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Christopher Eduardo Contreras Leiva

201612464

Legislación “1” Sección “A”

Lic. Oscar Segura


El principio de supremacía constitucional lo encontramos expresamente en varias
disposiciones de la Constitución Política de Guatemala de 1985 es así como en el
Articulo 44 tercer párrafo dispone: “Serán nulas ipso jure las leyes y las
disposiciones gubernativas o de cualquier otro orden que disminuye,
restrinjan o tergiversen los derechos de la Constitución garantiza”. En dicho
normativo podemos observar que no solo se refiere a una supremacía de la
Constitución sobre la ley sino que además a disposiciones gubernativas o de
cualquier otro orden, con el cual se estaría diciendo que en Guatemala la
Constitución no forma parte del derecho interno ya que tiene preeminencia sobre
la ley ordinaria y el resto del derecho interno, es decir que separa a la Constitución
del resto del ordenamiento interno Guatemalteco.

En los artículos 152,153 y 154 de la parte orgánica también se está reflejando la


supremacía que ya se expresa que el poder proviene del pueblo y que su ejercicio
está sujeto a las limitaciones que la constitución señala, que el imperio de la ley se
extiende a todas las personas que se encuentran en el territorio. Los funcionarios
son depositados de la autoridad y jamás superiores a ellas. Para lo cual podemos
recordar que el constitucionalismo se manifiesta como el cumplimiento de esa
inclinación cuya característica principal consiste en sustituir la autoridad de los
hombres por la autoridad impersonal de la ley y el cual se enmarca en la dignidad
humana.

Como se dijo anteriormente, esto implica una tendencia a reemplazar lo político


por lo jurídico, para evitar precisamente la desnaturalización del constitucionalismo
y en la tendencia a los Estados judicialitas es decir, la existencia en ultima
disposiciones del legislativo o del ejecutivo se desvían o no de la ley fundamental
de la Constitución.

El Articulo 175, consagra también este principio ya que expresa en relación a la


jerarquía constitucional en donde dispone que: “Ninguna ley podrá contratar las
disposiciones de la Constitución. Las leyes que violen o tergiversen los
mandatos constitucionales son nulas ipso jure”.
De igual manera, en el Artículo 204 contempla el principio de supremacía ya que a
lo relativo a las condiciones de la administración de justicia se dice que: “Los
tribunales de justicia en toda resolución o sentencia observaran
obligadamente el principio de que la Constitución de la Republica prevalece
sobre cualquier ley o tratado”.

Conclusión:
Por encima de la Constitución Política de la República no existe ley como
tampoco convención o tratado internacional alguno y – muchísimo menos –
entidad o acto de autoridad que lo estuviere. El tema lo deja clara y
terminantemente zanjado la propia Constitución en su artículo 204: “Los tribunales
de justicia, en toda resolución o sentencia observarán, obligadamente, el principio
de que la Constitución de la República prevalece sobre cualquier ley o tratado.”

La citada norma se refiere a todas las leyes y a todos tratados, sin excepción
alguna y, en consecuencia, incluye también a los tratados sobre derechos
humanos.

¿Qué ocurre si un tribunal no observa que la Constitución prevalece sobre todas


las leyes y sobre todos tratados?

Que prevarica. En otras palabras que incurre en el delito de prevaricato: dictar


resoluciones contrarias a las leyes y también en el delito de resoluciones
contrarias a la Constitución:

El artículo 204 es el único que se refiere a la jerarquía de la Constitución y la


establece por encima de cualquier ley o tratado en tanto que el artículo 46 se
refiere a la jerarquía de estos últimos cuando tratan de derechos humanos,
artículo que les coloca sobre todo el Derecho interno pero no sobre la Constitución
de la República ya que existe un artículo específico, el 204 que es que regula la
jerarquía de la Constitución colocándola sobre todas las otras leyes y sobre todo
tratado no existiendo ninguna contradicción entre uno y otro puesto regulan
aspectos distintos siendo el ya citado 204 el único regula la jerarquía de la
Constitución.

El artículo 175, por su parte, contiene la sanción consecuente: Es nulo todo


cuanto se oponga a la Constitución de la República.

Por si quedara alguna duda piénsese que son dos las únicas formas por las
cuales la Constitución puede reformarse, una de ellas, a través de Asamblea
Nacional Constituyente y, otra, por votación calificada del Congreso de la
República (dos terceras partes del total de diputados que lo integran) y Consulta
Popular que así lo apruebe, no existiendo una tercera que sería de conformidad
con el errado planteamiento que se invoca: “A través de un tratado o convención
internacional en materia de derechos humanos”.

Si un tratado o convención en materia de derechos humanos no puede reformar


la Constitución de la República, mal podría ser superior a la misma algo que, por
otra parte, sería el colmo de los colmos ya que estos tratados se aprueban por
mayoría simple en el Congreso y, si fueren superiores a la Constitución, llevaría al
absurdo de que una mayoría simple de cualquiera de sus legislaturas podría
reformar, con ese voto, la Constitución de la República y, para re colmo de los re
colmos, sin necesidad alguna de una Consulta Popular.

Según la Constitución Política de la República no puede reformarse ninguno de


los artículos constitucionales que se refieren a derechos humanos individuales
(Artículos del el 3 al 46) si no es a través de una Asamblea Nacional Constituyente
pero los “intérpretes” afirman que un tratado o convención internacional en materia
de derechos humanos puede hacerlo y que sale sobrando, en consecuencia, la
Asamblea Nacional Constituyente.

Parecería oportuno recordar, por otra parte, que los tratados y convenciones
internacionales en materia de derechos humanos no tienen valor alguno entre
nosotros porque sean “magistrales” o “perfectos” sino única y exclusivamente
porque nosotros, a través de nuestras autoridades, los aceptamos y los
ratificamos, inexistente tratado o convención internacional alguno, sea en esta
materia o en materia alguna, que tenga valor en Guatemala sin nuestra
aceptación y sin nuestra ratificación: Tienen valor, simple y llanamente, porque
nosotros se los damos.

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