HIPÓTESIS

Los proyectos de unión civil buscan encontrar una salida intermedia a la situación de
desprotección en que viven las parejas conformadas por personas del mismo sexo
enfocándose en las aristas patrimoniales de esta situación.
En efecto, la unión conformada por personas del mismo sexo carece de todo tipo de
reconocimiento en materias de constitución de haberes comunes, hereditarias, de seguridad
social, entre otras.

Desde este punto nace la principal interrogante propuesta: ¿Cómo impactará a la sociedad
chilena, el matrimonio igualitario?

Como hipótesis sostenemos que el potencial de esta estrategia legislativa es reducir el

potencial conflictivo de la discusión al dejar de lado explícitamente el aspecto más
controversial de la demanda igualitaria, la paternidad o maternidad de las parejas del mismo
sexo. En tal caso, el tema genera mayor impacto, si especulamos las consecuencias que el
matrimonio igualitario conllevaría, al analizar el tema posterior de adopción por parejas de
la misma orientación sexual. Sin embargo ante lo propuesto, acerca del impacto de la
sociedad chilena frente el matrimonio igualitario, es válido preguntarse si, ¿hallará
efectivamente, buena acogida tal hecho, o sólo aumentará el recelo de los chilenos ante esta
situación?

DESARROLLO

La demanda por matrimonio igualitario canalizada mediante el proceso de adjudicación

constitucional ha corrido en paralelo a una iniciativa alternativa: las propuestas de unión
civil presentadas por el entonces Senador Andrés Allamand (RN) y por el Ex-presidente
Sebastián Piñera (RN) sobre pactos de unión civil.

El proyecto enviado presenta sutiles matices en su justificación, que se orientan a

generalizar la propuesta y desvincularla del contexto del reconocimiento a las parejas del
mismo sexo. El primer paso es presentarla como parte de “una serie de iniciativas y
medidas destinadas a fortalecer y promover la familia", inspiradas por una “profunda
convicción mayoritariamente compartida por la sociedad chilena” respecto “al valor
fundamental de la familia” que no sólo “encuentra sus raíces y expresiones desde muy
antiguo y en las más variadas culturas y tradiciones”, sino que también “se encuentra
debidamente reconocida y recogida en el cuerpo normativo fundamental del ordenamiento
jurídico chileno, nuestra Constitución Política". Y si bien “la familia tradicional o nuclear
(...) corresponde a la expresión más estable, duradera y anhelada de familia en Chile (...),
existen otros grupos familiares, como los monoparentales, los de familias extendidas, los
formados por las parejas de convivientes y aquellos formados por parientes consanguíneos”
Es en esos términos como se pasa a discutir la propuesta en el punto siguiente, titulado
“Necesidad de regular la convivencia”.

Lo expuesto anteriormente, evidencia la postura política mayoritaria en Chile ante el

matrimonio igualitario. Sin embargo, actualmente, el tema se vuelve más controversial,
considerando las distintas ideologías políticas al respecto, manifiestas por los candidatos
presidenciales. Ahora si bien, las ideologías políticas representa e influye en gran parte de
la población chilena, existen quienes desde una mirada independiente sostienen sus propias
posturas, basadas en aspectos religiosos, biológicos, psicológicos y sociales, nos
referiremos a éstos, bajo el concepto de discriminación.
La religión cristiana por ejemplo, seguida por una gran parte de la población chilena,
considera a la homosexualidad y la transexualidad como un pecado que atenta contra la
moral y las buenas costumbres. Por tanto, aconsejan a quienes tienen una sexualidad
diversa vivir en celibato. Sin embargo, el tema expuesto ya, en boca de todos, ha generado
fuertes diferencias entre estos dos extremos opuestos; acentuando aun más la postura de
cristianos rechazando tajantemente el matrimonio homosexual.
Por otra parte, En Chile, el Movilh recibe cada año como promedio unas 55 denuncias de
discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género. Ello se ve
expresado en: asesinatos; golpizas u ofensas verbales; despidos, expulsiones u
hostigamientos en espacios laborales o educacionales; rechazo familiar; declaraciones
públicas o privadas contra la igualdad de derechos a través de los medios de comunicación
o de otros espacios, como internet; marginación o exclusión de espacios públicos o
privados cuando homosexuales o transexuales expresan su cariño o afecto de pareja o
amistad, entre otros.
Con este tipo de acciones los seres humanos ven violados diversos derechos garantizados
por la Constitución y las leyes como son la vida, el respeto y protección de la privacidad, de
la honra, de la educación, de la salud, del trabajo, de la no detención arbitraria, de la no
tortura, del juicio justo y las libertades de expresión, de asociación, de reunión, de
pensamiento y conciencia, entre otros.
Considerando éstos y muchos otros aspectos no mencionados, se pone en evidencia el
impacto negativo que podría aun, aumentar ante la sociedad chilena la nueva ley propuesta
que favorecería el matrimonio en igualdad de género.