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FILOSOFAR SIN SANTIAGO

REFLEXIONES A PARTIR DE LA DESAPARICIÓN DE


SANTIAGO MALDONADO

Maximiliano Román

Nicolás Nahuel Carrea

Horacio Duarte

Nina Spielrein

Fotografías: César Carrillo

1
Hay épocas en que la filosofía se espanta de las almas
benditas y de los espíritus sin mácula que cuentan
estrellas ante las sombras del río.

Hay épocas en que la filosofía pierde la buena medida,


el buen tono, la buena contemplación, el buen amor,
el buen humor, la buena razón y el buen apetito
con que los cuerpos abren las puertas del destino.

Hay épocas en que la filosofía llora en la noche


con lágrimas de niño y dice adiós a la belleza
sin estrépito, y corre hacia el infierno
con botas de gigante para sus pies deshechos.

Hay épocas en que la filosofía no duerme


entre las sábanas almidonadas de la cultura,
debe buscársela sonámbula y a los tumbos, casi ciega,
entre tiros y gritos y pájaros de mal agüero,
en noticias policiales.

Hay épocas en que la filosofía sólo conoce las prácticas


subversivas y los métodos piqueteros
(la cosa es: tomar por asalto el palacio de verano y
el de invierno,
o cortar las rutas o cubrir de humo negro el cielo,
o morir de pobre,
en la soledad del silencio,
como los elefantes mueren en los bordes de la selva).

Entonces la filosofía anda sin brújula, a saltos de mata,


de un lado a otro, del mar a la meseta, mientras el otoño
nos envuelve con su luz dorada
y sólo cambia que uno está más viejo.

Hay épocas en que la filosofía se plantea una última cuestión:


¿Cuando lleguen lxs filósofxs del mañana,
lxs que anuncian la alegría,
tendremos algo más para recibirlos
que tumbas de inocentes sin justicia
y la moneda de la vida jugada a cara o cruz?

ÉPOCAS (adaptación de un poema de Vicente Zito Lema)

2
3
FILOSOFAR
SIN
SANTIAGO
Maximiliano Román*

C
omo quien tira una piedra al agua -sin saber
muy bien el resultado, pero con la necesidad
de hacerlo- propuse una convocatoria a lxs
compas del Encuentro Nacional de Filosofía (un espacio
autónomo de práctica filosófica iniciado hace ya 10 años a
partir de la necesidad de construir una alternativa a los
Congresos filosóficos academicistas). La propuesta giraba
en torno a la desaparición de Santiago Maldonado y
proponía plasmar por escrito algunas reflexiones,
interrogantes o debates que fueron surgiendo al calor de los
reclamos por aparición con vida, verdad y justicia. Sentía

*
Profesor de Filosofía. Docente en la Facultad de Humanidades y Ciencias
Exactas de la Universidad Nacional del Nordeste. Integrante del Grupo de
Investigación sobre Conflictos Sociales (GrICSo). Militante de la Asociación
de Docentes e Investigadores de la UNNE.

4
que, además de poner el cuerpo en las manifestaciones,
desde nuestro lugar de estudiantes o docentes de Filosofía,
debíamos aportar nuestro granito de arena a la
comprensión de lo que estaba pasando en el marco de una
perspectiva socialmente transformadora e incorporar a la
agenda de temas filosóficos un hecho paradigmático como
lo es una desaparición forzada en pleno siglo XXI.
El mecanismo de desaparición de personas en
democracia, no es algo nuevo. Sin embargo, entiendo que
la desaparición de Santiago marca la nueva sensibilidad de
nuestra época por la cantidad de traumas sociales que
vieron luz a medida que se instalaba el tema en la “opinión
pública”: la falta total de empatía y la justificación de una
desaparición forzada, el rol actual de las fuerzas de
seguridad (y, podría pensarse, de las fuerzas armadas), el
cínico negacionismo de los funcionarios (y su réplica en el
“ciudadano común”), los debates por la unidad del campo
popular, la cuestión mapuche y la negación de lo indígena
en Argentina, la lucha por la tierra y la extranjerización del
territorio, el carácter político de la educación y el
“adoctrinamiento” (a partir de los cuadernillos y las
actividades educativas propuestas por CTERA), la
significación de la última dictadura cívico-militar, el
terrorismo de Estado y las desapariciones, entre muchas
otras. Algunos de estos tópicos ya venían siendo planteados
desde una perspectiva reaccionaria por el oficialismo.
Ahora parecía verse su sedimentación social. O al revés: el
macrismo como forma política de una base social
derechizada. Frente a este avance conservador, la batalla en
el campo de las ideas no es menor y la Filosofía (lxs
filósofxs) que se pretenda transformadora no debe dejar de
enfrentarlo con todo el arsenal teórico disponible. Por eso,

5
preguntamos ¿cómo hacer filosofía sin Santiago
Maldonado?
¿Cómo filosofar sin Santiago? ¿Cómo hacerlo
después de su desaparición, de su desesperada búsqueda y
de la certeza de su asesinato? ¿Qué impacto tiene en
nosotrxs, en nuestros cuerpos, en nuestra filosofía un hecho
de esta naturaleza? Adorno se preguntaba después de la
Segunda Guerra Mundial cómo educar después de
Auschwitz.1 Feinmann, en un mecanismo de sustitución
similar al que utilizamos aquí para el poema de Zito Lema,
trasladaba el interrogante al ámbito nacional preguntando
cómo educar después de la ESMA.2 Lo imperativo para ellos
es hacerlo de tal manera que podamos impedir su
repetición. Los hechos que por su horror son inaprensibles
imponen agenda. O deberían, si es que no queremos que
vuelvan a pasar. Se trata de un ejercicio permanente de
memoria, contra la impunidad y el olvido. Como los
escraches de la agrupación Hijos contra represores sin
condena. ¿Cuáles serían, en Filosofía, nuestros “escraches”?
Filosofar sin Santiago es entonces, ante todo, un
mandato: poner como primera prioridad en la agenda de la
Filosofía a la desaparición forzada de un anarquista
solidario con las luchas territoriales de los pueblos
originarios. De otro modo, no sólo estaríamos siendo
indiferentes al terrorismo de Estado, lo que es de por sí
grave, sino que también estaríamos siendo cómplices de su
reindicencia. Para eso, dice Adorno, es necesario indagar

1
ADORNO, Theodor. “La educación después de Auschwitz”. En: Delito y
Sociedad. Vol. 2, Num. 3 (1993). Pp. 39-52
2
FEINMANN, José Pablo. “Adorno y la ESMA”. En: Página/12. 30/12/2000.
Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/2000/00-12/00-12-
30/contrata.htm

6
cómo fue posible y qué hacer para impedir su repetición.
¿Cuáles fueron las condiciones de posibilidad de la
desaparición y asesinato de Santiago Maldonado? Mientras
sigan vigentes, la sombra de la desaparición se proyectará
sobre nuestro pasado y sobre nuestro futuro. Así lo
entendió el represor Alfredo Astiz al expresar públicamente
que “la guerra contra el terrorismo no se gana, es una guerra
sin tiempo”.3 Las desapariciones del presente se vinculan a
las desapariciones del pasado en una reinterpretación que
justifica la última dictadura cívico-militar. “Tampoco los
muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste
venza” profetizaba Benjamin.4 Del mismo modo es posible
preguntarse si existe una continuidad en el sentido común
reaccionario instalado por la dictadura y por la forma que
adoptó en nuestro país la “transición democrática”.
Hay que combatir esa insensibilidad que, señala
Adorno, hace a los seres humanos capaces de ejercer
cualquier tipo de atrocidad contra otros seres humanos. Esa
insensibilidad, agregamos, que los hace justificar cualquier
tipo de atrocidad cometida contra otros seres humanos.
¿Alcanza con el “giro hacia el sujeto” adorniano? Es decir,
descubrir los mecanismos que lo hacen posible y
mostrárselos a ellos mismos para impedir su reiteración y
despertar una conciencia general. Pero además es preciso
ejercitar y reforzar la sensibilidad social para oponerse a
futuros hechos similares. La “desobediencia debida” a todo

3
“Es una guerra sin tiempo contra el terrorismo”. En: Página/12.
05/11/2017. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/67112-es-una-
guerra-sin-tiempo-contra-el-terrorismo.
4
BENJAMIN, Walter. “Tesis de Filosofía de la Historia”. En: Discursos
interrumpidos I. Taurus, Madrid, 1989. Pp. 177-191.

7
hecho de inhumanidad.5 Filosofar, entonces, sobre Santiago
como futuro posible para tornarlo irrealizable.
“Está en Chile”, “lo tienen los mapuches”, “nunca
estuvo en el lugar”, “¿viste cuánto gastaron buscando al
hippie sucio ese? ¡como 2 millones!”, “es todo político”,
“buscan atacar al gobierno”, “¿y Julio López dónde está?”.
Durante más de dos meses escuché en mis ámbitos
cotidianos de interacción social todo tipo de formas de
negación de la desaparición de Santiago. Todas tenían en
común la intención de quitarle cualquier responsabilidad al
gobierno. ¿Cómo se construye esa carencia de empatía?
¿Qué tipo de subjetividades expresan esos
posicionamientos? ¿Hasta qué punto el discurso mediático
impregna la mente de la “gente común” y agita fantasmas
de un fascismo visceral?
Como se han empeñado en mostrarnos los
investigadores y sobrevivientes de los campos de
concentración en Argentina, la desaparición forzada coloca
a la persona desaparecida en un limbo que refuerza el terror
al castigo contra quienes osan desafiar el orden establecido,
y al mismo tiempo, impide la elaboración del duelo entre
sus familiares y compañer@s.6 La desaparición constituye
una negación de la existencia, pero no una negación simple,
sino aquello que en términos lógicos clásicos se definirá
como “lo que no puede ser”, porque es y no es al mismo
tiempo. Entonces, es lo imposible. Con el cinismo de Videla:
“No está ni muerto ni vivo. Está desaparecido”. Entonces
¿Cómo pensar lo que es y no es al mismo tiempo? ¿Cómo

5
MARÍN, Juan Carlos. Conocimiento y desobediencia a toda orden
inhumana. Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México, 2014.
6
Por ejemplo: CALVEIRO, Pilar. Poder y desaparición. Los campos de
concentración en Argentina. Colihue, Buenos Aires, 2008.

8
incluir en la Filosofía eso que fue excluido de ella en su
momento fundacional?
Si la desaparición es un primer modo de la negación,
la justificación de esa desaparición ¿sería la negación de la
negación? Una doble desaparición no sólo duplicada, sino
cualitativamente diferente (como lo sabemos desde Hegel):
capaz de conservar y al mismo tiempo superar el estadio
anterior. Desde una mirada dialéctica de la sociedad, el
objetivo de una desaparición forzada no es la simple
negación de una vida, de un individuo. Por el contrario, la
desaparición busca eliminar las relaciones sociales que
expresa el/la desaparecid@. “Destruir un cuerpo, la muerte
física, es la forma extrema de eliminar un conjunto de
relaciones sociales”.7 A la muerte se agrega la incertidumbre
de la desaparición: las relaciones sociales son arrancadas de
cuajo, dificultando así su reconstrucción (o, incluso,
condicionando la dirección de dicha reconstrucción). Así
opera el terror. A Santiago lo desaparecieron para
disciplinarnos. Para poner a cada un@ en su lugar. “Cada
uno en lo suyo, defendiendo lo nuestro”, mandaba una
publicidad del régimen durante la guerra de Malvinas. Cada
uno en el lugar que le asignan para mantener el orden
establecido.
¿Qué relaciones sociales condensa la figura de
Santiago? En principio, la de un joven que rechaza su lugar
socialmente asignado y elige una vida nómade,
autosuficiente (en la medida de lo posible). Que se aleja de
su entorno inmediato y pone el cuerpo en una lucha que a
primera vista podría parecer ajena. Que traza una
interculturalidad genuina desde la materialidad común de

7
ROZE, Jorge. Inundaciones recurrentes: ríos que crecen, identidades que
emergen. Al Margen-Fundación IdEAS, La Plata, 2003. P. 73.

9
la clase oprimida. Que interviene claramente en la disputa
territorial en favor de los pueblos originarios. Santiago es
símbolo, y también síntoma. Símbolo de otro mundo
posible, su vida y su muerte nos abren un camino para
encarar los tiempos que vienen. Síntoma del avance
totalitario del orden y la normalidad contra cualquier
disidencia posible. Síntoma de la puesta en duda de los
consensos sociales alcanzados y de los derechos
históricamente conquistados.
¿Cómo opera el mecanismo justificador ante una
desaparición? Es obvio que no lo hace desde el silencio,
desde el no-discurso. Nuevamente, la desaparición no es
simple negación. Es también producción de prácticas y
discursos que de manera articulada contribuyen al
sostenimiento del estado de poder vigente. Las prácticas
autoritarias apelan a un sentido común reaccionario latente
que sirve para legitimarlas. Por eso la prolífica producción
de discursos legitimadores azuzados por los aparatos
mediáticos y encarnados en el miedo de la “gente común”.
El discurso de la seguridad ciudadana ahora unido al de la
seguridad nacional. Es por eso preciso, hoy mas que nunca,
activar discursos contestatarios, que desarmen los
argumentos del poder en cada lugar donde surjan y hagan
circular otras voces. Llamarnos a silencio implicaría prestar
complicidad al avance represivo que se está desplegando.
Debemos entonces llamarnos a filosofar. Aunque no haya
certezas ni recetas. Construir las brújulas que permitan
orientarnos en las luchas por venir. Llamarnos a una
Filosofía de la Resistencia: “Hacer filosofía aquí y ahora
exige hablar en voz alta. Y si es preciso, gritar”.8

8
FRACCHIA, Eduardo Antonio. Apuntes para una Filosofía de la Resistencia.
Resistencia (Chaco), Fundación Mempo Giardinelli, 2001.

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11
DESAPARECER,
AUSENTARSE,
REAPARECER,
PRESENTARSE
Nicolás Nahuel Carrea*

A Rafael Nahuel, compañero mapuce,


quien, mientras todo esto se escribía,
fue asesinado por la espalda por Gendarmería.
Casi las mismas palabras valen para él.
¡Marici wew!

*
Me llamaron Nicolás Nahuel Carrea. Soy estudiante de filosofía en la
Universidad Nacional del Comahue; hago poesía y música; milito en La Mella
- Patria Grande. Pensador, hablador, escritor, lector.

12
Desaparecer. Santiago Maldonado, te respiro en mi
escritura, evoco tu ausencia, para aparecerte. ¿Cómo
pensarte si cuando supe de vos no estabas y ahora ya ni eso?
Más allá de lo argentino, sin ser mapuche, una persona con
sus poemas, sus tatuajes, sus canciones, su cuerpo, sus ojos,
su anarquía, sus viajes, su magia, sus artesanías, sus viajes.
Alguien que en su lucha nos despertó el aliento. Fue un 1 de
agosto de 2017, en la represión llevada a cabo por
Gendarmería Nacional en una protesta, en la comunidad
mapuche Pu Lof en Resistencia de Cushamen, en la
provincia argentina del Chubut, pidiendo la retirada del
Grupo Benetton de esas tierras y la libertad del Lonko
Facundo Jones Huala. Te forzaron. Vos querías seguir
estando. Vos más que nadie. No saltaste sin saber nadar. No
es que le temieras al agua, es que respetabas la Naturaleza.
Ella más de una vez habrá querido dar vida al cuerpo que la
defendía: a su gente, a su tierra. Además, en este mundo
globalizado y capitalista, unx no puede borrarse, no puede
escaparse, aunque así lo eligiera. Unx no puede desaparecer
sin que lo desaparezcan. Por más que así lo quisiéramos, no
controlamos la visibilidad o invisibilidad de las personas y
las cosas, su presencia o su ausencia.
El 18 de octubre del mismo año hallaron tu cuerpo.
¿Dónde estuviste esos 78 días? ¿Dónde estás? Esta última
pregunta, antes política, se vuelve metafísica. Pero quedan
tantas preguntas por responder y tantas personas a las que
les corresponde responderlas. Alguien que se dedica a la
filosofía, nunca quiso más una respuesta. Ya no dudo por
mero oficio. ¿Qué te hicieron? ¿Quién es responsable?
Algunxs tenemos la convicción de saberlo. Verdad y
Justicia.

13
Ausentarse. Cuando Santiago desaparecía, otrxs se
ausentaban: el Estado, el Gobierno, parte de la Sociedad…
Ni Macri, ni Bulrich, ni Noceti. Ellxs eran los desaparecidos.
¿Dónde estaban? Entre burlas, bromas, cinismo, falsa
información y tergiversación, se presentaban
negativamente.
¿A quién le importa Santiago? La pregunta “¿dónde
está Santiago Maldonado?” que nos hicimos durante tantos
días nos devolvía el eco de dónde están otrxs y dónde
estamos nosotrxs. Segurxs de donde (no) está el Estado y el
Gobierno, pero nosotrxs, ¿dónde estamos? ¿Con que
legitimidad nos preguntamos dónde está? ¿Qué sabemos de
Santiago? ¿Qué sabemos de su lucha? ¿Dónde aparecemos
y que nos aparece con todas estas preguntas?

Reaparecer. Reaparece en nosotrxs la cuestión de los


desaparecidos, que queríamos que desaparezca. Se
representan como en un teatro la reproducción de la
dictadura (que no es solamente una época histórica, sino un
conjunto de prácticas y discursos). Pero reaparece, sólo en
nosotrxs porque siempre ha estado ahí, y ya lo sabía
Santiago, algo mucho más antiguo: la cuestión mapuche.
Alguien no creyó en el mito genocida y fundacional del
Estado Argentino: “la muerte del indio”. El indio no existe,
sí existe no está acá, si está acá es falso indio. Esa
nihilización del espacio y las personas, de la tierra y de su
gente, desde 1878 con la Conquista del Desierto (¡idiotas!
¡Qué costaría conquistar un desierto si en verdad fuera
desierto!) en Argentina y desde 1861 con la Pacificación de
la Araucanía (eufemismo al que hoy se le agrega el de
Ocupación de la Araucanía) en Chile. ¡La Guerra del
Arauco! ¡El parlamento de Quilín! El pueblo mapuche

14
resistió la conquista del imperio español y sigue resistiendo
la de los Estados de Chile y Argentina hasta hoy.
Los mapuches son un pueblo originario, es decir,
preexistían a los conquistadores españoles y a los Estados
de Chile y Argentina. Sí, simplemente eso: es estar-antes. A
partir de esa premisa, no hubo ningún interés real para que
se diera una auténtica coexistencia pacífica. No hubo, por
parte de los que luego fueron conquistadores, una
propuesta dialógica de convivencia. El único diálogo fue el
de los sables y los fusiles. Desde ese momento se les violentó
su identidad y (ahora) su derecho9, se los condenó a una
sola nación, a aprender el idioma del poder, a
documentarse. El olvido seca la sangre derramada, y desde
hace más de 500 años.

Presentarse. Hubo quienes nos presentamos y


aparecimos, hay quienes están hace años presentes. Parte
del pueblo autoconvocado, organizaciones, militantes,
activistas, organismos de derechos humanos y tu familia.
Reconocimos la ausencia y la disputamos, para
transformándola en pura presencia.
Primero no estabas muerto y tu ausencia era tu
presencia en potencia. Pero en su aparecer ausente, su
desaparición, Santiago creó un mundo. Sí: de imágenes,
personas, sujetos, vínculos, folletos, vidas, que se siguen
creando y reproduciendo hacia un infinito. Se eterniza
Santiago en el acontecimiento fugaz de las luchas humanas.
Es un significante letal contra las injusticias, un significante
sin significado, por la heteróclita polisemia que implica.
Dónde nos dejaron una ausencia, pensamiento utópico y

9
Véase la Constitución Nacional de la Nación Argentina, artículo 75, inciso
17.

15
ucrónico mediante, creamos nuevos lugares, nuevos
tiempos, nuevas presencias. Una dimensión nueva que
arroja posibilidades y líneas de vida. Allí la memoria quema
el olvido.
Te quisimos vivo. Te mataron. Te revivimos ¿La
muerte como posibilidad de la imposibilidad de toda otra
posibilidad? ¿Se extrañaría Heidegger al ver que luego de la
muerte hay tal revivificación de una vida? Nos diría que no,
que eso es mala interpretación, que no hay método
fenomenológico, que la muerte que se muere siempre es
propiamente mía, que la muerte que se vuelve posibilidad
es la muerte del otro y etcétera. ¿No se pierde esto en el
individualismo? ¿No hay una vida, una identidad y una
muerte que se siente y se piensa colectiva? Mi vida, mi
muerte, mi identidad, es la del otrx. Su vida, su muerte, su
identidad, es la mía. Nosotrxs seguimos tu vida y tu lucha,
así como seguimos tu muerte.
Pero es cierto: hay zonas de ausencia donde seguís
desaparecido, ni siquiera muerto, aunque tu cuerpo sí esté.
Desaparecido en la mente y sangre de los corazones de un
pueblo pintado del discurso de la dictadura. Te
reproduciremos y presentaremos hasta que todas las
gargantas se atraviesen con la pregunta de dónde estuviste,
qué te paso, quiénes fueron y con vos todos los
desaparecidos. Hoy, tu ausencia es más eminente que tu
presencia, que está amenazada. Es emergente, en un doble
sentido: el de emergencia, por lo urgente, y el de emerger,
desde el agua en que quisieron sepultarte, como un símbolo
insoslayable. Esa es la tarea. Que todos griten: ¡Justicia por
Santiago! ¡Justicia por todos los desaparecidxs! Ahí volverá
a aparecer una tenue línea de democracia, la auténtica, la

16
intensa, la vivida, la del pueblo, en la que volveremos a
creer.

17
18
DE SANTIAGO
MALDONADO A
LA NUEVA
SUBVERSIÓN EN
LOS MEDIOS
HEGEMÓNICOS
ARGENTINOS
Horacio Duarte*

Este texto surge a modo de descargo y pretende


entablar un proceso reflexivo sobre los acontecimientos y
nimiedades que hacen al caso Maldonado un hecho
fundamental para entender una época, el avance de
discursos conservadores que tienden a una polarización

*
Estudia el profesorado en Filosofía en Universidad Nacional del Nordeste.
Exponente en varios encuentros y congresos de Filosofía en el país. Activista
cultural y músico independiente. Email: horacioasdoce@gmail.com

19
ética y política de la sociedad desde los medios de
comunicación hasta su impacto en la población en general
y las políticas de gobierno que se avecinan.
Quizás sea pertinente establecer continuaciones que
indaguen de manera más precisa la conformación de
prácticas discursivas en clave foucaultiana, entendiendo a
estos como discursos que tienden a modificar y generar
nuevas prácticas; atendiendo así a sus reglas de
conformación desde los distintos ámbitos del saber. De esta
manera será más claro establecer la relación en los
enunciados más significativos desde los medios de
comunicación hacia una conformación de discursos que
tengan preponderancia en el ámbito social
Se busca aquí por ello retratar la fuerte,
imprescindible e innegable influencia de los medios de
comunicación masivos y hegemónicos a la hora de
fortalecer un discurso que en lo fáctico tiene repercusiones
cruciales para todos los sectores de la población, pero en
particular y con mayor énfasis, para los actores políticos
disidentes de la sociedad.

SIN SANTIAGO

Ahora que Santiago no está. Ahora que Santiago no


va aparecer vivo, nos reencontramos con la imperiosa
necesidad de repararnos. Repararnos porque en Santiago,
en su muerte y en lo que hicieron de él (cada una de las
partes), residían las formas actuales y posibles de cada uno
de los que, como Santiago, lucha.
Enfrentándose a la autoridad, o abogando por una
causa que se considere justa, la desaparición forzada

20
seguida de muerte de Santiago Maldonado representa no
solo un altercado repudiable y aberrante por parte de las
autoridades responsables de la seguridad del país, sino que
también el disciplinamiento hacia quienes pretenden o
llevan adelante dichas acciones.
La exposición mediática del caso y su repercusión en
las redes no ocultó este disciplinamiento. De manera
direccionada, los medios hegemónicos alineados al
gobierno de turno no dejaron pasar oportunidad de recalcar
las características de vida de Santiago Maldonado, de forma
denigrante, poco crítica, y hasta ridiculizante.
La exposición no fue sólo de Santiago, sino de todo
tipo de vida que se le parezca, en lo físico y sobre todo en lo
ideológico. Aunque poco se habló de su tendencia
anarquista, la exposición del caso remarcó el aspecto
subversivo de Santiago en su acompañamiento a la
Resistencia Ancestral Mapuche. La clásica figura del
subversivo había re-aparecido en los medios y en la agenda
permanente. La subversión estaba latente y era importante
que quede claro su aspecto demoníaco. La excusa de elevar
el nivel de avance policial y el permiso social a la represión
se había instaurado.
Un mes después de la desaparición, al finalizar la
marcha masiva por la aparición con vida de Santiago
Maldonado, en la Ciudad de Buenos Aires se registró un
caso de represión policial indiscriminada, documentado y
reconocido por las mismas autoridades oficiales. En esta
represión fueron detenidos periodistas de distintos medios,
la mayoría alternativos, que estaban realizando su trabajo
en el momento de la represión, permaneciendo detenidos
durante más de 24 horas.

21
Los testimonios hablan de casos de abuso policial
hacia mujeres, robos de celulares e instrumentos de trabajo
periodístico y abuso psicológico a los detenidos. Aquí, el
dato que a recalcar: una de las frases utilizadas en estas
torturas psicológicas fue “¿quieren ser el próximo Santiago
Maldonado?”. Santiago en su ausencia era la promesa del
castigo. Santiago se había convertido en el límite
disciplinador. Ser Santiago Maldonado era identificarse con
su ausencia y las razones de su ausencia.
Esta figura puesta de manifiesto en la agenda de
noticias diarias durante dos meses, tiene su anclaje en el
plano social. Porque hace reforzar la disciplinante moral
(que nunca abandonó a la sociedad argentina) del “no te
metas”. La historia trae de nuevo la fatídica forma de
generar el miedo en un Estado que endurece sus prácticas
represivas.
Ser como Santiago te puede costar terminar como
Santiago. Santiago es el ejemplo de lo que no hay que ser, o
tendrá su precio. Artesano, viajero, anarquista, aventurero,
luchador, antiautoritario, crítico, etc. Son marcadas de
cerca formas libres de desenvolverse en el mundo.
Las respuestas de gran parte de la sociedad se dio en
las redes sociales, avalando el actuar de gendarmería,
justificando la desaparición de Santiago, reproduciendo las
más increíbles historias difundidas en los medios (que
incluyen pistas falsas y ataques directos y camuflados tanto
a los grupos de Resistencia Mapuche como a los propios
familiares de Santiago Maldonado), defendiendo las
medidas del gobierno de dar avance al control policial
estricto. El regaño se instauró en la sociedad en general.
A lxs que nos parecemos a Santiago, lxs que en parte
somos Santiago, lxs que no queremos que nos pase lo de

22
Santiago, lxs que no queremos ningún Santiago menos, nos
queda repararnos, prepararnos.

EL SUBVERSIVO EN LA HISTORIA ARGENTINA


RECIENTE

El momento más destacado en la historia reciente


del país, a la hora de hablar de la figura del subversivo nos
lleva a mediados de la década del 70, previo al golpe cívico
militar de 1976, donde un discurso para nada inocente,
generó una figura política nueva, con características bien
señaladas y que en lo fáctico cumplía un rol específico para
el Estado. El subversivo es una figura que rompe con un
orden establecido y que sólo su presencia requiere de una
intervención que pueda expelerlo.
Este discurso no pudo ser efectivo sin la
participación activa de los medios hegemónicos que
durante un largo proceso de inestabilidad política,
encontraron un enemigo interno en el país con
características heterogéneas pero que respondía a
estereotipos y modos de vida que atentaban contra
determinados órdenes morales, éticos y de pensamiento
imperantes. Por lo tanto la figura del subversivo excedía al
guerrillero o militante armado típico de la época.
Independientemente de los bandos en los que puedan
situarse o de la carga ideológica que puedan llevar, el
subversivo escapa hacia otras prácticas menos visibles pero
igual de atendibles a la hora de reprimirlas.
La inestabilidad política en la época con los grupos
guerrilleros multiplicándose a lo largo del país desembocó

23
en la promulgación y puesta en efecto de la ley 20.84010 en
1975, donde se condensó en la subversión al enemigo
interno del Estado. En dicha ley se destacan las
características ideológicas como peligrosas y
desestabilizantes de la paz social. Por eso y a partir de ella
el Estado Argentino tenía la potestad de represión y captura
de cualquier sujeto que pueda entrar dentro de estos
parámetros. La Subversión fue el enemigo interno para el
cual las Fuerzas Armadas debían estar preparadas y actuar
para mantener la paz y el orden en la república, implicando
persecución, censura y privación de la libertad.

EL NUEVO ENEMIGO

Pasaron los años y las formas de actuación del Estado


frente a las otredades enemigas, forjadas para sostener el
control y el poder en el marco social se fueron modificando,
variando, purificando. La figura del subversivo, como el
elemento de características bélicas, guerrilleras, y que
profundiza un desorden social y desarticula la paz entre los
ciudadanos aparece sin embargo reintegrado a partir de la
desaparición de Santiago Maldonado. No antes.
Quizás se podría decir que la militarización de las
villas, y el surgimiento de nuevos y acrecentados controles
policiales en el país, controlando sensaciones de
inseguridad, fuertemente fogoneada desde los medios
hegemónicos y masivos sitúan un enemigo interno en un
sujeto de clase baja, que delinque o pertenece a una cultura

10
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/70000-
74999/73268/norma.htm

24
contraria al trabajo. Pero la subversión, de características
específicas e ideológicas, cuyas prácticas varias ponen en
riesgo el orden establecido del Estado, aparece en los
medios con mayor fuerza sólo desde el masivo pedido de
respuesta sobre el paradero de Maldonado por gran parte
de la sociedad, incluyendo organismos de Derechos
Humanos, agrupaciones políticas de distintos colores y
medios alternativos y opositores.
La construcción mediática de Santiago Maldonado
hace ecos repetidos de su ocupación de artesano (teniendo
en cuenta la estigmatización constante que suele atribuirse
a dicho rubro en la cotidianeidad), de su falta de
compromiso con la obligación civil democrático, de su falta
de empleo fijo, de su pasar diario como hippie, de su
relación con grupos guerrilleros de resistencia mapuche, y
hasta una increíble relación con el kirchnerismo.11 Desde las
autoridades gubernamentales se dan pocos rastros de
compromiso y se siembran varias pistas impertinentes. La
figura de Santiago Maldonado comienza a tomar forma, con
montones de estigmas a cuestas, y con sus consecuencias
inmediatas.
Luego, pasados dos meses de su desaparición, en
Plaza de Mayo, Buenos Aires, se organizó una masiva
marcha a la que concurrieron miles de personas incluyendo
organismos de DDHH y agrupaciones políticas de distintos
sectores. La aparición con vida de Santiago Maldonado era
una exigencia popular difícil de ignorar. Sin embargo, en la
misma marcha se presentaron disturbios al final, los cuales
dieron paso a un accionar policial que resultó desmedido y

11
http://www.totalnews.com.ar/index.php/nacionales/19-politica/7124-
que-tienen-que-ver-el-desaparecido-santiago-maldonado-vaca-narvaja-y-
cfk

25
terminó con decenas de personas apresadas durante más de
24 horas, incluyendo periodistas de medios alternativos.
Las marchas por la aparición con vida de Santiago
Maldonado, sin embargo, y a pesar de ser retratadas como
una protesta popular, fueron enmarcadas por los medios
hegemónicos como un compuesto de personalidades
diversas donde se incluía un mensaje dañino, de odio y que
alienta a una desestabilización social.12 La presencia de
los infiltrados, reconocida más tarde por medios ligados al
oficialismo y por algunos dirigentes, dio paso no solo a una
represión policiaca sino también a una mancha sobre el
bando social que pedía por Santiago.
El estar del lado del pedido por la aparición de
Santiago, se relacionaba fuertemente con una postura de
desestabilización, no solo del gobierno de turno, sino
también de la paz social. Del lado de la paz social no habita
sino un tipo de ciudadano, que se distingue como ejemplar,
eximido de toda violencia y completamente racional, se
jacta de un poder de diálogo sin enojos, y posee el arma
democrática para resolver sus problemas. Del otro lado, el
odio y lo bélico, lo extremadamente violento, lo
antidemocrático, las “ideas jurásicas”, el fomento de la
muerte. Esta polarización dicotómica y binaria, sin tercera
opción, fue enunciada por Alfredo Leuco en un programa
de horario central en el canal de noticias más visto del país
bajo el lema “Nos han declarado la Guerra”.
El discurso enmarca de manera completamente
tendenciosa una demonización de una forma de ser del
ciudadano (“ellos”) en donde se incluye la protesta y la

12
https://www.youtube.com/watch?v=uIC4h27ElDg El periodista Julio
Bazán expone frente a cámara a un manifestante, interpelándolo como
intemperante, agresivo, fanático y “la cara del odio”.

26
discordia como modos característicos. En contraste se
aprecia un mejor ciudadano (“nosotros”), que no se da en lo
fáctico pero que se lo promueve como ideal.13
El discurso de Leuco es de fácil articulación con el de
Jorge Lanata, quien tiene un programa a modo de top show
en horario central en el canal más visto del país. Lanata
expresa la otredad como “el odio”14. Y explícita la aparición
de hechos de violencia y represión en la marcha por
Santiago como un síntoma de un proceso más largo en lo
social, que incluye la pérdida de fuerza del
Peronismo/Kirchnerismo a nivel social y político, y el
resentimiento que esto acarrea.
Pero además el discurso de Jorge Lanata, corona la
figura subversiva de Santiago Maldonado en su relación con
los grupos de resistencia mapuche. Múltiples informes
sobre la situación de los mismos aparecen luego de la
desaparición de Santiago y sólo luego de ésta. El mapuche
aparece como enemigo público nacional. La
desestabilización social y atentados terroristas son
vaticinados por el periodista: “es cuestión de tiempo”.15
El repetido retrato de los modos de resistencia
violentos que se emplean de manera habitual en estos
grupos relacionados a Santiago Maldonado dan lugar a
analogías imprecisas y falaces: La RAM es un grupo
violento, Santiago es un violento; La RAM utiliza la
violencia, su causa y su método son ilegítimos; La RAM y
Santiago son violentos, gendarmería atinó en la represión.
La demonización de los grupos mapuches y la
relación que se establecía con Santiago Maldonado, sumado

13
https://www.youtube.com/watch?v=q_6dLvRa1g0
14
https://www.youtube.com/watch?v=mK7-iTTV2e8&pbjreload=10
15
https://www.youtube.com/watch?v=dbGtiMVejdM

27
al constructo anterior pusieron en la esfera central de los
medios argentinos a la nueva figura subversiva, ahora
menos precisa, pero con una forma clara; con rasgos
rápidamente captables e identificable. Cualquier ideología
disidente (izquierda, anarquismo, kirchnerismo, etc.) es
caracterizada como potente de desestabilizar un orden
democrático y pacífico y de sembrar violencia y terror. 16
Este estado de terror generado desde los medios más
importantes del país genera no solo un disgregamiento del
cuerpo social, enfrentamiento de ciudadanos y una
polarización ética, sino también un aval irreprochable al
actuar policial, y a los organismos de seguridad para no
permitir la aparición de focos de violencias. Entonces, la
figura del subversivo, esta vez tácita, vuelve a tomar fuerza
a partir de un sector social que le teme y siente que debe ser
aplacado o corregido. El accionar violento, invasivo y
desproporcionado de las fuerzas de seguridad es una opción
legitimada por un ancho sector de la población.

Uno de los periodistas que vivió un cautiverio de


24hs luego de una represión desproporcionada el día 1 de
septiembre al cumplirse un mes de la desaparición forzada

16
En términos expresos del diario La Nación, en una nota publicada el 3 de
septiembre de 2017: “El gobierno de Mauricio Macri apunta sus
investigaciones sobre los violentos incidentes de anteayer en la Plaza de
Mayo a grupos anarquistas, piqueteros y revolucionarios radicalizados
vinculados con el kirchnerismo. También a agrupaciones mapuches de la
Patagonia y a intendentes peronistas del conurbano bonaerense, vinculados
con la ex presidenta y candidata a senadora de Unión Ciudadana, Cristina
Kirchner.”. No se distinguen diferencias entre las naturalezas ideológicas de
los distintos grupos, vinculándolos, y estableciendo un factor similar de
violencia entre ellos. En: http://www.lanacion.com.ar/2059228-el-
gobierno-apunta-al-kirchnerismo-por-los-disturbios-en-la-plaza-de-mayo

28
de Santiago Maldonado, contó sobre los hostigamientos
recibidos por el personal policial en el día que los
mantuvieron encerrados e incomunicados. Entre otras
cosas, asintió que recibieron la amenaza: “¿Qué se creían,
que la noche de los lápices era una película nada más? Nos
dijeron si queríamos ser el próximo Santiago Maldonado”17.
Santiago Maldonado es, a esta altura, un ejemplar de
subversión, el ejemplo ideal de disidencia y de lo que la
disidencia trae aparejado.
Posteriormente, ya con la muerte de Santiago
confirmada, salió a la luz el caso de un militante de Franja
Morada en la Universidad de La Plata que había amenazado
a compañeros de un partido de izquierda, con un correctivo
especial: “Si seguís hablando así vas a terminar como
Maldonado.”18 El caso puede parecer trivial, pero su
discurso tiene una reproducción cotidiana en la sociedad.
Terminar como Santiago es la pena que espera al final de
quién es o se parece a Santiago. Al igual que la amenaza de
los integrantes de la Policía de la Ciudad, Santiago
Maldonado aparece como el ejemplo de una reprenda, de
algo que no hay que ser para no recibir la reprenda.
Santiago es la falta ejemplar y, en este caso particular, la
falta ideológica. Hablar desde la disidencia es situarse como
Santiago. Hablar desde una otredad es situarse como
Santiago. Y situarse como Santiago es exponerse, también,
a las consecuencias que hagan acarrear.
El balance luego de más de 3 meses desde la
desaparición forzada de Santiago Maldonado, las pericias
sobre su muerte, el triunfo general del oficialismo en las
elecciones legislativas, los permisos hacia un avance en

17
http://cosecharoja.org/liberaron-presos-santiago-maldonado/
18
https://www.facebook.com/lagacetasalta/videos/1718915461513881/

29
reformas y ajustes como medidas centrales de gobierno y la
omisión del caso en los medios centrales luego de esto, nos
brindan una sociedad que busca un disciplinamiento de las
disidencias con toda la carga discursiva que pudimos ver, y
un avance hacia un Estado con mayor presencia policial.
Ahora que Santiago no está nos queda parecernos a
Santiago. Nos queda no permitir que se lleven a ningún
Santiago más.

30
31
Umbrales
Nina Spielrein*

Tierra tan solo tierra, huyéndote te escondes y


escondiéndote te salvas.
Te aprecian las erinias y te anhelan los pastores de ovejas
que simulan tu extravío;
por enigmática, por disputada, por ser de nadie;
todos combaten las batallas premiándote en lo que
sucumbe.

Cobijas en tus silencios las huellas de los besos de nunca


más,
tus raíces se extienden en leguas que se amarran tacitas,
al infinito, al tiempo, al espacio,
al lugar donde nadie podrá llegar sin despojarse un poco
de todo lo que ha aprendido,
buscan origen y dejas ver solo horizontes,

*
Soy Estudiante de la Licenciatura en Sociología de la UNCAUS (Universidad
Chaco Austral) y de la Licenciatura en Filosofía en la UNNE (Universidad
Nacional del Nordeste). Trabajo en relación al pensamiento
latinoamericano, investigo sobre las instituciones educativas y la formación
de formadores, he expuesto en jornadas sobre Formación en la Facultad de
Arquitectura de la UNNE y en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Me
inclino por el ensayo, la poesía, la composición musical y la fotografía como
medios de expresión del pensamiento filosófico. Milito acompañando
grupos pequeños de mujeres jóvenes y mayores en su formación y
capacitación. Me interesa la educación, la política, el arte y la cultura como
modos y medios discursivos y concretos de transformación.

32
caes como un gran signo de admiración torcido, retorcido
en tu dolor,
metamorfosis entre pregunta y sorpresa;
arrebatando con tu ausencia la fe de los creyentes
que aún siguen de rodillas sin explicaciones.

Paraliza la sola idea de tu posibilidad encarnecida,


te solidarizas y abres la brecha de la animalidad entera
hecha brutalidad humana.
Guiñas un ojo izquierdo y dibujas con tu mano derecha el
precipicio,
desde el cual nos arrojamos por la increíble idea de verdad
que nos deja atónitos.

Perdiendo rumbo, perdiendo pie, perdiendo el cuerpo, te


haces conciencia colectiva:
maldita costumbre humana de necesitar la ausencia para
entender la presencia.

El pecho se agita, los pies corren desesperados,


estamos a la orilla de todo lo que se puede decir en agonía
de lo más humano que
nos queda.
Mutándonos en una especie de silencio, arropamos el luto,
enmudecidos.
Abrimos los ojos en toda esta oscuridad y caemos lento,
dolorosamente lento;
en la caída lloramos y con los ojos empañados
humedecemos los puños y seguimos
de pie.

33
Tocamos fondo, en el fondo más oscuro de las verdades
casi de ficción,
ficcionando un poco la realidad para no dolernos en la
muerte de lo querido,
juntamos polvo en los zapatos y no limpiamos,
para que algo nos recuerde que estamos en camino: que
algo nos pasa,
que algo paso…
Aplaudimos el show de estar vivos,
mientras velamos las batallas de los que han muerto,
esperamos desesperadamente pacientes para
mudar en tierra toda la dignidad robada que
aprendimos a llamar esperanza.

Origen y originaria espera de lo que promete y


compromete,
todo el estado de cosas que creamos y creemos nos lanza a
la urgencia del decir.

Perspicaz congruencia de silenciar por no tener donde ir y


donde llegar:
quedamos al descubierto en el umbral de la palabra,
nos queda todo por decir de los nudos de ideas enredados
en la garganta,
para dejar de empujarnos al silencio profundo de la
complicidad.

Aparente paz ingenua, silenciada y oprimida esta de


compadecernos,
voz sembrada, que cosecha raíces duras de palabras sin
revueltas,

34
no discutir para no conflictuar, escondernos un poco para
salvar los estigmas,
despuntado el título de la memoria y las llaves de la
academia.

Cobijas en tus silencios las palabras de muchas lenguas,


se extienden entre tus hojas, secretos de muchas guerras;
te amarran al infinito del tiempo que te ha pasado,
despojo de nunca irse, recuerdo de lo olvidado.

Origen que te originas en la posibilidad que te arriendas


Ideas entre tus dedos, huellas que llevan tus yemas;
te solidarizas de a poco, dejando abrir las brechas,
de verte allí develada, de verte allí con tus penas.
Origen del nunca olvido, principio de la no regla,
Guiñando el ojo izquierdo, amarras el alma entera;
regreso del que no ha vivido, vida del que no regresa,
hermano de tierra en sangre, causa, justicia en espera.

Originaria travesía, volver, volviéndonos viejos,


atándonos las palabras conjugadas en el tiempo;
originarios tus abrazos, en tierra te haces momentos,
humanidad que originas, origen de nuestro encuentro.

Silencio del nunca olvido, palabras que llevo dentro,


origen originario, de ser, siendo en el momento;
Originaria la trama, del origen, de nuestros tiempos,
sangre que llevan las venas, identidad de este pueblo.

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