Micaela
1. Naturaleza de la Conciencia
La conciencia puede dividirse en dos grandes planos, según cual sea su objeto de
conocimiento: Existe la conciencia moral, cuando aquello que se conoce es la moralidad o
el carácter ético de alguna acción; y la conciencia denominada psicológica, que es la que
hoy nos llevará en su estudio.
Bleuler dice que la conciencia “es la propiedad característica de los procesos psíquicos, que
nos diferencia de los autómatas”. Los fenómenos de conciencia son en realidad la esencia
de la actividad psíquica y el punto de partida de las investigaciones sobre todo otro
fenómeno y también el punto fatal de referencia. Lo inconsciente no puede ser concebido,
sino por contraste con lo consciente y por sus emergencias disimuladas en el campo de la
conciencia. (Pereyra 2000)
Si bien lo inconsciente ha cobrado desde Freud la vasta significación que hoy se le concede,
no escapó a la penetración de psicólogos y filósofos de todos los tiempos. San Agustín hace
claras referencias a la infinidad del alma y sus aspectos insondables. Leibniz con su
idealista hipótesis del “panpsiquismo” veía rudimentos de conciencia o “pequeñas
percepciones no conscientes” bajo todas las envolturas naturales. (Pereyra 2000)
1
Miranda Torrez, F. Micaela
Es importante entender, tal como lo explica el Dr. Pereyra, que entre un hecho de
conciencia y otro que no es consciente hay una diferencia de grados y que este grado se
relaciona primordialmente con el propio conocimiento, no pudiendo explicarse más que
metafóricamente con una referencia a la mayor o menor claridad.(Pereyra 2000). Para los
grandes filósofos clásicos la conciencia es un acto de la inteligencia, lo que quiere decir que
abarcando una amplia gama de aplicación, sólo se puede notar su existencia mientras está
en acción.
Como hemos dicho, la conciencia es antes que nada conocimiento. Este conocimiento se
ejerce sobre el mundo objetivo, sobre el propio individuo y es así mismo conocimiento
claro y distinto del que ejerce esta función de conocer. Todos los fenómenos psíquicos que
comportan la condición de hechos conocidos por el que lo experimenta, integran la
conciencia.
2
Miranda Torrez, F. Micaela
En efecto cuando la conciencia se halla alterada en el sentido global , tal como lo plantea el
doctor Carlos Pereyra, los primeros datos que se imponen al observador son: torpeza o la
imposibilidad de orientarse en el tiempo y en el espacio; la elevación del umbral de
excitación para los estímulos externos; la dificultad de captación del sentido de los
estímulos o cuando menos la disminución del número de estímulos en la unidad de tiempo;
etc.
Quiere decir que el concepto de lucidez es perfectamente compatible por ejemplo con un
delirio parafrénico, mientras que éste se ordene bien en el tiempo y en el espacio,
comprenda y responda adecuadamente las preguntas que se le dirigen fuera del tema
delirante; ejecute coordinada y ordenadamente las órdenes simple, capte en extensión un
número ordinario de estímulos y después de todo sea capaz de recordar lo acontecido.
2. Trastornos de la conciencia
3
Miranda Torrez, F. Micaela
A. CONFUSIÓN MENTAL:
Según el gráfico descripto, la confusión supone una opacidad o turbidez constante del
foco y el campo de la conciencia, con un umbral de penetración uniforme elevado.
El sujeto no sabe dónde se halla ni por qué está allí, la desorientación témporo espacial
suele ser completa, en contraste tienen una oscura sensación de enfermedad y de
incapacitación mental; hasta donde lo permite su estado, se aboca a los estímulos,
demuestra generalmente voluntad por captarlos. Se mesa los cabellos o se pasa la mano por
la frente acompañando de elocuentes expresiones verbigeradas de impotencia. La facies es
expresiva; desorientada o perpleja, o atontada y estúpida, según el grado. Las pocas ideas
que logran suscitarse por estímulo o propia representación no se hilvanan. El estado
afectivo es variable, apático, indiferente o ansioso pero siempre dentro del displacer al que
largamente contribuye una constante cefalea. Ninguna vivencia tiene claridad, no sabe lo
que quiere, no entiende lo que ocurre, es desordenado en sus actos, no se siente dueño de sí,
anda vagando a tientas en un ambiente brumoso. El mundo interno y externo tiene la misma
dificultad de realizarse en su conciencia por elevación uniforme del umbral. Toda vivencia:
4
Miranda Torrez, F. Micaela
5
Miranda Torrez, F. Micaela
B. ONIRISMO:
El estado psíquico es también aquí comprensible por la similitud y el recuerdo que tenemos
de nuestras propias impresiones. Durante el ensueño las ideas pierden la natural
subordinación lógica del pensamiento vigil. Todas las relaciones establecidas por el
conocimiento y la experiencia se anarquizan. Las más primarias nociones de tiempo,
espacio, las relaciones de causa-efecto, intención y finalidad, sujeto y atributo, las
categorías y las esencias de las cosas, es decir todo aquello que orienta nuestra conducta
práctica o permite la abstracción de nuestros pensamientos constructivos se disuelve o se
relaja permitiendo una suerte de actividad psíquica libre subconsciente o inconsciente.
Cada vivencia por arbitraria o caprichosa que sea se impone con un realismo indiscutido
por falta total de juicio, e implícitamente se acepta de tal modo, que pasa el caos, que
supera a las más insólitas convicciones del estado de vigilia: yo que estoy tratando en la
infancia, con alguien a quien ayer he conocido no me sorprendo de nada y acepto que ese
eventual personaje sea al mismo tiempo mi amigo y mi enemigo, el mismo, otra persona
cualquiera o un animal. Hechos veraces, absolutamente olvidados adquieren súbitamente
una vigencia y corpocidad que testimonia cuánto más extensa es nuestra vida psíquica, de
lo que abarcan nuestros estados de conciencia y cómo, aparentemente perdida, vive bajo
1
Régis, Emmanuel. (1855-1918).
Nacido en el Alto Garona, medicina en Tolosa.
En1877 llega a París. Interno en Sainnte-Anne.
En 1888, tesis sobre: “La folie à deux o folie simultaneé”.
6
Miranda Torrez, F. Micaela
una latencia prolongada. La fantasía y la ilusión tienen sin embargo el mismo valor que lo
acontecido y todas las vivencias nítidas y borrosas son acogidas con la misma ingenuidad y
con un sentimiento singular de propia vivencia, que les confiere realismo y fuerza de
convicción.
Las mil variantes del ensueño y sus presuntas causas, orgánicas y psíquicas interesan al
solo efecto de dejar establecido sus íntimas relaciones con el estado tan propiamente
llamado onírico. Sobre este estado fundamental de la conciencia, en el onirismo patológico
sólo se añaden, según dice el Dr. Pereyra, dos hechos fundamentales: la tendencia a actuar
de acuerdo a las tendencias dominantes y la mayor permeabilidad a los excitantes del
mundo externo, que de cuando en cuando traspasan el umbral de la conciencia, llegan
conservados, reforzados o deformados (ilusiones) para determinar a su vez un cambio e
influenciar el curso de las actividades psíquicas. El individuo sueña entonces despierto
porque actúa y además toma objetivamente de lo circundante, material de su ensueño. El
pasaje de la confusión al onirismo es lo más frecuente, un fondo delirante hay en muchos
confusos y esto es necesariamente de acuerdo a la anarquía onírica por supresión de su
psiquismo superior.
7
Miranda Torrez, F. Micaela
C. ESTADOS CREPUSCULARES
Según el gráfico descripto, el estado crepuscular resulta del crecimiento penumbroso del
campo de la conciencia a expensas del foco, estrechado y disminuido con marcada
exclusión de los estímulos vecinos.
Existe también un tipo de estado crepuscular orientado. Éstos son muy frecuentes, y se
caracterizan por un estado afectivo exaltado y una pérdida de la capacidad reflexiva.
Los estados crepusculares son en general de duración breve, minutos, días, a veces semanas
o meses. En todo estado crepuscular hay un fondo obnubilatorio, que se puede notar en la
amnesia parcial o total del episodio vivido.
8
Miranda Torrez, F. Micaela
9
Miranda Torrez, F. Micaela
insegura, a veces disártica. Las frases son breves, cortadas, poco coordinadas y
perseverativas. Ante preguntas que envuelvan un mínimo de reflexión, fracasa,
tarda mucho rato o se angustia. Persevera en sus respuestas verbales o en las
órdenes motoras. Si se le pide mostrar la lengua, pretende sacarla con la mano; si es
tocarse una oreja, empieza a rascársela. Órdenes más complejas no las comprende.
Carece de iniciativa verbal y entiende penosamente el interrogatorio. La mirada y la
mímica impresionan como bovinas, los afectos parecen aplastados.”
Mayer-Gross señala que Conrad compara el estado del paciente obnubilado con el
de un individuo absorto en la lectura de un libro, en la representación de una obra
teatral, una película; sólo podrá volver en sí mediante un esfuerzo que está más allá
de sus posibilidades en el estado de obnubilación en que se encuentra.
b. Somnolencia
Se trata de un grado más intenso de obnubilación. Hay una perturbación mayor de la
función de alerta. La percepción, así como toda la actividad psíquica, está mucho
más dificultada, debido a una gran propensión al sueño. Aparece pesadez, el
enfermo tiende a quedarse en cama y dormitar en el día.
c. Sopor
El compromiso obnubilatorio de la conciencia es aún mayor. El paciente sólo se
logra despertar parcialmente, no registra ningún estímulo externo en la conciencia.
El paciente tiene respuestas reflejas.
d. Coma
Se trata del estado extremo de obnubilación, hay pérdida completa de laconciencia,
que no registra ningún evento. Esto por supuesto medido de forma indirecta por el
observador, subjetivamente se desconoce qué sucede profundamente. Hay
inhibición psicomotora completa.
10
Miranda Torrez, F. Micaela
11