Antes que nada, debemos de separar la estética del arte, ya que hace referencia a
opiniones sobre como visualización el mundo en una primera impresión. Yendo
hacia el pasado podemos apreciar uno de los puntales de la función del arte, misma
que se describe como un valor decorativo. Por lo tanto, al llegar a las ramas de la
filosofía, cualquier cosa considerada como bella, hacía mención inmediata al arte.
Surgiendo el pensamiento de la relación arte-estética.
Como nota puntual podemos de decir que las consideraciones de la estética no ven
directamente la función o razón de ser que tiene el objeto. A menos que su razón
de ser sea meramente estética. Un ejemplo claro de la estética es un objeto de
decoración, su función es la de embellecer el entorno, aquí podrían entrar la pintura
y escultura (representaciones del arte formalista) entrando en un pequeño conflicto,
ya que en si no pertenecen al arte en sí, sino que son aplicaciones de la estética y
su condición como arte es mínima.
Aunque existe una pequeña contradicción, en la “tabula rasa” filosófica del arte,
como decía Donald Judd, “si alguien lo denomina como arte, es arte”. Tomando esto
en consideración, la actividad de la pintura y escultura formalistas puede otorgársele
una “condición de arte”, pero sólo en virtud de su presentación bajo las condiciones
de su idea de arte. Llevando a un análisis más contemporáneo de nuestro arte,
donde vemos reflejado el poco interés de parte de los artistas hacia su obra.
Paola Sarah Sánchez Serrano
Esto nos lleva a descubrir que existe una relación entre el arte y la crítica formalista,
llevando a caer en el arte tradicionalista, enfocado a las virtudes físicas que existen
en los objetos, sin mostrar una función tangible del arte. Se abstiene a decidir si son
obras de arte, ya que solo lo comparan con arte clásico y antiguo, llegando a ser
considerado un arte tonto.
Los artistas y los críticos formalistas no cuestionan la naturaleza del arte, esto se ha
ido perdiendo por parte de los artistas que simplemente aceptan su obra sin
cuestionar nada, pero, la función del arte es su cuestionamiento según Marcel
Duchamp, llegando a cambiar su enfoque, pasando de la forma del lenguaje hacia
un planteamiento sobre lo que se estaba diciendo. Lo cual quiere decir que cambió
la naturaleza del arte, pasó de un cuestionamiento morfológico a un
cuestionamiento de función, naciendo el arte conceptual.
A partir de ahí, cada artista puede cuestionar la naturaleza de obra desde el punto
conceptual, dejando de lado al arte tradicional, podemos entrar de lleno en los
aportes de Duchamp y algunas donde se diferencia el arte de lo estético, llegando
al punto del cubismo es la idea del mismo en el ámbito del arte, no las cualidades
visuales vistas en una pintura específica, o la particularización de ciertos colores o
formas.
El arte “vive” a través de la influencia que ejerce sobre otro arte, no por existir como
el “residuo físico” de las ideas de un artista, es la trasferencia de técnicas o ciertos
elementos que aplican los artistas vivos a sus obras para traer a la vida a los artistas
del pasado.
Las obras de arte son propuestas analíticas. Esto es, si son vistas dentro de su
contexto no proporcionan información alguna sobre cualquier hecho. Una obra de
arte es una tautología, en el sentido de que es una presentación de la intención del
artista, esto es, el artista nos está diciendo que una obra de arte en particular “es”
arte, lo que quiere decir que es una “definición” del arte.
Lo que el arte tiene en común con la lógica y las matemáticas es el hecho de que
se trata de una tautología; esto es, la “idea de las obras y el arte son lo mismo y
pueden apreciarse como arte sin tener que salirse del contexto del arte para su
verificación.
La irrealidad del arte “realista” se debe a su enmarcación como propuesta artística
bajo condiciones sintéticas: uno siempre está tentado a “verificar” la propuesta de
manera empírica. El estado sintético del realismo no nos lleva a un giro circular, de
vuelta a un diálogo con el marco más amplio de interrogantes sobre la naturaleza
del “arte”.
El expresionismo puro, siguiendo los términos de Ayer, podría considerarse como
tal: “Un enunciado que consistía de símbolos demostrativos no podría expresar una
proposición genuina. Sería una simple eyaculación, y de ninguna manera
Paola Sarah Sánchez Serrano