1.1. Introducción
“El sustantivo llamado ‘común’ o ‘apelativo’ es la categoría gramatical que expresa la
pertenencia de las cosas a alguna clase. El ‘nombre propio’ […] es la categoría que distingue
o identifica una cosa entre los demás elementos de su misma clase” (Bosque 1999: 5). Uno
dice qué es algo y el otro cómo se llama. Clase es un concepto útil, al nombrar un objeto le
atribuimos la pertenencia a una especie (clase). Desde la perspectiva lógica, el nombre propio
denota un individuo y el común un conjunto o clase de individuos. Se establece una relación
predicativa de las cosas, a las que atribuimos pertenencia a un conjunto de entidades con
rasgos comunes.
El nombre común solo, frente al propio, no denota individuos. No desempeñan funciones
sintácticas oracionales (aunque hay excepciones). Esto se explicó de dos maneras: Bally
decía que los nombres sin determinantes referían a conceptos imprecisos, no estaban
actualizados, y que el papel del determinante era proporcionar una vinculación deíctica que
precisara lo que designa el nombre. Desde la tradición formal, los nombres son predicados y
no se comportan como expresiones referenciales, “los determinantes no añaden información
para ‘precisar’ la denotación de los conceptos ‘no actualizados’, sino que establecen una
vinculación deíctica entre una propiedad y un individuo, y al hacerlo permiten que se creen
expresiones referenciales a partir de nociones predicativas” (Bosque 1999: 6).1
Algunos gramáticos tradicionales dividieron los “nombres apelativos” en “nombres
apelativos sustantivos” y “nombres apelativos adjetivos”. Otros los han llamado “nombres
sustantivos” y “nombres adjetivos”. Éstos términos que han dejado de ser usados no han
perdido su sentido en tanto que surgen por la concepción del nombre como “noción
predicativa”.
Los nombres tienen género y número, conforman sintagmas nominales. Se explican 4 clases
de sustantivo (3 de ellas en torno a la pluralidad): contables y no contables; enumerables y
pluralia tántum; individuales y colectivos; abstractos y concretos. Otras clases léxicas son las
de los nombres simétricos, los relacionales y los eventivos, así como los cuantificativos
(acotadores, de medida y de grupo).
1.2.1 Definición
La distinción entre nombres contables y no contables es la que tiene más repercusiones
sintácticas pero es la que ha recibido menos atención en la tradición gramatical.
Los nombres no contables (continuos, medibles o de materia) denotan entidades divisibles.
Los nombres contables (discontinuos o discretos) denotan entidades que no son divisibles.2
“Formulado en los términos de Quine (1960) al menos: ‘x es un nombre de materia, si la
suma de los componentes de x produce x’” (Bosque 1999: 8)
1
Consultar cap. 12
2
[Si a agua se le quita agua, sigue siendo agua, es divisible, pero un perro menos parte de un perro no es un
perro. Esta distinción y estos ejemplos se reflejan en la sintaxis, no en la realidad] Revisar nota 5 para obtener
información sobre la distinción contable-no contable.
La oposición categorial contable no contable se reduce a una oposición entre número y
cantidad o forma y materia. La cuantificación de nombres contables proporciona
“cardinalidad” (se indica el número de entidades sobre las que se cuantifica), mientras que la
cuantificación de nombres continuos proporciona cantidad (una medida de la extensión de lo
que se denota), no número.3
Cantidad llega a combinarse con nombres contables.
Los nombres no contables rechazan los cuantificadores numerales y multiplicativos y
admiten indefinidos. La gramática trata a muchas nociones abstractas como masa.
Los dos tipos de nombres pueden recategorizarse. Un nombre de materia con un cardinal
tiene una interpretación discontinua. También los contables con indefinidos no cardinales o
sin cuantificadores reciben interpretaciones especiales.
Es complicado delimitar los campos léxicos a los que pertenecen los nombres continuos y
suele no tratarse de dividirlos.
3
Ver 16.2.5.
4
[La cita deberá moverse al documento Laca 1999 cuando lo cree] “Este paralelismo se repite en todas las
lenguas que marcan gramaticalmente la diferencia entre entidades contables y no contables […] tanto los
nombres continuos como el plural de los nombres discontinuos pueden denotar la extensión de los predicados
correspondientes” (Laca 1999: 895-896)
de para contables y plus de para continuos). Los comparativos no varían para contable-no
contable (más, menos).Qué de no selecciona discontinuos singulares.
5) Algunos cuantificadores (cualquier, todo, cada) solo admiten nombres discontinuos,
es decir, nombres que designan objetos, no materias.5
6) Se rechazan las construcciones pseudopartitivas con cuantificadores de cardinalidad
e indefinidos. Los sustantivos no contables aparecen en estas estructuras con cuantificadores
neutros (algo de, un poco de).6
7) El “cuantificador nominal” cantidad toma contables plurales y continuos y rechaza
los contables individuales (porque no denotan magnitudes).
8) los discontinuos pueden tomar medio, “cuantificador adjetival” (medio cuarto/*media
pintura), y los continuos no. Ambos tipos de nombre aceptan el “cuantificador” mitad. (mitad
del cuarto/de la pintura). La relación es similar entre entero y todo, rechazando el primero
los nombres continuos7, “la lengua distingue léxicamente entre la partición de entidades y la
de cantidades: en el primer caso [medio] se obtienen fragmentos y en el segundo [mitad] se
obtiene otra cantidad” (Bosque 1999: 13). Los fraccionarios son equivalentes a los
multiplicativos, es necesario que lo que se cuantifica sea aislable.
Se muestra que los discontinuos tienen propiedades en común con los plurales. Todo lo
anterior “sugiere que la gramática asimila en alguna medida la estructura interna de las
porciones o de las partículas que componen los nombres de materia a las series de entidades
delimitadas y pluralizables que constituyen las clases denotadas por los nombres contables”
(Bosque 1999: 13).
5
[Y sólo en singular algunos como cualquier y cada. Todos necesita ser predeterminante para estar en una
construcción gramatical: todos los niños. Además se parecen estos al artículo en tanto que sirven para crear
expresiones (casi) genéricas en algunos contextos: Todo niño tiene derecho a…]
6
16.2.5. para ver por qué se rechazan contables.
7
[entero acepta contables en plural, dice bosque (nota 14) con interpretación predicativa equivalente a “no en
pedazos”. En su interpretación cuantificativa como “la totalidad” rechaza los plurales, es decir, se comportan
en este aspecto como los de materia]
8
[¿Qué pasa con dame dos aguas/cervezas?]
se emplean de este modo (a los abstractos también). “La recategorización sintáctica no se
debe confundir, por tanto, con la léxica. La primera, que se establece por defecto, nos permite
interpretar cuatro luces como ‘cuatro tipos de luz’. La segunda, que tiene que ser estipulada,
nos permite interpretar cuatro luces como ‘cuatro focos’ o ‘cuatro puntos de luz’.” (Bosque
1999: 15).9
9
[¿Qué significa “estipular”?] Revisar Texto para una explicación sobre por qué la lectura de clase.
10
Buscar los textos de Morreale a los que refiere Bosque. Menciona aspectos del español medieval (¿?).
11
En la nota 20 refiere a trabajos de Allan, donde se considera que los elementos mencionados son sintagmas
nominales continuos y discontinuos. Dice Bosque que es el léxico el que determina un caso u otro.
12
[No comprendo muy bien esto]
13
Nota 25 para tratar el lenguaje abreviado en dos aguas “dos macarrones” “tres lentejas”
complemento debe sobreentenderse. Hay adjetivos que pueden mantener la interpretación
cuantitativa del nombre mientras que otros sólo se usan con interpretación discontinua:
a. ¿Qué se rompió? —Un plato {grande/hondo/verde/bonito}.
b. ¿Cuántas lentejas te comiste? —Un plato {grande/hondo/*verde/*bonito}.
(Bosque 1999: 22)
Éstos sustantivos no se asimilan a los meronímicos (que designan partes de objetos mayores,
a excepción de trozo pedazo y parte).
B) Los nombres de medida son restrictores de cuantificación impuestos por las
características físicas de lo que se denota. Estos nombres proporcionan cuantificación, pero
no hay cardinalidad, no se proporciona un número sino una cantidad. Los sustantivos de
medida sólo crean sintagmas de interpretación cuantificativa, a diferencia de los acotadores
que pueden designar entidades. También admiten plurales como complementos (muchos se
suelen categorizar como materia). A diferencia de los acotadores de nuevo, estos nombres
pueden formar argumentos de ciertos verbos (“argumentos cuantitativos”: pesa dos kilos) en
cuyo caso no tienen complemento, aunque quizá pueda estar implícito.
C) Los sustantivos cuantificativos de grupo (grupo, serie, manada, fajo, hatajo, ristra).
Han sido analizados como “colectivos indeterminados”. Son una subclase de los
cuantificativos, no de los colectivos (algunos con ambas interpretaciones). Forman sintagmas
cuantificativos en función de su significado múltiple, necesitan un complemento sobre el cual
cuantificar como los nombres acotadores y los de medida, y a diferencia de los colectivos.
Sus complementos son de materia en pocos casos (en tales casos puede pensarse que los
nombres de grupo se recategorizan como nombres acotadores).
Como los acotadores son ambiguos entre la interpretación de objeto y la de cantidad, los de
grupo pueden ser ambiguos y recibir lecturas de cuantificativos en unos contextos y de
colectivos en otros (“un ejercito de curiosos”/un ejercito) En tales casos, mantiene su
significado en forma predicativa.
Los colectivos no son realmente cuantificativos, su complemento se comporta como un
modificador restrictivo clasificativo (de ello pueden surgir lecturas ambiguas, pero si tienen
un determinante solo es posible la lectura de colectivo). Algunos nombres cuantificativos de
grupo reciben distintas interpretaciones usados como discontinuos. En estos nombres se
percibe la relación entre cuantificativos y morfemas clasificativos ya mencionada.
Los pseudopartitivos con nombres de grupo funcionan como expansión de plurales
discontinuos (una estructura así se comporta como un plural discontinuo).14
14
[No comprendo muy bien esa distinción, ni lo que sigue hasta el final del parágrafo.]
1.3. Sustantivos cuantificables y enumerables. Los pluralia tantum
Los nombres “pluralizables” suelen pertenecer a los nombres “cuantificables”, pero hay una
serie de excepciones, compuesta por los pluralia tantum (plurales sólo). La lengua trata a
esas entidades como múltiples, pero con componentes no aislables, son tratadas como
magnitudes, no como conjuntos de individuos. Siempre rechazan la cuantificación con
numerales, pero con frecuencia aceptan indefinidos.
Los pluralia tantum se comportan como nombres continuos, son plurales morfológicamente,
no semánticamente. No designan conjuntos de entidades, por eso rechazan los
cuantificadores cardinales. Se construye.
Otro tipo de pluralia tantum es el de los “objetos múltiples”: a) duales léxicos (alicates,
bigotes, bragas, bridas, calzones, gafas, tijeras, etc.); b) plurales léxicos (escaleras,
intestinos, murallas). Los duales designan cosas con dos componentes o partes dobles del
cuerpo y el plural es optativo en varios casos (pantalón, pantalones). Son formas plurales
ambiguas en las que el plural puede interpretarse semánticamente o no interpretarse. Dice
Bosque que “los nombres en plural de los objetos dobles no pueden formar sintagmas que se
interpreten como argumentos de los predicados colectivos, ni como complementos de los
cuantificadores cardinales, lo que confirma de forma sencilla que sus rasgos morfológicos de
plural no se interpretan semánticamente.
Hay otro tipo de pluralia tantum, el de los plurales estilísticos. El plural de un continuo en
estos casos no implica recategorización.
15
En Bello § 818, revisar
16
[No parece carecer de problemas el caso y lo señala Bosque, en todos estos casos, si no se encuentra en otra
oración, subordinada, yuxtapuesta etc., el sujeto del verbo al menos no está junto a este]
Hay predicados que seleccionan plurales colectivos como complemento, como reunir, juntar,
etc. El verbo establece una relación léxica con un conjunto, no con sus componentes.
También toman colectivos, el plural que exige puede ser morfológico o hallarse en los rasgos
léxicos de un nombre colectivo.
1.6. Otras relaciones entre las clases léxicas de sustantivos. Límites de las clasificaciones
y jerarquías entre ellas
1.6.1. Relaciones entre continuos y colectivos. Límites de la distinción
Los continuos y los colectivos se comportan de modos distintos, lo que justifica la existencia
de las dos categorías. Hay casos (entradas léxicas) en las que ambas categorías son
compatibles, es decir, son continuos y colectivos. Los continuos rechazan numeroso lo los
colectivos lo aceptan, los continuos aceptan abundante. La interpretación de los adjetivos de
tamaño también los distingue. Un adjetivo como grande logra predicar algo de las partículas
que componen lo que el nombre de materia denota, mientras que de los colectivos, tales
adjetivos predican algo del grupo como si constituyera una unidad.17 También hay contextos
17
[Hay casos en los que un adjetivo de tamaño puede modificar a un nombre no contable entonces !!!]
en los que los dos tipos de nombre se pueden emplear, como cuando son complementos de
ciertos verbos, como reunir o de preposiciones como entre. Habla Bosque de “pluralidad
extendida” para decir que debe haber “permeabilidad” entre los objetos designados para que
el nombre sea complemento de entre, así, no se puede decir *entre el agua y sí entre la reja,
con un contable. Señala Bosque sobre lo anterior “No debemos esperar que los predicados
organicen la restricciones léxicas que imponen a sus argumentos en torno únicamente a las
clases léxicas habituales de sustantivos. Por el contrario, estas clases ponen de manifiesto
conjuntos de propiedades generalmente relativas a la multiplicidad o a la agrupación de las
nociones denotadas, pero no siempre coincidentes con los requisitos mencionados” (Bosque
1999: 55).
También menciona aspectos de la similitud entre la pluralidad y la semántica de la repetición
de eventos, “Los nombres de materia son continuos de una forma parecida a como los estados
o las actividades lo son, y los contables son discontinuos en un sentido también próximo a
como los predicados de logro o consecución denotan nociones puntuales” (Bosque 199: 56).
18
[No me queda claro este párrafo y podría ser importante]
19
[consultar nota 93 para hablar sobre los adjetivos (importante)]
rasgos de carácter (el “factor diferencial” predomina, decimos un preso no un libre) y los que
designan actividades o posiciones, los gentilicios y adjetivos de creencia religiosa o política)