2
ÍNDICE DE CONTENIDOS
1. Introducción
5. Mantenimiento anestésico
6. Manejo de la hipoxemia
7. Consideraciones especiales
8. Bibliografía
3
1. INTRODUCCIÓN
Las indicaciones y técnicas en cirugía torácica evolucionan constantemente. Las
indicaciones habituales incluyen el tratamiento de procesos tumorales torácicos
(principalmente pulmonares y esófago), traumas torácicos y tumores mediastínicos, así
como procesos diagnósticos como broncoscopias, mediastinoscopias y biopsia
pulmonar abierta. Las técnicas anestésicas para la exclusión pulmonar han permitido el
perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas hasta el punto de que cada vez más
procedimientos se realizan de manera toracoscópica, disminuyendo la morbimortalidad
peri y postoperatoria.
❖ El paciente despierto
La relación ventilación/perfusión sigue preservándose con el
paciente en ventilación espontánea. El pulmón en decúbito recibe
mayor perfusión por los efectos de la gravedad, pero también
mayor ventilación principalmente debido a una mayor contracción
de ese hemidiafragma.
❖ Inducción anestésica
El pulmón superior recibe mayor ventilación y el inferior mayor
perfusión, empezando aquí el desajuste de Ventilación/Perfusión.
❖ Ventilación Mecánica con presión positiva
La ventilación mecánica con presión positiva favorece la
ventilación del pulmón superior debido a que tiene mayor
compliance que el inferior. El bloqueo neuromuscular intensifica
este efecto, permitiendo que el contenido abdominal ascienda
contra el hemidiafragma inferior, dificultando la ventilación del
pulmón inferior. Además, la apertura del tórax correspondiente al
pulmón superior todavía acentúa más las diferencias de
compliance entre los dos pulmones (2). Todo ello empeora las
relaciones de Ventilación/Perfusión, aumentando el riesgo de
hipoxemia.
b. Neumotórax abierto
4
Cuando una parte del tórax se abre, se pierde la presión negativa ejercida
por la pleura y el tejido elástico pulmonar tiende a retraerse y, por lo tanto, a
colapsarse. La ventilación espontánea con un neumotórax abierto en
decúbito lateral da lugar al fenómeno de respiración paradójica y al
desplazamiento mediastínico. Sin embargo, en ventilación mecánica con
presión positiva el pulmón con neumotórax abierto goza de una mayor
compliance que el inferior, lo que hay que tener en cuenta por el riesgo de
hiperinsuflación, sobre todo en las maniobras de reexpansión pulmonar.
c. Ventilación unipulmonar
El colapso intencionado del pulmón del lado de la cirugía facilita los
procedimientos quirúrgicos, pero incrementa la dificultad del manejo
anestésico.
Debido a que el pulmón colapsado continúa siendo perfundido pero no está
siendo ventilado, se desarrolla un shunt derecha-izquierda intrapulmonar (del
20 al 30% aproximadamente) (4). Durante la ventilación unipulmonar, la
mezcla de la sangre no oxigenada del pulmón colapsado con la oxigenada
del pulmón ventilado aumenta el gradiente alveolo-arterial de oxígeno
(indicador global de la capacidad del pulmón como intercambiador de gases)
y frecuentemente aparece la hipoxemia. Afortunadamente, el flujo sanguíneo
hacia el pulmón no ventilado disminuye debido a la vasconstricción
pulmonar hipóxica y posiblemente también debido a la compresión
producida por el acto quirúrgico en sí (5).
5
3. TÉCNICAS PARA VENTILACIÓN UNIPULMONAR
Las indicaciones para la necesidad de ventilación unipulmonar son varias (7):
o Procesos quirúrgicos: Resecciones pulmonares,
toracoscopia, cirugía de esófago, aneurisma de aorta
torácica, transplante unipulmonar.
o Situaciones clínicas como infección o sangrado
confinado a un solo pulmón, fístulas broncopleurales,
disrupción traqueobronquial o patología pulmonar que
afecte a un solo pulmón (8).
Para ello, se pueden emplear tres técnicas (9): un tubo de doble luz, un tubo orotraqueal
convencional junto con un bloqueador bronquial y la inserción de un tubo orotraqueal
convencional en un bronquio principal.
a. Tubo de doble luz.
o Tallas
La adecuada selección del tamaño del tubo es mucho
más importante que para los tubos de una sola luz,
debido a que una dimensión mayor puede ocasionar
trauma traqueobronquial y un tubo más pequeño
facilita el desplazamiento del balón bronquial. El
tamaño ideal es el que produzca el sellado del
bronquio con el balón bronquial inflado
completamente.
6
Diámetro traqueal Tamaño del tubo (fr)
(mm)
<15 35
15-16 37
17-18 39
>18 41
Tabla 1. Tamaño del tubo según el diámetro traqueal.
Consideraciones anatómicas
Las principales diferencias anatómicas entre el
bronquio derecho y el izquierdo son (12):
o El bronquio derecho tiene un diámetro mayor y
sale de la tráquea con un ángulo menos agudo
que el izquierdo, el cual está más horizontal.
o Del bronquio derecho salen tres bronquiolos
para el lóbulo superior, medio e inferior,
mientras que del izquierdo salen dos, el
superior y el inferior.
o El orificio de salida del bronquiolo para el lóbulo
superior derecho está aproximadamente entre
1 y 2,5 cm de la carina, mientras que la
bifurcación del bronquio principal izquierdo está
a unos 5 cm distal a la carina. Existen
variaciones anatómicas, como por ejemplo que
el bronquiolo superior derecho nazca
directamente desde la tráquea.
Debido a estas variaciones anatómicas en algunas
ocasiones existirá dificultad para ventilar el lóbulo
superior derecho con los tubos de doble luz
derechos. Por este motivo, es aconsejable usar un
tubo de doble luz izquierdo, el cual se puede usar
para casi todos los procedimientos
independientemente del lado en el que ocurre la
cirugía (13). Sin embargo, existen algunas
situaciones en las que el uso de un tubo de doble
luz derecho está recomendado (5):
o Cuando la anatomía del bronquio principal
izquierdo está distorsionada por una masa intra
o extrabronquial.
o Compresión del bronquio principal izquierdo
por un aneurisma de aorta torácica.
7
o Para la realización de una neumonectomía
izquierda.
o Para trasplante unipulmonar izquierdo.
Campos y cols (14) demostraron que, aunque el
uso de los tubos de doble luz derechos está
recomendado sólo cuando están indicados, su
empleo no aumenta el riesgo de colapso del lóbulo
superior derecho cuando se compara con los tubos
de doble luz izquierdos en toracotomías izquierdas.
8
Se debe comprobar la correcta colocación del tubo de
doble luz mediante un protocolo preestablecido, y
confirmarlo, siempre que sea posible, con el
fibrobroncoscopio. Hay varios momentos para usar el
fibrobroncoscopio: durante la introducción,
inmediatamente después de la intubación o después
de que el paciente haya sido colocado en decúbito
lateral. Una buena opción es, tras una auscultación
satisfactoria, verificar la posición con el
fibrobroncoscopio tras colocar al paciente en decúbito
lateral para la cirugía. La evidencia actual sugiere que
la auscultación sola es un método poco fiable para
confirmar la posición del tubo. En un estudio (17)
encontraron que, cuando se usó el fibrobroncosopio
para confirmar la posición del tubo, el 78% de los
tubos izquierdos y 83% de los derechos tuvieron que
ser recolocados.
Cuando existen problemas para la intubación con
laringoscopia o videolaringoscopio con un tubo de
doble luz, o en el caso de una intubación difícil, puede
realizarse una intubación con un tubo orotraqueal de
una sola luz, siguiendo el protocolo correspondiente,
e intercambiándolo más tarde por el tubo de doble luz
usando un intercambiador.
o Complicaciones:
La complicación más temida y fatal es la ruptura de la
vía aérea. Existen varios factores que predisponen a
ella:
o Inserción forzada del tubo.
o Sobredistensión del balón o tubo bronquial por
óxido nitroso.
o Reposicionar el tubo con los balones inflados.
o Patologías preexistentes de la vía aérea.
b. Tubo orotraqueal de una sola luz con un bloqueador bronquial (19) (20)
9
Los bloqueadores bronquiales son dispositivos inflables que se introducen a
través de un tubo de una sola luz para bloquear selectivamente un orificio
bronquial. La ventaja principal es que se introducen a través de los tubos
convencionales, sin necesidad de cambiar el tubo al final de la cirugía si el
paciente precisa seguir intubado en el postoperatorio, lo que puede ser útil
en pacientes con vía aérea difícil. Sus desventajas: el aislamiento no es tan
bueno como con los tubos de doble luz, el pulmón bloqueado se colapsa
lentamente, tienden a desacoplarse con más frecuencia
intraoperatoriamente y no permiten el acceso al pulmón no ventilado para
succión, verificar la posición o ayudar a desinflarlo.
❖ Tubo Univent
10
que se observe la punta, después se dirige hacia el bronquio
principal deseado. Se puede aplicar succión a baja presión para
facilitar el colapso pulmonar. Las posibles complicaciones son:
o Incapacidad para conseguir el aislamiento pulmonar
por anormalidades anatómicas o dificultad en
conseguir un sellado adecuado del bronquio.
o Edema pulmonar por presión negativa, tras succionar
el pulmón no dependiente.
❖ Bloqueador de Arndt
❖ EZ-Blocker
11
hipoxemia a los pocos días de la cirugía, con infiltrados alveolares difusos en la
radiografía simple de tórax, siendo los cambios radiológicos peores en el pulmón no
operado y ventilado (22). Afortunadamente, la lesión pulmonar aguda tras resección
pulmonar es infrecuente (incidencia de 2,5% en todas las resecciones pulmonares,
hasta un 7,9% tras neumectomía) pero cuando aparece tiene un riesgo de
morbimortalidad mayor al 40%. Esta estrategia de “ventilación protectora” incluye (23)
(24):
o El uso de bajos volúmenes corrientes (6-8
ml/Kg) con una mayor frecuencia respiratoria si
fuese necesario para mantener adecuados
volumen-minuto.
o Uso de PEEP (5-10 cm de agua).
o FiO2 entre 50% y 80%.
o Bajas presiones ventilatorias (presiones
plateau menores a 25 cm de agua y presiones
pico menores a 35 cm de agua).
o Hipercapnia permisiva.
El uso de bajos volúmenes corrientes puede dar lugar a colapso alveolar, atelectasias e
hipoxemia. El colapso alveolar se puede evitar con el uso de PEEP y maniobras de
reclutamiento. Hay que tener en cuenta que, aunque la PEEP previene el colapso
alveolar, puede causar una disminución en la oxigenación al reducir la perfusión del
pulmón ventilado, incrementando el shunt. Por lo tanto, la PEEP debe ser ajustada y
personalizada a cada paciente. Los pacientes con patología obstructiva pueden
desarrollar PEEP intrínseca, por lo que en estos pacientes la aplicación de PEEP
externa puede dar lugar a niveles impredecibles de PEEP total.
Aunque tradicionalmente se ha aconsejado el uso de FiO2 elevadas, incluso del 100%,
cada día es mayor la evidencia que demuestra la toxicidad del oxígeno tanto
experimental como clínicamente (25). Aunque no hay evidencia clara de que la
evolución de los pacientes sea peor al usar FiO2 del 100%, las recomendaciones
actuales son de utilizar la FiO2 necesaria para mantener saturaciones de oxígeno por
encima del 90%, especialmente en aquellos con alto riesgo de desarrollar lesión
pulmonar aguda.
A pesar de que tampoco hay evidencia de que un modo de ventilación u otro sea mejor,
la ventilación controlada por presión puede disminuir el riesgo de barotrauma al limitar
las presiones pico y plateau en la vía aérea, y las curvas de flujo tienen una distribución
más homogénea del volumen corriente, mejorando la ventilación del espacio muerto
(25). Tugrul et al (26) estudiaron 48 pacientes anestesiados para cirugía torácica en los
que aplicaron aleatoriamente y de modo sucesivo ventilación controlada por presión
(PCV) y ventilación controlada por volumen (VCV) al pulmón dependiente durante la
fase de aislamiento pulmonar (con bloqueador Univent), ajustando con ambas técnicas
un volumen tidal de 10 ml/kg. Aunque no hallaron diferencias significativas en los
parámetros hemodinámicos, con la PCV obtuvieron una reducción significativa en las
presiones pico y meseta (sin variación en la presión media), así como un menor
porcentaje de shunt. Esta mejora la atribuyen en parte, a la menor compresión vascular
del pulmón dependiente por las menores presiones pico, lo que probablemente mejoró
la circulación en ese pulmón, pero fundamentalmente por una mejora de la distribución
gaseosa. Los pacientes más beneficiados fueron aquellos con menor FEVI.
Al final de la cirugía, el pulmón operado debe ser reinflado gradulamente con presiones
pico inspiratorias menores a 30 cm de agua para impedir la dehiscencia de suturas.
Durante el reinflado puede ayudar el clampar el lumen del pulmón ventilado durante la
cirugía, para evitar la sobredistensión.
Es recomendable realizar gasometrías arteriales periódicas para asegurar una
adecuada ventilación. El CO2 espirado puede no ser fiable debido al espacio muerto,
que suele estar incrementado en la ventilación unipulmonar.
12
5. MANTENIMIENTO ANESTÉSICO
❖ Bloqueos paravertebrales
Muy eficaz a nivel torácico, existiendo también la posibilidad de la
colocación de un catéter a ese nivel para la administración intra y
13
postoperatoria de anestésicos locales y opioides, aunque se
requieren dosis más elevadas que en la administración epidural.
❖ Bloqueo intercostal
En cirugía endoscópica u otros procedimientos menores la
realización de un bloqueo intercostal con una única punción
administrando volúmenes amplios de anestésico local (alrededor
de 20 ml) antes de la cirugía es también eficaz, disminuyendo las
necesidades de opioides y analgesia complementaria en el
postoperatorio. El mayor riesgo de esta técnica, el neumotórax, es
desdeñable en esta situación ya que debido al procedimiento
quirúrgico se dejarán drenajes torácicos.
7. CONSIDERACIONES ESPECIALES
14
Los mínimos valores preoperatorios de FEV1
generalmente aceptados son: neumonectomía,
superior al 55%; lobectomía, superior al 40% y
resección en cuña superior al 35% del valor predicho
(29).
o El intercambio gaseoso se evalúa con la capacidad de
difusión del monóxido de carbono. Una difusión de
monóxido de carbono postoperatoria menor al 40%
está relacionada con un incremento en las
complicaciones cardiorrespiratorias.
o La función cardiorrespiratoria se puede evaluar
fácilmente con un test de subir y bajar escaleras. Los
pacientes capaces de subir dos o tres pisos de
escaleras presentan una reducción en la
morbimortalidad postoperatoria. Por otra parte, la
imposibilidad de subir dos pisos de escaleras está
asociada con un incremento de la morbimortalidad
perioperatoria. En estos pacientes con poca tolerancia
al ejercicio se debe realizar un ecocardiograma para
evaluar la función cardiaca y descartar la presencia de
cor pulmonale (5).
c. FÍSTULA BRONCOPLEURAL
15
8. BIBLIOGRAFÍA
16
21. Ishikawa S, Lohser J. One-lung ventilation and arterial oxygenation. Curr Opin
Anaesthesiol 2011 Feb:24(1):24-31
22. Sutherasan Y, D’Antini D, Pelosi P. Advances in ventilator-associated lung
injury: prevention is the target. Expert Rev Respir Med. 2014 Apr:8(2):233-48
23. Gama de Abreu M, Heintz M, Heller A, Szechenyi R, Albrecht DM, Koch T.
One-lung ventilation with high tidal volumens and zero positive end-expiratory
pressure is injurious in the isolated rabbit lung model. Anest Analg 2003
Jan:96(1):220-8
24. Grichnik K, Shaw A: Update on one lung ventilation: the use of continuous
positive airway pressure ventilation and positive end expiratory pressure
ventilation – clinical application. Curr Opin Anaesthesiol 2009;22:23
25. Lohser J: Evidence-based management of one lung ventilation. Anesthesiol
Clin 2008;26:241
26. Tugrul M, Camci E, Karadeniz H, Sentürk M, Pembeci K, Akpir K. Comparision
of volume controlled with pressure controlled ventilation during one-lung
anaesthesia. Br J Anaesth 1997 Sep:79(3):306-10
27. Mugabure Bujedo B, González Santos S, Uría Azpiazu A, Torán García L.
Actualizaciones en el manejo clínico de los opioides espinales en el dolor
agudo postoperatorio. Rev Soc Esp Dolor 2012; 19(2): 72-94.
28. Parramon F, García Ch, Gambús P, Vilaplana J, Aragonés N, Villalonga A. La
analgesia postoperatoria controlada por el paciente es más efectiva con
metadona epidural que con metadona endovenosa en la cirugía torácica. Rev
Esp Anestesiol Reanim 2003; 50: 326-331
29. Conejo E, Heredia M, Miñambres MA, Buisán F. Anestesia en Cirugía torácica.
En: Buisán F. Anestesiología y Reanimación. Una guía práctica. 1ª ed. España:
Arán; 2014. P 243
30. Karzai W, Schwarzkopf K. Hypoxemia during one-lung ventilation: prediction,
prevention, and treatment. Anesthesiology 2009 Jun:110(6):1402-11
31. Slinger P, Johnston M: Preoperative assessment: an anesthesiologist’s
perspective. Thorac Surg Clin 2005;15:11
17