En esta guerra que ha durado más de 50 años, la guerrilla de las Farc ha cometido
un sinnúmero de delitos que han dejado miles de víctimas y que han desangrado a
nuestro país, es por esto que la guerrilla está en el deber de mostrarle al país si
sus intenciones son sinceras y deberá ser un actor fundamental en el proceso de
reparar a las víctimas y sobre todo garantizar que una vez concluya su proceso de
desmovilización y reintegración a la vida civil que estos no se van a repetir y que
las diferentes víctimas del conflicto armado puedan volver a vivir su vida con total
tranquilidad.
Además es fundamental de que en este proceso de paz todos los actores del
conflicto armado en Colombia se involucren y reconozcan los crímenes que han
cometido; en nuestro país hay muchas familias que han sido víctimas de la guerra
y tienen el derecho de saber qué es lo que ha pasado con sus familiares o cuál fue
la motivación de los diferentes grupos al margen de la ley para causarles el dolor
que les hayan podido llegar a causar; si bien las palabras nunca van a poder
volver a llenar el vacío en el corazón de las personas y familias que fueron
afectadas si va a generar mucho alivio; alivio que va a ser el primer paso para
lograr la reconciliación y la paz del país.
Este proceso de paz, a diferencia de otros que se han dado con las guerrillas en
los diferentes países de Latinoamérica, ha enfrentado la enorme problemática de
que los ciudadanos tienen que perdonar y acoger a un grupo que lleva más de 50
años cometiendo actos de lesa humanidad; en el conflicto colombiano las huellas
más difíciles de borrar y es entendible que muchas personas no los quieran
perdonar. Sin embargo, es muy importante que como pueblo nos esforcemos por
acabar el conflicto y reconozcamos la voluntad de la guerrilla de negociar y darle
fin a esta guerra.
¿Por qué perdonar a las Farc? Yo creo que estamos tratando de perdonar para
que ningún otro colombiano padezca en el futuro lo que muchas víctimas han
padecido a causa de la guerra. Lo estamos haciendo para darle la oportunidad a
futuras generaciones para que vivan en paz, tranquilidad y puedan sacar adelante
a un país que se lo merece.
Según el Acuerdo Final para la Paz, punto 5: Acuerdos sobre las Víctimas del
Conflicto, 5.1.2 Jurisdicción especial para la Paz, principio 1 […] La paz como
producto de una negociación se ofrece como una alternativa moral y políticamente
superior a la paz como producto del aniquilamiento del contrario. Por ello, el
derecho internacional de los derechos humanos debe considerar a la paz como un
derecho y al Estado como obligado a alcanzarla […].
Es claro, durante el desarrollo de los acuerdos, que en el tema de Justicia para los
plenipotenciarios del Estado la mayor importancia estuvo centrada en la
refrendación a las víctimas del conflicto y para las FARC en cómo se lograba la
mayor amnistía posible a delitos comunes y de lesa humanidad. Por lo tanto, se
puede inferir que en el resultado de los acuerdos en este tema hubo un verdadero
acuerdo donde las partes cedieron hasta donde les permitía su discernimiento y la
ley. Pues el Estado consigna que los delitos de lesa humanidad no pueden ser
objeto de amnistía ni indultos; pero no logra hacer ceder a las FARC con las penas
representativas por dichos crímenes.
Sin embargo, es ilógico que una vez se dispone una mesa de negociación una
parte pretenda privarlos de la libertad, cuando dejen las armas. No tiene lógica
que un grupo armado, después de 52 años de guerra, simplemente busque
refrendar a las víctimas sin lograr algo a cambio que se traduce en la
implementación política de sus ideales. No se puede pretender sentar al enemigo
a que contribuya con la ley y condenarlo a cadena perpetua –no permitida por la
ley colombiana-; pero 60 años de cárcel para alguien como los cabecillas de las
FARC es condenarlos a no ver el fruto de sus ideales (equivocados o no).
No se pretende por supuesto pensar que los acuerdos en temas de justicia son los
mejores concernientes a las FARC pero sí vale la pena detenerse en temas como
“ofrecer verdad a las víctimas, proteger los derechos de las víctimas, tomar
decisiones para asegurar la estabilidad de la paz, crear entes de justicia especial”
y demás.
Por supuesto, los aspectos en materia de justicia transicional no son los más
justos ni con las víctimas, ni con el ciudadano de bien, ni con la constitución; pero
ni hay cárceles suficientes para encerrarlos a todos y ni de que allí salieran siendo
madres de la caridad. En cambio, a la paz hay que enfrentarla con perdón, pero
sin olvido. Con perdón como para dejar de odiarlos, sin olvido como para que las
penas se traduzcan en ablandar corazones y garanticen la no repetición.
Manizales, Colombia
2016