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LUCIUS CORNELIUS

BOCCHUS
Escritor Lusitano da idadE dE Prata da LitEratura Latina

ACADEMIA PORTUGUESA DA HISTORIA


REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
João Luís Cardoso & MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
(EDs.)

LUCIUS CORNELIUS
BOCCHUS
Escritor Lusitano da Idade de Prata da Literatura Latina
Colóquio Internacional de Tróia
6-8 de Outubro de 2010

Com o Alto Patrocínio de Sua Excelência o Presidente da República


Prof. Doutor Aníbal Cavaco Silva

ACADEMIA PORTUGUESA DA HISTORIA


REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

LISBOA - MADRID
2011
Ficha técnica

Título
Lucius Cornelius Bocchus
Escritor Lusitano da Idade de Prata da Literatura Latina

Editores
João Luís Cardoso & Martín Almagro-Gorbea

Execução gráfica
Graficamares, Lda.
R. Parque Industrial Monte Rabadas, 10
4720-608 Prozelo - Amares

Tiragem
350 Exemplares

© Da edição : Academia Portuguesa da História


Real Academia de la Historia
© Dos artigos e fotografias : os respectivos autores

Depósito legal
336667/11

ISBN
978-841-5069-31-7

9 788415 069317
El flaminado local y provincial en Lusitania
Contribución a la historia política,
social y religiosa de una provincia hispana

Flamines of local and provincial rank in Lusitania

José A. Delgado Delgado


Universidad de La Laguna
jadelga@ull.es

Abstract
All of the western provinces of the Roman Empire developed ‘official’ forms of an ‘imperial cult’ served by priests and priestesses,
although they were not at all uniform. The date of their introduction, the titles of the priestly figures, their cult competencies and
the social medium in which they were recruited show differences from one province to another, making it advisable to investigate
the regional peculiarities of this institution and the analyze the institution of the flamines in the Province of Lusitania. On the other
hand, it is necessary to distinguish between the local and the provincial flamines, as these are two levels embodying in the provinces
the framework of the practices and rituals of the imperial cult.
This contribution studies the social, political and cult aspects of the male and female flamines of local and provincial rank in
Lusitania. To this end, a comprehensive corpus of 45 priests is analyzed, with 18 corresponding to the provincial level and the rest
to the local level. The division by genders shows the existence of 12 male and 6 female provincial flamines and 21 male and 6 female
flamines at the local level.
The information on the inscriptions of these 45 priests allows the establishment of their chronology, origin, social condition
and public career, as well as the procedures for their election and the duration of their priesthood, religious titles and the object of
the priests’ cult.

Resumen
Todas las provincias occidentales del Imperio Romano desarrollaron formas ‘oficiales’ de ‘culto imperial’ servidas por sacer-
dotes y sacerdotisas, aunque estos cultos no fueron en absoluto uniformes. La fecha de su introducción, los títulos sacerdotales,
sus competencias cultuales y el medio social en el que eran reclutados evidencian diferencias entre las distintas provincias, lo que
aconseja investigar las particularidades regionales de esta institución y analizar el flaminado en la Provincia Lusitania. Por otro lado,
es necesario distinguir entre el flaminado local y el provincial, pues son dos niveles que estructuran en las provincias el marco de las
prácticas y ritos del culto imperial.
Esta aportación estudia los aspectos sociales, políticos y cultuales de los flámenes y flamínicas de rango local y provincial de
Lusitania. Para ello se ofrece un corpus exhaustivo de 45 sacerdotes, de los que 18 corresponden al nivel provincial y el resto al
local. La división por sexos constata la existencia de 12 flámenes y 6 flamínicas provinciales y de 21 flámenes y 6 flamínicas en el
nivel local.
La información de las inscripciones de estos 45 sacerdotes permite establecer la cronología, origen, condición social y su
carrera pública, así como los procedimientos de elección y duración del sacerdocio, los títulos sacerdotales y el objeto de culto de los
sacerdotes.

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José A. Delgado Delgado

1. Introducción

El estudio de los sacerdocios provinciales y locales es un ámbito de trabajo de especial interés,


pues permite penetrar en las estructuras políticas, sociales y religiosas del mundo provincial, comple-
tamente marginadas en las fuentes literarias. Esta investigación sobre el flaminado en Lusitania se
presenta, en consecuencia, como una contribución al conocimiento del orden socio-político y las
instituciones religiosas en la provincia, destacando los criterios fundamentales que regulaban el acceso
a los cargos públicos –en particular a las funciones religiosas– y exponiendo las formas institucionales
bajo las que se manifestó el ‘culto imperial’. En la medida en que los Cornelii Bochi se integraron en
este ‘ambiente’ puede esperarse también que este trabajo aporte argumentos e hipótesis que permitan
definir mejor las identidades y biografías de los miembros de la poderosa familia lusitana.
El proceso de municipalización de Italia, a partir de la Guerra de los Aliados, y del mundo
provincial, especialmente desde César, significó la implantación y desarrollo de un amplio programa
de urbanización y fundación de colonias y municipios por toda la geografía de tales territorios que,
a la par, implicó la exportación del “modelo cívico-religioso romano” y, con él, del “modelo romano
de sacerdocio” (Gordon, 1990). Así, a partir de la segunda mitad del siglo I a.C. se constata la exis-
tencia de pontífices, augures y otros sacerdocios de tradición romana en algunas ciudades de Italia
y de provincias Occidentales del Imperio y, desde el mismo reinado de Augusto, se documentan
también flámenes y flamínicas asociados al culto de los miembros de la familia imperial (Delgado,
2000a; 2005).
El llamado “culto imperial” se empezó a incorporar a las prácticas cultuales oficiales de las
ciudades del Imperio desde la misma época de Augusto, de tal manera que en la mayor parte de los
casos la organización sacerdotal municipal precedió a la provincial. En cada una de las comunidades
adquirió unas formas relativamente originales, dado que la decisión de aceptar esta nueva modalidad
cultual fue una iniciativa local y desde luego en ningún caso consecuencia de una imposición de las
autoridades romanas provinciales ni, por supuesto, imperiales. Pero también en su nivel provincial
se advierten diferencias entre las distintas regiones del Imperio, afectando éstas a su introducción,
los títulos y competencias cultuales de los sacerdotes e incluso a su extracción social. Esta situación
hace necesaria la investigación particular sobre provincias concretas para comprender las particula-
ridades regionales de esta institución.
En este texto se exploran precisamente las características particulares bajo las que se conoce el
flaminado, tanto en su nivel provincial como local, en Lusitania. Para este fin me he servido de dos
estudios previos donde he analizado de forma exhaustiva la evidencia epigráfica sobre estos sacer-
dotes (Delgado, 1999; 2000b), que presento aquí revisada y actualizada. Los datos prosopográficos
fundamentales de las nueve mujeres y los treinta hombres que ejercieron flaminados en Lusitania
los he reunido y ordenado en cuatro tablas con la intención de que ello facilite tanto las citas como
las consultas (Apéndice 2).

2.. Las inscripciones

2.1. Consideraciones metodológicas sobre las inscripciones como fuente de estudio

La fuente principal, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, para el estudio
de los sacerdotes y sacerdocios de rango local y provincial es el testigo epigráfico. Dada esta situa-
ción, es preciso tener en cuenta que la documentación epigráfica presenta ciertas características que
conviene tener presente para evaluar correctamente su valor como fuente de conocimiento.

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El flaminado local y provincial en Lusitania. Contribución a la historia política, social y religiosa de una provincia hispana

En primer lugar, es de notar que el número y la naturaleza de las inscripciones que se conocen
en un contexto geográfico y cronológico determinados puede estar mediatizado o ser consecuencia
de factores tan simples como el propio azar que preside en muchos casos el hallazgo epigráfico o
la mayor o menor extensión del “hábito epigráfico” (sobre el concepto: MacMullen, 1982; Meyer,
1990; Alföldy, 1991; Woolf, 1996) en dicho contexto. El azar es lo que explica, por ejemplo, que se
conozca una sola flamínica provincial en Baetica y seis en Lusitania o que haya un único testimonio
de augur en Baetica por más de treinta de pontífices; el “hábito epigráfico”, asociado en Occidente
al proceso de romanización, permite entender la concentración de testimonios de sacerdotes y nota-
bles locales en regiones como el Lacio o Campania y en provincias como Baetica o Narbonensis y la
escasez de ellos en Tingitana o el Noroeste de Hispania citerior.
No debe olvidarse tampoco que determinados sacerdocios, concretamente los de “tradición
romana” (sobre el concepto: Delgado, 1998, pp. 137-143 y passim; 2000a, pp. 38-41; 2005,
p. 117) tienen teóricamente más oportunidades para quedar representados epigráficamente que
otros, lo que puede determinar en parte las cifras de testimonios conocidos que hoy tenemos de
unos y otros. Los sacerdocios de “tradición indígena”, por ejemplo, no vinculados originalmente
al hábito epigráfico romano ni a los mismos criterios de organización y reclutamiento, pueden ser
parcialmente “invisibles” al historiador actual precisamente porque no ha quedado registro sufi-
ciente de ellos. Pero incluso dentro de la categoría de sacerdocios de tradición romana la proporción
entre sacerdotes y sacerdotisas está condicionada también en función de la teórica mejor represen-
tación epigráfica de los primeros frente a las segundas.
Téngase en consideración, ya como reflexión final, que la preeminencia del testimonio epigrá-
fico como fuente documental implica, por sus propias características, que sean los aspectos proso-
pográficos de los sacerdocios el marco privilegiado de investigación, mientras quedan muy limitadas
las posibilidades de indagar con profundidad en las cuestiones atinentes a las funciones y actividades
sacerdotales.

2.2. Las inscripciones de los flámenes

El estudio del flaminado se ve particularmente condicionado por el estado de conservación de


las inscripciones que lo fundamentan. Si atendemos a las que registran flámenes provinciales, se
comprueba que hay seis actualmente perdidas (A1; A8; A12; B4 [dos]; B5), más otras ocho muy
deterioradas o incompletas (A2; A3; A5 [dos]; A10; A11; B1; B3). Esto quiere decir que aproxi-
madamente un 65% de las inscripciones tienen una valor limitado como fuente de conocimiento,
pues su estado impide asegurar datos tan importantes como los relativos a la onomástica, el cursus
honorum o la cronología. Adviértanse, por ejemplo, los problemas para restituir el título flaminal
de Albinus Albui f. (A2) o la onomástica y carrera de Cornelius Bocchus [A5] (y subsidiariamente
su relación con el flamen local C9) o, en fin, las dificultades para aseverar que la inscripción del
desconocido flamen A12 no corresponde en realidad a otro flamen (A10).

2.3. El formulario de las inscripciones de los flámenes provinciales

Las inscripciones oficiales de los flámenes debían probablemente responder a un formu-


lario determinado, aunque hasta el momento no se ha descubierto ninguna que lo reproduzca.
Las inscripciones conocidas son todas de carácter privado, o bien públicas pero decretadas por
las autoridades locales, y no por las provinciales, y por ello no presentan el formulario oficial.
No obstante, hay ciertos indicios en algunos epígrafes que permiten intuir paralelos con el de la

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José A. Delgado Delgado

provincia Baetica, bien conocido (Delgado, 1998, pp. 44-45). Tales paralelos encuentran justifica-
ción si se acepta la teoría de una reorganización vespasianea del culto imperial que afectó a todas las
provincias hispanas y algunas otras del occidente romano (véase apartado 4.2.).
Teniendo en cuenta las premisas anteriores, se puede proponer una estructura formular que
debía incluir los siguientes datos: nombre del flamen, con indicación de filiación, tribu y origo
(cf. A9, A10, A4 y B2 [origo]), que probablemente encabezaría la inscripción; título flaminal oficial
(flamen provinciae Lusitaniae); quizá datación consular indicando el fin del ejercicio del cargo; tal
vez alguna expresión señalando honores por tal motivo (al flamen A9 el senado local de Emerita le
concedió honores póstumos).

3. Los flámenes y las flamínicas

3.1. Los fasti flaminales

Como consideración previa, téngase en cuenta que he incluido en las tablas (Apéndice 2) sólo
aquellos testimonios que entiendo seguros, mientras que he excluido algunos que aparecen en
inscripciones muy probablemente falsas (me refiero a las de Abrantes [Álvega, Santarém]; véase
Silva, 1981 y HEp 4, 1994, 1080). No obstante, he optado por mantener en los listados dos
epígrafes sobre los que tengo ciertas dudas (B6 o la inscripción de Ebora de B4). La recién descu-
bierta inscripción de Augusta Emerita en que se menciona a un [--Bo]ccho no está aquí citada
porque no me parece suficientemente justificada la restitución del título flaminal ([flamini provinc.]
Lusitan.) que han propuesto sus editores (Stylow y Ventura, 2009).
Las razones y criterios de exclusión de la flamínica Iunia Verecunda (CIL II, 115) y del flamen
Romae Divorum et Augg. L. Voconius Paullus (CIL II, 18*) los he expuesto y discutido por extenso
en otro lugar (Delgado, 2000b, pp. 146-147).
Apréciese, además, que el número de flámenes es menor que el de flaminados, pues hasta seis
notables locales acumularon en su cursus varios sacerdocios, tanto de rango local como provincial
(A3; A9; A10; B1; B2; B4)
Revisado según las condiciones arriba establecidas el censo de flámenes provinciales, se reco-
nocen 12 sacerdotes y 6 sacerdotisas. Estas cifras muestran claramente que sólo se conoce una
proporción mínima del total de aquéllos que ejercieron la función sacerdotal durante el periodo
de vida de la institución. Teniendo en cuenta el carácter anual de la función sacerdotal (Delgado,
2005, p. 125) y si se suponen sólo 200 años de existencia de la institución (en Baetica pervive al
menos hasta mediados del siglo III [Delgado, 1998, pp. 41-44]), los 12 flámenes representarían el
6% de total de los titulares de sacerdocio, mientras que la proporción en las flamínicas caería hasta
la mitad.
Esta extrema precariedad en testimonios flaminales se agrava aún más si descendemos al mundo
local. En las tres ciudades que concentran el mayor número de ellos (60%), Augusta Emerita (C2,
C6, C7, C15, C18, D6), Pax Iulia (C3, C13, C14, C19, C20) y Salacia (C5, C9, C12, C17, D3),
se conoce menos del 1,5% de los flámenes y una proporción aún inferior de flamínicas.
Por otro lado, todas las ciudades con flámenes cuyo estatuto jurídico se conoce son colonias o
municipios, lo que indica que posiblemente el sacerdocio era una institución propia de las comuni-
dades privilegiadas. Algunas excepciones constatadas en la vecina Baetica (Delgado, 2001, pp. 299
y 312) justifican, no obstante, ciertas dudas sobre la cuestión.
A pesar de que efectivamente se conoce una muy pequeña fracción de los fastos sacerdotales de
las ciudades de la provincia, la relativa dispersión espacial y temporal de los testimonios les asegura

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El flaminado local y provincial en Lusitania. Contribución a la historia política, social y religiosa de una provincia hispana

una cierta representatividad. También hay que tener en cuenta que los flámenes son, con mucha
diferencia, la categoría sacerdotal mejor representada de la provincia, pues suponen el 70% del
total de los sacerdotes conocidos (Delgado, 2000b, passim y especialmente pp. 131-132). Esta clara
preeminencia ha de tener como fundamento el mayor desarrollo del culto imperial en las ciudades
de Lusitania en relación con el resto de los cultos, al menos desde el punto de vista de su organiza-
ción. La comparación con la situación de Baetica, donde las diferencias entre las distintas categorías
de sacerdocios de tradición romana son mucho menos acusadas (Delgado, 1998, pp. 137-143;
2001), permite intuir que el menor grado de romanización de Lusitania influyó en el mayor auge
de los sacerdocios de culto imperial.

3.2. Criterios socio-políticos de reclutamiento

Los criterios fundamentales de acceso a los sacerdocios de tradición romana en las provin-
cias estaban directamente inspirados por los de la capital imperial. Tal como sucedía en Roma, el
ejercicio de magistraturas y sacerdocios estaba en principio reservado a los ciudadanos de mejor
posición social y mayor prestigio de la provincia. Las elites locales, como las imperiales, competían
por el acceso a los cargos oficiales presentando como méritos sus lazos familiares, sus amistades,
sus clientes, su patrimonio y su propia experiencia en la función pública. A partir de aquí, en cada
ciudad de cada provincia se debieron establecer hábitos o tradiciones particulares que regularían o
al menos orientarían el acceso a las funciones de gobierno y los cargos sacerdotales y que, en ciertos
casos y en determinado momento, pudieron haber sido sancionados legalmente.
Para el estudio de esas particularidades de acceso al flaminado en esta provincia conviene distin-
guir entre el sacerdocio provincial, por su rango superior, y los sacerdocios propiamente cívicos o
específicos de las ciudades.

3.2.1. Flámenes provinciales

La posesión de la ciudadanía romana parece que debió ser un requisito básico exigido a los
candidatos al flaminado provincial. Así lo sugiere sin reservas la onomástica de los flámenes y flamí-
nicas conocidos y lo apoya secundariamente la posible existencia de un determinado formulario en
las inscripciones oficiales de estos sacerdotes (ver apartado 2.3). Las únicas aparentes excepciones
parecen ser las de la flamínica de Ebora Calchisia (B6), nomen –o cognomen– sin paralelos regis-
trados (Abascal, 1994, 104), y el flamen de Augusta Emerita Albinus, Albui f(ilius) (A2). Este último
porta un nombre indígena, tal vez lusitano (Abascal, 1994, pp. 264-265), y extraña también la
ausencia de los otros elementos onomásticos típicamente romanos; todo ello podría hacer pensar en
un individuo de condición peregrina. A fines del siglo XIX M. Krascheninnikoff (1894, pp. 176-
177) avanzó dos posibles explicaciones (desarrolladas ambas recientemente con paralelos epigrá-
ficos por Edmondson, 1997, pp. 99-100; cf. Etienne, 1958, p. 151) para esta aparente anomalía.
Podría suponerse, indica el autor ruso, que en los inicios de la organización del culto imperial y en
provincias poco romanizadas la ciudadanía tal vez no fuese una exigencia absolutamente rigurosa
(aunque se conseguiría tras el flaminado) o tal vez cabría imaginar que Albinus incluyó sólo parte de
su nombre en la dedicación, pero de hecho poseía tria nomina y era ciudadano romano.
Sobre el posible requisito de una de condición social superior, como el rango de caballero,
nada puede decirse con seguridad (tampoco en Baetica o Hispania citerior), aunque se constata que
probablemente tres, o tal vez cuatro, de los flámenes eran ya equites antes del ejercicio sacerdocio
(A3, A5, A10, A12).

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José A. Delgado Delgado

Los vínculos familiares de estos sacerdotes están muy mal documentados y los datos a este
respecto son del todo insuficientes para obtener conclusiones sobre su importancia en la ‘compe-
tición’ por los sacerdocios. Lo único cierto que se puede establecer según las fuentes disponibles
es la relación parental entre dos Cornelii Bocchi (C9 y A5, véase Apéndice 1), el matrimonio
formado por el flamen provincial Sex. Aponius Scaevus Flaccus (A7) y la flamínica de Bobadela
Iulia Modesta (D5), otro matrimonio formado por la flamínica de Olisipo Gellia Vegeta (D1) y
el magistrado de la misma ciudad M. Gellius Rutilianus y, finalmente, el posible parentesco entre
la flamínica provincial Domitia Proculina (B1) y Domitia Attia, mujer de un magistrado local de
Caesarobriga.
Mucho se ha discutido también acerca de la existencia o no de requisitos de orden político para
acceder a los sacerdocios (bibliografía del debate en Delgado, 2000a, pp. 41-42; 2000b, p. 117,
n. 22). A este respecto, la comparación con la situación en Roma, que nunca se contempla en esta
disputa, es muy importante para orientar debidamente la cuestión. En la capital imperial, sacerdo-
cios y magistraturas se integraban de manera habitual en las carreras públicas de la aristocracia y
por ello a menudo aparecen asociados. Ahora bien, la magistratura y el sacerdocio eran funciones
completamente independientes, y los estudios prosopográficos muestran carreras sin ningún sacer-
docio, carreras en las que no hay magistraturas e igualmente otras en las que el sacerdocio aparece
como la primera función pública ejercida (Szemler, 1986). Los resultados de mis estudios sobre este
asunto con el material epigráfico de las provincias del occidente romano parecen acomodarse bien
en general a la realidad romana (Delgado, 1998, pp. 65, 95, 141; 2003, pp. 239-240; 2005; aunque
cf. Alföldy, 1973, p. 28).
En el caso concreto del flaminado provincial de Lusitania, sólo se atestiguan cinco flámenes con
algún otro cargo en su carrera (A3, A4, A9, A10, A12), por lo que pienso que nunca hubo una regla
que condicionara el acceso al sacerdocio al cumplimiento de un determinado cursus previo. Ahora
bien, el prestigio de este sacerdocio queda patente al comprobar el momento de la carrera en que se
ejerció en los cinco testimonios conocidos: en todos los casos (y aquí parto del supuesto de que las
carreras se presentan en orden directo en las inscripciones), sucedió siempre a los más altos cargos
del cursus municipal y, con la posible excepción del cursus de L. Cornelius Bocchus (A5), igualmente
sucedió siempre a la prefectura fabrum (función de rango superior al estrictamente local).
A las candidatas al flaminado ciertamente no podía exigírseles ningún requisito de índole
propiamente político, pues las mujeres estaban incapacitas para el ejercicio de cargos públicos.
No obstante se advierte que la mitad de las flamínicas conocidas desarrollaron una particular carrera
pública ejerciendo sacerdocios locales de culto imperial. Los ejemplos de Domitia Proculina (B1),
Flavia Rufina (B2) y Laberia Galla (B4) hablan claramente de una intensa integración de estas
mujeres en la vida pública de sus ciudades, participando en ella a través del ejercicio de las funciones
cívicas y cultuales propias del flaminado.

3.2.2. Flámenes locales

Entre los flámenes y flamínicas de rango local la ciudadanía parece haber sido igualmente requi-
sito de acceso indispensable, a juzgar por la onomástica de todos ellos. No hay entre estos sacerdotes
ninguno cuyo nombre no se ajuste a los patrones onomásticos propios de los ciudadanos romanos:
en todos los casos en que éste se conserva completo se consignan los tria nomina, filiación y tribu.
Por lo que respecta a la relación entre el flaminado y el resto de las funciones públicas, puede
comprobarse en la lista C que el sacerdocio aparece integrado en un alto porcentaje de los casos
(en torno al 82%) en carreras públicas más o menos complejas, lo que quiere decir que se muestra

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El flaminado local y provincial en Lusitania. Contribución a la historia política, social y religiosa de una provincia hispana

muy vinculado al ejercicio de otros cargos oficiales. Aún así, el testimonio de P. Staius Exoratus
(C10) es suficiente prueba de la independencia formal del flaminado respecto de otras funciones: el
único título que se reseña en su inscripción funeraria es el de flamen Divi Vespasiani, lo que en mi
opinión no puede entenderse de otra manera que no sea la de suponer que fue ese el único honor
del que disfrutó en vida.
El lugar que ocupa el flaminado en la sucesión de funciones del cursus honorum es un buen
indicio para evaluar su prestigio. No es posible, sin embargo, determinar siempre con seguridad cuál
es el orden en que se presentan esas funciones en las inscripciones y esto produce dudas acerca de la
posición del sacerdocio. Aún así, aquí y a estos efectos asumo que todos los cursus se presentan en
orden directo, pues juzgo en función de los casos en que tal orden se puede proponer con certeza o
mucha probabilidad (C1, C2, C3, C7, C8, C9, C15). Teniendo en cuenta estas premisas previas,
se constata que en diez de los once casos de cursus estrictamente locales, el flaminado siempre se
ejerció en último lugar, como colofón de la carrera de los honores (C1, C5, C6, C11, C12, C14,
C17, C18, C19, C20); por otro lado, en cuatro de los cinco ejemplos en que además de funciones
locales hay cargos de mayor rango (como la prefectura fabrum, el flaminado provincial o el tribu-
nado militar), el flaminado se obtuvo antes que tales funciones (C2, C3, C7, C9). A la vista de
estos datos parece lícito concluir con que el flaminado debió ser la función cívica más prestigiosa de
cuantas ofrecían los cursus públicos de las ciudades lusitanas, por encima incluso del duovirado, la
principal magistratura local.

4. El flaminado

4.1. El origen del culto imperial en la provincia

La cronología de los propios flámenes (provinciales y locales), constituye el indicio más fiable
para establecer la fecha de la institución –y, por supuesto, el desarrollo– del culto imperial en cada
una de las provincias y ciudades del Imperio. Sin embargo, es precisamente la datación uno de los
problemas principales de las inscripciones de estos sacerdotes, pues en muchos casos apenas hay
criterios mínimamente fundados para orientar las fechas con cierta precisión. Téngase en cuenta que
cuando no hay criterios internos de datación, el recurso a los criterios externos como la paleografía
o el tipo de monumento suele proporcionar indicios habitualmente discutibles y muy raramente
indisputables o concluyentes.
Atendiendo en primer lugar al nivel provincial del culto y como consideración general, conviene
recordar que la vieja tesis de M. Krascheninnikoff (1894, pp. 172-173), que sostenía que dicho
culto se introducía más tempranamente en las provincias menos romanizadas y aparecía más tarde
en las áreas donde la presencia romana estaba más consolidada, ha ido adquiriendo autoridad en la
misma medida en que se han multiplicado las inscripciones y los estudios particulares sobre regiones
concretas.
En el caso de la provincia Lusitania parece que efectivamente la opinión del historiador ruso
estaba bien fundada, pues tres de los cuatro flámenes datados a través de criterios internos se sitúan
entre los reinados de Tiberio y Claudio. El término ante quem seguro lo proporciona la datación
consular de la inscripción de Aponius Capito (A3), el año 48. Ahora bien, el título flaminal de
Albinus, Abui f. (A2) sugiere una fecha muy próxima a la divinización de Livia, tal vez el mismo
año 42 o el siguiente, mientras que el de L. Papirius (A1) debe ser anterior al 42, y posiblemente
haya que pensar en el reinado de Tiberio (en el mismo sentido, Kornemann, 1901, pp. 122-123;
Etienne, 1958, p. 126; Fishwick, 2002a, pp. 53-54).

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José A. Delgado Delgado

La temprana institución del flaminado masculino en la provincia contrasta con la del femenino,
seguramente no anterior a Vespasiano. A pesar de no tener dataciones precisas para las inscripciones
de las flamínicas, es seguro que el sacerdocio femenino no existía en Lusitania antes del año 48,
pues no se explicaría el título sacerdotal masculino flamen Divi Augusti et Divae Augustae provinciae
Lusitaniae (A2, A3). Por otro lado, la uniformidad del título flaminal femenino, flaminica provinciae
Lusitaniae, es paralela a la que se constata en el flaminado masculino a partir de Vespasiano, lo que
sugiere que fue bajo este emperador cuando se instituyó el sacerdocio femenino en la provincia.
Adviértase, además, que ninguna de las flamínicas datadas en las otras dos provincias hispanas es
anterior a la época flavia (en realidad no se conoce ninguna preflaviana en el occidente romano), y
que precisamente es durante esa dinastía cuando se encuentran las más antiguas flamínicas provin-
ciales de Hispania (Alföldy, 1973, pp. 94-95 [nº 103 y 105]).
En cuanto al flaminado de rango local, se comprueba una especial concentración de testi-
monios –bien datados por los títulos flaminales– entre los reinados de Tiberio y Claudio: tres de
ellos son con seguridad de época tiberiana (D1, D2, D3), otros cuatro podrían ser de uno u otro
reinado (D4, D5, D6, D7), uno más con seguridad claudiano (D8) y otro muy probablemente de
la primera mitad del siglo I (D9). Estos datos confirman la incorporación del sacerdocio a la vida
cívica de las ciudades de la provincia con Tiberio, aunque la particular densidad del registro flaminal
en ese periodo sugiere una fecha de introducción anterior, por lo que tal vez haya que remontarlo al
propio reinado de Augusto (Delgado, 2000b, p. 115).
La fecha de introducción del flaminado local femenino es más difícil de precisar por falta de
inscripciones datadas. Puede afirmarse, no obstante, que no se conocía en época de Tiberio ni en
Olisipo ni en Emerita, como se deduce de la presencia del título masculino flamen Iuliae Augustae
(D1, D2) en tales ciudades. Quizás esta circunstancia pueda considerarse un indicio de una evolu-
ción parecida a la del flaminado provincial, con precedencia del sacerdocio masculino sobre el
femenino.

4.2. El objeto de culto

En el apartado 2 de este texto ya aludí a las dificultades que para el conocimiento de las acti-
vidades más propiamente cultuales de los sacerdotes de rango local o provincial supone contar casi
únicamente con fuentes epigráficas. La naturaleza de la información que puede esperarse de las
inscripciones de los flámenes es básicamente la de carácter prosopográfico, por lo que apenas hay
material útil para el estudio de la práctica cultual. Nada se sabe sobre cuestiones tan importantes
como el calendario ceremonial, la relación de ofrendas o el papel preciso de estos sacerdotes en los
ritos sacrificiales. Ante esta situación tan precaria, los datos proporcionados por la capital imperial,
por ciertas ciudades del oriente griego e inscripciones singulares como la lex de flamonio provinciae
Narbonensis (CIL XII, 6038 = ILS 6964) o el Ara Numinis Augusti (CIL XII, 4333 = ILS 112) de la
misma provincia (Delgado, 2005, pp. 125-126), proporcionan al menos un marco teórico general.
Si volvemos de nuevo los ojos a Lusitania, la realidad documental permite indagar únicamente,
y aún así de forma superficial, en un solo problema, el del receptor del culto flaminal. En este
sentido, conviene tener en cuenta que el culto rendido a los emperadores conoció variaciones a lo
largo del tiempo (motivadas por nuevas circunstancias políticas e ideológicas) y también en función
de las circunstancias particulares de las comunidades locales, de tal manera que es necesario contem-
plar estas dos variantes en cualquier estudio sobre esta cuestión.
Los títulos de los flámenes y las flamínicas efectivamente constituyen, con todas sus limita-
ciones informativas, una fuente de conocimiento sobre el beneficiario (o los beneficiarios) de las

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El flaminado local y provincial en Lusitania. Contribución a la historia política, social y religiosa de una provincia hispana

prácticas cultuales de estos sacerdotes. La relación cronológica de estos títulos, tal como se presenta
en las tablas A-D (Apéndice 2), permite proponer algunas hipótesis de trabajo al respecto, que han
de estimarse en todo caso provisionales y sujetas a la consideración del nuevo material epigráfico
que va publicándose.
Por lo que respecta al flaminado provincial, se observa que los títulos más antiguos parecen
indicar que el culto provincial se centró en los Divi. Así en sus momentos iniciales se dirigió sólo
a Augusto divinizado (flamen Augustalis [A1]); después del año 42 se incluyó a Livia divinizada
(flamen Divi Augusti et Divae Augustae p. L. [A2, A3]), y tras ella posiblemente se incorporó al Divus
Claudius, aunque no haya evidencia explícita de ello. La uniformidad del resto de los títulos flami-
nales debe ser el reflejo de una reforma general del culto imperial provincial, posiblemente promo-
vida por la llegada al poder de una nueva dinastía. El testimonio de L. Iunius Latro (A4), que porta
ya el título de flamen provinciae Lusitaniae y se fecha en los años 77/78 –ustamente un año antes de
la muerte de Vespasiano– es en mi opinión un indicio de gran autoridad en favor de tal hipótesis.1
Dado que el emperador aún vivía (y por tanto no era todavía un divus), creo que probablemente
Duncan Fishwick (1987, pp. 279-280) está en lo cierto cuando supone que la principal novedad de
esa reorganización habría sido la inclusión en dicho culto de los emperadores reinantes de la nueva
casa. Desde el punto de vista teológico-ritual tal situación no habría supuesto ningún problema,
puesto que había precedentes de culto a miembros vivos de la casa imperial en las ciudades de la
provincia desde el reinado de Tiberio. Otra más que probable innovación, por último, sería la crea-
ción de flaminado provincial femenino (ver apartado 4.1.), que descargaría a flámenes del culto de
las Divae y Augustae (Delgado, 1999, pp. 444-445).
En cuanto al flaminado de rango local, de los títulos más antiguos (reinados de Tiberio y
Claudio) se infiere que las actividades religiosas de los flámenes estuvieron originalmente ligadas
al culto específico de miembros de la casa imperial, tanto vivos (Germánico [C1], Julia Augusta
[C1, C2] y Tiberio [C3]) como divinizados (Augusto [C4-C7]). Desde el año 48 se constata el
título de flamen (C8), sin ninguna especificación del objeto de culto, lo que en mi opinión hay que
interpretar como indicio de una tendencia evolutiva hacia formas más colectivas (culto conjunto
de emperadores reinantes y divinizados) desde la misma época de Claudio. La aparición del título
flamen Divorum (C12-14, C21) y la extensión del título simple de flamen indican la consolidación
de tales tendencias. No obstante, títulos como el de flamen Divi Vespasiani (C10) sugieren que,
a pesar de la tendencia general, se mantuvieron formas de culto individual. La introducción del
flaminado femenino en las ciudades de Lusitania, en una fecha posterior a la del reinado de Tiberio
(ver apartado 4.1.), habría supuesto, finalmente, una reorganización de las tareas cultuales del sacer-
docio, asumiendo las flamínicas a partir de entonces el culto de las mujeres (Augustae y Divae) de
la casa imperial.

1
 Aunque Edmondson (1997, p. 96) y con él Fishwick (2002a, p. 59; 2002b, p. 142), cree que fue la divinización de Claudio la
que dio origen al nuevo título flaminal. Pero obsérvese que con la inclusión de un nuevo divus se esperaría un título como el de
flamen Divorum, que de hecho se conoce ya en Salacia y Pax Iulia (C12-14).

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José A. Delgado Delgado

Apéndice 1
Los Cornelii Bocchi, flamines

La presencia del flaminado en las carreras públicas de los Cornelii Bocchi permite desarrollar
una serie de argumentos de índole prosopográfico e histórico-religioso que, presentados combi-
nadamente, pueden ser de ayuda para tratar de dilucidar las identidades de los miembros de esta
familia lusitana.
Toda discusión planteada en estos términos debe partir de la constatación de que son única-
mente cuatro las inscripciones publicadas hasta la fecha de redacción de este artículo que con certeza
mencionan el flaminado en la carrera de los Bocchi (referencias en A5 y C9). Esto no quiere decir,
naturalmente, que otras inscripciones en las que no se puede determinar con seguridad la presencia
del sacerdocio (Stylow y Ventura, 2009) o que no se lee en ellas el cognomen Bocchus (por el dete-
rioro de la piedra [C17]), no pudieran pertenecer a alguno de los Bocchi flámenes.
Una segunda consideración es que tres de las cuatro inscripciones asocian a un Bocchus con el
flaminado provincial (A5), que se presenta siempre bajo la forma flamen provinciae o flamen provin-
ciae Lusitaniae, mientras que una cuarta menciona el mismo cognomen pero vinculándolo a un
flaminado local (flamen perpetuus [C9]).
La inscripción del flamen perpetuus, tercer punto de atención, se data con seguridad por crite-
rios internos (según el título praefectus Caesarum bis) en la primera mitad del siglo I y con mucha
probabilidad en el primer tercio de ese siglo. La dataciones de las inscripciones en que se cita el
flaminado provincial son más difíciles de precisar, aunque el propio título flaminal creo que es un
buen indicio para situar estos textos no antes del reinado de Vespasiano (ver apartado 4.2.).
Criterios estrictamente prosopográficos, cuarta cuestión de reflexión, hacen más probable que
las tres inscripciones que citan el flaminado provincial pertenezcan a un mismo individuo y no a
dos distintos. Es muy improbable que padre e hijo, por ejemplo, hubieran desarrollado exactamente
el mismo cursus, ocupando ambos el flaminado de la provincia y el tribunado militar. Téngase en
cuenta al respecto que entre los 76 flámenes provinciales de Hispania Citerior (Alföldy, 1973) y
los 23 de Baetica (Delgado, 1998, pp. 41-52) no se puede probar ni una sola relación de filiación.
Los mismos criterios aconsejan tratar la inscripción del flamen perpetuus como la de una persona
distinta a la anterior. La única dificultad que habría que sortear en esta última hipótesis sería la de
explicar el ejercicio por parte de ambos personajes de la praefectura fabrum el mismo número de
veces (cinco), si se considerara bien establecida la lectura del título (y aquí mantengo alguna duda,
pues la erosión de la piedra del flamen local afecta justamente a este particular).
La evaluación conjunta de las pruebas, argumentos e hipótesis aquí aportados parecen esta-
blecer, en conclusión, que hubo dos Bocchi que ejercieron flaminados, uno el de rango local y otro
el de rango provincial, y que el flamen perpetuo, [--- Boc]chus, era más viejo que el flamen provin-
cial, L. Cornelius L. f. Gal. Bocchus, quizás lo suficiente como para haber sido su padre.

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El flaminado local y provincial en Lusitania. Contribución a la historia política, social y religiosa de una provincia hispana

Apéndice 2
Flámenes y flamínicas de Lusitania

A.  Flamines provinciae Lusitaniae


Título Nombre (cursus) Lugar Datación Ref.
[1]  flamen Augus- L. Papirius L. f. Conimbriga Tiberio / Krascheninnikoff,
talis pro[v]inc. Claudio * 1894, pp. 177-178,
Lu[s]ita[niae] n. 138
[2]  flamen D[ivi Augusti Albinus Albui f. Augusta Emerita c. 42 Edmondson, 1997
et] Divae Aug. provin-
ciae Lusita[niae]
[3]  [fla]men provinc. [---] Aponius [--- C]apito Scallabis 48 RAP 546
[Lusita]niae Divi Aug. (II[v.] col. Aug. [---],
Divae Aug. [pr]aef. fabrum, [fla]men
col. Aug. I. [S. ?], f )
[4]  flamen provinciae L. Iunius Latro Augusta Emerita 77/78 * ERAE 62
Lusitaniae
[5]  flamen provi[n]ciae L. Cornelius L.f. Gal. Olisipo / Salacia s. I; no anterior FE 1999, 275 /
Lusitania[e] Bocchus (f, praef. fabrum V, / Tróia Vespasiano * IRCP 185 /
trib. mil. leg. VII Aug.) IRCP 207
[6]  flamen provinciae M. Cornelius Q.f. Gal. Ossonoba s. I; no anterior IRCP 7
Lysitani. (sic) Persa Vespasiano *
[7]  flamen provinc. Lusit. Sex. Aponius Scaevus Bobadela no anterior RAP 421
Flaccus Vespasiano *
[8]  flamen provinci[a]e C. Iul(ius) Vege[t]us S. Salvador de no anterior a IRCP 617
Lusitani[a]e Aramenha Vespasiano *
[9]  flam. pro. Lusit. C. Pompeius L.f. Pap. Augusta Emerita no anterior a ERAE 112
Priscus (flam. col. IIIvir, f ) Vespasiano *
[10] [flamen p]rovinc. [---] M.f. Ser. Modestus Augusta Emerita no anterior a Trillmich, 1993,
Lusitan. ([f ]lamen Divi Aug., [I]Ivir, Vespasiano * p. 119, n. 13
preaf. fabr., f )
[11] [fl]amen [pr]ovinciae [---]uscus Idanha-a-Velha no anterior a Inédita (L. Wickert)
[---] Vespasiano *
[12] [flamen prov]inciae [---] ([II?]vir, bis IIvir, praef. Augusta Emerita no anterior a Delgado, 1999,
Lusitania[e] [fab.], f ) Vespasiano * pp. 453, nº 12

B. Flaminicae provinciae Lusitaniae


Título Nombre (cursus) Lugar Datación Ref.
[1]  [f ]laminica provin[c.] Domitia L.f. Proculina Caesarobriga no anterior CIL II, 895 y p. 828
Lusitan. (flamin. [m.]unicipi sui Vespasiano *
prim[a] et perpetua)
[2]  flaminica provinc. Flavia L.f. Rufina (flaminica Salacia no anterior IRCP 183
Lusitaniae col. Emeritensis perpet. et Vespasiano *
municipi Salaciens.)

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José A. Delgado Delgado

Título Nombre (cursus) Lugar Datación Ref.


[3]  flamin. provinc. Helvia M. [f. ---] Augusta Emerita no anterior Velázquez, 1988
[Lusitan.] Vespasiano *
[4]  flaminicae provinciae Laberia L.f. Galla (flaminica Collippo / Ebora no anterior Pinho Brandão,
Lusitaniae munic. Eborensis, f ) Vespasiano * 1972, pp. 61-66,
nº 4 / CIL II, 114
y p. 805
[5]  flaminicae provinciae Servilia L.f. Olisipo no anterior Vieira da Silva,
Lusitaniae Vespasiano * 1944, pp. 137-138,
nº 36
[6]   flam. prov. Lusit. II (¿) Calchisia Ebora s. II IRCP, p. 443-445

C.  Flamines de rango local


Título Nombre (cursus) Lugar Datación Ref.
[1]  flamen Germ. Q. Iulius Q.f. Gal. Plotus Olisipo 14-19 * CIL II, 194
Caesaris, flamen Iuliae (aed., IIvir, f ) (mun. c. R.
Aug. in perpetu(u)m ante 27 a.e.)
[2]  [fl]amen Iuliae Aug. [C]n. Cornelius Cn.f. Pap. Augusta Emerita 14-29* Trillmich, 1993,
Severus (aed., IIvir, f, (col. en 25 a.e.) p. 120, nº 22
praefectus fabr.)
[3]  flamen Ti. Caesaris M. Aurelius C.f. Gal. Pax Iulia Tiberio * IRCP 236
Aug. (IIvir, f, praefec. fabr.) (col. ante 27 a.e.)
[4]  flam. Divi Aug. L. Iulius Maelo Caudicus Armês Tiberio / Ribeiro, 1982/83,
Claudio * pp. 173 y 180
[5]  ex. d. d. [fl]amen Divi [L.?] Iunius L.f. Gal. [P]hilo Salacia (mun. Tiberio / IRCP 186
August[i] [p]erpet[uus] (IIvir, f ) con César) Claudio *
[6]  [flamen D]ivi Augusti [---]nius C.[f.] Galba Augusta Emerita Tiberio / ERAE 103
(IIvir, f ) Claudio * + Trillmich, 1993,
p. 122, n. 23
[7]  [f ]lamen Divi Aug. [---] M.f. Ser. Modestus Augusta Emerita Tiberio / Trillmich, 1993,
(f, [I]Ivir, praef. fabr., [flamen Claudio * p. 119, n. 13
p]rovinc. Lusit.)
[8]  flamen col. Aug. I. Aponius Capito (II[v.] Scallabis (col. 48 RAP 546
[S.?] col. Aug. [---], [pr]aef. ante 27 a.e.)
fabrum, f, [fla]men provinc.
[Lusita]niae Divi Aug.
Divae Aug.)
[9]  flamen perp. [---Boc]chus (pr. Caesarum Salacia 1ª mitad s. I Vasconcelos, 1895
bis, [pon.?]t. perp., f, pr.
fabr. V, tr. mil.)
[10]  fla. Divi Vesp. P. Stai. G.f. Gal. Exoratus Lourel Tito / Ribeiro, 1982/83,
Domiciano* 227-229
[11]  fla. Aug. [---] ([II ?]v., f.) Faião ¿2ª mitad s. I ? Ribeiro, 1974/77,
288-290
[12]  flamen Divorum bis L. Porcius L.f. Gal. Himerus Salacia s. I, post- IRCP 187
(IIvir, praef. pro IIvir., f ) Claudio *

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El flaminado local y provincial en Lusitania. Contribución a la historia política, social y religiosa de una provincia hispana

Título Nombre (cursus) Lugar Datación Ref.


[13]  [flam. Divoru]m Aug. L. Cl[---]us M.f. Gal. Pax Iulia post- Claudio * IRCP 238
Salvianus
[14]  flamen [D]ivorum [C. Iul.]ius C.f. [G.]al. Pedo Pax Iulia post- Claudio * IRCP 239
([IIv]ir, f )
[15]  flam. col. C. Pompeius L.f. Pap. Priscus Augusta Emerita no anterior ERAE 112
(f, IIvir, flam. pro. Lusit.) Vespasiano
[16]  [fl]am[en] [---] (f, IIvir [O]ssonob.) Ossonoba ¿posterior s. II ? CIL II, 5141
[17]  flam[en ---] L. Co[rnelius ---] (IIvir, f ) Salacia IRCP 188
[18]  flamen Ummidius (IIvir, f ) Augusta Emerita Curchin, 1990,
nº 338
[19]  ¿fla[m.] r. Pac. Iuli? Acil[ia]nus (¿pont. ?, f ) Pax Iulia IRCP 343
[20] flam. Pacis Iuliae, [---] (pont[ifex], f ) Pax Iulia IRCP 242
flamen [¿perpetuus?] + Delgado, 2000b,
p. 144, nº 35
[21] flamen [Div.? / [---] Bobadela Rodrigues, 1959/60,
August.?]orum p. 127, nº 24

D.  Flaminicae de rango local


Título Nombre (cursus) Lugar Datación Ref.
[1]   flaminic[a] [Gel]lia Vegeta Olisipo Adriano Lambrino, 1951,
pp. 39-41, nº 2
[2]  flamin. [m]unicipi sui Domitia L.f. Proculina Caesarobriga no anterior CIL II, 895 y p. 828
prim[a] et perpetua ([f ]laminica provin[c.] (mun.) Vespasiano
Lusitan.)
[3]  flaminica col. Flavia L.f. Rufina (flaminica Salacia no anterior IRCP 183
Emeritensis perpet. et provinc. Lusitaniae) Vespasiano
municipi. Salacien.
[4]  flaminica Ebore(n)si Laberia L.f. Galla (f, flami- Collippo (mun.) no anterior Pinho Brandão,
nica prov. Lusitaniae) / ¿Ebora? (mun. Vespasiano 1972, pp. 61-66,
ante 27 a.e) nº 4 / CIL II, 114
y p. 805
[5]   flaminica Iulia Modesta Bobadela Amaral, 1982,
nº 2
[6]  flam. perp. Val. Vini[c]iana Augusta Emerita CIL II, 494 y p. 696

Notas sobre las tablas: El asterisco (*) que aparece en algunas casillas de la columna “datación”
indica que la fecha allí señalada es la del ejercicio del flaminado y no la del epígrafe, como en el
resto de los casos donde no hay asterisco. La letra efe (f ) que aparece en las entradas de la columna
“nombre (cursus)” señala el lugar en el que se presenta el flaminado en la secuencia de cargos en
la inscripción. Una relación completa de las referencias epigráficas y la bibliografía prosopográfica
de cada una de las entradas de estas tablas se encontrará en Delgado (1999, pp. 445-458; 2000b,
pp. 132-148)

243
José A. Delgado Delgado

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ARCHAEOLOGIA HISPANICA 1
(BIBLIOTHECA ARCHAEOLOGIA HISPANA 37)

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