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Capítulo | 15 |

Tratamiento de los trastornos emocionales


y de la conducta en pacientes con daño cerebral
Naiara Mimentza y José Ignacio Quemada

Las depresiones y los trastornos del control de las emo-


INTRODUCCIÓN ciones (llanto y risa patológicos) son los trastornos
emocionales puros más comunes que presentan las per-
Los trastornos emocionales y de la conducta secundarios sonas con daño cerebral adquirido (DCA). Dada su buena
a lesiones cerebrales constituyen un grupo de problemas respuesta al tratamiento farmacológico, se abordarán con
amplio y heterogéneo. Es útil distinguir los problemas que más detalle en la sección «Psicofarmacología».
se presentan en fases tempranas de aquellos que per- Las alteraciones de la conducta pueden dividirse de
sisten una vez que el paciente se ha estabilizado. Mien- forma global entre aquellas que se caracterizan por una
tras que en la fase aguda la alteración conductual más reducción o ausencia del repertorio conductual habi-
habitual es la agitación y la confusión postraumática, el tual, y aquellas otras en las que predominan conductas
abanico de perfiles clínicos que presentan estos pacientes que son valoradas como inadecuadas al contexto social
en la fase de rehabilitación es mucho más variado. Las en que se exhiben. Estas últimas reciben el nombre de
combinaciones de déficit cognitivo, cambios conduc- «conductas desinhibidas» y en ellas están incluidos los
tuales o de personalidad y alteraciones emocionales son episodios de irritabilidad, agresividad física o verbal,
muy comunes, y la relación patofisiológica entre estos la pérdida de tacto social, los comentarios o conductas
síntomas y las variables etiológicas determinantes dista inadecuados y la indiscreción sexual. El síndrome más
de estar aclarada (Sohlberg y Mateer, 2001). característico de las primeras se conoce como «apatía» y
Se trata del conjunto de secuelas con mayor impacto a consiste en una reducción de conductas que suele acom-
largo plazo sobre la estabilidad de las parejas, la vivencia pañarse de indiferencia emocional y aplanamiento de la
de sobrecarga en los familiares y la reincorporación labo- vida afectiva.
ral. El escaso reconocimiento concedido por los médicos Es importante subrayar que la rehabilitación del DCA
ha agravado la problemática que rodea a su manejo tera- no se realiza en el ámbito del trabajo exclusivo entre
péutico y pericial. En cuanto a su diagnóstico, se utiliza la médico y paciente, sino que requiere del marco de un
categoría «trastorno orgánico de la personalidad» (TOP; equipo multidisciplinar y especializado en esta tarea (Turner-
Clasificación Internacional de Enfermedades [CIE] 10, Strokes, Disler, Nair y Wade, 2005).
F07.0) para hacer referencia a los cambios emocionales Sólo en este ámbito suele ser posible desplegar el aba-
y conductuales permanentes que tienen su origen en nico de técnicas que a continuación van a describirse. Los
una alteración cerebral. En la categoría equivalente en la pilares de la intervención sobre las alteraciones conduc-
cuarta edición del Diagnostic and Statistical Manual of tuales y emocionales son cinco: la intervención psico-
Mental Disorders (DSM-IV) se citan como cambios más farmacológica, la modificación de la conducta (MC), la
frecuentes «la inestabilidad emocional, el descontrol rehabilitación neuropsicológica, el trabajo con el medio
de impulsos, las crisis de agresión o cólera, la apatía, la familiar y la psicoterapia. En este capítulo se van a tratar
suspicacia y la ideación paranoide». Los subtipos (lábil, sólo las dos primeras en profundidad, ya que las otras
desinhibido, agresivo, apático y paranoide) aparecen en cuentan con capítulos específicos en este texto. Las tres
ambas clasificaciones. últimas quedarán, por tanto, únicamente esbozadas.

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Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

comparaban un antidepresivo frente a placebo o frente a


PSICOFARMACOLOGÍA ausencia de tratamiento. Sólo cuatro estudios utilizaron
muestras de pacientes con DCA: tres con ictus cerebral
y uno con daño cerebral traumático. La revisión con-
Principios generales del manejo cluyó que los antidepresivos mejoraban a los pacientes
de psicofármacos con depresión más que el placebo o la ausencia de trata-
El cerebro que ha sufrido una lesión reciente presenta miento. Se observó una tendencia hacia una mayor efica-
un equilibrio precario que lo hace más sensible tanto a cia de los tricíclicos frente a los inhibidores selectivos de
los efectos terapéuticos como a los secundarios de los recaptación de serotonina (ISRS) pero también una mayor
psicofármacos. Está predispuesto, además, a una serie tasa de abandono de tratamientos con los primeros.
de complicaciones que algunos psicofármacos pueden Muchos autores muestran su preferencia por el uso
desencadenar, entre las cuales hay que destacar la epilep- de ISRS sobre los tricíclicos por su mejor tolerabilidad y
sia, la exacerbación del deterioro cognitivo, y los déficits su acción más rápida. Las publicaciones de los últimos
motores por incremento de sintomatología extrapira- años se han centrado en analizar el balance de eficacia y
midal o por debut temprano de discinesias tardías. Por tolerabilidad de los distintos ISRS (fluoxetina, paroxetina,
todo ello, el manejo de dosis habrá de realizarse con más sertralina, citalopram). Aunque las diferencias son en
cautela y en la medida de lo posible habrá que minimizar cualquier caso pequeñas, el citalopram parece mostrar
el uso de fármacos con potencial sedante, epileptógeno uno de los mejores perfiles.
o parkinsonizante. En caso de que la agitación obligue a La rápida respuesta de los pacientes con incontinencia
una acción rápida, el tratamiento ha de ser monitorizado emocional (también llamado «emocionalismo» o «llanto
con frecuencia, especialmente si el paciente se encuentra y risa patológicas») a los diversos tipos de antidepresivos
en fase de confusión postraumática. Como en cualquier está ampliamente documentada a través de múltiples
otro caso de confusión orgánica, el síndrome evoluciona casos clínicos y pequeñas series. La irritabilidad y las
con rapidez y puede resolverse espontáneamente en días diversas formas de desinhibición conductual leve (verbo-
o, a lo sumo, en pocas semanas. Sin embargo, es común rrea, voracidad y/o exacerbación de la vivencia de emo-
encontrarnos con tratamientos neurolépticos pautados en ciones) también responden rápido a la introducción de
la fase de agitación postraumática que siguen adminis- fármacos que restauran la neurotransmisión serotoninér-
trándose meses después del daño cerebral. El temor a una gica y monoaminérgica.
recidiva de las conductas agresivas o de agitación actúa En casos de fracaso en la respuesta de la depresión a un
como freno a la necesaria revisión de los tratamientos, ISRS, la asociación de mirtazapina (30 mg/día) y el cam-
con lo que con frecuencia se somete al paciente a una bio a venlafaxina (≤375 mg día) o duloxetina (60 mg)
sedación innecesaria, privándolo así de oportunidades de son dos estrategias útiles y con buena base farmacológica,
recuperación y aprendizaje. ya que actúan a través de distintos mecanismos de acción
Las dianas de los tratamientos psicofarmacológicos en que los ISRS.
el DCA son mayoritariamente síntomas más que síndro-
mes, y en ningún caso enfermedades. Los fármacos pue- Insomnio
den ser muy útiles para tratar los siguientes problemas
emocionales y conductuales: depresión y otros trastor­­­ El cansancio y las alteraciones del sueño son un factor
nos emocionales, irritabilidad, desinhibición de la conducta, determinante en problemas conductuales y emociona-
insomnio y agresividad. Los tratamientos farmacológicos les, tales como la irritabilidad, la tristeza o el descontrol
de la apatía con agentes dopaminérgicos o la estimulación de impulsos. Es por ello que restaurar un buen patrón
cognitiva con psicofármacos son útiles en algunas ocasio- de sueño ha de ser objetivo prioritario de nuestras inter-
nes. Al final de este capítulo se incluye alguna referencia venciones farmacológicas.
en la que se puede consultar la literatura especializada al Las benzodiacepinas (loracepam, cloracepato, clona-
respecto (Quemada, Sagasta y Marín, 2005). En la tabla cepam) son los fármacos más frecuentemente utilizadas.
e15-1 se resumen las intervenciones psicofarmacológicas No obstante, deben usarse sólo en períodos muy cortos
más frecuentes con pacientes con DCA. (<3 semanas) por el elevado riesgo de dependencia. Además,
producen sedación y afectación de las habilidades motri-
ces y pueden también empeorar un síndrome de apnea
Alteraciones emocionales, de sueño o dar insomnio de rebote. El zolpideno, debido
a su vida media corta y a su acción más selectiva sobre el
irritabilidad y desinhibición
receptor benzodiacepínico, produce menos efectos adver-
En 2005 se publicó una revisión Cochrane sobre la efica- sos sobre la esfera cognitiva.
cia de los antidepresivos para el tratamiento de la depre- Es preferible la utilización de trazodona, mirtaza-
sión en la enfermedad médica (Gill y Hatcher, 2003). En pina o ISRS sedantes. La trazodona es particularmente
dicha revisión se incluyeron 18 estudios aleatorizados que útil en pacientes deprimidos con insomnio crónico. La

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Tratamiento de los trastornos emocionales y de la conducta en pacientes con daño cerebral Capítulo | 15 |

­mirtazapina parece ser eficaz en el tratamiento del insom- dad con amantadina— requieren un entorno con amplio
nio, incluso en los casos no asociados a depresión. Los potencial de supervisión.
antidepresivos tricíclicos pueden ser útiles para tratar el
insomnio, aunque deberán utilizarse en dosis más bajas
que las usadas para tratar la depresión. Los ISRS pueden MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA
afectar al ciclo de sueño directamente, suprimiendo el
sueño REM (del inglés rapid eye movement) o aumentando La utilización regular de las técnicas de MC en la reha-
la latencia al REM, o indirectamente a través de la mejoría bilitación del DCA requiere de un equipo entrenado
de la depresión. De entre ellos la paroxetina puede ser el de en su aplicación. Los principios que rigen esta área de
mayor utilidad por su efecto sedante. conocimiento (refuerzo, extinción, consistencia en las
Los antipsicóticos disminuyen la latencia de sueño respuestas, etc.) han de impregnar la cultura terapéutica
e incrementan la cantidad y la continuidad del sueño, del grupo y pasar a formar parte de un saber hacer común
además de atenuar los síntomas que pueden interferir (Quemada, Jiménez y Mimentza, 2007).
en él como la agitación o la psicosis. Sin embargo, los Resulta de vital importancia para el éxito de los progra-
preparados clásicos (p. ej., haloperidol y clorpromacina) mas que las personas involucradas en el mismo, ya sea el
deben ser evitados, pues parecen entorpecer la recupera- personal sanitario o los familiares del paciente, comprendan
ción neuronal. La risperidona en dosis bajas (2 mg) se ha el programa y su papel en la aplicación del mismo (Martin y
mostrado útil en algún ensayo. La olanzapina (5 mg) y la Pear, 1999). Los esfuerzos en explicación y persuasión son
quetiapina (100-200 mg) pueden actuar de forma similar. tan importantes como una descripción rigurosa de las con-
De acuerdo con nuestra experiencia, y teniendo en ductas problema y de la intervención. A nivel grupal, resulta
cuenta los argumentos esgrimidos, la mirtazapina o la muy útil comenzar con algún éxito incontestable que
trazodona son los fármacos de primera elección. refuerce la opinión de eficacia e inmunice contra el efecto
de pérdida de motivación de las dificultades futuras. Por
Agitación, agresividad último, el reconocimiento del trabajo de todos los miem-
y problemas afines bros y la atribución de los éxitos al colectivo serán poste-
riormente claves para el mantenimiento del entusiasmo y la
La base de datos Cochrane incluyó en 2003 una revisión de colaboración (Quemada, Jiménez y Mimentza, 2007).
la evidencia disponible acerca del manejo farmacológico A la hora de diseñar un programa de modificación de
de la agitación y de la agresividad en pacientes con DCA conducta, hay que tener en cuenta que muchas experien-
(Fleminger, Greenwood y Oliver, 2003). Se identificaron cias tienen en sí mismas un valor neutro. Su clasificación
seis estudios aleatorizados y controlados, de los cuales cua- como castigo o refuerzo o como agradables o indeseadas
tro evaluaron la eficacia de fármacos b-bloqueantes (propa- depende de la valoración subjetiva que realice cada sujeto.
nolol y pindolol), uno la de la amantadina y otro la de el
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Si bien hay estímulos que por regla general se consideran


metilfenidato. La evidencia más clara se concentra en dos reforzadores positivos (elogio, dulces, dinero, etc.) o cas-
estudios con propanolol (uno en agitación en fase tem- tigos (p. ej., inhalación de una sustancia irritante), otros
prana y otro para agitación en fase tardía). Las dosis utiliza­ muchos estímulos resultan más ambiguos. Por ejemplo,
das fueron de 60-420 mg/día en el primero y hasta 520 mg/día la técnica de tiempo fuera, que generalmente tiene un
en el segundo. También en el estudio con metilfenidato efecto de castigo, puede suponer para algunos pacientes
(se utilizaron dosis de 30 mg/día) se constató una mejoría un refuerzo si lo que prefieren es estar aislados más que
significativa en las puntuaciones de ira o enfado. permanecer en compañía de terapeutas o pacientes.
La revisión advierte de que hay una llamativa carencia Antes de exponer técnicas que utilizan el refuerzo o
de investigación de calidad en esta área; se trata de mues- el castigo sobre conductas diana, nos detendremos en
tras pequeñas, con resultados que no han sido replicados, analizar la secuencia estímulo-conducta-respuesta con
con dosis altas y sin medidas de resultado global. Se el fin de prevenir algunas complicaciones conductuales.
señala que se carece de evidencia firme para apoyar la efi- En algunos casos, la mera observación nos da claves de
cacia de fármacos como la carbamacepina o el valproato, modificaciones simples de la interacción o del entorno
que se han venido utilizando bajo el supuesto de que las que pueden resultar muy útiles.
agresiones pudieran responder a actividad epiléptica sub-
clínica. También los antidepresivos, especialmente los de
Análisis del entorno
perfil sedante, se han probado con el argumento de que
la depresión podría exacerbar la irritabilidad. y de los estímulos que preceden
Las estrategias de tratamiento con propanolol o aman- a la conducta
tadina han de reservarse para su uso en unidades de hos-
pitalización especializadas en neurorrehabilitación o Regulación de la estimulación
psiquiatría. Los efectos secundarios —bradicardia e hipo- Muchos pacientes con traumatismo craneoencefálico
tensión con propanolol, y agitación, psicosis y agresivi- (TCE) presentan limitaciones en la atención y en su

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Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

c­ apacidad para procesar información. Estas son muy Técnicas basadas en el refuerzo
claras en la fase de confusión postraumática y tras des-
pertar del coma. La sobreestimulación o unas demandas Extinción
que desborden la capacidad de respuesta del sujeto pue- La base teórica del fenómeno de la extinción es el princi-
den dar lugar a la agitación psicomotriz. Estos episodios pio de que una conducta que deja de ser reforzada tiende
son una de las complicaciones evolutivas de más difícil a su desaparición. Se trata, por tanto, de aplicar de forma
manejo en las salas de los hospitales. rigurosa la privación de refuerzo ante la presencia de una
La reducción del ruido, la dosificación de la estimula- conducta que ha venido siendo reforzada, habitualmente
ción y las visitas muy reguladas pueden servir para miti- de forma no deliberada. Un ejemplo de aplicación consis-
gar este problema. A los familiares se les puede instruir tiría en dejar de prestar atención al paciente cuando este
para que no visiten al paciente en grupo, para que no grita (Labrador, Cruzado y Muñoz, 1995).
combinen la televisión o la radio con la tertulia entre Una vez que se comienza a aplicar el programa de
varias personas, y para que la interacción con el paciente extinción, suele haber un período transitorio en el que
se realice de forma pausada. En las ocasiones en que la aumenta la conducta indeseable para luego terminar
fatiga esté presente habrá que alternar fases de estimu- desapareciendo. Por este motivo, no es una técnica apli-
lación con descansos (Quemada, Jiménez y Mimentza, cable en el caso de conductas que supongan una amenaza
2007). para la integridad física del paciente o para quienes le
rodean. Además, hay que tener en cuenta que resulta más
Reducción del desconcierto y aumento difícil extinguir una conducta que ha recibido refuerzo de
de la capacidad de predicción manera intermitente que aquella que ha recibido refuerzo
continuo (Murphy y Oliver, 1987). A continuación se
En fases posteriores a la confusión postraumática, pueden expone el resumen de un caso clínico que ilustra la utili-
persistir los problemas de memoria, atención, planifica- dad del fenómeno de extinción: mujer de 51 años con un
ción y monitorización en la ejecución. A pesar de que TCE muy grave (Glasgow Coma Scale [GCS] inicial de 3 y
estos hechos son muy conocidos, pocas veces se tienen en 6 semanas de coma). Presentaba un deterioro cognitivo
cuenta a la hora de definir las pautas de interacción con el grave asociado a dificultades en la comunicación. Durante
paciente o a la hora de graduar la dificultad de las metas. la rehabilitación física, especialmente en los períodos que
De igual manera, es importante recordar que los entornos pasaba en el bipedestador, exhibía un cortejo de conduc-
han de responder prioritariamente a las necesidades de tas disruptivas, tales como lloros, quejas desproporciona-
los pacientes. das y gritos. Se aplicó un programa de extinción, consistente
Es aconsejable facilitar explicaciones cortas que en la privación de refuerzo de las conductas previamente
anuncien la realización de las actividades (p. ej., auto- señaladas. Durante los primeros días de implementación
cuidado, levantarlo de la cama, exploraciones médicas), de la técnica se observó un aumento de las quejas, pero al
disminuyendo así los estímulos sorpresa (Feeney y cabo de 3 semanas se constató una marcada reducción de
Ylvisaker, 1995; Murphy y Oliver, 1987). Asimismo, es todas las conductas disruptivas.
conveniente planificar las actividades con antelación,
dar instrucciones sencillas e incrementar gradualmente
su dificultad para procurar un alto porcentaje de éxitos
Refuerzo diferencial
en su realización. El denominador común de las técnicas de refuerzo dife-
Antes de describir otras técnicas de modificación de rencial es que tienen como objetivo la eliminación o
conducta, merece la pena resumir lo expuesto hasta este reducción de una conducta diana.
momento. Durante las primeras fases del proceso rehabi- Las técnicas de refuerzo diferencial se basan en el
litador, la intervención se centrará principalmente en el concepto de inhibición recíproca. Wolpe importó este con­
control ambiental (reducción de la estimulación, modifi- cepto de la neurofisiología (Sherrington) y lo aplicó a la
caciones en el entorno que favorezcan la familiaridad del psicología clínica; afirmó que si una respuesta incompa-
mismo, como pueden ser las fotografías, objetos persona- tible con el miedo o la ansiedad pudiese aplicarse a un
les, etc.), en la estructuración de rutinas y en los ajustes estímulo que normalmente los produce, este dejaría de
farmacológicos. La confrontación y la implementación de provocar la reacción de miedo. Wolpe utilizó respuestas
límites en pacientes que presenten síndrome confusional de relajación, sexuales y asertivas para inhibir recíproca-
postraumático puede desencadenar un aumento de las mente las respuestas de miedo o de ansiedad (Martin y
alteraciones conductuales, por lo que en la medida de Pear, 1999).
lo posible y siempre que se encuentre preservada la inte- De esta manera, se entiende que cuando queremos
gridad tanto del paciente como de las personas que lo hacer desaparecer una conducta disruptiva a través de un
rodean se recomienda manejar la situación tranquilizán- programa de refuerzo diferencial, nos interesa establecer
dolo, distrayéndolo y situándolo en un espacio de baja un control inhibitorio sobre la emisión de dicha con-
estimulación. ducta (Alderman y Knight, 1997). Las técnicas de refuerzo

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Tratamiento de los trastornos emocionales y de la conducta en pacientes con daño cerebral Capítulo | 15 |

diferencial se han empleado con éxito en pacientes con RDI. En este programa se introdujo como conducta
daño cerebral (Alderman, 1996; Hegel y Ferguson, 2000) incompatible «morder con suavidad una pajita de plás-
para abordar problemas como la ausencia de coopera- tico» cada vez que sintiera la tensión que antecedía a estas
ción, los gritos, los insultos, la desinhibición sexual o la conductas.
agresividad.
Existen tres tipos fundamentales de refuerzo diferencial, Refuerzo diferencial de otro comportamiento
que vamos a explicar a continuación. Con el refuerzo diferencial de otro comportamiento
(RDO) se refuerza cualquier otra conducta que se emita
Refuerzo diferencial de tasas bajas a excepción de la conducta inadecuada que se trata de eli-
Se refuerza una disminución de la frecuencia de aparición minar. El refuerzo se otorga cuando se cumple el período
de una conducta no deseada. Sólo es aplicable para con- de tiempo predeterminado sin emisión de la conducta
ductas de aparición muy frecuente y que no responden a problema. Los intervalos de tiempo necesarios para obte-
estrategias de extinción. ner refuerzo se van aumentando gradualmente. El RDO
Esta técnica está especialmente indicada cuando la con- se aplica fundamentalmente cuando resulta complicado
ducta disruptiva se presenta con tanta frecuencia que el identificar una conducta incompatible con la inadecuada.
primer objetivo es disminuir su tasa de aparición. Con poste- Se ha utilizado en pacientes con agresividad que estaba
rioridad, se puede intentar alcanzar objetivos más ambiciosos siendo reforzada por atención social (Alderman y Knight,
mediante la aplicación de programas de refuerzo diferencial 1997). Asimismo, se han obtenido buenos resultados en
de otras conductas (Dietz, 1977) o de conductas incompati- hombres con DCA que presentaban conductas sexuales
bles (Catherine, Rutterford, Shortland y Alderman, 2001). inadecuadas hacia el personal sanitario (Hegel y Fergu-
Para poder aplicar esta técnica se deben identificar son, 2000). El caso clínico 1 presentado es un caso prototí-
reforzadores efectivos para el sujeto, realizar una evalua- pico de utilización de esta técnica.
ción de la tasa de conducta en un intervalo de tiempo y
acordar con el paciente un objetivo consistente en una
reducción de la frecuencia. Se ha utilizado con éxito en
Técnicas basadas en el castigo
problemas de incontinencia urinaria, ansiedad en la Indicación o señalamiento verbal
ingesta, verbalizaciones inadecuadas y agresividad en per-
sonas con problemas de aprendizaje. La modalidad de castigo más habitual es el señalamiento
De esta manera, se consiguió reducir un patrón de con- verbal o la expresión inequívoca de desaprobación. La
ductas agresivas de 10 años de evolución en un paciente utilización de este tipo de interacción social como castigo
con TCE. En primer lugar, se puso en marcha un pro- requiere de su sistematización y generalización a todos
grama de refuerzo diferencial de tasas bajas en combi- los miembros del equipo para que ante una conducta
indeseada se produzca una respuesta desaprobatoria
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nación con programas de economía de fichas y tiempo


fuera; y, posteriormente, cuando se consiguió reducir clara. En esto radica la principal dificultad, en transfor-
la tasa de respuestas, se sustituyó por un programa de mar una interacción social a la que cada persona tiende a
refuerzo diferencial de conductas incompatibles (RDI) dar un color y una intensidad emocional distintas en una
(Catherine et al., 2001). indicación de censura que no se prolonga en el tiempo;
la aplicación espontánea del señalamiento verbal corre el
riesgo de dar pie a una discusión, diálogo o chantaje con
Refuerzo diferencial de conductas incompatibles la consiguiente dilución del efecto desaprobatorio y su
Consiste en reforzar una conducta que es incompatible en posible transformación en un refuerzo.
el tiempo con la conducta inadecuada que se pretende eli-
minar. Bajo el esquema de RDI, el refuerzo sólo se aplica
cuando la conducta problema no ocurre en un período Tiempo fuera de refuerzo (time-out)
de tiempo preestablecido (Catherine et al., 2001). Se trata de una estrategia basada en la retirada de las con-
Para poder aplicar esta técnica, se deben identificar diciones ambientales que favorecen y permiten la obten-
aquellas conductas incompatibles que ya estén presen- ción de refuerzo, o bien en la retirada de la persona de la
tes en el patrón conductual del paciente y, si no es así, situación en la que obtiene refuerzo, durante un intervalo
incorporar nuevas conductas incompatibles. Un ejemplo de tiempo predeterminado, de manera contingente a la
de este tipo de programas ha sido descrito por Hanlon, emisión de una conducta no deseada (Labrador, Cruzado
Clontz y Thomas (1993). Se trata de una mujer de 53 años y Muñoz, 1995). Los períodos de «tiempo fuera» son
que después de una hemorragia subaracnoidea pre- relativamente cortos, generalmente inferiores a 30 min.
sentaba múltiples comportamientos orales disruptivos: Se utiliza cuando el paciente disfruta del refuerzo social,
vocalizaciones, protrusión lingual, besos sonoros, sus- ya que la situación de «tiempo fuera» priva al sujeto de la
piros y muecas faciales. Estas conductas diana fueron el situación de refuerzo (McMillan et al., 1990). Por ejem-
objetivo de un programa de modificación de conducta plo, si la persona grita e interrumpe y los demás p
­ acientes

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Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

responden riendo, la aplicación del «tiempo fuera» con- tación del carné de conducir por puntos sigue los princi-
sistiría en llevar al sujeto a una situación de baja o nula pios del coste de respuesta.
estimulación en la que permanezca solo durante ese Esta técnica ha mostrado su eficacia en pacientes con
intervalo de tiempo. Esta respuesta le privará del reforza- DCA, especialmente en aquellos que presentan un sín-
miento que supone la atención prestada por el grupo. drome disejecutivo (LaVigna y Donnellan, 1986), así
Esta técnica ha sido utilizada en adultos con retraso como déficits atencionales y dificultades en la interpreta-
mental y en pacientes con DCA, incluidos aquellos que ción de la retroalimentación (feedback). Alderman y Ward
sufren un síndrome disejecutivo (LaVigna y Donnellan, describieron un caso clínico de una mujer que sufrió una
1986; Uomoto y Brockway, 1992). encefalitis herpética y que presentaba un discurso reite-
Alderman (LaVigna y Donnellan, 1986) advierte de rativo; respondió satisfactoriamente a un programa de
dos posibles limitaciones de esta técnica. Por un lado, coste de respuesta con economía de fichas (Alderman y
se trata de un procedimiento intrusivo, en el sentido de Ward, 1991).
que limita la autonomía del paciente y que puede resul- Alderman y Burgess aplicaron también un programa
tarle hostil. Por otro, se le está aportando al paciente una de coste de respuesta a un hombre de 40 años afectado
muestra de atención social suplementaria, pudiendo con- de una encefalitis herpética y una amnesia global. En este
vertirse la técnica en un refuerzo social de tipo positivo. paciente tanto la economía de fichas como el «tiempo
Algunos autores preconizan el uso de esta técnica en com- fuera» y el RDI habían resultado ineficaces. Con un pro-
binación con otras de refuerzo de conductas adaptativas grama de coste de respuesta, en el que el paciente tenía
alternativas (Wood, 1987). que dar una moneda cada vez que cantaba, gritaba o
insultaba, se consiguió un considerable control de su
conducta verbal inapropiada (Alderman y Burgess, 2001).
Técnicas aversivas También el programa de coste de respuesta ha mostrado
Las técnicas aversivas se basan en asociar un comporta- su eficacia para reducir conductas como las amenazas
miento desadaptado a la presencia de un estímulo que verbales, la agresividad física, las conductas de búsqueda
al paciente le resulta desagradable (Labrador, Cruzado y de atención social y la incontinencia urinaria (Alderman
Muñoz, 1995). Algunos ejemplos de estímulos aversivos y Burgess, 1990).
utilizados son rociar la mano con agua fría, o la exposi-
ción forzada a un olor repugnante o a un sonido molesto
Sobrecorrección
(Feeney y Ylvisaker, 1995). Están publicados casos en los
que el uso de la exposición breve al olor del amoníaco Consiste en restituir o compensar por los daños o per-
resultó exitoso para la reducción de la frecuencia de con- juicios causados. En pacientes con DCA, generalmente
ductas como escupir o hurgarse la nariz en un adulto con se aplica en situaciones en las que la conducta disruptiva
daño cerebral (Alderman y Ward, 1991). implica a otras personas u objetos. En estas situaciones
Generalmente se reserva esta técnica como último se utiliza la denominada «sobrecorrección restitutiva»,
recurso para tratar conductas de agresividad física que en la cual el sujeto debe restaurar el daño que haya pro-
suponen un riesgo tanto para la integridad del paciente ducido o bien mejorar el estado original. Por ejemplo, si
como para las personas que le rodean. un sujeto posee el hábito de quitar parte de la comida a
otro paciente, tendrá que devolverle la comida adquirida
y darle una parte extra de la suya; si un sujeto ensucia y
Castigo negativo o coste de respuesta desordena una habitación, inmediatamente después
Procedimiento que se basa en la privación de experiencias deberá ordenar y limpiar el espacio.
gratas habituales. La supresión de la posibilidad de fumar
un cigarrillo, de ver una película o de recibir visitas puede
ser asociada a la presentación de la conducta diana. Por Economía de fichas
ello, previamente al diseño y a la implementación de un Las fichas adquieren para el paciente un valor simbólico y
programa con coste de respuesta, es necesario identificar pueden ser utilizadas en programas de refuerzo positivo o
estas vivencias agradables y esperadas. También es posible si han sido previamente concedidas pueden ser moneda
dar al paciente, con antelación a la aplicación del pro- de cambio en programas de coste de respuesta (Martin y
grama, reforzadores que posteriormente serán utilizados Pear, 1999; Labrador, Cruzado y Muñoz, 1995).
en un programa de coste de respuesta. Esta situación es la En el caso de un programa de economía de fichas con
que se da cuando utilizamos un programa de economía refuerzo condicionado positivo, cada vez que el sujeto
de fichas o cuando concedemos una cierta cantidad de presenta una conducta deseada, se le recompensa con una
dinero para luego aplicar la técnica de coste de repuesta. ficha. Cuando el sujeto consiga un determinado número
Es una situación similar a la concesión de una asignación de fichas previamente acordado, podrá canjearlas por un
económica diaria o semanal que puede verse mermada reforzador tangible. Una vez que la conducta deseada esté
ante la presencia de determinadas conductas. La implan- consolidada, se procede a una retirada progresiva de las

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Tratamiento de los trastornos emocionales y de la conducta en pacientes con daño cerebral Capítulo | 15 |

fichas, mediante el aumento de los intervalos de tiempo tener un efecto definitivo sobre vínculos afectivos cimen-
o el incremento del número de conductas exigidas para la tados a lo largo de muchos años. Por otro lado, conviene
obtención de la correspondiente ficha. recordar que el tacto social es el resultado de un largo
En un programa de economía de fichas de tipo coste de aprendizaje y maduración neuronal en el que la capaci-
respuesta, se le asignan al paciente un número de fichas, dad de inhibición se utiliza selectivamente para moldear
que posteriormente va a poder canjear por un reforzador una conducta que nos permite funcionar en sociedad de
tangible. Siempre que el paciente presente la conducta forma exitosa. Esta información está grabada en nuestras
disruptiva, tendrá que entregar inmediatamente una ficha redes neuronales y su perturbación altera la capacidad de
al terapeuta, por lo que posteriormente tendrá dificulta- uso de códigos sociales complejos.
des o no podrá conseguir el refuerzo tangible estipulado Es previsible que el aporte de esta información ayude a
(Tirapu, Casi y Ugarteburu, 1997). Esta técnica ha mos- descargar de emociones negativas las interacciones con la
trado su utilidad en pacientes con síndrome disejecutivo persona que tiene un trastorno de conducta. Ello facilita-
(Uomoto y Brockway, 1992). ría trabajar sobre estas conductas bajo el mismo prisma
Entre las ventajas de este programa destaca la posi- con el que se trabaja sobre la destreza manual o las difi-
bilidad de reforzar o castigar inmediatamente después cultades para nombrar objetos.
de haber emitido una conducta. Además, esta técnica Cuando hablamos de entrenar al familiar en el manejo
involucra activamente al paciente y refuerza el sentido de de un trastorno conductual, estamos haciendo referen-
responsabilidad sobre su propio comportamiento. Tam- cia a la adquisición de la capacidad de aplicar algunos
bién ofrece la posibilidad de que el paciente verbalice el principios de la modificación de conducta: abstenerse
motivo por el que ha ganado o perdido fichas. de reforzar conductas inadecuadas, reforzar aquellas que
El caso clínico 2 constituye un ejemplo de los dos tipos son adaptativas, renunciar a la sobreprotección, recuperar
de aplicación de la economía de fichas, tanto en pro- unos niveles de exigencia razonables o estructurar estra-
gramas de refuerzo, como en programas de coste de res- tegias que incorporan el coste de respuesta. En algunos
puesta. casos la indicación es tan sencilla como ignorar un tipo
específico de demandas o modificar las exigencias para
que se ajusten a la capacidad real de la persona.
La adaptación psicológica es un proceso personal que
INTERVENCIÓN CON FAMILIAS pasa por la aceptación de algunos cambios irreversi-
bles y por la adopción de una nueva postura de cara al
Todas las enfermedades graves, de efectos duraderos y futuro. En algunos casos implica un cambio de los roles
que afectan a aspectos sustanciales de la persona tienen previos, casi siempre en el sentido de aumentar la carga
un impacto notable en el medio familiar. Si, además, los que soporta el familiar. La vivencia de estas circunstancias
síntomas afectan a la interacción social, los interlocutores varía en función del tipo de parentesco: padres, herma-
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cercanos van a afrontar con perplejidad conductas que no nos, hijos o cónyuges. El proceso es más demandante
entienden y que les resultan hirientes o bochornosas. Es sobre los cónyuges, ya que en esos casos la expectativa
por ello que, ante una persona que presenta alteraciones previa incluía apoyo mutuo, afecto recíproco y, en defi-
conductuales persistentes secundarias a una lesión cere- nitiva, una horizontalidad de la relación. La alteración
bral, la intervención con el medio familiar resulta impres- de la conducta y el cambio de la personalidad plantean
cindible. con frecuencia a la pareja que la definición de la intimi-
Las palabras que nos pueden ayudar a articular la dad entre ambos ha quedado radicalmente modificada.
intervención son informar, entrenar y favorecer la adapta- El equipo terapéutico ha de estar preparado para saber
ción psicológica. Es importante transmitir a las familias escuchar estos problemas, para facilitar su verbalización
que la conducta social tiene elementos de control tan y para trabajar psicológicamente con ellos hasta llegar a
neurológico como la visión o la capacidad para caminar. un nuevo equilibrio psíquico que permita vivir la nueva
La iniciativa para actuar, la capacidad para sentir y hasta situación sin angustia.
las ocurrencias tienen una base neurofisiológica que ha
podido verse alterada como consecuencia de la lesión
cerebral. Se trata de situar estos síntomas en el mismo
REHABILITACIÓN
marco que la hemiplejía, la afasia o la ceguera cortical.
Ante una desinhibición de la conducta o una apa- NEUROPSICOLÓGICA
tía que no responden al señalamiento corrector de un
familiar, es fácil llegar a convicciones plagadas de juicios Las causas que dan lugar a alteraciones de conducta en
morales y descalificaciones. «Ya no le importa nada», «Se personas con daño cerebral son múltiples, algunas pro-
ha vuelto un desagradecido», «No pone de su parte», «No bablemente desconocidas todavía. Los déficits cogniti-
me hace ningún caso», etc. son reproches comunes que se vos son una de ellas y, afortunadamente, contamos con
van hinchando de irritación y desesperanza y que pueden herramientas de evaluación sofisticadas. Las personas que

251
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

son desbordadas por la complejidad de la tarea o por las 1985) durante los años setenta. Posteriormente, autores
exigencias de que sea terminada en un tiempo limitado, o como George Prigatano (1986) han desarrollado dicho
que no son capaces de ignorar distractores van a desarro- enfoque (Prigatano, 2001).
llar con frecuencia conductas llenas de frustración, irrita- En la mayoría de las ocasiones la psicoterapia se ha
ción y hasta agresividad. Es por ello que el conocimiento aplicado conjuntamente con la intervención conductual y
que podemos obtener de la evaluación neuropsicológica con la rehabilitación neuropsicológica, complementando
puede permitir predecir las situaciones en que las per- dichos enfoques.
sonas van a fracasar. Se puede hacer, por tanto, un plan- Generalmente las intervenciones específicas se corres-
teamiento preventivo y puede educarse al paciente y a la ponden con la psicoeducación, con la terapia cognitivo-
familia para no exponerse a situaciones de riesgo. conductual y con el entrenamiento en técnicas de manejo
La fatigabilidad, los problemas de filtro atencional, de ansiedad, resolución de problemas y habilidades
las limitaciones para atender a más de un foco, los pro- sociales, prácticas todas ellas que en numerosas ocasiones
blemas de memoria inmediata, la pérdida de la capaci- requieren de adaptaciones tales como un mayor número
dad para planificar una tarea compleja son sólo algunos de repeticiones y una mayor simplificación de las instruc-
de los ejemplos de déficits cognitivos que pueden dar ciones.
lugar a problemas de conducta. Consejos sencillos como
planificar períodos de descanso regulares, reducir estí-
mulos distractores, simplificar instrucciones, introducir
ayudas verbales y escritas en los cambios de tarea, conce- CONCLUSIONES
der tiempo extra, contar con ayudas externas en forma de
listas de tareas o instrucciones en lugares visibles, o gra- Las alteraciones conductuales y emocionales son comu-
duar el nivel de dificultad de las tareas pueden ser inter- nes en pacientes con DCA. Inciden de forma negativa en
venciones tan valiosas como una pauta farmacológica o el proceso rehabilitador y en ocasiones lo impiden. Su
un programa de modificación de conducta. persistencia en el tiempo será determinante en la reinser-
Los capítulos dedicados a la rehabilitación de la aten- ción sociofamiliar y laboral. Su comprensión es compleja,
ción, las funciones ejecutivas o la memoria a buen seguro ya que probablemente interaccionan déficits cognitivos,
detallarán estas estrategias. aprendizajes disfuncionales, alteraciones en los procesos
de cognición social y variables que todavía no están total-
mente esbozadas.
PSICOTERAPIA Algunas de las estrategias de intervención son los trata-
mientos farmacológicos, las técnicas de modificación de
COGNITIVO-CONDUCTUAL conducta, la rehabilitación neuropsicológica, la terapia
cognitivo-conductual y la intervención en el medio fami-
La psicoterapia en pacientes con DCA ha sido una de liar. Su abordaje requiere de un profesional (o equipo de
las técnicas más utilizadas en la intervención de las alte- profesionales) que maneje todas estas habilidades y que,
raciones psicosociales. Uno de los pioneros en aplicarla además, sea capaz de liderar la coordinación del equipo
a pacientes con DCA fue Ben-Yishay (Ben-Yishay et al., terapéutico y de la familia.

CASOS CLÍNICOS
CASO 1 transmitían una total falta de autocontrol. Se presentaban
Mujer de 23 años de edad, estudiante, que sufrió con una frecuencia de al menos tres episodios al día. Su
un traumatismo craneoencefálico muy grave que dio presencia obligaba a suspender la sesión de tratamiento,
lugar a un cuadro secuelar mixto con déficit cognitivo lo que a su vez suponía un refuerzo de la propia conducta
y reducción total de la expresión oral. Su patrón disruptiva.
conductual se caracterizaba por episodios de agitación Se implantó un programa de refuerzo diferencial de
con agresividad física ante la instigación verbal para otro comportamiento en el que se reforzaba cualquier
realizar las actividades rehabilitadoras. La agresividad comportamiento a excepción de los episodios de agitación,
tomaba la forma de arañazos, tirones de pelo e intentos primero mediante refuerzo verbal (halago y expresiones de
de morder al personal que le demandaba que actuara. afecto) y, después, mediante refuerzo negativo (se finaliza
Estos episodios duraban 2-4 min. Ocasionalmente exhibía la sesión prematuramente, lo que agrada al paciente).
conductas autoagresivas (p. ej., se golpeaba el pecho con Posteriormente, se dio continuidad a la intervención
sus puños). Los episodios no resultaban amenazantes mediante un programa de economía de fichas sobre la
para el personal, eran muy angustiosos de observar y base de la técnica del coste de respuesta.

252
Tratamiento de los trastornos emocionales y de la conducta en pacientes con daño cerebral Capítulo | 15 |

Figura 1  Evolución del patrón


conductual.

Durante la semana de registro de la línea base (5 días como de «oposicionismo». Además de los episodios de
hábiles) presentó más de 17 episodios de agitación con agresividad y del oposicionismo, la paciente presentaba
agresividad física. El programa se aplicó durante 1 mes. abundantes demandas repetitivas y estereotipadas que
En la semana 4 de aplicación del programa y en las se centraban, sobre todo, en solicitud de alimentos. Estas
2 semanas de seguimiento posteriores a la finalización del peticiones resultaban muy irritantes para el personal y muy
programa la paciente no presentó ningún episodio de disruptivas en la vida cotidiana de la unidad en la que se
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agitación. Durante el seguimiento no se aplicó intervención encontraba.


conductual. Además, su nivel de colaboración en las La intervención posterior fue secuenciada, comenzando
actividades aumentó significativamente (fig. 1). por aquellas que tenían un mayor impacto sobre la
convivencia. En la fase de observación y determinación
CASO 2 de la línea base se registraron 21 episodios de agresividad
Mujer de 38 años de edad que sufrió una hemorragia física y 14 de agresividad verbal, así como 25 conductas
intraparenquimatosa por rotura de aneurisma de la arteria de oposicionismo. Se seleccionó como primera conducta
cerebral media derecha. En la evaluación realizada poco diana de los programas de intervención los episodios de
después de su ingreso, las alteraciones de conducta agresividad tanto física como verbal. Se implementó un
emergieron como un impedimento de primer orden para programa de economía de fichas durante 3 semanas,
completar el programa de neurorrehabilitación. Presentaba objetivándose una evolución positiva: durante la tercera
diversos tipos de conductas disruptivas que tuvieron que semana la paciente sólo presentó un episodio de
ser explicitadas, descritas y registradas. Se distinguieron agresividad física y ninguna verbal. La mejoría se generalizó
conductas agresivas (verbales y físicas), oposicionismo y tras la suspensión del programa (fig. 2).
demandas inadecuadas. En un segundo momento se actuó sobre las demandas;
La agresividad consistía en episodios de 6-7 min de se aplicó un programa de tasas bajas (refuerzo de la
duración en los que alternaba insultos y comentarios reducción de aparición de las mismas). La línea base
hirientes hacia el personal y hacia otros pacientes con de este segundo programa se realizó en un solo día,
conductas heteroagresivas, tales como arañazos y tirones registrándose en la misma 94 demandas, de las cuales el
de pelo. Los episodios se desencadenaban en respuesta a 70% (58) se correspondían con peticiones para ingerir algo
demandas que la paciente hacía y que no eran satisfechas (fig. 3). Después de aplicar el programa durante 1 semana,
por el personal. Con frecuencia se limitaba a negarse a las demandas remitieron (fig. 4).
colaborar en la rehabilitación sin que ello diera lugar a Tras la suspensión de los programas, la adecuación
agresividad. Este tipo de situaciones fueron calificadas conductual obtenida se mantuvo.

(Continúa)

253
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

Figura 2  Evolución de las


alteraciones conductuales.

Figura 3  Tipos de demandas.

254
Tratamiento de los trastornos emocionales y de la conducta en pacientes con daño cerebral Capítulo | 15 |

Figura 4  Evolución de las


demandas.

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256
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

Tabla e15-1  Fármacos, dosis e indicaciones más frecuentes en daño cerebral adquirido

Indicaciones Fármaco Dosis Efectos secundarios Precauciones de uso


(mg/día) más frecuentes y recomendaciones
Depresión Fluoxetina 20 Hiporexia La pérdida de apetito y peso, y la
somnolencia pueden ser utilizados como
criterios para seleccionar el fármaco
Paroxetina 20 Temblor
Sertralina 50-100 Náusea
Escitalopram 5-15 Alteración de la
sexualidad
Mirtazapina 30 Sedación Se utiliza sólo o como terapia combinada
Aumento de apetito y con otro ISRS
peso
Venlafaxina 75-375 — Incrementos graduales de dosis
Labilidad emocional Fluoxetina 20 V. más arriba Respuesta evidente en 2/3 días
Citalopram 20 —
Irritabilidad Fluoxetina 20 V. más arriba La verborrea puede responder de igual
Mirtazapina 30 manera
Insomnio Mirtazapina 30 — Solo durante períodos cortos para evitar
dependencia
Trazodona 50-100 — —
Zolpidem 10
Noctamid 2

Abreviatura: ISRS, inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina.

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