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TALLER USOS Y ABUSOS DE LA MINIFICCIÓN

Preguntas de talleristas
Alberto Sánchez Argüello

¿Es lo mismo microficción que microrelato? En caso de que no sea así,


¿en qué se diferencia? ¿Además de los finales sorpresivos o el
desengaño al lector cuáles son los otros caminos viables para finalizar
un microrelato? ¿Qué escritores de microficción recomienda para
iniciarse en el camino?

Cesar Reyes

¿Es lo mismo microficción que microrelato? En caso de que no sea así,


¿en qué se diferencia?
Esta es una de las preguntas más difíciles de responder. El asunto es que
académicos, académicas, autores y autoras a nivel mundial no se han
logrado poner de acuerdo sobre un nombre único que designe la
narrativa hiper breve. Desde Venezuela Violeta Rojo usa el nombre de
minicuento, desde México Lauro Zavala el de minificción y en España con
Irene Andres-Suárez y otros(as) es más común el termino microrelato. La
cubana Dolores Koch por su parte si propuso que existía una diferencia
entre el llamado minicuento y el microrelato, idea que expuso muy
claramente en su ensayo Retorno al micro-relato: algunas
consideraciones. Por mi lado, después de cuatro años, he optado por usar
el término minificción, ya que después de leer a Zavala, me ha parecido
el término que mejor contiene todas las posibles variantes de este
género. Acá un texto que puede explicarlo mejor: 6 problemas para la
minificción
¿Además de los finales sorpresivos o el desengaño al lector cuáles
son los otros caminos viables para finalizar un microrelato?
En esto yo difiero con muchos académicos(as) y autores(as) que hacen
referencia a ciertos recursos para obtener las mejores minificciones,
particularmente la del cierre sorpresivo o impactante. Yo mismo vengo
de esa escuela, una rápida revista a mis textos hace evidente que ese ha
sido mi recurso favorito desde el 2012. El problema es que se convierte
en un lugar común, en una zona de confort para quien escribe y luego
uno se la pasa buscando el efecto, el “punch line” inesperado. No digo
que no se use, digo que no se abuse del recurso, tratar de explorar otras
formas narrativas, poner lo que queremos narrar como el centro de
nuestra búsqueda y nunca dejar de experimentar, otros tópicos, nuevas
voces.
¿Qué escritores de microficción recomienda para iniciarse en el
camino?
Ana María Shua, Solange Rodríguez Pappe, Patricia Esteban Erlés, Luisa
Valenzuela, Alberto Chimal, José Luis Zarate, Marco Denevi, Augusto
Monterroso, Jorge Luis Borges, Juan José Arreola.

Me gustaría hablando del tema de los títulos que aclararas o bien dés
ejemplos sobre la diferencia entre la semántica contextual y la
semántica cognitiva, sobre todo ésta última pues la primera la tengo
más clara.

Gema Morales

La semántica cognitiva (SC) postula que los significados son hasta cierto
punto “creados” por el conceptualizador; es el sujeto conceptualizador
el que al usar unas ciertas categorías, establece las distinciones entre
objetos que son relevantes para hablar de ellas (o realizar alguna tarea
cognitiva de alto nivel). En este sentido, mientras que en las semánticas
formales, el significado está “ahí fuera” (y simplemente hay que
descubrir qué condiciones deben aplicarse para que se pueda usar una
categoría), en la SC el significado está en la cabeza del
conceptualizador(a). Emerge de la interacción entre los sesgos cognitivos
y biológicos de los sujetos conceptualizadores, de la influencia del
cuerpo y de la interacción, física o social, del sujeto con el mundo.

La SC también opina que cada vez que utilizamos una palabra o expresión
lingüística es necesario invocar conocimiento del mundo de manera
amplia y flexible, y que muchas veces no necesitamos conocer todo el
significado lingüístico de un concepto para poder utilizarlo.
El conocimiento del mundo se caracteriza en la SC por medio de
estructuras de conocimiento denominadas genéricamente dominios. 3
Algunos de estos dominios son básicos, es decir, no necesitan otros
dominios para ser conceptualizados y están relacionados con
experiencias corporeizadas pre-conceptuales; por ejemplo, algunos
dominios básicos son la TEMPERATURA, el COLOR, el ESPACIO o la
EMOCIÓN. Otros dominios son más complejos, y dependen de otros
dominios; por ejemplo, el dominio de DEDO depende del conocimiento
del dominio MANO, que depende del dominio BRAZO, este a su vez del
dominio CUERPO, etc. Además, en la SC, el significado emerge de la
interacción crucial de dos aspectos: por un lado, el conocimiento que
tenemos sobre el mundo, almacenado en forma de categorías
denominadas dominios o marcos.
Extractos de La Semántica Cognitiva* Javier Valenzuela, Iraide Ibarretxe-
Antuñano y Joseph Hilferty
A través de la SC los y las que nos ocupamos de la minificción, podemos
usar el concepto de marcos cognitivos o cuadros/marcos de
conocimiento como les llama Umberto Eco en lector in fabula (1979) Este
concepto nos permite explicar el proceso cognitivo que opera cuando
nuestros textos poseen referencias intertextuales o hacen alusión
implícita o explícita a experiencias culturales comunes, referencias
históricas, leyendas, o cualquier otro contenido semántico que
anticipamos es compartido con nuestro lector(a) modelo.
Normalmente las minificciones, sobre todo cuando proponen contenidos
de alta riqueza cultural, están construidas sobre marcos de conocimiento
que posee un cierto grupo social al que pertenecemos, mientras más
amplio el grupo más universal será la referencia, mientras más pequeño
menos universal y criptica será.
Según lo que leo, los microrrelatos que he escrito son chistes,
aforismos ocurrentes o 'fan ficción'. Todas las minificciones que apelan
a lo anterior ¿son necesariamente malos? ¿No hay manera de que
resulte algo de calidad?

Lula Mayorga

Todas las minificciones que apelan a lo anterior –chistes, aforismos


recurrentes, fan fiction- ¿son necesariamente malos? ¿No hay manera
de que resulte algo de calidad?
“Dice Billy Wilder, que hizo cine y no literatura, pero para nuestros fines
viene a ser lo mismo, que su primer mandamiento es “No aburrirás”, y lo
respaldo tan plenamente que lo pongo a la cabeza de este decálogo”
Sergio Ramírez
Ramírez cita constantemente a Wilder con su mandamiento de “No
aburrirás” y le doy la razón, pero sólo en un primer nivel, es decir, ya
está bien que un texto y para nuestro caso, una minificción no sea
aburrida, eso vendría a ser como una condición básica, pero no la última
y menos aún la única. También debería permitirnos establecer una
relación única con nuestro lector(a) modelo, una especie de complicidad
mágica que nos permita cocrear un universo de alta calidad semántica,
uno que se extienda más allá de los bordes del texto, y que sea distinto
cada vez, obligándonos a salir de nuestra zona de confort, haciendo de
cada viaje narrativa una aventura inesperada.
Una minificción no debería ser solo un artefacto entretenido, sino
también un artefacto que estimule la imaginación y la creatividad en
quien lo lee. La minificción requiere del lector(a) modelo para extender
sus alas y funcionar, pero aspiramos a que su funcionamiento trascienda
la risa que produce un chiste ingenioso, o la extensión recalentada de
una obra contemporánea muy conocida.
Una minificción no es un aforismo en cuanto narra algo, brinda las pistas
necesarias para formar una historia al interior de la mente del lector(a)
modelo, ya sea que posea principio o fin o no, eso es irrelevante, lo que
importa es que las contenidos elípticos y los marcos de conocimiento
contenidos en el texto brinden las rutas necesarias para que sean
recorridos en sus múltiples variantes.
Una minificción no es un chiste en cuanto a que si bien es cierto puede
poseer humor en su desenlace o en su forma de narrar, no es esa su
intención primordial, ya que normalmente el humor sólo será una manera
de encubrir un contenido doloroso, una crítica sutil o una fantasía que
sirve de analogía a la realidad.
Una minificción no es fan fiction en cuanto no es una extensión de la
narrativa de un contenido masivo, sea literario, fílmico o televisivo. La
intertextualidad es usual en la minificción y se introducen personajes y
situaciones de obras conocidas de la literatura o incluso de la filmografía
universal, que de alguna forma con el tiempo han devenido en arquetipos
de los marcos de conocimiento universal. El reto de introducir personajes
o situaciones muy contemporáneas radica en la dificultad de hacerlo es
que aún no han trascendido a arquetipos y es muy difícil usarlos sin caer
en el fan fiction.

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