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Ética Aplicada y Derechos Humanos.

Presentación e introducción.
Se comienza el curso con la presentación de la asignatura, su
modalidad de dictado y evaluación. Se ofreció a los alumnos la
posibilidad de utilizar Internet como medio de comunicación e
interacción con el docente responsable.
Se indicó la realización de un trabajo práctico y de
autoevaluación como instrumento pedagógico para
profundizar el aprendizaje de los contenidos a la vez que
complementar los resultados de un examen final.
Ética y moral.
El diccionario de la Real Academia Española define la ética
como: "Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la
persona en cualquier ámbito de la vida". De manera tal que no
podemos hablar de ética sin hacerlo de normas morales, de moral, a
la vez que reflexionar sobre la frase genérica de "…cualquier ámbito de
la vida".
La Moral tiene una base social que influye desde el exterior en la
conducta de las personas. Esta base social está representada por un
conjunto de normas, tradiciones y costumbres, que van conservándose
o modificándose través de generaciones y períodos históricos de forma
diferente para cada pueblo. De esta manera, estas normas de carácter
moral siempre han estado presentes en nosotros y sirven de reaseguro
pues influencian en cada persona para una conducta adecuada y
pertinente, que responda al grupo social de pertenencia.
Por ello las normas morales son construcciones sociales que aparecen
y desaparecen conforme el devenir histórico del grupo y tienen por fin
último el bien común. Ahora bien, analizadas que son interiormente
por cada quien, implica la formación de diferentes respuestas o
manifestaciones externas a las cuales llamamos éticas.
La Ética surge del interior de cada quien, como resultado de su propia
reflexión y su propia elección, influyendo también en su conducta pero
esta vez desde su misma conciencia. Las respuestas éticas se
caracterizan por el nivel de presión del valor captado y apreciado
internamente como tal.
El fundamento de las normas éticas son los valores humanos, no
aquellos que llegan del entorno, sino aquél internamente descubierto
o emergente de la reflexión personal. Entendemos por valores
humanos, aquellos principios o fundamentos por los cuales nos
guiamos cotidianamente para vivir mejor, con los cuales nos regimos,
defendemos y exhortamos al prójimo. Son patrimonio intelectual de
cada persona que guían su conducta y a su vez, al exteriorizarlas junto
a las de sus semejantes pueden conservar, evolucionar o modificar la
moral imperante.
La ética entonces, es la ciencia que estudia la moral y la acción
humana. De esta acción, le interesa determinar lo que es bueno, malo,
obligatorio, permitido o prohibido referente a un caso concreto, sea
una decisión o una acción. Por ello, el objeto material de la ética son
los actos humanos y el objeto formal son los resultados de tales actos
desde el punto de vista del bien y del mal.
Ética aplicada.
Su objetivo es el abordaje de problemas éticos surgidos de la vida
cotidiana, motivo de lo cual, se enfoca en casos prácticos para
resolverlos y tomar decisiones. Comprende a la ética profesional, a la
vez que se interesa de los códigos y prácticas profesionales. Examina
los dilemas que pudiesen presentarse en el ejercicio de cualquier
profesión, oficio o actividad laboral en general, como la policial en
particular, a fin de lograr una práctica idónea, honesta y enmarcada en
la ley. Interviene entonces en la codificación de los valores que se
persiguen para servir de guía a los profesionales.
Ética profesional.
Retomemos la frase: "…cualquier ámbito de la vida". Hablemos
entonces de profesión y de ética profesional.
Cuando hablamos de profesión, en sentido amplio, lo hacemos de toda
actividad personal, vocacional y consuetudinaria al servicio de las
personas. No necesariamente comprende profesiones surgidas de
carreras de educación superior, sino alcanza a todos los oficios que
importen trabajos remunerados, desarrollados digna y honradamente.
La ética profesional se orienta en regular las actividades que se realizan
en este marco, pues su ejercicio encierra responsabilidades,
obligaciones, prohibiciones, deberes y derechos definidos desde el
punto de vista legal. Se trata de una disciplina que está incluida dentro
de la ética aplicada ya que hace referencia a una parte específica de la
realidad.
Por ello, la idea y concreción de códigos de ética resulta tan necesaria
y fundamental para todas las profesiones, oficios o actividades, y por
supuesto a la policía con el propósito de fijar preceptos éticos de
ejercicio profesional compatibles con un estado de derecho.
Por ello, cuando hablamos de profesionalismo policial, no
comprendemos únicamente a los conocimientos, habilidades y
experiencia adquiridos, sino de profesarlos de manera ética y legal.
Todo código de ética profesional, es un texto que contiene un conjunto
de valores y preceptos, surgidos de la necesidad de facilitar el
desarrollo de correctas acciones profesionales, estableciéndose para su
práctica, lo que está bien o mal y en cuyo caso, las responsabilidades
que deban asumir. Definida su moral social, cada sociedad impone a
sus profesionales la manera en que deben llevar adelante tal práctica.
El pensamiento de los agentes policiales pertenece a su privacidad y
en consecuencia está protegido por la ley. Es de suma importancia que
estén convencidos de los valores y principios que deben proteger pues
se reflejaría de mejor manera en su labor cotidiana, pero jamás lo
sabremos. Entonces, nos interesa que como funcionarios, su
extroversión y compromiso con sus semejantes, responda a una
conducta ética.
Ajustándose a derecho, los funcionarios encargados de hacer cumpli la
ley, no deberían padecer dilemas éticos. Empero, la realidad nos
demuestra que en la multiplicidad de situaciones que les toca vivir a
diario, pueden llevarlos a optar o dudar sobre ciertos comportamientos.
Es entonces materia de competencia de la ética aplicada su tratamiento
y resolución.
Ética policial.
Código de conducta para los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley.
Estudiaremos el Código de conducta para funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, pues es un código de ética
profesional, que establece un conjunto de obligaciones,
deberes y prohibiciones cuyo fin último es el “bien”, es decir,
hacer lo correcto respetando los valores que se corresponden
con una profesión.
Nuestro Código, es un importante documento de derechos
humanos porque fue concebido como tal y basándose en otros
documentos de derechos humanos que veremos más adelante.
Además, se encuentra incorporado en la legislación policial de
la provincia de Buenos Aires con la mención que su
incumplimiento es falta grave de competencia originaria de la
Auditoria General de Asuntos Internos. No es de carácter
coercitivo, ya que no impone castigos legales. En todo caso
ayuda a la justa aplicación de las normas legales en un Estado
de derecho, sea en la faz judicial como administrativa, pero en
sí mismo, no es punitivo desde el punto de vista jurídico, sino
que promueve una autorregulación.
La necesidad e interés de regular a través de textos las
acciones de las personas, determinándoles en ellos, lo que está
bien o mal y en cuyo caso, las responsabilidades que deban
asumir, se pierde en la historia de la humanidad.
En todas las sociedades vamos a encontrar expresiones de
precisión y prohibición que definen su moral social.
Nuestro Código, es una de las tantas respuestas que aparecen
en la historia universal. Su origen, respondió a la iniciativa de
funcionarios policiales concurrentes al IV Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente (Japón, 1970), canalizada por la Interpol para el
dictado de un Código Internacional de Ética para la Policía con
el propósito fundamental de establecer fehacientemente cuales
son las obligaciones, deberes, derechos y prohibiciones del
personal encargado de hacer cumplir la ley de manera tal de
llevar adelante su función ajustada a derecho, de manera
descansada y sin presiones institucionales adversas.
Consecuentemente con ello, en el V Congreso de 1975, en
Ginebra-Suiza, se trataron las “Nuevas funciones de la policía
y otros organismos de aplicación de la ley, con especial
referencia a las cambiantes expectativas y a niveles mínimos
de ejecución”. El documento detalla entre otras cuestiones tres
sistemas policiales. El anglosajón, el francés y el soviético.
Concluye con la presentación de tres anteproyectos de código
de ética para consideración del Congreso. Si bien es un
documento de importantísimo valor, resulta incompleto al no
considerar, por ejemplo, el sistema español (con su influencia
árabe) y los originarios existentes en la actual América Latina
y el Caribe antes de la invasión de 1492.
El Congreso de Ginebra no resolvió su aprobación sino que
solicitó a la Asamblea General de las Naciones Unidas la
conformación de un comité de expertos para estudiar la
cuestión del código internacional de ética policial. El resultado
de la labor de este comité es el actual código de Conducta para
los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, aprobado
mediante Resolución 34/169 de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, dictada en su 106ª Sesión plenaria del 17 de
diciembre de 1979.
Es importante tener presente que en los tiempos de su dictado,
existía en el Mundo un nivel de conflictividad alarmante, habida
cuenta de la bipolaridad surgida tras la finalización de la 2da.
Guerra Mundial conocida como la “Guerra Fría”, sumado a
guerras focalizadas en varios países de distintos continentes y
gobiernos surgidos de golpes militares que hicieran del Código
de Conducta, un documento oculto.
Su incorporación al derecho positivo argentino se efectiviza en
la Ley de Seguridad Interior 24.059/91. La policía de la
Provincia de Buenos Aires en 2002 lo publica en su Orden del
Día para consideración de sus integrantes y se halla
incorporado en su actual legislación (ver Leyes 13.482/06 y
13.982/09).
En sus considerandos, la Asamblea General de las Naciones
Unidas se basó en los siguientes documentos internacionales:
• Carta de las Naciones Unidas (1945);
• Declaración Universal de Derechos Humanos (1948);
• Pactos Internacionales de Derechos Humanos (1966,
Pacto internacional de Derechos civiles y políticos y, Pacto
internacional de Derechos económicos, sociales y culturales);
• Declaración sobre la Protección de todas las Personas
contra la Tortura y Otros Tratos Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes (1975).
Se da lectura y análisis al artículo 1º explicándose sus
comentarios, haciéndose hincapié en: 1. a quienes corresponde
la denominación de funcionarios encargados de hacer cumplir
la ley, 2. Al bloque de legalidad que deben respetar y hacer
cumplir y 3. Al servicio a la comunidad. En este último aspecto
se dio lectura y análisis al correspondiente contenido:
“c) En el servicio a la comunidad se procura incluir
especialmente la prestación de servicios de asistencia a los
miembros de la comunidad que, por razones personales,
económicas, sociales o emergencias de otra índole, necesitan
ayuda inmediata.”
Consecuentemente, toda norma legal interna que se dicte para
reglamentar el servicio a la comunidad no podrá alterar el
contenido de la Ley Provincial 13.982/09 (Código de Conducta
para los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en su
artículo 1º comentario “c”).
El artículo 2º de nuestro Código de Conducta, exhorta a la
promoción, respeto y protección de la dignidad humana y los
derechos humanos, sin ninguna clase de distinción,
consagrados a nivel nacional e internacional, y enumerando en
su comentario, los instrumentos internacionales
correspondientes.
Como ya expresáramos, las personas siempre tuvimos
dignidad y derechos humanas, el tema de estudio entonces es
desde cuando los regímenes de turno los respetaran y
protegieran. Al decir de la ley, estamos hablando del Bloque de
legalidad.
En cuando al artículo 3º, si bien no prohíbe el empleo de la
fuerza, exhorta a considerarla en situaciones extremas,
adecuando la acción de los agentes policiales, a los principios
de necesidad, razonabilidad y gradualidad, de manera tal que
sea la estrictamente necesaria, acorde a la situación producida
y con proporcionalidad a aquello que se pretenda lograr. El
empleo de la fuerza y las armas de fuego deben desarrollarse
en el marco del respeto a los derechos humanos. Su contenido
sirvió de antecedente para el dictado de los "Principios básicos
sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego por los
funcionarios encargados de hace cumplir la ley", que veremos
más adelante. Algunos conceptos de su texto se encuentran
incorporados en ordenamientos jurídicos policiales.
En la ley orgánica, el artículo 9º menciona los principios de
razonabilidad y gradualidad en los procedimientos policiales.
Algunos principios básicos (9º y 10º por ejemplo) se
encuentran en el artículo 13º incisos “f, g, e i”.
Principio de necesidad.
También conocido como de excepcionalidad. En su artículo 3º
y comentario a) del Código de Conducta, se refiere a este
principio de la siguiente manera:
"Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo
cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el desempeño de
sus tareas… Comentario: a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza
por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley debe ser excepcional; si bien
implica que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley pueden ser
autorizados a usar la fuerza en la medida en que razonablemente sea necesario,
según las circunstancias para la prevención de un delito, para efectuar la detención
legal de delincuentes o de presuntos delincuentes o para ayudar a efectuarla, no
podrá usarse la fuerza en la medida en que exceda estos límites".
Es decir, que el empleo de la fuerza sobre las personas por
parte de los agentes policiales, es un recurso excepcional, fuera
de lo común y ordinario, consecuente con situaciones en que
fracasen medidas menos extremas. En tales casos, el principio
de necesidad o excepcionalidad debe unirse al principio de
intervención mínima, es decir, la adopción de medidas mínimas
pero indispensables para lograr el cometido.
No solamente en oportunidades en que proceda el empleo de
la fuerza y las armas de fuego se corresponde el principio de
excepcionalidad, sino en toda circunstancia de contacto policía-
habitante pues, hasta qué nivel, el interés común hace
necesaria la intervención del Estado sobre el pleno ejercicio de
los derechos individuales. En este sentido los agentes policiales
deben describir la situación -y justificar- que por sus
características surgió la necesidad de limitar los derechos de
las personas.
Razonabilidad y proporcionalidad.
Se trata de dos principios que tienen su origen en el Derecho y
de suma importancia en la teoría y práctica jurídica. Empero,
su evolución los ha convertido en criterios de aplicación por
parte de la agencia policial para la garantía de los derechos
fundamentales.
La razón de estos principios es la protección de las garantías
fundamentales ante posibles arbitrariedades del poder público,
por ende, su alcance en las actividades de la fuerza policial es
consecuente con su finalidad.
El diccionario de la RAE define razonable como: "1. Adecuado,
conforme a razón"; "2. Proporcionado o no exagerado". Para
nuestro cometido indistintamente valen las dos acepciones,
pues cualifican el comportamiento de los agentes policiales en
oportunidad de sus procedimientos.
La aplicación de la ley exige de funcionarios que procedan de
manera razonable, prudente y con sentido común, de
conformidad al ordenamiento jurídico. Su relación y contacto
cotidiano policía-habitante puede suscitar posibilidades de
abusos, excesos o actos discriminatorios.
El artículo 4º refiere sobre el secreto profesional. Pese a la
claridad de tu texto, cabe señalarse que no solamente aspectos
relacionados a la vida privada de las personas o redundar en
perjuicio de los intereses, especialmente la reputación, sino la
posibilidad de ser factor de corrupción por parte de los agentes
policiales. El artículo no es absoluto en su cometido sino que
admite la excepcionalidad, sea por el cumplimiento del deber o
a requerimiento de la justicia.
El artículo 5º habla del deber de los funcionarios policiales de
cumplir la ley y proteger a las personas contra actos de
torturas, tratos o penas crueles, in-humanos o degradantes. Es
un artículo de alcance absoluto, no admite excepciones, lo cual
es lógico pues so pretexto de cumplir la ley no se la puede
violar.
El artículo 6º se refiere a nuestras obligaciones para con la
salud de las personas que se encuentran bajo nuestra custodia.
Es de carácter absoluto por no existe justificación alguna para
su incumplimiento.
En todos los casos se ha ejemplificado el contenido de los
artículos, atendiéndose los emergentes grupales.
El artículo 7º exhorta al estricto cumplimiento de la Ley
desestimando todo acto de corrupción, extensivo al abuso del
poder como a toda figura transgresora del ordenamiento
jurídico. En el caso de los policías, la comisión delictual queda
agravada por su condición de tales.
El alcance de los contenidos del Art. 8º amerita ampliar el
comentario. El artículo se divide en dos párrafos. El primero
exhorta una vez más al respeto a la ley y al presente Código,
con un accionar preventivo que impida su violación y en caso
de haberse sucedido, oponerse y combatir el acto delictual. El
segundo, establece para los funcionarios, un orden de prelación
de medidas legítimas con el propósito de impedir y oponerse a
la violación de la ley. Este orden pretende que los funcionarios
cumplan con la ley, sin vulnerar la disciplina interna de la
institución a la cual pertenecen ni el secreto profesional,
comenzando con la comunicación a sus superiores, promover
la intervención de los organismos de asuntos internos de la
institución a la cual pertenece, la intervención de la justicia e
incluye a los medios masivos de comunicación social. En este
contexto, será el funcionario encargado de hacer cumplir la ley
quien evalúe discrecionalmente el empleo del medio de
denuncia más eficaz y que concilie sus obligaciones funcionales
con la disciplina interna de la institución a la cual pertenece
como de su seguridad personal y la de sus afectos inmediatos.
En los comentarios se menciona además que los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, merecen el respeto, el apoyo y la
protección de la agencia a la cual pertenecen y de la comunidad en
general, situación que debe estar debidamente garantizada e
instrumentada por el Estado.
Ahora bien, para el correcto y eficaz cumplimiento de las
normas y principios establecidos por nuestro Código de
Conducta, los organismos de aplicación de la ley deben ser
receptivos a su aplicación, contando en su estructura
organizativa y funcional con un sistema eficaz que garantice a
sus funcionarios, el respaldo y la protección institucional
necesarios para prevenir y coaccionar ante cualquier acto de
violación a la ley y al Código de Conducta.
Cuando hablamos de un sistema eficaz, lo hacemos en función
de ciertos mecanismos y normas de funcionamiento,
arraigados en el cuerpo axiológico que guía a la institución de
aplicación de la ley y que permitan a sus funcionarios, el
correcto y eficaz desempeño de sus funciones en los términos
del Código de Conducta, con profesionalismo, de manera
ordenada y adecuada.
Derechos Humanos.
Introducción.
La misión fundamental de la policía, más allá de las coyunturas,
y momentos políticos, siempre estuvo orientada a la
protección, la salvaguarda y la restitución misma de los
derechos humanos y por ende, sus acciones deben responder
en todo momento y circunstancias, a sus postulados.
La institución policial es la respuesta y compromiso de todo
Estado para la tutela y protección de los derechos humanos,
aunque se reconoce que desde diferentes sectores, se han
levantado voces de reproche hacia la misma, generalizándose
por el accionar de alguno de sus integrantes.
Este protectorado oficial de los derechos humanos que posee
la policía desde los tiempos mismos de su conformación,
amerita revalorizar y potenciar en beneficio de todos.
Empero, existe una creencia generalizada entre los agentes policiales
acerca de que los derechos humanos existen sólo para proteger y
beneficiar a los delincuentes y no para ellos. Que entorpecen su
desempeño laboral, tornándolo dificultoso y en no pocas ocasiones el
resultado se vuelve en su contra vía judicial.
Nada más absurdo y falto de razón, pero desde su posicionamiento
funcional e institucional, se corresponde a una línea argumental basada
y sustentada en presupuestos tales como una administración de
justicia que no consideran tan justa, en su régimen funcional
estructurado y jerarquizado con ribetes feudales que les impide el
correcto ejercicio profesional y los sitúa en un estado de vulnerabilidad
laboral, en la existencia de un código oculto que los conmina a una
práctica cotidiana estresante, sinuosa y controvertida, a través de
directivas emanadas por sus superiores que no siempre se leen en
documentos ni se oyen a viva voz, sino susurran su cumplimiento con
la implicancia de transgresión a la ley, a la abstención de formular
peticiones, reclamos o denuncias sobre asuntos relacionados a la
función y a la violación y restauración de sus propios derechos.
El descreimiento y la desazón se suceden también al comprobar que
los contenidos de los documentos internacionales de derechos
humanos, llegan a conocimiento de la delincuencia antes que a ellos y,
que aun conociéndolos, la institución policial no ha formulado ni
adaptado a sus protocolos de actuación. Es más, si bien su enseñanza
está presente en diferentes capacitaciones, se verifica un divorcio con
la metodología que se les exige en sus lugares de trabajo.
Aun en la actualidad, muchos agentes policiales, en especial quienes
tienen contacto permanente con la gente, desconocen la existencia de
instrumentos internacionales de derechos humanos relacionados con
su trabajo y cómo emplearlos correctamente, pese a que algunos están
incorporados en sus legislaciones internas.
Lamentablemente, el problema se ha visto agudizado en muchos
casos, cuando en diferentes cursos (conferencias, jornadas,
seminarios), algunos docentes responsables -o irresponsables-, más
allá de los métodos de enseñanza empleados y de los contenidos
teóricos, se ubican al frente de la clase y, sutilmente -aunque a veces
no tanto- inician una suerte de reproches, recriminaciones,
acusaciones, descalificaciones y hasta imputaciones, concluyéndose,
por si no hubiera sido poco, que como representantes del Estado los
agentes policiales son los únicos que pueden vulnerar los derechos
humanos y no así los delincuentes, pues su transgresión se encuentra
tipificada en el Código Penal. Una interpretación, quizás de contenido
ideológico o conveniente o convencional, pero que va más allá de la
letra misma de las normas y la doctrina.
Esta desagradable situación, si bien sustentada en bibliografía
reconocida por algunos institutos académicos, genera desconcierto y
molestia entre los agentes quienes se sienten prejuzgados y
vulnerados, a la vez que condiciona la eficiencia del dictado y la eficacia
del mismo, para poder transferir los conocimientos adquiridos al
desempeño de su labor cotidiana.
Además, en no pocas ocasiones se aborda el tema de los deberes
humanos, vinculados inseparablemente al pleno goce y ejercicio de los
derechos, parcializando o limitando su enseñanza y dejando la amarga
sensación que los miembros de la comunidad, a quienes deben
proteger, sólo tienen derechos y ninguna obligación.
Entendemos -y así estamos enfocados- una enseñanza de los derechos
humanos para los agentes policiales desde una perspectiva
absolutamente abierta, receptora y ecuánime, de entendimiento, de
comprensión pero no de justificación, tolerancia o confrontación.
Estamos convencidos que desde el amor y no desde el odio, es la única
forma de enseñar, y no aprovechando el aula como tribuna para
exteriorizar personalismos ideológicos.
Algunas organizaciones no gubernamentales y medios masivos
de comunicación social se nutren del fracaso policial en el
cumplimiento de su misión y en oportunidades, so pretexto del
derecho a la información, se extralimitan desmereciendo a la
institución y a sus integrantes. Muchas noticias con fuerte
argumentación llegan a la gente dando a entender que la
policía desde su origen es falsa, de proceder incierto, no creíble
e incontrolable, siendo sus agentes poco o nada confiables y
menos aún profesionales, cuestionando su práctica y la
legalidad de sus acciones.
Breve historia sobre los derechos humanos.
Hablar de derechos humanos es hacerlo sobre aquello que es
inherente al ser humano, que es natural y legítimo para los
fines de su vida. Dicho esto, no existe restricción alguna por
cuestiones geográficas, económicas, sociales, culturales o
políticas, de manera que comprende a todos los seres humanos
por igual.
Esta internacionalidad y universalidad se pierde en la historia
de la humanidad. Siempre los seres humanos fueron titulares
de derechos por su sola condición humana. El problema o el
estudio, según se lo enfoque, no radica entonces desde cuándo
los humanos poseen derechos por su sola condición de tales,
pues los tuvieron siempre, sino a partir de cuándo los
diferentes regímenes políticos comenzaron a reconocerlos y
consecuentemente garantizarlos y protegerlos.
En la antigüedad (occidental-europea), la sola condición
humana no confería derechos frente a la organización política
imperante. En el mundo greco-romano los seres humanos
poseían ciertos derechos a condición de vivir en una Ciudad-
Estado, es decir por que vivían en comunidad (ciudadanos) y
por ende pertenecían a un grupo social, pero no por su sola
condición de tales. Estos derechos, otorgados por el Estado,
estaban condicionados y diferenciados en función del lugar que
ocupaban en la estratificación social, comprendiendo
igualmente a quienes pertenecían al grupo mejor posicionado.
El relato de la conquista de Babilonia por parte del rey Ciro fue
grabado en un cilindro de barro cocido en el cual se detallaban
una serie de medidas adoptadas (539 a. C.), tales como la
libertad de los esclavos, el derecho de las personas a escoger
su propia religión y estableció la igualdad racial, representando
en la actualidad, el antecedente de reconocimiento y protección
de los derechos humanos más antiguo del mundo, y que fuera
traducido a los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas.
Tanto en la filosofía estoica como en el cristianismo,
encontramos caminos importantes que se abren para asignar
a esta inherencia humana una situación de independencia
frente al estatus político y jurídico vigentes.
En el año 1215, el entonces Rey de Inglaterra Juan Sin Tierra,
firma la Carta Magna. En realidad es un pacto con los barones
del reino que no fue cumplida sino hasta años más tarde. No
vamos a analizar su contenido, pues se aleja de nuestro
cometido pero baste señalar que conforma un cuerpo de
normas de diversa naturaleza en el plano social, político,
económico y jurídico de significativa proyección como
antecedente importante en la historia de los derechos
humanos. Ejemplo de ello, si bien no lo crea como tal, consagra
garantías que se corresponden con el procedimiento de habeas
corpus. Asimismo, se advierte la mención y consideración a
futuro de instituciones preexistentes y con funciones policiales
como la del "Sheriff", el "Constable" y el "bailiff".
En África, las Cartas de Mandé (1222) que consta de siete
declaraciones en prosa dirigidas "a todos los oídos del
mundo" y las de Kurukan Fuga (1236) de 44 artículos,
dirigida "a las doce partes del mundo", representan las
primeras declaraciones de derechos humanos concebidas como
tales y no como meras aproximaciones. En ambas encontramos
garantías que en la actualidad bien podríamos reconocerlas de
estatus constitucional y procesal, tales como el habeas corpus,
la igualdad ante la ley, la inmunidad diplomática y la
prescripción de delitos y faltas, se declama derechos a la vida,
a la libre circulación, a la integridad física, al trabajo, a la
libertad de expresión, a la educación, la prohibición de la
tortura, la prevención de los conflictos, la igualdad de sexos y
la defensa del medio ambiente. Además de una serie de
deberes, tales como: que nadie robe a su vecino, cause dolor
a su prójimo, martirice a su semejante, que cada uno vele por
su prójimo, venere a sus progenitores, vele por el país de sus
padres, que cada cual eduque como es debido a sus hijos y
cubra las necesidades de los miembros de su familia,. Los
principios emanados de las cartas son de inequívoco carácter
transnacional y universal.
En nuestra América Latina y el Caribe, antes de la invasión
europea de 1492, baste citar el pensamiento de la civilización
Maya. Que todos los seres humanos, hombres y mujeres, traen
su estrella, misión, vocación y carisma, asimismo se adquiere
su ser, esencia, dignidad y libertad desde el momento de la
concepción, por lo que no existe razón alguna para sostener
discriminación de género y de edad. Consecuentemente con
ello, los mayas poseían una organización socio-política y un
sistema judicial que satisfacía sus necesidades y aseguraba la
convivencia pacífica de sus integrantes en comunidad. Un
miembro emblemático y representativo de esta cultura fue el
Tupil (Del náhuatl topille), quien cumplía funciones policiales a
las órdenes del Juez. Se trataba de un cargo oficial de
aceptación y confianza comunitaria que exigía de prestigio
personal. Es sin duda, el primer funcionario encargado de hacer
cumplir la ley en nuestras tierras.
En muchos de nuestros pueblos originarios, el reconocimiento
y protección de los derechos humanos formaba parte de su
cultura, de su organización socio-política y se manifestaba en
el diario vivir.
El surgimiento y expansión de la Reforma Protestante, produjo
en Europa un fuerte cimbronazo y guerras que se concluyen
con los Tratados de Westfalia de 1648. La paz trajo el
reconocimiento de la libertad de prédica religiosa, aún con
ciertos límites pues los habitantes de un Estado estaban
obligados a profesar la religión oficial pero dejando la
posibilidad de reconocer a las minorías religiosas. Esto abrió
nuevamente caminos hacia la libertad de conciencia, es decir,
la independencia religiosa y por extensión de pensamiento,
frente al poder del Estado (caso de Inglaterra), representando
un importante antecedente para nuestro estudio.
Tanto en la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos (1776) como en la Declaración de Derechos del Hombre
y del Ciudadano (1789) consecuente de la Revolución
Francesa, reconocen que los seres humanos con independencia
de su relación frente al Estado poseen derechos naturales
anteriores y superiores que deben protegerse, lo cual significa
un salto significativo pues el Estado como asociación jurídico-
política es una creación de las personas para la defensa de sus
derechos como la atención y satisfacción de sus necesidades.
Empero, escapa a nuestro cometido analizar la controversia
surgida "a posteriori" de sus respectivos dictados, pues los
valores en ellas consagrados fueron sistemáticamente violados
por los sistemas políticos emergentes. En el caso de los Estados
Unidos, una república que sostuvo y fortaleció un régimen
esclavista donde un grupo importante de personas no eran
consideradas tales y sus consecuentes prácticas inhumanas.
Para el caso francés, la sistemática y sangrienta represión
revolucionaria llevada a cabo. No obstante, las tomamos y nos
quedamos con la significancia de documentos fundamentales
en la historia de los derechos humanos.
"(….). Artículo 1.- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las
distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común….Artículo 2.- La
finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e
imprescriptibles del hombre. Tales derechos son la libertad, la propiedad, la
seguridad y la resistencia a la opresión. (….). Artículo 12.- La garantía de los derechos
del hombre y del ciudadano necesita de una fuerza pública; por lo tanto, esta fuerza
ha sido instituida en beneficio de todos, y no para el provecho particular de aquellos
a quienes ha sido encomendada." (Declaración francesa, 1789)
Del contenido de estos artículos, resulta el reconocimiento de
la libertad e igualdad de derechos de los hombres, la finalidad
del Estado que es justamente la conservación de tales derechos
(naturales), la enumeración de los mismos y la necesidad de
contar con una fuerza pública, que no es otra cosa que una
institución policial garante de los derechos humanos de todos
e independiente de cualquier fracción social y política.
El avance y reconocimiento de los derechos humanos incide en
la transformación del Estado absolutista hacia el Estado
constitucional y comienza a configurarse el Estado de derecho,
en el cual el ejercicio del poder no es absoluto sino regulado y
limitado por la ley, para asegurar el pleno goce y protección de
los derechos de los habitantes.
Los avatares sufridos por el reconocimiento y protección de los
derechos humanos van unidos a la aparición de los
movimientos socialistas del siglo XIX y por supuesto las
dramáticas guerras de 1914-1918 (1ª Guerra) y 1939-1945
(2ª Guerra).
Al término de la Primera Guerra, se crea la Sociedad de
Naciones (SDN) por imperio del Tratado de Versalles (París,
1919). Los propósitos de la naciente organización fueron, entre
otros: fomentar la cooperación entre las naciones, garantizar
la paz y la seguridad mundial, sobre la base de no recurrir a
conflictos armados y la resolución pacífica de las controversias.
La Sociedad no fue tan eficaz como se esperaba y
absteniéndonos de analizar los motivos que llevaron a su
fracaso y proceso de desintegración al inicio de la 2da. Guerra,
cabe destacarse un antecedente que fuera lapidario para su
futuro. En 1925, se afilia a la SDN, la Comisión Internacional
de Prisiones (CIP, Londres, 1872) que en oportunidad de la
reunión de Berlín de 1935, cambiara su nombre por Comisión
Internacional Penal y Penitenciaria (ICPP). La fecha y el lugar
de la misma, dio cabida a la asistencia de numerosos
simpatizantes del nazismo, influyendo y presionando de tal
manera en la Comisión, que convenientemente financiada,
consintiera la publicación de las históricamente conocidas
teorías satánicas sobre los orígenes raciales y biológicos del
delito y su represión a través de medidas crueles y
sanguinarias. Baste con citar uno de los temas sustantivos
tratados en aquella oportunidad para conocer claramente lo
indigno e innoble de su conducta:
"Las leyes de todos los países deben autorizar la práctica de la castración, a petición
o con consentimiento del interesado. Igualmente se planteó la autorización de la
esterilización por motivos sanitarios o eugenésicos.".
Creada la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al
término de la Segunda Guerra Mundial, en la ciudad de San
Francisco durante 1945, sus propósitos y principios se
encuentran establecidos en el documento internacional
conocido como "La Carta de las Naciones Unidas".
Una de las medidas inmediatas de la naciente Organización fue
la creación de la Comisión de Derechos Humanos,
encomendándosele la redacción de una Carta Internacional de
Derechos Humanos. La comisión consideró que la situación
política mundial condicionaba en cierta medida la adopción de
un tratado de derechos humanos que estableciera normas
obligatorias de carácter legal. Empero consideraba favorable la
formulación de una declaración de valor moral. De esta manera
surge la Declaración Universal de Derechos Humanos,
adoptada y proclamada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de 10 de
diciembre de 1948.
Es el primer documento de derechos humanos promulgado por
una organización internacional universal. Por su "status" moral
y su importancia legal y política, la Declaración se convirtió a
través de los años, en punto referencial y bandera
representativa de la lucha de los seres humanos por su libertad
y dignidad.
En sus Artículos 1° y 28°, se proclama:
"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos (…)"
"Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en
el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan
plenamente efectivos".
La Declaración consta de 30 artículos de los cuales 28
enumeran derechos, el artículo 29º se refiere a los deberes y
finalmente el artículo 30º, reasegura la protección de su plena
vigencia y por ende, el respeto y pleno goce de derechos.
La Declaración no es un tratado y el camino para lograrlo
demandó casi dos décadas, cuando en diciembre de 1966 se
aprobaron y quedaron abiertos a la firma, ratificación y
adhesión, los Pactos Internacionales de derechos económicos,
sociales y culturales, y de derechos civiles y políticos (que
emanan de la propia Declaración). Pero aun así, transcurrió una
década más para que fueran ratificados y entraran en vigencia
en 1976 (de derechos económicos, sociales y culturales, a
partir del 3 de enero, y de derechos civiles y políticos, a partir
del 23 de marzo) con el voto de 35 países miembros de la ONU.
Por su "status" de tratados, los pactos crean obligaciones
convencionales para los Estados, de manera tal que el
cumplimiento y goce de todos y cada uno de los derechos que
garantizan son asuntos de carácter internacional y están, por
lo tanto, fuera del dominio exclusivo de cada país (derechos
supranacionales).
Durante la década de los años setenta, el jurista Karel Vasak
del Instituto Internacional de Derechos Humanos de Francia,
propuso una división de los derechos humanos en tres
generaciones. De esta manera, los derechos civiles y políticos
se los reconocen como aquellos derechos humanos referidos a
la libertad y a la participación política de las personas,
protegiéndolas de posibles excesos por parte del Estado,
denominándolos de Primera Generación (Ej.: derecho a la vida,
la libertad, la seguridad personal, a no ser objeto de arresto,
detención o exilio arbitrario, al debido proceso judicial, etc.).
Los derechos económicos, sociales y culturales se los
reconocen como los derechos humanos referidos a la igualdad
de los seres humanos, demandando al Estado una gestión de
bienestar general e igualdad de oportunidades para todos y se
los denomina de Segunda Generación (Ej.: derecho a la
seguridad social, al trabajo, a igual salario por igual trabajo, a
la protección contra el desempleo y a una remuneración justa
y favorable, al descanso y reposo, a un nivel de vida adecuado
para su salud y bienestar personal y el de su familia, a la
educación, etc.).
La Tercera Generación de Derechos Humanos, representa
aquellos derechos surgidos mediante acuerdos en respuesta a
demandas de la comunidad internacional y se refieren a la
solidaridad y la fraternidad entre las personas (derecho a un
medio ambiente decente, derecho al agua pura, derecho al aire
puro, el derecho a la paz, al desarrollo, a la comunicación, al
patrimonio de la humanidad).
Es dable destacar que Vasak, nacido en la ex-Checoslovaquia
(actual República Checa) y naturalizado francés, era un
admirador incondicional de la República Francesa, de su
historia y de los valores que ella representaba, de manera tal
que la división en tres generaciones es un homenaje a su lema
tradicional y oficial: "Libertad (1ra. G), Igualdad (2da. G) y
Fraternidad (3ra. G)".
La Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre
es anterior a la Declaración Universal de Derechos Humanos de
la ONU y con la cual tiene mucho en común, fue proclamada
en la IX Conferencia Internacional Americana de Bogotá
durante 1948, oportunidad en que fuera creada e inaugurada
oficialmente la Organización de Estados Americanos (OEA).
La Declaración contiene una lista de 27 derechos y 10 deberes,
comprendiendo tanto derechos civiles y políticos como
económicos, sociales y culturales. De esta manera
encontramos el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad
e integridad de la persona, a la igualdad ante la ley, a la
protección de la honra, la reputación y a la vida privada y
familiar, como deberes hacia la sociedad, a la instrucción, al
sufragio, a la obediencia a la ley, y de servir a la comunidad.
De la Declaración a la Convención Americana de Derechos
Humanos, transcurrieron más de veinte años, siendo
proclamada el 22 de noviembre de 1969 y entrada en vigor el
18 de julio de 1978, siendo conocida como el Pacto de San José
de Costa Rica.
"(…) Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de
ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos
de la persona humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de
naturaleza convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho
interno de los Estados americanos; Considerando que estos principios han sido
consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos que han sido reafirmados y desarrollados en
otros instrumentos internacionales, tanto de ámbito universal como regional
(…)." (Convención americana-Preámbulo)
Posteriormente, en San Salvador, durante 1988 se proclama el
Primer protocolo anexo al Pacto de San José, sobre derechos
económicos, sociales y culturales.
Es importante señalar que si bien la obligatoriedad de respeto
y garantía de los derechos civiles y políticos son exigibles a los
Estados partes de manera inmediata, con relación a los
económicos, sociales y culturales, establece el compromiso de
adoptar providencias, medidas, para lograr progresivamente la
plena efectividad de estos derechos (Art. 26º de la Convención
Americana y Art. 1º Protocolo de San Salvador).
Por lo anterior, queda establecido que los derechos humanos
son inherentes a la persona humana, es decir que por la sola
condición de serlo, es titular de derechos llevándolos consigo
más allá de las nacionalidades como del lugar donde se
encuentre.
Consecuentemente, son inviolables, universales,
transnacionales, irreversibles y progresivos, con lo cual,
conllevan a la obligatoriedad del Estado de respetarlos y
garantizarlos.
"(….) 36. (….) La Conferencia Mundial respaldó decididamente el concepto de unidad
y universalidad de los derechos humanos, declarando que "Todos los derechos
humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre
sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos en forma global y
de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo
peso". (Conferencia Mundial de Derechos Humanos, Viena, 1993)
El ejercicio del poder por parte del Estado debe orientarse a la
defensa de los derechos de las personas pues es inadmisible
un pretendido ejercicio lícito que opere en contra de ellos. Su
titularidad les corresponde a todas las personas con
independencia de regímenes políticos, sociales o culturales,
nacionalidad o lugar de residencia pues son superiores al
Estado.
Los derechos reconocidos no pueden en el futuro desconocerse
o suprimirse su garantía y protección por decisión oficial. De
igual manera, su actual reconocimiento y protección no implica
la negación de otros que surjan como inherencia a la persona
humana.
La Declaración de Viena, exhorta a la comunidad internacional
y consecuentemente a los Estados, al tratamiento de los
derechos humanos de manera global e integral, sin establecer
cuestiones de prioridades de unos sobre otros.
Es de suma importancia que los agentes policiales estén
debidamente compenetrados con la historia de los derechos
humanos como de los sistemas de garantía y protección. Más
aún, estar absolutamente convencidos sobre su labor cotidiana
de garantía y protección inmediata de los derechos de los
habitantes como fin último de su condición de tales.
En atención a lo visto precedentemente, sólo la Humanidad
toda puede arrogarse un papel hegemónico en la
consideración, reconocimiento y sistemas de garantías y
protección de los derechos humanos. Su protagonista principal
y gestor de la historia, es el ser humano en comunidad, de
manera tal que ninguna persona, grupo de personas,
civilización o cultura, unilateralmente, puede esgrimir su
patrimonio.
No obstante ello, resulta evidente que todo lo avanzado hasta
el presente, debe fortalecerse en áreas concretas y con
métodos de ejecución más eficaces pues tal y como se presenta
la realidad planetaria, hay naciones y culturas que no existen
a la luz de los derechos humanos por la particular
interpretación que de los mismos hacen las potencias
dominantes.
"¿Cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la
arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los
márgenes más miserables de nuestro mundo?" (Papa Francisco, mensaje de fin de
año 2015)
Violación de derechos humanos.
Vamos a considerar dos aspectos dentro de la doctrina
interamericana. Las conductas de los agentes del Estado, en
nuestro caso los funcionarios policiales y de los particulares
sujetos a su jurisdicción.
Para ello comenzaremos transcribiendo algunos párrafos de
interés del libro "Derechos humanos, seguridad ciudadana y
funciones policiales" (IIDH, 2011).
Por parte de agentes policiales.
""Violación de derechos humanos por conductas de los agentes del Estado….En este
caso, el Estado será responsable por las acciones u omisiones de sus agentes al
amparo de su carácter oficial, aun si actúan fuera de los límites de su
competencia…..Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
establece que: "La responsabilidad internacional del Estado se funda en actos u
omisiones de cualquier poder u órgano de éste, independientemente de su jerarquía,
que violen la Convención Americana, y se genera en forma inmediata con el ilícito
internacional atribuido al Estado. En estos supuestos, para establecer que se ha
producido una violación de los derechos consagrados en la Convención no se requiere
determinar, como ocurre en el derecho penal interno, la culpabilidad de sus autores
o su intencionalidad y tampoco es preciso identificar individualmente a los agentes a
los cuales se atribuyen los hechos violatorios. Es suficiente que exista una obligación
del Estado que haya sido incumplida por éste.""
El Estado es responsable por la acción u omisión funcional de
sus agentes policiales que derive en la violación de derechos
consagrados en la Convención Americana. Si bien a los fines de
la Comisión Interamericana sólo exige como suficiente que
exista una obligación incumplida, toda violación de derechos en
ella consagrados por parte de agentes policiales, se encuentra
tipificada y sancionada en el ordenamiento jurídico interno con
el agravante de su condición de tales.
"1. La obligación de respetar, asegurar que se respeten y aplicar las normas
internacionales de derechos humanos y el derecho internacional humanitario según
lo previsto en los respectivos ordenamientos jurídicos dimana de:….a) Los tratados
en los que un Estado sea parte; b) El derecho internacional consuetudinario; c) El
derecho interno de cada Estado. (….). 23. Las garantías de no repetición han de
incluir, según proceda, la totalidad o parte de las medidas siguientes, que también
contribuirán a la prevención:….a) El ejercicio de un control efectivo por las
autoridades civiles sobre las fuerzas armadas y de seguridad; b) La garantía de que
todos los procedimientos civiles y militares se ajustan a las normas internacionales
relativas a las garantías procesales, la equidad y la imparcialidad; c) El
fortalecimiento de la independencia del poder judicial; d) La protección de los
profesionales del derecho, la salud y la asistencia sanitaria, la información y otros
sectores conexos, así como de los defensores de los derechos humanos; e) La
educación, de modo prioritario y permanente, de todos los sectores de la sociedad
respecto de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario y la
capacitación en esta materia de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley,
así como de las fuerzas armadas y de seguridad; f) La promoción de la observancia
de los códigos de conducta y de las normas éticas, en particular las normas
internacionales, por los funcionarios públicos, inclusive el personal de las fuerzas de
seguridad, los establecimientos penitenciarios, los medios de información, el personal
de servicios médicos, psicológicos, sociales y de las fuerzas armadas, además del
personal de empresas comerciales; g) La promoción de mecanismos destinados a
prevenir, vigilar y resolver los conflictos sociales; h) La revisión y reforma de las
leyes que contribuyan a las violaciones manifiestas de las normas internacionales de
derechos humanos y a las violaciones graves del derecho humanitario o las permitan.
(….)." (Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones
manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones
graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener
reparaciones, ONU, 2005)
Como ejemplo, si un agente de policía da muerte a una
persona, el Estado será internacionalmente responsable de la
violación del derecho humano a la vida por parte de su agente.
Representa una acción suficiente de incumplimiento a una
obligación del Estado. Empero, el propio agente, será
penalmente responsable del delito tipificado y sancionado
como homicidio agradado por su condición (genéricamente
hablando), en el ordenamiento legal interno.
Por parte de particulares.
""Responsabilidad del Estado por conductas de particulares. La responsabilidad del
Estado surge aquí de su deber de garantizar el respeto de los derechos
humanos….Este punto tiene directa relación con el ejercicio de las funciones
policiales, y se vincula a la obligación positiva de "adoptar las medidas necesarias
para asegurar la efectiva protección de los derechos humanos en las relaciones inter-
individuales", lo que implica el cumplimiento por parte del Estado de las siguientes
obligaciones: 1. Prevenir: "adoptar medidas para prevenir la vulneración de derechos
humanos vinculados a la seguridad ciudadana". Estas medidas deben ser de carácter
jurídico, político, administrativo y cultural y promover la salvaguarda de esos
derechos. 2. Investigar: "cuando la violación de derechos humanos se ha producido.
Esto debe realizarse mediante una "investigación seria, imparcial y efectiva, por
todos los medios legales disponibles y orientada a la determinación de la verdad y el
enjuiciamiento y eventual castigo de los autores. (….)".""
Está claro que el Estado es responsable de garantizar el pleno
goce y protección de los derechos humanos de todos los
habitantes, siendo la agencia estatal policial una de las
encargadas -y de ejercicio inmediato- de su cumplimiento. El
texto refiere -aunque expresamente no lo dice- al accionar de
la delincuencia, a su debido y adecuado tratamiento por parte
del Estado en cuanto a prevenir la vulneración de derechos
humanos -que sí lo expresa- e investigar exhaustivamente
para lograr su esclarecimiento, el enjuiciamiento y el eventual
castigo a sus autores.
"2. Recomienda que los Estados tengan en cuenta los Principios y directrices básicos,
promuevan el respeto de los mismos y los señalen a la atención de los miembros de
los órganos ejecutivos de gobierno, en particular los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley y las fuerzas militares y de seguridad, los órganos legislativos,
el poder judicial, las víctimas y sus representantes, los defensores y abogados de
derechos humanos, los medios de comunicación y el público en general;
(….)". (Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones
manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones
graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener
reparaciones, ONU, 2005)
Como ejemplo, si una persona diera muerte a otra, sería
penalmente responsable (genéricamente hablando) del delito
tipificado y sancionado como homicidio en el ordenamiento
legal interno, y el Estado estaría eximido de responsabilidad
internacional, en tanto y en cuanto, tenga vigente y en
funcionamiento al momento del hecho, todos los recaudos
legales y estructuras de carácter político, jurídico y
administrativo, para asegurar la efectiva protección de los
derechos humanos en las relaciones interindividuales.
En ambos ejemplos, sea su autor, un particular o un agente de
policía, estamos hablando de la violación del derecho humano
a la vida y en ambos casos son penalmente responsables por
transgredir el derecho penal interno, lo que varía es el carácter
de la responsabilidad del Estado en el marco del derecho
internacional, ante el incumplimiento de sus obligaciones, sea
por acción u omisión, o por su deber de garantizar. Si el caso
no obtiene el debido tratamiento y menos aún resuelto dentro
de la administración de justicia interna, queda habilitada la vía
supranacional.
Por lo expuesto, no se comparte una doctrina que sostenga,
difunda o pretenda enseñar, que los únicos que pueden violar
los derechos humanos son los agentes de policía.
La vulneración de la dignidad humana y los derechos humanos
de las personas ha sido igualmente tratada por las Naciones
Unidas en diferentes documentos vinculándola con el accionar
de la delincuencia y por ende, la responsabilidad personal de
quienes se ubican en conflicto con la ley penal. Valga citar entre
otros, la Declaración de Caracas de 1980, el Plan de acción de
Milán de 1985 y la Declaración de Valencia de 1998.
"(….). Considerando que el fenómeno delictivo en su interacción social lesiona el
desarrollo integral de las naciones, ataca el bienestar espiritual y material de los
pueblos, compromete la dignidad humana y crea un clima de temor y violencia que
pone en peligro la seguridad personal y deteriora la calidad de la vida,
(….)" (Caracas, 1980)
"(….). La delincuencia es un importante problema de dimensiones nacionales y en
algunos casos, internacionales. Ciertas formas de delincuencia pueden obstaculizar
el progreso político, económico, social y cultural de los pueblos y amenazar los
derechos humanos, las libertades fundamentales y la paz, la estabilidad y la
seguridad. (….)." (Milán, 1985)
Resulta claro y de significativa importancia el contenido de los
documentos de Caracas y de Milán, en mencionar a la comisión
del delito (y por ende, a la persona de su autor) como amenaza
a la dignidad humana y la violación a los derechos humanos.
En el año 1998, cincuentenario de la Declaración universal de
derechos humanos se reunieron en la ciudad de Valencia-
España un grupo de expertos bajo los auspicios de la UNESCO
y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos,
proclamándose la "Declaración universal de responsabilidades
y deberes humanos" también conocida como la Declaración de
Valencia. En su introducción, rubricada por el presidente del
grupo encargado de la misma, Richard J. Goldstone, se
consignó:
"(….). No obstante los específicos asuntos escogidos por el Grupo de Alto Nivel, los
participantes reconocieron que hay y continúa habiendo responsabilidades
personales de los miembros individuales de la comunidad global que trascienden y
complementan al ámbito de nuestro esfuerzo. Como miembros individuales de la
comunidad global tienen derecho a la totalidad de los derechos humanos, pero
también deben a la comunidad ciertas responsabilidades morales. Ellos toman parte
para hacer más universal el disfrute de los derechos humanos. La última decisión
para la acción moral es de los individuos. (….)"
Por su parte, la Constitución de la República de Ecuador (2008)
en su artículo 83º, inciso 5º señala:
"Son deberes y responsabilidades de las ecuatorianas y los ecuatorianos, sin perjuicio
de otros previstos en la Constitución y la ley: (….) Respetar los derechos humanos y
luchar por su cumplimiento".
Está claro entonces, retomando el ejemplo de líneas anteriores,
que todo ser humano tiene derecho a la vida pero también el
deber de no quitarla y así, de manera concordante con los
demás derechos humanos.
"(….) acá hay gente para quien la violación a los derechos humanos es la tortura,
desaparición de personas, cárceles. Sí, esa es la violación del primer derecho, el
derecho a la vida. Yo soy un sobreviviente de eso, pero los derechos humanos no se
agotan ahí. La mortandad infantil, ¿qué es? Que se nos mueran 25 niños de hambre
por día en la Argentina es violación a los derechos humanos." (Adolfo Pérez Esquivel,
Premio Nobel de la Paz 1980, entrevista Revista La Pulseada-Argentina, nº 79, mayo
2010)
El aumento global de la pobreza, la discriminación, la exclusión
y la marginación social en que viven millones de personas, nos
hace comprender el condicionamiento que tienen los derechos
humanos para su pleno goce.
"Yo le señalé que los derechos humanos son integrales. Y que no hay que limitar a
los asesinatos de la dictadura, sino también a la pobreza, el ambiente y la vida del
pueblo", explicó." (Adolfo Pérez Esquivel, diario Clarín-Argentina, 22-3-13)
Cuando hablamos de violación a los derechos humanos no lo
acotamos a muertes, desapariciones y torturas, sino también
a la pobreza e indigencia, al hambre, a la mortandad infantil,
desigualdades sociales y a las condiciones infrahumanas en que
viven millones de personas.
Este deterioro social de la población a causa de la violación
continuada de sus derechos frente a un Estado responsable de
su salvaguarda y protección, genera escenarios de protesta
social, de violencia reprimida y caldo de cultivo de la
delincuencia.
Un sistema social injusto, determina a las personas pobres una
realidad de plena frustración que puede convertirse y
exteriorizarse en agresividad, y en no pocas situaciones
manifestarse como furia colectiva y delito.
Aun así, descartamos de plano considerar la pobreza como
factor criminógeno, pero las situaciones descriptas en el
párrafo anterior generan un estado proclive hacia el escape
violento y delictual, en tanto y en cuanto, el Estado no asuma
su rol de tal o no funcione a la altura de las circunstancias.
Si analizáramos los porcentajes de pobreza e indigencia en
nuestra Región en relación a la delincuencia, se llegaría a la
conclusión que existe un estado y voluntad de decencia en los
pobres. En correlato con lo dicho, un informe producido por las
autoridades de salud de un país de nuestra Región nos
demuestra (1988) que sobre una población cercana a los
8.000.000 habitantes, poco más del 44 % se encontraba en
situación de necesidades básicas insatisfechas (NBI), sin
embargo, sólo un porcentaje mínimo de personas se
encontraban en conflicto con la ley penal.
Lo dicho nos permite el tratamiento de ciertos aspectos que se
relacionan con la delincuencia y la estructura social de una
comunidad y, con los cuales, la policía por sí sola, obtendrá un
resultado condicionado al fracaso más que al éxito. La
marginalidad es uno de ellos, que entendemos no es privativa
de determinado nivel socioeconómico, sino de una situación de
naturaleza y medio, sea miseria, riqueza, codicia o ambición,
promiscuidad, poder político o económico, etc. También, el
poder económico que representa un factor preponderante para
el desarrollo de una comunidad y la realización personal de sus
miembros, pero mal ejercido o descontrolado, será
determinante para la marginalidad de ciertos grupos sociales
con riesgos probables de provocar conductas violentas y
antijurídicas, lo cual nos lleva a la delincuencia.
El aumento o disminución del delito es variable de la adecuada
organización y planificación integral de la estructura social, de
manera tal que afrontar las situaciones de marginalidad, será
un trabajo interdisciplinario y multisectorial que comprometa a
toda la comunidad: familia, escuela, entidades intermedias,
justicia, policía, etc., siendo el Estado su protagonista principal
para lograr el éxito.
En una realidad donde las cosas no están resueltas o están
deterioradas en términos sociales, la policía debe cumplir su
misión a sabiendas de estar respetando y protegiendo ciertos
derechos humanos de quienes previa y sistemáticamente les
fueran transgredidos otros.
Es una paradoja que amerita del Estado su pronta reversión,
reformulando sus políticas y estrategias de abordaje para la
restitución de derechos, porque los miembros de la
comunidad, a la sazón, sujetos de tales derechos, no merecen
estar protegidos con la sola respuesta policial.
Observaciones:
Se autoriza su reproducción parcial o total del presente texto
de apoyo producido por el docente responsable con la única
condición de mencionar su fuente.
El presente texto de apoyo se completará en aula con las clases
y actividades llevadas a cabo por el docente responsable.
Bibliografía.
Constitución Nacional (RA);
Constitución Provincial (PBA);
Declaración Universal de Derechos Humanos (ONU-1948);
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ONU-
1966);
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre
(OEA-1948);
Declaración de responsabilidades y deberes humanos (ONU-
1998);
Convención Americana de Derechos Humanos (OEA-1969);
Cheves, Raúl Marcelo: “La cuestión policial: Manual para la
aplicación de la ley”; Editorial Seis Hermanas, La Plata, 2015
(ISBN: 978-987-24197-2-1); “El modelo policial hegemónico
en América Latina: Crónica del servilismo policial”, Editorial
Seis Hermanas, La Plata, 2008 (ISBN978-987-24197-0-7);
Código de Procedimiento Penal Provincia de Buenos Aires;
Ley Orgánica Policial 13.482/06;
Ley de Personal Policial 13.982/09 y Decreto 1.050/09;
Derechos Humanos y aplicación de la ley (Manual de
capacitación en derechos humanos para la policía) (ONU-
1997);
Derechos Humanos, seguridad ciudadana y funciones policiales
(IIDH-OEA-2011);
Código de Conducta para los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley (ONU-1979);
"Principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de
fuego por los funcionarios encargados de hace cumplir la ley"
(ONU-1990).
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La Plata, mayo del año del Señor 2017.

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