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Primera edición en inglés, 195r2T

Primera edición en español, 1954


Primera reimpresión, 1974

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2.-32°.-v • . ' : • • /
ECONÓMICA
estudio de economía comparada

o [/i

Traducción de
Carlos Silva

Título original:
Econornic Anthropology.
A Stndy ir: Comparativo Ecoiiu-nrics.

© 1952 AJfved A. Knopf, de Nueva York.

D. R. © 1954, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


Av. de la Universidad, 975; México 12, D. F.

Impreso en México
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
México

S93Ü
i -
PREFACIO
EL PRESENTE libro, revisión total de la obra originalmente publicada en 1940
con el título de La Vida econóimca de los Pueblos primitivos, viene a ser
una introducción a. la economía comparada, en el más amplio sentido de la
palabra. Habría sido aconsejable mantener el título anterior si la ciencia
económica no asignase ya este nombre a un estudio mas restringido: el de
la comparación entre la empresa libre v las economías comunista y fascista.
El presente título, inspirado en una sugestión apuntada en 1927 por N. S. B.
Gras, me ha parecido una solución aceptable, especialmente si se tiene en
cuenta que e! nombre de "Antropología económica" ha ido adquiriendo
p«co a poco carta de naturaleza en la literatura antropológica más relevante.
Y confiamos en que irá imponiéndose también entre los economistas pañi
definir un aspecto de su disciplina cuva importancia es reconocida cada
vez más por ellos.
El cambio de título entraña una reorientncion, en cí sentido de que
sobrepasa el aspecto de la mera terminología. Hace diez años, el término
"primitivo" acudía fácilmente a los labios. Pero, el rápido desarrollo de las
comunicaciones en el siglo pasado v la progresiva integración de los pue-
blos de' las más diversas culturas en ¡a órbira mundial, han hecho cada vez
más ostensible el carácter esencialmente peyorativo y tendencioso de aquella
palabra y de otras por el estilo, tales como las de pueblos "salvajes", "atra-
sados", etc., empleadas para designar un tipo de actuar en la vida.
No es este lugar indicado para analizar los problemas culturales o psico-
lógicos de los nacionalismos emergentes que lian ido descubriéndose en cier-
tas comunidades expansivas y recientemente iniciadas en la escritura en
África, Asia y otras sociedades no maquinista;. Sin embargo, al relatar su
historia, se ve cómo la reacción de sus dirigentes contra expresiones de este
tipo constituye un factor de cierta importancia en ¡a latente o explícita hos-
tilidad de que son expresión, en no pocos casos, estos movimientos.
Además, el adjetivo de "primitivo-" se expone a objeciones por cuanto
que rehuye una definición precisa. La presencia o la ausencia de un len-
guaje escrito, de energía mecánica y de comunes denominadores del valor
son otros tantos hechos objetivamente registrables que han venido pesando
sobre el estudio de diversos problemas, allí donde se examinan comparativa-
mente culturas de diferentes fondos históricos, de diversa organización instr
tucional y de orientaciones psicológicas distintas. Esos hechos presentan
especial relieve cuando se trata de estudiar la conducta y el mecanismo
económicos, y, dentro de este marco, ejemplifican de un modo acusado su
aceptabilidad como criterios de comparación, en contraste con la falta esen-
cial de precisión característica del tradicional y más restringido término de
pueblos "primitivos".
8 PREFACIO PREFACIO 9
I
El hecho de que esta revisión haya requerido lo que en ciertos casos cual deben proyectarse estas innovaciones, pira que realmente pueda lograr-
representa una nueva redacción de la obra original refleja en un sentido muy se un ajuste factible. Pero estas situaciones de! contacto o los procesos que
real y efectivo el desarrollo a que hemos asistido en el estudio de la economía implican no caen dentro de los términos de referencia de esta obra especial.
de sociedades ágrafas, no industriales y no pecuniarias, durante el período Nuestro propósito consiste más bien en dar al lector un sentido de la varia-
posterior a 1940, en que vio la luz la primera edición de la qbra actual. No ción que señala el modo cómo todos los hombres procuran alcanzar estas
se registra ya, hoy, el olvido'de los aspectos económicos en que incurrían metas que consisten en aplicar medios escasos a fines dados y que no puede
los antropólogos anteriores, cuando estudiaban estas culturas. En las esti- ser sino el resultado del examen de los varios sistemas puestos en práctica
pulaciones actuales del trabajo de campo, ningún antropólogo competente por !a humanidad para ajustarse a esta fundamental exigencia de la civiliza-
considera la tecnología de un pueblo como sinónima de su economía ni ción humana.
reputa suficiente limitarse a estudiar los cánones de la propiedad, cuando Sigue siendo, por tanto, propósito de este libro, lo mismo que cuando
aborda los problemas de las diferencias en punto a riqueza y a posición. El originalmente fue redactado, facilitar información acerca de la vicia econó-
cambio a que nos referimos se acusa en la diferencia de extensión y de tra- mica de los pueblos ágrafos, exponer v examinar algunos de los problemas
tamiento de toda una serie de temas, en este volumen y en el anterior. El ca- de ía ciencia económica que pueden abordarse mediante el manejo de estos
pítulo dedicado al estudio del trabajo en la obra original aparece aquí des- datos y sugerir ciertos modos de abordarlos que podrán ser provechosa-
doblado en dos, el que versa sobre pautas de trabajo y el que estudia los mente definidos para su empleo en el futuro. En lo fundamental, he inten-
rendimientos de éste. Las normas de consumo reclaman ahora un trata- tado ajusfarme a las categorías convencionales de la economía, indicando
miento por separado. Por lo demás, los nuevos datos amplían las presenta- ¡os puntos en los que las economías de que hemos de tratar difieren tan
ciones y permiten esclarecer y desarrollar ciertos puntos que hace diez años marcadamente de ¡as nuestras que no es posible seguir estas convenciones.
bastaba simplemente con esbozar. Nos hemos atenido en general a les términos técnicos especializados tanto
El desarrollo y la revisión de la sección primera de la obra, que trata de la antropología como de la economía, de tal modo que nuestra obra
de ciertos aspectos teóricos e históricos de nuestro tema, es también resul- pueda ser asequible a todos ios que se interesen por la dinámica de la cul-
tado de estos cambios a que nos referimos, aunque representa, asimismo, en tura v por la variedad de forma? en que pueden captarse las instituciones
relación con ello, el mayor interés que estos problemas suscitan por parte comparables propias de diferentes cipos de vida.
de los economistas. Es cierto que una gran parte de este interés, expresado Para documentar mis afirmaciones he procurado emplear lo menos po-
en conversaciones, no se traduce todavía en sustanciales resultados en las sible eiemplos tomados de mi propio campo de investigación, sacrificando
publicaciones sobre la materia, pero el interés, indudablemente, existe v la a veces la visión especial que los conocimientos de primera mano de una
explotación sistemática de estos datos por los economistas es sólo cuestión cultura procuran en la ampliación de un punto, para recurrir a los materiales
de tiempo. He tenido ocasión de hablar de este punto con economistas de pertinentes tomados de otras sociedades. La historia de la ciencia social está
orientaciones y criterios muy distintos en cuanto a los problemas de inte- llena de ejemplos de estudiosos que no han aprendido la lección del mé-
rés común tratados en esta obra, habiendo encontrado en ellos una sensi- todo científico según la cual toda generalización, para ser válida, debe apo-
bilidad y una comprensión que difícilmente habría podido nadie prever yarse en una amplia base de materiales de hechos. De otra parte, me he
hace diez años. resistido a segn.ir ias huellas de algunos de ios viejos autores de la escuela
Habrá tal vez quienes busquen en estas páginas algún estudio acerca de comparativa, taíes como Frazer, Westermack o Sumner, preocupados por
los efectos del contacto con las economías de Europa y América sobre los incluir en sus discusiones v razonamientos todos y cada uno de los posibles
sistemas tratados en la presente obra. Se trata de un aspecto de la escena ejemplos en corno a un punto dado. A rni juicio, ello tiene el inconveniente
contemporánea que tiene, evidentemente, un interés cardinal para el pro- de que, dilatando excesivamente la atención del lector, se desvirtúa en él
blema Je! ajuste, del mundo. Sin embargo, quienes se ven obligados a estu- todo sentido de profundidad cultural y de cohesión. He considerado más
diar situaciones de este tipo parten con demasiada frecuencia del supuesto ventajoso citar pocos casos y, en cambio, presentar ios casos elegidos más ex-
de que los cambios que en este punto han de manifestarse tienen que pro- tensamente de lo que parecía indicar la tradición del método comparativo,
yectarse necesariamente en una sola dirección; es decir, de que la simplicidad tal como Jo practican los clásicos. En lo fundamental, me he inclinado a.
de los sistemas "primitivos" sobre que actúa el orden industrializado plantea las contribuciones en las que la vida económica es tratada adecuadamente,
ante nosotros un problema más bien de imposición que de interdependencia. dándoles preferencia sobre aquellas otras en que sólo de un modo incidental
En la medida en que esto ocurre, nuestro libro podrá tal vez contribuir a se tienen en cuenta los hechos económicos, v he recurrido principalmente
la comprensión de las fuerzas históricas en juego, llevando a quienes tienen a las obras que representan el empleo de las modernas técnicas de nuestra
algo que ver con los problemas planteados fuera del área de la tecnología especialidad más que a la utilización de las fuentes antiguas. Por último,
V la industrialización curoamericana al reconocimiento del fondo sobre el ,hc dado preferencia a la aportación de los datos menos conocidos sobre los
íO PREFACIO -

pocos ejemplos de procesos e instituciones económicos, como el potlatch, tan


frecuentemente citados, que bastaba con referirse a ellos para tenerlos pre- Parte Primera
sentes.
Deseo expresar una vez más mi gratitud a la John Simón Guggenheim
Memorial Foundation y a la Northwestern University por la ayuda que me INTRODUCCIÓN
dispensaron, y gracias a la cual pude escribir la obra original, y a dicha Uni-
versidad por los fondos que ella puso a mi disposición, que me ayudaron a
preparar para i.; imprenta el manuscrito de la obra actual. Asimismo deseo
reiterar mi agradecimiento a Iss instituciones, los colegas y amibos cuyos
consejos y cuya cooperación me fueron tan valiosos en la redacción primi-
tiva de mi libro. Debo, además, reconocer aquí las sugestiones v los estímulos
de quienes, como el profesor K. F. Walker de la Universidad de Adelaida, de
Australia, me han sido tan útiles con sus inteligentes v detalladas críticas
de esta obra. Hago C 1 extensivas ías Ogracias,* asimismo, a cuantos han ínter-
venido en la lectura y el comentario de algunas de las partes de esta nueva
redacción de la obra: a los profesores Yale Brozen, Frank Fetter, Jules Hen-
ry, Elmo Hollinan, Dr. Helen Hohman, ¡Mr. Edward E. LeClair, Jr., Dr. Karl
de Scweinitz, Jr., profesores Sol Tax y Harold Williamson. Por último, me
es grato expresar rni reconocimiento a mi amigo el profesor Frank H. Knight
por haberme permitido amablemente reproducir su análisis de la presenta-
ción original de mi obra, cuya réplica encontrará el lector en el Apéndice.
Evanston, Illinois
MELVILLE J. HERSKOVITS
CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL

Los ELEMENTOS de escasez y de opción, los dos factores más señalados en la


experiencia humana que da su razón de ser a la ciencia económica, descansar,
sobre una base psicológica firme. Es una verdad obvia la de que las necesi-
dades son susceptibles de un grado de expansión cuyo límite no ha sido
alcanzado todavía en ninguna sociedad conocida. Las necesidades, para
decirio de otro modo, manifiestan claramente una cierta cualidad dinámica
que parece derivarse de la capacidad de inventiva y de asimilación del hom-
bre y que deben atribuirse, en última instancia, a la naturaleza acumulativa
de la misma cultura humana. Cada generación acepta como bueno el nivel
CA fiAA^77 M |^>-' Vv£.v >' *>C> ¿&>" f ! ¿> cultural de la sociedad en que ha nacido. Y cada una de ellas, a su vez, en
virtud de las incansables dotes creadoras del hombre, añade su propia con-
tribución a la cultura global del grupo en que se halla encuadrada.
T «L ¿o-, u, vCC^'o'V^, J2^>te- ^>£>
Es importante para nosotros, en este punto, detenerse a considerar la
/ amplitud del esfuerzo social que se engloba bajo la palabra "economizar".
Cuan amplio es este esfuerzo se pone de manifiesto leyendo Las múltiples
discusiones en torno al campo de ¡a economía y sus relaciones con el tér-
mino del que toma su nombre esta disciplina.
Knisjht entiende que las definiciones usuales son demasiado cerradas:
"El término económico suele emplearse en un sentido prácticamente sinó-
nimo de inteligente o racional". "En consonancia con una buena acepción
lingüística" —prosigue—, se piensa y se habla del problema de la vida, en
su conjunto, corno de un problema de economía, de! empleo económico
. del tiempo, de las energías, etc., de toda clase de recirrsos". Este autor sub-
raya, sin embargo, que "deben comprenderse con claridad las restricciones
que señalan el campo modestamente limitado de la ciencia económica dentro
de la esfera restringida del conocimiento en su conjunto". 1
Esta limitación la indica Benham, quien afirma que "lo racional de la
actividad económica consiste en satisfacer las necesidades humanas mediante
la producción de bienes de consumo". Y explica: "Las gentes consideran
y deciden continuamente cómo emplear su tiempo, sus energías y sus bie-
nes Jv cómo gastar su dinero... Y estas decisiones son las que determinan
!a naturaleza y la extensión de la actividad económica".-
Un filósofo, tratando de definir k naturaleza de la experiencia econo-
mizante, escribe: "Podemos partir de una cualidad reconocida: economizar
Kráght ( 1 9 3 3 ) , 1-2. - Beiiham, 5-6.
14 INTRODUCCIÓN CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL 15

T es un modo de hacer cosas; primeramente, de pensar acerca de ellas y des- la inversión de la energía necesaria para obtener leña, prender ei fuego
pués de actuar; en una palabra, de ordenarías o de elegirlas. Este comporta- (que no es pequeña tarea, en ciertas circunstancias) y levantar ia pared.
miento nos viene impuesto por la escasez de medios en relación con nuestros A la luz de estos ejemplos, se ve claramente cómo el" problema de si un
recurso es libre o económico constituye algo más que un simple concepto.
N
deseos cada vez más amplios. En este sentido, podemos decir que se trata
de un propósito, de un proceso que dirigimos y desarrollamos creadora- La comprensión de tales casos críticos confirma empíricamente el principio ^
mente, ya que podemos aceptar que la opción entraña esto." 3 económico de que la aplicabilidad del concepto depende de los fines perse-
Este modo de definir el término hace hincapié en la opción consciente, guidos. El bien libre se convierte en económico cuando entra en juego la
subrava el papel esencial de diferentes posibilidades entre las que el hom- opción, de tal modo que se elevan al máximo las satisfacciones obtenidas. r+H-

bre ciiíje y lo hace girar todo en torno al problema de la mayor eficiencia Incluso allí donde parece que los bienes libres son disponibles, tratándose
por medio de la opción. precisamente de individuos de sociedades del menor numero de miembros,
Corno todo fenómeno existente en el tiempo, el desarrollo de las nece- de las más simples tecnologías y de ios sistemas económicos más directos,
sidades de un pueblo es irreversible. Las pequeñas sociedades ágrafas y ais- vemos que la inmensa niavoría de los bienes no son libres. Hasta ia provisión
1

ladas parecen vivir, a veces, dentro de un marco de estabilidad y conserva- de las necesidades básicas, de alimento, techo y vestido, entraña inevitable-
durismo que desmiente esta afirmación. Sin embargo, no existe ningún mente una opción; además, la elección viene impuesta, no sólo por la alter-
estudio de los cambios culturales en el proceso o de los contactos entre nativa entre diversos bienes disponibles, sino también por ¡as pautas cultura-
pueblos con culturas diferentes que no documente la afirmación de que les del individuo llamado, en fin de cuentas, a escoger. La elección entre
un pueblo sólo renuncia a uno de los elementos de su acervo cultural cuando diversas posibilidades no la limitan sólo los bienes y servicios de que se dis-
considera evidente que tiene a su disposición otro más apetecible con que pone para satisfacer las necesidades. Las restringen también ¡a naturaleza
sustituirlo —por ejemplo, herramientas de hierro en vez de herramientas de los bienes disponibles y la dé las necesidades que se hayan de satisfacer.
de piedra— o cuando lo oblitran a hacerlo así ciertas circunstancias que es- La economía, para decirlo de otro modo, se lleva a cabo dentro de una
capan a su control. Nada se acepta con más dificultad que rebajar el nivel matriz cultural. A la vista de ia economía del sur de Bougainvüle, en las
de vida. islas Salomón, se ha definido esto con una frase convincente: "En ¡a actua-
Nuestro propósito fundamental, al escribir estas páginas, es comprender lidad y contestando al problema de la discrepancia entre necesidades y re-
el alcance cardinal que tiene para la cultura el proceso del economizar. Po- cursos, basta recordar que estas necesidades tienen un carácter más bien
demos iniciar nuestro análisis fijándonos en e! concepto de un bien libre. Es cultural que nutritivo y expresar la convicción de que existirán siempre
un íug-ar común en la teoría económica decir, por ejemplo, que a una parte discrepancias entre las necesidades culturales y los bienes disponibles." 4
de sol o a un paisaje no se les puede atribuir un valor económico, toda vez Las convenciones sociales, !as creencias religiosas, las ideas estéticas y
que podemos.disfrutar de ellos libremente. El proceso de la economía sólo los preceptos éticos contribuyen siempre a conformar las necesidades de ios
entra en juego cuando un determinado bien no es disponible en cantidades pueblos y el momento, el lugar y las circunstancias en que pueden sa-
que permitan satisfacer cualquier deseo de él. Sin embargo, incluso en la tisfacerse.
utilización de lo que podría ser considerado como un bien libre pueden en- Vemos, por ejemplo, cómo ciertos pueblos del África occidental, mo-
trar ciertos factores económicos. Puede haber, por ejemplo, más animales vidos por las convenciones y !a tradición, consumen con tanta liberalidad
disponibles de los necesarios y no existir la menor restricción para los miem- los alimentos en las fiestas celebradas durante la estación de sequía, que al
bros de la tribu en cuanto al sitio y a la extensión de la caza; sin embargo, llegar la temporada de lluvias, cuando hav que abordar ei duro trabajo de
siempre será necesario proceder a una opción. Estas consideraciones no roturar la tierra para las nuevas siembras, se manifiesta en ellos un déficit
pueden pasarse por alto, si se considera el bien libre, no como un concepto de reservas en calorías que podría fácilmente suplirse si se hubiesen con-
teórico que vace inerte, sino como un elemento funcional en la vida diaria servado los recursos alimenticios. 5 Y no se trata, hay que decirlo, de impre-
del pueblo. visión, ya que estos pueblos, según sanemos, tienen perfecta conciencia de
Los economistas admiten por lo general que hasta la utilización del aire, la otra alternativa que se ¡es ofrece. Se trata más bien de un problema
para poner un ejemplo de bienes libres con frecuencia citado, entraña eco-
de opción económica, dictada por la tendencia a obtener un máximum de
nomía. La cosa es evidente si nos fijamos en un ejemplo tan sencillo de
comportamiento económico como el que se da cuando un aborigen austra- satisfacciones a tono con los valores tradicionales de la cultura.
liano decide encender una hoguera y levantar una pared para resguardarse Otro ejemplo que podríamos aducir en relación con esto mismo es el
del viento. No cabe duda de que, en este caso, opta entre el aire (libre) empleo de la tierra entre los indios kogis (o kagabas) que habitan la Sierra
frío de la noche y el aire caliente (económico), obtenible sólo mediante Nevada, en sus estribaciones del nordeste de Colombia. Lo escarpado de
4
3
Macfic, 20. Oliver (1949 a), 18. 5 V. afra, 251-25
16 . INTRODUCCIÓN
CON'DUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL 17
las montañas y el grado de erosión enfrentan a este pueblo agrícola a una
ciones y ventajas sociales. Y sólo aprecia sus bienes materiales en la medida
escasez de tierras que obliga a cada familia a trabajar pequeñas parcelas en
¡as tierras bajas y en la meseta, desplazándose de unas a otras, con un gasto en que sirven para este fin." 7
Paulme ha sacado algunas conclusiones acerca de este punto, basadas
considerable de tiempo y de energías. En los vertientes de estas montañas
en sus indagaciones entre los dogones del África occidental y que pintan
existen, sin embargo, una serie de bancales construidos por generaciones
de un modo un poco más realista la interdependencia que se manifiesta en el
anteriores de habitantes, en las que numerosos restos arqueológicos sugieren
proceso económico entre los factores individuales y los sociales.
la existencia de una población estable y suficientemente numerosa. Estos
"Es evidente —nos dice esta autora— que la ventaja individual, conside-
bancales, cada uno de los cuales podría suministrar, por término medio, dos
rada como la obtención del mayor beneficio posible con la inversión del
acres y medio de tierras cultivables, no se emplean para el cultivo, cultiván-
mínimo de esfuerzo, no es la única fuerza que mueve al hombre a trabajar,
dose en cambio las difíciles estribaciones de las montañas y las angostas
en la sociedad que estamos estudiando. Cada individuo se deja llevar, de un
parcelas de los valles, muy alejadas a veces de los centros de habitación. La
modo más o menos consciente y por medios más o menos indirectos, del
explicación de esto es de carácter sobrenatural: en aquellos bancales, nos
deseo de contribuir al bienestar, la riqueza y el prestigio' de la comunidad,
dicen los aborígenes, "moran los espíritus de los muertos". Las rehuyen,
por ello, salvo cuando van allí a depositar sus ofrendas funerales, "priván- considerada como un todo." 8
Pero toda opción, por mucho que pueda verse influida por considera-
dose así de la mejor tierra" y "viéndose obligados a sembrar en parcelas
ciones de estado social, de reivindicaciones y ventajas sociales, es siempre, en
muy alejadas 8 las unas de las otras y, en no pocas ocasiones, muy empinadas
y pequeñas". último resultado, la opción de un individuo.
En una palabra, no debemos desechar la fórmula del Hombre Econó-
Uno de los principios de la primitiva teoría económica consistía en mico, simplemente pura sustituirlo por la de la Sociedad, como fórmula
considerar al individuo como el punto de partida para el desarrollo de los exclusiva para llesar a comprender la conducta económica y como punto
principios teóricos. Hoy nos hemos dado cuenta de que e! individuo nunca de partida para el análisis. El proceso del economizar no es nunca un pro-
existe solo, de que una sociedad, como alguien ha dicho, es algo más que
ceso unilateral. La opción del individuo se halla siempre limitada por los
una simple suma de Robinsones Crusoes y de que la interdependencia social, recursos de su sociedad v los valores de su cultura. Pero no debemos perder
a la luz de la tradición cultural, obliga a reconsiderar aquel primitivo punto
nunca de vista los factores de variación que se advierten incluso en las
de partida. Reconocemos que el proceso de la economía se basa esencial-
mente en una amplia organización de la sociedad. Sin embargo, no podemos sociedades más pequeñas, más homogéneas y más conservadoras. La unidad
dejar fuera del cuadro al individuo, va que, en última instancia, todas !as cultural —debemos concluir— es el individuo que opera como miembro
formas del comportamiento social deben ser referidas a la conducta de de sociedad, en función de la cultura de su grupo.
los individuos de una sociedad dada, en ¡as situaciones específicas en que Ello implica que todo análisis del catálogo de las necesidades de uní
ésta se desenvuelve. sociedad dada que proyecte estas necesidades sobre el panorama de bienes
He aquí por qué debemos esta'r siempre en guardia para no permitir y servicios disponibles para satisfacerlas debe complementarse introduciendo
que el péndulo de la reacción contra el primitivo punto de vista oscile hasta un tercer término en la ecuación: la definición cultural de las necesidades
un punto en el que acabemos encuadrando los elementos comunes al com- y convenciones que indican cómo y cuándo deben considerarse adecuada-
portamiento de los diferentes individuos en una construcción concebida mente satisfechas.
como si existiera por sí misma. A la luz de estos- factores, consideraremos los sistemas económicos de
Hay mucho de ver en ¡as palabras de Polanyi: "El más señalado descu- los pueblos ágrafos, no mecanizados, y con frecuencia no pecuniarios, de que
brimiento de las recientes investigaciones históricas y antropológicas nos se trata en este libro.
enseña que la economía del hombre, generalmente, queda sumergida bajo
sus relaciones sociales."
Sin embargo, todo el que haya adquirido una experiencia de primera
mano en el conocimiento de pueblos ágrafos y de economía no mecanizada Los MEDIOS con los que se persiguen y alcanzan los fines del proceso econo-
y no pecuniaria, se maravillará ante ¡a justeza de la afirmación que viene mizante, como quiera que los definamos, abarcan ciertos elementos univer-
inmediatamente después de las palabras citadas: "El hombre no actúa así sales de la experiencia humana. Nos suministran, por tanto-, la base para
con el propósito de salvaguardar sus intereses individuales en la posesión todas las generalizaciones referentes a la naturaleza y al funcionamiento de
de bienes materiales, sino para velar por su posición social, sus reivindica- los sistemas económicos, cualesquiera que sean su forma y los especiales
mecanismos que puedan emplear para satisfacer con estos medios las nece-
** Doimatoff, 97-101.
Polanyi, 46. Traducido Je Paulme, 194.
18 INTRODUCCIÓN CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL 19

sidades que constituyen los fines soc.ialmente sancionados hacia cuya conse- En las sociedades no pecuniarias y no mecanizadas de que nos ocupa-
cución tiende una economía dada. mos aquí sucede exactamente lo contrario. Los factores de los recursos
Podemos fijarnos ante todo, por tanto, en los factores humanos v eco- naturales v de la mano de obra se destacan con acusado relieve. Necesita
lógicos que suministran los bienes y servicios que satisfacen las necesidades uno pararse a indagar e interpretar si el fenómeno de la capitalización me-
de la vida, lo mismo las biológicas que las psíquicas, y que figuran en el rece la pena de ser tenido en cuenta; el equipo tecnológico es directo, rela-
centro de todo sistema económico. Bajo una u otra forma, estos factores tivamente simple y salta a la vista en seguida; los pasos intermedios entre
se hallan presentes dondequiera; sin su interdependencia no podría existir la el empleo de la materia prima y la producción de un bien de consumo son
vida tal como la conocemos. contados.
ínicialmente, debemos parar nuestra atención en los elementos que nos Veremos, cuando examinemos las economías más simples, cuánto puede
da el mundo tal y cómo se halla constituido: los recursos naturales deri- ceñirse una sociedad a su nivel de subsistencia. Entre los pueblos ágrafos
vados del habitat o ambiente físico que se habita y la mano de obra del en general, tanto el inventario de bienes y servicios como las necesidades
hombre mismo, el primer motor para cuyo empleo lo suministra la natu- que han de satisfacerse y que se expresan en los niveles de vida del pue-
raleza circundante. Son éstos, como lo ha expresado Knight, los recursos blo, son relativamente limitados. No cabe duda de que, en las más sim-
esenciales de que provienen, mediante pasos intermedios que varían en nú- ples de estas economías, tal como la que nos encontramos, por ejemplo,
mero con las economías de diferente grado de complejidad, los bienes de entre los bosquimanos del sur de África, entre los indios de la Gran Cuenca,
consumo hacen posible la satisfacción de las necesidades.9 en el occidente de los Estados Unidos, o entre los habitantes de la Tierra
Pero la cosa no se reduce a esto, ya que a ello tiene que añadirse siem- del Fuego, es muy pequeño el margen entre los recursos disponibles y la
pre y dondequiera el conocimiento técnico que permite al hombre benefi- subsistencia física. La escasez de los bienes disponibles en las sociedades
ciarse con los recursos a que tiene que atenerse para sacar de ellos las que se mantienen en este nivel de vida hace que el factor opción se man-
materias primas de su economía y los instrumentos por él inventados y que tenga dentro de los más angostos límites: las necesidades de estos pueblos
le permiten emplear eficientemente su trabajo en la explotación de los re- son, en un grado considerable, necesidades puramente biológicas y apegadas
cursos naturales propios del territorio que habitan. Sus tecnologías, por a la supervivencia física. En una palabra, la necesidad de economizar, en
muy toscas que ellas sean, se expresan bajo la forma de bienes en los que esta clase de sociedades, no necesita ser analizada en términos de ninguna
hay que pensar, cuando se trata de economías poco complejas, como en un fórmula matemática: cualquier viajero superficial puede observarla fácil-
capital de diversos grados de permanencia. Así podemos interpretar, por mente, en todas sus fuertes consecuencias biológicas.
ejemplo, el hecho de cavar un pozo de agua, por muy simple que sea' la Sin embargo, estas economías simplísimas abundan muy poco. Van
técnica empleada para la explotación de este recurso natural y muv redu- convirtiéndose imperceptiblemente en sistemas en los que el creciente poder
cido el volumen de tiempo y energías invertido en conseguir este 'fin. El de la tecnología y el más complicado equipo de capital hacen que los fac-
arco y la flecha son, asimismo, un bien intermedio de esta cíase. El esfuerzo tores de los recursos naturales v de la mano de obra resulten oscurecidos
capitalizado al construir esta arma es retribuido por la mayor efectividad por los aspectos secundarios del equipo total de la producción. No obstante,
lograda por quien lo construye, al cazar las piezas que necesita para su sub- es raro descubrir en estas sociedades intermedias individuos tan totalmente
sistencia, para su prestigio o para otros fines apetecidos. apartados de los factores primarios como, por ejemplo, los moradores urba-
Ahora bien, aunque todos estos factores —los recursos naturales, la nos de Europa y América, aunque podamos también encontrar, esporádica-
mano de obra, los conocimientos técnicos y el equipo de capital—• deban mente, personas de éstas. El aparato que hay que cuidar para la satisfacción
intervenir necesariamente en los procesos productivos de una economía en de las necesidades es capaz de una mavor productividad y las necesidades
funciones, el peso de cada uno de ellos en la marcha y funcionamiento de que han de satisfacerse van ensanchándose a tono con él. El margen que
este proceso puede diferir considerablemente. Se comprende perfectamente permite la inversión de mano de obra par,a la producción tanto de servicios
que los economistas, en sus discusiones, hayan considerado necesario sub- como de bienes es más amplio, y esto, a su vez, conduce a un grado mayor
rayar estos factores primarios y explicar, especialmente, su importancia como de especialización.
recursos "esenciales". En una economía pecuniaria y mecanizada como la En estas sociedades, además, la función de empresario, allí donde puede
de Europa y América, con facilidad se pierden de vista ante la riqueza de percibirse, se halla reducida a un mínimum. Los hombres que, al modo
conocimientos técnicos y la complejidad de inversión de capital, con su con- como lo hacen en las economías euroamericanas. dirigen las empresas indus-
siguiente equipo, del que emanan las enormes cantidades y la gran variedad triales, deciden lo que ha de producirse y cómo, contratan la mano de
de bienes destinados a satisfacer las necesidades de ios hombres que viven
en esta clase de sociedades. obra y le marcan sus tareas, toman dinero a préstamo para adquirir capital
o tierras y asumen los riesgos inherentes a estas actividades, no existen, con
9
Knight (1933), 4.1. el sentido que los economistas dan a la palabra empresario, en las sociedades
CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL 21
20 INTRODUCCIÓN
de ias gentes. Entre estos dos extremos oscilan las muchas sociedades con
no pecuniarias, no industrializadas. En estas sociedades, la producción y la grados intermedios de complejidad económica y de recursos técnicos. A me-
distribución entrañan pocos motivos de lucro y sólo en casos muy especiales dida que avanzamos de las menos a las más complejas, la opción entre diver-
existe trabajo para alquilar. sas posibilidades aumenta y se ensancha el círculo de las necesidades que
Ejemplos de esto que decimos los tenemos en los intentos que se han pueden satisfacerse. Pero, la necesidad de opción existe, en mayor o menor
hecho para discernir la personalidad del empresario en un jefe de los Mares
medida, en todos los casos.
del Sur o en un cabeza de familia bantu. ' Es interesante la declaración de
que se emplea el término de "empresario" "a falta de otro mejor". "Debe
ser interpretado", se nos dice, en un sentido más simple, con referencia a la
persona responsable en primer término de una actividad, y no entraña pro-
posiciones con respecto al riesgo asumido y a !a obtención de lucro. En la Los MECANISMOS de producción representan sólo los pasos' iniciales en el
economía de Tucopia, el término significa la propiedad sobre el producto sistema total por medio del cual se ponen a disposición de un pueblo los bie-
fina!, la responsabilidad por el pago de la mano de obra, si hay lugar a ello, nes y servicios destinados a satisfacer sus necesidades. La organización para
y también, por lo general, cierta participación en el trabajo." 10 utilizar los recursos disponibles que atienden a las necesidades ha de enla-
zarse con algún modo de distribuir lo que se produce, si se quiere que los
En el caso de los bantus, Goodfellow, comentando el hecho de que
miembros de un grupo puedan elegir entre los bienes y servicios que repre-
"escasamente se registra la función del consumidor de ahorrar una parte de
sus recursos para invertirlos más tarde en la producción general", concluye sentan las posibilidades alternativas puestas ante ellos. Y, lo mismo que
que "'existe poco margen para la función del empresario en el manejo de ta- ocurre con los mecanismos de producción, el sistema distributivo, aunque
les recursos".11 sea universal en la vida social humana, reviste un gran número de formas.
Éstas varían desde los modos muy especializados y complejos de distribución
Llegamos aquí a un punto que no podemos desarrollar demasiado pronto
con que nos encontramos en las sociedades pecuniarias y mecanizadas de
en nuestro estudio. Se trata de la naturaleza generalizada de los mecanismos
Europa y América hasta las formas generalizadas y difusas que nos revelan
e instituciones que caracterizan las economías de todas las sociedades ágrafas
y no mecanizadas. Es éste un punto que se nos presentará como un tema los grupos pequeños, aislados y ágrafos.
Cuan rudimentario puede llegar a ser el mecanismo distributivo lo ob- \¡
básico de esta obra y que habrá de documentarse con amplitud en las pá-
servamos cuando nos fijamos en las sociedades en que la unidad económica
ginas que siguen. Este punto explica las dificultades que se nos plantean
es la familia que se basta a sí misma. Hay quienes piensan que no puede
cuando intentamos aplicar los más refinados conceptos de la economía a
existir un mecanismo distributivo de ninguna clase de situaciones de este
este tipo de sociedades o cuando pretendemos fundamentar con referencia
tipo, ya que "lógicamente..., cada familia atenderá a sus propias necesidades
a ellas algunas de las hipótesis más debatidas de la teoría económica. El
industriales. En esta clase de sociedades no se cambian los productos. El
ejemplo que hemos citado más arriba en cuanto a la naturaleza del capital
esfuerzo productivo va encaminado exclusivamente a satisfacer las necesi-
en una economía de este tipo pone las cosas en su punto; y otro tanto ocu-
rriría si se plantease el problema del carácter de la renta o del interés. Y, por dades de la familia".12
Desde el punto de vista de nuestro análisis, esto implica, sencillamente
si esto fuera poco, el análisis viene a complicarse con el íntimo entrelaza-
que se hace caso omiso del elemento distributivo de estas economías, supri-
miento de las motivaciones económicas con otras de carácter religioso O
o miendo el eslabón intermedio entre la producción v el consumo, o sea la
artístico.
distribución. En la realidad no ocurre nunca semejante cosa. Es cierto que
No obstante, por muy generalizados que se hallen y por muy difícil el intercambio de bienes y servicios no se opera entre familias. Pero, si te-
que sea desentrañarlos de su matriz cultural, se hallan presentes en toda eco- nemos en cuenta qué no existe ninguna sociedad humana de la que esté
nomía los elementos básicos del aparato llamado i proveer a las necesidades. ausente, por lo menos, la división, del trabajo entre los dos sexos, se sigue
Podríamos representarnos la totalidad de los sistemas económicos unidos por de aquí que, en el seno de las familias pequeñas y casi siempre autárquicas,
un nexo de continuidad. En un polo encontramos las sociedades que se tiene necesariamente que postularse alguna clase de intercambio de servi-
hallan más cerca del nivel de subsistencia, con un grado muy bajo de explo- cios v de los bienes producidos por ellos. Es evidente que no puede existir
tación de ¡os recursos naturales, una reducidísima acumulación de conoci- un régimen de división del trabajo sin el consiguiente intercambio econó-
mientos técnicos y escasos y muy simples instrumentos. En el otro polo, mico. La universalidad del hecho de la división del trabajo, aunque sólo se
colocamos los grandes conglomerados de poblaciones no ágrafas, con sus establezca entre los dos sexos, subraya la esencial solidez del razonamiento
tecnologías mecanizadas, que producen grandes cantidades de bienes y que que considera el cambio y la distribución como factores básicos de toda
sostienen una gran variedad de especialistas para satisfacer las necesidades teoría económica.
12
Raymond Firth (1939), 134 n. 11 Usher (1920), 4.
Goodfellow, 8o
-

22
INTRODUCCIÓN
CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL 25
Esto se ve claro, por ejemplo, cuando nos fijamos en el sistema de dis-
tribución de los Jungas y otras tribus de la División Kimberly de la Aus- —de dinero—, se advierte la ausencia casi total de la complejidad del pro-
— :J ""• ' que viven
traiia'- occidental, . bajo
- - es ^po (je econom,'a a ^se de vínculos . ceso que señala el movimiento de bienes y servicios hasta llegar al consu-
familiares. midor final. La explicación de esto se halla en el hecho de que precisamente
entre los pueblos ágrafos cuyas economías presentan este tipo de comple-
El marido tiene que dar de vez en cuando carne de canguro a los padres y herma- jidad, el individuo controla una proporción sustancial de las técnicas em-
nos de su esposa; además, distribuye siempre un poco entre sus propios consanguíneos. pleadas por su grupo en las tareas básicas de procurarse medios de vida,
La. mayor parte de lo que la esposa obtiene lo consume ella misma, su marido y sus además de las dotes especializadas que pueda poseer en la producción de
hijos; si le queda algún sobrante, se lo pasa a su madre, a su hermana, a su abuela ma- capital y bienes de consumo. De donde se sigue, a su vez, que precisamente
terna y a su padre, es decir, a un pariente cercano. Otras veces, a cambio de esto en estas sociedades, en la medida en que resultan afectadas las necesidades
recibe obsequios semejantes de ellos y de sus parientes masculinos, que comparte con
de la vida, la distribución es, en proporciones considerables, un proceso de
su marido y sus hijos. Eero estos regalos no son obligatorios, como los que su ma-
rido tiene que hacer a sus propios parientes. Son consideraciones dictadas por sus asignación de lo que ha sido producido por los miembros de la familia a los
sentimientos tribales y por su cariño a estos individuos; por el sistema del parentesco, que integran ésta. Estas transacciones comerciales que aquí median, salvo
que encuentra expresión concreta no sólo en las actitudes y en el lenguaje, sino tam- en acumulaciones sociales lo suficientemente amplias como para permitir un
bién en el intercambio de los limitados recursos alimenticios y de los objetos materiales grado de especialización raro en sociedades ágrafas, son también transaccio-
y naturales que se encuentran en el seno de la. comunidad. El parentesco, tal como lo nes personales, directas y específicas.
encontramos en Australia, es prácticamente altruismo o interés propio bien entendido.13 Además, en la medida en que el mercado, en esta clase de sociedades,
posee una existencia objetiva y formal, es un mecanismo que facilita el inter-
Un estado algo análogo de cosas lo- encontramos entre los swazis. de cambio de bienes entre miembros de diferentes comunidades más bien que
África del Sur, dedicados al pastoreo donde, "económicamente, la familia entre los individuos pertenecientes al mismo grupo.
es la unidad de producción y de consumo", debiendo considerarse el co- Esta afirmación se fundamentará más adelante con mayor amplitud.11
mercio como inexistente en los tiempos anteriores al contacto.14 Aquí basta con indicar que donde existe un bajo grado de especialización en
La sencillez del mecanismo de distribución en sociedades de este tipo la producción, no es necesario ningún mercado para efectuar los pocos cam-
o en las que nos encontramos en la cuenca del Amazonas, ofrece un gran bios de bienes que pueden consumirse. La mayor parte de los casos de ope-
contraste con el modo que las sociedades industrializadas de Europa y Amé- raciones mercantiles con que nos encontramos aquí son aquellas en que los
rica tienen de distribuirse los bienes hasta llegar al consumidor. Aquí, el miembros de diferentes aldeas o tribus cambian de las mercancías que cada
problema económico se resuelve en un análisis de las operaciones mercan- cual produce, las que le sobran después de cubrir sus propias necesidades
tiles, tan vastas que presentan una multiplicidad tal de opción que parecen por los bienes que sus miembros no manufacturan por sí mismos/
diferir más bien en cuanto a género que en cuanto a grado, cuando se las La ausencia de mecanismos pecuniarios y del elemento ganancia en las
compara con las economías familiares de muchos pueblos ágrafos. transacciones del mercado trae como consecuencia el que el problema de
Y no cabe duda de que, desde un punto de vista, la diferencia es real- las relaciones entre la oferta y la demanda tome un sesgo inesperado. La
mente de género. En ios sistemas económicos más simples no entra en juego vendedora del África occidental que se niega a rebajar el precio de la mer-
ningún factor pecuniario. Los tipos elementales de intercambio' de bienes cancía que vende cuando los negocios andan flojos —un tipo de economía
v servicios se basan en un régimen inmediato y ad boc de trueque. Esto hace en que los valores han sido expresados durante siglos en los términos cuan-
que. los problemas planteados cuando se trata de definir la naturaleza y ¡as titativos de la forma de moneda que prevalece—, plantea un problema harto
formas del intercambio y los tipos de opción que permiten, presenten un difícil. Pero allí donde la oferta total de mercancías, incluso de bienes de
cariz nuevo v especial. El mercado, aquí, se halla presente bajo una forma subsistencia, de que disponen los miembros de una sociedad dada, se halla
:an rudimentaria, que sólo existe por definición; no media ningún común seriamente limitada, resulta inoperante el problema de las fluctuaciones
denominador de valor; existe solamente una relación directa entre productor de valor.
v consumidor. La teoría económica, en general, no está preparada para considerar el
Xo debemos perder de vista, sin embargo, las sociedades intermedias problema de la demanda cuando las alternativas son tan restringidas que no
como las de América Central o África occidental, al definir las economías queda margen alguno entre la utilidad y la desutilidad o, para decirlo de otro
del tipo más simple. En estos sistemas más complejos, en los que aparece modo, cuando las posibilidades de opción son tan escasas que no puede
un mercado que puede distinguirse como tal en sus formas institucionali- trazarse ninguna curva de indiferencia entre las satisfacciones y los costos,
zadas y basado en cambios que entrañan el empleo de medios pecuniarios es decir, cuando los costos se elevan siempre al máximo, ya que los indi- •
i'-i
1:1 Kaberry, viduos tienen que trabajar o morirse de hambre. En tales situaciones, la utili-
14
M
24
INTRODUCCIÓN
CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL 25
dad de un bien reconocido por la cultura como útil se eieva al máximo en
su mera posesión, cuando se trata de una herramienta, o en la simple opor- extrapecuniarias, es decir, sin sopesar el costo contra las satisfacciones. Nues-
tunidad de consumirlo, si se trata de una mercancía de consumo, por ejemplo tro hombre puede haber perdido la fe en las dotes de su adivino o haber
de un alimento. Nada induce a cambiarlo comerciaimente r>or otra cosa, decidido que la situación reclama el encanto de un brujo más que la inter-
desde el momento en que no hay costos (desutilidades) que deban ser to- vención de los dioses. La opción es dictada, en estos casos, por las diferencias
mados en cuenta. de utilidad, pero la utilidad no se mide por quien opta en términos de costos
Así, el alimento, para un bosquimano del África del Sur o para un alternados (precios) ni puede medirse por el estudioso en términos cuan-
nativo de la Tierra del Fuego, que vive siempre en un estado de hambre titativos.
potencial, encierra siempre el máximo valor, toda vez que es esencial para Hemos llegado de nuevo a un- punto en que debemos tomar en conside-
el mantenimiento de la vida misma. Y, existiendo como existe poco exce- ración el hecho de que las instituciones y los mecanismos económicos clara-
dente de energías o de recursos disponibles para otras actividades que no mente diferenciados en las sociedades mecanizadas se tornan borrosos y
sean las de la búsqueda de alimentos, se signe de aquí que cualesquiera clase generalizados en las culturas ágrafas. Es evidente, por ejemplo, que el fun-
de mercancías como vestidos, armas u otras por el estilo que se produzcan cionamiento del mecanismo de los precios en los sistemas económicos de
tienen siempre un valor máximo constante y no se hallan, por tanto, sujetas Europa y. América puede estudiarse en los términos objetivos de la teoría
a los cambios que son esenciales para que exista un mercado, en cualquier económica, que lo ha empleado eficazmente como algo que requiere una
sentido de la palabra. Las utilidades diferenciales entran en juego allí donde, medida precisa de las opciones hechas en el mercado por los consumidores.
por ejemplo, un aborigen australiano no puede, a pesar de su hambre, matar El lugar que ocupa en el pensamiento popular refleja, asimismo, su impor-
a un animal que tiene para él valor alimenticio', a causa de un sistema de tancia como un factor aislado en la economía.
creencias totémicas que hace que ese animal sea para él tabú. La desutilidad "No hav juicios —observa Usher—, más directamente asociados a nues-
del animal como alimento queda compensada aquí por su utilidad como tra vida diaria que los juicios acerca de los precios y de los valores mate-
un agente social y sobrenatural. Pero en la fijación de la utilidad, en casos riales que sirven de base a los precios del mercado". ''Y, por tratarse de
como éstos, no entra en juego ningún mecanismo de distribución, ningún lugares comunes de nuestra vida, nos inclinamos a pensar en ellos como en
factor de mercado, y las utilidades acusan toda la variedad posible o ninguna. algo simple v obvio, a pesar de que no son menos complejos que cuales-
En el amplísimo número de sociedades no mecanizadas en las que la quiera otros juicios valorativos." 16
gente no se ve acorralada contra la férrea pared de las necesidades de la sub- Ahora bien, ¿qué ocurre con el mecanismo de los precios en sociedades
sistencia fíjica y en que las posibilidades de opción se ensanchan, se hace donde el costo no es sino una de tantas consideraciones que informan la
presente el factor de la utilidad diferencial. Un hombre hambriento puede conducta económica? ¿O allí donde no figura en modo alguno, donde
elegir, para comer, entre las aves de corral o la caza o entre el ñame y el taro. el productor es, al mismo tiempo, el consumidor de los bienes que produce
Otro menos hambriento puede escoger entre trabajar o estarse cruzado de o de la mayor proporción de ellos, donde los tratos de! mercado se deter-
brazos, entre el alimento o el esfuerzo. Una persona abocada a un problema minan por toda clase de factores no económicos? En tales casos, el problema
que escape a sus propios medios para resolverlo puede emplear los servicios de averiguar por qué se procede a determinadas opciones y cómo funcionan
de un brujo o de un adivino. Pero, incluso en casos como éstos, la medida de realmente los resortes económicos que ayudan a elevar al máximo' las satis-
las utilidades diferenciales en términos de precio, a base de las fluctuaciones facciones reclama un modo de abordar el problema en el que se tomen en
del mercado en respuesta a los factores de la oferta y la demanda, sólo consideración las variaciones culturales cruzadas en cuanto a la naturaleza
puede apreciarse muy vagamente, suponiendo que pueda serlo de algún de los datos.
modo. En estas, sociedades el mercado no es libre; es un mercado en el
que los "precios" —es decir, las evaluaciones establecidas en los términos que
sea— son "administrados" por la costumbre.
No se trata de cuál alimento es más barato y de equilibrar esto con un HEMOS VISTO que la escasez de bienes a la vista de las necesidades de un
deseo de cambiar la alimentación, para comer taro, después de cansarse de determinado pueblo y en un momento dado constituye un hecho universal
comer ñame. Ambos alimentos serán, según lo más probable, igualmente de la experiencia humana; que no se ha descubierto aún ninguna economía
disponibles; ambos pueden considerarse como sustitutos perfectos, tanto en en la que se produzcan bienes bastantes, en la cantidad y variedad suficien-
lo que se refiere al esfuerzo requerido para cultivarlos como en lo tocante tes para satisfacer todas las necesidades de todos los miembros de la sociedad.
a las preferencias en cuanto al gusto. Pero el costo en dinero carecerá de Y esto que decimos es verdad, ya se trate de grupos pequeños o grandes,
de sistemas de mecanismo económico simple o complejo. Y, lo que es aún
toda importancia, ya que no es un factor. Y, en el otro ejemplo, la decisión
más importante, lo mismo si la sociedad permanece inalterable y las diferen-
de quién aconsejarse puede tomarse a base de consideraciones totalmente
16
Usher (1949), 14.6.


jo INTRODUCCIÓN
CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL 27
cías en cuanto a su modo- de vida no son grandes de generación en generación
que si se acusan en ella cambios dinámicos. Las desemejanzas entre una y Es significativo el hecho de que mucho de lo que se refiere a este res-
otra sociedad son, en este respecto, más de grado que de género. El prin- pecto de la teoría económica, al que gira en torno a este segundo punto de
cipio general, por tanto, queda en pie, pese a los diversos cambios que vista, se derive de supuestos de carácter psicológico. Cuando los economistas
puedan presentarse en cuanto al tema básico y que se manifiestan en las hablan de una producción o una producción "racionalizante", no se limitan
formas especiales asumidas por éste en las diferentes economías funcionantes. a emplear una figura retórica. Esta terminología se deriva, lógicamente y
Podemos, pues, considerar como una tesis culturalmente aceptable, en desde el punto de vista semántico, de la preeminencia que tradicionalmente
su conjunto, la de que el individuo tiende a elevar al máximo sus satisfac- se da al criterio de que el hombre, en su comportamiento económico, obra
ciones por medio de la opción correspondiente. Cuando el margen entre racionalmente.
la utilidad y la desutilidad es grande y el productor o consumidor de un El primitivo concepto del Hombre Económico, la expresión más extre-
bien o servicio puede elegir libremente, podemos estar seguros de que, ma de esta posición, hace mucho tiempo que ha sido abandonada por los
¿o en igualdad de condiciones, elegirá siempre inclinándose más por la utilidad economistas, a la par con algunas conclusiones que se sacaban en relación
que por ¡a desutilidad. No necesitamos aceptar el hedonismo de los econo- con la importancia de este concepto, corno sinónimo de la naturaleza humana
\í-f ". mistas clásicos para admitir, en líneas generales, la validez de la proporción, en general. La influencia de los viejos historiadores de la economía contri-
por lo menos en los términos en que aquí la hemos expresado. buyó notablemente a imponer el nuevo punto de vista. Según ellos, era
w Debiera ser evidente, sin embargo, que no pueden considerarse del
mismo orden los dos postulados básicos de la ciencia económica: la asigna-
indispensable tomar en consideración en todo su alcance los factores de
lugar y tiempo, para poder comprender la economía primitiva de la so-
ción de escasos recursos entre fines alternativos y la consciente determinación ciedad europea occidental. El proceso consistente en perfilar y retinar la
de la opción que se hace al elevar al máximo las satisfacciones. La primera concepción del papel ejercido por la opción racional siguió su curso, hacién-
es una comprobación de hecho, que puede ser objetivamente contrastada. dose hincapié en el factor de la opción no económica que había de llevarse
En una economía pecuniaria, mecanizada, puede hacerse esto por medio del a cabo "en el negocio de vivir" o eliminando sucesivamente más y más ele-
análisis de los precios, el cual revela cómo reacciona el mercado a la esca- mentos variables en los supuestos establecidos, de tal modo que las opciones
sez o a la superproducción de determinadas mercancías. En las sociedades que racionalmente habían de hacerse se limitaban no sólo en cuanto al tiem-
no pecuniarias, no mecanizadas y ágrafas, podemos recurrir a descripciones po v al lugar, sino también en cuanto al aspecto económico v a otros
etnográficas de la clase de bienes producidos por un pueblo y catalogar las aspectos de la vida.
opciones que realmente se hacen. Salta a la vista el carácter empírico del Podemos tomar como ejemplo el caso de los kwakmtl de la costa nor-
análisis, que nos lleva a seguir adelante con la indagación, inquiriendo el tipo oeste de Norteamérica, cuya economía ha sido muy estudiada, primero en
de recursos que un pueblo puede poner en acción y cómo se utilizan para razón a su prestigio dramático, con referencia a los rituales llamados ftotl^ch,
producir bienes destinados en último término al consumo. Podemos, por tan- y en estos últimos años con vistas al sistema productivo y social que hizo
to, describir objetivamente las formas que asume la competencia en torno posible esta institución. Como resultado de estas investigaciones, se ha re-
a un bien cuya oferta escasea, si estamos en presencia de pautas de com- velado una dinámica interior de considerable importancia para el punto que
petencia, y el grado en que este factor estimula a seguir produciendo. Pode- estamos discutiendo. Codere ha expuesto el asunto en los siguientes términos:
mos determinar si se producirá una puja en términos de precio o de prestigio. "En lo que podemos llamar su 'vida económica', los kwakiutl son virtuosos
Podemos comprobar si la falta de incremento de la oferta se debe a la técnicos v extravasantes productores y almacenadores. Donde ellos 'econo-
carencia de recursos esenciales o a causas no económicas de orden social o mizan' es en su 'vida social'."
religioso. O, allí donde la reacción a una demanda incrementada sea el incre- En esta sociedad, el propósito básico era la consecución y el manteni-
mento de la oferta, podemos averiguar corno se ha producido este incremen- miento de una posición, obtenible sólo mediante la inversión de bienes vaiua-
to y, suponiendo que dispongamos de tiempo y de medios para la investiga- bles, Como veremos en un capítulo posterior,17 esto se lograba mediante
ción adecuada del problema, cuál es la proporción en que ha aumentado ciertos mecanismos financieros, inversión, crédito y pago de intereses, que,
la oferta. según la expresión empleada ''llevaban al máximo el potlatch". Por tanto, la
La segunda proposición, en cambio, cae dentro del reino de les valo- tendencia.implícita en .este compiejo sistema consiste ''en Ja relación entre
res, no sólo en el sentido técnico de la ciencia económica, sino en la más In escasez arbitrariamente determinada de posiciones potlatch y la super-
amplia connotación filosófica de aquellas sanciones fundamentales de la con- abundancia de algunos bienes económicos".18
ducta que dan sentido a la vida. Dicho de otro modo: es posible aportar El factor de la opción racional, aun cuando su margen de aplicabilidad
la prueba objetiva de lo que los hombres hacen para economizar; pero el se reduzca, se mantiene siempre como un elemento entre los postulados
problema de por qué lo hacen depende de factores subjetivos y culturales.
ÍT ls
V. infrj, 207. Cederé, 68.
28 INTRODUCCIÓN
CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL :o
básicos de la ciencia económica. Los movimientos de los precios pueden
predecirse teóricamente sin la menor referencia a la conducta de los indi- corriente histórica, del proceso universal de la dinámica cultural que ha
viduos sobre la base de las fluctuaciones de la oferta y la demanda en un dado como fruto los resultados que podemos observar en la vida de un pue-
supuesto universo económico que entraña una competencia perfecta, o don- blo dado y en un momento dado. Así, por ejemplo, podemos afirmar que
de se supone que la competencia no es perfecta y que entran en juego los el proceso de intercambio de bienes culturales entre dos pueblos será el resul-
factores monopolistas. tado del contacto entre ellos; pero la forma que ese intercambio revista en
Sin embargo, por debajo de este razonamiento está siempre el factor hu- un caso dado —por ejemplo, la de elementos materiales o inmateriales—
mano. Así, Boulding, explicando "el método del análisis económico", afirma dependerá de la naturaleza de los contactos, de ia fuerza que despliegue
que comienza "con supuestos muy simples referentes a la conducta huma- cada uno de los dos cuerpos de tradiciones de que se trata, etc. De donde se
na". Y sigue adelante, "hasta descubrir qué consecuencias se seguirían para sigue que, siendo el aspecto económico de una cultura dada simplemente una
el sistema económico en su conjunto si estos supuestos fuesen ciertos", antes parte de la totalidad de la cultura, todo principio válido aplicable a ésta ten-
de poner estos descubrimientos "en estrecha relación con la vida real, me- drá que serlo también, lógicamente, a aquél.
diante la introducción de calificaciones de nuestros supuestos originales y Desde el punto de vista psicológico, la cultura es la conducta en e! más
viendo cómo afectan al cuadro, tal como nosotros lo vemos".10 amplio sentido de la palabra, que incluye los actos y sus sanciones implícitas.
Dicho en otras palabras, el motor económico primario lo constituye el El mecanismo que da estabilidad a una cultura es el proceso que condiciona
individuo, que es en última instancia el productor y el consumidor. Su
modo de optar racionalmente por la alternativa económicamente más ven-
tajosa, expresada en el precio, se considera tan fundamental, que a veces ni
el aprendizaje. El niño nace en el seno de una sociedad que es una empresa
en marcha. En su educación, se ve condicionado a comportarse, dentro de
los límites de la variación sancionados por su grupo, como los demás miem-
•<?
siquiera se habla de él y, desde luego, no se le discute o se le pone en duda.20 bros de su sociedad. Este proceso recibe el nombre de endomaturación. No
Desde el punto de vista cultural cruzado, sin embargo, este supuesto se aprenden solamente los hábitos motores, sino también los modos de con-
figura en el primer plano del análisis, por muy calificado o muy restringido ceptuar y de evaluar, y tan concienzudamente se aprenden, que en la ma-
que pueda ser. El antropólogo económico estudia la posición total de las yor parte de los casos se consideran como firmemente establecidos-v al
sociedades humanas. Muchos de los problemas que de este modo se ve individuo endoculturado se le antojan tan inmutables como los contornos del
obligado a plantear surgen del hecho de que la economía de que trata pre- medio físico que le rodea. En un período posterior de la vida, gracias a un
senta un panorama de diferencias bastante mayor que los primitivos sistemas proceso de invención o'en virtud del contacto con otros pueblos, puede
de la Europa occidental y del Mediterráneo', los cuales ya de por sí acusaban producirse un fenómeno de reendoculturación. Pero los hábitos motores
cualidades específicas lo suficientemente grandes para mover a los historia- básicos y, sobre todo, los sistemas de valores y otras sanciones revelan una
dores de la economía a plantear problemas comparativos referentes a un tenacidad extraordinaria y se modifican muy lentamente, cuando no per-
temprano reconocimiento de la universalidad del mecanismo' económico. manecen inalterables en absoluto.- 1 Más aún, estos sistemas de valores y
En este punto, es esencial considerar el problema de la racionalidad a otras sanciones se consideran firmemente establecidos y forman la base de
la luz de nuestro conocimiento de la psicología de la cultura. Debe recor- toda clase de juicios.
darse que el concepto de la cultura incluye todas las fases del aprendizaje, La pertinencia de este último hecho para llegar a comprender la natu-
conducta sancionada por la tradición de los seres humanos. Estas fases son raleza de la conducta racional, se pone pronto de manifiesto. Podemos acep-
concebidas como otros tantos aspectos de la cultura que entran a modo tar los descubrimientos de la psicología en lo tocante al papel de las emo-
de elementos universales en los modos de vida de todos los grupos huma- ciones y de otros elementos no cognitiyos y a su influencia sobre la conducta.
nos: tecnología, economía, organización social, estructura política, credos e Pero, junto a estos mecanismos encontramos en el proceso endocultural otro

II
instituciones religiosos, lenguaje, arte, música y modos literarios de expre- elemento calificativo: las pautas de pensamiento que se establecen de acuer-
sión, para citar tan sólo las más amplias categorías. Estos aspectos universa- do con los sistemas de valores del grupo al que el individuo pertenece. El
les, en sus formas institucionalizadas, difieren en las muchas y diferentes problema de la racionalidad se plantea, así, por sí mismo: ¿en función de qué
sociedades con que nos encontramos sobre la Tierra. Sin embarq-o, cada sistema de pensamiento y de conducta se es racional?
una de estas 'formas representa el exponente, dentro de su propia y particular Reconocida la fuerza de las condiciones endoculturales, es evidente que
este factor constituye la base principal para el juicio, para la opción y la
conducta racional en cualquier situación dada en que la alternativa se pre-
sente. A la luz del principio sesún el cual el proceso, aunque universal,
puede manifestarse a su vez bajo diversas formas, podemos comprender por
** Cfr. Herskovits El Hombre y ¡us Obras, ed. española, Fondo de Cultura Económica, 1952,
53 ss., donde se estudia más por extenso este fenómeno.
30 INTRODUCCIÓN
CONDUCTA ECONOMIZANTE Y RACIONAL 31
qué los pueblos se aferran de un modo tan tenaz a sus propios juicios valo-
' rativos. Esto nos lleva al relativismo cultural, que subraya la validez de los nada cultura, de la nuestra propia. El punto de vista que esto engendra
más diversos tipos de sistemas do valores para los pueblos que viven en con- suele llamarse etnocentrismo, las raíces del cual, en lo que a ¡as culturas
sonancia con ellos. Dicho relativismo se deriva de la siguiente proposición euroamericanas se refiere, se examinarán en el capítulo siguiente. Lo único
de la psicología cultural: "los juicios se basan en la experiencia, y ésta es que aquí debemos señalar es que nos debemos guardar de caer en este há-
interpretada por cada individuo a la luz de su propia endoculturación". 22 La bito de pensamiento, si queremos realmente penetrar en la comprensión de
fundamentación de esta tesis es may vasta y se deriva principalmente de las otros modos de vida y sistemas de valores que no. sean los de nuesfo pro-
pio grupo.
muchas investigaciones hechas en torno al problema y que han demostrado
el apego de cada pueblo a su propio modo de vida y la extensión en que el El principio de llevar al máximo las satisfacciones mediante el ejercicio
mal funcionamiento de la cultura puede atribuirse a la decadencia o el co- consciente de la opción entre medios escasos es un principio válido, porque
lapso manifestado en los sistemas de valores de un pueblo. comprobamos su existencia en todas las sociedades. Sin embargo, la pers-
El principio del relativismo no es nuevo. En la economía ha estado pectiva cultural universal nos incita a la prudencia cuando se trata de definir
presente durante una serie de años, aunque su voz nunca ha sido fuerte y la "racionalidad". 28 Nos sentimos tentados a considerar raciona! la conducta
se ha ido apagando con el tiempo. El viejo Keynes, en'su obra clásica sobre que representa sólo las reacciones típicas que pueden esperarse de quienes
la naturaleza y el método de la economía, vuelve constantemente sobre este regulan sus vidas a tono con los sistemas económicos de Europa y América,
problema. La presentación central del relativismo la encontramos en un donde lo racional es diferir la satisfacción de las necesidades y acumular los
capítulo que lleva este título muy significativo: "Sobre los límites de la va- recursos para producir más bienes y multiplicar los servicios. Sin embargo,
lidez de las doctrinas económicas", aunque a lo largo de toda la obra como hemos de ver, a la luz de abundantes ejemplos, existen muchas cultu-
aparecen una serie de pasajes consagrados a considerar la "relatividad de ras, por no decir que son la mayoría, en que esa actitud de diferir la satis-
las definiciones económicas".23 "De las condiciones económicas como de las facción de las necesidades se considera desventajosa, donde es el buen juicio
condiciones sociales en general puede decirse", afirma, "que están sujetas a el que indica los recursos que deben gastarse y donde no existe la tradición
modificación. Varían con la forma legal de la sociedad y con el carácter y de incrementar la producción y multiplicar los servicios. A pesar de lo
las instituciones nacionales".-4 cual, también en las sociedades ~con tradiciones de esta clase se procede a
opciones y se debate en torno a éstas.
Señala cómo los primeros historiadores alemanes de la economía comba-
tían el principio del "absolutismo de la teoría". Su análisis en torno a la eco- En las páginas siguientes procuraremos discernir los elementos econó-
nomía "abstracta" y "concreta" recuerda el punto a que acabamos de refe- micos universales que entran en la sociedad humana, señalando ejemplos de
rirnos sobre las diferencias entre proceso y forma. En ningún sentido cede las múltiples formas en que se manifiestan.
la importancia de lo que llama "análisis abstracto"; subraya con gran fuer-
za la necesidad de estudiar los comunes denominadores subyacentes, descu-
briendo cómo se manifiestan en las diferentes situaciones concretas. Pero
añade que "el alcance de la universalidad" —es decir, el proceso que se
supone ocurre— debe entenderse y captarse mediante el estudio de las for-
mas variables que asume.23
Este punto de vista relativista adoptado ante el estudio comparativo de
la conducta y las instituciones económicas suministra las bases epistemológi-
cas necesarias, si las diferencias entre los diversos modos de vida no han de
analizarse y evaluarse con arreglo a los principios derivados de una determi-
-- Herskovits, op. di., 77;
esta tesis. PP- 75"93i donde se estudian las consecuencias implícitas en
3 T
- J. N . Keynes, 293-307; v. también p. 15, n. i, p. 64; pp. 163-7.
^ IHd., zq¡.
-a No deja de tener su sentido, en relación con esto, el hecho de que casi el único economista
que ha intentado sistematizar un método comparativo cultural cruzado de abordar los problemas je
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economía ha/a sido R. Mukerjee, el relativismo de cu; Esto se halla implícito en un estudio del problema por Diesing (16-23), s¡ kien la cues-
i/a concepción aparece explícito
tión del relativismo económico, en lo tocante al carácter de la racionalidad económica, no es
considerado como tal. Debe hacerse notar, sin embargo, que, al examinar loa aspectos normativos
de la conducta económica este autor distingue, como uno de ellos, "las normas de propiedad, ma-
neras o gustos que aparecen ante el individuo en acciones ejemplares y en la aprobación o desaproba-
ción de otras gentes".

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