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La soberanía es el poder político supremo que corresponde a un Estado independiente.

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Índice

Concepto de soberanía
Etimológicamente, la palabra soberanía proviene de la voz latina “super omnia”, que
significa "sobre todo" o "poder supremo", que también tiene como sinónimo a la palabra
latina "principatus", que proviene de la voz latina "primus inter pares", que significa
"primero entre pares" o "principal".
Según la clásica definición de Jean Bodin, recogida en su obra de 1576 Los seis libros de
la República, soberanía es el «poder absoluto y perpetuo de una República»; y soberano
es quien tiene el poder de decisión, de dar las leyes sin recibirlas de otro, es decir, aquel
que no está sujeto a leyes escritas, pero sí a la ley divina o natural. Pues, según añade
Bodin, «si decimos que tiene poder absoluto quien no está sujeto a las leyes, no se hallará
en el mundo príncipe soberano, puesto que todos los príncipes de la tierra están sujetos a
las leyes de Dios y de la naturaleza y a ciertas leyes humanas comunes a todos los
pueblos».
Esta inicial definición muestra en síntesis la amplitud del concepto de soberanía, que,
como tal, viene perdurando a través del tiempo, aunque no exento de variaciones a lo
largo de la historia en su intento de justificar el devenir del sujeto de la soberanía (el
pueblo, la Nación, el Estado).
Thomas Hobbes suprimió la dependencia de la ley natural que Jean Bodin trazaba en su
definición de soberanía y constituyó al soberano en única forma de poder. De este modo,
en su tratado más famoso, Leviatán, publicado en 1651, justifica filosóficamente la
existencia del autoritarismo estatal. Si bien habría que precisar que la ley natural no es
ajena a las teorías de Hobbes.
La ley de la naturaleza y la ley civil se contienen una a otra, y son de igual extensión (…) Las leyes
de la naturaleza, que consisten en la equidad, la justicia, la gratitud y otras virtudes morales que
dependen de ellas, en la condición de mera naturaleza no son propiamente leyes, sino cualidades
que disponen los hombres a la paz y la obediencia. (...) La ley de la naturaleza es una parte de la ley
civil en todos los Estados del mundo (…) Cada súbdito en un Estado ha estipulado su obediencia a
la ley civil; por tanto, la obediencia a la ley civil es parte, también, de la ley de la naturaleza. La ley
civil y ley natural no son especies diferentes, sino parte distintas de la ley; de ellas, una parte es
escrita, y se llama civil; la otra no escrita, y se denomina natural.

Thomas Hobbes

En 1762, Jean-Jacques Rousseau retomó la idea de soberanía pero con un cambio


sustancial. El soberano es ahora la colectividad o pueblo, y esta da origen al poder
enajenando sus derechos a favor de la autoridad. Cada ciudadano es soberano y súbdito
al mismo tiempo, ya que contribuye tanto a crear la autoridad y a formar parte de ella, en
cuanto que mediante su propia voluntad dio origen a esta, y por otro lado es súbdito de
esa misma autoridad, en cuanto que se obliga a obedecerla.

Así, según Rousseau, todos serían libres e iguales, puesto que nadie obedecería o sería
mandado por un individuo, sino que la voluntad general tiene el poder soberano, es aquella
que señala lo correcto y verdadero y las minorías deberían acatarlo en conformidad a lo
que dice la voluntad colectiva. Esta concepción rusoniana, que en parte da origen a
la revolución francesa e influye en la aparición de la democracia moderna, permitió
múltiples abusos, ya que en nombre de la voluntad "general" o pueblo se asesinó y
destruyó indiscriminadamente. Generó actitudes irresponsables y el atropello a los
derechos de las minorías.
Frente a estas ideas, el abate Sieyès postuló que la soberanía radica en la nación y no en
el pueblo, queriendo con ello expresar que la autoridad no obrara solamente tomando en
cuenta el sentimiento mayoritario coyuntural de un pueblo, que podía ser objeto de
influencias o pasiones desarticuladoras, sino que además tuviera en cuenta el legado
histórico y cultural de esa nación y los valores y principios bajo los cuales se había
fundado. Además, el concepto de nación contemplaría a todos los habitantes de un
territorio, sin exclusiones ni discriminaciones. Sieyès indica que los parlamentarios son
representantes y no mandatarios, ya que estos gozan de autonomía propia una vez han
sido electos y ejercerán sus cargos mediando una cuota de responsabilidad y objetividad
al momento de legislar; en cambio los mandatarios deben realizar lo que su mandante le
indica, en este caso el pueblo.
Así, de Rousseau nace el concepto de soberanía popular, mientras que del abate
Sieyès nace el de soberanía nacional. Ambos conceptos se dan indistintamente en las
constituciones modernas, aunque después de la Segunda Guerra Mundial ha retomado
con fuerza el concepto de soberanía popular que se mira como más cercano al pueblo, el
cual se supone que actualmente tiene un grado de cultura cívica y moderación mucho más
alto que en el tiempo de la toma de la Bastilla en 1789.

También la palabra soberanía se conceptualiza como el derecho de una institución política


de ejercer su poder. Tradicionalmente se ha considerado que son tres los elementos de la
soberanía: territorio, pueblo y poder. En el derecho internacional, la soberanía es un
concepto clave, referido al derecho de un estado para ejercer sus poderes.

SOBERANÍA NACIONAL
Detalle del monumento a la Constitución de 1812 en Cádiz, la primera de España, que establecía la
Soberanía nacional.

La soberanía nacional es un concepto que le da todo el poder a la nación, es decir, a los


ciudadanos. Estos dejan constancia en la constitución que le ceden el poder al Estado.
Ahora el rey se convierte en un mero representante ideológico surgido de la teoría
política liberal, que puede remontarse a Locke y Montesquieu (finales del siglo
XVII en Inglaterra, siglo XVIII en Francia). Hace pertenecer la soberanía a la nación, una
entidad abstracta y única, vinculada normalmente a un espacio físico (la "tierra patria"), a
la que pertenecen los ciudadanos presentes tanto como los pasados y futuros, y se define
como superior a los individuos que la componen. El mismo concepto de ciudadano (sujeto
de derechos, en igualdad de derechos con los demás miembros de la nación, y
no súbdito u objeto pasivo de pertenencia a una entidad política que se le impone) está
asociado al principio de soberanía nacional. En la teoría clásica, la soberanía nacional se
traduce en un régimen representativo, porque la nación no puede gobernarse a sí misma
directamente (ni siquiera en los sistemas de democracia directa, dada la imposibilidad de
reunir de hecho a la "nación entera"). La simple mayoría del pueblo (concepto también
difuso, pero más equivalente al conjunto de los habitantes de una nación) no es
necesariamente la voluntad de la nación, si esta es superior a los ciudadanos individuales.
Al tomar el cuerpo civil como un cuerpo político organizado, con vida propia y necesidades
comunes, se acuña el término soberanía nacional en la Revolución francesa (1789)
desgajando el individuo de la capacidad individual de decisión y portándolo al cuerpo
nacional. En los debates previos, fue notable la aportación del abate Sieyès con su
panfleto Qué es el Tercer Estado, en que identificaba los intereses de éste (el Tercer
Estado o también, los no privilegiados, en la práctica la burguesía), con los de la nación
francesa. La formulación que se acuñó en el artículo 399 de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano determinó que "toda soberanía reside
esencialmente en la nación". Así la soberanía nacional se concebirá como una, indivisible
e inalienable, que no puede confundirse con los individuos que la conforman.
Al conformar así el concepto, el individuo es parte de la nación, pero ésta es un todo que
no le representa directamente. No será pues automática la aplicación del sufragio
universal igual para todos y con poder de decisión, tal como se pretenderá con el concepto
de soberanía popular.

CONCEPTO DE SOBERANÍA
Antes de entrar de lleno a la definición del término soberanía es importante que
llevemos a cabo la determinación del origen etimológico del mismo. En este
sentido, hay que subrayar que se encuentra en el latín y más concretamente en
la unión de varios elementos.
Así, está formado por la suma de super (encima) más el sufijo anus, que puede
traducirse como procedencia, y del sufijo ia. Partiendo de ello podríamos
determinar que el significado, por tanto, de dicho concepto es el de la cualidad
que tiene el soberano, es decir, aquel que tiene autoridad sobre el resto.
El concepto de soberanía puede entenderse de distintas maneras según el
enfoque elegido. Dentro del ámbito de la política, la soberanía está asociada al
hecho de ejercer la autoridad en un cierto territorio. Esta autoridad recae en el
pueblo, aunque la gente no realiza un ejercicio directo de la misma sino que
delega dicho poder en sus representantes.
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) también define al concepto
de soberanía como la máxima autoridad dentro de un esquema político y al
soberano como el ser superior dentro de una entidad que no es material.
Por ejemplo: “Argentina volvió a reclamar la soberanía sobre las Islas
Malvinas”, “No podemos decir lo que hay que hacer en un territorio sobre el que
no tenemos soberanía”, “El presidente centroamericano prefirió no hacer
declaraciones sobre el conflicto ya que dijo no tener intención de involucrarse en
la soberanía de un país extranjero”.
En este sentido es importante que subrayemos que existen una serie de
diversos tipos de soberanía. Así, nos encontramos con la soberanía nacional que
es la que establece que el poder está en manos del pueblo y que este se ejerce a
través del conjunto de órganos de tipo constitucional que son representativos
de aquel citado pueblo.
De esta manera, un ejemplo ocurre en España. En este país se establece en su
Carta Magna, y más exactamente en su artículo 1.2, se establece que la
soberanía nacional reside en el pueblo español y que precisamente de él es de
donde nacen los poderes respectivos del Estado.
Jean Jacques Rousseau sostuvo que quien tiene el derecho a ejercer soberanía
siempre es el pueblo. Sin embargo, cada individuo se enfrenta a la dualidad de
actuar como soberano pero también como súbdito de manera simultánea. Las
personas se involucran a la hora de crear la autoridad mientras que, a la vez,
están sometidas a esa misma autoridad que ayudaron a desarrollar.
Estas características hacen, para Rousseau, que todos los ciudadanos sean
iguales y puedan conducirse con libertad. No hay una persona específica que
mande, sino que las órdenes son emanadas de un sujeto sin determinar que
viene a representar la voluntad de la gente.
En el ámbito del derecho internacional, se conoce como soberanía al derecho
que ostenta un Estado para concretar el ejercicio de sus poderes. La violación de
la soberanía de un país puede tener trágicas consecuencias, entre ellas el inicio
de un conflicto bélico.
Además de todo lo citado, podemos determinar que soberanía es una palabra
que en la antigüedad se empleaba como sinónimo de soberbia o de orgullo. Una
acepción esta que, en cierta medida, va en consonancia con el término
soberano con el que está en relación, que era el que “estaba por encima del
resto”.

Qué es Soberanía:
El término soberanía proviene del latín y está formado por varias partes, sober-, que
significa encima, el sufijo -anus, que se traduce como procedencia, y el sufijo -ia.
Así, podemos decir que la soberanía es la calidad de soberano, es el derecho, la
cualidad o el poder que tiene el soberano, siendo este la excelencia, la máxima
autoridad o la alteza suprema y absoluta que tiene autoridad sobre todo lo demás, es
el que está por encima del resto. La soberanía también es la superioridad no superada
en cualquier orden inmaterial, por ejemplo, la superioridad o soberanía mostrada por el
corredor en una carrera.

En política, el soberano es el ser superior que tiene el poder de decisión, de imponer


leyes sin recibirlas de otro, por tanto, no está sujeto a las leyes escritas, pero sí a la ley
divina o natural, según Jean Bodin en 1576. Luego, Thomas Hobbes en 1651
constituyó al soberano en la única forma de poder y, por tanto, la soberanía de este no
dependía de la ley divina o natural. Más tarde, en 1762, Jean-Jacques Rousseau
definió soberanía como un poder del pueblo, es la denominada soberanía popular,
aunque cada individuo será soberano y súbdito al mismo tiempo haciendo iguales y
libres a todos los ciudadanos.

La soberanía es la autoridad más elevada o suprema donde reside el poder político y


público de un pueblo, una nación o un Estado, sobre su territorio y sus habitantes. Por
tanto, la soberanía es la independencia de cualquier Estado para crear sus leyes y
controlar sus recursos sin la coerción de otros Estados. Por ejemplo, en algunos
gobiernos, como en España, la soberanía reside en el pueblo, según la constitución
española, del que emanan todos los poderes del Estado, a través de representantes
elegidos por votación. Esta soberanía es la denominada soberanía nacional.

Vea también el significado de Territorio.

La violación de la soberanía de un país o de un Estado puede tener trágicas


consecuencias, como el inicio de un conflicto bélico.

En términos de conquista y externos a un país, la soberanía es el dominio o el gobierno


que un pueblo o una nación ejerce sobre sí mismo, oponiéndose al gobierno impuesto
por otro pueblo u otra nación.

También existe la soberanía alimentaria, que es el poder, la capacidad o la facultad de


cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias con el objetivo
para el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria.

Definición de Soberanía
La soberanía, proveniente del Latín “superanus” que significa, “super” encima, más y “anus”,
el cual es un sufijo que denota pertenencia, relación y procedencia, es decir entonces que la
soberanía se refiere a una persona que tiene autoridad sobre otra.
La soberanía, es la cualidad que posee una persona con autoridad. La soberanía representa
una facultad de mando, poder y control que posee una persona o entidad sobre un sistema de
gobierno, territorio o una población. Este concepto puede tener dos puntos de vista,
uno interno en el cual la soberanía se asocia con un poder de un determinado estado o
persona sobre su territorio o población, y en el aspecto externo hace alusión a la
independencia del poder que ejerce un estado o persona en otros.

Este concepto se origina en la edad media, mediante la lucha de tres poderes existentes
como la Iglesia la cual intentó subordinar al estado, El Imperio Romano quien no quiso
reconocer a otros estados como iguales y los grandes testaferros de la época quienes se
sentían poderosos e independiente del estado.

Existen diversos tipos de soberanía entre las cuales encontramos:

Soberanía nacional, es el poder que tiene el estado sobre su territorio donde ninguno es
superior a él, es decir la soberanía nacional le permite a un país ser un territorio independiente
e inviolable.

Soberanía popular o también conocida como la soberanía del pueblo, es aquella que se
establece únicamente en el pueblo, esto indica que los ciudadanos son los que componen los
poderes públicos, los cuales pueden ser ejercidos por algún representante o de manera
directa.

Aunque el pueblo no gobierna de manera directa, tiene el derecho de participar de alguna


forma en el gobierno, en el aspecto de que los ciudadanos manifiesta su voluntad en la
elección de las autoridades nacionales regionales o municipales mediante el sufragio.

Soberanía alimentaria, es el derecho o la capacidad que tiene cada nación a la hora de


establecer sus propias políticas agrarias y alimentarias. El objetivo de esta soberanía es
desarrollar los diversos productos, y garantizar la seguridad alimentaria de la nación.

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