Anda di halaman 1dari 12

Bosque, Ignacio (1999).

“El nombre común” en Ignacio Bosque y Violeta Demonte


(coords.), Gramática descriptiva de la lengua española. 3 vols. Madrid: Espasa Calpe, pp.
3-75.

1.1. Introducción
“El sustantivo llamado ‘común’ o ‘apelativo’ es la categoría gramatical que expresa la
pertenencia de las cosas a alguna clase. El ‘nombre propio’ […] es la categoría que distingue
o identifica una cosa entre los demás elementos de su misma clase” (Bosque 1999: 5). Uno
dice qué es algo y el otro cómo se llama. Clase es un concepto útil, al nombrar un objeto le
atribuimos la pertenencia a una especie (clase). Desde la perspectiva lógica, el nombre propio
denota un individuo y el común un conjunto o clase de individuos. Se establece una relación
predicativa de las cosas, a las que atribuimos pertenencia a un conjunto de entidades con
rasgos comunes.
El nombre común solo, frente al propio, no denota individuos. No desempeñan funciones
sintácticas oracionales (aunque hay excepciones). Esto se explicó de dos maneras: Bally
decía que los nombres sin determinantes referían a conceptos imprecisos, no estaban
actualizados, y que el papel del determinante era proporcionar una vinculación deíctica que
precisara lo que designa el nombre. Desde la tradición formal, los nombres son predicados y
no se comportan como expresiones referenciales, “los determinantes no añaden información
para ‘precisar’ la denotación de los conceptos ‘no actualizados’, sino que establecen una
vinculación deíctica entre una propiedad y un individuo, y al hacerlo permiten que se creen
expresiones referenciales a partir de nociones predicativas” (Bosque 1999: 6).1
Algunos gramáticos tradicionales dividieron los “nombres apelativos” en “nombres
apelativos sustantivos” y “nombres apelativos adjetivos”. Otros los han llamado “nombres
sustantivos” y “nombres adjetivos”. Éstos términos que han dejado de ser usados no han
perdido su sentido en tanto que surgen por la concepción del nombre como “noción
predicativa”.
Los nombres tienen género y número, conforman sintagmas nominales. Se explican 4 clases
de sustantivo (3 de ellas en torno a la pluralidad): contables y no contables; enumerables y
pluralia tántum; individuales y colectivos; abstractos y concretos. Otras clases léxicas son las
de los nombres simétricos, los relacionales y los eventivos, así como los cuantificativos
(acotadores, de medida y de grupo).

1.2. Sustantivos contables y no contables

1.2.1 Definición
La distinción entre nombres contables y no contables es la que tiene más repercusiones
sintácticas pero es la que ha recibido menos atención en la tradición gramatical.
Los nombres no contables (continuos, medibles o de materia) denotan entidades divisibles.
Los nombres contables (discontinuos o discretos) denotan entidades que no son divisibles.2
“Formulado en los términos de Quine (1960) al menos: ‘x es un nombre de materia, si la
suma de los componentes de x produce x’” (Bosque 1999: 8)

1
Consultar cap. 12
2
[Si a agua se le quita agua, sigue siendo agua, es divisible, pero un perro menos parte de un perro no es un
perro. Esta distinción y estos ejemplos se reflejan en la sintaxis, no en la realidad] Revisar nota 5 para obtener
información sobre la distinción contable-no contable.
La oposición categorial contable no contable se reduce a una oposición entre número y
cantidad o forma y materia. La cuantificación de nombres contables proporciona
“cardinalidad” (se indica el número de entidades sobre las que se cuantifica), mientras que la
cuantificación de nombres continuos proporciona cantidad (una medida de la extensión de lo
que se denota), no número.3
Cantidad llega a combinarse con nombres contables.
Los nombres no contables rechazan los cuantificadores numerales y multiplicativos y
admiten indefinidos. La gramática trata a muchas nociones abstractas como masa.
Los dos tipos de nombres pueden recategorizarse. Un nombre de materia con un cardinal
tiene una interpretación discontinua. También los contables con indefinidos no cardinales o
sin cuantificadores reciben interpretaciones especiales.
Es complicado delimitar los campos léxicos a los que pertenecen los nombres continuos y
suele no tratarse de dividirlos.

1.2.2. Diferencias gramaticales entre sustantivos contables y no contables. Relaciones


entre los plurales contables y los singulares no contables
Los nombres continuos se distinguen sintácticamente de los continuos singulares y
comparten características con los discontinuos plurales (dado que denotan los primeros
agrupaciones de manera análoga en parte a como lo hacen los contables plurales). 4 Así, se
dice que los discontinuos plurales son continuos semánticamente, ambos hacen referencia
acumulativa. Las diferencias entre las clases son:
1) Los continuos pueden ser complementos verbales sin determinante, los contables no.
La diferencia entre presencia ausencia de cuantificador puede indicar interpretaciones
continuas o discontinuas. (compramos pan/un pan). Hay ausencia de artículo en sujetos de
verbos inacusativos (posverbales) y en predicados de acaecimiento con sujetos no agentivos.
Pero no son complementos de otros predicados, como los de afección.
El artículo determinado y los demostrativos son compatibles con las dos lecturas.
2) Los continuos escuetos conforman complementos preposicionales (introducidos por
la preposición de se llaman complemento de materia). Las construcciones similares con
nombres contables tienen un significado más restrictivo, parecido al de los adjetivos
relacionales (mesa de cocina) Bosque señala que estos preceden a los de materia (cuando
coocurren), quizá porque se acercan a los compuestos sintácticos. Los complementos de
predicados de percepción sensorial son continuos sin determinante (y los plurales).
3) Los nombres no contables no admiten cuantificadores cardinales, sólo se combinan
con ellos si se recategorizan “no pueden seguir siendo nombres de materia y aceptar
cuantificación numérica, ya que no cuantificamos sobre clases de individuos sino sobre
magnitudes” (Bosque 1999: 11-12).
4) Algunos cuantificadores de nombres contables poseen rasgos morfológicos de plural
y no se diferencian en más de los cuantificadores de continuos (mucho, muchos, poco pocos),
como sí sucede en el inglés (many, few-much little) o el francés (los comparativos plusieurs

3
Ver 16.2.5.
4
[La cita deberá moverse al documento Laca 1999 cuando lo cree] “Este paralelismo se repite en todas las
lenguas que marcan gramaticalmente la diferencia entre entidades contables y no contables […] tanto los
nombres continuos como el plural de los nombres discontinuos pueden denotar la extensión de los predicados
correspondientes” (Laca 1999: 895-896)
de para contables y plus de para continuos). Los comparativos no varían para contable-no
contable (más, menos).Qué de no selecciona discontinuos singulares.
5) Algunos cuantificadores (cualquier, todo, cada) solo admiten nombres discontinuos,
es decir, nombres que designan objetos, no materias.5
6) Se rechazan las construcciones pseudopartitivas con cuantificadores de cardinalidad
e indefinidos. Los sustantivos no contables aparecen en estas estructuras con cuantificadores
neutros (algo de, un poco de).6
7) El “cuantificador nominal” cantidad toma contables plurales y continuos y rechaza
los contables individuales (porque no denotan magnitudes).
8) los discontinuos pueden tomar medio, “cuantificador adjetival” (medio cuarto/*media
pintura), y los continuos no. Ambos tipos de nombre aceptan el “cuantificador” mitad. (mitad
del cuarto/de la pintura). La relación es similar entre entero y todo, rechazando el primero
los nombres continuos7, “la lengua distingue léxicamente entre la partición de entidades y la
de cantidades: en el primer caso [medio] se obtienen fragmentos y en el segundo [mitad] se
obtiene otra cantidad” (Bosque 1999: 13). Los fraccionarios son equivalentes a los
multiplicativos, es necesario que lo que se cuantifica sea aislable.
Se muestra que los discontinuos tienen propiedades en común con los plurales. Todo lo
anterior “sugiere que la gramática asimila en alguna medida la estructura interna de las
porciones o de las partículas que componen los nombres de materia a las series de entidades
delimitadas y pluralizables que constituyen las clases denotadas por los nombres contables”
(Bosque 1999: 13).

1.2.3. Categorización y recategorización

1.2.3.1. Preferencias léxicas


La lengua categoriza las entidades como contables o no contables independientemente de la
realidad de las entidades. Si bien pueden emplearse de uno u otro modo los nombres, en el
análisis de la realidad no se encuentra la información que se necesita para determinar una
categoría. Hay tendencias hacia un empleo categorial, aunque haya un “vaivén” en las
alternancias (como cuando un nombre continuo refiere a la carne de un animal y el contables
al animal mismo). La realidad tampoco ayuda a explicar estas preferencias. “El léxico debe
pues establecer tales distinciones porque forman parte de nuestro conocimiento del idioma,
no de la realidad que con él designamos” (Bosque 1999: 14).

1.2.3.2. La interpretación de clase o tipo en la recategorización de los continuos como


discontinuos
Los continuos empleados como discontinuos reciben una interpretación de “clase o variedad”
(“tres aguas significa ‘tres clases de agua’” (Bosque 1999:14)).8 La interpretación se hace
por la sintaxis y no por el léxico, es decir, se extiende a todos los nombres continuos cuando

5
[Y sólo en singular algunos como cualquier y cada. Todos necesita ser predeterminante para estar en una
construcción gramatical: todos los niños. Además se parecen estos al artículo en tanto que sirven para crear
expresiones (casi) genéricas en algunos contextos: Todo niño tiene derecho a…]
6
16.2.5. para ver por qué se rechazan contables.
7
[entero acepta contables en plural, dice bosque (nota 14) con interpretación predicativa equivalente a “no en
pedazos”. En su interpretación cuantificativa como “la totalidad” rechaza los plurales, es decir, se comportan
en este aspecto como los de materia]
8
[¿Qué pasa con dame dos aguas/cervezas?]
se emplean de este modo (a los abstractos también). “La recategorización sintáctica no se
debe confundir, por tanto, con la léxica. La primera, que se establece por defecto, nos permite
interpretar cuatro luces como ‘cuatro tipos de luz’. La segunda, que tiene que ser estipulada,
nos permite interpretar cuatro luces como ‘cuatro focos’ o ‘cuatro puntos de luz’.” (Bosque
1999: 15).9

1.2.3.3. Entradas dobles y correspondencias léxicas


Se vio arriba la recategorización sintáctica, la léxica tiene otras posibilidades. La primera no
es una recategorización como tal, sino la existencia de entradas distintas para discontinuos o
continuos. Hay un nombre para nombrar objetos y otro para designar materias de las que se
obtienen unidades.10 Dentro de estos, algunos de los continuos en los pares pueden ser
colectivos, pero no dejan de ser continuos. Además no designan objetos sino clases de
materias o sustancias, por lo que no deben interpretarse como conjuntos de sus contrapartes
contables. Las relaciones entre ellas tampoco son cuantificativas.
El español tiene facilidad para recategorizar nombres. Así, a diferencia de cuando se usan
cuantificadores indefinidos o no se emplea determinante, con el uso de cuantificadores
cardinales y modificadores que se usan con nombres contables se fuerza una lectura del
nombre como discontinuo (el artículo definido, los demostrativos y otros determinantes, así
como mitad no desambiguan o determinan una lectura frente a otra).11

1.2.3.4. Tres clases de sustantivos cuantificativos


Bosque divide los sustantivos cuantificativos (que suelen llamarse “de medida”) en
sustantivos acotadores (grano), sustantivos de medida (kilo) y sustantivos de grupo (racimo),
clases próximas pero diferenciables. Éstos muestran que la información referente a lo que se
puede medir está restringida a la forma, constitución o consistencia de la materia sobre la que
se cuantifica, a diferencia de la cuantificación cardinal que no es restringida léxicamente.12
A) Sustantivos acotadores (counters): “denotan porciones de materia, es decir, a los
nombres que toman sustantivos de materia como complemento y denotan una magnitud
acotada o seleccionada” (Bosque 1999: 18) Forman composicionalmente sintagmas
(continuos o discontinuos) a partir de sustantivos de materia. Hay nombres que se usan como
continuos y discontinuos que aceptan acotador (y se pueden dividir según el sintagma denote
la misma entidad o no).
Sustantivos como pedazo y trozo se comportan como comodines. Otros nombres se usan en
función de la forma de lo que se segmenta y otras el acotador se usa de manera exclusiva
para una unidad léxica.
Muchos nombres que designan líquidos se recategorizan para denotar magnitudes acotadas
donde la medida es el contenedor.13 A diferencia de los nombres que pueden ser continuos y
discontinuos otros no denotan por sí solos porciones de materia.
Se menciona la relación entre los nombres cuantificativos y los morfemas clasificadores. Los
sustantivos acotadores (algunos, como vaso, grano o terrón) pueden resultar en estructuras
ambiguas: denotan entidades o unidades de medida. Otros no son ambiguos y de no tener

9
[¿Qué significa “estipular”?] Revisar Texto para una explicación sobre por qué la lectura de clase.
10
Buscar los textos de Morreale a los que refiere Bosque. Menciona aspectos del español medieval (¿?).
11
En la nota 20 refiere a trabajos de Allan, donde se considera que los elementos mencionados son sintagmas
nominales continuos y discontinuos. Dice Bosque que es el léxico el que determina un caso u otro.
12
[No comprendo muy bien esto]
13
Nota 25 para tratar el lenguaje abreviado en dos aguas “dos macarrones” “tres lentejas”
complemento debe sobreentenderse. Hay adjetivos que pueden mantener la interpretación
cuantitativa del nombre mientras que otros sólo se usan con interpretación discontinua:
a. ¿Qué se rompió? —Un plato {grande/hondo/verde/bonito}.
b. ¿Cuántas lentejas te comiste? —Un plato {grande/hondo/*verde/*bonito}.
(Bosque 1999: 22)
Éstos sustantivos no se asimilan a los meronímicos (que designan partes de objetos mayores,
a excepción de trozo pedazo y parte).
B) Los nombres de medida son restrictores de cuantificación impuestos por las
características físicas de lo que se denota. Estos nombres proporcionan cuantificación, pero
no hay cardinalidad, no se proporciona un número sino una cantidad. Los sustantivos de
medida sólo crean sintagmas de interpretación cuantificativa, a diferencia de los acotadores
que pueden designar entidades. También admiten plurales como complementos (muchos se
suelen categorizar como materia). A diferencia de los acotadores de nuevo, estos nombres
pueden formar argumentos de ciertos verbos (“argumentos cuantitativos”: pesa dos kilos) en
cuyo caso no tienen complemento, aunque quizá pueda estar implícito.
C) Los sustantivos cuantificativos de grupo (grupo, serie, manada, fajo, hatajo, ristra).
Han sido analizados como “colectivos indeterminados”. Son una subclase de los
cuantificativos, no de los colectivos (algunos con ambas interpretaciones). Forman sintagmas
cuantificativos en función de su significado múltiple, necesitan un complemento sobre el cual
cuantificar como los nombres acotadores y los de medida, y a diferencia de los colectivos.
Sus complementos son de materia en pocos casos (en tales casos puede pensarse que los
nombres de grupo se recategorizan como nombres acotadores).
Como los acotadores son ambiguos entre la interpretación de objeto y la de cantidad, los de
grupo pueden ser ambiguos y recibir lecturas de cuantificativos en unos contextos y de
colectivos en otros (“un ejercito de curiosos”/un ejercito) En tales casos, mantiene su
significado en forma predicativa.
Los colectivos no son realmente cuantificativos, su complemento se comporta como un
modificador restrictivo clasificativo (de ello pueden surgir lecturas ambiguas, pero si tienen
un determinante solo es posible la lectura de colectivo). Algunos nombres cuantificativos de
grupo reciben distintas interpretaciones usados como discontinuos. En estos nombres se
percibe la relación entre cuantificativos y morfemas clasificativos ya mencionada.
Los pseudopartitivos con nombres de grupo funcionan como expansión de plurales
discontinuos (una estructura así se comporta como un plural discontinuo).14

1.2.3.5. Sustantivos discontinuos recategorizados como continuos


La recategorización de nombres discontinuos a continuos es similar a la inversa cuando está
dada a través de la sintaxis y no de aspecto léxico. Esta llega a tener efectos estilísticos, pero
no necesariamente, también puede llegar a recibir una interpretación no cuantitativa, sino
únicamente cualitativa. En ciertas expresiones idiomáticas la interpretación de masa “resulta
natural”. También hay recategorización de los sustantivos en funciones atributivas.

1.2.4. El neutro de materia


Se da en el sistema nominal de la romania. Donde se da los nombres continuos tienen género
neutro. Pueden darse diferencias morfológicas en los sustantivos incluso.

14
[No comprendo muy bien esa distinción, ni lo que sigue hasta el final del parágrafo.]
1.3. Sustantivos cuantificables y enumerables. Los pluralia tantum
Los nombres “pluralizables” suelen pertenecer a los nombres “cuantificables”, pero hay una
serie de excepciones, compuesta por los pluralia tantum (plurales sólo). La lengua trata a
esas entidades como múltiples, pero con componentes no aislables, son tratadas como
magnitudes, no como conjuntos de individuos. Siempre rechazan la cuantificación con
numerales, pero con frecuencia aceptan indefinidos.
Los pluralia tantum se comportan como nombres continuos, son plurales morfológicamente,
no semánticamente. No designan conjuntos de entidades, por eso rechazan los
cuantificadores cardinales. Se construye.
Otro tipo de pluralia tantum es el de los “objetos múltiples”: a) duales léxicos (alicates,
bigotes, bragas, bridas, calzones, gafas, tijeras, etc.); b) plurales léxicos (escaleras,
intestinos, murallas). Los duales designan cosas con dos componentes o partes dobles del
cuerpo y el plural es optativo en varios casos (pantalón, pantalones). Son formas plurales
ambiguas en las que el plural puede interpretarse semánticamente o no interpretarse. Dice
Bosque que “los nombres en plural de los objetos dobles no pueden formar sintagmas que se
interpreten como argumentos de los predicados colectivos, ni como complementos de los
cuantificadores cardinales, lo que confirma de forma sencilla que sus rasgos morfológicos de
plural no se interpretan semánticamente.
Hay otro tipo de pluralia tantum, el de los plurales estilísticos. El plural de un continuo en
estos casos no implica recategorización.

1.4. Sustantivos individuales y colectivos


1.4.1. Definición y clasificación
Los sustantivos colectivos designan conjuntos de entidades mientras que los individuales
designan una entidad. Bosque los clasifica primero siguiendo la tradición gramatical española
en: determinados (de los que conocemos las entidades que conforman los grupos), unos
obtenidos por derivación (árbol>arboleda) y otros “sin estructura morfológica” (no
derivados, como clero, familia) e indeterminados, numerales (millar, par) y no numerales
(grupo, serie, conjunto, montón, puñado). (El Esbozo agrega los “impropios”, como la plata,
que se usan en singular siempre).
En la clasificación dada, se muestra la identificación equivocada de los colectivos con los
nombres cuantificativos. Así que Bosque sólo aborda los colectivos determinados.

1.4.2. Objetos compuestos frente a sustantivos colectivos


Puesto que la gramática no reproduce la realidad, hay que preguntarse si la categoría
colectivo es pertinente en términos de si tiene propiedades gramaticales que los caractericen
como una clase léxica. Es decir, es la sintaxis la que permite distinguir ejercito de bosque, el
primero como contable pero el segundo no.

1.4.3. Los sustantivos colectivos frente a los plurales


Los colectivos se asemejan a los plurales en aspectos de selección léxica y de concordancia
verbal, y se distinguen de ellos en que no se comportan anafóricamente como plurales ni en
sus relaciones cuantificativas.
En cuanto a las relaciones anafóricas, los colectivos no se comportan como los plurales, no
podemos acceder sintácticamente a cada componente de un nombre colectivo, y por ello, a
diferencia de los plurales, no pueden recibir interpretaciones distributivas, sólo colectivas,
como si el colectivo denotara una unidad.
a. Los novios se compraron un coche.
b. La pareja se compró un coche.
(Bosque 1999: 35)
a. Los niños tenían su cuenta de ahorro.
b. La familia tenía su cuenta de ahorro.
(Bosque 1999: 35)
Tampoco puede distribuirse la propiedad de los adjetivos calificativos entre los componentes
del nombre colectivo (un ejercito grande no está formado por gigantes, dice Bosque). Los
nombres y adjetivos simétricos se predican de plurales colectivos, no distributivos, de nuevo
los colectivos, que no son tratados como si estuvieran formados por varios elementos, no los
aceptan (“*la clase era incompatible” (Bosque 1999: 36)). El sentido es similar al obtenido
de predicarse uno de esos términos a cualquier singular (Juan es vecino [sin decir de quién]
frente a Juan y María son vecinos). Todo la anterior indica que al menos en sus relaciones
anafóricas y cuantitativas, los colectivos se comportan como los individuales.

1.4.4. Los rasgos de plural de los sustantivos colectivos y la concordancia plural


Los colectivos determinados concuerdan en singular.15 Esa generalización tiene excepciones
aparentes (cuando la concordancia se da con un complemento del nombre o dentro de una
relativa) como verdaderas. Ello muestra que “los rasgos de plural de los sustantivos
colectivos tienen sin duda reflejo en la flexión verbal” (Bosque 1999: 38).16Parece que
Bosque sugiere que el colectivo es antecedente de los rasgos pronominales del verbo o de
un pronombre plural, “con resultados variables, cabe establecer concordancia de número
entre un pronombre en plural y su antecedente colectivo” (Bosque 1999: 39).

1.4.5. Sustantivos colectivos y predicados con argumentos verbales


Aunque con variación, los colectivos pueden ser predicados de argumentos que piden
plurales, “los sustantivos colectivos satisfacen más holgadamente las condiciones léxicas de
pluralidad que los predicados pueden imponer a sus argumentos que las relaciones sintácticas
de tipo anafórico o cuantificativo” (Bosque 1999: 39).

1.4.5.1. Términos singulares de la preposición entre


Entre toma como complemento sintagmas nominales en plural o coordinados. No admite
además singulares individuales (no coordinados, *entre la biblioteca). Algunos compuestos
se interpretan como colectivos y también pueden ocupar la posición mencionada. Otros
términos pueden utilizarse con entre, pero con interpretación colectiva. También peden
usarse los colectivos indeterminados porque introducen plurales. Los plurales en la
construcción pseudopartitiva son los elementos “sensibles” a la selección de entre (nombres
que no son cuantificativos pasan a serlo en esa construcción, como “Lo encontré entre el
bosque de brazos que se había formado.” (Bosque 1999: 41)) pero no son colectivos.
Entre también admite nombres no contables.

1.4.5.2. Predicados verbales que poseen plurales colectivos como argumentos

15
En Bello § 818, revisar
16
[No parece carecer de problemas el caso y lo señala Bosque, en todos estos casos, si no se encuentra en otra
oración, subordinada, yuxtapuesta etc., el sujeto del verbo al menos no está junto a este]
Hay predicados que seleccionan plurales colectivos como complemento, como reunir, juntar,
etc. El verbo establece una relación léxica con un conjunto, no con sus componentes.
También toman colectivos, el plural que exige puede ser morfológico o hallarse en los rasgos
léxicos de un nombre colectivo.

1.4.5.3. Adverbios que se predican de sustantivos colectivos: por unanimidad, por


mayoría, etc.
Dice Bosque que estos adverbios se comportan como complementos predicativos e imponen
requisitos numéricos a los nombres de los que se predican. De nuevo, suelen pedir sintagmas
plurales o coordinados y también aceptan los colectivos.

1.4.5.4 El adjetivo numeroso en singular


Acepta colectivos y no individuales. (Numeroso en plural, antepuesto funciona como un
cuantificador y pospuesto al nombre tiene la interpretación que describe. No genera
ambigüedad porque con la posición cambia el significado).

1.5 sustantivos abstractos y concretos: una oposición conflictiva


1.5.1. Introducción. Criterios clásicos en que se basa la clasificación
Bosque menciona que desde la tradición (Bello y otros) podemos decir que son abstractas las
cosas a las que no atribuimos existencia real, cualidades. Abstracto significa separado
etimológicamente, a ello responde la explicación de Bello, “designan entidades separadas de
las cosas mismas” (Bosque 199: 45). Es una distinción escurridiza que se ha puesto en duda.
Los nombres que los mismos autores proponen no siempre encajan con su definición, como
sucede con Bellos (que se refería a cualidades).
Se ha presentado el concepto de independencia también en la gramática. Los concretos son
nombres de objetos independientes y los abstractos de objetos no independientes.
Alonso y Henríquez Ureña dicen que los concretos se perciben con los sentidos y los
abstractos con el intelecto, pero aceptan finalmente que no se puede hacer una división
exacta.
Hay que preguntarse si la distinción concreto abstracto tiene una entidad gramatical.
“La distinción ‘concreto-abstracto’ parece asumir, quizás con demasiadas expectativas, que
esas formas de percibir o conceptuar las entidades han de verse reflejadas en las clases léxicas
de sustantivos que reconocemos, más allá de aquellas otras cuya relevancia ya ha sido
probada.” (Bosque 1999: 47). Roca Pons (1960) señaló para hacer la distinción no hay un
punto de partida que permita actuar científicamente al respecto. Aunque hay nombres de
cosas no físicas con propiedades semánticas y sintácticas estables, el término abstracto es
muy vago para designarlas todas.
“Todo parece indicar, en consecuencia, que la gramática no concede particular relevancia en
sus esquemas formales a la clase específica de los sustantivos abstractos entendida como tal,
es decir, como una división paralela a otras que hemos visto como ‘contable/no contable’ o
‘individual/colectivo’” (Bosque 1999: 47).

1.5.2. Interpretaciones de los sustantivos abstractos


Cuando se intenta clasificar los nombres abstractos se puede llegar a nociones con sentido
independiente del análisis.

1.5.2.1. Interpretaciones genéricas y referentes imaginarios


Se pueden considerar abstractos nombres con referente imaginario., pero esa distinción no
parece ser gramatical. Las interpretaciones especificas e inespecíficas no tienen relación con
esta distinción. Los valores genéricos de un SN tampoco tienen que ver conque el nombre
sea abstracto o concreto. Esto se prueba fácilmente cuando se ve que cualquier nombre uede
recibir todas esas interpretaciones en el contexto adecuado.

1.5.2.2. Usos figurados y usos primitivos


Se pueden concebir como abstractos los nombres empleados con sentidos figurados. Se
pueden llamar abstractos los nombres “que encierran símbolos”, a los que Bosque señala que
“los símbolos constituyen formas metonímicas, pero no proporcionan clases léxicas de
sustantivos” (Bosque 1999: 49).

1.5.2.3. Nombres continuos de objetos inmateriales


Se ha señalado que se da un cruce entre las clasificaciones contable y no contable y concreto
abstracto Así la RAE (1973), Bloomfield (1933) y Jespersen (1924). “Ello confirma que la
división entre concretos y abstractos es mucho menos central en el sistema gramatical que a
división entre contables y no contables y que, de hecho, puede remitirse en parte a ella: tanto
los continuos como los discontinuos pueden aludir a clases de objetos materiales e
inmateriales sin que esta diferencia tenga una manifestación especial” (Bosque 1999:49). La
relación entre el cuantificador y el nombre es la misma independientemente de si es abstracto
o concreto. Muchos nombres de cualidad, especialmente si son nociones negativas se
recategorizan de continuos a discontinuos con interpretación de “acto” o “persona” si no
pueden recibir tal interpretación, reciben la de “tipo”. Bosque señala que otras cualidades de
estos nombres, como su ausencia de determinante en ciertos contextos o que pueden ser
usados con nombres acotadores muestran su naturaleza continua, no abstracta, un continuo
concreto se comporta como un continuo abstracto (y así con los discontinuos) sin importar
en cada caso qué tipo de nociones se estén designando.

1.5.2.4. Sustantivos eventivos


Se les llega a llamar abstractos, pero son sustantivos “individuales” (contables), con
propiedades características, tales como ser sujetos de tener lugar, empezar, etc. Y objetos de
verbos de percepción. Algunos sustantivos son ambiguos, pueden designar eventos u objetos.
En cualquier caso, no se está frente a expresiones abstractas o concretas, sino eventuales u
objetivas.

1.6. Otras relaciones entre las clases léxicas de sustantivos. Límites de las clasificaciones
y jerarquías entre ellas
1.6.1. Relaciones entre continuos y colectivos. Límites de la distinción
Los continuos y los colectivos se comportan de modos distintos, lo que justifica la existencia
de las dos categorías. Hay casos (entradas léxicas) en las que ambas categorías son
compatibles, es decir, son continuos y colectivos. Los continuos rechazan numeroso lo los
colectivos lo aceptan, los continuos aceptan abundante. La interpretación de los adjetivos de
tamaño también los distingue. Un adjetivo como grande logra predicar algo de las partículas
que componen lo que el nombre de materia denota, mientras que de los colectivos, tales
adjetivos predican algo del grupo como si constituyera una unidad.17 También hay contextos

17
[Hay casos en los que un adjetivo de tamaño puede modificar a un nombre no contable entonces !!!]
en los que los dos tipos de nombre se pueden emplear, como cuando son complementos de
ciertos verbos, como reunir o de preposiciones como entre. Habla Bosque de “pluralidad
extendida” para decir que debe haber “permeabilidad” entre los objetos designados para que
el nombre sea complemento de entre, así, no se puede decir *entre el agua y sí entre la reja,
con un contable. Señala Bosque sobre lo anterior “No debemos esperar que los predicados
organicen la restricciones léxicas que imponen a sus argumentos en torno únicamente a las
clases léxicas habituales de sustantivos. Por el contrario, estas clases ponen de manifiesto
conjuntos de propiedades generalmente relativas a la multiplicidad o a la agrupación de las
nociones denotadas, pero no siempre coincidentes con los requisitos mencionados” (Bosque
1999: 55).
También menciona aspectos de la similitud entre la pluralidad y la semántica de la repetición
de eventos, “Los nombres de materia son continuos de una forma parecida a como los estados
o las actividades lo son, y los contables son discontinuos en un sentido también próximo a
como los predicados de logro o consecución denotan nociones puntuales” (Bosque 199: 56).

1.6.2. Jerarquías entre las clases de sustantivos


Se han hecho jerarquías, aunque los gramáticos no se han esforzado mucho en justificarlas.
Después de repasarlas, Bosque sugiere que la jerarquía se reduce a pocos casos y que lo que
hay son clasificaciones cruzadas. Después de señalar algunos rasgos y como interactuarían
entre ellos en una clasificación, Bosque propone la división que hace Jackendoff (1991),
según la cual, las clases léxicas se determinan a partir de dos rasgos, demilitabilidad
(boundedness), es decir si algo es aislable, y si tienen o no estructura interna, si se conforma
por grupos o series de elementos menores. Los identifica como D e I respectivamente, y la
clasificación da los siguientes resultados:
[+D -I]: individuos
[+D +I]: grupos
[-D -I]: sustancias
[-D +I]: sumas
Esa clasificación no es redundante, no cuenta a los abstractos como un rasgo principal de
clasificación y las distinciones son entre rasgos y no entre tipo de sustantivo.

1.7. Sustantivo y adjetivo


1.7.1. Introducción
En la tradición sustantivo y adjetivo son dos clases del nombre, tienen flexión de género y
número y comparten algunos morfemas derivativos y sobre todo, son elementos predicativos.
Se ha señalado que se distinguen en que los adjetivos no pueden subsistir por sí solos.
Subsistir significando capacidad de formar SN o denotar clases de individuos. Se han opuesto
en la tradición europea como se oponen las “sustancias a los accidentes”. Otros han sustituido
sustancias por clases y accidentes por propiedades.
En la tradición lógica el concepto de “propiedad” no se considera siempre básico y se
sustituye por el de subconjunto de entidades, frente a los sustantivos que denotan conjuntos
o clases de entidades. Una ‘propiedad’ desde esa perspectiva, es un subconjunto de cada
conjunto de las entidades “existentes en el conjunto de mundos posibles”. Los adjetivos son
categorías restrictivas, es decir, desde esta perspectiva también parece de acuerdo con la
tradición una categoría dependiente. “SE predican, pues, de la entidad a la que modifican y
al mismo tiempo restringen su extensión, con lo que forman necesariamente constituyentes
que denotan subconjuntos de las entidades que tendríamos en su ausencia” (Bosque 1999:
59).

1.7.2. Diferencias gramaticales entre sustantivo y adjetivo


Sobre la pregunta de en qué se diferencian hay varias posibles respuestas. a) Una es que los
rasgos morfológicos de los adjetivos nunca se interpretan semánticamente. (el plural de osos
es interpretado semánticamente, mientras que el de gordos es un plural concordante).
b) Cuando hay sustantivo, el adjetivo se interpreta como una propiedad de una entidad,
cuando no es un sustantivo que designa una entidad (¿?).18 En unos análisis la entidad se
representa por el artículo y en otros por un núcleo nulo.
c) Sólo los adjetivos se combinan con lo.
d) Sólo los sustantivos pueden tener artículo indefinido.
e) Sólo los adjetivos pueden ser predicados externos en construcciones absolutas ni suelen
usarse sustantivos como complemento predicativo no regido.

1.7.3. Sustantivos y adjetivos de persona


1.7.3.1. Aspectos sintácticos de la recategorización adjetivo sustantivo
Sustantivación, procesos por medio del cual una palabra que designa una propiedad se usa
para designar clases de individuos, forman SSNN de interpretación no anafórica. La mayoría
de los adjetivos que se usan como sustantivo son de persona. La sustantivación es favorecida
por los plurales genéricos (los feos). “La ambigüedad sólo subsistirá si la construcción en la
que aparezcan no discrimina entre ambas [lecturas], lo que muy pocas veces sucede” (Bosque
1999: 63). Si la información se da previamente son adjetivos, si no, sustantivos. La
ambigüedad también se determina por la posición de los elementos:
a. Aquel francés sabio [no ambiguo].}
b. Aquel sabio francés [ambiguo].
(Bosque 1999: 63)
a. Los estudiosos orientales [ambiguo].
b. Los orientales estudiosos [no ambiguo].
(Bosque 1999: 63)
La sintaxis suele forzar interpretaciones.19

1.7.3.2. Aspectos semánticos y pragmáticos de la recategorización


“Existe otro factor que favorece en alguna medida la sustantivación de persona. Me refiero a
la hipótesis, defendida por algunos autores (notablemente por la citada Wierzbicka 1986, en
los últimos años) que trata de establecer una vinculación semántica entre el concepto de
‘clase’ y la ‘prominencia’ (ing. saliency) del grupo de individuos que esa clase establece.
Dicho de otro modo, todos los sustantivos designan clases de entidades, pero los adjetivos
que pasan a ser sustantivos con mayor facilidad son aquellos que designan propiedades de
los individuos lo suficientemente relevantes como para caracterizar grupos humanos
reconocibles más fácilmente” (Bosque 1999: 64). El factor se basa en la relevancia de la
clase, no en el hecho de que se agrupan miembros como una clase. (Da Bosque una lista de
algunos de esos adjetivos que también son nombres: de edad, de defectos, de “vecindad”, de

18
[No me queda claro este párrafo y podría ser importante]
19
[consultar nota 93 para hablar sobre los adjetivos (importante)]
rasgos de carácter (el “factor diferencial” predomina, decimos un preso no un libre) y los que
designan actividades o posiciones, los gentilicios y adjetivos de creencia religiosa o política)

1.7.4. Sustantivos y adjetivos no personales


Para designar objetos se usa muchas veces un adjetivo deverbal recategorizado. También
pasa así con los adjetivos que designan empresas (constructora) o vehículos, de “líneas”
(recta, perpendicular) o dimensiones (grueso). La recategorización es un proceso léxico que
se modifica en el tiempo y el espacio. Los colores también son adjetivos o sustantivos. Las
formas apocopadas no pueden incidir sobre núcleos nulos (un frente a uno en un rojo
sustantivos frente a uno rojo adjetivo así con algún y cualquier también).

1.7.5. La recategorización ‘sustantivo > adjetivo’


Se aplica el proceso a sustantivos que admiten grados (muy mujer, bien macho). No denotan
clases de entidades sino propiedades relevantes de las clases. Fernández Ramírez propone
algo similar para las construcciones a lo + N, que no denotan entidades sino propiedades o
características.

Anda mungkin juga menyukai