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Comentario de Arte Gótico

Nos encontramos ante una pintura realizada al temple sobre muro que representa a una imagen
de la Virgen María con el niño en brazos con la advocación de Nuestra Señora de la Antigua.
Realizado entorno a finales del siglo XIV y principios del siglo XV siguiendo un estilo gótico y
respecto al autor es anónimo, sin posibles atribuciones, pero si con influencias de la pintura de
su tiempo que nos deja ver semejanzas y similitudes con ciertos estilos. Se ubica en la en la
capilla de su nombre en la Catedral de Sevilla.

Se trata de una pintura sobre muro, no encontrándose en su ubicación original, debiéndose su


actual posición a obras posteriores en el barroco que la situaría en una capilla mayor y se
encuentra enmarcada en un retablo de mármol realizado por Duque Cornejo durante el siglo
XVIII donde todo el discurso iconográfico se rige entorno a la escena principal, la Virgen de la
Antigua.

Respecto a la técnica artística a pesar de estar realizada sobre muro con una técnica mixta de
fresco y temple. Esto se dio en numerosas obras de carácter nacional donde el autor concluye
la obra en seco con la técnica de temple usando un aglutinante mediante huevo o a veces agua.
Los distintos retoques incluso repintes con óleo en esta imagen no dejan claro el aglutinante con
el que fue concebida, pero sí que está realizada siguiendo las características típicas del de la
pintura gótica a nivel internacional.

Esta pintura se realiza sobre fondo dorado, característica típica de la pintura gótica que pretende
evocar aires de divinidad conseguidos a través de estos destellos que adentra al fiel a un mundo
sobrenatural. Sobre este fondo se erige la figura de la Virgen, con un esquema estilizado y aún
con cierto predominio lineal, característico del gótico que en los últimos años de este periodo
se va abandonado como podemos ver en los pintores flamencos del siglo XV. La Virgen viste de
blanco, el color de la pureza, y está cubierta por el manto del mismo color que desarrolla una
decoración geométrica dorada imitando el tejido brocado. Se representa con ricos ropajes
debido a su rango, al ser la Madre de Dios que sujeta a la majestad, el Niño Jesús que destaca
del conjunto por vestir en un tono oscuro. Ambas figuras establecen una cierta relación, pero a
su vez la figura de la Virgen interactúa con el público, abriendo la composición al espectador con
su mirada.

Respectos a elementos iconográficos debemos destacar la rosa blanca que porta la Virgen en la
mano derecha, que podemos relacionar con la pureza virginal recurso muy utilizado con
distintos tipos florales como el lirio o la azucena. El niño sostiene en la mano un pájaro, recurso
presente en este tipo de representaciones pues es símbolo del alma del pecador. Ambas
imágenes son enmarcadas por nimbos que le otorga ese aurea de divinidad y a su vez la Virgen
es coronada por una corona sujeta por dos ángeles mientras la escena se cierra por la parte
superior con un ángel con una filacteria. En la parte baja, se puede ver una figura sedente en
actitud orante hacia la Virgen, posiblemente una donante del cuadro, pero desconocemos su
identidad.

La imagen está resuelta siguiendo cánones góticos, donde podemos observar un predominio de
la línea de influencia del gótico lineal de Francia que resuelve la figura de una manera
almendrada. Se nos muestra con serenidad, y adopta cierto movimiento en las manos y con un
leve contraposto que se marca en la túnica. El fondo dorado nos recuerda a la herencia
bizantina, donde podemos ver ciertas similitudes con los iconos. Las carnaduras son resulto de
una forma más realista, donde se desarrolla de manera naturalista con una policromía
sonrosada y a pesar de ser muy plana marca ciertos contrastes. La tipología y la composición nos
recuerda a la pintura italiana del duocento y trecento. Hay que tener en cuenta las relaciones
españolas con Italia desarrolladas a través del comercio en la corona de Aragón posiblemente
esto ayudaría a traer estos modelos. Respecto al modelado de la imagen, es de destacar la forma
angulosa con la que cae el manto, esto es algo muy característico de esta pintura italiana,
pudiendo ver este desarrollo en distintas madonas de la zona de Siena. Respecto a la actitud de
la madre con el hijo, comenzamos a ver cierta rasgos de naturalidad, estableciéndose cierta
relación, pero desarrollando a la vez un acercamiento con el público con un elegante giro de
cabeza. Esta posición recuerda a la Madona Rucellai de Duccio Bonisegna, que además también
completa la escena con distintos ángeles. Esta influencia italiana en territorio peninsular la
podemos encontrar en los hermanos Serra en la zona catalana con la Virgen del retablo de todos
los Santos que podemos relacionar con esta obra respecto a la composición y el influjo de la
pintura italiana tan presente en esta pieza. Será una de las influencias clave del estilo
internacional que se desarrolla en España durante el siglo XIII y principios del XV.

Por lo tanto, estas comparativas con el resto de escuelas nos ayudarán a datar la obra entorno
al siglo XIV incluso principios del XV. No siendo exacta su cronología, al igual que la autoría al
encontrarse este icono en un entorno de misterio generado por diversas leyendas, dentro del
folclore pero encuadrada en los últimos años en la pintura gótica de estilo internacional dada
en España con la influencia destacada de la ítalo-gótica.

Para entender el comentario de esta pieza es clave el contexto de la España de la baja edad
media del siglo XIII-XV, donde nos encontramos ante una reconquista de los reinos cristianos
españoles con un gran avances de la corona de Castilla y Aragón, donde la monarquía tiene como
principal fin la expulsión de los “herejes” y la implantación de la religión verdadera. En estos
años comienza a desarrollarse la sociedad con ciertos cambios a nivel europeo, que en España
serán más tardíos, con el surgimiento de una burguesía y donde ya la religión no se basa en el
temor sino busca la grandiosidad y llamar al fiel a la oración a través de las majestuosas
construcciones como son Catedrales. Para entender esta expansión del arte, debemos tener en
cuenta la nueva agrupación social que hacen los artesanos a partir de este tiempo, donde los
artesanos se agrupan por gremios para realizar distintos trabajos. Con mejoras económicas y
sociales y donde ya comienzan a conocerse el nombre artistas que pasan del anonimato para
ser valorados, en esto fue fundamental la figura de Giotto en Florencia que dará una nueva
concepción al artista.

En el territorio nacional esta nueva clase incipiente, comienza a ser el nuevo demandante del
arte junto al clero y la nobleza. Se convertirán en los mecenas del arte y en ocasiones eran
retratados junto a la imagen de su devoción como es el caso del cuadro que nos ocupa, donde
en la parte inferior podemos ver a una mujer orante que se encuentra en una actitud piadosa
hacia la Virgen. Según distintos estudios podría ser la mujer de Fernando de Antequera, quizá,
hacía pareja en la obra con este, pero en intervenciones posteriores se perdería esta
representación, ya que lo normal era una composición simétrica de ambas figuras. Esto fue muy
común en el desarrollo artístico posterior donde así dejaban constancias de sus donaciones y
rango social.

Podemos compararlas con obras de su misma época que se conservan en la ciudad de Sevilla,
que sigue esquemas muy parecidos como la Virgen del Coral en la Iglesia de San Idelfonso y la
Virgen de Rocamayor en San Lorenzo, lo que algunos autores encuadra junto a la Virgen de la
Antigua en la trilogía trecentista como indica Medianero en su estudio sobre esta imagen.

Este cuadro tendrá una gran difusión, fue tal su devoción que por este motivo se amplió capilla
en el siglo XVIII que cuenta con un lugar privilegiado en la nave de la epístola junto al crucero en
la Catedral de Sevilla.

Su devoción y popularidad hizo su difusión a la propia Hispanoamérica. Se convirtió en todo un


icono en estos nuevos territorios encontrándose con varias reproducciones e incluso ejerciendo
en patronazgo en algunas poblaciones. Tal fue su devoción que recibió un privilegio otorgado
por la Iglesia católica con el rango de coronación canónica en el año 1929 coincidiendo con la
Exposición iberoamericana realizada en Sevilla. Muestra de ello es el añadido de las coronas en
metal, siguiendo la costumbre italana en las imágenes que reciben esta distinción. Esto nos deja
ver la importancia de este icono que ha sido parte de la leyenda popular con el propio Fernando
III el santo y distintos personajes de la Sevilla medieval le profesaron una gran veneración
durante algunas carias centurias.

Este lugar de privilegio, hace que esta pintura este en un buen estado de conservación tras una
restauración llevada en los años 90 del siglo XX fue limpiada conservando todo su esplendor.

Por lo tanto, la Virgen de la Antigua es un claro ejemplo de la pintura gótica realizada en España
durante el siglo XIV y XV. Perteneciente a un estilo internacional, con fuerte influencia del
trecento italiano enmarcado dentro del italo-gótico. Su modelo tendrá difusión en pinturas de
su época como las distintas Vírgenes que hemos podido observar en la misma ciudad de Sevilla
y en tendrá una gran difusión en los territorios coloniales de América. Convirtiéndose en la
Virgen decana de Sevilla como algunos autores defiende siendo la imagen pintada más antigua
que se conserva en la ciudad sevillana. Esta pintura nos sirve para entender la nueva tendencia
hacia el naturalismo y el realismo que alcanza la pintura, desde ese arcaísmo paleocristiano y
del románico, hasta llegar a un mayor naturalismo en el renacimiento y un realismo conseguido
durante el barroco. Pieza que hará de puente entre estos estilos que comienzan a desarrollarse
como la pintura flamenca que ya nos recuerda a los cánones de un primer renacimiento que tras
su expansión italiana llegará a España. Por lo tanto, todo un incono que ha mantenido su función
cultual durante más de seis siglos y con unas características que se han mantenido inalterables
dándonos un claro ejemplo de pintura gótica en Andalucía.

BIBLIOGRAFÍA

AAVV. ( 2004). El gótico: arquitectura, escultura, pintura. Köln: Konemann.

Medianero Hernández, J.M. ( 2008). Nuestra Señora de la Antigua. La Virgen decana de Sevilla.
Sevilla: Arte Hispalense.

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