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CREENCIAS FUNDAMENTALES DEL BUDISMO

Debe practicarse la misma tolerancia, la misma indulgencia, el mismo amor fraternal


hacia todos los hombres indistintamente, y una bondad inalterable hacia los seres del
reino animal.

El Universo ha sido desarrollado y no creado; funciona conforme a la Ley, y no por


capricho de Dios alguno.

Las verdades en que se funda el Budismo son naturales. Han sido enseñadas, según
creemos, durante eones o períodos sucesivos del mundo, por ciertos seres inspirados,
llamados Budas; la palabra Buda significa «Iluminado».

El cuarto Maestro del período actual fue Sakyamuni o Gautama Buda, de regia
estirpe, que nació hace uno 2 500 años. Es un personaje histórico, y su nombre era
Siddharta Gautama.

Sakyamuni enseñó que la Ignorancia produce el Deseo, que el Deseo no satisfecho es


causa de la Reencarnación, y la Reencarnación causa de Sufrimiento. Para evitar el
Sufrimiento, es necesario, pues, librarse de la Reencarnación; para librarse de la
Reencarnación, es necesario extinguir el Deseo, y para extinguir el Deseo, es preciso
destruir la Ignorancia.

La Ignorancia fomenta la creencia de que la Reencarnación es una cosa necesaria.


Destruida la Ignorancia, se percibe la carencia de valor de cada una de las
Reencarnaciones consideradas como fin en sí mismas, así como la necesidad imperiosa de
adoptar un género de vida que anule la razón de ser de las Reencarnaciones repetidas.
La Ignorancia engendra también la idea ilusoria e ilógica de que no hay más que una
existencia para el hombre, y la otra ilusión de que a esa única vida suceden estado
inmutables de goces o tormentos.

La desaparición de esta Ignorancia puede lograrse con la práctica perseverante de


un altruismo que comprenda la conducta, el desarrollo de la inteligencia, la elevación del
pensamiento y la destrucción del Deseo de los placeres inferiores.

Siendo el Deseo de vivir la causa de las Reencarnaciones, cesarán éstas cuando se


haya extinguido aquel Deseo, y el individuo perfeccionado alcanzará por la meditación el
supremo estado de paz llamado Nirvana.

Enseñó Sakyamuni que puede disiparse la Ignorancia y suprimirse el Sufrimiento por


medio del conocimiento de las «Cuatro Nobles Verdades», que son:

1.Las miserias de la existencia.

2.La causa productora de la miseria, que es el Deseo de satisfacciones,


incesantemente

renovado, sin que se logre jamás colmarlo.

3.La destrucción de ese Deseo, o el hecho de librarse del mismo.

4.El medio de obtener aquella destrucción del Deseo. A los medios que indica, se les

llama el «Noble Octuple Sendero», que consta de:

1. Rectos puntos de vista. Esta primera etapa y primera parte del camino tiene que ver
con intuición espiritual. Al referirnos a ella como visión estamos marcando que se trata de
una experiencia y no de un mero acercamiento intelectual. Es a través de esta visión, de
esta intuición o experiencia sobre como son las cosas que comenzamos o decidimos
comenzar el viaje.
Sin esta intuición inicial nada ocurriría y es en la medida que esta experiencia es mas o
menos fuerte y penetrante que permea todo nuestro ser, transformando la emoción, el
habla y cada una de las cosas que nos configuran como seres; hasta que finalmente
emergemos renovados y con una conciencia luminosa, compasiva y libre. Entonces la
visión de la existencia es perfecta, completa, sin tacha.

2. Rectos pensamientos. Sólo cuando lo que sabemos o lo que intuimos respecto a la verdad
de las cosas, penetra en nuestro yo emocional podemos pensar en transformación. Para alguien cuya
visión de la existencia se ha abierto totalmente (un Buda) la transformación también es perfecta,
eliminando todo rastro de deseo neurótico, de odio y crueldad; mientras que por otro lado despliega
amor, compasión, alegría por la felicidad ajena, profunda tranquilidad y generosidad sin límite

3. Rectas palabras. Ah! El habla esa maravilla que usamos de forma tan tonta. En los
textos budistas el habla perfecta se describe como un habla que es: verdadera, afectuosa,
útil, que fomenta la concordia la armonía y la unión. Si trabajamos con nuestra habla o
comunicación pronto nos daremos cuenta de que nos lleva directamente a trabajar con:
Atención consciente y claridad mental: sin el desarrollo de esto es imposible acercarnos a
un habla veraz, pues ¿que sabremos de lo que es cierto o no?

4. Recta conducta. Qué es lo que hace que las acciones sean correctas o no? ¿Existe
algún criterio Universal? La cuestión de cómo actuar de la mejor manera, de cuál debe ser
el criterio, o el principio orientativo de nuestra acción, surge de forma inevitable.
Según la tradición budista lo que hace que una acción hecha a voluntad sea ética o no, es
el estado de mente con el que se realiza. Si nuestro estado de mente está basado en
Odio: entendiendo como odio, tanto el odio mismo, como estados mentales negativos
tales como enfado, rabia, frustración, resentimiento, etc.
Avidez: Entendiendo como avidez no solo la avaricia sino también estados de deseo
neurótico, ansiedad, descontento con todo, envidia…
Ignorancia: Desde luego esta ignorancia no esta referida a la ignorancia digamos
académica o a la falta de conocimiento intelectual, sino mas bien al no querer saber cómo
son las cosas, al meter la cabeza debajo del ala, al egoísmo separador, a la ignorancia
espiritual.

5. Rectos medios de vida. Al Buda le interesaba el mundo, era un hombre de su tiempo


y nunca volvió la espalda a lo que pasaba en su sociedad. En términos de política su
sociedad tenía una estructura bastante simple, no era tan compleja como la de hoy en
día, por eso no dijo mucho. Pero habló de los temas mas relevantes para el mundo en
que vivía: El sistema de castas: Nadie es un noble por razón de su cuna si no por sus
actos. Discutió también los aspectos filosóficos en boga, tales como la existencia de un
alma (dentro de cada ser) que no estaba sujeta al cambio, y la creencia de un principio o
un dios creador.
También habló y bastante de algo que atañía y aun hoy atañe a todo el mundo: la
subsistencia.
Yo creo que para el budista actual, respecto a la organización social la mejor opción es la
democracia, la separación de estado e institución religiosa, una libertad que permita que
cada individuo tenga sus propias creencias religiosas, una educación pública laica que
respete esta pluralidad de creencias, una sociedad diversa en lo cultural, preocupada por
un desarrollo sostenible y ecología. Aunque aparentemente el Buda nada dijo de esto me
parece a mí que en su enseñanza sobre todo “La co-producción condicionada” y en su
desarrollo de la subsistencia perfecta nos da pistas suficientes, y ni que decir en sus
enseñanzas completas.

6. Recto esfuerzo. En demasiadas ocasiones cuando pensamos en esfuerzo, lo


relacionamos con un tipo de actitud que hemos de adoptar para poder hacer aquello que
no queremos. Esta asociación y otras similares nos llevan a tener una relación
desagradable con el esfuerzo.
En el contexto del noble camino óctuple el vocablo que se utiliza es vyama (sánscrito) y
su significado estricto es ejercicio físico y está muy relacionado con la gimnasia. Según
las reflexiones de Sangharakshita: la connotación de esta palabra nos indica que la vida
espiritual es una vida activa, incluso dinámica, pero esto no significa que uno tenga que
estar haciendo cosas constantemente o ir deprisa de aquí para allá; significa que uno
debe estar mental, espiritualmente, incluso estéticamente activo.

7. Recta atención. Smrti (sánscrito) es la palabra que se suele traducir como atención, o
atención consciente, y su significado literal es recuerdo o memoria. Podemos empezar diciendo que la
no atención consciente es un estado de falta de memoria, de distracción, de pobre concentración, de
falta de continuidad de propósito, de andar sin rumbo, de ausencia de verdadera individualidad.
Atención consciente tiene las características opuestas: Nos damos cuenta de las cosas, recordamos
en vez de olvidar, no hay tanta dispersión, la concentración es buena, hay continuidad, constancia,
somos individuos que vemos por nosotros mismos, y perseguimos el desarrollo…

8. Recta concentración. La palabra Samadi significa “estado del ser firmemente


establecido”. Puede entenderse de dos formas: La mente establecida en un solo objeto y
esto tiene el sentido de concentración mental meditativa, y por otro lado, yendo mucho
mas lejos, es el establecimiento del todo el ser en cierta disposición de consciencia, lo
cual sería Samadi en el sentido de Iluminación. En este último sentido Samadi es la etapa
del Noble Camino Octuple en la que se han transformado completa y perfectamente todos
los niveles y aspectos del ser.
Podríamos decir que es el triunfo de la Visión Perfecta. Pero nosotros estamos andando
este camino en un sentido de práctica y en este caso samadi está mas relacionado con un
sentido de concentración meditativa que nos lleva al sosiego y quietud (samata) y
realizaciones espirituales ( samapati), llevándonos ambas experiencias de forma
acumulativa a la transformación del Samadi.
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La recta concentración (o meditación) conduce al desarrollo de la facultad de Buda,


que está latente en todo hombre.

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La esencia del Budismo, tal como la resumió su fundador, es:

«Cesar todo pecado.

Adquirir la Virtud.

Purificar el corazón. »

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El Universo está sometido a una causalidad natural, conocida bajo el nombre


de Karma. Los méritos y deméritos de un ser, en sus pasadas existencias, determinan su
condición en la existencia presente; cada hombre, pues, ha preparado las causas de los
efectos que actualmente experimenta.

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Los obstáculos para obtener un buen Karma pueden evitarse por la observancia de los
preceptos siguientes, preconizados por el Código moral del Budismo:

1. No destruir ningún ser viviente.

2. No apropiarse de nada que no haya sido dado.

3. No abusar de los placeres sensuales.

4. No mentir.

5. Abstenerse de toda bebida embriagante o droga soporífica.

15La verdad del sufrimiento [dukkha]


La primera verdad es que "el nacimiento, la vejez, la enfermedad, la muerte, son
sufrimiento; la unión con lo que es desagradable es sufrimiento; la separación de lo que es
agradable es sufrimiento; no obtener lo que uno quiere es sufrimiento; en breve los cinco
agregados (skandhas) sujetos al apego son sufrimiento".

2. La verdad del origen sufrimiento

La segunda verdad es que el origen del sufrimiento es el deseo [a veces traducido como
avidez, tanha, en pali], "es el deseo lo que recicla la existencia, acompañado de placeres y
deseos... desear el placer, desear la existencia, desear la exterminación conducen al
sufrimiento".

3. La verdad de la cesación del deseo

La tercera verdad es que la cesación del sufrimiento es el desapego, la renuncia a este


deseo.

4. La verdad del sendero

La cuarta verdad es el óctuple sendero: la perspectiva correcta, la intención correcta, la


palabra correcta, la acción correcta, el correcto modo de subsistencia, el esfuerzo correcto,
la atención correcta [mindfulness], la concentración correcta.

Al descubrir esto con "sabiduría, penetración y luminosidad", Buda proclamó que se había
liberado y que quien consiguiera este entendimiento en toda su extensión podía también
proclamar su iluminación.

La tradición señala: la primera noble verdad, la verdad del sufrimiento, debe ser entendida;
la segunda verdad, la verdad del origen del sufrimiento (o el deseo o la avidez), debe ser
abandonada; la tercera verdad, la verdad de la cesación del sufrimiento, debe ser realizada;
y la cuarta verdad, la verdad del sendero, debe ser desarrollada.

El óctuple sendero se divide en tres pilares: moral (shila), concentración o purificación de


la mente (samadhi) y sabiduría (prajna). El fundamento de este sendero es que, como un
experimento científico, es replicable, constituye un método probado para liberarse de la
rueda del samsara, y dejar de producir karma. La ley de la originación
dependiente, pratityasamutpada, y su aplicación en los 12 nidanas o factores
condicionantes, mantiene que es a final de cuentas la ignorancia la que genera el karma (o
las voliciones mentales), lo cual a su vez genera toda una serie de condiciones concatenadas
--incluyendo el cuerpo mismo-- y las cuales derivan finalmente en el renacimiento y en el
sufrimiento. Sin embargo, una vez que se obtiene la sabiduría de las cuatro nobles verdades
y no se reacciona con avidez ni apego ante las cosas que surgen, se detiene el proceso
reificante que forma los compuestos que hacen que el ser humano se mantenga en este
mundo cuya condición básica es el sufrimiento.

El Budismo desaprueba la credulidad supersticiosa. El Buda enseñó que nadie debe


creer lo dicho por cualquier sabio, ni lo escrito en ningún libro, ni lo afirmado por la
tradición, a no ser que esté de acuerdo con su propia razón.

El budismo es una de las principales religiones del mundo en términos de adeptos,


distribución geográfica, e influencia socio-cultural. Mientras que por mucho tiempo ha
sido una religión “oriental,” ha estado cobrando una creciente popularidad e influencia
también sobre el mundo occidental. Es una religión única en el mundo por derecho propio,
aunque tiene mucho en común con el hinduismo en que las dos pueden ser llamadas
religiones “orientales,” que creen en el karma (causa y efecto éticos), māyā (la ilusoria
naturaleza del mundo), y samsara (el ciclo de la reencarnación) entre otras cosas. Los
budistas creen que la última meta en la vida es alcanzar la “iluminación” como ellos
perciben su existencia.

¿Qué había descubierto Gautama? Que la iluminación yace en el “camino medio”, ni en


lujosas complacencias, ni en la auto-mortificación. Más aún, él descubrió lo que sería
conocido como las “Cuatro Nobles Verdades” – (1) vivir es sufrir (Dukha), (2) el
sufrimiento es causado por el deseo (Tanha, o “atadura”), (3) uno puede eliminar el
sufrimiento mediante la eliminación de todas las ataduras, y (4) esto se alcanza siguiendo
el óctuplo noble sendero. El “óctuple sendero” consiste en tener una correcta: 1)
comprensión, 2) pensamiento, 3) palabra, 4) acción, 5) ocupación (siendo un monje), 6)
esfuerzo (recanalizar los malos instintos y alimentar los buenos), 7) atención (meditación),
y (8) concentración (enfoque). Las enseñanzas budistas fueron reunidas en la Tripitaka o
“tres canastas.” [Win Corduan, Neighboring Faiths (IVP; 1998) :220-224].

Tras estas enseñanzas distintivas, hay enseñanzas comunes con el hinduismo, llamadas
Reencarnación, Karma, Maya, y una tendencia a comprender la realidad como Panteísmo en
su orientación. El budismo también ofrece una elaborada teología de deidades y seres
exaltados. Sin embargo, al igual que el hinduismo, el budismo puede ser difícil de precisar
considerando su opinión sobre Dios. Algunas corrientes del budismo podrían legítimamente
ser llamadas ateístas, mientras que otras pudieran ser panteístas, y aún otras teístas,
tales como el Budismo de la Tierra Pura. Sin embargo, el budismo clásico, tiende a guardar
silencio acerca de la realidad de un ser superior y por lo tanto es considerado ateísta.

El budismo actual es muy diverso. Está más o menos dividido en dos grandes ramas de
Theravada (pequeños vasos) y Mahayana (grandes vasos). El Theravada es la forma
monástica en la que se reserva la iluminación última y el nirvana para los monjes, mientras
que el budismo Mahayana, extiende sus metas de iluminación también a los laicos, esto es
a los que no son monjes. Bajo estas categorías se pueden encontrar numerosas ramas,
incluyendo el Tiantai, Vajrayāna, Nichiren, Shingon, Tierra Pura, Zen y Ryobu entre otros.
Por tanto, es importante para los extraños que buscan entender el budismo, que no
pretendan conocer todos los detalles de una escuela del budismo en particular, cuando
todo lo que han estudiado es el clásico budismo histórico. [Corduan, 230].

La doctrina era conocida con el genérico de Dharma (que podía también significar
camino, y cuyo símbolo era una rueda), aunque posteriormente se introdujo un nuevo
término para clasificar a la doctrina difícil: Abhidarma. En los libros acumulados,
provenientes de la India, de China y de Japón, no solamente se encuentran textos
doctrinarios sino que también textos de enseñanzas prácticas, sobretodo de disciplina
monástica, llamados Vinaya.

Hay que tener presente que la doctrina enseñada por Buda no fue escrita sino hasta
muchos años después de su muerte, pues durante un estimado de 400 años fue difundida
oralmente, mediante cantos: esto explica en parte el porqué de las frecuentes
repeticiones de versos encontrados en los libros. El Budismo como doctrina es una
enredadera de fechas incoherentes; ni siquiera para la fecha de la muerte de Buda ha
habido consenso a través de los siglos, aunque hoy los occidentales la daten en el 483 A.C.
Los sabios budistas, al igual que los sabios del paganismo hindú, siempre ironizaron con los
números y despreciaron las fechas: para ellos la apariencia no era más que la
manifestación de esencias que se repiten, siendo siempre más importante determinar las
esencias de la historia que su clasificación cronológica. La doctrina budista es también
escasa en hombres famosos y en nombres: no era bien visto que un monje ganase fama por
medio de la obra literaria. "No les importaba quien decía algo, sino si aquello era cierto, si
ayudaba y si estaba de acuerdo con la tradición. No se alentaban la originalidad y la
innovación, y la anonimia era concomitante de la santidad”. Y para proteger las obras
anónimas que fuesen ciertas estaban los templos, con monjes que transcribían y
multiplicaban los textos. Aquel es, entonces, el terreno común donde se junta la sabiduría
y las tentativas de muchos hombres, potenciada por su unión en los templos y las
colecciones de libros, y que hacía quizás más eficiente la búsqueda espiritual, pues como
unión de monjes, aseguraba que sus reencarnaciones futuras pudieran seguir el camino
hacia el Nirvana. Solamente para dar una idea de lo extenso que puede ser el laberinto
budista, Conze cita una edición japonesa de 1929, el Taisho Issaikyo, conteniendo “2184
obras en 55 volúmenes de unas mil páginas cada uno (21 vols. de Sutra, 3 de Vinaya, 8 de
Abhidarma, 12 de comentarios chinos, 4 de escuelas chinas y japonesas, 7 de historias,
catálogos, diccionarios y biografías).

LA DOCTRINA FUNDAMENTAL DE BUDA

Bhikku Bodhi

El monje theravada Bhikku Bodhi presenta aquí un sumario sorprendentemente


conciso y preciso de lo más esencial de las enseñanzas theravadas que
discutimos en la introducción a la Parte Segunda. Observemos que él divide el
camino óctuple en shila, samadhi y prajna, que tradujo por «moralidad»,
«concentración» y «sabiduría» (y que también pueden ser traducidos de modo
divergente como «disciplina)>, «meditación» y «conocimiento»). En los últimos
meses de la vida de Buda, cuando llegó el momento de fijar con exactitud los
puntos esenciales de su doctrina en la mente de sus seguidores, Buda repitió
una y otra vez —en ocasiones más de una vez al día— una corta charla
explicando cómo esos tres elementos de entrenamiento para la senda espiritual
se apoyaban unos a otros y tenían que ser inseparables. Si esos tres elementos
eran aplicados concertadamente, aseguró repetidas veces a sus oyentes, la
iluminación seguiría rápidamente.

La enseñanza de Buda llamada el Dharma, es la doctrina de la salvación que él


mismo descubrió mediante la Iluminación y proclamó como base de su propia
clara comprensión de la realidad. La más concisa expresión del Dharma, su
armazón unificador, es la enseñanza de las Cuatro Nobles Verdades: el
sufrimiento, su origen, su desaparición y el camino que conduce a esa cesación.
Ésta fue la gran comprensión que se abrió en la mente de Buda cuando estaba
sentado en meditación bajó el Árbol de Bo después de seis duros años de
afanosos esfuerzos. No es sólo la formulación del contenido de su Iluminación,
sino que es también el permanente significado de su mensaje, que establece las
verdades cruciales y no engañosas de las cuales depende toda posibilidad de
salvación.

Las Cuatro Nobles Verdades giran en torno al reconocimiento del


sufrimiento (duhkha) como el problema central de la existencia humana; en su
Primera Verdad Buda lo enumera en diversas formas:

¿Cuál es la Noble Verdad del sufrimiento? Nacimiento es sufrimiento;


decadencia es sufrimiento; muerte es sufrimiento; tristeza, lamentación,
dolor, pesar y desesperación son sufrimiento; no conseguir lo que se quiere
es sufrimiento. En resumen: los cinco componentes o agregados del apego,
del deseo, son sufrimiento.

Esta última cláusula —referente a un quíntuple agrupamiento de todos los


factores de la existencia— implica una profunda dimensión de sufrimiento que
es cubierta por nuestras ideas normales sobre el dolor, el pesar y el
abatimiento. Lo que esto indica, como significado fundamental de la Primera
Noble Verdad, es lo insatisfactorio y lo radicalmente inadecuado de todo
condicionamiento debido al hecho de que todo lo condicionado es transitorio y
está definitivamente llamado a perecer. Este aspecto del sufrimiento sale a la
luz con su mayor claridad en las más comprensibles manifestaciones de
transitoriedad ‘y peligro: la rueda de encarnaciones, que no tuvo principio y en
la cual estamos metidos todos los seres vivos, la samsara. Así, para valorar la
Primera Noble Verdad, en toda su profundidad y amplitud, no es suficiente
considerar, simplemente, el sufrimiento de una sola vida. Hay que tomar en
consideración la eterna rueda de las existencias renovadas, siempre con sus
mismas fases repetidas de nacimiento, envejecimiento, enfermedad muerte.

En la Segunda Noble Verdad, Buda sigue al sufrimiento hasta su origen o causa,


que él identifica con el anhelo, con el deseo.

¿Ahora, cuál es la Noble Verdad del origen del sufrimiento? Es el anhelo,


enlazado con el placer y la lujuria, lo que da lugar a que se produzca esa
repetición de la existencia que siempre busca renovado disfrute por todas
partes, el anhelo sensual, el anhelo por la existencia y por la no-
existencia.

En sí mismo producto de la ignorancia, la falta de conciencia de la verdadera


naturaleza de las cosas busca y se deja arrastrar por el anhelo de toda fuente
de placer y goce siempre y allí donde existe la posibilidad de ello, lo que trae
consigo una diversidad de corrupción mental responsable de tanta miseria
humana: de la avaricia y de la ambición, del odio y la cólera, del egoísmo y la
envidia, del disimulo, la vanidad y el orgullo.

El deseo hace nacer el sufrimiento no sólo porque engendra el inmediato dolor


del querer, la sensación de que falta algo, sino de modo más especifico, en el
contexto de las Cuatro

Verdades, porque genera la reencarnación y de ese modo nos mantiene atados


al samsara. El proceso de la reencarnación desde el punto de vista budista, no
se refiere a la transmigración de un ser o un alma, sino que su tesis de que
todo está en flujo permanente, excluye la existencia de una entidad duradera
que pasa de vida en vida. La continuidad mediante la secuencia de
reencarnaciones se mantiene no por un yo, un yo siempre idéntico que subsiste
mediante el cambio, sino por la transmisión de impresiones y tendencias a lo
largo del «continuum mental», o corriente de consciencia de la cual surge. La
dirección que ese continuum toma de vida en vida está regida por una fuerza
llamada karma, una palabra que significa «acción volitiva». De acuerdo con la
doctrina del karma, son nuestras propias acciones voluntarias, corporales,
verbales y mentales las que determinan la forma de existencia que tomaremos
en nuestras sucesivas «estancias» por medio del samsara. La ley que conecta
las dos es esencialmente moral en su forma de operar: las buenas acciones
llevan a la felicidad y a una forma de reencarnación más elevada; las malas
acciones por su parte, llevan a la desdicha y a una forma de reencarnación más
baja, inferior. Pero tanto si nuestro destino se mueve en una como en otra
dirección, en tanto que en lo más profundo de la mente persistan el anhelo y la
ignorancia, la rueda imparable de nacimiento y muerte, la gran rueda del
sufrimiento, seguirá girando.

Sin embargo, este ciclo no tiene que prolongarse eternamente y en la Tercera


Noble Verdad el Buda anuncia la clave para detenerla:

Ahora, ¿cuál es la Noble Verdad de la supresión del sufrimiento? E el


desvanecerse por completo y el cese del anhelo, es la renuncia y el
abandono, la liberación y el separarse de ella.

Dado que el sufrimiento surge del anhelo, del deseo, con su destrucción el
sufrimiento tiene que cesar: una relación tan estrecha e inevitable como una
ley de la lógica. El estado que sobrevive a esto, la meta de todos los esfuerzos
y luchas del budismo theravada, es el nirvana, la paz incondicional, inmortal
imperecedera, que está más allá de la rueda del nacimiento y la muerte. El
logro del nirvana se produce en dos fases. La primera es el «elemento nirvana
con un residuo restante», la liberación de la mente que se consigue cuando
todas las corrupciones han sido extinguidas pero la combinación mente-cuerpo,
que adquirió existencia con el nacimiento, continúa viviendo hasta que se
termina el período de duración de la vida. La segunda es el «nirvana sin residuo
restante», la liberación de la propia existencia, la cesación del volver a ser y se
consigue cuando el liberado muere.

En la Cuarta Verdad Noble, Buda enseña el camino que lleva al nirvana,


«el camino que lleva al cese del sufrimiento». Éste es el Noble Camino
Óctuple, con sus ocho factores alineados en tres grupos:

1. La recta visión o comprensión ] III. Sabiduría (prajna)

2. La recta decisión

3. La recta palabra

4. La recta acción ] I. Moralidad (shila)

5. La recta forma de vida

6. El recto esfuerzo

7. La recta atención ]II. Concentración (samadhi)

8. La recta concentración

El camino comienza con un grado mínimo de comprensión correcta y con la


correcta forma de pensar para comenzar la preparación y, después, se
despliega mediante sus tres grupos en una estrategia sistemática, diseñada
para desarraigar las corrupciones que generan sufrimiento. La moralidad
restringe las corrupciones en sus formas más corrientes, su efusión en
acciones incompletas; la concentración remueve sus manifestaciones más
refinadas como pensamientos aturdidos e inquietos; y el conocimiento erradica
sus tendencias sutiles latentes permeándolas con la directa penetración
psicológica de los tres hechos básicos de la existencia, resumidos por Buda en
las tres características de transitoriedad, sufrimiento y ausencia del yo.

A cada una de las Cuatro Nobles Verdades Buda le asigna una función
específica, una tarea que debe ser dominada por la disciplina del
adiestramiento. La verdad del sufrimiento tiene que ser plenamente
comprendida, el anhelo y las corrupciones que el sufrimiento origina tienen que
ser abandonados, el nirvana como liberación del sufrimiento tiene que ser
realizado y desarrollado con el Noble Camino Óctuple que conduce a la
salvación. El individuo que ha cumplido estas cuatro funciones es la figura ideal
del budismo theravada. Es el arhat, el liberado que ha roto todos los lazos que
lo atan a la rueda del volver a ser y vive y experimenta la libertad del nirvana.

El budismo surgió como una reacción contra la discriminación impuesta por los arios
en la India, contra la poco satisfactoria doctrina védica de la reencarnación y contra los
rituales complicados; es una doctrina que se centra en convicciones intelectuales y
en una búsqueda de perfección individual.

Su carácter no ritual, su poco apego a las tradiciones locales y la tremenda persecusión


hindú hicieron que el budismo no se afianzara en la India. Su campo de desarrollo fue
China, de donde se extendió al sudeste asiático y a Japón.

Como en todas las religiones, en los grupos populares el budismo tiende al politeísmo, al
ritualismo y al sincretismo o mezcla con otras tradiciones locales previas. En todos los
tiempos, la carta fuerte del budismo ha sido su élite, hombres admirables por su
disciplina, su capacidad intelectual y su ardor misionero.

Mitos y hechos

¿El budismo es una doctrina pacífica; a diferencia de otras religiones, nunca


empleó la violencia ?

Falso. El budismo sufrió varias persecusiones injustas y encarnizadas. Sin embargo, los
budistas de China impusieron su religión por la fuerza, ejecutando a los sacerdotes
taoístas y confucianos, al menos en seis períodos distintos de la historia de esa nación.
Siendo los monjes budistas excelentes funcionarios del Estado, influyeron en los reyes de
Birmania, Tailandia y Corea, lo mismo que sobre los capitanes de guerra o shogun
japoneses para declarar su religión como la oficial y exterminar a las otras creencias. Las
guerras entre los budistas de Nara y los de Kyoto en el siglo VIII, entre la secta Tendai y
la Shingon en el siglo X o entre los Zen y los Nirichen en el siglo XIII fueron más crueles
que cualquier otro ciclo de combates en la formación de Japón. En perspectiva histórica,
el choque del budismo con otras creencias, o incluso entre dos grupos rivales de la misma
religión, no es diferente a ejemplos más conocidos en el judaísmo, el cristianismo o el
Islam.

¿En el budismo se adora al dios Buda?

Falso. Las representaciones budistas más conocidas en Occidente retratan a Siddharta


Gautama, el príncipe de la India que en siglo V AC dió origen a esta religión. Sin embargo,
no se adora en él a un dios, sino se venera a un maestro que explicó cómo funciona la
vida humana; el budista no busca amar a Buda, sino convertirse él mismo en un Buddha
o iluminado. Hay centenares de miles de budas, y se cree que cualquier hombre puede
alcanzar ese estado.

¿El budismo, a diferencia de otras religiones, no busca ganar adeptos?

Falso. Por el contrario, una de las características típicas del budismo es su actividad
misionera. Por ejemplo, en el mundo actual, la secta Zen se dedica desde finales de los 50
a conquistar el oeste de EU y Canadá, mientras que los Nirichen, financiados por la
empresa trasnacional Mitutoyo, han establecido centros misioneros de amplia difusión en
California, Ontario, Hawaii, Neuss (Alemania), Singapur, Sao Paulo y México. El Dalai
Lama tiene adeptos difusores entre figuras del espectáculo y la política de EU y Europa, e
incluso los tradicionalistas monjes Theravadin de Thailandia viajan a América Latina.
Doctrina

El budismo parte de la conciencia del dolor inherente a la existencia, el dolor de la frágil e


insatisfactoria vida presente y también el dolor del ciclo de la reencarnaciones. El universo
es un mecanismo de causa y efecto en el que no hay dios que guíe, provea o salve. Lo
único que cuenta son los actos, que dejan su marca en los seres y condicionan su
desarrollo. Los hombres sufren y hacen sufrir porque tienen ideas inadecuadas de la vida
y la realidad. La única vía de salida de esta ignorancia son las “Cuatro nobles verdades”:

1) La vida está llena de sufrimiento

2) La causa del sufrimiento es el deseo

3) Extinguir el deseo hace cesar el sufrimiento

4) Para extinguir el deseo y su consiguiente sufrimiento, hay que seguir el Óctuple


Camino

El Óctuple Camino es:


Visión correcta Vida correcta
Aspiraciones correctas Esfuerzo correcto
Palabras correctas Conciencia correcta
Conducta correcta Concentración correcta

Siguiendo el Óctuple Camino, el hombre supera la ilusión y se da cuenta que el mundo


está regido por la anitya (= transitoriedad, no permanencia de las cosas), que él mismo
es anatman (= sin alma, sin un centro más allá de las acciones y pensamientos) y que
todo es sunyata (= sin substancia, vacío). Si las cosas o el hombre fueran en realidad -
piensan los budistas- no cambiarían ni estarían sujetos al karma o efecto de las acciones.
Atenazados por el deseo, el karma nos atrapa en el ciclo de reencarnaciones o samsara.

El samsara tiene seis tipos posibles de existencia: en el infierno, como espíritu torturado,
como animal, como asura o espíritu maligno, como humano o como deva o dios benigno.
Ser un dios no mejora realmente la situación, pues se tiene menos limitaciones que como
ser humano, pero se puede ser igual o más infeliz debido al deseo.

Cuando un hombre se decide a seguir el Camino, entra a formar parte de la Samgha (=


Hermandad) como monje o laico. Ayudado por sus correligionarios y por la compasión de
los budas, se esfuerza en el paramita (= llegar a la otra orilla), la disciplina de ofrendas,
moralidad y meditación que son el centro de la religión. Finalmente, en alguna de sus
vidas -y por supuesto, se intenta que sea en la presente- se alcanza el bodhi o
iluminación, la perfecta certeza de las cuatro nobles verdades, de manera que al morir se
alcanza el nirvana o extinción, la superación absoluta del deseo, del sufrimiento y de la
existencia misma.

B) Buddhas y bodhisattvas

El budismo arranca de la predicación y vida de Siddharta Gautama (558-478 AC). La


tradición budista señala que Gautama fue el hijo del rey de Kapila, en las fronteras de la
India y Nepal. Una profecía señaló que el recién nacido sería el emperador de todo el
universo o bien el maestro que enseñaría la perfecta sabiduría, si es que tenía la
oportunidad de conocer el sufrimiento. El rey prefería el primer destino, de manera que
rodeó a su hijo de una corte perfectamente lujosa, donde no hubiera espacio para
ninguna preocupación o dolor. Siddharta se convirtió en un hábil guerrero y en un cortés
príncipe, casado con una mujer bellísima y padre de un hijo. Pero un día quiso conocer el
mundo, y ya que no pudo hacerlo desistir, su padre el rey mandó retirar de las calles de
la ciudad todo signo de dolor o miseria.

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