Se enmarca
en un proyecto de paper para explicar didácticamente, además del litisconsorcio, la acumulación y la
intervención de terceros en el CPC peruano. No citar sin permiso del autor.
Profesor de derecho procesal civil en la Maestría con mención en Derecho Procesal de la Pontificia
Universidad Católica del Perú (PUCP), en la Academia de la Magistratura (AMAG) y en la Facultad de
Derecho de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL). Doctorando en el Programa de Doctorado en
Dret, Economia i Empresa de la Universidad de Girona (UdG). Magíster en Derecho por la Universidade
Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), en Porto Alegre, Brasil. Abogado por la Universidad de Lima.
Miembro de la Associação Brasileira de Direito Processual (ABDPro) y del Instituto Brasileiro de Direito
Processual (IBDP). Conferencista nacional e internacional. Consultor jurídico. Gerente General de la
Editorial Científica Peruana (Raguel ediciones).
prof.renzo.cavani@gmail.com
2. Litisconsorcio: concepto
jurídica con prestación divisible. Aquí cada uno de los litisconsortes son tratados
como partes autónomas.
Al respecto, es un error pensar que la figura de la denuncia civil apenas se limitaría a las
hipótesis de los artículos 104, 105 y 106, CPC. La denuncia civil bien puede servir para
incorporar a sujetos que podrían hacerlo por propia voluntad, entendiendo que ella sería el
(único) medio del que dispone una parte para traer a otro sujeto. Mediante una denuncia civil,
por ejemplo, podría promoverse un litisconsorcio necesario, haciendo las veces de una
intervención litisconsorcial.
Cuando el art. 94, CPC, dice que «Los actos de cada uno de ellos no favorecen ni
perjudican a los demás» se refiere a que cada litisconsorte «baila con su propio
pañuelo» (recursos, excepciones), pero puede haber beneficio en los hechos (nulidad,
adquisición de prueba, etc.) a pesar de que el CPC parezca prohibirlo. Esto no hace que
se pierda la facultatividad.
cobra su real importancia al momento de decidir, ya que el juez debe ser consciente, a
efectos de la ejecución, que su decisión impactará la esfera jurídica de los
litisconsortes de forma idéntica. En otras palabras, el juez constata la unitariedad y,
acto seguido, ordena la formación del litisconsorcio.
(ii) Litisconsorcio unitario facultativo: este presupone una decisión que afecte a
varios sujetos por igual, pero que puedan no ser incorporados por opción de ellos. En
mi opinión, esto puede darse solo excepcionalmente. La razón es que el art. 93, CPC, al
regular el litisconsorcio unitario, impone que la relación procesal se configure
adecuadamente para evitar una invalidez (litisconsorcio necesario). El juez tiene el
deber de evitar cualquier tipo de decretación de nulidad. Es, por tanto, la propia
obligatoriedad de integrar dicha relación lo que sujeta al tercero –que pasa a ser
litisconsorte necesario– a la eficacia de la futura decisión. De ahí que solo en casos
previstos expresamente por la ley (tal como el propio art. 93 reconoce) podría darse la
figura del litisconsorcio unitario facultativo, a fin de que el proceso sea válido a pesar
de afectar, de manera uniforme, a personas que no participaron.
Puntos a debatir:
(a) Para esta misma situación DINAMARCO y DIDIER Jr. concuerdan de que el juez no podría
integrar a alguien en el polo activo, puesto que a nadie se le puede imponer litigar. El
derecho de acción garantiza ello.
(b) Los casos excepciones suelen estar previstos expresamente por ley. Por ejemplo: acción
popular, demanda por derechos difusos/colectivos, impugnación de acuerdos
societarios/asociativos, nulidad de acto jurídico (respecto solamente a todos aquellos
que puedan tener interés y el Ministerio Público). Así, no habrá invalidez del
procedimiento (ni, por tanto, obligatoriedad en llamar al proceso) si no se llama a los
pobladores perjudicados en un derrame de petróleo; a los socios/asociados que no
impugnaron el acuerdo; a las personas que, sin ser los celebrantes del acto jurídico,
tuviesen interés para pedir la nulidad.
(c) Es necesario tener en cuenta que el patrimonio autónomo, por más que exista una
dudosa remisión al art. 93, constituye un sujeto de derecho procesal autónomo. Así,
cuando la sociedad conyugal o la sucesión intestada son parte de un proceso, en
realidad, constituyen un solo sujeto, no confundiéndose con aquellos que la integran.
Ello se corrobora, además, por el hecho de que se habla de representación, esto es, un
sujeto que no actúa en nombre ni interés propio.
(d) El litisconsorcio unitario facultativo equivaldría, en cierta medida, al así llamado
«litisconsorcio cuasinecesario», apoyado en la excepción que el art. 93 contempla. No
obstante, esta figura es analíticamente equivocada puesto que el juez o tiene la
obligación de integrar a una persona, o no la tiene. No hay término medio. De ahí que se
muestra relevante teorizar sobre el litisconsorcio unitario y simple, a fin de no caer en
conceptos semánticamente confusos.
5. Bibliografía sugerida