieron ver la gran masa de los dragones contra el brillante
sol. Yendo desde el sol, usaron su ventaja al caer llanamente detrás del ejército
enemigo. Darian guió a Sandor hacia la tienda de comando oculta que sabía
habitaría el general de la oposición.
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El Club de las Excomulgadas
Con un gran desgarro, Sandor entro por la gruesa lona de la enorme carpa seguido
de cerca por Kelzy, ambos lanzando llamas por donde iban. Darian brincó al suelo,
con un fuerte agarre en su espada, aun mejor adaptado para una pelea sobre el
suelo que en la espalda de un dragón. Además, estaba buscando a alguien.
Mientras los dragones creaban un anillo de fuego alrededor de ellos, Darian buscó y
encontró a su objetivo. Se encaminó para detener a Venerai de escaparse.
—¿Darian? ¿Te atreves a venir aquí? —las palabras fueron siseadas por su alterado
rostro, sin ser ya más meramente humano. Darian podía ver los ojos de reptil que
se veían como los de un skith salvaje, y las manchas moteando la una vez dorada
—He venido a matarte, Venerai, como debí haberlo hecho hace mucho tiempo. —
Darian sintió una presencia a su lado y supo sin mirar que era Jared, que había
venido para respaldarlo si lo necesitaba.
—Pensé que me había deshecho de ti cuando maté a tu esposa y esa patética cría
tuya.
Darian tuvo que agarrar a Jared, tan grande era la ira que emanaba de su socio de
batalla.
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El Club de las Excomulgadas
No dejes que te provoque. Este hombre es malvado hasta la médula. Kelzy les advirtió a
ambos. Sandor y yo sostendremos el anillo alrededor de vosotros tanto como podamos. Nadie
podrá ver o interferir con lo que pase adentro.
Aunque sugiero que lo mates con rapidez, Sandor interpuso. Están trayendo refuerzos y no
podremos retenerlos para siempre.
Daria hizo círculos alrededor del otro hombre, notando que Jared se acercaba para
bloquearle y resguardarle. Ya peleaban bien juntos, como hermanos. Sabía que
podía confiar en Jared para matar a Venerai, si él fallaba, él se haría cargo de
Adora. Era un sentimiento de seguridad, aunque se juró que no fallaría. Había
—No, Darian, es así como Lucan recompensa la lealtad. —Él levantó su brazo,
dejando que la amplia manga de su camisa se retirara y revelara las profundas
quemaduras del ácido en su piel, escamada de apariencia de reptil. Era asqueroso y
completamente horroroso—. Soy uno con los skiths y ellos son uno conmigo.
Él bajó su brazo y de repente había skiths atacando a los dragones desde todos
lados. Sandor aulló con dolor mientras algo de su veneno escocía una de sus alas,
pero envió llamas más alto, achicharrando a los skiths que se atrevían a responder a
la llamada de su maestro. Kelzy luchaba en el otro lado del anillo y a pesar de que
se retraían uno hacia el otro disminuyendo el espacio que debían mantener en
llamas, mantenían lejos a los skiths y rustieron hasta el último que se acercaba.
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El Club de las Excomulgadas
pensó Darian, era justamente la reacción que quería, pero Venerai tenía la fuerza de
diez hombres y el sinuoso movimiento de un skith. Era difícil anticipar sus
movimientos y Darian pagó el precio de unos cuantos cortes superficiales en su
expuesto cuerpo. Las partes donde Adora había incorporado escamas de dragón a
sus pieles estaban aguantando firmemente, protegiéndolo, pero había muy pocas
preciadas escamas de dragón y mucho de su gran cuerpo estaba vulnerable a ese
casi inhumano ataque.
Jared saltó entre Darian y Venerai y se llevó parte de los golpes, permitiéndole a
Darian sólo un momento para reagruparse. Jared tenía un fuego en los ojos que
Darian bien conocía como la luz de la venganza. Su nuevo socio en la lucha
finalmente encaraba al hombre que reclamaba haber matado a su familia y él quería
justicia.
Tienen que terminar esto ahora, chicos, Sandor les aconsejó, antes de que traigan esas
ballestas gigantes y las pongan en posición. Están colocando las máquinas muy lejos para que
nosotros las podamos quemar antes de que tomemos vuelo.
La Madre de Todos sabe que eso es verdad. Sandor continuó calcinando a todo aquel
que se atrevía a acercarse a la pared de fuego que él y su compañera mantenían a su
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El Club de las Excomulgadas
alrededor. ¡Pongan sus traseros en movimiento, caballeros! Tenemos que terminar esto con
rapidez.
Con una floritura, Jared se movió y atacó la unión donde el brazo de Venerai se
encontraba con su cuerpo, con un golpe doble a su rodilla con el mismo complejo
golpe de arco. Venerai se derrumbó fuertemente sobre una rodilla. Darian llegó por
detrás y fue con su espada a la parte vulnerable de la armadura de placas de
Venerai, cerca de su cintura, dejando al general enemigo en la posición perfecta
para el golpe poderoso de Jared.
Darian registró el área, tomando cualquier cosa que quizá fuera de algún uso para
la causa Draconiana, después corrió al lado de Sandor. Vio a Jared hacer lo mismo,
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El Club de las Excomulgadas
atando algo a la mochila que a veces usaban durante la batalla alrededor del cuello
de Kelzy. En unos cuantos momentos se lanzaron hacia el cielo, con las alas del
dragón batiéndose con todo su poder hacia altas tierras que significarían la
seguridad de aquellas armas caza dragones que estaban bajo.
Estaban casi fuera de alcance cuando una simple flecha zumbó por el cielo desde
abajo, golpeando el pecho de Jared. El impacto lo envió a tientas buscando apoyo,
pero se tambaleó cayendo de la espalda de Kelzy y se fue en picada hacia el suelo a
una alarmante velocidad.
Sin detenerse, Darian y Sandor, con una misma cosa en mente, se dieron vuelta y
se lamzaron, situándose bajo el guerrero que caía. Darian se alzó, con su propia
posición siendo cada vez más precaria mientras atrapaba a Jared y lo colocaba
sobre la amplia espalda de Sandor.
Volando tan rápido como pudo, Sandor se alzó en una carrera hasta la Guarida,
con su compañera a su lado.
Adora estaba muy preocupada cuando Sandor aterrizó en la Guarida. Jared había
perdido mucha sangre y temía que la flecha le hubiera perforado el corazón.
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El Club de las Excomulgadas
Jared la detuvo con una mano sobre la de ella cuando lo hubo sanado tanto como
podía, drenándose a misma en el proceso.
—Solo déjame lo hacer un poco más, Jared. Solo comenzar el proceso de sanación.
Podemos hacerlo poco a poco durante varios días. De esa manera no me drenaré y
tú no perderás la habilidad de usar tu hombro totalmente.
—Eres dura para negociar, mi amor, pero estoy de acuerdo mientras no te pongas
en juego.
Ella rió como sabía que él habría querido que lo hiciera y dejó que la energía
sanadora fluyera por sus dedos y por su hombro. Se concentró en entretejer los
desgarros y reunir el músculo y los vasos sanguíneos que habían sido dañados por
la flecha. Una vez que esa parte de la sanación estuviera completa, sabía que él
descansaría más facilidad y la herida que quedara sería muy pequeña.
Adora suspiró mientras sentía el primer rayo de su poder. Era suficiente por ahora.
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El Club de las Excomulgadas
Adora se hizo hacia atrás y Jared se sentó, con cosquillas al principio. Después una
amplia sonrisa cruzó su cara y la tumbó en su abrazo, besándola sonoramente.
—¡Darian! Gracias, hermano por la buena atrapada y a ti, Sandor. Nunca podre
pagaos a ninguno de vosotros por salvar mi vida.
—¿Cómo va la batalla?
La amplia sonrisa de respuesta de Darian fue suficiente, pero dio un paso atrás para
—Lo que sea que hicieron, dio resultado. Un poco después de que Sandor y Kelzy
se lanzaran hacia el cielo, las filas de skiths perdieron la concentración y
comenzaron a retirarse. Se volvieron contra el ejército Skithdroniano y comenzaron
a luchar con ellos mientras huían por la frontera hacia sus hogares rocosos. Las
fuerzas, tanto skith como humana, están en retirada, corriendo hacia la frontera tan
rápido como pueden.
Un vitoreó emergió de los caballeros que los rodeaban ahora y todos sonrieron.
Adora puso su mano sobre el hombro de Jared cuando trató de levantarse, ella y
Darian lo ayudaron mientras enfrentaban a sus guerreros.
—Lo han hecho muy bien este día, mis muchachos. —Otra vez vitorearon mientras
su espíritu se animaba—. Manden patrullas para vigilar la retirada y así nos
quedaremos tranquilos de que ningún problemático se quede en nuestro lado de la
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El Club de las Excomulgadas
frontera. Gareth y Lars están a cargo de las patrullas ahora. Tengo que recuperarme
y tengo que hacerlo con mi familia.
Muchos de los caballeros dieron un paso al frente para palmear su hombro sano
mientras pasaban. Adora notó que de la misma forma muchos ofrecían
felicitaciones y una respetuosa palmada en el hombro de Darian. Todos hablaban
acerca del valeroso y magnifico salvamento que Darian y Sandor habían hecho al
atrapar a Jared de una caída y que volaron como el demonio para traerlo de regreso
a la Guarida. Ellos habían salvado la vida de Jared y sin proponérselo se habían
ganado el respeto de muchos caballeros ese día.
—Es lo que siempre pasa cuando me tocas, mi amor. —Él se extendió hacia su
mano, jalándola hacia la cama—. Dar, está usando mucha ropa. ¿Puedes hacer
algo para solucionarlo? —los profundos ojos azules de Jared brillaron al mirarla
mientras los caballeros se entretenían con una seducción de corazón ligero.
—¿Estás seguro que estas en forma para esto, Jared? Casi moriste.
—No hay mejor momento para reafirmar la vida que cuando casi la perdiste,
Adora. La pregunta es, ¿estás lista para esto? Gastaste mucha energía sanándome.
¿Necesitas descansar o puedo hacerte el amor primero?
—Mientras pueda dormir algo esta noche, estaré bien. —Él jaló su cabeza hacia la
suya—. Hazme el amor, Jared. Estoy tan agradecida de que estés vivo. —Lo besó
profundamente, cooperando con Darian mientras se movía alrededor de ellos
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El Club de las Excomulgadas
quitándole la ropa. Cuando estuvo desnuda, Darian se dio la vuelta para irse.
Adora lo detuvo con una mano extendida.
—¿A dónde crees que vas? —preguntó Jared, su voz fue ronca por el deseo y fuerte
con la vitalidad de la salud que recuperaba.
—¡Suficiente, mujerzuela! —dijo Darian con una carcajada cuando pudo haberlo
succionado hasta el alivio. Moviéndose hacia atrás, él fue hacia el otro lado de la
cama, con cuidado de no zarandear el hombro herido de Jared, pero deseoso ahora
de más juego amoroso.
Jared atrapó a Adora suavemente por el cuello y giró su cara hacia él.
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El Club de las Excomulgadas
—Dame algo de lo que le acabas de darle a él, pequeña.
Los ojos de ella llamearon brillantemente mientras movía su cabeza hacia abajo
sobre su tensa erección. Sin ningún titubeo le tomó ancho y profundo, con su
mirada sosteniendo la suya mientras se ubicaba para tomarlo todo, hasta la parte de
atrás de su garganta. Adora era realmente talentosa en eso, Jared lo sabía,
pensando otra vez en cuan afortunado hijo de perra era.
Jared no pudo responder por el gruñido de placer que salió de su garganta mientras
ella se tragaba su punta. Con un gruñido, él la quitó su polla y urgió su cara hacia la
suya.
Ella hizo justamente eso mientras Darian se movía a un lado para ver su trasero
moverse de arriba a abajo sobre la gruesa polla de Jared. Cuando ralentizó su paso,
Darian le dio una nalgada, haciéndole dar un gritito y apretarse alrededor de Jared.
Cuando Darian insertó su húmedo dedo en el apretado punto entre sus nalgas, ella
casi salió disparada de la cama.
—¡Sí! —el grito fue arrancado desde su garganta mientras se corría fuertemente
sobre él.
Jared asintió y le hizo un gesto con la barbilla a Darian. El otro hombre no perdió
tiempo colocando su rápidamente lubricada polla en su entrada trasera. Entró con
cuidado, no queriendo lastimarla, pero ambos sabían que para ese momento a ella
le gustaba estar un poco al filo del dolor que esa posición le daba. Querían llevarla
tan alto como pudieran, para mostrarle cuanto la amaban. Eran de un mismo
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El Club de las Excomulgadas
pensar en ese momento, con su dispuesta compañera retorciéndose entre ellos. No
había palabras que necesitaran ser dichas, simplemente estaban conectados en el
corazón y el alma.
Cuando Adora se vino otra vez, se llevó con ella a sus dos compañeros a una
gloriosa bola de fuego de éxtasis que los tuvo a los tres jadeando y colapsándose,
durmiéndose satisfechos, lado a lado en la enorme cama.
—Vete, Kelz, ¿no ves que estoy herido? —se quejó Jared cuando una delicada
lengua empujó su pie.
Los niños vienen a visitarnos. Tienen noticias que te encantaran y no pueden ocultarlas por
más tiempo. ¿Quieres que te encuentren descansando en la cama, desnudo como el día en que
naciste?
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El Club de las Excomulgadas
—¿Qué niños? —Darian le preguntó adormilado cuando Adora pasó sobre él,
deteniéndose sólo para darle un beso de buenos días en su camino hacia el baño.
Y nuestro hijo, Kelvan, y su compañera, Rohtina, Sandor añadió con una pizca de
orgullo paternal.
Se percató que al unirse a Adora, también había heredado una familia extendida
que incluía a su hija, los compañeros de Belora, y sus contrapartes dragones. Había
pasado de estar solo en el mundo a tener una familia grande y amorosa casi de la
noche a la mañana. Los dioses debían estar sonriéndole. Darian no sabía lo que
había hecho para merecerlo, pero debía haber sido algo grande para que se le
concediera tanta felicidad.
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El Club de las Excomulgadas
—Será mejor que digas, pequeños, en plural, —bromeó Gareth, estirándose para
estrechar la mano de Jared primero, y la de Darian después mientras Lars hacía lo
mismo.
—¿Estás...?
—¿Estás segura?
—No, me lo dijo hace unos días, pero las cosas estaban muy agitadas, y no quise
que mis noticias eclipsaran su boda. Tenía náuseas matutinas y el príncipe calmó
mi estómago con su don de sanación. Luego me dijo... —Sus ojos se abrieron con
lágrimas de alegría mientras Lars tiraba de ella contra su amplio pecho dándole
confort—. Me dijo que tendría gemelos. Uno de cada uno de mis compañeros. Y
que ambos serán dragones negros.
Jared se sentó pesadamente, según parecía sus rodillas habían cedido ante la
sorprendente noticia, pero Darian y Adora estaban perplejos.
—Dragones Negros, ¡Loada sea la Madre! —Jared habló en voz baja desde su silla.
—¿Qué? —Adora lo miró en busca de respuestas, con los ojos brillando con
aprensión, y el estado de ánimo feliz, pero incierto. Darian sentía la misma
incertidumbre que reflejaba en sus bellos ojos. Él buscó la mirada de Jared para
encontrar respuestas, y se tranquilizó al ver la feliz expresión que encontró allí.
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El Club de las Excomulgadas
—Dar, ya que ahora eres parte de la familia, supongo que puedo confiarte el
secreto. —Jared miró a los dragones en busca de confirmación y ambos Kelzy y
Sandor asintieron con sus enormes cabezas mostrando su acuerdo—. Bien. Las
líneas reales de Draconia son descendientes de Draneth el Sabio.
—¿Qué tiene que ver la historia antigua con mis nietos? —quiso saber Adora. Jared
le tomó de la mano atrayéndola a su regazo con una sonrisa.
—Draneth se convirtió en parte dragón. Como lo son todos sus herederos. Tú,
—Draneth fue el primer dragón negro. Sólo los varones de sangre real tienen la
capacidad de cambiar de forma de humano a dragón y viceversa. De todos los
dragones en nuestro mundo, sólo ellos son de color negro.
—¿Mis nietos serán dragones? —Los ojos de Adora se dispararon a su hija con
entusiasmo.
—Dragones y humanos, igual que nosotras, sólo que podrán cambiar de uno a otro,
como el Príncipe Nico. Dijo que te lo mostró, mamá, como me lo mostró a mí. ¿No
es genial?
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El Club de las Excomulgadas
—Es increíble. —A Adora le temblaba la voz y su expresión era de asombro.
—¡Por los dioses! —Darian estaba sorprendido pero no sólo por escuchar acerca de
la inminente llegada de sus nietos, enterarse del secreto de la familia real de
Draconia de repente aclaraba todo lo que Lucan estaba tratando de hacer. Él miró
hacia donde estaba su nuevo compañero de combate—. Jared, esto es lo que Lucan
está tramando.
—¿Te refieres a lo que vimos en esa tienda de campaña con Venerai? ¿Crees que se
debía a que estaba tratando de emular a Draneth el Sabio?
—En su mente retorcida probablemente imagina que puede ser tan grande como
Draneth, que puede conquistar al mundo entero, con solo tener la fuerza de los
skiths de su parte.
—Lucan está loco. El año pasado trajo a una bruja del norte y se encerró con ella
durante más de un mes. Todos pensábamos que se estaba acostando con ella hasta
matarla, pero cuando salió, estaba igual que cuando llegó, y él es notoriamente
duro con sus parejas en la cama. Luego empezó a cancelar audiencias y desde
entonces ha estado en semi-retirado dentro del palacio. Sólo permite que lo vean
sus favoritos y ellos son quienes llevan y traen los mensajes y las órdenes. Aparece
en público sólo en raras ocasiones, y sólo cuando puede usar trajes ceremoniales
que escondan la mayor parte de su cuerpo, ahora que caigo en la cuenta.
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El Club de las Excomulgadas
—Probablemente peor. Venerai era normal la última vez que lo vi en el palacio,
hace sólo dos meses. Lo tuvieron que transformar en las últimas semanas. Lucan
estuvo con la bruja hace más de ocho meses. Odio imaginar cómo se verá ahora.
—Era el líder del ejército enemigo. Lo matamos cuando irrumpimos detrás de sus
líneas. Su piel había... cambiado de alguna forma. Estaba cubierto por algo como
escamas. Y sus ojos no eran humanos. Eran rasgados como los de los Skith.
Está por allá. Indicó apuntando con un ala hacia el saco ensangrentado que había en
Lars asintió solemnemente al tomar la horrible carga y caminar a paso rápido hacia
la salida, seguido por su compañero dragón, Rohtina. Darian descartó sus temores
por el porvenir, mientras regresaba a la pequeña reunión.
—Perdón por arruinar tu anuncio, Belora. Tus noticias son increíbles. Nunca pensé
que tendría en la familia pequeños con quienes jugar y a los cuales malcriar.
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—Son tus nietos, Darian. Espero que tú y Jared los mimen hasta malcriarlos.
Belora se rió.
—Y mamá no es demasiado vieja como para tener más hijos propios, sabes. Nos
tuvo a mis hermanas y a mí, cuando era apenas una niña.
Ellos se fueron un poco más tarde y Adora devolvió a Jared a la cama, a pesar de
sus protestas. Utilizó su don de sanación para tratar su hombro nuevamente,
cansándose un poco más de lo que quería, así que se recostó en el sofá fuera de la
recámara principal. Darian se le unió, acariciando su pelo, mientras compartían un
momento de silencio.
Adora bostezó con delicadeza y apoyó la cabeza en su muslo. Sus ojos miraban al
frente hacia el gran arenero donde Sandor y Kelzy descansaban después de regresar
de su viaje de caza.
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—Tuve dos niñas que fueron secuestradas cuando tenían diez inviernos. Después
de eso, Belora y yo nos escondimos en el bosque. Tuve tres niñas, Dar. Sólo pude
criar a una más allá de su décimo cumpleaños.
Él la acercó abrazándola.
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El Club de las Excomulgadas
No eres demasiado vieja para concebir. Al unirse con nuestra especie, los caballeros cosechan
los beneficios de una larga y extensa vida. Eres descendiente de Draneth el Sabio, y tu madre
se unió conmigo cuando eras apenas una niña. Vivirás tres o quizás cuatro vidas humanas
normales, igual que tus compañeros. Podrías tener muchos niños en ese tiempo, si decides
hacerlo.
Sandor levantó la cabeza enfrentándoles en su gentil manera. Princesa, una vez esta
tierra estuvo llena de dragones negros. Ha pasado mucho tiempo desde que nació uno y mi
clase empezaba a desesperarse. Ahora, con las noticias de Belora, tenemos una nueva
esperanza para tu raza, así como para la nuestra. Cualquier hijo tuyo, será una bendición
para nuestro mundo, Adora. Espero que consideres la posibilidad de tener al menos una
pareja de bebés con tus nuevos compañeros. Creo que también a ellos les haría felices.
Kelzy giró la cabeza para mirarle. La sangre real a menudo inspira nacimientos de
gemelos, igual que lo hace el apareamiento con dos caballeros. La Madre tiene una mano en
todo, Darian. A menudo bendice a los caballeros con gemelos, uno de cada caballero. Quizás
es su forma de equilibrar las cosas para que un compañero o el otro no se sientan excluidos.
—Tuve gemelas antes de Belora. —Una vez más la tristeza casi la abruma—.
Arikia y Alania, las llamamos.
—Eres un ser amable, Sir Sandor. Gracias por tratar de consolarme. Conservaré tus
palabras cerca de mi corazón.
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El Club de las Excomulgadas
Jared caminó hacia el sofá, rascándose alrededor de la herida en proceso de
cicatrización, cuidando de no acercarse demasiado a la piel adolorida alrededor del
agujero de flecha. Sintió la tensión en el aire mientras se acercaba a Darian y a su
pareja. Todavía no podía creer que Adora fuera suya..., de ambos. Con todo, no le
importaba compartir su amor con Darian. Se sentía bien sabiendo que Darian
estaría allí para ella, si la Madre de Todos decidía que era hora de que él dejara este
mundo.
Había estado terriblemente cerca cuando la flecha le dio. Unos pocos centímetros
más hacia un lado y le habría atravesado el corazón. Y eso sin contar que, si Darian
y Sandor no lo hubieran atrapado, la caída lo habría matado con toda certeza. Se
había librado ese día, y sólo podía especular la razón. Aparentemente, la Madre
todavía tenía trabajo para él allí.
—Le estaba contando a Darian acerca de mis hijas gemelas. —Ella se limpió la
humedad que se escapaba de sus ojos con una sonrisa nerviosa.
—Creo que eso fue un poco sorpresivo para ti, Dar. Me olvidé que quizás no
sabrías de ese aspecto de la unión con un dragón. —Él asintió hacia Sandor—.
Cientos de años para volvernos locos unos a otros. No puedo esperar. —Se rió
secamente mientras le hormigueaba el hombro.
—Y tiempo para tener más niños, —dijo Adora en voz baja, sorprendiéndole—. Si
los deseáis.
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El Club de las Excomulgadas
—¡Dulce Madre!
—¿Ahora a quién tomaron por sorpresa? —se burló Darian de él—. ¿O es que no
pensaste que Adora podría engendrar a nuestros hijos? Incluso podría estar ya
embarazada.
Jared sintió que la sangre abandonaba su rostro. Había perdido a su hijo y eso casi
lo había matado. No creía poder enfrentarse a una devastación semejante otra vez.
—Ahora estamos nosotros para protegerla, Jared. Dos fieros dragones y dos
guerreros, sin mencionar a los compañeros de su hija y sus compañeros dragones.
Nada le pasará a Adora o a cualquier niño que tuviéramos la bendición de procrear.
Jared sintió a Darian moviéndose alrededor de ellos, haciendo un lugar para todos
en el ancho sofá. Estaban a la intemperie, en medio del área común de su suite,
pero imagino que tendrían suficiente privacidad siempre y cuando no llegaran
invitados inesperados sin previo aviso.
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El Club de las Excomulgadas
Adora cayó sobre él con deleite mientras Darian se daba un festín en su vagina
empapada. Jared abrió los ojos lo suficiente como para ver la lengua de Darian
ahondar entre las piernas de Adora y él se estiró para apretar con una mano su
pecho oscilante. Ella gimió alrededor de su pene mientras él pellizcaba su pezón.
Levantó los ojos hacia los suyos con un brillo perverso mientras chupaba más
fuerte, utilizando la lengua de una manera que amenazaba con acabar con él.
Darian le empujo un poco hacia adelante cuando se alzó sobre su trasero inclinado,
para meter su pene duro en su interior con un profundo gemido de placer. Los
movimientos de bombeo dentro y fuera de su dulce vagina le hacían que moviera su
boca sobre la piel más sensible de Jared poniéndole aún más caliente.
Los tres se quedaron mudos por un buen rato, pero finalmente Darian salió de sus
estrechas profundidades, mientras ella lamía completamente el pene de Jared
dejándolo limpio. Adora apoyó la cabeza en el regazo de Jared y Darian bajó la
cadera hasta el sofá, tomándole sólo un momento acomodarse debajo de su delgado
y magníficamente desnudo cuerpo.
Los hombres cerraron los ojos a medida que recobraban el aliento, reclinando la
cabeza en el acolchado respaldo del sillón.
—¿Aún puedes pensar después de esto? Eres más hombre que yo, —Jared se echó a
reír acariciando el sedoso cabello de Adora mientras ella dormitaba ligeramente en
su regazo.
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El Club de las Excomulgadas
—Lucan mantiene a una mujer encadenada a su cama, pero ella no es su juguete
sexual. —Mantuvo su voz baja para no despertar a la saciada mujer en sus brazos—
Se rumora que es una curandera.
—¿Una curandera?
—He visto a la chica, Jared. Sólo una vez. Estaba delgada y sucia, pero tenía los
ojos verdes más luminosos que jamás había visto... hasta que conocí a Adora. —
Miró fijamente a la mujer suavemente dormida sobre ellos dos
—Esa pobre criatura podría ser una de las gemelas perdidas de nuestra dama.
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02 - La Guarida Fronteriza
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Cuando la guerra llega a la frontera, los caballeros y los dragones de la zona Fronteriza se levantan
para tal ocasión. Nuevos aliados se reúnen a su lado. El amor florece y crece incluso cuando el mal
invade la tierra. Los caballeros y los dragones deben ser firmes contra los ataques, la hermosa mujer
de sangre real les lleva esperanza, curación y amor.
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Próximamente
Dragón de Hielo
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