La convección natural sucede en el seno de un fluido que originalmente se
encuentra estático, pero que empieza a moverse como mera consecuencia de la aparición de diferencias de temperatura. Este movimiento se debe a cambios en las propiedades locales del fluido como función de la temperatura, cambios que modifican las fuerzas a las que está sometido. Puede suceder, por ejemplo, que el fluido se vuelva menos denso al aumentar la temperatura; cuando el calentamiento no es uniforme, la densidad tampoco lo es y se rompe el equilibrio bajo la acción gravitatoria, con lo que el fluido empieza a circular (se dice que el aire caliente asciende…).
La convección natural está limitada por las diferencias de temperaturas: el
movimiento se hace más enérgico conforme crecen las diferencias térmicas. Esta fuerte dependencia puede limitar notablemente la utilidad de la ley del enfriamiento de Newton como modelo predictivo, puesto que la «constante» de proporcionalidad que va multiplicada con la diferencia de temperatura para dar la potencia calorífica transferida puede depender tan fuertemente de la propia diferencia de temperatura en sí que la división en dos factores puede ser algo inútil. Podemos dejar el problema en evidencia con una notación semiformal. Asumamos que tenemos un cuerpo en el seno de un fluido. Hay una ΔT entre una temperatura característica del cuerpo y una temperatura característica del fluido. La potencia transferida del fluido al cuerpo es
P ≡ −h(ΔT) ⋅ ΔT
de acuerdo con el modelo de la ley de Newton. Hemos dejado escrita de
forma explícita la dependencia funcional que tiene la «constante» de proporcionalidad h con la diferencia de temperaturas. En cuanto esta dependencia es medianamente importante relativa al factor lineal, la forma de la ley de Newton deja de tener interés práctico.
Un ejemplo de la convección natural es lo que sucede en el interior de un
cazo donde se cuece algo de comida. El agua caliente de la parte inferior del cazo, mientras que el agua relativamente más fría de la superfice desciende. Este movimiento circulante permite un calentamiento más eficaz que el que habría si no se produjera y hubiera que contar solamente con la conducción. La convección natural solamente puede darse cuando hay algún campo de fuerza cuyo efecto se ve modificado de alguna manera como consecuencia de los cambios de temperatura. El caso habitual es el del campo gravitatorio, que atrae con más intensidad las partes del fluido más densas y con menos intensidad las menos densas; como la densidad varía con la temperatura, tenemos ahí un mecanismo desencadenante de la convección natural. La convección natural deja debida a la gravedad deja de ser efectiva en las condiciones de microgravedad de un cuerpo en caída libre; tal es el caso que se da en los experimentos realizados en órbita, por ejemplo.