Anda di halaman 1dari 1

A mis 26 años de edad es cuando decido plasmar por medio de estas palabras, las ideas que

revolotean mi cabeza, no teniendo en cuenta el destino de las mismas, pues lo único que requiero
en este momento es escucharme a través de una triangulación, YO ESCRITOR, ESCRITO, YO
LECTOR, y es con este inicio que no pretendo seguir un orden, deseando que en mi posterior
lectura pueda hallar lo que no busco, lo que simplemente llegar por cuestiones llámese Dios, el
destino o simplemente el azar dependiendo de la postura que se apegue más la cultura en la que
se ha decidido creer para conveniencia.

Tocando este punto sobre Dios, es curioso mencionar que mi primer contacto con el mismo fue
por medio de una imagen religiosa de un cristo sufriente y que yo contando con apenas escasos 6
años lo tomé como parte de un conjunto de juguetes que tenía, ahora que tengo cierta madurez,
me percato de que en mi ignorancia Dios sólo ha sido un amuleto y juguete para mí. ¿Amuleto?, sí.
Pues tengo presente que en aquellos años la luz de mi casa se iba y entonces el mismo Dios que
me servía para tratarlo como a un juguete más, le rezaba con persignación y todo el ritual para
que la luz regresara y tener el estado de confort que la luz proporciona. Mis padres hasta antes de
los 12 años no me inculcaron nada al respecto sobre la vida religiosa, algo que me marcó
totalmente hasta el día de hoy, pues sigo sin definir por completo esta área de mi vida. A pesar de
lo anterior, considero que fui pagano por rezarle a la imagen que alguna vez tuve entre mis
juguetes, después por razones de la esquizofrenia de mi hermano mayor, crecí durante años en la
fe cristiana, donde si llegué a bautizarme; después por mi curiosidad me rebelé contra mi clan y los
insté a reconsiderar sus creencias, pues lo más probable es que el judaísmo me daría las
respuestas, sin embargo por ser una religión muy elitista no puedo considerarme parte del grupo
pero, quedo una opción llamada Noajismo, de la cual me siento con un pie dentro y el otro fuera.
No tengo idea de lo que pueda llegar a creer, pero de seguro me dejará con algunas buenas ideas
por seguir moldeando hasta estructurarlas de una forma agradable.

Un pensamiento peculiar que acabo de escuchar es el siguiente: tal parece que tener un hijo
intelectual es una especie de maldición pues a diferencia de uno manual, en este último sus
habilidades se reflejan de manera rápida, sencilla, útil, mientras que el intelectual no y se ve
rezagado; hasta cierto punto perezoso, un bueno para nada, etc.

Anda mungkin juga menyukai