SÁBADO
135
LA ALQUIMIA DEL SEMEN.
NUEVAS VUELTAS SOBRE LA ESFINGE DEL LADINO1
Gabriel Restrepo
1
Dedico este ensayo a mi esposa y a mis alumnos del seminario de maestría de so-
ciología de la cultura. Una y otros no temieron articular una crítica a fondo de un
primer borrador, ni siquiera en un momento en el cual intuían que yo era muy
vulnerable. Regalo de la palabra, contra el anudamiento en la garganta. 13 7
GABRIEL RESTREPO
A modo de preámbulo
2
Simón Bolívar, Obras completas (Bogotá: Fica, 1978), primer tomo, p. 164.
3
Buen lector de El contrato social, cuyo ejemplar llevaba siempre consigo, Bolívar
tendría en mente el capítulo tercero, "El derecho del más fuerte", en el cual el gine-
brino concluía: "Convengamos, pues, que la fuerza no hace cl derecho, y que uno
no está obligado a más que a la obediencia a las potencias legítimas". Véase El con-
trato social, traducción inédita de Gabriel Restrepo. 13 9
GABRIEL RESTREPO
E l iconoclasta y la escritura
4
Hago referencia al ensayo de mi autoría "La esfinge del ladino. El Iconoclasta y
ios imaginarios", publicado en Óscar Collazos et al., Arte y cultura democrática (Bo-
gotá: Luis Carlos Galán, 1994). En dicho ensayo, bajo el seudónimo de El Icono-
clasta, cl narrador y ensayista se aventuraba en un viaje a la España medieval con la
obsesión de descifrar cl enigma del ladino, ser políglota y pluricultural de la abiga-
rrada frontera interna de España, examinado sus condiciones ontológicas: la fe, la
milicia, el toreo, el mestizaje, el azar, la economía, los iconos, las traducciones, la
140 hipocresía, el amor por el oro, el camino de Flandes.
L a alquimia del semen
5
Martín Fernández de Encizo, Suma de geografía (Madrid: s. d., 1958).
6
Hay una muy buena relación de estos hechos en José Gutiérrez, Enigmas y arcano
del delirio de la Conquista (Bogotá, Spiridon, s. f.), pp. 3-16. Es curioso: cl requeri-
miento fue escenificado por primera vez en las costas de la actual Santa Marta.
7
Antes del mundo de la geopolítica, podía hablarse del universo de la tcopolítica.
8
En Masa y poder (Madrid: Alianza, 1987), Elias Canetti, conocedor del psicoaná-
lisis —fue paciente— se aventura con lucidez en lo que los sociólogos llaman "insti-
tuciones totales" y concluye con un brillante análisis del caso del doctor Schreber. 141
GABRIEL RESTREPO
Según él, en las instituciones que asumen la forma de la masa, el lenguaje se redu-
ce al imperativo, a la orden; por lo tanto, la única conducta esperada es sumisión u
obediencia. Ello me conduce a reflexionar sobre los lenguajes imperativos por tres
razones: primero, la naturaleza instruccional del mundo cibernético, cifrada en cl
mando a distancia (ver Gabriel Restrepo, "Depresión y psicosis en la sociedad tele-
mática. El muro-The Wall", en Goliardos. Revista de estudiantes de Historia de la Uni-
versidad Nacional, segundo semestre de 1997, pp. 16-24); segundo, las órdenes con-
tradictorias en un territorio donde hay diversos paracstados fantasmas, los cuales
producen cierta homeostasis perversa en una sociedad con caracteres esquizofré-
nicos; tercero, la diferencia entre orden y diálogo (ver Gabriel Restrepo, "Escucha y
comunicación", 1999, ensayo mecanografiado). Véase, además, la nota siguiente y
la nota 11, más adelante.
Gérard Pommier, En qué sentido el psicoanálisis es revolucionario. Conferencias de
GérardPommier en Bogotá (Bogotá: Aldabón, 1996). Ver, en especial, el concepto de
"plusvalía" y la referencia a la represión en su sentido de Ausstofiung, expulsión, ex-
clusión. Este concepto permitiría hilvanar la represión con la institución del chivo
expiatorio y, en particular, con los de naturaleza social: grupos, castas, etnias, clases
sociales que se convierten, por un rito económico y simbólico (las dos vías predica-
das por Mallarmé como sucesoras de la alquimia), en objetos de sacrificio continuo,
metódico, programado, aunque velado de una forma sutil. La pregunta que cabría
formular es: ¿qué pasa cuando los hijosdalgos se vuelven visoreyes? Casi lo mismo
ocurre cuando el esclavo o cl siervo pasan de pronto -por golpes de fortuna- a la
condición de amos. Es la transmutación súbita de los "desperaos" —como se los lla-
maba—, quizás poco estudiada, justo por este ocultamiento de la subjetividad "ame-
142 ricana" del cual se hablará más adelante: la inversión social condicionó la inversión
La alquimia del semen
10
Jacques Derrida, Espectros de Marx (Madrid: Trotta, 1995).
1
' "El superyo es un imperativo. Como lo indica el sentido común, el uso que de él
se hace, el superyo es coherente con el registro y la noción de ley, cs decir, el conjun-
to del sistema del lenguaje, en tanto define la situación del hombre como tal, es decir,
en tanto que éste no sólo es individuo biológico. Por otra parte, es preciso acentuar
también, y en sentido contrario, su carácter insensato, ciego, de puro imperativo, de
simple tiranía. ¿En qué dirección puede hacerse la síntesis de estas nociones? [...].
El superyo tiene relación con la ley, pero es a la vez una ley insensata que llega a ser
el desconocimiento de la ley... Así no es como actúa siempre el superyo en el neuró-
tico. ¿No es debido acaso a que la moral del neurótico es una moral insensata, des-
tructiva, puramente opresora, casi siempre antilegal, que fue necesario elaborar la
función del superyo en cl análisis? [...]. El superyo es, simultáneamente, la ley y su
destrucción. En esto cs la palabra misma, el mandamiento de la ley, puesto que sólo
queda su raíz. La totalidad de la ley se reduce a algo que ni siquiera puede expre-
sarse, como el tú debes, que es una palabra privada de todo sentido. [Así], el superyo
acaba por identificarse sólo a lo más devastador, a lo más fascinante de las primiti-
vas experiencias del sujeto [...], a lo que llamo {afiguraferoz, que podemos vincular
1
44 con los traumatismos primitivos, sean cuales fueren, que el niño ha sufrido". Véase
L a alquimia del semen
Jacques Lacan, El seminario. Libro 1. Los escritos técnicos de Freud. 1953-1954. Texto
establecido por Jacques Alain Miller (Barcelona: s. d., 1986 [París: Seuil, 1975]), p.
161, cursivas mías.
12
Estas observaciones apuntan, apenas, a un programa de trabajo para indagar por
los lindes entre la sociología y el psicoanálisis. Lo que a un sociólogo interesaría aquí
-amén de la tarea de dosificar las propias locuras, si se permite el oxímoron— sería
hallar algo así como las homeostasis sociales que producen situaciones de enferme-
dad bio-psico-social, para lo cual resultaría necesario deconstruir el universo simbó-
lico que legitima órdenes sociales injustos, es decir, sistemas de clasificación y distri-
bución social dispuestos para la apropiación por pocos de la plusvalía social.
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad (diversas ediciones). 14 5
GABRIEL RESTREPO
14
La imagen puede verse en el libro de Jean Georges, L écriture, mempire des hom-
mes (París: Gallimard-Découvcrtes, 1987), p. 38.
15
Sigmund Freud, El malestar en la cultura (Buenos Aires: Santiago Rueda Editor,
1955), capítulo tres, pp. 37-39; "Das Unbehangen in der Kultur", en: Studienausgabe.
Fragen der Gesellschaft. Urspünge der Religión (Frankfurt: Fisher, 1994; edición de
Alexander Mitscherlich y otros, diez tomos), tomo IX, p. 221.
16
Trabajo este tema en Gabriel Restrepo, "Fiesta, ahorro y caridad. Excurso sobre la
obra carismática del padre Campoamor" (ensayo mecanografiado).
17
Ver Jacques Derrida, De l'esprii (París: Galiléc, 1987), y Rene Girard, La violencia
y lo sagrado (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1975 [1972]; traducción
I46 de Joaquín González y Michele Vuillemain).
La alquimia del semen
18
Expresión usada por Derrida en muchos libros.
19
He trabajado el tema del "género" (con una doble acepción: correlato sexual y di-
visión de las formas literarias o de las formas de los saberes, en particular aplicada al
"género" de la filosofía) en diversos ensayos. Ver G. Restrepo, "La filosofía como ge-
nero y el género como filosofía", En Otras Palabras, 3 (Bogotá: Universidad Nacio-
nal, julio-diciembre de 1997), pp. 17-19; G. Restrepo y Rocío Londoño, Diez histo-
rias de vida. Las Marías (Bogotá: Fundación Social, Tercer Mundo Editores, 1995),
libro conjunto sobre historias de vida de mujeres ancianas y la historia del país en la
primera mitad del siglo; G. Restrepo, 1993, "La familia. Ensayo filosófico-socioló-
gico", en: Darío Mesa, Estado, derecho, sociedad. Seminario sobre la Filosofía del De-
recho de Hegel (Bogotá: Universidad Nacional, 1993), pp. 203-240.
20
Es una expresión de Heidegger, comentada por Jacques Derrida en De l'esprit
(París: Galilée, 1987),
1
Cabría recordar el concepto de "doble vínculo", acuñado por Gregory Bateson, y
su referencia a la esquizofrenia como un "equilibrio" perverso caracterizado por un
desorden en el sistema de metacomunicaciones, en perjuicio de esa especie de chi-
vo expiatorio que es el esquizofrénico. Véase Gregory Bateson, Una unidad sagrada.
Pasos ulteriores hacia una ecología de la mente (Barcelona: Gedisa, 1991), pp. 162-179,
203-207, 256-282.
147
GABRIEL RESTREPO
22
Un uso muy lúcido de este concepto se encuentra en José Gutiérrez, Gamín (Bo-
gotá: Spiridon, 1997).
21
El concepto remite a Jacques Derrida, La tarjeta postal. De Freud a Lacán y más
allá (México: Siglo XXI, 1986 [1980]). Una bella expresión fílmica del asunto es la
película brasileña Estación Central.
24
Tomo el concepto de Iconófilo del célebre ensayo de Umberto Eco Apocalípticos e
integrados (Madrid: Lumen, 1993). Durante la escritura de este trabajo, llegó a mis
manos cl libro de Régis Debray Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en
Occidente (Barcelona: Paidós, 1998). Excelente en su desarrollo, trivial en sus con-
I48 clusiones, el libro inspira muchas glosas pertinentes, pero queda para otra ocasión.
La alquimia del semen
25
Diccionario de la Real Academia Española.
26
Michel Serres, Eloge dela philosophie en languefrancaise (París; Fayard, 1995). Ema-
nuélle Baumgartner y Philippe Menard, Dictionanaire étymologique et historíque de
la langue francaise (París: Librairic Genérale, 1996).
27
Magnus Mórner, La mezcla de razas en la historia de América Latina (Buenos Aires,
Paidós, 1969), pp. 15-21. I 49
GABRIEL RESTREPO
28
IfO Gilberto Freyre, Casa-grande y senzala (Caracas: Ayacucho, 1977).
La alquimia del semen
>2
152 José Vasconcelos, La raza cósmica (Bogotá: Oveja Negra, 1986), pp. 22-23.
La alquimia del semen
33
Op. cit., p. 48. Compárese con lo que se dirá en la nota 54. Laureano Gómez, como
Bolívar, facilita él mismo el trabajo a los hagiógrafos y los escultores, al ocultar sus
genes "afroamericanos" o sus rasgos "zambos". Debo la referencia al estudio de Li-
bardo González, un alumno de la maestría de sociología, titulado "Sarmiento, Mar-
tínez Estrada y Laureano Gómez. Tres visiones de la barbarie y de la civilización"
(mecanoscrito, 1999, p. 12). El subrayado apunta a una ironía, dado que la retórica
de Laureano Gómez podría caber muy bien en lo que él llama tropicalismo: "cierta
abundancia oratoria y una retórica pomposa". ^ 53
GABRIEL RESTREPO
34
"La palabra griega que hemos traducido como 'mezcla apropiada' se refiere a una
una clase especial de mezcla que cl idioma griego llama krasis, a fin de distinguirla
de una mera yuxtaposición de elementos mixtos sin penetración mutua (en griego,
mixis). La palabra usada tanto por Clemente como por Eurípides en ese contexto cs
un compuesto de krasis, synkrasis, que destaca la idea de mutua penetración aún más
que el simple sustantivo. Por ello deberíamos traducirla por 'fusión' "; W Jaegger,
Cristianismo y paideia griega (México: Fondo de Cultura Económica, 1971 [1961]),
p.15. Jaegger dedujo la etimología y la historia de este vocablo, sincretismo, de la me-
dicina, en la cual designaba cl concurso de partes para el equilibrio del cuerpo. De
allí pasó a significar, en política, la conspiración de todas las partes para mantener la
concordia de la polis. De allí, a su vez, fue tomada por la filosofía como la unidad del
cosmos. Y tras estas sucesivas significaciones la metáfora se extendió y refundió en el
nuevo principio de religare, en la perspectiva de la eclessia del catolicismo que expre-
saba una nueva síntesis de lo diverso.
154
L a alquimia del semen
33
Nubia Braschi (editora), América. 1492-1992 (Santa Fe de Bogotá: Litografía Arco,
1992). Remito a un trabajo inédito de mi autoría, "El mimetismo de la condesa de
Pereira" (mecanografiado, 1993-1998).
36
Paul Virilio, Estética de la desaparición (Barcelona: Anagrama, 1988). i 55
GABRIEL RESTREPO
38
Pascal, Pensées (París: Libraire Genérale Francaise, 1972), pp. 1-4.
39
Inmanucl Kant, Kritik der reinen Vernunft (Leipzig: s. d., 1971), pp. 690 ss.
40
Para muchas comunidades indígenas, ladino - a q u í aplicado al indígena que ha
acogido los códigos de los blancos— es sinónimo de "ladrón" y "traidor". No les falta
la razón, como ocurrió con esa ladina por excelencia, la Malinche. 15 7
GABRIEL RESTREPO
41
Si México instituyó la figura del tapado, el candidato presidencial elegido a dedo
158 por los cuadros máximos del Partido Revolucionario Instituciomnal, en Colombia
L a alquimia del semen
ha hecho carrera una frase que enuncia la corrupción: "Tapen, tapen, tapen", en la
que no por azar el verbo se repite tres veces, como si hiciera eco al juego de la bolita.
Compárese además este tapar con la citada Austojiung, represión por expulsión.
42
La etimología de solapa es "bajo la piedra". Lo solapado suscita el oficio de una
especie de guaquería mental. He trabajado la diferencia entre síntoma y símbolo en
un ensayo inédito de 1998. 159
GABRIEL RESTREPO
43
I ÓO Umberto Eco, De los espejos y otros ensayos (Barcelona: Lumen, 1988).
L a alquimia del semen
44
Por ejemplo en cl libro citado de Debray, en el pasaje llamado "El estadio del es-
pejo ": "Tal vez el verdadero estado del espejo: contemplarse en un doble, alter ego",
pp. 26-28. l6l
GABRIEL RESTREPO
4
' Lapsus que encierra, en pequeño, la lógica de la Aussíofiung, o represión por cx-
IÓ2 pulsión, según lo citado en la nota 9.
La alquimia del semen
46
Una expresión de ello se halla en la novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
4/
Paul Virilio, La máquina de la visión (Madrid: Cátedra, 1989), pp. 47 ss. I 63
GABRIEL RESTREPO
48
Gerardo Reichel-Dolmatoff, Los kogui (Bogotá: Procultura, 1985), pp. 94 ss.
49
I 64 Jorge Luis Borges, Obras completas (Buenos Aires, Emecé, 1974), p. 431.
La alquimia del semen
Jacques Lacan, (1966), "El estadio del espejo como formador de la función del
yo". En Escritos 1. México, Siglo XXI,1990. Ver además los seminarios uno y dos. 165
GABRIEL RESTREPO
51
168 Aristóteles, El arte poética (Buenos Aires: Espasa-Calpc, 1948).
La alquimia del semen
,2
En cl caso de la música, las notas "altas" refuerzan la idea de lo celeste, mientras
las bajas aluden a lo ciánico. Un ejemplo de esto es el Orfeo de Montcvcrdi, la ópera
lyO inaugural de la música moderna.
L a alquimia del semen
53
Según Guiomar Dueñas, en intervenciones en el seminario. Véase, además, su
libro Los hijos del pecado (Bogotá: Universidad Nacional, 1997).
54
El autor hace referencia a su ensayo "Reflexiones desde cl margen sobre el mar-
gen", editado en disco de computador en las Memorias del Congreso Nacional de
Antropología, celebrado en Bogotá en 1997.
55
Un uso paradigmático de la expresión patizambo la ofrece Jorge Zalamea cuando
se refiere —vaya ironía— a Laureano Gómez, en un texto que, de paso, ofrece una
descripción insuperable de la idealización o la estetización del mestizo o del criollo
(perceptible en la labor de "limpieza" de la estatuaria o en los imaginarios de auto-
blanqueamiento, por ejemplo, en el caso citado de Bolívar): "Sólo la grandeza de
los actos burundianos pudo justificar a los escultores que dieron a la apariencia fí-
sica de su avasallante modelo la enjuta belleza que parece ser propia de la estatua.
Pues visto en carne y hueso —no en mármoles, ni bronces— et personajefue patizambo,
corto de muslos, de torso gorilesco, cuello corto, voluminosa cabeza y chocante rostro. I7I
GABRIEL RESTREPO
Tenía al sesgo la cortadura de los párpados y globulosos los saltones ojos. El breve ensor-
tijado del cabello y la prominencia de los morros le daban cierto cariz negroide"; veáse
Jorge Zalamea, El Gran Burundún Burundá ha muerto (Bogotá: Primer Festival del
Libro Colombiano, s. f), p. 22 (cursivas mías). Ver también Libardo González, op.
cit.,p. 12. Compárese esta definición (la misma que, por aquel tiempo, solía aplicar
la élite "blanca" a Gaitán para descalificarlo) con la definición de zambaigo, citada
más abajo, pero también con la nota 33. Así como hay una metonimia y una ilusión
del espejo y de la altura, también hay una metonimia o ilusión de la estatuaria y de
la iconografía, las cuales transfiguran —en un sentido literal— en "blancos" a los mes-
tizos y los zambos elevados al rango de "tótems". Toda esta paradoja explicaría muy
bien dos fenómenos subrayados en este trabajo: primero, la simulación del ladino,
al aparecer como blanco cuando es "zambo" o "mestizo"; segundo, el reprimir su
propia condición, una represión que, en la acepción de Austofiung, expuesta en la
nota 9, significa culpar al Otro de una falta propia, para extraer de la minusvalía del
otro una plusvalía. Tal vez las dos formas clásicas de la Austofiung se encuentren en
la Biblia: culpar a la mujer de una falta original y estigmatizar a los "negros" como
portadores de la culpa de Caín.
%
172 Frank McCourt, Las cenizas de Angela (Bogotá: Norma, 1997), p. 14.
L a alquimia del semen
57
Diccionario de la Real Academia Española.
58
Michael Taussig, Shamanism, Colonialism and the WildMan. A Study in Terror and
Healing. (Chicago y Londres: The Chicago University Press, 1986).
59
En una ampliación considerable de este ensayo, el Iconófilo desarrollará estos
temas, en particular el concepto de alquimia, apenas esbozado en su núcleo. 173
GABRIEL RESTREPO
60
Es posible distinguir al menos cuatro concepciones de la alquimia: primero, la
concepción "vulgar", sobre la trasmutación de la materia en oro; segundo, la no-
ción "esotérica" de la tradición hermética, que busca la perfección interna y externa
y cuya vertiente moderna o postmoderna se orienta a la transformación de energía
en sabiduría y de sabiduría en energía; tercero, la concepción heurística y epistemo-
lógica que, con Jung o Bachellard, emplea las categorías de la alquimia como forma
de acuñar categorías de la representación poética y del saber; cuarto, la noción del
poder, cl cual traspone las categorías de la alquimia a la legitimación sutil del domi-
nio. Ésta es la noción que me interesa examinar aquí, pese a que aluda a las otras.
Remito a dos textos que estimo fundamentales: los supuestos escritos de Santo To-
más de Aquino titulados Sobre la piedra filosofal y en primer lugar sobre los cuerpos
supracelestes. Sobre la alquimia (Barcelona: Biblioteca Esotérica, 1987; el libro me
fue recomendado por Adrián Serna, estudiante de la maestría de sociología, a quien
agradezco) y una tesis lúcida de Sandra Lucía Díaz, Las máquinas del éxtasis o la li-
174 bertad de querer del conocimiento (Bogotá: Universidad Nacional, 1988).
La alquimia del semen
6I
I76 Roland Barthes, Sade, Loyola, Fourier (Caracas: Monte Ávila, s. f).
La alquimia del semen
177
DEL DRAMA INICIAL A LA SACRALIZACIÓN EN LOS MITOS
DE ORIGEN DE LA SOCIEDAD MESTIZA LATINOAMERICANA
1
El nombre hace alusión al cautiverio de un grupo de jóvenes soldados por parte de
las autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. Véase
Lola G. Luna, "Maternalismo y discurso gaitanista, 1944-1948", en: Anuario de Hojas
de Warmi, 9 (Barcelona: Universitat de Barcelona, Seminario Interdisciplinar Muje-
res y Sociedad, 1998), pp. 24-25. 179
M A R Í A HIMELDA RAMÍREZ
2
Sonia Montecino, Mariluz Dussuel, Angélica Wilson, "Identidad femenina y mo-
delo mariano en Chile", Mundo de mujer, continuidad y cambio (Santiago: SEM, 1988),
pp. 501-522. Sonia Montecino, "Identidades de género en América Latina: mestiza-
jes, sacrificios y simultaneidades", en: Luz Gabriela Arango, Magdalena León, Mará
Viveros (compiladoras), Género e identidad. Ensayos sobre lo femenino y lo masculino
I 80 (Bogotá: Universidad de los Andes, Universidad Nacional, 1995), pp. 265-279.
Del drama inicial a la sacralización en los mitos de origen
4
Susan Brouwmillcr, Contra nuestra voluntad (Barcelona: Planeta, 1975).
5
Ver los trabajos de Ricardo Piqueras, entre otros "Un indio vale casi como un caba-
llo: utilización indígena en las huestes del siglo XVI", en: Boletín Americanista, año
XXXVI (Barcelona: Universitat de Barcelona, Facultad de Geografía c Historia, sec-
ción de Historia de América, 1996).
6
Ver "Los hijos de la Malinche", en Octavio Paz, El laberinto de la soledad (México:
Fondo de Cultura Económica, 1978), pp. 59-80.
7
El término "malinchismo" en el México contemporáneo alude al desprecio por lo
propio y a la predilección por lo extranjero, en especial lo de los Estados Unidos. En
la actualidad, cl nombre del volcán Malinche, que domina Cholula, es al parecer la
única referencia que pervive en la memoria de los mexicanos. Véase Catherine De-
lamarre y Bertrand Sallard, Las mujeres en los tiempos de los conquistadores. La vida
cotidiana en tiempos de la conquista de América, narrada desde el punto de vista de las
182 mujeres (Barcelona: Planeta, 1992), p. 196.
Del drama inicial a la sacralización en los mitos de origen
8
Sobre el tema hay una bibliografía monumental. Todorov subraya la poderosa in-
fluencia que cl universo simbólico, los códigos del lenguaje, los desencuentros y el
desconcierto de las élites aztecas tuvieron en su comunicación con los invasores, lo
cual contribuyó de manera importante a la caída del Imperio. Ver Tzvetan Todorov,
La conquista de América. La cuestión del otro (México; Siglo xxi, 1987).
9
June Nash, "Mujeres aztecas: la transición de estatus a clase en cl Imperio y la Co-
lonia", en: Verena Stolcke, "Mujeres invadidas. La sangre de la Conquista de Amé-
rica", Cuadernos inacabados, 12 (1993), pp. 11-27. I 83
MARÍA HIMELDA RAMÍREZ
10
184 Delamarre y Sallard, op. cit., pp. 195-196.
Del drama inicial a la sacralización en los mitos de origen
11
Germán Rubiano, "Las artes plásticas en cl siglo XX", en: Manual de historia de
Colombia (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1982), pp. 417-422. I 85
M A R Í A HIMELDA RAMÍREZ
12
Véase Milagros Palma, "Malinche, el malinchismo o el lado femenino de la so-
ciedad mestiza", en: Lola G. Luna (compiladora), Género, clase y raza en América
Latina (Barcelona: Universitat de Barcelona, Seminario Interdisciplinar Mujeres y
I 86 Sociedad, 1992), pp. 131-149.
Del drama inicial a la sacralización en los mitos de origen
13
El tema del cambio producido por el choque entre dos culturas, que atañe al mes-
tizaje, a la aculturación y al sincretismo, es uno de los más polémicos en antropolo-
gía y etnohistoria. La expresión "sincretismo" afecta en diversos aspectos cl ámbito
cultural de dos pueblos en conflicto. Al ámbito religioso se le aplica con mayor fre-
cuencia dicha expresión, la cual hace referencia a diversos componentes culturales
que tratan de fundirse y convertirse en otro distinto. El resultado cs un razonamien-
to nuevo que surge de unas propuestas enfrentadas, las cuales afectan a dos o más
tradiciones culturales en discordia. Véase Jordi Gussinyer Alfonso, "Sincretismo, re-
ligión y arquitectura en Mesoamérica (1521-1571)", en: Boletín Americanista, año
XXXVI, 46 (Barcelona: Universitat de Barcelona, Facultad de Geografía e Historia,
sección de Historia de América, 1996), p. 193. I87
M A R Í A HIMELDA R A M Í R E Z
14
Ver Clara García Ayluardo y Manuel Ramos Medina, Manifestaciones religiosas en
el mundo colonial americano. Mujeres, instituciones y culto a María (México: Institu-
to de Historia y Antropología, 1994).
15
Roberto de Zubiría, "Mitología muisca: una aproximación psicoanalítica", en: La
medicina en la cultura muisca (Bogotá: Universidad Nacional, 1986), pp. 81-83.
16
Ver la obra de autor anónimo La divina pastora o la Virgen del campo, fechada en cl
siglo XVIII, que reposa en el Museo del Colegio de la Enseñanza. Los santafereños
de entonces eran devotos de esta virgen, que tenía una imagen pastoril mestizada, a
diferencia de la iconografía mariana anterior. María Himclda Ramírez, "Las muje-
res y la sociedad de Santa Fe de Bogotá a finales de la Colonia, 1750-1810", tesis de
maestría en historia (Bogotá: Universidad Nacional, 1996).
Del drama inicial a la sacralización en los mitos de origen
17
Milagros Palma afirma que la gran difusión de fantasmas femeninos -como La
Patasola, La Madremonte, La Sombrerona, La Candileja y otros-, en los campos y
los caminos pueblerinos colombianos, expresa la aversión misógina patriarcal en ta-
les sociedades. Véase Milagros Palma, La mujer es puro cuento. Feminidad aborigen y
mestiza (Santafé de Bogotá: índigo, 1993). Sin desconocer este señalamiento, otras
interpretaciones de esos imaginarios sugieren la ambivalencia en las relaciones de
género cuya dinámica transcurre en la compleja integración de los sentimientos de
amor y odio, de atracción y rechazo. En la perspectiva de las funciones sociales de
estas leyendas, cabe pensar en las exigencias de las unidades domésticas dentro de
las sociedades rurales, las cuales, en cuanto son unidades de producción y repro-
ducción, deben mantenerse cohesionadas con cl propósito de afrontar la supervi-
vencia cotidiana. En tal sentido, esos relatos constituyen estrategias coactivas para
inhibir el distanciamiento de sus hogares en los hombres. I80
MARÍA HIMELDA R A M Í R E Z
1
Como alternativa al modelo mariano, en el que se sustenta la superioridad moral
de las mujeres, cl contramodelo de la pecadora se halla también muy difundido.
1
Juanita Barreto Gama y Yolanda Puyana Villamizar, Sentí que se me desprendía el
alma. Análisis de procesos y prácticas de socialización (Bogotá: Programa de Estudios
de Género, Mujer y Desarrollo, Universidad Nacional de Colombia, 1996).
20
Concha Fagoada, "La maternidad representada en los medios de comunicación",
Anuario de Hojas de Warmi, 9 (Barcelona: Universitat de Barcelona, Seminario In-
I 90 terdisciplinar Mujeres y Sociedad, 1998), pp. 13-14.
Del drama inicial a la sacralización en los mitos de origen
21
E. Stevens, "Marianismo: la otra cara del machismo en Latinoamérica", en Ann
Pcscatello (compiladora), Hembra y macho en Latinoamérica (México: Diana, 1977).
22
Penélope Rodríguez, en el número 211 del Magazín Dominical de El Espectador
(Bogotá, 14 de diciembre de 1987). IOI
M A R Í A H1MELDA R A M Í R E Z
23
Ver Norma Fuller, "En torno a la polaridad marianismo machismo", en; Luz Ga-
briela Arango, Magdalena León, Mará Viveros (compiladoras), Género e identidad.
Ensayos sobre lo femenino y lo masculino (Bogotá: Universidad de los Andes, Uni-
192 versidad Nacional, 1995), pp. 241-264.
Del drama inicial a la sacralización en los mitos de origen
24
Sonia Montecino, op. cit., 1995.
2
' Según el relato de fray Pedro Simón sobre el mito de origen del pueblo muisca,
Bachué salió de la laguna de Iguaque con un niño de tres años de edad, a quien lle-
vaba de la mano, y llegó con él a un pueblo donde construyeron una casa y vivieron
hasta que el joven tuvo la edad de casarse. Los partos de Bachué fueron de cuatro y
seis hijos, y así poblaron la Tierra. Después de muchos años, cuando envejecieron,
retornaron a la laguna, acompañados de su pueblo, y se convirtieron en dos grandes
culebras. Ver Roberto de Zubiría, ibid.
26
Fuller, op. cit., p. 244. I 93
M A R Í A HIMELDA RAMÍREZ
27
Ibid.
28
UNICEF, Dirección Nacional de Equidad para las Mujeres, Compromisos de Colom-
194 bia con sus mujeres. Acuerdos en conferencias internacionales (Bogotá: UNICEF, 1996).
Del drama inicial a la sacralización en los mitos de origen
Bibliografía
197
E L MESTIZO:
ENTRE EL MAL NACIDO Y EL MAL SEPULTADO
1
José Eustasio Rivera, La vorágine (Bogotá: Oveja Negra, 1984), p. 277.
2
200 Ibid., p. 57.
E l mestizo: entre el mal nacido y el m a l sepultado
"•Ibid., p. 21.
4
Ibid., p. 12.
5
Ibid., p. 22. 201
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
202 Alvaro Mutis, La nieve del Almirante (Santafé de Bogotá: Norma, 1994), p. 12.
E l mestizo: entre el mal nacido y el m a l sepultado
7
Ibid., p. 39.
8
En todas las narraciones de Maqroll se alude en forma constante y detallada a per-
sonajes, batallas y episodios de la historia europea que, en su mayoría, los europeos
seguramente ni siquiera conocen. El recurso de traer (así sólo sea en sueños y deli-
rios) a Napoleón hasta América del Sur y de fundir sus gestas con las de un héroe
criollo nos hace pensar en la obra de León de Greiff, exuberante en esos mismos de-
talles, a los cuales se añade el uso de un castellano que se mueve entre dos polos: de
un lado, las palabras y los giros arcaicos que denotan su dominio de la lengua espa-
ñola; de otro lado, la creación de neologismos y su innegable originalidad. Lo que
contrasta con su prestancia en la "cultura universal" cs el hecho de que León de Greiff
permaneció afincado en las montañas (recuérdese su "Balada del mar no visto", es-
crita mucho antes de que, bien entrado en años, conociera el mar). Estar enterrado
en su "País de Bolombolo", "país de tedio", "¡país de vida aventurera!, ¡cosa de cinc!,
¡caza del Oro!", "enjumao como los cánones mandan", "en el alto de Otramina ga-
nando ya para cl Cauca", no le impidió desplegar en su poesía todo su conocimien-
to de la música clásica, de los varios idiomas que dominaba, de los más extraños li-
cores y escritores extranjeros. Su ascendencia sueca no lo explica todo; también se
ha reclamado su ascendencia indígena, que se remontaría hasta lo que quedó del
imperio inca. Ver G. Arciniegas, Antología de León de Greiff (Bogotá: Instituto Co-
lombiano de Cultura, 1976), pp. 56, 116, 143. 203
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
9
Hernando Hernández señala con claridad la serie de "quiasmas" que en algunas
novelas y cuentos colombianos revela cómo "la realidad se evanesce en una especie
de posmodernidad sin modernidad". Véase el artículo "Posmodernidad sin moder-
nidad", en el libro Crítica y ficción. Una mirada a la literatura colombiana coníempo-
204 ranea (Santafé de Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio, 1998), p. 79.
E l mestizo: entre el m a l nacido y el mal sepultado
10
J. E. Rivera, La vorágine, p. 10. La cursiva es mía.
u
I b i d . , p . 15.
12
Á. Mutis, Amirbar (Bogotá: Norma, 1995), p. 96. 20 5
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
15
J. Lacan, El seminario. Libro 7. La ética del psicoanálisis (Buenos Aires: Editorial
Paidós, 1988), p. 276.
G. Dueñas, Los hijos delpecado. Ilegitimidady vida familiaren la Santa Fe de Bogo-
tá colonial (Bogotá: Universidad Nacional, 1997).
" S. Freud, La novela familiar del neurótico (1909), en Obras completas, volumen IX
208 (Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1976).
E l mestizo: entre el mal nacido y el mal sepultado
20
Á. Mutis, Amirbar, p. 153.
21
2 10 Á. Mutis, La nieve del almirante, p. 80.
E l mestizo: entre el mal nacido y el mal sepultado
2
J. E. Rivera, La vorágine, p. 12. 211
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
2
2 12 ' Á. Mutis, liona llega con la lluvia (Bogotá: Norma, 1992), p. 85.
El mestizo: entre el mal nacido y el mal sepultado
E l mal sepultado
Ni cuestor en Queronea,
ni lector en Bolonia,
ni coracero en Valmy,
ni infante en Ayacucho;
en el Orinoco buceador fallido,
buscador de metales en el verde Quindío,
farmaceuta ambulante en el cañón del Chicamocha,
mago de feria en Honda,
hinchado y verdinoso cadáver
en las presurosas aguas del Combeima,
1
J. E. Rivera, La vorágine, p. 104. 2I7
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
29
Ibid, p. 121.
21 8 "' Á. Mutis, Amirbar, p. 126.
E l mestizo: entre el mal nacido y el mal sepultado
31
F Vallejo, La Virgen de los Sicarios (Bogotá; Alfaguara, 1998), p. 118. 2 19
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
la i n d i f e r e n c i a exaltada p a r e c e h a b e r u n a c o n t r a d i c c i ó n , p e r o
es así. T a m b i é n h a l l a m o s algo m á s q u e u n a a l u s i ó n al m e s t i z o :
n
Ibid.,p. 71.
34
Ibid., p. 67. 221
AUTOR
que hacen parte del cuerpo de los caucheros, junto a los estra-
gos del beriberi cuando buscan sosiego bebiendo como leche el
caucho que mana del árbol. Y en el listado también hay que in-
cluir las muertes horrendas que son descritas líricamente, como
la de Millán en La vorágine: un toro lo decapita, no se halla su
cabeza y el cuerpo es tirado al río porque la hedentina resulta
insoportable. Es u n destino que comparten los personajes de
Rivera y Mutis con otros mencionados en la novela de Fernan-
do Vallejo, cuyos cuerpos son arrojados a los improvisados ba-
sureros de Medellín, donde eufemísticamente hay letreros que
r e z a n : "SE PROHÍBE ARROJAR CADÁVERES" 3 5 .
K
I b i d . , p . 46.
222 ' 6 Sófocles, "Antígona", en Antígona, Edipo Rey, Electra (Barcelona: Labor, 1994).
E l mestizo: entre el mal nacido y el m a l sepultado
40
F. Vallejo, La Virgen de los Sicarios, p. 47.
41
Ibid., p. 120.
42
J. E. Rivera, La vorágine, p. 148.
43
A. Mutis, Amirbar, p. 164.
44
224 G. García Márquez, Cien años de soledad (Bogotá: Oveja Negra, 1984), p. 184.
E l mestizo: entre el m a l nacido y el mal sepultado
5
Ibid., p. 325.
' A. Mutis, La nieve del almirante, p.28. 22 5
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
47
F. Vallejo, La Virgen de los Sicarios, p. 70.
48
2 26 G. García Márquez, Cien años de soledad, p. 231.
E l mestizo: entre el m a l nacido y el m a l sepultado
49
Ibid., p. 241.
50
Jacques Lacan, op. cit., p. 341.
51
No es la simple voluntad agresiva del semejante lo que padecen; es mucho más,
como lo indica uno de los personajes de La vorágine cuando relata a Arturo la masa-
cre de Funes: "Y no pienses que al decir 'Funes' he nombrado a persona única, Funes
cs un sistema, un estado de alma, es la sed de oro, cs la envidia sórdida. Muchos son
Funes, aunque lleve uno solo el nombre fatídico". J. E. Rivera, La vorágine, p. 243. 227
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
Salí por entre los muertos vivos, que seguían afuera espe-
rando. Al salir se me vino a la memoria una frase del evange-
lio que con lo viejo que soy hasta entonces no había entendi-
do: "Que los muertos entierren a sus muertos"57.
55
Á. Mutis, La última escala del Tramp Steamer (Bogotá: Norma, 1993), p. 53.
56
F. Vallejo, La Virgen de los Sicarios, p. 76.
57
Ibid, p. 120. 229
MARIO BERNARDO FIGUEROA MUÑOZ
231