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La Grafía del idioma MAPUCHE

y
Los desvaríos del Sr. Esteban Erize
por

Aukanaw

Escritura mapuche

Referencias de la tradición oral mapuche aluden a una época en la que hubo


escritura, “papel” y kipu. (nota 1)

Se sabe que la escritura mapuche está íntimamente ligada a los símbolos de los
textiles, de los mapas en piedra, las pinturas rupestres y los diseños sobre
cerámica, pero es un tema sobre el que no haremos comentarios.

El pueblo mapuche no es un pueblo ágrafo, como muchos erróneamente


sostienen. En la actualidad el idioma mapuche se presenta, para la mayoría, como
una lengua sin escritura.

Sistemas de grafía

Aquí nos referiremos en particular a los intentos de representación de la lengua


mapuche, el mapud’ngu, a través de la escritura.

Estos intentos han partido siempre desde los no-mapuche, es decir desde los
“blancos” o wingkas; particularmente misioneros católicos jesuitas o capuchinos.

Es importante consignar que todos estos intentos siempre han sido de sistemas
“fonéticos” y no de sistemas ideográficos.
El sistema fonético pretende reproducir la serie de sonidos que se suceden en la
palabra. Y dentro de este tipo de sistema se optó por la escritura alfabética,
descartando la silábica.

La escritura alfabética se basa en los elementos irreductibles del habla.

Multiplicidad de sistemas semióticos

La variedad de estos sistemas de signos, a veces caótica, confunde al lector no


especializado.

Todavía no se ha efectuado, como con el idioma guaraní, la uniformación de las


grafías. Unificación que debe ser decidida por los propios mapuche en base a lo
que señala la tradición sagrada, y no según los preceptos de la lingüística.

Por el momento los distintos autores usan alfabetos de su preferencia.

Se podría discutir la adecuación, racionalidad, practicidad, etc. de los distintos


sistemas de escritura pero ese es otro tema. Lo que nadie discute actualmente es
que una transcripción tiene el carácter de documento científico cuando está
representada mediante la escritura fonológica internacional. Pero también se
está de acuerdo, siguiendo a Saussure, de que este tipo de escritura está reservada
sólo para los lingüistas, pues embrollaría al lector común. (nota 2)

Sistema alfabético mapuche

El sistema alfabético mapuche todavía tiene la posibilidad de ser “perfecto”


como el griego primitivo o el coreano, si representamos cada sonido simple por
un solo signo gráfico, y recíprocamente a cada signo corresponde un sonido
simple.

Se debería desechar entonces el uso de los signos gráficos

“Sh” para ,

“LL” para el sonido ,

“CH” para ,
“Tr” para .

Pero también es importante en la praxis, tener en cuenta los signos del alfabeto
latino-fenicio, dado su difusión global.

Recordemos el problema que se presenta cuando pretendemos escribir el idioma


mapuche en una máquina de escribir convencional o en una computadora, o la
falta de tipografía adecuada en el momento de imprimir los escritos.

Esta es la causa de que seamos muchas veces inconsecuentes con lo que


sostenemos: para serlo tendríamos que inventar máquinas de escribir con
caracteres mapuche, o con los del alfabeto fonético internacional; tendríamos que
inventar fuentes tipográficas mapuche para usar con los procesadores de texto en
las computadoras, y si logramos triunfar en eso, deberíamos igualmente proveer a
las imprentas con esa tipografía.

Nadie puede reprocharle a pioneros como Augusta o Mösbach los cambios de


grafía en distintas ediciones de sus obras, fué un problema netamente tipográfico.
Máxime si se considera el lugar y la época.

Para tratar de solucionar en parte este problema se nos ocurre, por ejemplo, evitar
usar un signo especial para cada sonido (siempre que se pueda), asignando en
cambio a cada letra latina uno de estos sonidos. Vale decir que se redefiniría cada
signo gráfico (= letra) del alfabeto latino.

Todas estas son limitaciones que impone la cultura invasora al mapuche


estudioso, son también para él un verdadero desafío puesto que vencerlas
equivale a ser fiel a sí mismo, ser fiel a su propia cultura. En esto, aún está todo
por hacerse.

No haremos aquí una reseña de los distintos sistemas de signos de escritura que
se han propuesto en diversas épocas, sino que abordaremos un aspecto bastante
curioso de la lingüística mapuche: el caso de los señores Erize, abuelo y nieto.

Los desvaríos del Sr. Erize

Un caso digno de consideración son las delirantes pretensiones “lingüísticas” del


sr. Esteban Erize y de su nieto. Pasemos ahora a los ejemplos. Esteban Erize,
cuyo desprolijo Diccionario Mapuche criticamos en un artículo anterior, propone
—en esa misma obra— sobre la escritura del idioma mapuche lo siguiente:
«Hemos desechado anteriores grafías en todos los casos en que las
hemos comprobado inadecuadas, y procuramos poner en práctica
una transcripción acomodada al español, como es usual en los
estudios de lenguas indígenas hispanoamericanas.

En cuanto a los sonidos extraños al español hemos tratado de


explicarlos por equivalentes de otras lenguas y referencias
fonéticas.

Recibimos del eminente maestro de la filología Ernesto Wilhelm de


Moesbach, residente en Chile, el más decidido apoyo en este
respecto de transcripción.»

(De aquí en adelante las citas textuales de E. Erize están resaltadas en


color azul. Nota del Webmaster)

Prima facie no comprendemos lo que significa “lenguas indígenas


hispanoamericanas”.

Se puede suponer que las lenguas indígenas hispanoamericanas son híbridos


resultantes del cruce de lenguas indígenas con las mal llamadas lenguas
“hispanoamericanas”.

Pero no, Erize aquí hace gala de un etnocentrismo bastante extraviado y lo que
pretende es clasificar las lenguas indígenas en “hispanoamericanas” y “no-
hispanoamericanas”.

Internándonos en el desvarío de nuestro autor llegamos a conceptualizar que las


lenguas indígenas hispanoamericanas son aquellas lenguas indígenas que
existen en los territorios americanos invadidos por los españoles, impropiamente
llamados “hispanos”.

Entonces siguiendo el pensamiento de Erize el MAPUD'NGU (lengua Mapuche)


sería una lengua indígena hispanoamericana, en cambio la lengua de los sioux
sería una lengua indígena angloamericana, la lengua de los yanomami sería una
lengua indígena lusoamericana, etc., etc.

El origen de todo este desatino creemos hallarlo en el hecho que Erize copió
deformando lo que Mösbach dice en “La Voz de Arauco”, bajo el título
“Advertencias fonéticas: lenguas sudamericanas indígenas”. (nota 3)
Nuestro autor de marras nos advierte también que desecha las grafías de
Valdivia, Havestadt, Febrés, Augusta o Lenz (todos estos buenos conocedores
del idioma mapuche), y señala procuramos poner en práctica una
transcripción acomodada al español, como es usual en los estudios de
lenguas indígenas hispanoamericanas (sic).

Al pretender hacer esto Erize demuestra desconocer los más elementales


principios de lingüística pues hace lo contrario de lo que esta ciencia prescribe.

También nos admiramos del caradurismo de este señor, que sin tener siquiera la
nociones más elementales del idioma mapuche, del latín y de la lingüística,
descalifica de un sólo plumazo la labor de muchos años de trabajo in situ
realizada por estos estudiosos.

Pretender realizar una transcripción acomodada al español de cualquier lengua


indígena merece una glosa aparte.

_________________
Bien sabido es que el idioma español toma prestado un alfabeto que no le es
propio (de los fenicios pasó a los griegos y a los romanos, de estos últimos a los
castellanos). Es un alfabeto que mal se adecua a expresar los sonidos del
castellano, pues le es ajeno.

Saussure señala que: “cuando un pueblo toma de otro su alfabeto, ocurre con
frecuencia que los recursos de ese sistema gráfico se adecuan mal a su nueva
función; uno se ve obligado a recurrir a expedientes; por ejemplo es menester
servirse de dos letras para designar un solo sonido.”

Quien haya tenido la oportunidad de enseñar a leer y escribir en castellano se


habrá percatado claramente de las incoherencias de la ortografía castellana. Es
como dice Saussure: un alfabeto prestado viciado de inconsecuencias.

Este lingüista en su “Curso de lingüística general” señala que:

“Sería demasiado largo clasificar las inconsecuencias de la escritura.


Una de las más desafortunadas es la multiplicidad de los signos para
el mismo sonido.”

El castellano (alias “español”) es rico en este tipo de inconsecuencias.

El absurdo de la Q. Los sonidos ka, ke, ki, ko, ku representados como ca, ka, ke,
que, ki, qui, ko, co, ku, cu.
El absurdo de la G. Ge, y gi son iguales a je, y ji. Los sonidos ga, ge, gi, go gu
representados como ga, gue, gui, go gu.

La necesidad de escribir con U con diéresis (ü) para respetar el sonido propio de
la U: agüero, antigüedad, en lugar de escribir aguero, antiguedad, como es lógico.

Si un signo gráfico, la letra, no representa ningún sonido no tiene razón de ser: el


absurdo de la letra H, etc., etc.

Pero luego de esta digresión volvamos al idioma mapuche, el MAPUD’NGU o


MAPUNCHED’NGU.
_________________
De todo esto queda claro que transcribir los sonidos mapuche usando la grafía
irracional e inconsecuente del castellano es un soberano disparate, pues
ahondaríamos aún más las inconsecuencias al pretender representar aquellos
sonidos mapuches que en español no existen.

Véase como Erize complica las cosas innecesariamente, al escribir por ejemplo
UÙÑOQUINTUHUE, cuando los sonidos simplemente se pueden graficar así
W’ÑOKINTUWE.

Por otra parte debemos replicar que una transcripción acomodada al español
no es usual como nuestro autor pretende en los estudios de lenguas indígenas.
Si un estudio lingüístico lo hiciera perdería su rigor científico.

Ni siquiera pueden permitirse esa libertad obras que solo pretenden la


divulgación a nivel popular pues en lugar de simplificar sólo lograrían
desinformar.

En este punto Mösbach es el numen inspirador de Erize.

Recordemos que el capuchino ensaya este tipo de transcripción en “La Voz de


Arauco” (1944; 1952) y en su “Botánica Indígena” (1955) época precisamente en
la que mantiene correspondencia epistolar con Esteban Erize (1951).

Pero el capuchino alemán en su última obra “Idioma Mapuche” (1963)


abandonará este tipo de grafía hispanizante y rechazándola retorna al uso de
aquella racional que empleara anteriormente para transcribir la vida del longko
(= “cacique”) Pascual Koña en 1930.

Mösbach dirá en forma categórica y a despecho de nuestro autor de marras:


«La K, consonante genuina del idioma mapuche y
demás lenguas sudamericanas, […] , la conservamos
en su sonido y letra propias, ya que su transcripción
por C o Q no se justificaría en una Gramática
Araucana. Ponemos ka, ke, ke, ki, ko, ku, kü, y no ca,
qui, etc; v. gr. kalku bruja, kekün maíz molido, kirke
lagarto, y no calcu o quirque, etc.» (pág. 28)

«Para la conservación de la letra W, también en el área del habla


española, abogan las mismas razones aducidas arriba para la K.
Aunque su transcripción por HU reproduzca bastante bien su
contenido tonal, sin embargo, introduciría al idioma mapuche un
elemento extraño e injustificado.» (pág. 29)

En otra parte Erize escribe:

«C: Se pronuncia como en español, pero siempre oclusiva velar


sorda (ca, co, cu, cü, cù). No existe sonido fricativo interdental
sordo (ce, ci). Ante las vocales e, i utilizamos qu. El autor germano
Augusta, de gran influencia en la filología mapuche del corriente
siglo, empleó en todos los casos k (ka, ke, ki, ko, ku, kü, ku).
Además de extrañar esta sustitución dentro de la adaptación
fonética española, resultaría chocante especialmente en la toponimia
actual, como escribir: Neukén, Karwé, Kopawe, por Neuquén,
Carhué, Copahue.»

No se entiende que podría resultar chocante escribir Neuken, Karwe o Kopawe.

La lingüística enseña que la escritura debe supeditarse al habla, no lo contrario


como pretende algún trasnochado gramático.

Se debe escribir como se habla, y no pronunciar como se escribe.

Lo que sí resulta chocante es la escritura arbitraria e innecesariamente


“hispanizada” de los topónimos mapuche.
Por ejemplo en la misma provincia del Neuken encontramos una misma voz
mapuche escrita de tres maneras diferentes: BUTA CO, VUTA CO, FUTA CO.

En estos asuntos no se busca complacer a nadie sino poner las cosas en el lugar
que por naturaleza les corresponde, y esto aunque a muchos les resulte chocante.

Si Esteban Erize en materia mapuche es un fraude, su nieto en cambio es un


desfachatado charlatán:

En el tomo 3 de su libro “Mapuche” escribe:

«No existió escritura mapuche ya que fue sólo un idioma hablado y,


por ello, tenemos hoy lamentablemente un caos total en la grafía
que lo representa. Es por ello que deseo insistir aquí sobre la
importancia de unificar los sistemas de grafía mapuche que son
utilizados actualmente en nuestro país.»

Recuérdese lo que dijimos antes sobre la existencia de una escritura mapuche.


Luego sigue:

«Debo recalcar especialmente la utilización de las letras K y W


cuyo empleo está totalmente reñido con nuestro idioma. En efecto
hace relativamente poco tiempo que la letra W fue introducida en
nuestro alfabeto, pues sólo representa un signo de otros idiomas,
germano o inglés, y que corresponde aquí a nuestra V o, … »

Estas afirmaciones son procedentes, aunque discutibles, respecto del castellano


(no así respecto de la lengua argentina o chilena, lenguas con innegable entidad
propia distinta del castellano), pero enseguida añade:

«Si tomamos un diccionario vemos que en la letra W sólo figuran


palabras extranjeras o de origen extranjero. Por consiguiente el
empleo de la letra W no corresponde a la grafía descriptiva de los
sonidos mapuches.»
Es evidente que Erize nieto sufre una terrible confusión mental. Confunde el
idioma castellano con el idioma mapuche.

Se puede aceptar con lenidad su afirmación respecto de la ortografía castellana,


pero de ninguna manera respecto del idioma mapuche, en el que precisamente la
letra W responde perfectamente al sonido de la lengua nativa. Continúa luego
diciendo:

«De la misma forma debemos descartar el empleo de la letra K. El


diccionario nos muestra que, exceptuando las raíces latinas, la letra
K ha sido reemplazada por la C o por la QU y que sólo se conserva
su uso en nombres, apellidos o palabras extranjeras que no tienen
traducción a nuestro idioma o que son modismos de la época.»

Para este párrafo vale lo antes dicho. Nuestro autor prosigue así:

«Ante mis ojos tengo una plegaria, una rogativa mapuche, impresa
en nuestro país y su agregado en el que figura textualmente: Eimi ñi
peñi winka (Tú eres mi hermano blanco).

Es la primera vez que veo huinca escrito con la W y K. Es alejarse


totalmente de la prosodia y gramática castellana escribir de
semejante forma y utilizar letras que no corresponden a nuestra
grafía usual y acostumbrada.»

Aquí el sr. Erize nieto pone en evidencia su total desconocimiento de la


bibliografía mapuche, pues bien sabido es que desde el siglo XIX se vienen
usando la K y la W.

Las excepciones son raras, Gregorio Alvarez (sin ningún peso ni autoridad en el
tema) y Wilhelm de Mösbach en su época tardía (en “La Voz de Arauco” y en su
“Botánica.”).
En las obras de Augusta, Mösbach (primera época), Lenz, Casamiquela, Hassler,
Kössler, Foerster, Guevara, por citar tan sólo los más conocidos, se encuentra la
palabra WINGKA o WINKA.

Vale decir que nuestro autor jamás leyó ninguno de los libros fundamentales
sobre la temática mapuche, esto se desprende de sus dichos, por lo que
concluimos que sólo ha leído el trabajo de su abuelo (donde figura solamente
HUINCA), y tal vez alguna que otra obra de poca monta.

Por otra parte escribir la palabra mapuche WINKA con W y K no es alejarse


totalmente de la prosodia y gramática castellana puesto que no se trata de una
palabra castellana sino, insistamos, es una palabra MAPUCHE!!!

Sigue la confusión de nuestro autor que no puede discernir el idioma castellano


del idioma mapuche.

Con el mismo criterio y para no alejarnos de la prosodia y la gramática castellana


se debería escribir la expresión inglesa I know how you feel (= comprendo cómo
te sientes) así Hai qnou jau iu fil. (!!!)

Continúa Erize nieto diciendo:

«Lamentablemente existen escritores que critican a filólogos


reconocidos, por temas intrascendentes, llamándolos estudiosos de
gabinete y que exaltan solamente los materiales etnográficos
“curados al humo”. »

Aquí nuestro autor hace clara referencia a una crítica emitida por Rodolfo
Casamiquela en su obra, “Estudio del Nillatun y la religión araucana” (1964)
(pág. 8 y 9) Leamos ahora esa crítica para saber a lo que alude Erize nieto:

«… en nuestro país (se refiere a la Argentina. Nota de


los Recopiladores) el araucanismo serio —y basado en
la labor de campo— reposa hoy sobre las espaldas de
una media docena escasa de investigadores, todos
aficionados (número en el que me incluyo), y cuyos
apuntes, lo que es peor, no han sido aún dados a la
imprenta en la mayoría de los casos. Nuestros
investigadores formados —sea cual fuere su
formación— parecen ignorar que no hay materiales
etnográficos más valiosos que los curados al humo de
los ranchos.

Digo esto con toda intención, ya que es precisamente


el mal que invalida parcialmente —a veces
totalmente— la labor, en algunos casos muy extensa
de los estudiosos de gabinete. Este mal se
correlaciona, desde luego con el desconocimiento de la
lengua araucana, y así, han de extenderse a este campo
las consideraciones anteriores: es el caso de los
trabajos de Álvarez…, de Erize… »

Continúa la referencia a Erize en una nota al pie de página, que copiamos:

«Autor de un densísimo diccionario araucano y sin


embargo tan desconocedor de la lengua hablada como
para llegar a negar prácticamente su subsistencia.»

Resulta claro, después de leer a Casamiquela, que los filólogos reconocidos son
G. Álvarez y, particularmente, Esteban Erize (su abuelo). Ya mostramos
oportunamente que ambos no son “filólogos” ni nada por el estilo.

También es evidente que esos temas intrascendentes, por los que algunos
escritores critican a “filólogos reconocidos” llamándolos estudiosos de
gabinete, no es nada más y nada menos que SU COMPLETA IGNORANCIA
DEL IDIOMA Y DEL TEMA QUE TRATAN.

Creemos que Casamiquela fue benigno al tratar a Erize abuelo como estudioso
de gabinete.

No es lamentable que existan escritores que critiquen la impostura de sujetos


como Erize, por el contrario, esto es un avance en el camino del conocimiento.

Lo que sí es verdaderamente lamentable: la existencia de escritores de la calaña


de Erize y su nieto, que confunden a los incautos, y ganan bastante dinero a costa
de los cada vez más indigentes miembros del pueblo mapuche.
Respecto a los materiales etnográficos “curados al humo”, ya señalamos en
otro trabajo nuestra posición coincidente: privilegiar el trabajo de campo sobre la
árida y estéril erudición libresca.

Continúa luego Erize nieto, refiriéndose a Casamiquela aunque sin tener el coraje
de nombrarlo:

«Lamentablemente existen escritores…. que exaltan solamente los


materiales etnográficos “curados al humo” pero que siguen
difundiendo el empleo de esas letras o de letras de su composición
para reproducir los sonidos de la lengua mapuche. Así, escriben, en
contra de toda lógica kawellu, o lonkomeo cuando es fácil, lógico y
verosímil en nuestro idioma, reproducir esos mismos sonidos por
cahuellu, o loncomeo.»

Erize nieto cuando escribe letras de su composición se refiere a signos del


alfabeto fonético internacional usados por Casamiquela.

Aquí el nieto de nuestro “filólogo reconocido” evidencia una vez más su


ignorancia al creer que esos caracteres son un invento propio del investigador
rionegrino.

Respecto de lo lógico y verosímil, ya antes señalamos lo ilógico e inverosímil


del idioma castellano, para consigo mismo, y con más razón si se lo pretende
encajar al mapuche.

Dejemos continuar a Erize nieto para nuestro solaz:

«Nuestro sentir nos hace muy a menudo alejarnos de los modismos


extranjeros, lo cual es perfectamente lógico cuando, como nosotros,
se dispone de un idioma que es uno de los más ricos del mundo en
vocabulario. ¿Por qué entonces utilizar letras ajenas a nuestro
acervo intelectual? ¿Por qué complicar una grafía ya difícil de por sí
con el empleo de formas descriptivas que la hacen aún más difícil?
Seamos lógicos y precisos. Nuestra letra C, complementada con la
QU, abarca los sonidos de la K en todos los idiomas. En muchos
países del orbe de habla hispana se utiliza la QU en sustitución de la
K en muchos vocablos que, por etimología, provienen del latín o del
griego y que sirven de prefijos en castellano.»

Como se ve este hombre sigue confundiendo, con una obstinación patológica, el


idioma castellano con el idioma mapuche, y finaliza patéticamente así:

«No deseo seguir insistiendo sobre el tema pero recomiendo a mis


lectores que, cuando escriban en lengua mapuche, lo hagan en la
forma más sencilla y lógica, sin buscar espectaculares signos ni
maneras rebuscadas o exóticas. Que utilicen las letras genuinas de
nuestro alfabeto, dejando aquellas que, por su origen, son
pertenecientes a idiomas extranjeros.»

Aquí Erize nieto con un caradurismo total se erige en profesor y árbitro del tema,
para darnos ex cathedra sus directivas.

Aclaremos que los espectaculares signos no son otra cosa que los antes
mencionados, hoy día vulgares, signos del archiconocido alfabeto fonético
internacional.

A despecho de las ínfulas de este buen señor, corresponderá a los mismos


mapuche fijar los signos escritos para su lengua, y no a personajes enteramente
ineptos como él mismo y su “reconocido” abuelo.

Después de todo esto no sabemos si reír o llorar.

Lo que sí podemos afirmar en forma categórica, según se desprende de sus


escritos, que Esteban Erize nieto:

1.- no conoce el idioma mapuche o MAPUD’NGU.

2.- tiene un desconocimiento TOTAL, no exagero:


TOTAL, de la cultura mapuche. Solo conoce de ella lo que
ha leído en el Diccionario de su abuelo.
3.- no ha leído la bibliografía básica e insoslayable sobre
el tema mapuche.

4.- no tiene las menores nociones de lingüística (ni


siquiera sabe lo que es un filólogo, a pesar de usar
insistentemente el término, que aplica incorrectamente)

5.- desconoce algo tan elemental como el alfabeto


fonético internacional, presente en cualquier diccionario
escolar de inglés, francés, alemán, etc.

6.- no tiene las menores nociones de antropología, ni de lo


que es el “trabajo de campo”. Esto se evidencia en toda su
obra.

7. - tiene actitudes que calificaríamos de psicopatológicas:


su confusión pertinaz y obsesiva del idioma mapuche con el
español.

Así como el empeño que pone al pretender traducir por el


idioma mapuche términos que no son de esa lengua, a pesar
de saberlo y aún de haberlo expresado previamente (v.g.:
TRELEW y TREVELIN)

8. - carece de decoro pues su obra sólo busca exaltar su


ignoto linaje familiar, como ya lo hemos señalado
oportunamente.

Con todas estas “virtudes sapienciales” hay que ser más que un audaz para
pretender desvergonzadamente como el Sr. Erize :

“poner al alcance de todo aquel que se interesa por el INDIO


MAPUCHE (sic) los elementos de base de la vida india, de su
idioma y de su hábitat”.
A modo de conclusión

El ámbito de los “estudios araucanos” (léase: estudios mapuche) siempre ha


estado lleno de bribones —la mayoría plagiarios— desde Febrés, Juan Manuel de
Rosas, Federico Barbará, Francisco Pascasio Moreno, Domingo Milanesio, Cnel.
Manuel Olascoaga, de la Grasserie, Juan Domingo Perón, Gregorio Álvarez,
Berta Kössler, el Rvdo. Housse, Esteban Erize abuelo, Alberto Vuletin, Haroldo
Coliqueo, Aída Kurteff, Guillermo Terrera, Esteban Erize nieto, etc. etc. entre
tantos otros…

Hermosa galería de reos.

Es increíble ver cuantos personajes buscan la fama personal o la fortuna


explotando a los mapuche.

No les bastó haber quitado al aborigen tierras, mujeres, hijos, hacienda, etc. Estos
aventureros pretenden también quitar al mapuche lo último que le queda: la
religión, los secretos medicinales, la cultura, el idioma, etc. en suma nuestro
patrimonio espiritual.

Estos farsantes aparte de desconocer nuestra lengua tienen el tupé de venir a


enseñárnosla a los mismos mapuches, y para colmo a dictarnos cátedra de cómo
debemos escribirla.

¡Basta ya! Acabemos de una vez por todas con esa mafia del alma,
desenmascaremos a esos charlatanes sin ninguna compasión.

Quién permanece callado y tolerante se convierte en cómplice y encubridor del


delito perpetrado por estos individuos, un crimen que aunque no salpique con
sangre como el genocidio es aún mucho más grave: el etnocidio.

Sucedido (Nütram)

Para concluir relatemos un sucedido.

Recién había sido publicado el primer tomo de la obra de Erize nieto llamada
MAPUCHE.

Uno de nuestros colaboradores deseaba obtener un ejemplar del Diccionario


Mapuche de Erize abuelo, libro agotado en plaza desde hace unos cuantos años,
por eso se dirigió a la dirección de la Editorial Yepún (que figura en el libro
MAPUCHE).

Esa dirección, sita en Buenos Aires, es la del sr. Erize nieto. Nuestro asistente fue
cordialmente recibido pero no pudo lograr su propósito puesto que no tenían a la
venta el Diccionario.

En cambio la familia Erize le hizo una gran apología del finado abuelo, y de la
serie de libros titulados “Mapuche” de Erize nieto.

Hasta aquí todo esto sin pena ni gloria. Pero nuestro ayudante quedó patitieso
cuando con toda gravedad y aplomo le mostraron los adornos gráficos de las
letras capitales del Diccionario del abuelo Erize y le hicieron expresa mención
que: …son “letras mapuches”(!!!) (sic)

Aclaremos que estos gráficos son fragmentos de los conocidos litoglifos


pewenche de COLOMICHICO, al norte de la provincia del Neuken, actual
Argentina, y están tomados de la obra “Neuquén” de Gregorio Álvarez.

Los comentarios huelgan.

Aukanaw

Ejemplos de los encabezados de cada


letra en el Diccionario de Esteban
Erize, decorados con fragmentos de
los litogramas de Colomichico.
Notas:
_______________________________

1.- Kipu: Ramal de cuerda anudado con diversos nudos y varios colores que junto con
otros ramales menores usaban los mapuche, los inka del Perú, los chinos, y algunos
pueblos del Pacífico, a modo de registro con diversos fines, ya sea cronológicos o
estadísticos o mnemónicos.

_______________________
2.- Al poco tiempo de escribir este artículo (1990) nos enteramos que en la Sociedad
Chilena de Lingüística en Temuco (Chile), un grupo de lingüistas (Adalberto Salas
entre otros), algunos de ascendencia mapuche (como María Catrileo, etc.)
establecieron una grafía unificada, conocida comúnmente como “Alfabeto unificado”.
Ésta es la que habitualmente se usa en el ámbito científico chileno o por sectores
vinculados a la Iglesia Católica.

Por otra parte el finado profesor mapuche Anselmo


Raguileo Linkopil, creador de un alfabeto especial, se
mantuvo intransigente en el intento de unificación por
considerarlo un acto de injerencia en los asuntos propios
de la nación Mapuche.

Su alfabeto es denominado “Alfabeto Mapuche” o


“Alfabeto Raguileo” y es empleado por sectores de la
izquierda política; por el grupo escindido del Partido
Socialista chileno autodenominado “Consejo de Todas las
Tierras” liderado por Aucan Huilcaman, y por sus secuaces
Prof. A. Raguileo en la Argentina.

También es empleado por algunos mapuche que poseen una actitud fundamentalista y
prefieren un alfabeto concebido por un autor mapuche —sin importar su calidad—
antes que emplear uno elaborado por el invasor, razón por la que este alfabeto se ha
transformado también en un símbolo de resistencia y afirmación de la identidad
cultural y nacional del mapuche frente a la cultura e imposiciones etnocéntricas de los
wingka, u hombres “blancos”.

A nuestro criterio ambos alfabetos tienen sus pro y sus contras, un análisis serio y
detallado merece un extenso escrito, artículo que pondremos próximamente al alcance
de los lectores. [Ese es un trabajo que Aukanaw dejó inconcluso. Nota de los
Recopiladores].

_______________________
3.- Vemos que el mal ejemplo del Sr. Erize ha cundido, pues en la Enciclopedia
Encarta 98 de Microsoft existe un artículo titulado “Lenguas aborígenes de
Hispanoamérica” (Nota de los Recopiladores).

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